Guión de Celebración para El Miércoles de Ceniza
Guión de Celebración para El Miércoles de Ceniza
Guión de Celebración para El Miércoles de Ceniza
Marzo 2 de 2022
DEPARTAMENTO DE LITURGIA
GUIÓN PARA LA IMPOSICIÓN DE LA SANTA CENIZA
Monición
Volvemos así con toda la Iglesia a celebrar y vivenciar el misterio central de nuestra
fe, no para repetirlo, sino para asimilarlo y vivirlo con más profundidad, asumiendo
cada vez mejor los criterios, actitudes y sentimientos de Jesús como discípulos que
le permiten reproducir en su vida su Misterio, y prolongar su entrega de amor hasta
el extremo.
Volver cada año sobre el Misterio del Señor no es pues, un círculo cerrado, sino un
movimiento abierto, un dinamismo espiritual que nos permite asimilar la vida del
Señor, para identificarnos cada vez más con él. La liturgia y en ella el Pan de la
Palabra de Dios que se nos ofrece cada día, se convierte en el lugar privilegiado de
nuestra configuración con Él, espacio abierto donde el Espíritu va esculpiendo en
nosotros la imagen viva de Jesús.
Oración colecta
Concédenos, Señor,
Emprender el combate cristiano con santos ayunos
Para que los que vamos a luchar contra la tibieza espiritual
seamos fortalecidos por los auxilios de la penitencia.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los
siglos de los siglos.
R. Amén.
LITURGIA DE LA PALABRA
Primera Lectura
Pues bien —oráculo del Señor—, conviértanse a mí de todo corazón, con ayunos,
llantos y lamentos; rasguen sus corazones, no sus vestidos, y conviértanse al Señor
su Dios, un Dios compasivo y misericordioso, lento a la cólera y rico en amor, que se
arrepiente del castigo. ¡Quién sabe si cambiará y se arrepentirá dejando tras de sí la
bendición, ofrenda y libación para el Señor, su Dios! Toquen la trompeta en Sión,
proclamen un ayuno santo, convoquen a la asamblea, reúnan a la gente, santifiquen
a la comunidad, llamen a los ancianos; congreguen a los muchachos y a los niños de
pecho; salga el esposo de la alcoba y la esposa del tálamo. Entre el atrio y el altar
lloren los sacerdotes, servidores del Señor, y digan: Ten compasión de tu pueblo,
Señor; no entregues tu heredad al oprobio ni a las burlas de los pueblos. ¿Por qué
van a decir las gentes: «Dónde está su Dios»? Entonces se encendió el celo de Dios
por su tierra y perdonó a su pueblo;
Palabra de Dios
Segunda lectura
Palabra de Dios.
Canto interleccional.
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PAUTAS PARA LA REFLEXIÓN1
Los capítulos 10 y 11 del Libro de los Hechos de los Apóstoles narran la conversión
de Cornelio, Pedro y la Comunidad cristiana de Jerusalén que nos ha sido propuesta
como ícono (imagen) iluminador del proceso sinodal que nuestras Iglesias
particulares vienen desarrollando desde el año pasado.
Por eso, para posibilitar una reflexión siguiendo el espíritu de nuestro camino
sinodal, conviene detenernos en los procesos internos que vivieron los protagonistas
del episodio que nos trae el texto citado.
En Hechos 10, 3 y 4 se narra que vio claramente en una visión, hacia las tres de la
tarde, al ángel de Dios que llegaba hasta él y le decía: “Cornelio”. Él lo miró fijamente
y sobrecogido del temor dijo: ¿Qué pasa, señor? y le respondió: Tus oraciones y
limosnas han subido como memorial ante la presencia de Dios”. El mensaje del ángel
a Cornelio es una especie de felicitación de parte de Dios. ¡Bravo, Cornelio, vamos
bien! Y enseguida le da una orden y Cornelio la ejecuta en los versículos 5 y 6: “Envía
a unos hombres a Jope y haz venir a un tal Simón de sobrenombre Pedro que se
hospeda en casa de otro Simón, curtidor, que vive junto al mar”.
La respuesta de parte de Cornelio es inmediata, de obediencia (cf. Hch 10, 7-8) pues
en cuanto se retiró el ángel que le hablaba llamó a dos criados y a un soldado piadoso
de los que estaban a sus órdenes, les refirió todo y los envió a Jope.
La aparición del ángel a Cornelio había sido a las tres de la tarde. En Hechos 10, 9-
16 inicia la narración de lo que le aconteció a Pedro, al día siguiente, cuando eran las
doce del día, hora sexta, una hora de oración. Pedro había subido a la terraza a orar,
sintiendo la brisa del mar; estando en ello, sintió hambre, quiso tomar algo y
mientras le preparaban el almuerzo le sobrevino un éxtasis. ¿Cómo se presenta la
visión? Como una bellísima mesa preparada por el mismísimo Dios, un mantel
elegantísimo, el ajuar del cielo es fino y con todo tipo de comida; desciende del cielo
y Pedro recibe una orden: “levántate, sacrifica y come” (Hch 10, 13). Pedro replica:
“De ninguna manera, Señor. Yo nunca he comido nada profano, nada impuro”.
1
Cfr. P. Fidel Oñoro. Fragmento de la “Ponencia durante el proceso de preparación para el Sínodo de la
Sinodalidad”, en: CXII Asamblea Plenaria. Subsidio de reflexiones (CEC, 2022), pág. 30-52.
