8vo A1 Juan S. Arias Abstract N°9

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INFORME ABSTRACT No.

9
Juan Sebastián Arias
TEMA: Economía Sustentable
AUTOR: Alma Angelina Haro Martínez, Ricardo Estévez

1. Economía Sustentable

En términos simples una economía sustentable es un modelo en donde se logre un


desarrollo que integre los objetivos económicos, sociales y medioambientales de la
sociedad, con el fin de maximizar el bienestar humano en el presente sin comprometer la
capacidad de las generaciones futuras de satisfacer sus necesidades.
Las demandas de la población van más allá de cubrir sus necesidades básicas, incluyen la
mejora en niveles de confort y, en algunos sectores, la acumulación de riqueza. Esto,
aunado a la administración inadecuada de los recursos naturales, ha ocasionado la
alteración de prácticamente todos los ecosistemas y la consecuente afectación del bienestar
del ser humano. Alrededor de esta aspiración o principio ético se han construido desarrollos
teóricos que retoman algunos postulados básicos de la ciencia económica. La
sustentabilidad es abordada, fundamentalmente, a través de dos enfoques: la economía
ambiental, basada en el pensamiento económico neoclásico; y la economía ecológica, que
constituye una perspectiva ecléctica al retomar premisas de distintas ciencias como la
economía, biología, ecología y sociología.

El primer enfoque se distingue por su propuesta basada en la existencia de derechos de


propiedad y en la necesidad de asignar precios a todos los bienes y servicios, incluyendo a
la naturaleza y los derivados de ésta, en tanto que el enfoque heterodoxo (economía
ecológica) cuestiona la conmensurabilidad a ultranza.

El objetivo de este artículo es analizar, a partir de la revisión de los principios del desarrollo
sustentable y de las teorías económicas asociadas, la factibilidad de asignar valores a los
bienes y servicios de los ecosistemas y con ello aportar elementos para la discusión acerca
de la controversia existente entre las diversas disciplinas involucradas en la
conmensurabilidad de la naturaleza.
Mientras que la economía ambiental construye la valoración únicamente sobre los objetos
que proporcionan bienestar a la sociedad o le son útiles, la economía ecológica extiende el
análisis al resto de objetos económicos que no pueden traducirse a unidades monetarias y
complementa la valoración con la medición física de los recursos en los casos donde los
valores monetarios no resultan válidos.
Según autores que se adscriben al paradigma de la economía ecológica, como Naredo
(2001) y Martínez-Alier y Roca-Jusmet (2001), la economía ambiental incorpora la
transformación del entorno natural como un problema de asignación de recursos escasos y
fomenta su monetarización. Esto contrasta con el postulado de la segunda ley de la
termodinámica que plantea que toda transformación material es irreversible y da lugar a la
generación de desechos físicos y energía disipada.
Además, consideran que la valoración monetaria de las externalidades es aplicable
solamente en el caso de fenómenos reversibles (como la contaminación del agua, que se
puede limpiar), pero en el caso de los irreversibles (como la extracción y agotamiento de
un recurso) o donde se involucró un procesamiento o disipación de energía, no procede la
asignación de valor.
Otras críticas desde la economía ecológica señalan que el enfoque de la economía
ambiental asume que la naturaleza está constituida únicamente por el capital natural, con
lo que deja de lado las funciones complejas surgidas de la interrelación de ese capital con
flujos de energía a los cuales no puede asignárseles valor. Una crítica central es que, aun
cuando sean muy altos los valores monetarios asignados, ello no evita el deterioro.
Por otro lado, en lo que tal vez constituye la mayor diferencia entre ambos enfoques, está
la medición de la escala a la hora de asignar valores, ya que mediante ésta se concede
importancia a la capacidad de asimilación y regeneración del sistema evaluado. La
propuesta de la economía ecológica es tomar como referencia una escala sustentable, es
decir, que no erosiona la capacidad de carga ambiental con el paso del tiempo.
La economía ambiental ha considerado la incorporación del entorno natural como un
problema de asignación de recursos, sin embargo, no contempla las leyes físico-químicas
de la naturaleza. Como se ha señalado, la segunda ley de la termodinámica establece la
degradación irreversible de la materia y energía que da lugar a desechos físicos y energía
disipada, esto implica que en definitiva no se trata sólo de un problema de equidad, sino de
degradación y pérdida de recursos energéticos. En este marco, la generación de residuos
deberá ser menor a la capacidad de asimilación de los ecosistemas y la extracción menor a
su rendimiento sostenible o renovable, lo cual difícilmente ocurre en la actualidad.
(Martínez, 2013)
Por otra parte, la economía ambiental implica cambios inducidos al intentar incorporar los
aspectos ambientales en la toma de decisiones, lo que significa una estrategia de arriba
hacia abajo, mientras que la economía ecológica conlleva modificaciones que vienen desde
la sociedad, lo que supone una estrategia de abajo hacia arriba (Tetreault, 2008).
De acuerdo con el paradigma de la economía ecológica, la tecnología debe armonizarse
con el desarrollo sostenible y, de hecho, los avances en ese campo son necesarios para la
generación de tecnologías limpias orientadas a aumentar la productividad de los recursos;
es decir, generar mayor volumen por unidad de recurso, así como incursionar en el diseño
de productos y de procesos que faciliten el reciclaje (Daly, 1996).
En contraste, la economía ambiental considera que el uso de recursos no tiene que ser
limitado, ya que una vez que éstos se vuelvan escasos se dará lugar a innovaciones
tecnológicas orientadas a satisfacer las necesidades humanas (Illge y Schwarze, 2009), Es
así como este enfoque asume una perfecta sustituibilidad entre el capital natural y el
producido, y precisa de un crecimiento sustentable que considera la no disminución del
consumo per cápita a través del uso óptimo de los recursos y la tecnología.
Una de las diferencias más marcadas entre los dos enfoques tiene que ver con la
territorialidad. En el caso de la economía ecológica los datos que se obtengan para la
asignación de valores deben estar vinculados con un territorio de referencia, de ahí que sea
indispensable el uso de herramientas cartográficas tales como los sistemas de información
geográfica, mientras que en el enfoque convencional, centrado en la racionalidad, se
concibe un mundo sin dimensiones que evoluciona al margen de las referencias territoriales
concretas y considera las cifras como los instrumentos de trabajo más adecuados (Naredo,
1996).
2. Economía Verde

El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) define la


economía verde como aquella que da lugar al mejoramiento del bienestar humano e
igualdad social, mientras que se reducen significativamente los riesgos medioambientales
y los escases ecológica.

Por lo tanto, el concepto reconoce la inseparabilidad de las 3 vertientes de la sostenibilidad


(la social, la económica y la ambiental) con el objeto de promover las situaciones en las
que se beneficien los 3 aspectos y, cuando las soluciones intermedias son inevitables,
apoyar las decisiones sensatas con la información y datos adecuados.

En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible de 2012, que


comúnmente se conoce como la Conferencia Río+20, se adoptó el enfoque de la economía
verde como una herramienta importante para el desarrollo sostenible y la erradicación de
la pobreza. Dados los cambios mundiales que enfrentan los países, este enfoque representa
una oportunidad para que apliquen los tres pilares del desarrollo sostenible.

La economía verde responde a las crisis mundiales económicas, sociales y financieras


mediante la redistribución del capital natural, social y financiero a los fines de generar
beneficios para el desarrollo económico, la equidad social y la protección del medio
ambiente. Refleja un cambio de paradigma hacia un enfoque holístico donde se valore la
naturaleza y el medio ambiente, el bienestar humano y el desarrollo económico.

La economía verde aplica 3 medidas generales para el progreso:

1. Mide el grado de transformación económica en relación con la inversión y el


crecimiento en los sectores verdes.
2. Representa el impacto del desarrollo en función de la extracción y el agotamiento de los
recursos.
3. La economía verde mide el bienestar de la sociedad según el acceso de la población a
los recursos básicos, la educación, la salud y la seguridad social.
Según el Informe sobre la economía verde de 2011 del PNUMA, se calcula que si se
destinara hasta un 2 % del PIB mundial hasta 2050 a la transformación verde de la
economía mundial, se generaría la misma cantidad de empleo y crecimiento que
la economía marrón y superaría a esta última en el mediano y largo plazo, además de
producir beneficios sociales y ambientales importantes. (Estévez, 2016)

