Tesis Universidad Nacional
Tesis Universidad Nacional
Tesis Universidad Nacional
EN COLOMBIA
ORLANDO ENRIQUE PUENTES
Trabajo de grado presentado para optar al título de máster en derecho
DIRIGIDO POR:
DIEGO EDUARDO LÓPEZ MEDINA
UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA
Facultad de derecho
Bogotá, D.C., 2009
CONTENIDO
0. INTRODUCCIÓN 5
1. LA FIJACIÓN JUDICIAL DE LOS HECHOS
EN EL DERECHO COLOMBIANO 11
1.1. La apreciación de la prueba 11
1.1.1. La experiencia 16
1.1.2. La lógica 19
1.1.3. La ciencia 25
1.1.4. La sana crítica como cláusula abierta 26
1.2. La aplicación de la sana crítica en las decisiones judiciales 28
2. LOS APORTES CONTEMPORÁNEOS A LA TEORÍA DE LA FIJACIÓN
JUDICIAL DE LOS HECHOS 43
2.1. La modernidad y las teorías contemporáneas de la prueba 44
2.2. Las teorías contemporáneas sobre la prueba 52
2.2.1. El esquema nomológico deductivo (Ferrajoli) 54
2.2.2. La propuesta probabilística 66
2.2.2.1. El modelo de probabilidad matemática ‐ estadística
(El modelo de Bayes) 77
2
2.2.2.2. El modelo de la probabilidad lógica (Bacon—Cohen) 80
2.2.2.3. La selección de la hipótesis sobre el hecho (Taruffo) 85
2.2.3. Las concepciones coherentistas 92
2.3. Evaluación de las teorías sobre fijación de los hechos 98
3. LA INFERENCIA PROBATORIA Y LOS ESTÁNDARES
PROBATORIOS EN LA DOCTRINA ACTUAL 107
3.1. La inferencia probatoria 107
3.1.3 Las máximas de la experiencia 118
3.2.1 ¿Qué es un estándar? 124
3.2.2 La imperfección de la prueba judicial y el estándar 126
3.2.3 La importancia del estándar 127
3.2.5 Propuestas de estándar 131
3
4. ESQUEMA DE UNA TEORÍA SOBRE LA FIJACIÓN JUDICIAL DE LOS
HECHOS 139
4.1 El problema de la fijación judicial de los hechos 139
4.2 El estatuto de la propuesta 141
4.3 Esquema de una teoría sobre la fijación judicial de los hechos 141
4.3.1 El operador expresara sus conclusiones con apoyo en las nociones
de aceptabilidad de una hipótesis 142
4.3.2 El operador hará una exposición completa del razonamiento
4.3.4 El operador utilizara un estándar exigente de prueba más allá de
toda duda razonable para condenar 145
4.3.5 El operador hará uso de metodologías inductivas para la
Fijación de los hechos 146
4.3.6 El operador hará uso de nociones, criterios y reglas explicitas
de carácter científicos 147
4.4 Los estándares probatorios contemporáneos en el sistema de garantías 147
4
0. INTRODUCCIÓN
“Da mihi factum, dabo tibi jus”1
Las decisiones judiciales constituyen el núcleo de rigurosos estudios en la
actualidad. Estos trabajos se hacen desde el marco de la motivación judicial y a
partir de los distintos enfoques teóricos que trabajan el tema de la discrecionalidad
judicial. Es así como los estudios sobre la motivación judicial se refieren cada día
más a la función político legitimadora que tiene en los Estados democráticos para
lograr la adhesión pacífica de los asociados a la norma estatal.
Los estudios sobre discrecionalidad judicial centran su interés en asuntos
como el límite que tienen los jueces en la toma de sus decisiones, o de cómo sus
preferencias morales o políticas se reflejan en los fallos, o en las estrategias de
constricción que se han utilizado frente a los operadores judiciales para no quedar
sometidos al gobierno de los hombres y sí al de las normas. He ahí su merito y su
límite.
A pesar de la importancia de estos esfuerzos, cada una de estas miradas nos
deja insatisfechos frente al que llamare el “momento epistemológico” de la fijación
de los hechos en la decisión judicial. He utilizado la expresión “momento
epistemológico” para referirme al momento en que el operador judicial contesta la
1 “Dadme los hechos y yo os daré el derecho”
5
pregunta “¿Qué fue lo que paso?”, y, luego, pasa a fijar el enunciado sobre los
hechos, que constituye uno de los elementos definitorios de la decisión judicial.
El momento en que el operador judicial configura el enunciado fáctico, que
está dado por los sucesos y circunstancias concretas, ubicados en el espacio y el
tiempo, del mundo exterior o psíquico que el derecho considera presupuestos
necesarios para dar aplicación a los efectos jurídicos previstos en la norma, se da
en un ambiente que no es científico; sino en un contexto gobernado por las reglas
probatorias contenidas en los ordenamientos jurídicos, junto con las inferencias
que realiza el operador judicial. Sin embargo, estos aspectos no son suficientes
para dar cuenta de la actividad que realiza el operador en relación con los hechos
en el proceso. En efecto, esas inferencias surgen en y con ocasión de la vida en
sociedad en concreto del operador judicial. Las reglas probatorias, la inferencia
probatoria, que se dan en el mundo de la vida del operador, nos ponen de frente a
los problemas que guiaron el presente trabajo, que consisten en determinar en qué
grado las distintas teorías contemporáneas se aplican en la decisión judicial en el
caso colombiano, o si se quiere señalar de otra manera, sería el de establecer cuál
es la recepción de las teorías contemporáneas para fijar el hecho en la práctica
judicial colombiana.
Ahora bien, nótese que en el plano de las reflexiones sobre la decisión
judicial en el punto de la fijación de los hechos, en los últimos años, sobresalen los
trabajos de dos italianos: Luigi Ferrajoli y Michele Taruffo2. Ellos han hecho una
2
Los trabajos de Ferrajoli y Taruffo más destacados son “Derecho y razón” y “la prueba de los
hechos”, respectivamente. No obstante, trabajos como “derechos y garantías” de Ferrajoli y “sobre
6
renovación de la dogmática probatoria, cuya síntesis y sentido presentaremos más
adelante. Los rasgos sobresalientes de sus trabajos están determinados por
preocupaciones éticas y epistemológicas que logran articular en propuestas de alto
contenido teórico, pues consultan la epistemología al uso en la ciencia
contemporánea y en la filosofía de la ciencia y las reflexiones sobre filosofía
práctica (moral y política). Lo anterior hace que sus trabajos presenten buenos
rendimientos frente a posiciones del realismo ingenuo que confía en que el objeto
del conocimiento esta separado del sujeto que conoce y que el conocimiento del
objeto no es diferente del objeto a conocer; así, entonces, el conocimiento es una
reproducción exacta de la realidad, y si ésta no se conoce en su totalidad es porque
faltan elementos de juicio o éstos fueron alterados. Este realismo ingenuo acusa
debilidad en su fundamentación.
Los trabajos de Ferrajoli y Taruffo, en particular, han motivado esta
reflexión sobre el sistema de prueba de Colombia, del que se puede afirmar que no
consulta de manera plena las teorías, ni los estándares probatorios
contemporáneos. La tensión entre concepciones pobremente realistas de la prueba
y las tendencias actuales es resuelta, en los trabajos de jueces y operadores
jurídicos nacionales, a favor de nociones que ya fueron superadas por teorías
rivales que han dado un mejor rendimiento, conforme lo veremos a lo largo del
texto.
las fronteras” presentan aplicaciones y explicaciones que permiten conocer con mayor precisión los
alcances de sus propuestas teóricas.
7
Superar esta situación, y optar por propuestas mas rentables es el objetivo
que nos fijamos en este escrito. De ahí surge el planteamiento de que la definición
de los hechos en el proceso judicial conserve, de un lado, los elementos garantistas
de Ferrajoli, pues son una importante contribución en la medida en que “el derecho
contemporáneo no programa solamente sus formas de producción”, sino sus “contenidos
constitucionalmente, mediante técnicas de garantía”3. De otra parte, al incorporar las
nociones de Taruffo sobre la aceptabilidad de una hipótesis que dependerá de su
grado de confirmación se opera con una base razonablemente fundada de la
decisión que consulta los avances en epistemología y teoría de la prueba, con lo
que se disminuye el grado de subjetividad en la decisión, obteniendo así mayores
ventajas en relación con la verdad y los derechos y garantías de los asociados.
El presente estudio está organizado en cuatro grandes capítulos. En el
primero, se presentará la manera como los altos tribunales del país configuran una
teoría probatoria y la aplican para lo cual se examinarán casos resueltos por los
operadores judiciales, en los que exponen los rasgos de su teoría probatoria para
proceder a fijar los hechos con esas herramientas. En el capítulo segundo, se
presentaran los aportes teóricos contemporáneos sobre la fijación judicial de los
hechos, a través de un mapeo del tema. En el se verán los contenidos básicos de
esas teorías, cuya finalidad es explicar y fundamentar la actividad del operador
judicial. El tercer capítulo, se articulará sobre dos problemas concretos que deben
ser resueltos por una teoría de la prueba: la inferencia probatoria y los estándares
3
FERRAJOLI, Luigi. Derechos y Garantías: La ley del más débil. Madrid. Edit. Trotta. 1999. Pág. 20
8
probatorios, en la medida que son asuntos apremiantes en lo político y en lo
jurídico, y se concluirá mostrando la tendencia actual en estos dos difíciles
aspectos. Finalmente, en el capítulo cuarto se expondrá el esquema de una teoría
sobre la fijación judicial de los hechos que pretende cubrir las insuficiencias
encontradas y que sea útil como baremo a la decisión sobre los hechos, y en el que
se conjuga el contenido ético del garantismo con la fórmula de la aceptabilidad de
una hipótesis dependiendo de su grado de confirmación.
Podemos anticipar que la distancia que hay entre las teorías y el uso en la
judicatura colombiana y las teorías contemporáneas impide a los jueces obtener el
buen rendimiento que ofrecen estas teorías para lograr, por un lado, los altos fines
ético – políticos del modelo de Estado que tenemos, y de otro lado, disminuir la
subjetividad en la definición de los hechos superando las debilidades tanto del
realismo ingenuo nacional, como de la propuesta nomológica – deductiva de
Ferrajoli.
Desde el punto de vista metodológico es necesario explicitar la manera
como se eligieron las sentencias utilizadas en este trabajo. Se tomaron sentencias en
materia penal proferidas por el Tribunal Superior de Bogotá, Sala Penal, del año
2005 porque fue el año de inicio del sistema acusatorio y, en consecuencia,
podíamos observar el comportamiento en dos sistemas diferentes.
A través de medio electrónico se tuvo acceso a todas las sentencias dictadas
en el año, y el criterio decisorio fue que la decisión se hubiese tomado con base en
prueba indiciaria o circunstancial, esto con el propósito de observar, con los
mayores elementos posibles el razonamiento del operador judicial sobre los
9
hechos, asunto que no era visible en las sentencias producto de allanamiento a la
imputación o aceptación de la acusación, estipulaciones probatorias, preacuerdos o
negociaciones, o de testigos. Una vez que se hizo esta primera selección se
procedió a tomar casos paradigmáticos para hacer el análisis. Igualmente, se
utilizaron sentencias de la Corte Suprema de Justicia, Sala Penal, que fueron
escogidas bajo el criterio de que su texto definiera de manera explícita puntos o
temas vitales para este trabajo.
El resultado del trabajo es una lectura crítica sobre la forma como los jueces
en Colombia fijan los hechos del proceso. Si se logra la demostración a cabalidad o
no, es algo que dejo al buen juicio del lector. Con la seguridad, de la necesidad de
desarrollar nuevos trabajos sobre la actividad de la administración de justicia en la
toma de decisiones, particularmente en el tema de la configuración de la premisa
fáctica.
10
1. LA FIJACIÓN DE LOS HECHOS EN EL DERECHO COLOMBIANO
La Corte Constitucional colombiana afirmó en alguna oportunidad que “los
derechos son aquello que los jueces dicen a través de las sentencias de tutela”.4 Este
enunciado puede ser parafraseado, desde la perspectiva de la fijación judicial de
los hechos, con la aseveración de que “los hechos del proceso son los que los jueces dicen
a través de sus sentencias”. El trabajo de fijación de los hechos en el sistema jurídico
colombiano esta regido en el campo de la apreciación probatoria por la “sana
crítica”, que significa que para que el juez señale los enunciados sobre los hechos
que le servirán de soporte fáctico a la decisión lo hará a través de “las leyes de la
lógica, la ciencia y las reglas de la experiencia”. Ahora, el presente capítulo busca
demostrar que el sistema probatorio colombiano, en la práctica, va por un camino
distinto al que señalan las teorías contemporáneas y, en consecuencia, se pierden
sus ventajas o rendimientos epistemológicos y políticos.
pruebas según las reglas de la sana crítica. Es así como el artículo 187 del Código
de Procedimiento Civil ordena que las pruebas se aprecien en conjunto, “de
acuerdo con las reglas de la sana crítica”.5 En igual sentido se expresa la Ley 600
4
Corte Constitucional. Sent. T – 406/92.
5
ART. 187. — Apreciación de las pruebas. Las pruebas deberán ser apreciadas en
conjunto, de acuerdo con las reglas de la sana crítica, sin perjuicio de las solemnidades
11
de 2000 cuando plantea que “las pruebas deberán ser apreciadas en conjunto, de acuerdo
con las reglas de la sana crítica”6. Las sentencias de las altas cortes colombianas
ratifican lo ordenado en los textos legales.7 La Sala Penal de la Corte Suprema de
Justicia afirmó que “hace ya más de un lustro que nuestra legislación procedimental
penal erradicó el sistema de tarifa legal y de tarifa tasada, mediante el cual el legislador
calificaba previamente el valor a dar a cada elemento de juicio; hoy impera el sistema de la
sana crítica en la evaluación probatoria”8. En el mismo sentido la Corte Constitucional,
que en otros temas, como la tutela contra providencias judiciales, mantiene una
fuerte confrontación con la Corte Suprema de Justicia, de manera explicita dijo que
“... que no puede predicar como vía de hecho la interpretación legítima del juez en el plano
de lo que constituye la valoración de las pruebas aportadas al proceso, en el ámbito de su
prescritas en la ley sustancial para la existencia o validez de ciertos actos. El juez
expondrá siempre razonadamente el mérito que le asigne a cada prueba.
6 Art. 238. Apreciación probatoria. “las pruebas deberán ser apreciadas en conjunto, de acuerdo
con las reglas de la sana crítica”
7 A manera de ejemplo voy a tomar decisiones de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia y de
los Tribunales Superiores en su Sala Penal, pero el lector puede hacer el ejercicio con otras salas de
la Corte Suprema de justicia o con otras cortes.
8 Corte Suprema de Justicia, Sala Penal. Sent. del 10 de agosto de 1994. M.P. Dídimo Páez Velandia.
En igual sentido pueden consultarse las siguientes sentencias, entre otras: Corte Suprema de
Justicia, Sala Penal. Sent. del 26 de noviembre de 1992 con ponencia del doctor Edgar Saavedra
Rojas, Corte Suprema de Justicia, Sala Penal. Sent. del 10 de julio de 1996 con ponencia del doctor
Carlos Eduardo Mejía Escobar, Corte Suprema de Justicia, Sala Penal. Sent. de 24 de junio de 1997,
con ponencia del Doctor Fernando Arboleda Ripoll. Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación
Penal, rad. Nº 16.472. Fecha: 21/11/2002, Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal rad. Nº
20.266. Fecha: 06/10/2004
12
autonomía como administrador de justicia, pero si bien es cierto que el juez tiene libertad
para valorar las pruebas que obren en el proceso dentro de los parámetros de la sana
crítica, dicha interpretación debe ajustarse a los supuestos fácticos y a la realidad misma
de ellos, de manera tal que no desconozca la realización del derecho material y, por ende, el
principio de acceso a la administración de justicia...”9 (El resaltado es del texto original).
De otro lado, en relación con la ley 906 de 2004, que implementó un
sistema procesal en matera penal de tendencia fuertemente acusatoria, el
sistema de valoración es el de la sana crítica, conforme lo ratificó la misma Sala
Penal de la Corte Suprema de Justicia cuando afirma que
“[e]n el sistema acusatorio, como en el debate oral se practican todas las
pruebas, salvo las excepciones atinentes a las prueba anticipadas, el juez se
convierte en el sujeto que percibe lo hincado por las pruebas. Con base en
esa percepción el juez debe elaborar juicios y raciocinios que le servirán para
estructurar el sentido del fallo. En ese conjunto de ejercicios mentales de
reflexión e inteligencia el Juez no puede apartarse de los postulados de la
lógica, de las máximas de la experiencia, ni, por supuesto de las reglas de las
ciencias. Es por ello que no resulta correcto afirmar radicalmente que la
sana crítica quedó abolida en la sistemática probatoria de la Ley 906 de
2004.”10
9 Corte Constitucional. Sent. T‐970‐99.
10
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal. Sentencia de Casación 24468. 30 de marzo de
2006.
13
Luego, en otro fallo en el que se ocupó del sistema valorativo de la
prueba en el sistema acusatorio reiteró que “la ley 906 de 2004 en lo relativo a los
medios de prueba, elementos materiales probatorios y evidencias físicas, no consagra tarifas
de valoración probatoria, sino que por el contrario sigue la tradición de la sana crítica y de
la valoración pericial dada por expertos en ciencia, técnicas o en arte…”11
Así, entonces, aún con el paso a un sistema procesal penal de tendencia
acusatoria, las reglas de la “sana crítica” constituyen la herramienta de análisis que
la legislación y la jurisprudencia proporcionan e imponen para apreciar la prueba.
Ahora bien, conocer cuales son las reglas de la sana crítica, en la medida de lo
posible, y, más importante aún, ver cómo se ponen en juego en las decisiones
judiciales, es decir, cómo se usa en la práctica judicial esta herramienta de análisis
es la función de éste capítulo.
Se trata, entonces, de explorar la manera como efectivamente el operador
judicial determina los hechos, es decir, identificar el momento epistémico central
del proceso, pues esta fijación en buena medida determina los principios o reglas
jurídicas que lo regularán. Sea el caso, que el operador establezca que el hecho
ocurrió, o que la causal de exclusión de responsabilidad existió, o que hay una
perturbación mental grave de una persona al momento de la realización de un
delito, cada una de esas decisiones tendrá un efecto jurídico determinado.
11 Corte Suprema de Justicia, Sala Penal. Casación 29416. Abril 23 de 2008.
14
La Sala Penal, de la Corte Suprema de Justicia, ha señalado que la sana
crítica opera como criterio de verdad. De ahí que los medios de prueba deban
llevarse al proceso en los términos que señala la ley procesal, “todo cumplido en
forma ʺsanaʺ, esto es, bajo la premisa de reglas generales admitidas como aplicables y
ʺcríticaʺ, es decir, con base en los hechos objeto de valoración, que entendidos como
ʺcriterios de verdadʺ, sean confrontados para establecer si un hecho y acción
determinada pudo suceder, o si ello fue posible de una u otra manera, explicable
dentro de las reglas de la lógica, de la ciencia y la experiencia, no ante la
personalísima forma de ver cada uno la realidad, sino “frente a estos postulados
generales que rigen el razonamiento, las transformaciones materiales y la vida social, formal
y dialécticamente comprendidos.”12
Para hacer uso de la sana crítica, como criterio de verdad, las cortes
colombianas han discriminado las reglas de la sana crítica, venciendo de paso el
escepticismo de algunos autores que afirman que “nadie ha podido establecer cuáles
son esas reglas de la sana crítica”13. Es así como las reglas de la sana crítica, afirma la
12
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal. M.P. Dr. Jorge Luís Quintero Milanes. Fecha:
18/05/2006.
13 SENTIS MELENDO, Santiago. La prueba. Buenos Aires: Ediciones Jurídicas Europa – América.
1990, Pág. 259
15
Corte Suprema de Justicia en su Sala Penal, “acude a los supuestos lógicos, no
contrarios con la ciencia, la técnica ni con las reglas de la experiencia, para inferir la
solución jurídica que la situación examinada amerita”14. De hecho, las decisiones
judiciales se ocupan de las reglas de la ciencia, la experiencia y la lógica; incluso
llegan a definirlas, como se verá a continuación.
1.1.1. La experiencia
La Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia define la experiencia como
“una forma específica de conocimiento que se origina por la recepción inmediata de una
impresión. Es experiencia todo lo que llega o se percibe a través de los sentidos, lo cual
supone que lo experimentado no sea un fenómeno transitorio, sino un hecho que amplía y
enriquece el pensamiento de manera estable”. En la misma decisión extiende la
experiencia al “conjunto de sensaciones a las que se reducen todas las ideas o
pensamientos de la mente, o bien, en un segundo sentido, que versa sobre el pasado, el
conjunto de las percepciones habituales que tiene su origen en la costumbre; la base de todo
conocimiento corresponderá y habrá de ser vertido en dos tipos de juicio, las cuestiones de
hecho, que versan sobre acontecimientos existentes y que son conocidos a través de la
experiencia, y las cuestiones de sentido, que son reflexiones y análisis sobre el significado
que se da a los hechos”15. En otro proceso, la misma Corte, ahora en Sala Penal,
expreso sobre la experiencia que “la experiencia forma conocimiento y que los
enunciados basados en ésta conllevan generalizaciones, las cuales deben ser expresadas en
14Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal. Rad. Nº 20.860. Fecha: 15/09/2004.
15
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal. Rad. Nº 16.472. Fecha: 21/11/2002.
16
términos racionales para fijar ciertas reglas con pretensión de universalidad, por cuanto, se
agrega, comunican determinado grado de validez y facticidad, en un contexto socio
histórico específico”.16
ambigüedad de la Sala Penal, en la medida en que la experiencia es leída por un
lado como dato de los sentidos, y de otra parte, como forma de conocimiento que
se expresa en prácticas comprensivas a partir de la formulación de las
generalizaciones. Esta ambigüedad permitirá que en oportunidades se argumenten
las decisiones en uno de los sentidos de la expresión y en otras circunstancias se
utilice la otra posibilidad semántica, con lo que el argumento sobre los hechos se
hace de difícil control. Es así como en oportunidades se habla de dato de la
experiencia y en otros casos de regla de la experiencia, aspectos diversos entre si,
pues en un caso estamos frente a una percepción sensorial y en el otro nos
encontramos ante el conocimiento que se cristaliza en una regla que me permite
calcular o predecir consecuencias, a partir de ella.
Igualmente, con el propósito de dar cuenta de la manera como se usa la
noción experiencia en la decisión judicial la Sala Penal, de la Corte Suprema de
Justicia, se señala el planteamiento de que para que ofrezca fiabilidad “una premisa
elaborada a partir de un dato o regla de la experiencia ha de ser expuesta, a modo de
16
Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Penal. Rad. Nº 16.472. Fecha: 21/11/2002.
17
operador lógico, así: siempre o casi siempre que se da A, entonces sucede B”17, luego se
debe incorporar el dato concreto A y podemos derivar la consecuencia.
Para fundar la experiencia la Corte Suprema de Justicia también avanza una
teoría del conocimiento y así legitima la experiencia, pues llega a afirmar que “las
proposiciones analíticas que dejan traslucir el conocimiento se reducen siempre a una
generalización sobre lo aportado por la experiencia, entendida como el único criterio posible
de verificación de un enunciado o de un conjunto de enunciados, elaboradas aquéllas desde
una perspectiva de racionalidad que las apoya y que llevan a la fijación de unas reglas sobre
la gnoseología, en cuanto el sujeto toma conciencia de lo que aprehende, y de la ontología,
porque lo pone en contacto con el ser cuando exterioriza lo conocido”.18
17 Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal. Rad. Nº 16.472. Fecha: 21/11/2002.
18
Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Penal. Rad. Nº 16.472. Fecha: 21/11/2002 M.P. Jorge
Aníbal Gómez Gallego. En esta sentencia se evidencia que la Corte desconoce los modelos
epistemológicos surgidos después de los trabajos de Kant. En efecto, en Kant un juicio es analítico
cuando el predicado se encuentra contenido en el sujeto, es decir, el enlace del sujeto con el
predicado esta dado por el principio de identidad, por ser un juicio a priori, que equivale a decir
por fuera de la experiencia. Años después, Heidegger comprende la analítica del ser como la
comprensión del ser mediante la abstracción de otros saberes como la biología, la psicología, etc. El
rasgo nuclear de la analítica, entonces, es la de ser un juicio por fuera de la experiencia y que se
basa en el principio de identidad, tema del que la Corte no se da por enterada y pone de presente su
aislacionismo en relación con los avances epistemológicos.
18
De otro lado, la Sala de Casación Civil de la misma Corte ha expresado un
criterio similar sobre la experiencia, con la diferencia que pretende cristalizar esa
experiencia en reglas, de ahí que afirme que las reglas de la experiencia son
ʺaquellas máximas nacidas de la observación de la realidad que atañen al ser humano y que
sirven de herramienta para valorar el material probatorio de todo juicioʺ19
La Corte Suprema de Justicia, entonces, toma partido por nociones del
realismo ingenuo que considera que los hechos son tal como ellos son, y que no se
significa que las cosas significan por si mismas, independiente del sujeto que las
interpreta 20
1.1.2. La lógica.
19
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil. M. P. Jorge Antonio Castillo Rúgeles. Fecha
12/03/1998,
20
Un mapa general de las teorías de la verdad puede hacerse desde la siguiente perspectiva: la
proposición de la forma “S es P” es la base de las teorías realistas y sostienen que una proposición
es verdadera cuando se corresponde con el mundo, con lo que el toque de legitimidad lo da el
mundo, sin que haya ningún tipo de mediación. Los pragmatistas sostienen que la verdad es una
imbricación entre las teorías y los hechos y cada uno de los extremos trasforma al otro y en esa
medida la verdad dependerá de las acciones humanas que se basan en la utilidad de la formulación
teórica. A mitad de camino se encuentra Kant Para quien la cosa en si es inaccesible y me remitos a
las cosas conforme se me aparecen mediadas por las condiciones trascendentales de posibilidad
(espacio, tiempo y categorías). De otro lado, los coherentistas que afirman que una proposición es
verdadera en tanto conformidad con otros enunciados del mismo sistema.
19
Es de resaltar que las cortes colombianas no se quedaron en la simple
formulación de un concepto de experiencia, sino que también se han ocupado de
los principios de la lógica para lo cual también utilizaron definiciones que deberían
servir a los demás operadores jurídicos, en virtud de la función unificadora de la
jurisprudencia y del uso de la misma como precedente, para hacer una correcta
apreciación de las pruebas. Es así como la Corte Constitucional define la lógica
como “la disciplina que estudia las reglas de razonamiento necesarias para la construcción
de cualquier otra ciencia. Pese a la multiplicidad de sentidos con que puede utilizarse el
vocablo ‐ lógica formal, lógica material, lógica clásica, lógica deóntica, lógica proposicional,
lógica paraconsistente, entre otros ‐, lo cierto es que la lógica ofrece un sistema de reglas
que permite distinguir argumentaciones válidas de las no válidas. En este sentido, la lógica
se ocupa exclusivamente del aspecto formal del razonamiento. La observancia de las reglas
de la lógica no es condición suficiente mas sí necesaria para la existencia de una
ciencia”21. (El resaltado es del texto original)
Un elemento de gran interés en la lectura que la Corte Constitucional hace
de la lógica es que distingue los principios de la lógica de las aplicaciones de la
misma. Con una mirada cuidadosa sobre lo afirmado por la Corte puede
afirmarse que los grandes avances de la lógica en el último siglo se deben al
surgimiento de nuevos campos de aplicación, y no de que sean lógicas con
autonomía. En la lectura de la Corte todas las lógicas operan con los mismos
principios, tanto que sostiene la tesis que
21
Corte Constitucional. Sentencia C‐ 504 de 1993.
