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Introducción
La ciencia y las distintas ramas que comprende requieren fundamentalmente de sistemas y
mecanismos que permitan identificar y nombrar a los organismos de acuerdo a un grupo de características o principios establecidos previamente, ya que, sería casi imposible describir y comunicar la enorme variedad de organismos existentes en la naturaleza de no ser por su nombre y su clasificación dentro de un determinado reino. Es por ello, que el trabajo de jerarquizar grupos de organismos es vital para la comunicación científica y la biología. La nomenclatura y clasificación de las plantas han pasado por muchas fases en la historia, desde centrarse en nombrar vegetales por sus usos medicinales o morfología hasta el desarrollo de sistemas concretos que continuamente se modifican y que le dan importancia a cada una de sus estructuras y contemplan el rol de la filogenia, la evolución y la genética, con el fin de una clasificación acertada (Raven 2004). Por ende, se han creado métodos y sistemas que admiten, dentro de unas normas específicas, realizar correctamente el trabajo de clasificar plantas debido a variables parámetros. Entre ellos se destacan los sistemas de clasificación artificial, natural y filogenético; que establecen clasificar con base en características visibles, fenotípicas y genealógicas, respectivamente (Brummitt 2002). En adición, es gracias a que las plantas poseen un sin número de caracteres susceptibles a la evaluación que se creen códigos enfocados en definir las reglas para otorgar el nombre y la ubicación de un organismo en los diferentes taxones teniendo validez internacional y científica. El Código de Nomenclatura Botánica (ICBN) creado en 1867 es la suma autoridad que imparte una serie de principios, normas y recomendaciones que deben regir la investigación de todo taxónomo o sistemático. La clasificación de un grupo de plantas de acuerdo a sus caracteres se vuelve un tema de extensa profundidad, es por ello, que debe ser analizado siguiendo un sistema que facilite su abordaje, seleccionando los mecanismos correctos, ya que, de no ser así, el proceso de relación de características entre los organismos puede verse afectado por falta de métodos prácticos y eficientes que garanticen la correcta identificación del grupo taxonómico. En esta práctica se pretende seleccionar un método de clasificación que permita agrupar 10 especies de plantas de acuerdo a su similidad de caracteres y diseñar esquemas entre las relaciones de estos para lograr una adecuada clasificación y posteriormente, otorgar nombres científicos a dichas especies, siguiendo las normas del código de nomenclatura. Metodología Desde nuestras casas, con los respectivos grupos de trabajo se analizaron 10 ejemplares de plantas disecadas halladas en la colección virtual del herbario de la Universidad Nacional de Colombia. Posteriormente, a cada una de ellas se le hizo la respectiva descripción taxonómica, es decir, una diagnosis de sus rasgos y características físicas más evidentes. Luego, se escogió un sistema de clasificación taxonómica (en este caso el sistema natural, propuesto por Linneo), de acuerdo a él y a su funcionamiento se establecieron las relaciones entre los ejemplares, teniendo en cuenta los caracteres ya definidos en la diagnosis. Dichas relaciones permitieron establecer 5 géneros, 3 familias y dos órdenes, siguiendo el código de nomenclatura, y finalmente, dar un nombre a los ejemplares acordes al mismo código.