4c Cuadrat J M y Pita MF Climatologia Cap Vi Clima

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 57

Ge09 - 4c

(35 copias)

CLIMATOLOGIA

IOSE M'. CUADRAT • M' FERNANDA PITA

CATEDRA
GEOGRAFfA
O José hI° Cu:idr:ii y \l•. Fernando I›ita
Ediciones Catedra, S. A , 1997
Juan Ignacio Luc:i ‹le Teriii, ly. 28027 Nl:idrid

I S D N : 8-i-37f›-1331-3
Inipreso en Gr:ificas llogar, S A
N:n'JlcJmero fMJdrid)
C nIJLO $

La presion atmosférica y e1 viento


M ‘ FrRNnNDa PHA

La presifin y el viento son dos magnitudes atmosféricas estrechamente relaciona-


das entre si El principal motor que impulsa al aire a moverse es la diferencia de pre-
sifin existente entre los distintos lugaies del planeta, de forma tal que el aire se pone
en movimiento piecisamente para paliar estos desequilibrios de presifin A su vez e1
viento, al desplazai masas de aire desde unos lugaies a otios, genera vacios y ago[pa-
mientos de aire que contribuyen a alterar la distribuciñn de las presiones. Debido a
esta conexifin se suele abordm conjuntamente e1 estudio de ambas magnitudes Aho-
ra bien, la atmfisfera es un fluido y como tal se desplaza en todas direcciones (en ho-
rizontal y en vertical) en iespuesta a los desequilibrios de presion; por eso existe tam-
bién una relacifin muy estrecha entre los movimientos horizontales y vertlcales del
aire.
Por todo ello en este capitulo abordaremos en primer lugar el estudio detallado
de la piesifin atmosférica; a continuacion analizaremos el comportamiento de los
movimientos horizontales de1 aire, del viento y, por ultimo, dedicaiemos un epigra-
fe a los movimientos verticales que se desarrollan en el seno de1 aire Todo ello nos
pondra en disposiciñn de abordar y comprender el comportamiento de la circulacion
general atmosférica, la cuaJ, como tendremos ocasiori de precisar rnas adelante, tiene
un papel fundamental en e1 clima del planeta.
Este papel se concreta, por un lado, en la enorme influencia que ejerce en la disk
tribucion de los distintos tipos climaticos mundiales, los cuales son en gran medida
consecuencia de los movimientos tanto horizontales como verticales que el aiie de
sarrolla en su âmbito. Pero ademas la circulacion atmosfénca ejerce un papel clave en
e1 equilibrio climatico mundial, al redistribuir la energia planetaria desde las
exceden- tarias latitudes bajas a las deficitarias latitudes altas. Sin esta redistribucion
el desequi libno energédco daria lugar a un progresivo calentamiento de las latitudes
bajas y a on erifriamiento de las altas, rompiéndose asi la estabilidad de los climas.
Resulta, pues, fundamental prestar especial atencifin a estos temas relativos al
moviiniento de1 aire.

193
I. PR£SION AI MO SFPKICA

1 1 Goiicryto y itirdicioii de lu yu:sion nlwos/kicu

En términos fisicos la presion se define como ct resultado de una fuerza


ejercida sobre una superficie (P = F/S) A su vez, la fuerza de un cuerpo se define
como e1 pro ducto de su masa por la aceleracion que lo impulsa (F — m a), y
recibe el nombre de peso cuando esta aceleracifin es la aceleiacifin de la gravedad
La atmosfeia terresoe, con sus componentes sfilidos, liquidos y gaseosos, esta do-
tada de una masa y es atrajda hacia la liena por la aceleiacifin de la gi avedad; en con-
secuencia, ejerce una presifin sobre ésta que recibe e1 nombre de «presion atmosféri-
ca» y puede definirse como e1 peso que ejerce la columna de aire sobre la
superficie terrestre.
Lawprimeras evaluaciones de la piesifin ahnosférica se realizaion en e1 siglo xvii
por parte de £orriceIli, e1 cual iitilizo para ello un famoso experimento que Ileva
su nombre. El experimento de Torricelli consiste en la introduccifin de un tubo de
1 m. de longitud lleno de mercurio en un recipiente cargado con la misma sustancia
(véase figura 6.1). Cuando se procede a esta operacisn, el mercurio del tubo
desciende in- troduciéndose en el recipiente, pero este descenso no es total, siendo
precisamente la presifin atmosférica ejercida sobre el meicurio del recipients la que
impide que el del tubo descienda por completo. De este rnodo, la altura alcanzada Flexes 6.1 El experimento de ‘I O1TiCi•1li Li altura alcanzada por el mercurio en el tubo de I orricelli
por e1 mercuno en el tubo refleja y evalua la presifin atmosférica, de forma tal que esta en funcifin de la presifin ejercida por el aire sobre el recipiente que lo contiene Cuando la presion
atmos- férica es giande, el mercurio sube mucho; cuando es reducida, sube muy poco. Fuente: Martin
para fuertes valores de presion la altura del mercurio sera elevada, y viceversa. Vide, Fim-
El expenmento de 'Torricelli permififi la evaliiacifin de la prerifin atmosférica
y constituyo la base de los principales instrumentos de medicifin de esta magnitud:
los baiâmetros de mercurio. Estos insmimentos son muy similares al tubo inicial
de To- rricelli, si bien se han introducido en él algunas pequeñas variaciones para tuviera a 0 °C. Por ultimo, una tercera correccifin altide a1 heclio de que el
solucionar algunos de sus inconvenientes. El principal de éstos radica en que para mercurio no pesa igual en todas partes dado que la fuerza de la gravedad varia
medir la altu- ra del mercurio en la columna hay que paitir de un nivel 0, que es el
con la latitud. Para ello se corrigen las lecturas hasta hacerlas equivalentes a la
nivel del mer- curio en la cubeta Ahora bien, al subir o bajar el mercurio en el
situacifin de la grave- dad que existe al nivel del mar y a una latitud de 45°.
tubo, sale o entra li- quido de la cubeta, con lo cual varia el nivel y se modifica
En la actualidad existen también otro tipo de barñmetros: los barñmetros anae-
contmuamente la posicifin del 0. Para solucionar este problema se ha ideado el
roides, los cuales se fundamentan en el aplastamiento que expeiirnenta una
barfimetro de Fortin, que sustitu- ye el fondo de la cubeta por una gainuza que se
capsule
puede subir o bajar hasta que la su- perhcie de mercurio toca en una punta de
metâlica en cuyo interior se ha hecho e1 vacio, en funcion de la presifin atmosférica
marfil que corresponds al 0 de la escala. Otra solucifin es la ofrecida por los
Tales barñmetros, cuando se conectan a una banda de papel continuo que va
baifimetros de cubeta fija o de escala compensa- da, en los cuales el mercurio de
giran- do y recoge las variaciones de la presifin, constituyen los baifigrafos
la cubeta no debe ser ajustado, ya que la escala gra- duada en el barometro ha sido El experimento de 'forricelli, ademas de conseguir evaluar la presion atmosférica,
trazada de tal forma que compensa los cainbios de ni- vel de[ mercurio de la determinfi que esta evaluacifin se realizara en mm de mercuno, con lo cual a
cubeta. pamr de entonces la presiñn comenzfi a expresaise en unidades de longitud. En la
En cualquier caso, ninguna de las modificaciones realizadas sobre el experimento actuali- dad esta unidad va siendo progresivamente desteriada y sustituida por nuevas
inicial consigue evitar algunos erroies en la medicifin de la presifin, Nos cua]es unida- des especificas de la presifin tales como el milibar (mb) o el hectopascal
habrân de corregirse antes de dar su lectura como definitiva. Estos errores son
(HPa)
esencialmente de tres tipos: en primer lugar, snores de medicifin ligados a la Un mb es equivalente a 1 000 banas, definiéndose la baria como la preslon ejer-
construccion de los aparatos y entre los cuales destacan los derivados de la existencia
cida por la fuerza de una dina sobre una superficie de 1 cm2. En consecuencia:
de cierta capilaridad en e1 tubo por muy ancho que éste sea En segundo lugar, hay
que tener en cuenta que la columna de mercurio se dilata poi el calor, lo cual ! mb = 1,000 barias = 1.000 dinas/cm’
altera la evaluacifin de la presion. Para evitarlo hay que reducir la lectura a la que
marcaria el barfimeoo st es-
Por su pane, ct HPa es equivalente a 100 pascales, definiéiidose el pascal (Ea)
como la piesifin ejercida por una fuerza de 1 newton sobre una superficie de 1 m'
194
195
— La temperature disminuye 0,b5 °C por cada 100 m de clevaciñn en la troposfera, sien do
constan- te en la esntosfera
— ka densidad del wire es constante para todos los puntos situados a la misma altitud
1 Pa = 1 Nw/m’ = 105 dinas/10" cm’ = 10 barias;
1 rnb = 100 Pa == 1 HPa

Es decir, los milibares y los hectopascales son unidades equivalentes y pueden uti
lizarse indistintamente, si bien en la actualidad tiende a imponerse cada vez mas e1
hectopascal
En coridiciones normales, a nivel del mai y a una latitud de 45°', la presifin at-
mosférica se evalua en 760 mm de Hg, equivalentes a 1.013,2 mb o HPa (véase ane-
xo I al capitulo 6), consideiândose estos valores coino los expresivos de la «presifin
normal». Sin embargo, estos valores solo se registran en momentos y lugares muy
con- cietos, dado que la piesifin atmosférica se car acteiiza precisamente por
experimentar grandes variaciones espaciales, tanto en la dimensifin vertical como en
[a horizontal.

2 Van iciân z'ertical de lapresiâii iliiiosféi'ic i

Dado que la presifin atmosférica en un punto mide el peso de la columna de


aire en ese punto, es lñgico deducir que ésta debe disminuir con la altura En la
superficie tenestre es toda la columna de aire la que est* ejerciendo la presifin; a
medida que nos elevamos en altura, la columna de aire va siendo
progresivamente menor y su peso también es inferior:
Pero este proceso de disminucion de la presifin con la altura no es un proceso
li- neal. La masa atrnosférica es atraida por la fuerza de la gravedad hacia las
pioximida- des de la superficie terrestre; por otro lado, las capas bajas de la
atmfisfera tienden a comprimirse por el peso de las capas superiores que descansan
sobre ellas E1 resulta- do es que la mayor pane de la masa atmosférica se
concentra en sus capas inferiores, en las cuales la densidad del aile es muy
elevada, en tanto que ésta disminuye cuan- do ascendemos en altura (véase figura
6 2)
Ello determina que la disminucifiri de la presifin con la altura sea muy brusca
en las capas bajas de la atmfisfeia y vaya liaciéndose mds suave y gradual a medida
que ascendemos hacia los niveles mas altos. Err consecuencia, la curva que dibuja
las re- laciones existentes entre la presion y la altura presenta una disminucifin
exponencial (véase figura 6.3), en la cual conviene destacar el hecho de que
aptoximadamente la mitad del peso de toda la columna de aire (505 mb) se
concentra solo en los prime- ios 5 500 m de altura (véase anexo II al capitulo 6)
No obstante, hay que reseñar que esta configuracifin de las presiones no refleja las
situaciones atmosféricas reales que se van produciendo a lo largo de los
sucesivos dras, sino las condiciones existentes en la utmâsfera i/uiir/drd2. En la
atmfisfera real las

Se especifjca una lafitud concrete porque la aceleraciñn de la gmvedad varia ligemmente con la lafitud
2 La iittiiosfcra slyiiJurd es una atmosfera tipo, ampliarnente utiiizada por los meteorñlogos, y que
se define por los siguientes rasgos:
— La temperature y la presifin son uniformed at nivel del mar, con valores constantes de 15 ‘C
y 1 0I3,J ]3Pa, respectivamente

1 1
variaciones de la piesion con la altura no son rigidas ni fijas, sino cambiantes, siendo
uno de los factores determinantes de ese cambio la temperatura del aire, de forma tal
que la disminucifin de la presifin con la altura es mas brusca en e1 aire trio y mas sua-
ve en el aire calido La razfin de este fenfimeno estriba en e1 caracter gaseoso de la at-
mfisfera, e1 cual determina que e1 aire atmosférico se ajuste a la ecuacifin de estado de
los gases. Con aiTeglo a esta ecuacion, la presifin, el volumen y la temperatura de un
gas (los par*metros definitorios de su estado) no son independientes, sino que estan
ligados pot medio de la expiesifin:

P V- m R T

donde:
P es la presifin del gas en pascales,
V es el volumen expresado en m',
in es la masa del gas en kg,
R es una constante especlfica para cada gas y
I' es la temperatura del gas expresada en grados Kelvin

Si pasamos el volumen al segundo téimino de la ecuacifin y teniendo en cuenta


que la masa de un gas dividida pot su volumen es igual a su densidad (p), la ecuacifin
de estado puede escnbuse tainbién bajo la forma

P= p R I

Por ultimo, y dado que R es una constante, las ecuaciones anteriores pueden
transcribirse también bajo la forma

P V- T0

P- T p

atribuyéndose at simbolo - e1 significado de «es proporcional».


Asl pues, la ecuacifin de estado de un gas, en este caso el aue, establece que la pre-
sifin debe ser proportional al producto de la tempetatuia pot la densidad, siendo las
tres variables interdependientes.
Partiendo de estos supuestos, veamos qué sucede con una columna de aire cuan-
do se ve sometida a un proceso de calentamiento o de enfriamiento. Imaginemos
para ello dos columnar de aire atmosférico A y B con valores idénticos de presifin,
temperatura y densidad (véase figura 6.4), Si sometemos la columna A a un proceso

— Las superficies isobaras y las superficies isotermas son paralelas a la superficle media del mar
— La tropopausa se sinia en un nivel fijo de 11 km y presents una presion de 225 hPa, y una tempe
ratura de -36,5 ”C.
Se tmta de una atmfisfera con un estado idea de equilibrio estztico, en la cual todos los puntos de un
mismo njvel tendriaii la misma presifin, la misma temperaturn y la misma densidad. En realidad, es el es-
tado at cual tiende la atmfisfera real, si bien los continuos aportes de energia que le llegan a través dcl Vol
ie impiden zlcanzazlo {Medina, 1976, gag 33)

1 1
de enfriainiento y supuesto que su presion permanezca constants, esta columna
de- bera aumentar su densidad; para ello, y dado que la masa no debe cambiar, lo
que hace es compnmirse y reducu' su volumes, pasando al estado representado en
Molé cul os de oire la co lumna A’.

Super ficie lerresfre

NiGutoi 6 2. Disminucion de la densidad del aire con la altuni ii fuerz.a de la gravedad atrae a las molécu
las de airt• hacia las capas bajas de la atrnosfera de £orma tal que en estas capas la densidad del aire es
muy grande, en tanto que va disminuyendo a medida que ascendemos en almia

)0

20 A A’ : Eniriomienlo

B —h• B‘ : Calentamienlo

30 ¥ : Moléculos de aire

Flcum 6 4 Variaciones de la presifin atmosférica asociadas a procesot de enfriamiento y calentamiento


Cuando una column a de ure se ve sometida a un proceso de enfriamiento (A A') aumenta su densidad,
J0 2H ocumendo todo lo contnrio en el caso del calentamiento (B —+ B’) Adamas y por lo mismo, en el aire
trio la vanacion de la presidn con la altura es md acusada que en el aire calido (véase la diferencia de
presiñn en- tre H y H’ en A' y en B’) Por ultimo, hay que desucar que en las capas altas de la annosfera la
presiñn es m*s alta en el aire câlido (H’ en B') que en el aire trio (H‘ en A’)
50
kg/cm*

A uno diferencia de presion A conslonte,


La columna B se ve somedda, por el contralto, a un proceso de calentamiento.
corresponde uno diferencia de olfuro cons- A uno diferencio de presion A En este caso, y supuesta tambiin una constancia en la presion, la densidad del aire de-
constonle, bera disminuir, para lo cual la columna se expansionara aumentando su volumen y
corresponde una diferericJo de que
fonfe, que see el nivel coosi- elevorse el rjivel considetodo
derodo pasando al estado representado en B’.
La primera conclusifin que podemos exoaer de estos procesos es que, a presifin
FtGUm 6 3. Disminuciñn de la presiñn atmosfcrica con la altura En un fluido como el agm la densidad
constants, e1 aire es tanto mas denso cuanto mas trio y tanto mas ligero cuanto mls
es constants independientemente de la altura considerada y, en consecuencia, la disminucion de la
presifin con la altura es lineal, En el aire, sin embargo, la densidad es mas grande en las capas bajas que en câlido.
las altas y la disminucifin de la presifin con la aJtura es exponential Fuente: Eiclienberger, M icoralo fy La segunda conclusiñn es que, efectivamente y como anunciabamos hace un mo-
para ‹i-uia- form , Mgdrid, £arznin£o, l98‘7, pâg 42
1 1
mento, la variacion de la piesion con la altura es mucho mas acusada en e1 aire frio

