Pronombres Personales Átonos
Pronombres Personales Átonos
Pronombres Personales Átonos
lo
compl. masc. los
(también le; → leísmo, 2)
directo
fem. la las
compl.
directo o neutro lo —
3.ª pers.
atributo
le les
compl. indirecto (o se ante otro pron. (o se ante otro pron.
átono; → se, 1a) átono; → se, 1a)
forma reflexiva se
Como se ve en el cuadro, en las formas de primera y segunda persona solo se distingue entre
singular y plural, y no existe una forma reflexiva específica: Me gusta el cine (no
reflexivo) / Me peino (reflexivo). En la tercera persona existen formas distintas según el
género, el número y la función sintáctica, así como una forma reflexiva
específica, se (→ se, 1b, c y d), invariable en género y número: Les gusta el cine (no
reflexivo) / Se peinan (reflexivo). La forma neutra lo que se emplea cuando el antecedente es
un pronombre neutro (esto, eso, aquello), toda una oración o el atributo en una oración
copulativa: Él no dijo eso, lo dije yo; Que no quieras ir, lo comprendo; —¿Eran guapas? —
Sí, lo eran.
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2. Ortografía de las formas verbales con clíticos. Por tratarse de formas átonas ligadas al
verbo, los clíticos deben aparecer inmediatamente antepuestos o inmediatamente pospuestos
a este (→ 3). Cuando van antepuestos (proclíticos), se escriben como palabras
independientes: Te lo dije. Cuando van pospuestos (enclíticos), se escriben necesariamente
soldados: Dímelo. En este último caso, se producen en determinadas situaciones ciertas
alteraciones fónicas que tienen reflejo en la escritura:
a) Delante del enclítico nos se pierde obligatoriamente la -s de la primera persona del plural
del subjuntivo usado con valor de imperativo (subjuntivo exhortativo);
así, dejemos + nos = dejémonos (no dejémosnos): «Dejémonos de
cuentos» (LpzNavarro Clásicos [Chile 1996]).
b) Si se añade el pronombre se a una forma verbal terminada en -s —lo que sucede cuando la
primera persona del plural del subjuntivo exhortativo lleva un segundo enclítico—, las dos eses
resultantes se reducen a una sola; así, pongamos + se + lo = pongámoselo (no
pongámosselo): Pongámoselo fácil.
Pero no se produce reducción si se añade nos a una forma verbal terminada en -n, lo que
sucede en los casos en que este pronombre se une a la forma del plural ustedes del subjuntivo
exhortativo (digan + nos = dígannos) o a algunos imperativos irregulares de segunda persona
del singular (pon + nos = ponnos; mantén + nos = mantennos). En el caso del subjuntivo
exhortativo, además, la -nn- permite distinguir la persona del plural de la del
singular: Dígannos [ustedes] la verdad, frente a Díganos [usted] la verdad.
c) Cuando se añade se a una forma verbal terminada en -n, no debe trasladarse ni repetirse
esta letra al final del conjunto formado por el verbo y el enclítico;
así, sienten + se = siéntense (no siéntesen ni siéntensen). Es error propio del habla popular,
como ilustra esta cita: «“¿Qué prisa tienen? ¡Siéntensen!”. Se decía siempre siéntensen, que
luego me han dicho que está muy mal dicho» (Zamora Traque [Esp. 1972]). Esta -n se añade
también, en registros muy vulgares, al infinitivo empleado incorrectamente como
imperativo: Irsen, en lugar de Váyanse; o a infinitivos cuyo sujeto es plural: «¿Y tienen cara
d’irsen sin probame los cháncharos?» (Carrasquilla Tiempos [Col. 1935-36]).
d) La segunda persona del plural del imperativo vosotros pierde la -d final cuando se le añade
el enclítico os; así, estad + os = estaos (y no estados): Estaos quietos. Es excepción la
forma idos, imperativo poco usado de irse (→ ir(se), 1): «Nada comprendéis. ¡Idos Juana, Inés,
Marina...!, ¡idos todas!» (Arrau Digo [Chile 1981]).
e) Se pierde la -s final del verbo en los casos —hoy raros y propios únicamente de la lengua
escrita— en que una forma verbal de primera persona del plural va seguida del pronombre os:
suplicamos + os = suplicámoos, y no suplicamosos.
