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Julio Muñoz Ramonet

Este documento resume la historia de Julio Muñoz Ramonet, un empresario español originario de Granada que llegó a ser el hombre más rico de Cataluña. Comenzó como un emigrante granadino en Barcelona y, junto a su padre Serafín Muñoz, construyó un imperio industrial y financiero que empleó a más de 45.000 personas. A pesar de su éxito empresarial, su fortuna se desmoronó en 1985 y murió exiliado en Suiza en 1991.

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Este documento resume la historia de Julio Muñoz Ramonet, un empresario español originario de Granada que llegó a ser el hombre más rico de Cataluña. Comenzó como un emigrante granadino en Barcelona y, junto a su padre Serafín Muñoz, construyó un imperio industrial y financiero que empleó a más de 45.000 personas. A pesar de su éxito empresarial, su fortuna se desmoronó en 1985 y murió exiliado en Suiza en 1991.

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JULIO MUÑOZ RAMONET (1912-1991)

El 'granadino' que fue el más rico de Cataluña


Ciudadanía - Gabriel Pozo Felguera - Domingo, 7 de Octubre de 2018
Cataluña
Julio Muñoz Ramonet
El periodista y escritor Gabriel Pozo Felguera redescubre la historia de Julio
Muñoz Ramonet y de su saga familiar, originaria de Jérez del Marquesado,
que llegó a amasar la mayor fortuna de Cataluña y probablemente de España,
en un imperio que comenzó con industrias textiles, que empleó a más de
45.000 personas, y se extendió a bancos, seguros, hoteles. No te pierdas este
magnífico relato para conocer más sobre la historia de granadinos que el
tiempo los borró.

Archivo
Julio Muñoz Ramonet posa en el salón de su palacio de la calle Muntaner, en
los primeros años cuarenta.

 El emigrante granadino Serafín Muñoz y su hijo Julio Muñoz


Ramonet colocaron a más de 10.000 paisanos en sus almacenes y en
fábricas de Barcelona; llegaron a dar empleo a 45.000 personas
 Las campanas de la iglesia de Jérez del Marquesado (Granada) se
llaman Carmen (Villalonga), y Serafina (por el padre); la calle Real
se llamó Florinda Ramonet de Muñoz (por su madre)
 La casa natal de donde nació toda la saga familiar de los Muñoz se
conserva tal como la dejaron al emigrar a Barcelona en 1907
oleo_en_anos_60.jpg

Julio Muñoz Ramonet (1912-91), retratado en la imagen en un óleo de los


años 60, fue durante muchos años el hombre más rico de Cataluña. Y quizás
de España. Era hijo de un emigrante de Jérez del Marquesado (Granada) y de
una catalana de la Cerdanya. Llegó a tener más de 45.000 empleados en sus
múltiples fábricas textiles, sus hoteles y sus bancos, repartidos por medio
mundo. Todo debido a su habilidad para los negocios y su posición durante la
guerra civil en el bando franquista. Se casó (1946) con la hija del presidente
del Banco Central, Carmen Villalonga, de la que acabó separándose. Llegó a
tener como amante a la famosa Carmen Broto, la chica de las Bragas de Oro.
Y se hizo con una de las mayores colecciones de arte de Cataluña. Pero en
1985 su imperio financiero hizo aguas; huyó y murió en Suiza, en 1991. Lejos
de dejar su palacio y su colección de arte a sus cuatro hijas, instituyó como
heredero al Ayuntamiento de Barcelona, para que hiciera un museo en su
palacete de la calle Muntaner, 282. Las hijas escondieron la colección antes de
que el consistorio barcelonés tomara posesión de la herencia. El palacio ahora
es un museo sin apenas obras de valor; el Ayuntamiento y las herederas
arrastran un largo proceso por la propiedad de los cuadros, que por ahora va
ganando la parte pública.
Esta historia que sigue se centra, fundamentalmente, en los orígenes
granadinos de Julio Muñoz Ramonet, el hombre que encendía los puros con
billetes de cien pesetas.

