Radiacion Apartado 4.4 Libro ATECYR
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4 Radiación
4.4.1 Descripción del fenómeno. Magnitudes radiantes
La radiación térmica, uno de los mecanismos básicos de transferencia de energía térmica entre
cuerpos a diferentes temperaturas, se distingue de los mecanismos de conducción y convección en
que no depende de la presencia de materia para su propagación. De hecho la presencia de
materia, en mayor o menor medida y dependiendo de ésta, entorpece la transferencia radiante.
Aún hoy se sigue discutiendo sobre el mecanismo físico de la radiación, y mientras unos defienden
que la energía radiante se transporta por ondas electromagnéticas, otros mantienen la teoría de la
propagación por fotones o cuantos de energía. Independientemente de la explicación física del
fenómeno, se sabe que la radiación viaja a la velocidad de la luz en el vacío (aproximadamente
c=3·108 m/s) y que ésta es el producto de una frecuencia (ν) por una longitud de onda (λ). Esta
característica de las ondas se suele utilizar para clasificar los distintos fenómenos
electromagnéticos que dan lugar a diversos tipos de radiación (rayos gamma, rayos X, rayos
cósmicos, ondas hertzianas, ondas de radio, ondas eléctricas, radiación térmica, etc.) como se ve
en la figura 4.12.
Dentro de los distintos tipos de radiación, aquí sólo consideraremos la radiación térmica que es la
energía radiante emitida por los cuerpos a causa de su excitación térmica (es decir su temperatura
absoluta). Como se aprecia en la figura 4.12 el intervalo de longitudes de onda abarcado por la
radiación térmica se extiende aproximadamente entre 10-1 y 102 μm (de 10-7a10-4 m),
subdividiéndose este intervalo en varias zonas (ultravioleta, visible e infrarrojo). La cantidad y
características de la radiación térmica emitida por los cuerpos dependen de la naturaleza de la
materia que integra dichos cuerpos y de su temperatura absoluta. Aunque esta radiación emitida
por los cuerpos es independiente del entorno que les rodee, cualquier cuerpo está expuesto a la
radiación procedente de la emisión de otros cuerpos y por tanto la cuantificación de la energía
radiante transferida por los cuerpos siempre se plantea como un balance neto entre radiaciones
emitidas (salientes) y radiaciones absorbidas (entrantes).
Las magnitudes radiantes que nos van a permitir cuantificar la radiación térmica tienen una
dependencia espectral (dependencia con la longitud de onda) y direccional (dependencia con la
dirección en el espacio). La distribución espectral, como veremos más tarde, depende sobre todo
de la temperatura. Por ejemplo el Sol, con una temperatura efectiva superficial de 5800 K, emite la
mayor parte de su energía radiante en longitudes de onda inferiores a 3 μm, mientras que la Tierra,
con una temperatura aproximada del orden de 290 K, emite más del 99% de su radiación en
longitudes de onda superiores a 3 μm. Estas diferencias en los intervalos espectrales de emisión y
el diferente comportamiento de los cuerpos ante esas diversas radiaciones explican fenómenos
como el efecto invernadero, en el que un cristal deja pasar la mayor parte de la radiación solar y sin
4.49
embargo no deja pasar la radiación emitida por el interior del invernadero. Respecto a la
dependencia direccional de la radiación, aunque los cuerpos en general emiten de forma distinta
para diferentes direcciones espaciales, es común encontrarse en la práctica con cuerpos o
superficies difusas, que se caracterizan por una emisión uniforme en todas las direcciones. Por
tanto, a la hora de cuantificar las magnitudes radiantes se suelen consideran magnitudes
integradas o promediadas en todo el espacio o semiespacio de emisión.
Estas tres magnitudes en el Sistema Internacional de unidades se expresan en W/(m2·μm) para las
propiedades monocromáticas y en W/m2 para las propiedades totales. La obtención de las
magnitudes totales a partir de las magnitudes monocromáticas se realiza mediante una integración
en todo el espectro de longitudes de onda:
∞ ∞ ∞
E = ∫ E λ ⋅ dλ ∴ G = ∫ G λ ⋅ dλ ∴ J = ∫ J λ ⋅ dλ
0 0 0
Se denomina cuerpo negro, también llamado radiador ideal, a un cuerpo que emite la máxima
cantidad de radiación que puede emitir la materia para cualquier longitud de onda y a cualquier
temperatura. Además, el cuerpo negro absorbe toda la radiación que incide sobre él (no refleja ni
transmite nada). Adicionalmente, el cuerpo negro emite uniformemente en todas las direcciones
espaciales (superficie difusa).