20
“es necesario distinguir entre la lógica, entendida como conjunto de
principios generales del razonamiento formalmente correcto, y los
diferentes tipos o aplicaciones de la lógica a los objetos. La lógica, en la
primera acepción genérica, remite a los principios clásicos de
identidad, no contradicción, tercero excluido y razón suficiente ‐ los
tres primeros postulados por Aristóteles y el último por Leibniz ‐, cuya
observancia permite afirmar la verdad o falsedad de un enunciado. En
contraste, los diversos tipos de lógica hacen relación a la aplicación de estos
principios a diversos objetos, como sucede en el análisis de enunciados
descriptivos ‐ lógica proposicional ‐ o bien de enunciados prescriptivos ‐
lógica deóntica –“22. (El resaltado es del texto original)
Las decisiones de las altas cortes no se han quedado en la definición de la
lógica o distinguiendo entre los principios y sus campos de aplicación. Es así como
ingresan en el campo de la definición de los principios. Por ejemplo, sobre el
principio lógico de no contradicción afirman que “una cosa no puede ser y no ser al
mismo tiempo”23. Sobre el principio de tercero excluido y principio de no
contradicción no solo lo definieron, sino que muestran su relación de
complementariedad en la labor de apreciación de la prueba cuando afirma que “en
materia probatoria, lleva a la conclusión de que uno de los dos testimonios (o grupo
coincidente de testimonios) debe tener mérito probatorio. Es un axioma ontológico: Premisa
mayor: el testimonio de X no prueba el hecho; premisa menor; el testimonio de Y es
contrario; conclusión de modo necesario: éste ‐el de la premisa menor‐ debe probarlo, como
22
Corte Constitucional. Sentencia C‐ 504 de 1993.
23 Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal. Rad. Nº 16.325. Fecha: 14/03/2002
21
que no pueden ser contradictorias las dos premisas” (principio lógico de no
contradicción).” 24 (El resaltado es del texto original).
Finalmente, la Corte Suprema de Justicia hace uso del principio de razón
en premisas. Como ocurre cuando afirma:
“El citado axioma ‐principium rationis sufficientis‐ ha dicho la Sala, consiste en
que para aceptar como verdadera una enunciación, debe estar sustentada en una
razón apta o idónea que justifique el que sea de la forma que en que está propuesta
y no de manera diferente; este principio se refiere a la importancia de establecer la
condición o razón de la verdad de una proposición.
En otras palabras, el principio de razón suficiente está referido al fundamento del
juicio acerca del cual se busca predicar su veracidad; concierne de manera directa
al soporte del objeto de conocimiento o al cimiento de los enunciados que se
predican del objeto de conocimiento, diferenciándose así de los otros principios
universales de la lógica ‐de identidad (ʺaʺ, es ʺaʺ), no contradicción (ʺbʺ no es
ʺno‐bʺ), y tercero excluido (ʺcʺ es forzosamente ʺdʺ o ʺno dʺ)‐, pues éstos se
refieren a la forma correcta de razonar desde un punto de vista estrictamente
formal, para extraer conclusiones válidas de lo que ya es conocido
La anterior distinción es fundamental, pues si bien los otros principios estatuyen
algo sobre la verdad del juicio, nunca aluden al objeto en si, ni a la situación de los
juicios a los que aquél se refiere, sólo establecen reglas de razonamiento aplicables
por necesidad, sin importar su contenido. Esto no sucede con el principio de razón
suficiente que recalca en el problema de la veracidad de las premisas, como
presupuesto indispensable para obtener una conclusión correcta.
Por lo tanto, la función o rol del comentado principio, de modo general, es dirigir el
pensamiento en la búsqueda de lo que no conoce, de donde resulta entonces que la
24
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil y Agraria. Rad. Nº 4.978. Fecha: 05/05/1999.
22
razón de un juicio o de un enunciado es ʺsuficienteʺ cuando basta por sí para
servir de apoyo a aquél, es decir, cuando no hace falta nada más para que el juicio
sea plenamente verdadero; en cambio es ʺinsuficienteʺ, cuando por sí sola no
alcanza para fundamentar el enunciado, sino que necesita ser complementada con
algo para que se tenga por verdadera la proposición.
En materia procesal, la aplicación del anterior principio implica que la razón de
suficiencia de un fallo debe buscarse en el apoyo o fundamento material de sus
enunciados, lo que equivale a decir, en las pruebas y, en consecuencia, la
postulación del principio estudiado se traduciría en que las pruebas en las que se
basan las conclusiones de una sentencia, sólo deben dar fundamento a esas
conclusiones y no a otras.”25
En otro proceso reitero la noción anterior al afirmar que
ʺ…para considerar que una proposición es completamente cierta, debe ser
demostrada, es decir, han de conocerse suficientes fundamentos en virtud de los
cuales dicha proposición se tiene como verdadera, esto es, que tanto en la ciencia
como en la actividad cotidiana no es posible aceptar nada como artículo de fe, sino
que es necesario demostrarlo y fundamentarlo todo.
El cumplimiento de esta ley confiere al pensamiento calidad de demostrado y
fundamentado y, por lo mismo, constituye una condición necesaria de la exactitud y
de la claridad del pensamiento, así como de su rigor lógico y de su carácter
demostrable.
Esta ley de la lógica encuentra cabal desarrollo en el sistema de la sana crítica que
impone al funcionario judicial consignar en las providencias el mérito positivo o
negativo dado a los elementos de juicio, puesto que toda decisión, máxime cuando en
la sentencia, con claro desarrollo del debido proceso, se deben construir los juicios de
hecho y de derechoʺ”26
25
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal. Rad. Nº 27690 de 2008
26
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal. Rad. Nº 27964 de 2008
23
Las anteriores consideraciones de la Corte en torno al principio de
razón suficiente para dar por probado un hecho requieren de una
explicitación cuando se trata del proceso penal regulado por la ley 906 de
2004 y sus reformas. En efecto, la figura del allanamiento a la imputación o
a los cargos por parte del procesado significa que la razón suficiente para
afirmar, por parte de la judicatura, que unos hechos ocurrieron de una
pruebas practicadas dentro del proceso, sino que la razón suficiente y
eficiente es el allanamiento o la aceptación de cargos. En igual sentido,
acuerdos celebrados entre la Fiscalía y la defensa para aceptar como
probados alguno o algunos de los hechos o sus circunstancias, implica que
el hecho que se pretende establecer con el convenio o acuerdo que defensa y
fiscalía hacen en un momento sobre la prueba y el hecho que se va a dar por
probado, y si este es aceptado por el juez, tendríamos, entonces, que la
razón suficiente para dar por establecido un hecho no es la prueba sino el
consenso que se dio entre los adversarios y el visto bueno del juez.
Además, el artículo 369 de la ley 906 de 2004 contempla las
culpabilidad entre la defensa y la acusación para lo que la Fiscalía deberá
indicar al juez los términos de la misma, expresando la pretensión punitiva
que tuviere. De igual manera, el artículo 351 de la ley 906 de 2004 faculta al
fiscal y el imputado para llegar a un preacuerdo sobre los hechos
imputados y sus consecuencias.
24
Así, entonces, la razón suficiente para dar por probado un hecho no es
solo la prueba, también el allanamiento a la imputación fáctica y jurídica, la
probatoria.
1.1.3. La ciencia.
La Corte Suprema de Justicia en su Sala Penal en su afán de dar contenido a
los distintos elementos conceptuales que conforman la sana crítica expresa que
ésta se encuentra constituida por las reglas de la experiencia, la lógica y la ciencia.
De los tres primeros vimos más arriba las nociones que han construido, ahora se
ocupara de dar un concepto de leyes de la ciencia, diferenciándolo de las teorías
científicas. En efecto, en ese fallo expreso que
“en tratándose de las leyes de la ciencia, exige al censor diferenciar entre
leyes de ciencia y teoría científica, entendiéndose las primeras como
aquellas que frente a cualquier examen de comprobación mantienen
condiciones de aceptación e irrefutabilidad universal. Ejemplos de ellas
son las leyes físicas de la velocidad de la luz en el vacío (299.792.6
K/segundo); la de la gravedad como fuerza de atracción que ejerce la tierra
sobre los cuerpos (9.8068 m/s2); la de la rotación de la tierra sobre su
propio eje y su traslación alrededor del sol; u otras de ciencias no exactas
pero también aceptadas con criterios de constancia universal, como muchas
de las que han ido verificando disciplinas como la medicina, la psicología,
la antropología, la biología, cítense aquí por ejemplo la composición
cromozomatica de los humanos, el código genético contenido en el ADN, el
25
carácter único de las huellas digitales, la circulación de la sangre, la
evolución de las especies, etcétera.
Las teorías científicas son en cambio enunciados teóricos que exponen los
resultados de un procedimiento científico razonable, y que por ello tienen
mayor o menor aceptación, pero cuya comprobación e irrefutabilidad
universal es, por lo menos, inconstante, lo que les otorga mayor
probabilidad de certeza, pero no condición de validez universal. Son puntos
de partida para la investigación científica.”27
Entre los antecedentes legislativos remotos de las reglas de la sana crítica se
encuentra la ley española de enjuiciamiento civil de 1885, que en el artículo 317
disponía que “[l]os jueces y tribunales apreciarán, según las reglas de la sana crítica, la
fuerza probatoria de las declaraciones de los testigos”. Ya en esa época se afirmaba que
la disposición era vacía, pues Caravantes, citado por Santiago Sentis Melendo28
como el más calificado intérprete de aquella ley, expresaba que respecto a las
declaraciones de los testigos que se dejaba al juez la facultad de formar su criterio
respecto de dicha prueba “conforme a las reglas de la crítica racional o de la sana
27
C. S. Justicia. Sala de Casación Penal. Rad. Nº 12.721. Fecha: 16/12/1999.
28 SENTIS MELENDO, Santiago La Prueba. Editorial EJEA, Buenos Aires 1990, pagina 239
26
filosofía”, pero que, como ya vimos, “ni él —Caravantes—ni nadie ha podido
establecer cuáles son esas reglas”.29
Ahora, la posición de la jurisprudencia nacional en materia de apreciación
de las pruebas reitera lo dispuesto en los ordenamientos legales, es decir, que el
trabajo de valoración de la prueba deberá hacerse con base en los criterios de la
sana crítica. No obstante, la disposición legal es una cláusula abierta en la medida
en que no fija, ni precisa en qué consiste la sana crítica; además, es un criterio
extralegal, lo que ha llevado a las altas cortes a ocuparse del tema para fijar su
alcance. Para ello han seguido una estrategia similar entre las distintas
corporaciones y salas que las componen. La estrategia pasa por dar un concepto de
sana crítica, un concepto de lógica, un concepto de los principios de la lógica, un
concepto de experiencia, y luego aplicarlo al caso que se esta fallando. Es un
procedimiento deductivo.
De otro lado, los pronunciamientos judiciales se mueven en una teoría del
conocimiento en la que el objeto de conocimiento y el sujeto están separados, y en
esa medida hay un “optimismo epistemológico” a dos niveles: a) en el primer
nivel, el sujeto accede al objeto y lo conoce, dependiendo eso si de que sus órganos
sensoriales y su capacidad de evocación no estén afectados. Es interesante notar
29
La dificultad para señalar las reglas de la sana crítica ha suscitado diversos ataques, por ejemplo
se afirma por parte de Martínez Pineda que “[l]a solución del problema permanece sin satisfacer,
por falta de un conocimiento profundo para establecer bases y para la elaboración de normas
válidas en un juicio de valor, normas de las que carece la “sana crítica”. Martínez Pineda, Ángel.
Filosofía Jurídica de la Prueba. Editorial Porrúa. México, 1999, página 99.
27
que la idea de que el testigo percibe los hechos y los relata, en una especie de
intermediario entre los acontecimientos y el conocimiento que el juez obtiene se
encuentra desde el texto legal.
En efecto el artículo 404 de la ley 906 de 2004 señala que “para apreciar el
testimonio, el juez tendrá en cuenta los principios técnico científicos sobre la percepción y la
memoria y, especialmente, lo relativo a la naturaleza del objeto percibido, al estado de
sanidad del sentido o sentidos por los cuales se tuvo la percepción, las circunstancias de
lugar, tiempo y modo en que se percibió, los procesos de rememoración, el comportamiento
del testigo durante el interrogatorio y el contrainterrogatorio, la forma de sus respuestas y
su personalidad.ʺ b) En el segundo nivel, el uso de los principios de la sana crítica es
un instrumento seguro para lograr el conocimiento de los hechos que servirán de
base para la decisión, pues “el sistema procesal colombiano de antaño abandonó la tarifa
legal de la prueba como medio para demostrar la ocurrencia de algunos sucesos y dio
preponderancia al método de la libre valoración(2) , documentado en los principios que
orientan la sana crítica ‐leyes de la ciencia, reglas de la lógica y axiomas de la
experiencia.”30 Una nota especial merece el hecho de que los principios lógicos son
definidos en términos de lógica clásica o aristotélica y las otras lógicas, como
veremos más adelante, son definidas en términos de objetos sobre los que se
aplican los mismos principios.
30
Corte Suprema de justicia. Sala de Casación Penal. Sentencia 23.290. Fecha 20/02/2008
28
1.2. La aplicación de la sana crítica en las decisiones judiciales
En esta reconstrucción de los materiales que utiliza la jurisprudencia
colombiana resulta insuficiente la simple revisión de los conceptos que se
construyen desde las altas cortes para tener una aproximación a la manera como la
judicatura se ocupa del problema de los hechos en el proceso. Es necesario para
acercarnos a la forma como efectivamente actúan los operadores jurídicos revisar
algunos casos resueltos por los tribunales con base en “la sana crítica”, y así ver
cómo operan esos conceptos.
condena a un celador que se encontraba embriagado y disparó contra un joven y
dañó varios objetos de un surtidor de gasolina y luego ataca al celador, quien le
pide que modere su comportamiento y coloca su arma atrás de la cintura, según lo
afirman distintos testigos. En la sentencia se argumenta que en lo esencial los
testigos merecen credibilidad, pero no se la otorga en cuanto a la mesura con que
según ellos el vigilante les llamó la atención a los muchachos, y en especial al
agresor. El argumento de tal descalificación se funda en una máxima de la
experiencia de que los celadores (o todas las personas) reclaman en las horas de la
madrugada acudiendo “…a frases de grueso calibre y hasta a acciones físicas que
respalden la acción”. En este caso el Tribunal construye una máxima de la
experiencia estrictamente subjetiva, que por lo tanto no es contrastable, pues las
personas poseen distinto temperamento y carácter y por tanto diferentes maneras
de actuar frente a un determinado estimulo violento, pues las opciones van desde
29
la respuesta agresiva hasta el huir prudentemente del ataque. Sin que pueda
decirse que todos responden agresivamente frente a un ataque.
Pero la anterior no es una interpretación aislada de los hechos, es así como
en otra oportunidad se consideró que una persona estaba enterada de la existencia
de un proceso en su contra porque se le envió un telegrama a la dirección que el
Cuerpo Técnico de Investigación suministró en el proceso y que se incluyó en las
órdenes de captura que se libraron en su contra, sin que ninguno de ellos hubiese
sido devuelto de donde infiere que se enteró de la existencia del proceso que se le
adelantaba y optó por mostrarse remiso frente a él. Lo curioso es que la persona no
fue aprehendida por ninguna de las autoridades que recibieron la orden de
captura, y en la que se indicaba como residencia la misma dirección en que fue
citada la persona a través de telegrama.31
Posteriormente, en otro proceso, el Tribunal Superior de Bogotá, Sala Penal,
no le da credibilidad a la versión de una persona procesada por portar sustancias
psicotrópicas porque “dentro de la diligencia de indagatoria el procesado adujo que no
tenía conocimiento de la sustancia que transportaba, toda vez que los elementos donde se
31
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá, Sala Penal. Radicación: I 5076 2004 9 – 01.
Fecha: 26 de enero de 2005
30
hallaba camuflada fueron entregados por el señor Raúl Camacho, quien le solicitó los llevara
como obsequio a un amigo suyo en la ciudad de Miami; para la Sala tal versión se sale de
toda lógica, además de hallarse fuera de las reglas de la experiencia. En efecto, desde hace
varios años el Gobierno Nacional a través de los medios de comunicación ha lanzado una
gran campaña en busca de evitar que personas dedicadas al tráfico de estupefacientes se
valgan no sólo de incautos, sino además de personas de bajos recursos económicos, para
conseguir que las sustancias prohibidas sean llevadas a países extranjeros especialmente a
Norte América y el viejo continente. Entonces para nadie es un secreto, que cuando se
realiza un viaje a los Estados Unidos se debe tener demasiado cuidado no sólo con las
valijas, las cuales se deben sellar y embalar en el aeropuerto, sino además se recomienda no
realizar favores de encomiendas o llevar paquetes, elementos o similares; a no ser que se
trate de familiares o personas muy allegadas.”32 En este caso el Tribunal da por sentado
que la publicidad logró la trasformación de las prácticas sociales a tal punto que ya
son una forma estándar de comportamiento. ¿Si así fuera para que insistir con la
misma publicidad?
El mismo Tribunal33, en un proceso por tenencia de precursores para la
producción de sustancias sicotrópicas, negó la nulidad por vulneración del
32
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá, Sala Penal, junio catorce (14) de dos mil
cinco(2005), Radicación:10010704001200300059 01
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá, Sala Penal, Bogotá D. C., febrero cuatro (4) de
33
dos mil cinco (2005) Radicación: 11001070400220010237 – 03
31
principio de investigación integral al afirmar que no era necesaria la declaración de
una persona a quien el procesado señaló como el individuo que le dio a guardar,
cuatro meses atrás, líquidos embalados en cajas de cartón (siete garrafas de cinco
galones), y de quien afirma que una vez le entregó la mercancía, solo tuvo con él
comunicación telefónica y no se volvieron a ver. Dice la sentencia que al seguir las
reglas de la sana crítica, con el valor demostrativo de los demás elementos de juicio
allegados a la investigación para la clarificación de los hechos, sus circunstancias y
sus autores se determina que la prueba no era necesaria, pues las circunstancias de
modo, tiempo, y lugar en las que el procesado señaló que recibió los elementos no
son más que argumentos exculpatorios que riñen con las reglas de la experiencia,
pues no es aceptable que por la naturaleza de las sustancias incautadas no hubiera
tenido conocimiento de ellas. La decisión aquí supuso una capacidad cognitiva y
una competencia clasificatoria en el procesado a partir de las características
químicas de un producto, sin que la regla de experiencia nos señale por qué ciertas
sustancias deben de ser conocidas por personas cuando no esta demostrado tengan
conocimientos de química, y si los tuviese no necesariamente cuenta con los
instrumentos técnicos de laboratorio para determinarlos.
En otra oportunidad la judicatura le dio credibilidad total a la confesión que
una persona hace en su indagatoria, salvo lo relativo al delito que iban a cometer,
pues no acepta que era hurto, sino secuestro: “Desde luego se aclara que no se les
32
admite que iban a cometer un hurto calificado, sino un secuestro extorsivo, porque como lo
anotó el a quo, todo ese despliegue con dos automóviles y policías motorizados, no era para
un simple hurto, sino para secuestrar”34, todo sin mayores explicaciones sobre la regla
de experiencia utilizada en el caso.
En otras ocasiones la judicatura con el simple enunciado de que una prueba
se ajusta a las reglas de la sana crítica sirve para aceptarlo, sin que se diga cuales
son esas reglas que justifican la incorporación y credibilidad del medio probatorio.
En efecto, en un proceso por homicidio la Sala Penal del Tribunal Superior de
Bogotá le otorgó credibilidad a un testigo con el siguiente argumento: “Su
declaración es acorde con las reglas de la ciencia, la lógica y la experiencia y las aparentes
contradicciones a las que alude la defensa no logran desvirtuar su credibilidad obsérvese
como ‐el testigo uno‐ en su declaración señala que el autor del hecho tenia una camisa con
rayas no se acuerda muy bien, pantalón negro lleno de barro por el juego, color oscuro, una
chaqueta en cuero color negro, cabello como si se hubiera rapado y le hubiera crecido y ‐el
otro testigo‐ señaló que vestía una camisa roja, pantalón azul oscuro (roto) y chaqueta
negra de cuero”.35La sala concluye que debe creérsele al testigo, pero no dice nada de
la ciencia, la lógica o la experiencia que utilizó, de ahí que en este caso el discurso
34
Tribunal Superior de Distrito Judicial de Bogotá, Sala Penal. Radicación: 2003 00074 01. Fecha:
Veintitrés (23) de febrero del dos mil cinco (2005)
35
Tribunal Superior De Distrito Judicial De Bogotá, Sala Penal. M.P. M.P. Julia María Cardona
Paredes. Radicación: 11001310400820030122 – 0. Enero veintiocho (28) de dos mil cuatro (2004).
33
de la sana crítica se torna aparentemente justificador de la decisión, pero en
realidad no se expresaron las razones que llevaron a aceptar la prueba y de ella
derivar la condena.
En el Tribunal Superior de Bogotá 36se encontró una sentencia en la que se
encuentra un gran listado de indicios en contra del procesado. Lo interesante es
que de manera juiciosa se expresó en cada indicio la regla de experiencia que
constituye la premisa mayor que permite formular el razonamiento completo,
incluyendo la fuente de la regla de experiencia, pero al consultar esa fuente nos
encontramos que no esta respaldada por ninguna investigación de campo. En
efecto, al consultar el texto de Yesid Reyes Alvarado, denominado “La prueba
indiciaria”, en ningún momento se da cuenta de una investigación que sirva de
fundamento a los indicios allí presentados.
Dice la providencia lo siguiente:
“Obra contra el procesado los siguientes indicios graves: “El de las
manifestaciones posteriores al delito. Regla de experiencia: Cuando después
de realizado un hecho la persona desarrolla una serie de actividades que
pueden mostrar una relación con ese acontecimiento, se dice que surgen
hechos indicadores que permiten la construcción del indicio de
36 Tribunal Superior De Distrito Judicial De Bogotá, Sala Penal. M.P. Juan Iván Almanza Latorre.
Radicación: 2004 00095 01. Fecha: Veintidós (22) de febrero del dos mil cinco ( 2005)
34
manifestaciones posteriores” (Reyes Alvarado, Yesid. La prueba indiciaria).
Para el caso que nos ocupa, la fuga del sitio de habitación. Como hecho
indicador, aparece probado: 1.1.) Acta de inspección judicial de la escena de
los hechos, donde le Fiscal 295 Delegado ante los Jueces penales del
Circuito, a las 21 horas del día 9 de mayo de 2003, con el laboratorio de
criminalística, llegó al lugar del crimen. Se consignó: “En este estado de la
diligencia se deja constancia que el despacho se traslada a la calle 71A No
27A Sur, lugar de habitación de las personas presuntamente responsables
de los hechos, según lo narrado en declaración que antecede....donde no se
encuentra ningún morador y la puerta de acceso al mismo se encuentra
abierta, dentro de los documentos encontrados están dos fotografías, las
cuales corresponden a las fotocopias de las cédulas entregadas a este
despacho por personal de la policía que hizo presencia en el lugar de los
hechos y correspondiendo a Edilson Martínez Moreno con CC No
14.280.113 de Río Blanco Tolima. Se encontró ropa de hombre y de mujer.
(f 3 c1). 2) El hecho indicado es que el procesado Edilson Martínez
Moreno fue el probable autor con arma de fuego de las lesiones causadas a
Edisson Giovanny Gutiérrez y de la muerte de MARIA MERCEDES
GUTIÉRREZ RODRÍGUEZ y el menor RONALD YESID MORA
PÉREZ, la noche del nueve de mayo de dos mil tres. 3) La conexión o
relación lógica entre el hecho indicador y el indicado y con base en la
experiencia, es porque después de cometer los crímenes el sindicado huyó de
su casa de habitación, vecina de la familia que con sangre fría mató: iba
como el lobo, tras su presa”.
En el análisis que hace el fallo judicial no da cuenta de la frecuencia con
que el autor del delito huye de su casa de habitación, sin embargo, el indicio
lo clasifica como grave, es decir, como si en la mayoría de los casos fuese así,
sin que exista ningún tipo de respaldo investigativo. De otro lado, la metáfora
final del lobo tras la presa revela la posición emocional del fallador frente al
caso que el comportamiento realizado por el posible autor de delito.
35
En la misma decisión se construye un indicio grave de presencia de la
siguiente manera:
“El indicio grave de presencia en el lugar de los hechos. Regla de
experiencia: “la participación en un hecho es identificada con la
permanencia de una persona en el lugar donde este tuvo ocurrencia”
(Reyes A. Yesid. Obra Citada). Como hecho indicador está probado: 2.1)
El testimonio de la señora Rosa Virginia Mora, recibido, momentos
después del crimen. Expreso: “Yo ví a un hombre que empezó a disparar
por la puerta de entrada, él estaba de una chaqueta negra de cuero y
entonces yo lo vi ahí parado y es cuando me metí debajo de la cama...pues
fueron muchos disparos y yo solo vi a un hombre” al serle presentada la
fotografía donde está el imputado junto a su mujer María Lourdes,
contestó: “si señor esa es la persona con la que tuvimos el problema hoy”.
PREGUNTADO: Reconoce usted la fotografía del hombre que se le pone
de presente. CONTESTO. “Sí a ese hombre lo vi con la señora esa esta
mañana en la casa con esta señora”. (Fls 6 y 7 c1). 2.2) En diligencia de
indagatoria el sindicado Edilson Martínez, admite que su mujer María
Lourdes y él, son los que aparecen en la fotografía y que solo usa una
chaqueta la que siempre se la pone. 3) El hecho indicado es que
probablemente el procesado Edilson Martínez Moreno, la noche del nueve
de mayo de dos mil tres, dio muerte con arma de fuego a la señora María
mercedes Gutiérrez Rodríguez y al menor Ronald Yesid Mora e hirió al
joven Edisson Giovanny Gutiérrez. 4) La conexión o relación lógica
entre el hecho indicador y el indicado y con base en la experiencia, es
porque el día de los crímenes el imputado fue visto al medio día en el
barrio, y vestía una chaqueta negra, el hombre que agredió a la familia
vestía una chaqueta negra y el acusado admite en su injurada que es la
persona que está en la fotografía con chaqueta negra y que siempre ha
vestido con chaqueta. Por manera que no es cierto que para la citada fecha
el acriminado estuviera en la ciudad de Chaparral (Tolima).”
36
La presencia en el lugar de los hechos está dada porque el condenado
fue visto al medio día en el barrio donde ocurrieron los hechos, que era el
mismo barrio en él vivía. Con ese criterio todos los lugareños tienen en su
contra el indicio. En este caso tampoco se expresó la frecuencia con que ese
evento se da, pues el libro que sirve de fuente señala que el indicio será grave
si el hecho indicador se da en la mayoría de veces que se da el hecho
indicado.
Otro indicio construido en la sentencia es el de las conductas procesales
“Indicio de las conductas procesales. Regla de experiencia: La principal fuente
de este hecho indicador está representada por los comportamientos del sindicado,
al presentar una coartada con testigos sospechosos, para tratar de demostrar que
no estaba en la ciudad de Bogotá, el día de los crímenes. Como hecho indicador
aparece probado: 3.1) Los declarantes Marisol Martínez Moreno, Jairo
Hernández Serrato, Margarita Osorio de Moreno y Edilberto Moreno Osorio,
familiares del señor Edilson Martínez Moreno, lo ubican en la ciudad de
Chaparral, para el día nueve de mayo de dos mil tres. 4) El hecho indicado es que
el procesado probablemente, mediante el uso de arma de fuego, dio muerte la
noche del nueve de mayo de dos mil tres a la señora María Mercedes Gutiérrez
Rodríguez, al menor Ronald Yesid Mora e hirió al joven Edisson Giovanny
Gutiérrez. 5) La conexión o ilación lógica entre el hecho indicador y el indicado
y con base en la experiencia, es porque no se le puede dar credibilidad a los
testigos que sirven de cuartada al sindicado al ubicarlo en Chaparral, cuando
sucedieron los crímenes. El artículo 217 del Código de Procedimiento Civil, dice:
“Son sospechosas para declarar las personas que en concepto del Juez, se
encuentren en circunstancias que afecten su credibilidad e imparcialidad, en
razón de parentesco, dependencia, sentimientos o interés en relación a las partes
37
o sus apoderados, antecedentes personales y otras causas”. Así tenemos que
Marisol Martínez Moreno hermana del sindicado, su esposo Jairo Hernández
Serrato, su cuñado; Edilberto Moreno, su hermano y Margarita Osorio, abuela
del acusado. Por lo anotado no merecen ninguna credibilidad para la Sala y
probablemente como lo dijo el a quo, están incurso en el delito de falso
testimonio.”