1 1
(denso) que en el aire câlido (ligero) Para verificar esta afirmacifin basta con Retomemos la imagen de dos columnas de aire con idéntico estado y que se
compro- bar en la figura 6.4 cfimo al ascender una altura idéntica en las columnar ven sometidas en un caso a un proceso de calentamiento y en e1 otro a un proceso
A’ y B’ y si- tuamos en e1 nivel H sobre ambas, la disminucifin del peso de la de en- friamiento (véase figura 6 5) la columna enfriada se comprime en tanto que
columna de aire ha sido mucho mas brusca en A’ que en B’. la calen- tada se expansiona, de forma ta1 que en la prifnera (A’) los 500 hPa de
La tercera conclusion que podemos extraer, y que se denva de las dos anteriores, presifin se si- tuan a un nivel mas bajo que en la segunda (B’) llamando H al nivel
es que st nos elevamos suficientemente en altura sobie las dos columnas y medimos en que A’ all canza los 500 hPa, podemos comprobar que a ese nivel en B’ hay
la presifin en ambas para un mismo nivel, ésta es mas alta en el aire calido que en una presifin superior a 500 hPa (no olvidemos que la presiñn disminuye con la
el aire trio; de ahi que cl aire calido genere zonas de alta presion en altura y e1 aire altura y que en B’ los 500 hPa se sitiian por encima de H) Asi pues, en el nivel H
trio zonas de baja presifin^. la presifin es mas alta en B’ que en A’. Esta diferencia de presifin determina la
Con respecto a esta conclusifin conviene aclarai algunos aspectos que podrian pa- existencia en ese nivel de un movimiento de aire dirigido desde B’, donde la presion
iecer en principio contradictonos. En primer lugar, podria resultar par adojico que el es alta, hacia A’, donde la pre- sion es menor, lo que provoca un aumento de |a
aire câlido, supuestainente menos denso, genere altas presiones en altura, en tanto piesifin en la base de la columna A’ y una disininucifin en la de la columna B’.
que el aire trio, mas denso, geneie bajas presiones. La paradoja no es tal; basta con re- E1 resultado final es la configuracifin de una alta presifin en la base de la
coidar que la asociacion entre aire denso alta ptesiñ n y aire li6ero baja presifin solo columna enfriada y iina baja presion en la de la co- lumna recalentada.
se
produce a igualdad de temperatura, pero una vez que las temperaturas son diferentes
la asociacifin no tiene por qué verificarse. En nuestro caso las columnas A’ y B’ no
tie- nen la misma temperatura; de ahi que pueda concluirse que en el nivel H la l0 km
presifin sea mas alta en B’ que en A’ (véase figura 6 4).
También conviene insistir en el hecho de que la asociacifin aiie trio-aiie denso
y aire calido-aire ligero solo se produce a igualdad de presiones; por eso esta — 50c rub -o
relacifin solo se aplica para los mismos niveles atmosféricos y no para niveles
— 500 mbH-
diferentes. Ello nos permite entender, por ejemplo, que dentro de una columna de t°
aire las capas su- periores estén mas frias que las inferioies y, sin embargo, sean
menos densas que és- tas; la iazñn es que la presifin no es la misma en ambos B’
niveles. Pot eso, cuando se habla de altas o bajas presiones y se realizan
comparaciones entre ellas, se hace refe-
rencia siempre a un mismo nivel atmosférico: el nivel superficial, cl de 1.000 m, de 000 mb 100o nb 1000 mb ! 000 1004 mb 996 mb
altura, el de 5.000 m, etcétera. mb
todo ello nos peimite concluir sin riesgo de contradiccifin que la vanaciñn de la
presion con la altura responds a los siguientes caiacteres: De modo general, la presifin
atmosférica disminuye con la altura, siendo esta disminucifin exponencial y no lineal. como minimo
No obstante, esta disminucion depends de la temperatura del aire, siendo mas
inten- sa en el aire trio y mas suave en cl aire calido, de forma tal que en las capas
altas de la atmfisfera el aire câlido genera presiones mas altas que el aire trio.

1 3 Vuriaciâii horizontal de lv presiâii utiiiosfcrica

Las vanaciones de la presifin en horizontal, aunque no son tan marcadas como


en la vertical, también son relevantes y tienen consecuencias fundamentales para
el moviiniento del aire. Estas variaciones se deben esencialmente a dos tipos de
meca- nismos: termicos y dinâmicos. Los mecanismos térmicos determinan que
en las ca- pas de aire inmediatas a la superficie terrestre los procesos de
calentamiento se acom- paiien de bajadas de presifin y los procesos de enfriamiento
de subidas, justo a1 con- tralto de lo que sucedia en las capas altas de la atmfisfera.

" La alrura depends de las situaciones, pero tales altas suelen situarse per encima de 1 km del suelo

2 2
Ficuiu 6 5 Variacifin de la presiñn superficial en funcion de la temperature del aire Cuando una colum
na de aire se enfria, se comprise (A A’), y cuando la columna se calienta, se expansions (B —+ B') El resultado es que en
las capas altas de la atmfisfera (H) la presion es mas alta sobre el aire cfilido (B’) que so bre el (Rio (A‘) Como consecuencia
de ello en ese nivel se produces ftujos de fire que van de B’ a A’ ha- ciendo que en superficie la preside aumente en A’ (la
colurnr+a £ria) y disminuya en B’ (ia columna calien- ta) Fuente: Ahrens, Mctcaralagf /or/ 9' An iytraJiictiay ta swi/J/cr
r/J»nfc slid // c r»viron iic»/ Minnesota, West Publishing Co , 1982, pag 36

Por eso, en ausencia de otros mecanismos, la presion atrnosférica en superficie es


mas alta en e1 aire hlo y m3s baja en e1 aire câlido
Pero tambien los mecanismos dinâmicos, los mecanismos asociados al movi- miento del aire,
contribuyen a configurar variaciones horizontales de la presifin, dado que estos movimientos pueden
conducir a agolpamientos de aiie en ciertos puntos (éstos aumentarian su presion) o a vacios de aire
en otros (que verian disminuir su presifin). El resultado de todo ello es que la distnbucifin
horizontal de las presiones en los distintos niveles de la atmosfera no es nunca homogénea, suio
que dibuja zo- nas de altas y bajas presiones de gran trascendencia en climatologia.
Para el analisis de estas distribuciones barométncas se acude a su representacifin
grâfica en algunos niveles 6eleccionados como especialmente significativos. A su vez, la
consideracifin conjunta de las distribuciones enconoadas en estos distintos niveles

2 2
nos permits obtenei una idea muy aproximada del estado de la presifin en todo el vo-
lumen atmosférico, lo que se conoce como el «campo de presiones». Lfi
camente, un nivel con significacifin muy especial es e1 nivel superficial, el nivel del
mar, y los mapas que representan la distribucion de la presion en este nivel se
denominan «ma- pas de superficie» Los restantes niveles atmosféncos dan lugar a los
denominados ge- néncamente como «mapas de altura» 9Z9
A Lot ›iuipas d‹ uiyerficie —La representacion grifica de la distnbucifin de las 110o m
Nival dcl mor
pie- siones aI nivel del mar se realiza mediante el trazado de mapas de isobaras a ese
nivel. El piocedimiento de trazado consists en la medicion de la presiñn
superficial en los disnntos observatorios de la red y en la unifin mediante lineas de Diogromo(o)
todos aquellos pun- tos que registran un mismo valor
El proceso exige la medicifin de la presion en todos los puntos al mismo nivel at- j
+dp mb
i
+30 mb
I
+110 rub +0 mb
mosLenco, el nivel del mar, pero dado que esto es imposible porque los observatorios
se encuenoan a distintas altitudes, lo que se hace es calculai; para cada punto y en
funcifin de sus valoies medidos de piesifin, el valor coriespondiente que deberia
lia- ber si ese punto estuviese situado a1 nivel del mar Esta opeiacifin se conoce
con el nombre de «reduccifin» de la piesifin al nivel del mar y consiste en añadir a la
presiñn leida en el barñmetro la piesifin suplementaria ejeicida por una columna
de aire de espesor equivalente a la altitud del lugar (véase figura 6.6). • ] 0] 2 mb • 1009 mb • I 00d mb • 4000 mb p
Para e1 câlculo se utiliza la ffirmula de Laplace, segñn la cual: A 8 C D

h
log o'
+ log
p Diogromo|b)
+‹
18 400 1 + 0,00367 ’y

donde: conduce a Nos mis- mos tipos de configuraciones isobâricas, las cuales tienden a
p0 es la piesifin reducida a1 nivel del mar en hra, repetirse de unos mapas a otros (véase figuia 6.7). Entre estas configuraciones
p es la presifin atmosférica regisoada en el lugar en hPa, mas usua]es destacan:
h es la altitud del lugar en m,
q es la temperatura calculada al nivel del mai en °C
y t es la temperatura registrada en el lugar en °C.
Como puede apreciarse en la ffirmula, la reducciñn se iealiza teniendo en
cuenta la temperatura media de la capa de aire que se supone que existe por
debajo de la es- tacifin, calcnlândose esta temperature media a partii de la
temperatura iegistiada en e1 observatorio (t) y suponiendo la existencia de un
gradiente termico serticH normal, el cual se utiliza para calculai Lfigicamente,
estas suposiciones introduces un mar- gen de error en el procedimiento, el cual es
tanto mayoi cuanto mâs elevada sea la altitud del observatorio. Por ello la
reduccifin de la presifin no se suele realizar nun- ca para estaciones de montaiia
ni, en general, para los puntos situados poi encima de los 500-600 m de altura,
prescindiéndose de los valores regisfiados en estos obser- vatorios para e1 trazado de
Nos mapas.
Una vez que se han cartografiado los valores de presifin en los distintos
puntos, se piocede al trazado de las isobaras a intervalos regulares, mtervalos que en
unos ca- sos son de 4 en 4 hPa (es el caso del lnstituto Nacional de Meteorologia
español) y en otros de 5 en 5 hPa. En ambos casos e1 resultado es similar y
2 2
Diagroma (a): Cuofro observolorjos (A, B, C, D) con dislintas a|liludes y distinlos volorei de presifin
Diagrams {b}: Lo presion ol nivel de] mor de Nos cualro observaforios Diagramo
(c): Mapo de iso6oras a| niyel del

Ficuu 6 6 Lz reduccion de la presifin al nivel del mar. Para realizar los mapas de presiñn atmosférica en
superficie y obtencr resultados homogeneos en todos los observatorios se deben eliminar los elector que la
altura ejerce sobre la presion Dado que Ia presion atrnosférica disminuye con la altura, a los valores de
presiñn obtenidos en los observatorios de montaiia hay que aiiadirles un valor suplementario para hacer- los
equivalentes a los obtenidos al nivel del mar Fuente: Ahrens, Metiarology tab i . iii introduction to wza- il: r,
‹liiiiui‹ nM the mires i›ic«/, Minnesota, West Publishing Co., 1982, pag 261

2 2
ra), uniendo luego mediante lineas los puntos que consignan una misma altura Asi
1008x o)amb pues, lo que se caitografia es la topografia de una superficie isobara, es decir, los des-
dovot 1020 mb niveles de altura iegistrados en una superficie en la cual reina una misma presion Por
eso estas lineas no ieciben e1 nombre de isobaras, sino el de isohipsas, porque en rea-
desfilodero lidad son lineas que unen puntos de igual altura, son curvas de nivel similares a las
1008 =b utilizadas para la representacion del relieve en un mapa topografico, si bien en este
lUOd mb caso lo que se representa no es el relieve de la superficie teiTestre, sino el de una de-
)000 terminada superficie isobara Por eso tainbién las unidades utilizadas en estos mapas
no son milibares, sino metros.
,of‘* 012 b En iealidad hay que precisar que los mapas de altura no cartografian exactamen-
anIicic!on te la altura en metros sobre e1 nivel del mar a la que se encuenoan las disnntas super-

(relotiyoj 1008 mb ficies isobaras; lo que cartografian es la altura geopotencial a la que éstas se encuen-
col|odo I00d tran, expresada en metros geopotenciales, y aunque la altura geomédica y la altura
l 000 0fTfO DO geopotencial no difieren apenas cuantitativamente, si existen importantes diferencias
boroméfrico conceptuales entre ellas
101 + +b 1020
Para comprender el concepto de altura geopotencial hay que apelar a la propia
nocifin de geopotenciaJ, y antes de ello conviene recordar algunos conceptos relati-
and puenle
1016 nb1016 +b vos a la energia contenida en un cuerpo.
20 bor rasco
(relolivo) Pot definicifin, la energia de un cuerpo es su capacidad para desarrollar un traba-
jo y, en ese sentido, la cantidad total de energia almacenada en un objeto (su energia
onticic On
intema) determina la cantidad de trabajo que ese objeto puede realizar En tanto esa
energia no se pone en funcionamiento para la realizacion del trabaJo constituye
hIGURri 6 7. Configuraciones isobaricas a1 nivel del mar. Los mapas de presiones al nlvel del mar presentan solo lo que se denomina energia potencial porque, en efecto, es solo un potencial que
configuraciones isob*ricas que tienden a repetirse con bastante frecuencia Los ansciclones y las depresio en un momento determinado puede ponerse en movimiento.
ries son algunos de estas con£guraciones mas caractensticas. Fuente: Martin Vide, Fiaul‹iiiietitos d‹ cliiiuilo- 'Todos los cuerpos, en funcifin de su posicifin en la Tierra, poseen una energia
lain u›/aJ//ira, Madrid, Sintesis, 1991, p3g 134 po- tencial gravitacional o energia geopotencial, porque su mera posicifin les otorga
un potencial importante de realizacion de tiabajo. Para compiender esta idea basta
a) Los uiticicloiies o elm, definidas como zonas de alta piesifin 1 013 hPa), con imaginar la energia potencial que contiene un embalse; si la presa se rompe, el
en tomo a las cuales las isobaras se cierran en circiilos y en los que la presifin agua almacenada generaria un enorme trabajo desmictivo solmente en virtud de su
aumenta de la periferia aI centro. Aparecen marcados con una A en los mapas posi- cifin, siendo este trabajo tanto mayor cuanto mayor fuera la masa de agua
españoles y con una H en los anglosajones almacena- da y cuanto mas elevada fuera la ubicacifin de la piesa
b) Las depresiones, hortascas o h iJ u, que son zonas de baja presifin (< 1.013 mb) en En el seno de1 atre, y por las mismas razones, cada volnmen de aire contiene una
tomo a las cuales 1 zs isobaras se cierran en circulo, disminuyendo la presion de la pm energia geopotencial en virtud de su posicifin. Esta energia es mayor en el aire supe-
riferia al cenoo. Aparecen marcados con una B en los mapas espaiioles y con una L rior que en ed aiie en contacto con la superficie terrestre, siendo esto asi porque el
en los anglosajones. aire superior tiene ct potencial de descended y calentarse a través de una capa mas
c) Las doisales, critics, lomas o ‹:reits, que son apñfisis que prolongan un andciclfin. espesa de atmñsfera.
d) Los iNzrg, z'rilles. ouguiJas, senos o iiircos, que prolongan una depresifin. Pues bien, se entiende por geopotencial «la energia potencial que posee nn cuer-
e) Los ciiellos o collndos, que son regiones situadas enfie dos depresiones o po en vimid de hallarse en e1 campo de giavitacifin teiTeSOe, referido a un nivel
valles, por una parte, y dos anticiclones o dorsales, por otra. arbi Oario o cero, que se toma correspondiendo al nive[ medio del mai:
f) Los paiituiios h irométricos, que se definen como zonas del mapa en las que Numéricamente es igual al trabajo que habria que realizar contra la gravedad para
las presiones, prfiximas al nivel normal, estan mal oiganizadas y con isobaras muy elevar la unidad de masa desde e[ nivel medio del mar hasta la cota en la que esta
sepa- radas entie si. situada la masa» (Can tada de Alemany, 1986).
En consecuencia, e1 geopotencial vendiia dado por la expresifin:
B. Los mapas d u///‹rn.—Para la iepresentacifin de las piesiones en los itiveles
altos de la atmfisfera se utiliza un procedimiento inverso al anterior, pero que en
ultimo término arroja los mismos resultados. En estos niveles no se cartografian
los valores de presifiii registrados a una altura fija, sino que en cada observatorio es decir, la integral, desde el nivel del mar hasta la altura z, del producto de la acelera-
se marca la al- tura sobre el nivel del mar en la que se situa una presifin fija (800 hPa, cifin de la gravedad (Q por la altura (zj, expresandose en julios/kg.
500 hPa, etcéte
2 2
Si la fuerza de la gravedad fuera idéntica para todos los lugares del planeta, la ‘ Altura (m}
energJa geopotencial serta idéntica para todos los puntos de una misma superficie de
nivel: 1.000 m, 2.000 m, etc. Sin embargo, la aceleracion de la avedad varia con la
latitud, de forma ta] que una superficie geométrica no es al misrno tiempo una super-
ficie equigeopotencial
' 500 hPo *
Desde un punto de vista dinamico y para los fines del anâlisis meteorologico, e1 — 5600 m
geopotencial es una mejor medida de la altura del aire que la altura geométrica y ello
es asi porque cuando e1 aire se desplaza sobte una misma superficie geométrica gene-
ralmente pierde o gana energia, mientras que esto no sucede cuando los desplaza-
mientos tienen lugar sobie una superficie equigeopotencial
Para reflejai este hecho se ha creado el metro geopotencial (mgp) como unidad de > 500 hPa — 5560 m
altura geopotencial, siendo la relacion ence la altura geopotencial (Z) y la altura geo-
métrica (z).-

