El Rey David

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David 

(hebreo: ‫דוִד‬, ָּ «el amado» o «el elegido de Dios»; c. 1040-966 a. C.) fue un rey
israelita, sucesor de Saúl y segundo monarca del Reino de Israel, que logró unificar su
territorio e incluso expandirlo,3 hasta comprender las ciudades
de Jerusalén y Samaria, Petra, Zabah y Damasco.4 La historia de David figura en la Biblia,
en los Libros del profeta Samuel y en el Libro de los Salmos.5 David fue uno de los
grandes gobernantes de Israel y padre de otro de ellos, Salomón. Es venerado como rey y
profeta en el judaísmo, el cristianismo (católicos el 29 de diciembre) y el islam.6

Percepción histórica[editar]
David es considerado como un rey justo, valiente, apasionado; guerrero, músico y poeta,
pero un rey, también, no exento de pecados. Según la Biblia, él fue elegido por Dios en
persona para gobernar Israel. Se le atribuye la autoría de gran parte del Libro de los
Salmos. Aparentemente vivió entre los años 1040 y 966 a. C., reinó en Judá entre
el 1010 y 1006 a. C. y sobre el reino unido de Israel entre el año 1006 y el 966 a. C..
Los Libros de Samuel son la crónica principal de su vida y su reinado, continuando con sus
descendientes en el Libro de los Reyes. Se han preservado pocas referencias
arqueológicas, pero la estela de Tel Dan y la estela de Mesha podrían determinar la
existencia, a mediados del s. IX a. C., de una dinastía real hebrea llamada «Casa de
David». Además de existir otras referencias en este grabado sobre la descendencia del rey
David. Así también, la costumbre de dejar genealogías en las familias hebreas lo hace
aparecer en varias de ellas en la misma Biblia.
La vida de David es importante para el judaísmo y el cristianismo . Su biografía se basa
casi exclusivamente en los libros de Samuel, donde se lo describe además como «rubio,
de hermosos ojos, prudente y muy bella presencia».7

Orígenes[editar]
David perteneció a la familia de Isaí, de la tribu de Judá. Según 1 Samuel 16:11 y 17:12,
era el menor de los ocho hijos de Isaí y, como era costumbre en esos tiempos, el menor
era el más postergado y al que se le daban las tareas pastoriles. Tres de sus hermanos
mayores fueron soldados del rey Saúl. Samuel, el profeta, viajó hasta Belén, por mandato
de Dios, para buscar al nuevo «ungido». Los candidatos -dijo Dios- debían ser de la familia
de Isaí.

David es ungido (1 Samuel 16:1-13)[editar]

Samuel consagrando a David, Dura Europos, Siria, siglo III a. E. C.

El rey Saúl había pecado al desobedecer a Dios durante la batalla de Michmash, donde


debía destruir a todos los enemigos amalecitas y no lo hizo. Por ello, Dios decidió retirarle
su bendición y envió al profeta Samuel en busca de un nuevo «ungido», de un nuevo rey
para Israel. Su destino era Belén, donde vivía Jesé, un pastor con sus hijos. Uno de ellos
era el elegido y Samuel, como profeta, debía saber cual. Para evitar un castigo del rey
Saúl, el profeta se excusó alegando que viajaba para realizar un sacrificio. Una vez en
casa de Jesé, el profeta conoció a siete de sus ocho hijos, pero ninguno fue el ungido.
Cuando preguntó si faltaba alguno, Jesé llamó al más pequeño: David, y cuando el profeta
lo vio, supo que era él. Allí, delante de su padre y hermanos mayores, le ungió como futuro
rey de Israel. Era además David, un varón prudente y de buen parecer, rubio y de buen
semblante.
David, al servicio del rey Saúl (1 Samuel 16: 14-23)[editar]
David, con la gracia de Dios, fue nombrado músico a cargo del arpa y paje de armas.
Estas tareas las compaginaba con su trabajo como pastor. Tan bueno era tocando el arpa,
que escuchando la melodía, Saúl se relajaba. El rey Saúl le concedió su buena
disposición.

David y Goliat[editar]

David und Goliath (1888), litografíaen color del artista alemán Osmar Schindler (1869-1927).

Israel, bajo las órdenes del rey Saúl, estaba en guerra con los filisteos. Un gigante
llamado Goliat de Gat, de seis codos y un palmo de estatura y miembro de las tropas de
choque filisteas (1 Sam 17:4), desafió al ejército israelita durante cuarenta días,
proponiendo que escogieran a su mejor hombre para hacerle frente. En palabras de Goliat,
si él resultaba derrotado y muerto por el israelita, los filisteos serían esclavos de Israel,
pero si él vencía y mataba al escogido de Israel, los israelitas serían esclavos de los
filisteos (1 Sam 17:8-9). Los hebreos temían en gran manera a Goliat y se escabullían del
reto.
David, cuyo padre le había pedido que viajara al campamento para saber cómo estaban
sus hermanos mayores y llevarles algo de comida, escuchó el desafío del gigante (1 Sam
17:23). Según la Biblia, la condición de pastor llevó a David a estar preocupado por
defender a sus rebaños de los ataques de fieras salvajes y, utilizando su talento, se servía
del cayado y una honda. Con ello se presentó ante el rey Saúl y se propuso para luchar
contra el gigante. Con la anuencia de Saúl, David se vistió con la armadura del rey, pero al
no estar acostumbrado a utilizarla, se deshizo de ella y se dirigió al campo de batalla solo
con su honda. Por el camino recogió cinco piedras lisas en un arroyo y se plantó delante
del gigante Goliat. Éste se burló de él y tuvo en menos al más joven de los hijos
de Jesé que se presentaba para tener un combate singular con él. Pero David proclamó:
Toda la Tierra sabrá que hay Dios en Israel. Y toda esta asamblea sabrá que no por la espada ni por
la lanza salva Yahveh, porque de Yahveh es el combate y os entrega en nuestras manos.
David (1 Sam 17:46-47)

