5 Columna Dorsal

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VERTEBRAS DORSALES

CUERPO VERTEBRAL: Es más grueso que el de las vértebras cervicales y su


diámetro transversal casi igual a su diámetro anteroposterior; en la parte posterior de las
caras laterales, cerca del pedicuro, se observa dos carillas articulares costales, una
superior y una inferior, destinadas a articularse con la cabeza de las costillas.
Estas superficies articulares están talladas a bisel a expensas de la cara vecina. Cada
costilla se articula con las semicarillas superior e inferior de las vértebras vecinas. La
cara posterior del cuerpo vertebral, en relación con el agujero vertebral, es muy cóncava
hacia atrás.

PEDICULOS: Se implantan en la mitad superior de la porción lateral de la cara


posterior del cuerpo vertebral .Su borde inferior es mucho más escotado que su borde
inferior.

LAMINA: Son iguales de alto que de ancho.

APOFISIS ESPINOSA: La apófisis espinosa es voluminosa y larga muy inclinada


hacia abajo y hacia atrás su vértice es uní tuberoso.

APOFISIS TRANSVERSA: Estas apófisis se desprenden a cada lado de la columna


ósea formada por las apófisis articulares, por detrás del pedículo. Están dirigidas hacia
fuera y un poco hacia atrás. Su extremidad libre, ensanchada, presenta en su cara
anterior una superficie articular, la carilla costal, en relación con la tuberosidad de las
costillas

APOFISIS ARTICULARES: Las apófisis articulares constituyen salientes por arriba y


por debajo de la base de las apófisis transversas. La carilla articular de las apófisis
superior mira hacia atrás, hacia fuera y un poco hacia arriba. La carilla de la apófisis
inferior presenta una orientación inversa.

AGUJERO VERTEBRAL: Es casi circular.

DUODECIMA VERTEBRA DORSAL

La última vértebra dorsal, llamada vértebra de transición con el raquis lumbar


presenta algunas particularidades:

En primer lugar, su cuerpo vertebral solo posee dos carillas costales situadas en la parte
posterolateral de la meseta superior para la cabeza de la duodécima costilla.
En segundo lugar, si las apófisis articulares superiores están orientadas como las de
todas las vértebras dorsales, hacia atrás y ligeramente hacia arriba y hacia fuera. Las
carillas articulares deben corresponder a las carillas superiores de la primera vértebra
lumbar. Por lo tanto, la dirección es la misma que la de las carillas inferiores de todas la
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vértebras lumbares: es decir, orientadas hacia fuera y hacia delante y con una curva
transversal ligeramente convexa que se inscribe en una misma superficie cilíndrica,
cuyo eje se sitúa aproximadamente en el origen de la espinosa.

ANATOMIA FUNCIONAL DEL RAQUIS DORSAL CINETICO

La anatomía funcional de las vértebras dorsales es muy diferente a la de las vértebras


cervicales, la columna transmisora está constituida por los cuerpos vertebrales y por los
discos, sin la constitución de un trípode de sustentación. Las apófisis articulares poseen
una función de topes en los movimientos de flexión-extensión. Las apófisis espinosas,
muy oblicuas, casi verticales, fijan el raquis en la posición correspondiente a la
morfología del sujeto, sin grades desplazamientos anteroposteriores; consecuentemente,
la región dorsal es relativamente rígida. Las apófisis transversa, palancas laterales, están
muy inclinadas hacia fuera y hacia atrás y están prolongadas por las costillas, las que,
aunque tiene movimientos propios, aumentan la longitud y el modo de acción de las
apófisis transversas.

El sistema vertebrocostal se caracteriza por la relativa rigidez del conjunto vertebral y


su solaridad con la caja torácico, que es relativamente independiente debido a su
función en el mecanismo respiratorio.

El movimiento de flexión-extensión y la rotación están determinados por la orientación


de las apófisis articulares, las cuales son sensiblemente verticales y se escriben en un
circulo cuyo centro coincide con el centro del cuerpo de la vértebra.
Las apófisis articulares superiores constituyen segmentos de cilindro hueco en los que
se deslizan como pistones los segmentos de cilindro macizo que son las apófisis
articulares inferiores de las vértebras suprayacentes, en la extensión, se produce un
movimiento de descenso que tiende a borras la curvatura dorsal, y en la flexión hay un
movimiento de ascenso del arco posterior que tiende a acentuar esta curvatura.
La flexión alcanza 40º y la extensión 55º en una columna aislada; en vivo, donde la
columna es solidaria con la caja torácica, la amplitud total de la flexión no supera los
40º.

En el curso de este movimiento, las dos primeras y las dos últimas vértebras torácicas
son las móviles. Se puede considerara que las vértebras de T5 a T9 son muy poco
móviles; se dice que son vértebras cardiacas debido a su relación con el corazón.
Representan la región del raquis alrededor de la cual se producen los movimientos de
flexión-extensión.