Las leyes de la radiación térmica enuncian el comportamiento en emisión del cuerpo negro:
• Ley de Planck: Cuantifica la potencia emisiva monocromática del cuerpo negro E0λ en función
de la temperatura absoluta (T en K) y de la longitud de onda (λ en μm):
C 1 ⋅ λ −5
E λ = C 2 / λT
0
e −1
donde C1=3.742·108 W·μm4/m2 y C2=14388 μm·K. La figura 4.13 representa en escalas
logarítmicas la potencia emisiva monocromática de un cuerpo negro en función de la longitud
de onda para varias temperaturas. Se observa que para cualquier longitud de onda la emitancia
4.50
crece con
c la temperatura. La
L longitud de onda para
p la cua
al la emitancia alcanz
za un valor
máximoo (λmax) dism
minuye a meedida que se
s eleva la temperatura
t a.
4.51
temperatura absoluta. A modo de ejemplo una superficie a temperatura ambiente (~300K)
emitiría aproximadamente 460W/m2 mientras que otra a 900K (temperatura triple) emitiría
37200 W/m2 (81 veces el valor anterior).
Para cálculos ingenieriles en superficies reales es importante a veces conocer la energía irradiada
en una determinada banda de longitudes de onda dentro del espectro. Si se realiza una integración
parcial de la emitancia monocromática entre cero y una determinada λi y se normaliza dividiéndola
por la integración completa (emitancia total E0= σT4), se tendrá la fracción radiante entre 0 y λi (Fλi):
λi
C
∫ λ (e ) dλ =
1
C 2 / λT λi
5
−1 C1
Fλi = 0
∫ σ (λT ) (e d (λT )
σT 4
0
5 C 2 / λT
−1 )
Se observa que la fracción radiante expresada sólo depende del producto λiT. La tabla 4.15
muestra dicha función con una resolución de 10-6. Para determinar la fracción radiante en una
banda entre las longitudes de onda λ1 y λ2 se obtendría por diferencia entre las fracciones radiantes
obtenidas de la tabla para λ2Ty λ1T:
Fλ1 →λ2 = Fλ2 (λ 2T ) − Fλ1 (λ1T )
Por ejemplo para radiación solar (T=5800K), se puede obtener que la fracción radiante
comprendida en la banda visible del espectro [0.38÷0.76μm] es de aproximadamente el 44.8%
(Fvisible = F0→0.76μm - F0→0.38μm = F(4400μmK) - F(2200μmK) = 0.548830 - 0.100897 = 0.447933)
Los cuerpos reales difieren en su comportamiento radiante del cuerpo negro emitiendo y
absorbiendo menos radiación que éste. En vista de ello todos los cuerpos se caracterizan por una
propiedad radiante denominada emisividad (ε) que se define como el cociente entre la radiación
emitida por dicho cuerpo real (E) y la que emitiría un cuerpo negro (E0) que estuviera a su misma
temperatura. Esta propiedad puede ser monocromática (ελ) o total (ε) en función del tipo de
emitancia relacionada en dicho cociente. Lógicamente ambas emisividades están relacionadas
entre sí:
∞ ∞
∫ Eλ ⋅ dλ ∫ ε λ ⋅ Eλ ⋅ dλ
0
Eλ E
ελ = ∴ ε= = 0
= 0
E λ0 E0 σT 4
σT 4
Si la emisividad de un cuerpo no depende de la longitud de onda entonces ελ=ε y el cuerpo se
denomina gris, simplificándose enormemente los cálculos radiantes. Casi siempre se puede
aproximar el comportamiento de los cuerpos a superficies grises en ciertas bandas (o en la
4.52
totalidad) del espectro de longitudes de onda. En ausencia de información detallada sobre las
emisividades monocromáticas de los cuerpos, la hipótesis de considerar superficies grises es
frecuentemente asumida.
