Impulso Alegorico
Impulso Alegorico
Impulso Alegorico
terminar una tradición estética que este consideraba arruinada y que atribuir la
alegoría al arte contemporáneo en si era prohibitivo debido a la caracterización de
esta como aberración estética, una antítesis del arte.
Croce se refiere a la alegoría como arte que imita la ciencia, por su parte borgues
la denomina error estético, aunque para este también eran un mecanismo pasado
de moda y también un asunto de interés histórico, pero no crítico, es para borgues
la distancia entre el hoy y un pasado irrecuperable.
Owens nos reitera la indiferencia de la obra estética ante las fronteras estéticas,
pero además la dota de un carácter sintético.
Los tres puntos clave que menciona anteriormente sumado a la hibridación que
aparece en la combinación de medios para la creación de obras eclécticas
diferencian al arte contemporáneo o del presente con los previos modernistas.
Ya con todo esto Owens se centra en responder en qué momento y por qué se
proscribió la alegoría.
Comienza por exponer que esto viene del legado de la teoría romántica adoptado
por el modernismo, y que además en el siglo XX no se denominaban alegorías
sino como fabulas entre otros.
Owens propone esto aplicado a las obras de Manet como “el toreador” y también
al collage y la manipulación, donde ninguna de las anteriores es concebible sin la
transformación y el principio de dualidad de los principios de la alegoría. Retoma la
visión filosófica de la alegoría por medio del pensamiento de Heidegger en la que
este advierte que “La obra hace publico algo destino de si misma… es una
alegoría…La obra es un símbolo”, que owens nos explica es la preparación de la
estética filosófica, una ironía y esta a su vez una variante de la alegoría.