La inclinación lateral se acompaña del ascenso de la apófisis articular de un lado del


descenso de la del lado apuesto. Ese movimiento está limitado por el contacto de las
superficies y por la tensión de los ligamentos amarillos y alcanza los 30º de cada lado.
La rotación que se efectúa a nivel del raquis torácico es tanto más fácil cuanto más
coincida el centro de rotación de la vértebra con el centro del disco; ahora bien, las
costillas, solidarias a la vez de otras costillas, de la vértebras y del esternón, limitando
este movimiento, cuya amplitud por esta razón no rebasa los 20º.

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FLEXOEXTENSION E INFLEXION LATERAL DEL RAQUIS DORSAL

El movimiento de extensión entre dos vértebras dorsales se acompaña de una


inclinación hacia atrás del cuerpo vertebral de la vértebra superior. Simultáneamente, el
disco intervertebral se aplasta hacia atrás y se engancha hacia delante lo que, como en el
caso del raquis lumbar, proyecta el núcleo pulposo hacia delante. La limitación del
movimiento de extensión viene determinado por el tope de las apófisis articulares t de
las apófisis espinosas, las cuales, muy inclinadas hacia abajo y hacia atrás, ya están
prácticamente en contacto. Por otra parte, el ligamento vertebral común anterior se tensa
mientras el ligamento vertebral común posterior, los ligamentos amarillos y los
ligamentos interespinosos se distienden.

El movimiento de flexión entre dos vértebras dorsales se acompaña de una apertura


posterior del espacio intervertebral, con desplazamiento del núcleo hacia atrás. Las
superficies articulares de las apófisis articulares se deslizan una vez hacia arriba, y las
apófisis inferiores de la vértebra superior tienden a desbordar hacia arriba las apófisis
superiores de la vértebra inferior. El movimiento de flexión queda limitado por la
tensión del ligamento interespinoso, de los ligamentos amarillos y de las cápsulas de las
articulaciones interapofisiarias, y por la del ligamento vertebral posterior. En cambio, el
ligamento vertebral común anterior esta distendido.

El movimiento de inclinación de dos vértebras dorsales se acompaña de un


deslizamiento distinto en las articulaciones interapofisarias: en el lado de la convexidad,
las carillas se deslizan como en la flexión, o sea, hacia arriba: en el lado de la
concavidad, las carillas se deslizan como en la extensión, ó sea hacia abajo. La línea de
las apófisis transversas de la vértebra superior forman con la línea de las apófisis
transversa de la vértebra inferior, un ángulo igual al ángulo de inclinación; la limitación
del movimiento viene determinada, por una parte, por el tope óseo de las apófisis
articulares de lado de la concavidad y, por otra, por la tensión de los ligamentos
amarillo e intertransverso del lado de la convexidad.

Durante la inflexión lateral del raquis dorsal, en el lado de la convexidad raquídea, el


tórax se eleva, los espacios intercostales se ensanchan, el tórax se dilata y el ángulo
condrocostal de la décima costilla tiende a abrirse. En el lado de la concavidad de la
curva raquídea, se observa los fenómenos inversos: el tórax desciende y se retrae,
mientras que los espacios intercostales se reducen y se cierra el ángulo cóndor costal.
Durante el movimiento de flexión del raquis dorsal, se abren todo los ángulos que
articulan los distintos segmentos torácicos entre sí y con e raquis: ángulo
costorraquideo, anulo esternocostal superior e inferior y el ángulo condrocostal. Por el
contrario durante el movimiento de extensión todos estos ángulos se cierran.

ROTACION AXIAL DEL RAQUIS DORSAL

Durante la rotación de una vértebra sobre otra, el deslizamiento de las superficies en las
apófisis articulares se acompañan de una rotación del cuerpo vertebral sobre otro sobre
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su eje común; por tanto, de una rotación-torsión del disco intervertebral y no de un


cizallamiento como es el caso en el raquis lumbar. La rotación del disco puede tener una
amplitud más grande que su cizallamiento: la rotación elemental entre dos vértebras
dorsales es, al menos, tres veces mayor que entre dos vértebras lumbares.

Por consiguiente, en el transcurso de este movimiento, el esternonesta sometido a


fuerzas de cizallamiento y tiende a dirigirse oblicuamente de arriba abajo para seguir la
rotación vertebral. La resistencia mecánica del tórax interviene, para limitar de manera
considerable la amplitud de los movimientos del raquis dorsal; mientras el tórax sea
flexible, como es el caso de los jóvenes, los movimientos del raquis dorsal son muy
amplios y, en cambio, cuando con la edad los cartílagos costales se osifican y disminuye
la elasticidad condrocostal.

