Herbario de Plantas Silvestres
Herbario de Plantas Silvestres
Herbario de Plantas Silvestres
P A R A S A B E R M Á S
Pierre y Délia Vignes
Herbario
de plantas
silvestres
LE Con láminas de una calidad asombrosa LE
Durante mucho tiempo, los herboristas y curanderos, expertos en recolección de plantas, se transmitieron oralmente
el arte de identificar y utilizar las plantas medicinales con las certezas, las dudas y las imprudencias a que ello daba
lugar.
El siglo xvi, el siglo del renacimiento de las artes y las letras, favoreció notablemente la enseñanza de la botánica en
sus relaciones con la medicina. Por otra parte, el auge de los grandes viajes marítimos enriqueció rápidamente nuestro
universo de plantas conocidas. Hubo que idear y crear urgentemente sistemas de clasificación del reino vegetal para
orientarse.
Como cada cual exploraba con su propio método, se hizo indispensable cultivar las especies de manera conjunta
para compararlas y enseñarlas. Fue la gran época de creación de los jardines botánicos, y en esta materia, la ciudad de
Montpellier mostró el camino al resto de Europa. También fue el momento de la elaboración de herbarios de refe-
rencia.
Adriaan van der Spiegel (1578-1625) fue uno de los primeros botánicos que explicaron cómo se podían secar correc-
tamente las muestras. También indicó el modo de entintar directamente las hojas para «imprimirlas al natural».
Es preciso advertir que, dado que un herbario es una obra única, su difusión resulta imposible. Jean-Jacques Rousseau
acarició, durante un tiempo, el proyecto de realizar en serie y por encargo pequeños herbarios portátiles para vender-
los a los aficionados, pero su iniciativa no tuvo continuidad.
Correspondía al ámbito editorial la tarea de suplir esta dificultad en cuanto a la difusión. Tras varios siglos de intentos
y de técnicas múltiples para representar las plantas —grabado sobre madera, y más tarde sobre cuero o acero, litogra-
fía, fotograbado… digitalización directa…—, «el hombre de bien» que desea aprender algunas cosas interesantes y
útiles sobre los vegetales que nos rodean sigue solicitando una guía de iniciación, una base a partir de la cual y según
su pasión pueda profundizar más adelante con nuevos conocimientos: sistemática, ecología, etnobotánica… El botá-
nico principiante busca, además, una obra atractiva en la que las dificultades de la ciencia le resulten accesibles sin
un esfuerzo excesivo.
Este es precisamente el objetivo de este «herbario natural»: ofrecer una representación de las plantas con flor que nos
rodean a partir de una serie de caracteres botánicos diferenciados que han sido seleccionados, al igual que la lista de
plantas, por botánicos profesionales. Las obras de introducción botánica resultan sumamente oportunas en este tiem-
po en que la preservación del entorno natural ha cobrado un especial protagonismo mientras, paradójicamente, el
mundo de las plantas apenas se divulga.
La Société Nationale d’Horticulture de France, enteramente dedicada al conocimiento de las plantas silvestres o
cultivadas, aplaude con entusiasmo la aparición de esta obra, que enseñará más que modestamente, incitará notable-
mente y, sin duda, seducirá por su originalidad y por la calidad de sus ilustraciones.
Se han tratado 135 familias botánicas a partir de aproximadamente 400 especies, todas ilustradas,
de las que 275 han merecido una representación íntegra y un texto descriptivo detallado.
Todos los «tipos biológicos», definidos cada uno por cierto porte característico y un ritmo
estacional preciso, están representados. La obra contiene, pues, árboles, resinosos o planifolios, de hojas
caducas o perennes; sufrútices y arbustos, y hierbas de longevidad diversa: vivaces, plurianuales, bienales, anuales y, a
veces, efímeras.
Se analizan los diferentes órganos de las plantas: por un lado, los aparentes, normalmente aéreos, es
decir, tallos y hojas, flores, frutos y semillas; por otro, los subterráneos, no solo las raíces, sino también todo tipo de
tallos enterrados, bulbos, tubérculos, rizomas y estolones.
