Lesiones de Los Tendones Extensores
Lesiones de Los Tendones Extensores
Lesiones de Los Tendones Extensores
tendones extensores
M. Del Cerro Gutiérrez(1), F. Corella Montoya(1,2),
M. Ocampos Hernández(1,2)
(1) UNIDAD DE CIRUGÍA DE LA MANO. HOSPITAL BEATA MARÍA ANA. MADRID
(2) UNIDAD CE CIRUGÍA DE LA MANO. HOSPITAL INFANTA LEONOR. MADRID
Correspondencia:
migueldelcerro@yahoo.es
L
a lesión de los tendones extensores, con- agudas pueden producirse por un corte, es decir
siderada muchas veces como ”lesión de ser abiertas o se pueden producir por un trauma-
menor importancia”, es mucho más fre- tismo sin herida, es decir ser cerradas.
cuente que la de los flexores, no tan fácil de El esquema del presente trabajo consistirá en
tratar y, desgraciadamente suele tratarse en los describir zona a zona las distintas lesiones que
quirofanitos de urgencia por el personal menos pueden presentar los pacientes y el tratamiento
entrenado. de cada una de ellas.
La anatomía de estas estructuras, sobre todo
a nivel distal es bastante más compleja que la de
los tendones flexores, tienen menor deslizamien-
to que estos (de ahí la importancia de mantener
su longitud) y los resultados no son tan sencillos
de obtener como erróneamente se piensa. Distin-
tos estudios demuestran la gran importancia del
tratamiento inicial en el resultado final1.
Clasificación
La clasificación más aceptada de las zonas
del dorso de la mano que nos va a permitir de-
finir la lesión de los extensores es la realizada
por Kleinert y Verdan en el año 1983 y posterior-
mente aceptada por la FISSH. Esta clasificación
define ocho zonas en función de la localización
de la lesión2.
Zonas impares: son las articulaciones. I: in-
terfalángica distal (IFD), III: interfalángica
proximal (IFP), V: metacarpofalángica (MCF) y
VII: carpo (retináculo extensor)
Zonas pares: entre las anteriores II: falange
media, IV: falange proximal VI: metacarpianos
VIII: antebrazo distal (Figura 1) Figura 1: Zonas de Kleinert y Verdan2.
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M. Del Cerro, ET AL.
Zona I
La lesión del extensor a nivel de IFD produce
lo que se conoce como dedo en martillo (Figura
2).
Si se trata de una lesión abierta, la primera
dificultad que encontraremos es el poco tendón
que queda para realizar la sutura.
Por eso muchos autores lo que recomiendan
es realizar una tenodermodesis: una sutura conti-
nua que englobe piel y tendón (Figura 3)
El postoperatorio precisa una inmovilización
continua (día y noche) en extensión durante seis
semanas y dos semanas más, como mínimo de
férula nocturna.
Mucho más frecuente es que la lesión sea ce-
rrada produciendo también una deformidad en
“dedo en martillo” que habitualmente la trata-
mos de manera conservadora inmovilizando en Figura 2: Dedo en martillo.
extensión la IFD y permitiendo la movilidad de
la IFP. El paciente debe llevar una férula durante
6 semanas de una manera continua y posterior-
mente por la noche entre 2 y 6 semanas más3.
Existen distintas férulas para realizar esta in-
movilización. La más utilizada la férula de Stack
(Figura 4) pero también puede utilizarse una fé-
rula de termoplástico o de aluminio.
Con este tratamiento se consigue un 80% de
buenos resultados, considerando buen resultado
un déficit de extensión de 10º.
En la lesión crónica, la mayoría de los au-
tores recomiendan un tratamiento conservador
mediante férula igual que en agudo incluso con
meses de evolución.
