Miracle Jean Hugues 2016
Miracle Jean Hugues 2016
Miracle Jean Hugues 2016
Trabajo de grado presentado por Jean Hugues Miracle, bajo la dirección del
Profesor Dr. Vicente Durán Casas SJ
Como requisito parcial para optar al título de Filósofo
CONCLUSIÓN .................................................................................................. 79
BIBLIOGRAFÍA................................................................................................ 85
ADVERTENCIA
Todas las obras (las de John Rawls y las fuentes secundarias) aparecen citadas en
el cuerpo del trabajo según el sistema APA. Lo mismo cuando se menciona un texto
pertinente. Al final del trabajo, se agrega la bibliografía completa que usamos.
8
INTRODUCCIÓN
Las sociedades contemporáneas son sociedades que se vuelven cada vez más
individualistas, lo que le importa a cada individuo es la realización de sus fines
personales. Para ello, las personas eligen caminos que son diversos y buscan tener más
recursos para lograr sus fines. Las diferencias son tan profundas que parece imposible,
en un primer momento, hablar de una cooperación equitativa entre las personas. Si nos
quedamos con esta reflexión, el pluralismo, rasgo idiosincrásico de nuestras sociedades
actuales, se convertiría en una fatalidad. En este panorama, el liberalismo de Rawls nos
viene a decir que, en medio de tantas diferencias, los individuos pueden encontrar una
forma equitativa de cooperación.
Más aún: la confrontación no violenta de intereses entre las personas es una
condición que hace posible la cooperación entre las personas, sin esto, los principios de
justicia serían innecesarios o superfluos. Digo confrontación no violenta porque tal
confrontación se inscribe en la línea de un pluralismo razonable, mientras que una
confrontación violenta o desacuerdo que desencadena en la violencia expresaría un
pluralismo irrazonable y destructivo. El liberalismo político de Rawls piensa que el
pluralismo razonable es consecuencia del libre uso de la razón en una sociedad
democrática. Visto desde esta perspectiva, el pensamiento de Rawls nos puede ofrecer
unas claves alentadoras para pensar algunos de los problemas de hoy.
Dicho lo anterior, la intención que nos guiará en este trabajo es poner en
evidencia la relación que existe entre tres de las ideas más fundamentales de la justicia
como equidad: (i) la concepción de sociedad como empresa de cooperación entre
9
personas libres e iguales, (ii) los dos principios de justicia política y (iii) la estructura
básica de la sociedad. A partir de esto, la idea central que propongo en este trabajo es
que los principios de justicia política constituyen un puente o una mediación entre la
concepción de sociedad y la estructura básica de la sociedad. Esa relación entre estos
conceptos fundamentales permitiría, en últimas, pensar lo que Rawls entiende por una
sociedad justa. A continuación, planteamos algunas preguntas muy pertinentes que
podemos hacernos. ¿Por qué Rawls considera que la concepción de sociedad como
sistema de cooperación es la idea organizadora de la justicia como equidad? ¿Cuál es la
relación que existe entre la concepción de sociedad como sistema justo de cooperación
entre personas libres e iguales, por un lado, y los principios de justicia política? ¿Cómo
los principios de la justicia política afectan a la estructura básica de la sociedad?
Con anticipación, se puede afirmar que una teoría de la justicia política no puede
ser desarrollada sin plantear a su vez una concepción de sociedad y de las personas, y
unos principios que rigen sus relaciones a través de instituciones. La disimilitud entre la
justicia como equidad propuesta por Rawls y el utilitarismo clásico radica básicamente
en el modo de concebir y de articular estas ideas fundamentales mencionadas
anteriormente.
Dicho esto, en la primera parte de este trabajo, hemos intentado precisar los
desacuerdos de Rawls con el utilitarismo y por qué él considera que el utilitarismo es
inadecuado para fundar las instituciones democráticas de nuestras sociedades actuales.
Además, su teoría no puede ser entendida del todo sin ponerla en relación con el
utilitarismo, teoría a la que lanza fuertes críticas y trata de superar. Luego, tratamos de
examinar la concepción de sociedad de Rawls y la idea de persona que está en el centro
de la justicia como equidad.
La segunda parte versa sobre los principios de la justicia. Después de exponer
una concepción general de sociedad, es necesario elegir unos principios de justicia que
se acomodan con esa concepción de sociedad. Así, el primer paso consiste en mirar las
cuestiones de procedimiento. Para toda elección, hay que definir unos procedimientos
para lograr el resultado deseado. Los procedimientos (la posición original y el velo de
10
ignorancia) constituyen una parte muy significativa en la justicia como equidad porque
de ahí aflora la idea de la justicia como equidad. Los principios de justicia son dos, a
diferencia del utilitarismo, que tiene un principio único. El primer principio puede ser
llamado el principio de igual libertad y el segundo principio, que admite las
desigualdades sociales y económicas, pero dice en qué sentido estas pueden ser
justificadas. De la Teoría de la justicia de 1971 a Liberalismo político 1993 Rawls operó
algunos cambios o revisiones muy importantes en los principios de justicia, tratamos de
identificarlos y ver en qué afectaron al planteamiento inicial respecto del asunto tratado.
En la última parte, nos dedicamos a mirar la idea de la estructura básica de la
sociedad, que Rawls define como las principales instituciones políticas sociales y
económicas de la sociedad. La razón para fijarnos en la estructura básica de la sociedad
es el hecho de que Rawls considera que ella es el objeto principal de los principios de
justicia política. Estos no se aplican directamente a las personas o asociaciones, sino sólo
indirectamente. Hemos intentado mostrar, de acuerdo con Rawls, cómo los principios de
justicia van aplicándose a las principales instituciones políticas, sociales y económicas.
Finalmente, este trabajo se desarrolla a partir de las tres obras más importantes
de Rawls: La teoría de la justicia, Liberalismo político y finalmente La justicia como
equidad, una reformulación. Rawls se dio cuenta de que la Teoría… tenía algunos
problemas mayores que merecían ser corregidos o explicados mejor. El Liberalismo
político y la Reformulación surgieron con la intención de complementar la Teoría… y de
aportarle una nueva interpretación. En este orden de ideas, hemos trabajado con estas
tres obras para tener una mejor comprensión del pensamiento político de Rawls, un
pensamiento que me cuestiona seriamente desde el día que empecé a leer las primeras
líneas de la Teoría de la justicia. Rawls muestra, desde el comienzo, su interés innegable
para fundamentar una sociedad justa en la cual cada persona pueda ser considerada en su
justo valor, como un fin en sí mismo y no solamente como un medio, como diría Kant.
11
1
Véase Durán, V. 2005, p. 60.
12
disminuir nuestra dependencia de ellas. No nos interesa hacer aquí una presentación
exhaustiva del intuicionismo, basta señalar sus rasgos centrales y sus principales
problemas. Dicho esto, Rawls no considera el intuicionismo como el gran adversario de
la teoría de la justicia como equidad. Prueba de ello es que el foco de su crítica va a ser
el utilitarismo, que es considerado como su verdadero rival.
Rawls no se contenta solamente con hacer solamente unas críticas al utilitarismo,
más bien, el filósofo norteamericano va a elaborar una teoría bastante sistemática que
tiene la fuerza argumentativa suficiente para sustituir al utilitarismo como principio
general alrededor del cual se estructura la justicia social:
2
Pongo aquí de manera literal lo que Rawls ha dicho en la traducción francesa, el motivo
principal de su proyecto:
La raison principale en était la faiblesse, selon moi, de l’utilitarisme comme base des institutions
d’une démocratie constitutionnelle, telles qu’elles existent à l’Ouest. En particulier, je ne pense pas que
l’utilitarisme puisse fournir une analyse satisfaisante des droits et des libertés de base des citoyens en tant
que personnes libres et égales, ce qui est pourtant une exigence absolument prioritaire d’une analyse des
institutions démocratiques. (Rawls, 2009, p.10)
14
atractivo que Rawls mismo no puede negar. En la mayoría de los casos, nuestras
valoraciones morales siguen el curso del utilitarismo, muchos programas sociales y
políticos son también aprobados de acuerdo con sus consecuencias en el bienestar
humano, que representa la racionalidad subyacente al utilitarismo. Esto se debe a que el
utilitarismo es una doctrina consecuencialista. Su influencia en nuestros quehaceres
sociales es innegable. Es racional para nosotros elegir las decisiones capaces de
acrecentar el bienestar individual en lugar de las que puedan tener impactos negativos.
