Ensayo - Ceplan
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independencia”
ESCUELA DE POSGRADO
DOCTORADO
DOCTORADO EN CIENCIAS ECONÓMICAS Y SOCIALES:
MENCION EN ECONOMÌA Y SOCIOLOGÌA
ENSAYO CRÍTICO
PERÙ 2050: TENDENCIAS
NACIONALES – CEPLAN 2020
(TENDENCIAS DE ACTITUDES, VALORES Y ÉTICA)
ASIGNATURA:
CONSTRUCCIÒN DE LA REALIDAD NACIONAL Y
CIENCIAS SOCIALES
DOCENTE:
Dr. Pedro Pablo Saquicoray Ávila
ALUMNO:
Deybe Evyn Viera Peralta
Mayo, 2021
RESUMEN
El presente ensayo sobre las Tendencias de actitudes, valores y ética, muestra las
evidencias empíricas, sobre las condiciones de vida de la población en el presente y la
proyección futura al 2050, realizada por un conjunto de actores: CEPLAN, SINAPLAN, la
academia y el público en general. Además de un marco teórico que respalda la explicación
al comportamiento de las tendencias como la persistente discriminación, cohesión social,
solidaridad entre las personas, felicidad, creencias religiosas, uso de noticias falsas,
estructuras familiares, corrupción, conciencia ambiental de la ciudadanía y el consumismo
de la población. En un marco de comparaciones de realidades mundiales y regionales. Así
mismo la finalidad del estudio es describir y analizar las tendencias de actitudes, valores y
ética en el Perú. Tiene como metodología la descripción y el análisis de casos, desde las
ciencias sociales. Por otro lado, existe la necesidad de proponer una teoría social que
explique mejor el comportamiento del ser humano en un sistema social, condicionada por
un conjunto de hechos, sucesos y acontecimientos, orientado a proponer alternativas que
mejoren la calidad de vida de las personas, las familias, las organizaciones e instituciones,
en el que sea humanamente habitable y fuible.
INTRODUCCION
La actual crisis social en la que está sumido el país, respecto al ámbito ético, exige reflexionar
sobre esta situación y tomar acciones en todas las instancias, sobre todo en instituciones,
organizaciones y el individuo. La sociedad está sumergida en un mundo donde prima el
materialismo, lo superficial, lo vano, lo placentero, lo relativo y pragmático y el gran hombre es el
típico ser exitoso gracias a su ‘astucia’ para enriquecerse, para escalar peldaños laborales, políticos,
a costa de mentiras, corrupción, influencias, porque ‘el fin justifica los medios’. En este marco, el
concepto de valores se ha trastocado, en la medida que el ser humano se configura como un ser
egoísta, egocentrista porque todo debe girar en torno a él, sus actos se conducen a la consecución
de fines personales, en favor de su conveniencia, de sus intereses, así actúe en desmedro de su
prójimo, incluso. El lema es ‘el hombre es un lobo para el hombre’, en palabras de Hobbes, T. (s.
XVII). Por lo tanto, para construir un mejor porvenir para la sociedad, se requiere tomar decisiones
basadas en información estratégica, oportuna y relevante; información que permite reconocer las
inercias históricas que impulsan el futuro, y los eventos o acontecimientos inesperados que están
próximos a generar cambios para la sociedad. En tal sentido, las tendencias extrapolan el pasado y
el presenta hacia el futuro, siempre que estos permiten identificar comportamientos con alta
probabilidad de ocurrencia; por ello, su análisis es considerado como uno de los pasos
indispensables en el desarrollo de estudios de futuro. El análisis de tendencias contribuye a
identificar y mitigar riesgos y aprovechar oportunidades para mejorar la calidad de vida de la
población dentro del territorio. Considerando lo anterior, el CEPLAN, con el objetivo de anunciar
acontecimientos futuros externos que pueden impactar positiva o negativamente el desarrollo del
Perú.
