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NAVIDAD

El documento habla sobre el origen y la historia de la Navidad. Explica que aunque se celebra el nacimiento de Jesús, originalmente no era considerada una fiesta cristiana y la fecha del 25 de diciembre fue elegida para coincidir con otras festividades paganas. También describe cómo la Navidad ha evolucionado con el tiempo alejándose de sus orígenes religiosos y centrándose más en las reuniones familiares y el intercambio de regalos.
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NAVIDAD

El documento habla sobre el origen y la historia de la Navidad. Explica que aunque se celebra el nacimiento de Jesús, originalmente no era considerada una fiesta cristiana y la fecha del 25 de diciembre fue elegida para coincidir con otras festividades paganas. También describe cómo la Navidad ha evolucionado con el tiempo alejándose de sus orígenes religiosos y centrándose más en las reuniones familiares y el intercambio de regalos.
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De todas las festividades religiosas que existen en nuestro mundo posiblemente la

más conocida por todos es la Navidad, siendo una de las más celebradas y con
mayor peso en la cultura occidental.
¿Qué es la Navidad?
Origen de la Navidad
Breve historia de la Navidad y su evolución
¿Qué es la Navidad?
La Navidad es una fiesta cristiana, siendo considerada como una de las
festividades más importantes de esta religión debido a su gran tradición.
Generalmente se celebra el 25 de diciembre, aunque en algunas religiones como
son algunas vertientes ortodoxas se celebra el 7 de enero.
Con el paso de los años en la Navidad han surgido cada vez mayores tradiciones,
volviéndose un gran evento en todo el planeta basado en el intercambio de
regalos y en determinadas tradiciones familiares como suelen ser los grandes
banquetes, desapareciendo con ello los valores originales de esta festividad.

Origen de la Navidad
Historia de la Navidad
La Navidad es la celebración anual en la que se conmemora el nacimiento de
Jesucristo en Belén según los evangelios de san Mateo y san Lucas.
La Navidad representa para el mundo cristiano el resurgimiento de la esperanza
de salvación que trajo consigo Jesucristo… la rememoración de su mensaje de
amor, paz y redención.
Cada año desde hace aproximadamente 2.000 años, la noche del 24 de diciembre
se festeja la Noche Buena y al siguiente día la Natividad.
Sin embargo, la fecha exacta del nacimiento de Jesús es uno de los tantos
misterios aún por desentrañar acerca de su vida. El año en que ocurrió este
acontecimiento bien pudo ser entre el ocho y el cuatro antes de nuestra era; y en
lo que respecta al día, se dice que los primeros cristianos tenían la creencia de
que había sido un 25, aunque podía haber sido entre marzo y diciembre.
Lo importante para el mundo cristiano era recordar el nacimiento del niño Jesús en
Belén y mantener viva su Palabra, y así, se eligió el mes en que se desarrollaban
las celebraciones más relevantes. En Roma, las Saturnalia eran fiestas dedicadas
al dios Saturno en las cuales abundaban cantos y vinos; las Sigillaria, era la fiesta
de las muñecas; las Brumalia, conmemoraban el nacimiento del sol; las Juvenalia,
eran festivales en honor a la juventud; las Hanukkah eran las fiestas de las luces,
etcétera.
En el año 270, el emperador Aureliano consideró que, si debía fijarse una fecha
para conmemorar la Navidad, ésta debía coincidir con otras festividades entre las
que destacaba la del 25 de diciembre, las Brumalia o renacimiento del Sol. Fue
hasta mediados del siglo IV, cuando la Iglesia Romana determinó esa fecha como
el día de la Natividad y el seis de enero como el de la Adoración de los Reyes
Magos.
¿POR QUÉ SE CELEBRA EL 25 DE DICIEMBRE?
La explicación más consistente de los historiadores es que el origen de la Navidad
estuvo relacionado con una serie de decisiones tomadas por los altos mandos de
la iglesia cristiana en los siglos III y IV. Entre ellas, se considera como la más
determinante, la moción del Papa Julio I en 350 para establecer la navidad el 25
de diciembre. Esto fue decretado 4 años después por el Papa Liberio.
 