MOVIMIENTOS DE LAS COSTILLAS EN TORNO A LAS


ARTICULACIONES COSTOVERTEBRALES

La articulación costovertebral, por una parte, y la articulación costotranversa, por otra,


forman un par de artrodias mecánicamente unidas cuyo movimiento común no puede
ser más que una rotaciones torno a un eje que pase por centro de cada una de estas dos
artrodias. La orientación de este eje respecto al plano sagital determina la dirección del
movimiento costal; en las costillas inferiores, los ejes se aproximan al plano sagital y, en
consecuencia, el movimiento de elevación de la costilla conlleva, sobre todo, un
aumento del diámetro transversal del tórax. De hecho, cuando las costillas giran en
torno a este eje, su oblicuidad disminuye, y al hacerse más transversal, su punto más
lateral queda desplazado hacia fuera una longitud, que representa el aumento del
semidiámetro transversal de la base del tórax.

Las costillas superiores se articulan a través de un eje situado casi en un plano frontal: el
movimiento de elevación de la costilla conlleva entonces un aumento bastante
acentuado del diámetro anteroposterior del tórax.

Por lo tanto se puede concluir que durante la elevación de las costillas se produce un
aumento del diámetro transversal del tórax inferior y un aumento del diámetro
anteroposterior del tórax superior. En la parte media del tórax en la que el eje de las
articulaciones costovertebrales se localiza aproximadamente una dirección oblicua a
45º, el aumento del diámetro se produce tanto en sentido trasversal como en sentido
anteroposterior.

COLUMNA DORSAL

Veamos la movilidad de la columna dorsal: 30° de flexión, 40° de extensión, 30° de


rotación para cada lado y 30° de lateroflexión (por ser un sector de la columna

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“encajonado” por las costillas, tiene bastante movilidad). Obviamente, consideramos los
grados de movilidad compuestos por la totalidad del segmento de las 12 vértebras.

En la columna dorsal podemos apreciar con mayor claridad la diferencia entre lesión
primaria y lesión secundaria. (Recordemos que la lesión primaria es la primera en
manifestarse, pero las lesiones secundarias se suceden como compensaciones de esa
lesión primaria, por lo que ésta es la que se transforma en la más “vieja” y la última
lesión secundaria es la más “nueva”).

Entonces, la lesión primaria se manifiesta fundamentalmente en los cuadros agudos y


se caracteriza por ser de aparición brusca, dolor agudo, aumento de la temperatura
local, espasmo muscular protector, edema local, y, en el caso particular de la
columna dorsal, se produce una pequeña neuralgia, que en este caso, va a tener el
recorrido de los intercostales. (Insistimos que estas son las características de la lesión
primaria en un cuadro agudo, ya que en este caso no consideramos lesiones secundarias.
En el cuadro crónico, lo que se manifiestan son las lesiones secundarias, las que al ser
resueltas, nos permiten llegar a la lesión primaria).

Dijimos que en la columna dorsal es más fácil detectar lesiones, pues es el sector de la
columna donde podemos llegar a testar vértebra por vértebra.
La lesión primaria es la primera en aparecer y la última en curarse. En los cuadros
agudos sólo tenemos lesión primaria. En los cuadros crónicos, el motivo de consulta es
la lesión secundaria.

La lesión secundaria se caracteriza por ser insidiosa (no duele tanto. Molesta. Hincha.
Está ahí permanentemente. “Dañina con apariencia inofensiva”), hay disminución de la
temperatura local, hay degeneración fibrosa de músculos y ligamentos (hay
transformación de tejidos. Esto le resta recuperación), hay una hiperconvergencia de
las carillas articulares de las vértebras (las carillas articulares están en contacto
permanente, imbricadas, achicando el agujero de conjunción y presionando las raíces
nerviosas), se produce una alteración del equilibrio ácido base (aumento de la acidez
del líquido intersticial) destruyendo los tejidos y contribuyendo a la degeneración
fibrosa. La acidez está en relación a todos los cuadros de injuria, todos los cuadros de
lesión. El estrés aumenta la acidez del líquido intersticial, produciendo un efecto
esclerógeno, envejece los tejidos.

En cuanto a la temperatura, recordamos que en un cuadro agudo encontramos zonas


calientes (hiperemia), y en un cuadro crónico encontramos zonas frías.

Veamos que tienen en común la lesión primaria y la secundaria:

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Disminución de la movilidad: la/s vértebra/s involucrada/s en la lesión o disfunción,


tiene/n disminuida su movilidad. En la columna dorsal podemos testar la
movilidad vértebra por vértebra.