Z= (g z) / 9,8
* 500 hPo '
— 5500 m
Dado qtie la aceleracion de la gravedad (gi es siempre muy cercana a 9,8
m/set, los metros geopotenciales y los geométricos son casi coincidentes, aunque
en reali- dad sñlo son estrictamente coincidentes en la banda latitudinal en la cual
la acelera- ciñn de la gravedad es exactamente de 9,8 De todos modos, en
cualquier punto del planeta las diferencias son tan rediicidas que pueden hacerse 0m
coincidir los metros geo- potenciales con los geométricos sin que de ello se deriven A B
grandes enores Por eso en la mayoria de los casos para aludir a las unidades de
estos mapas se recune indistin- tamente a metros o a metros geopotenciales. A: Bojo presifin B: Presion normal C: Alto presion
Pero, en uno y otro caso, lo impoitante es resaltar que el trazado de estos
mapas
lo que refleja con toda fidelidad es la distribucifin de las presiones en los distintos ni- las que aparecen consignadas en el cuadro 6.1, obteniéndose a partir de ellas una
veles atmosféricos. imagen
Imaginemos, por ejemplo, que estamos trazando la topografia de la superficie
de 500 hra, para to cual vamos a consignar en cada observatorio la altura a la cual se
localiza este valor de presifin. Como ya sabemos, la presifin disminuye con la
altura y con un gradiente vertical tal que, en condiciones normales, los 500 hPa se
alcanzan a una altura de 5 560 m (véase anexo II al capitulo 6). Al trazar nuestro
mapa nos en- contraremos con que, efectivamente, en algunos puntos los 500 hPa
se localizaran a 5 560 m; en esos lugaies dñemos que reina una presifin normal en
ese nivel atmos- férico. Sin embargo, habra puntos en los cuales los 500 hPa
apaiecerân por encima de 5 560 m y otros en los que apaieceian por debajo de
esta altura; en e1 primer caso los puntos registraran una alta presifin y en el
segundo una baja piesifin.
La columna B de la figura 6.8 ejemplifica e1 caso coriespondiente a una
presion normal. En la columna C hemos situado los 500 hPa a 5 600 m de altura;
ello impli- ca que en dicha columna al nivel de 5 560 m de altura existe una
presifin superior a 500 hPa, existe una alta presifin. Por ñltimo, la columna A, en
la cual los 500 hPa se sit6an a 5.500 m, registra una baja presifin, puesto que a 5
560 m consignar3 una presiñn superior a 500 hPa,
Por eso, en iiltimo término, las topografias de las distintas superficies isobaras
nos informan acerca de la configuracion de la presifin en los niveles altos de la at-
mfisfera.
Las topogiafias que suelen realizarse cada dia con fines meteorolñgicos son

2 2
Ficuo 6 8. La preside atmosférica en la topografia de 500 hPa La columna B, en la cual los 500 hPa se lo
calizan a 5 560 m de altura, regisba una presifin normal en las capas Ritas de la atmfisfera. En la columna
A reina una baja presiñn dado que en ella a 5 560 m de almra la presifin es interior a 500 liPa Pot el con-
trano, la columna C presents alta presion dado que en ella hay mas de 500 hPa a 5 560 m de altura

bastante fidedigna del comportamiento de la presifin en todo e1 espesor de la atmfis-


fera. Hay dos de ellas que resultan especialmente utiles: la topo afia de la
superficie isobara de 500 hPa, que divide a la atmosfera en dos partes iguales, y la
topografia de la stiperficie de 300 hPa, que suele coincidir con el nivel de la
tropopausa en las lati- tudes medias.

Gumzo 6 1
Mapus de ahiira ttiâs trembles cii Meteorologiii

Superficies isobaras #turasobr«1ruve1d<tmv Intervalo de las iiohipsss


cncondionesnownaes

850 1.440 80
'700 3 000 80
500 5 560 60
300 9 200 60
200 11.760 160
100 16 240 140

2 2
La elaboracién dc estos map*s conduce* unas configuraciones similtrcs a las
cn- contradas en los mapas dc superñcic (vé*se figura 6.9), con anécicloncs,
depicsioncs, docsdcs y talvegs, si bien en los niveles altos de la *unésfcra las
distzibucioncs dc la prcsién suelcn ser mcnos complejas y mas esquem4écas que
en superficie

8oo hee

Ficuxx 6 IO La aondsfem en equilibria estitico En una aunésFera en equilibria cszazico no existcn van*-
ciones horizoniJcs dc la p‹esién de forma taT que en clla I*s suprrficies isobaras son honzontalcs

carccczia dc senédo, y supone, ademâ s, que en esa lzipotééca aon6sfcra las supcrñ cics
isobaras s+
h 6 9 Mapa de Ta supzAcie Ham dc 500 h '* Eo este mapa, eTabomdo pop cT Insétuto Naciond p!*noshonzonWcs(vcue5gum6.10)
d< Metcou›lo$la, sc rcpmrnm In disttibucion de Ta presion <n las ccpas ales dc la *tm f‹n a o•v6 dv
la JNm Jcanzada en toe distintos Iu$azes par I* superfici* isobara de 500 hPa En fi apareccn. como en
los m*pu dc supc/fici<, Jtas, baru, vaguadu, c‹estxs, etc Ademis, en o•zo discontinuo, apazecen
rcp‹ocnia- dos tambiin las isotermu * fio dc conoccr <I componamicnto dc lzs tcmgcnnvas en drum
Fucntc: INM

1.4. fiImiiij›a dr/wsioccs d«la atinâf<ra

E conocimiento combinado de las variacionts hotizontales y veiticaies de la


pm sion nos ptnnite conocet el campo de prcsiones en la aonosfera, el cual se
define como cl conjunto dc todos los vdores dcanzados par la prcsién en cl seno
de la at- mosfern en un instants dado. Natumlmente, el conocimiento cxhaustivo de
todos es- tos valores en todo el volumcn atmosfirico es iniposible, pero la
disposicion adopn- da par las principles superficics isobaras nos permits obtcncr
una imagcn muy aprs
Err el caso hipotttico de que la atmésftta fuera un fluido en teposo, tel como
un recipients lleno de agua, cualquier plano horizontal dentro de ella englobaria
puntos con idéntica presién. Ello supone que no habria vaziaéoncs hozizontalcs d*
la prc- si6n, con Io cuJ cl aazado dc mapas dc isobaras para una supcrfjcie Fsja
2 2
Un fluido umejante gozn ademâs de la parficularidad de que en tl las
temperatu- ras y las dcnsidadcs son también constantcs ptra un mismo nivel, con
to cud las su- pcr£scies isobaras, adcm4s dc ser horizontalcs, coznciden con las
supcrficics isotcmias y las superficics isopicnicas (superñ ctes donde todos los puntos
prescntan la misma densidad). Tal fluido se dice que esti en equilibrio estitico y,
efectivamente, el fluido contcnldo en un recipients, sl no se ie somctc a
movimicntos ru a cambios dc t<m-

No scria imposible que la aauésfcca, un fluido m4s, aJcanzaza este equilibrio


(en oalidad txiste en ella una tendencia constante hacia cl), pero los apoites
primanen- tes de enetgia que tecibe y los desequilibrios energcdcos que
confinuamente se crean en su interior le impiden alcanzarlo. De hecho, las
variaciones horitontales de la pre- si6n para un nivel fijo, el superfi‹nal u ono, son
un fenfimeno cotidiano, con lo cual en la atniosfera real lai superficies isobaras no
suelen Arr nunca planas, sino curvas, presentando amplias ondulaciones.
Estas ondulaciones cambian de sentido cuando nos situamos sobte un anticiclon
o sob‹• vna 6<p‹esién (vñ ue figuca 6.1 I). Sobce un anéciclén las supcrficics
isobu•s p ntan fomia de campana, en tanto que sobre una depresion apaiecen
confotman- do embudos, y en ambos casos las isobaras no son sino las
intetsecciones entfe las su- pcrficies isobans y la tetrestte.
Pero esms superficies isobaras no prcscntan sicmprc la misma pendicntc, dcpen-
dicndo ésta dc la tempcra«ua d•l «inc, dc Roma td que el campo de presioncs y su
variacion con la altun dependerin de que nos encontiemos ante andciclones o
d> prcsioncs cahdos o Rios. Surgcn asi cuatro posibilidadcs difcrcntes (v€asc figura 6.
t2).

2 2
Linea24 Pa
Lineo e 1020 hPa tineo isoboro de 1016 hPo
Superficie ferrestre
Anliciclon

S»perficie iso6oro de 1008 6rp


b)

)0l6 hPo

’"°° I0i2 '0

9,P = Ascefldenle de presifin


9,T = Ascendente de lemperoturo
Super[jcie terresfre
FiGuM 6 12. Estructura de los anticiclones y ias depresiones trios y c lidos En las borrascas frias y los an-
Depresion
ticiclones calidos el gradients de presion y el de temperature apuntan en la misma direction. En estos ca-
sos la pendiente de las superficies isobams se manuene idéntica en toda Ia extension de la troposfera y es
solo en la escratosfera (por encirna dc la tropopausa) cuando se alcanza el meet de no divergencia y se in
FIGth 6.11 Las superficies isobaras en los anticiclones y en las deptesiones Err los aiuiciclones las vierte el sentido de estas pendientes En los anticiclones trios y las depresiones calidas sucede todo lo con
superb trario Aqui el gradients de presiones y el de temperatures tienen sentido contrario En consecuencia, las
ficies isobaras tienen forms de campana mientras que en las depresiones se asemejan a embudos En am pendientes de las superficies isobams se invierten en el nivel de la troposfera. Fuente: Medina, Metcomlopu
bos casos las lineas isobaras no son sino la inteneccion entre las superficies isobaras y la superficie
l'iñiza si'tiâptica, Madrid, Paraninfo, 1976. may ‘70-77
teires- tre r«nte: Medina, Mitcarolagi“i b‹isicn i»ñp/in Madrid, Paraninfo, l976, pags. 36-37

2 2
trio (en este caso el situado en los alrededores del nucleo del anticiclfin) la disminu
cion de la presifin con la altura es mucho mas acusada que en e1 aire calido (el
nucleo del anticiclfin en este caso). El resultado es la configuration de una campana
cada vez mas acusada con la altura y que se ptolonga hasta ]a tropopausa. Asi pues,
existe an- ticiclfin en todos los niveles de la atmfisfera (obsérvese que en cualquier
nivel el nu- cleo es zona dotada de mayor presion).
B. Aii/icic/ones/'ioi En los anticiclones trios (formados por una masa de aire mas
fria que la de los alrededores), e1 nucleo del anticiclfin es también el punto de mâxi
ma presion, pero ahora rein an en é1 temperaturas mas bajas que las de los alrededo-
res, con lo cual los gradientes de presifin y temperatura apuntan en direccifin contra-
ria. Como consecuencia de ello las superficies isobaras van a reducir progresivamen-
te su pendiente a medida que subiinos en altura (véase figura 6.12 b) Dichas
superficies estarân cad a vez menos inclinadas; en un determinado nivel llegaran a ser
horizontales y, pot ultimo, en los niveles altos de la atmñsfera se invertiia su inclina-
tion, pasando a disponerse en forma de embodo Ello supone que estos anticiclones
con nucleo trio se invierten en altura y dan lugar a la apancion de una depresion (ob-
sérvese que a la altura de la tropopausa, sobre e1 nucleo del anticiclfin superficial, te-
nemos ahora la zona de minima presifin rodeada por superficies isobaras de valores
mas altos).
C Eepresioiies fries En estas depresiones e1 nucleo goza de la minima presion y
d) de la minima tempeiatura, con lo cual el giadiente térmico y el barométrico son
coinci- dentes. Las supeificies isobaras se disponen en forma de enibudo y su
pendiente se va incrementando con la altura (véase figura 6 12 c) Como
consecuencia de ello la disposicifin en embudo peimanece hasta la tropopausa y en
altura nos encontramos con una prolongacion de la depresifin
D Depreiiaiies c‹rlidas Agm el nucteo de la depresifin goza de la minima piesion
y de la mâxima temperatura, siendo contrarios los gradientes téimico y baiométrico.
Las pendientes de las superficies isobaras se van reduciendo a medida que ascende-
mos hasta un nivel dado en el que se hacen horizontales, para invertirse a partir de
dicho nivel y configurarse en forma de campana (véase figura 6.12 d) El resultado es
que sobie la verHcal de la depresifin nos encontramos con un ansciclfin.
Asi pues, los anticiclones câlidos y las depresiones frias se mantienen hasta los ni-
veles altos de la atmfisfera, hasta la tropopausa, lo cual les otorga una gran potencia.
Por e1 conoano, los anticiclones trios y las depresiones cdidas se invierten en altura,
gozando de muy poca potencia y espesor; de hecho suelen recibir e1 nombre de anti
ciclones y depresiones peliculares» porque solo se mantienen en una delgada capa
P\P = Ascendenle de presion de la atmfisfera.
V„T = Ascendenle de fempergturo
todo ello confirma la idea que antes apuntabamos de que el aire câlido genera al-
tas presiones en altura mienaas que el aire trio da lugar a la aparicifin de bajas presio-
FicUM 6.12 nes en las capas altas de la atmfisfera Ademas, todo ello refuerza la idea de que e1
campo de presiones en la atmfisfera esta estrechamente ligado a la temperatura del
A. Aiiliciclones cñlidos. En un anticiclfin câJido, es decir, un anticiclfin aiie.
constituido por rna masa de aire mas c lida que la que existe a su alrededor, el nucleo Esta idea se pone claramente de manifiesto a partir de otro de los insmimentos
del anfici- clfin es e1 que presenta la mâxima presion y también la mâxima mas utilizados para conocer las variaciones tiidimensionales de la presifin: los mapas
temperature, de for- ma que el gradiente de Presifin y cl de temperatura apuntan en la de espesoi o topografias relativas,
misma direcci6n. Sobre él las superficies isobaras se organizan en forma de campana, Estos mapas cartografian el espesor o la diferencia de altura existente entre dos
peio ademas la pendiente de las superficies isobaras se acrecienta con la altura, puesto su- perficies isobaras, por ejemplo, entre 1.000 y 500 hPa, o entre 850 y 500 JiPa, etc
que en el aire
2
2
En ese sentido, las isolineas que configuran dichos mapas son también lineas
isohipsas,

2
2
si bien en este caso no son alturas absolutas lo que unen, sino alturas ielativas de una
superficie isobara iespecto a la otra. Por eso tainbién estas isolineas vienen expresadas do de la resta nos expiesa e1 espesor o la distancia existente entre ambas superficies
en metros geopotenciales Una vez que se han calculado todos los puntos del mapa, basta con unirlos median-
Para el trazado de estos mapas se parte de las topografias absolutas de las dos te isolineas y se obtiene ct mapa de espesor 850/500 hPa
su- perficies isobaras que se quieren relacionar Imaginemos que queiemos trazar la Una de las topogiafias ielativas mas utilizadas en meteorologia es la que relaciw
iopo- grafia relativa 850/500 hPa (véase figura 6 13) Para ello basta con superponer na las superficies isobaras de 1 000 y 500 hPa (el nivel del mar y ct punto medio de la
las dos topografias absolutas, resultando de la superposicifin una sene de puntos atmfisfera). El problema en este caso es que la topografia de la superficie de 1 000
en los cua- Yes se cortan las isolineas correspondientes a ambas. En esos puntos, en hPa no se suele trazar, sino que se sustituye por e1 mapa de isobai as a1 nivel del
los cuales se conoce con precision la altura correspondiente a cada superficie isobara, mar. Para obviar este pioblema lo que se hace es convertir e1 mapa de isobaras al
se iesta al va- lor hallado en la topografia de 500 hPa cl correspondiente a la de 850 nivel del mar en topografia absoluta de 1.000 hPa Para ello se paite de la base de
hPa. El resulta- que la isoba- ra 1.000 hPa corresponde al nivel del mar (0 m de altura) y se asume
también la idea de que a medida que aumentamos 8 hPa en e1 mapa de isobaras,
incrementamos 60 m en la topografia absoluta (véase figura 6.14). Hecha esta
operacifin sfilo nos queda res- tar ambas topografias y obtenemos la topografia
relativa 1.000/500 hPa, cuyo aspec- to en un dia cnalquieia puede ser similar al que
aparece en la figura 6.15
Para la interpretacifin de estos mapas hasta con partii de la base de que la dismi-
nucifin de la presifin con la a]tura es tanto mas acusada cuanto mas denso es el aire,

b’

dl2O m

4180 m

lsohipsos de 500 ]nPa

— — w lsohipsos de 850 hPa


Isoboros en superficie (inlervalo 8 ñPo)
lsoh psas re]aIivos
Tineos de
— —6 Isohipsas 'i00 hPa (infervolo d0 m)
constonfe
lsolineos de espesor *i00/1000 hPo (intervolo d0 m)
FicUttn 6 13 'It azado de las topografias relatives: la topografia relative 500/850 hPa Si se superpone un
map d la topogmfia absolute de 500 1zia y orro de I« d< 850 kI?a, se encontmr n puntos en los cuales se
cortan las lineas correspondientes a ambas superficies. En estos puntos se puede conocer con precisifin la liens 6 l4 Las topografias relatives 500/1 000 hPa. La construcciñ n de la topografia 500/1 000 hfa exige
diferencia de dtura existente enire ambas topografias. Si se unen mediante lineas los puntos que tienen la convenifin previa del mapa de isobaras en superficie en Ia topografia absoluta del nivel 1 000 hPa Para
igual valor se puede construir el mapa de la topografia relative 500/850 Ha. Fuente: Medina, flfetcorolm ello se parte de que la isobara 1.000 IiPa corresponde al nivel deI mar (0 m de altura) y de que a medida que
aumentamos 8 hPa en el mapa de isobaras, incrementamos 60 m en la topografia absolute £uente:

2 2
Medina, Mztearalofffa hNicii siiiâpticu, Madrid, Puaninfo, 1976, pag. 187

2 2
reflejan un fuerte contrasts en- tre ct aiie cxlido y e1 trio.
Estas zonas de mâximo gradiente térmico se denominan

£ = Aire bio {densp)


C = Aire cñlido {ligero)
= Frente lérmico

FiGuItn 6.15. Mapa de espesor entre 500 y 1.000 liPa con el trazado de themes térmicos Las topografias
re- latives 500/1 000 liPa muestran con claridad las zonas de aire muy denso y trio, en lai cuales el
espesor en- tre las dos topogmfias absolutas es muy reducido, y las zonas de aire ligero y calido, en las
que el espesor s muy importance En las areas de mâ ximo gtadiente té rmico horizontal zparecen los
frentes térmicos
Fuente: INM

y viceversa. En consecuencia, en zonas de aire muy denso el espesor entre las dos su-
perficies isobaras sera muy reducido y en las zonas de aire ligero habra mucha
altura separando las dos superficies isobaras. Ello supone que, en ultimo término, las
isohip- sas de las topografias relativas son en realidad lineas que unen puntos de igual
densi- dad o lineas isopicnicas De hecho, las topografias reladvas muestian muy bien
la dis- oibucifin de la densidad del aire, situândose las altas densidades en Nos valores
bajos de espesoi; y viceversa.
Pero sabemos que la densidad del aire esta estrechamente ielacionada con su tem-
peratura, siendo e1 aire câlido mas ligero y e1 aire trio mas denso, con lo cual este
mapa nos ref[eja también adecuadamente la distribucifin de las masas de aiie frias
y calidas, correspondiendo las primeras a los vAoies mas bajos de espesor y las
segun- das a los valores mas altos. En el mapa de espesores de la £igura 6.15 puede
apreciar- se muy bien la distribucifin de las masas, embolsamientos y lenguas de
ate câlido y trio que se distribuyen eI espacio europeo en el momento de su
realizaciñn.
El mapa muestra tmbién la existencia de zonas con gradientes térmicos
horizons tales muy diversos Las âreas en las que las isolineas aparecen muy
separadas entre st reflejan rna transicifin suave y gradual entre las masas câlidas y
frias; por el contralto, las âreas en las que las isolineas aparecen muy juntas

2 2
fientes térmicos y spar ecen representados como tales en e1 mapa (véase margen non occidental de la figura 6
IS) Suelen coincidir —como se vera mas adelantM con el trazado de los fi entes en superficie; de ah1 que
su identificacion en las topografias ie- lativas sea de gran ayuda para el analisis meteoiolñgico.
todos estos instrurnentos nos ayudan, en suma, a conocer la estructui a de la at- mosfera en sus tres
dimensiones y nos ponen de relieve el hecho fundamental de que ésta no es nunca un fluido en equilibrio
estatico. Sin embargo, ademas de este esta- do ideal, hay distintas posibilidades de estructui as atmosféricas
que reflejan a su vez diferentes grados de estabilidad o inestabilidad, En este sentido resulta fundamental la
distincifin entre las estnicturas barotropas y las estructuras baroclinas.
Se dice que la atmñsfeia piesenta una estnictuia barotropa cuando en ella cual- quier variable depends
solo de la presion, en cuyo caso las superficies isobaras son pa- ralelas a las superficies isotermas y a las
isopicnicas, lo que supone que toda superfi- cie de igual presifin registra a su vez una misma temper atura y
densidad. Un caso es- pecial de barotropia es el equilibiio est*tico, en e1 cual las superficies isobaras,
isotermas e isopicnicas, ademas de ser paralelas entre si, son horizoiitales (véase figu- ra 6 16). Es e1 estado de
mâximo equilibrio en la atmosfera y se asiste en ella a una au- sencia total de movimiento en ninguna
direccifin.
Sr el paraJelismo enoe las superficies isobaras, isotermas e isopicnicas se mantie- ne, pero estas
superficies no son honzontales, se habla simplemente de barotiopia (véase figura 6.16) En este caso hay
difetencias horizontales de piesifin y temperatu- ra, con lo cual e1 eqoilibrio de la atmfisfera es menos
acusado
Por ultimo, cuando las superficies isobaras no son paralelas a las isotermas e iso- picnicas, se dice que la
atmñsfera presenta una estructuia baroclina, siendo e1 indice de baroclinidad tanto mayor cuanto mas acusado
sea el angulo formado por estas sum perficies (ver figura 6.16). Es e1 estado mas inestable de la atmñsfera e
implica la exis- tencia de amplios movimientos del aire y de vientos fuertes en las capas altas de la at- mosfeia,
como veiemos mas adelante.

2 Er VIENTO

2.1. Coiicepto y iiiedi'ciâii Tel viento

El viento se define como el movimiento horizontal o parahorizontal del aire, no incluyéndose en él los
movimientos verticales del mismo, los cuales, por otro lado, tienen una componente mucho menor que
aquéllos a pesar de su gran importancia para la comprension de numerosos fenfimenos meteorolñgicos. Sin
embargo, convie ne aclarar que estos movirnientos hotizontales constitutivos del viento se entienden como
movimientos relativos iespecto a la supefficie terrestie y no como inovimien- tos absolutos Como ya
sabemos, la Sierra realiza un movimiento de rotacion alrede- dor de su eje en diieccifin W-E y la atmfisfera,
solidaria con ella, realiza simultanea mente ese mismo movimiento Para nosotros ta1 desplazamiento del
aiie no restilta apieciable porque es sincronico con nuestro propio desplazamiento; de ahi que no lo
califiquemos como viento. Solo cuando el movimiento horizontal del aire es dife rente en direccifin o
velocidad al realizado por la superficie terrestre, adquiere para nosotros la categoria de viento. Asi, un
viento del W debe entenderse como uri des- plazamiento de[ aiie en direccifin W-E a velocidad superior a la
de la rotacion terres-

2 2
/T

T-2AT tre Poi su parte, un movimiento del aiie en direccifin W-E, peio a menor velocidad
que la de la rotacion, serta calificado por nosotros como un viento del E. Por ultimo,
P-2aP
si este movimiento W-E se realiza a idéntica velocidad que la de la rotacifin terrestie,
set* calificado como una situacifin de aire en calma
El viento se mide a partir de dos magnitudes: su direccifin y su intensidad La di
reccifin se mide a partir del punto desde e1 cual sopla el viento (un viento del W es
un viento que viene del W y va hacia el E) y se expresa a partir de las 32 direcciones
recogidas en la rosa de los vientos, o bien en grados, medidos sobie un circulo gra-
duado en e1 sentido de gtro de las agujas del reloj y supuesto que el valor 360° se si
tua en la direccifin Norte (sense figuia 6.17).

N
NNW NNE
SuperTicies isoboros
Superficies isolermos 3d0°
NW NE

A: AfmosTero en equilibrio
estolico WNW
B: Afirnâslera boroirop
C.. Atmosfera baroclino

270°

WSW ESE

225°
SW SE
180°
SSW SSE
S
----/*,|—-—--TAT
FicUici 6 1‘7 La rosa de los vientos La direccifin del viento suele ex-presarse a partir de las 32 direcciones
recogidas en la rose de los vientos o bien en grados medidos sobre un circulo graduado en el sentido de
giro de las agm as del reloj y supuesto que el valor 360° se sinia en la direcciñn Norte. Fuente: Alirens, M
tiorology Sonny Ati iprra7nr/ioi/ /« oral/her r/i»/nic and Uyy eiieirpiiiiicn/ Minnesota, West Publishing Co , 1982,
pag 252

La intensidad expr esa la velocidad del viento y se mide en unidades de velocidad


¥iisVm b 16 Estructuras atmosféricas estable, barotropa y baroclina El equilibrio estatico (A) supone el tales como los m/seg, los km/h o los nudos, siendo el nudo equivalente a una
es todo de maxima estabilidad en la atmfisfera, implicando en ella la ausencia total de movimiento Los inilla marina por hora o, lo que es lo mismo, 1,853 km/h En algunas ocasiones,
at- mfisferas barotropxs (8), con superficies isobai as e isotetmas paialelas, pero no horizontales, son menos
es- tables Pot ultimo, en las atrnosferas baroclinas, en las cuales las superficies isobaras e isotermas se
aunque cada vez con menos frecuencia, puede encontrarse especificada la velocidad
cortan, la inestabilidad es mâ xima, teniendo lugar continuos movimientos tanio horizoniales como del vien- to en grados Beaufort, los cuales resiiltan de la apreciaciñn de los efectos
venicales en el aire generados por el viento sobie los objetos (véase cuadio 6.2).

2 2
rna o en dos piezas planas. Cuando el viento sopla, la pieza horizontal gira hasta si-
tuarse en la posicion en que ofrece menor resistencia al aire, es decir, ofreciéndole el
extremo agudo y, en consecuencia, señalando la direccion de la que piocede el vien-
to La veleta puede convertirse en registradora cuando, por procedimientos inecani-
Velocidad
C‹ado
niedi. Cal i3CdCI fin Cara cte
cos o eléctricos, las direcciones sucesivas se van registrando en una banda de papel
0e,ufo1 La velocidad del viento se mide con el anemometro, ct cual puede set de diversos
(nudos) risticas
tjpos. Uno de los mas frecuentes es el de cazoletas, que consta de un eje vertical a1
0 1 Calma El humo sube verticalmente que se ie stiperponen tres brazos perpendiculares en cuyos extremos se situan sendas
2 Ventolina La direccifin del viento apenas puede deducine cazoletas que marcan e1 mismo sentido de rotacion Cuando el viento sopla hace gi-
de la inclinacion del humo rar los brazos con las cazoletas y las vueltas se registrar en un contador traducidas a
2 5 Al Oj ltO Perceptible en la cara; agita ligeramente las hojas metros o recorrido del viento De hecho, el recorrido del viento en km durante vein-
de los *rboles Rizos sobre el agua de logos ticuatro horas es un parametro climatico frecuentemente utilizado.
y estanques.
Hojas y ramitas, asi como banderines ligeros, en
'También existen anemfimetros de presifin, como e1 tubo de Pitot o e1 tubo de
9 F'lojo
movimiento continuo Pequenas olas de as- Ventun, que apiovechan los efectos de presion y succion sobre ciertos cuerpos oien-
pecto cristalino sobre lagos y estanques tables, Las mangas que existen en los aeropuertos, que no son mas que troncos de
13 Bonancible Levanta polvo y papeles; agita ramitas, incluso cono de tela con las bases abiertas, que se orientan e hindian segñn la velocidad y la
o moderado sin hojas direction del viento, se inspiian en estos principios.
S 18 Fresquito Agita arboles pequeiios, liojas y ramas Los anemfimetios, al igual que las veletas, pueden conectarse a una banda regis-
medianas sin hojas; banderines y gallardetes tradora a fin de que los valores de la velocidad del viento se vayan consignando en
ondean ex- tendidos. Se forman olas ella a medida que se producen. lambién en ambos casos conviene instalar los apaia-
medianas sobre las aguas; en los lagos, tos a 10 m del suelo para evitar e1 efecto de la superficie terresoe (frenado, turbulen-
cabrilleo de borreguillos esparcidos
era, etc.) sobre los flujos de aire. Asimismo hay que reseñar que, tanto en la
6 24 Mueve ram as gruesas y *rboles pequefios; se oye
el viento soplar alrededor de las casas y otros direccifin como en la velocidad del viento, nunca se consignan los valores
objetos fijos. Sobre las of as, crestas de instantaneos registra- dos por las magnitudes, sino valores medios de tin periodo de
espuma blancs, algunos rociones. varios minutos (nor- malmente diez). La razfin de ello estriba en las continuas
30 Frescachfin Agita fuertemente arboles medianos Forma- fluctuaciones que el viento experimenta por el hecho de sei un fluJo turbulento y no
tion de numerosos crestas blancas sobre laminar
las olas. Es molesto ovanzar contra eI
viento La espuma blanca comienza a
ahuecarse, siendo arrastrada por e1 viento 2 2. Fiierzas delermin mtce Ie lvi direcciâti y la velocid‹id Tel yi‹iiio
8 en forma de rastros espumosos
Mueve â rboles gruesos, desgajando pequeiias ‘todo cuerpo que se pone en movimiento lo hace en respuesta a una fuerza que
9 44 'Temporal ramas; se hace dificil caminar contra el viento lo impulsa, dado que, con arreglo a la ley de Newton, si un cuerpo estd en reposo per-
fuerte Desgaja ramas medianas; produce ligeros danos manecera en reposo hasta que una fuerza se ejeiza sobre él. Cuando no hay una sofa
en las casas, arrancando tejas Numerosos fuerza impulsora, sino varias, el movimiento dependera de la composicifin de todas
rastros de espuma en la diieccifin del viento
10 52 Lmporal sobre los Lagos
estas fuerzas en su conjunto; dependera, en suma, de la fuerza resultante total
duro I'roncha o arranca arboles enteros; produce En la génesis del viento intervienen cuatro fuerzas impulsoras fundamentales: la
11 60 T emporal graves daños en las casas fuerza del gradiente de ptesifin, la fueiza de Coriolis, la fuerza del rozamiento terres-
Grandes destrozos. tre y Ia fuerza centrifuga, actuando esta ulnma solo en el caso de trayectorias curvas.

12 muy duro
Temporal
2 2 1 La fueiza del gradiente de presiñn
68 liuracanado La primera fuerza que impulsa al aire a moverse es la fuerza del gradiente de pre-
Fuente: Eichenberger, Mztzorola i ynt i reiaforzs, Madrid, Paraninfo, 1987, pag
pieza horizon- tal termina por un lado en una punta de flecha u otra
85 forma aguda y por el otro en

La direccifin del viento se mide con la veleta, que consta de una pieza
horizontal que puede girar libiemente sobre otra vertical en la que estd inserta. La

2 2
sion, segñn la cual entie dos puntos A y B dotados de diferente presifin, e1 aire se di- rigira desde el
punto de mayor presion al de menor presion, y a una velocidad tanto mayor cuanto mas acusado
sea eI gradients barométrico existente entre ambos pun- tos. Se entiende por gradiente barométrico
entre los puntos A y B la diferencia de pre sifin que se regisda entre ambos puntos en relacifin con
la distancia horizontal que los separa (véase figura 6 18).