Linneo observó, no sin humor, que las plantas tienen un comportamiento exhibicionista: muestran al primero
que llega sus órganos reproductores erectos, extendidos. En ellas, los órganos «pudorosos», los que escondemos, serían
los órganos subterráneos. La mayoría de las guías de descubrimiento de la naturaleza no los muestran, para no incitar
a los aficionados a arrancar las plantas. En efecto, el hecho de arrancarlas siempre es perjudicial, incluso en el caso de
especies que no están legalmente protegidas, y casi nunca es útil para identificar las especies. Pero también es cierto
que estos órganos ocultos son portadores de tal cantidad de información que, si no los mencionamos, amputamos una
parte esencial de su significado. Por nuestra parte, hemos optado por arrancarlas y mostrarlas, no sin los permisos in-
dispensables para algunas especies protegidas. Con ello, logramos que deje de tener sentido la repetición del acto de
arrancarlas por parte del lector.
Se han representado las floras de los entornos climáticos más representativos de la Europa
mediterránea y continental, tradicionalmente agrupados en 4 conjuntos: zonas templadas, frías,
cálidas y la franja litoral, que en gran parte escapa a las condiciones térmicas de los climas regionales.
La importancia de la adaptación
Los caracteres adaptativos de las plantas son una cuestión central en esta obra.
La fotosíntesis clorofílica es la capacidad para producir materia orgánica a partir de dióxido de carbono, agua y
energía solar. La fotosíntesis constituye una adaptación tan sorprendente que todas las demás resultan anecdóticas,
pero, a pesar de esa evidencia, la mencionaremos solo superficialmente, sin entrar en los complejos detalles de su
funcionamiento. Esto responde a dos razones que han guiado esta obra:
La primera es que hemos seleccionado solo las adaptaciones discernibles a simple vista o con una buena lupa.
Algunos caracteres morfológicos de una planta representan por sí mismos la adaptación (por ejemplo, un órgano
transformado en zarcillo), mientras que otros no son más que una consecuencia de esta (por ejemplo, hojas carnosas,
distendidas por la llegada de agua asociada a una concentración de sustancias disueltas en la planta).
La segunda razón es que nos hemos centrado en los caracteres adaptativos relacionados con algunas de las
funciones generales de las plantas: transporte del polen (polinización), de las semillas (diseminación), propagación
bajo tierra o en la superficie del suelo, sustentación (trepar, flotación…), disuasión de los animales herbívoros, etc. Las
plantas, que en el inconsciente colectivo se consideran inertes, a menudo están dotadas de cierta capacidad de movi-
miento autónomo, si bien también aprovechan el movimiento de otros agentes del entorno: viento, corriente de aguas
dulces o marinas, insectos, aves, mamíferos.
Todas las plantas tratadas pueden nacer y sobrevivir en estado espontáneo. Son silvestres o bien se han extendi-
do a partir de ejemplares cultivados. Algunas son indígenas de nuestro país desde tiempos muy remotos y otras se han
introducido, ya sea deliberada o accidentalmente. Algunas «malas hierbas» que han llegado a Europa desde América
del Norte nunca han sido objeto de cultivo. Todas demuestran plenamente sus facultades adaptativas y nos aportan
enseñanzas aplicables a otras especies.
Agradecimientos
Nuestro agradecimiento se dirige particularmente a los científicos siguientes: al conservador de herbario Boillot y a la
botánica Annie Aboucaya, del Conservatorio Botánico Nacional Mediterráneo de Porquerolles; a Sandrine Gardet,
directora del Conservatorio Botánico Nacional Alpino de Gap-Charance; al profesor Paul Moutte, de la Facultad de
Marseille St-Charles; a Roger Cruon, coordinador del programa Inflovar; a Philippe Orsini, conservador del Museo
de Historia Natural de Toulon, y a Yvette Orsini. Todos ellos nos han ayudado con autorizaciones, correcciones, datos
y consejos.
