Simón Narciso Jesús Rodríguez
Simón Narciso Jesús Rodríguez
Simón Narciso Jesús Rodríguez
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Al parecer Simón Rodríguez fue un niño expósito(1), es decir, abandonado por su madre al
nacer a la caridad pública. Esto se sabe porque en junio de 1793, cuando se casó con María
de los Santos Ronco se identificó como ³expósito de esta feligresía´ y además, en su acta
de bautizo(2) del 14 de noviembre de 1769 el cura lo describe como´ Simón Narciso Jesús,
párvulo expósito«´.(3).
Sin embargo, no está totalmente demostrado que dicha acta de bautismo no se refiera a
algún homónimo de Rodríguez, aunque se sabe que su nombre era Simón Narciso porque
así firmó su renuncia al cargo de maestro(4) años más tarde, y por que los expósitos
usualmente eran nombrados según el santoral. Así, al maestro de Bolívar se le habría
bautizado como Simón Narciso, porque el 28 de octubre es el día de San Simón y el 29 el
día de San Narciso.
A pesar de esto, testimonios de la época recogidos por el biógrafo Miguel Luis Amunátegui
y basados seguramente en el de Andrés Bello, quien fue vecino de Rodríguez en Caracas,
argumentan lo contrario diciendo que ³tuvo por padre a un clérigo nombrado Carreño, cuyo
apellido llevó don Simón por algún tiempo; pero que cambió después por el de
Rodríguez´(5). Esto está en línea con las evidencias documentales más recientes que
sugieren que Rodríguez, en efecto, era hijo del clérigo Alejandro Carreño (1726- 1791),
músico, quien llegaría a ser maestro de capilla de la Catedral de Caracas en 1789. (6) Y de
ser así, su madre fue Rosalía Rodríguez (1743-1799 o 1800), hija de un propietario de
haciendas y ganado descendiente de canarios. Rosalía se casó dos veces. La primera, en
1759, tuvo una hija que llegaría a ser concuñada del padre de Andrés Bello. Viuda, contrajo
segundas nupcias en 1780 con Carreño, y del matrimonio nació una hija (7).
El 4 de julio de 1774 nace José Cayetano del Carmen, hermano de Rodríguez y como él,
expósito. Llegaría a ser un importante músico del período colonial y de la época de la
independencia, y en el censo de pobladores de la parroquia caraqueña de Altagracia,
figuran en la casa de Rosalía Rodríguez ³Simón expósito, párvulo´ y ³Cayetano, id.,
párvulo´.(8)
En 1790, en el censo Simón y Cayetano figuran como residentes de la casa del clérigo
Alejandro Carreño,(9) casa que era contigua a la del pintor Juan Pedro López, abuelo de
Andrés Bello, y que ya estaba fallecido en ese entonces.(10)
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El 23 de mayo de 1791, Rodríguez es nombrado maestro de ³primeras letras´ de la escuela
dirigida por Guillermo Pelgrón, quien era maestro desde 1778 y le había propuesto para el
cargo. Rodríguez presta juramento el 30 de mayo, y enseñará en el segundo piso de la
escuela, que estaba situada entre las esquinas de Veroes y Jesuitas.(11) Allí se le establece un
sueldo de cien pesos anuales, más la remuneración que los padres de los niños quieran
aportar.(12) En esta época existían en Caracas sólo tres escuelas primarias con autorización
legal: la del Pelgrón, pública, y dos privadas, regentadas por religiosos. Pero además había
un gran número de personas que se dedicaban a enseñar a leer y a escribir sin tener licencia
para ello.(13) En este primer año de trabajo de Rodríguez, muere el clérigo Alejandro
Carreño, probable padre suyo y de Cayetano.(14)
Entonces, Simón Bolívar ya había quedado huérfano y estaba bajo la tutoría de Feliciano
Palacios, su abuelo materno, quien al parecer tenía buena opinión y afecto por Rodríguez.
Esto es patente en una carta a su hijo Esteban en Madrid fechada el 3 de septiembre de
1792, donde escribe, ³Te incluyo una lista para que me compres y remitas los libros que
contiene (...) Estos son para el amanuense que me escribe, que es Don Simón, el hermano
de Cayetanito Carreño; es hombre muy de bien y de bastante habilidad para llevar mis
asuntos y cuentas, con descanso mío´.(15)
En ella señala la influencia perjudicial que ejercen muchos de los que se dedican a la
enseñanza por su cuenta, y la insuficiencia de los sueldos que se asignan a los maestros de
profesión. Así mismo aboga por el derecho de pardos y morenos a recibir enseñanza en
igualdad de condiciones que los blancos; propone la creación de cuatro nuevas escuelas,
una en cada parroquia de la ciudad, con cuatro maestros de número y doce pasantes en cada
una, etc.(18) El Cabildo dispone que la memoria sea sometida a la consideración de los
vocales, y mientras espera, Rodríguez es testigo junto con su esposa, de la boda de
Cayetano con María de Jesús del Carmen Muñoz.(19)
El 23 de junio de ese mismo año, Simón Bolívar, que tiene doce años de edad, se escapa de
la casa de su tutor, Carlos Palacios, y se traslada a la de su hermana María Antonia. Ello da
lugar a un pleito judicial para decidir quién habrá de hacerse cargo de la educación del
menor y de la administración de su cuantiosa fortuna.(22) A la fuerza, Bolívar es trasladado
a la casa de Simón Rodríguez el 1 de agosto, ya que Carlos Palacios había obtenido
permiso de la Real Audiencia para que Rodríguez alojase al menor y se ocupase de su
educación. Según Palacios, ya que Rodríguez era ³un sujeto de probidad y habilidad
notoria, y estando destinado por su oficio a la enseñanza de los niños, podrá más
cómodamente proveer a la educación de éste, teniéndole siempre a su vista y en su propia
casa, que es bastante cómoda y capaz´.