Considerar este indicio como grave sin presentar la frecuencia con que se
presenta el hecho indicador frente al indicado constituye una indebida
en la decisión es el siguiente:
“Indicio de las conductas procesales. Regla de la experiencia: cuando alguien es
sindicado de un delito, en especial un homicidio y un familiar del verdadero
responsable ha fallecido, pero vivía en la época del delito, es mala costumbre
echarle la autoría al occiso. Como hecho indicador está probado. 4.1) En
declaración el tres de junio de dos mil cuatro, en audiencia pública, la señora
María Lourdes Avilés González, mujer del procesado, expresó que: “el día de los
hechos su esposo estaba en Chaparral (Tolima) y que ella a las nueve de la noche
estaba donde su progenitora y allí llego su hermano Mauricio a quien le decían
“Pancho” y su hermano Enrique y le dijeron que tranquila que ellos habían
arreglado el problema, porque habían matado a la vieja que se había metido con
ella”. Agrega que a la familia agredida en ningún momento los amenazó con que
ellos eran “paracos” e inclusive ni el barrio sabían que ella era hermana de estás
personas. 4.2) Según informe del CTI, de 05 de diciembre de 2003, No 4121
GVCTI, el individuo Mauricio Avilés González, alias “Pancho” fue ultimado el
25 de septiembre de 2003 y con el acta No 4668‐1754 se realizó el levantamiento
del cadáver y está diligencia se encuentra radicada con el No 717501 de la
Fiscalía Octava Unidad Primera de Vida. 4.3) En escrito fechado 15 de enero de
2004(f 240 c1), María Lourdes Avilés González, solicita al Fiscal que lleva el
caso, que las personas que acusan a su esposo sean llamadas a reconocimiento,
pues él es inocente. No menciona para nada que el autor de las muertes hubiera
38
sido su hermano Mauricio. 4.4) El hecho indicado es que probablemente el
sindicado Edilson Martínez Moreno, la noche del nueve de mayo de dos mil tres,
mediante el uso de arma de fuego, le segó la vida a Mercedes Gutiérrez
Rodríguez, al menor Ronald Yesid Mora e hirió a Edisson Giovanny Gutiérrez.
5) La conexión o relación lógica entre el hecho indicador y el indicado, es porque
probablemente la señora María Lourdes Avilés, cuando presentó el escrito el 15
de enero de 2004, no sabía que su hermano Mauricio hubiera muerto. Cuando se
enteró, entonces, sí le atribuyó la responsabilidad penal.” (el subrayado es del
texto original)
La regla de la experiencia que afirma que cuando alguien es sindicado
de un delito, en especial un homicidio y un familiar del verdadero
responsable ha fallecido, pero vivía en la época del delito, “es mala costumbre”
echarle la autoría al occiso, tampoco se encuentra documentada sobre su
frecuencia, o los casos en que ello ocurre. Esta es una construcción ad hoc que
hace el fallador, pues no especifica de donde obtiene los datos de esa “mala
costumbre”, no señala frecuencias o investigaciones cualitativas que indiquen
que efectivamente es una práctica que configure costumbre. De otro lado, el
uso de adjetivos como “bueno”, “malo”, dejan ver las preferencias del sujeto
que hace el juicio pero en modo alguno es un elemento externo, sino una
valoración que se hace sobre un acontecimiento. Aquí ni el acontecimiento —
adjetivo justificado o explicado.
Dos casos finales: En un proceso por hurto al momento de construir el
indicio en la providencia se dice: “¿fueron los sindicados los verdaderos autores
39
del ilícito? Sí, como muestran las declaraciones, eran personas sumamente
necesitadas, de un estrato bajo, encontraríamos en ellos el móvil para delinquir
guiados por la necesidad y el apremio.”37 Esta manera de construir el indicio no
es casual, en otro proceso se dijo lo siguiente: “Claro es el sindicado en su
injurada respecto de que el motivo por el cual en fecha y hora de autos se deslazaba
hacia el centro de la capital no era otro que el de conseguir empleo dada la vacancia
laboral que atravesaba, situación que configura el móvil que posiblemente lo llevó a
atentar contra el patrimonio ajeno como salida fácil para adquirir lo de su
manutención”.38 Sin descartar “la personalidad proclive al delito de quien guardaba las
placas originales del auto objeto del ilícito, sumándose la tenencia de armas de fuego y
municiones en buena cantidad”39
Pues bien, cuando se afirma, conforme vimos, que la responsabilidad de
un acusado a partir del hecho de su precariedad económica, es evidente que
el juicio llega a conclusiones que exceden las premisas, y a la metodología
Tendríamos, para llegar a la conclusión, que considerar una premisa implícita
que expresara algo así como “que las personas pobres delinquen dada su
situación económica.”¿Pero es eso cierto con el grado de generalidad que se
37
Juzgado 17 Penal Municipal de Bogotá. Abril 9 de 1992.
38 Juzgado 4 Penal Municipal de Bogotá. Abril 2 de 1997.
39 Tribunal Nacional. Sentencia del 23 de Noviembre de 1994. Procesado Nelson Vélez
40
afirma en la sentencia? Y en caso de serlo ¿Qué investigación respalda esa
afirmación? Aquí lo que se expresa es un prejuicio de clase económica y
social.
En conclusión: Los operadores judiciales, en especial la Sala Penal de la
Corte Suprema de Justicia ha construido toda una teoría sobre la sana crítica. En
ella figuran aspectos constitutivos como las reglas experiencia, las leyes de la
ciencia, y las leyes de la lógica formal aristotélica. De otro lado, y para destacar, es
que los operadores judiciales actúan dentro de un realismo ingenuo en la medida
en que consideran en que el objeto del conocimiento esta separado del sujeto que
conoce y que el conocimiento del objeto no es diferente del objeto a conocer; así,
entonces, el conocimiento es una reproducción exacta de la realidad, y si ésta no se
conoce en su totalidad es porque faltan elementos de juicio o éstos fueron
alterados. De otra parte, los operadores judiciales han realizado una formalización
de la sana crítica al momento en que han optado por un sistema de frecuencia entre
el hecho indicador y el hecho indicado para la definición de un indicio como
necesario, grave, leve o levísimo. Sin embargo, al momento de definir los aspectos
facticos de la decisión los operadores no se percatan que la construcción judicial de
los hechos la hacen desde nociones preteóricas de ciencia, que los indicadores de
frecuencia no están respaldados en investigaciones, que se construyen en ocasiones
con base en prejuicios, en reglas de experiencia ad hoc; y privilegian, sin
justificación, reglas de una lógica ya superada por los avances, pues no se utilizan
otros propuestas de lógica como son la deóntica, la lógica de cuantificadores, la
lógica matemática, las lógicas del tiempo, las lógicas no monotonicas, etc.
41
Por otra parte, es interesante observar como la prueba indirecta se
trasforma en las decisiones en una prueba tarifada a través del uso de los criterios
presentados por Yesid Reyes Alvarado, en el texto de “La prueba indiciaria. En
efecto, de manera mecánica se empiezan a utilizar por ejemplo el criterio de
experiencia, pero en este criterio se emplean reglas subjetivas o creencias
personales del operador judicial que no están suficientemente documentadas. Esto
genera dos problemas inmediatos: de un lado la subjetividad presentada como
regla de experiencia y de otro lado la construcción ad hoc de una tarifa alejada de
los criterios de ciencia que deben orientar la sana crítica, todo alejado de los
experiencia construidos por la doctrina actual sobre el tema.
42
2. LOS APORTES CONTEMPORÁNEOS A LA TEÓRIA DE LA FIJACIÓN
JUDICIAL DE LOS HECHOS
Este segundo capítulo se ocupara de las distintas teorías sobre la fijación de
los hechos en la decisión judicial que han surgido en los últimos años, luego de que
en el primer capítulo se presentó la manera como los altos tribunales del país
configuran una teoría probatoria para fijar los hechos y la aplican. En efecto, de
manera precisa, se presentara el esquema nomológico deductivo, los modelos
probabilísticos, en la versión de probabilidad matemática o estadística (bayesiana),
la probabilidad lógico (baconiana) y la selección de la hipótesis sobre el hecho
(Taruffo); para terminar con la propuesta coherentista. El texto hace un mapeo de
todas ellas y desde allí, al final del capítulo, se indica el sentido de la reflexión
contemporánea. Esta reconstrucción se hará indicando los rasgos sobresalientes de
cada modelo, sin olvidar, desde ahora, que son eso: modelos teóricos que
pretenden dar cuenta de una realidad y que de manera simultánea quieren fijar
reglas para la actividad reconstructiva de los hechos y de las prácticas reales de los
operadores jurídicos. Los modelos sirven de guía para determinar de manera
aproximada cuál es el modo como los operadores judiciales fijan los hechos que
sirven de base fáctica a las decisiones judiciales.
La prueba en el proceso judicial pretende que los supuestos de hecho estén
suficientemente demostrados para derivar la consecuencia jurídica prevista en la
conducta de los asociados para lo que describen las conductas prohibidas,
obligatorias o permitidas acompañadas de un elemento motivador que es la
43
sanción. Si, hipotéticamente, la aplicación de la sanción se dejara librada a la
suerte, sin importar si la conducta descrita se cumple o no, se suprimirían las
razones para actuar conforme lo señalara la norma jurídica40, y la incertidumbre
seria el regulador de la vida en sociedad.
propuestas coherentista tienen un tronco común, que les da su aire de familia, y
que podemos fijar en los trabajos de Francis Bacon sobre el método científico en el
texto del “Novum Organum”41 y en los trabajos de Isaac Newton sobre “Los
principios matemáticos de la filosofía natural”42. Luego, en el siglo XVIII, el periodo de
la “ilustración”, que puede ser condensado y definido, como el siglo de la razón,
pero la razón de que trata este siglo tiene una diferencia específica frente a otros
momentos en que se pretende singularizar una época o la actividad a través del
40
Jorge Luis Borges en “La lotería de Babilonia” imagina un juego en el que al azar se asignan
premios y “castigos” para todos los habitantes de Babilonia, pues si sólo se entregaran premios su
virtud moral seria nula pues no se dirigían a todas las facultades del hombre: únicamente a la
esperanza. Así, relata el personaje de Borges, las costumbres de la comunidad están saturadas por
el azar. Para mayor información confróntese con las obras completas de Jorge Luis Borges, Buenos
Aires, Emecé Editores. 1974.
41 BACON, Francis. Novum Organum. Trad. Clemente Balmori. 2ª edición. Buenos aires. Edit.
Losada. 1961.
42 NEWTON, Isaac. Principios matemáticos de la filosófica natural. Trad. Antonio Escohotado.
Madrid. Edit. Tecnos. 1987.
44
probatorios, recoge el ideal del método de la ciencia natural de su tiempo, por eso
recurre a las reglas y métodos propuestos por Newton, al que le suma la
experiencia filosófica de origen cartesiana.43
Este racionalismo construye un método que es diferente del que se
implantó en Europa continental en el siglo XVII, que pretendía la constitución de
grandes sistemas filosóficos, y en los que la única explicación consistente estaba
dada por la rigurosa deducción sistemática y la derivación de conclusiones a partir
de postulados. Era un modelo deductivo que es lo que “se consigue cuando, mediante
el método de la demostración y de la consecuencia rigurosa, se enlazan a la certeza
primordial, de manera mediata, otros principios y, por la vía del desencadenamiento, se
recorren todos los eslabones de lo cognoscible…”44 En oposición a éste modelo
filosófico de la deducción, surge el método de Bacon y Newton que no parte de
premisas dadas, sino del análisis que “no comienza colocando determinado sitio,
determinados conceptos generales para abrirse camino gradualmente, partiendo de ellos, por
medio de deducciones abstractas, hasta el conocimiento de lo particular, de lo fáctico; su
pensamiento se mueven en la dirección opuesta. Los fenómeno son lo dado y los principios
lo inquirido.” 45
43
Cfr. NOUSS, Alexis. La modernidad. Trad. Mari Carmen Gallegos. México. Edit. Publicaciones
Cruz O. 1997.
44 CASSIRER, Ernst. Filosofia de la Ilustración. TRad. Eugenio Imaz. Primera reimpresión . Bogotá.
Fondo de Cultura Económica. 1994.
45 Ibídem. Pág. 22
45
Francis Bacon aporta un modo de apuntalar la base teórica, y una
metodología sobre la cual cimentar los enunciados sobre el mundo. Bacon diseña
las tablas de presencia, ausencia y grado que le permitían registrar sus
reproducibles por otro investigador, hacer las inferencias (inducción) para obtener
paso a paso las leyes o principios que regulan los fenómenos físicos.
“Ni hay ni puede haber más que dos vías para la investigación y
descubrimiento de la verdad: una que, partiendo de la experiencia y de los
hechos, se remonta en seguida a los principios más generales, y en virtud
de esos principios que adquieren una autoridad incontestable, juzga y
establece las leyes secundarias (cuya vía es la que ahora se sigue), y otra,
que de la experiencia y de los hechos deduce las leyes, elevándose
progresivamente y sin sacudidas hasta los principios más generales que
alcanza en último término. Esta es la verdadera vía, pero jamás se la ha
puesto en práctica.”46
Bacon anota la necesidad de un método riguroso que permita establecer
leyes a partir de la experiencia, que es amplia y caótica, con el propósito de evitar
las divagaciones del investigador y que todo responda a una finalidad o plan
previamente definido, es así como propone las tablas de descubrimiento. Bacon
propone tres tablas en su método inductivo: ʺla tabla de presenciaʺ, ʺla tabla de
ausenciaʺ y ʺla tabla de gradosʺ. En la primera se hace una relación de los hechos
donde aparece la naturaleza estudiada, en ella se anotaran la mayor cantidad
46 BACON, Francis. Novum Organum. Barcelona: Orbis. Aforismo 19.
46
posible de características o rasgos definitorios para lograr así el compendio más
completo posible que pueda darnos la experiencia. En la tabla de ausencia se
registran hechos donde la naturaleza estudiada no se presente, pero las
características registradas deben ser similares a los recogidos en la primera tabla, lo
que permite eliminar aquellos casos donde se pueda contraponer un caso negativo.
En la tercera tabla —de grados— se registran los casos en donde la naturaleza
crezca o decrezca, a partir de la idea de que la forma es la misma cosa que la ley:
ʺ... la forma del calor o la forma de la luz es una misma cosa que la ley del calor o la ley de
la luz.ʺ47 La inducción permitirá, entonces, estudiar y comparar cada uno de los
resultados de las tres tablas. Bacon señala que
“A más, como el número, y he dicho casi el ejército de hechos, es inmenso
y está disperso hasta el punto de confundir la inteligencia, nada hay que
esperar de bueno de las escaramuzas, de los movimientos ligeros y de los
reconocimientos hechos a derecha y a izquierda por el espíritu, a menos
que no obedezcan a un plan y estén coordinados en tablas especiales de
descubrimientos, bien dispuestas y en cierto modo vivas, en las que vayan
a reunirse todas las experiencias relativas al objeto de investigación, y que
el espíritu se apoye en esas tablas bien ordenadas que preparan su
trabajo.” 48
De otro lado, en criterio de Bacon, no debe existir prisa de pasar a nuevas
investigaciones. Es necesario dar reposo a la búsqueda y reflexionar sobre lo
47 BACON, Francis. Ibídem. Libro II Aforismo 17
48 BACON, Francis. Ibídem. Aforismo 102.
47
obtenido con el método positivo y formular las respectivas leyes o constantes
que arroja la observación documentada y luego aplicarlo a hechos nuevos.
“Pero después de haber tenido a la vista un número suficiente de hechos
metódicamente encadenados o agrupados, no conviene pasar en seguida a
la investigación y descubrimiento de nuevos hechos o de operaciones del
arte; cuando menos, si se pasa no conviene reposar el espíritu en ellos. No
negamos que, cuando los conocimientos de todas las artes estén reunidos
en un solo cuerpo, y ofrecidos así al pensamiento y al juicio de un solo
hombre, se pueda, aplicando las experiencias de un arte a los otros, hacer
muchos y nuevos descubrimientos, útiles a la condición y bienestar del
hombre, con la ayuda únicamente de esa experiencia que llamamos escrita;
pero de todos modos se debe esperar de esa experiencia mucho menos que
de la nueva luz de las leyes generales, inducidas legítimamente de esos
hechos según un método positivo, leyes que, a su vez indican y designan
una multitud de hechos nuevos. El verdadero camino no es llano, tiene
bajadas y subidas: sube primero a las leyes generales y baja en seguida a la
práctica”49.
La otra vertiente esta conformada por el pensamiento de Descartes que
contribuyó a la formación del espíritu científico con el discurso del método en el
que se señalaron una serie de preceptos para la dirección del entendimiento en
asuntos filosóficos. Es así como se formulan cuatro preceptos: el primero señala “no
aceptar nunca cosa alguna como verdadera que no la conociese evidentemente como tal”, es
decir, que se presentase de manera “clara y distinta, que no tuviese ocasión alguna de
49 BACON, Francis. Ibídem. Aforismo 103.
48
ponerla en duda”. El segundo precepto cartesiano consiste en “dividir cada una de las
dificultades que examinase en tantas partes como fuera posible y como se requiriese para su
mejor resolución”. En tercer lugar, Descartes presenta el “conducir ordenadamente mis
pensamientos, comenzando por los objetos más simples y fáciles de conocer para ascender
poco a poco, como por grados, hasta el conocimiento de los más complejos”, y, por último,
“hacer en todas partes enumeraciones tan completas y revistas tan generales que estuviese
seguro de no omitir nada.”50
Entre el pensamiento de Bacon y el de Descartes hay elementos comunes
que inauguran una nueva forma de pensar. Su común inconformidad con las
formas anteriores de pensamiento que se expresa en la formulación de nuevas
maneras de abordar y comprender el mundo, que se concreta en la creación de
métodos que faciliten la aprehensión racional del mundo. Elementos comunes
como la idea de partir de los “elementos más simples para ascender poco a poco”, en
Descartes, que mantiene algunos rasgos comunes con la idea de Bacon de iniciar
establecer las leyes que los regulan, muestran algunos aspectos afines que
marcaran la manera posterior de pensar, y que es muy distinta al deductivismo
anterior. Otra preocupación común es su afán de explicar el mundo de ahí que los
métodos propuestos siempre recalan sobre aspectos de la estructura del mundo,
en otros términos existe, lo que hoy llamamos, una gran preocupación por la
construcción de la ciencia.
50 DESCARTES, René. Discurso del método. Traducción Antonio Rodríguez Huéscar. Barcelona
Ediciones Orbis. 1983.Pág. 62
49
Es en esta línea de pensamiento que los modelos que se van a analizar
presentan un aire de familia. Los modelos buscan el registro de hechos y a partir
de ellos formular principios o leyes, que se obtienen inductivamente. Como
resultado se tiene, entonces, que todos los modelos buscan el registro de hechos
más que de creencias o concepciones, ídolos diría Bacon, y a partir de ellos formular
hipótesis que deben ser contrastables. En pocas palabras, los modelos que se
presentan son hijos de la modernidad filosófica inaugurada por Bacon y Newton.
No obstante lo anterior, y la importancia que el desarrollo de esos métodos
ha tenido en distintos aspectos de la actual vida en sociedad, lo cierto es que los
hechos en la decisión judicial pueden ser determinados con la ayuda de modelos
teóricos que responden a otras tradiciones. Que se insertan, por ejemplo, en
epistemologías inquisitivas que se caracterizan por una concepción no formalista o
ontológicas o sustancialistas de la infracción penal. De ahí que el comportamiento
criminal es visto como una conducta inmoral en si misma, y el infractor es leído
como un sujeto perverso. Otro aspecto de la epistemología inquisitiva es el
decisionismo procesal entendido como la decisión que se hace sin verificación
empírica de los supuestos normativos para derivar la sanción. Ferrajoli considera
que “ésta susceptibilidad se manifiesta en dos direcciones: por un lado, el carácter
subjetivo del tema procesal, consistente más que en hechos determinados en condiciones o
cualidades personales del autor, como la pertenencia del reo a tipos normativo de autor, o
congénita naturaleza criminal o peligrosidad social; pero, por otro lado, se manifiesta
también en el carácter subjetivo del juicio, que, en ausencia de referencias fácticas
50
exactamente determinados, resulta basado en valoraciones, diagnósticos o sospechas
subjetivas antes que en pruebas de hecho.”51
Otra manera de fijar los hechos en la decisión judicial es desde el realismo
ingenuo. En él se supone la división de lo mental y lo físico, que es una distinción
de carácter inmediato e intuitivo. En lo mental encontramos las creencias, los
sueños, deseos, intenciones e imágenes del mundo, que tienen como rasgo común
su no‐espacialidad y su no‐materialidad. Lo físico esta dado por las distintas cosas
que tienen como rasgo la espacialidad y la materialidad. Esta distinción entre lo
mental y lo físico forma parte de la herencia dualista cartesiana que distinguió
entre res extensa y res cogitans. Aquí, en esta propuesta teórica, lo mental tiene la
propiedad de reflejar lo físico y el conocimiento humano resulta ser una
representación de la res extensa, y entre más fiel sea la representación que la mente
hace de lo externo mayor es el grado de conocimiento. Determinar si nuestras
representaciones internas eran exactas a los objetos fue el problema que dio origen
a la teoría del conocimiento de cuño cartesiano, y que tuvo como criterio
definitorio las “ideas claras y distintas”. Esta noción realista no considera que el
objeto de la ciencia o de predicación sea un constructo humano, sino que el
conocimiento es un simple reflejo del mundo.52
51 FERRAJOLI, Luigi. Derecho y Razón. Madrid: Trotta. 1995. Pág. 42
52 La metáfora del conocimiento como reflejo se la debo a Richard Rorty en su texto “la Filosofía y el
Espejo de la Naturaleza”, en el que Rorty afirma que “[r]esulta bastante plausible la imagen de que
la filosofía antigua y medieval se ocupa de las cosas, la filosofía del siglo xvii al xix de las ideas, y la
filosofía contemporánea ilustrada de las palabras” (página 242)
51
un elemento estructural en la decisión judicial. De ahí que la denominada premisa
fáctica del argumento judicial señale en buena medida la consecuencia jurídica de
la decisión, pues solo en tanto se constituya el supuesto fáctico puede, de manera
correcta, derivarse el efecto jurídico que la decisión fijara para las partes. Es por eso
que uno de los momentos epistémicos clave del proceso judicial se da en el instante
en que el operador judicial define los hechos para la toma de la decisión, pues la
manera de definir los hechos señalara, necesariamente, la consecuencia jurídica. El
otro momento nuclear de la decisión judicial esta dado por la fijación de la premisa
normativa, es decir, de la regla o principio jurídico que regulara el caso, punto
sobre el que el texto estará en silencio, pues no es ese el objetivo de estas
reflexiones
Esta labor de fijación de los hechos que hace el operador judicial ha sido
comparada con el trabajo del historiador y del detective y así dar cuenta de la real
actividad del operador judicial. Pero, y este es el momento de formularnos algunas
preguntas, ¿estas ofertas teóricas dan cuenta de la real actividad del juez en
premisa fáctica bajo alguna de esos modelos? Esos son los asuntos de los que nos
ocuparemos a continuación, previa exposición de los modelos que se han creado
para dar cuenta de la premisa fáctica de la decisión judicial.
52
La decisión judicial, al igual que la historia, se tienen que relacionar con
hechos ocurridos en el pasado. Estos saberes tienen como propósito establecer lo
que ocurrió en el pasado, pero acceder a un objeto de estudio que esta en el pasado
es posible solo a través de medios indirectos. Una manera de acceder al pasado es
por ejemplo el testimonio, el documento, el indicio. En la historia y la decisión
judicial un problema común es el de la credibilidad de esa fuente. Muy distinta es
la posición del científico frente a la estructura del mundo físico, pues éste científico
experimenta, luego registra, y nos da un procedimiento o protocolo de manera que
cualquier otro científico puede reproducir lo hecho por el primero de ellos. En la
historia y en el proceso judicial no tenemos las posibilidades de reproducir ese
pasado, no hay un protocolo que permita regresar al pasado. De ahí que puede no
haber acuerdo sobre el pasado porque no se tienen los mismos testimonios, ni se
tienen necesariamente los mismos indicios para contrastarlos con el testimonio.
Esta relación indicio / testimonio es difícil pues su estructura y rasgos son
diferentes, pues el indicio, en resumen, es localizado (la huella) y construido (lo
que indicara), en tanto que el testimonio se presenta (a juicio) y se crítica.
Los modelos que a continuación se presentan han surgido en el interior de
saberes distintos al derecho, pero han llegado a él para contribuir a responder la
pregunta ¿qué fue lo que pasó? que el operador judicial debe responder para poder
fundar su decisión. Estas propuestas de solución son producto de saberes disimiles
pero que confluyen en la idea de averiguar por hechos ocurridos en el pasado. Es
así como el modelo nomológico deductivo es un propuesta desde la historia, los
53
modelos probabilísticos son formulados desde las ciencias positivas, y los modelos
coherentistas desde la filosofía de la ciencia.
las leyes generales de la historia”53 de Hempel, publicado en el año de 1942. El modelo
nomológico deductivo, que fue bautizado por Dray54 como “Covering Law
Model”, afirma que ofrecer una explicación es subsumir lo que queremos explicar
bajo una ley general. Significa lo anterior que la explicación se presenta con la
forma de un argumento deductivo, aunque su origen sea inductivo, en el que la
premisa mayor es una ley general y la conclusión será, entonces, el enunciado que
señala el acontecimiento que queremos explicar. En consecuencia, es necesario que
en las premisas se encuentren las leyes generales que expresan regularidades
empíricas. De igual forma, se deben indicar los antecedentes del fenómeno que se
va a explicar. Por lo tanto, un acontecimiento queda explicado cuando es cubierto
por una ley empírica y sus antecedentes que son las causas. A este modelo se le
llama también modelo hipotético–deductivo, con el propósito de expresar que las
premisas son hipótesis producto o resultado de la experiencia.
53 HEMPEL, C. G. La explicación científica. Buenos Aires: Paidos. 1979
54 DRAY, W., Laws and Explanation in History. London: Oxford Univ. Press, 1957
54
En el texto “estudios sobre la lógica de la explicación” de Hempel y Oppenheim,
se encuentra el esquema básico de la explicación, en los siguiente términos
“dividimos una explicación en dos elementos constitutivos principales: el explanandum y
el explanans. Entendemos por explanandum la oración que describe el fenómeno a explicar
(no el fenómeno mismo) y por explanans la clase de oraciones que se aducen para dar cuenta
del fenómeno.”55
Una aproximación gráfica al modelo, para aumentar su comprensión, es
posible a partir del esquema que diseñaron sus creadores Carl Hempel y Paul
Oppenheim56, que es el siguiente:
55 HEMPEL Carl y OPPENHEIM Paul. Studies in the logic of explanation, Philosophy of Science
(1948). Hay traducción al castellano en el texto “La explicación” de BAKKER Gerald y CLARK Len.
Madrid: Fondo de Cultura Económica. 1998. Pág. 106 y siguientes.
56 HEMPEL Carl y OPPENHEIM Paul. Ibídem. Pág. 106 y siguientes.
55
C1, C2, C3,... Ck
Condiciones antecedentes
Explanans
Leyes generales
Deducción lógica
Deducción lógica
El esquema requiere algunas precisiones para su facilitar su interpretación.