Aumento de la sensibilidad: no hablamos de dolor, sino de esa sensación de


“pinchazo” que se produce al apretar la espinosa. Específicamente podemos hacer
mención a D4, pues esa vértebra es el punto de máxima tensión de toda la columna
vertebral. Entonces, generalmente, esa vértebra está disfuncional, con el agravante de la
actitud corporal, laboral (hoy día es común, sentado frente a una computadora, sentado
manejando, con lo cual D4 no sólo se transforma en el punto de máxima tensión porque
es ahí el punto de separación de la “rotación” de la parte superior e inferior corporal,
sino, que es el punto que está flexionado permanentemente, aumentando la cifosis,
“como si hubiera un quiebre en el pecho”).

Tener en cuenta: la columna (vértebras y discos) puede aguantar hasta unos 200 kg
ejercidos perpendicularmente a la misma, y, hasta unos 300 Kg en forma axial sin
rotación (Por ej. el esfuerzo de un pesista), pero si hay rotación, simplemente con
20 kg se deteriora el disco (se puede hacer “bolsa”)

Contractura periarticular: hacemos referencia a grupos musculares pequeños que


están alrededor de la disfunción, y, al contracturarse, inmovilizan la lesión (mecanismo
de defensa).

Alteración de la vascularización: en el caso de la lesión primaria hay vasodilatación y


en el caso de la lesión secundaria hay vasoconstricción.

Alteración de los órganos o estructuras inervadas por el centro vertebral que


corresponde a la lesión.

PALPACION

Palpamos las espinosas para ver si detectamos alguna más hundida, o más salida, o
rotada para algún lado. Cuando encontramos alguna que nos llama la atención, tomamos
la espinosa entre pulgar e índice y tratamos de moverla, verificando su movilidad
respecto a las otras vértebras (quiero apreciar si el segmento que estoy tocando tiene
movilidad respecto del resto). Si encontramos una vértebra que no se mueve respecto a
las otras, es decir, que sólo se mueve todo un “bloque”, ahí hay una disfunción
osteopática.

¿Cómo me doy cuenta si un sector está caliente por haber elevado su temperatura?

Porque además de estar caliente, está rojo.


Por último, sobre la/s espinosa/s correspondiente/s a una disfunción, vamos a aplicar la
técnica de MAITLAND empujando la/s espinosa/s lateralmente para un lado y luego
para el otro, buscando ver para cual genera dolor (o para cual genera más dolor). Con

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esto sabemos que hay una disfunción y en qué posición está la vértebra, y por ende, para
el lado hacia el que vamos a corregir (siempre para el lado contrario al que genera el
dolor).

Secuencia para el diagnóstico en columna dorsal:

1) Palpación de la temperatura: si está aumentada, es agudo (lesión primaria); si está


disminuida, es crónico (lesión secundaria).

2) Palpación general de las espinosas: desplazamiento longitudinal tratando de


localizar alguna espinosa fuera de la línea del canal vertebral, o más hundida, o más
salida.

3) Presión de la/s espinosa/s puntual/es en cuestión: si duele a la presión, confirmar la


disfunción. Si no duele a la presión, es probable que no haya DIM.

4) Testar la movilidad de las espinosas: un pequeño movimiento para ver la


elasticidad.

5) Técnica de MAITLAND del empuje lateral: para ver hacia donde duele más y en
qué posición está la vértebra.

Clasificación de la patología de la columna dorsal:

a) Según su evolución: hasta dentro de los 6 meses, los consideramos cuadros agudos;
de 6 meses en adelante, los consideramos cuadros crónicos (aquí hay acortamiento de
fascias, de ligamentos, de tendones; las estructuras se vuelven rígidas, y, hay que hacer
un gran trabajo de partes blandes antes de poder corregir la disfunción).

En los cuadros agudos, hay mucho dolor y poca limitación funcional. En los cuadros
crónicos, el dolor es mucho menor pero la función está muy comprometida.

b) Según la localización: las patologías pueden ser:


I) Irradiadas (que a su vez pueden ser unilaterales o bilaterales)
II) NO irradiadas.

Las disfunciones de la columna dorsal irradian hacia los intercostales. Cuanto más
lejos llega la irradiación, más severo es el cuadro. En la columna dorsal, cuando la
irradiación supera la mitad, la línea media del cuerpo hacia delante (hacia el pecho), la
disfunción dorsal es grave, y habría que averiguar con un neurólogo (R.M.N.) si no hay
alguna hernia de disco. En este caso, el paciente tiene muy claro su dolor y señala
perfectamente el trayecto hacia los intercostales. Si la irradiación es unilateral podemos
movilizar, si es bilateral, jamás movilizamos, jamás manipulamos.

Para verificar una hernia discal, pedimos al paciente que tosa fuerte o que haga un
esfuerzo como si fuera a evacuar (maniobras de Valsalva), y si el resultado es un
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aumento del dolor que el paciente ya tiene, debemos ir pensando en una hernia de disco,
aunque la irradiación no sea bilateral.

c) Según la etiología o causa:


I) vertebral (que es la disfunción propiamente dicha),
II) muscular (son posicionales, posturales, y debidas al estrés. Contracturas),
III) discal (discopatía, disco intervertebral alterado). La causa más común es la
muscular, relacionada con la postura y el estrés (le sigue lo vertebral y por último la
discopatía).

