Filosofos
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LOS PRESOCRÁTICOS
Es el primer periodo de la filosofía antigua comprende una serie de filósofos que se establecen en las colonias
jónicas ( Mileto, Samos, Éfeso, Clazomene) y en las colonias Itálicas de la magna Grecia ( Elea, Crotona,
Siracusa y Agrigento). La reflexión de estos hombres empezó de la naturaleza que los rodeaba, lo que en realidad
les interesaba era el ser, su propia esencia y sus leyes peculiares; se trataba de metafísica e incluso de teología, ya
que inquiría las ultimas razones que pudieran explicar el ser y el acontecer. En los presocráticos se inicia un
pensar demostrativo que no se limita a escuchar relatos, sino que con su propia reflexión y observación tratan de
captar algo y al mismo tiempo razonarlo. Los presocráticos se dividen en monistas y pluralistas.
Los monistas
Tales de Mileto Sostuvo que el principio (arjé) o sustancia de todas las cosas es el agua (hýdro),
(640-545 a.C ) la cual está dotada de vida y movimiento propio. . El agua – lo húmedo es el
principio de vitalidad de lo viviente. Todo viene de ella y retorna a ella.
Lo que está vivo es húmedo, la tierra flota sobre el agua, muchos animales viven
y proceden de ella…
Anaximandro Sostuvo que el principio (arjé) o sustancia de las cosas no puede ser ninguna
realidad material concreta, y de ahí que lo denominara ápeiron , es decir, lo
(610-545 a.C) indeterminado, lo indefinido, a partir del cual se fue formando el Universo
mediante un proceso ordenado y necesario de equilibrio cósmico: un proceso de
Justicia (díke) universal. Las cosas existentes vienen de aquello de lo que se
convierten por necesidad.
Afirmó que el principio (arjé) o sustacia de todo lo que existe es el aire (áer),
del cual proceden todos los seres mediante dos procesos naturales:
Anaxímenes
Condensación por la que se produce el frío, por ella el aire se convierte en agua
(585-524 C) y en tierra. Rarefación (dilatación) por la que se produce calor y que da lugar al
fuego.
Heraclito Observando que toda la naturaleza y su propio ser cambian, concluye que de
nada se puede afirmar que es, porque todo se reduce a cambio o devenir. Cuando
( 544- 484 a.C) intentamos atribuir a algo el predicado es, ya es otro, es decir no es. Todo se
reduce a un continuo fluir o movimiento, cuyo elemento primordial tiene por
símbolo el fuego.
Pitágoras de El principio de donde todo lo demás se deriva, no es ninguna cosa, sino algo que
Samos no se puede tocar, ni ver, ni oír: el número.
Los eleáticos
Parménides Sostiene a diferencia de Heráclito que todo es. Es decir, que todo está en reposo.
Es el filósofo de la inmovilidad. Su pensamiento se condensa en la expresión: el
(540- 470 a. C) ser es, y el no ser no es. De esto se reduce que: el ser es uno, eterno, único,
inmóvil (porque si existe otro ser debería haber algo que lo separa del ser – si el
ser no existió, el no ser existió y el no ser no puede existir.
Los pluralistas.
Intentan dar explicaciones a partir de la pluralidad de principios originarios. (Siglo V a.C.)
Anaxágoras El principio de las cosas son las semillas infinitas, gérmenes que se diferencian
entre sí, tienes propiedades y por combinarse nacen las cosas visibles. Aristóteles
(500-428 a.C) las llamó homeomerías. Las semillas estando en el caos, se ordenan por un
espíritu (nous) o inteligencia que las coloca en movimiento y en combinación.
Demócrito Discípulo de Leucipo. Para explicar el universo de dos principios: lo lleno vacío,
el ser – no ser. El ser son los átomos, los cuales son eternos, encausados, por
(460-370 a.C): ellos las cosas son físicas e inmateriales. Su movimiento se da en el vacío, (lugar
de los cambios) de forma mecánica. Considerado el iniciador del materialismo.
En su Ética dice que la virtud es el equilibrio interno en el tormento de las
pasiones.
Dicho equilibrio se da si hay saber y prudencia.
FILOSOFÍA CLÁSICA
Se denomina filosofía clásica al pensamiento de los filósofos griegos como Sócrates, Platón y Aristóteles, que
influyó notablemente en la cultura occidental, sus doctrinas filosóficas se dan en la metrópoli. Lo que se anuncia
en Sócrates, Platón y Aristóteles es ya la verdadera, grande y eterna filosofía.
SÓCRATES (469-399)
Nace en Atenas y muere en la misma ciudad condenado a beber la cicuta (un fuerte veneno), bajo la acusación de
corromper a la juventud y de impiedad (falta de respeto) para con los dioses de la polis.
Su filosofía es una permanente búsqueda de verdades universales, rechazando el escepticismo de los sofistas;
verdades sobre todo de carácter moral, como por ejemplo, ¿qué es el Bien?, ¿qué es la Justicia?, ¿en qué consiste
la Amistad?, ¿cómo se alcanza la Felicidad?, etc.
En Sócrates la filosofía era más práctica que teoría. La búsqueda filosófica del qué y del porque en particular de
los valores morales y de la virtud, había venido a ser para él una verdadera forma de la existencia.
El problema del hombre
Sócrates centró definitivamente su interés en la problemática del hombre. ¿Cuál es la naturaleza y la realidad
última del hombre? ¿Cuál es la esencia del hombre?
Llega a una respuesta precisa e inequívoca: el hombre es su alma puesto que su alma es precisamente aquello que
lo distingue de manera específica de cualquier otra cosa. Sócrates entiende por alma nuestra razón y la sede de
nuestra actividad pensante y ética. En pocas palabras: el alma es para Sócrates el yo consciente, es decir, la
conciencia y la personalidad intelectual y moral.
Es evidente que si el alma es la esencia del hombre, cuidar de sí mismo significa cuidar no el propio cuerpo sino
la propia alma, y enseñar a los hombres el cuidado de la propia alma es la tarea suprema del educador.
El método socrático
Se trata de un método interrogativo, a partir de preguntas y respuestas; de carácter inductivo, para llegar a
encontrar los conceptos universales y correctos.
La Ironía: es el punto de partida, consiste en hacerle al interlocutor preguntas tales que éste descubra su
ignorancia, que comience a dudar y a querer saber/investigar; entonces se inicia el segundo proceso.
La Mayéutica: que significa .parto. Y consiste en dar a luz, siempre gracias al diálogo, la definición esencial -
universal- sobre lo investigado. Para Sócrates, el conocimiento de esas verdades universales es posible porque se
hallan en nuestra alma racional; de ahí que conocerlas sea más bien reconocerlas como algo ya sabido pero
olvidado. La ética socrática = el intelectualismo moral:
Para Sócrates, la virtud (es decir, la fuerza que permite al hombre alcanzar el Bien y ser feliz) no consiste en
obedecer una serie de normas morales, sino en actuar de acuerdo con las verdades morales universales existentes
en nuestra inmortal razón humana. Para actuar bien, es decir, de acuerdo con ellas, hay que previamente
conocerlas. Dice Sócrates: Nadie hace el mal sino por ignorancia del bien, “Solamente sabiendo qué es la Justicia
se puede ser justo”, etc. Es decir, el intelectualismo moral es aquella doctrina ética que identifica la virtud con el
saber:
MUERTE TRÁGICA
FILOSOFÍA
Es símbolo de la
relación entre Es una respuesta al
LO UNIVERSAL
En la virtud de
A través de
EL DIÁLOGO
Con
PREGUNTAS
MÉTODO
EDUCACIÓN
Con un
Cuyo fundamento es
LA RACIONALIDAD
PLATÓN Y LA ACADEMIA ANTIGUA
En Sócrates había filosofado el hombre del pueblo. Platón (427-347) pertenece a la alta nobleza de Atenas. Sin
embargo, también su filosofía se interesa por la vida cotidiana, puesto que pone la mira en el hombre auténtico y
en el Estado auténtico.
Su verdadero nombre era Aristocles; Platón es un sobrenombre añadido, debido según algunos a su vigor físico, o
según otros a la amplitud de su estilo o la anchura de su frente (en griego, platos significa precisamente amplitud,
anchura, extensión).
Se ha dicho, y con mucha razón, que la filosofía occidental se ha desarrollado apoyándose en Platón. Lo cierto es
que Platón sienta las bases fundamentales del edificio filosófico y crea por primera vez un sistema coherente de
filosofía que trata de abarcar todos los ámbitos del saber:
1) El núcleo de tal sistema reside en su concepción ontológica formulada en la Teoría de las Ideas; con ella
Platón responde a la pregunta por cuál es la verdadera realidad o naturaleza de las cosas.
2) Concepción epistemológica: para Platón el verdadero conocimiento, el que nos proporciona
epistéme/ciencia, consiste en alcanzar a ver/intuir con el alma racional la verdadera naturaleza de las
cosas, las Ideas. El método/camino para llegar a conocerlas será la Dialéctica.
3) Concepción antropológica: a la pregunta ¿qué es el hombre? Platón responde que es un alma racional e
inmortal unida circunstancialmente a (encerrada en) un cuerpo (sensible y mortal).
4) Teoría Ética: Platón concibe la moral al modo socrático: sólo el saber nos permite llegar a ser virtuosos
moralmente.
5) Teoría Política: Platón reflexiona sobre cómo ha de ser la Ciudad ideal o ciudad justa, y cuáles han de ser
las virtudes de sus ciudadanos; también sobre quién ha de gobernarla: los Filósofos, que han de ser
educados en el conocimiento de las Ideas y la suprema de ellas, la de Bien, para ponerla en práctica.
Las obras de Platón son escritas en su mayor parte en forma de diálogo entre dos o más interlocutores, el principal
de los cuales es casi siempre Sócrates. Las 36 obras han sido clasificadas de diversos modos. En las que surgen
varios problemas que poco a poco se van aclarando.
1. ¿Son todos ellos auténticos, o bien hay algunos que no lo son, y cuáles se hallan en este caso?
2. El segundo problema hace referencia a la cronología de estos escritos.
3. un tercer problema: el de las llamadas «doctrinas no escritas».
En la filosofía platónica existe un punto fundamentad del que depende por completo el nuevo planteamiento de
todos los problemas de la filosofía y el nuevo clima espiritual que sirve de trasfondo a bichos problemas y a sus
soluciones, como hemos señalado antes. Este punto consiste en el descubrimiento de la existencia de una
realidad suprasensible; es decir una dimensión supráfísíca del ser.
Estas causas de naturaleza no física, estas realidades inteligibles, fueron denominadas por Platón con el nombre
de idea y eidos, que quieren decir forma.
las ideas platónicas no son simples conceptos, sino las esencias de las cosas, esto es, aquello que hace que cada
cosa sea lo que es. Platón utilizó también el término «paradigma», para indicar que las ideas constituyen un
modelo permanente de cada cosa (lo que debe ser cada cosa).
verdadera realidad cuyo conocimiento a través de la inteligencia (nous) nos proporciona ciencia
(epistéme). De ahí que sea llamado también mundo inteligible.
Mundo sensible
es el que nos muestran los sentidos, compuesto de seres particulares, materiales, de sombras y
apariencias, caducos y, por ello, imperfectos, y cuyo conocimiento a través de la sensación
(aísthesis) proporciona opinión (doxa).
En fin, el Bien es el objeto supremo y último de la sabiduría (sofía), que sólo puede llegar a conocerse mediante
la intuición intelectual (nóesis).
Para Platón, sólo quien conoce el Bien puede ser un buen gobernante de la pólis, es decir, dirigirla hacia el Bien
común. De ahí que además de ser el objeto supremo de la epistéme/ciencia (del conocimiento teórico), sea la
norma rectora de la ética (del comportamiento humano individual) y el fundamento de la política (de la
organización y gobierno de la pólis).
Por consiguiente, resulta muy claro el esquema al que apela Platón para explicar el mundo sensible: hay un
modelo (mundo ideal), hay una copia (el mundo sensible) y existe un Artífice que ha hecho la copia, sirviéndose
del modelo. El Artífice divino ha generado el mundo por bondad y amor al bien.
Conocer para platón es recordar, es reminiscencia (anamnesis) que es el recuerdo que tiene el alma del mundo de
las ideas, después que se ha unido al cuerpo. El hombre puede conocer porque el alma recuerda ya que ha vivido
antes en el mundo de las ideas. La reminiscencia es uno de los métodos que tiene el alma para llegar al
conocimiento de las ideas. Esta teoría está basada en la Orfeo-pitagórica, que dice que el alma es inmortal y
renace en diversas ocasiones.
El otro método es la dialéctica, que es la forma máxima de conociendo, para llegar a conocer el mundo de las
ideas, y con el que produce una especie de conocimiento intuitivo. Para Platón es el ascenso cognoscitivo que
pasa del mundo sensible al inteligible, y en este se pasa de idea en idea, hasta la idea suprema, la idea del Bien (la
que ilumina la realidad y todo aquello que es necesario conocer para poder actuar adecuadamente).
Noesis: conocimiento por intuición intelectual: es la captación racional inmediata (sin deducción
alguna) de las Ideas. La ciencia propia de este grado de conocimiento es la Dialéctica, la cual nos
conduce, como dice en el texto, por la áspera y escarpada subida desde el mundo de lo sensible
hasta la idea del Bien
Conocimiento sensible, la opinión (dóxa), es decir inseguro o imperfecto, de poco fiar y obtenido a través de los
sentidos.
Pistis o creencia: es el conocimiento que los sentidos nos ofrecen sobre los objetos del mundo
sensible, por el cual creemos/afirmamos la existencia de tal mundo. Tal conocimiento es el propio
de la Física.
La antropología
Igual que la concepción platónica de lo real (su ontología) es dualista, afirmando la existencia de dos mundos
(sensible e inteligible), así su concepción del hombre (su antropología) también lo es, pues afirmará que el
hombre es un alma (psijé) inmaterial e inmortal caída/encerrada en esa cárcel (¿caverna?) que es el cuerpo
material y caduco. Ambos (alma/cuerpo) están unidos no esencialmente, sino accidentalmente, como el piloto y la
nave o el jinete y su caballo.
El alma es una realidad intermedia que une a los dos mundos; no es una Idea, pero tiende a su lugar natural, que
es el Mundo de las Ideas, por lo que su unión circunstancial a un cuerpo sólo puede ser debida a alguna falta
cometida.