El explanandum es el acontecimiento que se va a explicar. El explanans lo conforman
los eventos que se invocan para dar cuenta del evento que se va a explicar, y esta
constituido tanto por la exposición de las condiciones antecedentes del fenómeno,
como por las leyes generales que lo regulan. Finalmente, tenemos el proceso
mental de tipo deductivo que permite hacer el transito del explanans al
explanandum. En estas condiciones y bajo esos presupuestos se considera que un
determinado fenómeno queda explicado.
satisfacer para que sea sólida. Estas exigencias son las condiciones lógicas y
empíricas de la adecuación: Las condiciones lógicas de la adecuación son:
56
“(R1) El explanandum ha de ser consecuencia lógica del explanans. Dicho de
otra manera: el explanandum debe deducirse lógicamente de la información
que contiene el explanans, pues de otro modo el explanans no constituiría base
adecuada para el explanandum.
(R2) El explanans ha de contener leyes generales, y éstas deben ser realmente
necesarias para ellas derivar el explanandum (...)
(R3)El explanans tiene contenido empírico, es decir, debe ser capaz, al menos,
en principio, de comprobación mediante experimentación u observación” (…)
La condición empírica de la adecuación significa que:
“(R4) Las oraciones que constituye el explanandum deben ser verdad.
Es evidente que, en una explicación sólida, las afirmaciones que
constituyen el explanandum han de satisfacer una serie condiciones de
corrección fáctica. Pero podría resultar más adecuados estipular que el
explanandum debe verse confirmado en sumó grado mediante todas
las pruebas pertinentes de que se disponga, más que ser verdadero.”57
Finalmente, las cuatro condiciones anteriores se aplican a la predicción y a
la explicación científica. La idea central es que si se da primero el explanandum o
fenómeno que se describe y luego se da el conjunto de afirmaciones que
57 HEMPEL, Carl y OPPENHEIM, Paul. Ibídem. Pág. 108.
57
constituyen el explanans estamos frente a una explicación. Ahora bien, si primero
se dan las proposiciones del explanans y luego ocurre el explanandum estamos frente
a una predicción.
El esquema nomológico deductivo ha sido tomado por distintos teóricos del
derecho probatorio para intentar dar cuenta del enunciado relativo a los hechos, es
decir, de la manera como los operadores jurídicos deben transitar un camino
inferencial para llegar a fijar la premisa sobre los hechos. Es así como Luigi
Ferrajoli considera que el mejor camino para obtener criterios de decisión o
justificación en relación conlos hechos, en un proceso de corte garantista, es el que
ofrece el modelo nomológico deductivo de la explicación causal. En efecto,
Ferrajoli afirma que “según este esquema la inferencia inductiva que permite ascender
desde los hechos que se han de explicar o explanandum a los hechos que son su explicación o
explanans, se justifica porque puede ser invertida en una inferencia deductiva, que permite
descender del explanans al explanandum gracias a la inclusión en las premisas explicativas
de leyes o generalizaciones empíricas aceptadas como verdaderas conforme a la experiencia
pasada.”58
58
FERRAJOLI, Luigi. Op. Cit. Pág. 141
58
El esquema propuesto por Ferrajoli para el modelo nomológico deductivo, y
pretende, además, explicar la inferencia judicial sobre los hechos que sirven de
base a la decisión judicial, es el siguiente:
(1) H es verdadera
(2) Cada vez que H es verdadera, también P es verdadera
(3) P es verdadera
Ferrajoli explica el esquema de la siguiente forma: “Diremos, por tanto, que la
descripción de los hechos y las condiciones iníciales (1) forma la explicación causal o
explanans, o más toscamente la causa, de la que se deduce la –o que se induce de la –
descripción del hecho que se ha de explicar o explanandum, o más toscamente del efecto (3),
gracias a la ley empírica (2) que liga los dos tipos de acontecimientos.” 59
Es significativo que Ferrajoli afirme que el modelo nomológico deductivo
cumple la función de criterio de análisis sobre una hipótesis explicativa, a tal punto
que la explicación si bien no permite demostrar la verdad, sino solo confirmar,
puede servir de criterio para apoyar la falsedad de una hipótesis explicativa. De
59 Ferrajoli, Luigi. Ibídem. Pág. 142
59
ahí que afirme que el modelo “nos suministra un criterio, además de para confirmar las
explicaciones también para invalidarlas y, por tanto, para decidir, conforme a argumentos
deductivos del tipo modus tollens, cual de entre varias hipótesis explicativas debe ser
descartada como falsa.”60
Los argumentos de Ferrajoli pueden ser esquematizados de la siguiente
manera:
Esquema 1
(1) Cada vez que H es verdadera, también P es verdadera
(2) P es falsa
(3) H es falsa
Esquema 2
(1) Cada vez que H es verdadera, también P es falsa
(2) P es verdadera
60 Ferrajoli, Luigi. Ibídem. Pág. 142
60
(3) H es falsa
Los dos esquemas dan cuenta de argumentos deductivos validos por modus
tollens61. En ellos la regla de inferencia aplicable a las proposiciones condicionales
señala que al negar el consecuente, se puede negar el antecedente condicional. En
otras palabras, la regla de inferencia permite pasar de dos premisas: una de ellas
proposición condicional y la otra una proposición que niega el consecuente a una
conclusión que niega el antecedente. Vale la pena destacar que en esa medida la
información o dato probatorio que se agregue aumenta la plausibilidad del
argumento, pero no puede llegar nunca a la certeza total; en cambio, cada dato que
no se acomoda o va en dirección opuesta constituye una refutación. En
consecuencia, estamos en presencia de un sistema de verificación o refutación, pero
no frente a un modelo de descubrimiento.
En los sistemas probatorios, de carácter acusatorio, su estructura lógica deja
en manos distintas cada uno de los momentos. En efecto, una hipótesis acusatoria
61
El modus tollens recibía en el medioevo el nombre de “modus tollendo tollens”, que se caracteriza
porque parte de un enunciado condicional (si p, entonces q), y en la segunda premisa se niega el
consecuente (~q), la conclusión será negar el antecedente del condicional (~p).
1) Si p entonces q
2) ~q
c) ~p
61
se estructura sobre el modus ponendo ponens62, en tanto que la hipótesis de la defensa
descansa sobre el tipo modus tollens.
confirmen su hipótesis junto con las máximas de la experiencia que permitan
superar el dato para llegar a la conclusión. A su vez, la defensa ha de invalidar las
hipótesis acusatorias con contrapruebas alternativas o bien quebrando la regla de
experiencia de la acusación, o eventualmente el dato.
Por tanto, las conclusiones que se obtienen con el uso del modelo
nomológico deductivo no producen verdad, pues ello implicaría que en las
premisas se encontrara una ley o regla de carácter universal que convertiría el
argumento en uno de carácter deductivo. Las premisas que configuran las leyes en
el argumento nomológico deductivo son simplemente probables, y en esa medida,
la conclusión forzosamente es probable, pues ninguna conclusión puede ser más
extensa que las premisas, es decir, el grado de probabilidad de la conclusión será
tan alto como el grado de probabilidad más bajo de las premisas.
62 El modus ponendo ponens se caracteriza porque parte de un enunciado condicional (si p, entonces
q), y en la segunda premisa se afirma el antecedente (p), la conclusión, entonces, consistirá en
afirmar el consecuente del condicional (q).
1) Si p entonces q
2) p
c) q
62
Una dificultad que ofrece el modelo nomológico es que de premisas
verdaderas es posible obtener conclusiones falsas. La afirmación la podemos
ilustrar mediante un ejemplo de Karl Popper quien pasa de premisas verdaderas a
conclusiones falsas. Señala Popper que podemos tener una generalización, como
por ejemplo: “cada vez que a un hilo se le aplica un peso superior a su resistencia entonces
se rompe”, pero deberíamos considerar la inversa también como ley general: “cada
vez que un hilo se rompe, entonces le ha sido aplicado un peso superior a su
resistencia.” Sin embargo, esta segunda generalización es falsa porque el hilo
puede romperse gracias a la acción del fuego o de una tijera. En conclusión, las
reglas científicas o empíricas no cubren la totalidad de los acontecimientos, y en
esa medida, las conclusiones que podemos obtener son simplemente probables. En
lo jurídico, por ejemplo, se dice que del hecho de tener objetos que provienen de la
comisión de un delito, se infiere que su tenedor es partícipe del mismo.
encargo de cuidado. No hay posibilidad de regla empírica que cubra todos los
casos de tenencia de objetos provenientes de un comportamiento desviado.
En síntesis, no hay duda de que el modelo nomológico deductivo ofrece una
explicación satisfactoria de cómo se justifican las leyes empíricas, pues las
demostramos a partir de la deducción que hacemos desde las leyes generales, “de
cobertura”; sin embargo, a pesar de su claridad en ese punto, el modelo es blanco de
críticas que sostienen que es insuficiente para dar cuenta de la explicación, pues el
modelo limita su utilidad a la justificación de leyes experimentales. En otros
63
campos su utilidad es restringida porque no se pueden construir leyes a la manera
de los saberes empíricos. Las dificultades del modelo se agravan frente a
investigaciones originales, en la medida en que hay una diferencia entre conocer el
corpus de una ciencia y “hacer” ciencia. La investigación original no puede partir
de leyes ya fijadas porque, en la medida de su originalidad, hasta ahora se hace la
investigación para fijarlas. Estas observaciones condujeron a la formulación de que
hay dos lógicas distintas: Por un lado, la lógica de la justificación, que queda
cubierta por el modelo nomológico deductivo y, de otra parte, la lógica del
descubrimiento.
El modelo conforme lo explica Ferrajoli pretende que los enunciados que
hacemos sobre el mundo sean verdaderos en la medida en que en el mundo existe
tal estado de cosas; es decir, que exista una correspondencia entre el enunciado
lingüístico y el mundo. Podemos denominar a esta teoría como una teoría que
predica el optimismo epistemológico. Empero, cuando el teórico acepta que los
comprensión del mundo como las categorías, entonces, hablamos de un optimismo
moderado en epistemología. En efecto, las categorías entendidas como conceptos
puros del entendimiento a la manera de Kant, y que, en consecuencia, solo es
posible la experiencia conforme a esas categorías, pues las categorías actúan como
reglas que sintetizan la diversidad dada en el espacio y el tiempo, bajo el principio
de la autoconciencia. Si el fenómeno a comprender esta marcado por las categorías
lo que comprendemos de él es parcialmente lo mismo que hemos puesto en él, por
ende el predicado definitivo de cómo es el mundo no es posible, pues siempre
64
estará mediado para nuestra comprensión por las categorías, es decir, por el sujeto
cognoscente.
Una consecuencia de lo anterior es que los resultados de la actividad
desarrollada en un juicio con el propósito de probar los enunciados fácticos que se
hacen en él están mediados por el impacto que tiene el sujeto en la construcción de
esos fenómenos. Los enunciados sobre el mundo están, entonces, afectados por las
condiciones de posibilidad del conocimiento humano. En esa medida el enunciado
sobre los hechos puede ser falso, es decir, que no hay un estado de cosas en el
mundo que se corresponda con el enunciado. Por lo tanto, el modelo “se orienta a la
necesariamente reducida y relativa” 63
Más aún, desde la perspectiva del lenguaje tenemos que cada lenguaje fija
sus criterios de realidad, pues responden a formas de vida concretas, por lo tanto el
lenguaje configura su sentido en la relación con la conducta de los hablantes. Las
cosas del mundo no se perciben simplemente. Cuando las hallamos las
objetos son pensables si y solo si los colocamos en unas determinada configuración
mental. Hay que donarle sentido al objeto, diría un fenomenólogo. Así las cosas, el
modelo presenta límites y es una concepción tan susceptible de críticas como las
otras, pero en su favor se afirma que es el modelo que mejor se acerca a la
63 FERRAJOLI, Luigi. Derecho y razón. Pág. 540
65
concepción de los operadores jurídicos en el sentido de que uno y otro tienen la
pretensión de que sus enunciados tienen algún grado de correspondencia con el
mundo. Además, “permite sostener la hipótesis de que un imputado podría ser inocente (o
culpable) aunque tal hipótesis haya sido rechazada en todas las instancias de un proceso y
éste en contraste con todas las pruebas disponibles”64
probabilidad cuando afirmaba que
“al estar determinados por costumbre a trasladar el pasado al futuro en
todas nuestras inferencias, cuando el pasado ha sido absolutamente regular
y uniforme, esperamos el acontecimiento con la máxima seguridad y no
dejamos lugar alguno para la suposición contraria. Pero cuando se ha
encontrado que efectos distintos siguen de causas que, al parecer, son
exactamente iguales, todos estos efectos han de presentarse a la mente al
trasladar el pasado al futuro, y deben entrar en nuestra consideración
cuando determinamos la probabilidad del acontecimiento.”65
64 FERRAJOLI, Luigi. Ibídem. Pág. 67
65 HUME, David. Investigación sobre el conocimiento humano. Madrid: Alianza editorial. 1988. Pág.
82
66
La idea de Hume nos señala los rasgos principales del pensamiento
inductivista. Por un lado, una experiencia pasada; además, una hipótesis de cómo
será el futuro, junto a una inferencia, y, finalmente, un resultado que es solo
probable. La inducción como razonamiento ha generado múltiples trabajos para
explicarlo. No es este el lugar para dar cuenta de ellas y de sus límites:
simplemente presento la estructura para observar luego si efectivamente las
decisiones judiciales satisfacen las exigencias de este tipo de razonamiento, o si por
el contrario se introducen otros elementos en la construcción judicial, por ejemplo
de carácter psicológico. En otros términos, determinar si hay o no de psicologismo
en la decisión judicial.
Ahora bien, el problema que quiere resolver la inducción consiste en la
determinar la posibilidad de establecer la verdad de los enunciados universales
basados en la experiencia. El asunto no es fácil porque ya Kant66 había señalado
que todos los juicios empíricos son sintéticos, es decir, amplían el contenido del
sujeto, pero carecen de universalidad y de necesidad en sentido estricto. En otras
palabras, si la síntesis o adición se justifica por la experiencia no habrá posibilidad
necesaria.
66
KANT, Inmanuel. Crítica de la Razón Pura. Quinta impresión. Traducción de Pedro Ribas.
Madrid: Alfaguara. 1998.
67
Para acercarnos al problema de la probabilidad en el derecho, y
concretamente, en la construcción del enunciado fáctico o si se quiere a la premisa
fáctica se impone precisar algunos elementos indispensables para su comprensión.
En primer lugar, debemos tener una noción mínima y funcional de lo que es
un argumento, para lo que adoptaremos la siguiente definición: “un argumento es
cualquier conjunto de proposiciones de las que se dice que una se sigue de las otras, que
pretenden apoyar o fundamentar su verdad”67. La estructura del argumento se
misma, en forma aislada, es una premisa ni una conclusión. Ahora bien, debemos
tener en cuenta que hay ocasiones en que las premisas o las conclusiones son
implícitas. El contexto del discurso facilita la omisión de algunos de los elementos
estructurales del argumento, pero pueden ser reconocidos con relativa facilidad.
Tradicionalmente, los argumentos se dividen en dos tipos diferentes, deductivos e
inductivos. “De un argumento deductivo se afirma que la conclusión se sigue de las
premisas con necesidad absoluta e independientemente de cualquier otro hecho que pueda
suceder en el mundo y sin admitir grados; en contraste, en un argumento inductivo se
67
COPI, Irving y COHEN, Carl. Introducción a la lógica. México: Limusa. 1997. pág. 21
68
afirma que la conclusión se sigue de sus premisas solamente de manera probable, esta
probabilidad es cuestión de grados y depende de otras cosas que pueden o no suceder.”68
Un ejemplo tradicional de argumento deductivo:
1) Todos los hombres son mortales
2) Sócrates es hombre
C) Por lo tanto, Sócrates es mortal
No obstante, el problema que nos interesa es el de la inducción que consiste
en preguntar ¿cual es la justificación lógica de los enunciados universales acerca
de la realidad? Ya Moritz Schlick afirmaba que: “...un autentico enunciado tiene que
ser susceptible de verificación concluyente”. En otras palabras, un enunciado debe ser
verificable si tiene la pretensión de ser un enunciado, de lo contrario será un seudo
enunciado. Posición cercana a la del primer Wittgenstein, quien afirmaba que un
enunciado que pretende ser un enunciado sobre el mundo y esta sin verificar es un
sinsentido.
68
COPI, Irving y COHEN, Carl. Ibídem. Cit., pág. 74
69
Ahora bien, los hechos de un proceso, así como las teorías, nunca son
verificables de manera empírica. No es posible el uso del método experimental.
Son hechos del pasado, y este como diría Borges es “irrevocable”, pero además
irrepetible. Las proposiciones que se refieren a los hechos pasados si bien no son
de forma empírica verificables si son susceptibles de contrastación, de ahí que sea
posible su refutación por vía de la experiencia. En materia judicial la hipótesis
vencedora ha de ser aquella que se confirme a través de un medio de contraste o
prueba empírica. En todo caso se objetara que no hay decibilidad concluyente,
pero ese era el obstáculo que Hume ya avizoraba y es que no es posible pretender
que los enunciados científicos empíricos tengan la nota de la irrevocabilidad, pues
son contingentes. En pocas palabras, es necesario y posible construir otro criterio
cercano a las concepciones popperianas de la ciencia: la falsación.
En el siglo XX se realizaron varios intentos de construcción de una lógica
inductiva recurriendo al cálculo de probabilidades. La teoría de la probabilidad
fue un tema que les intereso de manera especial a los miembros del Círculo de
Viena, en particular de Rudolf Carnap69 que aspiraba a construir “una teoría general
de la confirmación de hipótesis de cualquier tipo por evidencias de observación, basada en la
probabilidad lógica”70, que tenia la pretensión de dar una base empírica a leyes y
teorías científicas, es decir, para proposiciones de carácter universal; sin embargo,
69
CARNAP, Rudolf. Autobiografía intelectual. Trad. Carmen Castells. Paidos. Barcelona. 1992
70
AISA MOREU, Diego. El razonamiento inductivo en la ciencia y en la prueba judicial. Prensas Universitarias
en Zaragoza. Zaragoza. 1997. Pág. 68
70
el proyecto carnapiano no fue exitoso, pues el mismo Carnap señaló que el grado
de confirmación de una ley L respecto a una evidencia finita E es igual a cero y
consideró que en la mira de propósitos prácticos de predicción era suficiente saber
la probabilidad lógica de una instancia aplicada de la ley. En otros términos,
“sustituyó el problema de la confirmación de una ley por el de confirmación de una
instancia y de una instancia cualificada en la misma”71. Popper en “la lógica de la
investigación científica” se ocupa del problema de la inducción que puede
formularse bajo el interrogante de “cómo establecer la verdad de los enunciados
universales basados en la experiencia —como son las hipótesis y los sistemas teóricos de las
ciencias empíricas—. Pues muchos creen que la verdad de estos enunciados se sabe por la
experiencia; sin embargo, es claro que todo informe en que se da cuenta de una experiencia
no puede ser originariamente un enunciado universal, sino solo un enunciado particular”
72.
Popper considera que el principio inductivo como el medio por el cual la ciencia
define la verdad o falsedad es una expresión inexacta, “pues no le es dado a la ciencia
inalcanzables, son la verdad y la falsedad”73. Empero, Popper formulara un método
distinto, como es el de la contrastación empírica de la hipótesis o falsación que
significa que una teoría es correcta cuando resiste las contrastaciones empíricas o
experimentos dirigidos a demostrar su falsedad.
71 AISA MOREU, Diego. Ibídem. Pág. 45
72 POPPER, Karl. La lógica de la investigación científica. Madrid. Tecnos. 1992. Pág. 28
73
POPPER, Karl. Ibídem. Pág. 29
71
Lo cierto es que por lógica inductiva ya no se entiende aquel sistema de
pensamiento que establece reglas a partir de enunciados observacionales, asociado
al empirismo clásico que sostenía que un saber que tenga las pretensiones de
ciencia debe descansar en enunciados observacionales. Tampoco es un sistema de
pensamiento que pretenda confirmar teorías a partir de observaciones. En la
actualidad, y para efectos de este escrito, vamos a comprender por lógica
inductiva “aquella teoría lógica que se ocupa de averiguar el grado de confirmación, de
soporte o apoyo evidencial que tiene una hipótesis en relación conuna evidencia”74.
Ahora bien, de regreso al tema de la decisión judicial, la corrección de la
fijación de los hechos por parte del operador judicial un judicial estará
determinada por la confirmación por vía inductiva. Ahora bien, los enunciados
sobre el hecho histórico, si bien es cierto no son deducibles de otros enunciados
contradicción con estos últimos. Vale decir, el enunciado judicial no puede ser
verificado de manera empírica, pero si puede entrar en oposición con otros
enunciados singulares establecidos o que indican regularidades. En caso de que
eso ocurra el enunciado resulta falseado y no pueden aceptarse. Además, el
proceso metodológico para hacerlo es mediante el modus tollens de la lógica clásica,
que expresa que una vez refutado el consecuente, entonces resulta de paso
refutado el antecedente. Un caso característico es la afirmación de que si el
sospechoso tiene rastros de sangre de la victima en sus ropas fue quien le causo las
74
AISA MOREU, Diego. Ob cit. Pág. 68
72
lesiones, pero al encontrarse que esos vestigios de sangre no pertenecen a la
victima se concluye, entonces, que el sospechoso no fue quien la atacó.
Un aspecto que refleja el carácter probabilístico de la decisión judicial son
las denominadas pruebas directas o deductivas y las indirectas o inductivas. Esta
distinción tiene relevancia epistemológica y se basa en el procedimiento que el
juzgador debe realizar para estructurarlas. La prueba directa es un procedimiento
de verificación de enunciados fácticos, con base en la observación que hace el
juzgador. La prueba deductiva es un procedimiento de verificación de enunciados
que se basa en una inferencia deductiva a partir de otras aserciones verificadas. La
prueba indirecta o inductiva es un procedimiento de verificación de enunciados
con base en inferencias inductivas (probabilísticas) a partir de otras afirmaciones
correctamente verificadas.
“La distinción, basada en la estructura lógica de la verificación, tiene
también relevancia epistemológica, pues cada una de estos tres
procedimientos arroja, aunque sólo sea en principio, una diferente
calidad de certeza: certeza absoluta, en la prueba directa y en la prueba
deductiva; simple probabilidad, en la prueba indirecta o inductiva. En
efecto, aunque las cuestiones lógicas deben ser nítidamente separadas
de las cuestiones epistemológicas, es evidente que la calidad
epistemológica de las pruebas en sentido estricto (o sea, de los
enunciados fácticos verificados) viene en gran parte condicionada por
los procedimientos probatorios (o sea, los procedimientos de verificación
de los mismos). Que al resultado del procedimiento de prueba directa
73
debe atribuírsele una calidad epistemológica absoluta es algo fuera de
discusión; salvo por supuesto, que se mantengan posiciones de un
relativismo epistemológico extremo, en cuyo caso se habrá de estar
también dispuesto a asumir las consecuencias irracionales que de ello se
derivan. Que se atribuya una calidad epistemológica absoluta a
resultados de las pruebas deductivas obedece a que un razonamiento
deductivo válido es aquel en que, a partir de premisas verdaderas, se
concluyen resultados necesariamente verdaderos. Que el resultado de la
prueba indirecta debe ser considerado (sólo) probable tampoco puede
suscitar polémica, pues, por grande que sea la calidad epistemológica de
las premisas de que se parte, el resultado de una inducción ha de
medirse siempre en términos de probabilidad.” 75
La inducción entendida como la inferencia en el ámbito de lo probable
podemos expresarla de la siguiente manera:
Si P es probable h
P
Probablemente
h
75 GASCON ABELLÁN, Marina. Los hechos en el derecho. Madrid: Marcial Pons. 1999. Pág. 93.
74
El esquema puede explicarse así: Dado la premisa P es probable que ocurra
h. Ha ocurrido P por lo tanto “probablemente” ocurra h.
Es claro que en un argumento en que una de las premisas es solo probable,
la conclusión no puede ser sino probable. Pero debe anotarse que su grado de
probabilidad no puede ser superior al de las premisas o premisa de menos
probabilidad, siguiendo las reglas del silogismo. En otras palabras, el grado de
probabilidad de que se de la conclusión es el mismo grado de probabilidad de la
premisa de menor probabilidad.
De otra manera, en un argumento inductivo en el que las premisas son
verdaderas la conclusión puede ser falsa, pues las premisas solo están incluidas
parcialmente en la conclusión. En cambio, en un sistema argumentativo deductivo
válido si las premisas son verdaderas la conclusión necesariamente es verdadero.
Este género de asociación entre dos hechos en el que hay una relativa
frecuencia entre uno y otro no es ajeno incluso al reino animal. En efecto, Un
caballo que ha recorrido con frecuencia un camino se resiste a andar en una
dirección distinta. Incluso los animales domésticos esperan su alimento cuando
ven a la persona que habitualmente se lo da. Pero sabemos que todas estas burdas
expectativas están sujetas a error. Russell nos advierte del riesgo con la metáfora
del pollo inductivista. Dice Russell que “un hombre daba de comer diariamente a un
75
pollo, así trascurrió un año, sin embargo un día el pollo ve al hombre y espera su alimento
pero ese día el hombre le tuerce el pescuezo y lo sirve de alimento, demostrando que hubiese
sido útil al pollo conocer algo sobre inducción”76, es decir, sobre la probabilidad de que
un fenómeno se presente cuando ocurre otro.
Además, en la medida que hemos tomado conciencia de que la inducción
probabilidad. Las reglas de la experiencia, máximas de la experiencia las
denominan algunos autores, son criterios que ayudan a fijar el grado de
probabilidad de que dado un acontecimiento ocurra otro evento. La regla de
experiencia es un juicio hipotético sobre la relación existente entre una pluralidad
de fenómenos que se ha formulado con fundamento en la observación que de casos
particulares que han realizado de manera directa o que han realizado otras
personas. En la palabra de Mittermaier: “Si nos apoyamos en una serie no interrumpida
de experiencias positivas, parécenos que con toda seguridad podemos concluir de un hecho
que siempre hemos visto rodeado de semejantes circunstancias a otro hechos que es su
correlativo necesario y cuya inexistencia le haría inexplicable.”77 La inducción nos
permitirá manifestar en relación conuna probable causa, pero no nos da
lineamientos seguros para afirmar la conclusión, pues esta siempre será como
máximo probable…
76 RUSSELL, Bertrand. Los problemas de la filosofía. Madrid: Labor. 1994. Pág. 61
77
MITTERMAIER, Carl Joseph Antón. Tratado de la Prueba en materia Criminal. Bogotá: Temis.
Pág. 311.
76
confirmación. Entre los primeros se encuentra el “modelo bayesiano” que es una
aplicación de la teoría tradicional estadística de probabilidades. En efecto, en esta
propuesta la probabilidad de que ocurra A dado que B sucede, es igual a la
probabilidad de que B ocurra dado que A sucede, multiplicado por la probabilidad
de que ocurra A, y dividido por la probabilidad de que ocurra B.
Para facilitar la comprensión del teorema de Bayes presento una aplicación
contemporánea sobre prueba de ADN. La probabilidad de que los vestigios
genéticos, sería el producto de aplicación de la siguiente fórmula:
Po x P(E/C)
P(C)= ________________________
Po x P(E/C) + (1‐Po) x P (E/I)
Donde P(C) corresponde a la probabilidad de culpabilidad una vez prac‐
ticada la prueba científica, Po la probabilidad a priori de culpabilidad, P(E/C) la
probabilidad de la prueba científica dada la culpabilidad y P(E/I) la probabilidad
de la prueba científica dada la inocencia. Si partimos, a modo de ejemplo, de que
77
los marcadores genéticos analizados se repiten conforme al estudio poblacional en
un 1% de personas y de que el perito ha atribuido una probabilidad de
culpabilidad del 50%, el resultado final sería el siguiente:
0ʹ5 x 1
P(C) = __________________ = 0ʹ909 = 90ʹ9%
(0ʹ5 x 1) + (0ʹ5 x 0ʹ01)
El cálculo de probabilidades obtenido resulta, como se ha señalado, de
atribuir una probabilidad a priori de culpabilidad del 50% (0ʹ5). Este porcentaje que
se atribuye a priori puede conducir a engaño, pues si bien es cierto que de existir
dos posibilidades (positiva‐negativa) aleatorias de resultado, es posible que ocurra
tanto una como la otra. La aportación del teorema de Bayes permite afinar el
cálculo de probabilidades incorporando información a priori, lo que supone un
riesgo y la asunción por el Juez de dicha responsabilidad, pues a él corresponde
ponderar los indicios y las restantes pruebas concurrentes y sustituir el 50% por
una cifra progresivamente más elevada a medida que se incrementan los indicios o
78
pruebas inculpatorias o rebajarla también progresivamente a medida que
disminuyen dichos indicios.78
En consecuencia, el aporte del teorema bayesiano a la teoría probatoria
permite restablecer el principió de libre valoración de la prueba en toda su
extensión cuando parecía que, precisamente, la aplicación de los métodos
científicos reducía la capacidad judicial de apreciar críticamente los resultados
probatorios, pues es el operador judicial quien deberá ponderar en el modelo las
pruebas concurrentes y hacer los respectivos ajustes.