Cuando un cuerpo real recibe radiación, su comportamiento también difiere del comportamiento del
cuerpo negro y por tanto no absorbe la totalidad de la radiación incidente. El cumplimiento de la
primera ley de la Termodinámica nos dice que la radiación incidente sufre tres posibles caminos:
• Absorción: Convirtiéndose parte de la radiación incidente en energía interna del cuerpo.
• Reflexión: Parte de la radiación incidente es devuelta en forma de radiación hacia el mismo
semiespacio desde el que llegó.
• Transmisión: Una fracción de la radiación incidente atraviesa el cuerpo y manteniéndose como
flujo radiante prosigue hacia el semiespacio contrario al de incidencia.
Las fracciones de energía que siguen cada uno de estos caminos respecto a la radiación incidente
representan las propiedades radiantes denominadas respectivamente absortividad (α), reflectividad
(ρ) y transmisividad (τ) las cuales también podrán ser monocromáticas o totales y obviamente
suman la unidad:
(Gλ )abs (Gλ )ref (Gλ )trans ⎫
αλ = ∴ ρλ = ∴τ λ = ⎬ ⇒ α λ + ρλ + τ λ = 1
Gλ Gλ Gλ ⎭
(G )abs (G )ref (G )trans ⎫
α= ∴ρ = ∴τ = ⎬ ⇒ α + ρ +τ = 1
G G G ⎭
La superficies opacas se caracterizarán por una transmisividad nula (τ=0; α+ρ=1) mientras que las
superficies negras por definición tienen absortividad igual a uno (α=1; τ=ρ=0).
Cuando las superficies que intercambian radiación entre sí son difusas, los flujos radiantes
transferidos entre elementos diferenciales de dichas superficies incluyen en su formulación
magnitudes radiantes independientes de la dirección. Por tanto, los flujos radiantes transferidos
entre las superficies completas pueden ser formulados mediante el producto de una magnitud
integrada espacialmente (hemisférica) como es la radiosidad y de un factor puramente geométrico
que se denomina factor de forma. Para una pareja de superficies i y j se define el factor de forma
desde la superficie i hasta la superficie j (Fij) como el cociente entre la radiación que saliendo de i
llega a j (Qi→j) y toda la radiación saliente de i (Ai·Ji). Intercambiando el papel de ambas superficies
se puede demostrar que se cumple la relación de reciprocidad en los factores de forma (Ai·Fij =
Aj·Fji). Una superficie plana o convexa tiene un factor de forma nulo consigo misma (Fii=0), siendo
distinto de cero cuando la superficie es cóncava ya que se “ve” a sí misma. Para recintos cerrados
4.53
formados por n superficies se debe cumplir el balance de energía y por tanto la suma de todos los
factores de forma entre cada superficie i del recinto y todas las superficies j del mismo debe ser la
unidad. A esta propiedad se le llama la regla de la adición (o de la suma):
n
∑F j =1
ij =1 ∴ ∀i = 1,..., n
La definición geométrica del factor de forma es una doble integral de superficie extendida a las
áreas de las mismas:
1 cos θ i ⋅ cos θ j
Fij =
Ai ∫∫
Ai A j π ⋅r2
⋅ dA j ⋅ dAi
donde dAi y dAj son las áreas elementales de ambas superficies, r es la distancia entre ellas, y θi y
θj son los ángulos que forman las normales a dichas áreas y la línea que las une. En la bibliografía
se dispone de soluciones analíticas y de gráficas para las configuraciones de factores de forma
más habituales. A modo de ejemplo se muestran en la figura 4.14 algunas de estas gráficas.