A la busca del “padrino” de Jérez del Marquesado

Cualquier emigrante granadino que llegase a Barcelona durante medio siglo


largo –entre el final de la I Guerra Mundial y la muerte de Franco- llevaba
indefectiblemente un papel en su bolsillo. En él figuraban escritas las
direcciones siguientes: Rambla 77, Ronda de San Antoni-esquina Villarroel,
Muntaner 282-90… o la decena de residencias, almacenes y fábricas que los
“Padrinos Muñoces” amasaban por entonces en Barcelona y su cinturón
industrial. Les buscaban para pedirles trabajo o que les sacara de algún apuro.

“Padrinos Muñoces”, con mayúscula, como hoy siguen llamándoles en las


comarcas andaluzas de Guadix y el Marquesado; también en infinidad de
hogares de L’Hospitalet, Terrasa, Barcelona, etc. Porque de los 45.000
empleados que llegaron a sumar las empresas de los Muñoz Ruiz-Muñoz
Ramonet descienden muchos miles de personas

Son gentes agradecidas, ajenas a la polémica por la incalculable herencia


artística entre el Ayuntamiento de Barcelona y las cuatro nietas del “Padrino”,
a cuenta del Palacete de Muntaner 282-90. Hablan de las luces de sus
benefactores; soslayan las sombras de la saga, que son muchas por culpa de su
pasado de estraperlistas, especuladores y estafadores a la sombra del régimen
franquista.

“Padrinos Muñoces”, con mayúscula, como hoy siguen llamándoles en las


comarcas andaluzas de Guadix y el Marquesado; también en infinidad de
hogares de L’Hospitalet, Terrasa, Barcelona, etc. Porque de los 45.000
empleados que llegaron a sumar las empresas de los Muñoz Ruiz-Muñoz
Ramonet descienden muchos miles de personas. Trabajaron para ellos en los
mejores tiempos de su emporio empresarial. Algunos todavía lo hacen en las
sociedades de sus descendientes.

En Jérez del Marquesado (Granada) y su comarca se calcula que no menos


de diez mil paisanos fueron contratados directamente por Serafín Muñoz y su
hijo Julio Muñoz Ramonet. Algunos conocidos del padre ocuparon puestos de
suma confianza de los “Padrinos” durante toda su vida, tanto en cargos
directivos como al servicio de sus residencias. Jérez tenía más de 3.000
habitantes antes de la guerra civil; hoy sólo la tercera parte. “Casi todos los
demás se fueron a trabajar con los Muñoces”. Los datos los aporta el cronista
local José María Torres Gómez, quien ya en 1942 fue emigrante y se
codeaba con sus protectores en Barcelona.
Del terruño andaluz a El Barato en Barcelona

Los “Muñoces” era el apodo con que desde el último tercio del siglo XIX se
conocía en Jérez del Marquesado a la familia formada por Ángel Muñoz
Aibar y María Ruiz Tovías. Tuvieron cuatro
descendientes: Fernando (nacido en 1874), María del Dulce
Nombre (conocida como Mercedes, 1877), Serafín (1879) y Félix (1881). El
penúltimo es el que más interesa a nuestra historia.

inscripcion_de_nacimiento_de_serafin_munoz.jpg
Inscripción de nacimiento de Serafín Muñoz en el libro de bautismo de la
parroquia de Jérez del Marquesado. Existe una nota al margen que indica su
matrimonio en Urgel el 31 de agosto de 1910.
Se trataba de una familia clasificada en los libros parroquiales y de apeos
como “propietarios”. Eso significaba que tenían medios de producción para
sobrevivir, una especie de pequeña burguesía agraria local. El mayor,
Fernando, cursó estudios de Derecho en la Universidad de Granada; Serafín
trabajó como administrativo en la mina de hierro La Malagueña. Los
“Muñoces” tenían una casa de las mejores para la época y, frente a ella,
establos para ganado y dos yuntas de mulas.

Los indicios apuntan a que Serafín y Félix se dispusieron a ampliar nuevos


horizontes profesionales cuando se abrió junto a sus tierras la línea de
ferrocarril Guadix-Murcia

Así pues, Serafín y Félix Muñoz Ruiz no eran braceros o mineros muertos


de hambre que un día decidieron huir de su terruño a la industrial
Cataluña. A comienzos del XX, para quien no tenía tierras sólo existían tres
salidas laborales: en las extensas propiedades agrícolas de la Marquesa del
Lombay, en vetustas minas de hierro de extranjeros o se emigraba.

Los indicios apuntan a que Serafín y Félix se dispusieron a ampliar nuevos


horizontes profesionales cuando se abrió junto a sus tierras la línea de
ferrocarril Guadix-Murcia, hecho ocurrido en 1907. En 1909 Serafín envió a
Jérez un retrato datado en la ciudad condal.

Precisamente en 1909 abrió almacenes El Barato en la Ronda de San


Antoni. Su propietario era Salvador Sindreu y en la tienda trabajaba una
sobrina suya, Florinda Ramonet Sindreu. Serafín Muñoz entró a trabajar
como dependiente y acabó enamorándose de ella. Florinda había arribado
poco tiempo antes a Barcelona procedente de Martinet, una aldea de la
Cerdanya. La boda entre ambos no se hizo esperar: se casaron el 31 de agosto
de 1910 en este pueblecito del valle pirenaico. Poco después llegaron los
hijos. Álvaro (1911), Julio (1912), Mercedes (fue concejal del Ayto. de
Barcelona entre 1985 y 1987) y Diego (fallecido con tres años).

florinda_simonet_y_serafin.jpg
Floridan Simonet Sindréu y Serafín Muñoz Ruiz, en un retrato tomado
poco antes del fallecimiento del granadino (hacia 1940).

Comenzaron a abrir telares y tiendas de punto por Barcelona y sus


alrededores. Los pedidos de países beligerantes en la I Guerra Mundial fue la
oportunidad para que Serafín comenzara a generar empleo y a ejercer de
“Padrino” para sus paisanos andaluces

El Barato se quedó pequeño muy pronto para Serafín Muñoz Ruiz y


Florinda Ramonet Sindreu. Comenzaron a abrir telares y tiendas de punto
por Barcelona y sus alrededores. Los pedidos de países beligerantes en la I
Guerra Mundial fue la oportunidad para que Serafín comenzara a generar
empleo y a ejercer de “Padrino” para sus paisanos andaluces.
Montó Industrias Muñoz en la calle Montserrat, otro gran almacén en el
número 77 de la Rambla de Cataluña y decenas y decenas de centros fabriles.

En 1920 los hermanos Serafín y Félix Muñoz ya están imbricados en la


sociedad catalana y, sobre todo, son cabeza visible y enlace con los
emigrantes andaluces. Ese año copan la junta directiva del Centro Andaluz y
de Beneficencia Regional: Serafín es el presidente y Félix el tesorero.
Desde esa fecha hasta la II República se ven desinflarse los padrones
municipales de las comarcas de Guadix y el Marquesado del Zenete; la
mayoría de viajeros llevaba billete de destino hacia  alguna de las fábricas o
almacenes de los “Muñoces”.
factura_de_la_tienda_de_industrias_munoz.jpg

Factura de la tienda de Industrias Muñoz que tenía en la Rambla de


Cataluña, 77. Indica que tenía fábrica en la Avda. Virgen de Montserrat.

Con ellos salió también el jerezano José Gómez Serrano quien, entre telares


de Can Batllò, se entretenía ideando aparatos de radio. En 1929 se asoció con
Rigau para crear RIGOM; en 1939 creó Iberia Radio, después
seguiría INTER y algunas más dedicadas a fabricación de televisores.

factorias_textiles_en_can_batlllo.jpg
Factorías textiles en Can Batlló. Tras la guerra civil, la mayoría pasaron a
manos de Julio Muñoz Ramonet.

Conservadores  y contra-revolucionarios

Tanto Florinda como Serafín se mantenían ideológicamente alineados con


posiciones claramente conservadoras, cuando no contrarrevolucionarias.
Durante la II República fueron objeto de amenazas y extorsiones por sectores
anarquistas y socialistas. Una de las presiones sobre sus intereses comerciales
acabó en el asalto de Almacenes Muñoz de Rambla 77, el 13 de noviembre de
1934; unos “desconocidos” asaltaron la tienda, robaron y la destrozaron.
Calcularon los daños en diez mil pesetas de la época.

