Influir en Los Demas
Influir en Los Demas
Influir en Los Demas
El comunicador tiene un mensaje que él o ella desea sea entendido y aceptado por la audiencia.
Es muy sencillo, y vemos que esto pasa todo el tiempo.
Por ejemplo:
Un hijo (el comunicador) desea que su madre (la audiencia) deje de fumar (el mensaje).
Una compañía (el comunicador) desea que los adolescentes (la audiencia) compren una marca de
refresco de soda (el mensaje).
El presidente de una coalición (el comunicador) desea que los miembros de la comunidad (la
audiencia) se conviertan en miembros activos (el mensaje).
Por lo tanto las diferentes partes de la influencia son muy sencillas. La pregunta difícil es, ¿cómo
hacer que funcione? ¿Qué ayuda a que el mensaje llegue? ¿Qué hace que la influencia sea
efectiva?
¿Cuán diferente sería la situación si el activista, en lugar de ser un extraño, fuera el presidente de
una organización con la que Ud. trabaja, y quien le ha ayudado a Ud. en numerosas ocasiones?
Esas ideas sobre los productos a comprar en la tienda serían menos importantes.
Como se puede apreciar, estos puntos están interrelacionados; cada uno de ellos a menudo afecta
al otro. Por ejemplo, es mucho más probable que uno le agrade a la audiencia si ésta siente que
puede confiar en uno; esto también es mucho más probable si uno expresa opiniones o valores
que ésta comparte. Para poner otro ejemplo: el estatus y el conocimiento son algunas veces vistos
como intercambiables, es decir, si alguien tiene una posición importante en la comunidad, otras
personas probablemente creerán que esa persona está bien informada, aunque no sea así.
¿Significa esto que no se puede parecer creíble sin un estatus alto o estudios avanzados?
Realmente no, aunque esas cosas pueden ayudar. Un ejemplo muy antiguo y famoso: Juana de
Arco. Siendo una joven muchacha francesa en los años 1400, Juana realmente no tenía ni
educación ni estatus. Sin embargo, su habilidad para persuadir a otros era extraordinaria –una
muchacha de 17 años, exitosamente reunió y guió una armada contra los ingleses. Y hablando de
influencias, ¡se convirtió en santa!
Ser confiable en asuntos personales y profesionales.
Esto está relacionado con nuestro último punto de la credibilidad, pero es sumamente importante
comentarlo explícitamente también. Si se tiene un historial de honestidad y de cumplir con
responsabilidad, el rumor se esparcirá. Así será más fácil influenciar a las personas, porque
pueden confiar plenamente en lo que uno dice y no tienen que estar tratando de “leer entre
líneas”.
Se debe recordar que la habilidad de influenciar a otros no es un evento de una sola ocasión ni
algo en lo que se trabaje ocasionalmente. No está separado de lo que se hace en la vida “normal”:
cuán bien y fácilmente se influencie a otras personas está directamente relacionado con cómo se
actúe todo el tiempo.
Estar abierto a sugerencias y a posibilidades.
Ser flexible es siempre buena idea. Es verdaderamente cierto para los momentos en que se está
tratando de convencer a alguien de cierta cosa. Si se llega a una reunión con una actitud
inflexible: “Lo haremos a mi manera o de ninguna otra”, probablemente no se podrá lograr
convencer a nadie.
Sin embargo, más allá de eso, es necesario tratar de hacer de esta característica un hábito. Es
necesario darle importancia a escuchar las ideas y opiniones de las personas y considerar lo que
tienen que decir. Si se hace así, uno se puede volver un mejor comunicador porque podrá hacer
conexiones y especificar puntos para persuadir a las personas con la que se habla a partir de las
cosas que ellas han dicho. Además, se pueden sacar muy buenas ideas de estos diálogos.
¡Hablar fuerte!
Este punto es particularmente importante para las personas que desean influenciar a otras dentro
de una reunión grupal, tales como en reuniones o foros. En gran medida, cuánto dice uno en estas
reuniones está relacionado con cuánta influencia uno tiene. Se le podría llamarla el “Síndrome de
la rueda chirriadora”. Ser tímido y distante simplemente no funciona.
