El Escarabajo Refunfuñon

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 2

El escarabajo refunfuñón.

Un cuento corto para niños enfadados.

Siempre estaba enfadado por algo y todo el mundo de su alrededor lo sabía. Era
un escarabajo refunfuñón, antipático y maleducado y, por eso, todos se alejaban de
él.

Un día, cosa extraña, se levantó de mejor humor y con ganas de jugar.

— ¿Vienes a jugar conmigo? — le preguntó a un pato.

— ¡Uy, no puedo!, he quedado debajo del puente del río con mi amigo ganso, tengo
mucha prisa — contestó el pato metiéndose al agua de un salto.

El escarabajo miró alrededor y vio un topo.

— ¿Te apetece jugar un rato conmigo? — le preguntó.

— No puedo, me espera mi amigo el ratón, tengo mucha prisa, — dijo el topo


enterrándose en la tierra sin volver a asomar.

Después vio a una mariposa volando tranquilamente sobre un jardín.

— ¿Quieres jugar conmigo?


— Lo siento, he quedado con la libélula y ya llego tarde — contestó la
mariposa.

—¿Jugamos un rato? — preguntó molesto a un pequeño sapo viendo que todos


evitaban jugar con él.

El sapito apenado por lo que estaba sucediendo accedió a jugar con el escarabajo.

Corretearon por el bosque jugando al escondite entre los troncos y las hojas caídas
de los árboles, pero, a los pocos minutos...

— ¡Serás tramposo sapo feo y de ojos saltones!

El sapito, que no había hecho ninguna trampa, se alejó muy triste de allí sin
entender nada. Todos apenados lo vieron.

El escarabajo estuvo tres horas buscando al sapito por todo el bosque hasta que
comprendió que había abandonado el juego.

De camino a su casa escuchó a unos animales hablar de él:

— Ese escarabajo es tan antipático y tiene tan mal humor que siempre va a
estar solo. Él solito se lo ha buscado. ¡Pobre sapito!, se ha ido llorando a la charca.

Esa noche, por primera vez, el escarabajo no pudo dormir pensando en su mal
comportamiento. Al día siguiente fue a buscar al sapito a la charca y le pidió perdón.
Cuando los demás animales vieron su arrepentimiento salieron de sus escondrijos
y le preguntaron si quería jugar con ellos.

El escarabajo se sintió tan bien que, a partir de ese día, se volvió amable, alegre y
educado y ahora nunca está solo y tiene tantos amigos que juega a todas horas.

También podría gustarte