El alma es una, pero cuando se halla unida a un cuerpo parece tener tres partes.
Una parte superior, sede de la inteligencia, a la que Platón llama:
Alma racional (nous): principio del pensamiento, directora de las otras partes del alma, y en virtud
de la cual alcanzamos la noesis (=intuición racional de las Ideas).
Otra parte inferior, sede de los deseos y apetitos corporales, la cual se divide en:
Alma irascible (thymós): es la parte valerosa del alma; la que gobierna el coraje noble y el deseo
generoso de ponerse del lado de la inteligencia.
Alma concupiscible (epithymía): es la parte del alma que gobierna todos los deseos corporales.
La metempsicosis es una doctrina que afirma que el alma si no ha sido virtuosa o purificada se traslada a través de
distintos cuerpos, renaciendo en diversas formas vivientes, dependiendo el grado de virtud.
Pero existe un número limitado de almas, de modo que, si en el más allá todas recibiesen un premio o un castigo
eternos, llegaría un momento en el que no quedaría ninguna sobre la tierra.
La ética platónica
Es una ética racional y de armonía, contraria a las sofistas. Su ética se asienta en la razón, no en el placer,
ni en el dominio del más fuerte.
Platón hace corresponder a cada parte del alma, una virtud (areté), es decir, una excelencia en el modo
de ser:
A la parte racional le corresponde la virtud de la Sabiduría (sofía); a la que también llama
Prudencia (frónesis): es el arte de saber dirigir con inteligencia las otras partes del alma; para ello
es imprescindible el conocimiento de las Ideas y, en especial, de la Idea de Bien.
Además de las citadas virtudes, hay una cuarta y suprema, que adquiere el alma cuando logra la armonía
entre sus partes y, por tanto, cada una de ellas alcanza su virtud correspondiente: esta virtud es la
Justicia (dikaiosine).
Virtud como purificación (catarsis): este sentido proviene del pitagorismo: el alma alcanza la virtud
cuando es capaz de liberarse, mediante su dominio racional, de los deseos materiales del cuerpo.
Virtud como armonía (dikaiosine): el alma la alcanza cuando hay equilibrio=justicia entre sus partes.
Este sentido también proviene del pitagorismo, aunque sea tal vez el más platónico de todos.
El estado ideal y sus formas históricas
El verdadero arte de la política es el arte que se cuida del alma y la convierte en lo más virtuosa posible. Solo si el
político se transforma en filosofo (o viceversa) puede construirse la verdadera cuidad es decir el auténtico fundado
sobre los valores de la justicia y del bien. Construir la verdadera cuidad quiere decir conocer al hombre y el lugar
que ocupa en el universo. Por lo tanto, el estado debe procurar la felicidad y la justicia a los ciudadanos.
En cuanto a las formas de gobierno, Platón habla de unas que son legítimas (saludables para el Bien Común) y
de otras que por desequilibrio/enfermedad o degradación de las primeras son ilegítimas (no tendentes al Bien
Común):
Aristocracia, el gobierno de los mejores, que Oligarquía, solo tiene en cuenta el interés de
para Platón son los más los ricos
Sabios.
Aristóteles en las obras esotéricas abandonó el elemento místico-religioso-escatológica tan apreciable en los
escritos de su muestro. Como hemos visto, sin embargo, se trata de aquel componente platónico que hunde sus
raíces en la religión órfica y se nutre más de la fe y de creencia que de logos.
Platón se interesó por las ciencias matemáticas, pero no, por las ciencias empíricas (excepto por la medicina) y, en
general, no manifestó ningún interés por los fenómenos empíricos en sí mismos considerados. Aristóteles, en
cambio, mostró un interés muy vivo por casi todas las ciencias empíricas (y escaso aprecio por las matemáticas) y
por Jos fenómenos en cuanto tales, como puros fenómenos, y además le apasionó la recogida y la clasificación de
datos empíricos.
La metafísica
Aristóteles dividió las ciencias en tres grandes sectores:
¿Qué es la metafísica?
En la mayoría de los casos Aristóteles utilizaba la expresión «filosofía primera» o incluso teología, en oposición a
la filosofía segunda o física, pero el término metafísica fue considerado más expresivo y obtuvo las preferencias
de la posteridad. En definitiva, la filosofía primera constituye principalmente la ciencia que se ocupa de las
realidades que están por encima de las realidades físicas.
La metafísica no responde a necesidades materiales sino espirituales, a aquella necesidad que surge después de
haber satisfecho las necesidades físicas: la pura necesidad de saber y conocer lo verdadero, la necesidad radical de
responder a los «porqués» y, en especial al «porqué» último.
Hemos dicho que la metafísica, en primer lugar, es presentada por Aristóteles como búsqueda de las causas
primeras. Por lo tanto, debemos establecer cuántas y cuáles son estas causas. Aristóteles ha llegado a la
conclusión de que las causas deben necesariamente ser finitas en cuanto a su número. Causa es todo aquello
necesario para que se produzca un fenómeno.
¿Qué es el ser?
el ser posee múltiples significados y no uno solo. Todo lo que no sea pura nada pertenece con justo motivo a la
esfera del ser, tanto si se trata de una realidad sensible como si se trata de una realidad inteligible. Esto es una
superación a la ontología eleática.
A. el ser como categorías (o ser por sí)
sustancia cualidad pasión lugar posición
Potencia Lo que la materia de una sustancia puede llegar cantidad acción relación tiempo estado
a ser.
B. el ser como acto y potencia
acto realidad actual de cualquier sustancia.
es el ser casual y fortuito (aquello que le ocurre al ser ).
C. el ser como accidente
¿Qué substancias existen? ' ¿Existen sólo substancias sensibles (como sostienen algunos filósofos) o
también hay substancias suprasensibles (como afirman otros filósofos)?
¿Qué es la substancia en general, es decir, qué debe entenderse cuando se habla de substancia en general?
Los naturalistas afirman que el principio substancial reside en los elementos materiales, los platónicos lo
atribuyen a la Forma y en cambio, a los hombres corrientes les parece que son substancias el individuo y la cosa
concreta, hechos al mismo tiempo de forma y de material. ¿Quién tiene la razón? Según Aristóteles, tienen razón
todos v ninguno, al mismo tiempo, dado que estas respuestas por separado resultan parciales, unilaterales.
Después de lo que dijeron los naturalistas, los platónicos y las personas corrientes, se puede decir que es un
compuesto de materia y forma(synolon), ya que, si eliminásemos la materia, eliminaría las cosas sensibles. En
cambio, la forma que es el elemento constitutivo intrínseco de la cosa misma tampoco se puede quitar.
La substancia suprasensible
Aristóteles utiliza un método para demostrar la existencia de la substancia suprasensible. si todas las substancias
fuesen corruptibles, no existiría absolutamente nada que fuese incorruptible. Sin embargo, dice Aristóteles, el
tiempo y el movimiento son sin duda incorruptibles. Son incorruptibles porque son eterno.
¿Con qué condición podrá subsistir un movimiento (o un tiempo) eterno? El Estagirita responde: sólo en el caso
de que subsista un primer Principio que sea su causa. ¿Y cómo debería ser este principio, para ser causa de un
movimiento eterno?
Dios sólo es amado, pero no es amante; es objeto, pero no sujeto de amor. Para Aristóteles, al igual que para Platón, es
impensable que Dios (lo absoluto) ame algo (algo distinto a sí mismo), puesto que el amor es siempre una tendencia a poseer
La física y la matemática
Para Aristóteles, la segunda ciencia teórica es la física o filosofía segunda, cuyo objeto de investigación consiste
en la substancia sensible (que es segunda con respecto a la suprasensible, primera), intrínsecamente caracterizada
por el movimiento, a diferencia de la metafísica, que tenía por objeto la substancia inmóvil. Para Aristóteles la
física es la ciencia de las formas y de las esencias. Comparada con la física moderna, la aristotélica resulta una
ontología d una metafísica de lo sensible, más que una ciencia positiva.
El tiempo se halla estrechamente conectado con el movimiento, como consecuencia de que, cuando no
percibimos movimiento o cambio, tampoco percibimos el tiempo. el tiempo es el número del movimiento según
el antes y el después.
Aristóteles niega que exista un infinito en acto. Lo infinito sólo existe como potencia o en potencia. Por ejemplo,
el número es un infinito en potencia, porque a cualquier número es posible añadirle siempre otro número, sin
llegar jamás a un límite.
Aristóteles dividió la realidad sensible en dos esferas claramente diferenciadas entre sí:
El mundo sublunar y supralunar.
El mundo sublunar se caracteriza por todas las caracterizados por un único movimiento local y, más
formas del cambio, entre las cuales predominan la exactamente, por el movimiento circular. En las esferas
generación y la corrupción. celestiales y en los astros no puede haber generación, ni
corrupción, ni alteración, ni aumento ni disminución.
La materia constitutiva del mundo sublunar consiste
en la potencia de los contrarios y es suministrada por la materia con la que están hechos los cielos es el éter, que
los cuatro elementos (tierra, agua, aire y fuego). sólo posee la potencia de pasar de uno a otro punto y por eso
es susceptible de recibir únicamente el movimiento local.
El éter no es engendrado, es incorruptible, no está sujeto al
crecimiento o a la alteración.
La psicología
La física aristotélica no sólo indaga el universo físico y su estructura, sino también los seres que están en el
universo, los seres inanimados carentes de razón y los seres animados dotados de razón (los hombres). Los seres
animados se distinguen de los inanimados porque poseen un principio que les otorga vida y tal principio es el
alma.
El hombre es un compuesto de cuerpo, equivalente a materia y tiene alma o vida similar a la forma, sus acciones
no solo son del cuerpo sino del alma.
¿Qué es el alma?
Es el principio vital, que tiene vida y movimiento por si mismo, es el principio del cuerpo viviente, que es acto del cuerpo, que es
potencia; o es la forma del cuerpo, que es la materia. Aristóteles da prioridad a la forma sobre la materia, al alma sobre el cuerpo, pues
el cuerpo existe por el alma, que es su principio vital. En conclusión, el alma es la entelequia primera de un cuerpo físico que
Para Aristóteles el alma no tiene preexistencia como decía Platón, sino que existe juntamente con el cuerpo y es
inseparable, hasta que este y ella desaparezcan. Defiende la unidad del hombre; y no es el alma la que siente y
piensa sino todo el hombre, gracias al alma.
Hay tres niveles o funciones del alma, que determinan las diferentes especies existentes.
Alma vegetativa
Alma sensitiva
Alma racional
(Entendimiento o Inteligencia)
La teoría del conocimiento
¿Qué es la felicidad?
No consiste en el placer y el gozo, ni en el honor, tampoco en acumular riquezas. Es el bien supremo o fin último de
todas nuestras acciones. La felicidad consiste en perfeccionarse en cuanto hombre, es decir, en aquella actividad
que distingue al hombre de todas las demás cosas. El hombre que quiere vivir bien debe vivir de acuerdo con la
razón, siempre. Entonces el bien del hombre consiste en una actividad del alma según su virtud, y así las virtudes
son más de una, según la mejor y la más perfecta.
Las virtudes: Son el camino que seguir para alcanzar la felicidad. Vivir conforme a la virtud
significa que la actividad de la razón o entendimiento dirige habitualmente nuestra conducta. Para Aristóteles,
hay dos tipos de virtudes: éticas y dianoéticas.
Las virtudes éticas (recuérdese que ethos significa costumbre, hábito, carácter) o morales, se refieren al
carácter, al modo de ser y de comportarse. Estas virtudes son las que deben guiar nuestras acciones, y controlar
nuestras pasiones y deseos (partes no racionales del alma). Tal dominio se alcanza cuando se posee, dice
Aristóteles, “el hábito de elegir el justo medio adecuado a uno”, justo medio que se halla siempre entre dos
extremos igualmente viciosos, bien por exceso o bien por defecto. Así, por ejemplo, la virtud de la valentía se
halla entre la temeridad y la cobardía.
De este modo nuestra actuación será correcta si nuestros hábitos o forma de actuar responden a un orden racional.
Entre todas las virtudes éticas destaca la justicia que consiste en la justa medida según la cual se
distribuyen los bienes, las ventajas, las ganancias, y sus contrarios
Virtudes dianoéticas: consisten en la actividad racional en cuanto se dirige al ejercicio más teórico de la
inteligencia, es decir, en cuanto se dirige a conseguir Ciencia, Sabiduría y Prudencia. Esta última (la Prudencia)
constituye el núcleo de la ética de Aristóteles: se alcanza cuando el entendimiento es capaz de manera habitual de
decidir, de acuerdo con la recta razón, qué acción es el justo medio adecuado a uno para su bien vivir (felicidad).
Por esto, la Prudencia es la virtud dianoética/intelectual de donde manan, en última instancia, todas las virtudes
éticas, como la valentía, la generosidad, la templanza, la amistad, etc.
La prudencia: consiste en dirigir bien la vida del hombre, esto es, deliberar con corrección acerca de lo que es el
bien o el mal para el hombre. La sabiduría, en cambio es el conocimiento de aquellas realidades que están por
encima del hombre en especial la metafísica.
Conocer el bien no implica hacerlo: la educación es necesaria para una vida virtuosa, pero la voluntad va a jugar
un papel básico. Aristóteles acentúa la libertad y la responsabilidad como aspectos fundamentales de la acción
moral: no basta conocer el bien, hay que tener la fuerza moral para poder hacerlo.
La ciudad y el ciudadano
El bien del individuo es de la misma naturaleza que el bien de la ciudad. Para a Aristóteles el hombre es un
animal político. «Quien no pueda entrar a formar parte de una comunidad, quien no tenga necesidad de nada y se
baste a si mismo, no es parte de la ciudad, es una fiera o un dios.»
Aristóteles no considera ciudadanos a todos los que viven en una ciudad y sin los cuales ésta no podría subsistir.
Para serlo es preciso tomar parte en la administración de los asuntos públicos: formar parte de las asambleas que
legislan, gobiernan la ciudad y que administran la justicia. los demás habitantes son, de alguna manera, medios
para satisfacer las necesidades de los ciudadanos. Los griegos concebían al individuo en función de la ciudad y no
la ciudad en función del individuo.
El Estado puede asumir diversas formas, es decir, distintas constituciones. La constitución es «la
estructura que ordena la ciudad, estableciendo el funcionamiento de todos los cargos y, sobre todo, de la
autoridad soberana».
