Revista Juridica 39
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Colaboradora:
Andrea González Leiva
Comité Editorial:
Pablo Campos Muñoz
Coordinador
La Revista Jurídica del Ministerio Público (ISSN N°0718-6479) es una publicación de la Fiscalía
Nacional de la Institución, continuadora del Boletín del Ministerio Público, cuyo primer número
fue publicado en mayo de 2001. Durante su primer año de publicación, fue editado mensualmente.
Durante el año 2002 lo fue cada dos meses y, en el 2003, el incremento del material de difusión
generado por la Reforma, forzó su edición trimestral, para fortalecer la recopilación y selección del
material a publicar. Contiene 1.- Jurisprudencia; 2.- Comentarios de Jurisprudencia (artículos en
que autores pertenecientes al Ministerio Público o externos analizan aspectos doctrinarios inte-
resantes de fallos correspondientes al nuevo procedimiento penal) y 3.- Artículos e Informes de
autores pertenecientes al Ministerio Público o externos que analizan diversos temas de derecho,
principalmente derecho penal y procesal penal, o se informa sobre distintos aspectos relativos a la
reforma procesal penal.
Toda solicitud de canje o donación de la Revista debe dirigirse a la Biblioteca de la Fiscalía Nacional.
E-mail: sluco@minpublico.cl
Las expresiones contenidas en los artículos publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no
representan, necesariamente, la opinión del Ministerio Público.
ÍNDICE
PRÓLOGO
Fallos
Requerimiento de inaplicabilidad rechazado. Facultad de formalizar la
investigación; suspensión condicional del procedimiento 11
Tribunal Constitucional
Sentencias Comentadas
Recurso de nulidad acogido: causal de nulidad del artículo 373 letra a) del
Código Procesal Penal y debido proceso en procedimiento de acción privada 45
Hernán Ferrera Leiva
Artículos
Comentarios acerca de la Ley N°20.341 que aumenta las penas en los delitos
de corrupción 57
Hernán Fernández Aracena
Sentencias Comentadas
Tribunal Oral en lo Penal de Talca condena a alcaldesa del Maule por
nombramiento ilegal y fraude al Fisco 69
Roberto Morales Peña
Artículos
Acción constitucional de amparo por aplicación del artículo 39 de la Ley
N°20.000 95
Manuel Guerra Fuenzalida y Renzo Figueroa Aste
Los cambios en la organización criminal ligada al tráfico de drogas en el espacio
público, y la vigencia del marco legal destinado a su persecución 104
Jorge Muñoz Bravo
El comiso y los terceros 114
Alejandra Vera Azócar
IV. UNIDAD ESPECIALIZADA EN COOPERACIÓN INTERNACIONAL Y EXTRADICIONES
Artículos
El alcance del término “acusado” en la Convención Interamericana de
Extradición de 1933 135
Eduardo Picand Albónico
Artículos
Las investigaciones por negligencias médicas y la Ley AUGE 147
Macarena Car Silva
Las explicaciones que dan los acusados ante la imputación del delito de violación
del art. 361 N°1 del C.P. durante la audiencia de juicio oral: su repercusión en
la investigación criminal 153
Karen Guzmán Valenzuela
Aspectos dogmáticos del delito de trata de personas del artículo 3° del Protocolo
de Palermo 170
Francisco Soto Donoso
Artículos
La investigación de los delitos vinculados al robo y receptación de cables:
un ejemplo de persecución penal inteligente 187
Alejandro Moreira Dueñas
Análisis de la estructura típica del delito de usurpación de aguas. Régimen legal
de las aguas y particularidades del delito 196
Verónica Rosenblut Gorodinsky
Absolución por el delito de lavado de dinero culposo: contenido y límites del
concepto de “negligencia inexcusable” 208
Antonio Segovia Arancibia
VII. UNIDAD ESPECIALIZADA EN RESPONSABILIDAD PENAL ADOLESCENTE Y
VIOLENCIA INTRAFAMILIAR
Artículos
La retractación en violencia intrafamiliar y su incidencia en el sistema procesal
penal 223
María José Taladríz Eguilúz, María Angélica San Martín Ponce y Roberto
Rodríguez Manríquez
Sentencias Comentadas
Comentario a la resolución que no decreta cautelares del art. 155 del Código
Procesal Penal, por hechos ocurridos al interior del Centro Semicerrado de
Limache 244
Guillermo Felipe Merino
Comentario a sentencia condenatoria por maltrato habitual dictada por el
Juzgado de Garantía de Tomé 249
Cristian Oróstica Sanhueza
Comentario a sentencia del Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Rancagua
(“Caso Gendarme”) 261
Carolina Suazo Schwancke
Prólogo
En esta nueva edición de nuestra revista, y haciendo eco de varias de las pre-
ocupaciones contingentes de nuestra sociedad, hemos dado especial cobertura
a temas que han inquietado a la opinión pública en estos últimos meses.
Es así como presentamos un interesante artículo que aborda el tema de la
corrupción, así como el comentario a una sentencia que condenó por los deli-
tos de nombramiento ilegal y fraude al Fisco.
En un segundo frente de contingencia, también se incluye un artículo respecto
de las negligencias médicas a la luz de la implementación de la Ley Auge.
Y como tercer campo de preocupación actual, presentamos un estudio acerca
de las explicaciones y justificaciones más frecuentes que suelen dar los imputa-
dos por delitos de violación.
Ahora, y como aspecto constructivo e integrador respecto de qué hacemos y
cómo enfrentamos los problemas de índole penal que nos afectan como socie-
dad, ofrecemos un artículo que explora en la implementación de políticas efec-
tivas contra un determinado tipo de delincuencia, esto es el robo y receptación
de cables, que demuestra la posibilidad real de combate eficiente contra cierto
grupo de ilícitos y que nos recuerda la necesidad de enfrentar de manera plani-
ficada determinadas formas de criminalidad que nos afectan.
Pero no sólo nos hemos preocupado de ofrecer contenidos relacionados con el
acontecer más candente, sino que también agregamos interesantes elaboracio-
nes respecto de otros tópicos penales de alta relevancia, como lo son diversos
problemas ligados al tráfico ilícito de estupefacientes, sea desde el punto de
vista de su organización, como de las herramientas con que contamos para su
combate; la trata de personas; el delito de usurpación de aguas, y las figuras
culposas en el ámbito del lavado de dinero, temas todos de alta complejidad y
relevancia que requieren de estudios y análisis constantes para poder estar en
condiciones adecuadas para hacerles frente.
Finalmente, en nuestro permanente afán de mantenernos actualizados en el
quehacer de nuestros Tribunales, hemos querido presentar también fallos del
Tribunal Constitucional y de la Corte Suprema en temas de gran interés, como
son las facultades del fiscal y los derechos de los querellantes en el proceso
penal, desde la perspectiva de las garantías constitucionales, y el derecho del
querellante a un proceso racional y justo en procesos por delitos de acción
privada, respectivamente.
Resumen:
En cuanto a la facultad de formalizar la investigación:
Desde el punto de vista constitucional, la comunicación que efectúa el fiscal del
Ministerio Público al imputado, de que se sigue una investigación en su contra, en
presencia del juez de garantía, es una expresión de la facultad privativa que el ar-
tículo 83 de la Carta Fundamental ha confiado al Ministerio Público en orden a
dirigir en forma exclusiva la investigación de los hechos constitutivos de delito, de
los que determinen la participación punible y de los que acrediten la inocencia del
imputado. Al mismo tiempo, es un requisito indispensable para que se pueda ejercer
otra de las atribuciones confiadas por la Constitución al Ministerio Público, como es
la de ejercer la acción penal pública, en su caso, lo que dependerá precisamente de la
investigación realizada.
Aun cuando la formalización de la investigación es una facultad del fiscal que dirige
la investigación, ella no puede ejercerse en forma discrecional, al punto que se lesio-
nen derechos del imputado o del querellante y víctima.
No puede prosperar una acción de inaplicabilidad en que, bajo la aparente imputa-
ción de inconstitucionalidad en la aplicación de determinado precepto legal en una
gestión judicial pendiente, en realidad se pretende cuestionar la forma o modalidad
en que determinadas autoridades han procedido en el cumplimiento de sus potestades
privativas1.
En cuanto a la suspensión condicional del procedimiento:
Una interpretación armónica de las diversas disposiciones del Código Procesal Pe-
nal, permite desechar la alegación del requirente de que la solicitud de suspensión
condicional del procedimiento, efectuada por el fiscal procediendo de acuerdo con el
imputado, en la gestión pendiente de que se trata, importe transgredir la facultad
privativa del juez de garantía de adoptar la decisión sobre tal solicitud.
No resistiría un test de constitucionalidad, desde el punto de vista del debido proceso
legal y, particularmente, de la igualdad procesal, que el juez quedara vinculado por
la posición expresada por el querellante o por la víctima, en desmedro de las posi-
ciones de los demás intervinientes en el proceso. Más bien, en ejercicio de la facul-
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tad jurisdiccional que le compete, el juez deberá ponderar los distintos argumentos
vertidos en la audiencia de suspensión condicional del procedimiento, concediendo o
denegando la solicitud sobre la base de la concurrencia de los requisitos legales que la
hacen procedente.
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II. Inaplicabilidad del artículo 229 Agrega el actor que el Fiscal Adjunto
del Código Procesal Penal. “no tuvo la más mínima deferencia -pese
a solicitarlo reiteradamente (Art. 8° de
SÉPTIMO: Que aun cuando ya ha su Ley Orgánica)- de informar previa-
sido reproducido en la parte exposi- mente a mi parte sobre los fundamentos
tiva, resulta necesario recordar que de la formalización y salida alternativa
el primero de los preceptos lega- ni menos sus condiciones.”;
les impugnados, el artículo 229 del
Código Procesal Penal, dispone: NOVENO: Que el Ministerio
“Artículo 229.- Concepto de la for- Público, en su escrito de observa-
malización de la investigación. La ciones al requerimiento, recordó que
formalización de la investigación es el artículo 83 de la Constitución le
la comunicación que el fiscal efectúa entrega la dirección exclusiva de la
al imputado, en presencia del juez de investigación de los hechos cons-
garantía, de que desarrolla actual- titutivos de delito, de aquellos que
mente una investigación en su contra determinen la participación punible
respecto de uno o más delitos deter- y de los que acrediten la inocencia del
minados.”; imputado. Agrega que dicha potes-
tad debe ser vinculada a lo previsto
OCTAVO: Que el requirente argu-
en el artículo 183 del Código Pro-
menta, en cuanto a la primera infrac-
cesal Penal, que permite a todos los
ción constitucional, que el día 30
intervinientes en el proceso penal
de septiembre de 2008 se realizó la
solicitar las diligencias de inves-
audiencia de formalización de la
tigación que estimen pertinentes,
investigación en la causa que se sus-
facultando al fiscal del Ministerio
tancia ante el 4° Juzgado de Garan-
tía de Santiago, en la cual el Fiscal Público para llevar a efecto aquellas
Adjunto, “desconociendo arbitraria- que estime conducentes. El inter-
mente el mérito de autos, adecuando viniente afectado con el rechazo de
su formalización a la posterior ‘salida alguna solicitud dirigida al desarrollo
alternativa’, procedió a formalizar al de alguna diligencia de investigación
querellado V.R. por dos delitos de ‘baga- puede reclamar ante la autoridad del
tela’: estafa residual del Art. 473 del C.P. Ministerio Público, según lo prevé el
(debiendo haber sido conforme el (sic) inciso segundo de la referida norma
Art. 468 del C.P. pues se atribuyó para legal. Precisa el Ministerio Público
su posterior pago, créditos supuestos, con que el requirente no ha cuestionado
penalidad sobre UTM 400) y en rela- el aludido precepto. Añade que,
ción a la introducción de la contabilidad incluso, realizada la formalización de
de seis facturas falsas (además se trataba la investigación, si ésta hubiere sido
de dos delitos, primero cuatro facturas, arbitraria, el imputado pudo reclamar
luego las otras dos) y apropiación inde- ante las autoridades del Ministerio
bida (sillas) del Art. 470 N°1 del C.P., Público, de acuerdo a lo previsto en al
en relación al Art. 467 N°3 (debiendo artículo 231, inciso final, del Código
ser N°2, al exceder las 4 UTM)”. Procesal Penal.
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Así, en la tesis de dicho órgano, la persona sujeta a ella puede ejercer las
inexistencia de una investigación facultades, derechos y garantías que
racional y justa, alegada por el requi- la Constitución Política de la Repú-
rente, no se desprendería de la apli- blica, el Código Procesal Penal y
cación del artículo 229 del Código otras leyes reconocen al imputado”.
Procesal Penal, sino de “determinadas
actuaciones u omisiones del fiscal del En un sentido similar, doña M.A.B.
caso, respecto de las cuales el requi- ha planteado, en su respectivo escrito
rente no está de acuerdo”. Aún más, de observaciones al requerimiento,
sostiene que el requirente no persigue que el artículo 229 del Código Pro-
la inaplicabilidad de esa norma legal cesal Penal no vulnera derechos de
sino que “se le habilite para objetar nadie, dado que “es sólo una formali-
la formalización o formularla por su dad de comunicación frente a un juez y
cuenta, actuaciones que no se pueden si limita derechos es sólo posible a través
obtener o crear por esta vía”; de medidas cautelares que son decreta-
das por un Juez de Garantía y no por
DÉCIMO: Que don V.A.R.B. y el Fiscal.”;
doña M.L.S. han sostenido, por su
parte, en su escrito de observaciones DECIMOPRIMERO: Que esta
al requerimiento, que “en definitiva Magistratura ha tenido ya opor-
lo que persigue el requirente es que tunidad de referirse a los alcances
el Ministerio Público renuncie a las de la formalización de la investiga-
atribuciones y mandato conferido ción, definida en el artículo 229 del
(sic) por la Constitución Política de Código Procesal Penal, destacando
la República en su artículo 83”. En lo su carácter esencialmente garantista,
que respecta a la impugnación del ar- cual es el de informar al imputado de
tículo 229 del Código Procesal Penal, manera específica y clara acerca de
precisan que “al definir la formaliza- los hechos atribuidos y su calificación
ción como una (sic) la comunicación jurídica, esto es, sobre el contenido
que el fiscal efectúa al imputado, en de la imputación jurídico-penal que
presencia del juez de garantía, de que se dirige en su contra. En el mismo
desarrolla actualmente una investi- sentido, las solicitudes del fiscal que
gación en su contra respecto de uno impliquen privación o restricción
o más delitos determinados, de difí- de derechos del imputado deben
cil manera puede ser estimada como ser resueltas por el juez de garantía
inconstitucional, dado que lo precep- previo debate de las partes, nunca en
tuado en ese artículo justamente da forma automática y con posterioridad
materialidad a la garantía establecida a la formalización de la investigación
en el N°3 del artículo 19 de la Consti- (Sentencia rol N°736, considerando
tución Política de la República, dado 11°);
que en los términos del artículo 7 del DECIMOSEGUNDO: Que, desde
Código Procesal Penal y sin perjuicio el punto de vista constitucional, la
de otras excepciones contempladas comunicación que efectúa el fiscal
es a contar de este momento que la del Ministerio Público al imputado,
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“Al decretar la suspensión condicional del ducida por la Ley N°20.074, pues
procedimiento, el juez de garantía esta- con anterioridad la norma sólo hacía
blecerá las condiciones a las que deberá referencia al querellante.
someterse el imputado, por el plazo que
determine, el que no podrá ser inferior Agrega que la suspensión condicio-
a un año ni superior a tres. Durante nal del procedimiento requiere un
dicho período no se reanudará el curso acuerdo entre el fiscal y el imputado,
de la prescripción de la acción penal. sometido a la decisión del juez de
Asimismo, durante el término por el que garantía, quien podrá autorizar la
se prolongare la suspensión condicional suspensión solicitada siempre que
del procedimiento se suspenderá el plazo concurran los requisitos que señala la
previsto en el artículo 247.”; ley y oyendo al querellante o a la víc-
tima que asistan a la audiencia. Pun-
TRIGESIMOPRIMERO: Que, tualiza que éstos pueden oponerse
sobre el particular, el requirente ha a la suspensión, pues precisamente
condensado su argumentación en que para ello se prevé la posibilidad de
la norma reprochada permite al fiscal deducir recurso de apelación contra
-de acuerdo a “su particular buen o la resolución judicial que la autorice.
mal criterio, intereses o percepcio- Tal recurso ha sido, precisamente,
nes particulares”- llegar a un acuerdo ejercido por el requirente en estos
con el o los imputados, a espaldas de autos.
la víctima y del querellante, y ade-
cuando su formalización a los hechos Concluye afirmando que lo que ley
que estime y las penalidades necesa- no prevé es que la oposición del que-
rias para favorecer la salida alterna- rellante o de la víctima, manifestada
tiva. Con ello, según estima, se está en la audiencia respectiva, se erija
otorgando al Ministerio Público la como un obstáculo para que el tribu-
facultad de juzgar, privando de tal nal la decrete;
potestad al juez de garantía, quien TRIGESIMOTERCERO: Que la
debiera simplemente allanarse. Lo parte de don V.R.B. y de doña M.L.S.
anterior es aun más grave, a su juicio, ha planteado, a su vez, que la suspen-
si se tiene presente que la víctima y sión condicional del procedimiento
querellante ha debido limitarse, en la decretada en los autos que sustancia
audiencia respectiva, a ser oída, sin el 4° Juzgado de Garantía, es total
poder efectivamente oponerse y tener y completamente ajustada a dere-
derecho a un debido proceso; cho. Considera también que el juicio
TRIGESIMOSEGUNDO: Que, penal de acción pública no se ventila
al respecto, el Ministerio Público ha entre particulares y es el Ministerio
manifestado que la posibilidad de Público quien representa los intere-
que la víctima asista a la audiencia en ses del Estado, concluyendo que lo
que se ventila la solicitud de suspen- que el querellante pretende es “apro-
sión condicional del procedimiento piarse de la titularidad que la Consti-
y que deba ser oída por el tribunal tución y las leyes ostentan al Ministerio
se origina en la modificación intro- Público en cuanto a la dirección de la
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investigación, y desarrollo de las accio- sión temprana evita los efectos estigma-
nes tendientes a la determinación de el o tizantes del procedimiento y la eventual
los hechos punibles y la participación del prisión preventiva para quien, final-
imputado en estos.” mente, se hará acreedor a una medida
no privativa de libertad destinada a
La señora M.A.B. resume sus argu- su reinserción social. La otra ventaja es
mentaciones, en este capítulo de que su aplicación no requiere de acepta-
inaplicabilidad, sosteniendo que ción de culpabilidad ni de su declaración
“arrogarse el derecho a que los propios por parte del juez. En consecuencia, de
interesados y bajo su parcialidad y crite- cumplir con las condiciones en el plazo
rio hagan justicia sí es contradicción al estipulado, el imputado se reincorporará
acceso al debido proceso.”; en plenitud a la vida social, sin que pese
TRIGESIMOCUARTO: Que la sobre su futuro el antecedente de una
suspensión condicional del procedi- condena penal.”;
miento constituye una forma de ter- TRIGESIMOQUINTO: Que
minar anticipadamente un proceso quien decreta la suspensión condi-
criminal si concurren los requisitos cional del procedimiento es el juez
taxativamente señalados por la ley: de garantía a solicitud del fiscal,
a) Si la pena que pudiera imponerse quien procede con acuerdo del impu-
al imputado, en el evento de dictarse tado (artículo 237, incisos primero,
sentencia condenatoria, no excediere segundo y sexto, del Código Proce-
de tres años de privación de libertad; sal Penal). Se trata, por tanto, de una
y b) Si el imputado no hubiere sido decisión jurisdiccional que el repre-
condenado anteriormente por cri- sentante del Ministerio Público sólo
men o simple delito (artículo 237, puede solicitar sin que el juez esté
inciso tercero, del Código Procesal obligado a concederla, pues bastará
Penal). que no concurra alguno de los requi-
En el Mensaje del Código Procesal sitos previstos por la ley para que se
Penal se lee que la suspensión condi- deniegue. Al Ministerio Público no le
cional del procedimiento: cabe otra intervención que formular
la solicitud pertinente previo acuerdo
“(..) consiste en una anticipación del con el imputado, lo que, lógicamente,
tipo de solución que la sentencia otor- no puede estimarse configurativo del
gará al caso cuando resulte aplicable ejercicio de una función jurisdiccio-
alguna de las medidas alternativas de nal que sustituya la potestad privativa
la Ley N°18.216. Con acuerdo del fis- del juez de garantía.
cal y del imputado, el juez podrá sus-
pender el procedimiento sujetando a Para confirmar la aseveración que
este último a ciertas formas de control precede basta tener presente que la
de baja intensidad, por un período no suspensión condicional del proce-
superior a tres años. Una de las venta- dimiento puede sujetar al imputado
jas de esta solución dice relación con la a medidas restrictivas de su libertad
oportunidad de la medida, pues su deci- como las de residir en un lugar deter-
minado o abstenerse de frecuentar
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CUARTO.- Que una interpretación otra pena que la señalada por una
material y valórica de la Constitu- ley promulgada con anterioridad a
ción, unida a lo expresado preceden- su perpetración. Además de ello, la
temente, lleva a concluir en forma Constitución se refiere expresamente
nítida que ésta reconoce y regula la a la figura del delito en sus artículos
existencia del delito y la finalidad 9°, 16, 17, 19, 52, 53, 61, 62, 63, 79
del ius puniendi estatal para que la y 81.
víctima sea tutelada a efectos del
restablecimiento del imperio de la Cabe tener presente que el delito
normativa de la Constitución y el se concibe, desde una perspectiva
imputado sea castigado en tanto y constitucional, como una forma de
cuanto corresponda. Resulta obvio sancionar y restablecer el imperio
que si la Constitución protege la vida del derecho frente a la violación de
y que si la normativa de la misma valores jurídicos fundamentales de la
obliga a toda persona, institución o convivencia social, que no son otros
grupo, un homicidio es ante todo una que los mismos protegidos por las
infracción a la Carta Fundamental; garantías que la Constitución ase-
gura a todas las personas.
QUINTO.- Que la Constitución
consagra un conjunto de normas que Así entendido el delito, es una forma
permiten concluir que el delito es de sanción por infringir la Constitu-
una figura que tiene reconocimiento ción y es deber del Estado restable-
constitucional, como el máximo cer el imperio del derecho a favor
medio de sanción a la infracción de del afectado, utilizando como medio
bienes jurídicos asegurados como para lograrlo el proceso penal, ins-
derechos fundamentales en ella. Así, tancia que permite someter al impu-
el artículo 76 establece que la facul- tado a un juicio en el cual el ente
tad de conocer las causas criminales persecutor estatal debe cumplir sus
corresponde exclusivamente a los funciones establecidas en el artículo
tribunales establecidos por la ley, y 83, en cuanto a investigar los hechos
a continuación expresa que recla- constitutivos de delito, acusar a los
mada su intervención en forma legal imputados y dar protección a los
y en negocios de su competencia, no afectados, frente a lo cual el legisla-
podrán excusarse de ejercer su autori- dor no puede establecer limitaciones
dad. De otra parte, el numeral 3° del sin habilitación expresa, la que en la
artículo 19, en su inciso octavo, pre- especie no existe;
cisa que ninguna ley podrá establecer SEXTO.- Que, aplicando los princi-
penas sin que la conducta que se san- pios que informan al derecho penal,
ciona esté expresamente descrita por en concordancia con los del derecho
ella, norma a la que deben sumarse procesal penal que le dan eficacia,
los incisos sexto y séptimo, en cuanto deben concurrir una serie de elemen-
exigen que la ley no podrá presumir tos para poner en movimiento el ius
de derecho la responsabilidad penal puniendi, los cuales son consecuencia
y que ningún delito se castigará con de la existencia de un conflicto penal,
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entendiéndose por tal aquel que surge resuelto a través de un debido, justo y
cuando una persona, con su acción u oportuno proceso penal (artículo 19,
omisión voluntaria, produce como numeral 3°). Es en él donde volverán
resultado un hecho tipificado por la a encontrarse los sujetos del conflicto,
ley como delito. En la especie concu- pero en roles diversos, toda vez que
rre un sujeto activo, el imputado de el que cometió el hecho punible pasa
la realización del hecho punible, un a ser sujeto pasivo del proceso penal
sujeto pasivo que es afectado por las y la víctima y el Estado sus sujetos
consecuencias del mismo, que el pro- activos.
pio Código denomina víctima.