3. Colocación de los clíticos con respecto al verbo. La colocación del pronombre átono delante
o detrás del verbo no es libre, sino que está sometida a ciertas reglas, que han ido variando
con el tiempo. Estas son las normas por las que se rige hoy la colocación de los clíticos en el
español general culto:
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arcaizante, que solo está justificado si la intención es recrear el lenguaje de épocas pasadas. El
uso pospuesto es asimismo un rasgo dialectal propio de determinadas zonas del noroeste de
España: Voyme enseguida; Marchose hace rato. La posposición de los clíticos es imposible
cuando el verbo va en forma negativa: *No díjomelo.
b) Los clíticos se anteponen también a las formas simples del subjuntivo, tanto a las
independientes: Ojalá le concedan el premio; Quizá lo consiga; como a las que dependen de
otro verbo (explícito o implícito): Espero que te lo pienses; Que te vaya bien.
c) Los clíticos se posponen a las formas de imperativo y a las del subjuntivo exhortativo
afirmativo: Hazlo; Ponételo; Dígannoslo; Hágase la luz. Es vulgar anteponer los clíticos al
subjuntivo exhortativo cuando este no depende de otro verbo: «¡Se callen, carajo, no es hora
de conversa!» (FnGómez Viaje [Esp. 1985]); debe decirse cállense. Sin embargo, la
anteposición es obligada cuando el subjuntivo va en forma negativa o depende de otro verbo
(explícito o implícito): No lo hagan; Les ordeno que se callen; Que se vayan ahora mismo.
d) Los clíticos se posponen a las formas simples de infinitivo y de gerundio: Al mirarlo, sonrió;
No conseguirás nada regañándome. Pero si el infinitivo o el gerundio forman parte de una
perífrasis verbal, en la mayor parte de los casos los clíticos pueden colocarse también delante
del verbo auxiliar de la perífrasis, que es el que aparece en forma personal: Debo
hacerlo / Lo debo hacer; Tienes que llevárselo / Se lo tienes que llevar; Vais a
arrepentiros / Os vais a arrepentir; Siempre está quejándose / Siempre se está quejando; Siguió
explicándomelo / Me lo siguió explicando.
e) Lo dicho para las formas simples es válido también para las compuestas, teniendo en cuenta
que la posposición o anteposición de los pronombres átonos se da siempre con respecto al
auxiliar haber, dado que el participio, como norma general, no admite enclíticos (→ f); así, los
pronombres átonos se anteponen al auxiliar en las formas compuestas de indicativo y de
subjuntivo: Me lo he imaginado; ¿Se habrá terminado la película?; Ojalá se lo hayan
concedido (únicamente pervive el uso pospuesto en expresiones lexicalizadas,
como ¡Habrase visto!); y se posponen en los infinitivos y gerundios compuestos: Por
haberlo terminado, recibirás un premio; Se fue habiéndonos dicho lo que quería. Cuando el
infinitivo compuesto forma parte de una perífrasis o depende de otro verbo con su mismo
sujeto, los pronombres pueden posponerse al auxiliar haber o anteponerse al verbo
conjugado, salvo en los mismos casos señalados para las formas simples (→ d): Tenías que
habérmelo dicho / Me lo tenías que haber dicho; Había que haberlo previsto (pero
no *Lo había que haber previsto); Convenía habérselo dicho (pero no *Se lo convenía haber
dicho).
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normal Le había prometido su apoyo. Más forzado aún resulta el uso de enclíticos con
participios en función adjetiva que sustituyen a oraciones de relativo, como en El accidente
ocurrídole ayer, en lugar de El accidente que le ocurrió ayer. Solo es admisible la agregación de
enclíticos a un participio cuando aparece en coordinación con otro y no se repite el auxiliar: «Y
después de haber adorado a Dios y dádole gracias, se sentaron» (Somers Retrato [Ur. 1990]).
4. Orden de las secuencias de clíticos. Un mismo verbo puede llevar dos y hasta tres
pronombres clíticos, que se anteponen o posponen al verbo siempre en bloque, no pudiendo
anteponerse unos y posponerse otros. El orden no es libre y se somete, básicamente, a la regla
que establece que los pronombres de segunda persona preceden a los de primera y estos a los
de tercera, salvo a la forma se, que precede a todas las demás (se + 2.ª pers. + 1.ª pers. + 3.ª
pers.): «Ay, Dios, que te me lo llevaste cuando más falta me hacía» (Ayerra Lucha [Esp.
1984]); «Cualquiera se te la llevará delante de las narices» (Aub Calle [Esp. 1961]); no son
correctas, por tanto, secuencias como me se o te se, propias del habla popular: «No me
se haga el pendejo, Balbicito, no me cojudee» (Bayly Días [Perú 1996]).