Para esa fecha, el protagonista de la actual pugna judicial (Julio Muñoz


Ramonet) entre el Ayuntamiento de Barcelona y las cuatro hijas por la
herencia, ya se encontraba estudiando Derecho en la Universidad de
Barcelona (promoción 1933-36), al tiempo que adquiría experiencia a la
sombra de sus progenitores.

La guerra civil afectó considerablemente los intereses empresariales de los


“Muñoces”. Incluso a su integridad personal. En fecha imprecisa de finales de
1936 o comienzos de 1937 el matrimonio Serafín-Florinda consiguió
pasarse a zona franquista a través de Francia, hasta recalar en San Sebastián.
Mientras, su hijo Julio Muñoz Ramonet, con 24 años, había sido movilizado
por el ejército republicano de Cataluña. Cuentan los más ancianos de Jérez del
Marquesado, que han estado próximos a los “Padrinos” toda su vida, que Julio
recibió un balazo en una pierna e ingresó en un hospital. El resto de la guerra
estuvo en Barcelona actuando como “espía” para el ejército nacional; enviaba
cartas a su padre, escritas en clave, sobre actividades del ejército republicano
en Cataluña.

Estos servicios de espionaje debieron ser los que acercaron a los “Muñoces” al
nuevo poder que se estaba gestando en España para los siguientes cuarenta
años. Favores que, como se ha comprobado posteriormente, fueron devueltos
con creces.

Pero el patriarca de los “Muñoces”, Serafín, regresó a Barcelona enfermo tras


la catarsis de la guerra civil. No tuvo oportunidad de vivir plenamente el
comienzo del nuevo amanecer para su familia de la mano, sobre todo, de su
hijo Julio Muñoz Ramonet. Falleció el 28 de octubre de 1940 y fue sepultado
en el cementerio de Montjuïc. Dejaba las riendas del imperio empresarial
naciente en manos de su segundo hijo. Si bien es cierto que detrás de todo
estuvo siempre su madre Florinda (hasta que falleció el 17 de marzo de 1962).

Los “Padrinos” vuelven a sus orígenes

En Jérez del Marquesado no hay memoria sobre las veces que regresó Serafín
Muñoz Ruiz a lucir su éxito de indiano catalán. La única que hay
documentada se refiere a su llegada sobre un imponente Hispano-Suiza a este
pueblo de agricultores y ganaderos situado en la fría raya de la nieve de la
vertiente norte de Sierra Nevada. Los más viejos del lugar han oído hablar que
fue el tercer coche que se vio por allí; los otros fueron los de la Marquesa del
Lombay y Mr. Birth, el propietario de Alquife Mines Ltd.

Hay constancia documentada de la visita de Julio Muñoz Ramonet en 1950,


cuando ya se decía en Barcelona que “era el que iba después de Dios”, por el
enorme poder y riqueza que acumuló. Julio llevaba cuatro años casado con
Carmen Villalonga, hija del dueño del Banco Central. Más que como a
“Padrino”, en Jérez se le recibió como a una mezcla de Caudillo y Mr.
Marshall

Sin embargo, sí hay constancia documentada de la visita de Julio Muñoz


Ramonet en 1950, cuando ya se decía en Barcelona que “era el que iba
después de Dios”, por el enorme poder y riqueza que acumuló. Julio llevaba
cuatro años casado con Carmen Villalonga, hija del dueño del Banco Central.
Más que como a “Padrino”, en Jérez se le recibió como a una mezcla de
Caudillo y Mr. Marshall.

La ignorancia de los lugareños extendió que corría con los gastos de levantar
la Sagrada Familia y que allí labraban una capilla para su panteón familiar.

Los jerezanos se vistieron de domingo para admirar la belleza de Carmen


Villalonga y la sobriedad de Doña Florinda, que decían era igual que Doña
Carmen Polo; algún sirviente que estuvo en la boda de la pareja contó el menú
de fábula que sirvieron en San Sebastián, algo sólo al alcance de reyes.

carmen_villalonga_y_julio_munoz.jpg

Carmen Villalonga y Julio Muñoz Ramonet,el día de su boda en San


Sebastián (1946).  El ágape fue el más caro y lujoso de la posguerra
española.

