Cuenca Magdalena
Cuenca Magdalena
Cuenca Magdalena
El río le permitió a los ibéricos mantenerse en contacto con otras regiones aledañas como eran
Perú e incluso México, con lo que dieron paso a la creación de nuevas vías de comercio y
desplazamiento. Fundando con ello una capital de la sal y de las esmeraldas, para el
aprovechamiento de este nuevo reinado a cargo del imperio Español, lo cual fue gracias a la
presencia del pueblo Muiscas, que debido a su organización política y social, facilitó este tipo de
poderío. Este río se ha considerado como escenario para la vida de diversos pueblos, como es el
caso de los Agustinianos que tenían asentamientos en el Sur, o los Quimbayas que se
desarrollaron en su cordillera central. Entre otras culturas se encontraban los Muiscas, con su
lengua Chibcha, que desarrollaron las tierra altas del río Magdalena, dando origen a lo que se
conoce como las ciudades de Cundinamarca y Boyacá.
Entre algunos de los otros grupos autóctonos , que conformaron los territorios antiguos del Río
Magdalena, se encuentran los Guasanebucanes, Chimilas, Turbacos, Palaguas, Carates,
Cimitarras, Calamaríes, Tapajes, Muzos, Pantagoras, Carares y Yareguíes.
Después de su nacimiento, el río Magdalena fluye de sur a norte por un valle interandino ubicado
entre las cordilleras Central y Oriental de los Andes. Su longitud, varía de 1.528 a 1.600 km, de
los cuales 886 son navegables. El nivel de las aguas del Magdalena y del Cauca, su principal
afluente y en general de todos los ríos, presenta variaciones a causa de las fuertes
precipitaciones locales y en áreas de sus afluentes, más evidentes en sus sectores alto y medio.
En la parte baja se reduce el volumen de lluvia y, como corresponde a una zona cenagosa con
poder de regulación y amortización, la variación de niveles y caudales es menor.
El área hidrográfica o vertiente del Atlántico, a la cual pertenece el Magdalena, encierra la mayor
densidad de población del país, se asientan casi todas las zonas industriales de mayor
importancia y abarca alrededor del 30% de la superficie total del territorio nacional,
aproximadamente 320.000 km2.
La Cuenca del Magdalena es la más importante del país. Por su ubicación y la dinámica propia de
nuestro poblamiento, ha sido por mucho tiempo el centro de las actividades comerciales,
desempeñando un papel fundamental para la economía y para la dinámica social y cultural. Por
estas razones ha sido sometida a grandes tensiones ambientales, en las cuales participan una
gran diversidad de actores que de alguna u otra manera usan el río, o lo afectan como una
consecuencia indirecta de su actividad alrededor.
FLORA Y FAUNA:
Están representadas en más de 150 especies de mamíferos, más de 630 especies de aves, más
de 120 especies de reptiles, más de 50 especies de anfibios, más de 120 especies de peces y
más de 4.000 especies de plantas vasculares (plantas con semilla y helechos). Muchas de esas
plantas y animales solo viven en esa región y no se encuentran en ningún otro lugar del planeta.
Por ello, su conservación es prioritaria.
FLORA :en las regiones ribereñas del río Magdalena son muy variadas, contándose con una
especie en Antioquia denominada Amaphyllon Macriphyllum, que es un ejemplar endémico de
esta zona, además de árboles como el Ymbé, laureles, papo de monte, mamoncillo silvestre,
marfil, anones de monte, trepadoras, palmas, helechos, aráceas, orquídeas y muchas otras.
FAUNA:
Peces: Bagre Boca chico o coporo –Búrel-Carpa-Cucha, coroncoro o raspa canoa-Mojarra (puede
ser roja o plateada o azul)-Tilapia (puede ser roja o negra)-Pavón-Trucha-Zapatero-Tiburón toro
HABITANTES:
Esta apreciación es válida para la actividad productiva que desarrolla el pescador, pero no para
su vida en familia, puesto que aunque el pescador tenga que desplazarse hacia otros lugares en
busca de mejores posibilidades, sus familias permanecen en el mismo sitio. Por otra parte en
épocas de baja producción o de "vidrio" como ellos las denominan, el pescador alterna la pesca
con otras actividades como la agricultura o la cría de especies menores.
Las condiciones socioeconómicas son precarias y su tradición nómada le permite movilizarse con
mucha facilidad, sin estar atado a uno u otro lugar, cosa que complejiza la elaboración de una
acción colectiva para romper el dilema. Por un lado, no existen vínculos materiales fuertes con el
lugar de origen, así que el pescador migra cuando el trabajo allí ya no es rentable. Y por el otro,
porque con las actuales condiciones no cuentan con un ingreso que les permita por ejemplo,
invertir en los otros procesos como la comercialización. Su inversión se centra en la cantidad y no
en la calidad, a pesar de que éste es uno de los factores más complicados de manejar en un
producto perecedero como es el pescado, y es lo que más afecta su precio.