Y con su honda de boleo, David le incrustó una piedra en la frente a Goliat y, cuando cayó,
aprovechó para cortarle la cabeza con la espada del propio filisteo. La Biblia de
Jerusalén señala que se ha comparado este combate singular con los combates
individuales de la Ilíada.8 En alusión a este combate, la expresión «honda de David»
simboliza que no existe enemigo desdeñable por pequeño que sea, si el acierto le
acompaña.9 David vencedor de Goliat constituye además un símbolo del valor que tienen
el tesón y la voluntad férrea desarrolladas frente a un enemigo en apariencia muy
superior.10

David, el fugitivo[editar]
Después de vencer al gigante, David consiguió la confianza de los criados y del pueblo, se
ganó la amistad de Jonatán y el amor de Mical quien fue su primera esposa y ambos eran
hijos de Saúl. Y, precisamente eso, produjo los celos del rey Saúl, que ordenó capturarle.
David tuvo que huir al desierto con un escuadrón de 200 guerreros leales y se convirtió en
el paladín de los oprimidos. Allí aceptó la protección del rey filisteo Aquis de Gat, enemigo
de Israel, y situó a su familia y los suyos en la ciudad filistea de Siclag. Cuando Aquis se
fue a la guerra contra el rey Saúl, David no pudo acompañarle porque los otros nobles no
confiaban en él.

David, rey de Judá[editar]


Esta batalla, que tuvo lugar en Gilboá, acabó con la vida del rey Saúl y de su hijo Jonatán,
amigo de David. La Casa de Saúl estaba prácticamente anulada y David se dirigió a la
ciudad de Hebrón para ser nombrado rey de Judá. Pero los norteños no estaban de
acuerdo con tal decisión y buscaron a un descendiente lejano del difunto rey para
nombrarle como sucesor. El escogido fue Isboset, al que nombraron rey. Éste intentó
ganarse la confianza del reino, pero dos caudillos seguidores de David decidieron
asesinarle en su propia casa. Cuando se presentaron ante el rey David esperaban una
recompensa, pero se encontraron con la muerte. David no estuvo de acuerdo con la
muerte de su enemigo y decidió ejecutarles por asesinato.

Estampilla israelí dedicada al rey David, 1960. Sus atributos son el arpa y su estrella, símbolo de
conjunción.11

En Hebrón, el rey David no conseguía la confianza de los norteños y decidió que, para unir
a las doce tribus israelitas, debía buscar una ciudad neutral donde gobernar. Sin embargo,
con la muerte del hijo del difunto rey Saúl, los ancianos de Israel se acercaron a Hebrón
manifestando lealtad a David, que por entonces tenía 30 años.12

David, rey de Israel[editar]


Esa ciudad neutral fue Jebús, que por entonces no estaba en manos de la gente
de Judá ni en manos de los israelitas del norte, sino ocupada por los jebuseos. Una vez
reconocido por los líderes de todas las tribus, David conquistó la fortaleza de Jebús y la
hizo su capital. Una ciudad que pasó a ser conocida como la Ciudad de David y,
posteriormente, Jerusalén.
Hueso y carne tuya somos.
Líderes de las doce tribus israelíes al rey David (2 Sam 5:1-3)

Jerusalén como capital[editar]


El rey David era el líder de una teocracia que pretendía instalar «el reino de Dios en la
Tierra». Por su parte, el rey Hiram de Tiro envió mensajeros a la capital y comenzó a
suministrarle a David, madera de cedro, carpinteros y albañiles para que pudiera
construirse la casa de David. Este quería construir un templo para Yahvé, pero el profeta
Natan le dijo, por orden de Dios, que el templo debía esperar una generación, pues se
habían cometido muchos crímenes. Sin embargo, Dios hizo un pacto con el rey David: la
Casa de David nunca se extinguiría.
Tu trono será establecido para siempre.
Yahvé al rey David

David conquistó Soba, Aram (la actual Siria), Edom y Moab (la actual Jordania), así como


las tierras de los filisteos y de otros territorios. En muchos casos exterminó a gran parte de
sus habitantes cananeos.

David y Betsabé[editar]
David y Betsabé, por Lucas Cranach el Viejo, 1526.

Durante el sitio de Rabbah, el rey David decidió no ir a la batalla y quedarse en Jerusalén.


