Generalidades Del Conductismo y Cognitivismo

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Conductismo: historia, conceptos y autores

principales

El conductismo es una de las orientaciones más comunes entre los psicólogos, si bien hoy en día es
más habitual que se practique en su vertiente cognitivo-conductual.

¿Qué es el conductismo?

El conductismo es una corriente de la Psicología que se centra en el estudio de las leyes


comunes que determinan el comportamiento humano y animal. En su origen, el conductismo
tradicional deja de lado lo intrapsíquico para focalizarse en la conducta observable, es decir,
prioriza lo objetivo por encima de lo subjetivo. Esto opone el conductismo a planteamientos
previos como los psicodinámicos y los fenomenológicos. De hecho, desde la perspectiva
conductista aquello que solemos entender como "mente" o "vida mental" es tan solo una
abstracción de lo que realmente debería estudiar la psicología: los vínculos entre estímulos y
respuesta en contextos determinados.

Los conductistas tienden a concebir a los seres vivos como “tabulas rasas” cuya conducta
está determinada por los refuerzos y castigos que reciban más que por predisposiciones internas.
El comportamiento, por tanto, no depende principalmente de fenómenos internos, como los
instintos o los pensamientos (que no dejan de ser, por otra parte, conductas encubiertas) sino más
bien del entorno, y no podemos separar ni la conducta ni el aprendizaje del contexto en que
tienen lugar.

De hecho, aquellos procesos que ocurren en el sistema nervioso y que para muchos otros
psicólogos son la causa de cómo actuamos, para los conductistas no son más que otro tipo de
reacciones generadas a través de nuestra interacción con el entorno.

El concepto de "enfermedad mental" visto por los conductistas

Los conductistas a menudo han sido vinculados al mundo de la psiquiatría por su


utilización del método experimental para obtener conocimientos, pero esta asociación no es
acertada, ya que, en muchos aspectos, los conductistas se diferencian claramente de los
psiquiatras. Una de estas diferencias es la oposición del conductismo al concepto de enfermedad
mental.

Desde esta filosofía aplicada a la psicología, no pueden existir conductas patológicas, ya


que estas son juzgadas siempre según su adecuación a un contexto. Mientras que las
enfermedades deben tener causas biológicas relativamente bien aisladas y conocidas, los
conductistas señalan que no hay suficiente evidencia a favor de la existencia de estos
biomarcadores en el caso de los trastornos mentales. Por consiguiente, se oponen a la idea de que
el tratamiento de problemas como las fobias o el TOC deba centrarse en psicofármacos.
Wundt: el nacimiento de la Psicología Experimental

Wilhelm Wundt (1832-1920), considerado por muchos “el padre de la Psicología”, sentó
las bases de lo que acabaría siendo el conductismo. Creó el primer laboratorio de Psicología
científica y utilizó de forma sistemática la estadística y el método experimental para extraer reglas
generales sobre el funcionamiento de los procesos mentales y la naturaleza de la conciencia.

Los métodos de Wundt dependían en gran medida de la introspección o autoobservación,


técnica en la que los sujetos experimentales proporcionan datos sobre su propia experiencia.

Watson: la Psicología vista desde el conductismo


John Broadus Watson (1878-1958) criticó el uso de la metodología introspectiva de Wundt
y sus seguidores. En una conferencia en 1913 que se considera el nacimiento del conductismo,
Watson afirmó que para ser verdaderamente científica la Psicología debía centrarse en la
conducta manifiesta en lugar de en los estados mentales y conceptos como “conciencia” o
“mente”, que no podían ser analizados de forma objetiva.

Watson también rechazaba la concepción dualista que separaba el cuerpo y la mente (o el


alma) y planteaba que la conducta de las personas y la de los animales debía ser estudiada del
mismo modo ya que, si se dejaba de lado el método introspectivo, no había una diferencia real
entre ambas.

En un conocido y controvertido experimento Watson y su ayudante Rosalie Rayner


consiguieron provocar una fobia a las ratas a un bebé de nueve meses (“el pequeño Albert”). Para
ello emparejaron la presencia de la rata con sonidos fuertes. El caso del pequeño Albert demostró
que la conducta humana no sólo es predecible sino también modificable.

La caja negra

Para Watson los seres vivos somos “cajas negras” cuyo interior no es observable. Cuando
los estímulos externos llegan a nosotros damos respuestas en consecuencia. Desde el punto de
vista de los primeros conductistas, si bien se dan procesos intermedios dentro del organismo, al
ser inobservables deben ser ignorados al analizar el comportamiento.

Sin embargo, a mediados del siglo XX los conductistas matizaron esto y, sin desdeñar la
importancia de los procesos no observables directamente que ocurren en el interior del cuerpo,
señalaron que la psicología no necesita dar cuenta de ellos para aportar explicaciones sobre las
lógicas que rigen la conducta. B. F. Skinner, por ejemplo, se caracterizó por dar a los procesos
mentales exactamente el mismo estatus que la conducta observable, y por concebir el
pensamiento como conducta verbal.
Algunos neoconductistas como Clark Hull y Edward Tolman sí incluyeron procesos
intermedios (o variables intervinientes) en sus modelos. Hull incluía el impulso o motivación
interna y el hábito, mientras que Tolman afirmaba que construimos representaciones mentales del
espacio (mapas cognitivos).

Watson y el conductismo en general fueron influidos de forma clave por dos autores: Ivan Pavlov y
Edward Thorndike.

Condicionamiento clásico: los perros de Pavlov

Ivan Petrovich Pavlov (1849-1936) era un fisiólogo ruso que se dio cuenta, mientras
realizaba experimentos sobre secreción de saliva en perros, de que los animales salivaban de
forma anticipada cuando veían u olían la comida, e incluso simplemente cuando se acercaban los
encargados de darles de comer. Posteriormente consiguió que salivaran al oír el sonido de un
metrónomo, de una campana, de un timbre o de una luz por asociar estos estímulos con la
presencia de comida.

A partir de estos estudios Pavlov describió el condicionamiento clásico, un concepto


fundamental en el conductismo, gracias al cual se desarrollaron las primeras intervenciones
basadas en las técnicas de modificación de la conducta en seres humanos. Ahora bien, para
entender cómo funciona el condicionamiento clásico primero hay que saber con qué estímulos se
trabaja en él.
Un estímulo incondicionado (es decir, que no requiere aprendizaje para provocar una
respuesta) provoca una respuesta incondicionada; en el caso de los perros, la comida causa
salivación de forma espontánea. Si se empareja repetidamente el estímulo incondicionado (la
comida) con un estímulo neutro (por ejemplo, la campana), el estímulo neutro acabará
produciendo la respuesta incondicionada (salivar) sin necesidad de que esté presente también el
estímulo incondicionado.

Para Pavlov no es necesario el concepto de mente ya que conceptualiza las respuestas


como reflejos que se dan después de la aparición de estímulos externos.

El experimento del pequeño Albert de Watson y Rayner es otro ejemplo de


condicionamiento clásico. En este caso la rata es un estímulo neutro que se convierte en un
estímulo condicionado que provoca la respuesta de miedo por asociación con el ruido fuerte
(estímulo incondicionado).
Los animales en el conductismo

Los conductistas clásicos empleaban frecuentemente animales en sus estudios. Los


animales son considerados equivalentes a las personas en cuanto a su conducta y los principios de
aprendizaje extraídos de estos estudios se extrapolan en muchos casos a los seres humanos; eso
sí, siempre procurando respetar una serie de presuposiciones epistemológicas que justifiquen esta
extrapolación. No hay que olvidar que entre especies hay muchos aspectos del comportamiento
que varían.

La observación sistemática de la conducta animal daría paso a la Etología y la Psicología


Comparada. Konrad Lorenz y Niko Tinbergen son dos de los representantes más importantes de
estas corrientes.

Condicionamiento instrumental: los gatos de Thorndike

Edward Lee Thorndike (1874-1949), contemporáneo de Pavlov, realizó diversos


experimentos con animales para estudiar el aprendizaje. Introdujo gatos en “cajas-problema” para
observar si conseguían escapar de ellas y de qué modo.

En las cajas había varios elementos con los que los gatos podían interactuar, como un
botón o una anilla, y sólo el contacto con uno de estos objetos podía hacer que se abriera la
puerta de la caja. Al principio los gatos conseguían salían de la caja por ensayo y error, pero a
medida que se repetían los intentos cada vez escapaban con más facilidad.

A partir de estos resultados Thorndike formuló la ley del efecto, que afirma que si una
conducta tiene un resultado satisfactorio es más probable que se repita, y que si el resultado es
insatisfactorio esta probabilidad disminuye. Posteriormente formularía la ley del ejercicio, según la
cual los aprendizajes y hábitos que se repiten se ven reforzados y los que no se repiten se
debilitan.

Los estudios y las obras de Thorndike introdujeron el condicionamiento instrumental.


Según este modelo el aprendizaje es consecuencia del reforzamiento o el debilitamiento de la
asociación entre una conducta y sus consecuencias. Esto sirvió como base para formular
propuestas más tarde, en el surgimiento del verdadero conductismo, tal y como veremos.

El conductismo radical de Skinner

Las propuestas de Thorndike fueron el antecedente de lo que conocemos como


condicionamiento operante, pero este paradigma no se desarrolló de forma completa hasta la
aparición de las obras de Burrhus Frederic Skinner (1904-1990).

Skinner introdujo los conceptos de refuerzo positivo y negativo. Se denomina refuerzo


positivo al hecho de premiar una conducta dando algo, mientras que el refuerzo negativo consiste
en la retirada o la evitación de un evento desagradable. En ambos casos, la intención es la de
aumentar la frecuencia e intensidad de aparición de una conducta determinada.
Skinner defendía el conductismo radical, que mantiene que todo el comportamiento es
resultado de asociaciones aprendidas entre estímulos y respuestas. El enfoque teórico y
metodológico desarrollado por Skinner se conoce como análisis experimental de la conducta y ha
sido especialmente eficaz en la educación de niños con discapacidad intelectual y del desarrollo.

Desarrollo del conductismo: la revolución cognitiva

El conductismo entró en declive a partir de los años 50, coincidiendo con el auge de la
psicología cognitiva. El cognitivismo es un modelo teórico que surgió como reacción al énfasis
radical del conductismo en la conducta manifiesta, dejando de lado la cognición. La inclusión
progresiva de variables intervinientes en los modelos conductistas favoreció en gran medida este
cambio de paradigma, conocido como “revolución cognitiva”.

En la práctica psicosocial, las aportaciones y principios del conductismo y el cognitivismo


acabarían confluyendo en lo que conocemos como terapia cognitivo-conductual, que se centra en
encontrar los programas de tratamiento más avalados por la evidencia científica.

Las terapias de tercera generación desarrolladas en los últimos años recuperan parte de
los principios del conductismo radical, reduciendo la influencia del cognitivismo. Algunos ejemplos
son la Terapia de Aceptación y Compromiso, la Terapia de Activación Conductual para la depresión
o la Terapia Dialéctica Conductual para el trastorno límite de la personalidad.
Psicología cognitiva: definición, teorías y
autores principales

Cada vez que hablamos sobre lo que es la psicología y sobre lo que "dicen los psicólogos", estamos
simplificando mucho. A diferencia de lo que ocurre en la biología, en psicología no sólo no existe
una teoría unificada en la que se base toda la disciplina, sino que las distintas corrientes
psicológicas que hay parten de posturas en buena parte irreconciliables y muchas veces ni siquiera
comparten un objeto de estudio.

Sin embargo, eso no significa que hoy en día no exista una corriente dominante que se haya
impuesto a las demás. Esta corriente de la psicología es, en nuestros días, el cognitivismo, en el
que se basa la psicología cognitiva.

¿En qué consiste la psicología cognitiva?

La psicología cognitiva es la vertiente de la psicología que se dedica al estudio de los procesos


mentales como la percepción, la planificación o la extracción de inferencias. Es decir, procesos que
históricamente se han entendido como privados y fuera del alcance de los instrumentos de
medición que se han venido utilizando en estudios científicos.

El cognitivismo y la psicología cognitiva han supuesto un golpe sobre la mesa por parte de una
comunidad de investigadores que no quería renunciar al estudio científico de los procesos
mentales, y aproximadamente desde los años 60 han formado la corriente de psicología
hegemónica en todo el mundo.

Para explicar los orígenes de la psicología cognitiva hay que retroceder a mediados del siglo
pasado.

La psicología cognitiva y la metáfora computacional

Si en la primera mitad del siglo XX las escuelas dominantes en el mundo de la psicología eran la
psicodinámica iniciada por Sigmund Freud y la conductista, a partir de los años 50 el mundo de la
investigación científica empezó a vivir una época de cambios acelerados ocasionados por la
irrupción de los progresos en la construcción de ordenadores.

A partir de ese momento empezó a ser posible entender la mente humana como un procesador de
información comparable a cualquier ordenador, con sus puertos de entrada y de salida de datos,
partes dedicadas a almacenar datos (memoria) y ciertos programas informáticos encargados de
procesar la información de manera adecuada. Esta metáfora computacional serviría para crear
modelos teóricos que permitiesen formular hipótesis e intentar predecir el comportamiento
humano hasta cierto punto. Nacía así el modelo informático de los procesos mentales, muy
utilizado en psicología a día de hoy.
La revolución cognitiva

A la vez que se sucedían los progresos tecnológicos en el ámbito de la informática, el conductismo


iba siendo cada vez más criticado. Estas críticas se centraban, básicamente, porque se entendía
que sus limitaciones no permitían estudiar adecuadamente los procesos mentales, al limitarse a
extraer conclusiones sobre lo que es observable directamente y lo que tiene una repercusión clara
sobre el entorno: la conducta.