A la víctima le está impedido autotu-
Este conflicto debe resolverse, telar sus derechos y es por ello que la
de acuerdo a lo dispuesto en los solución del conflicto penal mediante
artículos 76 y siguientes de la Cons- el proceso es un imperativo, en térmi-
titución, única y exclusivamente a nos que el derecho a ejercer la acción
través de un debido proceso, o excep- penal por la víctima implica un
cionalmente por mecanismos auto- derecho constitucional básico, con-
compositivos autorizados de manera sistente en que es un tribunal quien
expresa, debiendo tenerse presente debe resolver su pretensión, sin que el
que tratándose de materias penales, legislador o un ente no jurisdiccional
esta segunda fórmula de solución se pueda entrabar dicha garantía, impi-
encuentra restringida a situaciones diendo su libre ejercicio, por lo que
específicas; corresponde al Ministerio Público
SÉPTIMO.- Que, precisado lo dirigir, como elemento de realización
anterior, debemos detenernos en el del mismo, la investigación.
concepto de víctima, a la que se le vio- Para ello, el tribunal deberá recons-
lentaron sus derechos constituciona- tituir el conflicto en el proceso y en
les, transformándose así en afectado definitiva resolverlo, ya sea absol-
por el delito y cuyo estatuto legal en viendo o condenando. En tal sentido,
esta causa se encuentra cuestionado
hay dos figuras que integran todo este
frente a la preceptiva constitucional.
sistema, que son el hecho punible y
En efecto, para dar real eficacia a las la participación. Ambas deberán ser
disposiciones, principios y valores demostradas en el proceso, pero la
constitucionales referidos al proceso plena prueba de lo primero no con-
penal, la propia Constitución ordena duce necesariamente a una sentencia
establecer un sistema de tribuna- condenatoria, puesto que tanto los
les competentes en materia penal valores constitucionales como legales
(artículo 77) para resolver este tipo que lo regulan establecen que para
de conflictos; una acción procesal condenar, el juez debe haber logrado,
(artículos 19, numeral 3°, y 83) que más allá de toda duda razonable, la
permita a sus titulares abrir proceso y convicción acerca de la ocurrencia
los procedimientos que permitan que del hecho y la participación criminal
el conflicto aludido sea conocido y dolosa del imputado en el mismo;
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Comentario:
El pasado 15 de abril de 2009, la Segunda Sala de la Excma. Corte Suprema,
hizo lugar al recurso de nulidad deducido por la parte querellante contra la
sentencia absolutoria dictada en procedimiento por delito de acción penal pri-
vada.
Para proceder a la invalidación, el máximo Tribunal estimó concurrente la cau-
sal principal del referido recurso, que era la establecida en la letra a) del artículo
373 del Código Procesal Penal. En efecto, el impugnante adujo la infracción
sustancial de la garantía contenida en el artículo 19 N°3 inciso quinto de la
Constitución Política de la República que, como es sabido, establece que toda
sentencia de un órgano que ejerza jurisdicción debe fundarse en un proceso
previo legalmente tramitado, imponiendo al legislador la obligación de esta-
blecer siempre las garantías de un procedimiento y una investigación raciona-
les y justos, según la redacción que adquirió aquella disposición, en esta última
parte, por mérito de la Ley de Reforma Constitucional N°19.519.
En síntesis, el reclamo que se contenía en la causal antes referida consignaba
la infracción sustancial del derecho a presentar pruebas de la pretensión sos-
tenida por el querellante, la que habría acontecido con la decisión del Juez de
Garantía en el sentido de impedir la deposición de testigos que ya habían sido
admitidos en la audiencia de preparación realizada por aplicación supletoria
del artículo 395 bis del Código Procesal Penal. En dicha ocasión, como se
desprende de la sentencia, el respectivo Juez de Garantía rechazó la oposición
de los querellados a la de declaración de los testigos, que se fundamentaba en
que estos últimos sólo podían ser admitidos en tanto se hubiere dado cumpli-
miento, a su respecto, de lo establecido en el artículo 259 del Código Procesal
Penal en relación con la prueba testifical. Dicha oposición, esgrimida en la
audiencia como reposición, fue rechazada, y sin embargo, en la audiencia del
juicio la defensa de los querellados renovó el debate sobre el punto obteniendo
ahora una decisión favorable que privó al querellante de la prueba referida.
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estándares internacionales6. De allí que esta iniciativa deba ser valorada en ese
contexto.
El análisis lo realizaremos teniendo en consideración el proyecto original, las
modificaciones introducidas, primero, por la Cámara de Diputados y, poste-
riormente, por el Senado, debiendo resaltar que los cambios aprobados en el
segundo trámite no fueron objetados por la Cámara de Origen y, por tanto, no
hubo necesidad de Comisión Mixta, siendo el texto acordado por los senado-
res el que finalmente se publicó.
6 “El nivel de las penas de la corrupción económica” Boletín Delitos Funcionarios N°6, di-
ciembre de 2007, p. 51, Ministerio Público.
7 Ver Boletín N°5097-07.
8 En Informe de la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento del Sena-
do de 12 de enero de 2009.
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14 En el artículo 249 del Código Penal se castiga al funcionario público que solicita una dá-
diva para cometer uno de los delitos contemplados específicamente en la norma, la que se
refiere a dos párrafos concretos:
- Los contemplados en el Título V del libro II, los delitos cometidos por empleados pú-
blicos en el desempeño de sus cargos, y
- Los del párrafo 4° del Título III del libro II, de la falsificación de documentos públicos o
auténticos.
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15 Ambas citas de Enrique Cury Urzúa, “Derecho Penal, Parte General, Ediciones Universi-
dad Católica de Chile, 7ª Edición ampliada, 2005, p. 229.
16 Alfredo Etcheberry “Derecho Penal, Parte general”, Editorial Jurídica de Chile. Tercera
Edición, revisada y actualizada, 1997. Tomo Primero, p. 144.
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17 Eugenio Raúl Zaffaroni “Manual de Derecho Penal, Parte General”, Ediar, sexta edición,
2003, p. 175.
18 Extractos de la Sesión 14ª de la Cámara de Diputados, de 2 de mayo de 1972, en Historia
de la Ley 17.727, p. 869.
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incompatible y tráfico de influencias, por aplicación del inciso final del citado
artículo 18.
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Comentario:
La sentencia que publicamos condenó a la imputada Fresia Faúndez Cáceres
como autora del delito continuado de Nombramiento Ilegal y de dos delitos
de Fraude al Fisco. Quisiera reflexionar brevemente sobre el Nombramiento
Ilegal de que da cuenta el Hecho Uno de la acusación del Ministerio Público
en la sentencia, pues se trata de una figura penal sobre la cual existe muy poca
jurisprudencia y este fallo permite asentar algunos criterios de la misma.
Hecho Uno:
“Doña Fresia Amelia Faúndez Cáceres, tras asumir como alcaldesa de la Ilus-
tre Municipalidad de Maule el 6 de diciembre del año 2000, y en el ejercicio
del cargo aludido, dictó los decretos alcaldicios N°073, de 13 de marzo del
2002, y N°060, de 27 de febrero del 2003, en virtud de los cuales designó
a doña Marisol Evelyn Faúndez Oróstica para desempeñarse como docente
de aula en establecimientos educacionales dependientes de dicha municipali-
dad, renovando sucesivamente la relación laboral con esta última, mediante los
actos administrativos mencionados, para cumplir las labores docentes referidas
en calidad de contrata, a sabiendas que la afectaba la inhabilidad de ingreso
establecida en el artículo 10 de la Ley N°18.883, en relación al artículo 56 b)
de la Ley N°18.575, esto es, el hecho de encontrarse vinculada con su persona,
en tercer grado de parentesco, por consanguinidad”.
Señala el artículo 220 del Código Penal que “El empleado público que a
sabiendas designare en un cargo público a persona que se encuentre afecta a
inhabilidad legal que le impida ejercerlo, será sancionado con la pena de inha-
bilitación especial temporal en cualquiera de sus grados y multa de cinco a diez
Unidades Tributarias Mensuales”.
La conducta punible consiste en que un empleado público designe, a sabien-
das, en un cargo público a una persona que se encuentre afecta a una inhabili-
dad legal para ejercerlo. Dicha inhabilidad puede consistir tanto en la ausencia
de requisitos legales, como en la presencia de impedimentos en la persona
nombrada, es por ende una condición objetiva de punibilidad.
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público sepa o esté advertido de la inhabilidad que pesa sobre la persona que
se pretende nombrar en un cargo público. Un Alcalde o un alto funcionario
público debiera tener un conocimiento general suficiente de las normas que
reglan la administración municipal, pero si ese no fuese el caso, los municipios
cuentan con directivos, jefaturas, abogados y asesores legales que sí tienen un
cabal conocimiento de la normativa pública, y es deber de la autoridad edilicia
recurrir a ellos en caso de duda por su parte. En tal sentido la sentencia da un
paso importante en el sentido de cerrar las vías de exculpabilidad basadas en
el error de prohibición, pues es obligación de la autoridad pública consultar
a su asesor legal ante cualquier controversia en derecho, y más aún habiendo
existido una advertencia de parte del Director Comunal de Educación a la
Alcaldesa Fresia Faúndez sobre la improcedencia de contratar a su sobrina
en un establecimiento municipal dependiente del municipio del cual ella es
alcaldesa.
Finalmente, el Tribunal Oral consideró que el nombramiento ilegal era un
delito continuado, “toda vez que el agente, a la sazón Alcalde de la Municipa-
lidad de Maule, en el ejercicio de dicho cargo y en conocimiento de la inha-
bilidad legal que afectaba a su sobrina, la designó en un cargo público, como
lo es el de docente a contrata de un establecimiento municipal; acorde con lo
previsto en el artículo 260 del Código Punitivo, dictando al efecto dos decre-
tos de nombramientos anuales y consecutivos; situación que no es mas que la
continuación del ilícito, ya que tal circunstancia era la única forma de extender
el hecho en el tiempo, dada la limitante temporal que existe legalmente res-
pecto de los cargos a contrata, manteniéndose el propósito delictivo, afectando
al mismo bien jurídico y siendo idénticos los sujetos activos y pasivos de las
conductas ilícitas”.
El fiscal del Ministerio Público argumentó que no nos encontrábamos frente a
un delito continuado, sino ante uno reiterado, argumentando que por tratarse
de un cargo a contrata, éste está circunscrito a aquellos docentes que desempe-
ñan labores docentes en carácter transitorio. En relación a la duración del cargo
a contrata, el Estatuto Administrativo en su artículo 10, prescribe que sólo
duran hasta el 31 de diciembre de cada año, o sea, expiran por el solo minis-
terio de la ley, de modo que no hay continuidad ni derecho adquirido sobre
dicho empleo. Los decretos alcaldicios N°73 y 60 de 13 de marzo 2002 y 27 de
febrero de 2003 que fundamentan el ilícito, son actos independientes que no
tienen vinculación uno con otro, no hay prórroga y no son continuos, por lo que
se trata de delitos reiterados. Los argumentos esgrimidos no fueron acogidos
por el Tribunal Oral que condenó a la alcaldesa por delitos continuados.
Por último, destacamos la larga y acuciosa investigación realizada por el enton-
ces fiscal jefe de Talca Juan Pablo Kinast y su destacada actuación en el juicio
oral junto a la fiscal Paula Rojas que permitió obtener una condena por parte
del Tribunal Oral por los delitos y penas propuestos por la Fiscalía.
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para establecer responsabilidades.- a salir fuera del país, -lo que aparece
Declaró en la Contraloría y ante el acorde con el decreto N°232 de 7 de
fiscal Kinast en una fecha que no marzo de 2001 en virtud del cual se
recuerda, pero con la técnica respec- le nombra subrogante de la alcaldesa;
tiva, se le recordó que fue el día 5 de ésta le dijo que se hiciera asesorar por
octubre de 2004.- Contrainterrogado Peñailillo ya que había sido alcalde y
por la parte querellante, señaló que ahora era Concejal.- No revisaba lo
se les ofreció una permuta con per- que firmaba pues tenía plena con-
sonal docente de San Clemente.- A fianza en Patricio Peñailillo.- Se le
las preguntas del defensor, manifestó exhibió el decreto alcaldicio 090 de
que cuando se dictó la ley, se estable- 19 de marzo de 2001, que corres-
ció que debía llamarse a concurso y él ponde al nombramiento de Marisol
no postuló por razón administrativa Evelyn Faúndez Oróstica, recono-
porque la municipalidad debe man- ciendo que lo firmó.- Precisó que
tenerlo con las remuneraciones hasta cuando firmaba los decretos alcaldi-
que jubile.- Precisó que la inhabili- cios que le llevaban para la firma no
dad que afectaba a las sobrinas de la tomaba ningún resguardo, ella cono-
Alcaldesa se la representó a ésta al cía a Solange, hermana de la nom-
menos una vez y le consta que des- brada.
pués la señora Gajardo también lo
hizo, a lo menos otra. 17.- Hugo Alberto Denis Zuloaga,
señaló que es funcionario de la Con-
16.- Katherine Marlene Guzmán traloría y hasta junio del 2007 fue
Balboa, manifestó que ingresó a tra- fiscalizador en la Regional de Talca.-
bajar en la Municipalidad de Maule Sabe que el juicio es por unos cargos
en Dideco (Dirección de Trabajo a la Alcaldesa de Maule, tal como
Comunitario) en el mes de diciem- unos nombramientos ilegales y uso
bre del año 2000, -lo que está acorde de unos celulares.- Refirió que en el
con el decreto alcaldicio N°359 de mes de enero de 2004, se constituyó
14 de diciembre de 2000, incorpo- una Comisión en la cual participa-
rado como prueba por el Ministe- ron José Gómez y Darío Fuenzalida;
rio Público-, para ello se entrevistó después reemplazó al primero de los
con Fresia Faúndez 3 días antes de nombrados.- Se formó aquella por
entrar a trabajar, permaneciendo en una presentación que denunciaban
el cargo hasta enero de 2003 ya que esos hechos y otros.- Las denun-
José Donoso le dijo que si no tenía cias las hizo Marcela Rojas y otra
militancia en el partido Demócrata persona.- Son distintas denuncias.-
Cristiano tenía que abandonar el Respecto de los nombramientos, la
cargo; ella estaba avocada a todo lo denuncia decía que la Alcaldesa tenía
que tenía que ver con el Programa familiares que estaban trabajando
Puente que se instauró en el mes de para ella en la Municipalidad.- Se
diciembre de 2002.- Patricio Peñai- constituyeron y le dijeron al Secre-
lillo la llamó para que subrogara a la tario Municipal que les hiciera una
Alcaldesa Fresia Faúndez porque iba lista de familiares que laboraban en la
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ción.- Estos testigos dieron razón de ción realizada por Solange Faúndez
sus dichos explicando latamente el Oróstica, en orden a que no le pidie-
contenido de sus informes N°69 y de ron la declaración de inhabilidad en
21 de julio de 2004, señalando que se los años 2002 y 2003; precisando
debía invalidar el nombramiento de que sólo en el año 2003, le pasaron
la sobrina Marisol Evelyn e instruir un documento para que lo firmara,
un sumario para determinar even- pero no lo hizo porque el formulario
tuales responsabilidades y poner en no le daba la alternativa a decir que
conocimiento de los tribunales de era pariente y que de haberlo hecho
justicia la actuación de la Alcaldesa habría sido una falsedad; lo que sólo
Fresia Faúndez Cáceres, al suscribir realizó en el año 2004, puesto que el
los actos administrativos que reno- documento tenía la alternativa “SI o
varon el contrato de dicha sobrina; NO”, y que en igual situación habría
hicieron presente además, que las estado su hermana Marisol Evelyn
carpetas de las sobrinas no estaban Faúndez Cáceres, -declaración que
junto con las otras y que la inhabi- se incorporó como prueba de la
lidad tiene consecuencias cuando la defensa-, resulta poco creíble por-
persona afectada firma el decreto; que si así hubiera sido bastaba con
contrainterrogados señalaron que que, en forma manuscrita, colocara
Solange les dijo que no quiso firmar lo contrario y, por otra parte, resulta
la declaración de inhabilidad hasta extraño que justamente las carpetas
no hacerse asesorar por José Donoso de estas sobrinas no estuvieran jun-
y que en el decreto de nombramiento tas con las otras, como lo expresaron
debe ir el nombre, el rut y la duración los fiscalizadores, Denis y Fuenza-
de la contrata, no se exige la fecha lida, sino que en poder del hombre
en que ingresó al servicio y que se de confianza de la Alcaldesa, en ese
imaginan que la persona que firma entonces, José Donoso Carvajal.
revisa que venga la documentación
que la sustenta.- Refuerza el hecho Finalmente, los testigos Roberto
que la sobrina de la Alcaldesa, Mari- Eduardo Toledo Sepúlveda, José
sol Evelyn, fue contratada, ejerció Eduardo Donoso Carvajal, Car-
el cargo y percibió remuneraciones los Alberto Luna Amigo, señalaron
como docente de aula la liquidación conocer a Marisol Evelyn Faún-
de sus remuneraciones correspon- dez Oróstica, su calidad de sobrina
dientes al mes de enero de 2004 y de la acusada, que fue contratada
también el oficio emanando de Juan como docente de la Municipalidad,
Herrera Fuentes y dirigido a la Alcal- durante el período de la Alcaldesa
desa Faúndez Cáceres, en el cual le
Fresia Faúndez, la acusada de este
señala que Marisol Evelyn Faúndez
juicio, y que a su respecto existiría la
Oróstica se desempeñó como docente
inhabilidad del parentesco.-
en el año 2000 en la escuela de Duao
y desde el año 2001 al 2004, como La declaración de la acusada Fresia
profesora a contrata en la escuela de Amelia Faúndez Cáceres, ha servido
Callejones.- De otro lado, la afirma- en cuanto reconoció haber firmado
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dicho año, siendo nombrada, pos- persecutores respecto del hecho uno
teriormente, durante el mandato de de la acusación.-
la Alcaldesa Fresia Faúndez Cáce-
res por la subrogante de ésta, doña CALIFICACIÓN JURÍDICA
Katherine Guzmán Balboa, según DÉCIMO CUARTO: Que, en
se acreditó con el decreto alcaldicio concepto de estos sentenciadores, el
N°090 de 19 de marzo de 2001 por hecho establecido en la letra a), del
el período comprendido entre el 1 acápite B., del fundamento undé-
de marzo de 2001 y 28 de febrero de cimo, es constitutivo del delito con-
2002, y por los propios dichos de la tinuado de nombramiento ilegal,
testigo referida, nombramiento que previsto y sancionado en el artículo
no saneó la inhabilidad, pues ésta es 220 del Código Penal, en relación
respecto a la autoridad del momento, con el artículo 56 letra b) de la Ley
en la especie, Fresia Faúndez, el ilí- N°18.575; toda vez que el agente, a la
cito sólo se configuró cuando la sazón Alcalde de la Municipalidad de
alcaldesa titular firmó los decretos Maule, en el ejercicio de dicho cargo
respectivos en los años 2002 y 2003, y en conocimiento de la inhabilidad
hubo un lapso aproximado de cinco legal que afectaba a su sobrina, la
meses en que Marisol Evelyn no designó en un cargo público, como
estuvo vinculada laboralmente con la lo es el de docente a contrata de un
Municipalidad de Maule.- A mayor establecimiento municipal; acorde
abundamiento, cabe agregar, que la con lo prevenido en el artículo 260
referencia a la fecha de ingreso al del Código Punitivo, dictando al
servicio que contenían los respec- efecto dos decretos de nombramien-
tivos decretos de nombramiento tos anuales y consecutivos; situación
de Marisol Faúndez, difícilmente que no es más que la continuación del
podían confundir a la acusada, por la ilícito, ya que tal circunstancia era la
estrecha relación familiar que afirmó única forma de extender el hecho en
tener con sus parientes; pero sí pudo el tiempo, dada la limitante tempo-
tener tal efecto en la Contraloría, ral que existe legalmente respecto de
al momento de registrarlos, puesto los cargos a contrata, manteniéndose
que si bien no le corresponde tomar el propósito delictivo, afectando al
razón de los mismos por expresa dis- mismo bien jurídico y siendo idénti-
posición legal, mantenía su facultad cos los sujetos activos y pasivos de las
fiscalizadora y, ante una ilegalidad conductas ilícitas. En consecuencia,
o irregularidad evidente en el acto, se disiente de la opinión del Ministe-
podría haberlo representado en su rio Público, manifestada en su alegato
momento; como aconteció con el de clausura, en orden a considerar los
decreto que autorizó la contratación hechos como constitutivos del delito
del abogado Acevedo y el reglamento reiterado de nombramiento ilegal.
interno del Municipio.
En efecto, conforme a la prueba
De esta manera, se ha tenido por rendida en la audiencia, se acreditó
probada la teoría del caso de los entes que la acusada fue advertida direc-
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Introducción
El artículo 39 de la Ley de Drogas contempla la facultad del órgano acusa-
dor para solicitar la ampliación de la detención hasta por el término de cinco
días, por ser conducente para el éxito de alguna diligencia. A su turno, el Juez
deberá pronunciarse de inmediato respecto a esta petición, según lo dispuesto
en el artículo 9° del Código Procesal Penal, sin ser, por lo tanto, necesaria la
realización de una audiencia.
En relación a esta disposición se han deducido acciones de amparo, las cuales
se han fundado en que la petición de ampliación de la detención tiene como
condición previa que se controle la detención, vale decir, que en la referida
audiencia, la autoridad judicial se pronuncie sobre la procedencia de la amplia-
ción de la detención.
Como veremos más adelante, estos recursos de amparo han sido rechazados,
llegando la discusión en algunos casos, a la Excma. Corte Suprema.
En efecto, resulta necesario realizar una interpretación sistemática de la norma
del artículo 39 y la contenida en el artículo 9°, ambas de la Ley N°20.000,
pues el Ministerio Público puede solicitar la ampliación del plazo de detención
hasta por cinco días, de forma verbal (sin audiencia previa), pues se trata de
casos urgentes, en virtud de los cuales se requiere ejecutar diligencias dirigidas
al éxito de la investigación. De otro modo, no podría permanecer la mención
al citado artículo 9, en el tantas veces mencionado artículo 39, pues se per-
mite que esta autorización sea “solicitada y otorgada por cualquier medio idóneo al
efecto, tales como teléfono, fax, correo electrónico u otro”.
Ahora bien, en relación a la mención al artículo 132 del Código Procesal Penal
contenida en el artículo 39, la propia Corte Suprema se ha pronunciado con-
cluyendo lo siguiente:
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“que los artículos 131 y 132 del Código Procesal Penal son complementarios en
cuanto señalan distintos plazos para la duración de las detenciones en los casos que
previenen; en consecuencia, rige plenamente lo dispuesto en el inciso segundo del
artículo 132 citado, expresamente previsto en relación con el artículo 39 de la Ley
N°20.000...”.
En virtud de lo anteriormente expuesto, veremos a continuación, cual ha sido
el tratamiento jurisprudencial que ha tenido el artículo 39 de la Ley de Drogas.
Adicionalmente veremos algunos fallos relacionados y la historia legislativa
que tuvo esta norma.
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norma que lo faculta expresamente a hacerlo hasta por cinco días, pudiendo ser
pronunciada de inmediato, en virtud del artículo 9 del Código Procesal Penal,
sin ser necesaria la realización de una audiencia.
Para el Magistrado, el hecho que la orden no haya constado en la carpeta
judicial, no afectó para nada la validez de la ampliación de la detención, por el
tenor del artículo 9 antes señalado, la naturaleza del procedimiento actual, y la
constancia de la resolución en la carpeta del Fiscal, ajustándose a derecho que
la audiencia de control de detención se haya realizado en el plazo establecido.
De esta forma la Corte de Apelaciones de Arica señaló que: “...el citado artículo
39 prescribe que tratándose de la investigación de los delitos establecidos en la Ley
N°20.000, el plazo contemplado en el inciso segundo del artículo 132 del Código
Procesal Penal, podrá ser ampliado por el Juez de Garantía hasta por el término de 5
días, cuando el fiscal así lo solicite, por ser conducente para el éxito de alguna diligen-
cia, norma que establece que el Juez se pronunciará de inmediato sobre dicha petición
la que podrá ser formulada y resuelta acorde con lo prevenido en el artículo 9 del
Código citado. Por su parte, el artículo 9 referido autoriza que esta petición sea soli-
citada y otorgada por cualquier medio idóneo al efecto, tales como teléfono, fax, correo
electrónico u otro, sin perjuicio de la constancia posterior. Es decir, la ampliación del
plazo de detención en los casos que se investigue un delito de tráfico ilícito de drogas,
tiene una normativa especial, como lo es la del anteriormente referido artículo 39 en
relación con los artículos 132 y 9 del Código Procesal Penal”6.
Rechazado el recurso, la Defensa recurrió de esta resolución ante la Corte
Suprema confirmándose lo resuelto por la Corte de Arica, en los siguientes
términos:
“Que los artículos 131 y 132 del Código Procesal Penal son complementarios en cuanto
señalan distintos plazos para la duración de las detenciones en los casos que previe-
nen; en consecuencia, rige plenamente lo dispuesto en el inciso segundo del artículo
132 citado, expresamente previsto en relación con el artículo 39 de la Ley N°20.000,
se confirma la sentencia apelada de treinta de mayo del año en curso,...”7.
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La Comisión en tanto, recordó que el artículo 132 del Código Procesal Penal
obliga al Fiscal a formalizar la investigación en la primera audiencia judicial
a que concurra el detenido, pudiendo solicitar la ampliación de la detención
hasta por tres días, con el fin de preparar su presentación.
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“El nuevo artículo 39 se aprobó en forma unánime, con los votos de los Honorables
Senadores señores Chadwick, Espina, Viera-Gallo y Zaldívar”8.
Respecto al artículo 39 nuevo, incorporado por el Senado, el Ministerio Público
hizo presente que nuestra Constitución Política, en el artículo 19 N°7, letra c)
inciso segundo, permite que las detenciones puedan aumentarse hasta en cinco
o diez días tratándose de conductas terroristas y que para adecuar esta norma
al nuevo sistema acusatorio, se mantuvo la facultad de los jueces de decretar, a
solicitud del Fiscal el aumento del plazo de detención.
En el Código Procesal Penal el plazo máximo para poner al detenido a dispo-
sición del Juez de Garantía, es de 24 horas desde que la detención se produce,
sea por flagrancia o por decreto judicial.
En ese sentido se manifestó que para la investigación de este tipo de ilíci-
tos, especialmente aquellos cometidos por organizaciones criminales, resulta
estrictamente indispensable contar con un plazo de detención que permita
efectuar diligencias para el esclarecimiento de los hechos y la individualiza-
ción de los responsables, antes de poner al detenido a disposición del Juez de
Garantía, por lo que el plazo de 24 horas, contemplado en el artículo 131 del
Código Procesal Penal, era insuficiente para tales fines, proponiéndose que la
norma facultara al Juez de Garantía, a solicitud del Fiscal, decretar el aumento
de dicho plazo de detención hasta por cinco días.
De esta forma se concluye lo siguiente: “De acuerdo con la discusión que sobre
este punto se generó y se consigna en el Segundo Informe Complementario del
H. Senado, debe concluirse que la intención fue ampliar el plazo contenido en el
artículo 131 inciso segundo, pues de esta forma se cumplen los fines para los que se
propuso esa norma, es decir realizar en dicho periodo las diligencias que sean nece-
sarias, como entrega vigilada o las que deriven de una cooperación eficaz. Sólo así
cobra sentido la posibilidad de recurrir al artículo 9° del Código Procesal Penal, como
fundamento para ampliar el plazo de la detención (…) En verdad la mención del
artículo 39 aprobado por el H. Senado debió hacerse al artículo 131 del Código Pro-
cesal Penal y no al 132”9.
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Legislatura 352, Sesión 01. Fecha 5 de octubre, 2004. Discusión única. Integración de
Comisión Mixta.
10 4. Trámite Comisión Mixta: Senado-Cámara de Diputados. 4.1. Informe de Comisión
Mixta. Senado-Cámara de Diputados. Fecha 2 de noviembre, 2004. Cuenta en Sesión
13, Legislatura 352, Cámara de Diputados. INFORME DE LA COMISIÓN MIXTA,
recaído en el proyecto de ley que sustituye la Ley N°19.366, que sanciona el tráfico ilícito
de estupefacientes y sustancias sicotrópicas. BOLETÍN N°2439-20.
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Líder
Soldados
Droga Droga
Todas estas funciones nos hablan de una marcada preocupación por comparti-
mentar la actividad de la organización criminal barrial, la que se complementa
con otras acciones, por ejemplo, con la preocupación de quienes dirigen la
organización por no estar en posesión de droga12, situación que si bien no
impide la labor de persecución en su contra, como lo demuestra la numerosa
jurisprudencia en que se ha condenado sin haber sido incautada droga (acorde
con lo señalado en el inciso 1° del artículo 3°, o con las figuras de asociación
ilícita para el tráfico de drogas, artículo 16°, y la circunstancia modificatoria de
la responsabilidad penal especial de agrupación de delincuentes, 19° letra a),
todas normas de la Ley de Drogas), es innegable que ello dificulta enorme-
mente la labor policial tendiente a reunir la prueba necesaria para sustentar la
acusación.
A continuación analizaremos la forma en que la labor persecutora ha enfren-
tado las diversas modalidades organizativas del microtráfico, en especial cuando
éstas han buscado burlarla. Citaremos también la manera en que estas activi-
12 Sin perjuicio del objetivo aludido, es innegable que la compartimentación tiene también
por fin el evitar la apropiación de la droga o el dinero por otras organizaciones criminales,
como también el manejo de información sensible por otros integrantes que no sean sus
líderes.
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19 Undécimo considerando.
20 Decimocuarto considerando.
21 Comuna de Lo Espejo, sector sur de Santiago.
22 Fiscales Orietta Galdames Arancibia y Marcelo Apablaza Véliz.
23 Considerando 4°, letra A, Testimonial, Subcomisario de la Policía de Investigaciones de
Chile. Declaran junto a él, otros dos funcionarios.
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III. Conclusiones
Los casos presentados para ilustrar la forma en que las figuras típicas com-
prendidas en la Ley de Drogas pueden subsumir las distintas conductas des-
plegadas por los miembros de las organizaciones dedicadas al microtráfico, y
la comparación de estos tipos penales con las conductas descritas en nuestro
marco referencial, nos permiten constatar los siguientes aspectos.
Primero, que en virtud del actual grado de desarrollo de la organización delic-
tual ligada al microtráfico, la figura de la asociación ilícita para el tráfico de
drogas cobra una creciente importancia en su persecución penal, puesto que
permite subsumir las distintas y variadas funciones de sus integrantes.
Segundo, posee también una significativa importancia para la adecuada per-
secución a estas organizaciones barriales la aplicación del inciso 1° del artículo
3° de la Ley de Drogas, que consagra la figura de tráfico en sentido amplio, y
en especial los verbos rectores “induzcan, promuevan o faciliten”, en conjunto
con la aplicación de la agravante del artículo 19° letra a), referida a la reunión
de delincuentes; puesto que la figura de tráfico en su sentido amplio permite
perseguir un espectro más extenso de funciones en la organización criminal, y
la circunstancia agravante aludida, castigar con mayor severidad a quienes se
organizan de esta forma, sin perjuicio de considerar que de acuerdo al diag-
nóstico citado en el presente artículo, la asociación ilícita empieza a constituir
la regla general en la forma organizativa que hoy adopta este tipo de delin-
cuencia.
Por último, y sin perjuicio de lo anterior, la recolección de la prueba para sus-
tentar una acusación contra sujetos que utilizan numerosos testaferros para
compartimentar las distintas actividades de las organizaciones que dirigen,
introduce una dificultad muy superior a la prevista por el legislador cuando
introdujo la técnica del agente revelador como herramienta investigativa pri-
vilegiada para la persecución del microtráfico, pues de acuerdo a lo examinado
en el presente artículo, hoy esta técnica sólo permitiría penetrar el anillo más
externo de estas organizaciones -fundamentalmente soldados y pilotos- el que
constituye el eslabón más sacrificable y con mayores posibilidades de regene-
ración en estas organizaciones.
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I. Introducción
En la actualidad, ya no es posible centrarnos únicamente en un derecho penal
clásico, del prototipo del homicidio de un hombre por otro o de una delin-
cuencia asociada al hurto y al robo, sino por el contrario, es preciso atender
cada vez más a un derecho penal moderno o también llamado derecho penal
de la globalización2, que responde al paradigma de una criminalidad que pre-
tende el lucro económico a gran escala, impulsándose desde estructuras com-
plejas y desde organizaciones criminales de gran potencialidad lesiva. Es por
ello, que se hace urgente la instauración de mecanismos eficaces de prevención
y represión de aquellas organizaciones criminales, debiendo orientarse la polí-
tica criminal, a la destrucción del poder económico de ellas.
En este sentido, uno de los temas más complejos en nuestra sociedad ha sido
y sigue siendo el tráfico ilícito de estupefacientes, fenómeno que afecta a los
más variados ámbitos, culturales, morales, políticos y económicos. Siendo de
público conocimiento que este tipo de ilícitos constituye, en el presente, una
de las actividades más lucrativas, produciéndose por consiguiente, que alguno
de sus cabecillas estén o hayan estado entre los hombres más acaudalados del
mundo, y así lo han demostrado dos revistas norteamericanas, “Fortune” y
“Forbes”, las cuales han ubicado a dos narcotraficantes colombianos entre los
quince hombres más ricos del mundo. De esta manera, se ha sostenido que las
organizaciones ilícitas dedicadas al narcotráfico, especialmente las de América
Latina, controlan y manejan recursos que superan ampliamente los presupues-
tos nacionales de algunos países.
Es así como, hoy por hoy, cada vez más, la comunidad adquiere la convicción
de que tras las conductas delictivas relacionadas al mundo de la droga, no
existe sino la realización de un gran negocio económico, capaz de desestabi-
lizar no sólo a la economía, sino también de corromper los sistemas políticos
y judiciales de algunos países. Es por ello que, en diversas resoluciones de
las Naciones Unidas, se ha calificado al narcotráfico y al consumo de drogas
como un problema urgente y de máxima prioridad, enfatizándose que estos
fenómenos constituyen un peligro para el desarrollo económico y social de los
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II. Concepto
El comiso, es sin duda, uno de aquellos asuntos a los cuales se les ha dedicado
menor atención, tanto en nuestra legislación interna como en el derecho com-
parado. En particular, en nuestro ordenamiento jurídico, esta despreocupación
se ha traducido en la insuficiencia de estudios dogmáticos referentes al tema
y en la escasa regulación que hace nuestra legislación penal sustantiva de la
materia. Prueba de ello es que incluso el Código Penal se refiere escasamente
a esta medida, en tan sólo dos artículos.
Ahora bien, como la aplicación de esta institución se ha hecho frecuente y
relevante en ciertos delitos, ha sido también necesaria su regulación en leyes
especiales, como la Ley de Aduanas, la Ley de Alcoholes, la Ley de Control
de Armas, la Ley de Abusos de Publicidad y en la Ley que sanciona el Trá-
fico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Sicotrópicas. Es en esta última en
donde la figura del comiso ha adquirido una connotación con singular impacto,
debido a la complejidad que en nuestra época reviste el llamado negocio de las
drogas.
Al aproximarnos a establecer un concepto de comiso, es trascendental hacer la
distinción entre éste y la confiscación, términos que en la práctica han resul-
tado para la mayoría confusos y análogos, coincidiendo todas las áreas que
estamos en presencia de penas accesorias. De esta forma, confiscar, según el
diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, es penar con priva-
ción de bienes, que son asumidos por el Fisco, entendiéndose en este caso, que
se trata de la privación de todos los bienes de una persona y no sólo de algunos,
como ocurre con el comiso5.
El decomiso, que deriva del latín commisum es, según el diccionario de la Real
Academia de la Lengua Española, una pena accesoria a la principal, que con-
siste en la privación definitiva de los instrumentos y del producto del delito o
falta. En nuestro derecho, el comiso, es una medida similar a la confiscación,
consistente en privar a una persona de sus bienes, pero aplicable sólo limi-
tadamente a aquellos que han sido empleados en la preparación o comisión
del delito (instrumenta scaeleris), o que han sido producidos directamente por
el delito (producta scaeleris o efectos del delito). Como nuestro ordenamiento
jurídico no contempla una definición cabal de lo que debe entenderse por
comiso, es necesario recurrir a la ilustración de los autores. En este sentido,
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9 Ibíd, p. 78.
10 Artículo 45, Ley N°20.000.
11 CHOCLÁN MONTALVO J.A. El patrimonio criminal. Comiso y pérdida de ganancia.
Editorial Dykinson, Madrid-España 2001.
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12 Recordemos que la teoría de la prevención general de la pena, tiene como criterio legiti-
mante la utilidad social de la pena, imponiéndose ésta con el fin de prevenir nuevos hechos
delictivos, cumpliendo un efecto intimidatorio en la generalidad. En la teoría de la pre-
vención especial o individual de la pena, el fin consiste en obrar sobre el autor del delito
cometido para evitar que reitere nuevos delitos, ya sea educándolo, mejorándolo o siquiera
desanimándolo de la idea de volver a cometer ilícitos.
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a un fondo especial del Ministerio del Interior, con el objeto de ser utili-
zados en programas de prevención de consumo de drogas, tratamiento y
rehabilitación de las personas afectadas por la drogadicción.
d) Ciertos inmuebles y frutos pendientes de los mismos. En este punto, y al
tenor de lo dispuesto por el inciso tercero del artículo 40 de la Ley N°20.000,
la incautación puede recaer sobre:
- Establecimientos industriales o mercantiles.
- Sementeras y plantíos.
- Frutos y rentas de los inmuebles.
En estas situaciones, el tribunal procede, a solicitud del Ministerio
Público, a la designación de un administrador provisional, quien deberá
rendir cuenta de su gestión a éste último, a lo menos trimestralmente,
acerca de los bienes incautados.
e) Bienes raíces, muebles, dinero, efectos de comercio, valores mobiliarios y
en general, todo instrumento que haya servido o hubiere estado destinado
a la comisión de cualquiera de los delitos penados en la Ley N°20.000,
los efectos que de ellos provengan y las utilidades que hubieren originado,
cualquiera que sea su naturaleza jurídica o las transformaciones que hubie-
ren experimentado.
f ) Todos aquellos bienes facilitados o adquiridos por terceros a sabiendas del
destino u origen de los mismos.
g) Precursores o sustancias químicas esenciales, elementos, materiales, equi-
pos e instrumentos usados o destinados a ser utilizados, en cualquier forma,
para cometer alguno de los delitos sancionado por la Ley de Tráfico Ilícito
de Estupefacientes y Sustancias Sicotrópicas.
Los bienes decomisados, en conformidad al artículo 46 de la Ley N°20.000,
“serán enajenados en subasta pública por la Dirección General del Crédito
Prendario, la que podrá, además, ordenar su destrucción, si carecieren de valor.
El producto de la enajenación de los bienes y valores decomisados y los dine-
ros en tal situación ingresarán a un fondo especial del Ministerio del Interior,
con el objetivo de ser utilizados en programas de prevención del consumo de
drogas, tratamiento y rehabilitación de las personas afectadas por la drogadic-
ción”.
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13 Los señores Horvath, Pérez, Correa, Leblanc y Reyes, fueron quienes formularon la indi-
cación de eliminar la frase “o no pudiendo menos de saber”, la que se aprobó por unanimi-
dad, al estimarse que ella representaba un criterio complejo, subjetivo en su tipificación e
incluso -se dijo- podría acarrear problemas de inconstitucionalidad.
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En segundo lugar, debemos analizar qué ocurre con el comiso cuando los bie-
nes pertenecen a un tercero en el momento del ilícito, para ello, es procedente
distinguir diversas situaciones:
a) Si el hecho punible fue desconocido por el titular del bien, no puede for-
mularse ningún reproche, no pudiendo éste verse afectado por el comiso.
b) Al contrario, si ha concurrido dolo por parte del titular de los bienes, es
decir, ha aportado el bien de que se trata para favorecer el ilícito, existiría
responsabilidad penal, en cuanto favoreció el hecho, poniendo a disposición
del autor el instrumento del delito.
c) En el derecho comparado, especialmente en Alemania y Reino Unido14, se
extiende el comiso frente a tercero cuando ha contribuido de forma impru-
dente al hecho punible, es decir, ha facilitado el hecho al haberse utilizado
el instrumento por el autor, como consecuencia de la omisión de los deberes
de control del bien que le incumbían a este tercero.
En nuestra legislación no es posible decomisar objetos del tercero no responsa-
ble cuando su propietario haya cooperado negligentemente a la utilización del
objeto en la comisión del hecho punible, v. gr., una persona pone a disposición
de otra su vehículo, pese a que era previsible su utilización para el comercio de
drogas o ha omitido el cuidado debido en el control de éste. Ello no será fac-
tible por el principio de legalidad y por el propio artículo 45 de la Ley 20.000,
que impone como requisito para que opere el comiso frente a tercero que éste
haya actuado a sabiendas del destino y origen de los bienes, con lo que des-
cartamos la ampliación del comiso a los casos de comportamiento culposo o
imprudente del tercero, limitándose la medida a la concurrencia de dolo.
De esta forma, el tercero debe sufrir la pena de comiso, cuando ha estado en
conocimiento de las circunstancias que permiten la aplicación de dicha medida,
requiriéndose, para que los bienes sean decomisados, que el tercero los facilite
o adquiera, a sabiendas de su destino u origen ilícito.
14 Legislación en la cual destaca el caso en el que la compañía aérea Air Canada debió des-
embolsar una enorme cantidad para liberar el embargo de un avión que había sido utili-
zado para el transporte, mediante el equipaje, de una gran cantidad de droga, habiendo
omitido la Compañía, fundamentales controles de seguridad.
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15 Ley N°19.640.
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Oportunidad
En el procedimiento penal debe interponerse la demanda civil en la oportuni-
dad prevista en el artículo 261 del Código Procesal Penal, esto es, hasta quince
días antes de la fecha fijada para la realización de la audiencia de preparación
del juicio oral, cumpliendo los requisitos del artículo 254 del Código de Pro-
cedimiento Civil.
Con posterioridad a la formalización de la investigación, la víctima puede
preparar la demanda civil, solicitando la práctica de diligencias que considere
necesarias para esclarecer los hechos que serán objeto de su demanda. Asi-
mismo, se puede asegurar el resultado de la demanda civil, solicitando alguna
de las medidas cautelares reales, previstas en el artículo 157 del Código Pro-
cesal Penal.
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con el producto del remate, en sede civil, hayan o no iniciado el respectivo pro-
cedimiento ejecutivo, porque (a riesgo de sonar redundante, pero asumiéndolo
para dar claridad al tema) el Código Procesal Penal es expreso en señalar que
no se efectuará la devolución de las especies, sino hasta después de concluido
el procedimiento.
A mayor abundamiento, los acreedores prendarios o hipotecario, no que-
dan desprotegidos jurídicamente, sino por el contrario, les asisten de manera
indemne los mismos derechos que hubiesen tenido de no mediar el comiso, ya
que una vez que éste haya sido decretado por sentencia judicial, se producirá
su remate en pública subasta, en la cual gozarán de la preferencia correspon-
diente, de acuerdo a los artículos 2471 y siguientes del Código Civil, asistién-
doles además el mal llamado derecho de prenda general de los acreedores16,
contemplado en el artículo 2465 del Código Civil, derecho que no se ve pri-
vado por la constitución de garantías reales.
En torno a este tema advertimos que, desafortunadamente, no se contempla
dentro de las normas relativas a la prelación de créditos al Estado como causa
de preferencia, existiendo en la actualidad un vacío al respecto. Esta situación
nos obliga cuestionar la posibilidad de subsumir este crédito en la primera
clase de créditos que gozan de privilegio, dentro de las costas judiciales que se
causen en el interés general de los acreedores, al no existir ninguna otra figura
preferente que permita incluir el crédito del Estado.
El privilegio contemplado en el numeral 1 del artículo 2472 comprende tanto
las costas procesales como las personales. Son procesales las causadas en la for-
mación del proceso y que corresponden a servicios estimados en los aranceles
judiciales. Son personales las provenientes de los honorarios de los abogados
y demás personas que hayan intervenido en el negocio, y de los defensores
públicos.
Estas definiciones nos clarifican el escenario de la prelación de créditos, al
advertirse que no será posible subsumir el crédito del Estado dentro de la
primera clase de créditos que gozan de privilegio, por cuanto además concurre
el principio de que las preferencias son de derecho estricto, sólo una disposi-
ción expresa de la ley puede servir de apoyo a la pretensión del acreedor de ser
pagado preferentemente. De esta forma, será indispensable que se contemple
un texto expreso en el cual se incluya al Estado, o alguno de sus organismos,
dentro de los créditos que gozan de privilegio.
16 Se menciona como mal llamado derecho de prenda general, en atención a que el término
prenda no está tomado en su sentido técnico y propio, sirviendo en este caso para expresar
la idea de que todos los bienes del deudor están afectos al cumplimiento de sus obliga-
ciones. Asimismo, este derecho de prenda general no proporciona privilegio alguno a los
acreedores.
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VIII. Jurisprudencia
Es indispensable analizar, para el estudio acabado del tema que nos convoca
y debido a lo complejo y debatido que se ha tornado la institución del comiso
frente a terceros, los criterios adoptados por la jurisprudencia en esta materia.
En este sentido, la disyuntiva gira en torno a la posibilidad de decretar el comiso
de un bien de propiedad de un tercero que ha sido utilizado en la comisión
de un delito, y respecto del cual el tercero no ha efectuado las reclamaciones o
tercerías correspondientes para obtener su restitución.
Una de las sentencias más claras en este punto, es la dictada por el Juzgado de
Garantía de Litueche17, en la cual se decreta el comiso del vehículo de propie-
dad de un tercero, quien en conocimiento del respectivo procedimiento penal,
y teniendo la posibilidad, en virtud del artículo 189 del Código Procesal Penal,
de interponer reclamaciones o tercerías con el fin de obtener la restitución de
los objetos recogidos o incautados, no concurre ni a la Fiscalía ni al Juzgado
de Garantía para reclamar su restitución “...de modo que sólo queda tener por
configurados los supuestos del artículo 45 de la Ley N°20.000, al concluir este
procedimiento y dictar el presente fallo, de conformidad a lo dispuesto en el
artículo 189 del Código Procesal Penal, decretando en consecuencia el comiso
de la especie de que se trata”.
Dicha resolución se asienta en que aún cuando el numeral 24 del artículo 19
de la Constitución Política de la República asegura a todas las personas el
derecho de propiedad en sus diversas especies sobre toda clase de bienes cor-
porales e incorporales, declara en su inciso segundo que la ley puede establecer
limitaciones y obligaciones que deriven de la función social de la propiedad, la
que comprende cuanto exijan los intereses generales de la Nación, la seguridad
nacional, la utilidad y la salubridad públicas y la conservación del patrimonio
ambiental, a lo que cabe agregar que la pena de comiso, en los casos estable-
cidos por las leyes, está aceptada por la nombrada Carta Fundamental en su
artículo 19 N°7 letra g. Luego, el comiso previsto en el artículo 45 de la Ley
N°20.000 no puede sino comprenderse entre las limitaciones que emanan de
la función social de la propiedad, pues lo exigen los intereses generales de la
nación y en cuanto es una sanción penal que acarrean los crímenes y delitos
específicos relacionados con el tráfico ilegal de estupefacientes y sustancias
sicotrópicas que describe ese cuerpo legal, en el mismo carácter de pena común
que le asigna, en general, el Código Penal.
De esta forma, la facultad de establecer penas y aplicarlas es una prerrogativa
del Estado, que encuentra su justificación en las normas constitucionales que
fijan los principios fundamentales que orientan el ejercicio de la actividad esta-
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tal y que es de la esencia del castigo penal que se afecten los derechos de los
ciudadanos, pues el ius puniendi del Estado prevalece sobre los derechos tanto
o más importantes que la propiedad.
Otra sentencia interesante en esta materia fue la dictada por la Corte
Suprema18, que declaró decomisable el vehículo facilitado por un detective
para el transporte de droga, no obstante que éste aparecía inscrito a nombre
de su mujer, considerando que al estar casado bajo el régimen de sociedad
conyugal, el marido es el administrador de la misma y de los bienes sociales, en
conformidad al artículo 1750 del Código Civil, entendiéndose por tanto que
forman parte de su patrimonio.
IX. Comentarios
En conformidad a lo estudiado y al criterio seguido por la jurisprudencia es
posible concluir que frente al comiso de bienes de propiedad de un tercero,
nuestra legislación contempla la forma y oportunidad en que éste debe reque-
rir la restitución de sus especies, lo que se efectuará interponiendo las respecti-
vas reclamaciones o tercerías durante la investigación ante el Juez de Garantía,
tramitándose dicha solicitud como incidente.
