El Candidato Al Sacerdocio Hombre de Dios
El Candidato Al Sacerdocio Hombre de Dios
El Candidato Al Sacerdocio Hombre de Dios
3
Cfr.
Documento
de
Aparecida
276
–
278.
Proceso
de
formación
de
los
discípulos
misioneros
(Encuentro,
conversión,
discipulado,
comunión
y
misión).
4
“Lo
más
importante
en
el
camino
hacia
el
sacerdocio,
y
durante
toda
la
vida
sacerdotal,
es
la
relación
personal
con
Dios
en
Jesucristo”.
BENEDICTO
XVI.
Mensaje
a
los
seminaristas
1
5
Cfr.
Decreto
Optatam
Totius
8
y
Documento
de
Aparecida
316
6
BENEDICTO
XVI.
Carta
encíclica
Deus
Caritas
Est.
Introducción
1
7
Cfr.
Catecismo
de
la
Iglesia
Católica
27.33-‐35.
Remito
a
la
problemática
de
“Naturaleza
y
Sobrenatural”
(Henri
de
Lubac,
Karl
Rhaner
y
Hans
Urs
von
Balthasar.
Cfr.
LADARIA,
L.F.,
“Naturaleza
y
Sobrenatural”.
En:
SESBOÜÉ,
B.
Historia
de
los
dogmas,
Tomo
II,
El
hombre
y
su
salvación.
Salamanca:
Secretariado
Trinitario,
1996.
p.282-‐308
asume su historia personal y familiar, a veces sencilla y pobre, le será una
contradicción vivir la austeridad y la pobreza.
La Exhortación apostólica post-sinodal Pastores Dabo Vobis subraya la
formación humana como fundamento de toda la formación sacerdotal: “Sin una
oportuna formación humana, toda la formación sacerdotal quedaría privada de
su necesario fundamento”8. Lo que afirmamos al inicio lo reiteramos en este
ámbito: ¿Cómo querer ser sacramento del Buen Pastor si antes no
aprendemos a ser auténticamente humanos? De hecho el sacerdote “debe
procurar reflejar en sí mismo, en la medida de lo posible, aquella perfección
humana que resplandece en el Hijo de Dios hecho hombre”9.
El seminario debe ofrecer al candidato las herramientas que le permitan una
madurez humana auténtica (potencializar, desarrollar, corregir, interiorizar). El
ambiente formativo debe permitir que el candidato viva, no según las
convenciones o conveniencias, que pretenden satisfacer a la autoridad, sino
según convicciones, es decir según los valores interiorizados10. En pocas
palabras, el seminario debe permitir al seminarista que sea auténtico e
coherente con los valores humanos que se iluminan a partir del encuentro con
Jesús. Nada resta al hombre la experiencia de encuentro con Jesús, al
contrario, en y con Él el hombre se humaniza11. De hecho, algunas actitudes y
comportamientos que pertenecen al “hombre viejo”, inseridos en un auténtico
proceso de conversión, pueden ser superados.
Para terminar, comparto algunas prácticas que, en mi experiencia como
acompañante del grupo que vive el proceso formado del Año Propedéutico, me
ayudaron a responder a este desafío de no formar sacerdotes sobre ruinas
humanas o sobre ruinas de la fe12.
- Entrega del alba: esta no se reduce a la entrega de un vestido litúrgico,
sino que subraya la nueva condición del bautizado como “revestido de
Cristo”. Entregada al inicio de la Formación indica que el seminario es un
tiempo para desarrollar y madurar la fe bautismal. Que quien se prepara
para el ministerio es un cristiano auténtico, y no un “monaguillo” atraído por
realidades externas de la liturgia.
JOAO PAULO II. Exortação apostólica pós-sinodal Pastores Dabo Vobis. São
Paulo: Paulinas, 2001. 220p.
PITAUD, Bernard. Orar 15 días con el Padre Olier. Bogotá: Kimpres, 2009.
116p.
VITTORINO, Andreoli. Padres: viagem entre os homens do sagrado. São
Paulo: Paulus, 2010. 361p.
Resumen
A partir de su experiencia como formador en diversos seminarios, el autor presenta el
proceso de formación al ministerio sacerdotal como un itinerario de humanización que
se fundamenta en el encuentro personal con Jesús. Se trata de ayudar a crecer
integralmente al hombre y al cristiano, es decir al hombre de fe, con el fin de que pueda
ser hombre de Dios en medio de los seres humanos, es decir, sacramento de Cristo
Pastor y Sacerdote. Al final, comparte algunas prácticas de su ya larga experiencia con
los grupos de candidatos que viven el proceso formativo del año propedéutico.