Así el gobierno puede ser ejercido por 1) un solo hombre, 2) unos pocos hombres o 3) la mayor parte de
los hombres, y además quien(es) gobiernen pueden hacerlo a) de acuerdo con el bien común b)
exclusivamente en su propio interés.
Formas de gobierno
Monarquía (gobierno de uno solo en provecho de todos) Tiranía (gobierno de uno solo en perjuicio de todos)
Aristocracia (uno de los mejores en provecho de todos) Oligarquía (de unos pocos en perjuicio de todos)
Democracia (de la mayoría en provecho de todos) Demagogia (de la mayoría en perjuicio de todos)
Aristóteles, sostiene que, en particular, dado que los hombres son como son la mejor formal es la democracia,
constitución que en substancia valora a la clase media. Prácticamente es un camino intermedio entre la
oligarquía y la democracia.
La lógica
La lógica muestra cómo procede el pensamiento cuando piensa, cuál es la estructura del razonamiento, cuáles son
sus elementos, cómo se hace posible elaborar demostraciones y cuándo. Lógica aristotélica, que quiere
proporcionar instrumentos mentales necesarios para afrontar cualquier tipo de indagación.
Desde el punto de vista metafísico las categorías representan los significados fundamentales del ser, pero desde el
punto de vista lógico serán por consiguiente los géneros supremos a los que debe poderse atribuir cualquier
término de la proposición. Tomemos la proposición «Sócrates corre» y descompongámosla: obtendremos
«Sócrates», que entra en la categoría de la substancia, y «corre», que entra en la categoría del hacer.
La definición
Quiere decir determinar qué es el objeto indicado por la palabra, más que explicar el significado de ésta. Por eso,
Aristóteles formula la definición como «un discurso que expresa la esencia», o «un discurso que expresa la
naturaleza de las cosas». Para definir algo se requieren el género y la diferencia, dice Aristóteles. El hombre, pues,
es un animal (género próximo) racional (diferencia especifica) la esencia de las cosas está representada por la
diferencia ultima que caracteriza el género. Una definición puede ser válida o no serlo, pero nunca será verdadera
o falsa a la vez.
Tenemos ante nosotros un juicio cuando unimos los términos entre sí y afirmamos o negamos algo con respecto a
otra cosa. El juicio, por lo tanto, es el acto mediante el cual afirmamos o negamos un concepto de otro concepto.
La expresión lógica dcl juicio constituye el enunciado o la proposición.
El juicio y la proposición constituyen la forma más sencilla de conocimiento y nos permite conocer de manera
directa el nexo entre un predicado y un sujeto.
Aristóteles realiza una serie de distinciones en el ámbito de los juicios y de las proposiciones dividiéndolos en
afirmativos y negativos, universales, singulares y particulares, y estudia también las modalidades de acuerdo con
las que unimos un predicado a un sujeto.
Las premisas del silogismo científico tienen que ser verdaderas, por las razones que hemos expuesto; además
deben ser primarias, es decir, no deben necesitar de una demostración anterior a ellas y más conocida que ellas.
Cuando en lugar de ser verdaderas las premisas resultan simplemente probables, son fundadas la en la opinión,
estaremos entonces ante el silogismo dialéctico.
Hay muchos silogismos sólo son en apariencia y que parecen llegar a una conclusión pero en realidad sólo
concluyen debido a algún error. A esto le llamamos silogismo erístico.
Principios lógicos
Finalmente, Aristóteles pensaba que todo tiene una causa (principio de razón suficiente). Pero el
fundamento de este principio no cabe hallarlo en la lógica sino en la metafísica.
FILOSOFÍA CONTEMPORÁNEA
La filosofía contemporánea es aquella filosofía que se desarrolla en el período actual de la historia de la filosofía
occidental, es decir, que corresponde a la Edad Contemporánea (siglos XIX, XX y lo que va del XXI). Por
extensión, se llama también con este nombre a la filosofía producida por filósofos que aún están vivos. No debe
ser confundida con la filosofía moderna, que inició en el Renacimiento y culminó con el fin de la Ilustración
(aunque algunos ubican su conclusión en el siglo XIX o hasta entrado el siglo XX). La filosofía contemporánea
supone una ruptura conceptual con la filosofía moderna, derivada de la crisis de los valores y las premisas del
pensamiento ilustrado. El resultado fue un amplio abanico de corrientes filosóficas, muchas de las cuáles nacieron
en franco antagonismo unas con otras y posteriormente fueron conjugadas en nuevas corrientes que asimilaron
dicho antagonismo o que trataron de conciliar diferencias. Es también la última etapa histórica de la filosofía, es
una etapa compleja, controvertible, diversa y de permanente cambio como producto de los avances científicos y
tecnológicos, de la acelerada y desbordante floración de doctrinas filosóficas.
Otros suelen situar el punto de partida de la Edad Contemporánea en el año 1789, fecha del inicio de la
Revolución Francesa. Otros afirman que comienza con la muerte de Hegel.
La filosofía contemporánea propone una crítica al modelo platónico-cristiano que hasta ese tiempo era el vigente
en la sociedad occidental. Por eso critica ciertos pensamientos, tales como:
La moral: principalmente es criticada por Nietzsche, quién la veía como algo que le impide al hombre
manifestar su verdadera naturaleza; él defendía su punto de vista diciendo que todo lo que conocemos
como moral no es más que un montón de estatutos y leyes rígidas que cohíben al ser humano de su
verdadera naturaleza. También considera que normas de este tipo son una muestra clara de decadencia
porque es algo que no va con nosotros sino contra nosotros mismos, de manera que, no estamos
capacitados para soportar una disciplina como esa.
Según él, no se le debería dar tanta importancia a lo que Dios hubiese estipulado, más bien, lo que
importa son las decisiones que el ser humano tome por sí mismo.
La metafísica occidental: muy parecida a la moral, la metafísica dice que los mandatos impuestos por un
Ser Supremo provienen de una fuente externa a este mundo, por lo tanto, cualquier cosa que Él nos
imponga esta fuera de nuestro alcance, en el sentido de que podamos cumplirla a cabalidad.
Ya que Dios está fuera de esta esfera, la verdad que pudiese hallarse en Él sería algo totalmente
inaccesible; por eso asegura que no hay algo más que este mundo. Que todos los temores que tenemos son
cosas infundadas por nuestros antepasados debido a la incertidumbre de cosas como la vida y la muerte.
Las ciencias: no se puede estandarizar las cosas igualándolas y quitándoles su particularidad, esto es lo
que la filosofía contemporánea alega. Es un error muy parecido al de la metafísica que subestima a todas
las cosas por debajo de Dios.
El estudio de las ciencias solo da a conocer la monotonía de lo que observa en la naturaleza: un ciclo que
se repite. Así que, utilizar este método es un gran error a la hora de estudiar el hombre porque este tiene
una personalidad compuesta de deseos, sueños y sentimientos lo que lo convierte en un ser impredecible.
Marxismo: doctrina y teoría social, económica y política basada en la obra de Karl Marx y sus seguidores,
indisolublemente unida a dos ideologías y movimientos políticos: el socialismo y el comunismo.
Historicismo y vitalismo:
a. Historicismo: corriente de pensamiento que reconoce el supremo valor de la historia como
componente fundamental de la naturaleza y del sujeto humano. Las investigaciones de los filósofos e
historiadores alemanes Ernst Troeltsch, Wilhelm Dilthey, Karl Mannheim y Friedrich Meinecke
concedieron una notable importancia teórica a esta corriente de pensamiento
b. Vitalismo: El vitalismo, se define como aquella filosofía que admite un PRINCIPIO VITAL, una
‘fuerza vital’ irreductible a los procesos físico-químicos. El vitalismo marchará paralelo a otra
corriente filosófica que coincide con él en estas características y en la crítica a las filosofías
predominantes del siglo XIX (idealismo y positivismo). Ésta es el historicismo, cuyo principal
representante es Dilthey.
Fenomenología: La fenomenología es un movimiento filosófico del siglo XX caracterizado por su
pretensión de radicar fidelidad a lo dado, estudiando la relación que existe entre los hechos (fenómenos) y
el ámbito en que se hace presente esta realidad (conciencia).
Existencialismo: Movimiento filosófico, cuyo postulado fundamental es que los seres humanos, en forma
individual, son los que crean el significado y la esencia de sus vidas. Hacia la tercera década del siglo XX,
surge en Alemania el existencialismo y de allí se difunde por el resto de Europa, especialmente en
Francia.
Neopositivismo y filosofía analítica:
a. Neopositivismo: El pensamiento de los miembros del círculo se conoce con el nombre de
“neopositivismo” o “positivismo lógico”, y se caracteriza por una actitud decididamente
antimetafísica y por toda una serie de profundos análisis de gran relevancia acerca del lenguaje, la
escritura y los métodos de las ciencias naturales, y los fundamentos de la metafísica.
b. Filosofía analítica: La filosofía analítica tiene como fundamento las ciencias naturales, la lógica
matemática y el análisis del lenguaje, es decir, el análisis lógico del lenguaje científico o el análisis
lingüístico del lenguaje común; con el propósito de esclarecer los conceptos filosóficos y científicos.
Hermenéutica: Arte de interpretar textos para fijar su verdadero sentido. En un principio se utilizó en el
estudio de la teología y se aplicó específicamente a la interpretación de las Sagradas Escrituras, pero su
uso se ha ampliado desde el siglo XIX hasta abarcar las teorías filosóficas del significado y la
comprensión, así como las teorías literarias de la interpretación textual.
Pragmatismo: El pragmatismo consiste en reducir “lo verdadero a lo útil” negando el conocimiento teórico
en diversos grados; para los más radicales sólo es verdadero aquellos que conduce al éxito individual,
mientras que, para otros, sólo es verdadero cuando se haya verificado con los hechos.
EL IDEALISMO ALEMÁN
El idealismo Alemán es una corriente que se inicia en la primera mitad del siglo XIX y parte de los supuestos del
racionalismo, conduciéndonos a una posición extrema: las cosas se identifican con las ideas, la realidad con el
pensamiento y lo que es real con lo que es pensado . los filósofos de esta corriente recogen la filosofía critica de
Kant y la defensa de la razón, pero como románticos que son, le dan un sentido distinto. Para ellos la razón es
creadora, se sitúa en el mundo y se manifiesta en él. Son los que establecen una relación entre razón y naturaleza.
Sus máximos representantes son: Fichte, Schelling y Hegel.
E s el primer representante del “Idealismo alemán” después de Emmanuel Kant. Le siguen Schelling y Hegel, que
en otros artículos los abordaremos como parte de esta serie.
Fichte es el primer filósofo alemán que le da prioridad a la acción antes que al pensamiento. En la filosofía
escolástica el obrar seguía al ser, ahora, es lo contrario: el ser sigue al obrar. Decía: “Obrar: obrar, tal es el fin
para el cual existimos”.
Los fundamentos principales de la filosofía de fiche se hayan contenidos en la Teoría de la ciencia, que viene a
significar los mismo de la filosofía trascendental. Lo que la filosofía tiene que explicar siempre es la experiencia
entendida como nuestra representación de las cosas. Si la representación se deriva de las cosas tendremos un
materialismo y si las cosas se derivan de la representación tendremos un idealismo. Para el único sistema
filosófico es el idealismo. Las cosas derivan de nuestra experiencia. Su finalidad es dar fundamento a la
experiencia, entendida como la totalidad del sistema de representaciones.
El punto de partida de la filosofía es el Yo, sujeto pensante, libre y moral. El Yo se conoce y conoce su naturaleza
(actividad auto creadora) mediante la conciencia moral, pues su actividad se rige por su autonomía. De aquí que el
dice que el Yo se pone a si mismo, es decir, el Yo concebido como actividad y creación. Pero para que el yo
pueda conocerse como sujeto a de afirmar un mundo objetos mediante el cual entiende su propia actividad; es la
experiencia (representación del mundo), que llama NO YO. De aquí que el NO Yo, un mundo extraño a él, que no
le pertenece. El No YO, es puesto para que sea posible con el esfuerzo de una unidad del Yo y No Yo, es decir, en
un Yo trascendental, entendido como subjetividad originaria que comprende en si mismo lo subjetivo y lo
objetivo. De ahí su filosofía llamada idealismo subjetivo.
Método: propone un método para interpretar su filosofía dialéctica, que costa de tres momentos
La tesis: el YO se pone a si mismo A es A, nos da la categoría de identidad (principio de identidad)
La antítesis: el YO pone al NO YO, A no es A, nos da la categoría de negación (principio de contradicción)
La síntesis: la unidad del YO y del No Yo, A es en partea y en parte NO-A, nos da la categoría de
limitación ( principio de razón suficiente)
Schelling (1775-1854)
Filósofo alemán, nacido el 27 de enero de 1775 en Wüttemberg y fallecido el 20 de agosto de 1854, cuya
reflexión, más dada al hallazgo intuitivo que a la indagación racional rigurosa, inicia, frente al subjetivismo de
Kant y de Fichte, la filosofía del Absoluto.
La tarea de la filosofía es explicar el saber, es decir, la confidencia del sujeto con el objeto. Parte del finalismo de
la crítica del juicio, pero rechaza la opción de Kant de reducir la finalidad de la naturaleza a la finalidad interna de
los organismos. Para él la naturaleza en su conjunto tiene un fi, la realización del YO consiente y libre. En su
espíritu romántico, se advierte la perfecta armonía entre el mundo y el Yo, lo real y lo ideal. Acepta de Fichte la
idea de un yo libre, pero no enfrentado al No -Yo(mundo), sino, un Yo que opera desde el y al mismo tiempo
naturaleza. No admite que la naturaleza (No-Yo) se reduzca al contenido del sujeto y la llama Yo objetivo.
Defiende, pues, la filosofía de la identidad: espíritu y naturaleza son manifestaciones de una única realidad, el
absoluto. Su sistema se llama, idealismo objetivo. Defiende también la filosofía de la libertad. Su última fase de
su pensamiento contiene la filosofía positiva, que culmina en una filosofía de la revelación: el análisis de la
libertad humana nos conduce a Dios (libertad absoluta).
Hegel (1770-1831)
Nació en Stuttgart en 1770, y muere en Berlín en 1831. Reaccionó frente a la filosofía kantiana y sus escisiones,
intentando construir un sistema filosófico sólido y definitivo. De hecho, se puede considerar el último gran
sistema, el más completo, a pesar de sus posteriores detractores.