Esa manera de pensar “hace fácil suponer que la concepción de justicia más raciona l es
la utilitaria” (Rawls, 1995, p. 35). La decisión más correcta es la que produce el mayor
bienestar para el individuo. Cabe notar que el principio de utilidad se aplica en las
mismas condiciones para los individuos y las instituciones. La sociedad está bien
ordenada y es justa “cuando las instituciones más importantes de la sociedad están
dispuestas de tal modo que obtienen el mayor equilibrio neto de satisfacción distribuido
entre todos los individuos pertenecientes a ella” (Rawls, 1995, p. 34). En este orden de
ideas, una sociedad justa es la que es capaz de producir un mayor bien para los
individuos que pertenecen a ella. Todo se calcula en función de un principio único que
garantiza solamente la eficiencia.
Otro punto muy atractivo del utilitarismo es su pretensión igualitaria. El principio
de utilidad parece establecer un criterio de justicia invulnerable a los prejuicios y las
arbitrariedades sociales a la hora de juzgar las demandas de los individuos. Hay que
satisfacer las reclamaciones de la mayoría independientemente de quienes las formulan.
“En este sentido, el utilitarismo muestra su estricto compromiso igualitario: no hay nadie
cuyas preferencias cuenten más que las de los demás cuando de lo que se trata es de
reconocer cuál es la preferencia que consigue acaparar mayor respaldo social”
(Gargarella, 1999, p.25). Todas las personas son iguales cuando hay que definir los
términos que deben regular la sociedad, “los términos apropiados de la cooperación
social están fijados por cualquiera que sea, dadas las circunstancias, obtenga la mayor
suma de satisfacción de los deseos racionales de los individuos. Es imposible negar la
plausibilidad inicial y el atractivo de esta concepción” (Rawls, 1995, p. 37). Además, el
15
3
Véase Rawls, 1995, p. 42.
18
4
Utilitarianism is not fair to persons. This is true of the average utility principle that aims at
maximizing average utility and tends to treat persons as ‘barepersons’, as having no definite character
or will. (Audard, 2007, p.45)
20
satisfacción. “La sociedad tiene que asignar sus medios de satisfacción, cualesquiera que
sean, derechos y deberes, oportunidades y privilegios, y diversas formas de riqueza, de
tal modo que, si puede, obtenga este máximo” (Rawls, 1995, p. 37). Una distribución
equitativa de los recursos no es un tema central para el utilitarismo. Pero, para la teoría
de la justicia como equidad, el tema de la distribución correcta de los recursos sociales
es prioritario.
Después de poner a la luz los fundamentos de la doctrina utilitarista y sus
problemas, se ve más claro por qué le parecía a Rawls una cuestión de alta importancia
proponer una teoría de la justicia que pueda lidiar con el utilitarismo hasta reemplazarlo.
A pesar de sus rasgos atractivos, el principio de utilidad parece inadecuado para
organizar las instituciones de una sociedad moderna porque no toma en cuenta la
naturaleza de ésta5, si se preocupa por la eficiencia de las instituciones, el tema de la
justicia queda relegado. Aun así, el utilitarismo sigue siendo muy importante. Para
ilustrarlo, podemos tomar un caso concreto, el terremoto que sufrió el pueblo haitiano en
el año 2010 que causó miles de muertos y de personas desplazadas. Fue una situación
desesperante y las ayudas internacionales no tardaban a llegar de todas partes, pero la
intención era ayudar al mayor número de gente posible, un cálculo utilitario que muchos
pueden considerar justo teniendo en cuenta los recursos que estaban disponibles y la
cantidad de personas que necesitaban una ayuda. En este sentido el esfuerzo de la teoría
de la justicia como equidad por sustituir al utilitarismo puede ser visto como una utopía
que hay que esperar siempre.
La teoría de la justicia como equidad se caracteriza por dos principios de justicia
que todas las personas, colocadas en una posición inicial de igualdad – posición original
- acordarían para arbitrar sus demandas y determinar lo que es justo o injusto. Dicho
esto, la teoría de la justicia como equidad empieza con la elección de los principios en la
posición original6. Por ahora, dejemos el tema del contenido de los principios de justicia,
este será objeto de un estudio más adelante. Reafirmamos simplemente la afirmación
5
Véase Rawls, 1995, p. 40.
6
Ibíd., p. 25-26.
21
según la cual el pensamiento de Rawls no puede ser entendido sin ponerlo en el marco
de esta confrontación con el utilitarismo.
unos procedimientos que las partes o las personas involucradas en la posición original
deben seguir. Evidentemente, las personas entran en la posición original con sus
intereses fundamentales, sus concepciones del bien, por eso, son personas racionales. La
racionalidad de las partes es una condición previa para entrar en la posición original, el
“lugar” donde se define los principios de justicia. Pero, en el momento de elegir los
principios de justicia, las personas deben hacerlo desde lo que Rawls llama el velo de
ignorancia. Este es el rasgo esencial de la posición original.
Todo lo que saben los individuos es que tienen unos fines, intereses que no
pueden ser negociados. De ahí que, el velo de ignorancia pone a todos en una situación
de igualdad para elegir los principios de justicia. La idea de Rawls es impedir que las
contingencias sociales, los dones naturales o los elementos moralmente arbitrarios
interfieren en la elección de los principios de justicia. En esta condición de libertad y de
igualdad entre las personas, la posición de Rawls es que las personas libres, inteligentes,
y con un sentido de la justicia, no escogerían el principio de utilidad como constitutivo
de la estructura básica de la sociedad.
Ahora bien, hay que reconocer que la posición original no es una situación que
ha sucedido realmente en la historia en un momento determinado. “Se considera como
una situación puramente hipotética caracterizada de tal modo que conduce a cierta
concepción de la justicia” (Rawls, 1995, p. 25). De esta manera, los principios de la
justicia son el resultado de un acuerdo hipotético. En consecuencia, Rawls asevera que
“nuestra situación es justa si a través de esta secuencia de acuerdos hipotéticos
hubiéramos convenido en un sistema general de reglas que la definieran” (Rawls, 1995,
p. 26). Por último, tenemos que preguntar cuáles serían los principios de justicia que las
23
personas situadas en una relación simétrica escogerían. Como dice Rawls, “al elaborar la
concepción de la justicia como imparcialidad, una de las tareas principales es claramente
la de determinar qué principios de justicia serían escogidos en la posición original”
(Rawls, 1995, p. 27). Por el momento, Rawls cree que las personas en la posición
original se pondrían de acuerdo sobre dos principios que son muy diferentes entre sí.
7
Audard, 2007, p. 178.
24
y numerosos artículos han sido publicados por autores distintos con el fin de entender y
criticar el proyecto de Rawls. Han hecho tantos comentarios de Rawls que se puede
hablar de una “industria de Rawls” según Ryan8. Uno de los méritos de La Teoría de la
justicia es que contribuyó a reactivar las discusiones en torno a la filosofía política y
moral. La importancia de esta obra ha sido reconocida por los críticos más agudos, uno
de ellos es Robert Nozick quien dice que:
8
Este texto de Ryan es citado por Catherine Audard en este libro titulado Philosophy now, p. 178.
“Since A Theory of Justice was published in 1971, it has sparked off more argument among philosophers,
and has been more widely cited by sociologists, economists, judges and politicians than any work of
philosophy in the past hundred years… Commentary on Rawls quickly attained the status of a “Rawls
industry”, but not even the most hostile critics ventured to suggest that these initial estimates of Rawls’
importance were exaggerated.
25
Teoría de la justicia. Una idea que Rawls no comparte, pues para él, no sería un libro
diferente como muchos dicen9. Uno de los propósitos de Liberalismo político es
proponer una nueva manera de entender la Teoría de la justicia o más bien una nueva
interpretación de ella, esto acarrea indudablemente algunas modificaciones sustanciales
pero la estructura sigue siendo la misma. La presente obra distingue, entre otras cosas, la
filosofía moral de la filosofía política, una doctrina moral general de una concepción de
la justicia que tiene un carácter estrictamente político10, cosas que no habían sido
tomadas suficientemente en cuenta por la Teoría de la justicia. Tanto el utilitarismo y la
teoría de la justicia eran presentados como doctrinas generales. Esto va a generar un
problema muy serio en la Teoría de la justicia que tiene que ver con el tema de la
estabilidad elaborado en la Tercera parte de este libro. Es irrealista, según Rawls, pensar
que una sociedad pueda llegar a ser estable siendo regulada por una doctrina filosófica
moral dado el hecho del pluralismo razonable que es el resultado de la razón práctica en
contexto de las instituciones libres.