Pero si el complemento tónico aparece pospuesto al verbo, las condiciones para la coaparición
del pronombre átono son diferentes según que el complemento sea directo o indirecto:
a) En el caso del complemento indirecto, la coaparición del pronombre átono es normalmente
opcional y suele ser lo más frecuente, especialmente en la lengua oral: No (les) da
importancia a los problemas; (Les) he contado nuestro secreto a unos amigos; (Le) han
denegado la beca a Juan; (Le) he dicho la verdad a mi madre. E incluso hay verbos,
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como gustar, encantar y sinónimos, que exigen la presencia del pronombre átono junto con el
complemento tónico: ¿Le gustan a tu hermana los bombones? (y no *¿Gustan a tu hermana
los bombones?). En general, suele ser necesaria la duplicación en los verbos cuyo
complemento indirecto designa, no al destinatario de la acción, sino al que la experimenta,
como ocurre con los llamados verbos de «afección» (psíquica o física), como molestar, divertir,
interesar, cansar, etc., y con muchos otros, como parecer, resultar, convenir, etc.: Le molestó a
tu padre que no vinieras; Le ha cansado a la abuela el paseo; Le pareció bien al jefe nuestro
plan; No le conviene al niño comer tantos dulces. No obstante, cuando la función de
complemento indirecto es desempeñada por los cuantificadores universales todo, nadie o
similares, la presencia del pronombre átono no resulta siempre necesaria: Su decisión no (le)
gustó a todo el mundo; Sus palabras no (le) molestaron a nadie; (Les) cansó a todos con su
discurso.
b) En el español general, el complemento directo tónico pospuesto al verbo no suele admitir la
coaparición del pronombre átono, salvo que se trate también de un pronombre personal, caso
en el que es obligada (→ 5.1). Solo es normal la duplicación en todo el ámbito hispánico
cuando el complemento directo tónico es el pronombre todo: Lo sé todo; (Las) conozco a
todas; cuando, con referente animado, el complemento directo es un numeral precedido de
artículo: (Los) invité a los cuatro; o cuando se trata del indefinido uno y su referente es la
persona que habla: Si la ven a una vacilar, enseguida se aprovechan. También favorecen la
duplicación del complemento directo las oraciones de carácter enfático, como Ya lo creo que
vendrá o ¡Vaya si las castigo a las niñas! La duplicación del complemento directo en otros
casos (Lo vi a Juan; La saludé a María) es ajena a la norma culta de gran parte del ámbito
hispánico, pero es normal en algunas regiones americanas, especialmente en los países del Río
de la Plata: «Al pasar la madre cerca del baño la vio a Mariana tomando
comprimidos» (Rausch/Bay Anorexia [Arg. 1990]).
6. Discordancias en el uso de los clíticos. Son dos las discordancias frecuentes en el uso de los
clíticos:
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a) Ciertos adjetivos que denotan facilidad, dificultad, probabilidad, merecimiento, relevancia o
frecuencia, como fácil, difícil, sencillo, complicado, cómodo, rápido, costoso, imposible, digno,
importante, raro, etc., o que denotan sensaciones o efectos producidos por una acción,
como aburrido, divertido, penoso, gratificante, etc., admiten como complemento un infinitivo
transitivo introducido por la preposición de: «Me siento atrapado en una alternativa imposible
de resolver» (PRossi Solitario [Ur. 1988]); «Demostró que la paz era un hueso duro de
roer» (Mundo [Esp.] 8.8.95); «Este arbusto contiene un metal muy raro de encontrar en la
naturaleza» (ByN [Ec.] 9.11.97). En estas construcciones, el infinitivo transitivo tiene sentido
pasivo (problema fácil de resolver = ‘problema que puede ser resuelto fácilmente’) y el
sustantivo al que se refiere el adjetivo viene a ser el sujeto paciente tácito de dicho infinitivo.
Es incorrecto en estos casos añadir al infinitivo transitivo el pronombre átono de complemento
directo, cuyo antecedente es el sustantivo al que se refiere el adjetivo: Planteó cuestiones
difíciles de resolverlas (en lugar de Planteó cuestiones difíciles de resolver). Este error se ve
potenciado por el cruce de estructuras del tipo Es fácil de hacer, donde el infinitivo es
complemento del atributo adjetivo, con otras como Es fácil hacerlo, en las que el infinitivo es el
sujeto de la oración copulativa. Por otra parte, solo los infinitivos de verbos transitivos pueden
ser complementos del adjetivo; por ello, no es aceptable en la lengua culta utilizar esta
estructura con verbos intransitivos (que llevan complementos indirectos o complementos de
régimen): «Se trata de una música fresca y fácil de gustar a todo el mundo» (Abc [Esp.]
23.2.96); «¿Qué es lo más difícil de darse cuenta?» (Puig Beso [Arg. 1976]); debió decirse: Se
trata de una música fresca, que es fácil que guste a todo el mundo y ¿De qué es más difícil
darse cuenta?, respectivamente.
c) No puede haber correferencia parcial entre el clítico y el sujeto del verbo; por ello no es
posible una oración como *Nos hice una cena riquísima (el referente «yo» del sujeto es solo
una parte del referente «nosotros» del complemento indirecto). Los referentes han de ser, o
bien totalmente distintos, o bien totalmente coincidentes: Os hice una cena riquísima (sujeto
«yo» y complemento indirecto «vosotros»); Nos hicimos una cena riquísima (el referente del
sujeto y del complemento indirecto es «nosotros»).
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