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que piensa en abrirse. Pero Pedro todavía no entiende del todo lo que está
pasando, lo entenderá solo a través del encuentro con los delegados que vienen desde
Cesarea del Mar hasta Jope y que están tocando la puerta a la misma hora de la
visión.
Pedro estaba perplejo pensando en la visión que había tenido tres veces en la terraza.
Mientras cavila, tocan la puerta los enviados de Cornelio preguntando si era allí que
estaba Simón, el otro, el que tenía por sobrenombre Pedro (cf. Hch 10, 17-18). Pedro
seguía en la azotea, inmerso en la reflexión, decantando la visión; entonces, el
Espíritu le vuelve a hablar y este detalle es interesante: nos dice el narrador de Lucas
que el Espíritu, no un ángel, intervino. No se trató de una voz divina imprecisa sino
el Espíritu; esto quiere decir que todo el tiempo había sido el Espíritu quien había
estado llevando las cosas. En el versículo 20, el Espíritu dice: “Mira, te buscan tres
hombres, levántate, baja y vete con ellos sin ningún reparo pues yo los he enviado”.
Así llegamos al tercer día, cuando Pedro se hace acompañar de otros hermanos que
también van a quedar contaminados; emprenden el viaje y llegan por fin a Cesarea
del mar. En los versículos 24 a 26, en el momento en que Pedro entra sale Cornelio
a su encuentro, se postra a sus pies y lo adora; Pedro lo levanta y le dice: “Yo también
soy un simple hombre”. Aquí se puede entender la idea que Cornelio tiene de Pedro:
este hombre, que Dios le ha indicado que invite a su casa, no es simplemente un
hombre de Dios sino casi una divinidad. Por eso Pedro le hace la corrección: “Yo
también soy un simple hombre”, rechaza la adoración pues el verbo de postrarse, en
griego, significa adoración. También este gesto de Cornelio podría ser entendido
como el comportamiento adecuado ante una persona de altísima dignidad; de todas
maneras, Pedro no acepta reverencias.
En los versículos 28 y 29 avanza la narración: Pedro dice: “ustedes saben que está
prohibido para un judío acercarse a un extranjero, pero Dios me ha enseñado a no
llamar profano a ningún hombre”. Esto quiere decir que Pedro se estaba abriendo…
“Por eso he venido sin vacilaciones, porque el Señor me dijo: No dudes.
Ahora les pregunto por qué motivo ustedes me mandaron a llamar”. Estamos ya
en la experiencia del encuentro; todo había comenzado con un mantel,
una mesa, espacio de comensalidad, encuentro profundo y ahora
estamos ya en el cara a cara: Pedro, Cornelio, los de su casa, los
delegados, todos pueden pasar a comer lo que se consideraba como
animales impuros.
Sin embargo, para nuestro texto el tema de la comida no es lo que interesa porque es
evidente que se da un salto; el tema no es comer o no animales impuros sino
convivir con personas consideradas ritualmente impuras. Pedro va a
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decir: “Dios me ha mostrado que no hay nada de profano ni de inmundo
en ninguna persona”. Esto es fuerte. Pedro no le dice a Cornelio: “El Señor me
autorizó para comer lo que quiera” sino “El Señor me ha dicho que ninguna
persona es impura. Por eso, les pregunta, ya estando claro esto, ¿por qué me han
enviado a llamar? Y por tercera vez se cuenta la historia; esta vez Cornelio cuenta la
historia de la aparición del ángel. Lo curioso del relato es que Cornelio tampoco sabe
para qué viene Pedro. Lo único que sabe es que trae un recado para él de parte de
Dios. Cornelio le dice en otras palabras: Yo lo que le puedo decir es que no hay otra
cosa que obedecer al Señor, es decir, estoy totalmente disponible para lo que Dios
quiera por medio tuyo (Cf. Hch 10, 33): “Ahora todos nosotros estamos aquí
en la presencia de Dios para escuchar lo que ha ordenado el Señor”.
1. Por Iglesia que hoy inicia el camino cuaresmal con el rito de la ceniza, para
que este tiempo de gracia nos purifique y recuerde el llamado a la conversión
que nos hace Cristo con su entrega. Oremos al Señor.
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2. Por los gobernantes de las naciones, para que trabajen siempre por la paz, la
fraternidad, la justicia y el progreso de todos los pueblos. Oremos al Señor.
3. Por los enfermos y los que sufren, para que sientan, el amor y acogida de la
comunidad que se une a ellos para ayudarlos a sobrellevar las cargas fuertes
de sus enfermedades y sufrimientos. Oremos al Señor.
5. Por nosotros aquí reunidos, para que la ceniza impuesta en nosotros, sea el
inicio de una autentico camino de conversión, y que en la oración y en el
abandono, podamos encontrar la verdadera paz que solo el Señor nos puede
dar. Oremos al Señor.
Oración conclusiva
Digamos ahora juntos las palabras que Jesús nos enseñó: Padre Nuestro…
Amados hermanos:
Imploremos a Dios, nuestro Padre, se digne bendecir con la abundancia de su gracia
esta ceniza que vamos a imponer sobre nuestra cabeza en señal de penitencia.
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El ministro, dice: Conviértete y cree en el evangelio
Luego se impone la ceniza, y a medida que la van recibiendo los fieles se entonan algunos
salmos penitenciales o un canto apropiado como los que se sugieren en el Misal Romano
pág. 73-74.
CONCLUSIÓN.
R. Amén.
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
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