Algunos investigadores han demostrado que en grupos (y especialmente en reuniones de
negocios), las mujeres tiende a hablar mucho menos que los hombres, y por lo tanto las mujeres
deben de estar particularmente conscientes de ello. Sin embargo, el punto es importante para
ambos sexos—a pesar de que escuchar es muy importante, eso no debe ser lo único que se hace.
Una vez más, es necesario ser cautelosos para lograr el balance entre escuchar y hablar. Si lo
único que escuchamos es el sonido de nuestra propia voz, se has llevado este punto demasiado
lejos.
Recordar que las personas escuchan lo que desean oír.
Es decir, por lo general, la gente no irá a un lugar a escuchar una opinión opuesta a la suya. Por
ejemplo, si se da una charla en la biblioteca pública acerca de cómo evitar que negocios grandes
se establezcan y hagan desaparecer los negocios locales, ¿quién cree estará en la audiencia?
¡Correcto!—los dueños de negocios locales o personas que quieran preservar el sabor “auténtico
o local” de la ciudad. Otras personas, tales como quienes estén entusiasmados con la posibilidad
de un gran almacén o las personas que simplemente no le dan mucha importancia al asunto,
probablemente no se presentarán. ¿Cuál es la idea aquí? Las personas a quien realmente se desea
llegar, cuyas opiniones o ideas son muy diferentes a las nuestras—probablemente no vendrán a
tocar la puerta. Por ello, se deber buscarlas si se desea ser escuchado.
No esperar resultados de la noche a la mañana.
Las cosas bien hechas toman tiempo, nos guste o no. El autor Stephen Covey escribió, “Veo a las
personas tratando de hacerlo todo durante el fin de semana—reconstruir su matrimonio durante
el fin de semana , mejorar una relación distanciada con sus hijos durante el fin de semana,
cambiar la cultura de una compañía durante el fin de semana. Sin embargo, algunas cosas
simplemente no pueden ser hechas durante el fin de semana”.
Los cambios de opinión pueden tomar mucho tiempo para que sucedan. Esto tiene lógica—las
personas pueden tener toda una vida para formarse una opinión, la cual no van a cambiar
después de una conversación. Influenciar a las personas para que cambien sus acciones puede
tomar aún más tiempo. Incluso si alguien sabe que debe hacer algo, no siempre es fácil llegar a
hacerlo. Se le puede preguntar a cualquier fumador que esté tratando de abandonar el hábito—los
cambios toman tiempo.
Los líderes necesitan recordar esto, especialmente los líderes en el campo de las labores de salud
y desarrollo comunitario. Toma tiempo. Algunas cosas podrían tomar toda la vida—y aún más—
para cambiar. Para tener unos ejemplos, sólo hay que pensar en la paz mundial, en terminar con
el hambre o en tener un medio ambiente limpio. Nada de esto ocurre de la noche a la mañana. Lo
más importante para los líderes comunitarios es recordar mantenerse trabajando en el asunto y
disfrutar los pequeños éxitos a lo largo del camino.
TÁCTICAS PARA INFLUENCIAR A OTROS
En los últimos párrafos, hemos visto algunas cosas del diario vivir que se pueden hacer para estar
listo para influenciar a las personas cuando se necesite. Ahora, repasemos brevemente algunas
tácticas simples que pueden usarse cuando llegue el momento. Aunque es siempre útil tener “el
terreno preparado” como hemos discutido anteriormente, las siguientes tácticas son muy simples.
Muchas de ellas pueden ser usadas incluso si nunca se ha conocido a la persona que se desea
influenciar.
Usar comparaciones.
Si todos los demás estuviesen haciendo algo, ¿le gustaría a Ud. hacerlo también? Bien, de
acuerdo a las leyes de la persuasión, probablemente Ud. sí lo haría. A las personas les gusta
hacer lo que todos los demás están haciendo. Si todos están firmado la petición, los transeúntes
podrían hacerlo también. Si la mitad de las personas de la ciudad están usando calcomanías de la
organización en los parachoques de sus autos, la otra mitad probablemente también querrá saber
dónde conseguir una. Así sucesivamente.