Los factores de forma entre superficies bidimensionales (infinitamente largas en una dirección),
caracterizadas por secciones transversales idénticas en planos perpendiculares a la dirección
infinita, se calculan mediante un procedimiento simple conocido como método de Hottel de los hilos
cruzados y no cruzados. La figura 4.15 muestra la representación en el plano de la sección
transversal de algunas configuraciones de superficies resolubles mediante este método. Como se
ve en la figura el método se basa en enhebrar y tensar hilos desde los puntos extremos de ambas
superficies. La combinación de dos extremos y dos superficies da lugar a poder situar cuatro hilos,
de los cuales dos de ellos se cruzan entre sí en el espacio de visión (hilos cruzados representados
en color rojo) mientras que los otros dos no lo hacen (hilos no cruzados representados en color
azul). El cálculo de los factores de forma se basa en una función de las longitudes de esos cuatro
hilos y de las longitudes de las superficies (S1 ó S2):
4.54
S1 ⋅ F12 = S2 ⋅ F21 = ∑ Longitud Hilos Cruzados − ∑ Longitud Hilos No Cruzados
2
Cuando el espacio de visión entre dos superficies está parcialmente bloqueado y dividido por algún
obstáculo, el factor de forma entre ellas es la suma de tantos factores de forma como espacios de
visión distintos se pudiera considerar entre las dos superficies. A la hora de plantear el método de
Hottel para cada uno de esos factores de forma parciales, es preciso que los hilos que se tracen
afecten sólo a un único espacio de visión. La figura 4.15 incluye uno de estos ejemplos.
Figura 4.15 Algunas geometrías bidimensionales de factores de forma calculables por el método
de Hottel de los hilos cruzados y no cruzados.
El flujo de calor neto radiante que pierde una superficie opaca i por unidad de área (qi) se formula
como la diferencia entre la radiación emitida (saliente) y la radiación absorbida (entrante), o
también como la diferencia entre lo que se ve salir de la superficie (radiosidad) y lo que llega a la
misma (irradiación):
(
qi = ε i ⋅ Ei0 − α i ⋅ Gi = ε i ⋅ Ei0 − Gi )
q i = J i − Gi
Si se elimina Gi de estas dos ecuaciones se obtiene una tercera ecuación para qi que depende sólo
de magnitudes propias de la superficie i:
εi
qi =
1− εi
(Ei0 − J i )
Esta ecuación es indeterminada y por tanto no aplicable a superficies negras ya que en ellas la
radiosidad coincide con la emitancia (Ji=Ei0). Por su parte la ecuación de la radiosidad para
superficies opacas se escribe así:
J i = ε i ⋅ Ei0 + ρ i ⋅ Gi = ε i ⋅ Ei0 + (1 − α i ) ⋅ Gi = ε i ⋅ Ei0 + (1 − ε i ) ⋅ Gi
Para cerrar el problema es preciso formular la dependencia funcional de Gi que dependerá de
magnitudes radiantes similares del resto de superficies que se vean desde i. Para un recinto
cerrado formado por n superficies, la irradiación de una de sus superficies será función de las
radiosidades de todas las superficies del recinto y de los factores de forma con los que se ven
estas desde aquella:
4.55
n
Gi = ∑ Fij ⋅ J j
j =1
La sustitución de la expresión de Gi en la ecuación de la radiosidad Ji y en las ecuaciones del flujo
de calor donde aparezca, da lugar a poder plantear un sistema de n ecuaciones con n incógnitas
(las n radiosidades) que se resolverán previo conocimiento de las condiciones de contorno en cada
superficie (o bien temperatura y por tanto emitancia o bien el propio flujo de calor). Una vez que las
radiosidades han sido resueltas, su sustitución en el resto de ecuaciones permitirá calcular las
variables desconocidas de cada superficie (temperatura o flujo de calor). Es preciso aclarar que
todas las ecuaciones de balance radiante formuladas son válidas tanto con magnitudes
monocromáticas como con magnitudes integradas parcialmente (por bandas) o integradas en todo
el espectro (totales). El planteamiento más o menos detallado de las ecuaciones dependerá de la
mayor o menor variabilidad con la longitud de onda de las propiedades radiantes de las superficies.
Jn
1/Ai Fin
Figura 4.16 Representación gráfica de la analogía eléctrica en radiación
La analogía eléctrica es especialmente útil para formular y resolver de forma sencilla problemas
radiantes en recintos con sólo dos superficies o en aquellos que, teniendo tres superficies o más,
4.56
sólo dos de ellas tienen un flujo de calor neto no nulo. Aquellas superficies con flujo neto radiante
nulo (Ji=Gi) se denominan superficies rerradiantes y se caracterizan porque los potenciales
emitancia y radiosidad coinciden (Ei0=Ji) al no circular ninguna intensidad (Qi=0) a través de su
resistencia superficial. Es preciso aclarar que el concepto de superficie rerradiante no es una
característica de la propia superficie sino del estado de funcionamiento radiante de la misma en
una determinada situación térmica. Cuando en un determinado recinto solamente dos superficies
del mismo tienen flujo neto radiante no nulo, el balance global del recinto implica que los flujos de
calor en ambas son cuantitativamente iguales y de sentido contrario, es decir, una de las
superficies netamente pierde radiación y la otra netamente gana la misma cantidad de radiación. La
resolución del flujo de calor en un recinto de estos será la diferencia entre los potenciales
emitancias de dichas dos superficies dividida por la resistencia eléctrica equivalente entre ambos
potenciales del circuito completo (Req). La figura 4.17 muestra un ejemplo de analogía eléctrica de
un recinto con tres superficies siendo una de ellas rerradiante.