El modelo matemático— estadístico (bayesiano) también ha sido sometido a
múltiples observaciones críticas que señalan sus limitaciones. En primer lugar, se
dice que el modelo de Bayes señala la frecuencia con que un fenómeno antecede o
acompaña a otro, pero no señala su causa. En segundo lugar, la complejidad del
modelo hace difícil su manejo. En tercer lugar, las dificultades son enormes en los
casos en que debe hacerse pluralidad de inferencias. En cuarto lugar, el modelo es
contraituitivo. Finalmente, cuando se trata de prueba científica tiene dos
dificultades adicionales: Por un lado, lo relativo a la distribución del factor entre la
78
VARGAS, Rodrigo. La prueba de ADN en el Sistema Jurídico Colombiano. Bogotá. Consejo
Superior de la Judicatura. 2007. Pág. 174
79
población, y de otra parte, existe un margen de error implícito que no siempre es
fácil de medir.
Otra opción para dar cuenta de la fijación de los enunciados sobre los
hechos en la decisión judicial esta dada por el modelo de probabilidad lógica. En
este modelo la probabilidad de una hipótesis factual “se apoya en su conexión
lógica con las prueba a través de reglas (causales) generales, y mide el grado de
apoyo (inductivo) que las pruebas proporcionan a la hipótesis”79. En esta
propuesta se mide el grado de apoyo a la hipótesis judicial sobre los hechos, o
confirmación inductiva, a partir de las pruebas que figuran en el proceso. De ahí
que la probabilidad inductiva de la hipótesis judicial esta dada por el hecho de que
en el caso que se juzga no concurren circunstancias que excluyan la aplicación de
una regla general. Ahora bien, la probabilidad lógica de la hipótesis aumentará o
disminuirá con base en el fundamento y grado de probabilidad de las
regularidades que conectan las hipótesis y las pruebas que se hayan utilizado en la
confirmación. Es así como la probabilidad de una hipótesis será mayor cuando
inferencias de baja o media frecuencia.
79
GASCÓN ABELLÁN, Marina. Los Hechos en el Derecho. Bases Argumentales de la Prueba.
Barcelona. Editorial Marcial Pons. Segunda Edición. 2004. Página 174.
80
La propuesta de la probabilidad lógica aborda el problema de la prueba
desde la perspectiva de la lógica de Bacon que postula que la hipótesis sobre un
hecho aumenta su grado de confirmación a partir de los elementos de prueba
existentes. La propuesta más notable es la desarrollada por Jonathan Cohen80 quien
transforma el sistema desarrollado por Stuart Mill, que consiste en contrastar
hipótesis bajo controles y eliminar las hipótesis que sean contradichas por las
pruebas.
Cohen ha desarrollado un concepto nuevo de probabilidad “como graduación
de la posibilidad de fundar inferencias relativas a una hipótesis fáctica sobre la base de las
pruebas disponibles.”81 La probabilidad se define, entonces, en “función del tipo de
inferencia que se puede extraer a partir de los elementos disponibles en relación conla
hipótesis que se trata de confirmar.”82 Examinar el peso de la evidencia o grado de
80
Para ampliar el conocimiento sobre la obra de Cohen puede consultarse la obra de Marina
Gascón de Abellán Los Hechos en el Derecho. Igualmente, la obra de Michelle Taruffo sobre la
prueba, que forman parte de la bibliografía utilizada en este texto.
81 TARUFFO, Michele. La prueba de los hechos. Madrid: Trotta. 2002. Pág. 226
82 TARUFFO, Michele. Ibídem. Pág. 226
81
apoyo de los elementos de prueba a la hipótesis que se quiere confirmar es lo que
el modelo busca expresar.
Ese grado de apoyo que las pruebas aportan a la hipótesis o hecho que se
quiere probar replantea el problema de la prueba en términos del grado de
conexión que hay entre elementos de prueba e hipótesis sobre el hecho. “Esa
conexión —dirá Taruffo— determina el grado de apoyo inferencial que corresponde a la
hipótesis sobre la base de la prueba, siendo evidente que el incremento de ese grado implica
un incremento de las probabilidad de la hipótesis.”83
Cohen es consciente de que normalmente no se tiene información estadística
relevante para determinar la eficacia de la prueba, esto solo ocurre de manera
excepcional, por ejemplo en la ya vista prueba de ADN. Esta carencia de
información dificulta el uso del cálculo matemático. Los criterios de inferencia que
sirven de nexo a los elementos de prueba con la hipótesis que se somete a
confirmación son conocimientos no cuantificados, se trata de “un gran número de
common sesse presumptiones y de generalizaciones extraídas del la experiencia común.”84
83 TARUFFO, Michele. Ibídem. Pág. 226
84 TARUFFO, Michele. Ibídem. Pág. 227
82
En el campo judicial la inferencia inductiva es del tipo “Si sucede A
normalmente sucede B”. La expresión normalmente hace alusión a generalizaciones
del sentido común, y lo que propone Cohen es que si en un caso particular no
ésta debe ser aplicada.
Ahora bien, el operador judicial debe tener en cuenta varios aspectos para
dar aplicación al modelo de confirmación de Cohen. En primer lugar, debe
examinar el nexo causal (probable) entre la hipótesis y la prueba. Luego el grado
de probabilidad de la regla de la experiencia. En tercer lugar, debe considerar que
la probabilidad mayor es confirmada por conclusiones no por hipótesis, pues las
hipótesis no confirman nada, deben ser demostradas. Además, el operador judicial
debe tener en cuenta que la probabilidad disminuye cuando los pasos aumentan la
inferencia, pues cada paso tiene márgenes de error que no son despreciables.
Finalmente, debe tener en cuenta que a mayor cantidad y variedad de pruebas,
mayor probabilidad de que la hipótesis tenga éxito.
La probabilidad se cuantifica por el ʺgrado de creenciaʺ, o “grado de
confirmación” de una hipótesis en relación conuna información. “El esquema
valorativo del grado de confirmación es el que mejor se adecua a la estructura de los
problemas probatorios con que el juez se encuentra: la existencia de una o varias hipótesis
sobre los hechos de la causa y la necesidad de establecer, sobre la base de las pruebas
disponibles, cuál de ellas resulta más aceptable o atendible. Es cierto que las situaciones con
83
que puede encontrarse el juez pueden ser muy distintas, por lo que hablar de “esquema de
valoración”, sin más, seguramente constituya una simplificación excesiva. No obstante,
esta simplificación permite aquí mostrar más claramente los criterios centrales de
aceptabilidad de las hipótesis; es decir, las condiciones que autorizan a considerar verdadera
la versión de los hechos que representan.”85
En la práctica, una hipótesis se acepta en la medida en que satisface los
confirmación cuando la hipótesis no ha sido rebatida por otras pruebas y las
obrantes la confirman mediante un nexo lógico o causal, que es una ley de alta
probabilidad o una máxima de experiencia. La no refutación, una hipótesis viene
refutada por las pruebas disponibles si éstas se hallan en contradicción con aquélla.
Y finalmente, la mayor probabilidad de una hipótesis sobre los mismos hechos,
que surge cuando entre hipótesis rivales bien fundadas se privilegia aquella que
presente la mayor probabilidad o grado de ocurrencia. En caso de que las hipótesis
tengan igual grado o probabilidad de respaldo se acude a las reglas
institucionales como el in dubio pro reo en el proceso penal o las reglas sobre la
carga de la prueba.
interesa al proceso depende de su grado de confirmación ha encontrado en
85 GASCON ABELLÁN, Marina. Op. Cit. Pág. 10
84
Michele Taruffo a uno de sus mejores constructores. En efecto, en el texto “la prueba
de los hechos”86 se hace una cuidadosa exposición de la teoría, de la que haremos un
mapa general e indicaremos su sentido. El punto de entrada es la pregunta que
guía el trabajo de Taruffo es la de “saber si hay identidad o analogía”87 entre la idea de
verdad procesal y las ideas que se tienen de la verdad fuera del proceso. Taruffo se
inclinará o mejor demostrará que hablar de verdad judicial es un sinsentido, pues
“la verdad judicial de los hechos no es nada distinto que una variante especifica de ese
problema más general”88 que es la verdad, sobre la que, entonces, tendrá que fijar su
posición.
La teoría de verdad utilizada por Taruffo para dar respuesta a sus
interrogantes es la concepción semántica de Tarski89, que salva la ruptura total
entre el lenguaje y el mundo, pues para esta teoría una proposición es valida si y
86
TARUFFO, Michele. La prueba de los hechos. Traducción de Jordi Ferrer Beltrán. Madrid: Trotta.
2002.
87 TARUFFO, Michele. Ibídem. Pág. 24
88 TARUFFO, Michele. Ibídem. Pág. 25
89
Tarski señala que “el problema principal es el de dar una definición satisfactoria de la noción de
verdad”. Tarski propone la tesis siguiente: una oración es verdadera si tene la siguiente
equivalencia: (V) X es verdadera si, y sólo si, p., en la que “la equivalencia verdadera es toda
equivalencia de la clase en que “p” sea reemplazada por cualquier oración del lenguaje a que se
refiera la palabra verdadero, y X sea reemplazada por un nombre en esta oración.” En relación
conla idea de verdad semantica en el mismo artículo Tarski explica que la verdad es un concepto
semantico porque la “semantica se ocupa de ciertas relaciones entre las expresiones de un lenguaje
y los objetos o estados de cosas) a que se refieren esas expresiones”. Para ampliar la comprensión
de la teoría semántica de la verdad de Alfred Tarski es util revisar el texto de “La concepción
semántica de la verdad y los fundamentos de la semántica”, en “Teorías de la verdad en el siglo XX”, editada
por Juan Antonio Nicolás y María José Frápolli, Edit. Técnos. Madrid. 1997, pp. 65 ‐ 108.
85
solo si se corresponde con el mundo. Según esta afirmación un enunciado es
verdadero cuando describe un hecho que ocurrió, cuando el enunciado se refiere a
un acontecimiento del pasado.
Taruffo, luego de fijar el modelo teórico que lo acompañara en su
investigación enfrentara la cuestión de si es posible el conocimiento absoluto de los
hechos, acompañado por un estado de certeza total en el proceso judicial. La
respuesta de Taruffo90 es que resulta suficiente una verdad relativa a los medios y
relativa al contexto normativo que facilite un fundamento fáctico razonable a la
decisión del operador judicial; en otros términos, la verdad es un constructo
producto de las evidencias de que se dispone en el momento en que el operador
judicial fija los hechos del proceso, que además es aceptable en la medida en que
no ha sido refutada por otras evidencia o contrapruebas presentadas en el proceso.
En conclusión, una hipótesis es aceptada en tanto esta confirmada mediante la
evidencia disponible, sin que exista evidencia que la refute.
La selección de la hipótesis sobre el hecho es “una elección racional”, “que se
asume como verdadera porque es más aceptable sobre la base de las pruebas, no significa,
por tanto hacer referencia a reglas precisas y estrictamente obligatorias sino a estándares
capaces de orientar las elecciones sin determinarlas.”91 Esta posición desde lo razonable
significa que el operador judicial deberá analizar las distintas evidencias y hacer
90
TARUFFO, Michele. Ibídem.
91
TARUFFO, Michele. Ibídem. Pág. 294
86
las respectivas inferencias a partir —y entre— los distintos elementos probatorios e
hipótesis sobre los hechos. Los estándares, como veremos más adelante, son
instrumentos conceptuales que permiten señalar cuando algo se considera como
probado, esto es, cuando la relación entre los datos y la conclusión es aceptable.
La propuesta de Taruffo distingue entre dos situaciones diferentes: en la
primera, es aquella en que el operador judicial únicamente “debe decidirse si una
caso estamos en frente a una situación de “aceptabilidad de la hipótesis”. En la
segunda situación, el operador debe seleccionar “entre dos hipótesis contradictorias
(VX/FX) o incompatibles (VX/VY, pero X/Y incompatibles)”93 y cada una de ellas ha
obtenido diversos grados de confirmación a partir de los elementos de prueba
disponibles, este evento es de “probabilidad lógica prevaleciente”.
En este punto es necesario hacer referencia a la forma de presentar el grado
de confirmación de las hipótesis. En primer término, una escala de 0 a 1 para
señalar el valor de cada prueba y otra escala de valores para señalar el grado
conjunto de la probabilidad de la hipótesis del hecho, sin fijar un valor tope o
techo. Tenemos entonces dos escalas la primera de 0 a 1 y la segunda de 0 ∞,
que se combinan para llegar a determinar la probabilidad del hecho.
Lo cierto es que la practica jurídica versa sobre hechos complejos y no sobre
hechos simples, pues el hecho a probar esta constituido por una serie de hechos
92
TARUFFO, Michele. Op. cit. Pág. 295
93
TARUFFO, Michele. Op. cit. Pág. 298
87
distintos, por ejemplo en derecho penal cada uno de los elementos del tipo penal o
de la posición de garante, o de competencia de la victima, o cada uno de los
elementos de la causal excluyente de responsabilidad penal94. De ahí que se
disponga de distintos pruebas que se refieren a cada supuesto de hecho, según el
siguiente esquema: P1ƒ H1, P2 ƒ H2; P3 ƒ H3,…Pn ƒ Hn. En donde P significa
prueba, H significa hecho, y ƒ la relación funcional entre la prueba y el hecho. Lo
anterior no quiere decir que no existan circunstancias o casos especiales en los que
una única prueba se refiera a varios hechos, como por ejemplo un contrato escrito
de trabajo que evidencia la relación de subordinación, el salario y el horario, entre
otras cosas, y cuyo esquema seria el siguiente: P1ƒ H1, H2, H3.
En este esquema no se aplica la regla de conjunción del modelo de Bayes
que obliga a que todas las proposiciones relativas a los hechos, que juzga el
operador judicial, sean consideradas como si constituyeran una única hipótesis.
Aquí cada proposición relativa a un aspecto constitutivo de los hechos que se
juzgan puede tener un valor un grado de probabilidad diferente dependiendo de
los distintos elementos de prueba que se tengan. De ahí que “cuando la hipótesis
sobre el hecho es compleja porque versa, en realidad, sobre distintas circunstancias, no hay
nada extraño desde el punto de vista cognoscitivo ni contradictorio lógicamente en la
posibilidad de que los elementos de prueba disponibles atribuyan grados de confirmación
distintos a las diversas subhipótesis que se refieren a cada circunstancia concreta.”95
Taruffo agrega, a renglón seguido, que esas son las circunstancias que
habitualmente se producen en los procesos en los cuales se tienen distintas pruebas
94 Esta afirmación es extensiva a otras ramas del derecho. Es así como el despido sin justa causa
requiere probar la relación de trabajo, constituida por subordinación, prestación personal del
servicio, salario y los hechos, o conjunto de hechos, que configuran el despido ilegal.
95
TARUFFO, Michele. Op. cit. Pág. 280
88
referidas a distintos aspectos de los hechos que se están enjuiciando, lo que implica
que la decisión tomara en cuenta sólo aspectos probados, aunque en diferente
grado de confirmación, y considerara no probados aspectos que tengan un bajo
grado de confirmación o que carezcan de él.
Volvamos al problema de la “aceptabilidad de la hipótesis” y de la
“probabilidad lógica prevaleciente”. Arriba dijimos que la aceptabilidad es un
problema relativo a una hipótesis y que la probabilidad lógica prevalente se refiere
a diversas hipótesis frente a un caso. Pues bien, determinar si una hipótesis X es
aceptable significa que el grado de confirmación es suficiente, y si ese grado es
igual a cero o insuficiente la hipótesis es inaceptable.
Ahora bien, ese grado de aceptabilidad de la hipótesis no es una escala
cuantitativa dada de antemano. En efecto, el grado de aceptabilidad se comprende
mejor dentro desde la teoría de los conjuntos borrosos que trabaja con conceptos
que tienen como rasgo definitorio la vaguedad. Los conjuntos borrosos contienen
elementos que no están definidos por una regla que determina si el elemento
pertenece o no al conjunto, como es habitual, sino que la pertenencia se determina
por grados cuya expresión se concreta en series de números que definen el
elemento y le asignan su pertenencia al conjunto. La expresión “es una persona
alta” corresponde, por ejemplo, a individuos que miden entre 1,80 y 2,00 metros, o
el vehículo iba “rápido” se refiere a velocidades comprendidas entre 60 y 80
kilómetros por hora, etc. En resumen, “la técnica de la reducción de la vaguedad
consiste en delimitar los confines del conjunto vago no sirve únicamente para hacer
manejables las nociones vagas en el plano informativo. También es importante en la medida
en que permite atribuir significado, y, por tanto, hacer racionalmente utilizables, a
89
proposiciones que de otra forma no lo serían a causa de su excesiva indeterminación.”96 Es
necesario anotar que esta delimitación de los elementos que pertenecen al conjunto
borroso es estrictamente convencional, pues la escala que se fija parte de los
valores (caro/barato), y creencias (lento/rápido) que señala el observador.
La definición del grado de aceptabilidad de la hipótesis que resulta de un
sólo elemento, en la escala 0 1, debe como mínimo ser igual a 0,5, y a partir de él
se puede afirmar que esa hipótesis esta razonablemente confirmada. En caso de
que el grado es inferior al 0,5 se considera que no es aceptable. De otra parte, la
otra escala es de 0 ∞, y para el caso concreto en que un solo elemento tiene una
valoración de 0,5, aunque de manera hipotética puede tener varias unidades, pues
no hay límite superior, entonces, ese 0,5 definirá el grado de aceptación. Si hubiese
otros elementos que apoyaran la hipótesis se podría tener un valor total expresado
en unidades incluso superiores a 1.0, 1.5, 2.0, 2.5… como grados de aceptación de
la hipótesis.
De otro lado, tenemos la “probabilidad lógica prevaleciente” que tiene
ocurrencia cuando existen hipótesis contradictorias o a lo menos incompatibles. En
este caso se trata de un caso de elección racional de una hipótesis entre varias que
tienen distintos grados de confirmación, distintos a cero, con base en los elementos
probatorios existentes. En este caso “la elección de la hipótesis que ha de ponerse en la
base de la decisión se realiza mediante el criterio de la probabilidad prevaleciente”97, que
96
TARUFFO, Michele. Op. cit. Pág. 280
97
TARUFFO, Michele. Op. cit. Pág. 298
90
indica que la selección racional significa que “debe escogerse la hipótesis que reciba el
apoyo relativamente mayor sobre la base de los elementos de prueba conjuntamente
disponibles. Se trata, pues, de una elección relativa y comparativa dentro de un campo
representado por algunas hipótesis dotadas de sentido, por ser, en distintas formas
probables, y caracterizado por un número finito de elementos de prueba favorables a una u
otra hipótesis.”98
Un problema que presenta el esquema se da cuando el grado de
confirmación de una hipótesis sobre las otras es escasamente superior, bien sea
porque ambas hipótesis reciben un grado alto de confirmación, con una pequeña
diferencia, o bien sea que el grado de confirmación de las hipótesis es muy bajo. En
estos casos es racional escoger la hipótesis que tiene el mayor grado de
confirmación, aún en contextos en que este criterio puede ser considerado poco
satisfactorio. En ese caso la elección sigue siendo racional mientras no se
introduzcan esos otros criterios que hagan satisfactoria la decisión. Sin embargo,
cuando la ley fije criterios de elección muy elevados como ocurre cuando se exige
que el hecho este probado “más allá de la duda razonable” en cuyo caso la
diferencia entre los grados de confirmación debe ser mucho mayor, conforme se
demuestra en los apartados 2.2.4 y 2.2.5
constituir el objeto de su enunciado fáctico son las concepciones coherentistas que
sostienen la tesis de que la verdad es una relación entre enunciados asertivos, y no
98
TARUFFO, Michele. Op. cit. Pág. 299
91
de esos enunciados con estados de cosas, que corresponde a una teoría de la
correspondencia.
Las teorías coherentistas surgen como respuesta a los límites que presentan
directamente contrastables, o si se quiere contrastable empíricamente, pues existen
enunciados que no son directamente contrastables que se obtendrían a partir de su
coherencia o concordancia con los enunciados contrastables empíricamente. Ahora
bien, ¿cómo surgen las teorías coherentistas en el contexto de la epistemología del
siglo XX? Obviamente, la respuesta completa requiere varios pasos o momentos
para ver el desarrollo de estas teorías.
de la verdad como correspondencia entre lenguaje y estado de cosas. En efecto,
afirma Wittgenstein que consideramos que un enunciado es verdadero si existe en
el mundo un estado de cosas que ese enunciado describe. Ahora, el mundo esta
conformado por hechos atómicos que no pueden ser reducidos a otros, son hechos
elementales. También están los hechos compuestos que se denominan “hechos
moleculares”.
Esta estructura se refleja en el lenguaje, pues las proposiciones elementales
99
El Tractatus Logico – Philosophicus, nombre que le puso G.E. Moore, en realidad es un juicioso trabajo
sobre la proposición, y seguramente éste era el nombre ideal de la obra.
92
hechos moleculares. Una proposición molecular se construye con proposiciones
atómicas. En el “tractatus” Wittgenstein sostiene que la proposición lógica no tiene
la forma “S es P”, que era la forma de la proposición desde la lógica aristotélica,
sino que se inclina por aceptar la formulación que había hecho Russell de que la
proposición tiene la forma “aRb”, a en relación conb, que a partir de entonces se
constituye en la forma de la proposición de la lógica de relaciones. En el
“tractatus” la tarea que se propone Wittgenstein es la de trazar los límites de la
expresión del pensamiento, aspecto que se resume en las siguientes proposiciones:
Las proposiciones de la lógica son tautológicas pues son siempre verdaderas, las
las proposiciones de la ciencia se dividen en dos grupos las particulares que son
contingentes y las generales que son esquemas para la construcción de
proposiciones, las proposiciones de la ética no son tautológicas como las de lógica,
no son contradictorias, es decir, sin sentido y no son contingentes por lo tanto están
por fuera del lenguaje.
De otro lado, las proposiciones de la filosofía son contingentes, tautológicas
y contradictorias o sin sentido y su método sería “no decir nada más que lo que se
puede decir, o sea, proposiciones de la ciencia natural…”100
Las ideas expuestas en el “tractatus” por Wittgenstein fueron aceptadas
inicialmente por los miembros del Círculo de Viena; sin embargo, poco a poco
100
Cfr. Las conclusiones son un resumen esquemático de las proposiciones 6.1, 6.2, 6.3, 6.4, 6.5 del
Tractatus logico – Philosophicus, de Wittgenstein, traducido por Jacobo Muñoz e Isidoro Reguera, para
Alianza Editorial. 1993.
93
surgieron algunas dudas por parte de algunos miembros del Círculo. Es así como
la ciencia, por ejemplo para Neurath, se entiende como un sistema formado por
enunciados de un cierto tipo, y cualquiera de estos enunciados bien pueden
conclusiones o para comprobar si estos son compatibles o no, pero estos nuevos
enunciados no se contrastan con un estado de cosas en el mundo, con una
“realidad” 101. Este coherentismo puede resumirse bajo la enseña de que toda
proposición está justificada sólo en la medida en que perteneces a una red de
proposiciones como la ciencia. Existe, entonces, una fisura entre los enunciados y el
estado de cosas, pero no hay forma de explicar con exactitud como se pueden
cotejar o comparar unos y otros. Así pues, una estructura que permita comparar un
enunciado (lenguaje) con estado de cosas (realidad) es un pseudoproblema en la
medida en que pertenecen a universos inconmensurables entre si.
El otro aspecto que participa en la gestación de las teorías coherentistas es la
idea de Wittgenstein de que una proposición que no puede verificarse carece de
sentido. En otras palabras, una proposición es una función de verdad de las
proposiciones atómicas. En efecto, dice Wittgenstein: “5. la proposición es una
función veritativa de las proposiciones elementales.” Y más adelante señala:
101
Cfr. El pensamiento de Neurath puede rastrearse en el libro “Teorías de la Verdad en el Siglo XX” de Juan
Antonio Nicolás y María José Frápolli. En este texto se hace una selección de escritos de variados autores
que luego son presentados a través de diversas líneas de pensamiento, en particular en el artículo de Carl
Hempel “la teoría de la verdad de los positivistas lógicos” (página 481) explica de manera amplia el
pensamiento de Neurath y en general del coherentismo.
94
“6.53 el método correcto de la filosofía sería propiamente esto: no decir nada
más que lo que se puede que decir, o sea, proposiciones de la ciencia natural
o sea, algo que nada tiene que con la filosofía, y entonces, cuántas veces
alguien quisiera decir algo metafísico, probarle que en sus proposiciones no
había dado significado a ciertos signos. Este método le resultaría
insatisfactorio ‐ no tendría el sentimiento de que le enseñábamos filosofía‐,
pero sería el único estrictamente correcto.102”
No obstante, las leyes de la naturaleza no son susceptibles de verificación
completa, en consecuencia, no son proposiciones a la manera que Wittgenstein
pretendía en su “tractatus”, sino otro tipo de enunciados. Resultaba, entonces, que
la teoría de Wittgenstein era limitada. Las leyes empíricas respondían mejor a la
idea de que eran enunciados implicatorios. Concretamente, cuando se hace un
enunciado de una ley general se comprueba simplemente examinando el caso
particular. Si se dice “los metales se dilatan con el calor”, este enunciado se prueba
al calentar una barra de hierro y observar que tanto se dilata frente al estado
primitivo. En conclusión, los enunciados de leyes generales no operan como
funciones de verdad de cierto tipo de proposiciones, sino que funcionan como
hipótesis que se van probando.
contrarios entre si se deja uno de ellos por fuera del sistema de ciencia, y se usa el
102
WITTGENSTEIN, Ludwig. Tractatus logico ‐ Philosophicus. Traducción Jacobo Muñoz e Isidoro
Reguera. Madrid: Alianza Editorial. 1993.
95
que menos inconsistencias presente con el resto de los enunciados. En
establecer la veracidad de una proposición.
Así pues, la concepción coherentista reposa sobre la relación entre signos, y
la denominaremos concepción sígnica de la verdad. La crítica que se ha venido
desarrollando a esta postura es que en materia judicial al proceso no le interesa la
ilación o ausencia de contradicciones o contrariedades entre enunciados, sino que
los enunciados se refieran a un estado de cosas extralingüísticas. En efecto, al
testigo, se dice, se le pide es que narre hechos externos, y no que construya
narraciones coherentes, aunque debe anotarse en que la coherencia puede ser
apreciado como criterio de verdad.
De otro lado, acercándonos a los teóricos del derecho, Neil MacCormick
sostiene una teoría coherentista de la verdad en el sentido de que la coherencia
narrativa es un criterio o test de verdad, sin apartarse de la verdad como
correspondencia. En efecto, MacCormick considera que sobre aquellos eventos que
no se tenga prueba observacional directa se puede trabajar por vía de coherencia
narrativa comprendida como “la posibilidad directa de explicar la proposición
96
controlada dentro del mismo esquema de explicación que da cuenta de las proporciones
consideradas verdaderas”103
En principio, los sistemas procesales que se configuran solo sobre la base de
la resolución del conflicto promueven un modelo epistemológico en el que el
enunciado sobre un estado de cosas es estructurado desde esquemas de
pensamiento y juicios de valor. Es el caso del adversary system o de las llamadas
verdades formales en el proceso civil. La clave no es adjudicar una consecuencia
jurídica sobre la correcta descripción de cosas ocurridas en el pasado, sino partir de
una idea sobre los hechos que sea funcional para la toma de la decisión. Un caso
singular es el allanamiento a los cargos de la imputación fáctica en el sistema
procesal de la Ley 906 de 2004, pues con una evidencia mínima se acepta el hecho y
el juez lo da por constituido, porque no hay pruebas en el sentido técnico del
termino, y es una construcción funcional para dictar sentencia con unos
determinados descuentos punitivos. No hay pruebas porque no se practica
ninguna bajo los principios de inmediación, publicidad y contradicción, en la
medida en que el imputado renuncia al juicio al aceptar la imputación. Solo hay
una aceptación de la imputación y la sentencia debe ser coherente con la
imputación y la aceptación, sin importar si efectivamente los sucesos ocurrieron
como se afirmo en la imputación y conforme se aceptaron. La consecuencia social
103
GASCON ABELLÁN, Marina. Los hechos en el derecho. Madrid: Marcial Pons.
1999. Pág. 59.
97
de la sentencia es inevitable, sin importar que de facto se de el presupuesto de
hecho para derivar la consecuencia. En este caso es evidente que el mundo puede
ser distinto pero lo hemos configurado funcionalmente para la toma de la decisión
judicial.
Se afirma que la prueba judicial tiene como finalidad establecer la verdad o
falsedad de los enunciados que se hacen en relación conlos hechos pertinentes para
una causa. Las distintas concepciones de la prueba responden a una teoría
epistémica que le sirve de telón de fondo. En principio se podría hablar de una
epistemología cognitivista y una persuasiva, que estructuran dos miradas distintas
a la prueba judicial.
La noción cognitivista apuesta por la afirmación de que los enunciados se
corresponden con el mundo. El cognitivista propone, entonces, una simetría entre
el enunciado y los objetos a que se refiere el enunciado. A la base de la tesis se
encuentra una concepción semántica de la verdad, una teoría de la
correspondencia entre enunciado y referente. Es en ese sentido es una
conocimiento humano tiene límites. Así las cosas, la prueba es un instrumento de
conocimiento, pero el modelo no desconoce que la prueba es una fuente imperfecta
de conocimiento, y este es, en consecuencia, meramente probable. Los enunciados
98
que se hacen sobre un hecho, entonces, pueden ser falsos. Ahora bien, el
cognitivismo implica un proceso racional, que no intuitivo, y se puede inferir que
es posible hacerlo público y someterlo a control intersubjetivo (fundamento de los
principios de publicidad y contradicción de la prueba). Bajo esta noción caen los
modelos nomológico – deductivo e inductivistas de distinto orden.
La otra noción sobre la prueba es la concepción persuasiva que surge de una
epistemología constructivista, que sostiene que el conocimiento deriva de nuestras
formas de pensar. En efecto, un enunciado sobre el mundo se encuentra unido al
contexto de comprensión dentro del cual tiene ocurrencia, por lo tanto, el
conocimiento objetivo, en términos fuertes, como correspondencia con el mundo,
es una ilusión, no solo en materia de prueba judicial, sino que el predicado se
comprensivo se encuentran las teorías coherentistas. La concepción persuasiva es
útil en aquellos modelos procesales en que la apuesta del derecho penal no es de la
verdad sino que tiene otras finalidades. Es de buen recibo en la teoría del adversary
system, o en procesos que son construidos como un instrumento para la resolución
simplemente de conflictos. Aquí caben las ofertas que entienden que el objetivo de
la prueba es simplemente persuadir para obtener un fallo favorable.
99
En nuestro medio, donde uno de los fines del proceso es la verdad104, que
constituye una condición de posibilidad del derecho a la justicia y a la reparación,
trabaja sobre una noción cognocitivista de la prueba. Una de las evidencias de que
en nuestro medio la concepción dominante es la del cognitivismo es la causal
segunda de casación por violación indirecta de la ley sustancial, que se da cuando
el operador judicial incurre en errores de hecho por falsos juicios de existencia, de
identidad y por violación de las reglas de la sana crítica, que demuestran que no
basta la simple persuasión, sino que es necesario la aplicación de razonamientos
correctos para dar por establecidos los hechos. Igualmente, se podría invocar la
acción de revisión que rompe la cosa juzgada ante la presencia de prueba nueva
que demuestra que los hechos tuvieron ocurrencia de una manera distinta a como
se considero en la sentencia objeto de demanda. Sin embargo, en nuestro medio,
con la Ley 906 de 2004, la tesis cognitivista se presenta de manera débil en la
medida en que existe la posibilidad de que el imputado acepte la imputación, lo
que le permite al Juez proferir sentencia condenatoria sin que obren en el proceso
pruebas propiamente dichas, en la medida en que estas se practican en la etapa de
juicio y esta fase no se lleva a cabo en virtud de la misma aceptación. El sistema
permite aceptaciones de imputación, sin que el imputado halla eventualmente
cometido el delito o lo haya hecho bajo una causal de exclusión de responsabilidad,
104 En la actualidad se considera que los fines del proceso penal son la protección de derechos
fundamentales del procesado, la protección de las victimas, la verdad, y la justicia. Al último de los
fines, la justicia, no es posible llegar sino se cuenta con una aproximación seria a la verdad. Sobre
este punto se ha manifestado la Corte Constitucional, y resulta ilustrativo sobre el pensamiento de
la Corte la sentencia C – 591 del año 2005.
100
todo porque para el imputado es mas rentable, obtiene con mayor rapidez la
libertad, y por tanto el imputado se encuentra dispuesto a aceptar cargos.
A partir de las consecuencias se aprecian mejor las diferencias entre la
concepción cognocitivista y persuasiva de la prueba, que a partir de las teorías de
verdad y prueba que sostienen. En efecto, para la concepción persuasiva es
verdadero lo que resulta probado en el proceso y el cognocitivista acepta que los
hechos señalados en la sentencia pueden no corresponder con los acontecimientos
efectivamente ocurridos en el ayer. De ahí que se afirme que un cognocitivista
separa los conceptos de prueba y verdad, en tanto que un hombre que trabaja
sobre concepciones persuasivas identifica los dos conceptos. Es por esta última
razón que Ferrajoli considera que el cognocitivismo es una actitud epistemológica
no dogmática porque “así como permite pensar que una teoría podría ser falsa incluso si
fuera perfectamente coherente y aceptado por todos como verdadera ( o verdadera aunque no
compartida por nadie y en contraste con otras tesis experimentadas con éxito), igualmente
permite sostener la hipótesis de que un imputado podría ser inocente (o culpable) aunque tal
hipótesis haya sido rechazada en todas las instancias de un proceso y esté en contraste con
todas las pruebas disponibles”.105
105
FERRAJOLI, Luigi. Derecho y Razón. Madrid: Trotta. 1995 Pág. 67.
101
El modelo propuesto por Ferrajoli para la prueba judicial es el nomológico‐
deductivo de explicación, en la medida que ofrece una garantía epistemológica en
comparación con otras formas de decisión, como el decisionismo, que no da cuenta
de la racionalidad de la decisión. Éste modelo afirma que para que un enunciado
pueda ser considerado una explicación es necesario, en primer lugar, que tome la
forma de una argumentación deductiva, cuya conclusión sea el enunciado que
designe el acontecimiento a explicar y, en segundo lugar, en el explanans, deben
estar presentes una o más leyes generales que expresen regularidades empíricas,
junto con las condiciones factuales. De este modo, un acontecimiento queda
explicado cuando es “cubierto” por una ley y sus antecedentes que son
legítimamente causas.” Veamos una aplicación del modelo a un caso hipotético:
Premisa: “El marido de la madre de Hamlet tenia motivos para matar al
padre de Hamlet, pues quería convertirse en rey de Dinamarca”
Premisa: “Ese hombre y su madre se casaron apresuradamente”
Premisa: “El padre de Hamlet gozó siempre de buena salud”
Hipótesis conclusiva: “El padre de Hamlet no murió de muerte natural,
sino que fue asesinado por el marido de su madre” 106
106 Tomo el ejemplo de Marina GASCON ABELLÁN, Los hechos en el Derecho. Edit. Marcial Pons.
Pág. 104, quien a su vez lo tomó de H. REICHENBACH, La filosofía Científica. Pág. 259‐ 260
102
En otras palabras, el modo como se razona en el caso de Hamlet es el
siguiente: se “intenta dar una versión de los hechos que sea explicativa de las
pruebas existentes a partir de las pruebas existentes (p) se concluye con un
enunciado fáctico sobre los hechos de la causa (h) que constituye una hipótesis
explicativa de aquellas.”107
Revisemos, una vez más, el caso desde la perspectiva del modelo
nomológico deductivo, que habíamos compendiado en el esquema que diseñaron
Carl Hempel y Paul Oppenheim, que es el siguiente:
Explanans
Leyes generales
Deducción lógica
Deducción lógica
Las condiciones antecedentes serían las siguientes premisas:
107
GASCON ABELLÁN, Marina. Los hechos en el Derecho. Madrid. Edit. Marcial Pons. Pág. 104
103
Premisa: “El marido de la madre de Hamlet tenia motivos para matar al
padre de Hamlet, pues quería convertirse en rey de Dinamarca”
Premisa: “Ese hombre y su madre se casaron apresuradamente”
Premisa: “El padre de Hamlet gozó siempre de buena salud”
El siguiente punto que debemos abordar en el análisis es la “ley general”
que me permite ir de las premisas, ahora llamadas condiciones, a la conclusión “El
padre de Hamlet no murió de muerte natural, sino que fue asesinado por Claudio, el marido
de su madre.” Resulta claro que no hay un enunciado que ponga de presente la “ley
general”, y tampoco es obvia esa premisa, como para decir que estamos en
presencia de una premisa implícita, pero suficientemente conocida por todos y que
por razones puramente estilísticas se omite. Sencillamente, la premisa omitida es
un pensamiento producto de la vida en concreta. La conclusión se derivó de las
premisas expuestas y de esa premisa implícita que expresa una manera de dar
sentido al mundo, pero que frente a los modelos expuestos en el capítulo primero
es frágil en la medida en que no hay una ley general suficientemente conocida por
todos que permita afirmarla de manera necesaria o de alta probabilidad.
los métodos propuestos por los teóricos para determinar la premisa fáctica que
104
debe acompañar a toda decisión judicial presenta las mismas dificultades.
Efectivamente, así como el modelo nomológico deductivo exige que una de sus
premisas esta constituida por una ley general, lo cierto es que tampoco esta en
condiciones de explicar como el operador judicial la construye.
De otro lado, los modelos inductivistas tampoco están en capacidad de dar
cuenta real del razonamiento por el cual se fija el enunciado fáctico, pues se
mueven en el ámbito de la probabilidad y en esa medida pueden dar cuenta de la
frecuencia con que dado un evento ocurre otro, pero no es capaz de poner de
presente la causa del fenómeno. Incluso el modelo formulado por Cohen en el que
se afirma que si ocurre un fenómeno A normalmente ocurre B, habrá que decir que
ese criterio de normalidad o es normalidad normativa o normalidad estadística, y
resulta evidente que no puede ser la normalidad normativa pues esta deriva su
validez de una regla jurídica, que no es el caso, y la normalidad estadística nos
devuelve en su pureza al problema de la frecuencia.
coherentistas, son formulaciones desde saberes distintos, pero que contribuyen, al
proceso de establecer el pasado que le interesa al derecho. Sus insuficiencias, en el
campo jurídico, sólo acusan su origen en la historia, las ciencias positivas y la
filosofía de la ciencia.
Por consiguiente, por esta vía no resulta fácil explicar el razonamiento
concreto del operador judicial al momento de configurar los hechos que le servirán
de base para la decisión judicial. Las propuestas racionalistas que hemos
105
examinado no son capaces de explicar la manera como ciertamente razona el
operador judicial, al punto de afirmar que son modelos normativos que pretender
fijar la manera como debe razonar el juez, pero con bajo poder explicativo de la
actividad judicial.
Hasta aquí hemos presentado el tema de las distintas teorías sobre la fijación
de los hechos en la decisión judicial y hemos realizado una pequeña evaluación de
ellos, en el que se aprecia su desarrollo y contenido. En el segundo capitulo
mínimos necesarios para tomar una decisión final por parte de los jueces, y así ir
completando el mapa de las distintas teorías que pretenden explicar en su
totalidad el razonamiento probatorio del operador judicial.
106
3. LA INFERENCIA PROBATORIA Y LOS ESTÁNDARES PROBATORIOS EN
LA DOCTRINA ACTUAL
Hasta el momento se ha presentado la manera como los altos
tribunales del país configuran una teoría probatoria para fijar los hechos y la
aplican, y luego se hizo un mapeo de los aportes teóricos que se han elaborado
sobre la fijación de los hechos en materia judicial y se ha señalado el sentido de la
reflexión epistemológica. La idea, en este capítulo, es avanzar una teoría de la
prueba que consulte las transformaciones teóricas contemporáneas de la prueba
que se presentaron en el anterior capítulo y que sirva de base para la construcción
de un protocolo de trabajo que sirva de base para dar paso a los avances
probatorios en la valoración de la prueba en el sistema jurídico colombiano. Ahora
bien, en éste tercer capítulo de manera específica se trataran dos problemas que
debe resolver cualquier teoría de la prueba: Por un lado, la inferencia probatoria y,
de otro lado, los estándares probatorios. Estos problemas son apremiantes en lo
político y en lo jurídico, pues una decisión adversa con un bajo estándar probatorio
pone en tela de juicio el sistema de derechos, libertades y garantías de las personas.
Igual cosa, se puede afirmar de medidas judiciales con inferencias erróneas. De ahí
que el capítulo estará dividido en dos grandes secciones: en la primera se tratara la
inferencia probatoria, y la segunda sección los estándares probatorios son el tema
central.
porque los operadores judiciales resuelven una gran cantidad de casos mediante su
uso, cualquiera sea el nombre con el que la denomine por los distintos autores,
tradiciones o legislaciones. La inferencia es comprendida en este trabajo desde la
107
perspectiva de la lógica como “el proceso por el cual se llega a una proposición y se
afirma sobre la base de una o más proposiciones aceptadas como punto inicial del
proceso.”108 El rasgo prevalente de la inferencia en la argumentación fáctica es que
se utilizara para llegar a proposiciones que se refieren a asuntos de hecho
vinculados con una decisión judicial.
Sin lugar a dudas, en donde mejor se observa la inferencia probatoria, para
efectos analíticos, es en la llamada prueba indiciaria o circunstancial, pues es allí
donde se evidencia con toda claridad la actividad inferencial que realizan los
operadores judiciales. Esto no significa desconocer la utilidad del testimonio y del
documento como formas de acceder al pasado, y mucho menos su relación
complementaria, como ocurre cuando la veracidad de un testimonio no se pesa
por la credibilidad que ofrezca el testigo, según su pasado o sus calidades morales,
sino porque al ser contrastado con distintos elementos materiales de prueba,
resultan, de manera conjunta, señalando hacia el mismo hecho.
En Colombia el actual sistema procesal penal, que surge de la reforma
constitucional del año 2004 que permitió el ingreso de sistemas de carácter
acusatorio e implementada a través de la ley 906 de 2004, no se ocupa directamente
del indicio, sino de la evidencia entendida como todo elemento que tiene
capacidad demostrativa y que es presentado por las partes en el juicio. Ésta
evidencia cumple la función de probar o excluir los elementos del tipo penal
108 COPI, Irving M, y COHEN, Carl. Introducción a la lógica. México: Limusa. 1997. Pág. 19
108
objetivo, el grado de responsabilidad del acusado, circunstancias de atenuación o
agravación punitivas, las consecuencias del daño causado o cualquier otro aspecto
sustancial del debate. Los elementos de evidencia una vez admitidos por el juez
adquieren el carácter de prueba. Lo cierto es que el elemento de evidencia o
prueba, según el momento procesal, de por si no dice nada, es a partir de él,
mediante inferencia, que el operador llega a determinadas conclusiones. Es así
como una huella digital de suyo no expresa nada, pero a través de un proceso
inferencial se llega a la conclusión de que la persona que dejo esa marca estuvo en
el lugar de los hechos.
La evidencia se clasifica en directa e indirecta o circunstancial, a partir del
criterio de los efectos que produce. Es así como la evidencia directa será
aquella que de ser admitida y valorada por el juez, establece el hecho que
se quiere probar sin necesidad de razonamiento adicional. La Indirecta
o circunstancial es la que se construye a través de hechos indicadores de
los cuales se infiere la existencia de otros, por ejemplo, la inferencia de la
probable autoría del homicidio en cabeza de una persona, se puede
establecer a partir del hallazgo de manchas de sangre de la víctima en
sus prendas. La evidencia circunstancial no solo está basada en una
inferencia razonable, sino que en muchas ocasiones parte de
determinaciones técnicas y científicas confiables, razón por la cual debe
tenerse como prueba en el mismo nivel de valoración de la evidencia
directa. 109
109 FISCALÍA GENERAL DE LA NACIÓN. Manual de Procedimientos de Fiscalía en el Sistema
Penal Acusatorio Colombiano. Bogotá. 2006.
109
En contraste, la prueba circunstancial o indirecta requiere de un elemento
material y a partir de él inferir lo que probablemente ocurrió y nada impide que
pueda ser utilizada por el operador judicial para fundamentar una sentencia
condenatoria, conforme lo ha señalado la Corte Suprema de Justicia en su Sala
Penal110.
Ahora bien, la inferencia es un proceso mental propio de la lógica, que no
opera con hechos, sino con proposiciones111 sobre los hechos, pues la lógica se
ocupa de los “métodos y principios que se usan para distinguir el razonamiento bueno
(correcto) del malo (incorrecto)”112. De manera más simple: la lógica tiene por objeto
las formas validas del discurso. Por lo tanto, no hay, por decirlo de alguna manera,
conexión “lógica” entre los hechos que constituyen el mundo, sino hipotéticas
110 Corte Suprema de Justicia, Sent. Casación 24468 del 30 de marzo de 2006.
111 Por proposición entiendo una expresión lingüística que representa una idea o concepto, que
puede ser verdadera o falsa. La estructura de la proposición que se utiliza sigue de cerca las ideas
de Russell y de Wittgenstein de que la estructura de la proposición es “aRb” (a en Relación con b),
que difiere de la noción tradicional de que la estructura de la proposición es “S es P”. En una
oración pueden coexistir varias proposiciones y habrá que determinar la relación lógica que hay
entre ellas, y a partir del valor de verdad de las proposiciones determinar la corrección o no de lo
afirmado.
112 COPI, Irving M, y COHEN, Carl. Introducción a la lógica. México: Limusa. 1997. Pág. 17
110
relaciones objetivas que los distintos saberes definen en explicaciones causales,
modelo matemático. Por lo tanto, entre los eventos del mundo y la lógica no hay
nexo lógico, sino una interpretación que nosotros hacemos a través de modelos
intersubjetivos, que pueden ser incluso matemáticos como en el caso de la física a
través de ecuaciones diferenciales.
En conclusión, lo que existe entre proposiciones que se refieren al mundo es
una relación o nexo inferencial entre “proposiciones indicadoras” y “proposiciones
indicadas” con base en “proposiciones de experiencia”. En ese sentido resulta
inexacta la afirmación que se hace en algunas sentencias de que el indicio esta
constituido por un hecho indicador del que “se infiere lógicamente” otro hecho113;
como inexacta es, también, la definición legal que afirma que todo indicio ha de
basarse en la experiencia y exige un hecho indicador, del cual el funcionario infiere
lógicamente” la existencia de otro114, pues, como ya se vio, la inferencia es de
proposición a proposición, en la medida en que trabaja con enunciados lingüísticos
y no con hechos, pues las relaciones entre hechos son causales y no de carácter
inferencial. Distinto es que esas proposiciones tengan la pretensión de referirse a
113 Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Penal. Rad. Nº 19733. Fecha: 12/04/2004
Ley 599 de 2000, art. 284. —Elementos. Todo indicio ha de basarse en la experiencia y supone un
114
hecho indicador, del cual el funcionario infiere lógicamente la existencia de otro. Corte Suprema de
Justicia.
111
un estado de cosas. Las relaciones entre las distintas proposiciones son de carácter
lógico y no empírico, por tanto quiebran la metafísica que pretende unir
proposiciones con el mundo empírico, es decir, rompe una entrañable, pero
inexplicable relación entre el mundo y el lenguaje en donde se le da tratamiento al
mundo como si fuera un fenómeno lingüístico, y al fenómeno lingüístico un
tratamiento como si fuera el mundo.
Otro aspecto que no se ha estudiado suficientemente en la inferencia jurídica
probatoria es la manera como se hace el tránsito de la proposición indicadora a la
indicada. En efecto, el principio de publicidad de la prueba obliga a que todos los
pasos desde la proposición indicadora a la indicada sean públicos, entre otras
cosas, para poder examinar su corrección. El principio de la publicidad de la
prueba en materia de pruebas judiciales tiene por finalidad permitir que los
intervinientes en el proceso penal tengan conocimiento de la prueba que se utiliza
en el proceso. Este conocimiento es capital para poder valorar y eventualmente
contradecir la prueba, pues sin conocer el medio probatorio resulta imposible
oponerse a ella, o mostrar el error de alguno de sus elementos estructurantes. Esta
publicidad de la prueba es sobre todos los elementos que la configuran. De ahí que
si se trata del indicio, o en general de una prueba que implica inferencia, es
decisión legal que se explicite públicamente esa inferencia, ese razonamiento. Esa
inferencia que permite derivar de la proposición indicadora la proposición
indicada no siempre se hace explicita, publica. No sabemos si es un proceso
inductivo, deductivo, ni la técnica heurística utilizada. Este paso tiene distintas
112
técnicas como la búsqueda en profundidad, en amplitud, reduccionismo, selección
de casos típicos, entre otros, pero de ellos no se dice nada en las decisiones
judiciales, con lo que se desvanece la posibilidad de hacer un juicio sobre esta parte
de la construcción del razonamiento probatorio.
El indicio o evidencia indirecta, según el “Manual de Procedimientos de
Fiscalía en el Sistema Penal Acusatorio Colombiano”115, pueden ser estudiados
conjuntamente como inferencias probatorias. Es el caso de la huella digital en el
lugar de los hechos, en donde, en ese momento, el investigador al observarla y
evaluar que no corresponde a la victima puede afirmar que es “evidente” que la
persona a la que pertenece la huella digital estuvo presente en el lugar de los
hechos. Infiere su presencia a partir de la huella digital. Igual proceso mental
realiza el operador jurídico.
El caso de la huella digital nos permite analizar a otros componentes que
aparecen en algunas inferencias probatorias como son el sentido común, la
experiencia y la ciencia. Determinar su función y límites en la decisión judicial es el
propósito de esta sección. La respuesta a estos interrogantes es que son base de la
inferencia del operador judicial en diferente grado y presentan limitaciones que
deben ser controladas, pues debilitan las conclusiones a las que se llegue a través
115
FISCALÍA GENERAL DE LA NACIÓN. Manual de Procedimientos de Fiscalía en el Sistema
Penal Acusatorio Colombiano. Bogotá. 2006.
113
de su uso. Ahora bien, es cierto que la inferencia del operador jurídico no esta
altamente reglamentada, pero el uso del sentido común, la experiencia y la ciencia
constriñen o conducen la inferencia y esta, por ende, carga con las virtudes y
límites de las primeras. Esta afirmación se enmarca dentro de la idea de que el
derecho no puede ser construido como algo autónomo y separado de la realidad
social de la que surge y en la que opera, y mucho más si se tiene en cuenta que el
operador se encuentra insertado en esa misma realidad social, con sus valores,
actitudes, comportamientos y creencias.
la idea de dar una definición que satisfaga todas las posibles lecturas y
sentido común bajo la idea que son “las condiciones básicas que en la cultura de una
época definen lo que se puede decir y pensar, o sea aquellas categorías fundamentales de la
cultura que Michel Foucault ha designado con el término episteme”116. El otro aspecto del
sentido común esta dado por nociones concretas y variables que una comunidad
expresa en las llamadas máximas de la experiencia. En efecto, Taruffo se refiere a
ellas como “nociones más especificas y contingentes que sin embargo se suelen expresar en
116 TARUFFO, Michele. Sobre las fronteras. Escritos sobre la justicia civil. Bogotá: Temis. 2006. Pág.
110
114
formas de máximas o reglas que se consideran producidas por la experiencia común.”117
Finalmente, el mismo Taruffo incluye “los datos concretos de conocimientos que
constituyen buena parte del patrimonio cultural que se supone propio del tipo ideal del
“hombre medio” en cierto lugar y contexto social, y en un dado momento histórico”118.
concluir que el sentido común opera como una matriz de significados que se
construyen en un momento dado, y en una geografía concreta por una
los miembros de esa común‐idad. Los acontecimientos operan como significantes
que toman sentido a través de esa matriz de significados. Si eso es así podemos
afirmar que el sentido común es un orden simbólico que estructura nuestra
realidad, pues la realidad esta construida simbólicamente, es decir, mediada por el
lenguaje. La realidad es la resultante de la mediación de lo concreto con esa matriz
de significados. De ahí que ʺun hombre sólo es rey porque sus súbditos se
comportan ante él como un reyʺ. No sólo, entonces, es loco un mendigo que piensa
que es rey, sino que también aquel rey que verdaderamente cree que él es un rey.
117 TARUFFO, Michele. Ibídem. Pág. 111
118 TARUFFO, Michele. Ibídem. Pág. 111
115
Puesto que de manera efectiva, este último sólo tiene el ʺmandato simbólicoʺ de un
rey.
El sentido común se evidencia en dos momentos de la actividad del
operador jurídico. Por un lado, el operador jurídico al momento de interpretar y
aplicar las normas, recurre a unos estándares aceptados por la comunidad jurídica
a la que pertenece, como se ve al momento en que se deben resolver problemas de
vacíos normativos o redundancias legislativas, en las que el operador opta por
criterios analógicos o argumentos a contrario sensu, y si de redundancia legislativa
se trata hará uso de criterios como el de la regla posterior, la especial, etc., pero si
se trata de colisión de principios o derechos hará uso de técnicas especificas que se
han creado para esas situaciones, y que forman parte de una tradición jurídica en
la que esta insertado el operador. De otra parte, el sentido común se expresa al
momento de evaluar una prueba, por ejemplo un testimonio en cuyo caso hará uso
de criterios extraídos del sentido común más que de las normas jurídicas, como son
la estado de los órganos de percepción, las posibilidades de conocimiento directo
de los hechos, los antecedentes personales, etc., que configuran una matriz de
análisis que no se halla en las normas jurídicas sino en el sentido común.
Ahora bien, “el sentido común, como quiera que se lo entienda o defina, es vario,
116
incontrolable”119. Estas observaciones hacen que el recurso al sentido común haya
suscitado múltiples críticas para incluirlo como elemento sin control para la
construcción de la decisión sobre los hechos, aunque el operador esta inserto en ese
sentido común.
3.1.2 La experiencia
La experiencia se ha presentado como una variable importante de la labor
inferencial del operador jurídico, pues opera como criterio que permite
fundamentar una decisión sobre los hechos, que ofrece diversas ventajas sobre el
simple sentido común, dadas las limitaciones que este último tiene. Ahora bien,
dar una definición de experiencia es arduo, de ahí que al momento de referirnos a
ella entendemos que “se presupone que existan nociones experimentadas por varias
personas, que estarían sedimentadas en una especie de patrimonio consolidado de
conocimientos, provisto de un grado adecuado de validez cognitiva”120. Puesto que, no
obstante, esta experiencia se limita al mundo o cultura en el que se hace la
afirmación no agrega nada importante al denominado sentido común, y por ende
recala en la referencia a esa matriz. De otro lado, en las comunidades plurales,
119 TARUFFO, Michele. Ibídem. Pág. 118.
120 TARUFFO, Michele. Ibídem. Pág. 118.
117
multiculturalistas el asunto se torna más complejo, pues se debe elegir una
experiencia determinada, lo que implica un acto de dominación cultural por parte
del operador jurídico. De ahí que la experiencia, pueda concluirse, no aporta nada
común se cifra en una experiencia común.
