El Uruguay de Terra. 1931-1938 Raul Jacob 1983
El Uruguay de Terra. 1931-1938 Raul Jacob 1983
El Uruguay de Terra. 1931-1938 Raul Jacob 1983
Raúl Jacob
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PRIMERA PARTE: 1931-1911
INTRODUCCION
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combustibles. La balanza de pagos, en cambio, era desconocida, aunque se
ln1l1tla en que acusaba, desde años atrás, voluminosos déficit.
En abril de 1929 el signo monetario uruguayo comenzó a bajar. Nada
ni nadie lo pudo impedir y así, cayendo, es como lo va a encontrar la crisis
originada en los centros.
la política monetaria no había sido la más conveniente para el sector
exportador. Más del ochenta por ciento de lo que se vendía al exterior
era proporcionado por la ganadería. El frigorifico extranjero había triun-
fado como sistema industrializador cárnico, de-splazando al centenario
u)adero, mayoritariamente en manos nacionales. Cambió la estructura de
las exportaciones uruguayas y también el destino de las reses.
lo m~derno requirió un tipo de vacuno superior. Vino la guerra y con
ella vinieron los buenos precios que estimularon a los ganaderos a mejorar
los rodeos, e incluso, a endeudarse.
Pero las guerras terminan y esta paz, la de Versalles, no trajo felicidad
para todos. Los precios se deprimieron pocos años después, para no recu-
perarse en toda la década. La lana pudo sacar de a,puros a los produc-
tor~, pero sólo hasta 1924. Después, su cotización también flaqueó.
Para la ganadería uruguaya, la crisis vendría a sobreponerse a otra
crisis. Mientras tanto, Montevideo estaba más linda que nunca. La aldea
dejó de ser aldea y se tragó parte de las ganancias del agro.
Los agoreros decían que Uruguay tenía uno de los costos de vida más
altos de América. Sin embargo, parece que las fuentes laborales no alcan-
zaban para todos, para los que la estancia seguía despidiendo y para los
que venían a hacerse la América. Resignarse era aceptar ser un "país de
paso".
El Estado incentivó las obras públicas acudiendo a la financiación
internacional. El interior respiró, y cambiaron paisaje y condiciones de vida.
Era también una manera de solucionar la escasez de trabajo. Pero no
la única. Se podía desarrollar la agricultura, y también, fomentar la
industria.
La agricultura era débil, pero sobre todo, era conflictual. En 1928 los
agricultores de San José debieron bajar a Montevideo para pedir soluciones
para la cosecha de maiz. Se la podía estimular, pero la realidad mostraba
sinuosidades filosas: hadan falta tierras y ésta,s tenían dueños. El dilema
quedaba planteado, aunque no siempre plantear los problemas es resol-
verlos. P~ra la industria, el círculo se cerraba: la población del país no
podía proporcionar un gran mer~ado de consumo. El modelo demográfico
estaba ahí y cuestionaba sus posibilidades. Habla que protegerla de la
lucha desigual con la manufactura de países industrializados, con alta
tecnología y millones· de habitantes. Algo se había hecho pero distaba de
ser suficiente. Limitar las importaciones conllevaba riesgos: era someter a
10
las exportaciones a la posibilidad de represalias; era aumentar los impues-
tos que siempre terminan encareciendo el consumo y castigando a los
menos favorecidos.
Convencer de la necesidad de invertir en establecimientos industrialeJ
no era sencillo. La sociedad uruguaya era temerosa y desconfiada. Los
capitales emigraban, se enterraban en casas y tierras, o preferían apostar
a la cotización de diversos títulos que proportionaban dinero contante y
sonante.
En lo político, se vivía las alternatívas del reformismo batllista que, a
semejanza de la socialdemocracia europea, buscaba convertir al capitalismo
en un sistema próspero para todos sus integrantes, abogando por el
colaboracionismo social con la finalidad de evitar cataclismos. A pesar de
que sus fines no eran revolucionarios sino evolutivos, había generado una
poderosa reacción conservadora.
24 de octubre de 1929. Para muchos marcó el inicio de sus angustias,
para otros, el fin de los "años locos". El futuro estaba naciendo: caída de
la libra, crisis del imperio británico, depresión en Estados Unidos, el New
DeaJ de Roosevelt, la pronta ascensión de Hitler al poder.
¿ Y aquí? Bueno, aqul, aunque muchos lo ignoraban y otros tantos no
fueran conscientes, se vivía en un tembladera! y habla llegado la hora de
pagar los platos rotos. Algo que tarde o temprano, siempre sucede.
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Capítulo 1
HACIA EL GOLPE
1) EL MUNDO Y NOSOTROS
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Estados Unidos y Gran Bretaña competirían por abastecemos. las
vicisitudes de la lucha entre las dos potencias se reflejarlan en Uruguay.
Sus intereses pesaban en el sutil juego de la diplomacia, y a veces en
nuestra propia política internacional (1)_
En 1928 nos visitaría el Presidente de Estados Unidos, Herbert Hoover.
Al año siguiente el británim Lord D'Abernon nos aconsejaría: "La indepen-
dencia comercial no es má& que una frase. Puede concebirse la posibilidad
de su éxito en comunidades homogéneas como lo son los Estados Unidos
de Norteamérica o en una vasta asociación pofmcs como lo es el Imperio
Británico, pero para una canunidsd menor la idea es irrealizable" CZ).
Ganaderos y exportadores se asustarían. Lws A. de Herrera diria:
"nosotros no podemos desoír estas opiniones que emanan del trabajador
económico enviado por Inglaterra al RÍO de Is Plata y, por lo tanto del
principal comprador de nuesr,as carnes" CJ>.
La mislon de Lord D'Abernon era estudiar la intensificación del com~-
c:io con Gran Breta"a: a pesar de que ellos eran nuestros mejores clienti!S
en carnes, Estados Unidos era individualmente el principal suministrador
de productos importados.
En 1930 Estados Unidos adoptarla, en defensa de su producción
interna, un arancel proteccionista (Hswley Smoot Act). la Federación Rural,
el Comité Nacional de Vigilancia Económica, la Cám.ra Mercantil d\!
Productos del País, aconsejarían en represalia disminuir las importaciones
de automóviles, cancelar los créditos para adquirirlos y asl también aftctar
la compra de combustibles. El gremialista rural Miguel Carriquiry dirfa que
hay que ''volver p ues, los ojos a Europa, de la que hemos sido apartados
por las exigencias de la Gran Gueffa" (4).
Ese mismo ar.o el Parlamento discutirla la contratación de un nuevo
empréstito en Estados Unidos. Se sintieron voces que criticaron la intensifi-
cadón de nuestra dependencia financiera con respecto a ese pa,s.
~I diputa4o Batlle Pacheco dijo: "se teme mucho al imperisllsmo nor-
teamericano por las cuestiones de Nicaragua, Puerto Rico y Cuba, y esto
seria absolutamente despreciable frente al imperialismo inglés que domina
más de treinta millones de quilómetros cuadrados de colonias" t5>.
En 1931 el Príncipe de Gales visitaría el pais, fascinando a la atta
sociedad. Al año siguiente, en 1932, Gran Bretafla adoptarla en Ottawa
una política de restricción a las importaciones de carnes del Río de la
Píata, protegiendo a la producción de sus propios dominios.
Los ganaderos habían dicho: hay que comprar a quien nos compre.
Esa política fue la que se impuso y terminó favoreciendo a Gran Bretaña.
J) DE LA ELECCION DE TERRA AL 31 DE MARZO
En 1926, por pocos votos, casi accede a la Presidencia del país el líder
n•clonalista, Luis Alberto de Herrera. Se señaló, como principal causa de
su derrota, que el "Radicalismo Blanco" de Lorenzo Carnelli votó fuera
del lema.
El Presjdente electo, Juan Campisteguy, contó con el apoyo de sectore5
conservadores del coloradismo.
La diferencia apenas había llegado a 1.526 sufragios, sobre los que
pesaban reclamaciones y protestas de ambos partidos. El Senado, con
mayoría blanca, debía decidir sobre ellas y sobre el resultado final de la
elección. El Presidente, José Serrato, dejó claro que abandonaría el cargo
°
el 1 de marzo de 1927. Rumores de levantamientos armados ensombre-
cieron el panorama. Serrato acuarteló tropas en el campo de maniobras
de Los Cerrillos <6 >. Finalmente fue proclamado Juan Campisteguy, quien
desempeñó la alta magistratura entre 1927 y 1931. Según la Constitución
de 1917, a él le correspondería velar por la paz interior, mantener la
seguridad de las fronteras, llevar adelante la política exterior del país. Las
demás funciones, entre ellas la política económica y financiera, quedaban
en manos del otro sector del Poder Ejecutivo, el coleg~ado Consejo Nacio-
nal de Administración.
Los guarismos electorales obligarían a la búsqueda de entendimientos
entre las dos colectividades tradicionales, y también a una política de
pactos internos en el Partido Colorado.
El problema político era uno de los tantos que tenía el país. Por lo
pronto, hacia 1929 se podían percibir síntomas de crisis en las colectivi-
dades tradicionales. El Partido Nacional hab,a sido dividido por las propues-
tas de cambios económicos y sociales del batllismo. Al "Radicalismo Blan-
co" de Carnelli se le agregaría la "Democracia Social" d~ Quijano. Pero
muchos otros, a pesar de sus discrepancias con el adversario, mostrarían
una especial sensibilidad ante algunos problemas sociales y económicos:
Andreoli, Otamendi, Lorenzo y Deal, González Vidart, Albo, entre otros.
Años después, Ricardo Paseyro reconocería que la Constitución de
1917 y el espíritu liberal habían comenzado a empujar "hacia las ideas de
izquierda a los partidos y a los hombres mas prestigiosos de la Repu•
blica" C7)_
La creación, en 1928, del "Frigorífico Nacional" como cooperativa de
productores con sólo participación estatal, y no como ente estatal, o la
aprobación de la ley que extendió las jubilaciones a tas sociedades anóni-
mas eximiendo de su cumplimiento a algunas de ellas, mostraron que los
conservadores de ambos partidos también pesaban en la escena. Y junto a
ellos. el capital extranjero que se sentía hostilizado por la política estatista.
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Ambos buscarían impedir, o en el mejor de los casos neutralizar, tode
propuesta reformista, viniera de donde viniera.
A pesar de ello, las dificultades económicas del país alentaban la
presentación de proyectos para resolver problemas pendientes e impulsar
el modelo de desarrollo batllista.
Cuando se desencadenó la crisis mundial, por lo pronto, ya había
Importantes iniciativas a estudio, y la misma crisis estimuló la presentación
de otras.
Si bien no se puede habtar de un plan coherente, ya que fueron
dadas a conocer en forma sucesiva y muchas ni siquiera inicialmente
fueron creación del batllismo, -a pesar de que este sector intentó adap-
tarlas a su programa haciendo propuestas sustitutivas-, sí se puede
afirmar que intentaron dar respue5ta a la compleja probtemática que
planteaba el momento.
Por lo pronto, la aprobación 'de la ley de Vialidad e Hidrografla de
1928 implicó "un verdadero plan de puertos y servicios hidrográficos",
-del que nacerían los puertos de honnigón de Salto, Paysandú y Fray
Bentos-, además de "el punto de salida de la progresiva instalación viaria
carretera en nuestro país" t8).
Se estimuló, además, la construcción a cargo del Estado de casi
quinientos quilómetros de vfas férreas, entre las cuales debe destacarse
por su importancia la línea de entrada a la capital del país, que las
independizaría de las líneas del Central. Esta empresa dio su opinión:
"Las líneas del Estado deben ser un complemento de las lineas p1trticu-
lares" <9>.
Es que todo este plan de comunicaciones, al fomentar el transporte
fluvial y automotor, hería los intereses de los ferrocarriles británicos e
incluso hasta el mismo liderazgo económico de Gran Bretaña: el principal
proveedor de automóviles y nafta era Estados Unidos, país que prestaba el
dinero para desarrollar las obras.
En lo interno, la ley cumplía la doble finalidad de dinamizar el
l"flercado nacional y crear trabajo para la población.
El proyecto de extender las jubilaciones a todas las actividades tam-
bién coadyuvaría, por renovación de plazas laborales, en el acrecenta-
miento del nivel ocupacional.
Para dotar de mayor poder adquisitivo a la población, se resucitó una
vieja Iniciativa de Emilio Frugoni de aprobar para et comercio y la industria
el salatio mlnimo, que se fijó en esta oportunidad en setenta pesos, suma
que casi llegaba a duplicar el promedio de retribuciones vigentes.
En mayo de 1929, el batllista Edmundo Castillo sometió a estudio del
Consejo •Nacional de Administración un proyecto económico para salir de
la emergencia, que en muchos aspectos constituye un antecedente de las
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ley9I proteccionistas que se adoptarfan en 1931: elevación en un 50% de
IOI derachos aduaneros que gravaban los artículos procedentes del exterior
(1 eaccepclón de materias primas industriales, artículos de primera necesidad
y portland); emisión de un empréstito para conceder primas • la agricul-
.t ur• y • la industria nacional y a la de exportación (tasajo y carnes
conservadas).
En octubre de 1929, el Presidente Campisteguy habla vetado otro
proyecto de Castillo, aprobado por el ejecutivo colegiado, por el que el
Estado erigiría una refinerfa de petróleo para abastecer parte de las
necesidades del país y evitar así la constante evasión de divisas por
adquisición de combustibles industrializados en el e><terior.
También fue planteado el problema de la tenencia de la tierra. El
sosista Enrique Rodríguez Fabregat r> fue partidario de que el Estado
rescatase las tierras fiscales en manos de particulares; y el batllista Justino
Zavala Muniz, de que adquiriese la mayor cantidad posible de ellas hasta
transformarse en el más grande propietario del país, para así corregir las
injusticias sociales, entregándolas en arrendamiento por veinte o treinta
•"os a los interesados en trabajarlas <10).
El fomento a la agricultura fue contemplado entre otros, por el
proyecto presentado por los nadonaJistas Arturo González Vidart y Manuel
Albo, por el que se crearía un "~nstituto Nacional de Colonizadón" (1929).
Estas soluciones.; por discutibles que puedan ser, implicaban, por lo
pronto, una propuesta de cambio que sería resistido por los directamente
afectados y por los sectOl'es más conservadores. ·
El propio Presidente Campisteguy, en su mensaje a la Asamblea
General, de marzo de 1930, reflexionaba sobre las leyes sociales: ''entiendo,
a la vez, que en esta mater,a, en nuestro país se marcha a un ritmo
demasiado acelerado".
Los campos se iban polarizando y ello se reflejaría en los .grupos de
presión. Ya a fines de 1915 había nac.ido la Federación Rural con la
intención de participar activamente en la lucha contra las propuestas
batllistas, y no era casual que entre sus impulsores se encontraran tos
doctores Luis A. de Herrera y Pedro Manini Rlos. Los conservadores
tendían a agruparse en la defensa de sus intereses v forjarian temprana-
mente, en 1916, su primera gran victoria, al derrotar electoralmente al
batllismo. A partir de ahf se fue desarrollando una verdadera praxis para
acceder a cargos daves y frenar, desde las alturas o el llano, todo aquello
que rotularon como "avancismo", o "inquietismo".
(•) Grupo escindido del batUilmo que reconOCla como líder a Julio Maria Sosa. Otros sectores
dis;dentes que se alejaron de, biitllitn,o fueron el "riverismo" dirigido por Pedro Manini Ríos, y el
"vierismo" nucleado alrededor de la figura del ex-Presidente Feliciano Viera
16
En el primer trimest.re de 1929 la Federación Rural se d•spuso a
cerrarle et p·aso al u reformismo". convocando a un congreso a todas las
fuerzas vivas del país. E:I mismo sa efectuó en setiembr• en Montevideo
con l,ogros tangibles: el nombramiento dt un comrté permanente que
agruparla a representantes de diversas entidades ,empres.a.rtates.
Por ta tanto se .a nticipó a los efectos de la c:rtsis mundial Había
nacido e,J ''Comité Nacional de Vigilanc:ia Económica.,, que según declaró
Manini Rios, fue fruto de un congr,eso anter,i or de la "Federación Ruralu
en el que se habia proclamado "la necesidad de dar un alto en ciertas
exsgerackmes demagógicaa en pofttica económica ,Y social" uo.
A .p esar de que constituyó una clara respuesta at ,ntento de impul'Sa·r
trasce•n dentes iniciativas por parte del batllismo. de a.lgunos nacaonaUsta,s.,
de socialistas y comunistas, no se puede ignorar que fue un paso adelante
en el proceso de unidad conservadora, del que existian al·gun05 intentos
anteriores.
Por lo pronto, la entidad también aglutinó a diversas gremiale-s de
comerciantes, intentó representar a los industriales, y logró efectivizar
verdaderos "paros patronales" con cierre de empresas en señal de protesta
pbr la política seguida,. o perseguida. Su connotadón política era dara, ya
que herreristu, riverista5 y otrai fuerzas la apoyaban. De ahi que no
sorprende que planteara la necesidad de ir hacia la refo,r ma constitudonal.
y centrara su ,eritrea en el estat,smo1 el crecimiento del gasto público. et
burocratismo. y la frecuencia de l:os actos electorales.
Se con.strtuyó en un ineludible centro de poder que trabajó activ•
mente por desestabilizar la insti,tudonaUdad. a medida que la crisis y sus
peligrosas secuetas mostraron en los at\os 1931 y 1932 que todos los
sectores buscaban lo mismo: que otros fueran tos. que la pagasen.
También .a partir de 19.29 se constituyeron los "Vanguardi,as de la
Patria'', grupos de civiles que recibian instrucción milita,, , y que desfilaron
con uniforme1 y armas. en la capital y el interior del pais. Eli Ministro de
Guerra. Gener,al Dubra, manifestó que nudeaban cuatrocientos integ,rante,
pero que su "anhelo patriótico sena que pudieran desfilar el dia def Cente-
nario Nacional veinte mil ciudadanos en k:,s Vanguardías de la Patria" (11.).
El Coronel UUses Monegal había explidtado sus Ideas.: "Los voluntarioa
de la patria no se agrupan ni se adiestran para agredir a nadie: son eluda•
rJanos que, hermanados por un mismo Ideal con .eJ •ejercito, harán respetar
mañana con brazo fuerte nuestra soberanía, la Constitución y las lc,ye.s (. .. )
que un mal entendído y peligroso ava:nclsmo pretende desconoce,·· <1J).
Sus actividades fueron. denunciadas en el Parlamento y originaron la
,í nterpefación al Ministro por ta Cámara de Representantes, ocasión en• que
el batllista Zavala Muniz hizo conocer que habfan intentado alterar 1.1'1
acto de su sector político 0 4)_ Pocm días despuéi de asumir Terra. en
17
marzo de 1931, procec;:iió a disolver el cuerpo de voluntarios, manifestando
que •·,e,ia loable cualquier iniciativa que tendiera a la creación de los
vanguarrliaa del arado'' 0 5).
1929 también trajo novedades al campo sindical: se fundó la C.G.T.,
ºConfederadón General del Trabajo" , de inspiración comunista 0 6>. En ese
entonces ya existían dos centrales obreras, la F.O.R.U., "Federación Obrera
"egional Uruguaya" y la U.S.U., "Unión Sindical Uruguaya", ambas anar-
quistas. Los obreros, a pesar de fas circunstancias que debieron vivir
durante la crisis, no lograron unirse. Frugoni, poco después del golpe,
habiendo reconocido que la organización sindical carecía de "unidad y
potencia" haría un severo --pero definitori~ juicio: "Las tres se comba-
ten denodadamente" (11).
a) La elección de 1930
Escribió Luis Batlle e.erres: "Corrían los días y a medida que se acercaba
el t6•rmino del mandato del Presidente riverista Dr. Campisteguy, más se
intensificaban los maríscaleos sobre un posible golpe de estado" (1s>.
A pesar de ello las elecciO™i?S se efectuaron. El batllismo, cuyos
integrantes estaban unidos por el co_mpromiso de aplicar el programa que
se había elaborado en vida de Batlle, no mostró un frente coh~rente y
monolítico. Por lo contrario, al igual que antes <19>, se podían percibir
diversas "alas": a la derecha estaba el Dr. Gabriel Terra, a la izquierda y
uotoriamente influido por la revolución soviética el grupo del Dr. Julio
César Grauert; un núcleo algo amorfo de "jóvenes turcos" -entre los que
sobresalía Luis Batlle Berres- junto a algunos ya no tan jóvenes, mostra-
ban una tendencia de centroizquierda; mientras que otros se inclinaban
por iOluciones de centroderecha.
La muerte de Batlle agudizaba los problemas. Como suele suceder con
las grandes personalidades, no había alentado un sucesor. Optó por el
camino de distribuir tareas y colegializar a sus discípulos. El batllismo se
presentaría dividido a las elecciones. ''El Día" apoyaría la candidatura del
colorado neutral Dr. Federico Fleurquin, profesional y hombre de empresa.
Otros la del Dr. Gabriel Terra. Siempre se dijo que quien había gestado su
candidatura fue el Dr. Francisco Ghigliani. Ese mismo año Frugoni se había
referido en el Parlamento ijl ''derechismo del doctor Gab;iel Terra" Uo>.
Los sectores má$ "avancistas" --0bligados como todos los colorados a
votar dentro del lema para no perdtr frente al Partido Nacional- deberlan
acatar y resignarse a apoyarlo. Aunque lo más singular fue el pacto que
se hizo con el conservador Dr. Pedro Manini Ríos, el llamc1do "handicap'':
para lograr el voto del riverismo dentro del lema Partido Colorado., si obte-
18
,nia er l 7,5% de los votos colorados, Manini Ríos seria reconod do como
Presidente ,p or el batmsrno.
Este acuerdo electoral, de dos tendencias c:oJoradas completamente,
,antagónícas, fue tUdado de inmoral 1por et Partido Nacionat y acerbamente
criticado por Herrera. Era desvtrtuar ta vo:l untad del elector batllist a en
aras de la permanencia det Partido Colora-do en el, poder. La controversia,
,p rovocó fuertes tensiones, pero al final. las cifras efectorales dis•paron l.n
nubes: los cotorados ganaron ampliamente a los blanco1,
--iJOr me, d•
quin~• mH votos-, mientras quf a Mansni !Ríos le faltaron unos pocos
sufragios para, completar el 17;5% . Fue prodamado el candídato batmsta
Dr. Gabrie1 I Terra (21)_
Para el Or. Lu~s A. de Herrera 'la elecdón si,g nifkó una derrota que, lo
alejó - tuego de haberla ca·s.i a~ridado--, de la Presidenda. La misma
SU'mi,ria al nacionalismo en una ardorosa polémica interna. de la iqu•
sur,g ir ta en 1931 e1 naciona4¡smo que se denominari.a " independiente".
El batUi5mo en cambio. logró aumentar el número de conlejeros a cuatro,
el máximo que die.ha fracción akanzara en el ConseJo Nadonal de Admini1-
. . _ tradón desde 1919 (22).
Después de varios años de tensión electoral, segun Gustavo Gallínal
. "se había roto el equilibrkJ de fuerzas entre los dos grandes partido&".
La lucha de los lemas partidarios tradicionales quedaba netamente defi-
nida a favor del coloradismo. Sin embargo el panorama político presa-
giaba días difíciles.
La Constitución vigente imponía gimnasias electorales anudles o bt-
anuales que renovaban parcialmente los órganos múltiples (Consr,jo Nacio-
nal de Administración, Senado, etc.). De tal suerte que las victori,u de un
sector no necesariamente le proporcionaban la necesaria mayoría para
gobernar. Lo que se pudo constatar una vez más después de estos
comicios: en el Consejo Nacional de Administración una fuerte mayoría
batllista contraria a Terra, en el Senado una fuerte mayoría nacionalista,
en la Cámara de Representantes, por obra de la representación propor-
cional, "nadie y todos·· (23).
Al asumir la Presidencia Gabriel Terra tenía cincuenta y ocho a_(l~s de
edad. Abogado de profesión, era el hijo mayor del Dr. José Ladislao Terra
~raduado en Brasil, hombre de confianza del Barón de Mauá y Ministro
de Gobierno del Gral. Santo5--. Su personalidad ~ era contradictoria y
controvertida: en 1910 negó s_u voto a la segunda candidatura presidencial
de Batlle, en 1923 había cuestionado al Colegiado, Batlle le había incre-
pado públicamente su asistencia a la ceremonia religiosa de la boda de su
hija, Terra nunca le perdonó su intransigencia. .Había presidido la Unión
Industrial Uruguaya y tenía intereses en empresas i~~u~ria_l_~ (~e_bidas y
oxígeno). Familiarmente estaba viñculado ai sector
rural y exportador: -~ La
1f.
nleto de un propietario rural; su esposa María llarraz era hija de un
hacendado; una hiJa suya se había casado con el barraquero Alberto Puig.