El tema de la estabilidad, tal como fue presentado en la Teoría de la justicia, no
estaba bien fundamentado, razón por la cual la justicia como equidad debe ser
comprendida ahora como una concepción política de la justicia, y esta se caracteriza por
su independencia frente a las doctrinas comprensivas, morales, filosóficas y religiosas
sostenidas por los individuos. En consecuencia, el problema de Liberalismo político es
el siguiente: “¿cómo es posible que pueda existir a través del tiempo una sociedad
9
C’est avec beaucoup de plaisir que j’entreprends cette préface destinée à la traduction
française par Catherine Audard de mon livre Théorie de la justice. En dépit des nombreuses réactions
critiques qu’il a suscités, j’en soutiens toujours les grandes lignes et la doctrine centrale. Bien entendu,
comme on pourrait s’y attendre, j’aurais aimé avoir exprimé certaines choses différemment et j’y
apporterais maintenant un certain nombre de modifications non négligeables. Mais, si je devais récrire
entièrement la Théorie de la justice, cela ne donnerait pas, comme les auteurs ont tendance à le dire, un
livre complètement différent. (Rawls, 2009, p. 9)
10
Dice Rawls: Los objetivos de las presentes conferencias son diferentes. Nótese que en mi
resumen de los objetivos de la Teoría de la justicia la tradición del contrato social se ve como parte de la
filosofía moral, y no se hace ninguna distinción entre la filosofía moral y la filosofía política. En mi Teoría
de la justicia, ninguna doctrina moral de la justicia, que se diga de alcance general, se distingue de una
concepción estrictamente política de la justicia. En esa obra nada se saca en limpio del contraste que existe
entre doctrinas comprensivas tanto filosóficas como morales y las concepciones limitadas al dominio de lo
político. En las conferencias del presente volumen, sin embargo, estas distinciones y las ideas relacionadas
con ellas son fundamentales. (Rawls, 1996, p. 10-11)
26
11
Véase Audard, 2007, p. 184.
27
que se circunscribe al ámbito de lo político, sin emitir juicios valorativos sobre las
doctrinas comprensivas de personas o comunidades, puede ser respaldada por todos y
“lograr unas condiciones mínimas de estabilidad y pluralismo” (Quintana, 1996, p.154).
Los valores sobre las que se apoya esa concepción política de la justicia son valores
políticos como el valor de la libertad y la igualdad, valores que todos reconocen. Así
que, se espera que todos los individuos puedan aceptar la concepción política de la
justicia a pesar de sus diferencias profundas.
De ahí nace el consenso traslapado que es una idea fundamental. La
confrontación con el utilitarismo como doctrina omnicomprensiva se disminuye, el
objetivo ahora no es tanto sustituir o superar el utilitarismo sino proponer una base de
justificación razonable para las discusiones políticas partiendo del hecho del pluralismo
razonable. Es necesario buscar una base común sobre la cual las personas pueden
discutir a pesar de sus valores e intereses personales.
Tiene sentido hablar de una evolución en el pensamiento de Rawls. De la Teoría
de la justicia al Liberalismo político, se operó un cambio en el sistema de Rawls que
puede ser explicado por la toma de conciencia de la dimensión política de la teoría de la
justicia como equidad. No basta con criticar el utilitarismo o el intuicionismo como
sistemas filosófico-morales. Una teoría de la justicia que los pueda reemplazar tiene que
tener un fundamento político suficiente que le garantice estabilidad política, y para
mostrar que eso es posible Rawls publicó Liberalismo político.
comunes, dicha idea tiene a la base una concepción de las personas consideradas como
libres e iguales mientras que para el utilitarismo las personas son intercambiables: todas
desempeñan en la sociedad el mismo rol. Antes de abordar la concepción de sociedad de
Rawls y sus elementos constitutivos, es bueno ver por qué se da, antes de todo, la
cooperación humana.
En Teoría de la justicia, la descripción que Rawls hace de la sociedad está
caracterizada por dos elementos: identidad de intereses y conflicto de intereses. La
identidad de intereses traduce la idea de que la sociedad procura a todos sus miembros
una mejor vida que si cada uno viviera de sus propios esfuerzos, y ese un argumento a
favor de la cooperación social. El segundo elemento es lo que Rawls denomina un
conflicto de intereses. Su causa radica en el hecho de que las personas no son
indiferentes al modo de distribuir los ingresos de la cooperación dado que, con el objeto
de perseguir sus planes de vida, cada una prefiere una parte mayor que menor de manera
que el conflicto de intereses proviene de lo que podemos llamar un egoísmo racional. Es
por eso que Rawls afirma:
Barry en su libro titulado Teorías de la justicia. Según Barry, las reglas de la justicia o
de la equidad en Hume sirven para decidir sobre el modo de realizar una adquisición o
una transferencia de propiedad. “Si no se dieran ciertas condiciones – las circunstancias
de la justicia -, la justicia no sería ventajosa y la convención de las propiedades
separadas nunca se habrían desarrollado” (Barry, 1995, p. 169). Tres son las condiciones
que para Hume hacen posible la virtud de la justicia: la condición de escasez moderada,
el egoísmo y la igualdad aproximada de fuerza.
La condición de escasez moderada pone en evidencia la imposibilidad de la
naturaleza de satisfacer todos los anhelos de los hombres. En este contexto, es necesario
considerar la virtud de la justicia, es decir, la virtud social de la justicia.
con ellos: podría obtener cualquier cosa que quisiera sin tener que dar nada a cambio”
(Barry, 1995, p. 176-177).
Siguiendo a Hume, Rawls clasifica las circunstancias de la justicia en dos
categorías: las circunstancias objetivas y las circunstancias subjetivas. En las
circunstancias objetivas, Rawls pone a la condición de la igualdad de poder y la escasez
moderada.
El conflicto de intereses que traduce la idea de que cada uno persigue su propio
bien, hace parte de las circunstancias subjetivas según Rawls. Las personas tienen sus
propios planes de vida, lo que hace que la cooperación mutuamente ventajosa sea
posible. Cada una tiene sus propias concepciones de lo que es bueno. “Estos planes o
concepciones de lo que es bueno, les llevan a tener diferentes fines y propósitos y a
formular exigencias conflictivas acerca de los recursos naturales y sociales disponibles”
(Rawls, 1995, p. 127). Además, es un “yo que considera su concepción del bien como
digna de reconocimiento y que presenta las demandas en su favor como merecedoras de
ser satisfechas” (Rawls, 1995, p.127). Sin estas circunstancias, no tendría sentido hablar
de la virtud de la justicia desde una perspectiva social.
Dadas estas condiciones, una cooperación entre las personas es realmente posible
y necesaria. Sin cooperación, nadie podría llevar una vida satisfactoria. Después de
31
presentar las condiciones de las cuales surge la cooperación humana, ahora podemos
examinar lo que significa para Rawls una sociedad como un sistema justo de
cooperación.
Entre las ideas fundamentales cuento aquellas que usamos para organizar
y estructurar la justicia como equidad. La idea más fundamental en esta
concepción de la justicia es la idea de la sociedad como un sistema
equitativo de cooperación social a lo largo del tiempo (…). Usamos esta
idea como la idea organizadora central cuando tratamos de desarrollar una
concepción política de la justicia para un régimen democrático. (Rawls,
2002, p. 28)
Cuando las personas reconocen y aceptan que los procedimientos y las reglas son
adecuados para regular sus relaciones, entonces, se puede decir que la cooperación es
voluntaria. En otras palabras, las reglas no son impuestas por una autoridad central,
vienen dadas por las personas. Por lo tanto, esas reglas tienen un reconocimiento público
y esto “da un mayor apoyo al respeto que los hombres se tienen a sí mismos, lo que a su
vez repercute aumentando la eficacia de la cooperación social” (Rawls, 1995, p. 172).