La pretensión fundamental de Hegel fue la de introducir la razón en la historia, es decir, intentar encontrarle un
sentido, una racionalidad mediante un método afín a la realidad misma: la dialéctica.
La filosofía hegeliana es idealista y prima en ella el intento de comprensión de la realidad, antes que su
transformación práctica.
Interpretación de la realidad
Hegel pretende llegar a un conocimiento absoluto de la realidad tal como es en sí misma, y no sólo en cómo se
nos aparece, al contrario de lo que pensaba Kant, para el que no se podía ir más allá de la experiencia, o lo que es
lo mismo: sólo se podía conocer el fenómeno y no el noúmeno.
La concepción de la realidad hegeliana es bastante más compleja y rica que la realidad fenoménica kantiana. Lo
real no es la mera yuxtaposición de cosas, sino su interrelación. En efecto, la realidad es una estructura compleja
caracterizada por la contradicción. Las cosas, los acontecimientos no se pueden entender de una manera aislada,
sino en sus relaciones recíprocas, porque cada ser se relaciona con el Todo y sólo puede ser comprendido en
función de la totalidad, sin la cual nada sería.
La realidad no es estática, sino dinámica y dialéctica. Es dinámica porque todo está en continuo cambio, nada
permanece. Es dialéctica porque, tal como acabamos de decir, se caracteriza por la contradicción y la lucha
constante de opuestos. La realidad es un Todo ascendente desde el reino mineral hasta el ser más complejo: el
hombre.
Cuando Hegel dice que lo real es racional quiere decir que la realidad, aunque está en continuo cambio, no es
caótica e incomprensible, sino todo lo contrario: tiene una razón de ser tal como es, o lo que es lo mismo, está
regida por el Logos universal, lo cual no implica que no pueda transformarse.
La realidad para Hegel, a de deducirse de la idea absoluta, y a partir de ella, con gran habilidad dialéctica,
deduce toda la diversidad de las cosas y de las ciencias. La idea es la realidad total; es el principio desarrollo y
fin de todo; es el ser absoluto que constituye la esencia de todas las cosas, y el sustrato de todo fenómeno; es a
la vez ser y pensamiento, lo real y lo racional. Todo es despliegue de la idea absoluta, de ahí su idealismo
absoluto.
Dialéctica
Si la realidad no es estática, sino dinámica y dialéctica es preciso encontrar un método afín a ella: el dialéctico. En
efecto, para pensar dialécticamente la realidad, y por lo tanto, llegar a un conocimiento sistemático de ella (todo
conocimiento, y especialmente la filosofía o saber absoluto debe ser, según Hegel, sistemática, es decir, debe dar
cuenta de la totalidad, porque la realidad es un Todo.
La dialéctica es para Hegel como la ley suprema de lo real y como procedimiento del pensamiento filosófico.
Considera que la evolución ideal a través de la cual se despliega el ser, lo absoluto, la idea, solo puede explicarse
por el método dialectico. Lo absoluto es proceso, actividad, algo no hecho. La dialéctica es el método en la
explicación del desarrollo de esas idea absoluta o razón. Es la ley que rige todo el proceso del pensamiento y de la
realidad, mediante auto-diferenciación y autodeterminación. Es la fuerza irresistible ante la cual nada se mantiene
firme en las cosas; es la progresiva determinación, inherente al pensamiento mismo y resultante de la propia
negación de este.
Tesis: es el momento afirmativo, pero toda afirmación tiene dentro de sí una contradicción. ej.: el día
(tesis) necesariamente muere con la noche (antítesis). Cuando pienso en el día, inmediatamente pienso la
noche, ambos términos son contradictorios, pero correlativos, se siguen el uno al otro.
Antítesis: es lo contrario de la tesis, la negación de la afirmación anterior. La realidad es conflicto, lucha
de contrarios, y esa contradicción es el motor de la dialéctica. Este momento es el que dinamiza la
realidad, lo que la hace moverse. ej.: noche (negación del día).
c) Síntesis: es la superación del conflicto, la negación de la negación anterior. Los dos momentos
anteriores son a la vez eliminados y conservados. ej.: la tarde.
La síntesis se convierte inmediatamente en tesis del proceso siguiente, que a su vez dará lugar nuevamente a una
síntesis, que será a su vez, la tesis del proceso siguiente, y así sucesivamente, hasta el infinito. El proceso es
continuo.
El sistema hegeliano
La filosofía hegeliana es un Idealismo Absoluto. Esto significa que Hegel hace de la Idea lo Absoluto. La Idea es
dentro del proceso dialéctico de la realidad lo primero y lo último, aunque la Idea o Espíritu al principio de su
desenvolvimiento no se ha desarrollado, sino que es en sí, luego sale fuera de sí, y por último, es para sí. El
sistema hegeliano se divide en las siguientes partes:
1. La lógica: (la idea en sí) en Hegel se identifica con la metafísica. Define la lógica como la ciencia de la
idea pura, esto es, de la idea en el elemento abstracto del pensamiento en ella estudia el despliegue o
desarrollo de los tres estadios anteriores y muestra la idea como ser, después como ciencia y finalmente
como concepto propio dicho.
La lógica es en definitiva la reflexión metafísica sobre el desarrollo del Logos, ese desarrollo se concreta
en la naturaleza (segundo paso: filosofía de la naturaleza) y en el ser humano (tercer paso: Filosofía del
Espíritu). La Lógica se define, como la idea en sí que aún no se conoce porque no se ha exteriorizado.
2. La filosofía de la naturaleza: (la idea fuera de sí) La Idea que en la Lógica aún estaba en sí, sale de sí
misma, fuera de sí, se enajena o aliena, haciendo posible la distinción entre el sujeto que conoce y el
objeto conocido. El despliegue de la naturaleza se hace a través de la idea. Su misión es de servir a la idea
como estadio intermedio, para alcanzar la síntesis del espíritu.
En la Filosofía de la Naturaleza el Logos se despliega dialécticamente en tres tipos de realidades:
o Mecánica: la realidad como conjunto de procesos mecánicos.
o Química: la realidad como conjunto de procesos químicos.
o Teleología: la realidad actúa conforme a fines.
3. La filosofía del espíritu: (la idea para sí) estudia el comportamiento humano libre, desde las formas
inferiores de conocimiento a las superiores, siguiendo en su exposición una tripartición dialéctica. El
espíritu no es lo que se opone al cuerpo, sino toda la realidad, animada en sus extremos por la razón. El es
el sujeto y el objeto de la autoconciencia, y que se halla en actividad, desarrollo y en un constate progreso,
el solo llega a ser lo que es por medio y a través de sus manifestaciones. La Idea para sí es el resultado de
exteriorización en la naturaleza y el retorno a sí misma tras tomar conciencia de sí como Espíritu.
Espíritu es la Idea o Logos que tras su enajenación en la naturaleza, retorna a sí misma (se reconoce a
través de la razón humana). La esencia del espíritu es la Libertad, a la que sólo llega tras tomar conciencia
de sí. Su tarea es la realización de esa libertad en las instituciones históricas concretas. Tres son los
momentos del que recorre el espíritu: subjetivo, objetivo y absoluto:
Espíritu subjetivo: es el descubrimiento de sí que se da paso a paso desde el escalón más bajo de
conocimiento al más alto. Este momento se desarrolla a su vez en otros tres momentos:
Seguidores de Hegel
La derecha hegeliana: autores que continúan desarrollando el Sistema hegeliano desde posiciones
idealistas.
La izquierda hegeliana: autores que conservando de la filosofía de Hegel el carácter dialéctico de lo real,
rechazan el idealismo de éste y se declaran materialistas. Entre ellos destaca:
afirmó que el Hombre es antes que nada un ser material, un cuerpo más de la naturaleza, no un Espíritu como
había dicho Hegel. La parte espiritual del ser humano está determinada por su constitución físico- material. (Esta
definición materialista del hombre influirá en el joven MARX, quien la profundizará en un sentido economicista.)
Asimismo, en su obra La Esencia del Cristianismo (1841) llevó a cabo una crítica de la religión, afirmando que el
hombre se encuentra alienado en la religión; fuera de sí, pues ha llegado a otorgar existencia real y adoración a
seres
divinos que él mismo creó, atribuyéndoles las cualidades propias de su ser hombre: unos profundos anhelos de
justicia, felicidad, perfección, inmortalidad, etc. Superar la alienación religiosa sólo es posible si el hombre
reconoce como tarea propia realizar aquí abajo, en la tierra donde vive, todas aquellas cualidades que hasta ahora
ha atribuido a Dios y visto únicamente realizadas en Él o en el más allá celestial.
EL SOCIALISMO CIENTÍFICO
La Revolución de 1848 constituyó un momento clave en el desarrollo de esta nueva corriente socialista pues, una
vez frustrada, el marxismo reemplazó al socialismo utópico como corriente ideológica obrerista dominante,
erigiéndose en motor y referente de buena parte de los movimientos revolucionarios de la segunda mitad del siglo
XIX y XX. Fue precisamente en 1848 cuando se publicó el "Manifiesto comunista”, la obra más conocida del
marxismo.
El marxismo es una doctrina y teoría social, filosófica, económica y política ideada por Karl Marx y sus
seguidores, la cual se encuentra sólidamente unida a dos ideologías y movimientos políticos: el socialismo y el
comunismo. Como reacción frente al idealismo de los socialistas utópicos y los anarquistas, Karl Marx y Friedrich
Engels iniciaron durante la década de 1840 una renovación de la ideología socialista que, con el tiempo, llegaría a
influir poderosamente en el desarrollo del movimiento obrero e incluso en el conjunto de pensamiento occidental.
Se fundamentaba sobre un profundo análisis económico de la sociedad capitalista. Por medio del materialismo
dialéctico de Hegel, Marx demostraba la necesidad de las modificaciones históricas en el desarrollo de las formas
de organización social como consecuencia de las existencias de contradicciones en los modos de producción.
Durante el siglo XIX, en Alemania, el Idealismo hegeliano llegó a convertirse en la filosofía oficial del Estado.
Marx en su comienzos se sitúa filosóficamente en la llamada izquierda hegeliana. Esta corriente conserva de
Hegel su concepción dialéctica de lo real, pero rechaza su idealismo y se declara materialista.
La formación del pensamiento de Marx estuvo influida, además de por el materialismo de los hegelianos de
izquierda, por su contacto con los socialistas utópicos franceses (Fourier, Saint-Simon, Proudhom,), sus lecturas
de
los principales economistas ingleses (Adam Smith, Ricardo) y su continua actividad periodística ligada a las
luchas político-sociales de su tiempo.
La filosofía de Marx consiste en un análisis de la sociedad burguesa capitalista del siglo XIX, surgida de la
revolución industrial. Especialmente, de las contradicciones que presenta su estructura económica: ha hecho
aumentar de un modo sin precedentes la riqueza social, y sin embargo la mayoría de la población se ha
empobrecido, apareciendo una nueva clase social: el proletariado (los esclavos/trabajadores de la industria). De un
modo general cabe decir que el marxismo presenta una triple dimensión:
una, científica: consistente en el análisis teórico, con los conceptos propios de la ciencia de la Economía,
del sistema económico capitalista;
dos, filosófica: pues el marxismo enlaza su análisis económico con una teoría filosófica sobre el hombre y
la historia: el materialismo histórico.;
y tres, política: porque tanto el análisis científico de la economía capitalista, como la teoría filosófica
denominada materialismo histórico., tienen un objetivo político: la transformación de la sociedad.
El pensamiento marxista puede ser interpretado desde tres puntos de vista complementarios:
Teoría Económico-sociológica: Teoría crítica sobre la realidad social burguesa y capitalista, en la que al
tiempo de ofrecer una interpretación de la misma, adelanta una interpretación de la historia como lucha
dialéctica de clases (capitalistas/proletarios).
Política: que propone una praxis revolucionaria incardinada a la transformación de la realidad y de la
estructura económico-política.
Crítica filosófica: Pone en tela de juicio a toda la filosofía anterior, especialmente al idealismo alemán en
la figura de Hegel y el materialismo mecanicista de Feuerbach. Marx pretende dar a la filosofía un giro
pragmático al considerar que el mero pensar y teorizar sobre la realidad no es suficiente.
El socialismo utópico surgió como una crítica al incipiente desarrollo de la sociedad industrial, cuya
consecuencia inmediata fue la aparición de una clase social: el proletariado, sometida a una jornada laboral de
más de doce horas diarias, en la que los niños no se salvaban de estas pésimas condiciones de vida. Saint-Simon,
Owen o Fourier propusieron soluciones de tipo utópico para resolver los problemas sociales. Pero, según Marx,
este tipo de soluciones son sólo un parche, lo primero que hay que hacer es conocer y considerar las condiciones
de la estructura económica que determinan la vida individual y social, para luego transformarla. Marx sostiene
que el socialismo científico se apoya en el conocimiento exhaustivo de la estructura económica del capitalismo,
estructura que determina la superestructura ideológica. Tal conocimiento permite proyectar una transformación
comunista de la sociedad
En los Manuscritos parte de su proyecto humanista de emancipación y la lucha contra la alienación, desde esta
perspectiva acusa a la economía política clásica, liberal y burguesa de ser un mero instrumento ideológico para
justificar la estructura capitalista, la alienación que de ella resulta, de presentar al capitalismo como si fuese algo
natural y sin historia y, por lo tanto, como la única alternativa para el desarrollo de la humanidad. La economía
clásica trata las relaciones entre los hombres como relaciones entre cosas, ocultando por tanto la situación de
explotación de unas clases sobre otras. Parte del hecho de la propiedad privada, aunque no lo explica, ni tampoco
el fundamento de la división de trabajo y capital, etc.
Afronta el análisis económico desde una perspectiva más científica. Su teoría del valor (de uso y de cambio); el
concepto de plusvalía; el fetichismo de la mercancía; los análisis de la estructura económica en términos de
modos de producción, fuerzas de producción y relaciones de producción; la reducción a dos grandes clases
sociales: propietarios de los medios de producción y no propietarios, etc son algunas de las categorías que pone en
juego Marx para explicar su análisis del capitalismo desde una crítica científica a la economía política clásica.