'Dos_de sus primeros ~-~~ _f~eron polémicos_y ~e signo mode~~_iz!d~:
prohibir el_ uso de gr_illos pesad_os para asegurar ~ los presos; recomen~ar
• los Jefes de Policía tomar indistintamente · a ciudadanos blan(os _o de
color l2.tl. ·
Sin embargo adoptaría otras actitudes aún mucho más polémicas: no
asistir a las sesiones de la Agrupación Colorada de Gobierno; desechar la
candidatura del General Julio César Martínez a la Jefatura de Policía de
Montevideo ---desoyendo el parecer de la Agrupación- y darle el cargo a
su hermano político, el coronel Baldomir; nombrar en su primer ministerio
al vierista Espalter, el terrista Mañé y el neutral Juan C. Blanco. "El gran
desencantado es el batllismo", comentaba la prensa partidaria <25>_
b) El pacto de 1931
20
1930 había tf!rminado con treinta mil desocupados, según las estlme-
ciones oficiales: equivalía aproximadamen,e a un tercio de los a1al1ri•d01
por la industria manufacturera, según el Censo Industrial de ••• afio.
Crisi1, rec~sión, depresión, eran palabras tristemente de moda.
Paralelo al drama social, se caldeaba el dima poUtico. La violencia N
apoae,ó de la ciudad de Rocha en agosto: un acto del Partido Comuni•~
terminó en refriega. Murieron el trabajador Lujambio, el subcomisario
Herrera y el oficial Sarpe '12>.
Lo mismo aconteció en octubre, en Carmelo, mientras el Dr. Herrera
se dirigía al público. Fallecieron Eduardo Aguiar, jornalero, y Julio Tron•
coso, guardia civil (3 3).
Mientras tanto . en setiembre, Gabriel Terra abrió la campaña a favor
de la reforma constitucional. Su principal arg~mento: el Gobierno "carecía
de un plan integral para combatir la crisis" (34).
Sin embargo, se había elaborado un plan, cuyas medidas luego no
serían vetadas por Terra, y se buscaba un entendimiento con el naciona•
lismo anti-herrerista para impulsarlo. En realidad desde julio de 192i se
habían entablado negociaciones entre el nacionalismo y el batllism~ en
busca de un acuerdo para diversas reformas C3S)_ El mismo no se concretaría
basta el alejamiento de Herrera. Era una solución transaccional de proble-
mas que "habían llegado a ser verdaderos puntos muertos de la legislación
nacional" (36).
Años después nadie desmentiría al batllista Gustavo Fusco al recordar
que los autores del pacto de 1931 fueron Terra, Ghigliani y Demicheli '37>.
Similar juicio emitió Gustavo Gallina!: "El batllismo se mostraba unido en
1931 y unido se presentó a las negociaciones y las ultimó con la cooperación
calurosa de qui~nlfs formarían en 1933 el estado mayor de la dictadura" '38),
Dueño el nacionalismo de parte del Senado, y dueño el batllismo de
la mayoría del Consejo, el pacto haría posibles la creación de ANCAP y la
concesión del monopolio de teléfonos a UTE, es decir, las leyes de octubre
de 1931 . Sin embargo todo indica que el consenso fue más amplio.
Por lo pronto, dada la mayoría blanca en el Senado, el nacionalismo
apoyó el plan financiero-económico para salir de la crisis que contempló la
restricción de las importaciones, la protección a la industria y tambtén
medidas para sanear el déficit fiscal, como el impuesto a los sueldos de 101
funcionarios públiCO$ y el aumento de la contribución inmobiliaria rural.
Gustavo Gallina! senaló en C~mara "cómo los dos grandes partidos habían
podido ya unirse en torno a una política económica" C39>.
Obviamente, todo acuerdo impliq1 concesione1 y en tren de visuali-
zar1as no se puede dejar de subrayar que el batlllsmo las hizo en el área
de '" política social, al aceptar la red1.1c~ión de algunas categorías salariales
en la administración pública, según Berreta para que el plan global no
21
perdiera coherencia. Si bien el batllismo intentó enmendarlo al año siguien-
te, al apoyar la supresión del gravamen, no deja de ser un matiz impor-
tante en una plataforma programática que, todavía en 1928, hablaba de
la necesidad de pagar salarios altos para aumentar el poder adquisitivo de
la población, estimular el desarrollo del comerdo y la industria, "y conciliar
los dos opuestos de la doctrina marxista: el capitel y el trabajo" (40)_
También es de señalar la postura nacionalista de apoyar la ampliación
del dominio comercial e industrial del Estado, lo cual constit uyó un
cambio significativo, ya que habían sido partidarios del monopolio del
alcohol pero administrado en forma cooperativa <4 0.
Sin embargo, históricamente, por influencia de las acusaciones políticas
contemporáneas, comúnmente lo único que se destaca es el "chinchulin",
o sea las medidas de coparticipación política de la administración pública,
que junto a las demás, se incluyeron en el conjunto. Por ellas, en octubre
de 1931 se decidió renovar los directorios de diez entes autónomos,
procediéndose a nombrar los nuevos en forma proporcional a la represen-
tación electoral de cada lema, según los cómputos de la elección más
cercana de miembros del Consejo Nacional. La medida regía también para
la contratación del personal de trabajo y servicio de los entes autónomos.
Además pasaba a regularse la distribución de trabajo en las obras públicas
mediante la creación de comisiones de vecinos que aplicarían el sistema de
lista por orden preferencial o por sorteo.
Para el Partido Nacional el pacto significó un indudable paso adelante
en la política de coparticipación instaurada por la Constitución de 1917, y
el fin, en muchas áreas, del exclusivismo colorado. Para el batllismo, en
estos momentos, un cambio de alianzas que reducía a los más conserva-
dores de su partido, en especial a los riverístas, a pesar en la lucha política
según su electorado.
Para ~, resto de las colectividades políticas, incluidas las menores, el
acceso, en futuras creaciones de entes estatales, a la administración pública.
Para la administración pública, la intensificación de la po~itízación y
del reparto político. Para batllistas y nacionalistas independientes, en lo
inmediato el gobierno de los entes autónomos.
Pero tambien significó la posibmdad de ampliar el campo estatal.
Según Lindhal el nacionalismo no estaba en contra de la nacionalización
de léts empresas de utilidad pública cuando estuvieran en manos extran-
j~ras, pero rechazaban las propuestas batllistas por miedo a que el partido
!JObernante, a través de su política de nombramientos, aumentara sus
ventajas electorales <42 >.
Abrir la administración pública podía llegar a ser una manera de
conseguir adhesiones para impulsar cierto reformismo económico. Por otra
parte, en el nacionalismo anti-herrerista, al igual que en el batllismo, ya se
22
perfilaban diversas "alas".
Y si bien habla un núcleo conservador, había otros que estah,m
dispuestos -a pesar 'de sus diferencias con el batllismo, que las habia-- a
apoyarlo en algunas cuestiones.
Sin embargo, en lo inmediato, el pacto no significó nada más que un
acuerdo primario. Pero como suele suceder, fueron los contrarios los que
terminaron por englobarlos en un mismo campo. La virulencia con que se
atacó al pacto y el tono subversivo que adquiriría en los meses siguientes
la campaña pro-reforma constitucional trazó una línea divisoria: herreristas,
riveristas, tradicionalistas y radicales colorados por un lado; batllistas,
nacionalistas independientes, socialistas y radicales blancos por el otro. Las
diferencias no sólo eran por el problema constitucional, también implicaban
maneras de ver la problemática social y económica del p-lís, a pesar de las
contradicciones y matices entre los distintos grupos.
La creación de ANCAP dio fuerza a la reacción conservadora y a 1-"s
entidades empresariales para intensificar sus críticas al plan económico-
financiero aprobado.
El 11 de agosto, por sugerencia del Ministro de Inglaterra, se reunió
la "Cámara de Comercio Británica". La misma vio en principio como
pos¡tivo el acercamiento entre los dos partidos y sin sutilezas señaló lo~
caminos que creía conveniente seguir: terminar con el aislamiento al
capital extranjero 'Y la financiación de iniciativas en base a su contribución
impositiva. También creyó conveniente manten~r el crédito del país en el
exterior, lo que en otras palabras significaba que hab!a que pagar las
deudas. (43)_
la elección para diputados efectuada a fines de 1931 complicaría
aún más la escena política : terristas y nacionalistas "independient~s"
perdieron fuerza electoral <44)_
Para los importadores, 1932 constituyó uno de los años más tristes: lil!
política restrictiva adoptada el año anterior comenzaba a rendir sus frutos,
reduciéndose sensiblemente los guarismos introducidos al país. Pero no
fueron tos únicos. Los propietarios, entre ellos los rurales, contemplaron 1~
baja del precio de la propiedad y la disminución de los alquileres y el
aumento de impuestos. También fue un ano triste para los ganaderos y
para el país: Gran Bretaña adoptó en Ottawa una política discriminatoria
en la importación de carnes, con la finalidad de proteger a los export;a,-
dores de sus dominios.
La misma se sentiría en todo el Río de la Plata por tratarse dP!
principal mercado cárnico para la región, pero particularmente en Urugu"'lv.
Segun estos convenios, la carne enfriada sudamericana se verfa limi-
tada al nivel de julio 1931-junio 1932, y la congelada sólo podría llegar al
15% de lo exportado en ese período. Las exportaciones uruguayas ya se
hablen contraído en ese ª"º básico, por lo que la reducción se aplicarla
sobre una cuota disrninuida.
Poco después Argentina desarrollarla una ofensiva diplomática, fir-
mando el acuerdo Roca-Runciman en 1933, cuyas disposiciones también se
aplicarían a Uruguay: la parte del mercado británico que Uruguay recibió
entonces representaba una drsminución de casi el diez por ciento del ai\o
base para cada uno de los años 1933, 1934 y 1935, y en el congelado,
para 1935, una baja del 35% (45>.
Los convenios de Ottawa del año 1932 dejaron a la ganadería urugua-
ya sin mayores posibilidades de expandir las exportaciones, ya que en lo
inmediato, dada la crisis, era muy difícil conseguir nuevos mercados, en
momentos en que hasta en Inglaterra el proteccionismo 1ustitufa al libre•
cambismo.
Ni las transnacionales del petróleo se escaparlan de recordar los sufri•
mientos que implicó 1932: ANCAP comenzarla sus actividades, sustrayén-
doles una parte del mercado uruguayo.
Para la mujer, en cambio, 1932 cerraría con una buena noticia: se le
reconocería el derecho al voto.
En lo político el año había comenzado mal. En febrero se detuvo a
Nepomuceno Saravia quien, según se informó, intentaba una salida revolu-
cionaria, para lo cual estaba organizando fuerzas en Brasil. El Ministerio
del Interior citó a l~s autoridades nacionalistas. El Dr. Herrera envió una
carta al Ministro Ghigliani "expresando que no asi.9tÍa, pues está en absoluto
desacuerdo con Is política presidencial de los últimos tiempos" '46),
Casi simultáneamente se allanaba el diario comunista "Justicia" y se
denunciaba la existencia de un complot. Ghigliani se reunió con represen-
tantes de los sectores políticos para informar de lo actuado e iniciar
convenaciones "a ,;,, de lograr la reforma del Código Penal" C47>. También se
allanaron clubes y se detuvo a dirigentes y militantes qomunistas, mientras
el Juez de Instrucción dispuso la clausura de "Justicia". El 12 de febrero las
tres centrales sindicales existentes decretaron un paro general C48),
Terra declaró que esperaba que el Parlamento aprobara la ley de
restricciones a la inmigración "que permitirá poner término a estos espec-
táculos bochornosos" <49>. Se intervinieron estaciones de radio y comunica-
clones telegr,ticas. La policla investigó a la entidad comercial soviética
"Yuzhamtorg" que había ganado la licitación para abastecer al Estado y a
ANCAP de combustibles.
En un acto político autorizado es detenido el diputado comunista José
Lllz■rraga. La Cámara de Representantes aprueba la moción del Dr. Regu-
tes de ponerlo en libertad. Terra la acata.
"La Mañana" se preguntó: "¿A qué, pues, todo ese estruendo, toda esa
leramalla, toda esa pirotecnia derrochada, si no se trataba maa que de tomar
algunas disposiciones corrientes frente a la amenaza de pmlblea dl•hl-
blos1" (50),
Mientras tanto, en el Cuartel de Bomberos, Nepomuceno Saravla
declaró que su detención era fruto de intrigas políticas: "lo que en verdad
me ha molestado, es que se me haya mezclado con los comunistas, pu,,1
nada tengo de común con ellos" (51>.
Terra, en Mensaje a la Asamblea General, afirmó que ha demostrado
"que la fuerza pública está con la Presidencia como un solo hombre al
lflrvicio de la patria, para defender la legalidad y mantener el orden .. <sl).
Ghigliani, interpelado por Frugoni, dijo que las medidas se hablan
tomado por un inquietante telegrama recibido del embajado, Pedro Casio
desde Berlín, informando sobre un inminente golpe comunista que, según
él, habían confirmado diplomáticos extranjeros en funciones en Monte-
video (53). Meses después, Ghigliani escribió en la prensa: "el gobierno le
mojó la oreja a los comunistas" (54).
A mediados de año, se produjo la ruptura total entre Herrera y el
nacionalismo "independiente". La Convención dedaró privados de la repre-
sentación partidaria a los miembros herreristas del directorio constituido
ese año bajo la presidencia de Herrera <55>.
Mientras tanto, las compañías importadoras de derivados de petróleo
hacían escasear sus productos para presionar al Consejo Nacional de
Administración . El "Comité Nacional de Vigilancia Económica" -que ya
había hecho "paros patronales"- siguió insistiendo en la necesidad de
frenar la "demagogia", que en su lenguaje significaba detener la política
de estatizaciones y la legislación social.
En junio, Terra, que ya contaba con un órgano periodístico para
apoyar su gestión ("E/ Pueblo'1, convocó a dirigentes de divel'$05 partidos
políticos para hallar una vía de reforma. Se negaron a colaborar el
batllismo antiterrista ("neto"), el socialismo, el radicalismo blanco. El
nacionalismo independi~nte, por boca del Dr. Juan Andrés Ramírez expresó
que sólo apoyaría la reforma constitucional si los demás partidos encon-
traban una fórmula política que superase en bondades a la de 1917.
Fracasó la Comisión de Reforma. Según Terra los campos se polarizaban:
"La lucha quedó desde entonces francamente entablada'· <56>.
En julio sucedió un hecho que también produjo malestar político: un
Incidente con Argentina terminó en una transitoria ruptura de relaciones.
Al mes siguiente, Terra dirigió la palabra a militares, en un almuerzo
de confraternidad: "La unidad de acción ante el avance de las ideas
disolventes y subversivas, es tan necesaria hoy en día en las fuchas
,s
económicas y en la solución de los problemas sociales como el comando
único en el Ejercito. LB uniformidad de miras, es decir, la existencia de un
gobierno de verdad, se puede conseguir en un gabinete parlamentario que a
su vez tendria la misión de dirigir el Parlamento que hoy actúa en forma
Irregular sin conexión ninguna con el Poder Ejecutivo y sin obedecer a
ningun plan de trabajo" (57).
En noviembre de 1932 se efectuaron las elecciones nacionales. Herre-
ristas y riveristas proclamaron la abstención. Vieristas y sosistas participa-
ron. De los trescientos nueve mil votantes que acudieron a elegir diputados
en 1931, sólo lo hicieron ciento sesenta mil en 1932. El batllismo había
perdido veinticinco mil votos. En cambio, su tradicional adversario cien
mil, confirmando el liderazgo electoral de Herrera <58). El Consejo N3cional
de Administración le quitó entidad a la elección: "Entre los partidarios del
régimen actual de gobierno y sus opositores, primaron. en esa forma, de un
modo absoluto, los primeros" <59l.
Terra, en cambio, que por "razones doctrinarias" sufragó por las listas
del partido, intentó ver sólo una minoría antirreformista en el batllismo.
Para él, el comicio significó "algo así como la muerte democrática del
régimen constitucional en vigor'' (6 0)_
En diciembre, Terra publicitó sus bases de reforma constitucional:
proponía una fórmula que se identificara con el ideal batllista, el cole-
giado integral. A riveristas y herrerístas los embargó la desazón (6 1). Y no
era para menos, ya que Terra había cuestionado en 1923 la eficacia del
colegiado. ¿Qué se proponía Terra? Quizás apelar al sentimiento del
electorado batllista y aislar ~ los dirigentes del sector, quizás precipitar los
hechos. Difícil saberlo. Por lo pronto ni él, ni Manini, ni Herrera, contaban
con la fuerza legislativa necesaria para proceder a reformar la Constitu-
ción: los dos tercios de los miembros de cada Cámara. Y si la conseguían,
habia que esperar que una segunda legislatura ratificara los deseos refor-
mistas de la primera, lo que llevaría años. Los sectores reformistas, sin
mayoría legislativa pero con prisa, elegirían el camino de convocar a un
1 plebiscito y, de ser afirmativo, elegir una Constituyente. Sus adversarios,
dado que era una salida no prevista por la Carta fundamental, señalarían
la inconstitucionalidad del procedimiento.
Herrera, alentado por el resultado electoral adverso a sus enemigos
del Partido Nacional, se abocó a presionar con la posibilidad de una
insurrección. Terra, a pesar de que la campaña desarrollada por Herrera
era claramente subversiva, no lo detendría. Llegado el momento, y con el
argumento de desear evitar una guerra civil y el derramamiento de
ungre, buscaría un entendimiento con él. Se acercaba la hora de la
dictadura.
26
d) Hacia el golpe
27
relaciones entre el Gobierno Nacional y los Entes Autónomos era "nulas";
en que el Poder legislativo tenía la iniciativa en los gastos públicos; en
que los diecinueve departamentos en que se dividía el país podían decretar
Impuestos. Terra culpaba a la fragmentación de poder impuesta por la
Constitución de 1917 de la presunta inexistencia de un plan económico-
financiero para salir de la crisis. La realidad era que Terra no podía dictar
medidas de ese tipo ya que esa facultad estaba en manos de la otra rama
del Poder Ejecutivo. El Consejo Nacional de Administración y amplios
sectores parlamentarios denunciaban las maniobras diversionistas de Terra
y los grupos ultraconservadores que culpaban a la Constituctón vigente de
los males que sufría el país. Mediante consenso político se habían tomado
medidas para conjurar la situación económica, pero sus frutos demorarían
en apreciarse. Por otra parte, entre los sectores políticos contrarios a
Terra, a Manini, a Herrera, y al Comité Nacional de Vigilancia Económica,
también había partidarios de reformar y mejorar una Constitución que en
definitiva no los conformaba por entero ya que había nacido merced a
una transacción, en la que muchos debieron deponer postulados y aceptar
otros ajenos.
El debate en el Parlamento fue subiendo de tono. Demicheli ~ e
había sido uno de los gestores del pacto de 1931- lo calificó "consecuen-
cia vergonzosa de una política que implicaba la venta de leyes a cambio
de empleos públicos". Después de un áspero dialogado abandonó la sala
manifestando que no necesitaba defender los actos de su vida pri'lada.
El Senado pasó a estudiar la pertinencia de aprobar una moción de
censura (67>.
Antes de finalizar enero, una refriega en un acto comunista en la
colonia rusa de San Javier, en el departamento de Río Negro, concluyó
con la muerte de una mujer, Julia Skorina <68>.
En febrero arreció la embestida contra las instituciones. "El Debate"
inJtntó movilizar a los productores rurales y a los propietarios aquejados
entre otras cosas por la baja del precio de los bienes inmobiliarios. Basta
con repasar los titulares de la edición del día 13: "La huelga tributaria",
"Queremos la moratoria general interna", "Huelga de bolsillos cerrados",
"La rebaja del aforo de los campos y fincas".
La crisis económica se sentía con crudeza. La reducción de las exporta-
ciones provocaba contracción en las actividades de la industria y comercio.
El desequilibrio presupuesta! limitó tas posibilidades del estado de incre-
mentar mediante gastos o inversiones la actividad interna. Se dijo que el
presupuesto de febrero se había pagado con un préstamo de la banca
privada al Estado (69).
Terra continuó sus conferencias reformistas en el interior. Aniceto
Patrón, herrerista, gremialista rural, urgió a Terra por carta: "las tremendas
28
perspectivas que percibe usted, reclama una acción más urgente y efectiva
que aquella, tan morosa, de una reforma constitucional por los procedimientos
que la Constitución establece" Oo>. El socialismo planteó juicio político
contra el Presidente de la República y su Ministro del Interior. La moción
tue rechazada.
Herrera en cambio publicitó su proyectada marcha sobre Montevideo,
ciudad "egoísta y sensual", que no quiere ver los males que "padece la
oampaña". La meta: derribar el colegiado. Marchar sobre Montevideo,
"con armas o sin ellas··, con hombres de todos los partidos, "soldados y
civiles" <71 >. Si bien siempre se identificó esta marcha con la de Roma que
hizo triunfar a Mussolini, Herrera la asoció a la movilización que comenzó
en Livramento, y terminó en Río de Janeiro "con el acceso al poder de
Getulio Vargas .. (72).
Se informó de otra entrevista entre Terra y Herrera que habría tenido
lugar el 9 de febrero <73>. La marcha sobre Montevideo no se realizó.
En los primeros dlas de marzo el herrerismo publicitó un proyecto
presentado por parlamentarios de su sector para plebiscitar la permanencia
del colegiado y elegir una Constituyente C74 >. Los dirigentes antirreformistas
organizaron un acto público en defensa de la institucionalidad. El día 14
se eligió al Dr. Alfredo Navarro presidente del Movimiento Pro-Reforma
Constitucional que preparaba una gran manifestación contra el colegiado
para el día 8 de abril. La Comisión de Tesoro la integraban el industrial
Graffigna, el ganadero José Luis Santayana. el comerciante Féli.-- Ortiz de
Taranco (h) <75 )_ Era la manifestación -multitudinaria según los organiza-
dores-- con la que Terra habría dicho a Herrera que pensaba ~vitar el
derramamiento de sangre, la que pacíficamente le entregaría el poder 0 6>.
La idea era movilizar miles de personas en apoyo de la reforma constitu-
cional. Dijo el Dr. Navarro: "no les oculto mi opinión de que después de
ese acto todos los poderes del Estado, excepto la Presidencia de la Repú-
blica, deben quedar caducados, debíendo procederse de inmedjato a la
elección plebiscitaria de una Asamblea Constituyente soberana". Sin embar-
go dos semanas antes del golpe Terra contaba ya con la conformidad del
riverismo para darlo. Así lo declaró años después el diputado Polleri:
"Quince días antes del famoso 31 de marzo que tanto se menta, el doctor
Terra visitó en su casa al doctor Maniní Ríos y le hizo conocer gran parte
del programa de acción revolucíonario, y desde ese día, contaba con la
conformidad del doctor Manini Ríos" C77).
Según Frugonl, todo el asunto de Nepomuceno Saravia habría sido un
bluff que permitió a Terra explotar la situación de temor a una guerra
civil: "No se había visto al gobierno movilizar tropas y mucho menos
concentrarlas para disponer de ellas con facilidad" (78).
29
Tampoco las críticas a la política económica eran convincentes puesto
~ue eKistía una coherente ya aprobada, que demoraria en mostrar sus
logros, a la que Terra había dado su consentimiento. Y el "pacto del
chinchulm'', como lo motejó Herrera, habría contado con su asentimiento.
Pero todo eso quedaría atrás. El golpe estaba en marcha. Herrera se
ausentaría del país durante su ejecución.
El día 30 apareció en "El Debate" la foto de Herrera y su esposa al
llegar a Río de Janeiro. Ese mismo día el matutino "El Día" publicó un
documento firmado por Consejeros, Senadores y Diputados batllistas, en el
que acusaban a Terra de estar montando "en la sombra la maquina de Is
dictadura ...
La Agrupación Colorada de Gobierno acababa de articular y some-
ter a consideración de la Convención del Partido un proyecto para incor-
porar a la Constitución el recurso del plebiscito con fines constitucionales
y legislativos. Pero, a pesar de estar convocada, no se pudo reunir.