Dar algo a cambio.
En la infancia aprendemos que cuando alguien nos daba algo, debíamos devolverle algo a
cambio. Si alguien nos sonríe, le devolvemos la sonrisa. Si alguien nos da un regalo de navidad y
no tenemos nada para darle a esa persona, nos sentimos mal.
Esta idea de reciprocidad puede ser muy poderosa para las personas que tratan de persuadir a
otros de hacer algo, especialmente si se desea que ellos aporten algo para las labores que
hacemos. Dándoles a las personas algo pequeño, ellos sentirán la necesidad de corresponder, y
quizá pensarán: “es algo bueno para apoyar”, lo cual puede resultar en una gran contribución.
Por ejemplo, un grupo que trataba de recaudar dinero para la investigación sobre el cáncer de
mama hizo una lista de donadores potenciales. Después, le enviaron a cada una de estas
personas etiquetas personalizadas (para poner en sobres de envíos) que tenían un lazo rosado. En
una carta de presentación, les daban las gracias a los donantes por su apoyo en el pasado.
Además se les pedía usar las etiquetas para apoyar la concientización sobre el cáncer y (¡por
cierto!) si pensaban que el esfuerzo valía la pena, por favor mandar una pequeña contribución—
independientemente de lo que pensaran acerca de las etiquetas, éstas sí valían la pena. Como se
puede imaginar, esta campaña tuvo mucho éxito.
Conseguir que las personas formen el hábito de decir sí.
Luego, se tiene que hacer lo que sea necesario para convencer a las personas a estar de acuerdo
con lo que se les ha estado diciendo. Normalmente, cuando una persona toma una posición tiene
que ser consistente con ella. Si se logra acordar con alguien en varios puntos relacionados con lo
que uno quiere que ellos crean o hagan, será muy difícil para ellos después desdecirse.
¿Tiene sentido? Steve Booth-Butterfield, un experto en persuasión, explicó su idea con el
siguiente ejemplo:
Vendedor: "Disculpe, pero ¿cree usted que la buena educación es importante para sus hijos?"
Usted: "Si, por supuesto".
Vendedor: "Y ¿considera usted que los niños que hacen su tarea logran mejores notas?"
Usted: "Si, estoy seguro de eso".
Vendedor: "Y las enciclopedias podrían ayudar a los niños a hacer mejor en su tarea, ¿no lo
cree?"
Usted:"Tengo que decir que sí".
Vendedor: "Bien, yo vendo enciclopedias. ¿Puedo entrar y ayudarle a mejorar la educación
sobre la salud de su hijo?"
Usted: "Ahhh, espere un minuto".
INFLUENCIAR A ALGUIEN: EL ENFOQUE GENERAL
Las tácticas anteriores proveen algunas formas simples de influenciar a las personas,
especialmente para fines a cortos o pequeño plazo. Sin embargo, cuando los intereses son
mayores o cuando se están buscando cambios a largo plazo, ¿cómo lograrlo? Una posibilidad es
un enfoque similar al que daremos en las páginas siguientes. A medida que se consideren los
siguientes puntos, sin embargo, se debe recordar que cada persona y cada situación son
diferentes. Por tanto, se deben tomar estos puntos como sugerencias y deben modificarse para
adaptarlos a la situación específica.
Decidir qué es lo que se quiere.
Esto incluye decidir lo que es esencial—lo que absolutamente, ciertamente se desea que ocurra.
Esto incluye también a qué se está dispuesto a renunciar. Es necesario considerar posibles
acuerdos o arreglos que pudiesen ser aceptables. Sin embargo, puede ser que la situación en la
que se está no permite esta flexibilidad. Por ejemplo, se podría querer que las personas crean que
la organización es muy importante—punto final, fin de la discusión. Esto probablemente no sea
algo en lo que se desee ser flexible. Sin embargo, en las situaciones en las que se desea que las
personas hagan algo, y no solamente crean en algo, el arte de la negociación puede ser muy
importante. Por ejemplo, se puede desear recaudar fondos para la organización con la meta de
obtener por lo menos $100 de cada donador. Sin embargo, se podría estar satisfecho con obtener
pequeñas donaciones también o un regalo en lugar de dinero.
Decidir a quienes se desea influenciar directa e indirectamente. Esto puede ser obvio—por
ejemplo, se puede querer convencer a un miembro del personal para que trabaje más
intensamente, y puede que lo mejor sea hablar con él personalmente. Sin embargo, algunas veces
uno no es la persona más indicada para hablar con la gente cuyos comportamientos o actitudes se
desea que cambien. Algunas veces, es mejor influir en las personas indirectamente.
Por ejemplo, un nuevo proyecto de prevención del embarazo desea que las adolescentes de la
ciudad se abstengan de tener relaciones sexuales y que se protejan si son sexualmente activas. En
este caso, sin embargo, la líder del proyecto puede que no sea la persona más indicada para ir a
cada salón de clases y hablar con los estudiantes. Tomaría mucho de su tiempo, y los estudiantes
no la conocen—es decir, ella no tiene credibilidad con los adolescentes.
En cambio, ella puede tratar de convencer a los maestros y a los administradores escolares para
mejorar el plan de estudios sobre sexualidad. De este modo, los maestros, quienes ya están
relacionados con los estudiantes, pueden enseñarles la información necesaria. Se puede hacer
mucho más con los estudiantes de esta manera y esto podrá continuar incluso después de que la
líder y el proyecto se hayan ido.
Iniciar de manera amistosa. Si las personas se sienten cómodas, están más propensas a
escuchar el punto de vista que se les plantea. Hay una cantidad de formas de lograrlo,
incluyendo:
Elogiar. A todos nos gusta ser apreciados. También, al asumir verbalmente lo mejor de otras
personas, se les está dando una razón para esmerarse. Se estás apelando a sus sentimientos más
nobles. Es necesario tratar de iniciar una conversación diciendo: “He esperado con gran
anticipación esta discusión. Tienen Uds. La reputación de ser excelentes en su trabajo, (o muy
justos, o negociadores excelentes, etc.) y estoy seguro de que podemos llegar a un acuerdo en
quedemos ambos complacidos”. Es probable que la otra persona se sienta halagada y trabaje
arduamente para cumplir con el elogio.
Compare la forma de empezar la conversación anterior con la de alguien que diga, “Debemos
hacer las cosas a mi modo. En realidad, no sé porque accedí a hablar con Ud. —no tenemos nada
en común, y ciertamente Ud. no cambiará mi forma de pensar".
¿Con quién escogería Ud. trabajar? Interesarse en los gustos de las personas. A las personas les
gusta hablar sobre lo que disfrutan, y rara vez llegan hablar de ello lo suficiente. Al invertir
algunos minutos con lo que le gusta a la audiencia, se estará capturando tanto sus intereses como
su buena voluntad, lo cual provee una atmósfera excelente en la cual continuar.
Llamar a las personas por sus nombres. A todos nos gusta ser llamados por nuestros nombres—es
la palabra favorita de muchas personas. Al usar sus nombres se les muestras a las personas que
uno está consciente de ellos como individuos—muestra respeto por la persona. Además, recordar
los nombres de las personas que no se conoce bien puede ser halagador para ellos.
Ser cuidadoso con la crítica. Generalmente, no hará ningún bien, y puede hacer mucho daño. Por
ejemplo, la crítica hizo que el autor Thomas Ardí renunciara a escribir novelas. Si se tiene que
criticar, es preciso hacerlo gentilmente y de manera constructiva. Incluso se puede tratar de llamar
la atención hacia los errores de uno primero—de este modo, se está diciendo, “Bueno, todos
somos humanos—estamos en esto juntos".
Preguntar si es posible tomarse un corto descanso para esclarecer las ideas. Otra estrategia puede
ser ir al baño o servirse una taza de café fresco. No obstante, si uno teme lo que le saldrá de la
boca la próxima vez que hable, es necesario asegurarse de no hablar por varios minutos.