3. Economía Circular

La actividad económica de una economía circular contribuye para la salud general del
sistema. El concepto reconoce lo importante que es el funcionamiento de la economía en
cualquier nivel - grandes y pequeños negocios, organizaciones e individuos, globalmente
y localmente.
La transición hacia una economía circular no se limita a ajustes que reducen los impactos
negativos de la economía circular, sino que representa un cambio sistémico. Ella construye
resiliencia a largo plazo, genera oportunidades económicas y de negocios, proporciona
beneficios ambientales y sociales.
El modelo hace una distinción entre ciclos técnicos y biológicos. El consumo ocurre
solamente en los ciclos biológicos, donde alimentos y otros materiales de base biológica
(por ejemplo, algodón y madera) son diseñados para regresar al sistema mediante procesos
de compostaje y digestión anaerobia. Los ciclos regeneran sistemas vivos, como el suelo,
que ofrecen recursos renovables para la economía.
Ciclos técnicos recuperan y restauran productos componentes y materiales mediante
estrategias de reutilización, reparación, remanufacturado o (en última instancia) reciclaje.
La economía circular es una estrategia que tiene por objetivo reducir tanto la entrada de los
materiales vírgenes como la producción de desechos, cerrando los «bucles» o flujos
económicos y ecológicos de los recursos.1 El análisis de los flujos físicos de recursos
proviene de la escuela de pensamiento de la ecología industrial en la cual los flujos
materiales son de dos tipos, nutrientes biológicos, diseñados para reintroducirse en la
biosfera sin incidentes técnicos, nutrientes los cuales están diseñados para circular con alta
calidad en el sistema de producción pero no vuelven a la biosfera.
El modelo de economía circular sintetiza varias escuelas de pensamiento, incluso la
economía del rendimiento de Walter Stahel; la filosofía del diseño Cradle to Cradle de
William McDonough y Michael Braungart; la idea de biomimética presentada por Janine
Benyus; la ecología industrial de Reid Lifset y Thomas Graedel; el capitalismo natural de
Amory y Hunter Lovins y Paul Hawkens; e el abordaje blue economy, como el descrito
por Gunter Pauli. (Ellen Macarthur Foundation, 2015)

4. Sistema nacional de cuentas

Es un sistema que registra sistemáticamente las transacciones económicas realizadas por


los diferentes agentes en un período determinado.
Las cuentas nacionales tienen por objetivos:
1. Presentar en forma completa la actividad económica del país, los sectores
productivos, los agentes económicos - financieros, etc;
2. Fortalecer y ampliar la investigación en el campo social;
3. Conocer, a través de las investigaciones, la estructura económica y social del país;
4. Servir de base para la programación económica de largo, mediano y corto plazo.

Los indicadores derivados de las cuentas nacionales son los siguientes:

1. Crecimiento de la economía
2. Relación Deuda / PIB
3. IVA / PIB
4. Sectores más dinámicos
5. Situación del sector externo

5. Conclusiones

a) Una economía sustentable es un modelo en donde se logre un desarrollo que integre


los objetivos económicos, sociales y medioambientales de la sociedad, con el fin de
maximizar el bienestar humano en el presente sin comprometer la capacidad de las
generaciones futuras.
b) Economía verde es aquella que da lugar al mejoramiento del bienestar humano e
igualdad social, mientras que se reducen significativamente los riesgos
medioambientales y los escases ecológica.
c) La economía circular contribuye para la salud general del sistema. El concepto
reconoce lo importante que es el funcionamiento de la economía en cualquier nivel
grandes y pequeños negocios, organizaciones e individuos, globalmente y
localmente.
d) Las cuentas nacionales tienen como objetivo principal presentar de manera
resumida y coherente, los flujos de producción, consumo y acumulación que se dan
en un país, durante un determinado período de tiempo.

6. Recomendaciones

a) El desarrollo sustentable, más que una ciencia o técnica, es un principio ético-


filosófico-normativo que pretende perpetuar la vida humana, de ahí que en sí mismo
este paradigma no incorpore las condiciones para hacerse operativo por lo que
requiere apoyarse en diversas disciplinas como la economía, de la que se
desprenden básicamente dos enfoques: la economía ambiental y la economía
ecológica.
b) La transición hacia una economía verde puede generar más oportunidades
comerciales, por ejemplo, al abrir nuevos mercados de exportación para los bienes
y servicios ambientales y al reverdecer las cadenas de valor mundiales.
c) La economía circular es una alternativa atractiva que busca redefinir qué es el
crecimiento, con énfasis en los beneficios para toda la sociedad. Esto implica
disociar la actividad económica del consumo de recursos finitos y eliminar los
residuos del sistema desde el diseño.
d) El SCN constituye un conjunto integrado y lógicamente coherente de cuentas,
cuadros y balances macroeconómicos, por lo cual es importante su utilización y
correcta medición ya que también constituye el “marco central” del conjunto de
recomendaciones relativas a la elaboración de mediciones de la actividad
económica.
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