Materialismo
Materialismo dialéctico: pretende dar explicación de todo lo real a partir de la materia, es decir aspira
a ser una concepción filosófica con fundamentos científicos, de toda la realidad, recurriendo a principios
materiales. Afirma que lo único que existe es lo materia y que esta es esencialmente dinámica. Las leyes
dialécticas de la materia son: del salto cualitativo, de unidad y lucha de contrarios y la ley de la negación
de la negación.
Materialismo histórico: es una prolongación del dialéctico en el terreno de la historia humana y, según
Marx, es la ciencia marxista de la historia. Pero a diferencia del materialismo de Feuerbach que es
objetivo, el de Marx es subjetivo, es decir: el hombre no puede ser tratado como un objeto al que le
suceden cosas, sino como un sujeto protagonista de su vida y de la historia. Y la historia viene
determinada por las relaciones económicas de producción, determinadas a su vez por los modos de
producción.
La historia es explicable mediante leyes, no leyes trazadas de antemano sino basadas en la observación de
la historia misma.
La historia es la historia de la lucha de clases:
Las fuerzas determinantes de la evolución (o la revolución) histórica son las fuerzas económicas y
materiales de la vida humana, las cuales constituyen su infraestructura.
En definitiva, el materialismo histórico marxiano sostiene que las relaciones que el hombre establece con la
naturaleza y con los demás hombres son relaciones materiales.
La dialéctica es para Marx, al igual que para su compañero Engels, y para su antecesor Hegel, el motor de la
realidad y la historia. La diferencia reside en el hecho de que para Hegel la historia era la historia de la Idea o
Espíritu (dialéctica idealista) y para Marx y Engels, la historia es el desarrollo de la materia (dialéctica
materialista).
La alienación
Debido a las circunstancias indicadas, Marx señala que en la sociedad capitalista tanto la infraestructura como la
superestructura se encuentran alienadas. Alienación significa desposesión, pérdida de algo que nos pertenece, y
por extensión falsa conciencia respecto a la realidad en que nos encontramos.
Marx afirmó que, en el sistema económico burgués-capitalista, el hombre se halla sujeto a tres tipos de alienación
(política, religiosa y económica) y que es la económica la que en última instancia determina la existencia de las
otras dos:
La alienación económica: consiste en la explotación del obrero en cuanto que el obrero es:
a) Desposeído de lo objetos que produce.
b) No es dueño de su actividad.
c) Su mundo se transforma en un mundo deshumanizado y objetivado.
La alienación social: consiste en la división de la sociedad en clases. En la sociedad capitalista los seres
humanos quedan clasificados de acuerdo con los bienes materiales que poseen. El objetivo marxista
consistirá pues en la eliminación de todas las clases.
La alienación política: es el resultado de la división del trabajo: unos mandan y otros obedecen. El
Estado, en lugar de servir a la sociedad tiende a esclavizarla en provecho de los intereses de los
gobernantes. Su misión consiste en administrar la explotación del proletariado, de ahí que Marx señale
que el obrero no tiene patria.
La alienación religiosa: consiste en la evasión de la realidad hacia un mundo trascendente e ilusorio, que
sirve de consuelo y esperanza para una situación mundana desgarradora e injusta. En este aspecto Marx
rechaza todas las religiones y niega toda trascendencia, según él, Dios no existe y la religión es el opio
del pueblo.
La infraestructura y la superestructura
La infraestructura social está compuesta por las fuerzas productivas más las relaciones de producción. Marx
también la denomina modo de producción (fuerzas productivas + relaciones de producción. Es todo sistema
productivo en donde podemos observar la creación de diferentes tipos de sociedad, que cambia a lo largo del
tiempo. Hasta Marx eran tres tipos, principalmente “esclavista”, “feudal” y “capitalista”.
Las superestructuras son lo que se halla por encima de la infraestructura, y constituyen todo en complejo
ideológico que sirve para mantenerlas, como el conjunto de instituciones y sistemas de organización social,
jurídica y política, así como las formas de conciencia (sean religiosas, artísticas o filosóficas) específicas de
cada sistema productivo y que se hallan condicionadas por él.
Utopía marxista
Una vez realizada la revolución y consumado el triunfo de los trabajadores, desaparecerá la división de clases
y todos los seres humanos serán una fraternidad internacional, gracias a la cual, se eliminará la injusticia.
La sociedad socialista no es el punto final. Sí es cierto que en ella se abolirá la propiedad privada de los
medios de producción, desaparecerá la explotación, y el valor de cambio será sustituido por el de uso. Pero
sólo es un paso intermedio en virtud del cual se irá preparando a la sociedad en los nuevos valores. El estadio
definitivo será la sociedad comunista; en ella los seres humanos trabajarán libremente, habrá
superabundancia, desaparecerá el valor de cambio y se instaurará el de uso, y estará regido por el principio: a
cada cual, según sus necesidades, que siempre podrán ser satisfechas con facilidad
EL VITALISMO
Supone la afirmación de la vida por encima de cualquier otro valor o hecho, en contra de todos aquellos
filósofos idealistas que, como Platón, postularon la existencia de dos mundos separados: mundo sensible y mundo
inteligible, siendo el verdadero éste último, y, por tanto, negando todo valor al mundo sensible, responsable,
según el ateniense, de toda nuestra ignorancia y errores, por estar sujeto al devenir. Platón llegó a decir que
filosofar era aprender a morir. Contra esta metafísica que desprecia la vida por la inseguridad que le otorga el
devenir reacciona Nietzsche. La vida es para nuestro pensador una fuerza creativa biológica, que se proyecta en el
plano del espíritu, y cuya principal característica es la lucha constante entre fuerzas de signo opuesto.
Nietzsche (1844-1900)
Fue un filósofo alemán y además uno de los más grandes escritores de la lengua germánica. De salud delicada, era
por eso un gran amante de la vida. Perseguido por la mala suerte y la locura, se mostró increíblemente lúcido en
su crítica a toda la cultura occidental.
Crítico: Filosofía del atardecer: se ahonda la crítica a la cultura occidental en todos sus aspectos. Algunas
obras: Genealogía de la moral; Más allá del bien y del mal; Crepúsculo de los ídolos; Anticristo; Ecce
Homo.
Método
Su método es genealógico y descansa sobre el presupuesto de que toda realidad y toda consideración sobre la
misma es histórica y por tanto susceptible de ser descubierto su proceso de formación y su origen. En efecto,
para estudiar cualquier fenómeno histórico hemos de tratar de remontarnos a sus orígenes, ver cuáles han sido
las causas de su surgimiento y cómo se ha desarrollado hasta llegar al momento presente.
Lo apolíneo y lo dionisíaco
En su primera obra, El origen de la tragedia, Nietzsche afirmaba que la cultura griega presocrática estuvo animada
por dos fuerzas estéticas/artísticas contrarias y, a la vez, complementarias:
Lo apolíneo: símbolo del orden, la medida, la luz, principio de individuación, de la forma armoniosa y de
la belleza. Apolo era el dios griego de la música: de lo sometido a orden = armonía = belleza.
Lo dionisíaco: símbolo del constante fluir indeterminado de la vida misma, fuerza material que ignora y
salta por encima de toda limitación individual, de toda forma, y que refleja la unidad original de todo lo
que existe. Dionisos es el dios griego de la vid y del vino: de aquello que nos expropia del yo individual
haciéndonos sentir la unidad caótica, embriagadora, ilimitada, de la vida.
Dentro de este esquema, la filosofía de Nietzsche caería dentro del aspecto dionisíaco, de hecho, el lado crítico de
su filosofía se centra en la crítica a todos los elementos apolíneos presentes en la cultura occidental por ser
considerados antivitales. En cambio, su aspecto constructivo es un canto a lo dionisíaco, a los valores más
profundamente vitales y asilvestrados de la existencia.
Crítica de la filosofía
La filosofía occidental, desde Sócrates y Platón, empezó por la Metafísica, es decir, se construyó sobre una visión
racional de la realidad y sobre la afirmación de que existe un mundo más verdadero de esencias universales e
inmutables tras las cosas individuales y cambiantes que nos muestran los sentidos. Para Nietzsche, por el
contrario, la única realidad o mundo existente es el mundo sensible, fenoménico, en el que no hay nada estable, ni
permanente, realidad que tiene como fuerza originaria o principio vital la voluntad de poder, es decir, la voluntad
de ser más y sin límites.
Así pues, Nietzsche rechaza la Metafísica, es decir, la distinción tradicional en filosofía entre mundo verdadero (el
de las ideas/esencias universales e inmutables, accesible sólo a la razón) y mundo aparente (el sensible, particular
y en constante devenir Heráclito), afirmando rotundamente la sola existencia de este último.
Crítica de la religión
La religión cristiana ha desvitalizado al hombre europeo, pues al inventar un mundo celeste/ ideal, ha
desvalorizado el mundo terreno/ sensible, convirtiendo a éste, el único que existe realmente, en un valle de
lágrimas., un lugar de paso, despreciable y falto de valor en sí mismo.es un lugar que aliena porque se opone a los
instinto y se empeña por ponerle racionalidad a toda cosa.
Que es una inversión de los valores nobles y vitales de Grecia y Roma, una rebelión de esclavos
orientales., dice Nietzsche.
Que quita valor a la vida humana sobre la tierra, al proyectarla hacia un más allá ideal, en el que esa vida
quedaría realizada perfectamente.
Que es una moral en la que predominan los valores enfermizos, plebeyos, de humildad, obediencia,
compasión, amor fraterno, etc., valores que van contra la naturaleza de la vida, que es algo fuerte, creador,
poderoso e instintivo.
Que es, por tanto, un obstáculo para la construcción del superhombre = hombre creador de nuevos valores,
favorables a la vida.
Crítica de la moral
La crítica más corrosiva a la cultura occidental/burguesa es la que hace a su moral. Para Nietzsche, el principal
error de la moral occidental desde Sócrates es su anti naturalismo, es decir, el ir contra la naturaleza. Es una moral
que se opone a los instintos naturales de la vida, diciendo que todo lo fuerte, poderoso e instintivo ha de ser
temido y eliminado de la misma vida, porque es peligroso.
Nietzsche afirma: ‘‘El problema de la procedencia de los valores morales es, para mí, un problema de primer
rango porque condiciona el futurode la humanidad’’.
Una moral de señores: o también llamada moral de la tierra., de pasiones activas, creadora, cuyos
valores están a favor de una vida fuerte, poderosa e instintiva, y para la cual el bien está siempre del lado
de todo lo que insufla a la vida humana pujanza, creatividad y capacidad para afrontar nuevas tareas, la
principal de las cuales consiste en la autosuperación del hombre, es decir, la creación del superhombre. La
moral que asume que la vida es Voluntad de Poder.
Una moral de esclavos: que se llama a sí misma moral del cielo y dice estar basada nen una realidad más
perfecta y verdadera que la del mundo terrenal (sea la realidad de las ideas platónicas o la realidad de
Dios). Propone valores morales que de un modo constante desprecian y tachan como malo el mundo de
los sentidos y la vida instintiva, poderosa y superior, mientras que consideran bueno una vida cuyo ideales
son la igualdad, la fraternidad, la obediencia, etc.
La muerte de Dios
Con la expresión, Dios ha muerto., Nietzsche alude al progresivo abandono de una visión religiosa (cristiana) del
mundo en la cultura europea. Es lo que se ha llamado la secularización de la cultura., iniciada en el Renacimiento
(antropocentrismo versus teocentrismo medieval) y continuada en la Ilustración.
La muerte de Dios. es, para Nietzsche, el fin de un gran peso que ha tenido esclavizado al hombre, una
liberación. Pues Dios ha sido el vampiro de la vida. Es decir, sólo la muerte de Dios hace posible y necesario
construir
nuevos valores que pongan en el lugar del Cielo a la Tierra, a la Naturaleza, a la Vida, valores propios del
superhombre.
La muerte de Dios lleva al NIHILISMO (nada tiene valor trascendente), pero también hace posible la construcción
de una moral de la tierra., favorable a la vida, una moral del superhombre. u hombre del futuro.
En Así habló Zaratustra, Nietzsche expone simbólicamente, mediante la metáfora de las tres transformaciones
del espíritu humano, el tema de la muerte de Dios. y la nueva tarea que, como consecuencia, ha de afrontar el
hombre de cara al futuro:
Al principio el espíritu humano es un camello (el animal que soporta grandes pesos y los transporta a
través de parajes desérticos, sin vida): simboliza al hombre que se inclina ante Dios y sus mandatos
categóricos, universales e inmutables.
Luego se convierte en león (el animal rey de la fuerza y de la naturaleza salvaje): simboliza al hombre
que destruye los valores establecidos, faltos de vitalidad, enfermizos, decadentes, mediocres y construidos
sobre el temor a lo fuerte e instintivo.
Y, por último, se convierte en niño: simboliza al hombre nuevo/futuro, capaz de darse valores que van
más allá del bien y del mal. establecidos y le permiten jugar a vivir como juega la Vida misma, poderosa,
inocente, alegre y trágicamente.
El Superhombre
Ante la mediocridad y el empequeñecimiento del hombre europeo, el superhombre es la tarea de los nuevos
filósofos.
El superhombre es una propuesta de estilo de vida, una nueva moral basada en la inversión de los valores.
La transformación supone principalmente la inversión de los valores morales herederos del cristianismo en otro
tipo de moral: la moral aristocrática. El superhombre es fruto de las tres transformaciones anteriores.
El hombre al que hay que superar es el que se somete a los valores tradicionales, a la “moral del rebaño”, a la
moral basada en la creencia de una realidad trascendente que fomenta el desprecio por la vida, la corporeidad
y la diferencia entre las personas. El superhombre sólo es posible cuando se prescinda absolutamente de la
creencia en Dios, cuando se realice hasta el final la muerte de Dios.
El hombre mismo, necesita hombres que manden., una moral de señores, en fin, crear el superhombre, el cual
comprende el significado de la muerte de Dios y celebra la aurora de Dionisos, el dios que ríe, símbolo de la vida
que no reniega de la tierra, de la vida que no es resignación y renuncia, sino aceptación gozosa de la fuerza vital
originaria que, ignorante de toda forma individual limitada, convierte la destrucción de éstas en un acto creativo o
de superación.
La Voluntad de Poder
Escribe Nietzsche: ‘‘Donde vi un ser vivo, allí encontré voluntad de poder. Sólo allí donde hay vida hay
voluntad. Pero no simple voluntad de vivir, sino voluntad de dominio’’.