Terra adujo que en otra parte de la edición del citado matutino se citaba
a los miembros de la Convención para combatir al "sátrapa" que desem-
peñaba la Presidencia de la República, razón por la que prohibió su
realización. Las medidas extraordinarias no pararían ahí. La Presidencia de
la República, aduciendo su facultad constitucional de evitar la conmoción
interna, decidió censurar previ~mente a los órganos de pubticidad que le
atribuían propósitos dictatoriales. Ambas disposiciones tendían a paralizar
y amordazar a la oposición.
Las cárceles fueron intervenidas y contingentes armados ocuparon
instalaciones de Aguas Corrientes, Telégrafos y Teléfonos y Usinas Eléctri-
cas. Según Terra, las informaciones policiales coincidían en afirmar que en
la noche del 8 de abril se apagarían totalmente las luces de la ciudad de
Montevideo al paso de la manifestación reformista, produciéndose al
propio tiempo, con fines criminales, la fuga de los más peligrosos delin-
cuentes del Penal de Punta Carretas <79>.
Mientras tanto Terra se instalaba en el recién construido Cuartel de
Bomberos, lugar en el que recibía a funcionarios y delegaciones, en medio
de medidas de seguridad extraordinarias. Habia dirigido un Mensaje a la
Asamblea General, explicando sus razones, y manifestando que continuarla
°
siendo "sencillamente Presidente de la República hasta el 1 de Marzo de
1935", por la voluntad de sus electores e,<presada en comicios libres.
Desde su despacho presidencia, provisorió esperaba el fallo de la Asam-
blea General.
A las tres y media de la tarde, bajo la pres;dencia de Antonio Rubio,
comenzó a sesionar el Consejo Nacional de Administración, en la que
quiz,s sería su última --e histórica- reunión. A len ocho menos veinte de
la noche se recibió el Mensaje de la Presidencia de la República. Rubio
30
hiio notar que las medidas eran inadmisibles e incalificables después que
- declaraciones y propaganda subversiva del herrerismo no habían "mere-
tldo una palabra de condenación, ni medida alguna de represión legaf'.
ll)tasar Brum dijo que en cuanto el Mensa;e trataba de "delincuentes" a
·llt Consejeros batllistas firmantes del manifiesto publicado por "El Día",
ldlo merecía un "comentario jocoso", ya que quienes ··pretenden montar la
dlctaoora son los organizadores de Is manifestación del 8 de Abril, el doctJr
"-"ª''°• al decir que a raíz de la manifestación caducarán todos los
,oderes, excepto el del Presidente, que tendr,a que actuar entonces como
Dictador; el General Fabregat que pedía la violencia contra la actual organi-
a.ción constitucional, todos sin aludir a los 'dioses menores" como Patrón,
11 Debate, El Pueblo, etc.". Tomás Berreta advirtió que subvertida la legali-
dad el pueblo sería "la primera víctima". Gustavo Gallina! recordó la incons-
tttucionalidad del proyectado plebiscito que era una forma "acaso la más
g,ave, de violencia". El Ministro de Hacienda Acevedo Alvarez dio cuenta
del acta del Directorio de las Usinas Eléctricas del Estado informando que
1proximadamente a las cuatro de la tarde un piquete militar había
arribado para vigilar las instalaciones, mientras el Gerente lng. Bernardo
Kayel, actuando con policías y militares y por orden de Terra habla
OC'-"pado la usina de generación, prohibiendo la entrada a miembros del
Directorio. Poco después Kayel los subrogaria y expulsaría. El Consejo
deddió por unanimidad enviar un Mensaje a la Asamblea General denun•
ciando estas arbitrarias destituciones, así como la del director de la
Penitenciaría. A las veintiuna horas y cuarenta y cinco minutos la sesión
concluyó (80>.
Mientras Montevtdeo vivía los estertores de un carnaval prolongado
en tablados de barrio, en medio de un clima festivo que no se acompasaba
a las dramáticas instancias que se estaban desarrollando, desde las veinte
horas sesionaba la Asamblea General. Batllistas, Comunistas y Nacionalistas
independientes presentaron mociones coincidentes en rechazar el decreto
presidencial y levantar las medidas extraordinarias.
El blanco radical Paseyro comenzó la oratoria afirmando que "frente a
un movimiento reaccionario derechista, deben juntarse todas las izquierdas
unánimemente" (81 >. El comunista Eugenio Gómez advirtió que "el golpe de
estado se ha iniciado con las medidas tomadas en el día de hoy por la
Presidencia". El nacionalista independiente Rodríguez Larreta despidió, con
sentidas palabras, a la democr1da liberal: ''Somos un país pequeño, un
país no rico, de escasos recursos materiales que, entre los colosos de
América que nos rodean, contábamos con una sola virtud: teníamos el
orgullo, si se quiere Is vanidad de ser superiores a ellos en cultura poútica y
en civilización. (.. ...). Y bien: ese único orgullo, esa única satisfacción que
nos permit,a mediar en el concierto de las grandes potencias con alguna
31
vanidad y con alguna satisfacción, ha sido enterrado en el dHJ de hoy",
El batllista Julio César Grauert se solidarizó c.on el manifiesto de su
sector que debió ser "más energico, más categórico".
Los oradores se iban sucediendo, mientras la Presidencia de la Asam·
blea instaba a los funcionarios policiaJes a que expulsaran a quienes desd,
la Barra perturbaban la sesión.
Luis Batlle Berres recordó que cuando Terra prodamó su candidatura,
"buena parte de los ciudadanos; la gran mayoría, estuvieron en su favor.: una
pequeña minor",a estuvo en contra'", acusando a Ghigliani ··de ser uno de los
culpables de esta maquina molinera que se ha levantado" .
Un diálogo mantenido con fusco mostró que, a pesar de su campafta
contra las instituciones, Terra no habla iido expulsado de su partido. "En
el momento presente, nosotros tenemos, en ef caso, una doble responsabili-
dad: como funcionanos del estado y como c;udadanos de ta republica y
militantes del mismo partido en que el presidente de la republica actua.
Señor Fusco. En que actuaba.
Señor Barite Berres. Digo ··en que actua ", porque no tengo el derecho de
decir ··en que actuaba··. porque debe ser la Convención ta que diga si
actuaba o si todav;a actua". El socialista liber Troitiño expresÓ que existía
1
32
Frugoni de esta última sesión de le Asamblea General: "Fue una bela
muerte" '82).
Finalmente, por amplia mayorJa, la Asamblea General decidió dejar sin
efecto las medidas extraordinarias tomadas por la Presidencia de la Repú-
blica, desautorizando a Terra.
Batllistas, cívicos, comunistas, nacionalistas independientes, radicales
blancos y socialistas acompar\aron la moción triunfante.
En la madrugada del dia 31 de marzo concluyó la se5ión de la
Asamblea General.
LI respuesta de Terra no se hizo esperar. Entendió que el pronuncia-
miento de la Asamblea General habla sido tomado por algo menos de la
mitad de sus componentes y que provocarfa conmoción pública. Por
decreto la disolvió y creó una Junta de Gobierno para asesorar al Poder
Ejecutivo y desempeñar las funciones propias del Poder Legislativo; disolvió
los directorios de los entes autónomos y del Concejo de Administración
Departamental de Montevideo y la Asamblea Representativa; y manifestó
IU Intención de convocar a una Asambtea Co~ituyente.
Al caer la tarde, la población comentaba tos últimos sucesos: el Dr.
Battasar Brum se habia sulddado y algunos lideres políticos estaban cte.
nidos.
(Mando el dla J 1 de marzo llegó • su fin, el golpe estaba consumado.
33
Capítulo 11
a) Desvalorización monetaria
38
peso uruguayo, un cuarto de tos dere1;hos aduaneros debían satis1a-
fM en oro y el resto en papel, exceptuándose materias primas industria-
IN ,~ •rttculos da primera necesidad. a.unque no fueron contemplados
~inari• y '°"'bustibte indurtriat y materiates para 1-a construcción (lOJ,
Los representante¡ de Gran Bretaña., Est~dos Unidos, Francia y Espal'la
Harmutaron reparos a esta ültlma ley, segun hizo saber el Canc.iller. Por w
" " ' ta Umara de Comerc;io entendió que el impuesto a oro significaba
IOmer • la moneda eJCtraníera como medida de valor en et mercado
Antamo. causando la constante fluc:tuadón de 101 precios <1 º·
Estas leyes, al limitar las importaciones, buscaban equilibrar la balanza
Ñ pagos del pafs, evttar la evasión de divisas, detener la caída del peso
,YN9ua,oi disminuir et consumo, pero también apoyar la estrategia de
jndustrialización. que ya había sido enunciada por el Ministro Castillo:
"General es la crisis porque pasan nuestras industrias agrarias. Debido a
-11a, los trabajadores rurales abandonan en crecido número las labores de la
tierra y refluyen sobre las ciudades y los pueblos.
Innecesario es recalcar la gravedad de esta situación que es mdispen-
1able remediar tomando medidas que atraigan al proletariado hacia el
trabajo agrícola. Entre tanto, debe procurarse que los hombres obligados a
abandonarlo obtengan ocupación en los centros urbanos. Para ello es indis·
,,.nsable proteger como se procura (...), a la manufactura nacional, de lo
contrario, la crisis de la desocupación adquirirá proporciones pavorosas" 0 2>.
La izquierda -incluida la agrupación "Avanzar" de Grauert- era
contraria a industrializar el país mediante el establecimiento de un arancel
protector. Lo fundamentaba en que los impuestos aduaneros encaredan ta
vida del obrero y tendían a crear "fabricantes.".
La protección a la induitria se hizo efectiva po-r medio de otras dos
leyes: la de privilegios industriales, aprobada en 1930; y ta de etiqueta
obllgatoraai a los productos fabricadOi tm el pais que, a pe~r de habar
:&ido sugerida al discutirse la antes citada, recién se promutgó como norma,
específica en 1932.
La concesión de privilegios industriales también era criticada porque
entregaba el mercado por unos años a un monopolio de fabricación. La
ley de etiqueta tenía por finalidad .prestigiar a la industria nacional, ya
que muchos productos se comercializaban como si procedieran del extran•
Jero.
37
uruguayos, a utilizar sumas no previstas para el pago de intereses pactados
en moneda extranjera. La situación económica del pais aumentó la morosi-
dad del sector privado. Todas estas circunstancias confluyeron a acrecentar
el déficit fiscal. Para contrarrestarlo, en 1931 se crearon veintitrés nuevos
impuestos <13>. Algunos gravaron al consumo (alcohol, nafta, bananas);
aunque muchos de eUos fueron aplicados a productos importados que se
fabricaban en el país, con lo cual se protegió a la industria nacional.
Otros, como patentes extraordinarias a la importación de automóvlles,
tendían a recargar artículos de uso suntuario.
A los propietarios se les aumentó los impuestos a las herencias y a las
traslaciones de dominio.
Particular importancia adquirió el aumento del uno por mil de la
contribución inmobiliaria rural cuyos aforos superaran ~os cincuenta mil
pesos. i.a medida afectaría ~ el precio de la tierra- a los propietarios
de aproximadamente mil y más hectáreas. La Federación Rural declaró que
el agro estaba, ya antes, al límite de su capacidad impositiva. El Comité
Nacional de Vigilancia Económica arreció su lucha contra el gobierno. En
febrero de 1933, ante la baja en los precios de tierras y bienes raíces,
"El Debate" instaba a la "huelga de bolsillos cerrados", a la resistencia
colectiva al pago de la contribución <14>; mientras el diputado nacionalista
Cecilio Arrarte Corbo proponía suprimir por dos años el impuesto a todas
las propiedades rurales del país <15>. Ambas propuestas fueron alentadas
cuando el régimen tenía sus dfas contados, como reacción a una polítíc.a
considerada hostil por los ganaderos.
la medidas reseñadas muestran que se apUcó una concepción imposi-
tiva que gravó a todos los sectores, aunque obviamente afectó más a los
de menores ingresos. Fiel a ello el Estado trasladó la cri~s a sus funcic:,-
nario!.. Se estableció un "impuesto a los sueldos", eufemismo que impli-
caba una rebaja de las retribuciones, tanto en sueldos como pensiones y
jubilaciones del sector oficial. Se fijó un mínimo no imponible de setenta
peses para los solteros, y de cien pesos para los casados y solteros cabeza
de familia. A partir de esos topes entraba a regir un impuesto gradual,
entre el seis y el quince por ciento. La fundamentación que se hizo de
esta rebaja salarial era que afectaría sólo a un sector de empleados
públicos, los de sueldos mayores. Sin embargo se pueden hacer alguna5
precisiones: a) e! salario de setenta pesos era el que se consideraba
mínimo antes de que la desvalorización munetaria aumentara en 1929-30
el costo de vida; 2) para aqueUos funcionarios que aún no lo ganaban, o
to ganaban y estaban eximidos, significó de hecho la congelación de toda
expectativa de aumento salarial para acompasar las retribuciones al nuevo
costo de vida; 3) estando en trámite parlamentario un proyecto para
establecer ese salario mínimo en la actívidad privada le restó toda posibi-
38
lliad de aprobación; 4) se consideraba que el Estado pagaba las mejores
itrlb.uciones, por lo cual la medida tendía a congelar o deprimir los
lll1rlos de la actividad privada.
Según Serreta, el batllismo habla apoyado esta medida para dar
IOherencia al plan económico global.
tanto la "Federación de Empleados y Obreros de la Nación", como el
R,_..dente Terra, coincidían en que el impuesto a los sueldos debería regir
,.dén a partir de las retribuciones de ciento cincuenta pesos (16).
En 1932 el Parlamento estudió la desgravación gradual, o la supresión
•1 resistido impuesto. Baltasar Brum opinó que "la reducción en los
emolumentos reflejó de inmediato sobre las operaciones comerciales ordina-
ÑI, causando un enorme perjuicio... ··_ García Morales lamentó la ruptura
de a>laboración parlamentaria entre los dos partidos, ya que la rebaja
constituia "/a principal conquista que la transacción realizada permitía reafi-
iar al programa de prudencia, de justicia y de discreción financiera susten-
tado por el Partido Nacional... ", recordando que al suspenderse la amorti-
zación de la deuda extema se hizo trente a un plan coherente de econo-
mfas que fue bien acogido en el exterior. En el seno del Consejo Nacional
de Administración el batllismo fue partidario de suprimir el gravamen <17),
11 presupuesto de gastos sancionado en enero de 1933 se consideraba
"super equilibrado". Sin embargo, el terrismo no sólo dejaría subsistente
el impuesto, sino que lo extendería a los empleados municipales, que no
estaban comprendidos en el mi!óimo.
Para paliar la repercusión de la reforma impositiva sobre los sectores
de menores ingresos, se resolvió en 1931 rebajar en un diez por ciento los
alquileres urbanos.
Algunos entes estatales debieron contribuir con sumas extraordinarias
para aliviar la situación del erario público.
g) Agropecuaría
3S
mejoramiento, fruto de les nuevas corrientes de aang,e aportadas s los
rodeos por los reproductores importados, no ha seguido la mejora en lo,
procedimientos d& cn-,.nza, sobre todo en lo que se refiere a la alimentación
de Jas hacjendas.
Salvo uno que otro ganadero progresJsta que engorda sus novlllos en
1111enales o hace ensilaje. la inmensa mayoría sigue confiando sus rodeos a
las prsderas naturales, y, por consiguiente, expuestos a todas la!J alternativas
que brmda la variación del clima en el Uruguay" (l!tl_
El Ministro de Industrias. Edmundo CastiUo, fue partidario de la
concesión de primas para mejorar el grado de refinación del ganado. la
prima era un premio en metálico a la ca1idad, q,ue estimularla al, produc-
tor. Su proyecto fue et antecedente inmediato de la ley de prima.s que
aprobó en 1932. El Estado contó además con el instrumento det Frigorí-
fico Nacional para intentar aumentar la cotización en Tablada y fomentar
la ganaderia y la granja.
Al producirse la crisis existla ya cierto desarrollo agrícola, y también
una conciencia que lo apuntalaba y trataba de ext.e nder. La agricuttura
cumplla una función económica pero también sedentarizaba al hombre, lo
f ijaba a la tierra. Fue vista como una de las soluciones para los desoaJ-
pados po.r la implantacíón de nuevas técnicas de explotación ganadera,
como el alambrado. y también para solucionar los continuos levantamien-
tos armados que se sucedían en la campaña uruguaya. Esta finalidad
''domesticadora'' fue retomada por el batllismo, que habla librado la
última gran contienda al viejo estilo. Pero también era una manera de
minar el latifund¡o, de ahi que se encarara, aunque con magros resultadas,
fa colonización agricola.
Al romenz,a r la crisis la agricultura fue vista como una de tas solucio-
nes para la preocupante desocupación, como diversiiicadoTa de las expor-
taciones del pais, y como proveedora de materias primas para el ansiado
despe,gue industrial.
Sin embargo no se podia eludir la reatidad: la cosecha de mafz de
1928 debió ser adquirida en parte por ef Estado, al que se autorizó
en 1929 a absorbér y eiportar et excedente de trigo. Ausencia de deman-
da y costo de producción ,p or endma del internacional, requirieron la
protección oficial para no liquidar la actividad pol~ica en la que se continuó.
Para sustraer a los productores de la dittonión en ta comercialtzación
que ocasionaban 111 grandes firmas intemacionales -8ungue y 8om
actuaba en el pals desde hacia al\os- el Consejo Nacional de Administr&-
ción en 1929 autorizó al Banco RepúbUce e intervenir medtante la cons•
truc·ción de " g,raneros ofíciafes" en la ;ntermediaóón de granos. Además
M •ne.aró la construcdón del "Mercado de Frutos•t en el puerto de
Montevideo. administrado por el organiimo bancario ofkia.1, que coadyu-
40
varía en la comercialización y en el otorgamiento de créditos accesibles a
los agricultores. La acción oficial se vio mediatizada por no haberse
aprobado la construcción de silos en el puerto de Montevideo, medida
imprescindible para abaratar el costo de exportación de los cereales
uruguayos. Se concedieron facilidades crediticias para los agricultores afec-
tados por la crisis y se creó la sección de "Crédito Agrícola de Habilita-
ción" en el Banco República.
Uno de los problemas que frenaron el desarrollo agrícola fue la falta
de tierras. El batllisrno había planteado la necesidad de rescatar las tierras
fiscales ocupadas por los particulares y de establecer un impuesto progre-
sivo a la propiedad rural, que con el paso de tos años restituiría al Estado,
como representante de la sociedad, la posesión de dicho bien. Este
programa agrario era muy difícil de implantar ante la reacción político-
social que ocasionó y que determinó ~ntre otras causas- la fundación
de la Federación Rural .
Baltasar Brum elaboró al comenzar la década del treinta un proyecto
de ley por el que el Estado emitiría una deuda pública para adquirir
tierras, las que serían entregadas en arrendamiento a los colonos. Su idea
era hacer de la campaña un ·1ardín poblado de granjas··, "con carreteras
transitadas por infinitos camiones" que harian de Uruguay una "Dinamarca
americana" <2o>.
Este sueño, por obra de la reacción conseNadora que miró temerosa
la posibilidad de que el Estado no ,e desprendiera de la propiedad de la
tierra, quedó en eso, en un sue"º· Al comenzar 1933 la colonización
agricola estaba prácticamente detenida por falta de tierras C2 1>. Elegida la
vía de la adquisición para subdividir la propiedad, un Estado sin fondos
sólo podía contemplar la permanencia del latifundio.
Dada la e5tructura rural, tanto la ganadera como la agrícola, en que
casi el cuarenta por dento del área ocupada era trabajada bajo el
'4gimen de arrendamiento C22), adquirió particular importancia la creación,
en 1931, de jurados para resolver las desavenencias entre propietarios y
arrendamientos, y proceder a la rebaja del precio del alquiler de la tierra.
LOs jurados serian departamentales, y estarían integrados por dos represen-
tantes del municipio, uno por la Federación Rural, otro por la Asociación
Rural y uno por la Comisión de Fomento Rural. Al revés que para el caso
dé los alquileres urbanos, cuya rebaja se estipuló por decreto, aqul se
eligió el camino de negociarla con representantes de las gremiales rurales.
h) Banca
1) Turismo
42
El turismo era una actividad que propordonaba divisas, que pesaba en
la balanza de pagos del país. Y la situación no estaba como para desapro-
vechar ninguna potencial riqueza.
El Estado creó con fines de fomento, en marzo de 1930, la "Comisión
Nacional de Turismo" (2s>.
Pero, a juzgar por el tenor de un aviso publicado por don Francisco
Piria, la actividad privada no le iba en zaga: "En Plriápolls, los hoteles
baratos, ganan dinero a bocha y el que quiera ganar dinero, le basta con
tener un hotelito en Piriápolis. Por más datos, infórmese de cómo les ve a
todos los existentes y les contestarán: ~n, muy requeteblen'' C26>.
j) El problema de la desocupación
44
También existió un componente radal: a los Inmigrantes de origen
latino se 1~ habfan sumado otros, originarios de Europa central y del
Cercano Oriente.
DirJa el Dr. Juan B. Morelli en la Cámara de Senadores: "Noeotro,
tenemos ahora una enorme inmigración de elementos que proviniendo como
ptOVienen de la Europa Central, de la Europa Oriental y del Asia Menor, oon
excepciOn de loll libaneses, tienen dlverpencm sociológicas tan p,otundal
con la nuestra (••.).
Pues bien, ~. como nacionaHsta. decl810 que pref&riria "flUlr en I•
llanura, preferiría que mi partido estuviera Sl&mpre derrotado, antea que
conseguir la victoria. pagandO II estos elementos e1ttranjeros el aporte que
r '30.
hubieran llevado a las urnas (.•.
El factor económim ~ influyó. Los inmigrantes acostumbraban
a enviar, por lo general.. remesas de dinero a sus pafses de origen. Pero.
además, los que se dedicaban a la venta callejera. o puerta por puert.1,
hadan la competencia al comerdo establecido. ·En 1929 et Gerente del
Banco República anotó que tos ~ d9 anicutos mode•toa •
constituyen en la lonna 8'8mental de ,_ wvrtas del comercio volante, ruroo,
·ruso, polaco, atmen/0, ~ que viene tJbatJendo $1 comercio Importan,. t»I
paÍ.s, en la capital y la CMlplt,1a" C32>.
Finalmente en 1'932 se aprobó una ley de restricción a la inmlgradón
considerada indeSNble (enfennos, ma&Nntes. vagos. toxicómanos v ebr'°9,
condenados por delitos comunes. etc.) CU)_ Meses después se a111pHó I•
medida a todos los extranjeros que cantderan de nttursos para !'ubslltlr·
por un año. Además se autorizaba • rechazar a gttanos, negros y asl'9
ticos U.>.
En los años treinta la inmigradón hada Uruguay mermará aproxlm•
damente entre sesenta 'I setenta por dento con respecto a la dkad1
anterior (ls). En ello debe haber influido también la propia coyuntura
mundial.
La desocupadón pesó en otros aspectos. la oferta de mano de obra
tendió a bajar los salarios en momentos que los sectores de menOfWI
ingresos acusaban el alza tW costo de vida.
Con et agravante que, en la medida que no habla trabajo, se hada
muy dificil avanzar en ta legislación social. los sectores empresarial•
-que en general se habfan opuesto a ella- estaban ahora abocados a
recuperar. mantener o acrecentar su rentabilidad, o. en el peor dt fo,
casos, a impedir IU desaparición en el torbellino de la crisis; mientras el
Estado, por su pa.U, procuraba pali11r la caída del nivel de empleo. El
proyecto de salario minimo para la actividad privada y otro, no mtnoa
..
ambkioso. de Botsas de trabajo 1 seguros de desocupación, no fueron
aprobados. En cambio, en 1931, se logró aprobar ta semana lnglfta paia
el comercio, consiguiendo la Cámara de Industrias que sus afiliados fueran
eximidos de ella.
k) El avance estatista
48
compra de tres barcos petroleros y la expropiación de las conc..lones
otorgadas a las compañías extranjeras para la venta de petróleo 01),
El pacto de 1931 también permitió aprobar la ley por la que M
concedió a Usinas Eléctricas del Estado el monopolt0 de las comunle11cio-
nes telefónicas por cable en todo el territorio nacional, con la facultad de
comprar o expropiar las empresas privadas que funcionaban en el pal1.
Se licitó la construcción de la red subterránea e instalación de t•"fo.
nos automátkos en Montevideo, la que fue ganada por una empresa
alemana que permitió el pago en "especie", es decir en productos del
país <40~.