La iglesia cristiana eligió entonces el 25 de diciembre como día del nacimiento de
Jesús como estrategia en su proceso de expansión, en el que sistemáticamente
buscó absorber y fusionar sus celebraciones con los ritos paganos de los diversos
pueblos convertidos.
El ritual de la navidad fue evolucionando con los siglos, lo que festejamos hoy día
es muy distante de estas primeras navidades, y responde principalmente a
costumbres originarias del siglo XIX y a la influencia de la sociedad de consumo.
 
De todos modos, la verdadera historia del origen de la navidad no debe
distanciarnos de nuestras creencias personales y familiares. Puesto que la
esencia de estas fiestas trasciende lo histórico, y reside en lo espiritual, y está muy
bien que así sea
LOS REGALOS DE NAVIDAD
El origen de esta costumbre de Navidad se remonta a los romanos cuando, en
Saturnalia, también intercambiaban regalos unos con otros. Y como ya te
suponías, no, esto tampoco es una tradición relacionada con el cristianismo.
Obviamente, durante estas fechas, no hacemos ofrendas a Dios, si no que nos las
hacemos a nosotros mismos en forma de regalos, olvidando completamente la
figura de Cristo.
 
Como indica la biblia, en el momento que los Reyes Magos le ofrecen obsequios
al niño Jesús, es lo que en realidad debería ser la Navidad: unas fechas para
hacer ofrendas a Cristo.
 
Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del
oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que
ha nacido?… Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y
postrándose, lo adoraron; abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro,
incienso y mirra. (Mateo 2:1-11)

Las escrituras que explican el nacimiento de Jesús, se recogen en Lucas y así se


cuenta:
 
En la misma región había pastores que estaban en el campo, cuidando sus
rebaños durante las vigilias de la noche (Lucas 2:8)
Pero, entonces, ¿por qué asociamos el 25 de diciembre a la Navidad?
Breve historia de la Navidad y su evolución
Para continuar con esta lección sobre la historia y origen de la Navidad debemos
hablar sobre la evolución de esta fiesta a lo largo de la historia, ya que desde su
origen en suelo romano hasta su conversión en la principal fiesta cristiana
occidental ha sufrido una gran cantidad de cambios de diversa índole.
En un principio la Navidad no era considerada una fiesta cristiana, ya que no
estaba situada en la lista de celebraciones que los cristianos debían celebrar. No
es hasta el 200 d.C. en la ciudad de Alejandría que comienzan aparecer textos
sobre la importancia de la existencia de esta festividad. Fue en esta época cuando
aparecen los primeros estudios sobre la posible fecha de nacimiento de Jesús, y
es el momento que comienzan las primeras celebraciones del 25 de diciembre de
Navidad. Ya en el siglo IV, y tras varias reuniones cristianas, se había fijado el 25
de diciembre como fiesta de Navidad en el calendario festivo de diferentes iglesias
cristianas.
La Navidad en la actualidad
En la actualidad la fiesta de la Navidad ha sobrepasado la religión y son muchos
los no creyentes que celebran estas fiestas, estando cada día menos relacionadas
con el nacimiento Jesús y más centradas en las reuniones familiares donde se
intercambian regalos, se bebe y se comen grandes cantidades de comida. Por lo
tanto, podemos decir que las Navidades que buscaban sustituir las locuras de las
Saturnalias se han terminado convirtiendo en unas fiestas de cierta forma
semejantes, donde la religión ya tiene una importancia casi terciaria en
comparación con la Navidad medieval.

Historia Bíblica de la Navidad


Los Personajes
Las verdades más asombrosas de la historia bíblica de la navidad giran alrededor
de acontecimientos que no tienen ningún sentido terrenal o humano. Descubrir el
verdadero mensaje de la navidad requiere mirar más allá de las tan familiares
experiencias de las festividades. "¿Hubo un momento, conocido sólo por Dios,
cuando todas las estrellas contuvieron la respiración, cuando las galaxias hicieron
una pausa en su danza por un instante, y. . . todo Su amor [fue vertido] en la
matriz de una joven"?1 Usted puede leer el relato del nacimiento de Jesús en la
Biblia en Lucas 2:1-21.

