PSYCIENCIA

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 6

PSYCIENCIA

 ARTÍCULOS DE OPINIÓN (OP-ED)

Tecnología y Libertad
 08/02/2017
 BEN THORNHILL

Hace más de medio siglo, el filósofo Martin Heidegger enseñaba que la


tecnología no debería ser pensada sólo como una acumulación de
dispositivos útiles que continuarían mejorando las cosas. Él creía que
nuestras invenciones revelaban algo fundamental sobre nuestra existencia
y por lo tanto necesitaban ser bien pensadas no sólo en un sentido
técnico, sino también en uno filosófico. La pregunta no sólo debería ser
qué puede hacer la tecnología por nosotros, sino también cómo
trabajamos en relación a ella y cómo afecta esto a nuestro ser. Este es el
primero de dos artículos que evaluarán el impacto de la tecnología en
nuestro mundo psicológico. La primera parte debatirá su impacto en
nuestra libertad y la segunda parte se enfocará en la creatividad.
Cómo afectará la tecnología a la humanidad es una cuestión que, no hay
dudas, es debatida desde la era de piedra, pero pocos habrían imaginado
la extensión hasta la que ha llegado ahora, juega una parte en nuestra
existencia cotidiana con el advenimiento de la tecnología informática y la
edad digital. Algunas de las cosas que nos permite hacer son increíbles y
la ciencia involucrada en producir dichas maravillas va más allá de la
mayoría de nuestras capacidades de entendimiento. Sin embargo, tiene
otro lado que quizás corra más profundo de lo que muchos de nosotros
somos conscientes.

En su publicación de 1954, “El existencialismo y el Predicamento


Moderno”, el autor alemán Friedrich Heinemann advirtió que la llegada
de la ‘máquina de computadora ultra-veloz’ daría lugar a una ‘verdadera
cuestión existencial’ sobre cómo podrían permanecer libres los seres
humanos. En muchas formas, Heinemann tenía razón. Un aspecto de la
tecnología moderna del cual imaginaría que la mayoría de nosotros es
consciente, pero que somos incapaces de manejar, es el hecho de que la
tecnología ha erosionado la privacidad personal. Al estar Online, nuestras
vidas son bancos de información, incluso nuestra ubicación actual está
registrada, es fácilmente accesible y rastreable. En efecto, nuestras vidas
están entregadas, no sólo a otros individuos como nosotros, sino a un
“ellos” impersonal a quienes no conocemos ni podemos localizar.
Habiendo perdido la libertad de ser personas privadas, a sabiendas o no,
emitimos una versión de nosotros mismos en el mundo digital sin saber
realmente por qué, o quién es la audiencia real.

Tener la habilidad de comunicarnos instantáneamente y emitirnos a


través de una variedad de plataformas está destinado a cambiar el modo
en que funcionan nuestros cerebros y ha dado lugar a una cultura
crecientemente narcisista. El acceso constante a estas plataformas está
atrapando a las personas en hábitos que podrían llevar a
comportamientos que tienen un impacto negativo en su forma de ser. De
hecho, un estudio de la Universidad de West Illinois sobre narcisismo
mostró que Facebook facilita grandemente los dos aspectos principales
del narcisismo: abundante autopublicación y comportamiento explotador.
Encontró que las personas con tendencias narcisistas eran más propensas
a exhibir comportamiento antisocial en Facebook, como reaccionar
enojados a comentarios negativos y publicar cosas que buscan la atención
de los otros sin ofrecerla a cambio.
La pregunta no sólo debería ser qué puede hacer la tecnología por nosotros, sino
también cómo trabajamos en relación a ella y cómo afecta esto a nuestro ser

La tecnología también ha redefinido nuestras expectativas, no sólo de lo


que es posible, sino de lo que es razonable, llevando a un incremento de la
impaciencia. El objetivo de la tecnología, hacer las cosas más rápidas y
eficientes para que, como especie, podamos “hacer más” con nuestro
tiempo, ha llevado a la gente a acostumbrarse a la gratificación
instantánea. En mi experiencia, cuanto más desarrollado
tecnológicamente está un país, más impacientes se vuelven las personas.
Menos de veinte años atrás era difícilmente posible descargar un
video online, ahora las muestras indican que la mayoría de los
espectadores abandonan los videos si toman más de dos segundos en
cargar. ¡Y cómo se enojan las personas cuando algo tecnológico funciona
mal! Un corto retraso de un vuelo puede dar lugar a un gran berrinche por
lo acostumbrados que estamos a ser capaces de sentarnos en una gran
bala de metal con alas, en asientos que flotan en el cielo y llegar a nuestro
destino al otro lado del mundo casi en el mismo minuto en que nuestras
computadoras nos habían informado que lo haríamos seis meses antes
cuando reservamos para volar en ese vehículo que desafía a la gravedad,
solo al escribir nuestros nombres y unos pocos números en un pequeño
aparato electrónico enganchado a una amplia red virtual que parece estar
en todos lados y en ningún lugar al mismo tiempo.

Al hacer las cosas más rápidas y fáciles, al aumentar nuestras expectativas


a un nivel nunca antes alcanzado, al hacernos menos pacientes y más
narcisistas, ¿está la tecnología, por lo tanto, contribuyendo también a una
erosión en la resiliencia emocional?