La lnternational Telephone and Telegraph Co. (I.T.T.) --que en 1927
había adquirido los intereses de la británica Montevideo Telephone Co.-·,
y de la que era abogado el Dr. José lrureta Goyena, pubUcó costosos
comunicados en la prensa montevideana cuestionando la medida.
Escribió Gustavo Gallina!: "Pocas veces el legislador ha chocado con
una muralla tan alta de intereses creados. La presión sec,eta de eaoa
intereses, contarías al interes nacional, detenía desde hacía largos años la
obra, manteniendo en pie un se111icio vetustÍSimo. bochorno de la ciudad" C41).
También el Estado rescató de manos privadas la explotación y admi-
nistración de los puertos y zonas francas de Colonia y Nueva PaJmira
( 1S de julio de 1931); mientras que al año siguiente se resolvió declarar
caducadas las autorizaciones otorgadas a los muelles particulares del
departamento de Montevideo para realizar operaciones de carQd y descar-
ga. Esta última disposición, de claro sentido intervencionista, ha sido
considerada el punto de partida del monopolio de los servicim portua-
rios (42 >.
Otros numerosos proyectos resultaron frustrados, algunos de ellos
sumamente importantes, como la sede propia para el Frigorífico Nacional
o el ferrocarril estatal Montevideo-Florida-Sarandí del Yi con entrada
tndependiente a la capital, que competiría con la línea británica. Y si bien
las dificultades económicas lograron paralizar muchas iniciativas, las pala-
bra-s de Gallina! son harto elocuentes en señalar que el capital extranjero
presi,o naba para detener todo lo que de alguna manera podía perjudicarlo.
• • *
49
También se propuso equilibrar la balanza comercial disminuyendo las
tmport.aciones y fomentando el desarrollo de la ¡ndustrla su.stitutíva de la
producción extranjera. Sus efectos conviene verlos en la reaUdad .
El Estado, a pesar de tener una polit•ca para la desocupación, por su
propia situación económica., y la del pais, no pudo apresurar la concreción
de muchas de las, obras públicas planeadas, razón por ta que fracasó en su
intento poi elimínar e l paro, que siguió creciendo en 1932, alcanzando el
m,bimo al año siguiente.
La reducción de 1as expOrtddones y qe1 dinero percibido por ellas
determinó una aguda depresión en gran parte de 1as actividades nacio-
nales. Se restringió en consecuencia la capacidad de importar y debido al
descenso de los ingresos y de las rentas públicas se contrajo la demanda
doméstica. Por lo pronto la electricidad vendida para uso industr ial f ue un
quinc.e por ciento inferior en 1933 que en 1930 <43>.
La politica aplicada para el fomento fabril benefició indudablemente a
los industriales y explica el gran crecimiento empresarial que se dio en
esta área en la década del treinta. En cambio, los obreros se encontraron
con que ta gran oferta de trabajo por la desocupación tendia a bajar tos
salarios, factor éste que también benefídaria a los industriales.
La política de encarecer las importaciones y la reducción operada en
las remuneraciones tendían a restringir Ja demanda de productos, lo que a
su vez empujaba hacia la recesión. Y esto, a pesar de que las estadísticas
oficiales registraron una baja en el costo de vida, significó un empeora•
miento en la condiciones de existencia, ya que dism,nuyó el consumo de
artículos de primera necesidad como carne, leche, huevos (44>,
Al comenzar la crisis, ia situación de los obreros uruguayos era muy
penosa . El propio director de la Oficina Nacional de Trabajo, Dr. César
Charlone, cons,gnó en 1930 que ··e1 33 por ciento de la población t1abaja-
dora hállase por debaJo del costo limite de la existencia ;ndlvidual y el 65%
no podrían fundar un hogar con sus solos recursos " '45>.
De qué manera incidió le desvalorizació n monetaria en el costo de
'ª
vida es materia controvertida. Er, 1929, al anticiparse caída del peso a la
crisis mundial, existió encareci miento. Según el Gerente del Banco Repu-
b1ica, Octavio Morató, en 1931 la l aja de la cotización del peso hasta 101
limites en que la estabHizó el Com•a1or de Cambios se compensó con In
dism,nución de precios que por la c;r i~is sufrieron los artkulos importadot
en sus países de origen (4 6>. Esto habri~ durado hasta 1933; ya que despuM
los artículos de primera necesidad comenzaron a ser importados por ei
cambio compensado, que se cotizaba más aito que e1 oficial <d1>. Ei aume" •
to de los impuestos aduaneros tampoco habría repercutido, ya que mD~
rías primas y artículos de primera necesidad quedaban eximidos.
Sin embargo, contrastando con este optimismo, muchos contemporA•
neos cuestionaron la realidad y también las elaboraciones estadi stic•1 de
50
la Oficina Nacional de Trabajo. las mismas, por ejemplo, no indui•n •n 11
cálculo de la canasta familiar al combustible popular por excelum ,,., el
querosene, que aumentó de nueve centésimos el litro en 1929 a dot• .,,
1931, e ignoraban que muchas industrias nacionales habían reca, ~.ado en
un 15% y en un 30% sus precios <48l.
la política seguida para conjurar la crisis, en la medida que intentó
repartir las cargas, fue sufrida por todos los sectores, aunque con desigual
Intensidad. Algo que, por lo pronto, explicaría la relativa orfandad en qu•
•• encontraron las instituciones el día en que fueron derribadas. A la hora
de alinear a los afectados, y citar someramente las causas, se puede in-
cluir a:
1) El capital extranjero, que debió luchar contra un Estado que
Intentaba transitar nuevos caminos económicos, que limitó las importacio-
nes, controló la comercialización de divisas, puso trabas a las remesas de
utilidades.
2) Los ganaderos, a los que se expropió la diferencia entre la cotiza-
ción real y la oficial de lo que percibían por las ventas al exte,r ior.
3) Los comerciantes importadores, por el mismo motivo que e1 capi-
... extranjero.
•> Los exportadores, por el mismo motivo que los ganaderos.
1) Los comerciantes minoristas, por la caída de las ventas.
1) Los industriales, que a pesar de que fueron favorecidos por el
,rottcdonlsmo, debieron luchar para detener el avance del estatismo y de
111 ltgltlación social.
J} Los propietarios rurales que debieron pagar más impuestos míen-
... bajaban los arrendamientos.
~
--~.
1) L01 propietarios urbanos, a los que se les rebajó los alquileres.
1) Los pasivos, que tuvieron serias dificultades para percibir sus
ti) La& empleados públicos, a los que se les rebajó -o indirecta-
. N lfl "congeló"- sus sueldos.
1) Obreros y asalariados en general, que se encontraron con escasez
--•jo,, con un mercado laboral con tendencia a bajas retribuciones, y
,.rdlda del poder adquisitivo del salario.
......., ,. por cierto no fueron los únicos que debieron sobrellevar las
"Cfl1 con Ingresos reducidos.
51
SEGUNDA PARTE: 11JJ-11J8
Capítulo 1
EL PROCESO POLITICO
55
El Comit• Nacional de Vigilancia Económica expresó complac@ncla por
la "valiente y decidida actitud en defensa de los grandes Intereses de la
Nación", y como habla surgido para que los gobernantes rectificaran la
marcha del pais, antes de fin de ese afio se dlsolveria al darse por
satisfecho con el nuevo rumbo que había tomado el acaecer guberna-
mental.
La Federación Rural, vio "una promesa auspiciosa de mejores días, en
medio de /a expectativa incierta de la hora" (5).
"La Mañana" informó que: "Sin participación ni intervención activa de
ninguna cla~ ni en el proceso ni en el desarrollo de los acontecimientos, el
ejército se ha limitado a acompaflar la acción patriótica del Presidente
Terra... (6>.
Terra deb-erfa gobernar -mientras durase eJ estado de excepáón-
con el concurso de una Asamblea Deliberante que desempefaarfa funcio-
nes legislativas y con el asesoramiento de una Junta de Gobierno de
nueve miembros: Teniente General Pablo Galarza, Dr. Alberto Demicheli,
Dr. Franctse.o Ghigliani, Dr. Andrés Puyol, Dr. Pedro Manlni Rlos, Dr. JOM
E.spalter. Dr. Roberto Berro, Sr. Aniceto Patrón y Dr. Alfredo Navarro (7),
"La inspiración del Dr. Terra en la elección de los miembros de dicha
Junta no fue del todo feliz" confesó el conspicuo terrista ~ L Martinez:
..As, fue cómo se vio al lado del hombro probo, sentarse uno que no lo era;
junto al político honesto, aquel de hombrÍa de bien dudosa, y codeándose
con el hombre leal, _é ste otro de mezquinos móviles" -».
Tiempo después la constituirían: Dr. Alfredo Pemin, Dr. Héctor A. Mac
Coll, Dr. José Martirené, lng. José Otamendi (h), Dr. Blás Vidal, Dr. Roberto
Berro, Dr. Alfredo Navarro y Teniente General Pablo Galarza <9>.
Se disolvieron los directorios de los entes autónomos, se redujo el
número de sus miembros a tres o cinco según los casos, se nombró un
interventor -para el municipio de Montevideo (posteriormente los Inten-
dentes pasar~n a desempeflar la autoridad en los diversos departa~
tos) oo>.
Como en su discurso et Presidente habló de "las temerarias ~
económicas" de sus adversariol, adquieren particular importancia los (affl,-
bios en ej gabinete <11>.
El Ministerio de Hacienda lo desempe1'arla Pedro Cosk>, e imerln.
mente el líder riverista y miembro de t. Federación RuraJ, Pedro Maninl
Rfos. Augusto César Bado ocuparía el de Industrias; Andrés Pu)'OI el de
Justid• e Instrucción Púbtu; Antceto Patrón --dirigente del Comitf Nade►.
nal de Vigilancia Económic.a- et de Obfas Públicas. U del Interior ffa
desempeñado por Alberto Demicheli quien ~uego sería sustituido por
francisco Ghigliani; et de Refaciones Exteriores por Alberto Mañé·; et de
Guerra y Marina por el General Domklgo Mendtvil quien lo pasó a
11
desempet\ar poco antes del 31 de marzo, en febrero. (Estos tres últimos
eran los que dependian de la Presidenm de la República según la
Conñitudón de 1917).
En agosto se nombrarfan Ministros •~sin <artera": Ctsar Chartone en
Trabajo y Previsión Social; Eduardo Blanco AC8\iedo en Salud Pública;
Roberto Berro en Protección a la Infanda <ta>,
Esta ex~pcionalidad institucionel permitió • la Presidencia de la Repú-
blica rescatar la conducción económicc>-flnanciera del pals, que la Constitu-
ción de 1917 había conferido al ahora disuelto Consejo Nacional de
Administración.
57
Carbajal Victorica denunció los fraudes electorales y afirmó que el golpe
se dio "no para mejorar sino para empeorar las instituciones", y se retiró con
un sector del riverismo; los cívicos protestaron por el Senado de 15
senadores para el terrismo y 15 senadores para el herrerismo; también
abandonaron la constituyente los blancos "saravistas" <18>.
Mientras tanto Terra gobernaba con una Junta renovada, hizo cambios
en su gabinete, y por deaeto instaló una Deliberante reducida de 99 a 15
miembros, que popularmente se denominó "La Comprimida" <19l.
En octubre de 1933 el Jefe de la Armada, Capitán de Navío Arturo
Juambeltz, había expresado su conformidad por los pasos de Terra: "'La
Nación ha sido salvada. En estos momentos se elabora el Estatuto que ha
de regir la existencia de la nueva Republica y el ha de ser, seguramente, el
mas adecuado para organizar la vida institucional, a tanta distancia del
despotismo como de la anarquía " <20>.
Ese mismo mes, el Inspector General del Ejército, Gral. Sicco, afirmó
que desde algunos sectores partidarios se había manejado su nombre para
suceder a Terra en el periodo 1935-1939, aceptando porque "sueño con la
implantacion en nuestra patria, de una política superior". Fue citado por
Terra el día 20 para solicitarle la renuncia, ya que la intención del
Presidente era evitar mezclar al ejército en la política partidista. El Gral.
Sicco renunció (21)_
También lo hizo el Ministro del Interior, Dr. Alberto Demicheli, manip
festando que los constituyentes de su partido miraban con simpatía su
candidatura presidencial, siendo incompatible su nominación con su alto
cargo <22>. En noviembre se publicitó que la "Agrupación de Constituyentes
Colorados" había resuelto la fórmula Gabriel Terra-Alfredo Navarro para
el ejercicio de la futura Presidencia de la Republica '23>.
Terra aceptó la reelección -prohibida por las con1tituciones de 1830 y
1917- porque era "el unico camino abierto para continuar con seguridad el
programa renovador de la revolución " '24 >.
" El País" informó: "A fines de afio el gobierno da de baja a varios
militares y somete a la Justicia a 67 jefes, oficiales y clases, distinguidos y
soldados acusados de conspiración" <2 s>.
El 21 de marzo de 1934 la Convención Nacional Constituyente procla-
mó la fórmula presidencial Terra-Navarro para el período 1934-1938. El 18
de mayo se clausuró la III Constituyente.
Para que los partidos políticos pudiesen efectuar la campaña electoral
fueron reestablecidas algunas libertades.
El día 19 de abril de 1934 se plebiscitó la nueva constitución y se
eligió a Terra-Navarro por un nuevo período.
Votaron entre 221 .000 electores (aproximadamente el 52% de los
habilitados) y 239.000 (aproximadamente el 57% de los facultados para
58
hacerlo). según se tratara de Senadores, Representantes, Presidente o la
nueva Constitución. En este último caso el "no'' obtuvo poco más de diez
mil votos <26>.
El Senado -según la nueva Constitución aprobada- se compondria
de 15 herreristas (mayoría del P. Nacional que sufragó) y 15 terristas
(mayoría del P. Colorado participacionista). En Representantes ingresarian:
43 diputados terristas, 39 herreristas, 1O riveristas, 2 colorados tradiciona-
listas. 2 cívicos, 2 socialistas y 1 comunista. Se habían abstenido batllistas
"netos", nacionalistas independientes, blancos radicales C27>. Además se
eligieron 19 Intendentes y las respectivas juntas departamentales.
El 19 de junio, el Dr. Terra se autotransfirió la Presidencia por otros
cuatro años.
b) La Constitución de 1934
59
afirmó que "no padezco la Idolatría de eso que ,e llame la reprMentacl6n
propolclona/" (JO).
También fue el Dr Herrera quien con acertadas palabras mostró que
la finalidad de ese Senado tan pecullar •• hace, inefectivas las resotu-
dof:les de la Cámara de Representantes en In que marlan -adem'5 de
los sectores "marzistas"- dvicos. comunistas y socialistas. Lo definió como
"una Cámara de asgunda inatancla que podte "'• 1'81/W, coneglr, flllln8IKJ•,
rectificar, las Idees mal encauzadas o deabordadea que WM1f1Bn de 14
C.mara de Diputados" (lll.
De esta forma la oposidón podria utilizar el Parlamento como tribuna
de denuncias, pero sJn incidir mayormente en el aspecto legistativo.
El terrismo, por su parte, habla propuesto conceder la mayor{a de los
senadores al partido de la mayc>fla (que era itl mismo entonces}, y
distribuir el resto entre los dem'5 partidos por representadón proporcJo.
nal <32>.
En otro orden de cosas la Comtitución quitaba al Poder Legislativo la
Iniciativa en' materia de gastos, Deuda PúbHca y empréstitos, ex~iendo la
mayorfa absoluta de cada (jma,ra para aur Impuestos OJ>.
3) GOBIERNOS DEPARTAMENTALES A CARGO DE UN INTENDEN'Tt,
JUNTAS DEPARTAMENTALES Y JUNTAS LOCALES.
La autonomla munidpal ~no de los rMS e.aros prindplos del Partido
Nacional-- sufría serias limitaciones~ !as Juntas Departamentales no tenfan
inlciatjva en materia de impuestos ni emprfttltos <M>.
No prosperó una propuesta nacionalista "de que la Po/leía tuera un
organismo estrictamente municipal" 05), lo que hubiese .segurado al partido
minoritario incidir en la constitudón de sectores de apoyo con armas.
4) LIMITO LA CONSTITUCION DE NUEVOS ENTES AUTONOMOS, al
exigir dos tercios de votos de cada Cámara para Greartos.
OÍ$minuyó los integrantes rentados de sus Consejos o Directores a no
menos de tres miembros, ni mis de dnco; reestruduró w número; y lo
mas importante, reglamentó la admisión de c.apitales privados para hacer-
los mixtos.
5) RECONOCIO EL PRINCIPIO CORfORATIVO, •I estipular que ta ley
"podrá" ,(facultativo) crear un "Consejo de la Economfa Nac1ona1••, mn
carjder consultivo y honorario, compuesto de lot representantes de las
Intereses económicos y profesionales del pels.
Si bien es verdad que; como dijo Salgado, ta Conftitud6n "no aplkó
en el pafs el Ñglmen corporativo'', 1• dlsposkión por lo prontO reconoció
una de las asplradones de poderOIOJ núcleos empresariales que hablan
apovado a Teffa. (El propio Terra entre las bases para inkiar la Refonna
ConstitucionaJ habla propuesto la "creación de cámaras técnicas honorarias
de asesoramiento Legislativo con derecho de lnidativa pera t a ~
eo
de proyectos de leyes") (36).
6) ESTABLECIO DERECHOS SOCIALES:
- Prohibió la usura,
- Y anunció que en tiempo futuro iba a: fomentar la (onstrucción
de viviendas económicas, reglamentar la distribución d.el trabajo, limitar el
trabajo de mujeres y niños. reconocer el derecho a I• justa remuneración,
a la limitación de la jornada laboral y el cumplimiento del descanso
semanal. Estas medidas fueron identifiC<1das, cuando la visita de Vargas,
con las de la Constitución brasileña de 1934, "que tenía como modelo
principal el discurso corporativista del que fuera aprobado para la República
de Weimar, 1919" (3 7>. (El Dr. José Salgado reconoció q-...e los Constituyentes
de 1934 aprovecharon "la experiencia de las con$tituciones de la poe-
guerra ", considerando a la alemana de Weimar como "una de las mejo-
res ' ) (311>.
7) RECONOCIO LA LIBERTAD DE ENSEÑANZA. Santos Genovese, Cons-
tituyente por el ·•terrismo", afirmó que "si bien es cierto que hemos de
hacer todavía en 1934 un compás de espera s este ideal batllista (ense-
ñanza gratuita y faica), no es m600$ cterto que tampoco hemos cedido
terreno " U9),
8) ESTABLECIO El VOTO SECRETO Y OBLIGATORIO Y RECONOCIO EL
DERECHO Al VOTO FEMENINO.
. ..
El 18 de mayo de 1934 entró a regir la nueva Constitución, instalán-
dose el gobierno legalizado por las elecciones del mes anterior '40).
En la primera sesión de la nueva legislatura, Terra juró por segunda
vez. El Dr. Frugoni, de vuelta en el país y '" el Parlamento, le recordó
"que no cumple lo que jura" '41>.
e) La Ley de Lemas
61
A. de Herrera. Y Herrera sabía, porque los años dan sabiduría, tas conse-
cuencias que podía alcanzar "toda propaganda de renovación filosófica o
social" (4 2). Esa era en realidad la gran causa que separaba a blancos de
otros blancos, y a colorados de otros colorados.
Claro que el problema era que blancos y colorados partidarios de
reformas sociales y económicas tenían más puntos de identificación con el
socialista Frugoni que con los doctores Terra y de Herrera. La cuestión era
evitar la coincidencia electoral de aquellos sectores antiterristas, dispuestos
a apoyar fórmulas de transformación social, reformistas en unos casos, y
hasta revolucionarias en otros.
Por supuesto que habta matíces, que si bien algunos utilizaban un
ienguaje radical, habia muchos otros que no pasaban de ser tímidos. Pero
ese no era precisamente et punto.
Para resofverlo se dktó una serie de leyes. La primera de ellas, de
1934, resolvió conceder el lema de cada partido -en pertenencia exclu-
siva- a la mayoria de sus componentes. Esta disposición, promulgada
pocos días después de la eleccíón y plebiscito nacionales. otorgó al herre-
rismo y al terrismo los temas Partido Nacional y Partido Colorado Batflista,
impidiendo su uso por el nacionafismo independiente. et radicatismo blan-
co y las diversas fracciones batllistas que se habian abstentdo de concurrir
a las urnas (43).
Otra, de diciembre de 1935, reconoció como personas jurídicas a los
partidos políticos propietarios del lema, "cuyos fines no sean opuestos a la
Constitución ni a las leyes de la República", con la facultad de administrar
y d isponer de tos bienes partidarios. El diputado herrerista Cusano, reco-
nocía que: "El m8pa pol,t rco del país ha cambiado. Junto a los partidos
rraa;cionales actúan núcleos de diversa conformación ideológica. Los propios
partidos antiguos han sufrido fraccionamientos de cierta entidad. Nada resta
ya del antiguo patriarcado" 1:44>.
La tercera, aprobada en 1939 cuando gobernaba Baldomir, establedó
el derecho al sub-lema que pasaría a acumular sus votos al lema parti-
dario (45 l.
De esta forma la verticalidad impuesta por el tema emotivo-cromático
tendla a evitar los acuerdos horizontales entre fracciones de tos dos
grandes partidos entre sí y con otros partidos.
Eduardo V. Haedo escribió al respecto: "En 1934-38 íntegra (Herrera)
el Senado de la República. Auspicia la ley de Lemas como forma de evitar
la formación del Frente Popular" <46>.
82
d) El oficiallsmo se divide
63
nalistas de Otamendi-Patrón- no eran los únicos contendientes. En 1936
no se sabía a ciencia cierta si las diversas fracciones del batllismo "neto".
el nacionalismo independiente y el radicalismo blanco mantendrían en las
elecciones de 1938 su abstencion1ismo. Tampoco se sabía si el "Frente
Popular" había fracasado irremediablemente o simplemente había sufrido
tropiezos.
Para superar satisfactoriamente las eventuales contingencias se habla
ideado una salida viable: que Terra y Herrera, propietarios de los dos
lemas mayoritarios, pudiesen votar bajo un lema común que pondría fin a
la división -ya centenaria- de las dos divisas.
Sin embargo, la realidad no ofreció mayores sorpresas. Ni se formó el
"Frente Popular", ni acudieron a las elecciones los sectores blancos y
e:olorados desplazados en 1933.
Para prevenir futuras angustias, en 1939 se aprobó la h~y por la que
los sub-lemas podlan acumular sus votos en el tema partidario.
A pesar de las diferencias programáticas, se ~ogró mantener la identi-
dad cromática. Se había asegurado la sobreviv~mda de la tradición.
84
nutWBmenfB se h""'8 de- relonnlsmo constitucional, no '8t,go tJcon..wnte
srn p,oclamal que ,-o a mi wu también soy un pBlfldeno de tal revisión. SI
nuest,o código encletra cléusulas que exigen oonece&, no debe condenarse
al &,tlJÍS • vivir .,,.,.,.. encerrado . , nd-. lmpopula,8S y moles-
. . . .. " (SS)_
~junio de ese año, un Mitin pro nueva Constitución y l ~ democrá-
ticas, que reunió una multitud estimada en 200.000 personas, constituyó
una etapa en el cambio de -o rientación polftka que se plasmara con la
Consthución de 1942 y el regreso de4 batHismo <56). Sin embargo, la ley de
Lemas SQbreviviria hasta nuestros d'5 Nacionalistas independientes vota-
rfan bajo et mismo lema que el herrerismo, sumando esfuerzos para
intentar derrour a los colorados-. Batllistn, _,istas y riW!ristas har,an lo
mismo en ., otro bando.
f) El aJtjamiBnlo de Terra
2) LA OPOSICION
a) s auicJdlo de Brum
65
Poco antes, frente a la inminencia de los hechos, Luis Batlle habla
propuesto a las autoridades batllistas que los consejeros nacionales desap.
recieran para así impedir la destrucción del Consejo y permitirle -desde
algún punto de la ciudad o del país- acaudillar la resistencia. Pero la
sugerencia no tuvo andamiento. Brum estaba entre los que se habían
opuesto: "Si el Golpe se da y la Policía quiere prenderme, Is recibo a
balazos. Mato y muero" (60>. ·
Al igual que miles de uruguayos, Luis Batlle se preguntaba : "¿por que
se mató Brum1 (.. .) Brum no pod1a esperar al Pueblo, porque sabía que el
Pueblo estaba indefenso" (6 1>.