2 2
P92mb
rededor del eje de los polos Este movimiento determina que cualquier porcifin de la
eeamb superficie terrestre (a excepcifin de las situadas en el ecuador), ademas de girar conti-
1 000 mb nuamente alrededor del eje de los polos, gire también continuamente alrededor de su
Tel 1 004 mb
oQienle
propia vertical
presion Cuando se inicia un viento con una ti ayectoria determinada y la superficie sub-
lsobor as o lineas yacente gira alrededor de su propia vertical, se genera una discordancia entre ambos
be igual presion movunientos, que es la que da oiigen a la desviacion Asi pues, la fuerza de Coriolis
se origina por e1 hecho de que las distintas porciones de la superficie tenestre estan
continuamente girando alrededor de su vertical respectiva. Este pro alrededor de la
fiIGUV 6 18 La fuerza del gradients de presiñn la fuerza del gradienie de presisn impulsa al aire a propia vertical pasa inadvertido para nosotros, porque pancipamos de é1, somos
dirigir
se desde el punto de mayor presiñn al de menor presifin por el camino m*s corto y a una velocidad que so- lidarios de la 'IieiTa y vamos girando con ella, pero desde cualquier punto de
es tanto mayor cuanto mas fuerte sea el gradiente de presion existence entre ambos puntos Fuente: Lopez referen- cia exterior a la TieiTa este giro es perfectamente perceptible.
Bermudez, Rubio Recio y Cuadrat, tirogra a Fisic‹i, Madrid, Catedra, 1992, pag. 304
Vamos a situamos en un punto exterior a la 'Tierra y trataremos de visualizai este
fenfimeno. En ciertas latitudes esta visualizaciñn sera inmediata; en otras qoiza resul-
te mas dificultosa; por ello recomendamos al lector que en esta parte del capltulo nos
La fuerza del gradients de prerifin responde a la expiesiâ-n siga acompañado de una bola del mundo; sus propios ojos, observândola girar, serân
un magnifico punto de refeiencia exterior a la Tierra.
Fq - 1/ p dp/dh
Comenzaremos por analizar la situacifin del polo Norte, que es la que resiilta mas
obvia (véase figura 6.19) La Tierra esta realizando su movimiento de rotacifin alredo
donde: dot del eje de los polos con direccion W E. Si nos situamos en un punto P exterior a
p es la densidad del aire,
la 'fieiTa, al norte de la misma, y desde él observamos lo que sucede en el polo Nor-
dp es la diferencia de presifin existente entre los puntos A y B, te, vemos cfimo este enclave no solo esta girando alrededor de1 eje de la 'liena, sino
dli es la distancia horizontal que separa ambos puntos
que también gira alrededor de su propia vertica] y con sentido de giro contrario a las
agujas del reloj. En este caso, desde luego, la visualizacifin no es muy compleja por-
En consecuencia, esta fuerza (y también la velocidad del viento) es directamente
que aqui el eye de la 'Sierra y la vertical del lugar son coincidentes.
proporcional al gradients de presion existente entre los puntos A y B e
inversamente proporcional a la densidad del aire
Ello supone que cl motor primero que impulsa al aire a moveise es e1
desequili brio de presion existente entre los distintos lugares del planeta. En las
zonas de alta presion existe una acumulacion de aiie que ejerce presifin hacia el
exterior; las bajas presiones, por el contrano, acusan un «déficit» de aire. Ante esta
situacifin, la atmfis- fera, impulsada por la fuerza deI gradiente, se va a poner en
movimiento para inten- tar paliar estos desequilibrios y trasvasar el aire excedentario
de las altas piesiones ha- cia las zonas de baja piesifin, deficitarias en aire.
Pero este trasvase no se realiza de una manera tan simple y lineal como la
descri- ta hasta aqui, porque a la fuerza del gradiente de presiones habra que
añadii la in- fluencia ejercida por las restantes fuerzas

2 2.2 La fuerza desviadora de Coriolis

La fuerza de Coriolis es una fuerza que actua modificando la oayectoria


inicial del viento. Tal modificaciñn fue observada por Coriolis en el siglo mx (de ahi
que lie- ve su nombre), aunque mas taide fue Feriel quien la explicitfi mediante
una ley que se expresa como sigue: «Cualquier fluido que se mueva horizontalmente
en el hemis- ferio Norte tiende a ser desviado hacia la derecha de su trayectona, £icro 6 19 Giro de las distintos porciones de superficie tcrresDe a]rededor de su propia yerticzl Tod as
independiente- mente de la orientacifin que ésta tenga. En e1 hemisferio Sur se Its gorciones de la superficie terrestre, a ex CepCtOn de las situadas en el ecuado r, gimn alrededor de su pro-
produce uIia desvia- cion similar, pero a la izquierda.» pia venical, teniendo este giro sentido horario en el laemisferio Norte y aniihorario en el Sur Fuente: ela
El origen de esta fuerza se encuentra en el movimiento de rotacifin de la lierra al- boracifin propia a pamr de Miller, yfctcorologi'ii, Barcelona, Labor, l9‘72

222 223
Observemos ahora lo que sucede en e1 polo Sur. Si la Ilerra sigue haciendo su mo-
de posicion entre A y B: A esta m*s cerca del polo Norte que B, como A’ estd mas
vimiento de rotacifin habitual, pero ahora la observamos desde el punto P’, situado en
la vertical del polo Sur (el lector puede hacer girar su bola del mundo y obserrarla cerca del polo Norte que B’. Sin embargo, observado el fenfimeno desde fuera, des-
des- de abajo), vemos como esta porcifin de la lierra gira alrededor de su propia de P, lia habido un cambio de posicion ence A y B Al inicio A se encontraba entre B
vertical, pero ahora ct giio se produce en el sentido de las agujas del reloj La 'T'iena y P; al cabo de doce horas es B’ el que esta entre A’ y P Para el espectador situado en
no ha alte- rado su movimiento de rotacifin, que sigue siendo un movimiento W-E, P lo que sucede es que este espacio, delimitado por los puntos A y B, esta girando air
pero su ob- servacion desde P’ conduce a resultados diferentes de los encontrados dedor de su propia vertical y B da vueltas incesantes en tomo a A. (Si a al@n lector
Ie siguen quedando dudas en tomo a este hecho, puede venficarlo haciendo girar su
desde P
Observemos ahora desde cualquier punto de refeiencia extenoi a la Tiena lo que bola del mundo y observando eI movimiento de la isla de Irlanda desde arriba; ob-
sucede en e1 ecuador. Mientras la T'ierra rota vemos que cualquier porcifin de la su- servaia cfirno, en efecto, la isla da vueltas alrededoi de si misma. Para verificar lo que
perficie terrestre situada en el ecuador gira alrededor del eje de los polos, pero ahora sucede en e1 hemisferio Sur, Madagascar, Nueva Zelanda o Australia pueden consâ
no gira alrededoi de su propia vertical tuir buenos escenaños, si bien en este caso e1 giro que se detecta es un giro en eI sen-
tido de las agujas del ieloj, al contraiio de lo observado para e1 hemisferio Norte )
j Ya solo nos iesta visualizar lo que sucede en las latitudes intermedias entre los po-
En consecuencia, se puede afii7nar que cualquier porcion de la superficie terres-
los y ct ecuador. En estas latitudes tmbién se produce un giro alrededor de la propia
vertical, siendo este giro antihorano en el hemisferio Norte y horario en el hemisfe- tre situada en una latitud intermedia entre el polo y el ecuador gira alrededor de su
rio Sur. propia vertical, siendo el sentido de giro antihorario en el hemisferio Norte y horario
Situémonos en tin punto exterior a la 'Tierra sobi e el hemisferio Norte y observe- en e1 Sur
mos lo que sucede en e1 espacio delimitado por los puntos A y B de la figura 6 20. Este movimiento giratorio sera e1 que provoque la desviaciñn de los vientos de su
Los puntos A y B estan situados de forma tal que A se sittia at norte de B; el observa- trayectona Enteral y el que propicie, en suma, la aparicion de la fuerza de Coriolis. En
dor exterior situado en el punto P, al miiar hacia la Tierra, ve primero a A y luego efecto, la superficie terrestre gira alrededor de su propia vertical, pero el viento, e1
a B Como la 'I ieria gira alrededor de1 eje de los polos, al cabo de doce horas los pun- aiie que inicia su desplazamiento por encima de la superficie, no realiza ese mismo
tos A y B han pasado a ocupar las posiciones A’ y B’, respectivamente Cuando mo- vimiento giratorio. Nos encontramos con una masa de aire que inicia un
aho- ra e1 observador de P mira hacia la 'T'ierra, encuentra que los puntos han inovimien- to en una determinada dlrecciñn, pero sobre una plataforma (la superficie
cambiado de posicion: ahora ve primero a B’ y mas lejos a A’. Si de nuevo pasaian teiTestre) que no esta quieta De este doble movimiento simultaneo surge la
otras doce ho- ras, los puntos de nuevo pasarian a set A y B y nos encontrarlamos desviacion.
como al inicio. Podemos ejemplificar la situacifin por medio de un disco que girara en sentido
Asi pues, observado e1 movimiento desde la lierra, no se detecta ningñn cambio con Bario a las agujas del ieloj (véase figura 6.21). Desde el interior de ese disco (el
punto O) vamos a lanzar un pioyectil hacia el punto P exterior al disco, viajando
el proyectil por encima de1 disco e independientemente de é1.
N En un principio, cuando lunzamos e1 proyectil en diieccifin OP su trayectoria es
tal que e1 pioyectil debe pasar primero por A y luego llegai a P. E1 problema es que
en el tiempo empleado por e1 proyectil en recorrer la distancia OA el disco ha ido gi-
rando, con lo cual e1 proyectil en lugar de llegar a A llegara a B; A se ha desplazado
y su lugar lo ocupa ahora B Un observador exterior al disco, situado, por ejemplo,
en el punto P, observar* con claridad que el disco ha girado y que e1 proyectil ha
mantenido constante su trayectoria, pero para un observador situado en el punto O,
y supuesto que e1 disco fuera tan grande que él no tuviera ningñn sistema de referen-
E cia exterior, e1 disco no ha girado; lo que ha sucedido es que e1 proyectil se ha
desvia- do de su trayectoria initial y en lugar de seguir la trayectoria OA ha seguido la
trayec- toria OB; se ha desviado, pues, a la derecha de su trayectoria.
Pues bien, el disco puede ser e1 equivalente de cualquier poicion de la superficie
terrestre situada en el hemisferio Norte y e1 proyectil equivale al viento. E1 viento
con- serva su trayectoria fiJa (como el proyectil), pero la Tieria se desvia entre tanto
(como e1 disco) y el resultado es que e1 viento no llegal a a su punto de destino, sino
a un punto diferente. Peso ahora la Tlerra si constituye una plataforma lo
suficientemente grande como para que nosotros no tengamos ningñn punto de
referencia exterior, con lo cual somos inconscientes de este movimiento de giro y lo
FicUIo\ 6 20 R fuerza desviadora de Corioiis en las latitudes medias del hemisferio Norte A lo largo de que apreciamos es que el viento se ha desviado hacia la deiecha de su trayectoria (En
doce horas el espacio delimitado por los puntos A y B pasa a ocupar la posicifin indicada por los puntos el hemisferio Sui lo que se aprecia es una desviacifin hacia la izquieida porque la
A’ y B’ Este cambio, observado desde el punto P exterior a la Sierra, se contempls como si dicho espacio
estuvlera girando alrededor de su propia vertical y B diera vueltas incesantes en tomo a A superficie terrestre gira en ed sentido de las agujas del reloj )

224 225
“ 6 Desviocion de Col iolis

Ficuv S 22 aceleraciñn de Conolfs LV 8Cfl1°racioR de Coriolis es la fuerza que desvia el aire desde el
punto A Pasta B Conociendo el arco de circulo delimitado por los puntos A y B y el radio de la plata
el
Yormz giratoria, esta aceleracifin puede evsluarse con precisiñ n

En nuesao caso nosotios queremos calcular cuanto vale c, la aceleracisn que


ha desviado a nuestro proyectil, sabiendo que la magnitud de esta desviacion es
AB (el proyectil en lugar de llegar a A ha llegado a B). En consecuencia, podemos
escribir la
ecuaciñ n [6 1] bajo la forma:

a - 2 AB/d
[6 2]

fjcus 6 21 Ejemplificacifin de la desviaciñn de Coriolis mediante un disco giratorio Us proyectil lanza-


do en el momento 1 y en un disco giratorio derde O hasta A nunca conseguira llegar a su destino dado Pero AB no es sino un arco de circulo y como tal puede expresarse bajo la forma:
que en el tiempo invenido por el proyectil en hacer la trayectoria OA el punto A se habra desplazado con
el disco, de forma que en el momento 2 el proyectil alcanzara el punto B [6.3]

Volvamos ahora a nuestro disco y andicemos con mas detalle lo que lia donde:
sucedi- do, olvidandonos ya de cualquier ponto de referencia exterior y p es e1 ângulo conformado por e1 arco del circulo, y
asumiendo, pues, que es el proyectil el que se ha desviado de su trayectoiia (véase R es e1 radio del circulo.
figura 6.22). Para que el proyectil se desvie desde su trayectoria inicial OA y llegue
desde O hasta B tiene que haber una fuerza, una aceleracifin que lo impulse. A su vez, p no es sino e1 ângulo recorrido pot el disco en su movimiento girato-
Para calcular cuanto vale esa aceleiacifin basta con recordar algunas formulas ele- rio y en e1 tiempo t; luego podemos escribn.
mentales de mecârrica de fluidos, entre las cuales la primera a retener es:
[6.4]
a = 2 e/d [6 1]
siendo:
donde: ui la velocidad angular con que gira e1 disco, y
a es la aceleracifin que impulsa a iin cuerpo, t el tiempo empleado pot el disco en recorrer el angulo
e es e1 espacio recorrido por ese cuerpo, y
t es el tiempo empleado por el cuerpo en realizar ese recorrido. Si llevamos las ecuaciones [6.3] y (6 4] a la expresion [6.2], ésta podria sustituir-
se por:
228
22 7
a = (2 x t R)/H = (2 «› R)/t Si suprimimos de la expresifin la velocidad lineal del viento (v), obtenemos lO que
[6.5]
se denomina e1 parametro de Coriolis, el cual se denota por /y equivale a:
Pero R, e1 radio del disco, equivale a la distancia lineal recorrida por el proyectil;
es, pues, e1 espacio recorrido por el proyectil con una velocidad lineal dada; luego I = 2 f1 sen ‹p
pop demos escribir:
con lo cual tambien podria afirmarse que
R= v t
[6 6] F-, I * [6.10]

siendo: En el ecuador p = 0 y sen ‹p = 0, con lo cual la fuerza de Coriolis es nula, lo


que, por otro lado, no es sorprendente, dado que ya vimos hace un momento que
en e1 Ecuador la superficie teriesBe no gira alrededor de su propia vertical
v la velocidad lineal del proyectil en su desplazainiento, y
t el tiempo empleado por el proyectil en recorrer la distancia R
En los polos, donde p = 90°, sen ‹p - 1 , con lo cual F, = 2 v n, alcanzândose
aqui los valores mâximos de la fuerza de Coriolis
En cualqoier latitud intermedia entre ambos, 0° < p < 90°, y 0 < sen p <1, con
Si llevamos la ecuacifin [6 6] a la (6.5] obtenemos que: lo cual la fuerza de Coriolis alcanza un valor intermedio entre e1 ecuador y los polos.
En consecuencia, la fueiza de Coriolis depende esencialmente de la latitud
a — (2 u› v t)/t - 2 o v siendo mâxima en los polos y nula en el ecuador— y de la velocidad lineal del
viento, siendo tanto mas intensa cuanto mas veloz sea el viento. En todos los
Ello equivale a afirmar que la aceleraciñn que ha desviado ct proyectil desde casos (salvo e1 ecuador, obviamente) actua como un vector perpendicular a la
A hasta B es igual a1 doble de la velocidad angular de giro del disco por la velocidad trayectoria del viento y orientado hacia la derecha de éste en e1 hemisferio Norte
li- neal de desplazamiento del proyectil y hacia la iz-
Si quisiéramos calcular el valor de la aceleracion de Coriolis para el viento que se quierda en el liemisfeiio Sur
genera sobre la superficie terrestre, bastaiia con que sustituyéramos u› por la Esta fuerza comienza a actuar sobre e1 viento desde el mismo momento en
velocidad angular de giro de la fierra y u por la velocidad lineal del viento. que iste se inicia impulsado por el gradiente de presion En la figura 6,23 aparece
La velocidad lineal del viento es variable de unas situaciones a otras, pero la velo- ilustra- da su actuacifin para un enclave de1 hemisferio Norte, en el cual existe una
cidad angular de giro de la superficie terrestre sobre su propia vertical no cambia diferencia de presifin entre los puntos A y B.
de unos momentos a otros, sino que es fija para una latitud dada En los polos la En la posicifin I la fuerza del gradients comienza a actuar acelerando e1 viento ha-
veloci- dad angular de rotaciñn de la Tierra alrededor de su vertical (denotada por fl) cia e1 punto B, pero inmediatamente la fuerza de Coriolis, que actua con un
es igual a la velocidad de rotacifin alrededor del eje de los polos y vale 360°/24 h ângulo de 90° respecto a la trayectoria del viento, empieza a desviarlo hacia su
Por conve- nio a esta rotacion se le asigna un signo positivo (+ n) cuando e1 giro dci echa A medida que el viento va acelerandose en las posiciones 2, 3 y 4 (y se
se hace en sen- tido antihoraiio, coino sucede en el polo Norte, y un signo negativo acelera porque la fuerza del gradiente no deja de actuar en ningñn momento), la
(— It) cuando e1 sentido de giro es horario, como en e1 polo Sur. fuerza de Coriolis va aumentando, pero siempie actuando hacia la derecha de la
En cualquier otia latitud del planeta, la velocidad angular de giro aliededoi de tiayectoria y con un Angulo de 90° respecto a ésta. Hasta que llega un momento
la propia vertical (denotada por in) responde a la expresion: (posicion 5) en que la fuerza de Coriolis y la fuerza del gradiente consiguen
anulaise inutuamente, al adop tai la misma intensidad, pero direcciones opuestas.
[6.8] Esta situacifin se produce cuando e1 viento fluye paralelo a las isobaras, y a partir de
entonces e1 viento seguira fluyen- do en esa direccifin y sin siifrir nuevas
aceleraciones, sino con un movimiento unifor- memente acelerado, que resulta
siendo p la latitud del lugar.
piecisamente de la anulacion de la fuerza del gradien te por la fuerza de Coriolis.
'lal flujo de viento se denomina viento geostrofico, y se produce siempre qtie las iSO
En consecuencia, la aceleracifin o la fuerza de Coriolis para cualquier punto baras sean rectilitieas y las fuerzas actuantes sobre el viento sean la del gradiente y la
del planeta se puede calcu]ar mediante la exprerifin: de Coriolis. En esos casos e1 viento fluye paralelo a las isobaras, dejando las altas
presiones
a su dereclia y las bajas a su izquierda en el hemisferio Norte (véase figura 6.23) o a
r - 2 n sen (6.9] la inversa (altas presiones a la izquierda y bajas presiones a la derecha) en el hemisferio
y Sur. La velocidad alcanzada por e1 viento geostrfifico puede evaluarse facilmente
siendo: sa- biendo que este viento resulta de la equllibracifin de las fuerzas del giadiente y de
Co-
v la velocidad lineal del viento, riolis luego:
Al la velocidad angular de giro de la (Fg =
228 £iena aliededor de los polos, y y la 2 v fl sen ‹p —
F,),
latitud del lugar.
1/ -p
(dp/dh)