0
E 3
1− ε 3
A3ε 3 E0 − E0
Q3=0 Q1 = −Q2 = 1 2
R eq
J3
E 0 1/A1F13 1/A2F23 E02
1
J1 1/A1F12 J2 1− ε 2
1− ε1
A2ε 2
A1 ε 1
Figura 4.17 Ejemplo de analogía eléctrica con dos superficies activas y una tercera rerradiante.
Cálculo del flujo de calor
Si algún recinto no es cerrado y presenta huecos o aberturas por donde podría entrar o salir
radiación, su análisis radiante se podría asimilar al de un recinto cerrado, en el cual las aberturas
se sustituyen por superficies negras arbitrarias a una temperatura impuesta equivalente a la que se
vería desde el interior del recinto a través del hueco original. Por ejemplo si un recinto abierto se
encuentra en un ambiente inmensamente grande a una temperatura T∞, el análisis del recinto
cerraría el mismo con una superficie negra a T∞. Una vez resuelto el recinto, el flujo de calor
correspondiente a la superficie ficticia negra introducida se interpretaría como el flujo de calor
radiante que intercambiaría el recinto con el exterior a través del hueco.
Pantallas de radiación
Una de las aplicaciones más habituales del comportamiento radiante de los cuerpos es la
reducción del intercambio radiante entre superficies mediante pantallas de radiación. Se trata de
4.57
interponer entre las superficies cuyo intercambio radiante se desea reducir una superficie opaca y
con características radiantes especiales (baja emisividad o alta reflectividad). La figura 4.19
muestra el efecto de intercalar una pantalla de radiación entre dos superficies planas de área A y
sus esquemas eléctricos de resolución del intercambio radiante.
E10 − E 20
Q1− 2 =
sin 1 − ε1 1 1− ε2
+ +
Aε 1 AF12 Aε 2
E10 − E20
Q1−2 =
con
1 − ε1 1 1− ε p 1− ε p 1 1− ε 2
+ + + + +
Aε 1 AF1 p Aε p Aε p AFp 2 Aε 2
Figura 4.19 Efecto de intercalar una pantalla de radiación entre dos superficies en el
esquema eléctrico de resolución del intercambio radiante.
Cuando una superficie de área finita (A1) intercambia radiación con una superficie
mucho mayor que ella (A2>>A1), el comportamiento de esta última es similar al de una
superficie negra y por tanto sus propiedades radiantes reales no tienen relevancia en
el flujo de calor de la superficie finita. El intercambio radiante por tanto se formula
como si ambas superficies fueran negras corrigiendo el mismo con la emisividad de la
superficie finita. A continuación se justifica esto a partir de la analogía eléctrica del
intercambio:
4.58
σ (T14 − T24 ) (
A1 ⋅ σ T14 − T24 )
Q1− 2 = =
1 − ε1 1 1− ε2 1 − ε1 1 A 1− ε2
+ + + + 1⋅
A1ε 1 A1 F12 A2 ε 2 ε1 F12 A2 ε 2
Q1− 2 =
(
A1 ⋅ σ T14 − T24 ) (
= A1 ⋅ ε 1 ⋅ σ T14 − T24 )
1 − ε1 A1 1 − ε 2
+1+ ⋅
ε1 A2 ε 2
14243
→0
Cuando hay más de una superficie de gran área, este resultado se puede generalizar
de manera aproximada involucrando los factores de forma entre la superficie finita y
las no finitas:
Q1 = ∑
n [J 1 ] [
− σT j4
=
σT14 − J 1 ] n
≈∑ 1
[
σT 4 − J 1 ] n
∴ Q1 = ∑ A1 F1 j ε 1 σT14 − σT j4 [ ]
j =2 1 1 − ε1 j =2 1 − ε1 j =2
A1 F1 j A1ε 1 A1ε 1 F1 j
n m
Pk ⋅ Fki
Gi = ∑ Fij ⋅ J j +
j =1
∑
k =1 Ai
1 42 4 3
Efecto de m
fuentes puntuales
Qi = ∑
n [J −Jj
i ] m
− ∑ Pk ⋅ Fki