En este episodio se le ha atribuido a Rodríguez el inspirar la frase que Bolívar dijera para
justificar su cambio de domicilio, ³los esclavos tienen libertad para variar y elegir amos a
su satisfacción´, pero esto no tiene base documental. En cambio, Carlos Palacios atribuía el
origen de la frase a la influencia de Pablo Clemente y Francia (esposo de María Antonia),
que era de supuestas ideas liberales.(23)
En un informe del 11 de agosto, se señala que en una casa de diez habitaciones, dos patios,
etc. habitan Rodríguez, su hermano Cayetano Carreño, con sus respectivas esposas,
parientes, tres criados y cinco niños pupilos, y se añade que por motivos de salud,
Rodríguez imparte temporalmente lecciones en su casa.
A pesar de los avances, dos meses más tarde, el proyecto de Rodríguez es rechazado por la
Real Audiencia y Rodríguez renuncia al cargo de maestro de primeras letras.
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En 1795, Simón Rodríguez abandonó Venezuela, y hay debate acerca de las causas. La más
popular lo envuelve en la conspiración de Gual y España en contra de la corona Española.
Sin embargo, según una anotación de su sobrino Cayetano, Rodríguez sale de Caracas en
dirección a La Guaira el 11 de noviembre de 1797, y se embarca en este puerto el domingo
15 siguiente. Esta noticia del historiador Gustavo Adolfo Ruiz, parece fidedigna, y hace
poco probable el que Rodríguez hubiera participado, en la llamada conjura de Gual y
España, ya que misma sería descubierta el 13 de julio. En cambio, la fecha de salida del 15
de noviembre no es incompatible con la versión de O'Leary, que indica que Rodríguez
simplemente estaba descontento con el régimen español: ³Mal avenido con la tiranía que lo
agobiaba bajo el sistema colonial, resolvió buscar en otra parte la libertad de pensamiento y
de acción que no se toleraba en su país natal´.
O¶Leary por su parte anotaría que ³Tomó el (nombre) de Samuel Robinson, para no tener
constantemente en la memoria, decía él, el recuerdo de la servidumbre´.(27).
Entre 1797 y 1800 vive en Baltimore (y tal vez, también en Filadelfia), Estados Unidos,
donde trabaja como cajista de imprenta. Años más tarde, utilizará los conocimientos
adquiridos en este oficio, para componer personalmente los moldes de imprenta de sus
obras y dar así claridad y exactitud al contenido de los textos. En 1800 Rodríguez llega a
Bayona, en Francia, y se registra bajo el nombre de Samuel Robinson, que mantendrá
durante casi toda su estancia en Europa.
La escuela de ambos americanos llega a tener pocos discípulos, y es probable que al poco
tiempo cerrara, ya que Mier fue nombrado párroco de la iglesia de Santo Tomás.(34)
Durante este tiempo, Bolívar pertenece durante a una logia masónica de París,(40) y habitaba
con su antiguo maestro en la pensión de los Pilloris, en la rue de La Loi, número 293. En el
informe de la policía francesa se alude, sin dar nombres, a Rodríguez y Bolívar: ³un
español de quien fue maestro´ y ³hombre joven, hijo de millonario y uno de los más ricos
negociantes de España.´(41)
Ese año es Napoleón es coronado emperador por el Papa Pío VII en París, y a pesar del
mito en lo contrario, parece ser que Bolívar y Rodríguez permanecieron todo el día en su
habitación, descontentos con la creciente tendencia autoritaria de su política. Así lo señalan
los testimonios, independientes entre sí, del norteamericano Hiran Paliding(42) y Manuel
Uribe Angel(43), basados en el relato oral de Bolívar y Rodríguez, respectivamente.