Cambiar de tema. Si en la conversación no se estás llegando a ningún lado, se debería habla de
otra cosa por unos momentos. Se puedes regresar a algo en lo que se haya estado de acuerdo o
hablar de algo completamente diferente por un rato—el clima, planes para el almuerzo o
cualquier otra cosa.
Si se está en una reunión con un grupo de personas, se debería dejar que alguien más hable por un
rato mientras uno se calma.
No personalizar la situación.
Es muy difícil para las personas escuchar ataques personales sin tomárselos a pecho. Además,
cuando las personas se ofenden, están molestas o se siente entre la espada y la pared, será menos
probable que escuchen lo que se les dice aun cuando esto sea completamente válido. Si se tiene
que criticar, se debe procurar dirigir la crítica hacia un programa o una acción, no a la audiencia.
Por ejemplo, considere estas dos afirmaciones, ambas dadas en respuesta al mismo
problema:
“No estoy de acuerdo con la afirmación de que la corporación realmente no está dañando nuestro
medio ambiente local. Los estudios demuestran que los peces ya no viven en el río desde que la
compañía tira sus desechos ahí”.
“¡Ustedes no son más que un puñado de viejos codiciosos a quienes no les preocupa lo que su
sucia compañía le está haciendo a nuestro río!”
La segunda afirmación irrita a la audiencia y les da a los miembros de la audiencia la
oportunidad perfecta de decir, “no discutiremos nada Ud.”. En este caso, la audiencia saldrá
ganando—porque el comunicador, en este caso, se redujo a insultar.
La primera afirmación, por otra parte, brinda algunos hechos que no son fácilmente ignorados y
requiere una respuesta por parte de los miembros de la organización.
Entender por qué las personas se comportan de esa manera.
Una persona puede actuar de un modo que es completamente ridículo para uno. Se debe
recordar, sin embargo: él/ella no lo ve así. En la medida que se entiendan sus motivaciones, se
podrán mejorar las tácticas para llegar a esas personas—y eventualmente, obtener lo que se
desea.
Cambia las tácticas.
Si lo que se está intentando no está funcionado, se debe probar otra diferente. Piense en los
imanes—si están uno frente al otro del lado equivocado, se repelen y no se puede hacer que se
queden juntos. Sin embargo, si los volteamos, no se pueden separar.
¿La lección de esto? Saber cuándo cambiar de tácticas y probar algo diferente desde un ángulo
completamente distinto. Si se han estado usando estadísticas cuidadosamente recolectadas acerca
del abuso infantil para convencer a las personas de hacer donaciones para un refugio infantil, se
debe intentar usar fotos e historias de niños que viven ahí. Si los restaurantes locales están
opuestos a la prohibición de las secciones para fumadores, a pesar de todas las razones para una
mejor salud, se les pueden mostrar estadísticas de restaurantes donde no se permite fumar que
han aumentado su clientela. Cualquier cosa que se esté haciendo, es necesario tratar de tener
diferentes perspectivas en mente a la hora de reunirse con la audiencia.
Tomar un descanso.
Se deben tomar algunos momentos o incluso el día para recuperar la compostura. Esto ayuda
mucho cuando hay muchas tensiones o se ha discutido por mucho tiempo. Tanto el comunicador
como la audiencia pueden usar la oportunidad para reevaluar la situación.
Regresar a un punto de desacuerdo.
Algunas veces, si alguien dice no a algo que uno considera crítico, lo mejor es volver a algún
punto que se tuvo en común, discutirlo por un rato y regresar al desacuerdo más tarde. Algunas
veces, las personas podrán cambiar de opinión en el transcurso de la conversación; se les pueden
ocurrir nuevas ideas o pueden entenderlas mejor. Si es tan importante para uno llegar a un
acuerdo en este tema, estas tácticas pueden también funcionar para “desgastar” al oponente. En
los consejos generales anteriores, hablamos de la importancia de la repetición. Ésta es otra forma
en que esto puede ocurrir.