Puede ocurrir, y efectivamente así ha ocurrido, que el bien que ha servido o ha
sido destinado a la comisión del delito, por ejemplo, un vehículo, se encuentre
inscrito a nombre de un tercero, con el objetivo de impedir la aplicación del
comiso. En este escenario, nos encontramos en presencia de una propiedad
sólo nominal o de papel, que puede desvirtuarse mediante la aplicación del
artículo 700 del Código Civil, al mantener el imputado en su poder el bien,
comportándose como señor y dueño, sin que el tercero efectúe reclamación
alguna a su respecto, procediendo, por tanto, el comiso sin que se vulneren con
ello las garantías constitucionales, ya que queda a salvo el derecho del tercero
para concurrir ante el respectivo Juez de Garantía a reclamar la restitución de
las especies.
Por otro lado, si el tercero ha sido negligente o indiferente en el ejercicio de sus
derechos, no podrá alegar posteriormente la restitución del bien, ya que habrá
operado la institución de la preclusión, pues el Código Procesal Penal con-
templa expresamente la oportunidad en que debe hacer valer sus derechos, no
pudiendo en consecuencia, como ha ocurrido en la práctica, interponer pos-
teriormente recurso de nulidad al haber resultado afectado por la medida del
comiso, pues incluso para la admisibilidad del recurso debe constar en autos
la calidad de tercerista que invoca. Por lo demás, y como hemos mencionado,
la medida del comiso constituye una pena accesoria, ligada a la sanción penal,
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X. Consideraciones Finales
La realización del presente artículo, ha sido particularmente compleja debido
a la exigua normativa aplicable y a la inexistencia de documentación especia-
lizada en el tema, por lo que el escudriñamiento efectuado en diversas biblio-
tecas y la investigación en red, resultaron del todo frustrantes por la escasez de
material.
Sin embargo, la investigación debe avanzar, adecuándose a los problemas reales
suscitados en la práctica, por lo que se hizo imprescindible recurrir al criterio
utilizado por la jurisprudencia para la resolución de estos conflictos. A partir
de ella fue posible extraer algunas conclusiones relativas a la aplicación del
comiso respecto de terceros, pero lamentablemente, aún quedan pendientes
situaciones no contempladas por el legislador, ni solucionadas por la doctrina
ni la jurisprudencia, que dejan una laguna en nuestro ordenamiento jurídico,
para lo cual se tornó indispensable esbozar algunas soluciones viables, según
nuestro criterio, en dichas materias.
De esta forma, la incautación y el comiso, sobre todo en materia de tráfico ilí-
cito de estupefacientes, deben ser aplicados con amplitud de criterio, en aten-
ción al impacto que estos delitos representan, no sólo en la sociedad chilena,
sino en el mundo globalizado que está al corriente de la peligrosa existencia
de redes internacionales de narcotráfico, las cuales es indispensable exterminar,
requiriéndose para ello de una adecuación legislativa y una política de Estado
decidida y categórica, dirigida a combatir el tráfico ilegal de estupefacientes y
sustancias sicotrópicas y la criminalidad organizada, con extrema urgencia, con
el objetivo de obtener la victoria en este guerra contra el narcotráfico.
Esperamos que este trabajo contribuya a proporcionar la importancia que se
merece uno de los más fundamentales instrumentos otorgados por el orde-
namiento jurídico para la persecución penal, cual es, el comiso. Recalcando
que no debemos restringir al máximo su aplicación, por el contrario, nuestra
realidad social y jurídica nos obliga a ponerlo en práctica, teniendo presente,
además, que el ius puniendi del Estado, amparado constitucionalmente, pre-
valece sobre el resto de los derechos, imponiéndose la aplicación del comiso
como una exigencia constitucional.
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• Regla de contexto: el artículo 30 dice que los términos del tratado deben,
además, ser interpretados en su contexto, o sea, no en forma aislada, sino
considerando todas las partes interrelacionadamente [recuérdese la Opi-
nión Consultiva de la Corte Internacional de Justicia en el caso sobre los
Servicios Postales de Polonia en Danzing];
- La expresión “acusado” es utilizada en dos ocasiones en la Convención de
Montevideo de 1933: a) en el artículo 1°, al referirse a la entrega de acusados
o condenados por un delito; y b) al tratar los documentos que deben acompa-
ñarse al pedido formal de extradición.
- Sin embargo, la Convención de Montevideo de 1933 utiliza la expresión
“inculpado” e “imputar” de manera aún más frecuente e indistinta: así,
en el mismo artículo 1°; artículo 3° (al referirse a las causales que facul-
tan a no conceder la extradición, utiliza en 4 oportunidades la expresión
“individuo inculpado”).
• Regla de compatibilidad con el objeto y fin del tratado: el artículo 31.3
dispone que el tratado debe interpretarse “teniendo en cuenta su objeto y fin”,
o sea, conforme el propósito fundamental perseguido por el tratado y por el
cual éste fue celebrado.
El objeto del tratado de extradición es precisamente “la entrega de individuos para
“su juzgamiento o el cumplimiento de condena”. Estos objetivos han sido recogi-
dos en innumerables oportunidades por la jurisprudencia de esta Corte Suprema.
Indiscutiblemente que interpretar la Convención de Montevideo entendiendo que
la expresión “acusado” se refiere a la situación procesal de aquél en contra de quien
se ha dictado “acusación fiscal”, iría contra el objeto del tratado, pues impediría su
aplicación en Chile, particularmente en las extradiciones activas en las que, como
hemos dicho, basta la sola formalización en ausencia para poder pedirla.
Así las cosas, los términos del tratado deben interpretarse entendiendo que muchas
veces sus expresiones pueden ir variando en el tiempo, lo que se justifica plena-
mente si consideramos que la Convención de Montevideo de 1933 tiene más de
75 años de existencia, y lo que en aquella oportunidad podía entenderse como
“acusado”, no necesariamente debe entenderse igual en el mundo de hoy, y ante
tales eventuales inconsistencias, sólo debe interpretarse sus términos acudiendo al
que permita darle mayor efectos y operatividad.
• Regla de la ulterior conducta de las partes: [interpretación auténtica], pre-
vista en el 31.3, dispone que en la interpretación debe tenerse en cuenta
“todo acuerdo o toda práctica ulteriormente seguida en la aplicación del tratado
por la cual conste el acuerdo de las partes acerca de la interpretación del tratado...”
[recordar el famoso caso de la sentencia arbitral del Rey de España, entre
Honduras y Nicaragua, en donde la CIJ recogió este principio].
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Desde 1980 hasta hoy, nuestra Corte Suprema ha recibido un total de 442 pedi-
dos de extradición pasivas, dentro de los cuales, más del 92% provienen de Argen-
tina; lo mismo ocurre con las extradiciones activas, en las que, considerando sólo
la reforma procesal penal, de un total de 59 pedidos, el 94% de ellos son dirigidos
a la República trasandina.
En el último pedido de extradición pasiva proveniente de Argentina, y acogido y
confirmado por esta Corte, el imputado Luis Miguel Casado Córdova, fue extra-
ditado sin existir “acusación” en su contra, sino un simple “auto de prisión”.
Lo mismo ocurre con los pedidos de extradición pasiva reglados en antaño y
actualmente por el Código de Procedimiento Penal, en que la jurisprudencia de
la Corte Suprema ha sido uniforme en exigir la existencia de un “auto de proce-
samiento o prisión” en el Estado Extranjero.
En las extradiciones activas, repetimos, la situación es mucho más clara: hoy basta
con haber formalizado al imputado, y prácticamente todas nuestras Cortes de
Apelaciones a lo largo del país han accedido a los pedidos de extradición for-
mulados a la Argentina con ese solo requisito de la “formalización en ausencia”,
aplicando la Convención de Montevideo de 1933, y la Argentina, en la inmensa
mayoría de todos estos casos ha concedido la extradición. Entender ahora que la
persona “acusada” requiere “acusación fiscal”, generaría un rechazo sistemático de
nuestras peticiones de extradición activa a la Argentina, generando una recipro-
cidad negativa en extremo peligrosa si entendemos el alto porcentaje de pedidos
que se hacen a ese país.
• Regla de utilización de los trabajos preparatorios del tratado y circuns-
tancias de su celebración: el artículo 32 señala que puede desentrañarse la
“intención” de las partes a través de este elemento.
En el caso que nos convoca, la Convención Interamericana de Extradición de
1933, conforme lo expresan las Actas de Negociación y Debate publicadas en la
VII Reunión del Comité Interamericano de Jurisconsultos, fue aprobada luego
de que se discutiera el Proyecto presentado por el profesor argentino Luis Podestá
Costa. Este profesor utilizó básicamente el modelo de los Tratados de Montevideo
de 1888-1889, lo que, a su vez, en el apartado que nos interesa, siguió la reso-
lución adoptada por el Institut du Droit International, en su sesión de Oxford
[1880]´, y luego ratificada más tarde en sus resoluciones de Génova [1892];
París [1894] y Cambridge [1983]. Nuestro representante en la VII Reunión
del Comité fue el profesor Miguel Cruchaga Tocornal, quien, expresan las Actas,
junto a otros representantes, dejó expresa constancia que la extradición tenía por
objeto entregar a las personas que fueran “inculpadas por delitos para poder juz-
garlas...”, lo que ratifica la tesis que la expresión “acusación” debe tenerse en el
sentido natural y obvio de la expresión utilizada por la lengua castellana para
referir a quien se le inculpa o imputa de un delito.
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Chile y los Juzgados del Crimen [así como también la judicatura militar], así
como los pedidos de extradición pasiva que los Estados Extranjeros han soli-
citado a nuestro país. Celebramos la excelente fundamentación de la sentencia
y, finalmente, la interpretación acogida por la Sala Penal, pues una distinta
indudablemente hubiera afectado de manera seria y grave la reciprocidad que
mantenemos con ese país en la cooperación mutua que ambos Estados se pres-
tan con el objeto de combatir la delincuencia, ya que sencillamente hubiera
dado lugar a que las autoridades de Argentina no concedieran en el futuro los
pedidos de extradición activa formulados por el Ministerio Público de Chile,
en donde constara sólo la simple formalización de cargos y concurrencia de
los requisitos de la prisión preventiva, que son, por cierto, los únicos requisitos
previstos por el Código Procesal Penal para dar inicio a ese procedimiento.
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Unidad Especializada en Delitos Sexuales y Violentos
No cabe duda que por estos días el acceso a la salud, como parte de los derechos
fundamentales de las personas, y la responsabilidad médica, ha concentrado la
atención de los medios de comunicación y de la opinión pública.
Es indudable que el desarrollo científico y tecnológico de las últimas décadas
ha permitido grandes avances en medicina, que han impactado directamente
en la esperanza de vida de las personas, así como han tendido a encarecer los
diagnósticos médicos y la aplicación de tratamientos curativos o paliativos.
Teniendo presente lo anterior, y motivado por la tendencia de los países de la
región de Latinoamérica y el Caribe, como por los compromisos adquiridos por
el Estado de Chile en torno a los Derechos Económicos, Sociales y Culturales,
es que desde mediados de los años ’90 y más intensamente desde la llegada del
siglo XXI, Chile comenzó un proceso de reforma a su sistema de salud que
busca mejorar el acceso a la salud de todos los chilenos, propendiendo a garan-
tizar la igualdad de derechos e implementando políticas destinadas a lograr
una mayor equidad, solidaridad y efectividad técnica del sistema, así como una
optimización de la utilización de los recursos disponibles.
El desarrollo legislativo más importante de la reforma ha sido la dictación de
la Ley 19.966 que constituye la “columna vertebral” de la reforma, toda vez
que tiende a dotar de contenido a la garantía constitucional establecida en el
artículo 19 N°9 de la Constitución Política de la República.
La Ley 19.966, crea el Régimen General de Garantías de Salud, que no es otra
cosa que un régimen de regulación sanitaria que establece las prestaciones de
carácter promocional, preventivo, curativo, de rehabilitación y paliativo a que
tienen derecho tanto los usuarios del sistema público como privado de salud.
Este Régimen General de Garantías de Salud, contiene un conjunto de Garan-
tías Explícitas en Salud (GES) que apuntan al acceso a la calidad, oportunidad
y cobertura financiera de las prestaciones asociadas a un conjunto priorizado de
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sable, comportamientos que por lo general se cometerán por vía de acción, esto
es con una actividad positiva del hombre”3.
Pertinente parece aludir a la definición dada por Terragni, quien a su turno
señala: “Imprudencia es la ausencia de prudencia, y ésta, una de las cuatro
virtudes cardinales que enseña a discernir lo bueno de lo malo para actuar en
concordancia. Es sinónimo de cordura, templanza, moderación en las accio-
nes, supone sensatez, tacto, tino y sobre todo, reflexión”4.
En definitiva, parece apropiado señalar que la imprudencia, en términos gene-
rales, no es otra cosa que un actuar irreflexivo, falto de la meditación suficiente,
que aumenta el riesgo permitido del actuar médico.
A este tipo de actuar aluden las normas contenidas en los artículos 490 y 492
del Código Penal, refiriéndose a su turno a la “imprudencia temeraria” y a la
“mera imprudencia” respectivamente.
En la negligencia, “falta la precaución o sobra la indiferencia en el acto que
se ejecuta”5, y según Etcheberry “se traduce en una falta de actividad: se pudo
haber evitado el resultado desplegando más actividad de la desarrollada. La
actividad no ha creado el riesgo, pero la actividad pudo haberlo evitado”6.
Terragni pone el acento en los elementos subjetivos propios del agente, toda
vez que señala “un acto negligente revela una falta en la voluntad, que a su vez,
guía la atención. Lo que puede ocurrir es un decaimiento momentáneo de la
concentración puesta en lo que se está haciendo, por cansancio o porque otra
cosa atrae el interés (…) El orden jurídico desvalora no la negligencia por sí
misma (porque los factores psicológicos que la desencadenan forman parte de
la estructura del ser humano y sería absurdo que el Derecho los descalificase),
sino las consecuencias que de ella derivan: en la actividad médica, lesiones o
muerte del paciente. De manera que quien no puede mantener una concen-
tración constante, el que se distrae porque su atención salta permanentemente
de una cosa a otra, no debe emprender una actividad peligrosa para la cual, por
esos defectos no está dotado”7.
Entendemos por nuestra parte que el actuar negligente implica cierto grado
de apatía, desidia, abandono, o pereza que implica una falta de precaución que
3 Teke Schlicht, Alberto. “Medicina Legal”. Editorial Mediterráneo. Santiago. 1993, p. 51.
4 Terragni, Marco Antonio. “El delito Culposo en la Praxis Médica”. Rubinzal-Culzoni
Editores. Buenos Aires, p. 162.
5 Romo Pizarro, Osvaldo. “Medicina Legal: Elementos de Ciencias Forenses”. Editorial
Jurídica de Chile. Santiago. 1992, p. 705.
6 Etcheberry, Alfredo. “Derecho Penal: Parte General”. Tomo I. Editorial Jurídica de Chile.
Tercera Edición. Santiago. 1997, p. 319.
7 Terragni, Marco Antonio, Op. cit., pp. 164-165.
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importa un aumento del riesgo permitido por la norma (riesgo que está implí-
cito en la naturaleza del acto médico).
Es a este tipo de conducta al que hace alusión la norma contenida en el los
artículos 491 y 492 del Código Penal.
En el caso de la impericia, en términos generales, la doctrina hace alusión a un
escaso o mal manejo de la lex artis. Osvaldo Romo señala: “En la impericia, en
el manejo de la gestión de la lex artis encontramos una relación entre la falta
a los deberes profesionales u observancias a las norma técnicas de la lex artis
y la imprudencia relativa a la aplicación práctica de estas normativas exigibles
al profesional”8.
Coincidentemente con esta tesis, Etcheberry, a su turno, releva la importan-
cia de la lex artis al determinar el deber de cuidado con que debe actuar el
profesional médico, a propósito del tratamiento de la norma establecida en
el artículo 491 del Código Penal, citando a Muñoz Conde en los siguientes
términos: “…para determinar las normas de cuidado hay que recurrir en oca-
siones a reglas de experiencia en el ejercicio de determinadas profesiones, lo
que constituye la denominada Lex Artis, cuestión ampliamente aceptada por
la doctrina en casos de responsabilidad médica por actos realizados en el ejer-
cicio de su profesión”9.
Este tipo de conducta no se encuentra explícitamente establecida en las nor-
mas de los delitos culposos del Código Penal, empero, la impericia tiene una
relación de género a especie con la imprudencia. En efecto Etcheberry es claro
al señalar: “Ignorancia o impericia. Es una forma especial de culpa que se pre-
senta en el ejercicio de ciertas actividades que requieren conocimientos o des-
trezas especiales: cirugía, manejo de máquinas peligrosas, etc. En el fondo se
reduce a la imprudencia o negligencia: el médico de poca experiencia o habi-
lidad que emprende una difícil operación, en la que el paciente muere, pese al
cuidado puesto por el médico, resulta reprochable, no por no saber, sino por
haber emprendido la operación a conciencia de su falta de habilidad, lo cual
significa imprudencia”10.
La última de las formas que puede presentar la culpa en el actuar profesional
médico, guarda relación con la inobservancia de los reglamentos, establecida
en el artículo 492 del Código Penal.
A este respecto, Etcheberry señala: “En el Art. 492 se sancionan los cuasideli-
tos que se cometieren con infracción de los reglamentos y por mera impruden-
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BIBLIOGRAFÍA:
• Etcheberry, Alfredo. “Derecho Penal: Parte General”. Tomo I. Editorial
Jurídica de Chile. Tercera Edición. Santiago, 1997.
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Jurídica de Chile. Tercera Edición. Santiago, 1997.
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nes fundamentales de la Teoría del Delito”. Editorial Jurídica de Chile.
Segunda Edición. Santiago, 2001.
• Jordán D., Tomás. “Ley 19.966, que Crea un Régimen General de Garan-
tías en Salud: Sinopsis y análisis desde la perspectiva de los Derechos
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Introducción
En el artículo 361 N°1 del Código Penal, se tipifica el delito de violación en
los siguientes términos: “Comete violación el que accede carnalmente, por vía
vaginal, anal o bucal, a una persona mayor de catorce años, en alguno de los
casos siguientes: 1° Cuando se usa de fuerza o intimidación. 2° Cuando la
víctima se halla privada de sentido, o cuando se aprovecha su incapacidad para
oponer resistencia. 3° Cuando se abusa de la enajenación o trastorno mental
de la víctima”.
En palabras de Rodríguez Collao (2001), el término “violación” alude a la
forma más grave de atentado contra la indemnidad sexual: aquella que consiste
en acceder carnalmente a una persona que no ha prestado su consentimiento
para la ejecución de la conducta sexual o que no está en condiciones de pres-
tarlo, por razones físicas o mentales2.
Una de las circunstancias comisivas de la violación es el uso de la fuerza, que
el mismo autor define como: “la violencia material ejercida sobre el cuerpo de
la víctima, con el propósito de anular o vencer la voluntad contraria de esta
última a la realización del acceso carnal. Un importante sector de la doctrina
sostiene que la fuerza debe ser ejercida con el propósito de vencer la resistencia
de la víctima, lo que supone que la configuración del delito implica alguna
forma de reacción en contra del ataque del agresor” (Rodríguez Collao, 2001,
pp. 147-148). De este modo, la fuerza puede ser entendida como “violencia
destinada a vencer la resistencia de la víctima pero también como violencia
ejercida en contra de quien no ha consentido en la realización del acceso car-
nal” (Rodríguez Collao, 2001, p. 150).
Por otra parte, este mismo autor delimita el concepto de la intimidación -otra
de las circunstancias comisivas de la violación del art. 361 N°1 del C.P.- en los
siguientes términos: “como un acto de violencia moral mediante el cual se da
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de juicio oral, efectivamente no siempre niegan los hechos que se les imputan,
sino que en muchas oportunidades reconocen que existió contacto sexual con
la víctima, aunque a veces sus explicaciones acerca del tipo de relación que se
dio con esta última no parecen del todo coherentes.
- ¿De qué depende que los acusados tomen una u otra postura -reconocer o
no los hechos- al declarar en el juicio oral: del tipo de relación o vínculo que
tienen con la víctima, por ejemplo?
- ¿Qué explicaciones dan los acusados cuando son denunciados por este tipo
de ilícitos, cuando ellos sostienen que no han mantenido ningún tipo de
contacto sexual con la víctima o que éste era consentido?
- ¿Existen diferencias entre las explicaciones que dan los acusados a lo acon-
tecido y su condena o absolución?
Metodología de trabajo
En este estudio se realizó, en primer lugar, una selección de fallos de los Tri-
bunales Orales en lo Penal recaídos en el delito de violación del art. 361 N°1
del C.P.
Del total de sentencias judiciales en las que se acusaba por el delito de vio-
lación del art. 361 N°1 del Código Penal, se eligieron aquellas en las que el
acusado declaró durante el juicio oral, y que fueron dictadas entre el 4 de mayo
de 2002 al 22 de agosto de 2006.
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SENTENCIAS SENTENCIAS
REGIONES TOTAL
CONDENATORIAS ABSOLUTORIAS
I REGIÓN 5 4 9
II REGIÓN 6 1 7
III REGIÓN 7 3 10
IV REGIÓN 8 2 10
V REGIÓN 8 3 11
VI REGIÓN 2 0 2
VII REGIÓN 4 4 8
VIII REGIÓN 7 2 9
IX REGIÓN 17 4 21
X REGIÓN 13 1 14
XI REGIÓN 0 3 3
XII REGIÓN 4 0 4
REGIÓN METROPOLITANA 6 0 6
TOTAL 87 27 114
La diferencia de fallos entre una y otra región puede explicarse por la imple-
mentación escalonada que tuvo la Reforma Procesal Penal en Chile, de ahí que
las regiones que entraron en reforma antes, presentan también más fallos. La
Región Metropolitana que fue la última región en sumarse, en consecuencia,
presentaba escasos fallos al momento de seleccionar las sentencias para desa-
rrollar este estudio y es por esta razón que éstas se presentan como un número
total no diferenciado por cada una de las Fiscalías Regionales Metropolita-
nas.
Luego de la recolección de los fallos, se efectuó una lectura exhaustiva de la
declaración que hicieron los acusados en la audiencia de juicio oral transcrita
en las sentencias seleccionadas. A partir de esta lectura, se registraron aquellas
frases que aludían a las explicaciones y justificaciones que daban los acusados
respecto a los hechos por los cuales se les acusaba (violación del art. 361 N°1
del C.P.) al momento de declarar en juicio oral3.
3 La metodología descrita para trabajar con la información recopilada desde los fallos, co-
rresponde a lo que se denomina en Metodología de la Investigación como Análisis de
Contenido. Éste es un conjunto de procedimientos interpretativos de productos comunica-
tivos (mensajes, textos o discursos) que proceden de procesos singulares de comunicación
previamente registrados, y que, basados en técnicas de medida, a veces cuantitativas (es-
tadísticas basadas en el recuento de unidades), a veces cualitativas (lógicas basadas en la
combinación de categorías) tienen por objeto elaborar y procesar datos relevantes sobre las
condiciones mismas en que se han producido aquellos textos, o sobre las condiciones que
puedan darse para su empleo posterior (Piñuel Raigada, 2002: p. 2).
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Resultados
Una vez referidas las categorías desarrolladas en este estudio, se pasa a presen-
tar los resultados obtenidos.
1.- Negación de los hechos: En este caso, los acusados declaran en el juicio oral
que no han mantenido relaciones sexuales con la víctima y ningún otro tipo de
acercamiento sexual.
Otros acusados sólo niegan los hechos y no dan una explicación a la denuncia,
o indican que no recuerdan lo sucedido, que no conocen a la víctima o que se
encontraban en otro lugar cuando ésta fue atacada.
Por otra parte, en los casos de absolución, el acusado declara en el juicio que no
ha mantenido relaciones sexuales con la víctima.
Relación sexual consentida: Varios acusados señalan que las relaciones sexuales
mantenidas con la víctima fueron “a la buena, no a la mala” y que “se dejaron
llevar por la pasión”. Algunos hacen referencia a que la víctima llegó volun-
tariamente hasta sus domicilios o les habían buscado, andaban a una hora
inapropiada en la calle, habían consumido alcohol y, o, drogas (marihuana) o
tenían una conducta sexual inapropiada.
Varios acusados indican que fueron las víctimas quienes comenzaron a exci-
tarlos con caricias y que ellos sólo respondieron a dicha provocación. También,
hay casos en los que el acusado señala que después de un acercamiento sexual
previo con la víctima, ésta se arrepiente y no quiere ser penetrada o, se molesta
cuando intenta penetrarla vía anal.