De este modo, durante los años 50 surgió un movimiento a favor de una reorientación de la
psicología hacia los procesos mentales. En esta iniciativa participaron, entre otros, seguidores de la
antigua psicología de la Gestalt, investigadores de la memoria y el aprendizaje interesados en lo
cognitivo, y algunas personas que se habían ido distanciando del conductismo y, especialmente,
Jerome Bruner y George Miller, que encabezaron la revolución cognitiva.

Se considera que la psicología cognitiva nació como fruto de esta etapa de reivindicaciones a favor
del estudio de los procesos mentales, cuando Jerome Bruner y George Miller fundaron el Center
for Cognitive Studies de Harvard en el año 1960. Poco más tarde, en el 1967, el psicólogo Ulric
Neisser aporta una definición sobre lo que es la psicología cognitiva en su libro Cognitive
psychology. En esta obra explica el concepto de cognición en términos computacionales, como un
proceso en el que se procesa información para poder usarla más adelante.

La reorientación de la psicología
La irrupción de la psicología cognitiva y el paradigma cognitivista supuso un cambio radical en el
objeto de estudio de la psicología. Si para el conductismo radical de B. F. Skinner lo que debía
estudiar la psicología era la asociación entre estímulos y respuestas que puedan ser aprendidas o
modificadas a través de la experiencia, los psicólogos cognitivos empezaron a hipotetizar sobre
estados internos que permitían explicar la memoria, la atención, la percepción, e infinidad de
temas que hasta ese momento solo se habían tocado tímidamente por los psicólogos de la Gestalt
y algunos investigadores de finales del siglo XIX y principios del XX.

La metodología de la psicología cognitiva, que heredaba muchas cosas del conductismo, consistía
en realizar suposiciones sobre el funcionamiento de los procesos mentales, realizar inferencias a
partir de estas suposiciones, y poner a prueba lo que se da por supuesto mediante estudios
científicos, para ver si los resultados encajan con los supuestos de los que se parten. La idea es que
la acumulación de estudios acerca de los procesos mentales iría perfilando cómo podría funcionar
y cómo no funciona la mente humana, siendo este el motor del progreso científico en el campo de
la psicología cognitiva.
Críticas a esta concepción de la mente

La psicología cognitiva ha sido fuertemente criticada por los psicólogos e investigadores asociados
a la corriente conductista. El motivo es que, según su perspectiva, no hay motivo alguno para
considerar que los procesos mentales son otra cosa diferente a la conducta, como si fuesen
elementos fijos que permanecen en el interior de las personas y que están relativamente
separadas de lo que ocurre a nuestro alrededor.

Así, la psicología cognitiva es visto como una perspectiva mentalista que, ya sea mediante el
dualismo o mediante el materialismo metafísico, confunde los conceptos que se supone que
deberían ayudar a entender el comportamiento, con el objeto de estudio en sí. Por ejemplo, se
llega a entender la religiosidad como un conjunto de creencias que permanecen dentro de la
persona, y no una disposición a reaccionar de ciertos modos ante ciertos estímulos.

Como consiguiente, los actuales herederos del conductismo consideran que la revolución
cognitiva, en vez de aportar argumentos de peso contra el conductismo, se limitó a hacer ver que
lo había refutado, haciendo pasar por delante del razonamiento científico los propios intereses y
tratando a las atribuciones hechas sobre lo que puede estar ocurriendo en el cerebro como si
fuese el fenómeno psicológico a estudiar, en vez de la propia conducta.

La psicología cognitiva a día de hoy

Actualmente la psicología cognitiva sigue siendo una importantísima parte de la psicología, tanto
en investigación como en intervención y terapia. A su progreso han ayudado a los descubrimientos
en el ámbito de neurociencias y la mejora de las tecnologías que permiten escanear el cerebro
para obtener imágenes sobre sus patrones de activación, como por ejemplo la fMRI, que aporta
datos extras acerca de lo que pasa en la cabeza de los seres humanos y permite "triangular" la
información obtenida en los estudios.

Sin embargo, cabe destacar que ni el paradigma cognitivista ni, por extensión, la psicología
cognitiva, están libres de críticas. Las investigaciones realizadas en el seno de la psicología
cognitiva reposan sobre varios supuestos que no tienen por qué ser ciertos, como por ejemplo la
idea de que los procesos mentales son algo distinto a la conducta y que lo primero causa lo
segundo. Por algo es que, aún a día de hoy, existe el conductismo (o un descendiente directo de
este, más bien, y no solo no ha sido totalmente asimilado por la escuela cognitiva, sino que
además la critica duramente.
Referencias bibliográficas:

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de noviembre de Psicología y mente https://psicologiaymente.com/psicologia/conductismo

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