Fanzine Existencias y Resistencias Gordas Vallejos Loana
Fanzine Existencias y Resistencias Gordas Vallejos Loana
Fanzine Existencias y Resistencias Gordas Vallejos Loana
GORDX
GORDX
FANZINE nº1
RELATOS GORDXS SE APROXIMAN
A los 11 años me encerré en un caparazón del que salí recién cuando empecé a preguntarme si
quería seguir así toda la vida. Pasé mi adolescencia escondiéndome del ojo escrutador, que todo
lo destruye. Me hice de unas pocas amigas con las que mantendría los lazos de lo social, y así
pasé, oculta. Mis compañerxs de clases apenas sabían quién era.
Es lícito decir que después de esa experiencia a los 11, en ningún otro momento sentí el tormento
del acoso por ser gorda en la escuela y no tengo recuerdos de que alguien alguna vez haya hecho
referencia a mi cuerpo. Lxs de mi edad apenas hicieron algo para hacerme sentir mal.
FUERON SOBRE TODO LXS ADULTXS LXS QUE MARCARON A FUEGO MUCHO
DE LO QUE FUE MI TORMENTO.
Me ofendía cada vez que algunx amigx me decía que estaba demasiado flaca, que me
cuidara. Sentía que era una hipocresía, que estaba bien que algunos cuerpos fueran
esqueléticos pero que en otros no estaba permitido.
Si era por decir que esta gorda podía ser tan flaca como una modelo, ya lo había
conseguido. ¿Y? Estar flaca no me había salvado de los conflictos corporales y la
humillación que se había gestado desde esa primera vez, en esa aula, cuando expusieron
a la mirada pública mi gordura. Al contrario, hacía más nítida la vergüenza.
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Supongo que, por esas ganas de desafiar la mirada pública, en un punto además me
volqué a la actuación y luego al canto. Una forma de decir basta, hasta acá estuvo bien
de ocultamientos, ahora vamos a enfrentar eso que pensás que pasa con lxs demás,
vamos a enfrentar lo que te pasa a vos con eso que creés que pasa.
Nada está resuelto. No es que de la noche a la mañana me acepté como soy y final
feliz. Para nada. Nadie está nunca completamente satisfecho del cuerpo que porta,
menos cuando somos bombardeadxs las 24 hs del día con los discursos de la dieta y
el cuerpo perfecto. Asumí, desde el momento en que me percaté que podía lidiar
con este cuerpo que me abraza, una cruzada diaria para no ser deglutida por ese
mandato social de tener que adelgazar, como si de eso dependiera mi vida. No
quiero estar condicionada a ser clasificada de acuerdo a mi talle de ropa. Nadie
debería quererlo. Tener conciencia de eso, probablemente haya sanado un poco a la
nenita de 11 años que nada pudo hacer en ese momento.
La diosa del pantalón de jean
María, 32 años
Desde casa ya era así la cosa con mi peso, recuerdo tener no más de 12 años y mi madre (madre
de 6 hijos pero de 7 embarazos) viene un día con un short de Jean y me dice “probátelo que
quiero ver algo”, le hago caso y me pongo el jean y como estaba gordita recuerdo que no me
prendió ni me cerró el cierre, por supuesto, a lo que acto seguido me lo hace quitar y se lo pone
ella. Obviamente le entra, le cierra y me dice con voz burlona “no puede ser que a vos con 12 no
te entre, si yo tengo 6 hijos y si me entra”.
Me fui llorando de la habitación y fue la primera vez que hice lo que hoy se conocen como
ayunos. Bajé de peso y bajaron mis defensas, me internaron por primera vez 15 días a causa de
una neumonía. Al salir de la internación le digo a mi madre “Mamá vamos a tener que achicar los
pantalones, mirá lo flaca que estoy”, y ella responde “No, seguro en unas semanas lo vas a volver
a usar así”.
Después de eso mi madre se fue de casa, abandonándonos de pequeñxs. Yo con 13 años no tuve
quien me dijera ni siquiera “ponete un corpiño”, hasta que mi hermana más grande cumplió ese
rol. Un día volvió a mi casa, se me acercó y me dijo “Bei ya tenes que usar corpiño porque al ser
un poco más gordi las tetitas se notan antes”. Mi hermana me ama y estoy segura de que fue la
manera más suave y sana que encontró para decírmelo. Además venimos de una familia de
pechos grandes, obviamente la gordura los acentúa aún más.
DOLOR TRAS DOLOR
Casi 2 años después del abandono, me enfermo de Artritis reumatoide juvenil poliarticular
crónica. La primera medida fue la internación de más de una semana, y vinieron los corticoides
para desinflamar y calmar el dolor. Yo estaba muy mal porque durante el periodo en que me iba
enfermando, pero todavía no estaba diagnosticada, había bajado cerca de 8 kilos, y al darme
corticoides subí el doble de peso, inimaginable como estaba.
Al salir de la internación a penas se notaban lo efectos de los corticoides, pero ya sabía para
donde iba mi cuerpo, ya que mi médica me lo había explicado. Me dijo que me hincharía y que
subiría un poco de peso, pero que no me preocupe porque al dejarlos mi cuerpo se iba a
acomodar. Eso nunca paso, ya que la artritis te ataca si estás triste o feliz, le da igual, te
inflamas.
Llegando al último año, veía que no tenía ropa y mi viejo no podía comprarnos
ropa, siempre andaba con lo justo. Recuerdo que siempre nos compraron a lxs
6 hermanxs las mismas zapatillas de imitación, por lo tanto era imposible que
pueda comprarme ropa para mi sola. Se acercaba la fecha de egreso y no
tenía para ponerme nada lindo, nada me entraba.
Mi hermana del medio tenía un jean negro ancho que yo amaba, le pedía
siempre que me lo preste para salir o ir a algún evento. Nunca me lo presto,
como muchas otras cosas porque decía que se lo iba a agrandar, hasta que
llegó el día y me regaló. Yo feliz porque tenía un jean con el cual ir a la
entrega de diplomas, y obviamente estaba tan feliz que me lo puse ese
mismo día para ir a la escuela.
SER RUDA, MI MECANISMO DE DEFENSA
Hoy recuerdo que me dijo que no era una pelea como para hacer algo más grande. De ahí salí
indignada, y para que no me molestaran más, desde ese día solo comía una vez al día (repetí la
historia del ayuno durante muchos días).
Me dieron el alta después de algunos días de hidratarme y volverme a medicar. Pasados los días
tuve el acto de egreso y fui con el mismo pantalón de jean negro, ya un poco mejor conmigo
porque todavía estaba flaca.
PERO NADIE, NADIE SE DIO CUENTA EN LA ESCUELA LO
QUE SUFRÍA, O QUIZÁ SÍ, PERO PASÉ DESAPERCIBIDA POR
HABER MUCHOS ADOLESCENTES PASANDO POR DIVERSAS
SITUACIONES.
Al salir del secundario no deje nunca más que alguien me diga nada, pero si seguí haciendo
ayunos por un tiempo y tratando de estar flaca, porque para trabajar, en muchos lugares tenés
que tener un cuerpo "lindo". Como a los 23 años tuve un momento horrible con mi cuerpo y ahí
entendí que nadie nunca más me iba hacer sentir mal.
A H O R A M E C U I D O , M E A M O Y C O M O L O Q U E
Q U I E R O , M E P O N G O L O Q U E Q U I E R O Y S O Y
L A D I O S A D E L M I S M O P A N T A L Ó N .
BAÑO DE VASELINA Y QUE RESBALE TODO
ROCÍO, 28 AÑOS
ME LLAMO ROCÍO, TENGO 28 AÑOS Y PESO 120 KG. SOY GORDA DESDE LOS 4 O 5
AÑOS... NO RECUERDO BIEN, SUPONGO QUE PRODUCTO DE TANTA
DISCRIMINACIÓN HE OLVIDADO EN GRAN MEDIDA MI INFANCIA, OBVIAMENTE
QUE CIERTAS COSAS NO SE OLVIDAN, COMO POR EJEMPLO ODIAR LA HORA DE
ED FÍSICA, SIEMPRE ME ELEGÍAN ÚLTIMA. LA HORA DEL RECREO? UNA TORTURA,
ERAN LOS 15 MIN MÁS FEOS, SENTÍA REALMENTE ESTAR SOLA, HASTA 5TO
GRADO QUE CONOCÍ A MI AMIGA DEL ALMA.
Es hasta el día de hoy que siento como la gente me deja de lado por ser como
soy. Claro que hay cosas que te marcan más que otras. A los 16 años asistí a una
fiesta y había tomado un poco de más, terminé bailando con un chico y después
nos dimos unos besos, él era dos años mayor e iba a la misma secundaria que
yo.
El peor episodio fue cuando un nene me hizo una zancadilla y muchos nenes
empezaron a reír y decir "uy la gorda rompió el piso". Me fui llorando a mi casa
(yo vivía al lado de la escuela) lo que provoco que mi hermana mayor (2 años
mayor que yo) se fuera corriendo a la escuela y le pegue piñas al nene. Se
generó un gran lío, pero ese nene nunca más me molesto.
Pero realmente la peor vara de mi vida fue la mía, fui la más cruel por creer lo
que decían, por darle lugar a cada kilo que apareció en mi cuerpo, por no
pedir ayuda cuando lo necesite, por no aceptar que tenía un problema cuando
personas que me quisieron ayudar me decían que teníamos que hablar sobre
mi situación. Siempre había una excusa: "no tengo tiempo", "no puedo”, “no veo
resultados" y me enojaba y me alejaba.
Desde el acogedor útero de mi madre siempre tuve contextura física grande, pesando casi 5 kg al
nacer y nadie me podía sostener durante mucho tiempo en brazos. En el jardín de infantes y la
primaria me solían tratar de “bruta” sólo por ser “grandota”, como me solían decir mis compañerxs.
Hasta que durante los últimos años de la primaria ya hacían referencia a mi persona como “la
gorda” y me decían que le afloje a los postres o que deje de comer para ser “linda”, a lo que
Provengo de una ciudad del interior de Neuquén muy machista en dónde era habitué que los
hombres mayores “salgan” con chicas menores de edad. Pero inclusive en ese momento, me
sentía mejor así, ya que había dejado de ser “la gorda” para pasar a ser “la tetona”, lo cual en
el colegio era festejado por la mayoría de los chicos y chicas.
A mis 15 años de edad decidí irme de intercambio cultural a Estados Unidos, donde por cambios
El tema fue cuando volví a Argentina… yo ya me sentía muy ansiosa porque sabía que mi cuerpo
no iba a ser aceptado de la misma manera que lo era en aquél país, de hecho, mi familia
estaba preocupada por mí, me decían que no iba a ser feliz así y que tenía que cambiar por mi
me miraban mal, donde me daba vergüenza comer frente a las personas, donde hasta me llegó a
dar vergüenza mi propio cuerpo, pero es donde también, hice amistades muy hermosas y
fuertes que eran mi lugar seguro. En ese entonces no me sentía nada bien con mi imagen
corporal, escuchaba comentarios negativos por los pasillos del colegio, y me estresé mucho.
Durante todo este tiempo nunca dejé de nadar, mi hábitat cómodo es el agua, ahí me deslizo sin
cesar, sin sentir el peso de la gravedad ni el dolor que me generaba la visión externa.
Salgo mucho a caminar por la montaña, mirando lagos infinitos para mi ojo, este entorno me
muestra amor, me muestra aceptación, y acá me libero. Siento que la naturaleza tiene más para
Me llamo Matías Pérez y nací en González Moreno (Provincia de Buenos Aires), hace más
de 30 años, en 2009 me vine a estudiar Comunicación Social a la ciudad de Córdoba y
desde ese entonces vivo en estas latitudes.
Arranco desde estos episodios porque fueron los momentos donde más varié de peso.
Si bien, nunca fue un impedimento para relacionarme el tener obesidad (hoy peso 140
kilos), sobre todo en el ámbito laboral me he sentido bien tratado por mis pares, lugares
que terminan siendo mi zona de confort (porque no se habla de lxs gordxs).Soy editor y
periodista gráfico dentro de un medio que se encuentra en dos colegios secundarios.
NOS TERMINAN MOLESTANDO LAS PERSONAS GORDAS TAMBIÉN, PORQUE NOS VEMOS
REFLEJADOS. ESTO HACE QUE NOS HAGAMOS INVISIBLES, NOS TAPAMOS LA PANZA CON
UNA MOCHILA, CON UN ALMOHADÓN, PENSANDO QUE NO SE NOS VA A NOTAR.
Volviendo a mi compañera de trabajo que se acercó a hablarme, siendo los dos gordos
nunca habíamos hablado de lo que nos sucede.
La gordura es política
Entiendo que son muchas las causas que llevan a la obesidad.
Pero seguimos sin discutir seriamente sobre las mismas, ya Ley de
sea en los medios, ya sea con políticas estatales que bajen Etiqu
etad
programas de alimentación saludable a los Alim o de
establecimientos educativos. Y estoy esperando que la Ley ento
s
de Etiquetado de Alimentos se apruebe y se aplique, que no
pase como la Ley de Talles que brilla por su ausencia, a pesar Ley de
de ser promulgada hace años.
Talles
“EXISTENCIAS Y RESISTENCIAS GORDAS:
RELATOS URGENTES DESDE INSTITUCIONES
EDUCATIVAS”
Se hizo posible gracias a:
Ro Salas
Helga Rostan
Rochi Goloboff
Carli Sáenz
Matías Pérez
María D'Armass
Aye Weber
Santi Soria
Lupe Carrillo
Cami Witanowsky