Los personajes en la historia bíblica de la navidad deberían sorprendernos. Son


destinatarios inusuales de declaraciones angélicas. Aún así, a través de personas
ordinarias como nosotros, Dios crea eventos extraordinarios:
Los Pastores – Los pastores eran vistos como hombres rudos, incultos y poco
confiables. Debido a su poca credibilidad, a los pastores no se les permitía
testificar en tribunales. Aún así, el primer relato del nacimiento de Cristo fue el de
los pastores, quienes estaban "glorificando y alabando a Dios" (Lucas 2:20).
María – ¿Qué había hecho María en sus 12–14 años para merecer un honor y una
bendición más grande que cualquier otra mujer en la Biblia? La historia de María
es breve, entre las de Sara, Ester, Noemí, Rút, o Ana. Simplemente, María fue
favorecida por Dios al darle Su gracia a esta joven mujer.
Gabriel – Cuando el arcángel declaró la promesa de Dios de un hijo, el viejo
sacerdote del templo, Zacarías, tuvo dudas de Dios (Lucas 1:18). Zacarías queda
mudo. Pero, con fe, la joven María recibe humildemente la gran proclamación de
Gabriel, y responde: "Hágase conmigo conforme a tu palabra" (Lucas 1:38). El
canto de María, "El Magníficat," refleja la íntima relación que tenía con Dios.

Historia Bíblica de la Navidad


Las Declaraciones
Es fácil que las palabras de la historia bíblica de la navidad sean opacadas por los
clichés apropiados: "Jesús es la razón de la estación," o "Mantenga a Cristo en la
Navidad." Dejemos que brille la luz de nuevo sobre la verdad asombrosa de
que: "El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros" (Juan 1:14).
"Dios con Nosotros" (Mateo 1:23) – En Éxodo, Dios apareció sobre nosotros, en la
nube, como una columna de fuego, o sobre la montaña. Pero ahora, en un vulgar
pesebre, se convirtió en Emanuel (Isaías 7:14).
"Nuevas de Gran Gozo" (Lucas 2:10) – Las buenas nuevas trascendieron la
política, los idiomas, y la geografía. Un Salvador es dado a toda la humanidad,
haciéndonos beneficiarios de la buena voluntad y favor de Dios.
"Acostado en un Pesebre"(Lucas 2:12) – Debemos maravillarnos de la humilde
entrada a nuestro mundo del Dios Creador, Eterno, y Todopoderoso. El Salvador
de la humanidad, es encontrado acostado en un pesebre (comedero de animales),
dándole así una señal específica a los pastores para guiarlos hasta el Niño-Cristo.
Historia Bíblica de la Navidad
Lo Extraordinario
Cuando nos detenemos a considerar la historia bíblica de la navidad quizás
podemos preguntar: "¿Qué hay de malo en esta imagen?"
En el mundo que Dios creó no había lugar para Él en la posada, ni en ningún otro
lugar. Para tener a "Dios con nosotros", el Dios-Niño vino al mundo en un lugar
donde pocos lo notarían siquiera.
El regreso de Dios a Su creación no era "buenas nuevas" para todos. Ningún
gobernante estaba dispuesto a abdicar su trono. Ningún palacio abrió sus puertas
para darle la bienvenida al Rey de reyes o Príncipe de Paz.
Dios, quien es omnipotente, omnipresente, y completamente justo, deseaba tocar
a todos -- al mendigo, a la prostituta, al leproso -- presentándose como un niño
indefenso, "acostado en un pesebre." La gente común nunca puede visitar el
palacio de un rey recién nacido sin ser invitado. Pero los reyes y los príncipes
pueden visitar pesebres.
Hay una diferencia para aquellos que escogen aceptar la historia original de la
navidad de la Biblia, permitiéndole que transforme sus vidas. El Belén no fue
planeado para ponernos en un "espíritu festivo." Debería conmovernos hasta lo
más profundo de nuestro ser. ¿Cómo responderemos al Diseñador Divino del
universo que sacrificó todo para traernos de regreso a una relación con Él? Quite
las decoraciones, los presentes, y la comida... la historia continúa allí. ¡Todavía es
verdadera y nuestro gozo todavía es grande! (Juan 3:16).
Todos hemos pecado y merecemos el juicio de Dios. Dios, el Padre, envió a Su
único Hijo para cumplir ese juicio por aquellos que creen en él. Jesús, el creador y
eterno Hijo de Dios, quien vivió una vida sin pecado, nos ama tanto que murió por
nuestros pecados, tomando el castigo que merecíamos, fue sepultado, y levantó
de la muerte como lo dice la Biblia. Si de verdad crees y confías de corazón en
esto, recibe a Jesús como tu Salvador, declarando: "Jesús es Señor," serás
salvado del juicio y podrás pasar la eternidad con Dios en el cielo.