Años después el ex-Consejero Gustavo Gallina!, en honesta autocrítica,
admitía que habían sobrestimado el grado de cultura civica nacional, que
habían pensado --en aquellos momentos-- que el pueblo no toleraría el
cercenamiento de las libertades <62 >.
la United Press anotaría que si Brum buscaba convertirse en mártir
hubiera provocado su propia muerte, avanzando hasta donde estaban las
fuerzas gubernístas (63 >.
José luciano Martínez, apologético biógrafo de Terra, diría: "Fue un
caso tan fatal, tan común como patológico" <64>. Junto a él, el terrismo no
.ti.tubearia en admitir que el suicidio de Brum no fue un acto político, sino
de desequilibrio emocional. Y para demostrarlo adjuntaba pruebas de
amigos y facultativos (65>.
Sin embargo, el propio Gabriel Terra en un dtscuno radial en 1935,
proporcionaría · otra ve~ión de los hechos:
"Ese mismo general Martínez Oulio César) que aparece despues en los
sucesos que antecedieron a la Revolución de Marzo, para hacerle creer al
Dr. Baltasar Brum que podía contar con el apoyo del Ejercito a traves de la
adhesión incondicional de setenta oficiales. Atrevida afirmación que provoc:ó
la desesperada angustia de aquel ciudadano, que el día de la Revolución
aguardó durante siete horas. en medio de la calle y revólver en mano, que Is
guarnición de la capital corriese en su ayuda (...) <66>.
66
Los m65 de ~llos serían embarcados rumbo al exilio. Según el hijo d•
T~rra: "El gobierno no tt.No necesidad de utilizar otras fuerzas que la policía,
en el cuidado del ordf;ln. Dispuso de doce detenciones que a los cuatro
días habían recobrado la libertad y el alejamiento de cinco políticos del
régimen" <68>.
A fines de 1935 la nómina de desterrados llegaba a sesenta y cin-
co (69),
En cumplimiento de las disposiciones que limitaban la libertad de
prensa, los diarios comenzaron a aparecer con espacios en blanco en el
lugar en el que se
debieron publicar 105 artículos censurados. Nuevas
normas Je irían acumulando: 19 de ,nayo de 1933, 18 de junio de 1933,
14 de abril de 1934...
l,a pena podla llegar a ta clausura del medio de comunicación.
En ocasiones se liberalizaba et sistema, para luego reimplantarse, si a
juicio del Poder Ejecutivo las circunstancias así lo exigían.
Los procedimientos para impedir ta aparición de los periódicos que
molestaban fueron múltiples y novedosos. Frugoni escribió al respecto:
·'La dictadura uruguaya se vale de la corriente electrica para impedir la
salida de los diarios que le incomodan ... En cuanto dejan de recibir la
energía propulsora saben a que atenerse" oo>.
e) La Universidad
67
d) La muerte de Grauert
Pocos días después del g<;>lpe, Terra suscribió una serie de convenios
laborales con la Oficina Internacional del Trabajo -en ese entonces
dependiente de la Sociedad de Naciones, con sede en Ginebra--. Pese a
que la medida fue ,i nterpretada como un gesto de buena voluntad hacia
el sector •o brero, la detención de dirigentes sindicales y la publicitadón de
los términos en que era a>ncebida la licencia anual obligatoria (un "true-
que" por feriados suprimidos que excluia a los obreros entre los benefi-
ciarios, y que dividla a los asalariados en dos categorías), disiparon toda
duda. A pesar de que la situación económica se agravó para los trabaja-
dores, fracasó un intento por unificar a las tres federaciones laborales
existentes en una confederación única (80>_ El mismo no pudo properar ni
siquiera al aprobarse la nueva Constitución que propiciaba la formación
69
de sindicatos por el Estado, y el Código Penal redactado por el Dr. lrureta
Goyena -<:o-fundador y dirigente de la Federación Rura~ que prohibió a
los funcionarios públicos et derecho ~ huelga.
Fue en 1934 que una reivindicacíón, salarial de los obreros de la
empresa de "El Día" desembocó en un conflicto de inusitadas proporciones.
al decretar la patronal gráfica el lock-out de las empresas (a excepción de
"La República" y "El Bien Públko'J,
Previamente, y mientras la oposición toda organizaba una gran mani-
festación pública por el restablecimiento de las libertades, el Dr. Ghigliani,
con gran habilidad, habia publicitado la existenda de un pacto secreto
que solidarizaba en casos de conflicto con su penonal a los prind~les
diarios opositores. ("El Día", "El Ideal", "El País", "B Plata'}. con aquellos
que defendían al gobierno de facto ("EJ Pueblo", "La Mañana .., "El Diario",
"El Debate'). La huelga contra "El Día" se inició en agosto. después de
meses de gestiones. Las empresas involuuadas en el convenio patronal,
solidariamente, cerraron sus talleres y despidieron a los obreros ("EJ Pue-
blo" ni siquiera pudo informar sobre la visita de Terra al Brasil, al
suspender su aparición). Pese a que el 16 de octubre un paro en apoyo de
gráficos y vendedores de diarios movilizó solidariamente a gran cantidad
de sindicatos, el movimiento fue derrotado •o.
El conflicto gráfico tuvo, además. derivaciones polfticas: 1) Agravó las
disensiones en el batllismo (en vida de Batlle y Ordóflez su diario había
implantado la distribución de uttlidades) 'I en et nacionalismo indepen-
diente; 2) Fracturó a la oposición (la ma.nifestadón opositora no se
realizó); 3) Alejó las posibilidades de entendimlento entre la izquierda y
los sectores democrátícos de los partidos tradicionales.
g) La revolución de 1935
72
da en sus legítimas aspiraciones de bienestar económico y dignidad espirl·
tual; y aherrojada brutalmente la segunda, perseguida, desterrada, desposeí-
da de los derechos conquistados bajo la égida de los gobiernos democra-
tlcos, y rebajada al mas repugnante nivel material y moral, sin mas posibi-
lidad que la acción del terrorismo individual.
En el te"eno económico, presenciamos la entrega de las riquezas del
suelo y subsuelo, a los representantes de la plutocracia mundial, y el conttOI
d9 las vías de comunicación entregado a las compañías extranjeras, mientras
el valor adquisitivo de nuestras materias primas se supedita al capricho
voraz de las grandes casas exportadoras extranjeras.. . " C9 5>.
Por lo pronto, se puede constatar que Basilio Muitoz hablaba un
nuevo lenguaje, que para nada se identificaba con el da las patriadas
anteriores.
Los escasos dias que duró la revolución de 1935 no le restan impor-
tancia a su sentido político: blancos y colorados habían muerto luchando
contra otros blancos y colorados, marcando un entendimiento horizontal
que trascendía a los lemas partidarios (uno de cuyos antecedentes lo habta
constituido el pacto de 1931; y en el campo adversario, el reformi,mo
oonstitucional que derivó en el apoyo al golpe de Terra).
También mostró que la ausencia de unidad entre todos 101 sectores
Opositores llevaba irremediablemente al fracaso.
Con el tiempo, el liberalismo rescataría el gesto de Brum, y con menos
vehemencia recordaría a Grauert. A los caídos del '35 se les reservarla el
olvido.
73
bondadoso", prodamó la necesidad de contestar a ta violencia con ta
violencia.
La respuesta no se hizo esperar. se clausuraron los periódkos "El Psís",
"El Día", "Crónicas" y "Uruguay" y se detuvo a 23 opositores, entre ellos
<austavo Gallinal y Marcos Batlle Santos (97)_
Mientras tanto, del exterior llegaban los mensajes de salutación a
Terra; de Adotfo Hitler, del presidente del directorio londinense del Ferro-
carril Central, de los prestamistas Glyn, Mills de Londres (98)_
El 8 de junio se realiza una manifestación de desagravio al gober-
nante. Los embajadores de Alemania e Italia hablan convocado a sus
respectivas colectividades a adherir a la misma <99).
Una Misa de Acción de Gracias se efectúa en ta Catedral, oportunidad
en que reciben la comunión la señora de Terra y sus hijas.
El Arzobispo es criticado por "El Pueblo": "se aleja de la Catedral,
precisamente, unas horas antes de que Is sociedad montevideana Invada
aus naves en acción de gracias por la salvación mllag~a del Presidente
Te"ª· .. (100).
Oías después, Terra se dirigirá por radio at país, advirtiendo que
"Ef «tirano» está firme, hoy coma ayer, en su puesto de combate en la
extrema vanguardia de las fuerzas de la Patria" <100.
Años después "El País" efectuarla un balance del atentado: "Numero-
sos ciudadanos de la oposición, a quienes e"óneamente se supuso cómpli-
ces del hecho fueron aprehendidos y torturados, como lo comprobó ulterior-
mente una comísión investjgadora parlamentaria... " 002>.
Poco antes de consumar el atentado, Bernardo Garda le habla envia-
do una carta al Dr. Navarro. De ella se deduce que el móvil de la acción
era asesinar a Terra, para que asumiese el Vice-Presidente de la República,
deseándole que pudiese hacer feliz a la República <103>.
1) Los Intelectuales
74
La peculiar coyuntura de los años treinta --4tn especial al iniciane ta
guerra civil española- produce una seria fractura ideológica en ta intelec-
tualidad uruguaya que, cada vez más, comienza a embanderane en tomo
• dos Ideas básicas (antiimperialismo - antifasdsmo). Surgen asl asociacio-
nes cutturales --<0m0 la AIAPE (Asociación de lntelectuates. Artistas, Perio-
distas y Escritores}- que profesan, según Graceras, ..una actitud poldlca
muy general frente a problemas muy generales" '104)_ Sin embargo no se
puede dejar de señalar que la lucha contra el fascismo, pero en particular
el apoyo al gobierno republicano español, fueron las causas determinantes
del vuelco hacia la izquierda de un sector de la intelectualidad uruguaya.
Tampoco se puede ignorar que el 31 de marzo de 1933 actuó de línea
divisoria en el mundo de la cultura, y que no todos se resignaron a .ser
meros espectadores. Asi, mientras el poeta Emilio Frugoni era deportado,
el filósofo Carlos Vaz ferreira luchaba contra la Ley C>fll'nica de la Univer•
sldad, los escritores francisco Espínola y Justino Zavata Muniz empuñaban
las armas en 1935, el pintor Pedro Figari env,aba telegrama de adhesión a
Terra, y el escritor carios Reyles asumía la direc.dón del SODRE.
75
que aun tema el Partido Comunista y por no haberse logrado Js unidad
orgánica de todo el proletariado; y por Is ausencia de fuertes sindicatos en
las industrias fundamenta/es'' (10 7 >.
Además, había un hecho que había distanciado a la izquierda de
algunos núcleos de los partidos tradicionalet: et lock-out a los gráficos en
1934, en el que, según Ulises Gracerz!., "la po/Jcia de 111. o·ic!adura protegía a
I08 cJiarioS antJdíctatorfal':1,:· o·es tos -.Jbrero:; ant:die tato,iaJes ·· e, 08>.
Sin embargo habi.:1 cfüigentef de ;ll:S ~drtidos tradicionales dispuestos a
un frente único. Basilio Muñoz, veterano de las revoluciones de Saravia,
exhortó al nacionalismo a constituirlo: "Un Frente Popular, repito, ya
sellado por los hechos y consagrado por las masas y al cual habra que
darle el programa mínimo y concreto que todos sentimos" <109>. En filas
batllistas lo habrían acompañado --entre otros-- Zavala Muniz. Rodriguez
Fabregat, Acevedo Alvarez, Minelli y Héctor Grauert <110,.
En cambio, un principio de unidad -efímero- se dio en la izquierda.
En la elección de 1938 socialistas y comunistas levantaron una candidatura
común : votaron a Frugoni. En Montevideo lograron siete mil votos menos
que los herreristas (11 1)_
A pesar de las disidencias, de la falta de unidad, del espontaneísmo
de algunas acciones, del lirismo de otras, de no forjarse una gran organi-
zación común, los opositores no le hicieron la vida fácil a Terra y sus
aliados. Uno de sus méritos, estuvo reflejado en las palabras con las que el
dirigente de la autodP.nominada ''Revolución de Marzo" se refirió a la
oposición al entregar el mando a su sucesor, palabras que implicaban un
reconocimiento pero también una lección: "solamente los gobiernos totali-
tarios, pueden aspirar a suprimirla .. (112>
3) EL AUTORITARISMO TERRISTA
76
Informó que Terra había elogiado al Duce y al fascismo afirmando que loa
"camisas negras" eran continuadores legítimos de los "camisas rojas" de
Garibaldi <113),
El Ministro del Interior de la novel "Tercera República", • Dr. Francll-
co Ghigliani, dirfa: "Creo QU8 Mussolinl tiene razón al decir que la únk;a
llbertad que pueda ser cosa seria es la llbertad del Estado y del Individuo en
el Estado" 0 14>,
El diario del Presidente seguiría atentamente la experiencia soci.al y
económica "de la admirable Italia fascista" <115>, con indisimulada simpatla
siempre, en especiat a partir de julio de 1935, cuando al ser separado de
la dirección Ghigliani, lo subrogó el Dr. Domingo Bordaberry.
Terra fue condecorado por el Rey de Italia. El Vice-Presidente de la
República también. La colectividad italiana, y sus grupos pro-fascistas (al
igual que los falangistas en 1936) encontraron un dima tolerante ~
complaciente en el Urugua1 terrista. Pero ese mismo año, al arribar Roose-
velt se constató un nuevo lenguaje: "Las filosofías de Hitler y de Mussolini,
no son las nuestras. Ni las queremos. Ni las hemos deseado nunca" (116).
Es que la experiencia social y económica del "New Deal" también ••
admirada. Años después. durante el gobierno de Baldomir, señalaria el
periodista norteamericano John Gunther, refiriéndose al Dr. César CharD-
ne: ''He OÍdo de él -la misma tarde- hablar a favor de los fascistas por un
lado y a favor de los nonsamericanos par el otro" <11 1>,
Uno de los opositores al terrismo, el Dr. Gustavo Gallina!, diría: "No
fue doctrinariamente fascista el régimen surgido del golpe de fu&rza" '1 11).
Resaltaría que, por lo contrario, se habla decorado "con pomposa•
declaraciones de respeto a la soberanía y fue pintado como une resttturaclón
de la verdadera democracia".
Algunas singularidades pueden 5er seflaladas al respecto. Terra no
intentó crear un nuevo movimiento, iino que pretendió asumir la repN-
sentatividad del batllismo. Por otra parte, en el nuevo Parlamento que se
instaló ese año, había representantes socialistas y comunistas.
A pesar de las limitaciones en la libertad de reunión, el batllismo
opositor pudo hacer funcionar w Convención y realizaron actos politiCDS
también Jas restantes colectividades, especialmente a partir de 1935.
Este autoritarismo "sui generis" sustentó también un nacionalismo
''su' generis". "El Pueblo" en una oportunidad recordó que una sola
escueta se denominaba "Artigas" mientras pululaban las que recogían los
nombres de otros países: Austria, Grecia, Yug<>eaavia, Alemania, Japón,
etc. Y anotó: "esa utilización heterogénea de nomt,tes universales sirvió al
Internacionalismo de los que querían trasegar y contundir en esta tierra •
todas latJ Ideas, a todos los símbolos, a todos los héroes, a todas las
lenguas del mundo. Y así venía bien la célebre definición de la patria que
77
más de una vez oímos ert las más importantes escuelas de Montevideo: "La
patria 9$ la humanidad" (119).
Sin embargó, á la hora de suprimir feriados, se incluyó entre los que
caducaban aqu,uos que se identificaban con el nacimiento del país (19 de
abril, 19 de junio, 18 de Julid).
Al igual que otros autoritarismos contempOráne0$, el tetrismo no
descuidó cierto culto a la personalidad de su conductor. Terra era pública-
mente lisonjeado desde el periódico que apoyaba su gestión, que lo
revestía de una bondad paternal. 5tJ mffianismo -que mucho de eso
había- era de corto alcance: las circunstancias lo habían obligado a dar
lo$ pasos que había dado. Esa justificación casi pennanente sirve para
aquilatar cuán hondo había ca!~do la legalidad cQnstltucional.
Pero el Presidente no impidió que ese afán por resaltar las cualidades
de su persona lo eternizara: la represa hidroeléctrica llevaría su nombre;
la Administración Nacional de Puertos bautizó "Presidente Terra" a un
mercante griego rescatado de su encalladura en aguas uruguaya, <120>.
Filofascísmo, nacionalismo, personalismo, serían algunos de los ingre-
dientes del nuevo tiempo político nacido el 31 de marzo.
78
capitulo 11
EL PROCESO ECONOMICO
1) LA POLITICA ECONOMICA
79
•> Comercio exterior
b) Ganadería
80
Nac;íonat Honoraria pro Mejoramiento de la Producción Ovina". Toda1
estas disposiciones tendían a que el país y los productores obtuvl••n una
mejor retribución por sus ganados.
Para proteger a los arrendatarios se prorrogó hasta 1936 inclu1lv• la
rebaja en los alquileres de campos fallada por los Jurados de Concltlaclón
creados en 1931.
Pero donde el terrismo se diferenciaría nítidamente de la poUtlcli
adoptada por el Ejecutivo colegiado sería en la parte impositiva.
En abril de 1933 se rebajó en un diez por ciento la contribución
inmobiliaria rural; en 1935 se concedió el 20% de reducción en el aforo
de la propiedad rural que no habia obtenido rebajas después de 1932; en
1936 se consolidó la deuda de los morosos del impuesto territorial, que
podría abonarse en diez cuotas anuales.
Uno de ,os problemas más acuciantes de los productores rurales era el
endeudamiento, especialmente -dada la modalidad crediticia de la épo-
ca-, el hipotecario que afectaba los bienes. Charlone fijó la política al
respecto: "no hemos de consentir jamas que la crisis los arrase y los elimine
de los planos de producción, restando/e as, al país el concurso de energías
preciosas" <4>.
En 1933 se decretó suspender por cinco añ<H las amortizaciones de los
préstamos con el Banco Hipotecario del Uruguay, facultándose a la institú-
ción por igual lapso a suspender la amortización de Jos títulos de deuda
que le habían provisto del capital prestado a los productores. Es Jecir que
los rentistas deberían pagar las dificultades del ~ r productivo.
Además se rebajaron los intereses. y para financiar la medida se debió
echar mano a los recurws de la devaluación de 1935. También 5e decretó
la disminución de los intereses hipotecarios contratados con particulares.
La política cambiaria y monetaria permitiría reducir en los hechos la
deuda de los productores. La devaluación de 1935 proveyó de fondos al
Banco Hipotecario para sufragar la continuación de la rebaja de los
intereses de los préstamos hipotecarios concertados con el sector rural, "I
financiar lcU primas al ganado.
En 1936 una negra sombra se cernió sobre los ganaderos. Después que
Uruguay había logrado finaJmente un acuerdo con Gran Bretat'la para
paliar les consecuencias restrictivas de los acuerdos de Ottawa, esta última
IP'icó un impuesto a los embarques de carnes al Reino Unido a partir del
1° de enero de 1937. Era, según Chartone, una emergencia aún más
''ca/amtosa" que la de 1932. Estado, detegados de los productores y de los
frigoríficos convinieron en evitar que el impuesto lo pagaran los produc-
tDres y que afectase k>s precios de Ja Tablada: se financiaría con una
prima espec¡al a los exportadores <S>.
Los productores rurales no siempre estuvieron de acuerdo con el valor
81
y el destino que se fijó para las divisas de las exportaciones, lo que hasta
cierto punto resulta comprensible si se tiene en cuenta que el terrismo
debió también contemplar 105 intereses de industriales, importadores y
frigorlficos.
Los censos ganaderos --de ser comparab4es- muestran que entre
1930 y 1937 aumentó el stock vacuno, cayendo el ovino. Acusan casi igual
cifra de vacunos que en 1908, con 1ensible disminución de ovinos. Sin
embargo, en esas tres décadas se produjo un importante cambio cualita•
tlvo en la ganaderáa uruguaya: el ganado mestizado habia prác:tic.amente
erradicado al criollo, aunque diversos testimonios coinciden en afirmar que
el grado de refinamiento aún dejaba mucho que desear.
e) lndustna
82
Terra reglamentó el funcionamiento de sociedades anonimas, mutualistas
y cooperativas. Pero ante las quejas de algunas entidades empresariales,
Baldomir revocó la medida en setiembre de 1938 (8)_ Entre 1933 y 1.937 se
gravó con un impuesto los intereses de algunos títulos (Deuda lnterf'\a,
Hipotecarios), medida que si bien fue fundamentada en la necesidad de
que también tos rentistas pagaran la crisis, pudo tener cierta importancia
en la canalización de capitales hacia la industria. Era por lo pronto algo
que habían solicitado enfática mente algunos ,ectore1, que reaccionaron
contra la tendencia a radicar capitales en bienes inmobiliarios, titulo, y
depósitos bancarios. Sin embargo a pesar de que se fundaron numerosa,
sociedades anónimas, la Bolsa fue escasamente utilizada como vivificadora
de la industria nacional.
Aun cuando el periodo de estabilidad monetaria hab,a quedado atrá1,
la expansión del sistema bancario --que necesitó captar deposites--- mu••
tr11 que a pesar de la crisis era dif ,cil reconvertir totalmente la, tendencia,
inversionistas de la sociedad uruguaya. La situacion economica y la rebaj•
de los alquileres debió disminuir la construcción de casas v ed1ticio1 de
renta. El terrismo presto especial atención a la actividad turística, que en
un momento de escasez de divisas pod1a auxiliar muy favorablemente la
balanza de pagos. El pais comenzó a mirar con mayor insistencia al Este, v
et fomento a la construcción de hoteles captó parte del excedente de
c.pitétl.
De suma importancia para la actividad industrial puede considerarse 11
creación en 1933 de una nueva forma mercantil, lcts sociedades de respon•
aabilidad limitada, tendientes a posibilitar la capitalización de la clase
media.
Una comparacion entre los censos industriales de 1930 y 1936 muestra
un importante crecimiento empresarial, y a pesar de los efectos de la
·depresión, el producto industrial y la rentabilidad en la década del treinta
fueron satisfactorios.
Numerosos establecimientos nacieron en este periodo, percibiendose
11'lgunas industrias dinámicas, como la del caucho, refinación de petróleo,
lfflttalúrgica, etc. Y si bien hay actividades que decayeron, como la cons•
ttrucción y la industria de la carne, otras mostraron s•gnos de expanstón.
11
la industria logró absorber inversiones de su propio sector, pero tam·
1Wt•n def mercantil, afectado por la crisis, especialmente del comercio
ltfftportador.
Pero como rasgo estructural de la industrialización uruguaya siguen
·l fttacandose en importancia las micro-empresas. Es decir que parte de la
ftn1mización fue obra del incremento de los pequeños taUeres, sin tecno-
!"'911sofisticada y con reducido numero de obreros.
No deja de ser significativo que un porcentaje importante del creci-
83
miento industrial se asiente en una gran industria: la refinena de
ANCAP (9>.
d) Agr,culluri:J
84
• • A, •
85
e) 8d11ca
86
Np•r• que el proyecto de dicha ley sea mantemdo en su tenor actual. cu,,
'''" eo/a mod,hcac1on, a saber: que los Bancos deben guardar electwo pam
M reservas metalicas, en vez de ,nvert,rlo en titulas de deuda publlca,
oomo contiene el proyecto" <11>.
L• ley contempló tres tipos de instituciones: Bancos, Casas Bancarias y
C1j•1 Populares.
La fundación de estas pequeñas instituciones fue reglamentada y en
11 dtcada del cuarenta se diseminarán por el interior, ampl~ando el
mercado de capitales y permitiendo la constitución --junto con las sucur-
Nl11 de algunos bancos montevideanos- de un sistema bancario privado
nacional.
La nueva ley f acuitaba al Poder Ejecutivo a limitar el íntetés máxime
IObre depósitos si as1 lo solicitase la mayoria absoluta de los banws
afiliados a la Cámara Compensadora. ·
Según el informe de una comisión legislativa, el proyecto contaba con
"•I general beneplacito de la Banca de plaza" (18>. La misma a la que e.i
1907 el Banco República arrebató el privilegio de emitir moneda, y qu~ a
partir de 1935 integró -junto a otros- el Departamento de Emisión dei
binco oficial.
f) Deuda Externa
fr1
extranjero, equivalió a una rebaja de intereses <2°>.
