Pintura Rupestre
Pintura Rupestre
Pintura Rupestre
Se trata de una de las manifestaciones artísticas más antiguas de las que se tiene constancia,
ya que, al menos, existen testimonios datados hasta los 40 000 años de antigüedad, es decir,
durante la última glaciación. No obstante, a mediados de septiembre de 2018, investigadores
de la Universidad de Witwatersrand en Sudáfrica encontraron una piedra en la que se
encuentran dibujos paleolíticos que superan los conocidos hasta la fecha. Se estima que fueron
grabados hace unos 73 000 años.1 Las pinturas rupestres (en cuevas) más famosas del mundo,
en Lascaux, Francia y en Altamira, España, fueron encontradas por niños. La datación de
carbono muestra que las pinturas en Lascaux tienen 20 000 años de antigüedad, mientras que
las de Chauvet, en la parte francesa de Ardèche, son casi el doble de antiguas.
Por otra parte, aunque la pintura rupestre es esencialmente una expresión prehistórica, esta
se puede ubicar en casi todas las épocas de la historia del ser humano y en todos
los continentes, exceptuando la Antártida. Las más antiguas manifestaciones y las de mayor
relevancia se encuentran en España y Francia. Se corresponden con el periodo de transición
del Paleolítico al Neolítico.
Estas pinturas y las otras manifestaciones asociadas revelan que el ser humano, desde tiempos
prehistóricos, organizó un sistema de representación artística. Se cree, en general, que está
relacionado con prácticas de carácter mágico-religiosas para propiciar la caza. Dado el alcance
cronológico y geográfico de este fenómeno, es difícil, por no decir, imposible, proponer
generalizaciones. Por ejemplo, en ciertos casos las obras rupestres se dan en zonas recónditas
de la cueva o en lugares difícilmente accesibles; hay otros, en cambio, en los que estas están a
la vista y en zonas expeditas y despejadas. Cuando la decoración está apartada de los sitios
ocupados por el asentamiento se plantea el concepto de santuario cuyo carácter latente
subraya su significado religioso o fuera de lo cotidiano. En los casos en los que la pintura
aparece en contextos domésticos es necesario replantear esta noción y considerar la completa
integración del arte, la religión y la vida cotidiana del ser humano primitivo.