La continua confianza que nos han concedido, en el marco asociativo, el profesor Jean Sougy y su vicepresiden-
te Jean-Louis Banès ha permitido el desarrollo de nuevos métodos de divulgación que han fructificado en el Herbario
de plantas silvestres.
Algunos amigos y familiares han hecho trabajar su cabeza, sus ojos, sus brazos y sus piernas para proporcionar-
nos algunas muestras indispensables: René Coueslan, Teiki Bonzon, Matteo Pavieso, Robert Fournier, Henri
Mazzarino, Martine Mazzarino y Océane Badère. Nuestro especial agradecimiento a Nicole Marchal, quien ha que-
rido ayudarnos en el trabajo de campo.
Si la obra aporta un poco de conocimiento y felicidad al lector, el mérito será compartido por numerosos hom-
bres y mujeres de buena voluntad.
El sistema inicial de raíces, constituido en torno a una raíz principal surgida con la germinación de la
semilla, persiste y se desarrolla en los árboles ( 1 y 3 ) y arbustos, aunque no se ha representado debido
a la escala. Entre las plantas herbáceas, solo las anuales y las bienales, que tienen una escasa longevidad,
están dotadas de un sistema radicular corto y delgado ( 5 ).
En cambio, las hierbas vivaces poseen, además, raíces adventicias ( 6 , 7 , 11 ), de nueva formación,
nacidas en tallos subterráneos.
Cuando estas raíces se cargan de reservas, se convierten en raíces tuberosas ( 11 ), que solo son bienales.
Los tallos subterráneos, que aseguran la conservación y la multiplicación de la planta, son de tres tipos:
• los tubérculos ( 6 ), bienales;
• los bulbos ( 7 ), aparentemente vivaces, pero sometidos a una renovación interna; se distinguen 3 cate-
gorías: los bulbos con túnicas carnosas o «bulbo tunicado» (ver Allium roseum), los bulbos con escamas
carnosas o «bulbo escamoso» (ver Lilium martagon) y, por último, los bulbos compactos, llamados
«bulbos sólidos» o macizo ( 7 ).
• los rizomas ( 10 ) formados por unidades incorporadas año tras año, y que son perennes.
Otros tallos subterráneos delgados y, a menudo, largos, llamados estolones ( 6 ), aseguran la propagación,
es decir, la ocupación progresiva del terreno. En el ejemplo elegido, son tipos de cordones que unen
tubérculos de tallos de generaciones sucesivas.
amento
femenino
hojas
alternas
flósculo central
minúsculas flores de corola
apétalas regular
flósculo
aquenio periférico
plumoso ligulado
4 hoja
simple
flor de tipo 4
3 flor
femenina
flor
masculina
ovario
ínfero
hojas
alternas
flor
hoja solitaria
peciolada
en forma
de corazón
baya
flores
en umbela Ecballium elaterium
simple drupa
Cornus mas
2. Las hojas
Las hojas pueden estar insertas en la cepa (hojas llamadas basales, 11 ) o en el tallo, en unos niveles
llamados «nudos», separados por «entrenudos». En este caso se denominan:
• alternas ( 1 , 2 , 3 , 4 , 6 , 7 , 8 , 10 , 11 ), si están fijadas de forma alterna a ambos lados del tallo.
• opuestas ( 5 , 9 hojas superiores, 12 ), si están fijadas por pares.
• verticiladas ( 9 hojas inferiores), si están fijadas en grupos de 3 o más.
Observación: cuando todas las hojas, o la mayoría, son basales, es difícil determinar si son «alternas» u
«opuestas».
3. Las flores
La inserción de las flores es variable.
• La cola de la flor es el pedúnculo floral ( 11 ).
• El soporte colectivo de las flores es el tallo florífero ( 8 ).
• El pedúnculo, en general, se inserta en el tallo florífero, en la axila de una hojita auxiliar llamada brác-
tea ( 7 ), normalmente más pequeña y más sencilla que las hojas ordinarias.
En el caso de las flores solitarias ( 4 , 11 ), el pedúnculo floral y el tallo florífero forman una sola
unidad.