¿Cuál es su respuesta?
¿Qué dice la Biblia acerca de la Navidad?
La respuesta que da la Biblia
 La Biblia no revela la fecha en que nació Jesús, ni dice que debamos celebrar ese
acontecimiento. Una reconocida obra de consulta señala: “La celebración de la
Navidad no es un mandato divino, ni tiene su origen en el Nuevo Testamento”
(Cyclopedia of Biblical, Theological, and Ecclesiastical Literature, de John
McClintock y James Strong).
 Repasar la historia de la Navidad deja claro que dicha celebración hunde sus
raíces en ritos paganos. La Biblia muestra que si adoramos a Dios de un modo
que él no aprueba, en realidad lo ofendemos (Éxodo 32:5-7).
Historia de las costumbres navideñas
 Celebración del nacimiento de Jesús. Los primeros cristianos no celebraban el
cumpleaños de Cristo porque “consideraban estas festividades [...] como reliquias
de las prácticas paganas” (Las cosas nuestras de cada día).
 El 25 de diciembre. No hay prueba de que Jesús haya nacido en esa fecha.
Al parecer, los líderes de la Iglesia eligieron una fecha que coincidiera con la
época de las celebraciones paganas del solsticio de invierno.
 Regalos, banquetes y fiestas. “Las Saturnales, fiestas romanas que se celebraban
a mediados de diciembre, sentaron en muchos aspectos el modelo para el jolgorio
navideño. De ellas se tomaron, por ejemplo, los banquetes, la entrega de regalos y
el encendido de velas.” (The Encyclopedia Americana.) A este respecto,
el Diccionario de historia de la Iglesia reconoce: “El jolgorio y el intercambio de
regalos tienen origen en el festival romano de las Saturnales (17-24 de
diciembre)”. Además, la Encyclopædia Britannica dice que durante las Saturnales
se suspendían todas las labores.
 Luces navideñas. De acuerdo con The Encyclopedia of Religion, las familias
europeas decoraban sus hogares “con luces y hojas perennes de todo tipo” para
celebrar el solsticio de invierno y para protegerse de los malos espíritus.
Y el Diccionario de historia de la Iglesia afirma: “Los arbustos verdes y las luces
vienen de las Calendas de enero (1 de en., el nuevo año) con asociación con el
sol”.
 Adornos hechos con acebo y muérdago. “Los druidas atribuían poderes mágicos
al muérdago en particular. Las hojas de acebo eran veneradas como una promesa
del retorno del Sol.” (The Encyclopedia Americana.)
 Árbol de Navidad. La Encyclopædia Britannica señala: “El culto a los árboles era
común entre los europeos paganos y sobrevivió a la conversión de estos al
cristianismo”. Una de las prácticas derivadas de este culto es “colocar un árbol de
Navidad a la entrada o en el interior de la casa durante la fiesta invernal”.
La Navidad, ¿es una fiesta cristiana?

En la Iglesia Adventista, al igual que en otras iglesias evangélicas, hay diferentes


