La Naturaleza Constitucional de Los Colegios Profesionales

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SENTENCIA 

DEL PLENO JURISDICCIONAL


DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
DEL 20 DE FEBRERO DE 2006
 
 PROCESO DE INCONSTITUCIONALIDAD 
Colegio de Periodistas del Perú (demandante)
contra  el  Congreso de la República (demandado)

  Asunto:
Demanda de inconstitucionalidad interpuesta por
el Colegio de Periodistas del Perú contra la Ley
N.º  26937, expedida por el Congreso de la
República, que establece la no obligatoriedad de
la colegiación para el ejercicio profesional del
periodismo (artículo 3º).
 
 
V. MATERIAS CONSTITUCIONALMENTE RELEVANTES
 
Previamente al pronunciamiento de fondo sobre la supuesta inconstitucionalidad de la
Ley N.º 26937, el Tribunal considera necesario realizar un análisis de las siguientes
materias, que juzga constitucionalmente relevantes:
 
1. Constitución y colegios profesionales
1.1. ¿Cuál es la naturaleza jurídica de los colegios profesionales?
1.2. ¿Cuál es la función constitucional de los colegios profesionales en nuestro
ordenamiento constitucional?
1.3. ¿Cuál es la finalidad constitucional de la colegiación obligatoria?
 
2. Derechos fundamentales y periodismo
2.1.  ¿Cuál es la relación entre el ejercicio profesional del periodismo y la libertad de
expresión?
2.2. ¿Es constitucional el impedimento del ejercicio del periodismo a personas que no
ostenten el título profesional de periodistas?
2.3. ¿La colegiación obligatoria restringe inconstitucionalmente el derecho fundamental
a la libertad de expresión?
 
3. Relación entre la colegiación obligatoria y la responsabilidad ética del periodista
3.1. ¿Qué tipo de responsabilidad asumen los periodistas en el ejercicio de su
actividad?
3.2. ¿La no obligatoriedad de la colegiación para el ejercicio del periodismo exime de
responsabilidad a quienes lo ejercen?

 
VI. FUNDAMENTOS 
 
§1. CONSTITUCIÓN Y COLEGIOS PROFESIONALES
 
A)    LA CONFIGURACIÓN CONSTITUCIONAL DE LOS COLEGIOS
PROFESIONALES
 
1.      La constitucionalización de los colegios profesionales, en nuestro ordenamiento, ha
sido una de las alternativas por las cuales el constituyente de la Carta Magna de
1993 optó, al definir su naturaleza jurídica, reconocerles autonomía y delegar en el
legislador la potestad de definir los supuestos en los cuales la colegiación es
obligatoria. En efecto, el artículo 20º de la Constitución señala que
 
Los colegios profesionales son instituciones autónomas con
personalidad de derecho público. La ley señala los casos en
que la colegiación es obligatoria.
 
Esta previsión constitucional impone la necesidad de que el Tribunal se pronuncie
sobre tres cuestiones importantes a saber: 1) la naturaleza jurídica de los colegios
profesionales, 2) su autonomía y 3) la colegiación.  
 
A1) Naturaleza jurídica de los colegios profesionales
 
2.      El primer punto de análisis corresponde a la naturaleza jurídica de los colegios
profesionales. Desde que nuestra Constitución les otorga una cobertura
constitucional, su naturaleza jurídica adquiere tal peculiaridad que ha de ser
diferenciada de otras instituciones que pueden tener cierta afinidad, tales como las
asociaciones y fundaciones, por ejemplo. En principio, los colegios profesionales, de
acuerdo con nuestra Constitución, se definen como instituciones autónomas de
Derecho Público, lo que quiere decir que su creación, a diferencia de las
asociaciones y sindicatos, está sujeta a la decisión del legislador a través de una ley.
Este es un criterio que el Tribunal ha determinado con anterioridad (Exp. N.º 0045-
2004-AI/TC, fundamento 6), al señalar que
 
Las personas de derecho público nacen por mandato
expreso de la ley y no por voluntad de las partes, (...)
mediante ley formal, crea personas jurídicas de derecho
público interno.
 
3.      La determinación, por la propia Constitución, de la naturaleza jurídica de los
colegios profesionales, permite identificar algunas consecuencias importantes, de
acuerdo con la doctrina que se ha pronunciado sobre la materia. Desde que tienen
acogida constitucional, no pueden ser considerados como una figura ajena –menos
aún contraria– a las previsiones constitucionales, por lo que su pervivencia o la
eventual creación de nuevos colegios no podrá tacharse, prima facie, de
inconstitucional. Ciertamente, la Constitución no exige la existencia ineludible de
estas formas de organización profesional, pero sí les concede cobertura cuando el
legislador opta por su creación. Los colegios profesionales se deben entender como
instituciones de actuación social y colectiva compatibles con el ejercicio de las
potestades y competencias de los poderes públicos, así como con el espacio de
actuación de otras instituciones previstas constitucionalmente. Su previsión
constitucional comporta su singularización y delimitación frente a otras formas de
organización profesional[1].