Sin embargo, los costos de oportunidad son cada vez mayores. Muchos de los antiguos
pescadores que cuentan con un pequeño presupuesto han comenzado a invertir en la siembra de
peces en estanques. Mediante esta técnica los pescadores tienen asegurada la captura, pero
tienen que realizar una inversión que antes no existía para ellos, como la comida de los peces o
el cuidado de los estanques. Además, requieren de un tiempo anterior en el cual no obtienen
beneficios en el corto plazo hasta que crezca la primera captura.
Las estadísticas elaboradas por el INPA y el Ministerio de Agricultura no son las más alentadoras.
En menos de 20 años, el recurso ha bajado su potencialidad en 80%. Es evidente que de seguir
la situación actual, las perspectivas de su explotación en el largo plazo son reducidas.
Existen dentro de la Cuenca diversos artes de pesca, en su mayoría heredados por tradición. Sin
embargo, el pescador ha innovado en las técnicas dependiendo de la zona en que realiza la
actividad, las especies existentes y la abundancia o escasez del recurso. En general, lo que se
observa es que a medida que el recurso va escaseando, los pescadores asumen los artes
prohibidos para conseguir la misma cantidad de recurso que antes lograban con métodos
permitidos.
El análisis de las artes es el que determina la buena o mala explotación del recurso. Por esto,
parece pertinente hacer claridad de su complejidad: los artes son permitidos dependiendo de la
época y del sector de la Cuenca en que se esté generando la extracción. Por ejemplo, en época
de subienda, la pesca es muy limitada dentro de la Ciénaga porque una inadecuada explotación
en esta época es determinante para la alteración de los ciclos naturales de renovación. En este
caso, la atarraya, que es el arte más utilizado por los pescadores en la Cuenca del Magdalena es
prohibida por sus efectos ambientales.
De la misma forma existen artes que dentro de otros ecosistemas son permitidos. Es el caso del
trasmallo, que por las razones anteriormente expuestas es prohibido dentro de la Cuenca del
Magdalena, pero permitida de manera parcial en la Cuenca de la Orinoquia. Otras formas como el
zangarreo, los taponamientos y la pesca con dinamita están totalmente prohibidas.
A pesar de esto, la posibilidad de hacer un monitoreo que genere "amenazas creíbles" es difícil y
costosa. No existe tampoco la capacidad institucional para ejercer el control sobre el manejo de la
pesca en el Río. Por esto, instituciones como el INPA emprenden trabajos con las comunidades
en programas de capacitación acerca de los artes adecuados y de los riesgos que tiene la mala
explotación. En cuanto al auto-control, no es claro que exista por la existencia de un nivel muy
bajo de coacción social, y por ser una actividad en la cual la unidad de trabajo no está expuesta al
resto.
Han detectado en sus últimos informes un promedio menor de tamaño del pez en las especies de
la Cuenca. Al igual, los pescadores no cuentan con la posibilidad de invertir más en la unidad de
esfuerzo (embarcación, arte de pesca y pescadores) para mejorar el proceso posterior a la
recolección de los peces, generando un círculo vicioso en donde su forma de aumentar ingreso
será invirtiendo más esfuerzo en la cantidad de unidades durante la captura.
Pero llegando más al fondo del asunto, hay hondas repercusiones de tipo social. Si la oferta de
recursos pesqueros sigue cayendo, es decir, siguen deteriorándose los potenciales, la población
ribereña que vive de la pesca, quienes capturan los peces, los comercializan y los venden (...) Un
inmenso conjunto de personas verá debilitadas sus oportunidades de vivir dignamente y estarán
cada año más cerca de su total empobrecimiento.1
En zonas andinas como la del Magdalena, con relieve pronunciado, los bosques y sus suelos
actúan como una “esponja hídrica” que almacena el exceso de lluvias y amortigua naturalmente la
escorrentía o agua superficial que fluye hacia los ríos.
Por eso, al eliminar la vegetación, los suelos quedan expuestos a los excesos de lluvias que no
logran filtrarse en las cuencas fluviales. Esto conlleva que el caudal aumente su capacidad
erosiva y transporte sedimentos, con eventuales inundaciones aguas abajo
La estimación de los valores históricos y de los futuros escenarios de erosión en la cuenca del río
Magdalena como producto de la deforestación, son una de las herramientas principales en la
orientación de políticas nacionales para el control de la degradación de los suelos y de la
mitigación de desastres naturales asociados a la erosión (deslizamientos e inundaciones). De
igual manera, los valores de la producción y el transporte de sedimentos en el sistema del río
Magdalena debidos a la deforestación, permitirán hacer futuras evaluaciones económicas de los
costos ambientales de la erosión en Colombia.
1
Larrahondo, "Análisis de la Problemática". pág. 106.
Esto aumenta la probabilidad de desastres ambientales como derrumbes, deslizamientos,
inundaciones, sequías, desertificación, pérdida de la biodiversidad y aumento del calentamiento
global.
