Como Avivar El Fuego.
Como Avivar El Fuego.
Como Avivar El Fuego.
1 TESALONISENSES 5:19
No apaguéis al Espíritu.
El apóstol Pablo amonestó a los miembros de una de las iglesias que había fundado:
Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de
mis manos. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de
dominio propio
Pablo comparó el Espíritu de Dios con una llama de fuego que podía apagarse.
Animó a Timoteo para que avivara esa llama hasta que produjera abundante fuego.
Sabía que uno debía estar alerta para no descuidar el Espíritu de Dios y permitir que ese fuego se
enfriara.
¿Qué podría apagar nuestro primer amor y entusiasmo por acercarnos a Dios y permitirle cambiar
activamente nuestras vidas?
Satanás hará todo lo que esté a su alcance para desanimarnos, inducirnos a sentirnos tan
desilusionados y temerosos que abandonemos nuestra confianza en Dios.
¿Qué quiso decir entonces Pablo cuando dijo que para defendernos debíamos vestirnos con “toda
la armadura de Dios”?
¿Qué podemos hacer para resistir actitudes contraproducentes como temor, apatía y desánimo?
Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de
justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el
escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el
yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios.
Nos dice que necesitamos mantenernos en la verdad que hemos aprendido, esforzándonos por
vivir una vida justa sin importar las circunstancias.
También debemos hacer nuestra parte en la predicación del evangelio verdadero, sin perder de
vista la vida eterna como nuestra meta, y utilizar la palabra de Dios como la espada que
desenmascara todos los engaños.
orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda
perseverancia y súplica por todos los santos; y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea
dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio, por el cual soy
embajador en cadenas; que con denuedo hable de él, como debo hablar
Nuestra capacidad para mantenernos espiritualmente fuertes y activos depende mucho de cuánto
confiemos en Dios.