En la catedral de Milán, Napoleón es coronado rey de Italia por el Papa Pío VII. Bolívar y
Rodríguez se detienen en la ciudad un tiempo,(49) y luego presencian la revista militar que
preside el emperador en Montechiaro Pasan por Venecia, y luego por Ferrara, Bolonia,
Florencia y Perusa, y de ahí se dirigen a Roma, donde permanecen una temporada.(50) En
Roma, Rodríguez y Bolívar ascienden al Monte Sacro, donde éste jura luchar por la libertad
de América el 15 de julio.(51)
Según Uribe Ángel, Rodríguez describió la escena así: Y luego, volviéndose hacia mí,
[Bolívar] me dijo: ³Juro delante de usted, juro por el Dios de mis padres; juro por ellos;
juro por mi honor, y juro por la patria, que no daré descanso a mi brazo, ni reposo a mi
alma, hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español.´(52)
En 1824 le escribirá Bolívar a Rodríguez: ³¿Se acuerda usted cuando fuimos juntos al
Monte Sacro a jurar sobre aquella tierra santa la libertad de la patria? Ciertamente no habrá
olvidado aquel día de eterna gloria para nosotros.´(53)
Del viaje Bolívar regresa solo a París. O'Leary dice: ³Fue inútil instarle (a Rodríguez) que
volviese a Venezuela, porque todavía temía la persecución española; y Bolívar,
comprendiendo que sus temores no eran infundados, desistió del empeño, manifestándole
que se aproximaba el tiempo en que el motivo de su voluntaria expatriación no sería visto
como traición en América.´(54). Vicente Lecuna dice: ³Suponemos que Bolívar se detuvo
pocos días en Nápoles a pesar de que Mancini dice que permaneció allí varios meses. Este
autor fija su regreso a París en mayo de 1806.(55) En todo caso, un documento de la policía,
que se refiere a la llegada de Rodríguez a París en noviembre de 1806(56) no menciona que
fuera acompañado en esa oportunidad (y sí en otras ocasiones), por lo que maestro y
discípulo debieron separarse en Italia.
En 1806, Bolívar parte de París hacia los Estados Unidos por la vía de Hamburgo y
Rodríguez llega a París proveniente de Milán, y se aloja en el número 14 de la calle
Thevenot. La policía prosigue una investigación que había iniciado en abril de 1805,
destinada a averiguar cuáles eran los motivos de sus frecuentes viajes y el tipo de sus
ocupaciones. Uno de los informes señala que en el vecindario se le tiene por ³un hombre
muy honesto y muy formal´.(57). El expediente de la policía correspondiente a Rodríguez se
cierra en el mes de diciembre de ese año.
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Se sabe relativamente poco acerca de Rodríguez en esta etapa de su vida en Europa. De
acuerdo a un viajero francés que le conoció, decía haber visitado España, Francia,
Inglaterra, Alemania y Portugal, y hablar las lenguas de estos países con sus respectivos
dialectos.(58) Pero no parece probable que hubiera estado en España o Portugal. Según
O¶leary ³cuando se separó de su discípulo, permaneció (en Francia) por algún tiempo,
consagrado al estudio. La falta de recursos pecuniarios le hizo dejar una ocupación tan
agradable como poco productiva; entonces trató de sacar partido de sus luces para ganarse
la vida, dedicándose al profesorado. Viajó por Italia, Alemania, Prusia, Polonia y Rusia;
deteniéndose en las grandes ciudades lo suficiente para reunir, ejerciendo su profesión, con
qué hacer los gastos de viaje.´(59) Según Uribe Angel, Rodríguez dijo: ³trabajé en un
laboratorio de química industrial, en donde aprendí algunas cosas; concurrí a juntas secretas
de carácter socialista; vi de cerca al padre Enfantin, a Olindo Rodríguez, a Pedro Leroux y a
otros muchos que funcionaban como apóstoles de la secta. Estudié un poco de literatura;
aprendí lenguas y regenté una escuela de primeras letras en un pueblecito de Rusia´.(60)
Alrededor de 1821 llegó a Londres. Se sabe que estuvo allí un tiempo(601) y que a
comienzos de 1823 o finales de 1822 partió de la capital inglesa hacia Cartagena. En
Londres se encontraban importantes representantes del pensamiento y la política
hispanoamericanos. Amunátegui, basado quizá en el testimonio de Andrés Bello, quien le
trató en la capital británica, dice: ³Durante su mansión en Londres, donde permaneció
algún tiempo, adquirió cierta reputación por su manera fácil y expedita de enseñar la
escritura, las matemáticas, la teneduría de libros y el francés (...) Merced al crédito que se
había adquirido, y a la protección del cónsul francés, que le tenía especial cariño, don
Simón habría podido enriquecerse en Londres."(62) Probablemente Bello dijo de él: "Nada
más ingenioso, nada más lógico, nada más atractivo que su método; es en este género otro
Pestalozzi, que tiene, como éste, la pasión y el genio de la enseñanza.(63) Y según otro
escritor, Bello decía recordarlo en Londres en compañía de una "francesita que él
presentaba como su mujer"{{fn|64}). William Walton, propagandista de la causa
americana, le presta 50 libras, tal vez para que viajara a América.(65)
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Probablemente a comienzos de 1823 regresa a América.(66) Llega a Cartagena, y de allí se
dirige a Bogotá. María Ronco, la esposa de Rodríguez, le escribe a Bolívar, el 23 de agosto
agradeciéndole una ayuda monetaria y hace notar la posición economica de su marido al
decirle: "He tenido noticias de que Simón está en el Congreso (?); espero que sin que le
sirva de molestia (... ) le dé un recuerdo, como que sale de usted a él, de lo que le quedaré
muy agradecida."(67)
Bolívar se halla en Perú en ese momento dirigiendo las últimas campañas de la guerra de
independencia. Desde allí, le escribe el 9 de diciembre a Francisco de Paula Santander, en
Bogotá, lo siguiente: "He sabido que ha llegado de París un amigo mío, don Simón
Rodríguez; si es verdad haga usted por él cuanto merece un sabio y un amigo mío que
adoro. Es un filósofo consumado y un patriota sin igual; es el Sócrates de Caracas, aunque
en pleito con su mujer, como el otro con Jantipa, para que no le falte nada socrático. (...) Si
puede, que me venga a ver".(68) Santander responde a Bolívar "A don Simón Rodríguez le
he manifestado el aprecio de usted y sus recomendaciones."(69)
La empresa fracasará al poco tiempo por falta de apoyo económico. Rodríguez dirá:
"Santander y Umaña me comprometieron con la gente de ruana y mostrador, y porque lo
evité me dijeron que yo lo había echado todo a perder."(72) Bolívar le escribe a Santander el
6 de mayo: "A don Simón Rodríguez déle usted dinero de mi parte, que yo lo pago todo,
para que me venga a ver. Yo amo a ese hombre con locura. Fue mi maestro; mi compañero
de viajes, y es un genio, un portento de gracia y talento para el que lo sabe descubrir y
apreciar (...) Con él podría yo escribir las memorias de mi vida. El es un maestro que
enseña divirtiendo, y es un amanuense que da preceptos a su dictante. El es todo para mí.
