La Ley de Herodes
La Ley de Herodes
La Ley de Herodes
Ibargüengoitia.
1
Canal Once. (2013, 5 diciembre). Historias de vida - Jorge Ibargüengoitia [Vídeo]. YouTube.
https://www.youtube.com/watch?v=3NpcHjWAs74&t=543s
el año 1950, Miguel Alemán Valdés, presidente de México para ese entonces, conciliaría los
intereses campesinos al organizar la CNOP (Confederación Nacional de Organizaciones
Populares), procurando así frenar las ideas comunistas tal como lo exigía, bajita la mano, el
gobierno de Estados Unidos. Esta solución plenamente diplomática, y otras decisiones del
gobierno alemanista, acarrearían consigo una notable y creciente desigualdad, situación que
llevaría a las clases bajas mexicanas a buscar oportunidades fuera del país, y para la misma
década el bracerismo se tornaría en una dificultad para el gobierno mexicano y el
estadounidense.2 ¿Qué traería esto a la mente de un joven veinteañero como lo fue Jorge
cuando (vi)vió estos cambios?
2
Agustín, J. (1990). Tragicomedia mexicana: La vida en México de 1940 a 1970 (5.a ed., Vol. 1). Planeta.
“…cuando todos escriben novelas contra las dictaduras de América Latina, él escribe
una deliciosa farsa, en la que los héroes son tan ridículos como sus enemigos; en un
medio donde se venera tanto el culto al yo, él escribe un libro de cuentos en el que
todo el tiempo se burla de sí mismo, exponiéndose torpe, ingenuo, pobre, antiintelectual;
cuando cualquiera hubiera escrito una novela sociologizante, o una pésima novela
policiaca, él escribe una extraordinaria historia de dos criminales que no entienden
que lo que hacen es criminal…”3
Para analizar a Jorge Ibargüengoitia y a su obra, cabe preguntarnos: ¿era un escritor sin
convicciones y, por lo tanto, libre para hablar sobre lo que quisiera? ¿o, por el contrario, era
un hombre de convicciones tan férreas que decía lo que tenía que decir exactamente como
tenía que ser dicho por él?
La ley de Herodes es el título de uno de sus cuentos que forma parte del libro
homónimo, y esta será la materia del análisis. Para los escritores del Medio Siglo, “el cuento
alcanzó como género un prestigio que no había tenido y que no ha vuelto a tener. Un escritor
podía hacer su carrera en el género que quisiera, pero en algún momento tenía que pasar por
la prueba del cuento.” 4 Quizá, motivado por esta tendencia generacional, Jorge realiza este
libro a partir de anécdotas propias. Si bien en la mayoría de los textos entendemos que -en
casos donde se permita este análisis- la voz que narra no se trata de la personificación del
autor sino de una voz literaria ajena, y que, sin embargo, lo que describe es resultado del
entorno y la vida del autor, este cuento, junto a sus iguales en el libro, tiene un narrador que
debemos identificar con Jorge y, empero, no podemos quitar de la vista el hecho de que la
ficción y las concesiones narrativas forman parte de lo que leemos.
Estructura narrativa:
3
Castañeda, J. (1986). Jorge Ibargüengoitia Humorismo y Narrativa. ITAM. Recuperado 23 de noviembre de
2021, de http://estudios.itam.mx/sites/default/files/estudiositammx/files/007/000169823.pdf
4
Cadena, A. (1998, septiembre). Medio siglo y los sesenta. Universidad Autónoma Metropolitana.
Recuperado 18 de noviembre de 2021, de http://www.uam.mx/difusion/revista/septiembre98/cadena.html
Muy propio de una narración autobiográfica.
2: Personajes:
a) Sarita.
Aun cuando no se da ningún tipo de descripción de Sarita, considero que dado
el diminutivo podemos deducir dos cosas: 1. Cariño, o bien, 2. Delgadez o
baja estatura. Me inclino hacia la segunda posibilidad debido a que el principal
motivo de esta narración es narrar la mezquindad de Sarita, así que el hecho
de que la siguiera llamando así no me parece infundado en cariño o aprecio de
ningún tipo.
b) Doctor Philbrick.
