Lozano Herbarium

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Herbarium

Perspectivas sobre cultura y naturaleza

Grupo de trabajo de Cerezales del Condado


2013 - 2017

Coordinación:
Lorena Lozano
Herbarium. Perspectivas sobre cultura y naturaleza.
Un proyecto de Lorena Lozano + Grupo de Trabajo de Cerezales del Condado
+ FCAYC, 2013 - 2017

www.herbarium.cc

Coordinación
Lorena Lozano

Editor
Fundación Cerezales Antonino y Cinia

Antonino Fernández, 76

24150 Cerezales del Condado, León
T: +34 987 34 21 84
www.fcayc.org

Colabora
Econodos. Ecología y comunicación

Agradecemos el apoyo de la Oficina Verde


de la Universidad de León.

cc de los textos: los autores, 2017

cc de las fotografías: archivos de FCAYC


y Econodos 2013-2017

cc de la edición: Fundación Cerezales Antonino


y Cinia, 2018

Los textos de esta publicación están sujetos a la licencia


Reconocimiento-No-Comercial-CompartirIgual 4.0
International de Creative Commons.

Diseño gráfico y maquetación


José Luis González Macías

Impresión

ISBN: 978-84-09-05133-5

D.L.:

Impreso en papel reciclado


Contenidos Principios activos

Alfredo Puente

pág. 5

Perspectivas sobre
naturaleza y cultura

Lorena Lozano

pág. 6

Botánica linneana
y biopolíticas
imperiales españolas

Antonio Lafuente y
Nuria Valverde

pág. 16

Cuaderno de campo

pág. 30
Principios activos Este prólogo comienza ahí: pie a tierra, entre
saberes reglados y un conjunto menos
definido de conocimientos, a partir de roles
Alfredo Puente sin desmenuzar y avistando un recorrido que
Área Curatorial FCAYC nos trae hasta hoy, cinco años después. Una
ruta encuadernada entre tus manos ahora,
salpicada por químicas inesperadas y dosis de
memoria colectiva.
Un sustrato fértil, la memoria, para desente-
rrar un habla viva, con menos reglas, en
contraposición al esfuerzo de extraer un
pensamiento de su curso mental y depositarlo
en otra orilla una vez materializado, en el
veneno de la escritura, donde no se olvida.
Farmacia y escritura cara a cara, tête-à-tête.
Jaques Derrida, en su conjunto de ensayos
titulado «La Diseminación», en 1972, analizó
la escritura y su relación con la idea platónica
de pharmakon. Se concentró en descomponer
sus principios activos. Resultado: un habla
muerta, cuyo cadáver queda expuesto a la
intemperie de cualquier prólogo. Dejémonos,
pues, envenenar o curar, o ambas, por las
próximas páginas.
La palabra, la escritura y la imagen han
sido, desde 2013, motores de Herbarium,
según se aprecia en los registros de todo tipo
—sonoros, gráficos, videográficos— y en el
grupo de conceptos clave recogidos en
herbarium.cc, el repositorio en línea del
proyecto. Así, desde aquella etnobotánica de
Harshberger descrita en «The Botanical
Hace no demasiado escribíamos: Gazette» (1896) como un campo de conoci-
«[...] En 2013 empezamos junto a la miento cimentado en la memoria local y
bióloga Lorena Lozano y un grupo de trabajo, vinculado al estudio de los vegetales emplea-
un proyecto para el desarrollo de un herbario dos por los pueblos tecnológicamente poco
basado en la zona en la que está la Funda- desarrollados, han evolucionado muchos
ción. La intención es recoger conocimientos procesos. Hoy, en este proyecto guiado por
científicos y populares y estudiar la evolución Lorena Lozano, es una disciplina abierta a
en los usos de las plantas y sus diferentes otras hibridaciones que detectamos de fondo.
formas de representación». La posibilidad que apunta el siglo xxi de
H7

afrontar las relaciones entre lo humano y lo no adelante la tensión sobre preguntas cruciales
humano como un parlamento en el que hacer que hacen girar este planeta: qué naturaleza,
presentes a personas, animales, plantas o qué cultura…
tecnologías de todo tipo de procedencia Páginas sencillas para condensar un saber
supone un reto a la hora de localizar las colectivo, no solo sobre hierbas y no solo
portavocías de unas u otros. Que dicho sobre plantas, invocado en tiempos comparti-
parlamento se promueva desde alguno de los dos y signos sobre el papel, en distintas
posibles medios rurales, como sucede en este formas de escritura. En este particular
caso, es un ejercicio de autoestima y de filandón, el grupo de trabajo ha encontrado
afirmación de la vigencia de los saberes que lugar en torno a Cerezales del Condado y su
se reúnen en uno de los entornos más dañados Área de Etnoeducación. En su quehacer ha
y esquilmados en todo el planeta, el que se compilado un registro vivo, asentado en una
encuentra más cerca del sector primario. Ideas práctica colectiva que debe ayudarnos a
indispensables en este itinerario siguen siendo habitar en este territorio, sin perder el hilo
y serán también autoorganización, botánica, que guía las complejas relaciones entre lo
arte, ciencia, política, vida, comunales, humano y lo no humano: el cuaderno de viaje
polinizadores, semillas, tóxicos, legados, códi- de «Herbarium. Perspectivas sobre cultura y
ces…entre nombres como Goethe, Linneo o naturaleza de Lorena Lozano + Grupo de
Dioscórides. En este lapso, además, hemos Trabajo + FCAYC».
aprendido que debemos mantener despierta la Balsamina, caléndula, celidonia, chopo,
atención para encontrar y desvelar más voces, cimífuga, fréjoles, fumaria, lavanda, lúpulo,
las de ellas, botánicas y boticarias: creadoras mandrágora, ortiga, peonía, roble, rosa, salvia,
o guardianas de otros archivos entre el pasado tejo, tomillo, zarzamora, términos que apelan
y el presente. Contribuciones imprescindibles a lo que aún arraiga, germina y debe seguir
para comprender la evolución de los medios perteneciéndonos. Principios activos y
rurales, y sumarlas al aquelarre entre especies catalizadores para mantener sana a la socie-
y economía diseminado por todo el planeta dad, a los vecindarios que pueblan los medios
—investigadoras como Federicci (2004) lo rurales y los bienes que todavía custodian:
han estudiado—, de Calibanus, Sideritis y culturales, artísticos, científicos y simbólicos.
«brujas».
Así, de imágenes, palabras y texto,
jornadas a pie, registros gráficos de la
práctica, remedios, recetas de uno u otro
signo, fármacos y venenos contra la memoria
imperfecta, surge este volumen. En él, Lorena
Lozano y un grupo de trabajo bien provisto de
intuición y de energías para abrir su diálogo al
juego de posibilidades, busca identificar los
rasgos de una ecología entendida en un
amplio sentido, que permita convivir saberes
formales e informales para mantener hoy y en
Perspectivas sobre naturaleza Con esta frase una vecina del pueblo de
Cerezales explica una de las pautas que sigue
y cultura al cultivar la tierra, manifestando de esta
manera una cierta prudencia ecológica en la
gestión del entorno y una particular forma
Lorena Lozano de territorialización o de «anclaje» cultural
a su espacio. Estos rasgos, característicos
del pensamiento campesino y escasos en el
mundo contemporáneo, se suelen considerar
parte de un imaginario utópico limitado a los
movimientos sociales de las décadas de 1960
y 1970. Este imaginario fue desafiado por ar-
tistas como Robert Smithson, Agnes Dennes,
Grupo Pulsa o Joseph Beuys, por nombrar
algunos, quienes, a través de las llamadas
«estéticas ambientales» y de la teoría y
práctica de la «escultura social», proclamaron
un arte que evoluciona hacia las necesidades
de los seres humanos y del medio ambiente.
Los lenguajes del arte ofrecen múltiples
capacidades en términos pedagógicos, al
mismo tiempo que constituyen un amplio
espectro de herramientas de comunicación,
llegando a públicos diversos y facilitando la
creación de significado social1. Las prácticas
artísticas contemporáneas se interrelacionan
con medios tecnológicos, movimientos
sociales e industrias culturales. Dadas las
características del paisaje global, el modelo de
artista urbano sedentario de la modernidad ha
dado un giro hacia un modelo de artista nóma-
da que desarrolla su trabajo entrelazado con
Eso cuando no puedes con ello «déjalo pa un contexto local particular2. La proliferación
prao», ¿no? que esté unos años dando yerba actual de proyectos muy diversos dispersos
y después volver a sembrar, porque ya son por todo el territorio rural de la Península
muchos años sembrando lo mismo y yo creo Ibérica muestra que la ciudad y lo urbano ya
que la tierra se cansa. no son las únicas zonas donde se desarrollan
Nila Gutiérrez, vecina de Cerezales las manifestaciones artísticas más relevantes.

1 Leavy, P., Method Meets Art-arts based research practice. New


York: Guildford Press, 2008.

2 Hannerz, U. en Rofes, O. «Learning from the tourist. The construc-


tion of local specifities from artistic activities», 1996. En Idensitat,
Territories en proces, 302-302. Madrid: Idensitat e Instituto de la
Juventud, 2003.
H9

Como ejemplos, «Territorio Archivo», de


Chus Domínguez, considera el álbum foto-
gráfico familiar como síntesis de la memoria
íntima (Fundación Cerezales Antonino y
Cinia y Fundación Germán Sánchez Ruipérez,
desde 2011); «Montenoso», un colectivo
artístico dirigido por Fran Quiroga desde
2010 en Galicia, se configura como espacio
comunitario y en red que vincula soberanía
alimentaria, feminismos y tierras comunes
y «Campo Adentro», dirigido por Fernando
García-Dory desde 2010, vincula territorios,
geopolítica, cultura e identidad y trata de
definir una estrategia cultural del campo a contemporáneo en los procesos de territoria-
través de la producción artística. Muchas de lización. Entre textos e imágenes este libro
estas iniciativas nacen de la simbiosis entre recoge reflexiones, momentos y creaciones
movimientos sociales, movimientos artísticos que surgieron del grupo de trabajo durante
y/o instituciones y colocan las periferias rura- los procesos en Cerezales del Condado. Se
les de algunas metrópolis en un escenario de acompaña de un maravilloso texto de Antonio
coexistencia de diferentes actores sociales. La Lafuente y Nuria Valverde (2012)5 que narra
ubicuidad de estas actividades artísticas y su la expansión colonial de la ciencia y su
creciente interés por redefinir los «comunes» relación con el conocimiento profano.
indica el surgimiento de realidades culturales
específicas entendidas como experiencias El proyecto
locales que pueden ser territorializadas3.
En la línea de las propuestas mencionadas La vegetación local ha sido esencial para
y al hilo de las estéticas ambientales y la supervivencia de una comunidad en el
relacionales del arte contemporáneo, Her- ámbito de la alimentación y la medicina. Los
barium nació como un deseo de recontar las vocablos populares que denominan una planta
historias de las plantas desde la confluencia se refieren a los usos y significados y forman
de los lenguajes artístico, científico y popular. parte de la historia y son transmitidos de gene-
Comenzó en 2013 dentro del marco etnoedu- ración en generación. De hecho, los nombres
cativo de la Fundación Cerezales Antonino y de las hierbas fueron el básico y primario
Cinia (FCAYC, Comarca de Vegas, León)4 y lenguaje que inventaron para comunicarse
en su andadura se encuentra con la realidad muchas civilizaciones antiguas6. El conoci-
del campo español y las intrínsecas relaciones miento sobre las plantas puede ser recogido
entre biodiversidad y formas de conocer, en un herbario o colección de especímenes
llegando a cuestionar las capacidades del arte de plantas preservadas, normalmente secas.