Cuando yo le conocí valía infinito. Mucho debe de haber cambiado para que yo me
engañe." (73) Santander le presta 200 pesos a Rodríguez en Bogotá, y Miguel Peña 1.000,
para que viaje adonde esté Bolívar, según se deduce de la carta de Bolívar a su hermana
María Antonia(74) y de Santander a Bolívar.(75)
Rodríguez parte hacia Lima probablemente el 25 de enero, con una escuadra que zarpa
desde Guayaquil,(79) y llega a Lima, donde es recibido por Bolívar. O'Leary narra así el
reencuentro: ³Yo vi al humilde pedagogo desmontarse a la puerta del palacio dictatorial, y
en vez del brusco rechazo, que acaso temía del centinela, halló la afectuosa recepción del
amigo, con el respeto debido a sus canas y a su antigua amistad. Bolívar le abrazó con filial
cariño y le trató con una amabilidad que revelaba la bondad de un corazón que la
prosperidad no había logrado corromper.´(80)
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En Cuzco Bolívar importantes decretos que favorecen la situación de los indios, funda dos
colegios, un hospicio para huérfanos y expósitos, y una casa para ancianos y desvalidos, y
asigna al mantenimiento de éstos una buena parte de las rentas eclesiásticas. El 26 junio,
sale de la ciudad con destino a Puno y estando en camino, le llega la noticia de que la
Asamblea de Representantes reunida en Chuquisaca el 6 de agosto, ha declarado la
independencia del Alto Perú y su constitución en un nuevo Estado, con el nombre de
Bolivia y capital en Chuquisaca.(83)
Una nota de Rodríguez al Secretario de Bolívar, parece indicar que había tensiones de
poderes. Dice así el 20 de noviembre: "Me felicito ya de tener en lo sucesivo con quien
consultar mis dudas para el mejor desempeño de mi comisión".(92) En Chuquisaca el 11 de
diciembre, Bolívar expide varios decretos(93) tal vez inspirados por Rodríguez, en los que se
da prioridad a la educación entre los fines del gobierno; se señalan las atribuciones y rentas
inherentes al cargo de director general de enseñanza pública; se dotan y amplían las
cátedras en los seminarios ya existentes; se fundan colegios en cada departamento, y
escuelas primarias en las capitales de provincia; se recogen los niños desamparados, etc.(94)
Años más tarde, escribirá Rodríguez: "[Bolívar] expidió un decreto para que se recogiesen
los niños pobres de ambos sexos (...) los niños se habían de recoger en casas cómodas y
aseadas, con piezas destinadas a talleres, y éstos surtidos de instrumentos, y dirigidos por
buenos maestros". Las reformas comprenden asimismo aspectos económicos. Añade
Rodríguez: "A mi propuesta, (...) se creó un fondo de 15 millones de pesos con sus créditos
al 5 por ciento (750.000 pesos anuales) para empezar la magna obra de la Libertad
Civil.´(95)
El 6 de enero de 1826, Bolívar parte de Chuquisaca en dirección a Lima, después de haber
delegado el Poder Supremo de Bolivia en Antonio José de Sucre. Rodríguez queda
ejerciendo los cargos para los que ha sido nombrado.(96) Maestro y discípulo no volverán a
encontrarse.
Según el testimonio de A. Uribe, Rodríguez se expresó así: "Mi gran proyecto por entonces
consistía en poner en práctica un plan bastante meditado que estriba en colonizar la
América con sus propios habitantes, para evitar lo que temo acontezca un día; es decir, que
la invasión repentina de inmigrantes europeos más inteligentes que nuestro pueblo actual,
venga a avasallarlo de nuevo y a tiranizarlo de un modo más cruel que el del antiguo
sistema español. Yo quería rehabilitar la raza indígena y evitar su extinción completa.´(100)
Simón Rodríguez se dirige a Cochabamba por orden de Sucre, para crear allí una escuela
semejante a la instalada en Chuquisaca. Durante su ausencia, Sucre ordena clausurar este
último establecimiento.(101) Rodríguez dirá: "Los clérigos y los abogados viejos se
apoderaron de Sucre, le hicieron echar a la calle más de dos mil niños que yo tenía
matriculados y cerca de mil recogidos."(102)
Y en otra parte añade: "A la vuelta (de Cochabamba) me sitió una caterva de acreedores por
deudas que el encargado del establecimiento durante mi ausencia había contraído para
mantener la gente (...) Di cuanto tenía, vendí mis libros, mi poca plata labrada y hasta ropa,
y no me alcanzó para cubrir."(103) Se envían entonces desde Lima dos cajones con loza
pertenecientes a Rodríguez,(104) llegarán a Chuquisaca en agosto, y era producto de que
Rodríguez tenía proyectado instalar alguna vez una fábrica de loza.(105)
Debido a esto, Simón Rodríguez renuncia hacia el mes de junio o comienzos de julio a los
cargos que ocupaba y solicita su pasaporte.(106) Explicará así su conducta: "Todo lo soporté;
pero no pude sufrir la desaprobación del Gobierno, y mucho menos el que me reprendiesen
en público (...) Yo me había ofrecido a concurrir con mis conocimientos y con mi persona a
la creación de un Estado, no a someterme a formulillas, providencillas ni decretillos.´(107)
Por su parte, el general y presidente de Bolivia, Antonio José de Sucre, expresa en sus
cartas a Bolívar numerosas críticas a la gestión de Rodríguez. Entre otras cosas, dice:
Considero a don Samuel un hombre muy instruido, benéfico cual nadie, desinteresado hasta
lo sumo y bueno por carácter y por sistema; pero lo considero también con una cabeza
alborotada, con ideas extravagantes y con incapacidad para desempeñar el puesto que
tiene.´(108)
Rodríguez nunca recibió respuesta de Bolívar y años más tarde dirá: "el señor Luna Pizarro,
entonces político, ahora Arzobispo en Lima, y siempre enemigo del zambo Don Simón, me
interceptaba las cartas que Bolívar me enviaba, por mano del señor General Intendente de
Guayaquil, en aquel tiempo".(110)
Su suerte cambiara hacia septiembre de 1828, cuando tras llegar a Arequipa y establecer
una modestísima fábrica de velas, a los pocos días se le presenta un grupo de padres de
familia que solicitan que instruya a sus hijos. Tras conseguir la necesaria licencia,
Rodríguez abre una escuela.(115)
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En esta ciudad, publicará ese año su primera obra, titulada ³Sociedades Americanas en
1828, cómo serán y cómo podrán ser en los siglos venideros´. En realidad, se trata del plan
general de una obra homónima en preparación, y por eso lleva el subtítulo de
³Pródromo´.(116) Contiene una defensa del derecho de cada persona a recibir educación,
señala la importancia de ésta para el desarrollo político y social de los nuevos estados
latinoamericanos. Sobre ella dirá Rodríguez: "Desde el año 23 empecé a proponer
verbalmente, medios de aprovechar de las lecciones que dan los trastornos políticos para
evitarlos en lo futuro. (...) Temiendo que otro se apareciese primero en público, hice
imprimir el Pródomo de mi obra el año 28.´(117) La primera parte de esta edición fue
reimpresa en El Mercurio Peruanoal año siguiente, y continuada en El Mercurio de
Valparaíso, en noviembre y diciembre de 1829.(118) Como el resto de sus obras, ésta tendrá
una escasísima acogida.
Hacia febrero o marzo de 1831 Simón Rodríguez llega a Lima.(122) Alli publica, un folleto
que contiene el plan general de la obra Sociedades Americanas en 1828, cuyo "Pródromo"
había aparecido en Arequipa en 1828. Dicho opúsculo tiene por objeto ayudar a recaudar
suscripciones para editar la obra completa por entregas. Sin embargo, no se reunirán
suficientes colaboraciones y la obra quedará inédita en su mayor parte.(123)
En 1832 en medio de gran pobreza, vive en Lima, donde enseña a un grupo de 6 niños. El
10 de marzo le escribe a Francisco de Paula Otero: "Usted sabe que yo no he abierto (una
escuela) no porque me disguste enseñar, sino de miedo a los buenos cristianos".(124) Reside
un tiempo en la población de Huacho, y un doctor -Pedro José Flores-le ofrece la dirección
de los trabajos del acueducto de Ayacucho, pero rechaza la oferta, en favor de una
invitación para enseñar que le ha sido propuesta desde Concepción, en Chile,(125) donde
llega tras una travesía por mar hasta Valparaíso el 13 de marzo. Ha sido invitado por el
intendente de la ciudad, José Antonio Alemparte, para que lleve adelante "el mejor plan
posible de educación científica", en el "Instituto Literario de Concepción."(126)
Es nombrado "preceptor de la instrucción primaria y director de los ramos literarios" en el
Instituto de Concepción el 6 de abril, con el sueldo de mil pesos anuales. Allí mejorará el
mobiliario escolar e introducirá material didáctico semejante al empleado en las escuelas
europeas.(127) Un alumno de la época dice de Rodríguez lo siguiente: "Su idea fija era la
propagación de las luces y virtudes sociales (...) Creía imposible entrar en reformas sociales
sin incomunicar una nueva generación, de las sociedades corrompidas y corruptoras.(128) Y
José Victorino Lastarria escribe: "Se decía que en su escuela de Concepción y en la que
tuvo después en Valparaíso, enseñaba, juntamente con los rudimentos de instrucción
primaria, la fabricación de ladrillos, de adobes, de velas, y otras obras de economía
doméstica; pero que la educación que impartía estaba muy lejos de conformarse a las
creencias, usos, moralidad y urbanidad de la sociedad en que ejercía su magisterio.(129)
Además de dedicarse a la enseñanza, Rodríguez era miembro de una "Junta Provincial de
Estudio", encargada de informar del estado de la educación en la zona y proponer las
mejoras convenientes.(130) Cesa en su cargo de Director General de los ramos literarios del
Instituto de Concepción, pero continúa al frente de la escuela primaria, sin modificársele la
asignación, y así a lo largo de todo el año siguiente.(131)
Hacia 1839 visita varias veces a Andrés Bello. Lastarria, que presenció una escena en que
narraba una anécdota humorística sobre una desavenencia suya con Sucre, hace la
descripción siguiente: "Don Simón estaba en pie, con un aspecto impasible, casi severo.
Vestía chaqueta y pantalón de nankeen azulado, como el que usaban entonces los artesanos,
pero ya muy desvaído por el uso. Era un viejo enjuto, transparente, de cara angulosa y
venerable, mirada osada e inteligente, cabeza calva y de ancha frente".(145)
A pesar de esto rechaza una oferta del político liberal José Miguel Infante para que, con su
mujer y sus dos hijos, se alojase en su casa. En carta a Pedro Fernández Garfias, explica así
su decisión: "Si yo fuera inválido, pediría amparo -bueno y sano, debo trabajar."(149)
La fragata en que viaja el profesor Vendel-Heyl zarpa de Valparaiso, pero naufraga a los
poco días. Vendel-Heyl, de regreso en esta ciudad, le ofrece a Rodríguez asociarse con él y
ayudarle a levantar la escuela. Este agradece la oferta, pero no acepta. El gobierno chileno
acababa de solicitar ciertos datos sobre la escuela, y Rodríguez, creyendo ver en esto el
principio de una inspección hostil, o en todo caso molesta, decide cerrar el establecimiento.
Para subsistir, se asocia con un fabricante de velas.(150).
Rodríguez le habría dicho "Adquiero lo suficiente para vivir al día. Afortunadamente soy
filósofo por instinto, y sé contentarme con poco (...) Prefiero acabar mis días en una
tranquilidad profunda, a ejemplos de los ríos de esta América que van sin saber adónde y
dejan a la Providencia guiarlos" (151).
Pero a pesar de la distancia, en 1842 publica en Lima, en la "Imprenta del Comercio, por J.
Monterola", una nueva versión de Sociedades Americanas en 1828. Una parte de la obra
procede de la homónima suya publicada en Arequipa en 1828, y la otra está tomada de la
versión de Luces y Virtudes Sociales,(152) pero no abarca la totalidad del plan original de
Sociedades Americanas.(153). Tal vez hacia este año, de viaje hacia el Ecuador, Rodríguez
habría visitado, según un autor, a Manuela Sáenz, la compañera de Bolívar, quien vivía
retirada en Paita, una población situada al norte del Perú.(154)
Sien embargo se las arregla para que en la "Imprenta del Comercio, por J. M. Monterola"
de Lima, aparezcan publicados periódicamente seis trabajos suyos sobre temas políticos.
Llevan por título "Crítica de las Providencias del Gobierno"(158).
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En 1844 se reúne en Latacunga con un grupo de vecinos para formar una renta con las
cuotas mensuales suscritas por los ciudadanos interesados "con el fin de detener en esta
villa al señor Simón Rodríguez y encargarle la enseñanza de la Agricultura y otros
ramos."(159) Y el 1 de febrero comienza a impartir clases en el Colegio Vicente León, cuyo
rector es el clérigo Rafael María Vásquez, un protector suyo. Por esta época propone que el
colegio invierta sus fondos en fincas rurales.(160) Es probable que a los dos meses
interrumpiera sus lecciones, pues para entonces se informa que, habiendo fracasado la
suscripción de los vecinos de Latacunga, la Junta se ha visto obligada a abonarle de fondos
propios el sueldo.(161).
Hacia septiembre de este año entrega a los políticos Angulo y Ascázubi el manuscrito de un
proyecto para el fomento de caminos en el país, según el cual éstos serían dados en
propiedad a quienes los construyesen y cuidasen, y sus dueños tendrían la ventaja de poder
usufructuarlos mediante el cobro de peajes. (166)
Le escribe a José Ignacio París, a Bogotá, lo siguiente (6-I): "Ahora estoy en una hacienda,
dando algunas lecciones a dos jóvenes, sólo por la comida y el tabaco ¡Qué le parece,
amigo! Sáqueme de aquí. Mi familia se compone de 2 - una mujer y un niño. A mi llegada
a Bogotá tendré con qué rembolsar lo que haya gastado de mi viaje (...) Tengo mi Obra
Clásica, sobre las Sociedades Americanas, que no puedo hacer imprimir aquí".(167). París le
enviará el auxilio solicitado, y en una carta el 15 de mayo, donde le pide a su amigo Deán
Torres el cobro de 300 pesos que le ha enviado París para su viaje, alude, descartando su
aceptación, a una invitación del Presidente Soublette para que se traslade a Venezuela.(168)
La Junta Administrativa del Colegio de Latacunga acepta una propuesta de Rodríguez, por
la que éste "ofrece al Supremo Gobierno, sin que se le gratifique, (enseñar) la manera de
dirigir una escuela primaria, a condición de que se le contribuya con el mensual de diez
pesos para cada uno de los jóvenes de que elegirá.´ (169). Se pone en camino hacia
Colombia, acompañado de su mujer e hijo.(170) Según Monge, Rodríguez se detuvo en
Ibarra, donde fundó una "sociedad de socorros mutuos."(171).
Es probable que ésta falleciera a consecuencia de la enfermedad. Se sabe que Manuelita era
su mujer, porque antes de fallecer, Rodríguez manifestó que había estado "casado dos veces
y que (...) la última mujer finada se llamó Manuela Gómez, hija de Bolivia."(175)
En 1850 se halla en Quito, alojado en casa del Deán Torres. Este le presenta a Manuel
Uribe Ángel, quien años más tarde hará del maestro la descripción siguiente: "Este notable
americano frisaba entonces con los ochenta y cinco años de edad (en realidad, tenía sólo
81), y no era físicamente constituido como el señor Torres: sin ser muy alto de cuerpo, tenía
aspecto atlético; sus espaldas eran anchas y su pelo desenvuelto; sus facciones angulosas
eran protuberantes; su mirada y su risa, un tanto socarronas; su cabellera y ceja, grises; sus
piernas, algo separadas, como las de un marinero; sus pies, gruesos y calzados siempre con
botas de doble suela. Llevaba de ordinario anteojos y cuando de ellos no hacía uso, los
colocaba sobre la frente. Cubría su cabeza con sombrero de fieltro de anchas alas; su cuello
y pecho estaban abrigados, el primero por corbatín de raso, y el segundo por chaleco de
paño, ambos de color oscuro; sus pantalones eran de tela burda y su cuerpo se cobijaba con
un levitón de color gris, suelto y ancho, cuyas faldas llegaban hasta las corvas. En aquella
edad y con las condiciones físicas que le hemos asignado, Don Simón Rodríguez tenía una
robustez corporal digna de envidia y una claridad de inteligencia acreedora de respeto y
admiración".(179) En octubre está de nuevo en Latacunga, y ofrece sus servicios en el
Colegio Vicente León, a cambio del sueldo "de un peso diario para su manutención y los
útiles que son indispensables para el nuevo método de enseñanza". Dado el deficiente
sistema de enseñanza, Rodríguez "se propone a reformar este fatal estado, tomando unos
diez niños, a quienes enseñará, no con el objeto de que concluyan su aprendizaje en el corto
tiempo que debe durar esta ocupación, sino para que algún joven quiera instruirse en su
método, observe prácticamente el modo de enseñar"... Son escogidos como aprendices un
tal Camilo Gallegos, quien renunciará al poco tiempo, y un tal Mariano Armendáriz.(180)
En 1851 Armendáriz se queja de que Rodríguez "lo distrae con la lectura de cuadernos que
no tiene relación alguna con el nuevo método que se ha propuesto plantear", y éste declara
ante la Junta del Colegio "que había enseñado todo lo necesario". Una vez más, queda sin
empleo el 14 de agosto.(181) Entonces escribe un trabajo dirigido al rector del Colegio
Vicente León de Latacunga, Rafael Quevedo, en el que sintetiza sus ideas pedagógicas.
Lleva por título ³Consejos de amigo dados al Colegio de Latacunga´.
En un pasaje del texto se dice: "Usted me pide un Reglamento que rija la Primera Escuela.