Específicamente en columna dorsal, la etiología de las disfunciones es muscular, y las


vertebrales y discales son consecuencias de las musculares no tratadas (salvo los casos
de alteración congénitos).

En columna cervical o lumbar, a veces las disfunciones comienzan por movimientos


bruscos de cintura, de cabeza, etc.

Cuando comenzamos a trabajar con columna dorsal, debemos empezar por la parte
muscular, con masajes, calor, etc. Ahora bien, aquí debemos trabajar específicamente un
músculo que es el angular del omóplato (músculo profundo, cubierto por el trapecio,
cuyo origen son las apófisis transversas de C1 a C4 y se inserta en el ángulo superior
interno del omóplato). Suele ser depositario de tremendos dolores porque es un músculo
que suele estar contracturado, acortado y fibrosado. Eleva el omóplato (lo mete para
dentro y para arriba) y lo fija contra la caja torácica, le resta movilidad.

¿Cómo se trabaja el angular del omóplato?

Con Masaje Transverso Profundo (M.T.P.). Cualquier técnica de masaje común, lo


relaja un poco, pero no logra aflojarlo lo suficiente, pues es un músculo tónico y por lo
tanto tiende al acortamiento (los músculos tónicos son los que pueden permanecer
contraídos muchísimo tiempo sin agotarse). Los músculos que tienden al acortamiento
pegotean sus fibras y por lo tanto se ponen rígidos y actúan como si fueran un
ligamento, por ello, el angular del omóplato se palpa como un cordón, como si fuera un
dedo; y duele mucho.

Cuando las fibras del músculo se pegotean y actúan como un ligamento, como un
cordón, impiden el estiramiento del músculo y por lo tanto también impiden la
contracción. ¿Por qué? Pues para que un músculo se contraiga, al contraerse se acorta y
se ensancha, ya que las fibras se separan (se acortan y se separan), pero cuando están
pegoteadas en el cordón, NO pueden separase, entonces la función del músculo no es
correcta. Concluyendo, un músculo fibrosado, es un músculo que no cumple su función,
por eso es que actúa como si fuera un ligamento.

Para devolverle al omóplato la movilidad debemos hacer el M.T.P.

El paciente en decúbito ventral o prono, con los brazos al costado del cuerpo. Ubicamos
el omóplato y el angular que está desde el ángulo superior interno y sube hasta las
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transversas de C1-C4. Si lo palpamos con el pulgar podemos apreciar como resalta el


dedo sobre el cordón. Entonces hacemos movimientos fuertes de fricción con el pulgar,
subiendo y bajándolo, sobre el cordón. Ahora palpamos la movilidad del omóplato, si
oímos un crepitar, son las adherencias, pues al acortarse el angular del omóplato,
entonces la escápula queda pegoteada contra el tórax, y al estar quieta, pegoteada,
debajo se forman adherencias, que son justamente las acusantes de las crepitaciones, y
las que impiden la movilidad normal.

MASAJE TRANSVERSO del ANGULAR del OMOPLATO: Se hace con el


pulgar, transversal a las fibras musculares, pues el M.T.P. abre las fibras musculares. Se
trabajan los 2 angulares. El masaje es enérgico (no es un masajito de relajación).
El M.T.P. puede hacerse en cualquier parte del cuerpo, en cualquier músculo donde
encontremos un cordón fibroso.

Luego del M.T.P. debemos hacer R.P.I. del angular del omóplato. (El angular del
omóplato es un músculo oblicuo que eleva el omóplato hacia el cuello o hacia el
cráneo). Entonces, con una mano fijamos la columna a nivel de cervicales, con la otra
mano tomamos el omóplato y pedimos al paciente que lleve el hombro hacia atrás y
arriba (como queriendo que el omóplato se eleve de la camilla y se dirija en sentido
cefálico), pedimos al paciente que haga fuerza, al mismo tiempo que con nuestra mano
sobre la escápula se lo impedimos. Luego de unos 30”, pedimos al paciente que se
relaje, que expulse el aire, y en ese momento alongamos el angular del omóplato. Si le
pedimos al paciente que se pare, luego de haber trabajado un solo angular, veremos que
el lado del músculo trabajado está más bajo que el que todavía no hicimos, pues está
más relajado.

Luego de hacer lo mismo con el otro angular, lo que debemos hacer ahora, es trabajar
le contracara del omóplato, que son los PECTORALES.