Quien estrechaba la mano a Julio recibía un billete de veinte duros. Su primo


Antonio Salcedo, que nunca quiso emigrar, le devolvió el billete en un acto de
altanería; fue a saludarlo por conocerlo, no como pedigüeño. Al día siguiente
la comitiva de “Muñoces y Ramonet” partió en varios coches, uno conducido
por el supuesto chófer de Alfonso XIII y otro por un hijo de jerezana llamado
Juan Bujet Villalba.
Quien estrechaba la mano a Julio recibía un billete de veinte duros. Su primo
Antonio Salcedo, que nunca quiso emigrar, le devolvió el billete en un acto de
altanería; fue a saludarlo por conocerlo, no como pedigüeño

El Ayuntamiento decidió cambiar el nombre de la Calle Real de toda la vida


por el de Florinda Ramonet de Muñoz. Así estuvo puesta la placa de cerámica
en la fachada de una casa hasta la década de los sesenta. En 1966 surgieron
quejas en el pueblo y decidieron retirarla. Hoy vuelve a lucir la calle con su
nombre ancestral.

El párroco pidió ayuda para comprar campanas. La preciosa iglesia mudéjar


de Jérez había quedado destrozada y sin campanas tras la guerra civil. Julio
tiró de chequera y dijo al sacerdote que pidiese por su boca. La única
condición que puso es que las nuevas campanas llevasen grabados nombres de
su familia: se llamarían Juliana por él, Carmen por su esposa y Serafina por
su padre. Así se hizo y así continúan tocando cada día, excepto la
campana Juliana, que se rajó en 1985 y fue sustituida por otra. Pareciera una
premonición, pero aquél  fue el año de la caída en desgracia de Julio Muñoz
Ramonet, su procesamiento por el juez Baltasar Garzón y su posterior huida a
Suiza. Hoy “su” campana lleva el nombre de La Tizná, apodo de la patrona de
la villa.

La retirada de la placa en honor a Florinda Ramonet de Muñoz, en 1966,


debió sentar muy mal a su hijo. Desde entonces no hay noticia de que
regresase más a Jérez ni que se interesara por ayudar a la localidad. El cura de
la villa, José María Tortosa, calcula que toda la rehabilitación de su iglesia
mudéjar (siglo XVI) se podría acometer con la venta de uno de los cuadros
desaparecidos del palacete del Marqués de Alella y centro del actual litigio
con el Ayuntamiento de Barcelona.

Casa solariega

Descendientes de los “Padrinos Muñoces” los hay a decenas repartidos por


Cataluña y España. Su inmensa fortuna amasada a la sombra del franquismo
les llevó a emparentar con grandes empresarios y financieros. Hoy están
relacionados con al menos dos títulos nobiliarios. Muchas de las industrias,
inmobiliarias, financieras, navieras y comercios tienen sangre y/o apellidos
“Muñoces” sentados en sus consejos de administración.

Su inmensa fortuna amasada a la sombra del franquismo les llevó a


emparentar con grandes empresarios y financieros. Hoy están relacionados
con al menos dos títulos nobiliarios. Muchas de las industrias, inmobiliarias,
financieras, navieras y comercios tienen sangre y/o apellidos “Muñoces”
sentados en sus consejos de administración
De los cuatro hermanos Muñoz nacidos en Jérez en el último cuarto del siglo
XIX, sólo los dos mayores (Fernando y Mercedes) mantuvieron relaciones
más estrechas con sus orígenes. La casa familiar es propiedad de los herederos
de Fernando, todavía conservan algunas tierras. Acceder a ella supone
sumergirse en un ambiente del siglo XIX, el mejor escenario para una película
de época. La residencia está casi intacta, tal como debieron dejarla los
tatarabuelos Ángel y María. Quizás la casa de la calle Zorrilla, 11, sea la única
de toda la población que conserva su sabor decimonónico o quizás
dieciochesco: dos plantas de alzado, la segunda abuhardillada con maderas de
castaño serrano, paredes encaladas por centenares de capas, suelos de baldosas
de barro desgastadas hasta el infinito, muebles y ropajes con dos siglos,
fotografías familiares de finales del XIX y muchas de principios del XX,
enviadas por sus hijos desde Barcelona. Vajilla semilujosa cartujana, la
primera que llegó al pueblo… Y, sobre todo, “en esta cama nacieron todos los
Muñoces” –cuenta María, encargada del cuidado de la casa y sirvienta de la
familia desde que le salieron los dientes.

