Los Siete Saberes Necesarios para La Educación Del Futuro
Los Siete Saberes Necesarios para La Educación Del Futuro
Los Siete Saberes Necesarios para La Educación Del Futuro
• Es muy reciente el hecho de que la educación, que es la que tiende a comunicar los conocimientos,
permanezca ciega ante lo que es el conocimiento humano, sus disposiciones, sus imperfecciones, sus
dificultades, sus tendencias tanto al error como a la ilusión, y no se preocupe en absoluto por hacer conocer lo
que es conocer.
• En efecto, el conocimiento no se puede considerar como una herramienta ready made que se puede
utilizar sin examinar su naturaleza. El conocimiento del conocimiento debe aparecer como una necesidad
primera que serviría de preparación para afrontar riesgos permanentes de error y de ilusión que no cesan de
parasitar la mente humana. Se trata de armar cada mente en el combate vital para la lucidez.
mentales y culturales del conocimiento humano, de sus procesos y modalidades, de las disposiciones tanto
psíquicas como culturales que permiten arriesgar el error o la ilusión.
abordar problemas globales y fundamentales para inscribir allí conocimientos parciales y locales.
vínculo entre las partes y las totalidades y, debe dar paso a un modo de conocimiento capaz de aprehender
los objetos en sus contextos, sus complejidades y sus conjuntos.
• Es necesario desarrollar la aptitud natural de la inteligencia humana para ubicar todas sus
informaciones en un contexto y en un conjunto. Es necesario enseñar los métodos que permiten aprehender
las relaciones mutuas y las influencias recíprocas entre las partes y el todo en un mundo complejo.
• El ser humano es a la vez físico, biológico, psíquico, cultural, social e histórico. Es esta unidad
compleja de la naturaleza humana la que está completamente desintegrada en la educación a través de las
disciplinas y que imposibilita aprender lo que significa ser “humano”. Hay que restaurarla de tal manera que
cada uno desde donde esté tome conocimiento y conciencia al mismo tiempo de su identidad compleja y de su
identidad común a todos los demás humanos.
• Este capítulo indica como, a partir de las disciplinas actuales, es posible reconocer la unidad y la
• En lo sucesivo, el destino planetario del género humano será otra realidad fundamental ignorada por
la educación. El conocimiento de los desarrollos de la era planetaria que van a incrementarse en el siglo XXI, y
el reconocimiento de la identidad terrenal que será cada vez más indispensable para cada uno y para todos,
debe convertirse en uno de los mayores objetos de la educación.
• Es pertinente enseñar la historia de la era planetaria que comienza con la comunicación de todos los
continentes en el siglo XVI y mostrar cómo se volvieron intersolidarias todas las partes del mundo sin por ello
ocultar las opresiones y dominaciones que han asolado a la humanidad y que aún no han desaparecido.
• Habrá que señalar la complejidad de la crisis planetaria que enmarca el siglo XX mostrando que todos
los humanos, confrontados desde ahora con los mismos problemas de vida y muerte, viven en una misma
comunidad de destino.
• Las ciencias nos han hecho adquirir muchas certezas, pero de la misma manera nos han revelado, en
el siglo XX, innumerables campos de incertidumbre. La educación debería comprender la enseñanza de las
incertidumbres que han aparecido en las ciencias físicas (microfísica, termodinámica, cosmología), en las
ciencias de la evolución biológica y en las ciencias históricas.
• Se tendrían que enseñar principios de estrategia que permitan afrontar los riesgos, lo inesperado, lo
• La fórmula del poeta griego Eurípides que data de hace 25 siglos está ahora más actual que nunca.
«Lo esperado no se cumple y para lo inesperado un dios abre la puerta». El abandono de los conceptos
deterministas de la historia humana que creían poder predecir nuestro futuro, el examen de los grandes
acontecimientos y accidentes de nuestro siglo que fueron todos inesperados, el carácter en adelante
desconocido de la aventura humana, deben incitarnos a preparar nuestras mentes para esperar lo inesperado
y poder afrontarlo. Es imperativo que todos aquellos que tienen la carga de la educación estén a la vanguardia
con la incertidumbre de nuestros tiempos.
• La comprensión es al mismo tiempo medio y fin de la comunicación humana. Ahora bien, la educación
para la comprensión está ausente de nuestras enseñanzas. El planeta necesita comprensiones mutuas en
todos los sentidos. Teniendo en cuenta la importancia de la educación para la comprensión en todos los
niveles educativos y en todas las edades, el desarrollo de la comprensión necesita una reforma de las
mentalidades. Tal debe ser la tarea para la educación del futuro.
• La comprensión mutua entre humanos, tanto próximos como extraños es en adelante vital para que
• De allí, la necesidad de estudiar la incomprensión desde sus raíces, sus modalidades y sus efectos.
Este estudio sería tanto más importante cuanto que se centraría, no sólo en los síntomas, sino en las causas
de los racismos, las xenofobias y los desprecios. Constituiría, al mismo tiempo, una de las bases más seguras
para la educación por la paz, a la cual estamos ligados por esencia y vocación.
humana, que es el de individuo <-> sociedad <-> especie. En este sentido, la ética individuo/especie necesita
un control mutuo de la sociedad por el individuo y del individuo por la sociedad, es decir la democracia; la
ética individuo <-> especie convoca a la ciudadanía terrestre en el siglo XXI.
• La ética no se podría enseñar con lecciones de moral. Ella debe formarse en las mentes a partir de la
conciencia de que el humano es al mismo tiempo individuo, parte de una sociedad, parte de una especie.
Llevamos en cada uno de nosotros esta triple realidad. De igual manera, todo desarrollo verdaderamente
humano debe comprender el desarrollo conjunto de las autonomías individuales, de las participaciones
comunitarias y la conciencia de pertenecer a la especie humana.
• De allí, se esbozan las dos grandes finalidades ético-políticas del nuevo milenio: establecer una
relación de control mutuo entre la sociedad y los individuos por medio de la democracia y concebir la
Humanidad como comunidad planetaria. La educación debe no sólo contribuir a una toma de conciencia de
nuestra Tierra-Patria, sino también permitir que esta conciencia se traduzca en la voluntad de realizar la
ciudadanía terrenal.