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mantener relaciones sexuales con el acusado, es notificada por éste del término
de la relación, lo que hace que éstas les agredan y ellos tengan que defenderse.
Todo ello como una forma de dar explicación a las lesiones presentadas por las
afectadas.
En las sentencias absolutorias, los acusados indican que la víctima les buscó o
provocó la situación, siendo éstas quienes se sacaron la ropa, sin que hubiera
amenazas o golpes.
Los acusados refieren que cuando se niegan a pagar más de lo pactado origi-
nalmente con la denunciante, ésta se enfada, se producen forcejeos en los que
el acusado se defiende y la agrede. En otras situaciones, indican que se pacta
el precio y la víctima presta el servicio y allí termina todo, no entendiendo las
razones por las que han sido denunciados.
En las sentencias absolutorias, los acusados indican que pagaron por un tra-
bajo, que en algunos casos la mujer era una prostituta o que, al menos, la víc-
tima tenía un comportamiento que hacía pensar que lo era.
“No niega sus antecedentes penales, nunca violó a L., todo fue una relación consen-
tida, existía una relación extra marital… la víctima salió a mirar, le dijo que lo
estaba esperando porque quería conversar con él. Fue a la casa de ella, se sentaron en
la cama, conversaron, trató de evadir la conversación, él le conocía el punto débil, se
puso cariñoso e hicieron el amor. Después ella volvió a abordar el tema, le dijo que
iban a terminar porque había vuelto con su pareja, él se molestó y le pegó un golpe
en la cara, ella tomó un cuchillo, él le tomó las manos para soltarle la cuchilla, ella se
cortó en un dedo, se arrojó sobre él, cayeron al suelo y gritó porque se había pegado
en el cuello. Sólo le fue infiel y desleal a su conviviente. El temía que de lo que iban a
conversar era el término de la relación” (TOP Chillán, 23 de julio de 2005, RUC
0400360597-9).
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Aquí los acusados entienden que la denuncia que hace la víctima en su contra
está determinada por diversas motivaciones tales como la venganza, la mani-
pulación de terceras personas, los celos o el despecho. Nuevamente se observa
en el relato de los acusados la idea que las víctimas buscaron perjudicarles.
Para las situaciones en las que el acusado reconoce haber mantenido relaciones
sexuales con la víctima pero por dinero u otro tipo de contraprestación econó-
mica, éstos suelen sostener que la relación entablada con ésta fue a propósito
de la ejecución de un trabajo –la prestación de un servicio sexual a cambio
de dinero– y nada más o, en otras circunstancias, que la reacción airada de la
víctima –que se traduce en un forcejeo y la consiguiente denuncia– se debió
a que no quisieron pagar más por los servicios prestados y esta situación pro-
vocó el enfado de la denunciante. Cuando los acusados alegan que existía una
relación sentimental previa con la víctima, sostienen que la imputación de una
violación se debe al despecho de esta última o a que se les quiere perjudicar.
Como se observa, aquí también los acusados atribuyen a la víctima la intención
de perjudicarles.
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- Sólo es una falta leve: Los acusados sólo aceptan un delito leve pero no
aceptan la definición del acto como una violación. Prevalece en ellos la
normalidad o rechazan la desviación alegando abuso de alcohol o drogas,
problemas emocionales y ofrecen la imagen de un buen ciudadano.
En definitiva, los acusados no asumen su responsabilidad en los hechos o la
minimizan en el mejor de los casos.
2.- El consentimiento en las relaciones sexuales: Es un lugar común en el
relato de varios acusados la mención a que “mantuvieron relaciones a la buena
con la víctima, no a la mala”.
Esta expresión característica en varias declaraciones de los acusados se refiere a
que no tomaron a la fuerza a la víctima, no la golpearon, no la forzaron, no la
intimidaron o amenazaron. Y desde la óptica de la víctima, que ésta no gritó,
no pidió auxilio, no se resistió, no dijo que no quería, o fue ella quien se sacó la
ropa o tenía un comportamiento que hacía pensar que era una prostituta y que,
por lo tanto, consentía en mantener relaciones sexuales. De todas estas con-
ductas, los acusados refieren deducir el consentimiento sexual de la víctima.
Cuando los acusados reconocen haber mantenido relaciones sexuales con las
víctimas, y alegan que éstas fueron consentidas suelen señalar que ellas les
provocaron y que sólo reaccionaron a dicha provocación, o que la víctima tenía
un comportamiento que les hacía deducir que éstas querían mantener relacio-
nes sexuales con ellos ya sea porque habían consumido alcohol y andaban “de
carrete”, por la hora en que andaban en la calle o porque llegaron voluntaria-
mente a su domicilio o porque las afectadas tenían una conducta promiscua.
A partir de estos comportamientos, los acusados deducen anticipadamente la
anuencia de las ofendidas para mantener relaciones sexuales, que ellos entien-
den desde ya como consentidas.
Del relato de los acusados se observa también una percepción respecto de la
falta de consentimiento que se asocia con la fuerza, entendida ésta como una
violencia física que se traduce en la rotura de ropas, golpes y marcas en el
cuerpo de la víctima, cuya ausencia en una situación concreta lleva a interpre-
tarla como falta de fuerza para mantener relaciones sexuales.
En general, los acusados no consideran que además de la fuerza física, la inti-
midación –entendida como la amenaza de un mal mayor para la víctima u
otras personas cercanas a ella si se resiste– pueda llevar a una persona a man-
tener relaciones sexuales aunque esta situación no implique ciertamente que
haya consentido en el acceso carnal. O, por otro lado, que la actitud pasiva de la
víctima (no gritar, no pedir auxilio) no esté relacionada con haber consentido
al contacto sexual sino que con el temor a sufrir daños mayores si ella se resiste
activamente.
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En este sentido, pareciera ser que los acusados esperan una resistencia más
activa por parte de la víctima cuando ésta no quiere mantener relaciones sexua-
les con ellos, que se traduzca en la petición de auxilio, o en la manifestación
explícita que no consienten en el contacto sexual.
No obstante lo anterior, una lectura más detenida y contrastada con los relatos
de las víctimas nos muestra que los acusados no sólo las forzaron o intimidaron
sino que éstas muchas veces sí se resistieron activamente.
Conclusiones
A partir del estudio realizado, se han obtenidos interesantes elementos para
el análisis de la declaración de los acusados por un delito de violación en un
juicio oral.
Al retomar las preguntas planteadas al inicio de este estudio, es posible señalar
que, en principio, el vínculo previo que mantenga el acusado con la víctima no
es importante para determinar si reconocerá o no los hechos durante el juicio,
ni tampoco es un factor relevante al momento de absolverle o condenarle.
En cuanto a las explicaciones que dan los acusados por la denuncia interpuesta
en su contra por las víctimas, aunque ellos sostengan que no han mantenido
ningún tipo de contacto sexual con éstas o que éste era consentido, se centran
ya sea en la negación de los hechos; su reconocimiento pero alegando que se
trató de una relación sexual consentida, por dinero o porque existía una rela-
ción sentimental previa o, finalmente, en la aceptación de una violación. En
los fallos absolutorios, las explicaciones son las mismas, salvo que en ellos el
acusado no reconoce la existencia de un acceso carnal forzado al declarar en el
juicio oral.
En definitiva, y a partir del análisis efectuado respecto de los relatos de los acu-
sados, destacan dos ideas centrales: su falta de responsabilidad en los hechos
por los que han sido denunciados, y la justificación de su actuar a través de la
culpabilización de la víctima o de situaciones externas a ellos que, en defini-
tiva, les exime de responsabilidad. Además, también es importante relevar la
explicación de la denuncia en su contra fundada en la creencia que la víctima
buscó perjudicarles.
Tampoco hay grandes diferencias en las explicaciones que dan los acusados
frente a lo acontecido y el resultado del juicio (condena o absolución). Las jus-
tificaciones esgrimidas son muy parecidas en uno y otro caso. De este modo, el
resultado del juicio pareciera no estar relacionado con el contenido de la expli-
cación, sino que más bien con otros factores como podrían ser la credibilidad
de la víctima y, o del acusado o de sus relatos en relación con el resto de pruebas
presentadas ante el tribunal.
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Por otra parte, resulta muy interesante indagar los significados que los acusa-
dos atribuyen al término “violación”, las diferencias que hacen al concebir una
violación causada por la fuerza o por la intimidación, la forma en que entien-
den la fuerza (muy vinculada al daño físico grave) y los indicadores externos
en la víctima o en su comportamiento que interpretan como consentimiento
sexual.
Respecto del consentimiento, pareciera ser que, de algún modo, opera en los
acusados la siguiente creencia: si la víctima provocó la situación, luego no se
puede arrepentir de mantener el contacto sexual. El consentimiento sexual no
podría fraccionarse, de acuerdo con el relato de los acusados, desde el momento
en que comienza el juego sexual, éste supondría un consentimiento general
para todo aquello que pudiera venir con posterioridad.
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Por otro lado, resulta especialmente relevante al tomar declaración a los impu-
tados durante la investigación y el juicio oral, la exploración de los significa-
dos asociados a una relación sexual consentida y a una violación, así como los
elementos que los acusados tuvieron presentes para deducir el consentimiento
de la víctima en el caso particular. También es fundamental investigar si la
denuncia de la víctima en contra del imputado supone algún tipo de ganancia
secundaria para ésta, es decir, si la víctima tendría razones para querer perju-
dicar al acusado.
Por último y dentro de las limitaciones que presenta este estudio, se encuentra
el hecho que las declaraciones de los acusados analizadas corresponden a la
transcripción que de ellas se ha hecho en el fallo judicial en los casos que se
llevaron a juicio oral, de ahí que es necesario considerar, al analizar los resulta-
dos obtenidos, un posible sesgo de la información en una triple vertiente: los
casos denunciados que llegan al sistema de persecución penal (que no necesa-
riamente corresponden a todos los casos de violación que se dan en la comu-
nidad), la selección hecha por los fiscales para llevar ciertos casos de violación
denunciados a juicio oral y, el hecho que la declaración de los acusados en el
juicio oral analizada en este estudio corresponde a una transcripción realizada
en el fallo que no necesariamente refleja la declaración completa de los acu-
sados en dicha instancia y que puede haber sufrido errores al momento de su
reproducción.
Referencias bibliográficas
Bardin, L. (2002). “Análisis de Contenido”. Ediciones Akal, 3ª edición,
Madrid, España.
Echeburúa, E y Guerricaechevarría, C. (2000). “Abuso sexual en la infancia:
víctimas y agresores”. 1ª edición. Editorial Ariel, Barcelona.
Garrido, V. (2003). “Psicópatas y otros delincuentes violentos”, Tirant lo
Blanch, Valencia.
Garrido Martín, Eugenio. (1995). “La psicología de las sentencias judiciales
en materia de delitos sexuales”, Marzo 1995, Poder Judicial, 2ª época, N°37,
Consejo General del Poder Judicial de España, p. 93 a 139.
Marshall, W. (2001). “Agresores sexuales”. Editorial Ariel, 1ª edición.
Noguerol, V. (2005). “Agresiones sexuales”, Editorial Síntesis, Madrid.
Piñuel Raigada, José. (2002). “Epistemología, metodología y técnicas de aná-
lisis de contenido”. Estudios de Sociolingüística 3 (1) en http://web.jet.es/
pinuel.raigada/A.Contenido.pdf
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I. Introducción
La trata de personas, como fenómeno normativo, es una realidad instalada
en la conciencia jurídica internacional. En la actualidad ya es largo el camino
recorrido, tanto por el Derecho Internacional como por las legislaciones inter-
nas, en torno a esta nueva forma de esclavitud generadora de grandes divi-
dendos económicos para quienes participan de ella como agentes. Esta simple
expresión puede advertir al lector en cuanto a la gama de aspectos que pueden
ser abordados a propósito de ella: el político criminal, el relativo a la política de
migraciones, el criminológico, el victimológico, entre otros anexos. Así tam-
bién, es variada la literatura referente a estos tópicos vinculados a la trata de
personas, todos de absoluta relevancia a la hora de enfrentar integralmente esta
forma de criminalidad. Sin embargo, las líneas siguientes sólo pretenden abor-
dar un aspecto del tema, tan importante como los otros, cual es el tipo penal
de trata de personas a la luz de las categorías dogmáticas del Derecho Penal,
cuestión que en definitiva redundará en una correcta aplicación de esta figura
creada por la normativa internacional y que está siendo adoptada, en sus líneas
generales, por los distintos ordenamientos jurídicos nacionales.
Es el tipo penal del artículo 3° del Protocolo de Palermo, instrumento anexo
a la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada
Transnacional, el que se someterá a análisis desde la perspectiva histórica del
Derecho Internacional y, más importante aún, a la luz de algunas institucio-
nes dogmáticas de la parte general del Derecho Penal, con el fin de adelantar
algunas discusiones que pueden ventilarse en la aplicación práctica luego de
su adopción por los distintos ordenamientos penales de los países suscripto-
res del Protocolo de Palermo. En razón de ello es que se tratará, entre otros
temas de relevancia, lo relativo a los bienes jurídicos que intenta proteger, sus
circunstancias comisivas, la estructura de sus verbos rectores, las hipótesis de
explotación y algunos aspectos subjetivos de importancia.
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5 RODRÍGUEZ COLLAO, LUIS, “Delitos sexuales”, pp. 81 y 82, Primera Edición, Edi-
torial Jurídica de Chile, Santiago, 2004.
6 En este sentido, RODRÍGUEZ COLLAO, LUIS, op. cit., pp.75 y ss.
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misma de la persona, podría ser directamente atacado por acciones que comporten la
cosificación, instrumentalización, envilecimiento o humillación de la persona”7.
Por otra parte, en consideración a la estructura que ofrece el tipo penal de
trata del artículo 3° del Protocolo, en general podemos sostener que éste se
comporta como un delito de peligro. En efecto, para entender que estamos
frente a un delito consumado basta que se verifiquen los verbos rectores con
las circunstancias comisivas correspondientes, lo cual ciertamente produciría
una lesión concreta de bienes jurídicos tales como la libertad ambulatoria y
la seguridad personal (amenazas, uso de fuerza u otras formas de coacción),
sin perjuicio de otros delitos que se puedan configurar en virtud de ello, dán-
dose lugar al correspondiente concurso de delitos. Sin embargo, las hipótesis
de explotación que contempla la norma no son requeridas para la consuma-
ción, por lo que respecto de los bienes jurídicos involucrados en ellas (libertad
sexual, libertad laboral, vida e integridad física), así como respecto de la noción
de dignidad humana a la que hiciéramos mención, habría sólo un peligro de
lesión. Lo interesante a propósito de esto es determinar el carácter del peligro,
pues recordemos, existe la posibilidad de que la valoración del peligro tenga
que ser realizada en términos concretos y efectivos por el juez, evento en el que
estamos frente a los llamados delitos de peligro concreto, o que esa evaluación
sea hecha ex ante por el propio legislador, sin necesidad de verificación en los
hechos, caso en que estamos frente a los llamados delitos de peligro abstracto.
Pues bien, al analizar la forma en que se configuró el delito de trata de perso-
nas en el Protocolo, creemos que no es posible clasificarlo en ninguno de los
dos. Más bien, el tipo penal se puede incluir dentro de los llamados delitos de
aptitud (también conocidos en doctrina como delitos de peligro abstracto-
concreto, delitos de peligro hipotético o delitos de idoneidad), pues no se trata
propiamente de un delito en donde se sostenga una presunción de peligro por
el solo hecho de la realización de los verbos rectores, ni en donde sea necesario
probar un peligro concreto al bien jurídico, sino que el hecho se torna peligroso
en la medida que puedan acreditarse ciertas condiciones que en sí, sin necesi-
dad de probanza ulterior, son consideradas aptas para lesionar el bien jurídico.
En este mismo sentido, refiriéndose a los delitos de aptitud, MALDONADO
sostiene: “De lo que se trata es de sancionar la ejecución de una conducta que en
el caso concreto suponía para el actor, y para cualquiera en su lugar, una puesta en
peligro para el bien jurídico, con independencia del resultado que derive de un juicio
ex post y aun cuando se acredite que éste no concurría”8. En el caso de la trata de
176
Artículos
Unidad Especializada en Delitos Sexuales y Violentos
a) Verbos rectores
El tipo penal de trata de personas no se funda sobre la base de un verbo rec-
tor único, sino que se contemplan en él diversos verbos rectores estructurados
como un delito de emprendimiento. Estos verbos rectores, conforme al artí-
culo 3° del Protocolo, son “la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la
recepción de personas”, lográndose abarcar con ellos todas las formas fácticas que
pueden configurar el hecho general consistente en desarraigar y trasladar a
personas de un lugar a otro para fines de explotación. Lo interesante de estos
verbos rectores consiste en que cada uno de ellos, a su vez, puede ser desglo-
sado en un sinnúmero de actos. Así, “captar” consiste en realizar cualquier
acción que suponga atraer la presencia de la víctima y reclutarla (ej.: publicar
avisos, entrevistar a la víctima, convencerla, etc.). Por otro lado, “Transportar”
y “trasladar” son verbos que van en el sentido de facilitar y lograr, a través de
cualquier medio, que la víctima abandone el lugar en que se encontraba y se
desplace hacia otro. Finalmente, “Acoger” y “recepcionar” son acciones que se
realizan en el lugar de arribo de la víctima, las que pueden consistir en brindar
o facilitar el hospedaje u otras acciones análogas.
177
Artículos
Revista Jurídica del Ministerio Público Nº39
Son variadas las conclusiones que se pueden obtener a partir de esta configura-
ción de los verbos rectores. Una de ellas, tal como se adelantó, es la caracteriza-
ción de este tipo penal como un delito de emprendimiento. Esta forma que se
utiliza para describir una empresa criminal que se compone de varias acciones,
tiene la ventaja de otorgar cierta flexibilidad en el tratamiento penal de ella,
pues se pretende castigar cada una de las etapas como delito consumado y a
título de autor, no importando qué verbos rectores se realizaron ni cuántas
veces. Una conceptualización de esta forma delictual la entrega POLITOFF,
quien señala que los delitos de emprendimiento son aquellos en los que “el
autor participa una y otra vez en una empresa criminal iniciada o no por él, en la
cual cada participación es punible por sí sola, pero, en atención al sentido de la ley, su
reiteración no puede ser sometida a las reglas concursales comunes”9. En este orden
de ideas, el delito de emprendimiento supone la realización de varias conduc-
tas en momentos distintos, pero en donde ellas aparecen “como modalidades
independientes de una misma actividad compuesta de una serie indeterminada de
acciones, iniciadas o no por el autor, y en las que éste participa una y otra vez” y
en donde el criterio unificador es “la identidad subjetiva del autor que opera
dentro de una empresa criminal existente o iniciada por él”10. De esta manera,
la empresa criminal en que consiste la trata de personas podría ser ejercida
por una persona, caso en el cual la realización de uno o varios de los verbos
rectores implicaría para él la realización de un solo delito y no una reiteración
delictual; así también, si dos o más personas realizan la misma acción o accio-
nes distintas (por ejemplo uno de ellos realiza el traslado y el otro la recepción
de las víctimas), cada uno sería autor (o coautor) de un delito consumado de
trata de personas. Por tanto, la intención detrás de la configuración de la trata
como delito de emprendimiento es en definitiva, el poder castigar la empresa
criminal en todas sus etapas cronológicas y a todos sus partícipes con igual
grado de reproche.
No obstante lo señalado, la redacción de estos verbos rectores no da cuenta de
toda la gama de actividades posibles que se pueden desplegar a propósito de
la trata de personas. Así, quienes no están necesariamente en contacto directo
con las víctimas, en razón a que cumplen funciones “superiores” de organiza-
ción o de financiamiento, no son captados por los verbos rectores señalados,
por cuanto las actividades que se describen hacen referencia más bien a fun-
ciones concretas (imaginemos al sujeto que viaja a un país para publicar avisos
y reclutar personas, o quien acompaña directamente a la víctima en su viaje).
En grupos delictivos u organizaciones criminales pequeñas, quien asume la
dirección o quien financia la actividad podría realizar esas conductas directa o
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Unidad Especializada en Delitos Sexuales y Violentos
11 El artículo 153 del Código Penal peruano establece el tipo penal de trata de personas en
los siguientes términos: “El que promueve, favorece, financia o facilita la captación, transporte,
traslado, acogida, recepción o retención de otro, en el territorio de la República o para su salida
o entrada del país, recurriendo a: la violencia, la amenaza u otras formas de coacción, la priva-
ción de libertad, el fraude, el engaño, el abuso del poder o de una situación de vulnerabilidad, o
la concesión o recepción de pagos o beneficios, con fines de explotación, venta de niños, para que
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Artículos
Revista Jurídica del Ministerio Público Nº39
b) Circunstancias comisivas
La realización de los verbos rectores del tipo penal de trata de personas está
condicionada por ciertas circunstancias comisivas que dan cuenta de la falta o
vicio del consentimiento de la víctima para la práctica de las actividades que
en definitiva implican la explotación, y cuya introducción es importante desde
la perspectiva del principio de lesividad, pues con ellas se puede concluir que
el delito no puede cometerse si no hay un atentado a la libertad de la persona,
fundándose en dicho atentado la punibilidad de estas conductas.
Podemos destacar la paridad que muestra el tipo penal entre la falta de voluntad
y la voluntad viciada, cuestión frecuente en los delitos vinculados a situaciones
de explotación, en donde al legislador no le interesa esta clásica distinción pro-
pia de los delitos sexuales comunes en donde ambas situaciones definen tipos
penales con estructuras y niveles de reproche disímiles. En la trata de personas
el recurrir a amenazas, al uso de fuerza, al rapto o a cualquier forma de coac-
ción es igual de reprochable, desde el punto de vista del injusto típico, que
realizar los verbos rectores mediando fraude, engaño, abuso de poder o de una
situación de vulnerabilidad, concesión o recepción de pagos o beneficios para
obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra.
De lo dicho se desprende que si no es posible acreditar en el proceso ninguna
de estas circunstancias la conducta sería atípica, no contemplándose en el tipo
penal del Protocolo alguna hipótesis simple que permita imponer una pena
no obstante la ausencia de dichas circunstancias. El artículo 3° establece una
lógica excepción a esta regla, señalando que respecto de menores de 18 años no
es necesaria la consideración de circunstancia alguna. Además, se establece en
el mismo precepto una cláusula que cumple una función probatoria antes que
sustantiva, señalándose que no se considerará el consentimiento de la víctima
cuando se verifiquen las hipótesis de comisión que señala el tipo penal, cuestión
fundamental a la hora de enfrentar a muchas víctimas que, sometidas a abuso
de su situación de vulnerabilidad, o que hayan recibido pagos o beneficios para
facilitar su explotación, se van a mostrar en los hechos de acuerdo con la situa-
ción ilícita que viven, negando su condición de víctimas y no colaborado con la
investigación respectiva. Sólo vislumbramos en esta disposición de la letra b)
del artículo 3° del Protocolo un llamado de atención a los operadores jurídicos
en orden a no atender exclusivamente a las apreciaciones favorables que pueda
ejerza la prostitución, someterlo a esclavitud sexual u otras formas de explotación sexual, obligarlo
a mendigar, a realizar trabajos o servicios forzados, a la servidumbre, la esclavitud o prácticas
análogas a la esclavitud u otras formas de explotación laboral, o extracción o tráfico de órganos
o tejidos humanos, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de ocho ni mayor de
quince años.
La captación, transporte, traslado, acogida, recepción o retención de niño, niña o adolescente con
fines de explotación se considerará trata de personas incluso cuando no se recurra a ninguno de los
medios señalados en el párrafo anterior”.
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c) Hipótesis de explotación
Del análisis de las hipótesis de explotación que se señalan en el tipo penal
se destaca el avance que se produjo en la legislación internacional en orden
a superar la recurrente vinculación de la trata de personas con la prostitu-
ción. El artículo 3° del Protocolo contempla situaciones de explotación que,
tal como señala su texto, son sólo un mínimo a considerar por las legislacio-
nes nacionales. Ellas se refieren, por cierto, a todo tipo de explotación sexual,
utilizando todavía la anacrónica expresión “prostitución” para referirse a una
de esas formas, además de mencionar otras formas relativas a la explotación
laboral (esclavitud, servidumbre y trabajos o servicios forzados) y también la
extracción de órganos. En todas ellas se manifiesta claramente la intención del
sujeto activo de transformar en “cosa” u “objeto” al ser humano, todo lo cual, tal
como se señaló, no sólo afecta la gama de bienes jurídicos involucrados, sino
que también merma potencialmente su atributo más inherente: la dignidad
humana. Por otra parte, en la implementación de estas formas de explota-
ción se denota el propósito de dejar fuera del ámbito de protección todo bien
jurídico de naturaleza moralizante, por cuanto lo realmente importante es el
sometimiento del ser humano y su “cosificación”. Es por ello que se contem-
pla una hipótesis que incluso va más allá de la mera explotación como lo es
la extracción de órganos, en que el cuerpo de la víctima, particularmente sus
miembros y tejidos, se convierten en objeto de lucro por parte de terceros.