POLITICAS GUBERNAMENTALES:
El gobierno ha estado identificando las líneas de investigación fundamentales que sirvan de base
para hacer más eficientes las inversiones de capital en la mitigación de inundaciones o en la
infraestructura fluvial, incluida la construcción de diques, puentes y defensas hidráulicas. Si algo
es cierto es que el país pide inversión ya mismo, pero para que esta no se malgaste se requieren
proyectos de investigación ambiental que permitan poner en práctica soluciones de largo plazo,
abordando las causas de las inundaciones de los ríos colombianos y no simplemente los
síntomas: "Después de la atención de la emergencia, el primer paso para una solución sostenible
sería un adecuado entendimiento de lo que ha sucedido. Un poco de historia podría servir para no
repetirla." 2
A pesar de que existe por parte de las instituciones gubernamentales un reconocimiento del
problema, por parte de la comunidad no parece haber claridad acerca de los límites sostenibles
de la explotación del recurso. Los demás actores que intervienen en el proceso de degradación
de la Cuenca - agricultores y mineros-, no reconocen los límites de la utilización del río. Parece
existir una creencia en unos y otros que el río puede soportar este tipo de tratamiento. Lo cierto
es que la participación de la Cuenca en la producción pesquera es cada vez menor, de la misma
forma que se reduce su potencial.
De acuerdo con el informe ambiental para la reducción de la pobreza del Banco Mundial ,
Colombia no cuenta con las políticas ni el marco institucional para la protección de los suelos.
Parte de dicha carencia de normas y planes de mitigación contra la erosión radica en la falta de
conocimiento sobre cómo hemos alterado los suelos y cuáles han sido las causas humanas de su
degradación, para así trascender la explicación exclusivamente basada en el cambio climático.
Este estudio es el primero en abordar la conexión entre las tasas del transporte de sedimentos en
el río Magdalena y los niveles de deforestación en la cuenca mediante la aplicación de un modelo
numérico (BQART), cuya eficiencia se ha demostrado a nivel global y que ya ha sido calibrado
para el Magdalena, con el fin de obtener los valores de erosión debidos a la deforestación en
diferentes escalas de tiempo.
2
Editorial de El Espectador, 1 de mayo de 2011.
Es evidente que la actividad humana está generando un impacto negativo que se incrementa con
el paso de los años, pues ha ocasionado el deterioro de los suelos con la tala indiscriminada de
árboles y la presencia de residuos productos de la vida humana, como es el caso de la prácticas
domésticas o industriales, que conllevan a la presencia de materias orgánicas, materiales
pesados y microorganismos que causan la contaminación del río.
Además del hecho de que la explotación de hidrocarburos también tiende a agravar la situación,
debido a los frecuentes derrames petroleros que contaminan las aguas del Magdalena. Otros
elementos incidentes han sido el uso de plaguicidas, herbicidas o fungicidas, para el control de
plagas en los cultivos, que terminan llegando a este río por escorrentía.
Lógicamente todos estos contaminantes acaban por afectar la salud de todos los seres vivos que
hacen uso de este importante fluido hídrico, lo que se ha establecido gracias a los análisis
realizados en sus sedimentos, a través de los cuales ha sido posible evidenciar en ellos la
presencia de una serie de metales pesados que se están acumulando de forma sedimentaria.
Al respecto cabe destacar, que en el año 2016 se realizó un estudio toxicológico basado en los
sedimentos del río Magdalena, cuyos resultados indicaron la presencia de Cromo, Cobalto,
Níquel, Cobre, Zinc, Arsénico, Cadmio, Plomo e incluso Mercurio.
Se ha establecido que todos estos metales pesados son elementos contaminantes, que ponen en
riesgo la vida de los seres que se desarrollan gracias al suministro de agua brindada por esta
fuente hídrica. Motivo por el cual este tipo de contaminación progresiva, debe ser considerada en
serio y con especial atención, por parte de las autoridades del gobierno colombiano.
Los estudios sobre las causas de la erosión en la cuenca del río Magdalena han sido financiados
por Colciencias (2004-2008). También con fondos de la Nasa para la simulación del transporte de
sedimentos mediante el proyecto Interdisciplinary Research in Earth Science program
(NNH06ZDA001N-IDS*) con la Universidad de Colorado Boulder (2009-2014) y por el proyecto
Unesco de Ríos Tropicales IGCP 582 (2007-2013).
Los resultados presentados en este documento sobre la simulación del aporte de la deforestación
en el transporte de sedimentos de la cuenca del Magdalena para el periodo 1980-2010 están
financiados por el proyecto actual titulado La erosión en el río Magdalena debida a la
deforestación 1950-2010: tasas históricas y simulación, financiado por el Fondo para la
Investigación de la Ciencia y la Tecnología del Banco de la República (No. 3.276, periodo 2014-
2015). 3
3
https://www.eafit.edu.co
*Referencia de financiación del proyecto con la Nasa.
CONCLUSION:
Habrá que tomar conciencia de que no es prudente ni eficiente atacar los problemas y no las
causas. Se deberán implementar planes Educativos y participación social, además de planes
estratégicos de control de erosión, instalación obligatoria de plantas de tratamiento de aguas
residuales, adecuado diseño de taludes en las vías de montaña ,son acciones que, tomadas en
forma oportuna y decidida, sin duda, contribuirán a evitar los impactos ambientales y a buscar el
equilibrio ecológico de la cuenca.