“La regla de la experiencia es una regla general que se construye inductivamente
según la experiencia relativa a determinados estados de cosas, y puede ser empleada por el
juez para fundamentar sus razonamientos: siendo una regla general, ella le sirve al juez
como premisa mayor de los silogismos en los que articula su razonamiento.”121 Taruffo cita
aquí la obra “el conocimiento privado del juez” de Friedrich Stein, publicada a
finales del siglo XIX, en 1893, como origen del concepto de regla de experiencia.
La regla de experiencia es un intento se sistematización de la experiencia,
que tiene su base en el sentido común. Sin embargo, hay una serie de razones que
permiten afirmar que la regla de experiencia, en sentido riguroso, no se ha tenido
como elemento estructurante de la inferencia que hace el operador para fijar un
121 TARUFFO, Michele. Ibídem. Pág. 126.
118
hecho en el contexto de un proceso judicial. En efecto, la noción de regla de
experiencia esta construida a partir de la noción inductivista de la filosofía europea
de la primera mitad del siglo XIX, que ha sido superada por nociones inductivas
posteriores como las de Popper o Hempell. De otro lado, se supone una sociedad
homogénea que permite que los distintos datos confluyan en una matriz única que
les otorgue sentido, lo que evidentemente no ocurre en todas las culturas, ni
siquiera en personas de la misma cultura. Además, la inducción fundada en la
experiencia no conduce por si sola a formular ninguna regla general, pues el dato
requiere de una categorización que es un constructo cultural. Se suma a lo anterior
que la experiencia implica una comprensión inductiva borrosa que no puede
utilizarse como premisa mayor y por ende silogística, sino que nos enfrentaría a
una inferencia probabilística en la que no hay datos concretos y metódicamente
extraídos.
3.1.4 La ciencia
con el propósito de señalar los hechos que constituirán la base de la decisión
judicial. La ciencia, al igual que las reglas de la experiencia o el sentido común,
escapa a la reglamentación jurídica y hace uso de criterios y métodos que son
distintos, y específicos para cada saber, frente a los criterios y métodos del derecho
para hacer afirmaciones sobre un estado de cosas. Ahora bien, que es lo que
debemos comprender como ciencia tampoco constituye un asunto de fácil
119
definición. En el mundo contemporáneo la idea de la ciencia como explicación que
se ajusta al modelo axiomático deductivo surge para la mecánica y se convierte en
el prototipo de todas las disciplinas. Heinrich Hertz publica su texto de “principios
de la mecánica” en 1894, y presenta la mecánica como cálculo axiomático, conforme
ya lo había hecho Newton. El merito de Hertz es que a partir de una sola ley
fundamental y de los conceptos de tiempo, espacio y masa deduce a partir de las
definiciones y demostraciones los otros conceptos de la mecánica como fuerza,
energía, movimiento y velocidad.
Luego, en la primera mitad del siglo XX, la idea de ciencia estuvo
dominada por la comprensión que tenía el empirismo lógico sobre el tema quienes
trabajaron en particular la estructura lógica de las teorías y las relaciones entre los
enunciados que describen las observaciones o datos y las teorías que resultaban
verificadas o refutadas por esa vía.
La visión contemporánea de la ciencia es la resultante de los trabajos, entre
otros, de Sthepan Toulmin, Thomas Kuhn y Paul Feyerabend, en obras tan
diversas como “foresight and understanding”, “la estructura de las revoluciones
científicas”, o “explanation, reduction and empiricism”. La mayor parte de la
investigación científica consiste, desde esta nueva perspectiva, en interpretar la
naturaleza dentro de los términos de un marco teórico presupuesto122. En efecto, la ciencia
122 BROWN, Harold. La nueva filosófica de la ciencia. Madrid: Tecnos. 1998.
120
no se construye a partir del simple paso del dato a la formulación de la teoría
como creían los empiristas. Es así como Kuhn123, por ejemplo, afirma que las
disputas científicas no pueden resolverse mediante la lógica y el experimento, pues
el paradigma científico comprende modos, prácticas, teorías, que una comunidad
valida en un momento determinado, y a su vez, afirma que la rivalidad ente
paradigmas no puede resolverse simplemente mediante pruebas.
Para comprender a cabalidad la idea de ciencia actual es necesario tener en
cuenta algunos aspectos del simposio internacional sobre filosofía de la ciencia de
1969 realizado en la universidad de Chicago, he aquí algunas de sus conclusiones:
c) La analogía entre la teoría científica y un sistema matemático puro…
puede ser engañosa.
d) La aceptación de la lógica del descubrimiento como diferente de la lógica
de la justificación y como condición para poder entender el algoritmo de la
confirmación, verificación, corroboración o falsación de teorías.
123 KUHN, Thomas. Estructura de las revoluciones científicas. Bogotá: FCE.. 1997. Pág. 106
121
e) El defecto capital del enfoque positivista fue la identificación de lo racional
con lo meramente lógico.
f) La idea de que una ciencia natural no debe ser considerada meramente
como un sistema lógico, sino de modo más general, como una empresa
racional.124
El conocimiento científico en la actualidad lo constituyen “las teorías
fundamentales que guían la investigación, y con ellas, el cuerpo de leyes, las constantes
fundamentales y las observaciones que sean de particular relevancia a la luz de la teoría
directriz”125. Estos elementos estructuran los rasgos de la ciencia junto con su
temporalidad y falibilidad, es decir, que la ciencia —conocimiento científico— en
cualquier época será lo que los científicos, o miembros de la comunidad científica,
consideran que es ciencia, pero que posteriormente puede ser rechazado como tal,
para darle paso a otra concepción. Esto nos deja de presente el problema de
cuando un enunciado del cuerpo de la ciencia es de hecho verdadero o falso. Éste
interrogante puede ser enfrentado varias maneras: la primera posibilidad es buscar
otra manera de entender el conocimiento científico, segundo continuar con la
propuesta del empirismo lógico pero esta opción resulta frágil luego de los
simposios de ciencia y trabajos como los de Feyerabend o Kuhn o Toulmin, y la
última opción seria entender la ciencia como un conocimiento falible, por ende
124 SUPPE, F. La estructura de las teorías científicas, actas del Simposio, Urbana, Illinois, marzo
1969, Madrid: Editora Nacional. 1979.
125 BROWN, Harold. La nueva filosofía de la ciencia. Cuarta edición. Madrid: Tecnos. Pág. 200.
122
temporal, que se estructura dentro de matrices de pensamiento especificas o
paradigmas que se caracterizan por consensos racionales.
Para cerrar y a modo de conclusión cito a Stephen Hawking en “Una breve
historia del tiempo” quien señala que ʺuna teoría —científica—es buena si satisface dos
requerimientos: debe describir con precisión una extensa clase de observaciones sobre la
base de un modelo que contenga sólo unos cuantos elementos arbitrarios, y debe realizar
predicciones concretas acerca de los resultados de futuras observacionesʺ. Sobre el rasgo
de provisionalidad afirma que ʺcualquier teoría física es siempre provisional, en el
sentido que es sólo una hipótesis; nunca puede ser probada. No importa cuántas veces los
resultados de los experimentos concuerden con alguna teoría, nunca se puede estar seguro
de que la próxima vez el resultado no la contradirá. Por otro lado, se puede refutar una
teoría con encontrar sólo una observación que esté en desacuerdo con las predicciones de la
misma.ʺ126
los distintos elementos que entran en su configuración esta sección se inicia con
una definición comprensiva de lo que es un estándar.
126 HAWKING, Stephen. Una breve historia del tiempo. Madrid: Grijalbo. 1988.
123
determinada materia. Su origen se encuentra en las distintas prácticas científicas
como las ciencias naturales, las matemáticas, los ensayos en medicina, entre
otros. Los estándares han sido comprendidos, con base en su función, como un
instrumento conceptual que le “indica al investigador cuando esta autorizado para
considerar algo como probado, esto es, cuando la relación entre la prueba o las premisas
justifica la aceptación de una conclusión.”127 Ahora bien, hemos dicho que un
estándar requiere de un criterio o tipo de razones que nos llevan a predicar que
una conclusión es aceptable; no obstante, los tipos de razones varían de un
campo del saber a otro. En efecto, las razones que nos permiten afirmar que la
demostración de un teorema es correcta son en todo distintas de aquellas
razones que nos llevan a aceptar la conclusión de que un determinado
comportamiento moral es correcto, o que nos llevan a asegurar que un
especifico tratamiento médico es el indicado para un paciente determinado.
Aquí es importante anotar que en los distintos campos en que hacemos
afirmaciones que aceptamos o rechazamos, lo cierto es que un elemento común
es que le damos aceptación o no a una determinada conclusión o hipótesis, en
función o con base en una serie de datos o premisas. Así mismo, la aceptación
de la hipótesis no depende exclusivamente de los datos, sino que es necesario
127 LAUDAN, Larry. Porque un estándar de prueba subjetivo y ambiguo no es un estándar. Revista
electrónica Doxa. Nº 28 año 2005.
http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/0126096345455037652. Revisada el 28 de
noviembre de 2008
124
que los datos y la conclusión estén unidos por un marco conceptual. Vale la
pena aclarar que el marco conceptual opera como un sistema de conceptos que
organiza los datos, empero, la idea de marco conceptual en la actualidad no se
limita a estas ideas organizadoras, pues implica valores y prácticas efectivas en
el mundo social o comunidad científica en que se encuentra insertado.
Con lo anterior no termina el asunto del estándar probatorio. En realidad
un estándar debe ser capaz de responder a dos preguntas, Por un lado el
interrogante de ¿cuando el grado de justificación es suficiente para aceptar
como verdadera una hipótesis?, o si se quiere ¿cual es el mínimo de justificación
para dar por aceptable una hipótesis? Y, de otra parte, es necesario, igualmente,
señalar ¿cuales son los criterios objetivos que indican que se alcanzo ese grado
de justificación? Finalmente, debemos ocuparnos de los rasgos de los
estándares al uso en el caso colombiano en materia penal que son el más allá de
duda razonable, recientemente incorporado a través de la ley 906 de 2005, y el
tradicional de certeza para dictar sentencia de carácter condenatorio.
exigencias para que puedan válidamente admitirse. Lo primero es que el
estándar sea objetivo, lo que significa que se requiere de un criterio de control,
es decir, que una persona distinta al operador judicial pueda realizar un juicio
sobre la hipótesis a partir de los rasgos de los datos que la respaldan y del
marco conceptual. Un estándar en el que esos rasgos no sean los determinantes
125
se torna subjetivo, y por lo tanto deja de ser un estándar. Los estándares, por
ejemplo en matemáticas, significan que un teorema sólo esta demostrado
cuando se presentan los pasos de la deducción, y estos carecen de errores, y se
llega así a la conclusión de que el teorema es correcto, pero no aceptaríamos
como demostración la simple afirmación de un matemático de que esta
convencido de la verdad de un teorema. Eso es inaceptable, y por ende no vale
como prueba. De igual manera, en los saberes no matemáticos el estándar
probatorio obliga a una demostración de carácter objetivo, si queremos hablar
de un estándar propiamente dicho.
La prueba judicial tiene como rasgo sobresaliente, frente a otros sistemas de
pruebas, que se practica dentro de unas instituciones jurídicas y bajo el arbitrio de
unas determinadas reglas. Es así como en la legislación colombiana se regula la
aducción y practica de la prueba en la ley 906 de 2004, por ejemplo el artículo 374
regula el momento en que debe ser solicitada o presentada la prueba, e indica,
además, que se hará en la audiencia preparatoria y disciplina, igualmente, su
practica que se realizara es en el juicio oral y público. Del mismo modo, la ley
señala que toda prueba obtenida con violación de las garantías fundamentales será
nula de pleno derecho, por lo que deberá excluirse de la actuación procesal, que es
la denominada cláusula de exclusión de la prueba, que viene a significar que la
verdad no se puede obtener a cualquier precio.
126
De otro lado, muchas inferencias que realiza el operador judicial están
basadas en probabilidades, que descubren frecuencias pero no nexos causales
inevitables, o en generalidades, incluso prejuicios. Se trata del sistema de “nociones,
informaciones, reglas máximas, valoraciones, que representan el patrimonio de cultura
media que usualmente se designa como “sentido común” (…)Naturalmente los límites de
este conjunto y muchos de los elementos que incluye son vagos, inciertos, variables,
mudables y fugaces. Más aún, lo que contiene el sentido común es absolutamente
heterogéneo bajo es estatus cognoscitivo de la confiabilidad” 128
Lo anterior unido al sistema institucional hace de la prueba judicial una
prueba imperfecta comparada con los sistemas de prueba de otros saberes, como la
medicina o las matemáticas. La consecuencia es que la prueba judicial no esta en
condiciones de suministrar certeza, sino grados de acercamiento a la forma como
ocurrieron los hechos que se juzgan. De ahí que el grado de probabilidad alto sea
un buen criterio de justificación de una decisión y que el estándar ideal vaya en
esta línea.
que el juez formule su valoración final sobre los hechos, y una función
justificadora en la medida en que sirve de criterio para reconstruir la
128 TARUFFO, Michele. Sobre las fronteras. Escritos sobre la justicia civil. Bogotá: Temis. Pág. 284
127
justificación de la decisión probatoria.129 De otra manera, el estándar le permite
al juez saber que debe buscar en cada prueba y así fijar los hechos de la
controversia judicial y, de otro lado, permite revisar la construcción que hizo el
juez y establecer que tanto se ciño al estándar o en que medida la fijación de los
hechos se hizo mediante mecanismos no controlables, y por lo tanto poco
objetivos. En síntesis, el estándar sirve de guía para el operador y para hacer
control de la actividad de ese operador, todo en busca de fijar los hechos en los
términos más cercanos a su ocurrencia en el espacio tiempo pasado. Es un
control a la discrecionalidad judicial sobre los hechos del proceso.
materia en que se van a fijar los hechos, bien sean de carácter penal o civil, por
ejemplo, los sistemas de rasgo acusatorio, cuando de asuntos criminales se trata,
señalan como estándar que el operador este “mas allá de duda razonable”, pero
si la controversia es de carácter civil utilizan el de probabilidad prevalente, que
se expresa en la formula “mas probable que no”.
Los distintos estándares tienen como rasgo común la pretensión de
129 GASCÓN DE ABELLÁN, Marina. Sobre la posibilidad de formular estándares objetivos. Revista
electrónica Doxa. Nº 28 año 2005.
http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/0126096345455037652. Revisada el 28 de
noviembre de 2008
128
orientar al operador judicial en la toma de decisiones sobre los hechos. En todos
los sistemas encontramos, entonces, la misma preocupación por eliminar o a lo
menos la intención de limitar o controlar la discrecionalidad absoluta del
operador para fijar los hechos de la controversia. Una rápida mirada nos
permitirá adentrarnos en las dificultades de cada estándar, aunque la
preocupación central, y por tanto la extensión estará en el estándar que se
expresa en la formula “mas allá de duda razonable”, pues nuestro enfoque será
sobre las decisiones en materia penal a partir de la vigencia del sistema
acusatorio en Colombia.
Establecer lo que se quiere significar cuando se habla de que el operador
se encuentre “más allá de duda razonable” no es fácil. En la tradición anglosajona
la comprensión del estándar presenta tensiones difíciles de conciliar. En efecto,
al momento en que se instruye a los jurados estadinenses se considera que es
una noción autoevidente, sin embargo, la realidad parece indicar lo contrario,
pues el significado ha variado incluso en la Corte Suprema norteamericana,
pues como señala Laudan “aquello que una vez significo certeza moral y fue
relacionado con la epistemología de Locke, ha sido deliberada y lentamente desplumado
por la jurisprudencia norteamericana durante el siglo XX y ahora “mas allá de una
duda razonable” ha quedado reducido simplemente a “un carecer de toda duda”, esto es,
a tener una alta confianza subjetiva. Hoy en día, el punto oficial de la Corte Suprema es
que una condición necesaria y suficiente para condenar al acusado en un juicio penal es
129
una creencia firme de la culpabilidad por parte del jurado”130 En efecto, en el caso
Jackson versus Virginia131 la Corte Suprema de Justicia insistió que los jurados,
para poder condenar a una persona, deben estar en “un estado subjetivo cercano a
la certidumbre”.132
De manera adicional, tenemos que los académicos tienden a comprender
bayesianos, por lo que afirman que “más allá de duda razonable” implica una
probabilidad mayor del 90%. Sin embargo, al revisar detenidamente las
decisiones judiciales observamos que los jueces, aún los profesionales, no
utilizan de facto un estándar numérico para fundamentar la decisión, con
excepción, claro esta, de la prueba de ADN para señalar la paternidad de una
persona frente a un niño.
Otro aspecto que viene a completar el cuadro de ambigüedad de la noción
es que en nuestro medio “las pruebas tienen por fin llevar al conocimiento del Juez, más
allá de duda razonable, los hechos y circunstancias materia del juicio y los de la
responsabilidad penal del acusado como autor o partícipe. Nótese cómo la práctica
130 LAUDAN, Larry. Porque un estándar de prueba subjetivo y ambiguo no es un estándar. Revista
electrónica Doxa. Nº 28 año 2005.
http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/0126096345455037652. Revisada el 28 de
noviembre de 2008
131 Jackson v. Virginia. 443 US at 315
132 LAUDAN, Larry. Ibídem.
130
probatoria se orienta al convencimiento del Juez en torno a los hechos y a las
responsabilidades que de ello se derivan, de donde se infiere que la acreditación de los hechos
sí ocupa un lugar en el proceso penal y es vinculable a la finalidad de las pruebas.”133
Pues bien, la comprensión del estándar “más allá de duda razonable” es
muy variable, como hemos visto, pues va desde la certeza moral, pasando por un
probabilísticas superiores al noventa por ciento, y desemboca en nuestro medio,
por lo menos en el texto de formación de los jueces en el sistema acusatorio, en
el convencimiento del juez en relación conunos hechos.
duda razonable” se formulan propuestas para construir un estándar que satisfaga
las pretensiones de alto grado de acierto, para poder garantizar derechos, y que
sea, además, susceptible de ser formulado de manera objetiva para lograr su
control.
133
URBANO MARTÍNEZ, José Joaquín. Los nuevos fundamentos de las pruebas penales. Bogotá.
Consejo Superior de la Judicatura. 2006. Pág. 110.
131
Larry Laudan propone los siguientes estándares para tomar decisiones
en materia penal:
“(A) Si es creíble la prueba acusatoria o un testimonio que resultaría
difícil de explicar si el acusado fuese inocente y no es creíble la prueba
exculpatoria o un testimonio que seria muy difícil de explicar si el
acusado fuese culpable, entonces condénelo. De otro modo, absuélvalo.
(B) Si la historia de la acusación acerca del delito es plausible y usted no
puede imaginar una historia plausible que muestre al acusado como
inocente, entonces condénelo. De otro modo, absuélvalo.
(…)
(C)Resuelva si los hechos establecidos por la acusación refutan cualquier
hipótesis aún ligeramente razonable que usted pueda pensar respecto de
la inocencia del acusad. Si ellos lo hacen, usted debe condenarlo. De otro
modo, absuélvalo.”134
rigurosamente la hipótesis acusatoria antes de adoptarla, lo que ocurre cuando
tenemos una hipótesis que es muy improbable que fuese falsa. Así, pues, lo que se
busca no son pruebas confirmatorias, sino la evidencia de que no se espera que la
hipótesis sea falsa. Con relación al tercer estándar, éste pregunta si la prueba
presentada por la acusación excluye cada hipótesis plausible de inocencia que se
pueda formular.
134 LAUDAN, Larry. Op. Cit. Pág. 108.
132
Un aspecto que no aparece claro en los estándares propuestos por Laudan es
porque no se formulan en los términos de la interpretación que el mismo propone.
Es decir, el estándar debería preguntar tenemos una hipótesis que es improbable
que sea falsa, o se excluye cada hipótesis plausible que se puede formular. Sin
embargo, con esta manera de formular el estándar no se avanza demasiado porque
el lector puede preguntar, por ejemplo, cuando una hipótesis es improbable y
obliga a recurrir a criterios de confirmación o bayesianos.
Otra propuesta de estándar es la que hace Gascón de Abellán. Su oferta
para poder comprenderla y fijar su alcance. En el plano epistemológico la
propuesta parte del estándar de probabilidad prevalente, que es el estándar que se
utiliza en los juicios civiles, y que señala que una determinada hipótesis “es mas
probable que no”, lo que nos indica que una hipótesis sobre un hecho resulta
probada cuando sea más probable que cualquiera de las hipótesis alternativas
presentadas sobre el mismo hecho. En el plano político es necesario definir que
tipo de error debemos controlar con mayor severidad: a) dar por verdadero lo que
es falso, o b) no dar por verdadero lo verdadero, que se reduce a indicar si
preferimos un inocente en prisión por un error judicial o preferimos un culpable en
libertad. Si consideramos que los intereses afectados en el primer caso merecen
mayor protección estatal, entonces, estamos fijando un estándar probatorio alto,
133
que parece ser la opción que se elige en materia penal, y estamos, de paso,
indicando el grado de probabilidad que exigimos en el proceso.
El siguiente aspecto para tener un estándar objetivo parte del análisis de los
esquemas de valoración, pues los instrumentos de medición estadístico, como por
ejemplo el teorema de Bayes, o formulas similares encuentran obstáculos para
ponerlos en practica que van desde la imposibilidad para calcular la valoración
subjetiva previa que exige el modelo, la gran complejidad del calculo cuando
dificultades graves frente a principios jurídicos como el de la presunción de
inocencia. De ahí que las propuestas hacia la construcción de un estándar objetivo
estén encaminadas por la vía de los esquemas de confirmación “que entienden que
la probabilidad de una hipótesis depende del apoyo que le presten las pruebas con las que
están conectadas a través de reglas causales. La probabilidad se mide no en términos de
frecuencia relativa sino de grado de creencia, apoyo inductivo o grado de confirmación”135
135
GASCÓN ABELLÁN, Marina. Posibilidades de un estándar objetivo. Revista electrónica Doxa.
Nº 28 año 2005. http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/0126096345455037652.
Revisada el 28 de noviembre de 2008. Pág. 134
134
Gascón Abellán136, por ejemplo, propone el siguiente estándar: Sea la
hipótesis de culpabilidad (Hc) y sea la hipótesis de inocencia (Hi), cada una de
ellas tiene posibles grados de confirmación, en la que 1 es el grado mayor de
confirmación y 0 el menor grado de confirmación, y 05 el grado intermedio, según
la siguiente tabla:
Posibles grados de confirmación de Hc:
Sólidamente confirmada Hc ‐1
Débilmente confirmada Hc ‐05
Posibles grados de confirmación de Hi:
Sólidamente confirmada Hi ‐1
Débilmente confirmada Hi ‐05
Ausencia de confirmación Hi ‐0
Así es posible construir una escala de estándares probatorios (SP) a partir de
menos exigente a más exigente para condenar, según el grado de confirmación de
la hipótesis para condenar y de la hipótesis de inocencia, así:
136
GASCÓN ABELLÁN, Ibídem. Revista electrónica Doxa. Nº 28 año 2005.
http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/0126096345455037652. Revisada el 28 de
noviembre de 2008. Pág. 136
135
SP1: Hc‐05 exigido Hi ‐1 (tolerado)
SP2: Hc‐05 exigido Hi ‐05 (tolerado)
SP3: Hc‐05 exigido Hi ‐0 (tolerado)
SP4: Hc‐1 exigido Hi ‐1 (tolerado)
SP5: Hc‐1 exigido Hi ‐05 (tolerado)
SP6: Hc‐1 exigido Hi ‐0 (tolerado)137
Ahora bien, como el proceso penal exige una fuerte confirmación de la
hipótesis de culpabilidad resulta correcto descartar los tres primeros estándares
como criterios para ser utilizados en el proceso penal para imponer condena. El
estándar cuatro muestra que la hipótesis de culpabilidad y la de inocencia están
confirmadas por lo tanto debe absolverse, pues primaria la presunción de
inocencia de manera adicional a la hipótesis de inocencia. El estándar cinco señala
que existen algunas pruebas que hacen posible la inocencia pero la prevalencia esta
en la confirmación de la culpabilidad, por tanto es racional condenar. Finalmente,
en el estándar seis solo hay pruebas que confirman la hipótesis de culpabilidad y
habría que condenar.
evidencian que es posible construir estándares objetivos, sin el recurso estadístico o
bayesiano, que controlen la subjetividad en la decisión del operador jurídico sobre
137
Las negritas son del texto original
136
los hechos. Se tienen, entonces, una guía de valoración de la multiplicidad de
pruebas para la fijación de los hechos. Sin embargo, no se trata de afirmar que la
hipótesis de culpabilidad, por ejemplo, esta sólidamente confirmada, es necesario
justificar que efectivamente lo esta.
A manera de anticipo de las conclusiones se puede afirmar que la doctrina
actual en relación conla inferencia probatoria y los estándares probatorios se deriva
de epistemologías críticas que han tomado distancia del realismo ingenuo. En
efecto, los estándares son producto de desarrollos de la propuesta probabilística en
sus distintas variables como son el modelo de probabilidad matemática
estadística, el modelo de la probabilidad lógica, y la selección de la hipótesis sobre
el hecho. En la propuesta contemporánea el conocimiento no es un simple reflejo
de la realidad, que por lo tanto significa la separación del sujeto y del objeto, sino
que se entiende que las categorías de análisis son un constructo del individuo y
como tal impactan en el conocimiento y construcción de la realidad.
De igual manera, luego de revisar la inferencia probatoria y los estándares
probatorios en la doctrina actual es necesario cotejarla con los criterios de fijación
de los hechos en el derecho nacional. Lo primero que se evidencia es que las
decisiones en el el área del derecho penal es que legalmente el estándar para
condenar en el sistema de la ley 906 de 2004 es del “más allá de duda razonable” la
práctica judicial entra en conflicto con este mandato porque las decisiones, como
se demostró en el primer capítulo, responden a criterios diferentes que están
anclados en la noción de “certeza” que se construyo, desde un realismo ingenuo,
bajo la vigencia de otros códigos procesales.
137
Otro aspecto que pone en evidencia la doctrina contemporánea de la
inferencia probatoria es que el uso y construcción de los criterios de la prueba
indirecta que se presentaron en el primer capítulo, en especial, el criterio de regla
de experiencia en la construcción del indicio se hace sin atender criterios actuales
“como datos concretos de conocimientos que constituyen el patrimonio cultural del hombre
medio”, y que en la regla de experiencia, y en general en los distintos componentes
de la sana crítica, se satisfagan con el empleo de reglas subjetivas o creencias
personales del operador judicial que no satisfacen los exigentes criterios de
contrastabilidad para ser tenidos en cuenta a la hora de la toma de decisiones por
parte del operador judicial. Así, entonces, los distintos aspectos que constituyen la
sana crítica son cubiertos o llenados sin mayor rigor epistemológico. Las reglas de
la sana crítica no se satisfacen con construcciones producto de los avances en la
ciencia, la epistemología, la inferencia probatoria, o los estándares probatorios.
138
4. ESQUEMA DE UNA TEORÍA SOBRE LA FIJACIÓN JUDICIAL DE LOS
HECHOS
El texto ha recorrido la manera como los altos tribunales del país
configuran una teoría probatoria para fijar los hechos y la aplican. Luego se hizo
un mapeo de los aportes teóricos que se han elaborado sobre la fijación de los
hechos en materia judicial y se ha señalado el sentido de la reflexión
resolver cualquier teoría de la prueba: por un lado, la inferencia probatoria y, de
otro lado, los estándares probatorios. Pues bien, a continuación se sintetizaran los
resultados de las anteriores páginas en una propuesta teórica sobre la fijación
judicial de los hechos. Para hacerlo solo conservaremos los puntos más
importantes de los conocimientos logrados y la mayor parte de los fundamentos
solo se expondrán brevemente, y concluiremos con una propuesta que mantenga
los elementos garantistas de Ferrajoli, que supere los límites del esquema
nomológico deductivo, lo que se logran incorpore las nociones de aceptabilidad de
una hipótesis según su grado de confirmación. De ahí que este capítulo cuarto será
construido y comprensible desde los capítulos precedentes.