• Si falta el pedúnculo, las flores son sésiles y la inflorescencia es una espiga (ver Myriophyllum spicatum,
por ejemplo).
- Una espiga colgante es un amento ( 1 ).
- Por convención, reciben el nombre de conos las espigas de los resinosos (ver Larix, Picea, Pinus…).
• Cuando todos los pedúnculos se insertan en el mismo punto, el racimo se acorta formando una umbela
y los pedúnculos se denominan radios.
- La umbela puede ser sencilla ( 3 ) o compuesta de umbélulas menores ( 10 ).
- Si hay brácteas, se juntan formando una corona o involucro ( 3 ). El involucro puede faltar ( 10 ).
flor
hojas corola bisexuada
opuestas irregular
hojas
superiores
sésiles
hoja simple, folículo lóbulo
con nervios profundamente
pinnados recortado
hojas
inferiores
tubérculo pecioladas
raíces de tallo
delgadas
estolones
Galeopsis angustifolia Geranium tuberosa
corola irregular hoja compuesta
palmeada
7 flores
en racimo
8
nervios
paralelos
inflorescencia
flor de tipo 3 en racimo
(3 pétalos y 3 sépalos estípulas
del mismo aspecto) tallo
vaina foliar florífero
larga y
envolvente
bráctea
vaina
cápsula
bulbo
sólido
raíces
adventicias
Gladiolus italicus Lupinus angustifolius
• Un racimo en el que los pedúnculos son de distintas longitudes tendrá todas las flores en un mismo
plano, simulando una umbela. En este caso se trata de un corimbo (ver Crataegus monogyna).
• Las cimas ( 12 ) más difíciles de comprender por parte del gran público que las demás inflorescencias,
son un tipo de racimos en los que, en cada nudo, el desarrollo prosigue con un cambio de orientación.
Este mecanismo se distingue, sobre todo, cuando los desplazamientos se producen siempre hacia un
mismo lado, lo que proporciona un enrollamiento en espiral. Es la famosa cima «escorpioide» de las
boragináceas (ver Cerinthe major).
• Las panículas son inflorescencias complejas, a partir de un racimo que no presenta flores directamente,
sino racimos secundarios u otras inflorescencias. En las poáceas (gramíneas), la mayor parte de las
supuestas «espigas» en realidad son panículas compactas.
La corola (el conjunto de pétalos) contribuye a definir el esquema floral, a partir de 3 criterios:
• La individualización de los pétalos. Se distinguen:
- las flores apétalas, que no tienen corola ( 1 ) ;
- las flores dialipétalas, que poseen pétalos completamente libres hasta la base ( 3 , 6 , 8 , 10 , 11 , 12 )
- las flores gamopétalas ( 2 , 4 , 5 , 7 , 9 ) que tienen los pétalos totalmente soldados (en tubo, por
ejemplo), o únicamente por su base estrecha (uña); la parte superior queda libre.
Observación: el aspecto del fruto en desarrollo aporta un enfoque complementario. Los ovarios no
muestran en algunos casos ningún tipo de fusión:
- cuando el pistilo está constituido por un carpelo único ( 8 ), o bien en las flores poco evolucionadas
cuando hay varios, o incluso numerosos, carpelos ( 11 ),
- cuando los carpelos se sueldan únicamente de forma temporal, antes de retomar su autonomía ( 6 , 10 ).
- En las lamiáceas, los ovarios de los 2 carpelos ( 5 ) no se sueldan sino que, al contrario, cada uno se escinde
en dos y proporciona 4 pequeños frutos en total. En otros casos, los carpelos se sueldan íntimamente, de
2 en 2 ( 1 , 2 , 3 ), en grupos de 3 ( 4 , 7 ), o en grupos de 5 ( 9 , 12 ). El hecho de que los estilos o los
estigmas se suelden o no entre sí es independiente de lo que sucede con los ovarios: cuando los carpelos se
sueldan en toda su longitud y producen un solo ovario, un solo estilo y un solo estigma ( 9 ), encontramos
ovarios soldados, y estilos y estigmas libres ( 12 ) o bien ovarios libres y estilos soldados ( 5 ).