Frente a la casa, los corrales junto a la iglesia donde guardaban sus yuntas de
mulas, sus bueyes carreteros y demás animales. En los años de la República
vendieron un trozo de corral para que levantasen el cine (milagrosamente en
pie todavía).

casajerez1.jpg
casajerez2.jpg
Casa de los Muñoz Ruiz en Jérez del Marquesado. La vivienda se
encuentra prácticamente igual que estaba a principios del siglo XX, cuando
los hijos emigraron a Cataluña. Descendientes de uno de los hijos se han
encargado de cuidarla.

En Jérez hay familiares de emigrantes que se fueron para nunca más volver o
algunos semi-retornados que relatan cómo los “Muñoces” fueron los más ricos
de Cataluña (y España); entre ellos, la familia lejana de quien fue jardinero de
Muntaner 282 –Antonio López Obispo-. “Julio fue más rico y famoso que hoy
es Amancio Ortega” –dicen-. Pero añaden, decepcionados, que hicieron poco
por el pueblo en comparación con lo que podían haber hecho. Al menos para
quienes se quedaron. No se acordaron de crear empleo en esta deprimida
comarca andaluza. 

iglesia_jerez1.jpg
iglesiajerez2.jpg
iglesiajerez3.jpg
iglesiajerez4.jpg
En las cuatro fotografías anteriores vemos la iglesia de Jérez del
Marquesado ya restaurada; el interior del campanario (con su párroco José
María Tortosa) y las campana llamadas Carmen en honor de Carmen
Villalonga, cuando era esposa de Julio Muñoz Ramonet (1950), y Serafina en
recuerdo de su padre Serafín. Se indica que las donó Julio. El catalán de
origen granadino las repuso, pues en la guerra civil habían sido destruidas.
La Juliana se cascó y al refundirla la bautizaron como Tizná.
De haber apoyado la economía jerezana, en vez de una placa en la Calle Real,
hoy el denostado Julio Muñoz Ramonet quizás tuviera un monumento en el
pueblo de sus ancestros. Su lugar se lo quitó un avión de mármol que recuerda
la caída de un aparato de EE UU en su montaña en 1960; se salvaron
milagrosamente sus 24 ocupantes.

 
CURIOSIDADES SOBRE JULIO MUÑOZ RAMONET

 Para 1945 se decía ya que Julio Muñoz Ramonet ganaba un millón de


pesetas al día y daba empleo a unos 45.000 trabajadores.
 Creó almacenes El Águila y El Siglo, el hotel Ritz, adquirió negocios
en Cuba, Filipinas, Tailandia, República Dominicana (fue socio del
dictador Trujillo), creó dos bancos en Suiza, inmobiliaria Alós,
Interservi, Culturarte… y la Compañía Internacional de Seguros.

almacenes_el_aguila.jpg

Almacenes El Águila (1931), situada en la esquina de calle Pelayo con Plaza


de la Universidad de Barcelona. El edificio ardió el 6 de junio de 1981.

 Su fama de empresario, y también su vida social, le aupó a primer


plano en España. Se decía en Barcelona que “después de Dios van
los Muñoz”.
 El menú de su boda (se casó en San Sebastián) fue el más espectacular
y caro de una Europa que intentaba reponerse de la gran guerra. Hoy se
calcula que cada cubierto sobrepasaría los mil euros de coste.
 Julio Muñoz Ramonet y sus dos hermanos –además de los
descendientes de su tío Félix- han dado origen a una saga de
empresarios que se sientan actualmente en infinidad de consejos de
administración de las sociedades más importantes de España y
Europa.
 Julio Muñoz Ramonet y Carmen Villalonga tuvieron cuatro hijas
durante sus años de matrimonio: Carmen, Alexandra, Helena e
Isabel.
 Se hizo con la colección de arte Bosch i Catarineu. Estos fueron, hasta
1934, grandes prebostes y empresarios de Barcelona; en 1934, la
profunda crisis económica y social abocó a la ruina a la Unión
Industrial Algodonera de la que eran propietarios, además
del palacete de Muntaner 282-8.