Ahora bien, asumiendo un punto de vista crítico, podemos señalar que estas
hipótesis podrían haberse estructurado con cláusulas más amplias y compren-
sivas, tales como “explotación sexual” y/o “explotación laboral”, con el objeto
de poder abarcar todas las posibles situaciones que se pueden verificar en la
práctica y que son susceptibles de ser calificadas dentro de esta noción de uti-
lización de un ser humano para el provecho económico de otro13.
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V. Conclusiones
En general, es indiscutible el avance que para la comunidad internacional sig-
nificó el establecimiento del Protocolo de Palermo, y en particular, la consa-
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gración del tipo penal de trata de personas de su artículo 3°. Esta importancia
no sólo radica en el mismo hecho de su creación, sino que por sobre todo en
la forma que adoptó el ilícito en función de la protección de bienes jurídicos
individuales y en los contornos amplios que se establecieron para el tipo penal.
Por ello, más allá de algunas imperfecciones técnicas que pueden ser superadas
en la implementación del delito en cada una de las legislaciones nacionales,
creemos que el surgimiento de una tipificación moderna que, por sobre todo,
permita una eficaz persecución penal de estos ilícitos vinculados al flagelo de
la criminalidad organizada, y que afectan la esencia misma del ser humano, es
el mayor logro que puede atribuírsele a esta normativa internacional. Sólo nos
queda verla reflejada adecuadamente en cada uno de los países firmantes del
referido Protocolo.
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3 Artículo 29.- “En las casas o agencias de empeño y en los establecimientos que se dedi-
quen a la compraventa de artículos usados, será obligatorio llevar un Libro de Actas de
Procedencia, en que se anotarán el nombre y los apellidos del vendedor o empeñante, el
número de su cédula de identidad y su impresión dígito pulgar derecho, junto con una
declaración por la que asegure ser dueño de los objetos que venda o empeñe. Las carac-
terísticas de este libro, que sólo podrá ser revisado por orden judicial o por funcionarios
de Investigaciones, se ajustarán a las disposiciones del Reglamento. La infracción de esta
disposición será penada con una multa de 20 sueldos vitales mensuales de la Región Me-
tropolitana; la reincidencia, con una multa equivalente al doble, y la tercera infracción, con
la clausura definitiva del establecimiento o negocio. De estas infracciones conocerán los
Jueces de Letras de Mayor Cuantía con jurisdicción en lo criminal.” Esta normativa debe
complementarse con lo dispuesto en los artículos 80 y 81 del DS N°41 de 1987, Regla-
mento Orgánico de la PDI. El registro respectivo está a cargo de ASETEC.
4 En especial por el beneficio consagrado en el artículo 36 de DL 825 que faculta a los
exportadores para recuperar el IVA recargado en sus adquisiciones anteriores a la exporta-
ción.
5 Sobre el particular puede consultarse “Introducción a la Criminología” Hassemer
Winfried, Muñoz Conde, Francisco. Editorial Tirant Lo Blanch, Valencia año 2001,
p. 108 y ss.
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7 Otra norma similar puede encontrarse en el artículo 232 de la ley de quiebras, hoy incor-
porada al Código de Comercio como Libro IV.
8 Rol ingreso Corte N°681-2007 “Que esta Corte ha entendido, en virtud de lo alegado por
el abogado del Servicio de Impuestos Internos en estrados, que dicha solicitud de embar-
go se ha efectuado teniendo en consideración lo dispuesto en el artículo 98 del Código
Tributario, que expresa lo siguiente: “De las sanciones pecuniarias responden el contribuyente
y las demás personas legalmente obligadas”, y siendo esta última una regla especial frente al
artículo 12 del Código Procesal Penal y, por consiguiente, el artículo 157 del Código Pro-
cesal Penal debe interpretarse, en este caso en que se ventilan ilícitos tributarios, de manera
sistemática, tal como lo dispone el artículo 22 del Código Civil”.
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decir que la sustracción no fue ilícita? Y para qué referirnos a los casos en que
por alguna situación de fuerza mayor no logran iniciarse las acciones penales
correspondientes, como cuando la víctima fallece.
Sobre la necesidad de una sentencia condenatoria precedente, es evidente que
esto no puede constituir un elemento del tipo, ya que ello implicaría no reco-
nocer la posibilidad que la investigación penal no necesariamente concluye con
una sentencia condenatoria. En efecto, las distintas alternativas de término
que reconoce nuestro Código Procesal Penal, como por ejemplo la suspensión
condicional o un acuerdo reparatorio, justamente están orientadas en un sen-
tido contrario, luego, ¿puede afirmarse seriamente que si un imputado es sus-
pendido condicionalmente por un delito de hurto significa que dicha ofensa
no se cometió y por ende, si un tercero tiene la cosa hurtada, no podría ser
objeto de una imputación por receptación? Para qué mencionar los casos en
que el imputado fallece o cae en enajenación mental.
En cuanto a la precisión del hecho que constituya hurto o robo (lugar, fecha,
objeto), nuevamente quedan en evidencia las exigencias probatorias irrealiza-
bles de nuestra judicatura, ya que se olvida que cuando se juzga un hecho como
receptación, no se está juzgando el hurto o robo, en otras palabras, es obvio que
si se acusa a una persona de haber sustraído alguna cosa, debieren precisarse las
circunstancias fácticas de dicho ilícito, pero no cuando se trata de un delito de
receptación, la lógica del juicio debe orientarse de otra manera.
La circunstancia que el objeto haya sido previamente hurtado o robado, como
todo elemento del tipo objetivo, puede ser acreditado mediante cualquier
medio de prueba, por lo que en atención a las características de los cables y de
la forma en que son sustraídos, no puede esperarse prueba directa del hurto o
robo previo, al contrario, es la prueba indiciaria el método que en la mayoría de
los casos debe intentarse dentro de una estrategia de litigación. Si se demues-
tran más allá de toda duda razonable una serie de hechos que apreciados en
conjunto y aplicando las máximas de experiencia se direccionan inequívoca-
mente hacia una conclusión, es responsabilidad de nuestros Tribunales realizar
el esfuerzo que el peso de la prueba rendida en juicio los justifica para tomar
una decisión. Al revisar algunas sentencias dictadas en estas materias, es recu-
rrente apreciar que existe una suerte de confusión, pues el juicio por el delito
de receptación, no es ni puede ser un juicio por el delito de hurto o robo, hecho
que parece no entenderse.
En cuanto a los hechos que constituyen los indicios, sólo a modo ejemplar,
cabe mencionar los siguientes: las características de corte de los cables, el reco-
nocimiento de las empresas afectadas como material de su propiedad, incon-
sistencias en los proveedores, horas y lugares en que se recibía o transportaba
el material, precios involucrados, acciones desarrolladas sobre los cables (para
disimular su origen), entre otros.
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1. Contexto
Desde comienzos del año 2008, producto de la creciente escasez del recurso
hídrico, catalogada incluso por los medios como una “guerra por el agua”, que
desde hace ya un par de años es posible observar en diferentes zonas del país, y
frente a la cual la autoridad ha reaccionado reforzando su labor de fiscalización
en materia de extracciones ilegales; el Ministerio Público ha experimentado un
incremento significativo de denuncias por delitos de usurpación de agua.
Si bien a partir de un estudio estadístico recientemente realizado al interior de
la Unidad Especializada en Lavado de Dinero, Delitos Económicos y Crimen
Organizado de este Ministerio, pudo determinarse que desde el mes de enero
de 2008 hasta el mes de marzo de 2009, ingresaron 601 denuncias, lo que evi-
dentemente constituye un ingreso marginal en el universo total de investiga-
ciones iniciadas en igual período en las distintas fiscalías del país, la práctica ha
demostrado que la aplicación de esta figura presenta mayores complicaciones
que las que a simple vista pudieran preverse en base a su descripción típica,
requiriéndose además el manejo de conocimientos técnicos extrapenales, vin-
culados al régimen de constitución, otorgamiento y ejercicio de los derechos
de aguas en Chile.
Por este motivo, a continuación se realiza un análisis de la estructura típica
del delito de usurpación de aguas, concretamente de la figura contemplada en
el artículo 459 N°1 del Código Penal, que se presenta con mayor frecuencia
y que genera mayores dificultades en su aplicación, efectuándose una revisión
del régimen legal de aguas con el objeto de interpretar adecuadamente sus ele-
mentos, y comentándose además algunas de sus particularidades con el objeto
de despejar ciertas dudas que la aplicación de este tipo penal pudiera despertar
en el intérprete.
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2 ETCHEBERRY, Alfredo, Derecho Penal Parte Especial, Tomo III, Tercera Edición,
p. 376, Editorial Jurídica de Chile, Santiago 1999.
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3 MIR PUIG, Santiago, Derecho Penal Parte general, 6ª Edición, p. 219, Editorial
Reppertor, Barcelona 2002.
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5 Ob. cit. 2.
6 KÜNSEMÜLLER, Carlos, Informe en Derecho elaborado a solicitud de SOQUIMICH
S.A. en Investigación RUC N°0610000136-7 de la Fiscalía local de Pozo Almonte.
7 ETCHEBERRY, Alfredo, Informe en Derecho elaborado a solicitud de SOQUIMICH
S.A. en Investigación RUC N°0610000136-7 de la Fiscalía local de Pozo Almonte.
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8 Art. 65. Serán áreas de restricción aquellos sectores hidrogeológicos de aprovechamiento común
en los que exista el riesgo de grave disminución de un determinado acuífero, con el consiguiente
perjuicio de derechos de terceros ya establecidos en él.
9 Art. 63. La Dirección General de Aguas podrá declarar zonas de prohibición para nuevas ex-
plotaciones, mediante resolución fundada en la protección del acuífero, la cual se publicará en el
Diario Oficial.
10 Resolución N°341, de 7 de octubre de 2005.
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En este orden de cosas, el objeto material de este delito son todas las aguas
“ajenas”, entendiendo por ello, todas aquellas respecto de las cuales se haya
otorgado un derecho de aprovechamiento, otorgándose igual protección tanto
si aquellas son superficiales como si son subterráneas, ya que respecto de ambas
clases de agua se constituyen y otorgan tales derechos, y la ley en ninguna parte
utiliza dicha distinción para los efectos de protegerlas penalmente.
Existiendo cierta controversia en relación con este punto, atendido que algu-
nas defensas han intentado restringir la aplicación del tipo penal exclusiva-
mente a aquellos casos de extracción de aguas superficiales, resulta importante
mencionar los argumentos doctrinarios que connotados autores nacionales
han formulado para los efectos de sostener la punibilidad de la extracción de
aguas realizada sin título legítimo e invadiendo derechos ajenos tanto respecto
de aguas subterráneas como superficiales.
En primer lugar, en cuanto a los argumentos de índole gramatical en virtud
de los cuales se señala que dadas las definiciones aportadas por el Diccionario
de la Real Academia de la Lengua Española, el tipo penal del artículo 459
N°1 C.P., sólo sancionaría la usurpación de aguas superficiales (define represas,
estanques, depósitos, ríos, arroyos, fuentes, canales y acueductos), el profe-
sor Etcheberry ha señalado que de acuerdo con las normas de interpretación
contenidas en el Código Civil, particularmente con aquella contemplada en
su artículo 20, a falta de definición legal, las palabras usadas por el legislador
deben interpretarse en su sentido natural y obvio, de acuerdo con el uso general
de las mismas, el que no tiene por qué coincidir con el uso léxico, debiendo en
caso de que difieran, preferirse aquél a éste11.
Así explica, por ejemplo, que consistiendo la conducta típica en “sacar” aguas,
esto es, en poner algo fuera de donde está cerrado o contenido, no existiría ninguna
razón aparente para afirmar que no pueden ser aguas subterráneas las que se
saquen del lugar en que se encuentran encerradas o contenidas. Pero además,
dentro de lo que se entiende por depósito, lugar o recipiente en que se deposita,
perfectamente pueden quedar comprendidas aquellas aguas subterráneas que
se encuentran depositadas al interior de la tierra, en el mismo sentido que
la Constitución y el Código de Minería hablan de los depósitos de carbón,
hidrocarburos y demás substancias fósiles (artículos 19 N°24 inciso sexto y
artículos 1° y 16, respectivamente) que evidentemente están situadas en las
“entrañas” de la tierra.
De la misma forma, atendiendo al uso general de las palabras, el concepto de
“río” mencionado en el tipo penal en análisis, que debe entenderse como una
corriente de agua continua y más o menos caudalosa que desemboca en otra corriente,
lago o mar, es el mismo a que hace referencia el artículo 3° del Código de
11 Ob. cit. 7
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Aguas, cuando señala que las “aguas que afluyen, continua o descontinuamente,
superficial o subterráneamente, a una misma cuenca u hoya hidrográfica, son parte
integrante de una misma corriente. La cuenca u hoya hidrográfica de un caudal la
forma todos los afluentes, subafluentes, quebradas, esteros, lagos y lagunas que afluyen
a ella, en forma continua o discontinua, superficial o subterráneamente”.
En relación con este mismo punto, el profesor Hernández señala que ni el
legislador, ni la doctrina, ni la jurisprudencia, han efectuado nunca la dis-
tinción que pretende alegarse, en orden a entender que mediante tal figura
sólo se sanciona la usurpación de aguas superficiales, no pudiendo estimarse
como interpretación extensiva y por tanto como constitutiva de una violación
a alguna garantía aquella en virtud de la cual no se distingue donde la letra de
la ley tampoco lo hace. En este sentido, afirma también que si la letra de la ley
penal, tanto por sus términos amplios como por la ausencia de distinciones
expresas, abarca naturalmente a todas las aguas susceptibles de encontrarse en
los lugares a que se hace referencia, simplemente no hay ninguna razón legal
para restringir los alcances del tipo penal.
Agrega, además, que incluso desde un punto de vista gramatical o lexicoló-
gico, la interpretación alegada por la defensa resulta insostenible, en la medida
que cuando la ley utiliza la expresión “depósito”, hace referencia a un lugar
o recipiente donde se deposita, significando “depositar”, colocar algo en un sitio
determinado y por un tiempo indefinido, de tal suerte que debe entenderse que
un depósito es simplemente un lugar que encierra o contiene agua, significado
amplísimo que ciertamente no admite ninguna distinción, ni en términos del
origen del depósito (naturaleza u obra del hombre) ni en términos del carácter
de las aguas contenidos en el mismos (superficiales o subterráneas)12.
En cuanto a la historia fidedigna del establecimiento del artículo 459 C.P.,
el profesor Etcheberry aclara que la norma fue incorporada al texto del C.P.
primitivo, en la forma en que fue personalmente propuesto por RENGIFO,
modificándose sólo a propósito de la discusión legislativa, de forma de esta-
blecer en su inciso primero como requisito de carácter general para todas las
figuras, el que la conducta se realizara sin título legítimo e invadiendo derechos
ajenos, por lo que no existiendo constancia en las actas de que se haya preten-
dido limitar la aplicación del tipo penal del N°1 de dicho artículo, únicamente
a la conducta de sacar aguas superficiales, y estableciéndose expresamente en
ellas que este delito se consideraba de suma importancia, incluso más impor-
tante que el hurto o el robo, como a la época de la dictación del Código Penal
Chile era un país eminentemente Minero, resulta impensable considerar que
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13 Ob. cit. 7.
14 Ob. cit. 12.
15 Ob. cit. 6.
205
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minación, se señala con amplitud pero con toda precisión la conducta típica,
consistente en sacar aguas y apropiarse se ellas, para remitirse luego al derecho
de aguas para la precisión de las circunstancias bajo las cuales dicha conducta
es punible, a través de la exigencia normativa de que ésta se realice “sin título
legítimo e invadiendo derechos ajenos”.
Desde el punto de vista jurisprudencial, resulta importante tener presente que
recientemente se ha pronunciado una sentencia en virtud de la cual en segundo
juicio oral se condenó al representante legal de una importante minera que
opera en la primera región, como autor del delito de usurpación de aguas, por
la extracción de aguas subterráneas realizada sin título legítimo e invadiendo
derechos ajenos, señalando para ello el tribunal en el considerando décimo
quinto de la sentencia “Que será rechazada la alegación formulada por la defensa,
en el sentido de que no existió el delito de usurpación de aguas del artículo 459 N°1
del Código Penal, atendido los antecedentes y razonamientos expuestos anterior-
mente y que el delito mencionado sanciona la usurpación de agua, sin distinguir
entre subterráneas o superficiales, y sólo atendiendo a sancionar la usurpación de
este elemento desde cualquier depósito, esta interpretación resulta concordante, pri-
mero, por su tenor literal, el texto expreso de la norma referida señala las fuentes de
las cuales pueden ser extraídas, y al señalar depósito, se cumple esta figura respecto
del acuífero en que se encontraba el agua, y, en segundo lugar, por aplicación de ele-
mentos de interpretación lógico y sistémico, la protección jurídica de los derechos reales
de las personas sobre las aguas está establecida en el artículo 19 N°24 en su inciso
final de la Constitución Política de la República, sin discriminar a las personas que
tengan derecho sobre aguas subterráneas. Que la distinción que realiza el Código de
Aguas, en su artículo 2°, en nada contraría lo razonado dado que siguen siendo este
elemento en cualquiera de la posición geográfica que se encuentre, respecto del plano
terrestre”16.
Pero más contundente que lo anterior, resulta lo recientemente afirmado por el
Tribunal Constitucional17 al pronunciarse sobre un recurso de inaplicabilidad
interpuesto respecto del artículo 459 N°1 del Código Penal, precisamente en
contra de la causa en que fue pronunciada la sentencia precedentemente citada,
por medio del cual se solicitaba se declarara inconstitucional la aplicación que
el Juez de Garantía de Pozo Almonte había efectuado de la mencionada norma,
al sancionar mediante la misma la usurpación de aguas subterráneas.
En efecto, dicho fallo el Tribunal Constitucional señaló, en su considerando
QUINCUAGÉSIMO NOVENO, “Que de acuerdo a todo lo anterior, entonces,
por una parte, el juez tiene libertad para interpretar el concepto jurídico “aguas” que
16 Fallo Juzgado de Garantía de Pozo Almonte, 16 de septiembre de 2008. La vista del re-
curso de nulidad interpuesto en contra de este segundo fallo se encuentra suspendida por
haberse interpuesto un recurso de inaplicabilidad por inconstitucionalidad ante el TC.
17 Fallo de 13 de agosto de 2009
206
Artículos
Unidad Especializada en Lavado de Dinero, Delitos Económicos y Crimen Organizado
emplea el delito del artículo 459 N°1 del Código Penal. Por la otra, el juez puede
legítimamente y sin incurrir en inconstitucionalidad, considerar como parte del tipo
penal a las aguas subterráneas, pues hay normas constitucionales involucradas, hay
una historia constitucional de por medio, una sistemática y una evolución norma-
tiva de rango legal, que establece el Código de Aguas, que dan sustento a esa
interpretación.”
e) Que la apropiación de las aguas se realice para hacer de ellas un uso cualquiera
En cuanto a la faz subjetiva de este delito, teniendo claro que se trata de una
figura dolosa, la exigencia de que la apropiación de las aguas sea hecha “para
hacer de ellas un uso cualquiera”, no debe llevar a equívocos, ya que, como ha
señalado la doctrina “Esa forma de expresarse que las leyes penales emplean con
alguna frecuencia, caracteriza a los llamados delitos de tendencia, en los que aparte
del dolo propio de cada figura, se requiere la concurrencia de un ánimo o propósito
especial en el hechor, sin cuya existencia no es posible castigar el delito. Pero no se
persigue que el propósito exigido se haya logrado por parte del responsable, lo que
transformaría el delito en delito de resultado…”18.
De esta suerte, la prueba que deberá rendirse deberá estar orientada a acreditar
la existencia de dicho ánimo, más no a la prueba de que las aguas efectivamente
fueron usadas, ya que según lo señalado, se trata de un elemento subjetivo adi-
cional al dolo y no de un requisito objetivo del tipo penal.
18 Ob. cit. 5.
19 Ob. cit. 5.
207
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Revista Jurídica del Ministerio Público Nº39
1. Antecedentes generales
Con fecha 30 de abril de 2009, el Cuarto Tribunal de Juicio Oral en lo Penal
de Santiago (TOP) dictó sentencia condenatoria en contra de F.G.F. por su
responsabilidad como autora directa e inmediata de diecinueve delitos reitera-
dos de malversación de caudales públicos, dieciocho consumados y uno frus-
trado, delitos previstos y sancionados en el artículo 233 N°s 2 y 3 del Código
Penal2. Asimismo, resolvió condenar a G.A.S. y H.E.C. por su responsabili-
dad en calidad de autores en la hipótesis del artículo 15 N°3 del Código Penal,
de dieciséis delitos reiterados de apropiación indebida de dineros, quince con-
sumados y uno frustrado, delito tipificado en el artículo 470 N°1 en relación al
artículo 467 N°1, ambos del Código Penal.
El tribunal, a su vez, decidió absolver a C.M.Z. de la acusación formulada en
su contra por su participación en la comisión del delito de malversación de
caudales públicos, y absuelve también a M.G.F. de los cargos en su contra por
el delito de lavado de dinero cometido con negligencia inexcusable, o tipo cul-
poso de lavado de dinero. La sentencia definitiva fue impugnada por la defensa
de F.G.F. mediante la interposición de un recurso de nulidad, el cual fue recha-
zado por la Quinta Sala de la Iltma. Corte de Apelaciones de Santiago en
resolución de fecha 9 de julio de 20093, encontrándose en consecuencia el
fallo del TOP firme y ejecutoriado.
Los hechos que fundaron la acusación del Ministerio Público son resumida-
mente los siguientes: la acusada F.G.F. desempeñaba funciones en la Secretaría
Regional Metropolitana del Ministerio de Educación (SEREMI), teniendo
a su cargo, durante el año 2006, caudales y efectos públicos. En tal posición,
durante distintas fechas del año 2006 se apropió de cheques, los emitió y/u
ordenó su emisión, simulando en el sistema de tramitación interna de la
SEREMI que correspondían al pago de sostenedores reales, a quienes ya se les
había cancelado los montos respectivos en oportunidades diversas o por mon-
tos inferiores. En otras ocasiones, extendió cheques sin respaldo alguno en el
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Unidad Especializada en Lavado de Dinero, Delitos Económicos y Crimen Organizado
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Revista Jurídica del Ministerio Público Nº39
6 La decisión absolutoria fue adoptada por mayoría. El magistrado Cristián Soto Galdames
previno que, en su opinión, la absolución de M.G.F., además de los argumentos esgrimi-
dos en el fallo, se debió haber producido porque en el juicio no se produjo prueba suficien-
te que permitiera estimar que la utilización de la cuenta corriente de la acusada por parte
de su hermana, tuviera como objetivo el ocultamiento de los dineros malversados.
7 Considerando vigésimo.
8 Ibíd.
9 Ibíd.
10 Ibíd.
210
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Unidad Especializada en Lavado de Dinero, Delitos Económicos y Crimen Organizado
11 Ibíd.
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Revista Jurídica del Ministerio Público Nº39
les es exigible a los destinatarios de la norma, y también por su rol como faci-
litador ante dificultades probatorias12.
El debate legislativo en Chile sobre la inclusión o no de esta figura culposa,
concluyó con su efectiva incorporación en el artículo 27 de la Ley N°19.913,
aunque su ámbito de aplicación fue restringido. En efecto, el legislador prefi-
rió limitar la aplicación de la figura culposa exclusivamente a la hipótesis de
lavado de la letra a) del artículo 27, o lavado por ocultamiento13. En otros tér-
minos, la conducta desplegada por el agente con negligencia inexcusable sólo
puede referirse a aquellos actos de ocultamiento o disimulación, y no a aquellos
de adquisición, posesión, uso o tenencia. No queda muy claro, de la historia de la
ley, las razones que llevaron al legislador a limitar la aplicación del tipo culposo
exclusivamente a las conductas descritas en la letra a) cuando pareciera que
incluso es más plausible entender el desconocimiento negligente del origen de
los bienes en la hipótesis de contacto que en la de ocultamiento. Las críticas
por la tipificación de un delito culposo realizadas por parte de los invitados a
exponer sobre el proyecto habrían llevado al Ejecutivo a plantear una indica-
ción que restringía su aplicación, pero mantenía de todas formas la figura en la
ley. Dicha indicación fue aprobada por los legisladores, consignándose que “...
la Comisión aceptó aprobar la sanción a la negligencia inexcusable, pero limitada a
los casos de mayor gravedad, como son las conductas de la letra a)”14.