Las personas se someten a las reglas que ellas mismas han escogido, y así son
autónomas en sentido kantiano. Las personas no ven sus relaciones en sociedad guiadas
por una doctrina religiosa o principios que expresan valores aristocráticos.
Un segundo elemento es la idea de los términos justos de cooperación, “términos
que cada participante puede aceptar razonablemente siempre y cuando todos los demás
también los acepten” (Rawls, 1996, p. 40). Los términos justos son términos que
especifican derechos y deberes y una correcta distribución de las ventajas sociales. Por
esta razón, los términos justos posibilitan una cierta idea de reciprocidad o de
mutualidad: “todos los que participan en la cooperación y que cumplen con su parte
según lo requieren las reglas y los procedimientos fijados, se beneficiarán de manera
apropiada, conforme sea valorado por un patrón de comparación conveniente” (Rawls,
1996, p. 40). La justicia no puede permitir que haya una pérdida de unos en beneficio de
los demás. La idea de Rawls es que todos debemos ganar con la justicia, los beneficios
de la cooperación deben ser distribuidos de manera equitativa.
Finalmente, la cooperación implica la idea de la ventaja o bien racional. “Esta
idea del bien especifica lo que están tratando de lograr quienes participan en la
33
Tan acertada que pueda parecer esta crítica, para Rawls, está mal fundada dado
que un ciudadano es alguien que opera en diversos círculos sociales y, de esta manera,
“poseen diversos niveles de pertenencia” (López, 2005, p. 103). Veamos ahora, con más
detalle, el ciudadano liberal de corte rawlsiano. Para Rawls, una persona es un
ciudadano, es decir, un “integrante normal y cooperador de la sociedad durante toda una
vida” (Rawls, 1996, p.42). Dicho esto, un ciudadano es un sujeto moral que posee las
dos facultades morales que mencionaremos a continuación.
Las personas son iguales al poseer en grado mínimo esencial las dos facultades
morales mencionadas arriba para participar en la cooperación social. Como dice Rawls,
“la capacidad de personalidad moral es condición suficiente para tener derecho a una
justicia igual” (Rawls, 1995, p. 457). Y las personas son libres en virtud de sus dos
poderes morales. Ahora, de acuerdo con el liberalismo político, el concepto de sujeto
moral se define como sujeto político. Y la condición de libertad de las personas en la
posición original pone en evidencia su carácter político. Las personas se consideran
libres a partir de tres elementos.
36
Primero, son libres por la capacidad de poseer una concepción del bien. Pero lo
más importante es que las personas no tienen una concepción fija del bien que persiguen,
esto es, su concepción del bien puede ser cambiada o revisada a lo largo de su vida. Más
aun, las personas tienen el derecho de definirse al margen de toda concepción particular
del bien. Dicho esto, hay que reconocer que las personas poseen dos sentidos de
identidades: una identidad institucional o pública y una identidad no pública, es decir, no
institucional o moral12. La identidad pública se manifiesta a través de las instituciones
básicas de la sociedad, las personas tienen unos derechos deberes y básicos. La identidad
no pública se define de acuerdo con los vínculos o afiliaciones de las personas a una
asociación, una comunidad religiosa, etc. No se puede confundir estas dos identidades de
la persona. Por ejemplo, los principios de justicia no consideran que la apostasía es un
delito. Así que, las personas pueden cambiar de religión, pero siguen conservando su
identidad pública, es decir, los derechos y deberes básicos que gozan de las instituciones
básicas de la sociedad no son afectadas.
A partir de lo anterior, podemos afirmar que las personas tienen unos fines de
carácter político y otros de carácter no político. Los primeros tienen que ver con los
principios de justicia política y los segundos son los que las personas persiguen en sus
asociaciones o comunidades, las personas tienen la tarea de ajustar y reconciliar estos
dos aspectos de la identidad que las definen13. Así, Rawls dice:
En segundo lugar, las personas son libres cuando se ven a sí mismas con
derechos a presentar exigencias o demandas a las instituciones con objeto de perseguir
12
Véase Rawls, 1996, p. 52.
13
Cabe notar que los valores y compromisos políticos son prácticamente los mismos, según
Rawls, mientras que nuestras concepciones del bien pueden ser cambiadas.
37
sus concepciones del bien siempre y cuando estas no superen los límites establecidos por
la concepción política de la justicia. “Los ciudadanos entienden que esas exigencias
tienen peso propio, independientemente de que se derivan de deberes y obligaciones
definidos por una concepción política de la justicia, por ejemplo, de deberes y
obligaciones para con la sociedad (Rawls, 2002, p. 48). De esta manera, las personas se
ven como “fuentes autoautenticadoras de exigencias válidas (self-authenticating sources
of valid claims) según la expresión utilizada por Rawls. Los esclavos no son fuentes
auto-autenticadoras de exigencias validas por el hecho de que no pueden hacer
reivindicaciones en función de realizar sus planes de vida. Las leyes promulgadas a
favor de ellos no se fundamentan en exigencias que ellos hacen sino vienen de sus
propietarios o de intereses sociales.
Por último, las personas son libres en virtud de su capacidad para asumir sus
fines, esto significa que los ciudadanos pueden ajustar sus fines de acuerdo con lo que
pueden razonablemente esperar de las instituciones básicas de la sociedad reguladas por
los principios de justicia. En efecto, “ser libres en estos aspectos capacita a los
ciudadanos para ser racional y plenamente autónomos” (Rawls, 1996, p.87), la
autonomía racional es privada en el sentido de que no es pública y la autonomía plena es
pública.
A partir de lo anterior, el ciudadano rawlsiano es un yo más complejo que el yo
comunitarista, es alguien que es capaz de preocuparse por el estado moral de su
comunidad y también puede actuar de acuerdo con una concepción política de la justicia,
la cual expresa unos valores políticos. Lo que le interesa a Rawls es la identidad pública
de las personas, su autonomía plena, es decir, sus comportamientos en el ámbito público
guiados por los principios de justicia.
Así, para algunos el modelo más apropiado para elegir los términos justos que hayan de
hacer justa la cooperación social es el modelo contractualista que ha tenido un lugar muy
importante en la historia de la filosófica política y liberal. El contractualismo, como
método, parece entender la naturaleza compleja de las sociedades modernas, las cuales
se distinguen por el reconocimiento del pluralismo como un hecho. Rawls se posiciona
40
14
Texto original en inglés: Now, social contract doctrines (…) had a more limited ambition: and
agreement on the best form of government. They did not mention a moral or societal content. (Audard,
2007, p. 184)
15
Véase López, 2005, p. 60.
41
Ahora bien, debemos preguntarnos cuáles son los problemas profundos de los cuales
debe ocuparse la filosofía política. En la Reformulación, Rawls hace una exposición
muy clara de los cuatros papeles de la filosofía política, es decir, las respuestas que
puede aportar la filosofía política a los problemas que vamos identificando. El primer
problema se caracteriza por los conflictos políticos que brotan de las diferencias que
existen entre las doctrinas comprehensivas, morales, religiosas y filosóficas. De aquí
42
altruistas” (Barry, 1993, p. 20). Esto significa que cada uno tiene una concepción del
bien que quieren favorecer, aunque ellos ignoran por completo en la posición original el
contenido que tendrá en la vida real. Todo lo que ellos saben es que necesitan tener unos
bienes primarios que son imprescindibles para realizar su concepción particular del bien.
Estos bienes primarios pueden ser catalogados en dos clases: bienes primarios de tipo
social como la riqueza, las oportunidades y los derechos y los bienes primarios de tipo
natural que son los talentos, la salud, la inteligencia etc.16 Con respecto a estas dos
condiciones reunidas en la posición original, los principios serán razonables y aceptados
para todos y su sentido de justicia les capacitará para adherirse a estos principios. En el
caso de que los principios de justicia no correspondan con sus convicciones acerca de lo
justo y de lo injusto, las personas tienen que revisar las condiciones de la situación
inicial o sus juicios ya que son susceptibles de errores. Este movimiento es lo que Rawls
llama el equilibrio reflexivo, el cual permite ajustar constantemente nuestros juicios con
los principios de justicia.
2.3 Los dos principios de la justicia para una teoría de la justicia como equidad
17
Habermas & Rawls, 1998, p. 84.