Le daré mis ideas, para que las combine con las suyas, y lo forme. No haga usted imprimir
mi manuscrito, ni lo muestre sino a personas de talento e instrucción". Y en otro se añade:
"En la Escuela dejo un cuaderno, al cargo del señor Doctor Armendáriz, en que constan los
pormenores de la enseñanza, y, de viva voz, las instrucciones necesarias para la
práctica."(182)
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En 1853 Rodríguez y su hijo José -a quien llama familiarmente "Cocho"-se trasladan desde
Latacunga a Guayaquil, y a los dos meses de estar allí, se les une el joven Camilo Gómez,
un amigo de José. Rodríguez firma un contrato con un tal Zegarra, para la refinación de
esperma y fabricación de velas. La empresa fracasa y Zegarra le acosa para que le devuelva
el dinero invertido.(183) En una breve carta al general José Trinidad Morán, escribe (26-XI):
"Deseo a usted como para mí, salud para que no sienta que vive; distracción para que no
piense en lo que es y muerte repentina para que no tenga el dolor de despedirse de lo que
ama, y de sí mismo para siempre".(184)
Al día siguiente, huyendo de los acosos de Zegarra, zarpan Rodríguez, José y Camilo
Gómez, en un pequeño barco proveniente de la bahía de Sechura, con la intención de
dirigirse a la población de Lambayeque, en Perú, donde un francés le ha prometido un
negocio a Rodríguez. A causa de un temporal, la embarcación será arrastrada por corrientes
contrarias, se les acabarán los víveres y el agua, y navegarán a la deriva.(185)
Rodríguez y Gómez se encuentran en un lugar llamado La Brea, donde los socorre una tal
Panchita Larrea, quien encuentra al primero "con una fuerte inflamación en el vientre y en
tal estado de debilidad, que -dice- habría muerto en la jornada de siete leguas que tenía que
hacer para llegar a Amotape."(187).
"Cuando Rodríguez y Gómez llegan a esta población, les salen al encuentro dos hombres
que los dirigen a una casa desprovista de los más elementales servicios. "El cura -cuenta
Gómez- había prohibido que lo visitaran los habitantes, porque había descubierto que era
un hereje". Una señora caritativa prepara todos los días comida para el enfermo. Durante su
lenta agonía, lo visitan las hermanas de un tal Manuel Gómez de la Torre, y dos jesuitas.
"Don Simón, que estaba acostado, los miró con profunda indiferencia y se volvió del lado
contrario, sin dirigirles la palabra."(188)
El 27 de febrero Rodríguez manda a llamar al cura del lugar, Domingo Sánchez. Narra
Camilo Gómez: "Don Simón, tan luego lo vio, se incorporó en la cama, hizo que el cura se
acomodara en la única silla que había, y comenzó a hablar algo así como una disertación
materialista.(...) Recuerdo que manifestaba al cura que no tenía más religión que la que
había jurado en el Monte Sacro con su discípulo. Volviéndose hacia mí, díjome que saliera.
La confesión fue larga; cuando salió, el cura iba más tranquilo y más complacido de lo que
estaba al venir."(189)
Los dos cajones de papeles y libros que llevaba consigo Rodríguez en el momento de
fallecer, quedaron, según se cree, en Guayaquil. Parece ser que la mayor parte de los
manuscritos habían sido recogidos y ordenados por Alcides Destruge, y se perdieron en el
incendio ocurrido en dicha ciudad entre el 5 y el 7 de octubre de 1896.(192)
Por otra parte, hay referencias a obras que no han llegado hasta nosotros. Tales son: una
Gramática de la lengua francesa, El suelo y sus habitantes(193), Carta a cinco bolivianos a la
caída de la Confederación Perú-Boliviana(194). Proyecto para la fabricación de pólvora y
armas(195)y un Proyecto para el fomento de caminos públicos en el Ecuador(196)
Los restos mortales de Rodríguez fueron trasladados al Panteón de los Próceres en Lima, el
22 de diciembre de 1924, y, de ahí, al Panteón Nacional en Caracas, en 1954(197
En 1826 renuncia a sus cargos en Bolivia, por no congeniar con el mariscal Antonio
José de Sucre presidente para ese entonces de dicha nación. Por tal motivo, se marcha
a Arequipa donde publica en 1828, el Pródromo de la obra Sociedades Americanas en
1828, texto en el que igual que otros escritos suyos, insiste en la necesidad de buscar
soluciones propias para los problemas de Hispanoamérica, idea que sintetiza su frase:
" La América Española es Orijinal = Orjinales han de ser sus instituciones i su gobierno
= I Orijinales sus medios de fundar uno i otro. O Inventamos o Erramos". En 1830
aparece su libro El Libertador del Mediodía de América y sus compañeros de armas,
defendidos por un amigo de la causa social, el cual era un alegato a favor de Bolívar.
En septiembre de ese año, circula su ensayo científico Observaciones sobre el terreno
de Vincocaya, en el cual destaca aspectos sobre la conservación de la naturaleza, la
economía y la sociedad. Aunque no existen datos precisos al respecto, es probable que
en 1831, hubiese contraído nupcias por segunda vez en Perú con Manuela Gómez. De
Lima se traslada en 1834 a Concepción (Chile), acepta la dirección de una escuela y
publica su libro Luces y virtudes sociales ese mismo año. Seguidamente se edita en la
misma ciudad el Informe sobre Concepción después del terremoto de febrero de 1835.
Tras visitar Trilaleubu y Monteblanco (1836) y Tucapel (1837), Rodríguez se encuentra
por segunda vez con Andrés Bello, en Santiago de Chile. En Valparaíso reedita Luces y
virtudes sociales (1838) y pública artículos en el periódico El Mercurio.