5 Este texto aparece íntegro en Las dos orillas de la ciencia de La-


fuente, A. y Valverde, N. Madrid: Marcial Pons, 2012, pp. 127-142.
Una versión considerablemente modificada aparece en Schiebin-
3 Ídem. ger, L. y Swan, C., (eds.). Colonial Botany. Science, Commerce and
Politics in the Early Modern World. Philadelphia: University of Phi-
4 De forma paralela, Herbarium es un estudio de caso de la tesis de ladelphia Presss, 2004, pp. 134-147.
doctorado Lozano, L., Jardín en red. Arte, ciencia y sociedad. Uni-
versidad de Oviedo, Dpto. Historia del Arte y Dpto. de Sociología. 6 Lévi-Strauss, C., El pensamiento salvaje (1ª ed. 1962). Madrid: Fon-
Dir: Natalia Tielve. Co-Dir: Holm Khöler, 2017. do de Cultura Económica, S.L., 2002.
10 H

En la Botánica esta colección es un elemento sistemáticos de una región particular, surgen


esencial para el estudio de la taxonomía de los a finales del siglo xvii para facilitar la identi-
vegetales, su distribución geográfica y para ficación. Toda esta labor científica se plasma
la estabilización de su nomenclatura. Pero en colecciones como las del Museo Nacional
también se considera un herbario un libro que de Historia Natural de Francia y las de las
contiene los nombres y descripciones de las Universidades de México y de Coimbra.
plantas con información sobre sus virtudes, Todos los herbarios han sido acompañados de
propiedades medicinales, leyendas y recetas imágenes para ayudar a la identificación de las
para extractos o pociones. Todos los herbarios plantas o para crear fantasías sobre ellas. Entre
reúnen conocimientos y lenguajes del arte, la las más notables ilustraciones destacan las
ciencia y la cultura popular, haciendo posible vívidas pinturas como ecosistemas de plantas
seguir el rastro de los usos de las plantas, sus e insectos de María Sibylla Merian (1647-
historias y formas de representación. 1717), los minuciosos dibujos de la farmaco-
De entre la primera literatura escrita mu- pea de Elizabeth Blackwell (1712-1770) o las
chos fueron herbarios a modo de compendios cianotipias de las algas de las Islas Británicas
de la sabiduría médica. El «Papyrus Eber’s» de Ana Atkins (1799-1871). De la conexión
de Egipto, el «Shennong pen Ts’ao ching» de entre romanticismo y ciencia moderna surgen
China, el «Vriksha áiur vedá de Parashará» de diferentes formas de mirar al mundo vegetal
la India o los escritos de Plinio, Teofrasto y más allá de la sistematización de la biodiver-
Dioscórides en la Grecia Clásica son algunos sidad. Bajo la idea de la metamorfosis de las
antiquísimos ejemplos. De la época medieval plantas J. W. von Goethe (1749-1832), a modo
nos llegan el «De Vegetabilibus» de Albertus de imagen en movimiento, hace un registro
Magnus o el «Libro de Plantas» del kurdo visual del desarrollo de los órganos vegetales
Ābu Ḥanīfah Āḥmad ibn Dawūd Dīnawar, anticipando los principios de fisiología vege-
mientras que el Dióscorides sigue siendo tal. Las herramientas digitales de gestión de la
desde entonces objeto de múltiples reinterpre- información y de geolocalización han permi-
taciones. Códices de plantas del Renacimien- tido a universidades y a colectivos ciudadanos
to, como el «Erbario Carrarese» o el «Trac- crear en internet sofisticadas bases de datos,
tatus de herbis», reflejan una mirada estética como «Anthos» sobre la biodiversidad vegetal
y, al mismo tiempo, científica influenciada de España o la «Web de los árboles de Gijón»
por el pensamiento humanista toscano7. La desarrollada por alumnos de Secundaria.
expansión del Imperio español y portugués, Con estos precedentes, Herbarium explora
sumado al interés por el mundo natural, la la cuestión de lo local en la convergencia entre
ilustración científica y la clasificación de el arte, la ciencia y el conocimiento popular.
especies propició la elaboración de enciclope- Su enfoque es, esencialmente, experimental
dias como el «Hernandez Rerum Medicarum» y considera las repercusiones sociales e
(1648) que documenta los descubrimientos históricas de las plantas, estimándolas
del Nuevo Mundo. Las «floras», catálogos como agentes políticos. Para su desarrollo

7 Pätch, O., La Scoperta de la Natura. I primi studi italiani (1ª ed.).


Torino: Piccola Biblioteca Einaudi 539 Nuova Serie, 2011.
H 11

se propuso a la comunidad de la comarca


de Vegas la construcción de un herbario y
se organizaron encuentros estacionales con
vecinos y visitantes en un formato inspirado
en el filandón tradicional, una reunión en
la que se cuentan historias mientras se
desarrolla un trabajo textil8. La convocatoria
fue muy popular y, de un total de veinte,
la mitad eran mujeres jubiladas, viudas,
amas de casa y excampesinas. Realizamos
salidas de campo, talleres de identificación
de plantas, descripción y representación
artística, así como entrevistas y debates. Los territoriales, biológicas e históricas comunes
procesos se documentaron audiovisualmente localizada a media hora en automóvil de la
y se archivaron en una base de datos de capital, León. Los asentamientos de población
acceso público, www.herbarium.cc. Desde están dispersos entre parcelas de cultivo su-
2013, continuamos desarrollando talleres mamente divididas, explotaciones ganaderas,
en Cerezales del Condado y algunos de bosques, pastos y pequeñas infraestructuras
los participantes del primer año siguen industriales. La abundancia de agua, el buen
asistiendo. Los contenidos difieren de un acceso y un rico patrimonio natural son sus
año a otro y hemos trabajado alrededor del principales fortalezas a pesar de la presión
sentido del olfato relacionado con las plantas metropolitana. Al igual que en otras zonas
y la memoria, la composición cualitativa del rurales de España y del resto de Europa, la
suelo según la vegetación, la germinación modernización ha transformado los usos
de las semillas, la polinización y las plantas y funciones del espacio rural y ha llevado
melíferas. Las sesiones de Herbarium se han a una crisis definitiva del modelo familiar
convertido en acontecimientos —espacio y campesino tradicional11. El éxodo masivo a las
tiempo— que ayudan a mantener una red ciudades, principalmente femenino, ha debi-
que comparte conocimientos, intercambia litado la estructura demográfica provocando
semillas, prácticas agrarias y recetas y el envejecimiento de la población, fuertes asi-
fortalece los vínculos personales y afectivos9. metrías de género y una enorme brecha entre
generaciones. Estas circunstancias dificultan
En la piel del campo la transferencia de conocimientos, las oportu-
nidades de movilidad, el alfabetismo digital
El epicentro del proyecto Herbarium se y la participación en la gestión y distribución
encuentra en la confluencia de los ríos Porma de recursos. Los ritmos marcados por la
y Curueño, en la comarca de Vegas del despoblación y la disminución de la actividad
Condado, una biorregión10 de características agrícola definen como principal objetivo de

8 Le Men, J., Léxico del leonés actual. Colección Fuentes y Estudios


de Historia Leonesa. León: Centro de Estudios e Investigación San 10 Bookchin, M., The Ecology of Freedom. The Emergence and Disso-
Isidoro, 2002, pp. 743-746. lution of Hierarchy. (2ª ed.) Oakland: AK Press. (1ª ed. 1982), 2005.

9 Durante 2016 y 2017 organizamos itinerancias en el museo ar- 11 Benito Lucas, D., «Despoblación, desarraigo y escuela rural: con-
queológico de la villa romana de Veranes (Fundación Municipal denados a encontrarse». En Encrucijadas. Revista Crítica de Cien-
de Cultura de Gijón, Asturias). cias Sociales (6), 2013, pp. 56-69.
12 H

las zonas rurales la producción de variedad de un sentimiento generalizado de pesimismo y


paisajes para los actores urbanos12. advierten el abandono de lo material, así como
En este escenario, nos encontramos una renuncia al conocimiento tradicional, la
entonces con que la identidad y la cosmovisión cultura popular y el sentido de comunidad.
de los oriundos difiere mucho de la imagen La imagen desdeñosa asociada al campo en
proyectada por los recién llegados y los la década de 1950 por las escuelas religiosas
visitantes13. La imagen colectiva y los valores rurales, las agencias estatales de desarrollo
atribuidos al entorno mantienen una dicotomía agrario y la prensa impusieron un discurso que
en el sentido simbólico de la ruralidad, subestima la tierra, las herramientas y el tra-
algo característico en el contexto español; bajo tradicional14. Esto generó una concepción
pero, además, las nuevas dinámicas rurales de lo rural identificada con un sector primario
conforman un escenario de convivencia entre en estado crítico perpetuo, mientras que las
agentes con percepciones muy diferentes. Los circunstancias institucionales y familiares
oriundos asocian sus experiencias a las de llevaron a la identificación de la urbanidad con
otros vecinos y su conocimiento está mediado el éxito personal y el prestigio cultural. Como
por su pasado y su experiencia como cam- consecuencia, el sentimiento de desarraigo fue
pesinos. Perciben el paisaje como un recurso generalizado y las representaciones de lo rural
de producción y subsistencia que depende provocaron el llamado «éxodo ilustrado» hacia
de los intercambios, los conflictos internos y las oportunidades en la ciudad15. De forma
la memoria social. La despoblación provoca diferente, los nuevos habitantes y visitantes

12 Esparcia, J. B., New Rural-Urban Relationships in Europe: A Com-


parative Analysis. Experiences from The Netherlands, Spain, Hun- 14 Boixo, G., Apuntes para la historia de Vegas del Condado, 2002. Web
gary, Finland and France. Valencia: Instituto Interuniversitario de del Ayuntamiento de Vegas. [Consultado el 3 de enero de 2013 en:
Desarrollo Local, Univ. de Valencia, 2005. http://www.vegasdelcondado.com/apuntes.htm#Presentaci%F3n].

