Diosas Hindúes
Diosas Hindúes
Diosas Hindúes
llevas dentro
Por: Paola Vazquez
29 de febrero, 2016
Oculta dentro de cada hombre y mujer se encuentra su
propia divinidad, para encontrarla, basta mirar dentro de
nosotros mismos.
¿Qué tal si nos transformáramos en diosas por un solo día, o mejor aún, por el resto de
nuestras vidas? Cuenta una leyenda hindú que en los inicios de la humanidad todos los
hombres y mujeres eran dioses y diosas, pero abusaron de sus cualidades y Brahma, el
dios supremo los castigó e hizo de ellos mortales con cualidades limitadas. Brahma
buscó dónde esconder la inmortalidad y divinidad, pensó en la tierra, en los mares y
cielos, pero calculó que el hombre la encontraría. Entonces, Brahma llegó a una
conclusión: la escondería dentro del hombre mismo, pues los mortales nunca la
buscarían allí. Oculta dentro de cada hombre y mujer se encuentra su propia divinidad,
para encontrarla, basta mirar dentro de nosotros mismos.
Un mito es un relato, una historia que nos muestra el relato de creación de una cultura.
En ella aparecen seres imaginarios que proyectan cualidades de la naturaleza y el
universo. Poseen en sí simbolismos sobre los dilemas humanos y aquellas cualidades a
las cuales todos aspiramos: vivir tras la muerte, conocer lo indescifrable, nadar en el aire
y volar en el mar, dominar las pasiones, sanar el alma.
Conocernos y desarrollar esas cualidades que nos lleven más allá de lo terrenal, del bien
y del mal, a nuestra propia parte divina: En India se ha buscado desarrollar esa conexión
con nosotros mismos mediante la meditación o el yoga. Ir más allá de nuestros
defectos, de nuestros propios nudos. Cumplir con el dharma, nos llevará a un círculo
karmático virtuoso; a la inversa, si se incumple con el dharma se generará un círculo
vicioso. Cada uno de nosotros tiene la posibilidad de conocerse a una misma y de
conocer nuestras virtudes
Esta selección de diosas te mostrará aquellas cualidades con las cuales puedes
identificarte y desarrollar, observa sus cualidades y aprende su mantra, que es un
decreto para tu propia vida.
Lakshmi, la diosa de la abundancia
Satí, diosa de la felicidad y la sexualidad
Es además la diosa de la longevidad, a ella rinden culto las mujeres hindúes que buscan
una vida larga junto a sus maridos. En la mitología, ella tuvo que seducir sexualmente a
Shiva para sacarlo de su ascetismo. Ella se suicidó prendiéndose una pira de humo
debido a que su esposo comete un desaire. A ella se rinde culto para la lealtad y la
devoción de las parejas.
Sarasvati, diosa del conocimiento
Esta diosa es madre de Ganesh, el dios de la sabiduría con cabeza de elefante y del dios
Skanda de la Guerra. Ella ejerce sus cualidades de mediadora entre estos dos hijos que
son tan diferentes. Es una diosa poderosa, está montada sobre un león y se le considera
la protectora del mundo.
Parvati, nos enseña a mediar y a ser paciente con las diferentes personas que se cruzan
en nuestro camino, a saber cuidar a nuestras relaciones desde esos vínculos de amor.
Esta diosa nos recuerda la importancia de hacer a un lado el materialismo y vivir más
cerca de nuestra espiritualidad. Nos recuerda que la riqueza material es una ilusión que
se desvanece.
Mantra: Quito los velos de la ilusión que me impiden verme a mí misma, dejo ir lo
material y busco mi blleza interna.
Kali, la diosa irascible
Ella nos recuerda esa parte de nosotras que suele ser indomable, aunque también tiene
en su lado negativo, la posibilidad de quemarnos en nuestra propia rabia. Ella nos
enseña a hacernos conscientes del control de nuestras emociones y energías.
Mantra: Conozco mi energía, controlo mi fuerza interna para hacer el bien a mi misma
y a los demás.
Se trata de una de la única manifestación femenina del dios Visnú, el dios que habita en
el paraíso, posee conocimiento, energía, fuerza; uno de sus avatares, que es la
representación terrestre de Visnu, es Mojiní. La historia cuenta que en algún momento
los demonios robaron el néctar de la inmortalidad, o amrita, a los dioses, entonces
Visnú adoptó la forma de una mujer para acercarse a los demonios, que quedaron
deslumbrados con su belleza. Así, ella recuperó el néctar y lo devolvió a los dioses.
La historia nos recuerda cuando hemos tenido que buscar estrategias en nuestra vida y
aparentar sin perder nuestra esencia con el fin de hacer un bien.
Más allá de alcanzar la perfección, debemos saber que como seres humanos y
como mujeres no necesitamos ser perfectas, tenemos derecho a equivocarnos, a tener
defectos; pero es mejor conocer nuestro propio pantano, saber en qué dosis nuestra
cólera es tan justa como es pertinente cultivar nuestra paciencia. Así podremos emerger
de nuestro propio pantano como flores de loto: renacidas.