47
discutiendo con otros, va especificando con más claridad los principios de justicia. La
primera formulación que plantea Rawls en Teoría de la justicia se enuncia de la
siguiente forma:
El primer principio pone acento en las libertades básicas iguales para todos de
acuerdo con el sistema más extenso de libertades posible para todos. Mientras que las
libertades básicas tienen que ser iguales para todos, el segundo principio reconoce las
distintas formas de desigualdades sociales y económicas. Solamente, pone como
condición que aquellas desigualdades deben beneficiar a todos y los empleos y cargos
estén abiertos para todos. “La injusticia consistirá entonces, simplemente, en las
desigualdades que no benefician a todos” (Rawls, 1995, p. 69). La primera formulación
de los dos principios de justicia es de tipo general.
En una segunda formulación del primer principio, Rawls reemplaza la expresión
“el esquema más extenso” por “el más extenso sistema total”. Las razones para dicho
cambio no están totalmente claras. Lo único que podemos decir es que las libertades
básicas se encajan ahora dentro de un sistema que ha de ser igual y similar para todos.
18
Aquí, seguimos el texto original porque creemos que la traducción española no es muy fiel.
Each person is to have an equal right to the most extensive total system of equal basic liberties compatible
with a similar system of liberty for all. (Rawls, 1971, p. 250)
La edición española traduce the most extensive total system por “sistema más amplio”. (Rawls,
1995, p. 235)
48
19
Tratamos de reproducir aquí la gráfica 3 que está en la página 74 de Teoría de la justicia. O
representa el punto de partida entre toda distribución. En la curva AB, todos los puntos son eficientes.
Cuando X1 gana, no se puede mejorar la situación de X2, pero esta distribución es eficiente. En el punto D
= (a, b), la situación es otra. Cuando X1 está en el nivel a, X2 está en el nivel b. En este punto, hay una
situación de igualdad. La conclusión a la que llega Rawls es que, entre varias distribuciones eficientes, se
necesita un principio de justicia para escoger entre ellas. El principio de eficiencia no puede hacerlo sólo.
49
Aquí el punto más importante para Rawls es que, una vez que el sistema
ha estado funcionando por algún tiempo, los resultados distributivos de
un periodo dado dependerán de la distribución inicial de bienes
personales al comienzo del periodo, y esto se verá fuertemente influido
por contingencias naturales y sociales. (Barry, 1995, p. 236)
La idea aquí es que los puestos han de ser abiertos no sólo en un sentido
formal, sino haciendo que todos tengan una oportunidad equitativa de
obtenerlos. (…) Quienes tengan capacidades y habilidades similares
deberían tener perspectivas de vida similares. Más específicamente:
suponiendo que existe una distribución de las capacidades naturales,
aquellos que están en el mismo nivel de capacidades y habilidades y
tienen la misma disposición para usarlas, deberían tener las mismas
perspectivas de éxito, cualquiera que sea su posición en el sistema social.
En todos los sectores de la sociedad debería haber, en términos generales,
las mismas perspectivas de cultura y de éxito para todos los que se
encuentran igualmente motivados y dotados. Las expectativas de aquellos
que tengan las mismas capacidades y aspiraciones no deberían verse
afectadas por sus clases sociales. (Rawls, 1995, p. 78)
El principio de diferencia establece que las dos partes deben ganar con las
desigualdades, pero con un enfoque especial en la parte menos aventajada. Un caso en
que no se puede aplicar el principio de diferencia es que, al disminuir la perspectiva de
los más afortunados, se disminuye también la perspectiva de los menores afortunados. El
principio de diferencia se presenta como un principio igualitario, esto es, a medida que
van creciendo las perspectivas de vida de los más aventajados, deben crecer también las
perspectivas de los menos aventajados. ¿Cómo identificar ahora a los menos
aventajados? Para el filósofo norteamericano, los menos aventados son personas que
comparten las mismas libertades que las demás y la justa igualdad de oportunidades,
pero tienen un nivel más bajo de ingreso y de riquezas que las demás20. Así que, los
menos aventajados no se definen en función de su raza, color, sexo, etc. sino mediante
un índice de los bienes primarios. Después de todo esto, los dos principios quedan como
sigue en la Teoría de la justicia:
20
Véase Rawls, 2002, p. 99.
21
Retomamos el primer principio que corresponde a la segunda formulación tal como lo hemos
planteado en la página 41.
54
Son la libertad política (el derecho a votar y a ser elegible para ocupar
puestos públicos) y la libertad de expresión y de reunión; la libertad de
conciencia y de pensamiento; la libertad de la persona que incluye la
libertad frente a la opresión psicológica, la agresión física y el
desmembramiento (integridad de la persona; el derecho a la propiedad
22
Véase Rawls, 1995, p. 280.
23
Véase Rawls, 1996, p. 270-271.
55
El primer principio ampara las libertades básicas iguales para todos y tiene
prioridad sobre el segundo principio, es decir, los dos principios están situados en un
orden lexicográfico. Esto significa que las libertades básicas en el primer principio
tienen que ser plenamente satisfechas antes de aplicar el segundo principio. Las
libertades básicas protegidas por el primer principio no pueden ser coartadas a favor de
mayores beneficios sociales y económicos. En consecuencia, la prioridad del primer
principio sobre el segundo estorba la aplicación del principio de utilidad porque “en aras
del bienestar colectivo, abre la posibilidad de restringir la libertad de algunos
individuos” (Rodríguez, 2010, p. 72).
Rawls trató de enfrentar las críticas de Herbert Hart en una conferencia que dio
en la Universidad de Michigan en 1981, titulada Basic Liberties and their Priority. La
prioridad de la justicia está establecida a partir de una concepción de persona
considerada como libre e igual y dotada de las dos facultades morales24. Desde esta
perspectiva, las personas escogerían un principio que les permitiera desarrollar y ejercer
plenamente sus dos facultades morales como personas racionales y razonables. Por
ejemplo, como personas interesadas en perseguir sus fines, con doctrinas
comprehensivas y capaces de cometer errores y revisar sus concepciones determinadas
del bien, ellas adoptarían primero el principio que garantizaría la libertad de conciencia
para todos en lugar de otro. “No pueden correr el riesgo de permitir menor libertad de
conciencia, por ejemplo, a las religiones minoritarias, ante la posibilidad de aquellos a
quienes representan tengan una religión mayoritaria o dominante y, por tanto, gocen de
mayor libertad de conciencia” (Rawls, 1999, p. 288). Las personas consideran que sus
concepciones determinadas del bien no son negociables; esta es una razón para fijar la
prioridad de la libertad de conciencia expresada en el primer principio.
24
Esta cuestión está desarrollada en la segunda parte, las personas que participan en la
cooperación están dotadas de dos facultades morales: la capacidad para tener un sentido de justicia y la
capacidad para tener una concepción del bien.
56
Tal garantía significa que el valor de las libertades políticas para todos los
ciudadanos, cualquiera que sea su posición social o económica, deben ser
aproximadamente iguales, o por lo menos suficientemente iguales, en el
sentido de que cada cual tiene una justa oportunidad para ocupar un
puesto público y para ejercer su influencia en el resultado de las
decisiones políticas. (Rawls, 1996, p. 302).
25
Véase Rawls, 1996, p. 306.
57
aplicación de alguna política pública. Esta disposición combina en una sola noción la
libertad y la igualdad de los ciudadanos. Ahora, ¿cuáles son los medios posibles para
garantizar el valor justo de las libertades políticas?
Una guía para garantizar el valor justo parece ser que las partes26 se
mantengan independientes de las grandes concentraciones del poder
económico y social en una democracia donde prevalece la propiedad
privada, e independientes del control gubernamental y del poder
burocrático en un régimen socialista liberal. En cualquier caso, la
sociedad debe asumir en gran parte el costo de organizar y llevar a cabo el
proceso político, y debe reglamentar las conducciones de las elecciones.
(Rawls, 1996, p. 302)
26
Esta traducción es incorrecta, la palabra “parte” es muy confusa . No son las partes sino los
partidos políticos en el texto original: But on guideline for guaranteeing fair value seems to be to keep
political parties independent of large concentrations of private economic and social power in a private-
property democracy, and of government control and bureaucratic power in liberal socialist regime. In
either case, society must bear at least a large part of the cost of organizing and carrying out the political
process and must regulate the conduct of elections. (Rawls, 1993, p. 328)
27
Véase Rawls, 2002, p. 74.