A2) Autonomía de los colegios profesionales


 
4.      La Constitución, además de definir su naturaleza jurídica, también reconoce a los
colegios profesionales un aspecto importante como es el de su autonomía. Esto
quiere decir que poseen un ámbito propio de actuación y decisión. En ese sentido, la
incidencia constitucional de la autonomía que nuestra Ley Suprema reconoce a los
colegios profesionales se manifiesta en su capacidad para actuar en los ámbitos de
su autonomía administrativa –para establecer su organización interna–; de
su autonomía económica –lo cual les permite determinar sus ingresos propios y su
destino–; y de su autonomía normativa –que se materializa en su capacidad para
elaborar y aprobar sus propios estatutos, claro está dentro del marco constitucional y
legal establecido–. No obstante, la autonomía reconocida a los colegios
profesionales no puede significar ni puede derivar en una autarquía; de ahí que sea
importante poner en relieve que la legitimidad de los colegios profesionales será
posible solo y en la medida que la actuación de los colegios profesionales se realice
dentro del marco establecido por nuestro ordenamiento constitucional.
 
A3) Determinación de la colegiación y legislador
 
5.      Adicionalmente a la definición de los colegios profesionales como
instituciones autónomas  de Derecho Público, nuestra Constitución hace
referencia también a la colegiación. Si bien este tópico se analizará más adelante,
cabe adelantar algunas ideas al respecto. Como se deriva del propio texto
constitucional, nuestra Ley Fundamental ha delegado en el legislador la potestad
para determinar aquellos supuestos en los cuales la colegiación será obligatoria.
Esto supone, para el legislador, una grave responsabilidad, pues la colegiación –
ya sea obligatoria o facultativa– tiene una vinculación muy estrecha con el
ejercicio profesional.
 
6.      Sobre este extremo la Constitución prescribe únicamente que
 
La ley señala los casos en que la colegiación es obligatoria.
 
Es evidente que el constituyente no ha optado por la obligatoriedad de la
colegiación en todos los casos, sino que ha delegado en el legislador la potestad
para establecer, mediante ley, los supuestos en los cuales será obligatoria y en los
cuales no. La obligatoriedad de la colegiación está ineludiblemente vinculada con
el ejercicio de una profesión determinada; esta imbricación justifica su previsión
constitucional. En opinión de este Tribunal, se considera acertado el sentido
abierto de esta disposición constitucional en la medida que, prima facie, no
siempre el ejercicio de toda profesión precisa una colegiación previa.
 
7.      El legislador puede determinar aquellas carreras profesionales en que la
colegiación es conditio  sine qua non para el ejercicio regular de una profesión.
Sin embargo, tal decisión no puede estar al margen de los valores superiores,
principios constitucionales y derechos fundamentales que la Constitución
reconoce; es decir, si la obligatoriedad de la colegiación, para el ejercicio de
determinadas profesiones, supone una restricción del libre ejercicio de la
profesión, tal obligatoriedad debe ser objetivamente justificada por el legislador,
considerando fines constitucionales como:  a)  la ordenación del ejercicio de las
profesiones, b) que el ejercicio de las profesiones redunde en beneficio de la
sociedad en general, dentro del marco de la deontología profesional, c) la mejor
formación y perfeccionamiento de los profesionales colegiados, d)  la defensa de
los intereses profesionales –no particulares– de los colegiados.
 
A4) Justificación constitucional de los colegios profesionales
 
8.      En suma, no debe perderse de vista que la justificación última de
la  constitucionalización de los colegios profesionales radica en
 
Incorporar una garantía, frente a la sociedad, de que los
profesionales actúan correctamente en su ejercicio
profesional. Pues, en último extremo, las actuaciones
profesionales afectan directamente a los propios
ciudadanos que recaban los servicios de los profesionales,
comprometiendo valores fundamentales como la vida, la
salud, la integridad física, la seguridad, la libertad, el
honor (...) que los ciudadanos confían a los profesionales.
Semejante entrega demanda por la sociedad el
aseguramiento de la responsabilidad del profesional en el
supuesto de que no actúe de acuerdo con lo que se
considera por el propio grupo profesional, de acuerdo con
sus patrones éticos, como correcto o adecuado[2].  

B)    LA FUNCIÓN CONSTITUCIONAL DE LOS COLEGIOS


PROFESIONALES
 
9.      No puede decirse que del reconocimiento constitucional de los colegios
profesionales no se deriva ninguna consecuencia con relevancia constitucional. Si
bien nuestra Constitución, expresamente, no le otorga a los colegios el desempeño
de un determinado rol constitucional, ello no quiere decir que estos no cumplan
función constitucional alguna. Y es que, a juicio del Tribunal, los colegios
profesionales asumen determinadas funciones que, por su previsión y por su propia
naturaleza, adquieren carácter constitucional. Dicha función constitucional se
desenvuelve en diferentes ámbitos, tales como en el procedimiento legislativo, en la
elección de determinadas autoridades públicas, en la vigilancia de la observancia del
principio de supremacía jurídica de la Constitución. En suma, la función
constitucional de los colegios profesionales está relacionada con los siguientes
ámbitos: a) procedimiento legislativo, b) vigencia del principio de supremacía
constitucional, y c) elección de determinadas autoridades públicas.
 