posiciones sobre si celebrar o no la Navidad, y en caso de celebrarla, sobre cómo
hacerlo.
Algunos consideran que no se debiera celebrar la Navidad por el hecho de que es
imposible determinar la fecha exacta del nacimiento de Jesús. Todo indicaría que
definidamente Jesús no nació el 25 de diciembre. Es muy poco probable que
Jesús naciera a finales de diciembre: según Lucas 2: 8 los pastores estaban
pernoctando en el campo, algo que no se hacía en invierno. Además, las
autoridades nunca habrían ordenado un censo en esa estación (Lc. 2: 1). Es
interesante destacar que la fecha del 25 de diciembre ya existía como festividad
natalicia antes de la venida de Jesús. Correspondía en el calendario juliano al
solsticio de invierno, de ahí que los romanos celebraran el día del nacimiento del
Sol invicto en ese día.
En las Sagradas Escrituras no encontramos ninguna referencia que nos indique la
necesidad de celebrar la fecha del nacimiento de Jesús. La Biblia es muy clara en
la necesidad de guardar los diez mandamientos, que incluyen la observancia del
sábado como día del Señor. Ese es el único día que bíblicamente requiere
respeto.
En los Escritos de la Hna. Elena de White encontramos unas 26 alusiones directas
acerca de la Navidad. Algunos leen en sus escritos un rechazo tajante, al
centrarse solamente en algunas de sus citas tales como las dos que siguen. “Dios
ocultó el día preciso en que nació Cristo, a fin de que ese día no recibiese el honor
que debía darse a Cristo como Redentor del mundo y el único que debía ser
recibido y en quien se debía confiar por ser el único capaz de salvar hasta lo sumo
a todos los que se allegaron a él. La adoración del alma debe tributarse a Jesús
como Hijo del Dios infinito” (Review and Herald, 9 de diciembre de 1884). “Que no
haya una preocupación ambiciosa y desmedida por comprar regalos para Navidad
y Año Nuevo. Los pequeños regalos para los niños pueden no estar fuera de
lugar, pero el pueblo del Señor no debiera gastar su dinero en comprar regalos
costosos” (Alza tus ojos, pág. 366).
Sin embargo, leyendo todas las citas que hablan de la navidad, podemos percibir
una orientación clara en cuanto a la posibilidad de la celebración con ciertas
condiciones. Ellen White escribe lo siguiente:
“El mundo dedica las fiestas a la frivolidad, el despilfarro, la glotonería y la
ostentación… En ocasión de las próximas fiestas de Navidad y Año Nuevo se
desperdiciarán miles de dólares en placeres inútiles; pero es privilegio nuestro
apartarnos de las costumbres y prácticas de esta época de degeneración; y en vez
de gastar recursos simplemente para satisfacer el apetito y comprar inútiles
adornos o prendas de vestir, podemos hacer de las próximas fiestas una ocasión
de honrar y glorificar a Dios” (El hogar cristiano, págs. 437, 438).
“Agradaría mucho a Dios que cada iglesia tuviese un árbol de Navidad del cual
colgasen ofrendas, grandes y pequeñas, para esas casas de culto. Nos han
llegado cartas en las cuales se preguntaba: ¿Tendremos un árbol de Navidad?
¿No seremos en tal caso como el mundo? Contestamos: Podéis obrar como lo
hace el mundo, si estáis dispuestos a ello, o actuar en forma tan diferente como
sea posible de la seguida por el mundo. El elegir un árbol fragante y colocarlo en
nuestras iglesias no entraña pecado, sino que éste estriba en el motivo que hace
obrar y en el uso que se dé a los regalos puestos en el árbol.

“El árbol puede ser tan alto y sus ramas tan extensas como convenga a la
ocasión, con tal que sus ramas estén cargadas con los frutos de oro y plata de
vuestra beneficencia y los ofrezcáis a Dios como regalo de Navidad. Sean
vuestros donativos santificados por la oración.
“Las fiestas de Navidad y Año Nuevo pueden y deben celebrarse en favor de los
desamparados. Dios es glorificado cuando damos para ayudar a los que han de
sustentar familias numerosas.
“No adopten los padres la conclusión de que un árbol de Navidad puesto en la
iglesia para distraer a los alumnos de la escuela sabática es un pecado, porque es
posible hacer de él una gran bendición. Dirigid la atención de esos alumnos hacia
fines benévolos. […]

“Los más ricos también debieran manifestar interés y dar regalos y ofrendas
proporcionales a los recursos que Dios les confió. ¡Ojalá que en los libros del cielo
se hagan acerca de la Navidad anotaciones cual nunca se las vio, por causa de
los donativos que se ofrezcan para sostener la obra de Dios y el fortalecimiento de
su reino!” (El hogar cristiano, pags. 439, 440).
“En vista de que el 25 de diciembre se observa para conmemorar el nacimiento de
Cristo, y en vista de que por el precepto y por el ejemplo se ha enseñado a los
niños que es en verdad un día de alegría y regocijo, os resultará difícil pasar por
alto esa fecha sin dedicarle cierta atención. Es posible valerse de ella con un buen
propósito. […] En vez de ser ahogado y prohibido arbitrariamente, el deseo de
divertirse debe ser controlado y dirigido por esfuerzos esmerados de parte de los
padres. Su deseo de hacer regalos puede ser desviado por cauces puros y santos
a fin de que beneficie a nuestros semejantes al suplir la tesorería con recursos
para la grandiosa obra que Cristo vino a hacer en este mundo. […]
Se acerca la época de las fiestas con su intercambio de regalos, y tanto los
jóvenes como los adultos consideran atentamente que pueden dar a sus amigos
en señal de afectuoso recuerdo. Por insignificantes que sean los regalos, es
agradable recibirlos de aquellos a quienes amamos. Constituyen una
demostración de que no nos han olvidado, y parecen estrechar un poco más los
lazos que nos unen con ellos… Está bien que nos otorguemos unos a otros
pruebas de cariño y aprecio con tal que no olvidemos a Dios, nuestro mejor
Amigo. Debemos hacer regalos que sean de verdadero beneficio para quienes los
reciban. Yo recomendaría libros que ayuden a comprender la Palabra de Dios o
que acrecienten nuestro amor por sus preceptos. Proveamos algo que leer para
las largas veladas del invierno” (El hogar cristiano, págs. 436, 437).
“Al terminar el largo viaje que me trajo del este, llegué a casa a tiempo para pasar
la víspera de Año Nuevo en Healdsburg. El salón de actos del colegio había sido
preparado para una reunión de la escuela sabática. Se habían ordenado con buen
gusto guirnaldas de ciprés, hojas otoñales, ramas de coníferos y flores. Una gran
campana formada con ramas de pino colgaba del arco de entrada al salón. El
árbol estaba bien cargado de donativos, que iban a emplearse para beneficio de
los pobres y para contribuir a la compra de una campana… En esa ocasión nada
se dijo ni se hizo que hubiese de cargar la conciencia de nadie. Algunos me
dijeron: “Hermana White, ¿qué piensa Vd. de esto? ¿Concuerda con nuestra fe?”
Les contesto: “Concuerda con mi fe.”” (El hogar cristiano, pág. 458).
A esta altura probablemente el lector se este preguntando si podemos celebrar la
navidad o no. En resumen podríamos decir lo siguiente: No tenemos ninguna duda
que en ocasión de la navidad no deberíamos, egoístamente pensar simplemente
en nosotros, siendo intemperantes y glotones, sino por el contrario, es el momento
agradecer a Dios porque envió a su hijo a la tierra para salvarnos,
independientemente de la fecha exacta en la cual nació Jesús. También estamos
seguros que es una ocasión extraordinaria, para trabajar por las personas que en
esa oportunidad están más dispuestas a que le hablemos del amor de Dios.
También es una excelente fecha para realizar un trabajo a favor de los que sufren,
como lo ha estado haciendo la Iglesia Adventista del Séptimo día con el proyecto
“más amor en navidad”
HC pg. 434.1 – “Ya llega la Navidad, es la nota que resuena por el mundo, del
este al oeste y del norte al sur. Para los jóvenes, para los de edad madura y aun
para los ancianos, es una ocasión de regocijo general. Pero, ¿qué es la Navidad
para que requiera tanta atención?…”
HC pg. 434.2 – “Se dice que el 25 de Diciembre es el día en que nació Jesucristo,
y la observancia de ese día se ha hecho costumbre popular.”
“Ya llega la Navidad,’ es la nota que resuena por el mundo, del este al oeste y del
norte al sur. Para los jóvenes, para los de edad madura y aun para los ancianos,
es una ocasión de regocijo general. Pero, ¿qué es la Navidad para que requiera
tanta atención? A este día se le ha prestado demasiada atención por siglos. Es
aceptado por el mundo incrédulo, y por el mundo cristiano en general, como el día
en que nació Cristo. Cuando el mundo en general celebra ese día, no muestra
ningún honor a Cristo. Se niegan a reconocerlo como su Salvador, y a darle honra
con la obediencia voluntaria a su servicio. Muestran preferencia por el día, pero
ninguna preferencia a Aquel por quién el día se celebra—Jesucristo.”
HC pg. 434.2 – “Se dice que el 25 de Diciembre es el día en que nació Jesucristo,
y la observancia de ese día se ha hecho costumbre popular. Sin embargo, no hay
seguridad de que estemos guardando el día preciso en que nació nuestro
Salvador. La historia no nos da pruebas ciertas de ello. La Biblia no señala la
fecha exacta. Si el Señor hubiese considerado tal conocimiento como esencial
para nuestra salvación, habría hablado de ello por sus profetas y apóstoles, a fin
de dejarnos enterados de todo el asunto. Por lo tanto, el silencio de las Escrituras
al respecto nos parece evidencia de que nos fue ocultado con el más sabio de los
propósitos.”

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