13 Eiroa, T., Paisaje rural: imagen e identidad, 2013. [Consultado el 15 Benito Lucas, D., «Despoblación, desarraigo y escuela rural: con-
19 de Noviembre de 2014 en: http://elblogdefarina.blogspot.com. denados a encontrarse». En Encrucijadas. Revista Crítica de Cien-
es/2013/10/paisaje-rural-imagen-e-identidad.html]. cias Sociales (6), 2013, pp. 56-69.
H 13

tienen una imagen del lugar alimentada por que acabaron con los cultivos tradicionales
historias familiares, atlas, guías de viajes e de fréjoles, cereales, patatas y viñas. Al ir
información comercial o institucional y buscan estableciéndose la confianza y la validez del
una experiencia de escape de la ciudad. Para conocimiento popular, el grupo comienza
ellos, el campo es sinónimo de aire puro y a intercambiar recetas, refranes, remedios
tranquilidad y hacen hincapié en la belleza del y artefactos, como mermeladas, tinturas,
paisaje, en sus características icónicas, valoran- textiles, bordados, etc. El acercamiento a las
do modelos de paisaje romántico y reclamando plantas medicinales produjo un sentimiento
protección y conservación. Esta percepción, generalizado de redescubrimiento e incluso
compartida por la mayoría de los europeos, algunas mujeres aprecian la extinción de
vincula el paisaje a una forma de belleza llena especies comestibles y medicinales salvajes,
de connotaciones bucólicas, pintorescas y como Arnica montana o Berro. La conversa-
patrióticas16 y se expresa a través de la esce- ción que se abre provoca la revalorización del
nografía paisajística e ideas de salud y verdad. medio ambiente cercano, un aumento de la
Este «idilio rural» es una imagen mental muy autoestima y la afirmación de la necesidad de
vinculada a la Institución Libre de Enseñanza conservación de los recursos.
(1876 y 1936), una organización reformista y La alta afluencia de mujeres supuso
liberal influenciada por la geografía moderna cuestionar cómo afectan las diferencias de
de Humbolt y por autores, escritores y pintores género a la forma en que se percibe el paisaje.
de la Generación del 98, para quienes el paisaje La vegetación, los alimentos, la salud y los
castellano conforma la identidad nacional del cuidados se colocan en los ámbitos de la in-
pueblo español y su historia17. timidad y la domesticidad donde las mujeres,
Ante estas percepciones e identidades histórica y culturalmente, son protagonistas.
en contexto, los talleres desarrollados Además, las oportunidades económicas y
durante el proyecto Herbarium se basaron jurídicas desiguales hacen crecer su interés en
fundamentalmente en el dibujo y la estampa actividades sociales que se oponen a las ame-
como técnicas para mapear el lugar y crear nazas de los recursos comunales, lo que revela
un imaginario propio de la flora. Esto desveló su papel como relatoras y vinculantes de la
ideas preconcebidas sobre la cultura visual y comunidad18. Por otro lado, el orgullo con el
representativa, las perspectivas y las escalas, que las mujeres asocian «pueblo» a natura-
y dando pie a múltiples conversaciones y leza, diversidad alimentaria, conocimientos
debates alrededor de las transformaciones del prácticos y ambientales refleja la resistencia a
paisaje. De entre las plantas representadas la supuesta superioridad urbana. Sin embargo,
por la comunidad, la flora autóctona es la más lejos de identificarse con la madre tierra, sus
popular y dibujan y estampan hojas de roble motivaciones son la responsabilidad personal,
y álamo, entre otras. También les dedican la privacidad y los derechos individuales19. Al
tiempo al lúpulo y la menta, variedades de final del año, las mujeres habían establecido
gran repercusión en el trabajo del campo y una red y expresado el deseo de mantener el

18 Shiva, V., Cosecha robada: el secuestro del suministro mundial de


16 Nogué, J., «Turismo, percepción del paisaje y planificación del terri- alimentos. Barcelona: Paidós, 2003.
torio». En Estudios turísticos (115), 1992, pp. 45-54.
19 Rivera Cusicanqui, S., Chhixinakax utxiwa. Una reflexión sobre prác-
17 Ortega-Cantero, N., «Paisaje e identidad. La visión de Castilla como ticas y discursos descolonizadores. Buenos Aires: Retazos-Tinta Li-
paisaje nacional». En Boletin de la A.G.E. (51), 2009, 25-49. món, 2010.
14 H

medicinales como ornamentales. Además,


el nuevo conocimiento generado en este
intercambio puede llegar a formar parte de la
tradición local.
Durante las actividades de reconocimiento
de plantas hubo una insistencia generalizada
en la identificación de las plantas a través de
los nombres latinos. Esto coloca al conoci-
miento científico como legítimo y manifiesta
el profundo ejercicio social y político que su-
pone «nombrar», es decir, construir identidad.
El precedente histórico de la Europa medieval
es un claro ejemplo, cuando el rico conoci-
trabajo conjunto más allá de nuestro proyecto miento empírico de campesinas y herbolarias
de investigación original. laicas perseguidas durante la caza de brujas y
El uso que la comunidad hace de la el de los nativos americanos de las colonias
vegetación silvestre para la curación de españolas y portuguesas fue expropiado por
personas y de animales revela motivaciones académicos naturalistas del Imperio español y
locales e interacciones complejas entre los portugués21. Esto no habría sido posible sin el
seres humanos y los recursos naturales. Su sistema de nomenclatura de Linneo que, a par-
percepción personal y colectiva del paisaje tir del siglo xvii, se convirtió en el instrumento
se relaciona con la necesidad de curar y oficial para nombrar y clasificar la vegetación
la flora se entiende como una fuente de en todo el planeta, facilitando así el desarrollo
«materia médica» o «herbal landscape»20. de algunas metrópolis europeas22. El conoci-
Su conocimiento se basa en experiencias e miento sobre los seres vivos, mediado por el
imágenes tradicionales que requieren un guía, lenguaje científico, genera la translocación
normalmente de mayor edad, que transmite de la naturaleza y con ello la deslocalización
sus saberes de manera personal y oral, muy a y desterritorialización de los saberes locales,
menudo in situ en el contexto donde crecen perdiendo infinitos sistemas de nomenclatura
las plantas. Los visitantes y nuevos habitantes local y taxonomías nativas23. Además, hoy
obtienen normalmente la información sobre día, el campesino, como gestor histórico del
usos e identificación de plantas de los medios medio ambiente local, ha sido sustituido por
contemporáneos como televisión, libros e lógicas invitro de los laboratorios científicos
Internet. Aunque estos implican más posibi- y la conservación de la naturaleza se basa en
lidades de malentendidos y dificultades para un conjunto de artificios y sistemas auxiliares
reconocer algunas especies, ofrecen datos como bancos de germoplasma, centros de
exhaustivos sobre las sustancias medicinales conservación e investigación y jardines
y las formas de cultivo, tanto de plantas botánicos, que, a pesar de proporcionar un

21 Federici, S., Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria.


Madrid: Traficantes de Sueños, 2004.

22 Schiebinger L., y Swan, C., Colonial Botany: Science, Commerce,


and Politics in the Early Modern World . Philadelphia: PA, Universi-
ty of Pennsylvania Press, 2005, pp. 134-147.

20 Soukand, R. y Kalle, R., «Herbal landscape: The perception of 23 Schiebinger, L., «Linguistic Imperialism». En L. Schiebinger, Plants
landscape as a source of medicinal plants». En Trames, 14 (64/59), and Empire: Colonial Bioprospecting in the Atlantic World. Cambri-
(3), 2010, pp. 207-226. dge: Harvard University Press, 2004, pp. 194-225.
H 15

servicio importante, su alto costo impide que estos factores afectan profundamente a la
sea una práctica generalizada24. Por otro lado, forma en que lo natural es percibido en un
el creciente interés de las comunidades nativas nuevo escenario de convivencia entre nativos,
por las esferas globales está provocando la visitantes y nuevos habitantes.
difusión del conocimiento local en espacios Los múltiples proyectos artísticos difun-
y audiencias diferentes a los de sus orígenes. didos por el territorio rural y periférico son
Estos saberes populares pueden adoptar formas de habitar que vinculan acciones
un estatus global reconfigurando su valor, locales con globales y deben entenderse desde
sentido simbólico y económico. A su vez, esto una perspectiva de conciliación de lo urbano y
transforma los cultivos en productos y fuentes lo rural27. Sin idealizar el conocimiento local,
de riqueza transaccional y genera conflictos los nuevos paradigmas que proponen recon-
sobre derechos de propiedad intelectual y de ducen modelos de relaciones sociales y de
patrimonio cultural y natural25. hibridación cultural que abren posibilidades a
la mezcla de lo moderno con lo tradicional y
Ecología de saberes de lo local con lo transnacional. Sin embargo,
los discursos dominantes de propiedad
El trabajo de campo constata que el orden intelectual y recursos genéticos conllevan la
tradicional del espacio basado en una clara depredación de espacios de vida y las hibri-
jerarquía entre lo local, lo nacional y lo daciones ensombrecen tanto a las economías
internacional está mutando. La sociedad de la locales como a las redefiniciones de género
información y la comunicación genera nuevos y del medioambiente que puedan estar
modos de movilidad y comunicación y cada emergiendo28. Las políticas de la naturaleza y
vez más habitamos tiempos y espacios en un la cultura caen entonces en categorizaciones
continuo urbano-rural. Las identidades cam- fáciles, llevando al desmembramiento de las
pesinas son minoritarias y las nuevas formas culturas campesinas hacia un multiculturalis-
de colonización de lo rural buscan en el paisa- mo ornamental y simbólico. Fórmulas como
je una fuente de bienestar e interés intelectual. el «etnoturismo» y el «ecoturismo» ponen
La visión cosmológica tradicional del mundo en juego la teatralización del origen como
rural ha dejado de transmitirse de forma oral algo anclado en el pasado, lo que dificulta su
o escrita y se convierte en un conocimiento inclusión como sujeto de la historia29.
anacrónico que posee un soporte difícil de El enfoque del proyecto Herbarium, basado
compatibilizar con las nuevas formas de en el conocimiento local y los sentimientos
relación social26. Los modos de aprendizaje, de belleza y significados asociados al paisaje
los usos de la tecnología y la dinámica de la y la flora a lo largo de la historia, permite
cultura digital determinan las percepciones desvelar los nexos entre el mundo humano y
e identidades y la transición de una alfabeti- biológico, las clasificaciones y los lenguajes
zación visual a otra virtual produce nuevas usados y cómo se conforman las identidades
lógicas creativas, sociales y sensoriales. Todos en relación con el lugar y la biodiversidad. El

27 Duxbury, N. y Campbell, H., Developing and Revitalizing Rural Com-


24 Izquierdo, J., La casa de mi padre. Oviedo: KRK Ed., 2011, pp. 194. munities Through Arts and Creativity: A Literature Review. Centre for
Policy Research on Culture and Communities, Simon Fraser Univer-
25 Bayardo R. y Spadafora, A. M., «Derechos culturales y derechos de sity. Prepared for the Creative City Network of Canada, 2009.
propiedad intelectual: un campo de negociación conflictivo». En Za-
mudio, T., Dir. Cuadernos de Bioética. (7), 1-14. Argentina: Ad Hoc 28 Escobar, A., «After Nature. Steps on antiessencialist political ecolo-
Ed., 2001. gy». En Current Antrophology, 40 (1), 1-30, 1999.

26 Fernández-Catuxo, J., ¿Qué queda de nuestros  pueblos?, 2014. 29 Rivera Cusicanqui, S., Chhixinakax utxiwa. Una reflexión sobre
[Consultado el 19 de noviembre de 2014 en: http://supraterram. prácticas y discursos descolonizadores. Argentina: Retazos-Tinta
wordpress.com/]. Limón Ed., 2010.
16 H

comunes a través de la escucha activa y el


diálogo con actores e instituciones. Santos y
Meneses (2010)31 afirman la posibilidad de
una «ecología de conocimientos» capaz de
rehacer una inmensa cantidad de experiencias
epistemológicas y cognitivas. Es aquí donde
el papel de los artistas que trabajan en estos
contextos se vuelve importante, en su volun-
tad y oficio como traductores interculturales
capaces de manejar diferentes lenguajes y
categorías, universos simbólicos y aspira-
ciones. El poder de las prácticas artísticas
puede enriquecer el carácter testimonial de
los conocimientos para hacer visibles las
realidades epistemológicas y crear procesos
proyecto establece un diálogo entre la creación profundos de territorialización. Las estrategias
contemporánea, el paisaje, la identidad y el de comunicación, documentación y archivo,
territorio tratando de reforzar la transmisión la generación de subjetividades y experiencias
del conocimiento intergeneracional mientras estéticas, así como el cultivo de las aptitudes
revela las prácticas locales y cotidianas de la tecnológicas apropiadas son algunas de sus
construcción, percepción y experiencia del aportaciones que facilitan nuevas formas de
paisaje. Los encuentros extienden la sensibi- legar lo común. En Herbarium, la atención al
lidad empática de la red de vecinos, afectos dibujo vernáculo, el mapeo, la estampa y la
y autoestima, a todo el territorio, haciendo identificación de plantas conecta lo tradicional
visibles las conexiones entre el paisaje y las con lo global enmarcando el imaginario colec-
comunidades humanas que lo habitan. Al tivo del lugar en una perspectiva más amplia.
buscar la personalización de los vínculos con También muestra cómo el mapeo artístico del
el medio ambiente y la vegetación, se con- conocimiento local ayuda a reconocer, validar,
templan las dimensiones afectivas y creativas articular y hacerlo visible, reconfigurando
de la relación entre los seres humanos y las la experiencia cotidiana del día a día. Todos
plantas30. De forma metafórica, se conforma estos aspectos son esenciales en la formación
un mapa de vínculos entre habitantes y paisaje, de representaciones e identidades contem-
desde la memoria de los elementos naturales poráneas y en reafirmar la importancia de
que consolidan el territorio. las prácticas orgánicas, las cuales requieren
En tanto que investigación basada en conocimiento empírico y respeto de los ciclos
la práctica artística, Herbarium involucra naturales, un acercamiento que Nila Gutiérrez,
un proceso colaborativo y relacional que vecina de Cerezales, propone cuando dice:
busca fortalecer los conocimientos rurales «déjalo pa prao».

30 Albelda, J. y Sgaramella, C., «Arte, empatía y sostenibilidad. Ca- 31 Santos, B. de Sousa y Meneses, M. P., Epistemologias do Sul
pacidad empática y conciencia ambiental en las prácticas de arte (2ª ed.). Coimbra: Edições Almedina, CES, Série Conhecimento e
ecológico». En Ecozon@ Environmental Humanities, 2015. Instituições; 2. 1ª ed., 2010.
H 17
Botánica linneana y biopolíticas Quienes adoren la imagen de una naturaleza
armónica, los entusiastas del orden, las
imperiales españolas palabras y la astronomía, no deberían fundar
imperios. En el actual Perú, por ejemplo,
todavía se utiliza el nombre de San Pedro
Antonio Lafuente y Nuria Valverde para identificar docenas de ríos, una herencia
colonial absolutamente inaceptable para un
aprendiz de burócrata. Sin embargo, ahí están
todos distintos y todos atados por las mismas
dos palabras. Cualquier funcionario habría
utilizado el santoral cristiano y establecido
una correspondencia inequívoca entre los
seres celestes y los accidentes terrestres. Para
asegurar la pulcritud del resultado habría
acomodado el espacio del trabajo al objeto de
estudio y dispuesto, en consecuencia, muebles
de cajones tipo chifonier con fichas ordenadas
alfabéticamente, una por río, que impedirían
la coincidencia. Un croquis de la sala, por
fin, mostraría la ubicación de los muchos
archivadores necesarios, pues además de
ríos, también hay que administrar conventos,
plantíos y estuarios. Y, terminamos ya con la
parábola, descubriría que los esquemas, los
cajoncitos y el santoral son un instrumento
muy eficaz para controlar el territorio. Pues
lo cierto es que la reincidencia en San Pedro
sería considerada un abuso (de la religión) y
un error (de la gestión). El fallo, incluso, no es
reprochable a nadie, pues solo emerge cuando
alguien contrasta los mencionados croquis,
cuando la voluntad de gobierno sustituye a
la de dominio y no quedan calles ni cañadas
fuera del gran cuadro. Y para que todos los
fragmentos quepan, hay que someterlos a una
violencia simbólica tan desmesurada que hace
falta construir un Imperio. No hablamos de
fuerza, sino de gestión, es decir, de códigos
H 19

comunes y de lenguajes compartidos. Ciencia que siempre amenaza las empresas humanas,
e imperio son causa y efecto mutuo. No coin- un problema antiguo que los geógrafos
ciden, pero se codeterminan recíprocamente1. siempre supieron resolver realizando cartogra-
Parece muy difícil. De hecho, es necesario fías a la carta, es decir, jugando con la escala
compartir la ilusión de que las cosas caben de los mapas.
entre letras, cifras, rayas, manchas, gradientes
o flujos. En definitiva, que se pueden trasladar Querellas de escala
a un plano, que el plano puede ser un papel y
que las materias primas, los procedimientos La decisión sobre la escala de una representa-
y el lugar donde se fabricaron están catalo- ción no solo determina la selección de datos
gados, es decir en un papel dentro de algún que hará visibles, sino también la matriz
chifonier. Es necesario, pero sabemos que no conceptual que permite organizarlos. La
es suficiente. Lo que distingue a un geógrafo escala entonces configura el tipo de relaciones
de un archivero es la condición de testigo que que queremos resaltar entre los elementos de
tiene el primero. Y lo mismo podría decirse de una red de puntos y, si quisiéramos decirlo de
un botánico o un astrónomo, que son también una forma más provocadora, podríamos haber
oficios para prácticos sobre el terreno: sabios escrito que el geógrafo, más que describir la
in situ, gentes que se desplazan tras su objeto realidad, la inventa y luego la hace visible,
y levantan testimonio de sus apariencias, pues el mapa debe preceder al territorio si
expertos que, además de sus propios cuerpos, el espacio debe ser considerado como una
mueven datos, instrumentos, papeles. Y todo creación humana3. La mencionada red de
ello les otorga una influencia sobre lo que puntos, inicialmente inconexa, llega al lector
observan y apuntan, como también sobre como una totalidad vertebrada, preexistente e
quienes los envían y los escuchan. De regreso, independiente del observador. En fin, no todas
unos y otros, los observadores y quienes los las escalas dejan ver los mismos fenómenos,
mandan, admiten la posibilidad de que los como tampoco todas las redes están presentes
papeles permiten saber pese a la distancia: en una escala dada o, dicho en otros términos,
saberes que se articulan en red. Una red para son igualmente eficaces. Y así ensartamos una
proyectar la mirada y extender la mano, una de las hebras con las que se hace el nudo de
«tecnoescopía» que se apoya en el Imperio y este artículo, pues nuestra intención es explo-
que contribuye a sostenerlo. Un artefacto, en rar la escala en la que las prácticas científicas
definitiva, para conocer y actuar a distancia. adquieren la pujanza que explica el enorme
La distancia, no obstante, plantea severas éxito de esa empresa que llamamos ciencia.
cuestiones de escala, pues la diversidad de Hablamos del concepto ciencia de escala,
lugares y la pluralidad de voces no pueden ser un instrumento útil para diferenciar, entre
recogidas en toda su amplitud2. Así que algún una multiplicidad de prácticas cognitivas,
principio de orden tendremos que inventar las que son vertebradas por una instancia
para combatir la deriva babélica y proliferante política hasta hacerlas social y culturalmente

1 Law, J., «On the Methods of Long-distance Control: Vessels, Nav-


igation, and the Portuguese Route to India». En Law, J. (ed.), 2 Outram, D., «New spaces in natural history». En Jardine, N., Se-
Power, Action and Belief: a new Sociology of Knowledge, Lon- cord, J. A. y Spary, E., Cultures of Natural History, Cambridge:
don [etc.]: Routledge and Kegan Paul, 1986, pp. 234-262; Cham- Cambridge University Press, 1996, pp. 249-265. Latour, B. y Her-
bers, D. W., «Does Distance Tyrannize Science?» En Home, R. W. y mant, E., «Ces réseaux que la raison ignore –laboratoires, biblio-
Kohlstedt, S.G. (eds.), International Science and National Scientif- thèques, collections». En Le pouvoir des bibliothèques: La mémoire
ic Identity, Kluwer Academic Publishers, 1991, pp. 19-38; Law, J. des libres. En Occident, Jacob, Ch. y Baratin, M. (dirs.), París: Al-
y Hetherington, K., «Materialities, Spatialities, Globalities», Dep. bin Michel, 1996, pp. 23-46.
of Sociology, Lancaster University: http://www.comp.lancs.ac.uk/
sociology/soc029jl.html. 3 Lefebvre, H., The production of space, Oxford: Blackwell, 2000.
20 H

viables. Pues sabemos que las necesidades del clima y del entorno. Una hipótesis muy
de abstracción crecen cuando nos alejamos novedosa que insinuaba la imposibilidad del
del sitio (o aumentamos la extensión) donde gobernar sin un control sobre los meteoros
queremos actuar. De hecho, la conciencia de celestes.
que los problemas se difuminan cuanto mejor La escala imperial a la que aludimos dio
se los conoce es muy antigua, tan vieja como vuelo a algunas instituciones peninsulares
la convicción de que las soluciones están que, como el Jardín Botánico y el Gabinete
en las manos de los cirujanos, los yerberos, de Historia Natural, ambas en Madrid, o el
los mecánicos y los cocineros. Expertos Observatorio Astronómico de Cádiz, se limi-
que, como los escritores, los músicos y los taban a ser modernos colegios/cámara, cuya
arquitectos, piensan con las manos. No es raro novedad tenía más que ver con la impronta
entonces que durante la primera mitad del del patrocinio real que con los saberes que
siglo xviii hubiera en España varias decenas circulaban por sus aulas. El horizonte imperial
de instituciones preparadas para reparar trajo muchas novedades, entre las cuales la
cualquier desajuste o descosido. Todas ellas, política de expediciones ultramarinas funcionó
sin embargo, estaban pulverizadas sobre el como la columna que sostuvo los proyectos
territorio. No funcionando en red eran pasto reformistas impulsados desde la metrópoli4.
de la rutina. Las cosas cambiarían cuando Algunas instituciones supieron conectarse con
América volvió a funcionar en el imaginario las necesidades emergentes y adquirir un peso
político de la Corte como tierra de promisión. y una visibilidad científica y cultural impensa-
Es decir, cuando cambió la escala con la que ble unas décadas antes. Su función dejó de ser
se querían considerar los problemas. No deja cortesana para hacerse imperial. Su identidad
de ser curioso que las colonias fuesen la causa ya no se confundiría con la del coleccionista
de todos los problemas y la fuente de todas o anticuarista, sino con la de los agentes
las soluciones, pues en la práctica el control gubernamentales encargados del gobierno de la
de tan vastas posesiones implicaba cuantiosos naturaleza5.
gastos militares y administrativos. Por ello, La idea de naturaleza, entendida como una
las culturas de la disuasión y la gobernación estructura indemne ante las contingencias y
adquirirán unas dimensiones casi planetarias. sujeta por leyes sagradas, era muy convenien-
El cambio de escala afectó lógicamente a te, pues aseguraba la viabilidad de políticas
las políticas naval, sanitaria o educativa y, para las que no sería un obstáculo la diver-
desde luego, alteró las formas de imaginar la sidad de plantas o la pluralidad de gentes.
gestión de los recursos americanos, ya fueran Quiere esto decir que no habría naturaleza
minerales, ya vegetales. La misma población, sin imperio o, dicho en otros términos, que la
incluida la indígena, es vista como una suma de todos los accidentes geológicos más
especie de producción autóctona, una parte el conjunto de los seres vivos no conforman
sustantiva de aquellas geografías singulares la naturaleza. La idea de naturaleza nace
y, como los otros entes naturales, indisociable del encuentro entre política y ciencia. Sin

4 Lafuente, A. y López-Ocón, L., «Tradiciones científicas y expedicio-


nes ilustradas en la América Hispánica del siglo XVIII». En Salda-
na, J. (ed.), Historia social de las ciencias en América Latina, Méxi-
co: Ed. Porrúa-UNAM, 1996, pp. 247-281.

5 Lafuente, A., «Institucionalización metropolitana de la ciencia es-


pañola en el siglo XVIII». En A. Lafuente y J. Sala Catalá (eds.),
Ciencia colonial en América. Madrid: Alianza, 1992, pp. 91-118.
H 21

embargo, el cuerpo nace cuando la materia


orgánica de la que estamos hechos es poblada
por los «qualia», es decir, por las palabras con
las que expresamos las vivencias del dolor o
del amor6. Al espacio le sucede algo parecido
y surge del territorio cuando es socializado
como hábitat o, en términos más culturales,
como paisaje. Y así también la naturaleza se
constituye como una noción contraria a las de
cuerpo y espacio, un concepto que nunca se
confunde con la suma de todos los bichos y
las plantas que lo pueblan ni con las sensacio-
nes que estos seres nos provocan, sino con las
especies que lo habitan, los gradientes que lo de escindir el mundo en dos hemisferios,
gobiernan y las máquinas que los miden. Solo condenando «el oriental» al destino subalterno
hay naturaleza cuando las máquinas (sean ins- y gigantesco de ser territorios informes y
trumentos, libros, mapas, cuadros) se interpo- organismos infames.
nen entre las sensaciones del sujeto y el objeto Infames e informes, inalienables e inefa-
sobre el que se proyectan. La naturaleza son bles, los sitios y las gentes. Una inmensidad
las cifras y las tablas que dicha mediación abierta a la llegada de los agentes imperiales.
produce, de forma que el temperamento se Ninguna comisión podía serles más apropiada
transmutará en clima, y el agua o el perejil en si lograban resolver el problema de la escala.
H2O y Petroselinum sativum, respectivamente. Los botánicos llegan a las colonias satisfe-
La naturaleza entonces es otro mundo que está chos con dos ideas muy simples. La primera
segregándose del de la experiencia común. es la de especie, una noción que contiene la
Y así, mientras se geometrizan, tabulan y creencia en que toda la variedad vegetal y
renombran las cosas, al ordenar los datos animal cabe en una tabla con innumerables
(hechos, los llaman desde muy temprano filas (los organismos ya transformados en
quienes sostiene este empeño cartográfico), especímenes), pero con pocas columnas, pues
los científicos se proclaman únicos testigos cada arbusto no era sino una concreción de
acreditados. Volvemos al chifonier, a las redes algo abstracto e invisible. La otra consistía
a distancia, a los testigos in situ y a la escala en afirmar que la variedad de especies se
que demandan las representaciones, es decir, a traducía en diferencias de forma. En cual-
los archivos del gobierno y al Imperio que los quier caso, la noción de especie, como la de
demanda. Y ahora vemos más claro por qué gen en el siglo xx7, permitía unificar todos los
no debería fundar imperios quien quiera una saberes sobre la fauna y flora, minimizando la
vida armónica, porque tras la apariencia de distancia entre lo próximo y lo lejano, o entre
orden (nuevo) se oculta la enorme violencia Europa y América.

6 Starobinski, J., «A Short History of Bodily Sensation», en Feher, M.,


Naddaff, R. y Tazi, N. (eds.) Fragments for a History of the Human 7 Fox Keller, E., The Century of the Gene, Cambridge, Mass.: Harvard
Body, vol. 2, Nueva York: Zone Books, 1989, pp. 353-70, 402-404. University Press, 2000.
22 H

La naturaleza podía representarse como un de floración o características de suelo. El


manto vegetal continuo poblado en secuencia problema era que el sistema linneano era
discontinua de formas que, aunque fueran insensible a las circunstancias locales y
descritas con palabras ordinarias, acababan temporales11. Los criollos de todas partes no
apresadas en la red binomial linneana. La estaban de acuerdo. Sabían mucho de plantas
naturaleza, en definitiva, era modelada como y nada de escalas, pues como escribió con su
una estructura de datos y las expediciones se admirable castellano nuestro tenaz presbítero
convertían en instrumento de la biopolítica, mexicano «[...] es cosa digna de admiración
cuyo objetivo no eran las singularidades loca- que la limitadez de un hombre, por estudioso
les, sino buscar la manera de convertirlas en y observativo que sea, como suponemos a
información8. Trasladado al lenguaje en boga Linneo, quiera pasar en revista todo el globo
de nuestros días, el sistema linneano operaba terrestre para registrarlo, imponer nuevos
como una interface entre lo morfológico y lo nombres y asignarles el sitio en que deben
nomenclatural. Y así casi todos quedaban con- colocarse»12. La perspicacia de Alzate es
tentos pues, como enseñó Foucault, durante sorprendente, porque muy pocos vieron la
la Ilustración los objetos solo son vistos como enorme desproporción que había entre la
parte de un orden lógico9. inmensidad del mundo y la pequeñez del
Hubo quien desconfió de tales malabaris- laboratorio. El gabinete de Upsala, su genial
mos a ambos lados del Atlántico. Los ecos de ocupante y cualquiera que fuese el número de
Buffon no se ahogaron en París o Londres, y chifoniers, eran demasiado pequeños para que
pudieron escucharse en Philadelphia, México cupiera el mundo. Hoy ya no nos cuestio-
y Lima. Alzate10, el más socarrón y brillante namos estas desproporciones, pero vistas
agitador de la opinión pública en Nueva a distancia son conmovedoras. Alzate se
España, no podía entender que para hablar queja de una sucesión de agravios que todos
de una planta hubiera que esconder cuanto se los botánicos enviados desde las metrópoli
sabía sobre su localización, entorno, época simulaban no entender: lamenta desde el

8 Haraway, D., Simians, Cyborg, and Women: The Reinvention of Nature,


Nueva York: Routledge, 1991; Fox Keller, E., Refiguring Life: Metaphors
of Twentieth Century, Nueva York: Columbia University Press, 1995.

9 Fabian, J., Time and the Other. How Anthropoly makes Its Object,
Nueva York: Colombia University Press, 1983. 11 Müller-Wille, S., Mapping the plant world. Centre and Periphery in
Linnaean Botany, (inédito).
10 José Antonio de Alzate y Ramírez (1738-1799), presbítero mexicano,
periodista y uno de los científicos e i ntelectuales más famosos de 12 Alzate, J. A., «Carta satisfactoria dirigida a un literato por [...] so-
su época. Escribió más de treinta tratados y preparó algunos mapas bre lo contenido en la Gaceta de México de 16 de Mayo de 1788»,
de Nueva España. En 1768 comenzó la publicación de su periódico, en Moreno, R., Linneo en México. Las controversias sobre el siste-
el Diario literario de México.  ma binario sexual (1788-1798), México: UNAM, 1989, p. 23.
H 23

enorme coste de los nuevos instrumentos y Eran muchos los desencuentros y todos
la pérdida de tiempo que supone no poder parecía que iban a converger alrededor de la
herborizar más que en tiempo de floración, noción de diversidad natural, por «...hallarse
hasta la obscenidad del sistema sexual13 o en Nueva España —escribía Alzate en 1788
su incompatibilidad con los conocimientos y refrendaba Unanue15 desde Lima— pro-
y jerarquías locales. Las cuestiones de ducciones de la naturaleza que desvanecen
nomenclatura botánica también lo eran de y trastornan todas las hipótesis, todos los
nomenclatura política, como lo demuestra el sistemas botánicos hasta el día establecidos»16.
que los nombres autóctonos, al ser excluidos El mensaje era claro: América desbordaba
del campo del saber, definieran nuevos rangos cualquier proyecto clasificatorio. No cabía en
de poder14. La alienación de los yerberos y una simple tabla, el simple hecho de imaginar-
las herbolarias locales no fueron la única la parecía una nueva forma de denigrar un con-
consecuencia. También se inició así la tinente, ya previamente degradado por Buffon,
escisión entre botánica y materia médica, otra Robertson y otros europeos a la condición
deriva inquietante, pues nadie iba a quedar de imperfecto por inmaduro. Los botánicos
indiferente si la utilidad ya no era la brújula metropolitanos no compartían tal criterio.
que orientaba el interés por las plantas. Los Podían aceptar que Nueva España fuese muy
criollos, al menos, transformaron su inicial rica en variedades vegetales, pero siempre que
perplejidad en una visible batalla por la fuesen tratadas como especímenes de algo más
conquista de la opinión pública. Para ellos, general. Tampoco querían discutir la importan-
lo que había que hacer —lo que la tradición cia de conocer la utilidad de las plantas, pero
y sentido común mandaban— era justo el les repugnaba la idea de que sus propiedades
trabajo inverso, subordinando lo taxonómico estuviesen determinadas por las circunstancias
a lo sensible, y lo sensible a su utilidad. Más locales, pues «la tierra no suministra algún
aún, lo óptimo era que el nombre no fuera nutrimiento a los vegetales sirviendo solo de
expresión de un orden lógico, sino funcional. punto de apoyo para sostenerlos, por consi-

13 La acusación de obscenidad dirigida al sistema linneano fue bas-


tante corriente en la época, aunque de ninguna manera llegó a ser
general. Delaporte, F., Le second règne de la Nature. Essai sur les
questions de la végétalité au XVIIIe siècle, Paris: Flammarion, 1979,
pp. 149-160; Schiebinger, L., «Gender and Natural History», Jardine, 15 Hipólito Unanue (1755-1833), médico peruano, el primero que trató
Secord y Spary, (1996) Cultures of Natural History…, pp. 163-177. sobre el tema del higienismo en América en sus Observaciones so-
bre el clima de Lima y su influencia en los seres organizados (1807).
14 Lo explicó con claridad A. Giddens cuando propuso que el desan-
claje (disembedding) era una de las circunstancias características 16 José Antonio Alzate, Botánica (1788), Moreno, Linneo en Méxi-
de la modernidad, en The Consequences of Modernity, Stanford co, 4. También, Unanue, «Una idea general del Perú», en Obras
University Press, 1991, p. 21 ss.  científicas y literarias, Vol. 2, Lima: CEM, 1975.
24 H

guiente no es esencialmente precisa para la nómicos que productivos. Integradas por los
vegetación»; o bien que «el olor, color, sabor, miembros más activos de esa élite local com-
lozanía y demás accidentes de las plantas no prometida con el utilitarismo económico, sus
sirven para disponer sus diferencias especí- prioridades tenían más que ver con la aclima-
ficas« y «que sucede lo mismo con sus usos tación de plantas y la innovación técnica que
y virtudes y por lo tanto no deben admitirse con la clasificación botánica y el estudio de la
para este fin». El asunto es grave, porque las mecánica. Tal vez no entendieran de taxones
anteriores tesis eran planteadas a los alumnos ni de cálculos, pero sabían que el campo
del Jardín Botánico de México para que las era caprichoso, que los principios generales
defendieran en público ante sus compañeros y valían para los libros y que las cosechas eran
las autoridades locales. Lo mismo ocurrió en más un milagro que un teorema. Para aquellos
Guatemala, donde se exigió a los estudiantes notables caballeros ser patriota implicaba ase-
que intentasen derivar las cualidades de una gurar la estabilidad de los plantíos y reducir a
planta de sus características morfológicas, unas cuantas reglas de obligado acatamiento
o sea que se asignó al sistema linneano un y validez local el cuidado de cada una de las
carácter no solo nominativo o descriptivo, plantaciones en curso. Justo lo contrario de lo
sino plenamente predictivo17. Y, en fin, como que predicaban los apóstoles de Linneo, pues
vemos, la política metropolitana no se detuvo ahora, allí en las colonias, lo que se sugiere es
ante nada, reprimiendo con firmeza cualquiera que la identidad vegetal de un país no puede
de los argumentos que sirvieran para reivindi- definirse en términos de especies botánicas,
car un bagage cultural propio e independiente sino en función de las características singula-
del europeo. res del suelo. O, dicho en otros términos, que
Desantropologizar el conocimiento de las la tierra altera las propiedades de las plantas.
plantas implicaba también deslocalizarlo o, Citemos a Goycoechea18, quien en medio de la
mejor aún, desterritorializarlo. La botánica polémica sobre la calidad del añil americano y
emergía como un saber que se autonomiza la posibilidad de aclimatarlo en Europa19, tran-
respecto de la medicina, pero también de la quilizaba a los patricios novohispanos con una
corografía, pues el territorio pasaba a ser una contundente respuesta: «El temperamento, el
especie de alfombra que sujetaba las plantas. clima, el terreno, las aguas, y otras preciosas
El asunto entonces era saber hasta qué punto protecciones no las podrán trasladar a sus
un suelo diferente podía inducir un variedad posesiones los extranjeros». Ya lo dijimos,
floral diferenciada. En este punto la resisten- lo que estaba en juego era la prosperidad de
cia local tampoco fue pequeña. Nadie podrá aquellas tierras y mientras los expedicionarios
jamás convencer a un agricultor de que la americanos se confiaban a Linneo, los criollos
tierra, su tierra, no es un factor decisivo. Las postulaban una casuística que afectaba al
Sociedades Económicas de Amigos del País orden mismo del conocimiento. Goycoechea
no eran agrupaciones de agricultores, sino escribía para gente práctica. Nunca deja
de patriotas y tenían menos intereses taxo- de hablar de producción y circulación de

18 José Antonio Liendo y Goycoechea (1735-1814), franciscano, pro-


fesor de filosofía en la Univesidad de San Carlos, uno de los inte-
lectuales más activos de Guatemala y miembro fundador de su
Sociedad Económica.

19 Nieto-Galán, A., Colouring Textiles. A History of Natural Dyestuffs


17 Maldonado, J. L., Las huellas de la razón. La expedición científica in Industrial Europe, Dordrech/Boston/Londres: Kluwer Academic
de Centroamérica (1795-1803), Madrid: CSIC, 2001, p. 289. Pub., 2001, pp. 17-19.
H 25

mercancías, pero más que reglas concretas


fabrica elementos para apoyar una retórica
resistencialista: «Los traficantes del añil
de todo se deban ya desconfiar: primero de
muchas prácticas ciegamente adoptadas: se-
gundo, de teóricas que no encuentran sacadas
de hechos y experiencias de mil maneras
variadas: tercero, de este mismo tratado y de
estas mismas notas». En fin, una manera más,
entre las mil posibles, de reivindicar el sentido
común por encima de la autoridad, apelando a
la experiencia frente al artificio. Y quede claro
que el rótulo artificio podía contener cualquier
hecho artificial, incluidos lógicamente los
experimentos. en plazos razonables la inmensa tarea que se
Tenemos, pues, dos formas genéricas de les había encomendado. Así, por ejemplo,
apropiación simbólica de América. De la Mariano José Mociño observó una extraordi-
que reivindica los detalles, la tradición y los naria continuidad botánica entre los territorios
localismos nos ocuparemos más tarde. Ahora mesoamericanos y guatemaltecos que parecía
necesitamos unas líneas para ahondar en la legitimar la unidad política que los regía
relación entre política imperial y botánica sis- desde la ciudad de México: «Hemos examina-
temática. Quien pretende captar la esencia de do el Reino de Guatemala, una vez visitadas
cada fragmento del mundo vegetal mediante las provincias de Nueva España casi en su
un nombre está vaciando las formas vivas de totalidad, y hemos encontrado en nuestro
su poder simbólico. Está situando en cada par último viaje regiones no muy diferentes a las
de palabras un saber silencioso y, considerado halladas en nuestras primeras expediciones.
globalmente, sustituyendo la diversidad por la Así pues, a nadie puede parecerle extraño
taxonomía. La botánica no trata de cosas que el hecho de que la flora, descubierta en
cambian con el tiempo o con el lugar, sino con Nueva España contenga el catálogo de la de
entes sobre los que se proyecta la ilusión de Guatemala, añadiendo tan solo un reducido
ser perennes y tabulables, es decir, con formas número de especies no observadas en nuestras
abstractas traducibles a información. La primeras incursiones»20. La homogeneidad
botánica linneana nada tiene entonces que ver botánica confirmaba la unidad política. No
con la biología. Es una biopolítica y lo único había quiebra en el tránsito de unas regiones
que le importa a los biopoderes es saber cómo a otras.
transformar la pluralidad, los localismos, los Pero hay más. Linneo también ayudó a
qualia en información. Una simplificación los expedicionarios a encontrar atajos con
que ayudó a los expedicionarios a concluir los que abreviar las penurias de su trabajo.

20 Mociño, J., Flora de Guatemala, Estudio introductorio y edición de


José Luis Maldonado Polo, Madrid: CSIC-Doce Calles, 1996, p. 141.
26 H

se podía razonar a la inversa y decir que la


división administrativa podía considerarse
expresión de algo así como un ecosistema.
Y así la búsqueda de nuevas especies podía
detenerse allí donde las regiones se hacían
más inaccesibles: «El 30 de Julio regresé
de Xauxa a la Villa de Tarma, —relata
Hipólito Ruiz— asegurado de que en ningún
tiempo presentaría el Valle y Cerros de Xauxa
materiales para la trabajar por algunos días los
individuos de la Expedición Botánica; como
no fuese entrando en las Montañas; de los que
desistimos, bien informados de los prácticos y
Encontrar nuevas especies implicaba viajar a de los Misioneros de Ocopa, de que las Mon-
lugares recónditos. Moverse por la frontera tañas de Tarma eran igualmente abundantes
de lo desconocido equivalía a padecer lluvias que las de Xauxa de vegetales; y mucho mas
torrenciales, malos caminos y carencia de fácil y seguro su tránsito para las herboriza-
víveres. La diversidad, en fin, era un obstácu- ciones botánicas»24. La diversidad que nunca
lo. Y si desde los despachos virreinales o las fue el propósito de las expediciones también
aulas jesuíticas América parecía un vergel, dejó de serlo para los expedicionarios. Se
desde la espesura del bosque o la soledad de juntaban entonces el hambre (la voluntad
las montañas la abundancia se manifestaba de homogeneizar) y las ganas de comer (el
como un castigo. Nada más elocuente que las deseo de concluir). Las plantas dejaron de
palabras con las que Hipólito Ruiz21 describe ser asunto de prácticos y se transformó en
su estancia en Chacahuassi22, un: «...estrecho preocupación de políticos. La botánica acabó
y profundísimo calabozo, donde apenas entra vertebrando la política imperial. La política
el sol más horas que las del medio día, y por botánica devino en botánica política y, al igual
la noche, si se lograba una serena en aquella que hoy hablamos de crisis medioambientales,
estación, [apenas si] podían contarse las también se discutió mucho entonces de la
estrellas, [...] recorríamos con la vista aquel decadencia de la naturaleza, de la erosión
oprimido y tristísimo lugar, [...] examinando del Imperio. Si la economía política daba
aquellos tres empinados e inaccesibles Cerros, relevancia a la historicidad de los recursos
cubiertos desde la cumbre hasta las márgenes y los pueblos, la botánica política suspendía
de los estrepitosos ríos, de elevados árboles, los localismos, impulsaba los monocultivos
arbustos y matas»23. No es raro entonces que y promovía la aclimatación. Las plantas
derivaran hacia hipótesis que les ahorraran mismas, y no sus frutos, se convertían en la
semejante suplicio. Ya vimos cómo la unidad substancia de los intercambios y, por las redes
botánica explicaba la unidad política. Ahora lo que circulaban eran ideas relativas a cómo

21 Hipólito Ruiz, (1754-1816) botánico español, director de la Real


Expedición Botánica al Virreinato de Perú.

22 Chacahuassi, pequeño enclave andino, situado al nornordeste de


Huánuco, en dirección a Acomayo.

23 Ruiz, H., Relación histórica del Viaje que hizo a los Reynos del
Peru y Chile el botánico D. Hipólito Ruiz en el año de 1777 hasta el
de 1788, en cuya época regresó a Madrid. Editado por Jaime Ja-
rami- llo Arango, Vol. 1, Madrid: RACEFN, 1952, p. 349. Similares
valoraciones sobre el paisaje americano pueden verse en Pimen-
tel Igea, El bosque ilustrado…,1991.  24 Ibídem, p 113
H 27

movilizar especies y cómo desnaturalizarlas. ron las plantas, los sabios locales politizaron
La botánica ciertamente tenía menos que los espacios. Y así, emancipar las plantas
ver con los asuntos del saber que con los del (de las Indias) implicó movilizar los cuerpos
poder. Empezó siendo una «tecnoescopía» (en América). Pero lo bonito son los detalles
pero, a finales del siglo xviii, ya era un una y a por ellos vamos. Hablemos un poco de
«teletecnia». Su éxito como empresa imperial bosques, estancos y diversidad.
se vinculó a la capacidad para articular Las necesidades madereras en Europa cre-
una red internacional de cátedras, jardines, cieron a tanta velocidad que pronto emergió
expedicionarios y empresas editoriales capaz la conciencia del agotamiento, cuando no la
de producir una naturaleza traducible a de esquilmación de los recursos27, dos formas
palabras y deducible a partir de muy pocos de crisis de la naturaleza de muy distinta
principios. En fin, convertida en mero manto significación. La primera implicaba la noción
vegetal y fragmentada en especies, cabía de decadencia y la segunda la de desgobierno.
en la sucesión de planos que es un libro, Los agentes del imperio no estaban para
o un «bioarchivo» o, mejor aún, en una matices y no quisieron distinguir. Necesitaban
constelación de chifoniers. Era ya, como diría madera para sus barcos y dictaron medidas
Deleuze, un ensamblaje de máquinas. proteccionistas, es decir normas administrati-
vas. Así, cuando se aprobaron las Ordenanzas
Cuerpos meteóricos para la conservación de los bosques de
Guayaquil, el cabildo municipal denunció que
El énfasis en los particularismos, sin embargo, la medida era desmesurada y que los males
obstaculiza la formación de consensos podían anular los supuestos beneficios. Lo
políticos, un problema para el que algunos primero, decían los munícipes, es acercarse
criollos buscaron solución. Tendremos, pues, al conocimiento local tácito de los nativos,
que hablar de los cuerpos sin órganos25. Pero pues «... mientras no falten las leyes de la
no será enseguida, dejemos para más adelante naturaleza, sobrarán bosques en Guayaquil
el misterio que encierra tal expresión. Los sin auxilio de p ragmáticas que prevengan su
criollos estaban incómodos. Discutían como si conservación. Más aún, las pragmáticas solo
creyeran que los agentes de la metrópoli, los prueban la…falta de conocimiento de estos
expedicionarios, hubiesen perdido la cabeza. territorios y su clima, al extremo de que tal
Y es que, ciertamente, las complicaciones actitud es tan ignorante, como comprable a la
que planteaban la sistemática linneana y de quienes quisieran...guardar los huevos de
los otros desafueros con los que se asoció26 mosquito para que no se pierda la casta»28.
hacían incomprensible la tozudez de sus No faltó quien llegó más lejos afirmando
partidarios. No importa de qué tema se tratara. que la hipótesis del agostamiento «...es
Se comenzaba tratando asuntos de especies y moralmente imposible que se verifique en
se terminaba polemizando sobre cuestiones de el orden natural de las cosas»29. Empleaban
espacios. Si los científicos foráneos politiza- los criollos la mayor convicción posible

27 Para el caso español véase Urteaga, L., La tierra esquilmada. Las


ideas sobre la conservación de la naturaleza en la cultura española
del siglo XVIII, Madrid: El Serbal-CSIC, 1987.
25 Tomamos la noción de Guilles Deleuze y Félix Guattari, Mil Mese-
tas. Capitalismo y esquizofrenia, Valencia: Pre-Textos, 1988, p. 155. 28 Laviana Cuetos, M. L., «Los intentos de controlar la explotación
forestal en Guayaquil: pugna entre el cabildo y el gobierno colo-
26 La política de nombramientos dio lugar a grandes tensiones, véa- nial». En Peset, J. L., (ed.) Ciencia, vida y espacio en Iberoamérica,
se Izquierdo, (1995), Montaña y los orígenes…; Moreno, (1988), vol. II. Madrid: CSIC, 1989, pp. 406-407.
La primera cátedra…; Puig-Samper, (1993), Difusión e instituciona-
lización... Hernández de Alba, G., Quinas amargas: el sabio Mutis y la 29 Naranjo Osorio, C., «Los reconocimientos madereros en Cuba (1780-
discusión naturalista del siglo XVIII, Bogotá: Presidencia de la Repú- 1810) ». En Lucena Giraldo, M. (ed.) El bosque ilustrado. Estudios sobre
blica, 1996. la política forestal española en América, Madrid: ICONA, 1991, p. 110.
28 H

para avalar las críticas a la política imperial


que, insinúan aquellos distantes súbditos,
sería muy científica, pero nada natural. En la
metrópoli tampoco se entendía este tránsito
imperceptible entre los lenguajes de la ciencia
y de la religión. Ya se ve por donde vamos,
pues acabaremos diciendo que lo que estaba
en juego era la idea misma de naturaleza y,
por tanto, los valores que sustentaban los
diferentes proyectos políticos. Los mismos
argumentos también aparecieron cuando se
habló de especializar los territorios y estancar
monocultivos. Los redactores de la Gaceta de
Guatemala no se anduvieron con remilgos y lugar del paraíso, encontraron una topografía
afirmaron que esa política conducía a la po- donde proyectar su ansia de saber y recordar.
breza y destruía la diversidad: «Desgraciada Hubo un topos al que la Ilustración le asignó
preciosidad la de nuestros frutos —escribían el mayor valor simbólico. Las montañas y
aquellos patriotas el 16 de octubre de 1797—, sus bosques eran territorio virgen y muy
pues que apenas se introducen en el teatro del pronto el locus de la fecundidad31. Cuando
comercio, se desaparecen como los relám- Caldas32 descubre la biogeografía, cuando
pagos, o duran tan poco como los cometas. comprende que a cada altura de la montaña
Oigo ponderar a muchos la riqueza que corresponde una vegetación diferenciada, está
encierran las producciones naturales de este dando forma científica a algo que siempre
Reino; mas poco o nada se discurre sobre la han sabido los campesinos y aún ignoraban
conservación de aquellas que siendo un tesoro los botánicos. Andes era una palabra derivada
real inagotable, ya no existen más que en una de andenes, término que los colonizadores
lastimosa memoria»30. En la lógica imperial emplearon para designar un paisaje montaño-
no encajaban estos gestos desmedidos, pues so aterrazado e irrigado. Pero es que además
si el territorio solo era un continuum vegetal parece estar desvelando la tesis reciente
y las especies se podían transportar, aclimatar de que los incas hicieron un uso vertical
y repoblar, los lugares eran intercambiables. del territorio, de forma que las unidades
Justo lo que negaban los criollos, para quienes administrativas de su imperio se desplegaban
todas las palabras se les volvían argumentos en V invertida, desde el mar hasta la cima de
para reclamar un cambio de escala, para exigir la cordillera y desde arriba hacia la espesura
el abandono de las perspectivas globales y el del bosque tropical33. La montaña entonces
reconocimiento de las tradicionales. era un templo, pero también un museo vivo
Pero antes de que la naturaleza adquiriera que custodiaba toda la variedad vegetal. Los
valor patrimonial y que el pasado fuese el expedicionarios no entendían nada, pero esa

31 Numa Broc, Les Montagnes au siècle des Lumières. Perception et


représentation, París: CTHS, 1991.

32 Francisco José de Caldas (1771-1816), naturalista colombiano


nombrado director del Observatorio de Bogotá y fundador de la
revista científica el Seminario de la Nueva Granada.

33 Murra, J. V., «El control vertical de un máximo de pisos ecológicos


en la economía de las sociedades andinas» en Murra, Formaciones
30 Reproducido en Rubio Sánchez, M., Historia del añil o xiquilite en Centro económicas y políticas del mundo andino, Lima: IEP, 1975, pp. 57-
América, vol. 1, San Salvador: Ministerio de Educación, 1976, p. 127. 115.
H 29

incomprensión no les detuvo34. Más aún, la


montaña era también el mayor de los labora-
torios del planeta, pues allí era donde la natu-
raleza había experimentado todas las formas
de hibridarse y aclimatarse. En la montaña
estaban todos los suelos y todos los climas35.
Tampoco le faltaban todas las culturas, pues
en cada sitio hubo poblaciones adaptadas a su
entorno local y desplegadas horizontalmente,
antes de que los incas los engulleran en su
imperio y los organizaran en pisos verticales
cosidos, en el altiplano, por la ruta del inca
(hoy casi coincidente con la autopista de las
Américas). Todo eso representaba la montaña de apariencias de pequeñez y economía
y, al menos, dos cosas más. Una, vincular debe desaparecer del espíritu de nuestros
el cielo (o sea el clima) al suelo (es decir, la compatriotas. Dos pulgadas cuadradas por
tierra con sus nutrientes y con sus gentes). lo menos deben representar una legua de
La otra, sustituir la visión cenital del terri- terreno. Aquí se han de notar las colinas, las
torio (plano y geométrico) por otra vertical montañas, los pastos, las selvas, los rastrojos,
(volumétrico y estratificado), un tránsito que lagos pantanos, valles, ríos, sus vueltas y
recorre el mismo trayecto que nos ha venido velocidades, estrechos, cataratas, pesca, todas
conduciendo desde la perspectiva imperial y las poblaciones, todos los establecimientos de
botánica a la criolla y biogeográfica. agricultura, minerales, canteras, en fin, cuanto
Caldas fue más lejos todavía. Reconocía presenta la superficie de nuestro suelo»37.
que delante de aquellas inmensidades Y es que, en fin, «...es una falta de juicio
andinas parecía que «las plantas se han y raciocinio —escribía Unanue— querer
esparcido sobre la superficie de los Andes sin caracterizar un país dilatado por lo que se
designio, y que la confusión y el desorden observa en alguna de sus partes»38. Semejante
reinan por todas partes»36. Apariencias. Las forma de razonar era imparable. Otra vez
montañas solo necesitan una hermenéutica y estamos frente a los malabarismos de esas
la clave estaba en el clima. Sin conocer sus retóricas del sentido común. Pero hay que
fluctuaciones, nada relacionado con la flora estar muy atentos, porque sin que lo perciba
era pensable. Para percibirlas, lo primero el lector aparece una bifurcación que desvía
era cambiar la escala de la representación. hacia lo inesperado el sentido del discurso.
Es imposible expresarlo con más claridad Nosotros hemos captado el momento, la frase
que Caldas cuando se lo quiso a contar a sus en la que Unanue nos manda por lo desco-
compatriotas: «No se trata ya de una carta nocido: «Las plantas tienen más sensibilidad
común: escalas reducidas y todo lo que tenga entre los trópicos que fuera de ellos»39. Ya