La voluntad de poder significa voluntad de dominio, de señorío, de ser más sin límites. El hombre se halla en la
vida sin voluntad propia, sin haber querido; pero puede y tiene que definirse ante la vida. El hombre creador ha de
proponerse: cambiar los valores establecidos (decadentes y faltos de vitalidad) y crear otros que permitan al
hombre superarse aceptando que la vida es voluntad de poder.
El eterno retorno
Nietzsche dijo que era su pensamiento más profundo pero el menos elaborado: el tiempo en el que transcurre la
vida es repetición circular, eternidad en la que todo vuelve a ocurrir indefinidamente. Rechaza, pues, la
concepción que tanto el Cristianismo como la Ilustración tienen de la Historia: para aquél es una línea temporal
ascendente con un principio de la Creación y un final, la venida del Reino de Dios; y para ésta es también una
línea ascendente que llamó Progreso o realización de una Humanidad ideal= racional= civilizada.).
Según Nietzsche, es tan inagotable y poderosa la fuerza natural de la Vida que sus infinitas combinaciones
temporales se repetirán infinitamente en un juego interminable: porque la Vida es un juego circular: un gran
circulo, donde cada vida/hecho particular está enlazado de tal modo con todos las otros que volverá a pasar/ocurrir
eternamente.
La filosofía de Bergson es considerada como la transición entre la filosofía de la vida del siglo XIX y la
fenomenología y el existencialismo del siglo XX. Rechaza las corrientes que preceden: el marxismo y el
positivismo, por corrientes científicas y deterministas, y abre caminos de superación al positivismo. En contra del
positivismo considera que la filosofía es diferente a la ciencia en cuanto a su objeto de estudio y método. La
filosofía proporciona conocimientos de la vida porque la realidad es devenir y solo la intuición puede
comprenderla.
La intuición:
Según Bergson, conocemos los objetos materiales mediante una percepción externa general y especializada
(conocimiento científico). En cambio, las cosas espirituales son conocidas a través de la intuición (conciencia
inmediata o percepción directa de una realidad). La ciencia positiva se ocupa del mundo material; la metafísica,
del espíritu. Para Bergson, nosotros concebimos los objetos físicos como si ocupasen posiciones en un medio
homogéneo y vacío: el espacio. Nuestra idea del tiempo está también especializada: Nos permite hablar de
sucesión y de simultaneidad. Esta forma de conocimiento es útil para la vida práctica y para las ciencias naturales,
pero nos impide llegar a la unidad de lo real. Solo llegamos a lo real en base a la intuición.
La clave de la evolución de la vida en general debe ser buscada en la vida interior del hombre. Tenemos una
conciencia de un impulso vital “élan vital”, que es un impulso interno. El choque de éste con la materia inerte
produce las diferentes líneas de la evolución, en tres direcciones: La vida vegetativa, la vida instintiva y la vida
inteligente. Bergson califica su teoría evolucionista como “creadora”, toma distancias del evolucionismo
mecanicista. Esta es creadora en el sentido que el ELAN vital no sigue una trayectoria única, predeterminada, sino
que se ramifica pluralmente en las distintas formas de vida.
Inteligencia e instinto
Instinto: Facultad de usar instrumentos organizados, o sea, parte del organismo (piernas, manos) Inteligencia:
Facultad de hacer o emplear instrumentos no organizados, o sea, utensilios. De aquí que el hombre sea
históricamente más homo-faber que homo-sapiens. El entendimiento está orientado a la producción, a obrar sobre
la materia, pero es incapaz de aprender el movimiento, la evolucióntal como es en la realidad.
La primera está orientada hacia la materia, da paso a las ciencias; la segunda se dirige a la vida, es propia de la
filosofía. La intuición es la actividad creadora del espíritu, la libertad y la capacidad de entender la naturaleza del
universo.
Espacio y tiempo
Bergson se aparta de la concepción dual (interior/exterior, etc.) al proponer otra convención: «la percepción
dispone del espacio en la exacta proporción en que la acción dispone del tiempo». El espacio no es exterior o el
tiempo interior, eso sería volver a planteamientos del siglo XIX. El tiempo es lo abierto, el todo no está dado ni
puede darse, el pasado es infinito. La historia son las acciones de los pueblos hacia la libertad. La libertad echa
sus raíces en la necesidad. Bergson también dice que el espíritu extrae su alimento de la percepción, único
obstáculo de la libertad que es plasmado en movimiento. Es por eso que las fuentes de su pensamiento se basan en
recuperar determinadas dimensiones de la conciencia, perdidas por el idealismo: sentimiento inmediato de las
cosas y de uno mismo.
La moral
Parece que el deber social que rige en concretas colectividades sociales cada vez tiene menos fuerza. La distinción
de Henri Bergson entre moral cerrada y abierta aclara muy bien la naturaleza del comportamiento humano.
Según este filósofo, la moral cerrada es la expresión de la coerción que el «yo social» ejerce, a través de los
deberes y obligaciones de origen comunitario, sobre el «yo individual».
Es cierto que las pautas de conducta se fijan, precisamente, por medio de órdenes, deberes, normas, etc., y esto es
algo meritorio, porque es verdad que, siguiendo el planteamiento aristotélico, ya que a base de someter el carácter
a las directrices de la razón nos convertimos en personas prudentes. Por lo tanto las fuente de la moral son dos: la
sociedad abierta y cerrada.
El pensamiento de Ortega
Ortega es un pensador situado en el VITALISMO, pues afirma que la VIDA (nuestra vida, la de cada cual.) es la
realidad fundamental y, por tanto, constituye el punto de partida de su filosofía, la cual es, como él mismo dice,
‘‘meditación de la vida’’. Ese nuevo punto de partida exige superar el Idealismo, que es la filosofía de la Edad
Moderna: la que se inicia con Descartes (quien da primacía filosófica a la subjetividad o cogito), se desarrolla con
Kant (Idealismo Trascendental) y alcanza su máxima expresión con Hegel (Idealismo Absoluto).
Pero Ortega no se conforma con que el pensamiento humano haya superado el realismo ingenuo de los griegos
para llegar a ser consciente de sí mismo y de su actividad; Ortega quiere superar también el idealismo. Pues
escribe Ortega: ‘‘El error del idealismo fue convertirse en subjetivismo, en subrayar la dependencia en que las
cosas están de que yo las piense, de mi subjetividad, pero no advertir que mi subjetividad depende también de que
existan objetos’’. Necesitamos corregir el punto de partida de la filosofía.
El nuevo punto de partida de la filosofía no es una idea, sino una realidad primaria y concreta. Escribe Ortega:
‘‘Vivir es lo que nadie puede hacer por mí, la vida es intransferible, no es un concepto abstracto, es mi ser
individualísimo. Por vez primera, la filosofía parte de algo que no es una abstracción’’.
Para Ortega, ‘‘la filosofía es, por lo pronto, meditación de nuestra vida’’. Una necesidad de nuestra vida cuyo
objeto es el Universo.
Es una necesidad vital: porque el hombre no puede dejar de pensar, pues es una exigencia que la vida,
nuestra vida, nos impone a cada uno: la de orientarnos, para vivir, en el mundo. No se trata de la
capacidad que tenemos de formar universales o ideas abstractas (sería lo que Ortega denomina razón
pura.), sino de la necesidad que sentimos de conocer lo que las cosas significan para nuestra existencia
concreta, nuestra vida, la de cada cual (sería lo que Ortega llama razón vital.).
Su objeto es el Universo (un problema insoluble): esta tarea a la que se ve obligada el intelecto humano
(de pensar para vivir, es decir, para orientarse en el mundo), tiene como objeto último la comprensión de
todo lo real, el mundo entero, en fin, el Universo. Pues cualquier hecho observado es mero fragmento,
algo que no se basta a sí mismo y remite a la totalidad en la que existe; remite pues al Universo en su
conjunto.
Concluyendo: Filosofía es, para Ortega, una actividad necesaria, en el sentido de que nos es necesaria para
vivir, para orientarnos en el mundo. Su objeto es el Universo, cuyo conocimiento le interesa radicalmente a
nuestra vida, a la vida de cada cual.
La Vida
El nuevo punto de partida de la filosofía de Ortega es ‘‘la vida, nuestra vida, la de cada cual”. Esta es la realidad
radical; radical en el sentido de que es la realidad en la que arraigan todas las demás, pues nada llega a ser real
para mí si no es porque forma parte de mi vida, es decir, porque es algo que la afecta de algún modo.
Por tanto, la vida no es el ser de la metafísica tradicional, es decir, algo único, eterno e inmutable, sino una
realidad múltiple (es la vida de cada cual., intransferible en su realidad concreta e individualísima) que, atravesada
de historicidad/caducidad, está haciéndose constantemente a sí misma al actuar sobre el mundo que la rodea,
sometida, pues, a un dinamismo temporal constante. La verdad radical es la coexistencia de mí con el mundo.
Existir es primordialmente coexistir.
Este es el primer atributo decisivo con que topamos: vivir es esa realidad extraña que tiene el privilegio
de existir para sí misma.
El segundo atributo de la vida es que es un quehacer. ‘‘Vida es lo que hacemos; claro, porque vivir es, en
suma, encontrarse a sí mismo en el mundo y ocupado con las cosas y los seres del mundo.
El tercer atributo de la vida consiste en que vivir es encontrarse en el mundo, es ocupación, la vida es un
problema que necesitamos resolver nosotros, vivir es elegir entre varias posibilidades y nuestra vida es
una realidad lanzada al futuro.
El Raciovitalismo
Desde Parménides hasta Kant, pasando por Descartes, la Razón ha sido concebida como la facultad humana de
conocer lo inmutable, lo absoluto, la sustancia invariable de las cosas, lo universal e intemporal de los entes. A la
facultad racional así concebida, Ortega, como antes Kant, la denomina razón pura.
Ortega, por el contrario, concibe la Razón como una función de la vida, es decir, un instrumento del que la vida
humana se sirve para orientarse en el mundo y proyectarse hacia el futuro, es decir, un instrumento para
solucionar el problema en que consiste vivir. A esta razón Ortega la denomina razón vital, es una razón que no
tiene como objeto conocer una realidad inmutable o universal, sino enfrentarse a la realidad histórica y particular
(al aquí y el ahora, a la circunstancia), porque vivir es decidir en cada momento lo que vamos a ser, y tal decisión
es tan individual e intransferible como la vida misma y la circunstancia que la rodea. Para Ortega, el ser humano
no tiene naturaleza, el ser humano es historia.
El Perspectivismo
Nuestra vida busca la verdad, pero no una verdad absoluta y eterna, que a nadie interesa/afecta
vitalmente por ser intemporal, es decir, por no ser para alguien existente en algún tiempo, sino la verdad
entendida como ese punto de vista que cada vida individual necesita para orientarse en el mundo y resolver el
problema de vivir, algo que sólo puede hacerse en un tiempo dado y en una circunstancia concreta. Ese punto de
vista individual sobre la realidad que la vida de cada cual posee es lo que Ortega denomina perspectiva: verdad
parcial, circunstancial, concreta, pero verdad, al fin y al cabo, pues perspectivismo no es escepticismo.
El perspectivismo es, según la intención de Ortega, una superación tanto del Idealismo moderno como del
Realismo antiguo. De acuerdo con el perspectivismo, la realidad que conozco no existe independientemente de
mí, sino que es una perspectiva mía, de mi vida (en esto se aproxima al Idealismo), pero no existiría mi
perspectiva ni sería posible ninguna otra si no hubiera algo exterior a mí y a todos nosotros, es decir, si no
hubiera cosas o Mundo (en esto se aproxima al Realismo). Esta interdependencia o coexistencia Yo y Mundo,
esta necesidad que cada uno tiene del otro para existir, es lo que Ortega quiere decir con su conocida frase:
‘‘Yo soy yo y mis circunstancias’’. Por tanto, la verdad del yo siempre y en todo caso es circunstancial, es
decir, consiste en una perspectiva que la vida individual se forma necesariamente para orientarse en el mundo,
pero tal verdad, aun siendo circunstancial, es la verdad insustituible de nuestra vida.
EL POSITIVISMO
Tiene como fundador a Augusto Comte. El positivismo es el movimiento intelectual predominante en la segunda
mitad del siglo XIX, cuyas raíces pueden perseguirse claramente hasta Kant y la Ilustración, y con menos nitidez,
hasta Descartes Y Bacón, y cuyas ramificaciones penetran en nuestra centuria y se extienden todavía por ciertos
sectores del ámbito filosófico de nuestros días. Esta considera que la clave para lograr la reforma social de la
humanidad está en la ciencia, que en su dimensión teórica constituye la única fuente segura de conocimiento y en
su dimensión práctica muestra su utilidad por medio de la técnica.
La primera (1826-1845), de un marcado carácter positivista, queda sintetizada en sus dos grandes obras:
Curso de filosofía positiva (1830-1842) y el Discurso sobre el espíritu positivo (1844), escrito que
apareció como introducción preliminar al Tratado filosófico de astronomía popular.
La segunda etapa del pensamiento de Comte viene marcada por un hecho personal que le afectó
hondamente: la muerte en 1846 de Clotilde de Vaux, a quien conoció en 1845 y de la que estaba
profundamente enamorado. A partir de entonces el pensamiento de Comte se tiñe de un carácter
romántico
y místico que derivará hacia posturas cada vez más conservadoras, convirtiendo el positivismo en una
religión de la que él se autoproclama Sumo Sacerdote.
De esta época datan sus obras Sistema de política positiva (1851-1854), Catecismo positivista (1852) y el primer
volumen de Síntesis subjetiva (1856), obra que quedó incompleta debido a su muerte, acaecida el 5 de septiembre
de 1857.
Su pensamiento
La filosofía de Comte entra en conflicto con la revuelta moderna contra los antiguos que inició Francis Bacon y
extendió L’enciclopédie francesa y que consistió, a grandes rasgos, en la asunción de la razón y la ciencia como
únicas guías de la humanidad capaces de instaurar el orden social sin apelar a oscurantismos teológicos o
metafísicos y también en claro enfrentamiento con las propuestas ilustradas de Voltaire y Rousseau.
Tomando como trasfondo la Revolución Francesa, Comte acusa a estos dos autores de generar utopías metafísicas
irresponsables e incapaces de otorgar un orden social y moral a la humanidad.