j =1
1 k =1
1 424 3
Ai ⋅ Fij m intensidad es
entrantes
Trattamiento simplificad
s do por ban
ndas: cortta (solar) y larga (in
nfrarroja)
No siempre
s ess posible fo ormular loss intercamb bios radianntes considerando que las
supeerficies son grises (ess decir que sus propie edades rad diantes no dependen de la
longiitud de onda a). Esa impposibilidad es
e especialm mente frecuuente cuand do el interca
ambio
radia
ante consid derado invo olucra radia aciones em mitidas por cuerpos a muy dife erente
tempperatura. Ejemplos de estas situa aciones son n la transferrencia de ccalor radiannte en
edificcios y en sistemas
s de
e captación n solar. En ambos apa arecen radiaciones so olares
que proceden de una fuente (S Sol) a aproximadamente 5800 0K (radiac ciones
denoominadas de e corta long
gitud de ond da) y radiac
ciones infrarrojas que sson emitida as por
supeerficies a temperatura
t as del ord den de la temperatura ambien ntal (radiacciones
denoominadas de e larga longgitud de onda). Dado que
q los cue erpos involu ucrados en estos
interccambios suuelen tener propiedade es radiantes s muy diferrentes para ambos tipo os de
ación, es imprescindib
radia ble realizarr un balan nce radiante desglosa ando en ambas
banddas del espe ectro. La simplificación
n que supone considerar estas ba andas derivva del
hechho del bajo solapam miento existente entre e dichas bandas pa ara cuerpos de
tempperatura mu uy dispar y por tanto ses supone queq cada su uperficie só
ólo emite en n una
de la
as dos band das (aquella a en la cual se ubica la mayor partte de su em misión radian nte).
c c c c
[
qsuup = εsup ⋅ Fsup ⋅σTsu4up − εsup ⋅ Fcielo c ⋅σTcie4elo + Fsol c ⋅ I sol ]
qsuup = εsup ⋅ Fsup ⋅ σTsu4up − εsup ⋅ [Fcielo l ⋅σTciel
4
lo + Fsol l ⋅ I sol ]
l l l l
Si se e adopta laa simplificación mencionada, se anularán la as fraccion
nes radiantees en
cortaa tanto del cielo
c como de la superficie haciéndose la un nidad sus ccorrespondientes
fraccciones en laarga. Para las fraccion
nes radiante es del Sol se asumiráá lo contrariio, es
decirr la de corta nidad y se anulará la de larga. Tras estas ssuposiciones, los
a será la un
flujoss de calor en
e cada ban nda se escriibirían así:
qsup = −αsup ⋅ Isol
c
l
[
qsup = ε sup ⋅σ Tsup
4
p − Tcielo
4
]
dondde asumien ndo el cum mplimiento de la ley y de Kirch hhoff se h ha cambiad do la
denoominación ded la emisivvidad en co orta de la superficie (εsup|c) por el de absortividad
en coorta o solarr (αsup), pue
es en esa banda
b sólo absorbe y no emite. L La emisivida
ad en
larga
a de la supe erficie (εsup|l) ha pasad
do a denom minarse emiisividad a ssecas (εsup) pues
sólo en esa ban nda emite. Es preciso o recordar que
q en general αsup≠εssup al tratars se de
propiedades en distintas ba andas de loongitudes dee onda.
Linealización de la radiación: coeficiente de transferencia radiante
5
(ΔT) entre las superficies que
4
intercambian (curvas de
3
colores). Por ejemplo para
2
niveles de temperatura
1 ambiental (300K) el error
0 permanece acotado por
0 100 200 300 400 500 600 700 800 900 1000
Tm (K) debajo del 0.5% para ΔT<40K.