34 Unanue, Obras científicas, Vol. 2, 1975.

35 Unanue,«ObservacionessobreelclimadeLima», 1975, en Obras 37 Caldas, «Estado de la geografía del Virreinato de Santa Fe», en
científicas, Vol. 1. Chenu, J., Francisco José de Caldas. Un pere- Chenu, Francisco José de Caldas, 1992, p. 295.
grino de las ciencias, Madrid: Historia 16, 1992. 
38 Unanue, Vol. 1, 1975, p. 12.
36 Caldas, «Del influjo del clima», en Chenu, Francisco José de Cal-
das, 1992, p. 295. 39 Ibídem, p. 54.
30 H

parecen derivadas de distinto origen»43. Las


diferencias entonces tienen su causa en el
clima. Pero no es solo de razas de lo que
quiere hablar nuestro ilustre limeño. Como a
casi todos los ilustrados lo que le interesa son
las naciones y, lo más original en este caso,
es incluir la diversidad vegetal como otra de
las idiosincrasias substantivas. Y no es que
le guste mucho el perfume de aquellas flores
o el sabor de esos condimentos, es que está
imaginando a los humanos como creaciones
vegetales. No hay más que asomarse a la
ventana y comprobar que quienes consumen
sabemos que está citando implícitamente a coca se adaptan mejor al terreno y redoblan
Haller y a Diderot y que fueron muchos los su resistencia a las penalidades. Negar esta
ilustrados que participaron de esta deriva relación es ignorar el mundo andino, darle la
materialista40. Pero, al menos, dos cosas espalda a las evidencias44.
merecen ser subrayadas. La primera es que Y lo que vale para la coca, el «architó-
estamos hablando desde Lima, una ciudad nico», podría ser cierto para otras muchas
doblemente fronteriza por estar en América plantas, quizás para la coca, el chocolate, el
y por asomarse al Pacífico. Lo han dicho tabaco, la quina, la piña, el café, produccio-
muchos colegas antes y nosotros lo vamos a nes extraordinarias y con efectos sensibles,
repetir: en Lima había gente bien informada41. incluso perceptibles a simple vista. Pero
Para la pregunta «¿cuándo se jodió el Perú?» lo razonable es que el reino vegetal esté
que se hizo Vargas Llosa, la respuesta no es construido con la misma filosofía, es decir,
finales del siglo xviii42. A la segunda vamos que todas las plantas tienen una función
dedicar lo que resta de artículo. salubre o, mejor aún, salvífica, porque en
Si las plantas son sensibles, entonces no algún sitio hay que poner a Dios en este
son intercambiables sus emplazamientos. engranaje. Unanue nada sabe de bioquímica,
Cada cosa tiene su sitio y cada país su floresta pero como buen cortesano entiende mucho
nacional. Lo mismo ocurre con todos los seres de alimentación y sabe, lo ha escuchado o
vivos, incluidas las personas, pues «…aunque el mismo lo cocina, que la mejor comida se
todos los hombres que pueblan la tierra hace con productos de la tierra. ¿Cómo enton-
desciendan de un mismo Padre, la diferencia ces no proferir ante la buena mesa el grito de
de climas, usos y alimentos a que los redujo guerra de todas las plutocracias «¡somos lo
su primera dispersión, ha ido introduciendo que comemos!», y convertir el mundo en una
tal diversidad en sus facciones y propiedades, sociedad de comensales? Nos damos cuenta
que al comparar en el día varias naciones, del punto. Estos criollos habían descubierto

40 Moscoso, J., Materialismo y religión. Ciencias de la vida en la


Europa Ilustrada, Barcelona: El Serbal, 2000.

41 Clément, J. P., «Decadencia y restauración de la medicina perua-


na a fines del siglo XVIII», Asclepio, 39-2, 1987, pp. 217-238.

42 Vargas Llosa la puso con todo su dramatismo en boca de Zavalita,


uno de los personajes centrales de la novela Conversaciones en la
Catedral.

43 Ibídem, vol 2. 44 Ibídem, vol 2.


H 31

la sociobotánica y no les espantaba la idea de grado de calor o frío de cada región, sino tam-
que una parte substantiva de lo que seamos bién la carga eléctrica, la cantidad de oxígeno,
derivara de lo que comemos. Tal afirmación la presión atmosférica, la abundancia de ríos
es de Perogrullo, salvo que te pares ahí. Pero y lagos, la disposición de las montañas, las
Unanue no se detuvo. Nada sabían aquellos selvas y los pastos, el grado de población o
criollos de la evolución, pero tenían un los desiertos, los vientos, las lluvias, el trueno,
instrumento que explicaba que la conducta las nieblas, la humedad, etc»46. Ya vemos que
humana estaba íntimamente relacionada con esta noción de clima se pueden explicar
con las características de los vegetales con muchas cosas, pero por si aún tenemos dudas,
los que convivía. Otra bifurcación. Porque escuchamos de nuevo a Unanue las pistas que
hablábamos de individuos alrededor de una nos da sobre cómo afrontar los problemas de
buena mesa y ahora ya tratamos de compor- las pasadas decadencias: «Introducidas en el
tamientos colectivos. Con tales convicciones siglo de las conquistas mil enfermedades ex-
se pueden hacer muchas cosas. Una, por tranjeras con el comercio, el lujo y la mezcla,
ejemplo, es liberar las razas de cualquier vencieron ellas las nobles calidades del clima,
pecado de origen45. No se necesita para nada y no encontrando obstáculos eficaces a sus
meter a Dios en este asunto. Otra, menos progresos, prendieron en los regnícolas como
pía, es impulsar políticas eugenésicas u otros el fuego en el bosque seco»47. Ya vemos que
proyectos de exclusión social. E, igual que la crisis, a diferencia de los expedicionarios,
se lanzó la bomba atómica sobre Hiroshima no la conceptualiza como erosión, sino como
porque nunca se dejó de usar una tecnología contagio. Y así las cosas, la historia del Perú
disponible, también en Perú se predicaron debería escribirse como un «biodrama», una
estas tesis por el bien de todos y se aplicaron «metereohistoria». Los mismos peruanos se
para el beneficio de pocos. transforman en cuerpos sin órganos, con-
La montaña, la sensibilidad y la digestión vertidos, como escribió Michel Tournier, en
eran asuntos decisivos, pero la clave, lo «testigos vivos y nerviosos de los meteoros»,
dijimos, está en el clima. Y como en el siglo resortes sensibles a los flujos de intensidad,
xx con la noción de gen, el clima tuvo que entes modulados por los gradientes hídricos,
hacerse una cosa muy grande y, a continua- aéreos, lumínicos, y, en fin, atmosféricos.
ción, algo demasiado ambiguo. Adoptó la Los peruanos, por fin, son bien venidos. Sin
apariencia de un objeto científico, pero no importar la raza, todos son hijos de la misma
había laboratorio que lo contuviera. O sea montaña y todos dejan de ser organismos y se
que, como cualquier otro híbrido, vulneró la transforman en cuerpos. Cierto, todavía sin
regla de la contención y se convirtió en un órganos, pero la tarea por venir estaba clara:
asunto tan político como científico, es decir cambiar la flora para transformar el Perú.
en un objeto para contrabandear en la frontera Después, vendrán los buenos peruanos.
entre la naturaleza y la cultura. «Por clima
entiendo —decía Caldas—, no solamente el

46 Caldas, «Del influjo del clima», en Chenu, Francisco José de Cal-


das, 1992, p. 301.

45 «El espíritu racional —escribe Unanue— está igualmente distri- 47 Unanue, «Decadencia del Perú», Obras científicas, Vol. 2, 1975,
buido en todas las partes de la tierra», Unanue, Vol.1, 1975, p.73.  p.11.1.
Cuaderno de campo
Paseo entre Barrillos y Ambasagüas
Plano de José Joaquín
Lino (Linum usitatissimum)
Imagen escaneada.

Flor silvestre que también fue un cultivo muy antiguo en la ribera, de él se extraían de forma artesanal fibras textiles y se leboraba aceite de
linaza. El oficio se retomó hacia los años 40 y, aunque las nuevas empresas usaban máquinas muy eficientes, no tuvo continuidad.
Centeno (Secale cereale)
Imagen escaneada.

Cereal, que junto con el trigo, eran los cereales imprescindibles y mejor valorados a principios del siglo xx para hacer el pan.
En la ribera, además, los tallos secos se usaban para hacer escobas.
Orégano (Origanum vulgare)
Imagen escaneada.

Esta hierba se encuentra en el monte y se usa en la comarca, junto con ajo, pimentón y sal, en la preparación de adobos para la conservación de la
carne y los embutidos. También se toma en infusión para aliviar afecciones del sistema respiratorio.
Menta (Menta piperita)
Imagen escaneada.

Desde 1950 y durante 30 años la ribera de Vegas adquirió fama por la cantidad y la calidad que se recolectaba de menta. La comercializaban unas
compañías de Murcia y Sevilla para exportar a Alemania… el «oro verde» lo llamaban...
Caléndula (Caléndula officinalis)
Dibujo de Elo Viejo.

La flor de la maravilla o flor de todos los meses es de origen supuestamente mediterráneo, su amplio cultivo en huertas y patios la ha hecho
asilvestrarse. Entre los muchos usos que se le atribuyen destacan el de calmar la piel sensible y ahuyentar plagas en la huerta.
Genciana (Gentiana lutea)
Dibujos a lápiz de Quique y Charo.

Esta planta crece en Palacios del Sil, de donde son Quique y Charo. La raíz se usa como remedio tónico amargo y es el componente de bebidas como
bitter, vermú, amargo de angostura y suze.
Romero (Rosmarinus officinalis)
Dibujo con ojos cerrados de Natalia Argüello.

Esta hierba ha sido ampliamente utilizada desde la antigüedad tanto en la medicina popular como en la gastronomía, la cosmética y la higiene.
Es, además, una planta melífera, es decir, que las abejas producen miel a partir de sus flores y favorecen la polinización.
Zanahoria
Texto y dibujo a lápiz de Ángela López.

Raíz rica en betacaroteno, pigmentos que el organismo transforma en vitamina A al ser consumido y que contribuyen a mantener una
buena visión y a reparar células dañadas por condiciones ambientales.
Cromatografía de suelo
Muestra de tierra del «invernadero alegría» de Lorenzo Calvo.

La imagen realizada en junio de 2015 muestra manchas blancas parecidas a dientes que son signos de la fertilidad y el buen estado de salud de
ese suelo.
Lúpulo (Humulus lupulus)
Estampa de Monserrat Lamela.

Esta planta silvestre trepa por los bordes de caminos y las presas. Los belgas introdujeron su cultivo en las riberas de Vegas hacia el año 1950 para
la elaboración de la cerveza y muchos labradores iniciaron su cultivo de forma artesanal.
Chopo (Populus sp.)
Estampa de Ana Mary.

Este árbol es de rápido crecimiento y muy apreciado por su madera y por su fácil propagación. Se cultiva desde los años 1950 en las riberas de Vegas
y hubo numerosos aserraderos para cortar la madera al aire libre.
Negrillo (Ulmus minor)
Estampa de María García.

Este gran árbol, de crecimiento rápido y de apreciada madera, como en el resto del mundo fue atacado por la grafiosis, un hongo trasmitido a través
de un escarabajo, y ya no quedan en la ribera.
Nogal (Juglans regia)
Estampa de Ángeles Álvarez.

Este árbol crece silvestre en la ribera y también se cultiva. Sus amplias hojas y nutritivos frutos o nueces se usan para elaborar remedios caseros con
infinitos fines medicinales, desde la caída del cabello a la relajación del sistema nervioso..
Balsamina (Achilea millefolium)
Estampa de Montserrat Lamela.

Esta planta de flores blancas es muy llamativa en los prados y bordes de caminos. Se usa en la ribera para problemas del aparato respiratorio, de la
circulación sanguínea, de la digestión y de la menstruación.
01 02

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Fotografías tomadas mediante cámara de lupa digital (200 aumentos).

01-Amapola. 02-Amapola detalle de la cápsula. 03-Rosa silvestre. 04-Geranio de San Roberto. 05-Lúpulo. 06-Balsamina.
Sesión de poesía Renga «Redes y enjambres»
Jardín de FCAYC, 23 de septiembre de 2016

Autores: José Joaquín Aperribay, Lorenzo Calvo, Arsenio Fernández, Ángeles Álvarez, Rosario García, María García, Mari Paz García, María Milagros
González, Nila Gutiérrez, Ángela López, Julia Zamorano, Tere Díaz, María Luisa Díez, María del Carmen Álvarez, Sergio Díez y Lorena Lozano.
Este libro se terminó de imprimir el 28 de septiembre de 2018,

mientras el proyecto Herbarium continúa su andadura.

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