Después de una siesta y desde la terraza, el rey observó que, en una casa vecina,
una hermosa mujer estaba bañándose. David quedó prendado de ella y quiso saber quién
era: Betsabé, la mujer de un soldado hitita principal llamado Urías que estaba luchando en
el sitio de Rabbah. Pero ni eso paró al rey.
La dejó embarazada mientras su marido luchaba en el sitio y el adulterio de la mujer, en
Israel, era penalizado con la muerte. Con tal de evitar esto, David pidió a su marido que
volviera del sitio y hacerle creer que él mismo había embarazado a su mujer. Pero, no lo
consiguió. Urías se negó a quedarse en casa, con su mujer, mientras sus compañeros
luchaban en la batalla.
El rey David, preocupado por perder a la mujer de la que estaba enamorado, decidió
cambiar su estrategia. Pidió al comandante del sitio que situara al esposo en el lugar más
difícil de la batalla, con la intención de que muriera en combate. Así, nadie sospecharía del
adulterio y el rey podría seguir con Betsabé. Urías murió en combate y David se casó con
ella y llegó a ser su esposa preferida y ella llegó a amarle con devoción.
El profeta le advirtió que Dios le quitaría la tranquilidad y que le enviaría zozobras
continuas, que su reinado sería agitado, lleno de disturbios civiles violentos e intrigas. Y
también le advirtió que él no moriría por haber dejado embarazada a una mujer casada y
haber ordenado la muerte de su marido, pero que sí lo haría el hijo que iba a nacer. Su hijo
vivió siete días, durante los cuales el rey ayunó. Pero cuando murió, el rey se vistió y volvió
a comer. Sus sirvientes le preguntaron por qué se lamentó cuando su hijo todavía estaba
vivo, pero no cuando ya había muerto.

Información personal

Reinado sobre Judá, 1010-1006 a. C.


sobre Israel, 1006-966 a. C.1

Nacimiento aprox. 1040 a. C.


Belén

Fallecimiento aprox. 965 a. C.


Jerusalén

Entierro Tumba de David, Jerusalén

Predecesor Saúl

Sucesor Salomón

Familia
Dinastía Casa de David

Padre Isaí o Jesé

Madre Nitzevet (según el Talmud)

Consorte Mical, Ahinoam, Abigaíl, Maachah, Haggith,


Abital, Eglah y Betsabé

Descendencia Amnón
Chileab
Absalón
Adonías
Shefatías
Ithream
Shammua
Shobab
Natán
Salomón
Ibhar
Elishua
Nepheg
Japhia
Elishama
Eliada
Eliphalet
Tamar

Capitulo 29: El rey


David
Relatos del Antiguo Testamento, 1980
El rey Saúl estaba presente cuando David mató a Goliat y lo mandó
buscar. Saúl le pidió que viviera en su casa y lo hizo líder de su
ejército.

1 Samuel 17:55–57; 1 Samuel 18:2, 5

Dios bendijo a David y su ejército, y ganaron muchas batallas para el


rey Saúl. La gente de Israel quería mucho a David.

1 Samuel 18:6–7

Los israelitas y los filisteos estaban guerreando, y el rey Saúl con sus
hijos estaban en la batalla. Saúl y tres de sus hijos murieron allí.

1 Samuel 31:1–6
David supo que el rey Saúl había muerto y se entristeció. Ayunó y oró.

2 Samuel 1:4, 11–12

David se convirtió en el rey de Israel y era un buen rey. Amaba a Dios


y obedecía sus mandamientos.

2 Samuel 5:1–5, 10–12

Una tarde David vio a una hermosa mujer. Ella se llamaba Betsabé y
estaba casada con un hombre llamado Urías.

2 Samuel 11:2–3
Urías era un soldado que estaba peleando en la guerra, y David
quería que Urías muriera para poder casarse con Betsabé. No era
bueno que David quisiera casarse con la esposa de Urías.

2 Samuel 11:6–14

David envió a Urías al frente de la batalla porque sabía que allí


moriría. Urías murió en la batalla. David hizo algo muy malo al hacer
que muriera Urías.

2 Samuel 11:14–17
David se casó con Betsabé y tuvieron un hijo llamado Salomón.

2 Samuel 11:27; 2 Samuel 12:24

Dios envió a un profeta llamado Natán a decirle a David que Dios


sabía lo que David había hecho y que lo castigaría.

2 Samuel 12:1–15
David sabía que había sido inicuo y estaba muy arrepentido de sus
pecados. Ofreció sacrificios y oró a Dios para que lo perdonara.

2 Samuel 12:13–20

David sufrió mucho por sus pecados, oraba a Dios a menudo y trataba
de ser justo. El fue un buen rey.

2 Samuel 12

David reinó por mucho tiempo hasta que envejeció y quiso que
Salomón, su hijo, fuera el próximo rey. Le pidió a Natán, el profeta,
que ungiera a Salomón para que fuera rey. David dijo a Salomón que
obedeciera los mandamientos de Dios.

1 Reyes 1:1, 30–35; 1 Reyes 2:1–3, 11


David murió y fue sepultado cerca de Jerusalén.

1 Reyes 2:10

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