58
igualdad de oportunidades relacionado con las posiciones sociales abiertas a los talentos,
se sitúa ahora antes del principio de diferencia. Así que, las dos partes del segundo
principio están situadas también en un orden lexicográfico. La Reformulación recoge de
manera sucinta las ideas centrales de Basic Liberties and their Priority. La presentación
de los principios es casi igual. Lo único que hay que subrayar en el primer principio es
que Rawls no incluye el valor justo de las libertades políticas en el primer principio
como es el caso de Liberalismo político, pero queda igualmente protegido. Cuando se
satisface la exigencia del primer principio, hay que tener en cuenta de que “el valor d e
las libertades políticas quede asegurado” (Rawls, 2002, p. 77), dice Rawls en la
Reformulación.
Para concluir, se puede alegar que los principios de justicia conservan de cierta
manera ciertos rasgos comunes a pesar de las distintas formulaciones. El primer
principio que aborda la repartición de las libertades básicas iguales para todos. El
segundo principio toma en cuenta las desigualdades sociales y económicas proponiendo
que las posiciones sociales deben abiertas a todos de acuerdo con el principio de la justa
igualdad de oportunidades; y el principio de diferencia que propone un criterio justo de
repartición. Tenemos que ver ahora si una concepción política de la justicia
caracterizada por los principios examinados anteriormente pueda ser objeto de un
consenso entre los ciudadanos que profesan doctrinas comprehensivas diferentes e
irreconciliables entre sí.
propio punto de vista28. Una segunda cuestión relacionada con el consenso traslapado, es
la cuestión de la estabilidad. La estabilidad de la sociedad puede ser garantizada por vías
distintas. Una de ellas es el uso de la fuerza para imponer una doctrina comprehensiva.
Pero el liberalismo político busca lograr la estabilidad mediante un consenso entre todos
en torno a una concepción estrictamente política de la justicia.
“La justicia como equidad tiene los tres rasgos de una concepción política que
deberían ayudarle a atraerse el apoyo de un consenso entrecruzado razonable” (Rawls,
2002, p. 59). Su primer rasgo es que la concepción política de la justicia se limita a las
estructuras sociales, económicas y políticas, en una palabra, a la estructura básica de la
sociedad. Hay que distinguir una concepción política de la justicia de una doctrina
comprehensiva general que tiene un alcance mucho mayor. El utilitarismo es presentado
por Rawls como tal, abarca una gama amplia de objetos “desde la conducta de
individuos y las relaciones personales hasta la organización de toda la sociedad, así
como la ley que rige entre pueblos” (Rawls, 1996, p. 37). En cambio, la concepción
política tiene como objeto la estructura básica de la sociedad, “y no se extiende, por
ejemplo, a normas acerca de nuestra conducta personal o ideales de vida” (Gargarella,
1999, p. 196).
Un segundo rasgo de la concepción política es su carácter independiente, esto es,
no deriva de ninguna doctrina comprehensiva, es neutra en este caso. Los ciudadanos no
necesitan renunciar a sus propios valores para apoyarla, esto sería socavar las bases de
dicho consenso29. La concepción política de la justicia es presentada por Rawls como un
módulo que pueda ser integrado y justificado por distintas doctrinas comprehensivas.
Los valores que expresan son políticos y no contradicen de ninguna manera los valores
de las doctrinas comprehensivas que se sitúan en otro ámbito.
28
Véase Audard, 2007, p. 197.
29
En una réplica a Habermas, Rawls dice lo siguiente: Concibo la justicia como equidad como el
desarrollo de una concepción política liberal de la justicia para un régimen democrático tal que podría ser
aceptado, al menos así lo espero, por todas las doctrinas comprehensivas razonables que existen en una
democracia regulada por ella, o por una concepción similar. (Habermas & Rawls, 1988, p. 77)
60
Es muy acertada la interpretación que hace Jorge Giraldo al afirmar que los
cambios propuestos por Rawls en la idea de la estructura básica sirven para extender el
ámbito de aplicación de su concepción de la justicia a formas de sociedades más
diversas. Vale la pena decir algo sobre la sustitución del concepto tradicional de familia
(familia monógama) por “alguna forma de familia”, una expresión muy vaga. Pero, la
vaguedad de esta expresión da cabida a muchas formas de pensar la familia. Este es un
tema muy controversial, que ha provocado debates muy agudos en nuestras sociedades
contemporáneas. La justicia como equidad no toma una posición al respecto sino
reconoce que, en virtud de la autonomía racional de las personas, ellas pueden definir
libremente su forma de vida siempre y cuando no obstaculicen los principios de justicia.
Esta evolución en la idea de la estructura básica permite una mayor coherencia entre las
ideas fundamentales de la justicia como equidad. Rawls entraría en contradicción con sí
64
mismo, es decir, con su idea de las personas libres e iguales si no reconociera el hecho
de que haya maneras diversas de conformar una familia.
La estructura básica de la sociedad es el objeto primario de la justicia. Afirmando
esto, Rawls supone que hay otros casos de justicia que requieren evidentemente
principios distintos. En efecto, la justicia como equidad no es una concepción general de
la justicia que abarca todos los temas, más bien, es una concepción política de la justicia.
Los principios de justicia no son apropiados para las universidades, las iglesias, etc.
Rawls niega lo que Liam Murphy llama el “monismo”30, el hecho de que haya un
principio único que determina la justicia en todos los círculos sociales. Para Freeman, el
reconocimiento de una pluralidad de principios está relacionado con la autonomía de los
diversos elementos de la sociedad; la libertad y la igualdad de las personas31.
30
Véase Freeman, 2014, p. 90.
31
Ibíd.
32
Ibíd., p. 92.
65
33
Véase Freeman, 2014, p. 90.
66
34
Véase Freeman, p. 89-90.
67
mérito. Todas estas contingencias sociales influyen en las perspectivas de vida de las
personas y merecen una atención especial en la justicia como equidad.
35
Véase Freeman, 2014, p. 94.
68
Pero el problema que Rawls nota aquí es que operaciones que aparentemente son
justas, al sumarlas, terminan dando resultados muy desiguales o injustos, una “mano
invisible guía las cosas en la dirección equivocada, y favorece una configuración
oligopólica de acumulaciones que tiene éxito en sostener desigualdades injustificadas y
restricciones a la igualdad de oportunidades” (Rawls, 1996, p. 251). La mano invisible
aquí es, según Freeman, el capitalismo36. Además, Rawls reconoce que nuestro mundo
social está lleno de falsedades y artimañas, por esto, un acuerdo libremente aceptado
entre dos personas no garantiza siempre que sus términos sean justos. Aquí, quiero traer
a ejemplo un caso contado por Michael Sandel en un curso presentado a un grupo de
jóvenes en la universidad de Harvard. Una viuda ya mayor de 84 años contrató a alguien
para reparar su inodoro, que tenía un problema, a cambio de US $50.000. Ella lo acordó
libremente por su ingenuidad y se fue al banco para retirar la plata. Como era ya mayor,
el cajero le preguntó por qué necesitaba esta plata y se supo que era para reparar su
inodoro. El cajero llama a las autoridades porque evidentemente no fue un acuerdo justo.
En conclusión, aunque había consentimiento entre las dos personas, esto no significa
necesariamente que el acuerdo fuera justo.
Entonces, ¿qué es lo que Rawls propone? En lugar del proceso histórico, Rawls
recomienda un proceso social. Para esto, se necesita una división del trabajo entre:
36
Véase Freeman, 2014, p. 99.
69
que “en algún lugar del sistema social están vigentes las regulaciones necesarias para
preservar la justicia de trasfondo” (Rawls, 2002, p. 86). La división del trabajo, en este
caso, es una condición necesaria para que las personas puedan perseguir libremente sus
fines.
En una nota al pie de página, Rawls afirma que la secuencia de cuatro etapas está
tomada de la constitución y la historia de los Estados Unidos, y no es más que “un
recurso para aplicar los principios de justicia” (Rawls, 2002, p. 192). Prefiero usar en
lugar de “recurso”, la palabra “esquema”, tomada de la traducción francesa 37. Es
necesario tener un esquema que permita la simplificación de la aplicación de los
principios de la justicia. “Se trata de formular un proceso que nos lleve desde la misma
elección de los principios a su aplicación a casos concretos dentro del funcionamiento
del Estado” (Vallespín, 1985, p. 124). Dicho esto, la primera etapa en la secuencia es (i)
la elección de los principios en la posición original bajo el velo de la ignorancia.
Después de la elección de los principios, las personas retoman su lugar correspondiente
en la sociedad y pueden formular sus reclamaciones a la luz de estos principios ya
establecidos.
La etapa que sigue (ii) es la parte constitucional en que se convoca un congreso
constituyente para escoger una constitución. Se puede notar que la constitución política
es la primera institución a la que se aplican los principios de justicia. Todas las etapas
posteriores deben obedecer a las exigencias constitucionales y la constitución a su vez a
las exigencias de los principios de justicia, lo que garantiza que ésta sea justa. Luego,
viene (iii) la etapa legislativa en la que se promulgan las leyes y finalmente (iv) la etapa
administrativa en la que “las reglas son aplicadas por los administradores y seguidas en
general por los ciudadanos, y en las que las leyes son interpretadas por los miembros de
la judicatura” (Rawls, 2002, p. 79). Cabe notar que el velo de ignorancia va
37
Véase Rawls, 2009, p. 236.
70
disminuyendo en cada una de las etapas hasta que se levante totalmente en la última. Las
instituciones políticas han de ser diseñadas de esta forma. Para pasar al siguiente punto,
debemos decir que Rawls interpreta la justicia como equidad con sus instituciones
sociales, económicas y políticas como una democracia de propietarios.
Para Rawls, no se trata de redistribuir los ingresos hacia los menos aventajados,
más bien, hay que operar una democratización de la propiedad y desarrollar el capital
humano que es la educación y el ejercicio de las habilidades. La idea no es asistir a los
más desafortunados como se hace en el estado de bienestar mientras que las
desigualdades perduren, en cambio, hay que “colocar a todos los ciudadanos en una
posición en la que pueden gestionar sus propios asuntos partiendo de un nivel adecuado
de igualdad social y económica” (Rawls, 2002, p. 190). Los menos aventajados no son
sujetos de caridad, ellos merecen reciprocidad en nombre de la justicia política porque
cumplen con su parte en la cooperación social. Dicho esto, debemos ver ahora como la
concepción política de la justicia para la justicia como equidad se aplica en las
instituciones políticas, económicas y sociales de una democracia de propietarios.
40
Véase Rawls, 2002, p. 196.
72
41
Véase Rawls, 1995, p. 210.
73
de la propiedad privada de los medios de producción que impide que un solo grupo con
más recursos económicos determine la legislación y así las políticas públicas.
En cuanto al segundo principio, este interviene principalmente en la etapa
legislativa. Los legisladores deben tener en cuenta la justa igualdad de oportunidades y
el principio de diferencia. Rawls hace una división del trabajo al hacer que el primer
principio se aplique a la etapa constitucional y el segundo principio a la etapa legislativa.
De esta manera, la prioridad del primer principio se mantiene en la prioridad de la
constitución política sobre la legislación. Teniendo en cuenta el gobierno de la mayoría,
la prioridad de la constitución sobre la legislación pone un límite a las leyes injustas que
se pueden votar por la mayoría.
Me imagino, entonces, una división del trabajo en etapas, en las que cada
una trata diferentes cuestiones de justicia social. Esta división
corresponde, aproximadamente, a las dos partes de la estructura básica. El
primer principio de la igualdad de la libertad es el primer paso para el
congreso constituyente (…). Así, la constitución establece un status
general de igualdad ciudadana y realiza la justicia política. El segundo
principio interviene en la etapa legislativa. Prescribe que las políticas
sociales y económicas tengan como objeto la maximización de las
expectativas a largo plazo de los menos aventajados, en las condiciones
de una igualdad equitativa de oportunidades, en la cual se mantenga las
libertades para todos. (…) La segunda parte de la estructura contiene las
distinciones y jerarquías de las formas políticas, económicas y sociales
que son necesarias para una cooperación mutuamente beneficiosa y
eficaz. (Rawls, 1995, p. 190-191)
Cabe notar que los principios de justicia sirven de patrón tanto para la
constitución como para la etapa legislativa. Las instituciones sociales y económicas no
solamente deben cumplir con las peticiones del primer principio sino deben garantizar
en su funcionamiento la justa igualdad de oportunidades y el principio de diferencia. A
continuación, abordaremos la descripción que Rawls hace de las instituciones
económicas y sociales en Teoría de la justicia. Un gobierno democrático comporta
cuatro ramas o departamentos: una rama de asignación, una rama estabilizadora, una
rama de transferencia (Transfer branch) y finalmente una rama de distribución. “Cada
74
42
Con su nueva posición respecto al mínimo social, Rawls acepta finalmente la tesis de Frank I.
Michelman, según la cual los “derechos sociales constitucionales” deben ser parte de una constitución
democrática. (…) En resumen, los principios de justicia pol ítica que conforman los contenidos
constitucionales incluyen tanto las libertades básicas como el mínimo social indispensable para la
75
Rawls piensa aquí que se podría adoptar un impuesto proporcional sobre los
gastos en lugar de la renta. En este caso, la gente pagaría impuestos de acuerdo con lo
que gasta o la cantidad de bienes y servicios producidos que usa43. Por último, tenemos
la rama de distribución (Distribution branch). “Su tarea es conservar una justicia
aproximada de las porciones distributivas mediante la tributación y los reajustes
necesarios a los derechos de propiedad” (Rawls, 1995, p. 259). En primer lugar, es
necesario encontrar una manera de normalizar las transmisiones del patrimonio y limitar
las herencias.
Para hacerlo no es necesario que sean los mismos bienes los que estén
sujetos a tributación, ni hay por qué limitar el total dado como legado.
Antes bien, el principio de tributación progresiva se aplica al receptor.
Los que heredan y reciben donaciones y dotes pagan un impuesto según
el valor recibido y la naturaleza del receptor. Los individuos y las
corporaciones de ciertas clases (digamos, instituciones educativas y
museos) pueden tributar a diferentes tasas. De lo que se trata es de
estimular una amplia y mucho más igualitaria dispersión de la propiedad
real y de los bienes productivos. (Rawls, 2002, p. 215)
satisfacción de las necesidades básicas de las personas que les permiten el ejercicio de sus derechos
constitucionales. (Arango, 2005, p. 152-153)
43
Véase Rawls, 2002, p. 215.
44
Ibid.
76
principio de diferencia45. Las dos tareas de la rama de distribución están en armonía con
los dos principios de justicia.
Dos elementos son necesarios para tener en cuenta: primero, la familia puede ser
considerada como una institución básica, es decir, es parte de la estructura básica de la
sociedad; segundo, la familia es una asociación como todas las demás asociaciones,
universidades, iglesias, etc. Es una asociación dado que la familia tiene una vida interna
o una organización particular y no tendría sentido reclamar que sea regida directamente
por los principios de la justicia política. Como asociación, lo normal es que la familia
tenga sus propios principios de justicia. Para corroborar esta afirmación, Rawls dice que
“sería poco sensato que, como padres, se nos exigiera que tratáramos a nuestros hijos de
acuerdo con el principio de diferencia. Aquí esos principios están fuera de lugar”
(Rawls, 2002, p. 220). Entonces, ¿en qué sentido pueden los principios de justicia
45
Véase Rawls, 2009, p. 319.
77
garantizar una justicia igual en las familias? Esta pregunta nos lleva a considerar la
familia como institución básica.
La familia es una institución básica en función de dos quehaceres. Primero, la
familia tiene una tarea productiva y reproductiva que es primordial en la idea de la
sociedad política como un esquema de cooperación que perdura a través del tiempo. En
este orden de ideas, la familia tiene como responsabilidad de suministrar un número
suficiente de individuos para el mantenimiento de una sociedad duradera. La segunda
tarea es el hecho de que los niños son ciudadanos potenciales. La familia debe formarlos
de tal manera que tengan “un sentido de la justicia y de las virtudes políticas que
sustentan las instituciones políticas y sociales” (Rawls, 2002, p. 217). De acuerdo con
esto dos cometidos, la familia es una institución básica. Como habíamos dicho
anteriormente, la expresión “alguna forma de familia” da cabida a muchas formas de
concebir la familia. Aquí, Rawls es mucho más claro respecto a esto, la justicia como
equidad no toma parte por ninguna forma de familia, admite cualquier tipo de familia
que cumple con las condiciones evocadas anteriormente. Es de esta manera que la
justicia como equidad trata los derechos de los gays y lesbianas.