En diciembre de ese año se resolvió que durante el ejerc1c10 finan-
ciero de 1934 el servicio de la deuda externa se haría en moneda
extranjera, rebajándose los intereses a un máximo del 3,5% anual. En
enero de 1934 se exceptuó a los empréstitos municipales emitidos en
Estados Unidos, que se seguirían atendiendo en pesos uruguayos ci 1>.
Tiempo después se señalaría que en 1934 Estados Unidos no había
logrado cobrar interés alguno sobre un tercio de sus colocaciones mundia-
les <i2>.
Tampién se afectó a los tenedores de títulos de Deuda Externa
radicada en Uruguay: fueron fiscalizados para impedir la especulación y se
intentó obligarlos a cambiar sus papeles por Deuda Interna para evitar
que aprovecharan las ganancias adicionales proporcionadas por la baja del
signo monetario uruguayo (1935).
~ En 1935 Uruguay se comprometió ante Londres a pagar sus deudas
{interés 3,5~ anual). Condiciones de pago y rebaja de intereses fueron
negociadas satisfactoriamente con Estados Unidos en 1937. En 1939 se
haría· un arreglo con Gran Bretaña. Ambos acuerdos sanearon el crédito
externo uruguayo
· Para proseguir con la política de obras públicas a la que se encontraba
abocado el Gobierno para superar el problema de la desocupación, se
debió recurrir a la financiación interna, siguiendo el camino del que se
habían mostrado partidarios muchos batllistas al comenzar la crisis r,:nundial.
A pesar de que el terrismo tomó muchas medidas que afectaron a los
inversionistas (impuesto a los títulos, rebaja de intereses, devaluación) el
monto del crédito público aumentó considerablemente entre 1933 y 1.938,
aunque posiblemente no todo fue absorbido por el capital privado.
88
plos tradicionales. Pero no lo eran en lo internacional, después que Gran
1
89·
cuando la colect,v,dad les haya devuelto las gananc1é1S que les confisco
desde la implantación de la ley sobre Contralor de Cambios. . . lldl,
La aceptación de la desvalorización monetaria serviría para incremen-
tar el ingreso de los ganaderos, impidiendo que la baja de los precios
internacionales se trasladara a lo interno '29>. En 1933 se creó el "cambio
compensado", con una prima del 40% sobre el oficial; en 1934 se legalizó
el mercado negro creándose el "cambio libre dirigido". La aceptación de
la desvalorización de la moneda se fue dando gradualmente, al concederse
a las exportaciones tipos cada vez mas altos, acercándose al valor del
mercado libre.
El tipo cambiario permitió favorecer o afectar actividades; sólo basta-
ba con conceder moneda cara o barata. Hacia 1936 ei peso uruguayo
comenzaría a v~lorizarse. En diciembre de 1937 el gobierno de Terra
introdujo un cambio fundamental en la política económ1ca: abandonó la
política subvaluadora, que habría favorecido a ganaderos 'I frigoríficos,
aceptando la valorización del peso. Es decir que reconoció la baja del
precio de la moneda extranjera.
Lentamente la primavera con los ganaderos iba llegando a su fin.
Se tomaron medidas para contrarrestar el efecto de la suba del peso
sobre la industria nacional, que se podía ver amenazada por el consi•
guiente descenso del precio de la manufactura extranjera. Pero también el
Estado sacó tajada: entre los diversos precios a que se tomaban y vendían
las divisas había una "diferencia" de la que se apropiaba y a la que daba
destino U0>.
Eduardo Avecedo Alvarez, ültimo Ministro dé Hacienda del régimen
legal, escribió en 1937: '"La situac;on del pais da la sensación de que
estamos en la prosperidad (.. .). Pero convengamos. que la riqueza esta mal
repartida. El pais estara bien en su conjunto, pero nunca ha habido tanta
desocupacion y tanta miseria en las clases modestas" oo.
El modelo económico terrista había salvado el aparato productivo del,
país, favoreciendo la concentración del ingreso ., la acumulación de capital.
Las inversiones "ociosas" en depósitos bancarios "I títulos de deuda
sufrieron la reducción de sus valores reales y de sus intereses. Lo mismo
aconteció con el endeudamiento de los productores rurales.
Era una solución "empresarial" para un momento de crisis: primero
crear la riqueza; después distribuirla. .
Aunque el después quedaría para la entrante década, la del cuarenta.
90
política estatista y el cese de la hostilidad al capital extranjero. Teni,m-io
•" cuenta esas reivindicaciones, adquiere particular importancia el cnmpOf
tamiento del terrismo y las fuerzas que lo apoyaban con respec~<l al
Estado, y al capital, tanto nacional como foráneo. El Ministro de ln".iustm11
Dr. Augusto César Bado, en octubre de 1933, dio la posidón oficial sohre
ti tema: ··La intervencion del Estado debe manifestarse en forma t;.I qtHJ
propicie e impulse la iniciativa privada, que la encauce y la dirija pe, el
oamino mas favorable a su prospero desarrollo pero que no la susrituya
porque la iniciativa privada al no ejercitarse se atrofia y estamos muy
distantes de poseerla en exceso. Debe reservar solamente su acción dire~a
para las industrias aplicadas a determinado orden de servicios publicas" 0 2>.
Ello explica las razones por las que no se retrocedió en lo andado, y
también algunas peculiaridades del estatismo terrista, destinado a servir
de "andador" al capital nacional. Sin embargo en algunos casos la reali-
dad no se presta a esquematismos simples, en lo que influye el origen
batllista de Terra y sus seguidores y las concesiones en aras de mant~ner
el consenso político que se hicieron a• herrerismo, y también al riverismo.
La agresividad contra el capital extranjero cesó. Una de las medidas
que tempranamente adoptó el Ministro de Hacienda Pedro Cosit) fue
reconocer las deudas que el Estado mantenía con las compañías británicas
por prestación de servicios UJ). El herrerismo, por su parte, propició que se
exonerase a los ferrocarriles británicos del pago del impuesto al ausen-
tismo, como también a las compañías que abastecían de agua y gas a
Montevideo. Decía ''E/ Debate": "necesitamos del capital europeo como de
agua el sediento. Sin su poderoso y benefico concurso, nuestra avolucinn
progresista sera difícil y muy demorada" (34).
El herrerista Saviniano Pérez presentó en mayo de 1933 un proyecto
al respecto a la Asamblea Deliberante, y con fecha 12 de diciembre de P-Se
año se resolvió exonerar del impuesto al ausentismo que gravaba al
capital extranjero invertido en el país a: 1) las empresas de ferroc;irril'!s,
Aguas Corrientes, Gas y muelles; 2) instituciones de crédito; 3) industrias;
4) establecimientos agropecuarios considerados modelos U5>.
El número de integrantes de los directorios de los Entes autónomo~ se
redujo. Pero además_se afectaron sus posibilidades económicas. En mayo
de 1934 se decretó la obligación de las instituciones estatales de verter ai
Rentas Generales el ochenta por ciento de las utilidades líquidas, con lo
que se limitó la necesaria reinversión de utilidades en la ampliación o
mejoramiento de los servicios, entendiéndose que podían "no ser impms-
cindibles, por lo que correspondería esperar para realizarlas, una oportt •nirlad
mas favorable" (16).
La Constitución de 1934 estableció un~ mayoría especial para crf:'ar
nuevos entes autónomos, lo que según Gabrief Terra (hijo) elimi'laba la
posibilidad de efectivizarlos un. Pero además se reglamentó la incorpora-
91
c1on del capital privado, lo que, de consumar:se, los transformaría en
mixtos. (Para explotar los yacimientos auríferos del norte del país, en 1937
el Consejo de Ministros se inclinó por la solución de formar un consorcio
entre el Estado (UTE) y capitalistas británicos).
Singular importancia adquirió la promulgación de la llamada "Ley
Baltar" en 1936, que derogaba las disposiciones legales que reconocían a
ciertos entes autónomos del Estado la facultad de implantar monopolios
de cualquier clase. En la :fundamentación que de su escueto proyecto hizo
el diputado Joaquín Saltar --que no fue una figura relevante del proceso
"marzista''- dejó bien sentado que la ley enfilaba hacia ANCAP. Sin
embargo, también podía afectar a UTE, Administración Nacional de Puer-
tos, etc., que aún no habían logrado en sus respectivos campos sustituir
totalmente a la actividad privada.
A continuación ~ado la complejidad del panorama- veremos en
algunos casos particulares la evolución de las relaciones Estado-capital
privado.
Una de las causas que frecuentemente se han dado para explicar las
alteraciones institucionales que se sucedieron en Argentina (1930) y Uru.:
guay (1933) es la reacción de las transnacionales del petróleo ante la
fundacíón de Y.P.F. y A.N.C.A.P. Por lo pronto el caso uruguayo -si bien
este aspecto aún hoy es de difícil explicación documental- reconoce otras
razones más profundas que se identifican con la reacción que ocasionó la
propuesta batll ista de modernización social y económica del país, y su
instrumentación política, en la que la fundación del ente estatal de hidro-
carburos fue un capítulo. Por supuesto que a esta realidad que se gesta a
principios de siglo se le suman las consecuencias de la crisis de 1929, y aun
se podrían mencionar otras razones que avalarían la complejidad de
hechos que, citados aisladamente, sólo servirían para simplificar groser~-
mente un panorama. Este tampoco se puede sustraer de ciertas · singulari-
dades de sus auténticos protagonistas: los hombres.
Sin embargo nó se puede desconocer que la creación de ANCAP fue la
gota que desbordó el vaso: exacerbó a los sectores ultraconservadores, a
las entidades empresariales, y al capital extranjero.
Diría Gustavo Gallina!: "desde el día en que se anunc;ó la creación del
organ;smo no hubo paz en el Uruguay". El gobierno· de facto procedió a
intervenir el ente, revisar sus libros y procedimientos, para concluir que
aquel organismo· "hacía honor al país" <38l.
Para dirigirlo nombró al riverista Carlos de Castro, que había sido
corredor de Bolsa de la West India Oil (3 9 l_-
92
Sin embargo, uno de los argumento• m~s repetidos por tos anti-
estatistas no tendna aplica.d on en el caso d• ANCAP: el organismo no
habia costado un peso al pa,s. En éfecto, la Oeuda Pública autorizada para
financiarlo se lanzó al mercado p~ro no se comercializó: se caucionó como
garantIa en el Banco República de prestamo1 conc:edidos al ente.
Los primero1 pasos d& la nueva ádministración estuvieron destinados a
facultar al Directorio a prescindir --por unanimidad- d•I requisito de la
licitación publica si ast lo requenan las circ:unstancias (20 de abril). Tam-
bién se resolvió reservar para ANCAP el rnercado estatal : seria el ente el
encargado de abastecer dt combustible a todas las tepar'tlciones del
Estado (24 de abril). UlE, por ejemplo, que consumía casi un tercio del
fuel-oil importado por el pafs, se abastfc1a hasta entonces con las compa-
ñías extranjeras.
En lo que respecta al rubro alcoholes se contempló al capital privado
nacional. Se adquirió "amistosamente" a la azucarera "Diaz, Aznárez" una
destilen a de licores anexa a la f ábtica de •u propiedad. Pero además se
resolvió continuar la, gestiones con MeiUet -fabricante de alcoholes unas
veces, importador otra1--, virtual monopolista de la actividad, firmándose
en 1934 un convenio para la exprop•addn y arrendamierito de su1 destile·
ríás (40•. (El Directorio destituido habia desist«do de expropiat la destiler ia
"Oriental" de Meillet, ya que su propietario ptetendt• venderlas todas y
cobrar una suma por "lucro c.nant• ;,· En esas condlclonei, y dado q ue la
mayona de las planta, eran vetustas, convenia mas construir una nueva).
Er'l el rubro Portland, ANCAP no encaró su fabricación. El Poder
Ejecutivo autorizó en 1937 la instalación de una empresa privada nacional
que compartirít11 el mercado con la firma norteamericana ya establecida.
Lo que st h izo el ente fue importar portland para evitar los abusos
cometidos en el suministro a las obras publicas.
A pesar de una gestión al respecto, A,N CAP no participó de la comer-
ciali2acion de carbón, en manos de una media docena de compañ,as, la
mayor parte de ellas britanicas. En 1937 el ente participó como testigo en
la venta en plaza ante la constatación de abusos, pero fue una medida
fugaz (tres meses).
Ese mismo año se resolvió que ANCAP abasteciese a las reparticiones
publicas de los combustibles sólidos necesarios.
Tampoco se encaró la constitucaon dt una flota mercante nacional
para el transporte del petroleo y sus derivados. En 1934 se resolvio
adquirirlos FOB y transportarlos en buques-tanques especialmente fletados,
mediante la contratacion directa en el mercado de Londres. (Hasta ese
año se habtan adquirido los combustibles CIF). <'
94
do, de Y.P.F. -con cu~a ~istencia t«nica ,e contó-, se colocó la pi~r•
fundamental de la refinería. Su construcción finalizó en 1937.
AJ tratarse en el Parlamento ef proyecto Baltar, Terra y su Ministro de
• dl at..ias. S.ldías, elevaron una nota de, directorio de ANCAP en que se
n,_ 7
#\a que ..S,n monopolio ANCAP no puede luchar con los trusts
~ que dominan eJ mercado de petróleo en todos los continentes" (46).
Sin emQal'go, en eAetO de t938, mews antes de concluir T~ra su
..,..to, decretó aceptar et convenio entre AMC.AP, la West India del
grupo Statdard OiJ, la SheH y I& Atlantk para la refinación en la planta de
La teja de los productO'l que expendtan dichas empresas C47). ANCAP
.....W• el monopoüo de refinación en todo él país... pero perdía el
~ i o de comercialización .
. Este awtrdo no 58 puede sustraer de la situación internacional: en
ltM W principales compañia$ de petróleo -ntre ellas la Standard y la
IMH- hab.ían logrado una división del mercado mundial tant~ en la.
producción como en la comerciaHzación, y habían e5tabteddo un cartel
con 5ede en Londres desde donde se unificaban hasta los ga¡tos df
pubUddad de las empresas; en Argentina, las compailías internacionales
Mgodaron con 6X•to la cuotificación del mercado con V.P.F.
Las ventajas que podía proporcionar la construcción de una refiner,a
JM(ional eran múltiples: ahQrrar.a divisas al industrializar el petróleo
. . ., favoreciendo el proce50 de acumulación interna de capital; liberaría
al país de los manejos de los trusts, disminuyendo la dependencia externa;
tena una fuente ocupacional para los obreros uruguayos; permitirta fijar
Wprecio interno de los combustibles. Sin embargo, como suele su,eder, la
ttolía 'f 1, realidad no siempre coinciden totatmente.
St 5e pt1ntea pues la construcción da la refinería corno un paso en la
independencia económica del pais, eUa quedaba 1upeditada al suministro
de tecnologia desde eJ extranjero, con el correspondiente pago de "royalty"
por cada barril utilizado. Sin embargo los go~erno, posteriores al terrismo
~anan el acuerdo wyas principales clausulas eran secretas C49).
A PIMf de que la nota elevada por el P.E. al diKutirse el proyecto
...t,r dejaba daro que _. legislador en 1931 había creado ya el monopo-
-• ANCAP no to ~ o ejercer. Quedó supeditada a los precios y fletes
• se le fijaron desde el exterior por empresas con las que debió
(Dmpartir el mercado uruguayo.
95
utilizar las ca•das de S•lto Grande, en el río Uruguay.
La construcc1on de una represa disminutria el consumo de carbón,
mitigaindo la dependencia del comercio exterior.
También los escollos que entorpecerían su concreción fueron divul-
gados: ··e/ temor de que falten lletes para el tr,go argentino cuando el vec,no
pa1s reduzca su ,mportac,on de carbon ..... eso>.
Si una obra binacional podr11 dificultarse por la necesidad de firmar
un acuerdo internacional, siempre quedaba la alternativa nacional.
Ya en la decada del diez el lng. Soudriers fue partidario del aprove-
chamiento hidroeléctrico del río Negro. En el mterin se adaptarían quema-
dores a fuel-oil a las u,inas térmicas, con lo que se diversificó la importa-
cion de combustibles. A. medida que aumentaba la demanda de electri-
cidad, ello se reflejaba en las cifras del comercio exterior uruguayo. Pero
también se dificultaba su independización, ya que uno de los grandes
proveedores de combustibles, Gran Bretaña, 5e había transformado des-
pués del triunfo del frigor1fico en el principal comprador de carnes
uruguayas. Y Gran Bretaña teni.i un especial interés en exportar hulla: su
extracción era una importante fuente ocupacional, p«o también suminis.:
traba divisas tanto por concepto de ventas como por concepto de fletes.
En los años veinte Gabriel Terra defendería -<0n pasión y constan-
cia- la construcción de una represa sobre el rio Negro: permitina ah,orrar
combustible para la generación de electricidad, pero tambtéh en el rubro
transportes ya que posibilitaria la electrificación de tos ferrocarril95.
Sin embargo ••istió omisión parlamentaria en el tratamiento del
tema, en lo que jugó tanto la dependencia externa como la presión
interna de los partidarios de disminuir la particr.pación estatal en el campo
económico. El desap•recido Consejo Nacional de Administración había
encomendado a un técnko alemán, el lng. Ludin, la confección de un
proyecto y su reatizacion ( 1930)
Pero fue después del 31 de marzo que se dectdtó su construcción. La
misma fue inicialmente financiada con una Deuda tnterna que se garantizó
con los bienes de UTE. Se adjudicó ta obra a una empresa alemana ~a
Siemens- con la ventaja de que una parte se pagana con productos
agropecuarios uruguayos. El 18 de mayo de 1937 Terra colocó la ptedra
fundamental en el rio Negro, entendiendo que "la conquista de la
pendencia económica de la República" era "la más grimde después de su
¡,_. 1
d Los transportes
.,
( I t:mpalrne uhnos-Progreso-Paso de la Arena-La TeJa-Puerto de Montevideo.
La Administración Nacional del Puerto de Montevideo pasó, a partir
de abril de 1933, a denominarse Administración Nacional de Puertos. Sin
embargo, el p~so mas importante fue dado en la integración de su
directorio honorario, en el que pasaban a estar representadas algunas
entidades empresariales directamente vinculadas al comercio exterior del
pa1s: Cámara Nacional de Comercio, Cámara Mercantil de Productos del
Pa1s y Centro de Navegación Transatlántica <5 s>.
El Estado subsidió por cinco años, a partir de 1937, a la primera
empresa de aviación nacional (PLUNA). En total se entregaria en un lustro
un cuarto de millón de pesos con la esperanza de que la competencia del
transporte aereo incidiera en la baja de las tarifas ferroviarias. En el
Senado se denunció que lo otorgado por el Estado rebasaba la suma
necesaria para la compra de aviones <50 J.
d) La creac,on de CONAPROLE
98
·p 1gana con un impuesto que gravana la leche, es decir que recaer1a sobre
.11 consumo. Como principal autor del proyecto se sindico al herrensta
Pedro Berro 1~n.
99
independizanan a la ganadena nacional del virtual monopolio del tru~t
frigonfico extranjero, tanto en precios como en mercados. Segun un
informe elevado a la directiva de la Federación Rural, de no haberse
adquirido la planta de la Uruguaya el Nacional hubiera desaparecido del
mercado ya que Gran Bretaña no le hab,a concedido al Estado uruguayo
cuota alguna: "sera esta adqws1c1on la que pueda dar lugar a que puedan
tener ~xito las gestiones que con tanto empeno realiza el M1n1sterío de
Relaciones Extenores a fm de obtener que el Gobierno Brttamco acuerde una
cuota propia al Estado ..... (60 ).
El entorno externo hab,a acorralado una vez más al pa1s.
Uruguay, antes de presionar para obtener la "cuota" para el Nacional,
deb,a negociar con Londres las medidas restrictivas al ingreso de sus
carnes adoptadas en Ottawa (1932). Claro que siempre quedaba el camino
de buscar nuevos mercados. Pero momentáneamente hab1a serias dificul-
tades: ta tendencia mundial en esos momentos era proteger la producción
interna y reducir las compras en el e,rterior; el Nacional no contaba con
flota propia, ni con centros de acopio y distribución en Europa.
Neutralizado en su papel exportador, el Nacional deberia hacer frente
a la ambición del trust extranjero de participar del suculento abasto a
Montevideo (la capital albergaba casi un tercio de la población del pa1s).
La ley fundacional le hab,a otorgado el monopolio de la faena
destinada a abastecer a Montevideo. El batllismo aspiraba a concederle el
monopolio del abasto. En 1934 (1° de febrero) el terrismo decretó que la
acción de los abastecedores era perjudicial para la marcha del Nacional,
transformándolos en vendedores de carne limpia y prohibiendo la faena
por su cuenta. La medida significó, en los hechos, que el Nacional pasara
a monopolizar el abasto de carne vacuna fresca a la capital. Esto hab1a
sido solicitado por la Federación Rural a mediados de 1933 para estabi-
lizar los precios del mercado interno. •
El organismo encontró dificultades para expandir sus actividades en
el interior del pa,s. Una ley de agosto de 1937 lo facultó a invertir en la
adquisicion de material para la planta de la "S.A. Industrias Unidas
Casablanca", que funcionaria como afiliada. La empresa, que se encon-
traba con dificultades económicas, era propiedad de un núcleo de ganade-
ros del litoral norte.
Diversas vicisitudes sufrio el problema del gobierno del frigonfico, que
hab1a sido uno de los puntos controversiales entre batllistas y gremialistas
rurales. La ley fundacional hab1a estipulado que los ganaderos que vendie-
ran sus ganados al fngonfico tendrian derecho a participar de la distribu-
cion de la mitad de sus utilidades liquidas, proporcionalmente al monto
de sus operaciones con el instituto. Por cada veinticinco pesos de ganan-
cias a que eran acreedores recibinan en cambio una acc1on por ese valor
nominal.
100
tn6clalmente el primer directorio se integraría con cinco miembros,
ww por cada una de las siguientes corporaciones: Consejo Nacional de
Mffllnl1tración, Concejo Departamental de Montevideo, Municipi01 del
IMerior, Asociación Rural, Federación Rural. Es decir que el Estado tendtia
ti mayorta de representantes (tres), y los delegados de las gremialet
MIi• la minoría (dos). Pero paralelamente se estructuró un complejo
ffllC1nl1mo por el que a medida que k,s ganaderos se transformaran en
ecclonlstas del frigorífico aumentaría el número de directores de cinco a
iltte, por la incorporación de dos delegados de los accionistas. Por último,
a;,1ndo el número de accionistas sobrepawise los dos mil y su capital en
ledonas llegase a dos millones de pesos, los. accionistas podrían nombrar
cuatro delegados, desapareciendo los representantes de las gremial~ de
pn•d•ros. Es decir que el directorio final tendría mayoría de ganaderos-
Melonlstlls (cuatro), y minoría de representantes del Estado (tres).
En enero de 1934 el Poder Ejecutivo intervino el Nacional. Meses
dttpUn, en marzo, encargó provisoriamente la dirección del organismo a
un directorio de cinco miembros integrado por tres representantes del
lltado y dos de los accionistas.
• En 1936 Carlos Manini Rios -¡ Toribio Olaso presentaron un proyecto
por el cual el directorio del Nacional se integrari.- con cuatro delegados
de los accionistas y tres representantes del Poder Ejecutivo. El Parlamento
aprobó una fórmufa transaccional: irian dos delegados de los accionistas y
dos delegados de las gremiales rurales.
Terra vetó lo actuado por ambas ramas legislativas. "El Pueblo" ~n
IU edición de 20 de noviembre de 1937- fundamentó la actitud del Poder
ljecutivo.
"Se ha dicho que ese organismo es de caracter cooperativo, y que,
como tal puede ser administrado por particulares, olvidandose que si es
cooperativa no deja de ser ente autónomo industrial, y que, de todas
maneras, el gran cooperador es el Estado, al que la Constitución defiende.
dandole mayoría de representacion en todos los directorios".
Finalmente se aprobó integrar a partir de 1938 el directorio del
Nacional con dos delegados de los accionistas, uno del municipio de
Montevideo y otro por los del interior, y un Presidente electo por el Poder
Ejecutivo de una tema presentada por la Asociación ., Federación Rural.
f) El Banco de la Republica
101
el ternsmo el Republica fue perdiendo su papel hegemónico frente a la
banca privada nacional, que lo superó en 1939 en la captación de depó-
sitos y se le acerco en importancia como factor de credito nacional <6 0.