Si fracasa el tratamiento conservador la solu-
ción es quirúrgica, pero, para saber qué tipo de
intervención hay que realizar, debemos valorar
el estado de la IFP: Si existe, o no, un dedo en
cuello de cisne. ¿Por qué se produce el cuello de
cisne tras un dedo en martillo? Porque la trac-
ción repetida sobre la base de F2, hace que la
bandeleta central hiperextienda la IFP y se dis-
tienda la placa volar y como no existe oposición
a la tracción del flexor profundo, este tracciona
de la inserción en F3 flexionando la IFD y apa-
reciendo la deformidad de cuello de cisne (Fi-
gura 5).
Si no existe cuello de cisne, la técnica qui-
rúrgica más utilizada para un dedo en martillo
crónico es la descrita por Brooks y Granner: Re-
sección de varios milímetros de piel y del ten- Figura 3: Tenodermodesis.
Zona II
Diáfisis de F2.
Las lesiones cerradas son indistinguibles de
la zona 1 y se tratan igual que ellas.
Las lesiones crónicas que requieren trata-
miento también son excepcionales en esta zona,
su reconstrucción sería igual que la zona I.
Zona III
Rotura de la bandeleta central del aparato ex-
tensor en su inserción sobre F2. Sin duda la más
compleja de tratar. La lesión sobre la IFP produ-
NO SÍ
tensión o la pérdida de fuerza de la IFP. Existe nas de una manera continua y otras 6 solo por la
un test descrito por Carducci11 que consiste en noche12, aunque otros defienden la movilización
flexionar la muñeca y la MCF, se pide al pacien- precoz en un arco corto de movilidad frente a la
te que realice una extensión de la IFP y tiene un inmovilización clásica13.
déficit de 15-20º, hay que sospechar una lesión Se considera un resultado satisfactorio una
en ojal (Figura 13). flexión completa aunque haya un déficit de 20º
En cuanto a su tratamiento, la mayoría de los de extensión.
autores abogan por un tratamiento conservador,
inmovilizando con una férula la IFP y dejando li- LESIÓN CRÓNICA EN ZONA III: Para va-
bre IFD y la MCF, durante un periodo de 6 sema- lorar el tratamiento de la lesión crónica en ojal,
Aunque nuestra opinión personal es que, los bandeleta sagital es difícil y si no afecta a la es-
resultados del tratamiento quirúrgico de la defor- tabilidad del extensor, es suficiente la inmovili-
midad crónica en ojal, son bastante desalentadores. zación de la MCF dejando la IFD libre durante
4-6 semanas17.
Zona IV
En esta zona el tendón se curva alrededor de
F1, por lo que es más frecuente que las lesiones
sean parciales. Si la lesión es inferior al 50%,
el tratamiento será conservador. Si es superior al
50% recurriremos al tratamiento quirúrgico. Las
lesiones agudas, cerradas y crónicas, son excep-
cionales. Como el tendón tiene suficiente grosor
podemos realizar una sutura central tipo Kessler
modificado reforzada con otra continua tipo Sil-
fverskiöld.
El postoperatorio se puede realizar mediante Figura 15: Férula digital dinámica.
inmovilización simple. Existe un protocolo dise-
ñado por Crosby y Wehbe16 mediante férula di-
námica y programa de movilización con el que
parece se consiguen mejores resultados. La féru-
la dinámica permite la flexión activa y la exten-
sión pasiva. Se limita la flexión según lo que se
aprecia intraoperatoriamente y se mantiene entre
4 y 6 semanas flexionando el dedo unas 10 veces
cada hora (Figura 15).
Zona V
Debemos distinguir entre lesiones abiertas,
producidas con frecuencia por mordedura, y ce-
rradas que afectan con mayor frecuencia a las
bandas sagitales.
Figura 20: Injerto de flexor digitorum superficialis. Figura 22: Colgajo interóseo posterior.
debido a fracturas de la extremidad distal del ra- sencilla y muy fiable. No tenemos experiencia
dio o a otros procesos. El tratamiento que rea- en la colocación de injertos del palmaris longus21
lizamos con más frecuencia es la transposición debido a los buenos resultados conseguidos con
del extensor indicis propius (Figura 26), técnica la técnica mencionada.
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