Por último, convendría señalar que se produjo un interesante debate legislativo,
que se mantiene plenamente vigente, en torno al sujeto activo de esta figura
culposa. Existen autores que consideran que el delito culposo de lavado de
dinero sólo puede ser cometido por alguno de los sujetos obligados a Reportar
Operaciones Sospechosas (ROS) a la Unidad de Análisis Financiero (UAF),
es decir, se trataría de un sujeto activo especial o calificado. Otros, por el con-
trario, estiman que el sujeto activo es amplio ya que la norma no hace ninguna
distinción explícita. Volveremos sobre esta interesante discusión más abajo,
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Unidad Especializada en Lavado de Dinero, Delitos Económicos y Crimen Organizado
15 GARRIDO MONTT, Mario. “Derecho Penal. Parte General Tomo II. Nociones Funda-
mentales de la Teoría del Delito.” Cuarta Edición Actualizada. Editorial Jurídica de Chile,
2005, p. 209.
16 ETCHEBERRY, Alfredo. “Derecho Penal, Parte General”. Tomo I, Tercera Edición Re-
visada y Actualizada. Editorial Jurídica de Chile, 2001, p. 314.
17 CURY URZÚA, Enrique. “Derecho Penal, Parte General”. Séptima Edición Ampliada,
Ediciones Universidad Católica de Chile, 2005, p. 326.
18 GARRIDO MONTT, Mario, ob. cit. p. 214.
19 BUSTOS RAMÍREZ, Juan. “El Delito Culposo”. Editorial Jurídica de Chile, 2002, p. 42.
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Revista Jurídica del Ministerio Público Nº39
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27 Cury opina que el principal criterio que permite precisar el contenido de los delitos cul-
posos es el del hombre medio empírico, ob. cit., p. 334. Sobre el principio de confianza se
pronuncian en general Etcheberry, Bustos y Garrido.
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figura culposa. Por último, el fallo tampoco discurre acerca de si para condenar
por esta figura culposa la acusada requería tener ciertos conocimientos espe-
ciales, de alguna manera cumplir una cierta calificación como sujeto activo.
Los jueces deciden absolver esencialmente porque entienden que la expresión
“negligencia inexcusable” atrae un estándar de diligencia o cuidado que sí fue
ejercido por la acusada, dejando su acción impune.
Una primera cuestión a la que los jueces se refieren, antes de dilucidar el grado
de diligencia que, en su opinión, impone el delito culposo de lavado de dinero,
tiene relación con sus facultades para, justamente, dar contenido y fijar los
parámetros de culpa establecidos por la norma. En este sentido, el TOP señala
que “... el legislador como es común en los tipos culposos, no fija parámetros para dar
contenido al grado de diligencia y cuidado exigido por la norma, cuestión que necesa-
riamente debe ser llenado entonces por los jueces del fondo”36.
El proceso de atribución del tipo penal a la conducta, en este caso, tuvo dos
etapas: la primera consistió en valorar o interpretar la norma, su contenido y
elementos normativos. De esto se ocupan los jueces del TOP cuando explici-
tan en su razonamiento qué entienden por “negligencia inexcusable”, para lo
cual se apoyan en la opinión de diversos autores nacionales y extranjeros. La
segunda etapa consistió en analizar si la conducta de la acusada se adecuaba o
no al tipo. Como plantea Bustos, “La tipicidad implica un proceso de atribución,
por tanto valorativo, por parte del juez o intérprete de un hecho de la realidad en
un tipo legal determinado, en la medida en que desde el bien jurídico es necesario
fundamentar el proceso de asignación de esa situación al tipo penal”37.
El razonamiento utilizado por los jueces del TOP para estimar que el deber
de cuidado ejercido por la acusada había sido suficiente, dejando la conducta
atípica, plantea algunas interrogantes al tenor de lo anteriormente expuesto, y
que nos parece debieran haber sido abordadas por los jueces al momento de
fundar su decisión absolutoria. Estas cuestiones pueden resumidamente plan-
tearse como sigue:
a) Respecto al contexto fáctico en el cual se desarrolló la conducta juzgada,
cabría hacer dos observaciones generales. La primera es que utilizando
parámetros generales de evaluación de la culpa, como el del hombre medio
empírico, el principio de confianza y en general las máximas de la experien-
cia permitirían concluir que la apertura de una cuenta corriente lleva apa-
rejado el conocimiento del cuentacorrentista de información básica sobre el
funcionamiento del sistema bancario. En este sentido, podría argumentarse
que, dado que la regla en estas materias es que los dineros que se depositen
en la cuenta bancaria de una persona pertenezcan a ésta, “facilitar” o “pres-
36 Considerando vigésimo.
37 BUSTOS RAMÍREZ, Juan, ob. cit., pp. 63-64.
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tar” la cuenta corriente a un tercero para que éste la utilice para depositar
dineros propios, podría enmarcarse dentro de un contexto que excede el
riesgo permitido en las relaciones bancarias.
Ahora bien, pareciera importante hacer presente que este “tercero” que
depositaba dineros propios en la cuenta de la acusada era la hermana de
ésta, lo cual podría matizar el riesgo creado. Sin embargo, desde una pers-
pectiva puramente objetiva, la hermana de la acusada era profesional y no
parecería razonable que no tuviera cuenta corriente en la cual depositar sus
dineros, piénsese en su remuneración. Así las cosas, la conducta desplegada
por la acusada, dentro del contexto de un riesgo permitido, incrementó
dicho riesgo (al facilitar su cuenta a un tercero), aumentando por tanto el
peligro de lesión del bien jurídico protegido, y realizando como medida
de prudencia o diligencia el preguntar a su hermana más de una vez por el
origen de los dineros.
b) Sin perjuicio que es plausible reconducir al concepto de “imprudencia
temeraria” aquel de “negligencia inexcusable”, siendo ésta por lo demás la
opinión mayoritaria en doctrina, haber tomado otro camino podría haber
incidido en un resultado alternativo. Así por ejemplo, de haber considerado
los jueces que el concepto de negligencia inexcusable es una falta de activi-
dad que permite se produzca el resultado típico, podría haberse estimado
que la actividad desplegada por la acusada, que consistió en preguntar a
su hermana sobre el origen de los dineros, como insuficiente o negligente
atendido el contexto fáctico en que se produjo y los riesgos de lesión del
bien jurídico protegido en dicho marco.
c) Por otra parte, podría haberse considerado que la “negligencia” se refiere a
un ámbito específico de cuidado en relación a una determinada actividad
(como médicos, profesionales, etc.). Esta concepción del concepto de negli-
gencia plantea el problema, cuando se aplica al delito culposo de lavado de
dinero, de si éste exige un sujeto activo calificado. Lo anterior podría recon-
ducir a la pregunta sobre si una persona que tiene una cuenta corriente
a su nombre es suficientemente calificada o si el tipo exige determinados
requisitos, por ejemplo un título profesional o técnico o una determinada
calificación.
La anterior pregunta cobra especial relevancia en el contexto del tipo cul-
poso de lavado de dinero, donde ha sido ampliamente discutido si efectiva-
mente los únicos destinatarios de la norma son aquellos sujetos obligados a
reportar operaciones sospechosas a la UAF, y que se encuentran listados en
el artículo 3° de la Ley N°19.91338. La norma no indica que los únicos que
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Revista Jurídica del Ministerio Público Nº39
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Artículos
Unidad Especializada en Responsabilidad Penal Adolescente y Violencia Intrafamiliar
I. Introducción
El presente artículo describe el proceso que vivencian las mujeres víctimas de
violencia intrafamiliar cuando acuden al sistema de justicia penal para denun-
ciar a sus parejas y luego se retractan. En específico, se sostiene que al vincularse
la mujer con las instituciones penales a través de procedimientos, audiencias y
rituales jurídicos se produciría un fenómeno complejo que involucra dimensio-
nes individuales, familiares y culturales en un contexto intermedio como son
las instituciones del sistema penal.
223
Artículos
Revista Jurídica del Ministerio Público Nº39
Se hará referencia en específico a los delitos de lesiones y amenazas, por ser los
ilícitos de mayor incidencia estadística desde la entrada en vigencia la Ley de
Violencia Intrafamiliar N°20.066. Se ha optado por abordar la investigación
desde la perspectiva de la mujer debido a que un 83,7% de víctimas de delitos
en contexto de pareja son mujeres (Ministerio Público, 2008).
224
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Revista Jurídica del Ministerio Público Nº39
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Artículos
Unidad Especializada en Responsabilidad Penal Adolescente y Violencia Intrafamiliar
como son la policía, fiscalía, defensoría y tribunales penales, que a su vez, inte-
ractúan con la víctima e imputado en diferentes momentos del proceso penal a
través de códigos y ritos jurídicos.
La retractación se transforma en un problema cuando jueces, abogados, poli-
cías y otros profesionales y representantes del sistema de justicia penal enfren-
tan conflictos entre mujeres golpeadas y hombres que las golpean, y toman
decisiones y asesoran desde sus propios habitus “de expertos”, a través de dis-
cursos legitimados en la existencia de jerarquías rígidas e incuestionables, pro-
duciéndose una relación inter-habitus, donde se desacierta en la comprensión
del problema y no se entiende siquiera el lenguaje en que ese problema es
expresado (Cárdenas, 2005).
227
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Revista Jurídica del Ministerio Público Nº39
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Unidad Especializada en Responsabilidad Penal Adolescente y Violencia Intrafamiliar
4 Se define por sumisión secundaria al patrón de relación que se desarrolla entre la víctima
y el sistema judicial, caracterizados por roles complementarios, asimetría, sometimiento
voluntario a la voluntad y poder del operador de justicia penal (Epston, 1994).
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Revista Jurídica del Ministerio Público Nº39
5 Informe de la Comisión de Familia acerca del Proyecto de ley que Introduce modificacio-
nes en la Ley N°19.325, que establece normas sobre procedimientos y sanciones relativas
a los actos de violencia intrafamiliar, recaído en el primer trámite constitucional, pp. 7, 10,
15 y 16, Boletín N°2318-18.
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Unidad Especializada en Responsabilidad Penal Adolescente y Violencia Intrafamiliar
El artículo 19 de la Ley N°20.066 establece que: “En los procesos por delitos cons-
titutivos de violencia intrafamiliar no tendrá aplicación el artículo 241 del Código
Procesal Penal”.
En relación con el referido artículo 19, cabe señalar que esta norma tuvo su
origen en una indicación de las Diputadas señoras Saa y Mella para incorporar
al proyecto el siguiente artículo:
6 Opinión de las señoras Carolina Merino L. y Nelly Santander M. (Codeinfa), quienes re-
chazaron aplicar la mediación a los casos de violencia intrafamiliar, en Informe de la Comi-
sión de Familia, recaído en el primer trámite constitucional, pp. 23-25, Boletín N°2318-18.
7 Segundo Informe de la Comisión de Familia Acerca del Proyecto de ley que Introduce
modificaciones en la Ley N°19.325, que establece normas sobre procedimiento y sanciones
relativas a los actos de violencia intrafamiliar, p. 11, Boletín N°2318-18.
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Revista Jurídica del Ministerio Público Nº39
“... Para efectos de lo dispuesto en el artículo 241 del Código Procesal Penal, el juez
al verificar si el consentimiento de la víctima apareciere libremente prestado, consi-
derará especialmente si el delito ha sido precedido por actos de violencia intrafami-
liar”.
Por otro lado, no debemos olvidar que los delitos cometidos entre las personas,
a que se refiere el artículo 5° de la Ley N°20.066, forman parte de un sistema
sancionatorio más amplio dirigido a resguardar la vida, la integridad física y
psíquica de dichas personas, imponiéndose al Estado el deber de protección
para garantizar la vida, integridad personal y seguridad de los miembros de la
familia, lo que deja en evidencia la amplitud del bien jurídico protegido y en
consecuencia la existencia de un interés público prevalente en la continuación
de la persecución penal9.
8 Segundo Informe de la Comisión de Familia Acerca del Proyecto de ley que Introduce
modificaciones en la Ley N°19.325, que establece normas sobre procedimiento y sanciones
relativas a los actos de violencia intrafamiliar, pp. 60 y 61, Boletín N°2318-18.
9 Al aprobarse el artículo 2° por la Cámara Revisora, se destacó que el objeto de esta dis-
posición no es simplemente reiterar la norma constitucional que obliga al Estado a dar
protección a la familia (artículo 1°, inciso quinto, de la Carta Fundamental), sino que tien-
de a desarrollarla, imponiéndole a las autoridades el deber de adoptar medidas concretas
para asegurar los derechos de quienes integran el grupo familiar (Informe de la Comisión
de Familia sobre las enmiendas introducidas por el H. Senado al Proyecto de Ley que in-
troduce modificaciones en la Ley N°19.325, que establece normas sobre procedimiento y
sanciones relativas a los actos de violencia intrafamiliar, p. 2).
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Unidad Especializada en Responsabilidad Penal Adolescente y Violencia Intrafamiliar
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Revista Jurídica del Ministerio Público Nº39
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Unidad Especializada en Responsabilidad Penal Adolescente y Violencia Intrafamiliar
en un tiempo inmediato, aquello es reforzado por los testimonios de los policías, con
respecto a los gritos escuchados por ellos coetáneamente al desarrollo de los hechos. Si
se analiza lo anterior son coincidentes los gritos previos, y la denuncia de la menor
(hija de la afectada) con la agresión a S. P., por cuanto se deduce de lo que dijeron los
policías en el juicio que observaron rastros recientes de sangre, y que la mujer buscaba
sus dientes, si se piensa en la alteración anímica que tenía dice relación con un suceso
inmediato de acuerdo a las máximas de experiencia y de la lógica, nadie busca sus
piezas dentales después de más de cuatro horas transcurrido los hechos, según versión
de la ofendida y del acusado, obviamente se le restará credibilidad a la señora P. por
su retractación, en cuanto a la versión dada a los policías al médico.
También es difícil pensar que un sangramiento, con señales frescas se mantenga de
las 17 horas hasta pasadas las 21 horas de ese día. Por lo que también de acuerdo a
las reglas de la lógica debe inferirse que los hechos ocurrieron inmediatamente que
arribaban los policías, y lo que deponen es absoluta y totalmente verídico. A contra-
rio de la versión alternativa de la defensa. Que asimismo puede deducirse que son
veraces las exposiciones de los policías al decir que se encuentran con la niña S., quien
les informa sobre la violencia, puesto que ella estaba situada en un lugar inmediato
a los hechos, y en el mismo contexto horario. Otro elemento de convicción que se ha
tenido en cuenta para determinar la acción de lesionar de C.A., es que los policías,
pudieron observar en el sitio del suceso a la persona del acusado, quien nada dijo sobre
los hechos y fue detenido en el procedimiento en horas muy posteriores a su versión.
La hora de atención del perito médico ocurre pasadas las 22:00 horas, y P.B. le refiere
a este mismo, que los hechos acaecieron a las 21:00, lo que encuadra con la versión de
los policías, y derriba definitivamente la teoría de la defensa.
Que se ha desestimado la versión alternativa de la defensa fundado también en
las ganancias secundarias que revisten para la lesionada señora P., quien mani-
festó en audiencia que se vería perjudicada en lo económico, al ser condenado
eventualmente su conviviente L.C., atendido a que ella se desempeña en los parro-
nales y todavía no es la época de producción, se refrenda la consideración anterior al
mencionar que durante la prisión preventiva del acusado por esta causa, ella y su
grupo familiar habían pasado miseria y hambre.
De la misma forma y reproduciendo los fundamentos anteriores basados en la prueba
producida por los testigos de cargo de los carabineros Contreras y Carrasco, y del
perito médico Araneda Parra, puede inferirse respecto de la existencia del nexo
causal, que las lesiones tuvieron como causa, el actuar del acusado de la manera ya
señalada, ocasionando el resultado ya conocido de lesiones graves, en la persona de
S.P.B., que en este sentido se reproducen las consideraciones anteriores de la prueba
respecto que los sentenciadores valoraron las expresiones de ambos policías aprehen-
sores en cuanto escuchan los gritos y voces distinta de hombre y mujer procedentes de
la morada, y señales de la existencia de sangre en la boca de la víctima y en la ropa
del acusado que impresionan como hechos inmediatos, en los momentos en que son
sorprendidos por la policía.
235
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Revista Jurídica del Ministerio Público Nº39
A este fundamento debe adicionarse que en sus declaraciones C.A., quien no niega la
relación de causalidad al admitir en el momento de sucedido los hechos “se hizo para
atrás” y no sabe con que parte de su brazo le pega a la ofendida. Análoga versión
sostiene la afectada P., al imputar que C. “echó la mano para atrás y la pasó a llevar”,
por todo lo anterior queda desestimada la alegación de la defensa, respecto de falta de
establecimiento de la relación de causalidad.
Con respecto al argumento de la defensa de delito culposo. Esto deberá ser descartado
de plano, en atención por lo que se ha explicado sobre el desarrollo de los hechos en esta
causa. La afectada aseveró en su oportunidad a los funcionarios aprehensores que su
conviviente había derribado sus dientes, con señales de sangre en su boca y ruptura
de la camisa del acusado, en términos inexplicables sino se tratare de hechos de cierta
violencia, sumado al estado de ánimo alterado de la ofendida, situación que observan
los policías respecto de la victima. También los testigos policiales hacen referencia a la
menor S., hija de la afectada, quien les señala que su madre estaba siendo agredida
por su conviviente y los acompaña al sitio del suceso, además el propio perito médico
constató un elevado número de pulsaciones en la víctima, superior a 120, lo que
denota un estado de alteración y tensión plenamente compatible con el hecho de una
agresión en un contexto de violencia intrafamiliar, todo lo que produce una duda
razonable al tribunal respecto si el actuar del reprochado C., fue realmente culposo,
desestimándose esta alegación por lo expuesto”.
3.3 Sentencia del Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Puerto Montt, 3 de marzo de 2007
Fiscal: Carmen Gloria Wittwer Opitz
Ruc N°: 060169553-1
Delito: Lesiones graves gravísimas
En este caso, igualmente la defensa levanta para el juicio oral una tesis basada
en gran medida en la retractación de la víctima, consistente en dar una conno-
tación fortuita o a lo sumo culposa a los hechos del acusado. En el caso, según
se acreditó por testimonio de un familiar de la víctima, existía un largo histo-
rial de violencia, con agresiones previas que la víctima no denunciaba o retiraba
la denuncia, por lo que el imputado no presentaba causas previas propiamente
tal. Los hechos fueron calificados como constitutivos de lesiones graves graví-
simas, dado que el puntapié en el ojo provocó el estallido del globo ocular con
la consiguiente perdida de visión.
“DECIMOQUINTO: Que, en este contexto, no es posible aceptar el testimonio de
la víctima R.d.C.A.V.. Ella dice que jugaban a darse golpes, estaban bebiendo. Ella
le ganaba, cayeron en la cama. Ella le dio una patada en la guata, a él le dolería y le
pegó en el ojo con el pie. La cama es baja.
Quiere que él vuelva, que vivan juntos otra vez. Pase lo que pase el siempre va a ser
el padre de sus hijas, su marido.
El ojo fue operado y en Santiago le pusieron una prótesis.
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Artículos
Unidad Especializada en Responsabilidad Penal Adolescente y Violencia Intrafamiliar
3.4. Sentencia del Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Valparaíso, 14 de agosto de 2008
Fiscal: José Miguel Subiabre Tapia
Ruc N°: 060169553-1
Delito: Lesiones graves
237
Artículos
Revista Jurídica del Ministerio Público Nº39
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Artículos
Unidad Especializada en Responsabilidad Penal Adolescente y Violencia Intrafamiliar
restringido las posibilidades que esta (la retractación) produzca efectos jurídicos
indeseados (como la desprotección de las victimas y la impunidad de los agre-
sores). Todo ello, en atención a la obligación adquirida por el Estado de Chile,
mediante la suscripción de tratados internacionales, destinados a brindar una
efectiva protección a las mujeres con respecto a la violencia de género. En efecto,
el artículo 100 de la de la Ley No. 19.968, que crea los Tribunales de Familia,
dispone que los procesos sobre violencia intrafamiliar sólo puedan terminar por
sentencia ejecutoriada o mediante la suspensión condicional. Asimismo, cuando
el proceso se hubiere iniciado por demanda o denuncia de un tercero, el juez de
familia, durante la audiencia preparatoria y previo informe del consejo técnico,
podrá poner término al proceso a requerimiento de la víctima si su voluntad
fuere manifestada en forma libre y espontánea. Es decir, la facultad de poner tér-
mino a estas causas por la simple manifestación de voluntad de la víctima (desis-
timiento, retractación), sólo puede ser considerada por el Juez, si previamente
verifica que dicha decisión ha sido adoptada libremente. Esta misma doctrina, es
posible extraerla, de la norma contenida en el artículo 19 de la Ley No. 20.066,
que prohíbe poner término a las causas sobre violencia intrafamiliar mediante
acuerdos reparatorios, pues ello supone también una forma condicionada (a una
determinada prestación) de desistimiento o retiro de la denuncia o demanda.
Como se dijo, estas reglas especiales, lo que pretenden es básicamente limitar la
posibilidad que la retractación por parte de las víctimas de violencia al interior
de las familias, produzcan efectos jurídicos que en definitiva pongan al agresor en
una situación de impunidad y a la víctima en una de desprotección y riesgo.
A mayor abundamiento, para “los expertos la retractación suele confirmar el
relato denunciante. La retractación ha sido descrita como una etapa posterior a
la denuncia dentro del denominado Síndrome de Acomodación, que incluye: el
secreto, la desprotección, el atrapamiento, la acomodación, la revelación tardía,
conflictiva y poco convincente y la retractación”. (Larraín, Soledad, El malestar
silenciado, la otra salud mental. Violencia Familiar: Caminos de Prevención.
Isis Internacional, Ediciones de las Mujeres. (Santiago, Chile). N°14, 1990. p.
117-125.).
Por otro lado, en la jurisprudencia comparada “se viene admitiendo también que
ante el silencio o retractación en el juicio oral de la víctima que sí había declarado
en sede policial denunciando los hechos acontecidos e incriminando a un deter-
minado sujeto, sean los mismos policías que confeccionaron ese atestado los que
declaren en el juicio acerca del relato de hechos que ante ellos se efectuó, pudiendo
entonces el órgano jurisdiccional sentenciador otorgarles valor probatorio siempre
que concurran otras pruebas que corroboren dichas incriminaciones. Finalmente,
puede ser de utilidad también para evitar la libre absolución del imputado en los
supuestos en que la víctima se retracta u opta por no declarar en el juicio oral, la
llamada “prueba indiciaria”, a través de la cuál no se prueban directa e inme-
diatamente los hechos delictivos, pero que por sí misma puede llegar a ser prueba
bastante para desvirtuar la presunción de no culpabilidad del acusado siempre
239
Artículos
Revista Jurídica del Ministerio Público Nº39
Conclusiones
Existe una conciencia incipiente y una variada gama de interpretaciones
jurisprudenciales en sede penal respecto del fenómeno de la retractación de
240
Artículos
Unidad Especializada en Responsabilidad Penal Adolescente y Violencia Intrafamiliar
Referencias bibliográficas
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Resumen:
Comentario:
En audiencia celebrada en el Tribunal de Garantía de Limache –y de con-
trol de ejecución de sanciones RPA– el día 8 de mayo de 2009, luego de una
audiencia de control de detención, se requirió verbalmente a nueve detenidos,
de los cuales había tres menores de edad, por cuanto el día anterior en horas
de la noche, encontrándose al interior del Centro de Cumplimiento Semice-
rrado de Limache, los imputados fueron sorprendidos consumiendo drogas y
realizando además desordenes, y ante la intervención de los funcionarios del
SENAME encargados de su custodia fueron amenazados por los condenados,
señalándoles textualmente: “Los vamos a matar, les vamos a cortar la cara, los
vamos a pillar afuera, les vamos abrir la cabeza a palos, chutes culiao, me los paso
por el culo y al centro conchesumadre”.