Al crearse en 1935 el Departamento de Emisión, se dio intervencion
en el mismo a representantes de las fuerzas vivas.
POLITICA SOCIAL
103
En la necesidad de uear plazas laborales, de restablecer el consumo,
también coincidían los sectores productivos.
a) La desocupación
b) El salario
104
'l ltunot sueldos, pensiones y jubilaciones en la Administración Pública que
Mbl1 creado la ley de agosto de 1931. A partir del 1º de julio de 1933
ftrr1 la extendió a los empleados municipales. La rebaja salarial ~ue no
etra cosa era el eufemístico "impuesto"- recién cesó al iniciarse 1936,
lf\o en que el Poder Ejecutivo propuso al Parlamento aumentar t.s
Ntrlbuciones de lo, funcionarios estatales.
Mientras tanto, el costo de vida seguía en ascenso, primero por la
·,oUtica cambiaria y luego por las sucesivas devaluaciones de 1935 y 1938.
Los Impuestos aduaneros y la depreciación monetaria retaceaban el poder
adquisitivo de la población. El Estado intervino para evitar el desmedido
encarecimiento de algunos artículos de primera necesidad: fijó administra-
tivamente el precio máximo del pan, harina, arroz, bananas, naranjas, etc.;
~ subsidió en 1936 la carne para consumo. La rebaja de los alquileres en
un diez por ciento, que se había establecido en octubre de 1931, al igual
que la de arrendamientos rurales cuyo monto establecian los respectivos
Jurados, fueron sucesivamente prorrogadas hasta diciembre de 1936.
Sin embargo estas medidas fueron impotentes para detener el dete-
rk>ro de las retribuciones. la Dirección de Estadistica calculaba que el
coeto de vida alrededor de la paridad de 1938 representaba una disminu-
dón en el salario real de los obreros de ocho por ciento con relación a la
base de 1930, lo que llevó a Martínez Lamas a expresar que ..Ello explica
laa actuales huelga., que ~eguiran con mayor Intensidad mientras subsista
el actual regimen económico financiero .. '4>. A comienzos de 1938 los c.,breros
panaderos reconocían que ··en la actualidad, sus condiciones de vida son
peores que hace veinte MOs" (5).
105
al abaratamiento de la vida y la manutención correcta y económica de los
obreros integrados en los trabajos de socorro y sus familias. A partir de
1937 se designó a la comisión que se encargaba de brindar este servicio
"Instituto de Alimentac,on Cient,fica del Pueblo", y a partir del 11 de junio
de ese año se extendió su jurisdicción a todo el país.
"'MAS DE DOS MILLONES DE COMIDAS SE SIRVIERON EN LOS
COMEDORES POPULARES DURANTE EL ULTIMO ANO TRANSCURRIDO' ,
afirmaba El Pueblo el 5 de junio de 1938. Y aclaraba: .... .el hombre
correctamente alimentado, ofrece una res,stenc,a mucho mayor a los embates
de la enfermedad, constituyendose as,, por reflejo, en un elemento de alige-
ra,mento para las cargas que deben soportar los serv,c,os de salud publ,-
ca .. . ··.
d) v,wendas econom,cas
e) La mm,grac,on
106
• Meses ante5, en octubre de 1936, la Ley 9,604 habia introducido
'Wlrlantes a ta anterior de 1932, prohibiéndose la entrada al pais de
fflaleante1, vagos, toxicómanos, ebrios consuetudinarios, condenados por
•utos del fuero común castigados por las leyes de la República y come-
ttdos en el pats de origen, t!tc.
La misma terna un claro sentado pohtko: se proh,b1a el ingreso de los
••pulsados de cualquter pa1s en virtud de feyes de seguridad publica. Y si
bien expre~amente se exceptuaban los delitos pollticos de las restricciones,
11 reservaba a la autoridad judidal competente dictaminar si los móviles
de tos miimos implicaban un caracter e~ecial de peligrosidad t!n el país.
f) Prev1s1on Social
107
productivas" y no "gremios" y fue en numerosas ocasiones fundamentad ..
en la necesidad de dejar plazas laborales vacantes (según cifras oficiale1
sólo por concepto de empresas de Servicios Públicos, Industria y Comercio
y Periodistas y Gráficos, entre 1932 y diciembre de 1937 el número de
pensionistas y jubilados se
incrementó en casi veintiunmil) ,,o,.
g) La legislación social
Una de las primeras leyes sociales aprobadas poco después del golpe
permite aquilatar los cambios que se producirían en este campo, a pesar
de que la agudización del conflicto social y un perceptible endurecimiento
oficial en su resolución se constata ya desde la presidencia de Campisteguy
(1927-1931).
El 27 de abril de 1933, por decreto, se estableció la licencia anual
obligatoria paga (quince días) para los empleados del comercio. Recogía
una iniciativa presentada en 1932 por los diputados herreristas Dr. Ramón
Salgado y Luis V. Semi no, que había merecido el apoyo de la Confedera-
ción de comerciantes e industriales '' 1'. La medida se justificó en que hasta
entonces sólo regia en la Administración Pública y que se practicaba
exitosamente en muchos países.
Paralelamente se suprimían drecisiete feriados, entre ellos: 19 de abril,
19 de junio, 18 de julio, 25 de agosto, 2 de noviembre, 8 de diciembre,
6 de enero (poco después se reestableció el 25 de agosto, y en 1936 el 8
de diciembre y 6 de enero). En los considerandos del decreto se decía que
era lo mismo que si se les declaraba "feriados hábiles compatibles con el
trabajo" 0 2 >.
La compensación de la licencia en lo inmediato significó dos días más
de trabajo para empleados de comercio y diecisiete para los funcionarios
públicos. En la industria sólo se incluyó a los empleados administrativm
(no a los obreros) y en 1936 se proyectó extenderlo a todo el personal
cuya actividad era posterior a la terminación del proceso industrial (la
licencia anual para todas las actividades recién se aprobaría en 1945).
Particular énfasis se puso en intentar reglamentar el derecho de
huelga. La Constitución aprobada en 1934 reconoció este derecho gremial,
y dejó sentada, en su articulo 56, la intención de dictar normas para su
ejercicio asi como para la organización de sindicatos gremial~ y la conce-
sión de personería jurídica a los mismos. Con fecha 25 de junio de 1936 se
remitió al Parlamento un proyecto al respecto, que recogía algunas ideas
esbozadas por el Dr. César Charlone, 'I que entre otras cosas procuraba
"evitar posibles desnaturalizaciones del sindicato legar. impidiendo '"qua su
dirección, administración y gobierno caiga en manos de agitadores profeslo·
nales" (13>.
108
El Código Penal vigente desde el año 1934 configuró ~orno dQtito
contra la Administración Pública eJ ··abandono colecttvo de lunc1onas y
1•,v1c10:-; de necesidad Publica " (M)_
El papel arbitral del Estado fue resaltado al confenrsele la vigilancia
1n el cumplimiento de los convenios celebrados entre patronos y obreros
C,1 unque la obligatoriedad en el cumplimiento de los acuerdos únicamente
•• acordó para la construcción, 4 de agosto de 1937).
Las medidas más trascendentes en el campo de la legislación social
,,tan constituidas por disposiciones del Código del Niño ( 1934), que
recog1an normas de convenios de la Organización Internacional del Traba-
jo a nivel mundial: la prohibición de trabajar a menores entre 12 y 14
IAOSi (segun las actividades); y la licencia por maternidad (con pago del
-50% del salario). A fines de 1937 se proyectó reglamentar el trabajo
femenino, aunque no se puede dejar de señalar que en los comicios de
1938 la mujer ejercería el derecho al voto consagrado por la ley de 1932.
• • •
En resumen:
1) El principal objetivo social del terrismo fue restablecer el nivel de
actividad, en apoyo a los sectores productivos y de intermediación. Para
ello se utilizó el aparato estatal y no se titubeó --en algunos casqs-- en
reducir la jornada laboral con disminución paralela de las retribuciones.
2) La caida del salario real estimuló la concentración del ingreso y la
acumulación de capital, acrecentando la rentabilidad empresarial, funda-
mentalmente en la industria. Y si bien el decaimiento del poder adquisi-
tivo tend1a a reducir el consumo (y en consecuencia las importaciones), sus
consecuencias sobre agro e industria pudieron ser compensadas por la
adopción en unos casos -la sobrevivencia en otros- de la pol1tica protec-
cionista. En cambio para los sectores de ingresos fijos (asalariados, pasi-
vos, ahorristas) implicó una disminución del nivel de vida, a pesar de la
tarifación de algunos artículos de primera necesidad y la homologación de
la rebaja del 10% en los alquileres adoptada en 1931.
3) El Estado intentó controlar la actividad sindical, reglamentar el
derecho de huelga, tomó medidas restrictivas sobre su uso e intervino en
las relaciones entre capital y trabajo.
4) Como saldo positivo pueden computarse: la extensión det benefi·
cio de la jubilación a nueva$ actividades (con la salvedad de que la política
económica retaceaba las retribuciones); la construcción de viviendas popu-
lares; el íntento por reconocer las penosas condiciones laborales de mujeres
y niños (aunque sin la amplitud estampada por el bat11ismo en su pro-
grama).
109
En 1936 Terra dijo que "la leg,slac,on obrera del pa,s, ya muy avanz,u1t1.
poco ha de¡ado a la ,mc,at,va de los nuevos gobernantes · t1~,. Sin embargo,
la implantación en la década del cuarenta de los Consejos de Salari01,
Asignaciones Familiares, licencias anuales obligatorias, jubilaciones rurales,
mostró que aún quedaba mucho por hacer. Es que en 1933 se hab11
producido un alto en la filosofía redistributiva y reivindicatoria que hab11
acompañado el avance de la legislacion social en las tres primeras decada1
del siglo XX <161.
110
Capítulo IV
POLITICA EXTERIOR
ffl
sor del mas importante plan de obras h1drau11cas ··. "El Plata ... visiblemente
molesto. editorializaba que de habernos visitado antes det 31 de marzo le
hubiéramos mostrado ··ese regimen que nos igualaba con los pa,ses mas
libres de la tlerra · .
Su estad1a const,tuyo de hecho un espaldarazo al terrismo, cuyo diario
no ceso de alabar los exitos del gran pa,s del norte: " Frente al ocaso de
Europa. surge v,v,da esta aurora del Continente que hallo el Gran Alm,ran-
te · <2 >.
Terra, en su discurso, declaró que habta seguido en todo momento
" vuestra obra fecunda de gobernante... y al re«>rdar que el Parlamento
estadounidense le hab,a conferido plenos poderes at visitante, aprovechó
el momento para lamentarse : "no tuve esa misma suerte" <JJ_
Roosevelt se fue ese mismo dla rumbo a Buenos Aires. AIII, durante la
Conferencia de Consolidación de la Paz, la delegac1on uruguaya entrego al
Sr. Sumner Welles un memorandum con los puntos de vista para articular
tos principios de un convenio comercial de amplios alcances que recién se
firmaria ~uerra mundial mediante- en julio de 1941 (4J_
Después del desgraciado incidente que hab1a llevado a la ruptura
temporal de relaciones entre Uruguay y Argentina ( 1932), la vistta del
General de 01vision lng. Agustln P. Justo (17 de octubre d~ 1933) -en-
tonces Presidente argentino- strvió para reforzar tos tradidonales vinculos
entre ambos pa,ses. Llegó a bordo del acorazado ''Moreno", después de
suscribir en Brasil un pacto antibélico, al que adhfrieron Paraguay, Chile,
México y también Uruguay (aunque Terra recién lo promulgaría en julio
de 1936).
Las relaciones con el Brasil de Getullo Vargas merecenan especial
atención de la diplomacia terrista. En agosto de 1934 Terra se d1rig,ria a
Rto de Janeiro. Al año siguiente Vargas retribuma la visita. \/enea desde
Buenos Aires a bordo del acorazado "San Pablo" (10 de mayo de 1935).
Montevideo lo recibir,a totalmente embanderada, a excepción del edificio
de "El D,a · . (" .. .era casa pmtada de rencor .. dina ··Et Pueblo" , en w
crónica),
Terra y Vargas inaugurarian la diagonal Agradada, plantanan arbolet
en la estancia de Gallinal, pa.searian por la Rambla, visitarian la Asamblea
General. Para conmemorar 5U estadía, una estacíon de la linea férrea
Treinta y Tres-R10 Branco pasó a llamarse "Presidente Doctor Getulio
Vargas".
En su dtscurso Terra recordaria que ··cas, sunultaneas. las C10S, resuel-
ven (las nuevas constituciones de Brasil y Uruguay) de analoga manera los
problemas de orden pol"1co, social y econom,co que han planteado las
graves mqu,etudes contempo,.aneas <5>.
En ta culminacion de su éxtasis, 'El Pueblo .. incluma al Barón de la
fl2
l.ltun• ,titulo nobillario concedido a Lecor, que invadió la Banda Oriental
IN'• ~char contra Artigas), entre las "figuras amigas de nuestro pueblo a
r,.,.nerosa
~
fUY•
lt
lormación, desenvolvimiento y crisis as,st,eron con alma grande y
·· 16,.
•tentado personal contra Terra, en momentos que con Vargas
,.....ntiaba un espectáculo h1pico en Maroñas, empar\ó las celebraciones.
fl3
l) Otorgar un ··1ratam1ento ben~volo' a las compañ1as britanicas radi-
cadas en el pa1s, tendiente a asegurar ··1a debida y legtt1ma protec-
c,on de los intereses ligados a tales empresas .. (por separado se
elevaron reclamaciones de la SheU y de las compañ1as tranviarias).
Gran Bretaña, por su parte, 111 aceptar con reciprocidad la clausula de
"nación mas favorec,i da" , conced,a a Uruguay las mis.mas fac1l1dades en las
exportaciones de carnes que a Argentina.
Una cláusula del Protocolo adjunto, pod1a transformar a Montevideo
en puerto abastecedor de la escuadra británica: ··sera permitido el deposito
en lanchas del carbon, coke y combustibles sol/dos derivados del carbon.
para el aprov1s1onam1ento de buques como asumsmo el aprov,sionarmento de
buques a toda hora .. <7l. (Si bien durante ta primera guerra mundtal las
marinas hab1an experimentado las bondades de los motores diesel, era
dable suponer que en caso de conflagración la buena voluntad hacia los
abastecimientos de carbón pod1a ser 1ustitu1da por idéntica actitud ante
los derivados del petróleo).
La posibilidad - aunque nada remota sólo er~ eso, una posibilidad--
de que desde Montevideo s~ abasteciera a la escuadra britanica no
mereció en la Cámara de Representantes ninguna objeción del herrerismo,
que se mostrana en la década del cuarenta tan sensible a la instalación de
bases norteamericanas en Uruguay.
· El gestor de este tratado, Pedro Cos10, analizando años después el
mi~mo, dina que · quedo despejado de sombras el hor,zonte de nuestras
relaciones. . . <Sl_
Después del 31 de marzo nada hacia suponer que se alterarían las
relaciones con la URSS, que hab,an permitido -mediante el abastecimiento
de derivados del petróleo soviético- los inicios de ANCAP. Ese año se
instalana la legación soviética en Montevideo, y en octubre de 1933
partina rumbo a Moscú, como representante uruguayo, el Gral. Eduardo
Da Costa l9>.
En diciembre de 1935 se produciria un giro brusco, que no se puede
sustraer de la situación internacional : 1} Ese año la IU Internacional,
reunida en Moscú, hab1a aconsejado a los partidos comunistas de todo el
mundo buscar alianzar con las fuerzas politicas democréticas y con•tituir
frentes únicos o populares; 2) En Brasil, la Alianza Nacional libertadora.
liderada por Luis CarlQs Prestes con el apoyo comunista, habaa intentadó
infructuosamente levantarse en armas.
La Embajada de Brasil en Montevideo presentó una nota al Minitetio
de RR.EE. uruguayo, en la que involucraba a la legadon soviética en
Montevideo en dicha insurrección. El 27 de diciembre el gobierno uru9ua-
yo decidio, ante la preocupación del gobierno ~rasileño, interrumpir sus
relaciones diplomáticas con la URSS, lo que fue comunicado al Ministro
Alejandro Minkin (ex-gerente de la entidad comercial soviética "Yuzham-
torg").
'El Pa1s .. calificó el hecho de gesto de obsecuencia · a Vargas, resuelto
tn momentos ·en que los Soviets transan con las democracias de Occi-
dente , haciendo notar "que la oportumdad elegida resulta ser la contraria
de la que las circunstancias aconse¡ar1an · ( IO) •
.. E:I D1a · transcrib,a informaciones publicadas en Moscu que insinuaban
la pres1on ejercida posiblemente por el Ministro de Italia en el Uruguay, y
por otros gobiernos sudamer,canos · , y la disminución de las compras sovié-
ticas a Uruguay como las probables causas de la medida 11 ll_
Al año siguiente, en plena guerra civil espa~ola, se decidió retirar la
;,presentación diplomatica de Uruguay en España (22 de setiembre de
1936). ante la denuncia de que hab1an sido asesinadas en Madrid las
ciudadanas uruguayas Dolores, Maria y Consuelo Aguiar, hermanas del
Vlce-Consul en aquella ciudad; y que no se hab1a respetado una propie-
dad que estaba bajo protección del pabellón uruguayo <12,.
En cambio, las relaciones díplomaticas con Italia y Alemania se incre-
mentaron.
· El Ministro de Ital ia en Uruguay, Dr. Serafina Maziolini, públicamente
recolectó fondos en la colonia italiana para financiar la invasión de
Mussolini a Abisinia; Uruguay adquirió en aquel país los guardacostas
"Salto'', "Paysandú" y "R10 Negro" <11).
Al atacar Italia a Etiopía ( 1935), la Sociedad de Naciones decretó
sanciones contra el invasor. Los delegados uruguayos pidieron instrucciones
desde Ginebra. El gobierno uruguayo respondió: ··estudien la cuestion y si
16 convencen de que se han realizado hechos que signifiquen el descono-
cI1mento del pacto. procedan en consecuencia .. l 14>.
El Ministro de Relaciones Exteriores, Dr. José Espalter, aclarana que
"61 Uruguay no ha aceptado las medidas con el propos,to de humillar a
Italia, como Juzgo que no sea el propos,to de ninguna nac1on sanc,onista;
-pero m siquiera el própos,to de mf//g,rle una pena/Jdad, sino con la firme, con
la gran esperanza de prop1c1ar la paz .
Para luego destacar que '/a actuac,on de Italia en la campana de
Ab1sm1a se sena/aba por dos rasgos fundamentales: el uno, la protecc1on de
razas y pueblos conqwstados que se pon an baja sus banderas y, el otro. la
lloerac,on de ,mi/ares de esclavos ·. lo que debía ser inscripto en Ginebra
•n ·e1 haber magmf1co" de Italia (lS)_
Anos después, un diario fascista afirmó que Uruguay hab1a apoyado
las sanciones por 'la poderosa pres1on que se e¡erc1a sobre c'I desde la or1IIR
opuesta del Plata , pero lo hab1a hecho "con tan grande tacto. con tan
afectuosa d elicadeza, con declaracJOnes de tan fmne y sincera comprEws,011
¡·,,,,, esfuerzo que /talla llevabd a cabo, que logro r mantener mdemne:,s lm,
119
excelentes relaciones existentes entre los dos pueblos" 0 6 >.
El convenio comercial celebrado con Alemania en 1933 y la politica
seguida por el Dr. Schacht -Ministro de Econom,a del III Reich- sustitu-
yendo los pagos en divisas por acuerdos de clearing favorecieron la
concreción de la represa hidroeléctrica del Rro Negro <1n. Para rubricar esas
buenas relaciones, Hitler condecoro en 1938 con el "Aguila de Oro" a los
ministros de Obras Públ1c.1s, Dr. Martín Echegoyen, y de Relaciones Exte-
riores, Dr. José Espalter <18,.
118
Capitulo V
EDUCACION
118
Capítulo VI
119
nadas: la Diagonal Agraciada y el tramo de la Rambla Sur desde la calle
Paraguay a la escollera Sarandí, que según una crónica de 'El o,a ·, era el
que más fuertemente había modificado el sur de la ciudad, esos · bamos
que tuv,eron un aspecto pecaminoso, de abigarrado colar, muy caracter•st,cu.
pero tambien muy lamentable, formado por calles de cobijo al amor merctJ
nario, libre y tnste " (1).
Las otras ramblas albergaban cada vez más chalets y casas veraniegas,
que junto a los recién construidos hoteles "Rambla" y ''Miramar" , presen-
taban a Montevideo, con sus ampl ias, arenosas y soleadas playas, como la
ciudad turística que la vecina Buenos Aires buscaba.
Los postes de la red telefónica, "uno de los ultimas vestigios de
pasadas generaciones , caian bajo la piqueta del "Mago de la Destruccion ",
que no era otro que don José Zunino a>. Mientras por un lado los
"trabajos de socorro" buscaban paliar la desocupación, seguían surgiendo
y proyectándose nuevas obras: el Hospital de Clínicas y el Palacio Munici-
pal estaban en construcción, se ponía la piedra fundamental del edificio
del Banco de Seguros (1934), se inauguraba la base aeronaval de la Isla
Libertad (1938), el Puerto del Buceo (1938), el edificio del Banco Hipote-
cario (1937), el de la Jefatura de Polic1a de Montevideo; se llamaba a
concurso para la construcción de la Universidad de Mujeres (1937), Caja de
Jubilaciones (1937), Biblioteca Nacional (1937).
La ciudad buscaba conectarse con el resto de la costa uruguaya
mediante el ferrocarril ~ue recien en 1928 la unió a Roch~ y la novel
red vial, a pesar de que en la década del treinta, a influjo de la crisis, se
habia logrado restringir sustancialmente la avalancha de automotores a
nafta que había caracterizado los "twenties" uruguayos.
El visionario Francisco Piria habia logrado, a comienzos de la década y
en plena crisis, inaugurar su "Argentino Hotel'' . Punta del Este logró, en
1934, ser declarada zona de mteres nacional apta para el desarrollo del
turismo ·.
El moderno coche motor de la linea ferroviaria estatal -el "Aguila
Blanca"- buscaba a los ansiosos argentinos que depositaba en el puerto
montevideano el vapor de la carrera
En 1934, al habilitarse en toda su extensión la carretera de hormigon
que unía a Colonia con Montevideo, se informaba que era inminente un
servicio de auto-boats que conecta ria a Buenos Aires... con el este uru-
guayo.
En cambio, para trasladarse en coche desde Montevideo al resto del
pais, la red vial mejorada con macadam no era todavía muy extensa.
Se podía en 1934 llegar hasta Fray Marcos, San José, florida, Minas, San
Carl0-s, Lascano. El puente insumergible " Centenario" permitiría ~ la capí-
t.-1, a partir de 1929-30, traspasar el río Negro (en 1944 el del Paso del
120
Puerto la unina con el noroeste del pais).
A pesar de ello, el ómnibus competiría airoso con ,, ferrocarril.
A comienzos de 1934 se realizó el primer víaje del. "pullman" de la
tffipresa "Flecha de Oro" entré Montevideo y Paysandú <3>. El trayecto,
,Onde no habia caminos, se hacia a campo. S. cruzaba el rio Negro en
..,,a. ¿ Y si llovía mucho? Pues bien: no se salí4. Siempre quedaba •I
-uno del tren o vapor.
' Sin embargo, otro medio de transporte era el que concitaba la aten-
Cfón pública: el avión. Los intrépidos "hombres voladores" que traspasaban
ti Atlantico eran recibidos como si se tratara del Príncipe de Gales. Y no
tr• para menos. Recién en 1927 Lindbergh había logrado unir, sin escalaí,
Nueva York a París.
Ya en 1931 la "Panagra" inauguró sus servicios entre Estados Unidos y
Montevideo ... en siete días. Los avictnes eran para doce pasajeros y como
etracción ofrecían -además de calefacción y oxigeno- bufet gratis a
~rgo de un solícito "mozo aéreo" ¡4)_
El correo aéreo se impuso rápidamente. "Air France'' en 1934 promo-
cionaría las bondades del sistema: "El correo que salió de Europa el 9, llegó
••Montevideo el 12, tardando 3 días y medio".
Al ascender Hitler en Alemania, prestarla especial atención a la campe•
tencia en América Latina con las lineas aéreas norteamericanas.
La conquista del cielo conferla prestigio y constituía un golpr: propa-
gandístico que servía a sus apetitos expansionistas.