Los problemas sociales y morales han de ser analizados desde una perspectiva científica positiva que se
fundamente en la observación empírica de los fenómenos y que permita descubrir y explicar el comportamiento
de las cosas en términos de leyes universales susceptibles de ser utilizadas en provecho de la humanidad.
Comte afirma que únicamente la ciencia positiva o positivismo podrá hallar las leyes que gobiernan no sólo la
naturaleza, sino nuestra propia historia social, entendida como la sucesión y el progreso de determinados
momentos históricos llamados estados sociales.
La humanidad en su conjunto y el individuo como parte constitutiva, está determinado a pasar por tres estados
sociales diferentes que se corresponden con distintos grados de desarrollo intelectual: el estado teológico o
ficticio, el estado metafísico o abstracto y el estado científico o positivo.
Este tránsito de un estado a otro constituye una ley del progreso de la sociedad, necesaria y universal porque
emana de la naturaleza propia del espíritu humano.
El estado teológico o ficticio: la humanidad busca una explicación de los fenómenos de la naturaleza
mediante agentes sobrenaturales, generalmente personificados, como los dioses. Este estadio representa la
infancia de la humanidad; en la teoría del conocimiento, representa el dominio de la imaginación. Hay en
él tres fases distintas:
Fetichismo: en que se personifican las cosas y se les atribuye un poder mágico o divino.
Politeísmo: en que la animación es retirada de las cosas materiales para trasladarla a una serie de
divinidades, cada una de las cuales presenta un grupo de poderes: las aguas, los ríos, los bosques,
etc.
Monoteísmo: la fase superior, en que todos esos poderes divinos quedan reunidos y concentrados
en uno llamado Dios.
El estado metafísico: es la superación del teológico, en el los seres sobrenaturales y dioses del estado
anterior son sustituidos por entidades abstractas; por la causa, la sustancia, la esencia, etc. La mente que
se lanzaba tras lo lejano se va acercando paso a paso a las cosas, y así como en el estado anterior que los
poderes se resumían en el concepto de Dios, aquí es la naturaleza, la gran entidad general que lo sustituye;
pero esta unidad es más débil, tanto mental como socialmente, y el carácter del estado metafísico, es sobre
todo crítico y negativo, de preparación del paso al estado positivo; una especie de crisis de pubertad en el
espíritu humano
El estado positivo: Es real, es definitivo. En él la imaginación queda subordinada a la observación. La
mente humana se atiene a las cosas. El positivismo busca sólo hechos y sus leyes. No causas ni principios
de las esencias o sustancias. Todo esto es inaccesible. El positivismo se atiene a lo positivo, a lo que está
puesto o dado: es la filosofía del dato. La mente, en un largo retroceso, se detiene a al fin ante las cosas.
Renuncia a lo que es vano intentar conocer, y busca sólo las leyes de los fenómenos.
El espíritu positivo tiene que fundar un orden social. La constitución de un saber positivo es la condición de que
haya una autoridad social suficiente, y esto refuerza el carácter histórico del positivismo. Comte, fundador de la
Sociología, intenta llevar al estado positivo el estudio de la Humanidad colectiva, es decir, convertirlo en ciencia
positiva. En la sociedad rige también, y principalmente, la ley de los tres estados, y hay otras tantas etapas, de las
cuales, en una domina lo militar.
Comte valora altamente el papel de organización que corresponde a la iglesia católica; en la época metafísica,
corresponde la influencia social a los legistas; es la época de la irrupción de las clases medias, el paso de la
sociedad militar a la sociedad económica; es un período de transición, crítico y disolvente; el protestantismo
contribuye a esta disolución. Por último, al estado positivo corresponde la época industrial, regida por los
intereses económicos, y en ella se ha de restablecer el orden social, y este ha de fundarse en un poder mental y
social.
La filosofía positiva como tipo de conocimiento propio del último estado de la sociedad, se define por oposición a
la filosofía negativa y crítica de Rousseau y Voltaire a la que Comte atribuye los males de la anarquía y la
inseguridad social que caracterizan al período post-revolucionario.
El término positivo hace referencia a lo real, es decir, lo fenoménico dado al sujeto. Lo real se opone a todo tipo
de esencialismo, desechando la búsqueda de propiedades ocultas características de los primeros estados.
Lo positivo tiene como características el ser útil, cierto, preciso, constructivo y relativo (no relativista) en el
sentido de no aceptar ningún absoluto.
Si la aparición del estado positivo se correlaciona con la mayoría de edad social e intelectual de la humanidad,
esto se debe a la desaparición del espíritu metafísico como una evolución natural hacia el estado idóneo de la
razón que traerá consigo el orden y la reorganización social. Se trata de una total "regeneración" que viene
determinada por el progresivo desarrollo de las ciencias que, según Comte, han seguido cursos y ritmos distintos,
siendo la más retrasada la física social.
La filosofía positiva hace un intento de clasificación de las ciencias, concebidas unitariamente como ramas de un
tronco común que, evolutivamente, forman un continuo en el que el desarrollo de cada una establece las bases de
la ciencia siguiente.
Comte clasifica las ciencias en cinco fundamentales: astronomía, física, química, fisiología y física social o
sociología. Rechaza como ciencia a la psicología y a la economía y concibe a las matemáticas más como un
método e instrumento previo que como ciencia teórica.
Derivada de la fisiología, la sociología, como culminación del espíritu positivo, se dedicará al estudio de los
fenómenos sociales y de sus leyes como camino para explicar la evolución de la humanidad y favorecer un progreso
controlado de la sociedad que excluya todo posible cambio o revolución incontrolada.
Moral y religión
La primera exigencia de la moral comtiana es vivir para los demás. Esto se basa en que el hombre es sociable por
inclinación e instinto, y que el individuo aislado es una abstracción artificial. Los conocimientos adquiridos
gracias a la sociología, nos permite edificar la ciencia moral, que es la ciencia por excelencia. Igualmente nos
permite darnos cuenta de el vivir para los demás es vivir para uno mismo, puesto que la sociedad es un gigantesco
organismo y el bien hecho a unos de sus componentes repercute en todos los otros.
En la última gran obra de Comte, el Sistema de política positiva, el propósito comtiano de regenerar la sociedad
basándose en el conocimiento de las leyes sociales asume la forma de una religión en la que se sustituye el amor
de Dios por el amor a la humanidad, a la que hay que venerar como en otros tiempos se veneraba a los dioses
paganos.
El dogma fundamental de esta religión es el amor como principio, el orden como base y el progreso como fin.
LA FENOMENOLOGÍA
Movimiento filosófico del siglo XX caracterizado por su pretensión de radical fidelidad a lo dado, a lo que
realmente se ofrece a la experiencia, para describir los rasgos esenciales, las esencias de las distintas regiones de
la realidad que en esta actitud se muestran.
Como tal, la fenomenología es una corriente idealista subjetiva dentro de la filosofía que se propone el estudio y
la descripción de los fenómenos de la conciencia o, dicho de otro modo, de las cosas tal y como se manifiestan y
se muestran en esta. Asienta que el mundo es aquello que se percibe a través de la conciencia del individuo, y se
propone interpretarlo según sus experiencias. En este sentido, valora el empirismo y la intuición como
instrumentos del conocimiento fenomenológico.
La intención fundamental de Husserl consiste en devolverle a la filosofía el estatus científico que perdió a
consecuencia de la facticidad en la que había quedado sumida por el positivismo de Comte, el psicologismo y el
naturalismo. Según este autor la reducción de todo conocimiento al conocimiento científico ha conducido a una
decadencia de la humanidad. Para Husserl las ciencias europeas se encuentran en crisis porque no tienen una base
filosófica en qué fundamentarse. En el fondo han perdido el sentido humano de la actividad científica. Si esto es
así, se hace urgente recuperar el papel de la filosofía como saber orientador de todas las ciencias, esto es, una
filosofía "primera" a partir de la cual broten todas las disciplinas filosóficas y los fundamentos de todas las
ciencias.
Tanto las ciencias de la naturaleza como la psicología y la historia, en cuanto ciencias de hechos, son ciencias
ingenuas, acríticas, esto es, necesitan de otra ciencia que se ocupe de la explicación y fundamentación de qué sea
lo característico de cualquier conocimiento científico. De ahí la necesidad de una ciencia puramente teorética que
tenga por objeto a la ciencia misma:
La lógica, como teoría del pensamiento, en general, y de la ciencia, en particular, es una ciencia pura, no de
hecho. Y como tal es básica para la fundamentación de las ciencias de hechos. Es, pues, la lógica una ciencia
nomológica, ciencia de leyes, y, como tal, normativa para todas las ciencias de hechos.
Lo que hace que una ciencia sea ciencia no es su aspecto de producto humano; no es ninguna conexión de hechos
psicológicos o históricos, sino “cierta conexión objetiva o ideal” que presta a los actos de pensamiento, en que la
ciencia se da, «referencia objetiva unitaria y, en esta unitariedad, validez ideal». Esta conexión tiene dos
referencias:
La conexión de las cosas a que se refieren intencionalmente las vivencias del pensamiento, reales o
posibles,
y la conexión de las verdades en que alcanza validez objetiva la unidad real como lo que es. Una y otra se
dan juntas y son inseparables a priori
La conciencia intencional
La intencionalidad no es tanto una propiedad de los actos psiquicos sino la estructura misma de la conciencia.
Para la filosofía de occidente, a partir de Descartes la filosofía se convierte en una filosofía de la conciencia. En
efecto, el Cogito (yo pienso) se transforma en el punto de partida de todo filosofar desde el cual se intenta
alcanzar el mundo real. La filosofía de Hurssel es pues también una filosofía de la conciencia, pero de la
conciencia intencional. Esto significa que la conciencia, lejos de ser una cosa o un ámbito vacío es una relación a
un objeto. Se trata, de un conjunto de vivencias en la que se distingue una estructura bipolar:
El objeto intenicional (nóema)
El acto intencional (nóesis)
Husserl define la conciencia como un conjunto de actos que se conocen con el nombre de vivencias.
Esta conciencia tiene la peculiaridad de eliminar toda referencia a una existencia real de las cosas, es decir la
conciencia no percibe objetos reales, sino que aprehende objetos, que se denominan fenómenos.
La intencionalidad es la característica más importante de la conciencia fenomenológica. Las vivencias
intencionales se dan de diversos modos.
El modo como una mera representación de una situación objetiva mienta éste su objeto es distinto del modo cómo
lo hace el juicio, que considera verdadera o falsa dicha situación.
La fenomenología
la fenomenología trascendental, es el método riguroso de conocimiento, que permite describir el sentido de las
cosas viviéndolas como fenómenos [noemáticos] de conciencia. Lo concibe como una tarea de clarificación para
poder llegar «a las cosas mismas» partiendo de la propia subjetividad, en cuanto las cosas se experimentan
primariamente como hechos de conciencia, cuya característica fundamental es la intencionalidad. No se trata de
una descripción empírica o meramente psicológica, sino trascendental, esto es, constitutiva del conocimiento que
dé sentido de lo experimentado, porque se funda en los rasgos esenciales de lo que aparece a la conciencia.
El método fenomenológico se lleva a cabo según una sucesión de pasos; los más importantes son los siguientes:
Reducción fenomenológica: consiste en «poner entre paréntesis», a modo de una suspensión de juicio
(epokhé), lo que Husserl denomina la actitud natural: creencia en la realidad del mundo, cuestionamiento
de si lo percibido es real, supuestos teóricos que lo justifican, afirmaciones de las ciencias de la
naturaleza, etc. El resultado de esta reducción o epokhé es que no queda sino el «residuo
fenomenológico», a saber, las vivencias o fenómenos de la conciencia, cuya estructura intencional
presenta dos aspectos fundamentales: el contenido de conciencia, nóema, y el acto con que se expresa este
contenido, nóesis. Es decir prescindir de la realidad para quedarme con los datos de la conciencia (lo que
es para mí).
Reducción eidética: Quedarse con la esencia(Eidos) del fenómeno. Suprimidas las características del
fenómeno, captamos intuitivamente la esencia, lo más profundo, la mismidad del fenómeno, aquello que
este sea lo que es. Esta reducción permite la intuición de la esencia, y por tanto, acceder a la ámbito de la
conciencia pura.
Reducción trascendental: Se pone en suspenso la actitud natural formada por un conjunto de creencias
necesarias para la vida cotidiana. Esto supone descartar:
La existencia del mundo que me rodea y de los objetos que me aparecen
La existencia del propio yo empírico, sus actos psíquicos e intereses.
De esta forma, como residuo fenomenológico, quedará a la conciencia pura, sus vivencias puras y los contenidos
de éstas.
EL EXISTENCIALISMO
El existencialismo es una corriente filosófica de finales del XIX y principios del XX, cuyas influencias van más
allá de la Segunda Guerra Mundial. Es sucesora de la filosofía de Nietzsche; no existe como teoría filosófica
propiamente dicha, más bien es un conjunto de autores que piensan y viven existencialmente. La más clara
influencia de Nietzsche es la negación que considerar el hombre en abstracto, o sujeto de categorías metafísicas.
No les interesa qué es el hombre (su esencia) sino profundizar en su existencia real y completa. Los
acontecimientos que dominan la primera mitad del siglo XX determinaron un proceso de despersonalización
según el cual el individuo pierde identidad diluido en una masa social fácilmente manipulable. Una de sus frases
es: EL HOMBRE ESTA ARROJADO AL MUNDO.
a la existencia sobre la esencia;
a la vida sobre la razón (rechaza la abstracción);
a la praxis sobre la teoría; y
a la libertad sobre la determinación.
La gran pregunta existencialista es ¿cuál es el sentido de la vida humana? Es decir, para qué existimos.
Nació en Copenhague el 15 de mayo de 1813. Su padre le dio una educación extremadamente religiosa, pues
sufría de melancolía y creía firmemente que la maldición de Dios recaía sobre sí y sobre su familia. Kierkegaard
mismo sufría de igual melancolía, si bien en menor grado, y la disfrazaba de ingenioso sarcasmo. En 1830
Kierkegaard emprendió estudios de teología en la Universidad de Copenhague.
La filosofía de Kierkegaard es una filosofía de la fe, en tanto considera que ésta es la que salva al hombre de la
desesperación, siendo esta un arriesgado 'salto' hacia Dios, en quien 'todo es posible'. El hombre solo, ante Dios,
siendo nada más que una relación que se relaciona consigo mismo, contrasta con el concepto de Marx y
Feuerbach en el que el hombre es concebido como un conjunto de relaciones sociales.