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Revista Jurídica del Ministerio Público Nº39
Más allá de la indefensión en la que queda este tipo de víctimas con una
resolución como la comentada, a su vez ésta produce el efecto absolutamente
contrario con las finalidades de responsabilización del imputado adolescente
que también prevé la propia Ley N°20.084. En efecto, debe recordarse que
el atentado contra la seguridad de los funcionarios del SENAME se produjo
mientras todos los requeridos estaban cumpliendo con la sanción de régimen
semicerrado. En otras palabras, pese a que los condenados están sometidos a
programas de intervención socioeducativa cuya aplicación está encargada a
las propias víctimas, éstas son vulneradas y no obstante ello, la necesidad de
cautelar su integridad y seguridad personal no cobra la fuerza suficiente para
imponer la cautelar de privación total de libertad en su domicilio, lugar que por
encontrarse fuera del recinto donde ocurrieron los hechos, aparecía como una
real medida de protección a favor de las víctimas.
2 Fallo de la Corte de Apelaciones de Rancagua dictado en relación con la causa RIT 4006-
2008 del Juzgado de Garantía de Rancagua. Extracto del considerando segundo: “Para
decidir cuál disposición rige, entonces, cuando la colisión se produzca, ha de atenderse a la jerarquía
de las normas constitucionales que en cada cual cristalizan. En el caso de la ley de responsabilidad
juvenil se protege la libertad, en tanto que en el caso de la ley de violencia intrafamiliar se protege
la vida y la integridad física y psíquica de las personas; valores supremos, bienes jurídicos primeros
que la Constitución ampara, por lo que estando ambos en las balanza han de primar los que me-
recen el mayor amparo, razón por la cual prevalece el artículo 15 de la Ley 20.066. Así pues, ante
una situación de ataques reiterados y serios, como los que describe el Ministerio Público y señala
también el juez a quo en su resolución, que afectan a una mujer también menor de edad y a su hijo
lactante, los que no han podido ser detenidos con otras medidas cautelares de menor rango, es im-
prescindible asegurar la vida e integridad de la víctima con la internación provisoria del agresor”.
3 Corte Suprema Rol 3191-2007: Extracto de considerando segundo: “...ante la conducta
reiteradamente refractaria del imputado y desacato a lo que el tribunal ha dispuesto a efec-
tos de dar curso progresivo a los autos -como lo han destacado los jueces en su sentencia
como asimismo el juez recurrido en su informe-, la medida cautelar decretada no podría
resultar desproporcionada con la sanción probable a aplicar, como lo trata de evitar el ar-
tículo 33 de la ley, habida consideración que el propósito manifiesto de los jueces es llegar,
dentro de plazo razonable, a declarar una decisión respecto al imputado, a lo cual, es claro,
que opone rebeldía”.
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en esta audiencia, la que suscriben los zada Muñoz y Sra. María Angélica
miembros de esta Sala de la Iltma. Repetto García.
Corte, para efectos de los registros
materiales de esta Corte. Resolución incluida en el estado dia-
rio del día de hoy y comunicada con
Se deja constancia que se puso tér- esta misma fecha vía email.
mino a la presente audiencia a las
10:15 horas. Certifico: Que la Relatora que sus-
cribe compareció a esta audiencia en
Regístrese, comuníquese y notifí- su calidad de ministro de fe, dando
quese. cumplimiento con ello a las ins-
trucciones impartidas por la Excma.
RUC 0900429265-8. Corte Suprema sobre la materia. Val-
N°Ingreso I.C. 543-2009 paraíso, dieciséis de mayo de dos mil
nueve.
Pronunciada por los Ministros de la I
ltma. Corte de Apelaciones Sr. Hugo Maureen Darrouy P.
Fuenzalida Cerpa, Srta. Eliana Que- Relatora
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Resumen:
Fallo del Juzgado de Garantía de Tomé relativo a la imputación del delito de mal-
trato habitual, en que el Tribunal analiza cada uno de los elementos del tipo para
determinar cómo los hechos investigados sí configuran el ilícito imputado.
Comentario:
La figura del delito de maltrato habitual se incorporó en la Ley 20.066 sobre
Violencia Intrafamiliar en el mes de octubre de 2005, tomando como ante-
cedente el artículo 153 del Código Penal Español, pero con la diferencia que
no se pueden considerar hechos anteriores respecto de los cuales haya recaído
sentencia penal absolutoria o condenatoria. Esta situación, sin perjuicio del
principio de Non bis In idem, en la práctica, dificulta la aplicación de esta
figura penal, por lo que es necesario realizar una construcción desde distintos
ámbitos, siendo uno de ellos el jurisprudencial.
El caso en comento, y que corresponde a la causa RUC 0600300625-3 del
Juzgado de Garantía de Tomé, culminó con sentencia definitiva condenatoria
en juicio simplificado efectivo, y en el respectivo fallo, el tribunal se hizo cargo
de cada uno de los elementos del tipo penal para fundar su veredicto conde-
natorio, y que además era la propuesta del Ministerio Público desde el alegato
de apertura en la causa.
Al analizar los elementos del tipo penal de delito de maltrato habitual, en
relación al presente fallo, se puede indicar lo siguiente:
1. Concurrencia de sujetos calificados: En este caso se trataba de cónyuges,
lo cual se acreditó con el certificado de matrimonio (ver considerando deci-
mosexto).
2. Habitualidad: Entendiendo por habitualidad “cualidad de habitual”, y por
habitual “que se hace, padece o posee continuamente o por hábito”, en los
términos del Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (ver
considerando decimoséptimo).
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3. Delito residual: Para la concurrencia del tipo penal del art. 14 de la Ley
20.066, es necesario descartar cualquier otro delito (ver considerando deci-
moctavo).
4. Violencia física/ psicológica: Se indica que requiere ejercer violencia física,
que no constituya otros delitos, tal como se indicó en el punto anterior, y,
respecto de la violencia psicológica, se remite el tribunal al Diccionario de
la Real Academia de la Lengua Española, que señala que la voz psicológica
se define como “perteneciente o relativo a la psique o psicología” y, por su
parte, una de las acepciones de la locución psicología corresponde a “todo
aquello que atañe al espíritu o a la manera de sentir de una persona” (ver
considerando decimoctavo).
5. Proximidad temporal y pluralidad de actos: Se requiere enmarcar los actos
de violencia en un período de tiempo, el cual nuestro legislador dejó entre-
gado al desarrollo jurisprudencial, siendo determinante que dicho espacio
de tiempo refleje una afectación a la dinámica de vida familiar, no siendo
compatible con aquello episodios separados por varios años, por ejemplo.
Sobre el punto, en España los fiscales de Violencia Intrafamiliar conside-
ran como margen de espacio temporal aceptable 6 meses, ello, según lo
expresado por un fiscal de género en reunión de Formación Especializada
en Violencia Intrafamiliar realizada en Santiago entre el 20 y 22 de julio de
2009.
Además deben ser por lo menos dos actos de violencia, por la redacción del
art. 14 de la Ley 20.066 (ver considerando decimonoveno).
6. Requisito previo de procedibilidad: El Ministerio Público sólo puede dar
inicio a la investigación por maltrato habitual previa remisión de los ante-
cedentes del Juzgado de Familia, conforme al art. 90 de la Ley 19.968. En
el presente caso se incorporaron en forma legal las respectivas resoluciones
del tribunal de familia en tal sentido.
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Resumen:
El caso en comento, conforme a la acusación fiscal, trata de los delitos de violación
-consumado- y de parricidio y homicidio, estos últimos, en grado frustrado. La De-
fensa solicitó la absolución por el delito de violación y la calificación del iter criminis
como tentado respecto de los delitos de parricidio y homicidio en las víctimas, hija y
ex conviviente, respectivamente.
Comentario:
El análisis de este fallo resulta interesante, principalmente, desde los siguientes
puntos de vista:
1. Grado de desarrollo de los delitos de parridicio y homicidio.
2. Contexto de Violencia Intrafamiliar física y sexual en que suceden los
hechos: delito de violación anterior.
3. Atenuante del artículo 11 N°9 del Código Penal.
En relación al grado de desarrollo de los delitos de parricidio y homicidio,
destaca el razonamiento realizado por el Tribunal Oral en lo Penal de Ranca-
gua para estimarlos en grado de desarrollo de frustrado, tal como lo planteara
la Fiscalía; y no tentado, como indicó la defensa del acusado. En efecto, el
considerando noveno del fallo señala que: “…el acusado efectuó todas las accio-
nes que debía poner de su parte para provocar la muerte de M. y su hija, lo que no
aconteció por causas ajenas a su voluntad, como lo fue la presencia de la vegetación
del lugar y especialmente del árbol en el que impactaron”. De esta forma, quedó
claro que el acusado desplegó en forma completa la actividad que debía realizar
para provocar el resultado muerte de su hija y de su ex conviviente, y aque-
llo no se produjo exclusivamente por la presencia de un árbol en el barranco.
Aún cuando hasta ahí, desde un punto de vista objetivo, estaba acreditada por
los sentenciadores la etapa de frustración, hacen de todas formas referencia
al aspecto subjetivo, indicando que: “…A mayor abundamiento, la intención de
matar del acusado, se mantuvo aún después de la caída, por cuanto, al percatarse de
la sobrevivencia de ambas mujeres, trató de asfixiarlas con sus manos, pensando que
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Por otra parte, también en relación al delito de violación la sentencia hace refe-
rencia a la falta de denuncia por parte de la víctima, sin considerar lo declarado
por ella al mencionar que: “…decidió no denunciarlo porque tenían una hija y ella
quería arreglar las cosas de la mejor manera. Explicó que en ese momento el sustento
5 Considerando décimo.
6 Párrafo final del considerando décimo.
7 Considerando sexto.
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económico era su madre y él. Precisó que producto de la agresión no podía hacer sus
necesidades, por los dolores, lo que duró como dos días”8.
Estimamos que sí era explicable la imprecisión de fechas por una parte y la
falta de denuncia por la otra, justamente por el círculo de violencia en que
estaba inserta la víctima. En efecto, tal como relaciona el propio fallo una
testigo declaró que: “…su sobrina M. vivía con A., últimamente la relación estaba
mal, porque él le pegó en un ojo y se lo dejó morado, ella la vio al día siguiente y su
sobrina le contó que A. le pegó, también le vio moretones en la espalda, su sobrina
tenía miedo de denunciarlo. Agregó que un día mientras se estaban tomando una
cerveza, M. le contó que A. la había violado por el ano, eso se lo contó antes que A. la
golpeara, no recuerda la fecha”9. Y la víctima explicó que no lo denunció porque
siempre trataba de convencerla diciendo que si lo acusaba él perdería su trabajo
y que las lesiones las vio su tía Francisca”.
En tercer lugar, y respecto a la atenuante del artículo 11 N°9 del Código
Penal, invocada por la defensa, si bien la Fiscalía se opuso a su aplicación, el
Tribunal decidió acogerla, con la consecuente rebaja de pena, beneficiando al
acusado además la atenuante del artículo 11 N°6 del Código Penal.
En este punto el Tribunal, por la sola circunstancia de haber declarado el acu-
sado en la audiencia de juicio oral, decidió acoger la atenuante, sin considerar
que el acusado no declaró sino después de meses de la ocurrencia del parrici-
dio y homicidio frustrado, indicando primero que no recordaba lo que había
ocurrido, para sólo en una segunda declaración reconocer que efectivamente
recordaba lo sucedido. No habiendo aportado antecedentes sustanciales a la
investigación.
Por último, se echa de menos que el fallo no haya considerado la extensión
del daño causado por el delito conforme a lo dispuesto en el artículo 69 del
Código Penal tal como lo solicitara la Fiscalía, habiéndose acreditado que la
ex conviviente del acusado presentaba un daño agudo y grave producto de los
hechos; mientras que la menor de edad, presentaba un trastorno traumático
agudo. Ello a pesar que la propia sentencia indica que: “De este modo con la peri-
cia evacuada, no cupo duda del daño que la situación de violencia provocó en ambas
víctimas y el sufrimiento que les ha causado, manteniendo a la fecha síntomas como
trastornos en el sueño y en el ánimo, además de un constante temor con el entorno y
desconfianza con el medio”10. Sin embargo, tal análisis se realiza sólo a propósito
de la demanda civil, sin referirse el Tribunal a la aplicación del artículo 69 del
Código Penal, siendo que se trata de materias distintas.
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que hicieron que éste reventara ese acostarse al lado de ella, le dio besos,
día 25 de agosto del 2008, por lo que quería tener sexo, ella se negó, pero
podría decirse que le asiste la circuns- él dijo que era su mujer y si el quería
tancia atenuante del artículo 11 N°5 tenía que ser no más, la dio vuelta,
del mismo cuerpo legal. Agregó que la puso boca abajo le dio una cache-
el sitio del suceso no es idóneo para tada, se puso sobre ella, le afirmó las
la realización del delito, y el tronco manos y la penetró analmente. Indicó
no fue el hecho ajeno a la voluntad que el acusado no le dijo nada y luego
del acusado que dejó el delito en se durmió. Señaló que esto sólo se lo
grado de frustrado. Además refirió contó a su tía Francisca, pero no con
que sus testigos tienen por objeto detalles porque le da vergüenza, ya
acreditar la atenuante del artículo 11 que son cosas muy personales, deci-
N°5, ya mencionada y que el padre dió no denunciarlo porque tenían una
de su defendido le compró un pasaje hija y ella quería arreglar las cosas de
a Osorno, no obstante ello al primer la mejor manera. Explicó que en ese
llamado de carabineros, él se entregó momento el sustento económico era
en la comisaría de San Fernando. su madre y él. Precisó que producto
Respecto del delito de violación, éste de la agresión no podía hacer sus
carece de sustrato legal, y la única necesidades, por los dolores, lo que
prueba para su comprobación es el duró como dos días.
testimonio de la víctima, por lo cual
También se escuchó el testimonio de
pide la absolución de su defendido.
F.S.M., quien relató que su sobrina
Precisó que en cuanto a la aplicación
M. vivía con A., últimamente la rela-
de la pena, resulta más favorable los
ción estaba mal, porque él le pegó en
dispuesto en el artículo 74 del Código
un ojo y se lo dejó morado, ella la vio
Penal, y considerar la existencia de
al día siguiente y su sobrina le contó
un concurso real de delitos y no uno
ideal, con ello la pena máxima podría que A. le pegó, también le vio more-
ser de 5 años de presidio menor en su tones en la espalda, su sobrina tenía
grado máximo. miedo de denunciarlo. Agregó que
un día mientras se estaban tomando
Sexto: Que para acreditar el delito de una cerveza, M. le contó que A. la
violación, el ente persecutor, aportó había violado por el ano, eso se lo
el testimonio de la víctima de ini- contó antes que A. la golpeara, no
ciales M.S.M., quien en relación a recuerda la fecha.
este hecho ilícito señaló que un día
de junio de 2008, ella, el acusado y Que tal y como se indicó en la delibe-
su tía hicieron empanadas en la casa, ración, estos relatos resultaron insu-
se tomaron unos tragos y en la noche ficientes para establecer la existencia
cuando la tía se fue se quedó sola con del delito de violación, en razón de
el acusado y la hija común. Precisó que no pudo acreditarse el uso de la
que la niña estaba durmiendo, ella fuerza en el acceso carnal y el único
se acostó en la otra cama, y S.O. antecedente con el que se contó para
comenzó a hacerle cariño, llegó a ello, esto es la declaración de la víc-
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tima, no tuvo la fuerza suficiente para una ocasión en que ambos estuvieron
producir tal convencimiento. bebiendo, acotando además, que era
algo habitual que el acusado fuera
En efecto, si bien en la audiencia, la brusco dentro de la dinámica sexual
víctima da cuenta de una agresión que desplegaba con ella, de lo que
sexual por parte de su conviviente, es dable concluir que en sus relacio-
lo hizo de un modo casi tangencial nes íntimas era habitual la existencia
y sólo ante la consulta de la fiscal de cierto grado de fuerza, lo que al
respecto a lo acontecido en junio del parecer era consentido por la víctima,
año 2008, sin poder siquiera precisar además, la propia psicóloga Loreto
una fecha aproximada en la que esto Ibarra, refiere que para M. la viola-
habría ocurrido, situación no menor ción no fue algo grave, circunstancia
si se piensa lo traumático que resulta que aumenta la duda razonable en
para una persona ser agredida en su relación a la fuerza utilizada.
indemnidad sexual, por lo demás, se
trata de una mujer de 22 años, nor- Ratifica además esta duda, el testi-
mal, por lo que, en consecuencia, no monio de la Médico Legista, Claudia
se vislumbra el motivo por la cual Bravo San Martín, quien examinó
la ofendida no recuerda la fecha de a la víctima en noviembre de 2008
este acontecimiento de violencia, y si y refirió que en la anamnesis ella le
hubiera existido alguna razón para tal señaló que en junio de 2008, estaba
olvido, la Fiscalía debió dar cuenta de con su ex - pareja, él había tomado
ello y justificarlo en la audiencia, lo alcohol y se puso agresivo cuando
que no se hizo. ella se negó a tener relaciones sexua-
les, la contuvo y la penetró analmente
De este modo, la vaguedad de la logrando eyacular, dijo que luego
fecha de ocurrencia del hecho restó estuvo tres días con dolores. Precisó
credibilidad a su relato, pues no que al examen físico se veía afectada
parece razonable ni verídico que olvi- por la situación, no tenía lesiones
dara con tanta facilidad la ocurrencia físicas, tampoco a nivel vaginal, sólo
de una experiencia tan traumática, señales de un parto natural; a nivel de
más aún si se desarrolló con el grado región anal, perianal no tenía lesio-
de violencia que ella relató, y si bien nes, observó ano de características
no se descarta la posibilidad de que normales, pliegues anales conserva-
el acusado, en algún día del mes de dos, contractilidad y tonicidad del
junio de 2008 o en otra fecha, haya esfínter conservada. Concluyó que
accedido carnalmente, vía anal a la por la data de los hechos no es posi-
víctima, utilizando más fuerza de la ble afirmar ni descartar los hechos
necesaria, no fue posible adquirir relatados.
convicción respecto de la magnitud
de esta fuerza de un modo que posi- Otro antecedente que llevó a dudar
bilitara dar por acreditado el delito de la existencia del hecho típico fue
de violación, más aún considerando la falta de denuncia por parte de la
que del propio relato de la víctima se víctima, pues, a diferencia de la teoría
desprende que la acción ocurrió en acusadora, en la que se sostenía que
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había conocido a otra persona pero brazos y su hija le contó que el papá
ya había terminado y el acusado le había apretado el cuello, decidió
empezó a decir que quería estar con decirle que iban a volver y le pidió
ella y cosas del otro sujeto; luego se que las sacara de allí porque no que-
fueron a pasear a Coya, y de vuelta, ría morir en ese lugar y que no iba
S. se estacionó en un mirador, se a hacer nada, agregó que el acusado
bajó y se sentó en un árbol, se fumó abrió la puerta del conductor, tomó
como dos cigarros, en eso la llamó su a la niña y cerró la puerta, ella trató
madre para que le llevara las llaves de de salir por la ventana, S. le pedía que
la casa por lo que le pidió al acusado no lo acusara o de otro modo iba a
que la llevara a su domicilio y fue caer preso, en ese momento le quitó
ahí cuando él se subió al automóvil, la niña y subió con ella, con gran
se dio la vuela dejando el vehículo dificultad. Agregó que una vez arriba
hacia el mirador, le preguntó si iba comenzaron a hacer dedo, se detuvo
a volver con él o no, ella le dijo que una camioneta y S. dijo que se habían
no, entonces S. dijo que “no le dejaba desbarrancado, en el hospital dijo
otra opción”, puso el pie en el ace- que habían tenido un accidente. La
lerador y se desbarrancaron. Explicó testigo señaló que al Hospital llegó
que ella iba en el asiento del copiloto su tía Eugenia y su madre y le contó
y la niña en su falda, no tenían puesto la verdad, en ese momento el acusado
el cinturón de seguridad, pensó que se dio a la fuga. Precisó que la niña se
se morirían, trató de sostener a la acuerda que ella se pegó en la frente
niña para que no le pasara nada, sin- y tenía sangre, también dice que su
tió que el auto chocó con algo, la niña papá es feo y le apretó el cuello, des-
estaba muy asustada. Refirió que ella pués de eso le tenía miedo a los hom-
se pegó en la frente con el parabrisas, bres, tenía pesadillas, ella también las
por proteger a la niña a quien no le tiene hasta el día de hoy.
pasó nada. Relató que con el impactó
ella resultó con algunas lesiones, pero Este testimonio, fue ratificado por los
a su hija no le pasó nada, allí el acu- asertos de doña M.S.M., madre de la
sado comenzó a decir que lo iba a ofendida quien relató que la víctima,
denunciar y que quería que se mata- S.O.y la hija de ambos vivían en su
ran los tres y empezó a apretarle el casa, agregando que tenían muchas
cuello, trató de arañarlo para que la discusiones y que ella presenció
soltara, pero S. estaba convencido de varias, precisó que peleaban por plata
que quería que los tres murieran, la porque el acusado no le daba dinero
dejó inconsciente, ignora por cuanto a su hija y le decía cosas ofensivas
tiempo y sólo despertó cuando sintió como que no servía como mujer.
que estaba quemándose la pierna; al Relató que la relación duró como tres
reaccionar vio que el acusado estaba años y terminaron porque él le pegó
prendiéndose en una polera, no sabe a M. y en esa ocasión ella lo echó de
muy bien lo que quemaba, mien- la casa, explicó que ese día ella llegó a
tras que ella tenía quemaduras en la su domicilio y encontró a su hija con
pierna izquierda, tomó a la niña en un ojo morado, preguntó qué pasó,
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puesto en el artículo 331 letra b del separados. Explicó que estos sucesos
Código Procesal Penal, en la que se cambiaron su vida, está angustiada y
señala que el acusado se encuentra temerosa, presenta antecedentes de
ubicado temporo espacialmente; no ánimo bajo, signos depresivos desde
se pesquisó sintomatología depresiva cuando era adolescente época en la
ni sicótico al momento de la entre- que debió consultar a un psicólogo
vista, apreciándose una inteligencia del sename y estuvo dos meses en
normal, concluyendo que no presenta tratamiento, además tuvo un duelo
patología de interés medico legal y por la muerte de su padre.
por ende es imputable.
Respecto al delito mantiene recuer-
Estos antecedentes resultaron sufi- dos recurrentes del episodio, tiene
cientes para dar por acreditado que pensamientos de ganas de morir con
S.A.O.M. intervino de una manera su hija, pero Dios la salvó, la profesio-
inmediata y directa en la perpetra- nal observó una sensación de temor,
ción de los delitos de homicidio y lo acontecido cambió su rutina, dejó
parricidio frustrado de conformidad de trabajar por temor a que le ocurra
con lo dispuesto en el artículo 15 N°1 algo; presenta alteración del sueño, le
del Código Penal. cuesta conciliarlo, duerme tres horas
y despierta, tiene pesadillas y sueños
Duodécimo: Que, se acogerá la violentos; tiene alteraciones en el
demanda civil por daño moral dedu- apetito, baja de peso, siente que está
cida por la querellante M.M.S., en su sola, con pena, labilidad emocional
favor y el de si hija de iniciales I.O.M., cuando está con personas de con-
contra el acusado, pues, se acreditó fianza; también presenta alteraciones
suficientemente, que S.O.M. tuvo en su autoestima y desesperanza.
responsabilidad penal en los delitos
de homicidio y parricidio frustrado La perito indicó que la examinada
que las afectaron y por ende debe res- presenta un cuadro clínico de estrés
ponder de los daños causados por el post traumático agudo, reactivo a la
ilícito, de conformidad a los artículos vivencia de una situación a la que ha
2314, 2317 y 2329 del Código Civil. estado expuesta y temido por su vida.
Explicó que este daño emocional es
Sobre el daño moral, éste resultó agudo porque la sintomatología ha
suficientemente acreditado con el tenido una duración cercana a los
testimonio de la psicóloga Loreto 4 meses, además se trata de daño
Ibarra Bugueño, quien evaluó a grave, por las características vio-
ambas mujeres, refiriendo que M. se lentas de experiencia, todo esto ha
observa plana emocionalmente, con tenido un impacto alto en su vida ya
deterioro en el estado de ánimo, difi- que cambió su forma de relacionarse
cultades para responder las consultas, con el mundo. Concluyó en cuanto
dando respuestas escuetas. Refirió al periodo de recuperabilidad, indicó
que luego de convivir tres años con el como probable una duración máxima
acusado, a la época de hechos, estaban de 6 meses.
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Sentencias Comentadas
Revista Jurídica del Ministerio Público Nº39
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Sentencias Comentadas
Unidad Especializada en Responsabilidad Penal Adolescente y Violencia Intrafamiliar
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