B1) Función constitucional de los colegios profesionales en el procedimiento
legislativo
 
10.  La función constitucional de los colegios profesionales en el procedimiento
legislativo se produce desde que la Constitución (artículo 107º) les reconoce el
derecho a iniciativa en la formación de leyes. Para este Tribunal, el hecho de que la
Constitución les reconozca a los colegios profesionales iniciativa legislativa se
sustenta en que, por su especialidad y por los temas con los que normalmente
aparecen vinculados, pueden advertir vacíos o deficiencias normativas para prever
una legislación adecuada. Esta función constitucional adquiere mayor relevancia en
aquellos ámbitos en los cuales el nivel de complejidad y especialización de la
materia a regular es tal, que la necesidad de una regulación frente a un vacío o la
impronta de una modificación de la ley que la regula, sólo pueden ser advertidos si
es que se cuenta con el mismo grado de conocimiento de dichas materias.
 
B2) Función constitucional de los colegios profesionales en la elección de
autoridades
 
11.  La segunda función que la Constitución asigna a los colegios profesionales está
vinculada con la elección de determinadas autoridades públicas. Sin embargo, la
Constitución, aquí, no otorga el mismo reconocimiento a todos los colegios
profesionales. En efecto, mientras que en el artículo 153°, inciso 4 se reconoce el
derecho de los “demás” colegios profesionales para elegir un miembro del Consejo
Nacional de la Magistratura, el mismo artículo en su inciso 3 reconoce a los
Colegios de Abogados del País la facultad de elegir a uno de sus miembros. Del
mismo modo, la Constitución ha abierto otros cauces de participación a favor de un
colegio determinado, el Colegio de Abogados de Lima, pues, de conformidad con el
artículo 179º, inciso 3 de la Constitución, éste elige a uno de los miembros del
Jurado Nacional de Elecciones, mientras que la Novena Disposición Final y
Transitoria de la Constitución prevé que la renovación de los miembros del Jurado
Nacional de Elecciones se inicia con los miembros elegidos por el mencionado
Colegio. Como puede verse, la Constitución, también en el ámbito de la elección de
determinadas autoridades públicas, ha otorgado a los colegios profesionales una
función constitucional determinada.
 
B3) Función constitucional de los colegios profesionales en la vigencia del principio
de supremacía de la Constitución
 
12.  De los roles constitucionales de los colegios profesionales, tal vez el de velar por la
vigencia del principio de supremacía constitucional sea el de mayor relevancia. Esto
por cuanto la Constitución (artículo 203º, inciso 7) y el Código Procesal
Constitucional (artículos 98º y 99º) los ha facultado para la interposición de
demandas de inconstitucionalidad en materias de su especialidad. Tal
reconocimiento sólo puede justificarse si se considera que –como se ha señalado
anteriormente (Exp. N.º 005-2005-AI/TC, fundamento 3)–
 
(...) debido a la particularidad, singularidad y especialidad
de los conocimientos científicos y técnicos que caracterizan
a las diferentes profesiones (Medicina, Abogacía,
Ingeniería, Arquitectura, Contabilidad, Química-
farmacéutica, Periodismo, Psicología y Biología, entre
otras), estas instituciones se sitúan en una posición idónea
para poder apreciar, por una parte, si una determinada ley o
disposición con rango de ley –que regula una materia que se
encuentra directamente relacionada con los conocimientos
de una determinada profesión– vulnera disposiciones de la
Norma Fundamental; y, por otra, si resulta necesaria la
expedición de una determinada ley que regule las materias
que se encuentren relacionadas con los referidos
conocimientos.
 
13.  Lo cual, por un lado, significa que los colegios profesionales, si bien tienen
legitimidad para interponer demandas de inconstitucionalidad, no pueden cuestionar
cualquier tipo de leyes, sino aquellas circunscritas a su ámbito de conocimientos; y,
por otro, que esta legitimidad no puede servir de instrumento para viabilizar,
soterradamente, intereses particulares, sino más bien accionar en cautela de intereses
generales o que atañen a la sociedad en su conjunto.
 
14.  Como puede verse, la Constitución no se limita únicamente a reconocer
constitucionalmente a los colegios profesionales, sino que también les asigna
determinadas funciones constitucionales. Dentro de este contexto corresponde
analizar ahora la demanda de inconstitucionalidad de la Ley N.º 26937, planteada
por el Colegio de Periodistas del Perú.

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