El Escarabajo Refunfuñon
El Escarabajo Refunfuñon
El Escarabajo Refunfuñon
Siempre estaba enfadado por algo y todo el mundo de su alrededor lo sabía. Era
un escarabajo refunfuñón, antipático y maleducado y, por eso, todos se alejaban de
él.
— ¡Uy, no puedo!, he quedado debajo del puente del río con mi amigo ganso, tengo
mucha prisa — contestó el pato metiéndose al agua de un salto.
El sapito apenado por lo que estaba sucediendo accedió a jugar con el escarabajo.
Corretearon por el bosque jugando al escondite entre los troncos y las hojas caídas
de los árboles, pero, a los pocos minutos...
El sapito, que no había hecho ninguna trampa, se alejó muy triste de allí sin
entender nada. Todos apenados lo vieron.
El escarabajo estuvo tres horas buscando al sapito por todo el bosque hasta que
comprendió que había abandonado el juego.
— Ese escarabajo es tan antipático y tiene tan mal humor que siempre va a
estar solo. Él solito se lo ha buscado. ¡Pobre sapito!, se ha ido llorando a la charca.
Esa noche, por primera vez, el escarabajo no pudo dormir pensando en su mal
comportamiento. Al día siguiente fue a buscar al sapito a la charca y le pidió perdón.
Cuando los demás animales vieron su arrepentimiento salieron de sus escondrijos
y le preguntaron si quería jugar con ellos.
El escarabajo se sintió tan bien que, a partir de ese día, se volvió amable, alegre y
educado y ahora nunca está solo y tiene tantos amigos que juega a todas horas.