Jardines y hall del palacio donde vivieron los Muñoz Villalonga mientras
duró su matrimonio, situado en una enorme parcela de la calle Muntaner.
Hoy ha sido convertido en centro cultural de la Fundación Muñoz Ramonet.

 Como coleccionista de arte, la saga de Rómulo Bosch atesoraba más


de 2.500 obras que pasaron a propiedad de Muñoz Ramonet
cuando compró la Algodonera.
 Julio Muñoz Ramonet siguió acrecentando la colección, que se
encontró por casualidad en el lote empresaria, con autores
contemporáneos hasta convertir el palacio de Muntaner 282 en un
verdadero museo oculto y desconocido para el gran público.
 Iba a suceder a su suegro al frente el Banco Central, pero el
divorcio de Carmen Villalonga (en 1973) cercenó su futuro: En vez
de heredar el Banco Central, su suegro le retiró el apoyo.
 Tras su separación, su imperio empresarial y financiero se enfiló a
la quiebra: Almacenes El Águila ardió de manera misteriosa en 1982;
el hotel Ritz cambió de manos… Hasta que en 1985 afloró
el agujero de 4.000 millones de pesetas en la gestión de la Compañía
Internacional de Seguros.
 En 1986, el joven juez Baltasar Garzón, desde la Audiencia
Nacional, lo puso en su punto de mira. Julio Muñoz Ramonet se
escondió por medio mundo, huyendo de la acusación de estafa y
falsedad. De la noche a la mañana había pasado de “segundo tras Dios”
a convertirse en prófugo de la justicia.
 Finalmente acabó refugiado en un hotel suizo. Solo y casi sin
recursos. Hasta el extremo de que su amigo Bernd Walter tuvo que
prestarle unos miles de pesetas para pagar sus gastos diarios.
 Su muerte tuvo lugar el 9 de mayo de 1991 en el hotel Quellenhof
de Suiza. El andaluz (así le apodaban sus empleados) más rico de
Cataluña fue enterrado y olvidado en Montjuic.
 En diciembre de 1994, Bernd Walter mandó una carta a Pasqual
Maragall, alcalde de Barcelona. Pero  no le hizo caso. Le informaba de
la fabulosa herencia de Julio Muñoz Ramonet.
 Entonces Walter la reenvió a El País. En la misiva contaba cómo un
filántropo charnego  catalán, muerto en el autoexilio huyendo del
juez Garzón, había legado a Barcelona una fabulosa herencia en
obras de arte. Más un palacio.
 El valor de la colección era de miles de millones de pesetas. Así lo
ordenaba un tal Julio Muñoz Ramonet, que donaba el palacio de
Muntaner 282 para que un museo llevase su nombre. Y que Barcelona
le recordase siempre con una fundación.
 Las cuatro hijas no reconocieron el testamento, que ni las
mencionaba. Se negaron a ejecutarlo e impidieron por todos los
medios el acceso del Ayuntamiento al edificio.
 En el palacio Muntaner fue rodada la película
de Blancanieves mientras se aclaraba el asunto.
 Inventario de obras de arte del palacio: en 1968 se citan 758 pinturas y
67 esculturas y jarrones; había pinturas de Eugenio Lucas (41),
Fortuny (26), Goya (18), El Greco (12), Anglada Camarasa (7),
Martí Alsina (7), Sorolla (7), Murillo, Madrazo, Rembrandt,
Zurbarán, Monet, Rafael (2), Berruguete, etc.
cuadro_de_el_greco.jpg

Cuadro de El Greco (El Arcángel Gabriel anuncia a maría que tendrá un


hijo), recuperado por el juzgado y depositado en el Palacio en espera de
sentencia judicial firme. Es una de los cientos de obras retiradas por los
herederos de Julio Muñoz.
Por todo ese patrimonio litigan el Ayuntamiento y las hijas en la actualidad. El
pueblo natal del iniciador de la saga, Jérez del Marquesado, hubiese
solucionado la mayor parte de sus problemas con el valor de dos o tres de los
cuadros en disputa.

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