Persistencia de la discriminación
Actualmente, muchos de los peruanos sienten que la discriminación persiste. En el año 2017, el
15,8% de personas señala ser víctima de maltrato o alguna forma de discriminación (tres puntos
porcentuales menos con relación al 2016 que se situó en 18,7%). Asimismo, los peruanos sienten
que las personas indígenas y afroperuanas, son más vulnerables a ser víctimas de discriminación,
principalmente por su color de piel y por su nivel de ingresos (en el 2017 el 28,0% de
afroperuanos, 29,0% indígenas amazónicos y 37,0% indígenas quechuas y aimaras señalaron haber
sufrido ese hecho. El INEI (2016) define discriminación como el trato diferente y perjudicial que se
da a una persona por motivos de raza, sexo, ideas políticas, religión, etc. De acuerdo a los
resultados de la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO), en el 2014, el 18,4% personas sintió
algún tipo de maltrato o intento de discriminación; en 2015, dicho porcentaje se redujo a 17,3%;
sin embargo, en el 2016 se incrementó a 18,7% y en el 2017 se situó en 15,8%.
Asimismo, en la zona urbana las personas sienten mayor discriminación que en la zona rural. En
el 2017, el 86,9% de las personas discriminadas residían en la zona urbana y el 13,1% en la zona
rural. En efecto, los datos del INEI (2018), señalan que el 35,9% piensa que al no tener “vara”, se
tiene mayor probabilidad de ser discriminado en los establecimientos de salud, el 27,8% en su
centro de trabajo, el 38,0% en la comisaria, y el 42,6% al solicitar un servicio en una dependencia
pública. Sulmont (2005), considera que la categoría de indígena siempre ha sido visto bajo una
posición de subordinación; por lo que muchos de ellos prefieren adoptar nuevas identidades
sociales y culturales, siendo mucho más ventajoso pertenecer a más de una identidad étnica-
cultural. Asimismo, se debe de considerar que, para algunas personas, su identidad o el lugar de
origen, puede convertirse en una herencia difícil de superar, especialmente en la sierra o zonas
urbanas, y para los que hablan quechua o aimara.
La cohesión social busca promover el bienestar y reducir las brechas entre la población, con
especial atención a la población vulnerable. En el Perú, al igual que en otras regiones de América
Latina, es posible observar una mayor cohesión social. De un lado, el gasto social en educación y
salud, así como la cobertura de ambos servicios ha aumentado. De otro, se ha dado una
implementación progresiva de programas sociales focalizados. Para el 2021, el Estado busca
garantizar la cobertura universal de salud y para el 2030, se espera que el MIDIS adquiera un rol
especializado técnico y de articulación. La cohesión social es definida como la promoción de
bienestar de la población, la creación de un sentido de permanencia y la lucha contra la
marginalización dentro y entre distintos grupos de la sociedad (OCDE, 2012). La demanda por una
mayor cohesión social cobra importancia dentro de escenarios de crecimiento económico, en tanto
abre una oportunidad para reducir brechas que faciliten la movilidad social y la protección de
minorías. Así, el consenso indica que el crecimiento económico es poco sostenible en sociedades
desiguales, excluyentes y sin espacio para disentir (OCDE, 2012). En efecto, para Centeno, Kohli,
Yashar, y Mistree (2017), existen tres frentes en los que puede evaluarse la performance de los
Estados para lograr el desarrollo siendo estos el orden, el crecimiento económico y la inclusión
social. Esta última, es entendida como “la habilidad del Estado para incorporar a la población,
promover el bienestar social y no establecerse como la propiedad de ningún grupo o sector en
particular” (Centeno et al., 2017, p. 21). La Política General de Gobierno establece como cuarto
lineamiento el desarrollo social y bienestar de la población mientras que la Visión del Perú al 2050
define en su primer eje la igualdad de oportunidades para gozar de una vida plena, en línea con el
principio de la Agenda 2030 de no dejar nadie atrás. La aplicación de políticas para aumentar la
cohesión social parte por definir qué se entiende por ciudadanía y suele expresarse en políticas
públicas fiscales, de salud y educación, así como en políticas de protección social. Dicho esto, el
aumento de la cohesión social puede analizarse en dos frentes: (i) El gasto social y la cobertura de
políticas sociales y (ii) La aplicación de programas sociales. Además, se identificó algunos retos
para aumentar la cohesión social. Un primer desafío está vinculado a la calidad de los servicios. Al
igual que lo que ocurre en otras funciones del Estado, el éxito en la implementación de las
iniciativas depende de la capacidad que puede tener este para programar y ejecutar sus políticas
(Fukuyama, 2004). Finalmente, otro desafío es la cobertura. La aplicación de políticas focalizadas a
sectores pobres y el acceso a servicios particulares por parte de clases con mayor poder adquisitivo,
podría significar la exclusión de la clase media. Asimismo, la informalidad es un desafío en tanto la
ausencia de derechos laborales (y, por tanto, sociales), exige una mayor atención por parte del
Estado.