Fijar los hechos en la contienda judicial no es tarea fácil. Por un lado, las
teorías sobre la fijación propiamente dicha no logran dar cuenta exacta de los
distintos procesos mentales que lleva a cabo el operador judicial, y ésta actividad a
su vez se ve empañada por afirmaciones que no son del todo correctas como
139
afirmar que un indicio es un hecho del que se infiere otro hecho en la medida en
que de un enunciado en realidad se infiere otro enunciado y que este tenga algo
que ver con un estado de cosas en el mundo es un problema que no se alcanza a
abordar desde la noción que se ha venido utilizando de indicio. La herramienta de
la sana crítica que recurre al sentido común presenta dificultades notables pues
ésta última noción como se vio es confusa. De otro lado, la experiencia como
elemento de la labor inferencial del operador jurídico supone que existen nociones
experimentadas por varias personas, que estarían acrisolados en una variedad de
patrimonio de conocimientos, que tiene un alto grado de validez cognitiva pero
esta experiencia se limita al mundo o cultura del que hace la afirmación, en
consecuencia no constituye una adición nuclear al sentido común. A lo anterior se
suma la fuerte discusión sobre los estándares probatorios que no son tan evidentes
como se supone y que en oportunidades reducen, de facto, la noción de más allá de
toda duda razonable a una noción sicológica de seguridad o certeza.
Estas y otras dificultades que seguramente no se abordaron en el texto
producen perplejidad sobre los procesos mentales, las teorías con mayor grado de
plausibilidad, y el estándar que debe utilizarse para fijar judicialmente los hechos.
Esta situación puede solucionarse en parte con la construcción de un esquema que
facilite la labor. Es así como con los elementos examinados, siempre susceptibles de
controversia o de nuevas miradas, puede de manera coherente fijarse algunas
exigencias de fundamentación. Estas exigencias se formulan como reglas mínimas
para la fijación judicial de los hechos. Estas reglas mínimas no garantizan la certeza
del resultado, pero permitirán predicar o caracterizar ese resultado como racional.
140
Un aspecto que debe ser resuelto de antemano es el de señalar cuál es el
estatuto de la propuesta contenido en este texto. Pues bien, con el propósito de que
los operadores judiciales hagan uso de los avances en epistemología, y se utilice de
manera efectiva los estándares probatorios actuales la idea es construir un
protocolo de trabajo que sirva de cabeza de playa para darle entrada a estas
herramientas conceptuales que permiten una toma de decisiones que aproveche las
ventajas de las teorías contemporáneas. No es una propuesta de corte analítico
porque no se trata de la estructura lógica en una decisión que fija los hechos,
aunque puede utilizarse en ese sentido. Tampoco es una propuesta empírica pues
no describe la manera efectiva como se fijan los hechos por parte de una
comunidad concreta de jueces.
fijación judicial de los hechos son los siguientes:
El operador expresara sus conclusiones con apoyo en las nociones de
aceptabilidad de una hipótesis según su grado de confirmación.
El operador hará una exposición completa del razonamiento probatorio.
141
El operador no incurrirá en inconsistencias lógicas.
El operador utilizara un estándar exigente de más allá de duda razonable
para condenar en materia penal.
El operador hará uso de metodologías inductivas para la fijación de los
hechos.
El operador hará uso de nociones, criterios y reglas explicitas de carácter
científicos.
mejor responde a los problemas probatorios del operador judicial. En efecto, La
existencia de hipótesis enfrentadas sobre los hechos del proceso y la obligación de
establecer, con base en pruebas, cual de ellas es la más aceptable debe hacerse con
base en el grado de confirmación, pues permite un mejor control de los resultados
y supera las limitaciones del modelo nomológico deductivo.
La aceptabilidad de una hipótesis dependiendo de su grado de
confirmación significa que el operador indique los criterios que señalan cuando
se ha conseguido la prueba de un hecho, es decir, su probabilidad lógica es su
grado de confirmación según las pruebas disponibles. Así, entonces, una
hipótesis condenatoria se tendrá por confirmada sino ha sido refutada y ha sido
confirmada en los niveles señalados en el numeral 2.2.5 que se ocupa de las
propuestas de estándar.
142
La posibilidad jurídica del uso de la probabilidad empieza a darse en la
legislación colombiana. En efecto, el artículo 375 de la ley 906 de 2004 dispone
que el elemento material probatorio, la evidencia física y el medio de prueba
deberán referirse, directa o indirectamente, a los hechos o circunstancias que se
refieren a la comisión de la conducta punible y sus consecuencias, como a la
identidad o a la responsabilidad penal del acusado. Luego indica que “[t]ambién
es pertinente cuando solo sirve para hacer más probable o menos probable uno de los
hechos o circunstancias mencionadas, o se refiere a la credibilidad de un testigo o de un
perito” (el resaltado no es del texto original).
deberá señalar las premisas y conclusiones de manera explicita, así como el marco
conceptual o sistema de leyes o principios que permiten relacionar de manera
lógica las distintas partes del argumento probatorio. El marco conceptual son “el
sistema de conceptos, teorías, hipótesis, y hechos que dan garantía de validez a las
premisas mayores de los argumentos mediante los cuales se justifican o refutan
afirmaciones (…) El marco teórico presenta el aspecto de principios generales o
leyes, mientras que la condición marginal es un aserto referido a un hecho que
instancia la ley”138. De igual manera, las premisas o datos que sirven de base al
razonamiento deben ser explícitos así como su conclusión.
138
BAQUERO, Julia y PARDO, Felipe. La argumentación en el texto jurídico. Bogotá: Ministerio de
Justicia y del Derecho. 1997.
143
Esta exigencia busca que el razonamiento sea completo, pero,
adicionalmente, se logra que sea público, es decir, conocido por todos los afectados
y por lo tanto susceptible de que sea contradicho de manera efectiva, en cualquiera
de sus partes: marco conceptual, premisas, conclusión. De esta forma se cumple el
mandato garantista de la publicidad de la prueba, tanto en su practica como en el
razonamiento que de manera forzosa debe hacerse para llegar a un enunciado
conclusivo.
discurso se emplean términos o enunciados incompatibles entre si. De manera
formal se explica mediante la idea de que un discurso D no puede contener una
proposición P y la contradictoria de ella, no P, de manera que simultáneamente P y
no P. Equivale a incorporar en el argumento fáctico el principio lógico de no
contradicción. La ventaja de incorporar la prohibición de no incurrir en
inconsistencias lógicas es que se evitan proposiciones sobre el mundo cuyo
significado se excluyan de manera reciproca.
Sea el caso de un testimonio en que afirma x, y luego en una continuación
del mismo afirma y, que se contradice con la primera versión suministrada por el
testigo. La existencia de esas dos versiones sólo permite afirmar que hay una
inconsistencia. No puede decirse que la primera es falsa y la segunda verdadera o
que la segunda sea falsa y la primera verdadera, pues bien puede ocurrir que las
dos versiones sean falsas o que la una sea falsa y la otra verdadera. En otros
términos, el operador no podrá optar por una de las dos versiones para respaldar
su hipótesis, tendrá que recurrir, previamente, a señalar cual tiene mayor
144
probabilidad de que haya ocurrido para lo que deberá recurrir a los grados de
confirmación de la versión que vienen de otros medios probatorios.
El estándar de prueba que se exige en el proceso penal es el de la prueba
más allá de toda duda razonable. Este tiene su origen en la historia del proceso penal
inglés y pasó luego al sistema penal estadounidense, de donde ha irradiado a los
sistemas adoptados en otros países, entre ellos Colombia, que han adoptado
sistemas de juzgamiento de rasgos marcadamente acusatorios. La razón principal
por la que un sistema penal adopta el estándar de la prueba más allá de toda duda
razonable es de carácter ético o mejor por razones ético‐políticas. El juez penal
condenara al acusado cuando la hipótesis condenatoria tenga un alto grado de
confirmación; mientras que el acusado será absuelto en todas las ocasiones en las
que existan dudas razonables de que sea inocente, a pesar de la existencia de
algunas pruebas en su contra. El estándar probatorio de más allá de duda
razonable es alto porque en el proceso penal operan las garantías a favor de los
imputados o acusados.
fundar afirmaciones sobre el mundo que tienen un mayor o menor grado de
probabilidad conforme a las pruebas disponibles permite examinar el peso de la
evidencia o grado de apoyo de los elementos de prueba a la hipótesis que se quiere
confirmar. El razonamiento probatorio más frecuente es el inductivo, en la medida
145
en que la inducción, en términos generales, es la clase de razonamiento en que las
premisas, aun siendo verdaderas, no ofrecen fundamentos definitivos para la
verdad de la conclusión, sino que ésta es producto de aquéllas sólo con algún
grado de probabilidad.
La prueba judicial de los hechos relevantes utiliza leyes o regularidades
empíricas que permiten relacionar las pruebas del proceso con una determinada
hipótesis sobre esos hechos; es decir, leyes que establecen que, siendo ciertas las
pruebas, también lo será la hipótesis sobre los hechos. Ahora bien, pese a la forma
deductiva de esta forma de pensar, en realidad es una forma de razonar inductiva,
en la medida que esas leyes empíricas a las que se recurre son leyes de carácter
probabilísticas; es decir, señalan que si las pruebas son verdaderas es probable que
también lo sea la hipótesis: dado p, entonces es probable que h.
explicitar el marco conceptual. En efecto, el uso de nociones, criterios y reglas
explicitas de carácter científicos reduce el margen de subjetividad del operador,
pues evita los prejuicios, ideologías, o creencias particulares o recogidas en la
colectividad pero que expresan posiciones preteóricas que por lo mismo no
constituyen un marco seguro para la toma de la decisión.
146
4.4 Los estándares probatorios contemporáneos en el sistema de
garantías
La comprensión del derecho como sistema de garantías se hará desde Luigi
Ferrajoli, para lo que utilizare un artículo suyo que tiene por título “el derecho como
sistema de garantías” 139. En efecto, en este ensayo Ferrajoli analiza la crisis del
derecho, para lo cual se vale de tres aspectos que la evidencian como son la crisis
de legalidad, la crisis del Estado social y la crisis del Estado nacional. Pues bien, la
crisis de legalidad se expresa en que el vínculo de los poderes a la ley se ha
debilitado y se manifiesta en la ausencia o ineficacia de los controles, cuyo efecto es
la ilegalidad del poder. La crisis del Estado social parte de la promesa incumplida
de que el Estado no superara los límites y prohibiciones que tiene para lograr una efectiva
tutela de los derechos de libertad que tienen los asociados. Es el límite negativo que le
impide al Estado actuar en detrimento de los derechos de una persona. De otro lado,
la crisis del Estado social se manifiesta en que muestra la imposibilidad real del
Estado de satisfacer la demanda de derechos sociales. Esta crisis del Estado social
se refleja por ejemplo en inflación legislativa.
Además, fuera de la crisis de legalidad y de la crisis del Estado social,
vivimos la crisis del Estado nacional que signifique que hay un cambio del lugar de
la soberanía, pues esta ya no parece radicar en el pueblo, sino en organismos de
carácter técnico, pues en materia de política monetaria o de políticas sociales los
Estados están supeditado a otros estamentos.
139 Ferrajoli, Luigi. Derechos y Garantías. Madrid: Trotta. 1999. Traducción: Perfecto Andrés Ibáñez.
147
La crisis del derecho significa, en consecuencia, la crisis el principio de
legalidad en todos sus planos. No obstante la gravedad de lo anterior, el riesgo
para los derechos se acentúa con la crisis de la razón jurídica, entendida como “la
perdida de confianza en esa artificial reason que es la razón jurídica moderna, que erigió el
singular y extraordinario paradigma que es el Estado derecho”140. Ahora bien, el nuevo
reto de la razón jurídica consiste en “configurar y construir el derecho como un
sistema artificial de garantías constitucionalmente preordenado a la tutela de los derechos
fundamentales”141, lo que se hará a partir de la experiencia del constitucionalismo
del siglo XIX.
Abordar la construcción del sistema de garantías es posible en virtud de dos
rasgos de las normas jurídicas producidas en la actualidad. El primero, es su
carácter positivo, esto es, su carácter de derecho “puesto” o “hecho” por los hombres
y como los hombres lo quieren. El segundo rasgo, consiste en que el derecho
positivo también está vinculado a condiciones de validez dada por la relación entre
la norma y valores éticos, como la dignidad de las personas, la igualdad o la
libertad, que se encuentran incorporados en los textos constitucionales. En otras
palabras, el derecho debe guardar una relación formal con las reglas que regulan
su configuración, y, simultáneamente, deben guardar coherencia con esos valores
éticos o sustanciales. La relación de las normas con la normatividad que regulan su
producción es tratada bajo la noción de vigencia, y, de otro lado, la relación de las
normas con valores éticos sustanciales debe entenderse en clave de validez
140
Ferrajoli, Luigi. Ibídem. Pág. 18
141 Ferrajoli, Luigi. Ibídem. Pág. 19
148
normativa.142 La consecuencia, es que se regula no solo la forma de producción,
sino los contenidos sustanciales de la norma, pues resultan unidos a los principios
y valores constitucionales.
Así las cosas, el modelo garantista es la resultante de esta doble sujeción
“del derecho al derecho”, que vincula vigencia y validez. Ferrajoli considera que
de esta manera se supera la noción kelseniana de validez del derecho positivo
sujeta de manera exclusiva a los requisitos formales, y se supera también la noción
de que el derecho es racionalidad formal, en los términos de Weber, y que se ve
amenazada por la racionalidad material de los fines del derecho. Los derechos
fundamentales quedan sometidos, entonces, a una doble protección: de una parte,
porque las normas que afecten los derechos fundamentales son invalidas (no
tienen validez) y, de otra parte, porque esas normas son afectadas, en
consecuencia, por falta de vigencia.
De manera eventual, una norma puede estar afectada porque no guarda
coherencia con un derecho fundamental, igualmente, si la norma no mantiene la
relación con las formas que regulan la producción del derecho, entonces, esa
norma no puede efectivamente regular la conducta intersubjetiva de los asociados.
El orden jurídico puede acusar incoherencia por dos motivos: en primer lugar,
cuando contraria la prohibición o límite que se impone al Estado para proteger
142 Ferrajoli, Luigi. Ibídem. Pág. 19
149
derechos de libertad; y en segundo lugar, cuando se omite la creación de normas
en oposición con las obligaciones derivadas de los derechos sociales que tiene el
Estado. Tenemos, entonces, vicios por falta de coherencia y por falta de plenitud,
que son reducibles mediante las garantías. “Las garantías no son otra cosa que las
técnicas previstas por el ordenamiento para reducir la distancia estructural entre
normatividad y efectividad, y, por tanto, para posibilitar la máxima eficacia de los derechos
fundamentales en coherencia con su estipulación constitucional. Por eso, reflejan la diversa
estructura de los derechos fundamentales para cuya tutela o satisfacción han sido previstas:
las garantías liberales, al estar dirigidas a asegurar la tutela de los derechos de libertad,
consisten esencialmente en técnicas de invalidación o de anulación de los actos prohibidos
que las violan…”143 Las garantías exigen, en consecuencia, que el Estado no se limite
al respeto de los derechos, sino que es necesario que realice acciones concretas para
que las personas puedan ejercer sus derechos.144
Las garantías exigen que la función del juez se fortalezca, en la medida en
que es una función de garantía. El juez estará sujeto a la ley como valida, es decir
cómo norma coherente con la constitución, por lo que la interpretación en la ley
143
Ferrajoli, Luigi. Ibídem. Pág. 25
144
Resulta pertinente anotar que por ejemplo la Corte Interamericana al referirse a la obligación de
garantía señalo que “la obligación de garantizar el libre y pleno ejercicio de los derechos humanos
no se agota con la existencia del orden normativo dirigido a hacer posible cumplimiento de esta
obligación, sino comporta la necesidad de una conducta gubernamental que asegura la existencia,
en realidad, de una eficaz garantía del libre y pleno ejercicio de los derechos humanos.” Caso
Velásquez Rodríguez. Párrafo 66.
150
debe hacerse con base en significados constitucionales, lo que equivale a decir que
debe estar en el mismo campo semántico de los derechos fundamentales y de las
normas constitucionales sustanciales. Esto significa que el juez debe garantizar los
derechos fundamentales a todos, por igual, y de manera incondicional, incluso, si
es necesario, contra la mayoría. Esta manera de actuar por parte de los jueces es la
como el ejecutivo o el legislativo. “Ésta sujeción del juez a la constitución, y, en
consecuencia, en su papel de garante de los derechos fundamentales constitucionales
establecidos, está el principal fundamento actual de la legitimación de la jurisdicción (…)
En consecuencia, el fundamento de la legitimación del poder judicial y su independencia no
es otra cosa que el valor de igualdad como igualdad en droits: puesto que los derechos
fundamentales son de cada uno y de todos, sus garantía exige un juez imparcial e
independiente, sustraído a cualquier vínculo con los poderes de mayoría y condiciones de
censurar, en su caso, como inválidos o como ilícitos, los actos a través de los cuales aquellos
se ejercen”145
La función judicial se traduce en un sistema de apoyo de la democracia,
pues esta debe garantizar todas las libertades y estas son para todos. La
democracia deja de ser una democracia de mayorías y pasa a ser una democracia
145 Ferrajoli, Luigi. Ibídem. Pág. 27
151
sustancial, en la que el principio de igualdad y el de legalidad se enlazan, junto con
la función de averiguar la verdad, como base de legitimidad de la judicatura.
Por otra parte, las garantías se expresan a través de diversas exigencias o
principios, entre los que tenemos, entre otros, el principio de jurisdiccionalidad,
que implica que “los derechos sean todos justiciables, es decir, accionables en juicio frente
a los responsables de su violación, sea por comisión o sea por omisión.”146 Secuela
jurisdiccionalidad es la de sancionar al autor(es) de la violación y para ello la
investigación debe ser realizada con todos los medios legales que se tengan al
alcance y dirigida a la determinación de lo que ocurrió.
El garantismo es comprendido como una técnica normativa de protección
instrumento conceptual que ha construido la doctrina garantista es la “garantía”
como técnica de resguardo de un derecho subjetivo. De hecho, la técnica de la
garantía no es nueva, pues ya en el derecho civil se mencionan las garantías reales,
como es la hipoteca, como derecho real que grava bienes inmuebles que quedan
146 Ferrajoli, Luigi. Derecho y razón. Madrid. Edit. Trotta. 1995. Traducción. Perfecto Andrés Ibáñez
y otros. Pág. 917
152
sujetos a responder por el cumplimiento de una obligación. No obstante lo
anterior, el garantismo ha ido un poco más allá de la noción romanística de
garantía al delinear una técnica de protección de derechos fundamentales.
inalienables y son atribuidos por la norma a todas las personas. Estos derechos
negativos o positivos, según que la obligación que le corresponde al derecho
implique una prohibición o una obligación de hacer. En el caso de la libertad
individual existe una clara prohibición para los demás sujetos de derecho de
interferir en el ejercicio de la libertad, mientras que en el caso del derecho a la
salud los otros sujetos de derecho están obligados a realizar un comportamiento
que favorezca ese derecho. En esa medida, se afirma que tenemos garantías
primarias, y denomina secundarias a las garantías jurisdiccionales, que se predican
de la judicatura y que están obligadas a aplicar la sanción cuando las garantías
primarias son violadas.
Con el surgimiento del constitucionalismo durante los siglos XIX y XX
surgió una noción normativa de validez, que consiste en que una normal es válida
en la medida en que guardar coherencia con principios constitucionales o normas
de carácter constitución. La vigencia será el predicado que se hace de una norma
en la medida en que se ajusta a las formas de producción normativa de un
determinado Estado, en un momento histórico preciso. Ésta doble correspondencia
153
que debe guardar una regla jurídica para que pueda de manera efectiva será
aplicado en un caso concreto forma parte del garantismo, pues ya no será
suficiente el predicado de vigencia sobre una norma para que pueda utilizarse,
sino que es necesaria hacer un juicio previo sobre si la norma se adhiere al
principio constitucional. Este doble piso, vigencia y validez, constituye un límite al
poder, cualquiera sea su tipo.
El Estado en el modelo del estado constitucional creado para proteger y
promover los derechos fundamentales puede, eventualmente, violarlos a través del
derecho a castigar. Esta situación obliga a un profundo desarrollo de las garantías
penales sustanciales que son el principio de estricta legalidad, el de lesividad, el de
materialidad y, finalmente, el de culpabilidad. También, construyó las garantías
procesales como son: el principio de contradicción, el de igualdad entre la
acusación y la defensa, la separación de funciones entre la acusación y el
juzgamiento, la presunción de inocencia, la carga de la prueba en la acusación, la
oralidad, la publicidad, el principio de juez natural y la independencia de la
magistratura.
Ahora bien, las garantías y los derechos fundamentales resultan afectados a
raíz de las decisiones del operador judicial, y esta afectación debe ser la
estrictamente necesaria para el logro de los fines constitucionales que llevaron a la
toma de la decisión. De ahí que las decisiones deben tomarse con apego a la prueba
que obra en el proceso, pues sin esa base de conocimiento la decisión contraria a la
154
racionalidad que la debe sustentar. De otro lado, un aspecto clave de la
racionalidad de la prueba es que consulte las contribuciones teóricas y epistémicas
que la doctrina actual ha construido, pues de lo contrario, los criterios de decisión
serán subjetivos, preteóricos, o bajo estándares que presentan serias limitaciones, y
que por esa misma razón fue necesario superar con los nuevos aportes teóricos. Así
pues, sin racionalidad probatoria, las garantías son un formalismo más, y bajo su
peso desaparecen las garantías penales sustanciales y las garantías procesales, y el
azar, como en la “Lotería de Babilonia”, regirá las relaciones sociales que el
derecho tiene pretensión de gobernar.
5. CONCLUSIONES
El problema que sirvió de guía a la presente investigación fue el de
determinar si los operadores judiciales utilizan los aportes contemporáneos a la
teoría de la fijación judicial de los hechos, lo que equivale a definir su grado de
recensión en las prácticas decisionales por parte de los distintos operadores. La
respuesta que evidencia la investigación es que hay una ruptura entre los logros de
la teoría contemporánea y las prácticas y conceptos que se utilizan por parte de los
operadores. Esta distancia obliga a reavivar las discusiones con efectos prácticos
sobre la forma de fijar los hechos en el proceso judicial. Las propuestas garantistas
de Ferrajoli y de aceptación de la premisa fáctica según su grado de confirmación
155
ofrecen formas y metodologías que permiten superar las limitaciones de las
prácticas actúales, enmarcadas en un realismo ingenuo. Las discusiones teóricas
sobre prueba en materia judicial deben superar la simple dogmática procesal para
ingresar en un debate técnico a partir de las teorías contemporáneas. Hacer la
nomológicos deductivos permite incorporar los avances que hay en el tema y así
aprovechar el rendimiento que esas teorías ofrecen frente a modelos ingenuamente
realistas.
Las propuestas de aceptación de la premisa fáctica según el grado de
confirmación o el modelo nomológico deductivo ofrecen garantías de objetividad,
y por tanto de respeto a los derechos, que superan las prácticas del realismo
ingenuo, que configura la premisa fáctica de la decisión judicial con criterios
subjetivos, construidos ad hoc, que supone la división de lo mental y lo físico, y
que no considera que el objeto de la ciencia o de predicación sea un constructo
humano, sino que el conocimiento es un simple reflejo del mundo, que de manera
expresa o implícitamente se encuentra en muchas de las conclusiones que sirvan
de base para señalar los hechos que fundamentan la decisión judicial. Estas
últimas prácticas no permiten aprovechar lo mejor de las teorías actuales, en
detrimento un conocimiento científico —de alta probabilidad— de los hechos.
El estudio de los distintos modelos empezando por el nomológico
deductivo, la inducción y el modelo bayesiano, o el propuesto por Cohen son
propuestas teóricas que presentan limitaciones. Es así como el modelo nomológico
156
deductivo no explica como surge esa ley general que se aplica al caso. Los modelos
inductivistas hablan en términos de probabilidad. El modelo de Cohen que apuesta
por que el momento epistemológico de la decisión judicial esta dado por lo que el
Juez considera “normal” enfrenta la dificultad de que no explica de donde el
operador judicial toma la idea de normalidad. Así las cosas cada una de las
grandes propuestas teóricas ofrece debilidades al avanzar sobre la manera como
efectivamente se fijan los hechos en la decisión judicial. No obstante, los modelos
utilizar sus ventajas para el proceso judicial: una hipótesis se tendrá como
verdadera en la medida en que se recurre a leyes de rasgos probabilísticos.
probatorios encontramos que éstos no se exponen con claridad y su uso riguroso se
ve empañado por una retórica sin respaldo en aportes técnicos. Las prácticas
probatorias nacionales son anómalas frente a las respuestas de las teorías
contemporáneas. Esa ruptura deslegitima la decisión en la medida en que
motivación sobre los hechos es más un esfuerzo retórico que la puesta en práctica
de las mejores opciones teóricas para fijar los hechos del proceso, pues la
subjetividad y las reglas de experiencia individual afectan severamente la decisión
judicial. Las providencias estudiadas demuestran la utilización de criterios ad hoc
que son ambiguos, con nociones de lógica o del indicio que acusan el paso del
tiempo y que están superadas por los avances teóricos actuales.
157
Incorporar el uso de los estándares de manera rigurosa permitiría un mejor
control de la actividad de los jueces al fijar los hechos del proceso, pues en la
actualidad los operadores judiciales no logran distinguir la diferencia, ni las
razones que la acompañan, entre la certeza, propia de otros sistemas, y el estándar
de más allá de la duda razonable. La judicatura colombiana, y en especial las altas
cortes, no han formulado propuestas de escala de los estándares que sirvan como
baremo de control real a las decisiones sobre los hechos del proceso. En éste punto
también urge hacer la discusión desde las distintas perspectivas, para crear
estándares que de manera efectiva garanticen los derechos sin desconocer las
necesidades de sanción características del derecho.
El texto ha señalado las dificultades que presentan las teorías sobre la
actividad judicial en relación con la fijación de los hechos que servirán de
presupuesto fáctico para la consecuencia jurídica que establecerá el operador
judicial. En efecto, la fijación de los hechos del proceso es el momento
epistemológico por excelencia del proceso, pues fijados los hechos en la práctica se
ha tomado la decisión porque ellos se encuentran cubiertos por una norma que se
aplicara y de ella devendrán las obligaciones que el operador imponga a una o
todas las partes del proceso. Otros momentos epistemológicos de alta complejidad
son los de los llamados “casos difíciles”, y los avances sobre los “métodos de
interpretación”, que no fueron objeto de análisis en este trabajo.
158
Las posiciones garantistas, como las del modelo de Estado que tenemos, en
las que no solo se protege el derecho sino que losa órganos estatales deben
desplegar acciones positivas para lograr que los derechos sean efectivos y no
simples enunciados retóricos, requiere, para su realización, la incorporación de los
avances teóricos en materia de reconstrucción de los hechos. En éste sentido el
esquema de Taruffo, de aceptación de la premisa fáctica según el grado de
confirmación, cumple muy bien la función de apoyo al modelo garantista, en la
medida que ofrece criterios de objetividad, y de apoyo en el avance científico, que
superan las limitaciones que ya acusa el modelo nomológico deductivo, que
inicialmente formó parte de la propuesta de Ferrajoli en Derecho y Razón.
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Juez 4 Penal Municipal con Función de Control de Garantías. Audiencia del 26 de
abril de 2005 en la radicación 110016000027200500102 por el delito de extorsión en
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