El Cine Conquista El Mundo
El Cine Conquista El Mundo
El Cine Conquista El Mundo
EL CINE CONQUISTA EL
MUNDO
Tema:1, Actividad: 4
Jennifer Fatima Silva Meza
Se conoce como Guerra de las Patentes la disputa que tuvo lugar en Estados
Unidos entre 1897 y 1908 por el control del monopolio del cine a nivel internacional.
En el centro de esta lucha se situó el inventor y empresario Thomas Alva Edison,
cuyo kinetoscopio fue presentado en 1891; por tanto, anterior al cinematógrafo de
los hermanos Lumière. El magnate presionó a las autoridades estadounidenses
hasta conseguir que en 1897 se aprobarán severas leyes proteccionistas que
supusieron la retirada a los Lumière de la licencia de explotación de su invento en
suelo americano y la expulsión de sus representantes.
La "contienda" se cerró en 1908 cuando Edison logró tras más de 500 procesos
judiciales ver reconocido el derecho, por su patente del kinetoscopio, a recibir un
canon de otros empresarios por el uso de cámaras, película virgen y proyectores.
Sus grandes competidores decidieron enterrar el hacha de guerra y formaron con él
el primer trust del cine, Motion Picture Patents Company. Sin embargo, hubo autores
y productores independientes que se rebelaron contra este monopolio. Los rebeldes
resolvieron crear una entidad alternativa, General Film Company, y trasladaron sus
estudios a California. Y esa, ni más ni menos, fue la semilla de la que surgiría poco
después, en 1911, la industria de Hollywood.
El objetivo de este trust regido por Edison era el de imponer una disciplina
disciplinaria de monopolio, entiéndase en el anárquico mercado cinematográfico.
El objetivo de este trust regido por Edison era el de imponer una disciplina
disciplinaria de monopolio, entiéndase en el anárquico mercado cinematográfico.
Los productores asociados debían pagar anualmente a Edison un impuesto de
medio centavo por cada pie de película impresionada, cada distribuidor debía
proveerse de una licencia anual que costaba 5.000 dólares y cada exhibidor debía
cotizar dos dólares semanales. Edison se había convertido, de la noche a la
mañana, en el dictador de la industria americana del celuloide.
Los Independientes eran gentes dispuestas a jugarse el tipo para defender sus
negocios de exhibición. Algunos, perseguidos por Edison, tuvieron que abandonar la
batalla y salir disparados hacia Cuba o México. Pero la mayoría plantaron cara al
trust con mil tretas y argucias. Los miembros del trust no eran capaces, por otra
parte, de abastecer la creciente demanda de las salas exhibidoras.
Adolph Zukor (1873-1976), judío húngaro que desembarcó en Nueva York
con tan sólo 40 dólares cosidos al forro del chaleco. Aprendiz de tapicero,
recaudador de un taller de peletería y finalmente peletero, instaló en 1903 su
primera sala de exhibición en Nueva York: será el padre de la Paramount.
Carl Laemmle (1867-1939), judío alemán que desembarco con 50 dólares en
el bolsillo, peón agrícola, empleado en una droguería, corredor de un almacén de
ropas confeccionadas en Wisconsin y a partir de 1906 propietario de un
Nickel-Odeon en Chicago: será el padre de la Universal. Wilhelm Fuchs
(1879-1952).
Judío húngaro, más conocido como William Fox, que fue payaso y regentó
una tintorería antes de dedicarse en 1906 al negocio de exhibición cinematográfica:
es el patriarca de la Fox.
Los hermanos Warner (Harry, Jack, Albert y Sam), judíos polacos,
propietarios de un negocio de reparación de bicicletas en Youngstown (Ohío), en
1903 fundaron una sala de exhibición en Newcastle: son los creadores de la Warner
Bros.
Marcus Loew (1870-1927), hijo de judíos alemanes, fue vendedor de
periódicos a los siete años, corredor de pieles y sastre antes de asociarse con
Adolph Zukor en el negocio de la exhibición. Más tarde creará con el judío polaco
Samuel Goldfish (1884-1974), más conocido como Samuel Goldwyn y antiguo
empleado de una casa de guantes, la famosa Metro-Goldwin- Mayer.
Estos hombres de origen humilde fueron quienes libraron la gran batalla contra el
trust de Edison y al recordar su linaje escribirá Zúñiga que con ellos “el judío
internacional empieza a dar sus pasos cinematográficos”.
El productor que inauguró esta ruta fue el llamado coronel Seligse desplazó a Los
Ángeles para rodar los exteriores de El conde de Montecristo (1907), de Francis
Boggs, al tiempo que se alejaba discretamente del cuartel general de Edison. El
lugar elegido por Selig reunía condiciones óptimas para el rodaje de exteriores:
variedad de paisajes y un cielo luminoso casi todo el año. Además, la proximidad de
la frontera de México ofrecía una protección inmejorable contra la incursión de los
detectives neoyorquinos.
El ejemplo de Selig no tardó en ser imitado por otros productores, que se fueron
cobijando en los suburbios de Los Ángeles, especialmente en uno llamado
Hollywood, antiguo feudo de los indios cahuenga y cherokee.
Bibliografía: