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GUION Clase 1 2021

Este documento presenta una introducción a la teoría de la opinión pública y los medios de comunicación. Resume las ideas de filósofos como Habermas y Tönnies sobre cómo la opinión pública evolucionó de un espacio de deliberación racional iluminista a uno potencialmente manipulado por los intereses privados a través de los medios masivos. También analiza cómo la sociedad industrial cambió las relaciones sociales y la identidad colectiva, reemplazando la fe religiosa por una opinión pública que puede fabricarse.

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Este documento presenta una introducción a la teoría de la opinión pública y los medios de comunicación. Resume las ideas de filósofos como Habermas y Tönnies sobre cómo la opinión pública evolucionó de un espacio de deliberación racional iluminista a uno potencialmente manipulado por los intereses privados a través de los medios masivos. También analiza cómo la sociedad industrial cambió las relaciones sociales y la identidad colectiva, reemplazando la fe religiosa por una opinión pública que puede fabricarse.

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Licenciatura en Diseño y Comunicación Visual

Comunicación
1
Docente / Valeria Suárez

Guion Clase 1
Opinión pública. Medios de comunicación: entre el
proyecto iluminista y la manipulación

1. Presentación

Empezamos. Las teorías de la comunicación van a dialogar, por lo menos en la pro-


puesta de este recorrido con tres conceptos: con el de lo público, con el de cultura, y con el
de espectáculo. En nuestro primer aterrizaje al campo que posteriormente se constituiría
como el de las teorías de la comunicación, debemos hacer referencia a la opinión pública.
En especial a partir del Iluminismo, la opinión pública ha sido el espacio desde el cual
se deliberó, se construyó una agenda de temas, se llevaron adelante los diálogos y las discu-
siones de una ciudadanía –que Revolución Francesa mediante se concebía como “racional”.
De alguna manera, la opinión pública nos daba las coordenadas espacio temporales que situa-
ban las demandas, las perspectivas, tanto de minorías como de las mayorías en una sociedad.
La plaza pública, el lugar del encuentro, la asamblea y deliberación nos hacía evocar en esta
temprana modernidad al espacio del ágora griega donde la ciudadanía -no esclava, no de mu-
jeres- se expresaba, presentaba argumentos, discutía y finalmente tomaba definiciones. Pen-
semos también que, en este marco, comenzó a desarrollarse la prensa burguesa, la prensa
profesional, los coloquios, foros, salones literarios, etc. Y a fines del siglo XIX, también se con-
formaron los primeros partidos políticos modernos, de alguna manera como expresión polí-
tica ideológica de estas posiciones que habían surgido en la época moderna. Hasta aquí una
definición más bien ingenua o formal de la opinión pública.

2. Ahí vamos: hacia la opinión pública

Departamento de Humanidades y Artes


Campus Virtual UNLa / Universidad Nacional de Lanús
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¿Qué es la opinión pública? El filósofo Jürgen Habermas en su clásico Historia y crítica


de la opinión pública (1994) construye la genealogía de este término, que para empezar es
compuesto. Para ello recupera la construcción de la opinión común en el espacio lo de privado,
en la familia, y cómo a partir del devenir de la Ilustración se reconfiguró este término a raíz
del ejercicio del pensamiento racional, la crítica –el uso correcto de la razón, el que nos hace
a los sujetos modernos mayores de edad porque no tenemos que esperar a que ningún dios
no indique qué o cómo pensar, como diría Kant-, pero a la vez también, a partir de la confor-
mación de un mercado, en el que bienes, servicios, la fuerza de trabajo se venden y se com-
pran bajo el espíritu del capitalismo. En este sentido, Habermas marca como:

“La «cultura» divulgada por los medios de comunicación de masas es una cultura de integración: no
sólo integra información y raciocinio, las formas periodísticas con las formas literarias de la narrativa
psicológica en un entretenimiento y una «ayuda» determinados por el human interest; sino que es lo
suficientemente elástica como para asimilarse al mismo tiempo elementos de reclamo publicitario, de
servir incluso como una especie de super-slogan que, si no existiera, tendría que inventarlo el status
quo para fines de public relations. La publicidad carga con funciones de reclamo publicitario. Cuanto
más puede imponerse como medio de influencia política y económica, tanto más se despolitiza, global-
mente considerada, y tanto más se privatiza en apariencia.” (1994)

En el espacio de lo público se pone en juego entonces un mensaje que, no


necesariamente se presentará como plausible de ser reflexionado, cuestionado. Y que
a la vez también pareciera que se ofreciera como un mensaje clausurado, cerrado,
definitivo. Si bien, la noción de lo público en este concepto nos podría remitir a una
construcción colectiva, lo que sugiere Habermas es que, pareciera haber preponde-
rado el elemento de entretenimiento, acrítico, de consumo cultural por sobre aquel que
apuntaba a la apertura de un debate, a una discusión pública entre ciudadanos racio-
nales e iguales. Luego, y con esto vamos a dejar a Habermas, agrega:

“En la publicidad manipulada, en vez de una opinión pública funciona más bien un plebiscito dispuesto
a la aclamación, un clima de opinión. Es manipulativo, sobre todo, el cálculo sociopsicológico de ofertas
dirigidas a inclinaciones inconscientes y encaminadas a despertar reacciones previsibles, sin que, por
otra parte, quienes así se aseguran la aquiescencia plebiscitaria puedan verse obligados a contrapar-
tidas de ningún tipo: los llamamientos —experimentalmente verificados y orientados según «paráme-
tros psicológicos» cuidadosamente estudiados— tienen que poder actuar como símbolos de identifica-
ción, tanto más cuanto menos conexión tengan con frases políticas programáticas o con argumentos
objetivos. Su sentido se agota en el desencadenamiento de aquel tipo de popularidad que «suplanta
en la actual sociedad de masas a la relación directa del individuo con la política».102 De ahí que la
presentación del dirigente, o del equipo dirigente, desempeñe un rol central; también ellos necesitan de
una ostentación y de un embalaje adecuados al mercado. El índice de popularidad le da a un Gobierno
la medida del grado de control que ejerce sobre la opinión no pública, o del grado de promoción publi-
citaria de que está necesitada la popularidad de su equipo.” (: 243)

Y acá, Habermas trae otro concepto, el de manipulación. A comienzos de siglo


XX, en especial a propósito de lo que había ocurrido en la Primera Guerra Mundial se
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había forjado una primera concepción en relación a la función de los medios de comu-
nicación, a sus efectos, en particular, conocida con el nombre de “teoría de la aguja
hipodérmica”. En este esquema, los medios enviaban mensajes que eran consumidos
sin ningún tipo de resignificación por parte de los receptores. Por eso se refería a la
imagen de la aguja hipodérmica: los mensajes de los medios entraban al cuerpo de
las audiencias sin mediaciones, se los inoculaban. Desde la instancia de emisión del
mensaje se podía controlar absolutamente la recepción. Pero, ¿Por qué esto era así?
¿Acaso se relacionaba a las capacidades cognitivas de los sujetos modernos? ¿O era
porque los medios de comunicación de masas planteaban contenidos o formatos no-
vedosos? ¿se relacionada con los tipos de Estado moderno?

El sociólogo Ferdinand Tönnies publicó en el año 1922 un texto llamado Kritik


der öffenlichten Meinung. Para entender el concepto de opinión pública para Tönnies
debemos situarnos en su caracterización la sociedad. Según él los antiguos lazos co-
munitarios (Gemeinschaft) se habían sustituido por las relaciones sociales modernas
(Gesellschaft). La construcción de la sociedad industrial, capitalista supuso cambios
no sólo a nivel de la cultura, el espacio urbano, la manera de concebir lo económico,
sino grandes transformaciones a nivel de lo social: los varones y las mujeres, pero en
ocasiones las familias enteras eran arrancados de sus entornos familiares y pasaban
a habitar espacios minúsculos en las futuras urbes. Desaparecían las formas de inter-
acción y las instituciones que conocían: la solidaridad, los lazos de parentesco, las
relaciones con su comunidad, el vínculo orgánico con la tierra, con el clima, la vida
rural, los usos y costumbres, los valores, la identificación con su grupo primario (la
familia amplia, los vecinos). Devenían seres anónimos en un espacio ajeno. Vamos a
trabajar esto en el encuentro por zoom: cambiaba radicalmente la concepción de los
espacial pero también de lo temporal, la identidad propia y la colectiva.

En este marco, para Tönnies, la opinión pública reemplaza a la fe religiosa. Esta


tiende a naturalizarse, como lo sugieren Cambiasso y Grieco y Bavio, en

“un cuerpo sólido cuya existencia se independiza de la de sus portadores. Se trata ni más ni menos, de
la manipulación creciente por parte de los nuevos intereses organizados de una opinión que se mani-
fiesta bajo la forma desviada de su administración. Para honrar la síntesis, la opinión pública ya no se
expresa, ahora se fabrica. ¿Quiénes la fabrican? Los intereses privados que pretenden ensanchar su
esfera de influencia y poder. Grupos que han descubierto la extraordinaria capacidad de los medios
masivos para formar una opinión que Tönnies, lejos de cualquier pecado de ingenuidad, nunca pensó
como espontánea sino ligada casi siempre a las clases dominantes burguesas. Lo que lo sorprende y
lo aterroriza es la perfección alucinatoria de sus métodos, la maleabilidad sistemática de esa cosa que
antes impugnaba la dominación y que ahora, gracias a la propaganda y a la prensa, termina por producir
las complicidades que atestiguó la supuesta inevitabilidad de una guerra sangrienta” (1999: 95).

Actividad: Háganse un favor, y háganme un favor. Miren esto, en realidad es para


escuchar, viene con subtitulado, La guerra de los mundos de Orson Welles. En el zoom habla-
mos al respecto https://www.youtube.com/watch?v=qSXYiwJFfDc

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Busquen publicidades de la Primera Guerra Mundial –pueden ser radiales o gráficas.


Piensen que no existía la televisión y que el cine aún era muy incipiente. ¿Cuál es la
estrategia comunicacional que presentan? Caracterícenla: valores a los que se apela,
elementos estéticos, etc.

3. Entonces

Hasta aquí llegamos. Nos juntamos en el encuentro sincrónico por zoom. Fíjense que les dejo la data
de acceso, recuerden tema camaritas habilitadas. Y el acceso al drive con la bibliografía está en la
“Presentación”.

Bibliografía

Cambiasso, N., Grieco y Bavio, A., “Comunicación sin opinión pública” en Días felices. Los usos
del orden: de la Escuela de Chicago al Funcionalismo, Buenos Aires, Eudeba, 1999.
Habermas, J., Historia y crítica de la opinión pública. La transformación estructural de la vida
pública, Barcelona, Gustavo Gili, 1994

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