Con esta división del trabajo, Rawls ataca una forma de injusticia muy recurrente
en las familias: la injusticia basada en el género. Las mujeres como ciudadanas tienen
igual derecho y deben tener también las mismas oportunidades que los hombres.
Además, los niños como ciudadanos potenciales, tienen derechos. “Ninguna institución
o asociación en la que participen puede violar sus derechos como ciudadanos” (Rawls,
2002, p. 221). Si el hecho de criar a los niños afecta el principio de la justa igualdad de
las mujeres, la democracia de propietarios exige tomar medidas necesarias para
compensar esto.
Para terminar, Rawls aclara una cuestión que podría parecer confusa en la justicia
como equidad, a saber, si hay una separación entre el ámbito político y el no político.
Los principios de justicia política que afectan a la estructura básica no están separados
de los principios que rigen las asociaciones como las universidades, las iglesias etc.
Están en una relación permanente porque los principios de justicia política intervienen
siempre para limitar los principios de justicia de las asociaciones. La distinción que hace
el liberalismo entre el dominio político y el dominio no político no significa que haya
una línea separadora entre ambos46. Rawls no se refiere al dominio político y no político
como dos lugares separados sino a la manera como los principios se aplican de manera
directa a la estructura básica e indirecta a las asociaciones.
46
Véase Rawls, 2002, p. 221.
79
CONCLUSIÓN
La justicia como equidad se expresa a través de dos principios de justicia que son
objetos de un acuerdo por parte de todos en la posición original. Situados en la posición
original, los individuos o los representantes de las personas son iguales y cada uno tiene
la misma oportunidad de proponer principios de justicia y avanzar razones para ello.
Además, Rawls supone que las personas tienen un sentido de justicia que les va a
permitir respetar, aplicar de manera íntegra los principios de justicia. Estos son
diseñados exclusivamente para la estructura básica, no se aplican sino de manera
indirecta a los individuos y las asociaciones que están dentro de la estructura básica de la
sociedad. La intención de Rawls es permitir que cada individuo o asociación pueda
desarrollar sus actividades de manera libre o autónoma. Esto es una de las diferencias
mayores de la justicia como equidad con el utilitarismo: no todos los individuos en la
sociedad tienen la misma concepción de felicidad o de vida buena.
Cabe notar que, a pesar de todo, el modelo utilitario sigue siendo un modelo de
organización social y económico muy importante en las sociedades actuales. Los
programas políticos, sociales y económicos siguen identificando lo justo con lo bueno,
lo justo parece ser una maximización de lo bueno. Para Rawls, lo justo tiene una cierta
independencia respecto de lo bueno, pero esto no significa que se defina
independientemente de toda concepción de lo bueno. Esto fue una de las grandes críticas
de los comunitaristas hacia la justicia como equidad. Como concepción política de la
justicia, lo justo puede incluir algunas concepciones del bien, pero deben ser ideas
políticas que todos los ciudadanos comparten47.
La justicia como equidad parte de la idea de sociedad como sistema justo de
cooperación entre personas libres e iguales de una generación a la siguiente. Es una idea
de sociedad que reconoce que todos los ciudadanos deben resultar beneficiados de las
ventajas sociales. No se puede permitir que haya ni siquiera una persona perjudicada por
las distribuciones sociales. Ningún grupo social, aunque sea minoritario, debe ser
sacrificado en función del bienestar de la mayoría. Rawls funda la justicia como equidad
47
Véase Rawls, 1996, p. 186.
81
sobre una idea de la persona presente en nuestras sociedades. Personas que se piensan
como libres e iguales no van a negar sus derechos para que otros puedan tener más. Las
luchas de los afros en los años 50 en Estados Unidos, los movimientos de las mujeres
para reclamar derechos iguales y oportunidades iguales corroboran esta idea, asimismo,
muestran la incompatibilidad del utilitarismo con las sociedades contemporáneas.
Hablando de la concepción de la persona en Rawls, uno de sus aportes más
interesantes es distinguir dos aspectos de la identidad ciudadana. Hay un aspecto no
público o no institucional que tienen las personas en virtud de sus asociaciones, sus
comunidades, etc. Hay otro aspecto público e institucional que las personas adquieren a
partir de las exigencias de los principios de la justicia política. A partir de estos dos
aspectos de la identidad Rawls logró articular el comunitarismo con el liberalismo. Por
más individualista que sea la teoría rawlsiana, no es incompatible con el comunitarismo,
entendido como los fuertes vínculos que atan a las personas con las comunidades,
determinando así su propia identidad. Quizá, lo que hay que tener claro es que los
valores políticos tienen una primacía sobre los valores comunitarios. Las personas son
libres de promover sus valores no institucionales en el límite establecido por los
principios de justicia política.
Lo que muestra la importancia del pensamiento de Rawls es, por ejemplo, el
debate que se da hoy en Francia sobre los musulmanes. La gran pregunta es si hay que
permitir que las mujeres musulmanas lleven el burka en los espacios públicos. Otros
hablan de una cultura de asimilación, lo que implica que los hijos de los extranjeros
olviden su cultura, sus tradiciones ancestrales para apropiarse de un “modo de vida
francesa”. Estas cuestiones generan una polarización muy fuerte en la soci edad francesa,
los que están a favor y los que creen que esto viola la libertad de las personas. Aquí, yo
creo que Rawls tiene mucho que decir, particularmente, esta distinción que él hace entre
el aspecto público o institucional de la identidad y el aspecto no público o no
institucional. Es importante valorizar a ambos y tratar de articularlos. Las personas son
libres de llevar el modo de vida que quieran, las asociaciones también pueden
organizarse libremente, siempre y cuando esto no obstaculiza los principios de justicia
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que todos están en capacidad de reconocer como suyos. Una sociedad democrática no se
rige por visiones particulares de la justicia, sino por principios de justicia que todos
pueden aceptar en una situación inicial de igualdad.
Para Rawls, los principios de justicia que las personas acordarían en la posición
original son dos y no podrían ser otros: un principio de libertad igual y otro que
establece que las desigualdades sociales y económicas deben satisfacer el principio de la
justa igualdad de oportunidades y beneficiar a todos, específicamente a los que están
peores situados. Estos principios están dispuestos de acuerdo con una ley de prioridad.
Las libertades básicas deben ser respetadas antes de todo acuerdo social y económico.
En el primer principio, las libertadas políticas deben ser consideradas en su valor justo,
es decir, el derecho que tiene cada ciudadano de influir en las decisiones políticas y de
ocupar puestos públicos. Teniendo en cuenta la importancia de las decisiones políticas,
es importante que todos puedan tener acceso a los cargos públicos independientemente
de su nivel social, económico, etc. Para ello, la sociedad debe asumir los costos de las
elecciones, el funcionamiento de los partidos políticos, etc., evitando así que los sectores
económicos más poderosos se adueñen de las instituciones del Estado.
Acerca del principio de diferencia: algunos critican este principio por ser
demasiado riguroso. Pero sin este principio, el esfuerzo de Rawls para fundar una
sociedad más justa sería vano dado que el capitalismo está autorizado, es decir, el libre
mercado y la propiedad privada. En Reformulación, Rawls piensa la justicia como
equidad como una democracia de propietarios, entre otros. Esto permite dispersar la
propiedad, en otras palabras, operar una democratización de la propiedad dando así a
cada uno una oportunidad económica con el fin de satisfacer sus fines y evitar
posiciones monopolísticas dentro de la sociedad.
Como es notable, la estructura básica de la sociedad es el objeto principal de los
principios de la justicia política y hemos mostrado las interpretaciones que de ellas es
posible hacer, según Freeman. Los principios de justicia política se limitan a la
estructura básica de la sociedad, es una particularidad de la justicia como equidad que no
se ve en el utilitarismo y el libertarianismo. Para que los principios de justicia puedan ser
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BIBLIOGRAFÍA
Primaria
Rawls, J. (1995). Teoría de la justicia. M. D. González (Trad.). México: Fondo
de Cultura Económica.
Secundaria
Vallespín, F. (1985). Nuevas Teorías del contrato social: John Rawls, Robert
Nozick y James Buchanan. Madrid: Alianza.