El fruto es el estado final de la flor fecundada, no solamente del ovario. Algunos frutos son atípicos y
resultan, por tanto, inclasificables. Sin embargo, muchos otros pueden asignarse a uno de los 4 tipos
principales:
• Las drupas son frutos carnosos con hueso, el cual posee una cavidad cerrada que alberga una semilla
( 3 ).
• Las bayas son frutos carnosos con pepitas, que son las semillas ( 4 ).
• Los aquenios son frutos secos, indehiscentes, es decir, sin abertura, que albergan una sola semilla ( 1 , 2 ,
5 , 10 , 11 ) y que, a menudo, son muy pequeños, de modo que se confunden con las propias semillas.
• Las cápsulas son frutos secos que liberan las semillas a través de unas aberturas previsibles. Entre los
distintos tipos de cápsulas cabe distinguir:
- los folículos, que se abren por una sola hendidura longitudinal ( 6 )
- las vainas de 2 valvas de las fabáceas ( 8 ),
las silicuas de 2 valvas y tabique central de las brasicáceas (ver Matthiola incana),
- los pixidios con tapadera de las primuláceas ( 9 ),
- las cápsulas con valvas laterales de numerosas especies pertenecientes a diversas familias ( 7 )
- las cápsulas que se abren por la parte superior ( 12 ) o a través de poros laterales (ver Antirrhinum).
flor solitaria
11
flor de
tipo 5,
ovario con entre
súpero
aquenios
6 y 12
pétalos
12
pedúnculo
floral pecíolo
largo cápsula
nervios
palmeados
hoja hoja
simple, simple,
en forma en forma
de corazón de cuña
«Superviviente»
La mimosa de jardín La mimosa es una planta muy resis-
En los jardines (donde puede tente. Cuando parece que el hielo
resistir hasta -7 ºC) se utiliza o el fuego han acabado con ella, d
como seto y sus flores son
su cepa salen retoños y sus semillas
ornamentales. Pero hay que
sobreviven. Incluso puede llegar a
disponer de cierto espacio para
plantarla, ya que una vez que ser invasora y constituir una amena-
sea adulta necesitará por lo menos za para la flora autóctona. Cuando
de 10 a 12 metros cuadrados. se desarrolla junto a cursos de agua,
las crecidas la arrancan fácilmente y
sus troncos pueden formar barreras
y dar lugar a inoportunas y peligrosas
riadas. Por último, su madera pren-
de con facilidad, aunque el árbol se
regenera vigorosamente después de
un incendio.
El ajo y el hortela
no al descomponerse.
A
El hortelano (a m
en interés culinario de demás del
cuenta) distingue udo sin darse su composición qu estas plantas,
1
3
el puerro, de hojas tipos de Allium: ím
sean activas contra ica hace que 5
pl
de hojas huecas y anas; la cebolla, graves del aparat enfermedades
bulbo carnoso, o
y el ajo propiamen
te hipertensión y la arcirculatorio, la
huecas y bulbo se dicho, de hojas teriosclerosis.
co, que alberga
bulbillos (los famos
de ajo). De hecho, os «dientes»
pa
todas estas planta ra el botánico
s
El olor intenso de son «ajos».
estas plantas y su
sabor picante se de
azufradas que lib ben a sustancias
er
volátil (muy irrita an una fracción
nte para los ojos…
)
Allium triquetru Alliu
m m ne
apoli
tanum
1
En el jardín
Antiguamente, la gayuba se
utilizaba para curtir las pieles
y
producir tinturas, o en medic
ina, 5
para facilitar la micción y pro
teg
el aparato urinario del riesgo er
de inflamación y de formación
de cálculos. Pero, sobre todo, es
una estupenda planta de jardín
que los horticultores han mejor ,
a
con variedades más robustas, do
las cuales forman espléndidos
cubresuelos en los sotobosques
,
en tierra neutra o ácida.