Disminución de la solidaridad entre las personas
CONCLUSIONES
1. Actualmente, muchos de los peruanos sienten que la discriminación persiste. En el año 2017,
el 15,8% de personas señala ser víctima de maltrato o alguna forma de discriminación (tres
puntos porcentuales menos con relación al 2016 que se situó en 18,7%). Asimismo, los
peruanos sienten que las personas indígenas y afroperuanas, son más vulnerables a ser
víctimas de discriminación, principalmente por su color de piel y por su nivel de ingresos (en
el 2017 el 28,0% de afroperuanos, 29,0% indígenas amazónicos y 37,0% indígenas quechuas y
aimaras señalaron haber sufrido ese hecho.
2. La cohesión social busca promover el bienestar y reducir las brechas entre la población, con
especial atención a la población vulnerable. En el Perú, al igual que en otras regiones de
América Latina, es posible observar una mayor cohesión social. De un lado, el gasto social en
educación y salud, así como la cobertura de ambos servicios ha aumentado.
3. La participación de la población en alguna organización humanitaria o de caridad siempre ha
sido reducida, disminuyendo aún más en los últimos diez años, tanto a nivel mundial como en
Latinoamérica y en el Perú. Según World Value Survey, en el periodo 1995-1999, el 18% de
la población peruana fue miembro de una organización humanitaria o de caridad; no obstante,
en el periodo 2010-2014, el porcentaje se redujo a 8%.
4. De acuerdo con el World Happiness Index, durante el periodo 2006 -2018, la evaluación de la
felicidad en el Perú tuvo una tendencia creciente, pasó de 4,8 en 2006 a 5,7 en 2018.
5. En 2018, el 70% de la población peruana se identificó como católica, una disminución de 20
puntos porcentuales en las últimas dos décadas. No obstante, aumentó la población evangélica,
pasando de 7% en 1996 a 15% al 2018.
6. Las noticias falsas en el Perú se reconocieron por primera vez en el gobierno del presidente
Alberto Fujimori (finales del siglo XIX), donde la información era manipulada con la
intención de desinformar a la población.
7. En el periodo 1993-2017, el Perú ha mantenido un nivel promedio los hogares nucleares
alrededor del 20%, y los hogares sin núcleo familiar alrededor de 5%
8. En el periodo 2008-2018 se registró un ascenso del porcentaje de personas que consideran a la
corrupción como principal problema del país al pasar de 17,9% en 2008 a 59,7% en 2018 (un
aumento de 41,8 puntos porcentuales).
9. A nivel global, en 2015, el 40% de los habitantes del mundo habían escuchado sobre el
cambio climático y eran consciente de sus efectos.
10. El consumismo ha devenido en la adquisición, acumulación y renovación permanente de
productos, siendo la base de las relaciones humanas.
REFERENCIAS