Tratar de encontrar a otra persona que pueda influir a la persona.
Si uno es incapaz de avanzar, ¿a quién se conoce que pueda tener mejor suerte? Algunas veces,
como hemos discutido anteriormente, puede ser que uno no seas la mejor persona para que llegue
el mensaje. Desafortunadamente, uno puede no saberlo hasta que no se está en la mitad de la
conversación con la audiencia. Sin embargo, otras personas tendrán más peso con la persona que
se está tratando de influenciar. Es necesario averiguar a quién respeta la persona y pedirle que la
convenza.
Considerar el uso de un mediador capacitado.
Si simplemente el mensaje no está siendo aceptado y es muy importante para uno llegar a un
acuerdo, se puede tener en cuenta el uso de un mediador capacitado. Ésta es una persona que no
es del grupo o del grupo opositor, pero es alguien en quien ambos confían que será justo. Él o
ella puede ayudar a que ambas partes se pongan de acuerdo en cuanto al estándar por la cual
juzgar la resolución. Los estándares son una forma de medir el acuerdo. Incluye opiniones de
expertos, leyes, precedentes (la forma en que se han hecho las cosas anteriormente) y los
principios aceptados.
Por ejemplo, digamos que se está construyendo un jardín de juegos en la escuela primaria de la
ciudad. Ud. difiere con el director sobre la clase de materiales que se usarán para construir el
jardín de juegos. El director quiere usar madera tratada químicamente, pero Ud. cree que no es
segura. Un mediador puede leer las guías actualizadas de la maderera y decirles a ustedes qué
tipo de madera se considera segura para niños. Tal vez Ud. y el director se pondrán de acuerdo
para seguir el consejo de la industria maderera—en otras palabras, para usarlo como un estándar
Por supuesto, hay a menudo muchas clases de estándares. Podría haber un grupo nacional de
padres que sugieran ciertas guías de seguridad para jardines de juegos. Un mediador puede
ayudarle a Ud. y al director a negociar los estándares que se usarán.
El mediador podría también, por ejemplo, realizar una reunión para tener una sesión de lluvia de
ideas. He aquí otros trabajos posibles para el mediador:
Establecer reglas básicas para ambas partes, las cuales deben ponerse de acuerdo (por ejemplo,
ambos podrían acordar no discutir públicamente).
Crear un escenario adecuado para las reuniones.
Sugerir posible formas de compromiso.
Escuchar las expresiones de ira y miedo de ambas partes.
Escuchar a ambos lados y explicar las posiciones tanto del uno como del otro.
Buscar alternativas en las que todos ganen.
Mantener a las dos partes enfocadas y razonables y respetuosas.
Evitar que una de las partes sienta que está “perdiendo terreno”.
Escribir un borrador del acuerdo.
Muchos mediadores capacitados son también abogados. En las página amarillas puede
encontrarse una lista de personas con formación en la mediación.
Saber cuándo es hora de rendirse o retirarse temporalmente.
Independientemente de qué se esté tratando de convencer a la audiencia que haga o crea, hay
ocasiones en que incluso los líderes más efectivos no pueden convencerlos de que acepten el
mensaje. Quizá pueda convencerlos, eventualmente, de hacer lo que se desea, pero a un precio
(de tiempo, energía o mucha buena voluntad) demasiado alto. Cuando se está tratando de
influenciar a alguien, entonces, se debe saber cuándo retirarse parsimoniosamente y ahorrar las
municiones para otro día.
EN RESUMEN
La habilidad para influir en las personas exitosamente es uno de los trabajos más importantes y
desafiantes que un líder puede enfrentar. Esta sección brinda una visión general de algunas ideas
subyacentes en la ciencia de la persuasión. Con el completo entendimiento de esta información,
un líder puede ser más efectivo en su trabajo. Le animamos a pensar detenidamente en el uso de
la influencia y en cómo usarla sabia y éticamente para alcanzar sus metas.
Contributor
Jenette Nagy
Rebecca Wolff
Recurso en línea
Steve's Primer of Practical Persuasion and Influence
Recursos impresos
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