Todo esto es importante, ya que trabajamos focalizados en la disfunción, pero si


tenemos los grupos musculares de alrededor tironeando de las vértebras, la disfunción
no se corrige, o, si se corrige servirá de muy poco, pues a los 2 días el paciente está otra
vez con la misma disfunción.

Paciente en decúbito dorsal o supino. Si tomamos el pectoral y lo dividimos en 4


cuadrantes, en el cuadrante súpero externo está el punto trigger.

¿A quién NO se le puede hacer punto trigger de pectoral?

A personas con marcapaso, a mujeres con cáncer de mama o nódulos mamarios en


tratamiento, que tengan displasia (anomalía del desarrollo de los tejidos u órganos) de
mama, porque precisamente de ahí es de donde drenan los linfáticos a la axila. Tampoco
a quien tenga implante de siliconas.

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Luego de hacer el punto trigger de pectoral, vamos a restituir al hombro su posición


normal. Para ello, con una mano tomamos el brazo del paciente, de manera que
podamos hacer una pequeña rotación externa del húmero, al mismo tiempo que con la
otra mano sobre la articulación acromio-clavicular, empujo hacia la camilla (30”).

Ahora hacemos R.P.I. de pectoral. Para ello, con nuestras manos cruzadas, colocamos
una palma en la base del esternón (apéndice xifoides) y la otra palma en el hombro
(sobre la articulación húmero-escapular). Pedimos al paciente que respire hondo y que
exhale, que vuelva a respirar hondo y que exhale, luego, a la 3era, pedimos al paciente
que haga fuerza con su hombro contra mi mano, mientras sostengo resistiendo dicho
esfuerzo (30”), y, al pedirle que relaje y exhale, elongo, empujando el hombro hacia la
camilla durante 30” (la mano que fija queda quieta sobre la articulación del esternón con
los cartílagos costales).

Resumiendo, la secuencia para trabajar angulares del omóplato y pectorales, es:

En posición ventral o prona:


1) M.T.P. del angular del omóplato
2) R.P.I. del angular del omóplato

En posición dorsal o supina


3) Punto trigger del pectoral
4) Fijación clavicular más rotación externa del húmero
5) R.P.I. de pectoral

Por último, una vez concluido el trabajo de partes blandas, vamos a corregir la
disfunción.

Me posiciono sobre la vértebra que provoca el dolor y voy a corregir hacia el lado
contrario que produce mayor dolor. Entonces, aplicando MAITLAND, coloco la yema
de un pulgar sobre la espinosa (el dedo, NO perpendicular, sino, en forma oblicua, para
que no patine), y, el pulgar de la otra mano, sobre el primero (ayudando a realizar el
empuje).

Le pido al paciente que inspire profundamente y que exhale a fondo, y cuando exhala,
balanceo la espinosa con el peso de mi cuerpo, transmitido a través de mis pulgares. El
movimiento de balanceo, sumado al movimiento de descenso debido a la exhalación, va
acomodando la vértebra en su lugar, corrigiendo (si lo quisiera hacer sin la exhalación
NO lo corrijo). Se hacen 3 o 4 balanceos mientras larga el aire. Una vez terminado con
esto, vuelvo a palpar para ver si hay alguna otra vértebra que trabajar, o, si la vértebra
en cuestión ya corrigió.

Terminada la corrección debo realizar la fijación de la vértebra, para ello utilizo una
técnica directa con thrust. Coloco los talones de mis manos cruzadas, sobre las apófisis
transversas de la vértebra en cuestión (rodeando la espinosa). Pido al paciente que
inspire profundo y que exhale a fondo por boca. Bajo con el paciente, y cuando largó

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todo el aire, realizo el movimiento de thrust, enérgico, rápido y cortito; perpendicular a


la camilla.

El ruido se produce por las carillas articulares que se decoaptan (a veces puede no
producirse dicho chasquido).

ESTRUCTURA DEL DISCO INTERVERTEBRAL

La articulación entre dos cuerpos vertebrales adyacentes es una anfiartrosis. Está


constituida por las dos mesetas de las vértebras adyacentes unidas entre sí por el disco
intervertebral. La estructura de este disco es muy característica, consta de dos partes.

Una parte central, el núcleo pulposo, sustancia gelatinosa que deriva embriológicamente
de la cuerda dorsal del embrión. Se trata de una gelatina transparente, compuesta por un
88% de agua y por tanto muy hidrófila, y esta químicamente formada por una sustancia
fundamentalmente a base de mucupolisacaridos. Se ha identificado en ella sulfato de
condrotina mezclado con proteínas, cierto tipo de ácido hialuronico y keratosulfato.
Desde el punto de vista histológico, el núcleo contiene fibras colágenas y células de
aspecto condrocitario, células conjuntivas y raras aglomeraciones de células
cartilaginosas. No hay vasos ni nervios en el interior del núcleo, sin embargo el núcleo
esta tabicado por tractos fibrosos que parten de la periferia.