Hay estudios que sugieren que los adultos jóvenes universitarios están
siendo menos resilientes y capaces de lidiar con la rigurosidad de los
estudios posteriores y la vida independiente. Ahora, esto puede no estar
directamente vinculado a la influencia de la tecnología, hay otros factores
sociales involucrados aquí, por ejemplo, la salud, la cultura de seguridad y
los padres y las escuelas que no le dan a sus niños la libertad de fallar.
Pero el objetivo primordial de todo esto, pareciera ser hacer las cosas más
seguras y fáciles. Si nuestra tecnología contribuye a hacer las cosas más
seguras y fáciles, ¿está contribuyendo a criar una generación de personas
jóvenes con aversión al riesgo e incapaces de hacer cosas por ellos
mismos? ¿Cómo impacta esto en su libertad para tomar riesgos, conocer
sus propios límites y desarrollar resiliencia en miras a alcanzar sus metas?

Sumado a esto, el modo en que está diseñada nuestra tecnología, para


estar disponible en todo momento, también está contribuyendo a una
inhabilidad para concentrarse por periodos sostenidos de tiempo. Una
investigación en estudiantes de secundario de California muestra un
promedio de lapso de concentración de alrededor de 3 minutos. El acceso
constante a más medios instantáneamente gratificantes, interrupciones
constantes cada una con su propia alarma de notificación vienen desde el
éter para sacar el enfoque de la mente de la tarea que se está realizando.
La solución obvia es apagar todo, que es algo que hago cuando necesito
concentrarme por periodos extensos; sin embargo, con el 75% de las
personas jóvenes diciendo que ellos no podrían vivir sin las redes sociales,
en una cultura donde el miedo a perderse de algo lo impregna todo,
¿cuántas personas toman la medida necesario y se aislan el tiempo
suficiente para no distraerse de la tarea que están realizando? ¿Qué costo
tiene el estar online y disponible todo el tiempo en términos de nuestra
propia productividad y habilidad de alcanzar nuestras metas? ¿Cómo nos
hace sentir cuando parece que hemos estado trabajando por horas y que
hemos hecho tan poco? ¿Cómo impacta esto, a largo plazo, en nuestra
salud mental?

Puede que incluso llegue a ser más profundo que todas las cosas que he
señalado hasta ahora. En su fantástico y corto libro “El coraje de crear”, el
psicólogo americano Rollo May, analiza el asunto desde una perspectiva
incluso más amplia:

“El peligro siempre existe de que nuestra tecnología servirá como tope
entre nosotros y la naturaleza, un obstáculo entre nosotros y las
dimensiones más profundas de nuestra propia experiencia(…)”

El modo en que está diseñada nuestra tecnología, para estar disponible en todo
momento, también está contribuyendo a una inhabilidad para concentrarse por
periodos sostenidos de tiempo

La barrera entre nosotros y la naturaleza es cada vez más aparente a nivel


planetario. Pero incluso a nivel individual, subjetivo, muy a menudo, aún
estando afuera en un hermoso entorno natural, vemos cámaras o
celulares en las manos de las personas manteniendo esa barrera entre el
sujeto y el objeto. En lugar de vivir el momento maravillándose por el
mundo natural, tiene que ser capturado, almacenado, compartido y
comentado, en busca de aprobación.

No es solo poner barreras entre nosotros y la naturaleza en el sentido


geográfico natural, sino también en la interacción cara a cara con otros
miembros de nuestras especies. Porque nosotros también somos parte de
la naturaleza, aunque por momentos parece que hemos olvidado ese
hecho. En otro estudio realizado por la Universidad de Berkeley, niñas de
entre 8 y 12 años que pasaron más tiempo que sus pares utilizando
tecnología digital en vez de interactuar con el ambiente que las rodeaba,
reportaron mayor dificultad para socializar y por lo tanto menor
autoestima. ¿Qué hacen los límites a su libertad de alcanzar su potencial,
que impone que ya estén experimentando ansiedad social y baja
autoestima a tal edad? ¿Cómo pueden esperar acceder cabalmente a las
dimensiones más profundas de la experiencia humana si las interacciones
sociales superficiales ya les representan un desafío?

No me entiendan mal, la tecnología es una publicidad fascinante del logro


humano y del potencial de la mente humana. No es algo malo en sí
mismo. Sin embargo, es esencial que encontremos formas de usar la
tecnología que ayuden a acentuar nuestra experiencia de vida y nuestra
libertad y no a actuar como una barrera para una existencia saludable,
realizada. Tal es el aumento de las condiciones como TDAH entre niños
viviendo vidas estériles en frente de pantallas que incluso un grupo de
padres preocupados en el Reino Unido han formado un proyecto, The
Wild Thing Project, que utiliza la tecnología de manera constructiva para
ayudar a los niños y familias a volver afuera por el beneficios de su
bienestar. Los padres pueden descargar una app donde registran el
tiempo que pasan al aire libre en entornos naturales; también pueden
acceder a muchos juegos divertidos para los niños que no involucran
pantallas; ¡incluso los anima a trepar árboles!

Esto es solo un ejemplo de las innumerables posibilidades que tenemos


cuando la tecnología es usada para el bien. Es responsabilidad de todos
asegurarnos de tomar compromiso y control sobre nuestro uso de la
tecnología de manera que examinemos el impacto que está teniendo en
nosotros y nuestras familias.
La tecnología que usamos debería ser una extensión de nuestras
conciencias y la deberíamos utilizar para maximizar nuestras
posibilidades, no disminuirlas. La disponibilidad inmediata de ciertas
tecnologías hace esto difícil, pero nosotros tenemos la libertad de
retroceder, evaluar y reevaluar el rol que va a jugar en nuestras vidas y
deberíamos asegurarnos de que sea un rol constructivo.

Imagen: Sean DuBois en Unsplash

También podría gustarte