Todo el pensamiento de Kierkegaard es una reacción contra el idealismo y la religiosidad formalista de la Iglesia
oficial danesa y su teología fuertemente dominada por el hegelianismo. Kierkegaard lo hace en nombre del valor
del individuo y de una fe personal y trágica.
Lo importante para Kierkegaard consiste en asumir la existencia humana tal y como es, de manera que cada
hombre pueda comprenderse a sí mismo construyendo y apoderándose con decisión de su propio destino
histórico en medio de un mundo que ni siquiera él ha escogido vivir. Sencillamente por el hecho de nacer el
hombre existe, y asumir con pasión la existencia es lo propio del pensador subjetivo kierkegaardiano
El individuo y la masa
Kierkegaard es considerado uno de los antecedentes del existencialismo del siglo XX. En efecto, las categorías
fundamentales del pensamiento de Kierkegaard son las del 'individuo' existente y sus 'posibilidades'. Lo único real
es el 'individuo', el singular opuesto al Absoluto. También se contrapone al 'pueblo' o a la masa anónima.
Es evidente que todo ser humano es un individuo que se distingue de las demás personas y de las cosas. En este
sentido hay que destacar que incluso los miembros de una masa enfurecida son individuos. Es cierto, sin embargo,
que también en este sentido la individualidad de dichos miembros se ha sumergido en una conciencia común. La
masa está dominada por una emoción común y es capaz de realizar acciones que no realizarían sus miembros
como individuos. Una masa en cuanto tal es siempre una falacia, porque convierte al individuo en un ser por
completo impenitente e irresponsable o, al menos, porque debilita el sentido de responsabilidad del hombre
individual y lo reduce a un fragmento.
La idea de la existencia
El hombre que se contenta con el papel de espectador del mundo y de la vida y todo lo transforma en una
dialéctica de conceptos abstractos, existe, pero no puede decirse que exista en sentido propio. Porque desea
comprenderlo todo, pero no se compromete con nada. El "individuo existente" es el actor y no el espectador, se
compromete a sí mismo y, de este modo, da sentido y dirección a su vida. Existe en virtud de un objetivo por el
que se esfuerza activamente escogiendo esto y rechazando aquello. En otras palabras, para Kierkegaard, el
término "existencia" tiene aproximadamente el mismo sentido que el de "existencia auténtica", usado por algunos
filósofos existencialistas modernos. Se puede afirmar, consecuentemente, que la existencia comprende dos
momentos: el de la separación o finitud, y, en este contexto, el del continuo esfuerzo hacia Dios. El esfuerzo tiene
que ser constantemente un continuo devenir, porque la autorreligación con Dios por la fe no puede realizarse una
vez por todas: ha de tomar la forma de un autocompromiso repetido constantemente. Para él, el individuo
existente por excelencia es el individuo ante Dios, el hombre situado en el punto de vista de la fe.
La angustia
El análisis existencial de kierkegaard termina en la experiencia de la angustia. La angustia es el sentimiento que
surge ante la negatividad de las situaciones existenciales posibles. Esto sucede porque al ejercer nuestra libertad
tenemos que elegir, y al elegir en un abanico de posibilidades se nos cierras otras alternativas. Por ejemplo, si
elegimos tal profesión se nos cierran otras carreras, otros mundos posibles.
El asunto es que la elección es incierta, no sabemos cómo nos va a ir de cara al futuro, por eso Kierkegaard
advierte que la existencia es como caminar por el borde de un camino en cuyos lados sólo hay precipicios. Esta
experiencia de la incertidumbre, de poder equivocarnos genera angustia y desesperación. Pero la angustia es
inevitable, es un elemento constitutivo de la existencia y nadie, mientras viva, se puede escapar a esta condición
inmodificable.
Martín Heidegger nace en 1889 en Messkirch, Baden (Alemania). De familia católica, entra como becario en el
instituto de Constanza en 1906, donde se prepara para la carrera sacerdotal, que posteriormente abandona por su
dedicación a la filosofía.
Martín Heidegger, fue discípulo de Edmund Husserl de quien aprendió el método fenomenológico. Su obra se
puede comprender como una ontología de la existencia. Aunque propiamente no se consideraba a sí mismo como
autor existencialista sus textos abordan diversos problemas antropológicos y metafísicos que están emparentados
con esta corriente de posguerra.
En Ser y tiempo, Heidegger elabora su propuesta teórica de indagación fundamental por el Ser o la esencia de la
realidad; la pregunta por el ser es anterior a toda indagación y su esclarecimiento es la base de comprensión de la
existencia humana.
El olvido del ser en la metafísica
Heidegger inicia ser y tiempo por la necesidad de una repetición explicita de la pregunta por el ser, pues, según
él, desde Aristóteles y platón ha enmudecido a la pregunta que interroga por el sentido del ser. Toda la metafísica
posterior habla de modos concretos de ser, pero no del ser como tal, de lo que hace que esos modos sean. Es lo
que llamara la diferencia ontológica: la metafísica a prescindido desde su mismo comienzo del problema del ser
porque se ha ocupado de primer lugar de entes concretos; entre esos ente ha privilegiado a uno o a un grupo de
ellos(Dios, naturaleza, razón…) y ha prescindido reducir a ese ente privilegiado el problema del ser, sin percatarse
de que solo el ser puede fundar el que esos entes sean. E ese modo la metafísica se a convertido la “historia del
motivo del ser”.
El hombre como ser en el mundo: Para Heidegger lo propio del hombre es estar arrojado en el mundo,
lanzado como ser ahí (Dasein), entre los demás entes. Pero a diferencia de las demás cosas, el hombre
existe, es decir, toma conciencia de su situación en el mundo y de los demás entes u objetos que le rodean,
por esta razón, dice Heidegger, el hombre es distinto porque está ahí, en la zona de iluminación del Ser.
En otras palabras, el hombre es el lugar donde el ser aparece y este carácter privilegiado hace que el
mundo sea esencialmente relativo al ser humano.
Ser con los otros: el Dasein solo se puede reconocer encontrándose ya familiarizado con poros entes de
los que necesariamente tiene que ocuparse para seguir siendo. No solo con entes que son cosas, sino
también con otros Dasein. Al igual que el estar en el mundo del hombre se manifiesta a través del
manifestar cuidado por las cosas, de la misma manera su estar con los otros se traduce en tener cuidado
con los demás, pues constituye la estructura básica de toda relación posible entre los hombres. Tener
cuidados de los demás puede asumir dos direcciones, una es sustraer a los otros de sus propios cuidados,
de estar juntos; otra, es ayudarles a conquistar la libertad de asumir sus propios cuidados, lo que supone
un auténtico coexistir.
El hombre como ser para la muerte: Analizando la vida humana Heidegger descubre que la finitud es
una característica esencial de la existencia. No somos eternos, somos seres para la muerte. La muerte
revela la inevitable finitud que nos constituye. Esta finitud por su carácter óntico genera angustia pues,
aunque nos esforcemos por muchas cosas tenemos la conciencia dé que, al final, nos reduciremos al no
ser, a la nada de la muerte.
La posibilidad de la muerte es angustiosa, pero a la vez permite que el hombre asuma responsablemente el sentido
de su existencia. Algunos viven en la banalidad tratando de disipar la angustia de la muerte mediante los placeres
y las distracciones. Estos individuos, según Heidegger, llevan una existencia inauténtica, pero los que asumen la
gravedad de la muerte comprenden que mientras viven deben dotar de sentido todo lo que hacen a diario. Esta
vida con sentido, aunque difícil y en ocasiones dolorosa, es propiamente una existencia auténticamente humana.
Jean Paul Sartre (1905-1980)
Jean Paul Sartre es la figura más representativa del existencialismo ateo. Estuvo prisionero en un campo de
concentración nazi y esta experiencia le ayudó a madurar sus ideas filosóficas. Se destacó no sólo como filósofo
sino también como literato, de
hecho muchas de sus ideas se conocieron a través de su famosa novela "La nausea", también escribió algunas
obras teatrales.
La existencia
Sartre considera que la existencia humana está "condenada a ser libre", es decir, arrojada a la acción responsable
(el compromiso existencial) sin excusas. Sartre prosigue por su cuenta lo que ha planteado Heidegger, aunque si
en Heidegger el "Dasein" es un "ser-ahí", arrojado, en el mundo, para Sartre, el humano, en cuanto "ser-para-sí",
es un "proyecto", un ser que debe hacerse. Sartre se opone a todo vestigio de metafísica (mientras que es la
pregunta por la metafísica una inquietud heidegeriana). En tal sentido Sartre opina que en el ser humano la
existencia precede a la esencia contrariamente a lo que se ha creído tradicionalmente.
El ser en sí y el ser para sí: Para Sartre las cosas del mundo son seres en sí, objetos que están ahí,
puestos en el mundo, pero el hombre es un ser diferente, es un ser para sí en cuanto tiene conciencia de su
ser en el mundo. En este sentido el hombre no es una cosa sino un existente, su existencia es anterior a
toda esencia. La existencia es el modo de ser del hombre en el mundo y consiste en la pura
indeterminación. Según Sartre la existencia es una experiencia porque no hay un único modelo de
humanidad, cada uno decide el sentido que quiere dar a su vida: no hay caminos, cada uno tiene que
labrar su propio camino, solo, sin nada a lo que aferrarse porque únicamente cuenta con sus decisiones.
Sartre resume esta posición diciendo que el hombre no es otra cosa que lo que él mismo se hace.
El ser para sí, la conciencia, pretende inútilmente alcanzar al ser en sí. Las estructuras y formas del ser
para sí, referidas a la conciencia del hombre, son analizadas por Sartre como si fueran estructuras propias
del ser humano. A ellas dedica gran parte del SER Y LA NADA: el ser humano es conciencia de sí
mismo, es un ser para sí, que aspira inútilmente, sin conseguirlo, al ser en sí, al ser total y plenamente
realizado. Ese deseo es imposible, ya que no va llegara tener tributos divinos o similares. La vida del
hombre es una suma, una aventura absurda, pues se proyecta más allá de sí mismo, como si quisiera
volverse Dios, realizarse y ser completo. El hombre se proyecta a Dios, pero es una pasión inútil.
Su existencialismo es el de el absurdo, del sin sentido. En los análisis que hace la existencia humana hay
una vida que es inauténtica: la que pretende huir de su trágico destino, la muerte. En lugar de asumirla
como una realidad; frente a la existencia autentica: que asume esta existencia absurda y sin sentido, atea o
sin Dios, pero lo asume, intentando, aunque sea inútil, dar un significado a la misma, como llegara a la
autosuficiente, al dominio y a la plenitud de si misma. De esta forma se conseguirá una existencia basura
y trágica, pero al menos heroica y llena de grandeza, por que el hombre llegar a ser Dios, dado que es una
pasión inútil.
Condenados a la libertad
La antropología existencialista de Sartre es supremamente interesante, para este pensador una característica
fundamental del ser humano es la libertad: somos libres para decidir el sentido de nuestra existencia, pero no
somos libres para dejar ser libres, estamos condenados a la libertad. Incluso cuando decidimos no decidir ya
hemos hecho una elección, y cada elección trae una consecuencia existencial. Según esto lo que suceda en la vida
individual será el producto de buenas o malas elecciones, pero por ningún motivo podemos echar la culpa de lo
que sucede a los demás.
Complementando lo anterior, Sartre proclama un ateísmo radical. Estamos solos en el mundo, sin dioses o
poderes sobrenaturales que afecten nuestro modo de ser en la tierra. La libertad es una experiencia subjetiva y
frente a esta condición humana no hay nada a lo cual aferrarse. Cada hombre debe asumir su existencia tal como
es y encarar responsablemente las consecuencias de sus decisiones aquí y ahora porque al final no le espera
ningún mundo de recompensas o castigos.
Karl Jaspers, médico y filósofo alemán, es otro de los grandes representantes de la filosofía de la existencia.
Perseguido durante el nazismo por haberse casado con una judía, fue uno de los pocos intelectuales que se atrevió
a escribir y denunciar los atropellos de la Alemania de Hitler.
Pensamiento filosófico.
orientación en el mundo.
Jaspers comienza preguntándose ¿qué es el ser? Constata, entonces, que el entendimiento, al dirigirse al mundo, lo
descubre como cosa que nos sale al paso, como ente empírico objetivo. El cuestionamiento acerca del mundo
objetivo tiene como finalidad mostrarnos la insuficiencia del saber científico a la hora de intentar un conocimiento
absoluto del ser. La ciencia, aun siendo muy válida, no nos da una respuesta de lo que es el ser, sino que
solamente nos ofrece una multitud de objetos dispuestos para nuestro uso. Pero tampoco lo saben aquellas
filosofías "científicas" (positivismo, materialismo, idealismo) que creen poder encerrar en su sistema la razón del
universo. Al preguntarnos por la esencia del mundo, responde de doble manera: por un lado, nos dice que es un
conjunto de objetos cuantificables por la ciencia, y de otro nos remite a algo que está más allá de él, que lo
trasciende.
El esclarecimiento de la existencia.
Para Jaspers el esclarecimiento de la existencia es la tarea principal de la filosofía. Frente al mundo de los objetos,
el ser interrogante se da de una manera distinta a los demás seres. No se trata simplemente de un objeto ahí
(Dasein), se trata, por el contrario, de un ser-para-sí (Existenz), conciencia o espíritu que no se puede comprender,
y que debe ser esclarecido como existente propio, concreto, como yo-mismo. Pero la existencia no se puede
aprehender en conceptos, únicamente cabe intentar esclarecerla mediante la razón, desde luego, porque existencia
y razón son los dos grandes constitutivos de nuestro ser. Para llevar a cabo este esclarecimiento hay que acudir a
las situaciones en que cada existencia singular se manifiesta (como comunicación, discurriendo en el tiempo -
historicidad-, y como libertad las cuales son sus posibilidades. La existencia es un desfile de situaciones. Algunas
las podemos modificar, elegir o relegar a voluntad. Pero al margen de éstas existen otras de las cuales es
imposible evadirse: son las que Jaspers llama situaciones límite. Estas son: la muerte, el sufrimiento, la lucha y
la culpa. Estas situaciones-límite
son las que nos permiten tomar conciencia de nuestra existencia. Es más:
"experimentar las situaciones-límite y existir son una misma cosa".
La metafísica.