Una parte periférica, el annulusfibrosus o anillo fibroso, conformado por una sucesión
de capas fibrosas concéntricas, cuya oblicuidad esta cruzada cuando se pasa de una capa
a la contigua, estas fibras son verticales en la periferia y que, cuanto más se aproximan
al centro, mas oblicuas son. El centro, en contacto con el núcleo, las fibras es casi
horizontal y describen un largo trayecto helicoidal de una meseta a otra. De este modo
el núcleo se halla encerrado un compartimento inestable entre las mesetas vertebrales
por arriba y por abajo, y el anillo fibroso. Este anillo constituye un verdadero tejido de
fibras, que el individuo joven impide cualquier esteorización de la sustancia del núcleo.
Este está comprimido en su pequeño compartimiento, de tal modo que cuando se
secciona el disco horizontalmente se puede apreciar como brota la sustancia gelatinosa
del núcleo por encima del plano de la sección.

La altura de los discos intervertebrales varía según los niveles: tres milímetros para el
nivel cervical, 5 mm en el nivel dorsal, nueve milímetros en la región lumbar, que tiene
que soportar la carga pesada.

El disco por su sola elasticidad determina una corrección de lasa curvaturas del raquis
modificadas por los cambios posturales.

VARIACIONES DEL DISCO SEGÚN SU NIVEL

El espesor del disco no es lo mismo en todos los niveles raquídeos. En el raquis lumbar
donde el disco es más grueso puesto que mide 9 mm de altura. En el raquis dorsal mide
5 mm de espesor y en el raquis cervical si grosor es de 3 mm. Pero mucho más
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importante que su altura absoluta es la noción de la proporción del disco en relación de


la altura del cuerpo vertebral. De hecho, esta proporción da perfecta idea de movilidad
del segmento raquídeo, ya que constata que cuanto más grande sea más importante será
su movilidad.

LIGAMENTOS DE LA COLUMNA VERTEBRAL

Ligamento vertebral común anterior: este ligamento desciende en la cara anterior de la


columna vertebral desde la apófisis basilar del occipital hasta la cara anterior de la
segunda vértebra sacra.

La forma y las dimensiones del ligamento tienen características diferentes en los


diversos niveles de la columna vertebral. Entre el occipital y el atlas, el ligamento es
una cinta estrecha y delgada unida hacia atrás al ligamento occipitoatloideo anterior,
extendido desde la apófisis basilar al tubérculo anterior del atlas. Por debajo del atlas, el
ligamento se ensancha gradualmente de arriba hacia abajo y ocupa hasta la tercera
vértebra dorsal el intervalo comprendido entre los músculos largos del cuello. Más
abajo y en toda la altura de la columna dorsal, el ligamento se extiende en las caras
laterales de los cuerpos vertebrales hasta la vecindad de las articulaciones
costovertebrales. Un límite bastante neto permite distinguir en el ligamento en conjunto
de tres porciones o cintillas, una media y dos laterales. La porción media es más gruesa
que las otras dos, de las cuales están separados por intersticios vasculares, en la región
lumbar, las cintillas laterales desaparecen y el ligamento vertebral anterior desciende
solamente sobre la cara anterior de los cuerpos vertebrales entre los músculos psoas. En
el sacro, el ligamento cubre la primera vértebra sacra y termina en la segunda.

El ligamento vertebral común anterior se adhiere a los discos intervertebrales y en las


vértebras, sobre todo en las partes salientes de los cuerpos vertebrales, próximos a los
discos.

Este compuesto por fibras largas, superficiales, que se extienden sobre tres o cuatro
vértebras, y por fibras cortas profundas que unen dos vértebras continuas.
Ligamento vertebral común posterior: está situado sobre la cara posterior de los cuerpos
vertebrales y del disco intervertebral. Se inserta hacia arriba en el canal basilar del
occipital, hacia delante y por encima del ligamento occipitoaxoideo y termina por
debajo en la primera vértebra coccígea.
El ligamento esta unido por su cara anterior a los discos intervertebrales y a la parte
contigua de los cuerpos vertebrales. Las venas que salen de la vértebra y los plexos
venosos anteriores del raquis lo separan de la porción media del cuerpo vertebral.
En la extremidad superior de la columna, el ligamento vertebral común posterior se
adhiere por su cara anterior al ligamento occipitoaxoideo posterior y por su cara
posterior a la duramadre.

En la región sacra, el ligamento esta reducido a una estrecha cintilla que desciende hasta
la base del cóccix, donde se inserta.

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El ligamento vertebral común posterior está constituido, como el anterior, por fibras
largas, que son superficiales o posteriores, y por fibras cortas, que son profundas o
anteriores.

