El Siervo Vigilante
El Siervo Vigilante
El Siervo Vigilante
* cuando El lo pida
* donde El lo pida
La palabra siervo significa esclavo (doulos). Describe a alguien que está sujeto a la
voluntad de su Señor, y totalmente a la disposición de él.
Esa obediencia comienza en nuestras vidas cuando renunciamos a otros “señores”, nos
identificamos con Cristo, descubrimos en la Escritura cuál es su voluntad, vivimos de
acuerdo a ella, y conscientemente nos alejamos de intereses que son contrarios a la
voluntad de Dios, aún y cuando estos intereses (gustos, hábitos, preferencias o tendencias)
hayan sido importantes para nosotros en el pasado. El apóstol Pablo exhortando a los
romanos a vivir esa vida de obediencia que Cristo demanda de nosotros:
“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros
cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional [lo que
corresponde]. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación
de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios,
agradable y perfecta”. Romanos 12:1-2
Vigilante: El vigilante debe estar atento y despierto; el discípulo debe considerar la oración
constante como vital para la salvación. El vigilante está atento a la mañana, esperando el
amanecer del gran día de Cristo y tratando de prepararse para su venida.
Las lámparas encendidas. Jesús comparó el reino de Dios a diez vírgenes que formaban
parte de un festejo matrimonial y que esperaban la llegada del novio. Algunas estaban
preparadas para salir a su encuentro; otras no. El reino de Dios se caracteriza por la
anticipación, estar siempre VELANDO. Los creyentes DEBEN estar DESPIERTOS,
esperando el retorno de Cristo y listos para recibirlos con sus lámparas encendidas y con
mucho aceite como dice la palabra en sus vasijas (Mateo 25:1-13).
Dice las Escrituras que seremos Bienaventurados, aquellos que son VIGILANTES y que
están aguardando la segunda venida de nuestro Señor. “Pero de aquel día y de la hora nadie
sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre” (Marcos 13:32).
Mirad, VELAD y Orad; porque no sabéis cuando será el tiempo. “VELAD, pues, porque no
sabéis cuándo vendrá el Señor de la casa; si al anochecer, o la medianoche o al canto del
gallo, o a la mañana; para que cuando venga de repente, no os halle durmiendo. Y lo que a
vosotros digo, a todos lo digo. VELAD” (Marcos 13:35-40).
En estos tiempos hay muchos “cristianos” que solamente son de nombre porque en sus
actitudes y comportamiento viven sin ninguna relación con Dios y ya han perdido lo que es
el primer amor (cuando aceptaron a JESÚS en su corazón). Su vida “espiritual” se ha
convertido monótona, simple y apagada. No les gusta orar ni ayunar y mucho menos
VIGILAR. La Santa Cena la realizan una vez al mes y a duras penas. Soy testigo al visitar
algunas iglesias y he podido comprobar que necesitamos estar DESPIERTOS y no ser
como las vírgenes insensatas que no tomaron el aceite y al tardarse el esposo, cabecearon
todas y se durmieron (pobrecitas). Continúa la palabra y dice que se despertaron y
preguntaron a las prudentes que le dieran aceite y ellas respondieron sabiamente diciendo,
para que no nos falte a nosotras y a ustedes, vayan a comprar. Mientras ellas fueron, llegó
el esposo y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta.
Después llegaron las otras vírgenes, diciendo: “Señor, Señor, ábrenos.” Más él
respondiendo, dijo: “De cierto os digo, que NO OS CONOZCO.”
Nuestro Señor nos invita a estar en ayuno, oración, vigilar y también participar en la Santa
Cena y así podremos comprender los misterios de Dios y estar preparados para el día y la
hora en que menos pensamos vendrá el Hijo del Hombre.