Del doctor Philbrick sólo conocemos su nacionalidad y la colonia donde
reside. Me tienta decir que se trata de alguien con cabello rubio y ojos claros,
sin embargo, considero que se omite la descripción de Sarita y del Doctor
Philbrick para evidenciar que ambos representan facciones ideológicas
contrarias, aun cuando nunca se menciona la ideología del doctor; sin
embargo, podrían adherirse a cualquier tipo de descripción física pues
representan a cualquiera (exceptuando, la distancia económica que les
separa, siendo Philbrick un doctor estadounidense acomodado y Sarita una
estudiante mexicana necesitada de dinero).
3: Espacios:
a) Escenario:
a. Casa de Narrador.
b. Calle
c. Laboratorio de análisis clínicos.
d. Despacho
e. Sala de espera
b) Atmósfera climatológica-física:
a. Mañana húmeda en la calle.
c) Atmósfera psicológica:
a. Jorge: A la defensiva. Ideológicamente se planta a defenderse, sin embargo,
en su praxis se traiciona. Necesitado de justicia. Dramático, inclusive
exagerado. Pudibundo. Humillado. Avergonzado de contar a Sarita.
Traicionado.
La frase con la que el cuento comienza: “Sarita me sacó del fango” encuentra sentido
cuando revisamos lo que dice el diccionario de la Real Academia Española…*
El texto menciona que Sarita le enseñó a leer a Marx, a Engels y a Carlos Fuentes.
Carlos Fuentes fue en su momento un importante referente mexicano de la crítica social, de
la juventud rebelde, lo cual lleva mucho tiempo siendo equivalente a ser anticapitalista.
Además de ser un guiño al escritor más popular de la época, es un vínculo que da cimiento a
la identidad de los personajes, nos permite conocer sus convicciones y su rol social:
comunistas universitarios. Posiblemente la excesiva pudibundez y la crítica hacia la
enfermera como “posible traidora de la Causa”, se deben a que precisamente la conducta de
Jorge y sus decisiones contradicen sus propios ideales y de esta manera se “cura” un poco de
su acciones.
Según el Martirólogo romano5, San Tarcisio Acólito encontró su trágica muerte al ser
hallado por unos Paganos mientras llevaba el Sacramento, o bien, la carne y la sangre de
5
Martirólogo Romano (Revisado ed.). (1956). Apostolado de la Prensa.
https://apologeticacatolicasite.files.wordpress.com/2019/09/martirologio-romano-1956.pdf
Cristo (sólido y líquido); al no querer ni siquiera mostrarlos a los malhechores, estos le
apalearon y apedrearon hasta la muerte.
Este santo murió al no querer entregar lo que llevaba en sus manos pues de hacerlo
traicionaría sus ideales y convicciones. Aquí Jorge compara -continuando con esta falaz
negación de sus propios hechos, pensamientos y declaraciones- al hombre moderno con este
mártir, debido a que su alter ego literario entregará sus propias “funciones”, traicionando de
esa manera a sus convicciones, señalando que el hombre moderno está en un constante ir y
venir ideológico motivado por las condiciones de su entorno, más que por, irónicamente, sus
ideales.
¿Cuál es la cara que el hombre muestra al mundo y cuál es aquella con la que
realmente le mira? Todos somos seres ideológicos y políticos, sin embargo, también somos
sujetos históricos y vivos. No podemos esperar de nadie, ni siquiera de nosotros mismos, el
mantener la misma postura ni el mismo pensamiento ante cualquier situación. No le
pertenecemos a los que pensamos, así como eso no es nuestro. La traición es parte de lo que
nos constituye y construye, es lo que nos motiva e impulsa. Pensar una cosa, hacer otra; tener
una responsabilidad, no cumplirla; tener un amigo, pareja, relación de cualquier tipo, y no
respetarla… somos piedras rodando de un lado a otro, buscando pertenecer a algo porque
estamos solos. Al menos, eso parece señalar Ibargüengoitia con este cuento, en donde, según
el conocido refrán, te chingas, te jodes, o bien, tú decides de qué forma, pero sigues la ley a
la que estamos todos sujetos: la de vivir.
6
fango. (2014). En Real Academia Española (23.a ed.). Asociación de Academias de la Lengua Española.
https://dle.rae.es/fango?m=form