Ligamentos amarillos: Existe en cada espacio interlaminar dos ligamentos amarillos,


uno derecho y otro izquierdo, unidos entre sí en la línea media, su forma es rectangular
y su anchura disminuye progresivamente desde la extremidad superior a la extremidad
inferior de la columna vertebral, en tanto que su altura y espesor aumentan
gradualmente en el mismo sentido.

Los ligamentos amarillos presentan dos bordes, dos caras y dos extremidades. El borde
superior, curvo y cóncavo hacia arriba, se inserta en la cara anterior de la lámina situada
por arriba, en una impresión rugosa, alargada transversalmente. Esta impresión de
inserción está situada en la parte media de la lámina vertebral en la región cervical. En
las regiones dorsal y lumbar, esta tanto más próxima al borde inferior de la lamina
cuanto más próxima al sacro esta la vértebra. El borde inferior se inserta en el borde
superior de la lámina subyacente. La cara anterior está separada de la duramadre por
grasa y venas. La cara posterior corresponde hacia arriba a las láminas y el intervalo de
las láminas a los músculos espinales. La extremidad interna se une en la línea media con
la del ligamento amarillo del lado opuesto; el ángulo de unían de los ligamentos es
saliente hacia atrás y se confunde con el borde anterior del ligamento interespinoso. La
extremidad externa se extiende hasta las articulaciones de las apófisis articulares y
refuerza la parte interna de la cápsula de estas articulaciones.

Ligamento interespinoso: los ligamentos interespinoso son membranas fibrosas que


ocupan el espacio comprendido entre dos apófisis espinosas vecinas. Se insertan por su
borde superior y por su borde inferior en las apófisis espinosas correspondientes.
Sus caras laterales se relacionan con los músculos espinales. Su extremidad anterior se
continúa con el ángulo de unión de los ligamentos amarillos. Su extremidad posterior se
confunde con el ligamento supraespinoso.

Ligamento supraespinoso: Es un cordón fibroso que se extiende en toda la longitud de


la columna vértebra, por detrás de las apófisis espinosas y de los ligamentos
interespinosos. Se adhiere al vértice de las apófisis espinosas y se une, en el espacio
comprendido entre las apófisis, con el borde posterior de los ligamentos interespinosos.
En la región lumbar, el ligamento se confunde con el rafe producido por el
entrecruzamiento de las fibras tendinosas de los músculos del dorso.
En la región dorsal, el ligamento es más aparente, pero más delgado que en la región
lumbar.
En el cuello, el ligamento supraespinoso se denomina ligamento cervical posterior.
Forma por detrás de las vértebras un tabique intermuscular medio, que se extiende hasta
la aponeurosis superficial.

AMPLITUDES GLOBALES DE LA FLEXOEXTENSION DEL RAQUIS

Los movimientos de flexoextensión se efectúan en el plano sagital. La referencia, a


nivel del cráneo, es el plano masticatorio: se le puede imaginar con facilidad como una
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hoja de cartón fuertemente apretada entre las mandíbulas. El ángulo formado por el
plano masticador entre las dos posiciones extremas es de 250º. Esta amplitud debe
considerarse, si se toma en cuenta que el resto de las articulaciones del cuerpo no tiene
más que 180º de amplitud máxima. Naturalmente, estos 250º representa una amplitud
extrema en los individuos especialmente flexibles.

En el raquis lumbar:
La flexión es de 60º.
La extensión es de 35º.

Para el conjunto raquis dorsolumbar:


La flexión es de 105º.
La extensión es de 60º.

En el raquis cervical:
La flexión es de 40º.
La extensión es de 75º.
Por lo tanto, la flexión total del raquis es de 110º.
Mientras que la extensión total del raquis es de 140º.

AMPLITUDES GLOBALES DE LA INFLEXION LATERAL DEL RAQUIS EN


CONJUNTO

El movimiento de inflexión lateral también denominado inclinación del raquis se realiza


en el plano frontal.
La inflexión lateral del raquis lumbar es de 20º.
La inflexión lateral del raquis dorsal es de 20º.
La inflexión lateral del raquis cervical es de 35º a 45º.
La inflexión o inclinación total del raquis entre el sacro y el cráneo es entonces de 75º a
85º.

AMPLITUDES GLOBALES DE LA ROTACION DEL RAQUIS EN CONJUNTO

La rotación axial en el raquis lumbar es muy poca es de 5º.


La rotación axial en el raquis dorsal es mucho más acentuada: 35º, puesto que se ve
favorecida por la disposición de las apófisis articulares.
La rotación axial en el raquis cervical es muy amplia, ya que alcanza de 45º a 50º. Se
puede constatar como el atlas efectúa una rotación aproximada de 90º en relación al
sacro.
La rotación axial entre la pelvis y el cráneo alcanza o sobre pasa ligeramente los 90º.

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