En marzo de 1934 un trimotor del "Sindicato Cóndor" inauguró las
comunicaciones aéreas regulares entre Alemania y el Rlo de la Plata (5J_
Meses después, en el invierno de 1934, Montevideo recibió con alborozo y
Iirenas el pasaje del dirigible "Graf Zeppelin". El enorme toscano color
•tuminio, con la cruz svástica en las aletas de su cola, hizo una leve
Inclinación en señal de saludo y siguió viaje. A partir de ese momento, se
,Odia tomar el hidroavión -de la "Cóndor" que doce horas despuét
aterrizaría en Río de Janeiro, y desde allí abordar el "Zeppelin" y llegar
en "so/o seis dias .. a Europa <6>.
También entre nosotros trtunfaba la av•ac1on. En 1936 ( 14 de febrero)
11 autorizó a Alberto y Jorge Marquez Vaeza a establecer una linea
comercial entre Montevtdeo, Salto y Rivera. Con doi pequeñ(H ,;1v10ne1
rojos, de origen británico, ''Pluna" comenzó sus servkios al interior del
país. Al año siguiente ( 18 de setiembre de 1937), se concedió autorización
a ..Causa" para explotar la Iinea Montevideo-Buenos Aires. lo que haría
con hidroavione\ alemanes.
Mientras tanto, aHá tejos, en btados Unidos, Por quince centavoi de
dólar un pa1s buscaba escapar de sus angustias cot1d1anas en las mullidas
butacas de un cine. HoUywood fue- elevada a la catego, •d de f ,,_hr1ca de
121
,ueños en plena crisis, y poco después del triunfo del cine sonoro (1927).
Uruguay contemplaría ,1 ,rribo de las multinacionales del espectaculo
pocos años después <n.
En 1936 se inauguraría el cine "Metro", 1,100 butacas pullman, al cual
lllS propietarios denominaban "El templo de las estrellas ... Y así, mientras
Julio 5uarez de5de " El Diario" narraba las peripecias del crack "Peloduro" y
la simpática Shirley Temple 5e negaba a ir a la escueta si no le daban
otra taza de "Completo Puritas", los viejos biógrafos iban cediendo paso a
101 modernos cines, en cuy~s pantallas, Laurel y Hardy, Tarzán e Ida
Lupino arrancaban riws, grit0$ y suspiros, haciendo más llevaderas las
peripecias de la existencia terrenal.
Para quienes lo podían pagar, al contado o en cuotas, los a,:10s treinta
trajeron confort. La "General ilectric" ,omercializó su prim~ra generación
de refrigeradores -una especí~ de mueble marciano que coronaba un
compresor redondo-, mientras comenzaba a industrializar tostadoras,
batidoras, aspiradoras, planchas. Pero sin duda fue la radio lo que captó
las simpatías populares. De variadas marcas y modelos, cqh "válvulas
metálicas" a partir de 1936, para el campo o la ciudad (baterías de 6
voltios o gener~dores aéreos), su difusión se incrementaria. Tanto que a la
primera estación que había surgido por 1922 se le agregarían otras hasta
completar di~ciocho (en 1936, y sólo en Montevideo) '8).
P.e ro también había penurias... y muchas. No gratuitamente Disce-
polín escribió " Vira... Vira ... " en 1930: "Cua_ndo rajes los tamango¡, t;>us-
cando ese mango que te haga morfa,......
El tango sólo reflejó .algunas de ellas. Pero igual siguió ,riunfando. En
Hollywood y en París. V con él, Carlos Gardel. La voz del "Z.orzal criollo" ,
que esparcía por el mundo, llevada PQr el popular perrito de la "Vittor''
-"His Master'& voice "- también deleitó al conductor de la "Tertera
República". Sucedió el 5 de octubre de 1933 en la residencia del presi-
dente: Gardel le cantó a Terra y familia. Estaban presentes Manini RiQ5, la
señora e · hija de Herrera, 8aldomir, y otros C9).
Capítulo aparte merecería la mujer: es en esta década que se incO{-
pora a la vida cívica.
Fueron tiempos difícilei. Pero también, tiempos de cambios.
112
NOTAS
Primera Parte
Capítulo 1: Hacia el 31 de mano
121
Segunda parte
130
(17) "La Mañana", 28 de abril de 1933, p. 3.
(18) "El País", Suplemento XL Aniversario - Setiembre 1958, p. 5.
(19) Ricardo Paseyro, op. cit., p. 238.
(20) Discurso de 12 de octubre de 1933, en "El Pueblo" 1S de
octubre de 1933, p. 24.
(21) "El Pueblo", 22 de octubre de 1933, p. 5.
(22) "El Pueblo", 21 de octubre de 1933, p. 1.
(23) "El Pueblo", 4 de noviembre de 1933. p. 1
(24) Discurso de 18 de mayo de 1934; cit. por Terra (h), op. cit.,
p. 175.
(25) "El País", Suplemento XL Aniversario, p. S.
Desde un primer momento Terra trató de contemplar In aspiraciones
funcionariales de los militares. Así un conjunto de leyes de 26 de marzo
de 1934 ~entaron normas sobre ascensos, jerarqula, antigüedad, tribunales
de honor, retiro y presupuesto det Ministerio de Defensa Nacional.
En 1935 Terra recordaría que el Ejército "hab,a sido maltratado y
despreciado por la ideolog,a disolvente de la ol,garqu,a depuesta, cuyos
postulados lindaban ya en una demagógica cartera hacia las izquierdas
fecundas en votos, con los preceptos internacionales del comumsmo, nega-
ción del culto a la Patria, adversano del hogar como mstítución y cano
defensa social, y agresor sistemat,co de las fuerztJs annadas que aaranten el
orden y la normalidad institucional.
En su desbordante locura habían llegado a quitarle al Ejercito los rubros
destinados a la renovación de sus armamentos, que en la actualidad tienen
mas de treinta años de antigüedad... " ("El Pueblo", 1) d• junio de 1935,
p. 1 ).
Según Gabriel Tena (h), (op. cit., pp. 251 y 252), en este periodo:
- se reestructura el Ejército y se remodetan y construyen cuarteles en el
interior del país,
- se crea la Aeronáutica Militar; se adquiriéron aviones; se enviaron
pilotos para realizar estudios en Italia e Inglaterra,
- se crean institutos de enseñanza militar,
- se inaugura la Base Aeronaval de la Isla libertad, campos de aterri-
zaje, estaciones meteorológicas,
- se adquieren tos guardacostas "Salto", "Paysandú'' y "Río Negro",
- se mejora et menú de la tropa,
- se reemplaza el retrato del Presidente por el de Artigas,
- se emplean fuerzas del Ejército en la represión del contrabando y en
la lucha contra la langosta, etc.
(26) Fabregat, op. cit., pp. 205 y sigs.
(27) "El País", XL Aniversario, p. 5.
(28) Terra (h), op. cit., pp. 178 -, sigs.
131
(29) José Salgado, "La Constitución Uruguaya de 1934", Montevideo,
Ed. Barreiro y Ramos, 1937, p. 96.
(30) Diario de Sesiones de la Convención N. Constituyente, Tomo 2,
pp. 96 y sigs.; cit. por Salgado, p. 95.
(31) lbidem, p. 92.
(32) Salgado, op. cit., p. 122.
(33) Terra, op. cit.
(34) Ibídem.
(35) Salgado, op. cit., p. 199.
(36) Cit. por Salgado, p. 188.
(37) Manoel Mauricio de Albuquerque - "Pequeña Historia de Forma-
~ao Social Brasileira", Rio de Janeiro, Ed. Graal, 1981, p. 578.
(38) Op. cit., p. 11.
(39) Salgado, op. cit., p . 51.
(40) Terra (h), op. cit., p. 184.
(41) Cit. por Carlos Machado, "Historia de los Orientales", Montevi-
deo, Ed. Banda Oriental, 1972, p. 319.
(42) D.S. Convención N. Constituyente - Tomo 2, pp. 96 y sigs.; cit.
por Salgado, p . 90.
(43) "Registro N. de Leyes y Decretos" -1934---- p. 1.015.
(44) Diario de Sesiones de la Cámara de Representantes -No. 8821-
9 de diciembre de 1935, p. 79.
(45) Paris de Oddone, Faraone, Oddone - "Cronolog1a comparada de
la Historia del Uruguay (1830-1945)"; Montevideo, Universidad de la Repú-
blica, 1966, p. 129.
(46) Eduardo Víctor Haedo - "Herrera: Caudillo oriental" - Montevi-
deo, Arca, 1969, p. 90.
(47) "El Pueblo", 23 de mayo de 1935, p. 6.
(48) "Diario de Sesiones de la Cámara de Representantes", No. 9126,
17 y 18 de diciembre de 1936, p. 318 y p . 289.
(49) "Registro Nacional de Leyes y Decretos" -1937-, pp. 26 a 31.
(50) "Diario de Sesiones de la Cámara de Representantes" , No. 9126,
17 y 18 de diciembre de 1936, p. 292.
(51) "El 3 ! de marzo", op. cit., p. 95.
(52) Datos biográficos del Gral. Baldomir:
Nació en Paysandú el 27 de agosto de 1884. En 1900 ingresó a la
Academia Militar. Luchó en Masoller comandando la 3a. Compañía del
Batallón "Venancio Flores". En 1911 se recibió de Arquitecto.
En 1931 el Presidente Terra lo nombró Jefe de Policía de Montevideo,
puesto desde el que tuvo principalisima actuación en los sucesos del 31
de marzo.
132
En abril de 1934 fue electo segundo Vice-Presidente de la República.
En setiembre de 1935 fue nombrado Ministro de Defensa Nacional,
cargo al que renunció al aceptar su candidatura presidencial. · ·
En 1937 fue designado primer Presidente del recién creado "Instituto
Nacional de Viviendas Económicas" (INVE).
Estaba casado con Sara Terra.
(Información extraída de "El Pueblo", 19 de junio de 1938, p. 20).
(53) Fabregat, op. cit., pp. 265 y sigs.
(54) Carlos Walter Cigliutti, "El Batllismo de Canelones", Canelones
1981, p. 155.
(SS) "El Pueblo", 20 de junio de 1938.
(56) Roque Faraone, "El Uruguay en que vivimos (1900-1965)", Mon-
tevideo, Ed. Arca, 1965, p. 87.
(57) "El Pueblo", 27 de junio de 1938.
(58) Versión de Emilio Frugoni en "La revolución del machete'',
Buenos Aires, Ed. Claridad, pp. 122 y 123.
(59) Véase nuestro "Inversiones extranjeras y petróleo", Montevideo,
Fundación de Cultura Universitaria, 1979, p. 171.
(60) Luis Batlle Berres, "Cobard ia y tr alción", Buenos Aires, 1933,
pp. 67 y 68.
(61) Ibídem, pp. 68 y 69.
(62) Gustavo Gallina!, "El Uruguay hacia l,a dictadura", Montevideo,·
Nueva América, 1938, p. 16.
(63) Cit. por Gabriel Terra (hijo) - "Gabriel Terra y la verdad histó-
rica", Montevideo, 1962, pp. 134 y 135.
(64) José l. Martinez, "Terra: El hombre - El político - El gobernan·
te", Montevideo, 1937, Tomo 2, p. 352.
(65) Gabriel Terra (h), op. cit., pp. 135 y 136.
(66) Transcripto en "El Pueblo", 13 de junio de 1935, p. 1.
(67) Suplemento Dominical "El Día", Nº 35, mayo de 1933.
(68) "Gabriel Terra y la verdad histórica", p. 133.
(69) "El Día", el 31 de dicíembre de 1935, en su página 4, incluyó la
siguiente nómina: Dr. Salvador Estradé, Dr. Gustavo Fusco, Ricardo Cosio,
Prof. Carlos Benvenuto, Isidoro Argain, Sillezar, Francisco Durante, Campas
Cervera, Tomás Berreta, Domingo Baqué, Dr. Amador Sánchez, Dr. Lorenzo
Carnelli, Alvaro Guillot Mufaoz, Juan Francisco Garicoits, Solis Angueira,
Felipe Victoria Aguiar, León Rodríguez, Lorenzo Batlle Pacheco, Dr. Fran-
cisco Forteza, Leoncio J. Raíz, Dr. Alberto Zubiría, Dr. Alfredo García
Morales, Dr. Edmundo Castillo, Basilio Muñoz, tsidoro Noblía (h), Luis
Batlle Berres, Atanasildo Suarez, Rogelio C. Oufour, Dr. Juan Saint Clement,
Enrique Moulia, Fares Marexiano, Dr. Juan Carbajal Victorica, Telémaco
Morales, E. Núñez Brian, Enrique Rodríguez Fabregat, Rómulo Boggiano,
133
Gral. Julio César Martínez, César Batlle Pacheco, Dr. Gustavo Galtlnal,
S.iturno lrureta Goyen~, Dr. Rodolfo Canabal, Severo Escobar, Leopoldo
Fernández, Marroquin, Octavio Suárez Lima, V. Kellerman, Dr. Julio Cmr
Mourigán, Ese. C. Castro Onetti, Hildebrando Carnelli, Dr. G. Rodríguez
Guerrero, Dr. Santin Carlós Rossi, Dr. Pablo M. Minelli, Ricardo Paseyro,
José María Santos, Ignacio Mena, Gervasio Guillot Muñoz, Bonifacio Curti-
na, Enrique Bianchi Altuna, Dr. Francisco Goyén, José Vidal, Francisco
Mascalegre, Vicente Mari, Juan Llorca, Francisco Carre"º·
(70) Frugoni, op. cit., p. 67.
(71) Juan Oddone - Blanca Paris, "La universidad uruguaya del Milita-
rismo a la crisis (1885-1958)", Montevideo, Universidad de la República,
1!:i71, Tomo 1, pp. 179 a 186.
(72) Ibídem.
(73) Ibídem.
(74) "El Pueblo", 6 de octubre de 1933, p. 1 (Nota editorial).
(75) Entrevista de Miguel Coll en Kurken Didizian, "Jt.1lio César
Grauert discípulo de Batlle", Montevideo, Ed. Avanzar, pp. 30 y 31.
(76) "El Pueblo", 25 de octubre de 1933, p. 1.
(71-) Frugoni, op. cit., pp. 65 y 66.
(78) Arturo Ardao y Julio Castro - "1875-1935 - Sesenta años de
Revolución (Vida de Basilio Mu ñoz)"; Cuadernos de Marcha - No. 56 -
Diciembre de 1971, pp. 59 y 60.
(79) "El País - Suplemento XL Aniversario" - Setiembre de 1958, p. 4.
(80) Francisco Pintos - "Historia del movimiento obrero uruguayo",
Montevideo, 1960, p. 256.
(81) Op. cit., p. 269.
(S2) Carlos Walter Clgliutti, "El Batllismo de Canelones", Canelones
1981, pp. 150 y 151.
(83) Suplemento "El Oía", Nº 212, 31 de enero de 1937.
(84) lbidem.
(85) Suplemento "El Oía", Nº 175, 24 de mayo de 1936.
(86) lbidem.
(87) Sup. "El Día", Nº 212, 31 de enero de 1937.
(8S) Ardao, Castro, op. cit., pp. ~1 y 62.
(89) Ibídem.
(90) Jurtino Zavala Muniz, "La r@volutión de enero", 1935, pp. 253
y slgs.
(91) Op. cit. {Dedicatoria).
(92) José L. Martínez, op. cit., Tomo 3, pp. 98 y 99.
(93) Op. cit., pp. 251 y 252.
(94) Qp. cit., pp. 270 y 271.
(95) Ardao, Castro, op. cit., pp. 63 y 64.
(96) "El Pueblo", 3 de junio da 1935, p. 3.
(97) "El Pueblo", 5 de junio de 1935, p. 1.
(98) lbidem.
(99) "El Pueblo", 6 de junio de 1935, p. 16.
(100) "El Pueblo", 9 y 10 de junio de 1935, p. 5.
(101) "El Pueblo", 13 de Junio de 1935, p. 16.
( 102) ºEl Pais", XL Aniversario, p. 5.
(103) lbidem.
(104) Ulises Graceras, "los intelectuales y la polltlca en el Uruguay".
Montevideo, El País, 1970, p. 93.
( 1OS) P'intos, op. cit., p. 275.
(106) "El Día", 5 de diciembre de 1935, p. 9.
(107) Op. cit., p. 278.
( 108) Op. cit., p. 90.
(109) Carlos Machado, "Historia de los Orientales", Montevideo, Ed.
Banda Oriental, 1972, p. 322.
( 11 O)lbidem.
(111) Machado, op. cit., pp. 326-327.
(t 12) "El Pueblo", 20 de junio de 1938, p. 5.
(113) "La Mañana", 26 de 1etiembre de 19J3, p. 4.
(114) "El Pueblo", 29 de noviembre d• 1933, p. 1.
(115) "El Pueblo", 27 de mayo dé 1935, p. J. ·
(116) "El Pueblo", 1° de diciembre de 1936, p. 16.
(117) John Gunther - "El drama de America Litina", Buenos AtNS,
Ed. Claridad, 1942, p. 320.
(118) Gustavo Gallina! - "El Uruguay h1ci1 le dictadura", Montevideo,
Ed. Nueva América, 1938, p . 363.
(119) ''El Pueblo", 13 de mayo de 1935, p.•·
(12Ó) "El Pueblo", 28 de noviembre de 1937, p. 4.
135
(6) Véase Millot, Silva, Silva - " El desarrollo industrial del Uruguay:
de la crisis de 1929 a la posguerra", Montevideo, Universidad de la
República, 1973.
(7) "El Pueblo", 19 de junio de 1938, p. 10.
(8) Id., 17 de junio de 1938.
(9) Millot, Silva, Silva; op. cit., p. 104.
( 1O) "Diario de Sesiones de la Cámara de Representantes", 17 de
marzo de 1936, pp. 37 a 46.
(11) "Diario de Sesiones de la Camara de Representantes", J de
mayo de 1937, p. 22.
(12) Véase nuestro "Uruguay 1929-1938: Depresión ganadera y desa-
rrollo fabril", Montevideo, Fundación de Cultura Universitaria, 1981.
(13) 23 de julio de 1936. ·
( 14) "Registro N. de Leyes y Decretos", 1937, p.p. 742 y 743.
(15) Eduardo Acevedo Alva rez, "La economta y las finanzas publicas
después del 31 de marzo" , Montevideo, 1937, p . 271.
(16) Acevedo Alvarez, op. cit ., pp. 54 y 55.
(17) " El Puebto " , 2 de diciembre de 1936, p . 16.
(18) "Oiar;o de Sesiones de la ümara de Representantes" , 14 'I 1 S
de diciembre de 1937, p. 333.
(19) ''Registro N. de Leyes y Decretos", 1933, p. 256.
(20) Ibídem, 1933, p. 256 .
. (21) lbtdem, 1933, pp. 1.043 y 1.934, p. 41.
(22) Pedro Cosio, "Doctrinas y hechos económicos", Montevideo, 1940,
p . 87,
(23) "Diario de Sesiones de la Cámara de Representantes", 6 de
1etiembre de 1934, p. 48.
(24) A.cevedo Alvarez, op. cit., pp. 256 a 259.
(25) 20 de enero de 1938.
(26) "Diario de Sesiones de la Cámara de Representantes", 14 y 15
de diciembre de 1937, pp. 148 a 150.
(27) "El Pueblo", 17 de octubre de 1933, p. 14.
(28) "Diario de Sesiones de la Cámara de Senadores", JO de ...-e
de 1934, pp. 61 y 62.
(29) Millot, Silva y Silva, op. cit., pp. 89 y sigs.
(30) lbidem, pp. 111 y 112.
(30 Op. cit., pp. SS y 56.
(32) Palabras pronundadas al inaugur~r la Exposición Nacional de
lndustri,s (tramcriptas por "E1 Pueblo", 27 de mayo de 1935, p. 5).
(33) "it Pueblo", 3 de octubre de 1933, p. 1.
(34) "El Debate", 27 de febrero de 1933, p. 3.
13e
(JS) "El Debate", 14 de mayo de 1933, p. 3 y "Registro N. de Leyes y
Decretos", 1933, p. 1.126.
(36) Decreto-ley Nº 9384 de 9 de mayo de 1934.
(l7) Gabriel Terra (h), "Gabriel Terra y la verdad histórica", Montevi•
deo, 1962, p. 180.
(38) Gustavo Gallina!, "El Uruguay hacia la dictadura", Montevideo,
Nueva América, 1938, pp. 253 y 185.
(39) "La Mañana", 21 de enero de 1933.
(40) "Diario de Sesione~ de la Cámara de Representantes", 17 de
diciembre de 1935, p. 196.
(41) Véase nuestro "Uruguay 1929-1938: Depresión ganadera y desa-
rrollo fabril", Montevideo, Fundación de Cultura Universitaria, 1981 .
(42) "Diario de Sesiones de la Cámara de Representantes", 29 y 3G
de marzo de 1935, pp. 32 y sigs.
(43) Ibídem.
(44) lbidem.
(45) lbidem.
(46) "Diario de Sesiones de la Cámara de Senadores", 11 de agosto
de 1936, pp. 301 a 303.
(47) "Registro N. de Leyes y Decretos", 1938, p. 15.
(48) "El Día" , 12 de enero de 1938, p. 8.
(49) Resulta sugerente que el mismo no fuese re1cindldo por uno de
19s más ardorosos fundadores de ANCAP: Luis Batlle Berres.
(50) Manuel Bernárdez, "El Uruguay entre dos siglos", Montevideo,
Barreiro y Ramos, 1931, p. 273.
(51) Juan Ríal, "Estadísticas históricas de Uruguay 1850-1930", Mon-
tevideo, CIESU, 1980.
(52) "El Día", 2 de enero de 1938, p. 7.
(53) " El Pueblo", 4 de mayo de 1935, p. 14.
(54) "El Pueblo", 20 de junio de 1938, p. 13.
(55) "Registro N. de Leyes y Decretos", 1933, p. 289.
(56) Denuncia de Abalcázar García en "Diario de Sesiones de la
Cámara de Senadores", 4 de octubre de 1937, pp. 466 a 469.
{57) "Diario ~e Sesiones de la Cámara de Representantes" , 18 de
noviembre de 1935, p . 91.
(58) Cit. por José L. Martínez, "Gabriel Terra: El hombre, El Político,
El Gobernante", Montevideo, 1938, p . 23.
(59) Véase nuestro "1929·1938: Qepresión ganadera y desarrollo fa•
bril", Montevideo, Fundación de Cultura Universitaria, 1981 .
(69) "Boletm de la Federación Rural", noviembre de 1933, pp. 17 a 20.
l61) Véase nuestro ' ' 1929-1938: Depresión ganadera y desarrollo fa-
bril", ap. cit.
137
(62) Algo similar se dio en Brasil. Véase John D. Wirth, "A política do
desenvolvimento na era de Vargas", flfo de Janeiro, Funda~o Getulio
Vargas, 1973, p. 15.
(1) Cit. por Hernán Ramírez Necochea - "Los Estados Unidos y Améri-
ca latina", Buenos Aires, Ed. Palestra, 1967, p. 27.
(2) "El Pueblo". 1º de diciembre de 1936, p. 16.
(3) "El Pueblo", 4 de diciembre de 1936, pp. 6 y 18.
(4) "Revista del Banco de la Repúbtica O. del Uruguay", N° 3,
octubre de 1942, p. 19.
(5) "El Pueblo", 31 de mayo de 1955, p. 4.
138
(6) "El Pueblo", 27 de mayo de 1935, p. s.
(7) "Diario de Sesiones de la (jmara de Repre1entantes", Nº 8425,
10 de diciembre de 1935, pp. 108 1 110.
(8) Pedro Cosio, "Estudios sobre economla y finanzas", Montevideo,
Maximino García, 1944, pp. 47 a 70.
(9) "El Pueblo", 10 de octubre de 1933, p. 6.
( 1O) "El País", 29 de diciembre de 1935, p. 5.
Capitulo V: Educación
(1) Juan Oddone, Blanca Paris, "La Universidad uruguaya det Milita•
rismo a la crisis", Montevideo, Universidad de la República, 1971, Tomo 1,
pp. 190 y sigs.
(2) lbidem.
(3) Op. cit., p. 199.
(4) "El Oía", 14 de diciembre de 193S, p. 8.
(5) "El Dia", 18 de diciembre de 1935, p. 9.
(6) "~I Dia", 10 de diciembre de 1935, p. 8.
(1) "Diario de Sesiones de la Cámara de Representantes", Nº 9127,
17 y 18 de diciembre de 1936. p. 313.
140
INDICE