229
1 rrestre En las capas bajas de la atmfisfera e1 rozamiento efectuado por la superficie
hero presion te- rrestre sobre eI aire interfere en este sistema de fuerzas e impide la aparicifin de
2 vien tos geostroficos.
I presion

f preson
2 2.3 La fuerza del rozamiento ten estre

En las capas bajas de la atmfisfera, la circulacifin del aire se ve sometida al efec-


f presion to ejercido sobi e ella por el rozamiento de la superficie teirestre Este rozamiento,
sobre todo en zonas continentales con relieve accidentado y fuerte rugosidad, im-
A B plica que eEste una cieita adherencia entre esta superficie nigosa y el aire que va
circulando por encima de ella; e1 aire y la superficie terrestre ya no son absoluta-
mente independientes. Si tenemos en cuenta que la fueiza desviadora de Coriolis
se originaba precisamente porque ct movimiento de la superficie terrestre era iuds
pendiente del movimiento del viento suprayacente, podemos comprender que el
efecto fundamental de la fuerza de rozamiento terrestre sea la debilitacifin de la
fueiza de Coriolis.
En las capas bajas de la atmfisfera, cuando existe rozamiento, el aire esta parcial-
mente adherido a la superficie, con lo cual, si ésta giia ahededor de [a propia vertical,
I Cor iolisI presion
el aire suprayacente se vera en alguna medida arrasoado pot ese movimiento, siendo
’ vienlo geostrofico
la «potencia del arrastre» tanto mayor cuanto mayoi sea el rozamiento.
presion Para ejemplificar esta situacifin podemos retomar eI disco y el proyectil de la
crecienle decreciente figu- ra 6 21. Sr ahora, en lugar de lanzar el proyectil desde A hacia B por el aire, to
lanza- mos deslizandolo por e1 suelo del disco, el proyectil no conservara su
trayectona ini-
FIGUWi 6 23 El viento geostrfifico El viento geostrñ fico (posicifin 5) se produce siempre que las isobaras cial totalmente independiente del movimiento giratorio del disco, sino que se vera
son rectas y la fuerza del giadiente y la de Coriolis se hacen iguales y de senti dos opuestos. Esta situaciñn
de equilibno entre ambas fuerzas se produce tms uB proceso en el que la fuerza de Coriolis —siempre afectado en cierta medida por este movimiento giratorio, y tanto mzs cuanto mas ru-
per- pendicular a la trayectoria del viento— se va intensificando progresivamente a medid a que el viento se gosa sea la superficie del disco. En e1 caso de una rugosidad mâxima (imaginemos
ace- lera Puenie: Martin que la superficie del disco esta cubierta de miel), el proyectil quedma totalmente
adheri- do al disco y giiara con él manteniendo la trayectoria OA Si la rugosidad no
fuera mâxima, la adherencia no serta total y e1 proyectil, a1 final de1 recorrido,
llegaiia a al- gin punto inteimedio ence A y B.
Si en esta ecuaciñn despejamos la velocidad, obtenemos una evaluacifin del vien- Asi pues, la fuerza del rozamiento terrestre, ademas de ralentizar ct viento,
to geostrñfico, el cual responderia a la expresiñn: debili- tara e1 efecto de la fuerza de Coriolis, de forma tal que cuando compongamos
las tres fuerzas actuantes sobre el aire el viento fluira oblicuo a las isobaras (véase
v„ - t1/2 n sen q p) (dp/dh) figura 6.24), Efectivamente, la fuerza de1 rozamiento, que ralentiza el movimiento
de1 aire, ac-
Esta expresifin también podria escribirse como: tua en direccifin contraria a la trayectoiia de éste . Al componei esta fuerza de roza-
miento con la fuerza del gradiente obtenemos la fuerza resultante, la cual sera anula-
da por la fuerza de Coriolis, originândose un viento oblicuo a las isobaras, uniforms
V - (1/1 p) (dp/dh) mente acelerado también, y que se dirigira desde las altas a las bajas piesiones.
Lfigicamente, e1 grado de oblicuidad del viento dependent de la intensidad
De ahi se deduce que este viento, para una latitud dada, set a directamente propor- que presente la fueiza de rozamiento. Cuando el rozamiento es mâximo, la adherencia
cional al gradiente de presifin e inversamente proporcional a la densidad del aire y al entre el aue y el suelo es total y el viento foimar* un angulo de 90° con las isobaras
paiâmetro de Coriolis. ga fuerza de Coriolis queda totalmente armada y e1 viento sigue la trayectoria marca-
En la realidad es:-- viento nunca stiele generarse porque es muy iaro encontrar un da por la fuerza del gradiente); cuando e1 rozamiento es nulo, la fuerza de Coriolis
campo de presiones en que las isobaras sean estrictamente rectillneas, pero equilibra a la fuerza del gradiente y se producen vientos geostrfificos paralelos a
constitu- ye una bnena aproximacion del viento cuando lzs isobaras no estin muy las isobaras; en los casos intermedios son posibles todo tipo de oblicuidades.
curvadas y en las capas altas de la atmosfera, en las cuales no. actua la fuerza del La primera situacifin, de viento perpendicular a las isobaras, solo suele producir-
rozamiento te- se en las capas de aire inmediatamente en contacto con el suelo y cuando éste es
de
230
231
En estos casos, ct moviiniento del aire es e1 resultante de1 equilibrio entre las tres
fuerzas en presencia (gradiente, Coriolis y centrifuga), denominandose a este viento
viento del gradiente Lo que sucede es que e1 resultado es ligeramente difeiente en e1
caso de los anticiclones y de las depresiones (véase figuta 6 25)

Alia
presion

Presion
Crecienle Decrecienfe

g = ruerzo deI grod'ienie de presion


Fcor = Fuerzo de Coriolis
Fr = Fuerzo de rozamientos terreslre

Freds 6 24 La fuerza del rozamiento terrestre y su intervencifin en la génesis del viento La combinacifin
de la fuerza del gradients y la fuerza del rozamiento da lugar a una fuerza resultante a la cual se opone la
fuetza de Coriolis para determinar, junto con ella, la direction final del viento. Fuente: Martin Vide, Fur-
]uwriitos J• liiiuitolo i“i uiuili'licn, Madrid, Sintesis, 1991, pag. 132

Freud 6.25 La fuerza centrifuge en las trayectorias curvas Err ausencia de Rerza dc Fozamiento el viento
en las depresiones es inferior al viento geostrfifico (se llama viento subgeostrfifico), dado que en él la
caracter continental y rugoso. En las supeificies oceanicas, menos rugosas, e1 fue(- za del gradients se ve conuarrestada, no sñlo por la fuerza de COriolis, sino también por la fuerza
centrt- tugs En los andciclones los vientos son supergeostrfificos porque en ellos la fuerza del gradiente se
toza- miento es siempre consideiablemente mas débil y el ângulo formado por ]as
ye apo
isobaras y e1 viento mucho menor; por ultimo, en las capas altas de la atmfisfera, yada por la fuerza centrifuge Tuente: elabn icion propia a panir de Huerra, Apctfttei âc
donde el ro- ii«i AiiJlisis ‹scuLir, Madrid, INM, 1984, pag 37
zamiento es nulo, los vientos suelen fluir como vientos geostrfificos’.

En las depi esiones, la fuerza del gradiente se dirige hacia e1 centro de la baja
y a ella se oponen tanto la fueiza de Coriolis como la cenNfuga, que actua siempie
2.2.4 La fuerza centrifuga en las trayectorias curvas hacia fuera del centro de giro. El equilibrio entre las tres fuerzas se produce bajo
Hasta ahora hemos aludido siempre a isobaras rectilineas y, consecuentemente, a la forma:

vientos también rectilineos, pero en la realidad estas distribuciones isobâricas son bas- [6.1]
tante infrecuentes; lo habitual es que las isobaras sean onduladas, formando
incluso circulos cerrados como en e1 caso de las depresiones y los ariticiclones doi›de:
En estos casos, las particular de aire, ademas de verse sometidas a la fuerza del
gra- diente y a la de Coriolis (en e1 supuesto de que no hubiera rozamiento), se ven [6 2]
some- tidas a1 efecto de la fuerza centrifuga, una fuerza que tiende a alejar a estas
particular de su centro de quo y que es directamente proporcional a] cuadrado de [6.3]
la velocidad de dichas particulas e inversamente proporcional al radio de giro, de
forma tal que:

Ft (t/p) (dp/dR) [6.4]

’ En general, se considers que a una altura aproximada de unos 500 m sobre el nivel del mar desapa- 232
rece e1 efecto del rozamiento, y a panir de ese nivel, denominado nivel del gradiente, se puede admitir el
equilibrio geos0ofico uerta, 1984, pâg 36)
dado que aqui la distancia horizontal que conEguia el gradiente de presiones coinci-
de con el radio de la depresion.
En consecuencia, la ecuacifin (6.1] quedaiia como sigue:

233
I v+ /Tt - (l/p) (dp/dR) (6.5j

Si dividiinos los dos términos de la ecuaciñn por el parametro de Coriolis (I) ob-
tenemos:
v + N/R I= (1/1 p) (dp/dR) {6 6]

Pero (1/f p) (dp/dR) es ct viento geostrofico; luego podemos escnbir:

v + v-/R I= V [6 7]
Sr despejamos en esta ecuacifin la velocidad del viento obtenemos:

v = V — N/f R

o, lo que es lo mismo:
v<V

En consecuencia, en una depresifin e1 vfento del gradiente es inferior at viento


geostififico y, de hecho, se le suele llamar subgeostrfifico
En e1 anticiclfin la situacifin es justamente la inversa de la anterior:

[6.9]
Realizando en esta expresifin e1 mismo proceso que en ct caso anterior obtene-
DtOS'

1/p dp/dR + U/R= f v {6.10]

v - (l/f’ p) (dp/dR) + v-/f & [6 11]

[6 12]

luego v >
V

Aqui el viento del giadiente es superior al viento geostrfifico y se ie suele denomi- reIevan- cia porque, en general, en ellas e1 gradiente de presifin suele ser mas
nar supergeostrofico. brusco en las dv presiones que en los anticiclones. Sin embargo, en los niveles altos
todo ello determina difeiencias sustanciales en la circulacifin del viento en de la atmfisfera es
tomo a los anticiclones y en tomo a las depresiones (véase figura 6.26). En
ausencia de ro- zamiento, en un anticiclfin el aire circula paralelo a las isobaras,
girando en tomo a él en el sentido de las agujas del ieloj en el hemisferio Norte y
en sentido contralto en e1 hemisferio 5ur. En una depresion el movimiento es
justamente inverso.
Ademas, en un anticiclfin el viento actuara como un viento supeigeostrfifico,
en tanto que en la depresifin lo hara como un viento subgeostrfifico. Ello supone
que, a igualdad de gradients de presiones, ct aiie circula a mas velocidad en tomo
a los an- ticiclones que en tomo a las depresiones.
En las capas baJas de la atinfisfera esta afirmacifin no suele tener mucha
2 2
ricuo s 2s. Circulaciones °i°1ñnica y anticiclfinica El viento gira en los anticiclones con sen ttdo liorario
en ct hemisferio Norte y »ntihorario en ct Sui Este giyo es paraielo a las isobaras cuando "° **° fuema
de rozamiento y oblicuo a

facil encontrar gradientes 6imilaies en tomo a ambas figuras, y en esos casos la mayor
velocidad del viento en tomo a los anticiclones tendra importances repercusiones so-
bre la dinâmica atmosférica, como veremos mas adelante
Cuando la fuerza de rozamiento no es despreciable, ha de añadiise a las tres fuer-
zas restantes. En este caso los vientos fluyen oblicuos a las isobaras, alejândose de las

2 2
altas presiones y dirigiéndose hacia las bajas presiones, pero manteniendo e1 mismo Pero esta afirmacifin general debe ser matizada, especialmente en lo que concier-
sentido de giro que en e1 caso anterior (véase figura 6.26)
ne a las capas de aire inmediatas a la superficie, en las cuales la naturaleza de ésta
Logicamente, en cada caso se produce una combinacion diferente de estas fuer-
zas actuantes, lo que motiva la existencia de grandes variaciones del viento tanto en pue- de imponer modificaciones sustanciales en eI flujo de viento, y a [as capas de
direccion como en intensidad La dimensifin vertical es la que acusa con mas inten- aire su- perior, que también acusan importantes variaciones en el flujo de viento, que
sidad estas variaciones, dado que es en esta dimension donde se producen, a su vez, no que dan suficienteinente explicadas por medio de esta afiimacion general.
las inayores variaciones en la densidad del aire y en el efecto del iozamiento Por eso
exarninaremos con especial detalle las variaciones del viento con ]a altura
2 3 1. El viento en las capas de aire irimediatas a la superficie

2.3 Vuriuciâii oeiticul del viento En estas capas de aiie la fuerza de rozamiento adquiere tal ielevancia que los
vien- tos, ademds de reducir en gran medida su velocidad, suelen fluir guiados por la
De modo genera] puede afirmarse que e] viento se intensifica con Ie ctWia 9ot fuer- za de1 gradients, lo qoe se traduce en la existencia de vientos perpendiculaies a
las ism baras y orientados desde las altas a las baJas piesiones
dos razones basicas: en primer lugar, por el proceso de disminucifin de la densidad
' Pero a esta modificacifin general cabe añadir las fnodificaciones derivadas de dos
del aiie que se registra al subir; lo cual contribuye a que aumente la fuerza del
hechos importantes: por un lado, la apancifin de distribuciones isobâricas especificas
grad(en- te; en segundo lugar, por la disminucion de la fuerza del rozamiento
teriestre. Este ul- originadas por fenfimenos térmicos de escala local derivados de la naturaleza de la
timo efecto determina ademas un ligero cambio en la direcciñn del viento a medida su- perficie y, por otro lado, el efecto ejercido por los obstaculos que se oponen Iocal-
que se asciende, cambio que se traduce en un giro paulatino de éste hacia la derecha mente a1 viento Entre los primeros destacan las circulaciones térmicas que se origi-
coriforme la fuerza del rozamiento va debilitândose, y que culmina con la configura- nan a lo largo de las lineas de costa o entre los valles y laderas de una cadena monta-
cion de un viento geostrñfico una vez que la fuerza del rozamiento ha desaparecido ñosa Entre los segundos merecen destacarse has modificaciones impuestus en el
totalmente, Io cual sucede normalmente en tomo a los 600-1.000 m de altura (véase viento cuando atraviesa una cadena de montañas o cuando experimenta un proceso
figura 6.27) Ello permite establecer una distincifin bastante neta entre los vientos su- de encajamiento en un valle.
perficiale6, mas débiles y oblicuos a las isobaras, y los vientos del aire superior, mas
fuertes y geosofificos.
a) Las brisas costeras

El diferente comportamiento térmico existente entre e1 mar y la tierra determina


que en las lineas de costa se generen habitualmente di(erencias de temperatura muy
Vienogeosrofico acusadas: durante el dia la deira se recalienta mucho mas que e1 mar, en tanto que
(500-1000 m) por la noche el mar conserva su calor mucho mas que la derra. Estas diferencias tér-
micas originan diferencias de densidad que propician la aparicifin de circulaciones
del aire a las que se denomina circulaciones téimicas (véase figura 6 28).
Dufante el dia, el aire mds trio y denso del oceiaio se dirige hacia la superficie te-
iTestre, en la cual e1 aire câlido y ligero tiene tendencia a subir. Se organiza asi una
circulacifin dirigida desde el mar a la tierra en superhcie y contrarrestada por una
circu- lacifin de sentido opuesto en las capas mas altas del aiie. Se trata de ]a brisa
marina o
«virazfin», que se inicia después de la salida del sol y alcanza su maxima intensidad
en las horas centrales de1 dia. Puede penetrar varios kilfimetros tierra adenoo y deter-
mina en la costa la existencia de vientos racheados, con frecuentes cambios de direc-
cifin y una suavizacifin notable de las temperaturas.
Durante la noche la situaciñn es justamente inversa de la descrita. Ahora las ma-
ximas temperaturas se situan sobre la superficie oceânica y has minimas sobre la con-
tinental En consecuencia, se establece una circulacifin dirigida en supeificie de la tie-
FicuM S 2‘7 Van cién dcl viento con la altura La espiral de Ekman. A medida que se asciende en altura, rra al mar y sobremontada en altura por la inversa de ésta (véase figura 6.28).
la aezza de rozamiento se va debilitando Ello determine, adernas de una aceleracifin del viento, un des Estamos en este caso ante la brisa de tieiTa, que se desairolla durante la noche y
alcanza su ma- xima intensidad antes de amanecex Pero ahora las diferencias
térmlcas entre la tierra
2 2
del mismo hacia su derecha hasta alcanzar el estado deI viento geostrofico y el mar no suelen ser tan marcadas como durante el dia; de ahi que la brisa de tieiTa
Fuente: Barry y
Chorley, Aliiiéi ru, troupe y c/ir/u, Barcelon°, Omega, 19 y2, pig 130 presente en general menos intensidad y potencia.

2 2
a) Torde: briso marino
6) Noche: briso lerreslre o| Dia

950
970 920
990 990
1 010 1 010

Tierro

Ficu+i 6 28 Las brisas costeras Durante el dia la tierra se recalienta mucho mas que el mar, expandicndo-
se el aire que se situ a por encima En ese caso el gradiente de presiñn apunta hacia la tierra y se genera la
brisa marina Durance la noclie sucede todo lo contrario, produciéndose brisas terrestres Fuente: Lopez
Bermiidez, Rubio Recio y Cuadint, Grogr u fiiiru, Madrid, C*tedt , 1992, pag 311

De todos modos, hay que resents que e1 fenfirneno de las brisas costeras no es un
fenfimeno cotidiano ni se presenta siempre que existe la misma intensidad Convie-
ne seña]ar que para que tenga lugar debe haberse pioducido una diferencia térmica
importante entre la tierra y el mar, y esto sñlo es posible con cielos predominante-
mente despejados y en ausencia de fuertes vientos que comporten advecciones de ca-
lor desde unos lugares a otros. Pot otro lado, tampoco hay que olvidai que este régi-
men, cuando se produce, se combina con e1 flujo de vientos determinado por el cam-
po general de las presiones; de ahi que su efecto sea especialmente notorio en
situaciones de débil flujo general de viento, Fiery 6 29 As brisas de monta ia Durante el dia lOs vientos en las iaderas son vientos anab*icos y cl
viento del valle remonta este dingjendose hacia el curso alto del rio Por la noche existen vientos
catabad cos en las iadefas y el viento en el valle discurre hacia las zonas bajas Fuente: OKE,
b) Las bnsas de montaña BoititJñ5 lp• c!'
mi, Londres, Methuen, p*g 178

Los valles encajados entre montañas también geneian circulaciones térmicas deri-
vadas de1 distinto calentamiento expeiimentado por cada una de sus partes. Durante dos vientos catabaticos. Este aire, al confluir en el fondo del valle, genera un fltijo de
el dia, las laderas de solana, que ieciben la radiacion solar con un elevado ângulo de viento que se desliza desde la cabecera hasta las zonas bajas del valle y que se dens
incidencia, son las que experimentan un calentamiento mas intenso. El fondo del va- mina viento de montaña, estando sobremontado por un viento igual, pero de senti-
lle permanece trio porque apenas recibe ninguna radiacifin solar; y cl aire situado en do contralto. En consecuencia, durante el dia asistimos en las zonas de montaña a
e1 mismo piano horizontal que la ladera de solana, pero lejos de ella, también perma- biisas de ladera anabaticas acompañadas de vientos de valle. Por la noche la situacifin
nece mas trio dado que el aire se calienta esencialmente a partir de la radiacifin de se invierte produciéndose biisas catabaticas de ladera acompañadas de vientos de
onda larga emitida pot e1 suelo. En consecuencia, se genera un gradiente de montaña (véase figura 6.29)
presiones que orienta al viento hacia las laderas, mas caldeadas, remontandolas y
dando lugar a los denominados vientos anabaticos. SimtilLineamente tiene lugar un
flujo de vien- tos que iemorita el valle (se denomina precisamente viento de valle) y c) Modificaciones originadas en e1 viento por una barrera orogrâfica
que es sobre- montado por un viento de retomo de sentido contraiio (véase figura 6
29)- Cuando un flujo de viento superficial encuentra en su recorrido un obstaculo, tie-
Durante la noche las laderas sufren un intenso proceso de enfriamiento como ne que remontarlo adhiriéndose en cierta medida a] perfil de dicho ObstdCulo Ello
consecuencia de las pérdidas de clot por inadiacifin noctuma, y el gradiente de pre origina corrientes ascendentes en la ladera de bailovento y descendentes en la de so-
siones entonces aponta hacia el fondo del valle En ese caso ct aire, ayudado ademas tavento, acompafiadas de desviaciones horizontales de los flujos de aire tendentes a
por la fuerza de la gravedad, desciende por las laderas dando lugar a los denomina-
2 5
rodear el obstaculo.

2 5
FiGuM 6 31 El comportamiento del aire a1 atravesar un obst3ctilo montaiioso importance Cuando el
aire atmviesa un obitéculo montaiioso importance predominan los movimientos verticales, siendo éstos
en go neral de caractei ondulatorio En las ladeias se producen remolinos de eje horixontal, descendentes
en la la dera de barloverito y ascendentes en la de sotavento Fuente. Triplet y Roche, Mai ârolog
GJ›/Jm/r, Paris, Ecole Nationals de la Météorologie, 1977, pag 295
hcUo 6 30 Comportmiento del aire al rodear un obsUculo de reducidas dimensiones Cuando el aire dene
que atravesar un obstaculo de reducidas dimensiones predominan en él los movimientos horizontales, ten-
diendo a contomear dicho obsticulo Fuente: 'triplet y Roche, NJ/J•ro/a@‹ 6âiñu/; Paris, kcole Nationale Cuando el valle se abre se produce un descenso compensatorio y una expansion
de la Météorologie, 1977, p3g 292 ho- rizontal del aiie que da lugar a remolinos dirigidos hacia las laderas del valle
(véase fi- gura 6 32).
Cuando el obstaculo tiene unas dlmensiones reducidas, los movimientos hori-
zontales son los predomtnantes y el viento tiende a contomear el trazado de1 obstacu- 2.3 2. El viento en las capas altas de la atmñ sfera
lo (véase figura 6 30) Cuando es amplio, sobre todo en anchura, los movimientos
verticales se imponen y con e{1os ciertas modificaciones en eI flujo de viento. Por enc na de un determinado nivel, que hemos establecido en los 600-1 000
Estas modificaciones determinan la aparicifin de remolinos de eJe horizontal en la m, los vientos se comportan aproximadamente coino vientos geostrfificos, dado
ladera de barlovento, que conducen a flujos descendentes en dicha ladera, y a que la fuerza de rozamiento se hace nula En consecuencia, en cualquiei nivel
remolinos si- milares en sotavento, pero esta vez con fliijos ascendentes (véase atmosférico puede calcularse la velocidad y la direccifin del viento a partir de la
figura 6.31) Estos remolinos hacen su aparicifin cuando las pend(entes de las laderas distribucion de las presiones existente en ese lugar, utilizando para ello la ecuacifin
son suficientemen- te maicadas (mas de 40°), estando ausentes en los casos de del viento geos- trfifico [V = (1/f p) (dp/dh)].
pendientes suaves. Pero esta expiesifin puede también tianscribirse de forma difeiente si en lugar
Pero, ademas, e1 flujo se ondu[a a] atravesar la cresta, generando un conjunto de partir de las isobai as para su câlculo, partimos de la consideracion de las
de ondas sucesivas que poco a poco van amortiguândose. El numeto de ondas es superficies isobaras
varia- ble, dependiendo del grado de estabilidad del aire, pero pueden encontrarse Situândonos en la figura 6.33, imaginemos que en un nivel atrnosfénco dado te-
hasta CIIYCO 0 seis ondas espaciadas horizontalmeiite de 5 a 10 kilfimetros En la nemos dos puntos A y B con presiones diferentes (p yp,’ respectivamente) y
proximi- queremos calcular la velocidad del viento geostrofico en ese nivel atmosfénco. En
dad del suelo las ondas degeneran dando lugar a torbellinos de eje horizontal deno- nuestro caso, dp/dh (el gradiente horizontal de piesiones) equivaldria a p-p’/h Ahora
minados rotores. Cuando la humedad del aire es elevada estos rotores pueden ir bien, p’ (la presifin reinante en ese nivel en B) coincide con la presifin ieinante en A’,
acompañados de nubes cumuliformes en su borde ascendente Asimismo aparecen un punto situado en la vertical de A y separado de éste por una altura z. En
cumulos lenticulares en las zonas ascendentes de las ondas. consecuencia, po- demos afirmar que la presion de A (p) es ion H a p’mas e1 peso de
la columna de aire situada entre A y A’.
El peso de esta columna se puede expresar como: p g z, siendo p la densidad
d) Modificaciones originadas en el viento por Nos valles encajados
Los valles estrechos y encajados constituyen auténticos pasillos por los que del aire, g la fuerza de la gravedad en ese punto y z la altura de la columna Asi pues,
viento se canaliza modificando su direccion y su intensidad. e1 podemos escribir:
En la zona de mâximo estrangulamiento se produce una acnmulacifin de aire que
conduce a una aceleracion de los vientos y a una ondulacion con ascenso vertical.
2 2
mninfo, 198?, pdf 109

Ftcw 6 J2 El compo umiento d‹I viento fl 4t@v un vide encyjado Los vibes encajados
produces un« ac•l•mcidn de Top vientos y una ondulacion ve@cal de Tae mismas. A Ta salida se
produc<n la dccclc- iacion y el deitcnso Fuente: Ftipiet y Roche, 'f*r‹t r f‹;gi* Oaf‹*f*, Paris, Role

Nationals de la Météo‹o

G 33 Circula *tel viento #costriihco en lbs wp*s elms de la atrnésfet* Err lbs capas altas dc la
atm&- gem los vientos, que pueden considcmoc como vientos gcosoéficos, sc pueden cdoulay a pt de
Ta pn dieni< d‹ In sup<diriu isobams (z7h pam <I era d< la sugcrficic isobam yg, siendo Mto mas
intensos cuanto mas abrupias erm cuas p<ndicntcs. Facntc: Eich<nbc/ger, 7lfuu64/</'cr• nicd'om,
Madtid, Pa•
2
dc donde sc deriva que:

Si tzanscribimos esta cxpicsién en la ccuaci6n dcl viento geosoéfico obtcncmos:

V = (l/f p) (p g z/h)
con lo cual, si eliminamos la densidad en ambos tcmiinos del cociente obtenemos:
4$ -- If{ (zrh)
Pero z/h no es sino la pendiente de la suptrficie isobain p, pot tanto, podemos deducts que
en un nivel dado de la atmosfeta ct viento geoscñfico tendrâ una mag nit«d proporclond a la
pendtcnte de las superfic›es isob•r•s que cortan <s< nivcl, siendo tanto mayor cuanto mâs
abnipta sea csa prndiente.
Como ya sabemos, en los niveles aitos de la atm6sfeta la distribution de 1as pre- siones se
express a traves del trazndo de las isohipsas, las cuales no muestran sino la altuta alcanzada en
1os distintos puntos del mapa pot una superhcie isobarn. Esto facilita mucho el calculo del viento
geostrofico en esos niveles, potque a pattir de estos mapas •z• no *s sino la difcrenci« dc
magnitud «xistcntc cmm dos isohipsas consecutivas y ñ es la distancia horizontal que separn esas
dos isohipsas (vcase £gu- r• 6.34).

dc T« aWasf<o fluyc paralelo a Inn @hipsu de1xndo Iss altiudcs mls eTcvadas a su de‹cch* y Iu mls ba-
jtotulsquicn]oencthcmit£cñoNonc

Asi pues, el viento geosttñhco en altura, conocida la distribuci6n de las isohipsas,


rcspondcria a la czpresi6n:

V - (gif) (z-z'/AB) (vcase figura 6.34)

2
siendo un vector perpendicular al vector gradiente de altitudes y desviado hacia la de- Esta diferencia vectorial puede calcularse mediante la expresifin:
recha de éste, de modo que ct viento fluye paralelo a las isohipsas y dejando las
alti- tudes mas elevadas a su derecha y las mas reducidas a su izquierda en e1 Vy' Vic V
hemisferio Norte (a la inverse en el Sur). Pero
Siendo ello asi, la difeiencia de viento existente entre dos capas de aire situadas a
diferente altitud puede calcularse a partir de la diferencia vectorial existente entre los V - (g/f) (grad z ) , y
vectores del viento representativos de ambas capas
Considereinos, por ejemplo, una capa atmosféiica comprendida entre los
niveles de presion B (la base) y Pg (la cumbre) (véase figura 6 35), en cada una de donde:
las cuales ieinan los vientos geostrfificos V Vdc' respectivamente Pues bien, la g es la fuerza de la gravedad,
diferencia f es e1 parametro de Coriolis,
vectorial enoe ambos wentos, que se conoce como viento térmico, expresa la diferen- grad z, es el vector gradiente de altitudes en el nivel PC, y
cia de viento existente entre mbos niveles. giad zb es e1 vector gradients de altitudes en el nivel PB.
En consecuencia, se puede esciibii:
Vy = (g/f) grad zC — (g/f) gtad zb = (g/f) [grad zC — grad zg]
Ahora bien, grad zC — grad zB = grad (z — zB), siendo z — zg la diferencia de all
titud existente entre el nivel PC y el nivelC PB, es decir, e1C espesoi existence entre
ambos niveles Con lo cual puede escribiise que:
Vy = (g/\ grad (zq — zB)
lo que implica que el viento térmico sena dlrectamente proporcional al gradiente
de espesores existente en e1 punto A.
Efectivamente, si trazamos los mapas de isohipsas conespondientes a dos niveles
atmosféricos, poi ejemplo, el nivel 700 hPa y el nivel 500 hra, y el mapa de
espeso- res existence entre ambas superficies, podemos dibujar los vectores
correspondien- tes a] gradiente de altitudes en e1 nivel 700 hPa ( ad gz), a1
gradiente de altitudes en el nivel 500 hPa (giad,pz), y al giadiente de espesoies de
la capa 700/500 hPa [giad (z,g — z ] (véase figura 6,36), y se puede comprobar
enseguida que la diferencia en-
tie los vectores giad,pz y grad z da e1 vector giad (z.g De hecho, st se adicio
nan giaficamente los vectores gra pz y grad (zp — St• o Gene e1 vector grad pz.
La figura 6 36 nos permite también comprobar como, en efecto, el vector viento
térmico (V ) no es sino la diferencia entre V5q V Si adicionamos grâficamente
Vy y V obtenemos el vector Vp Pot tanto, pues afirmaise que ct vector viento
térmico es proporcional al gradiente de espesoies existente en el punto
considerado, siendo un vector tangente a las isolineas de igual espesoi y dejando los
espesores ma- yores a su derecha y los menores a su izquierda En realidad, el
vector viento téimico responde a la misma ffirmula que el vector viento geostrfifico,
pero partiendo de1 gra- dients de espesores en lugar del gradiente de altitudes Es,
Vga = Viento geoslrofico en la base (Pt) pues, un vector perpen- dicular a1 gradiente de espesores y que deja los mayores
espesores a su derecha y los menores a su izquierda (véase figura 6.36).
Vg = Viento geoslrofico en la cumbre (Pg) Pero sabemos por los epigrafes anterioies que el espesor de una capa atmosférica
V/ = \fienlo lérmico es proporcional a la temperatura media de esa capa, siendo tanto mayor cuanto
mas elevada sea la temperatura. En consecuencia, ed gradiente honzontal de
FiGUmi 6 35 Esquema del viento térmico en una columna de aire Se denomina viento térmico a la dife espesores es equivalente al gradiente horizontal de temperatures, con lo cual también
rencia vectonal existente entre los vientos reinantes en dos niveles atmosféricos determinados Su calculo podria escri- birse que:
ie realize mediante una simple diferencia vectonal Fuentc: I ripltt y Roche, M!i!orologii Gñicral•, Paris,
Ecole Nationale de la Météorologie, 1977, pag 150 Vy = (g/f) grad fq
2 2
mente y sin gradiente téi7nico horizontal, los espesores existentes entre las distintas
|sahipsas 700 hPo
superficies isobaras son idénticos en todos los puntos, las superficies isobaras son pa-
rale[as y no existe, poi tanto, gradients horizontal de espesores En consecuencia, el
viento térmico es nulo, lo que indica que no hay variacifin del viento con la altura.
Esta afirmacisn, por otro lado, no es sorprendente; en una atmfisfera con estas car ac-
teristicas las pendientes de las superficies isobai as no varian en todo e1 espesor de la
5520
capa de aire, con lo cual el viento tiene que conservaise idéntico en todo el espesor
” porque ya hemos visto que en cualquier nivel atmosférico e1 viento es proporcional
55d0 a la pendiente de las superficies isobaras en ese nivel (véase figura 6.3'7)
qb
|soñ gsas
5d00 de 500 hPa

Lineo de igual espesor e Io caga


(700-500 hPo) o isotermos medias

2 = grodt@Z

3 = grod(Zip — Z,@) = grad Z - grad/qqz

¥icVw 6 37 Ausencia de variacifin del viento con 1s altura. En una atmfisfera en la cual no hubiese 6ra-
Ficuin 6 36 El calculo def viento térmico a panir de fas fopografias relatives El viento térmico existelzte diente horizontal de temperature las super0cies isobaras serian paralelas, no existiendo tampoco gmdiente
entre dos niveles atmos£éricos es paralelo a las lineas de igual espesor delimitadas por dichos niveles, de horizontal de espesores En ese caso la variacifin del viento con la altura, es decir, el viento térmico, serta
jando los mayores espesores a su detecha y los menores a su izquierda en e1 hemisferio Norte £uente: In nulo
plet y Roche, Mciéorologie Gciiñiilc, Paris, Ecole Nationals de la Météorologie, l97'7, pag 151

B. Gr‹rdieiitehor'zo»tal d t Super itiiras, pero siip‹ificiei isohurus e iioteruuf;f'•^ulelnscu-


be si Cuando existe un gradients horizontal de temperaturas, pero las superficies iso-
Por lo mismo, puede también afirmarse que el viento térmico es proporcional baras y las isotermas son paralelas entre st, e1 viento en altura va a modificar su
at gradiente horizontal de temperatura existente en la capa atmosférica in-
considerada, siendo mâximo cuando estos gradientes son fuertes y mlnimo en las tensidad, pero no su direccifin. Dos tipos de situaciones ejemplifican este caso:
zonas en que apenas existe gradients térmico una atmfisfera en la que el gradiente de presifin y e1 de temperatura apuntan en la
No obstante, hay que advertir que e1 viento térmico no es un viento real medible mis- ma direccifin, y una atmfisfeia en la que ambos gradientes presentan
con un anemfimetro; expresa solo la variacion del viento con la altura en la direcciones opuestas.
vertical de un punto dado, y su denominacifin de viento térmico ie viene de su El primer caso aparece ilustrado en la figura 6 38, en la cual las altas
estrecha aso- ciacion con la temperatura del aire, dado que, como hemos visto, presiones (z + f\z) y las altas temperaturas (E + f\E) aparecen at sur, en tanto que
son las diferencias de temperatuia existentes entre columnas de aire yuxtapuestas los bajos va- lores de presifin y temperatura (z y E) se situ an en el norte. Asi pues,
las que dan origen a esta fuerte variacifin del viento con la altura, las que originan, e1 gradiente de temperatura y e1 de presiones se diiigen del sur al norte. En este
en suma, al viento tér- mico. caso las lineas de igual espesor no cortan a las isohipsas, sino que ambas son
Una vez dicho esto podemos pasar ya a considerai Izs diferentes situaciones paralelas, con lo cual el viento en los diferentes niveles atmosféricos apiinta
que se pueden piesentar en la atmfisfera a este respecto: siempre en la misma direccifin (W-E), asi como el viento térmico, que es paralelo
A Ni iriici d‹grudi rite terico lloitroiitul En una atmfisfera homogénea térmica- a las lineas de igual espesor. En consecuencia, el viento se mantiene con la misma
direccifin, pero va arreciando con la altura, de forma que en e1 nivel de presifin
2 2
P¿, VP2 — W + V7

2 2
Débiles espesores (Rio} El segundo caso sena aquel en que las superficies isobaras e isotermas son parale
las, pero con gradientes de presion y de temperatura inversos (véase figura 6.39)
Attn ra las zonas de mâxima presion siguen situandose a1 sur, pero las de mâxima
tempe- rature se ubican en el norte El viento en los distintos niveles atinosféncos
presenta una direccifin W-E, pero el viento térmico, paralelo a las lineas de igual
E
espesor, tie- ne una dii eccion E-W Si suinamos al vector viento en e1 nivel P el
viento ténnico, que tendna signo negativo at llevar la direccifin opuesta, obtenemos
un vector VP in- ferior a VP,
En consecuencia, en estos casos el viento va reduciéndose con la altura, pudien-
do incluso llegar a hacerse nulo e inverorse en los niveles mas altos de la atmssfera
Ambas situaciones presentan, sin embargo, ciertos rasgos en comun: e1 primero
es que el viento con la altura solo varia en su intensidad, pero no en su direccifin (las
direcciones opuestas pueden considerarse como una misma direccifin, pero con sig-
no contrario), e1 segundo es que cl viento va paralelo a las superficies isotermas, no
las corta, con lo cual no se produce transports de calor con el flujo de viento, éste no
comporta advecciones calidas ni frias de unos lugares a otros.
F°ertes espesores {ceil or) Estas situaciones que hemos presentado hasta ahora con isohipsas rectillneas se
pioducen también en el caso de isohipsas curvas, sean éstas anticiclonicas o ciclñni
Lineo de igual espesor de la c°p° P
cas, de forma que a través de ellas se puede deducts el comportamiento registrado por
/P2
la circulaciñn del aire en los anticiclones y depresiones câlidos y trios
flemish 6 38 Viento arieciando con la altura sin cambio de direccion C uando hay giadiente té rmico hori a) Aitti‹icloiies cñlidos (figura 6 12). En un anticiclfin calido el aire dotado de
zontal, pero las superficies isobaras c isotennas son paralel as entre st, el viento no cambia de direccifin,
sino solo de intensidad Cuando, como en este caso, el gradiente térmico y el barométrico apuntan en la ma- yor presifin y temperatura se encuentia en el nficleo, en tanto que en la perifeiia
mis ma direccion, el viento arrecia con la altura Fuente: Triplet y Roche, fVIctcorologi‹ C iirm/q Paris, Ecole se si- tua e1 aire mas trio y dotado de men or presion El gradients de presion y el de
Nat tionale de la Météorologie, 1977, pag 152 tem- peratura regis Ban la misma direcciñn y ed mismo sentido, con lo cual los
vientos arm ciarân con la altura manteniendo la misma circulacion anticiclfinica. Ello
permite entender la potencia de estos anticiclones, que se mantienen como tales,
intensifican- dose, hasta el nivel de la tropopausa.
Ello es perfectamente logico si recordamos que en un anticiclfin calido los espe-
sores mayores se sitiian en el centio del anticiclfin (donde esta e1 aire câlido) y los
mas delgados estân en la periferia (en el aire trio). En consecuencia, a medida que
subimos van aumentando las pendientes de las superficies isobaras, con lo cual
también se in- ciementa la velocidad del viento geostrfifico También es coherente
Vp2 "Vp, + Vt
esta afirmacifin con el hecho de qoe al subir en la vertical de un anticiclfin calido, los
gradientes lio- rizontales de presiñn aumentan, con lo cual el viento debe ir
intensificandose.
b) Atiticiclones Jo i (figura 6.12). En un anticiclon trio e1 nucleo esta compuesto
poi el aire de mayor presifin, pero mas fno. El gradiente de presifin y el de tempera-
tura presentan sentidos opuestos, con lo cual los vientos se van a ir debilitando con
la altura.
En efecto, en el anticiclon trio los mayores espesores se encuentian en la perife-
ria y los mas débiles en el nucleo, con lo cual las pendientes de las superficies isoba-
lsohipsos ras van a ii disminuyendo con la altura hasta un determinado nivel en e1 cual la pen-
_ _ £ineos de igual espesor de la capa p,/py diente se hara nula y apareceia una superficie isobara horizontal. Por encima de ese
nivel las pendientes de las superficies isobaras se invieiten para adoptar la forma de
FIfiUM 6.39 Proceso de disminucion de la velocidad del viento con la alrura sin cambio de direcciñ n. Con embudo tipica de una depresifin. En consecuencia, eI flujo de viento se va a invertir
superficies isobaras e isotermas paralelas y gmdientes termico y baromecico con sentidos contrarios el
viento maritime su dircccifin con la altura, pero va amairiando dado que el viento térrriico es de sentido adoptando una circulacifin ciclonica, en consonancia con e1 nuevo gradiente hori-
contralto al viento reinante en la capa inferior de la atmfisfera. Fuente: elaboracifin propia a panir de zontal de presiones que se ha generado en estos niveles altos de la atmñsfeia Sobre
Tri- plet y ltoche, Mctcoroloffii lséiiñrile, Paris, Ecole Nationals de la Météorologie, 1977, pag. 152 la ciiculacifin anticiclfinica de superficie nos encontramos con una circulacion ciclo-

2 2
nica en altura, lo que explica la escasa potencia de estos anticiclones

2 2
c) Deytesioiies cñlidus (figura 6 12) En la depresifin calida e1 nucleo es calido y de-
presionario Los gradientes de presion y de temperatura van en sentidos opuestos y
Aire coli do
los vientos amainarân en altura }iasta llegar a invertirse en un determinado nivel, 0
rlado que las pendientes de las superficies isobaras van disminuyendo con la altura
Por encima de la depresiñn superficial rios enconti amos con un anticiclfin
d) D preMoiies fries (figura 6 12). En este caso los gradientes de presifin y de tempe- Isohipsas 500 hPa
ratura apuntan en la misma direccion y hacia e1 nucleo de la depresion, en e[ cual se
encuenti a el aire mas Rio y de menor presion Las pendientes de las superficies 29d0
Isohipsas 700 hPo
isoba- ras se van incrementando con la altura y los gradientes horizontales de presion
se van intensificando. Los vientos arrecian con la altui a y la circulacion ciclonica es 3000
cada vez mas rapida. La depresion se mantiene y se intensifica hasta e[ nivel de la
tropopausa. Podemos, pues, concluir que los anticiclones câlidos y las depresiones
300
frias se re- fuerzan con la altura, intensificandose las iespectivas circulaciones
anticiclfinica y ci- clonica. Por el contrario, en los anticiclones trios y las depresiones
calidas los vientos van amainando con la altura hasta mserâise Sin embargo, en
todos los casos, y dado que las superficies isobaras y las isotermas son paralelas, el
viento fluira paralelo a es- tas superficies, con lo cual no se producira adveccion de
Lineos de jgual espesor {ZU0-500 hPa}
calor desde unos lugares a

C Grad 'ate horizons il de temperutiiras y siipefici'es isoh rms e isotcriiias tio


parulel‹u Cuando existe un adiente horizontal de temperaturas, pero ademas las
superficies isobaras e isotermas no son paralelas entre st (la atmfisfera es baioclina),
el viento mv dificata su direccifin y so intensidad con la altura, dado que en este
caso los gradien-
tes de presion y de temperatura no coinciden en sentido ni en direccifin. adveccio- nes de aire calido, muy ligero, suelen generar movimientos
La figura 6 36 ejemplifica bien esta situacifin En ella vemos que e1 gradiente de ascensionales del aire, en
temperaturas (marcado por las lineas de igual espesor) apunta del NE al SW, de for-
ma que e1 aire mas calido se situ a a1 SW de [a figura, en tanto que el aire mas frio
se situa al NE de la misma. Sin embargo, los gradientes de presifin no apuntan en
esta direccifin en ninguno de los niveles atmosféricos. En el nivel de 700 hPa lzs Atas
pre- siones se situan al SE y las bajas a1 NW; en el nivel de 500 hPa las altas
piesiones se sftuan al SW y las bajas al NE.
En consecuencia, el viento cambia su direccifin y su intensidad a lo largo de la
vertical, siendo la variacifin del viento con la altura (Vy) proporcional al gradients de
espesores y dejando los mâximos valores a su derecha y los minimos a su izquierda
en el hemisferio Norte Pero ademas, el hecho distintivo de estas siWaciones es que
en ellas el viento no fluye paralelo a las superficies isotermas, sino que las coita, con
lo cual aoaviesa zonas térmicamente diferentes, lo que replica que se producen ad-
vecciones de aiie trio o calienta de unos lugares a otros,
En e1 caso repiesentado en la figura 6 36 vemos cñmo el aire en ambos niveles
circula de la zona mas calida a la mas fria, con lo cual comporta una adveccion de
ca- lor hacia las zonas situadas a1 NE de la figura. Estas situaciones de adveccifin de
aire calido se producen siempre que el viento rola en sentido anticiclonico con la
altura, como es nuestro caso (obsérvese que Vyp se ha desplazado
anticiclfinicamente res- pecto a V .
Por el contrario, las advecciones de aire trio se pioducen cuando los vientos rolan
en sentido ciclfinico con la altura (véase figura 6.40)
Estas advecciones de energia asociadas a las atmñsfeias baroclinas pueden llegar
a ser muy importantes, desencadenando movimientos verticales del aire (las
2
2
FIGURn 6 40 Advecciñ n de fire trio en una annfisfera baroclina Cuando las superficies irobaras e isotermas no son
paralelas cntre st, el viento con la alturfi cambia de dfreccifin y de intensidad Cuando los vientos rolan en send do
cicléinico con la altura suponen advecciones de aire trio de unos Iugares a obros. Fuente:
elaboracifin propia a partir de Triplet y Roche, Mctcoralagi Gñ ñulc, Paris, Ecole Nationals de la Météoro-
logie, 1977, pâg. 151

tanto que las advecciones de aire trio y denso tienden a propiciar movimientos des- cendentes)
y aumentos en los gradientes térmicos horizontales
Imaginemos tlna atmfisfera baroclina como la representada en la figura 6.41 y si-
tuémonos en los puntos A y B de esa figura. El flujo de viento (que es paralelo a las isohipsas)
comporta una adveccifin de aire fiio del norte hacia e1 punto A (el flujo rei- nante entre las
isohipsas z’ y z' — 6z’ transporta hasta A aire cuya temperatura es prñ- xima a T — 6f). En e1
punto B, sin embargo, hay una adveccifin de aire câlido del sur (e1 flujo reinante entre las
isohipsas z’ + 2bz’ y z’ + 6z' lleva hasta B aire cuya tempe- ratura es T + 26'F).
Como resultado de estas advecciones, las temperaturas de A y B, que eran muy en la
situacifin inicial, se van a convertir en mucho mas contrastadas Este
aumento de1 contraste térmico entre A y B puede dar lugar a innportantes movimien-
tos vemcales en e1 aire, al desarrollo de frentes y, en suma, a un aumento de la ener- gia
potencial del sistema que se liberara como energia cinética de movimiento, pu- diendo
desarrollarse importantes pemirbaciones en la atmfisfera
Asi pues, puede concluirse que en general el viento varia con la altura, pero estas
variaciones pueden set de inuy diverse indole en funcisn de la esmictura térmica y barométrica
de la atmosfera en e1 momento considerado. En ese sentido caben situa- ciones muy distintas,
que osc'âan desde e1 mantenimiento del viento con la altura, hasta su vaiiacifin en intensidad,
pero no en dueccifin, o su variacifin en ambas inag- nitudes.

2
2
z'—26z'
T — bT
z' — 6z'
T o) Disfluencio e) Dis9uencia + divergencia
(Ivene divergencia)
T + 6T

x'+26*'

Micro 6 41 Esquema de una onda barocltna en cl hemisferio Norte vista en plano El grafico nos mues-
tra una ,tmfisfera baroclina en la que las superficies isobaras e isotermas no son paralelas Esta situacifin
puede agudizaz los contrastes de Eemgerarura entie disontos puncos, como sucede enrre los puntos A y
B, de los cuales el primero recibe una adveccion fria y el segundo una adveccion calida, lo que hara que [) Confluencio
en poco tiempo sus tempe‹aturas sean mas contrastadas que en el memento inicial £•ucnte: Henderson-
bloivergenco + con'vergencia
(Serie convergencio)
Se- llers y Robinson, Colt/‹i»porri9' C/i»is/ofoy, Longman, Scientific d r•chnical, 1986, pag 173

d C ONEXJOIN ENIRE E£ VIE fI'O Y LOS MOVIMIEf OS VERIICALES DEL AIR.


CONVERGENCIA Y DfV£ AGENC1A
g} Disfluencio +
En la atmfisfera todos los movimientos se encuentran conectados y son estrecha- convergencio
(indelermin ociñn
mente intetdependientes, de forma tal que cualquier movimiento horizontal c) Confiuencici
condu- ce a un movimiento vertical, y viceversa. Esta interdependencia es atribuible
al carac- ter de fluido incompresible que e1 aire presenta dad as las enormes
dimensiones de la atmfisfera, y al hecho de que en rsta se verifica la ecuacifin de la
continuidad, segñn la cual la masa atmosférica debe permanecer constante en los
desplazamientos. En consecuencia, si como resultado de un movimiento encio
horizontal el aite dende a agol- parse en un punto determinado del planeta, este aire
tender a a escapar a través de mo- vimientos verticales; por lo mismo, cuando los d) Convergencio
inovimientos horizontales generen un vacio de aire en un punto dado, habra
siempre un movimiento vertical que tien- da a restaorar el eqtiilibrio
Estos casos de vacio o agolpamiento de aire en un lugar dado se conocen en me-
teoiologia con los términos de divergencia y convergencia. Asi, se dice que hay diver- FIGURA 6 42 8ituaciones de con vergencia y divergencia del aire. Los cambios de direccifin y de velocidad
gencia de aire en un punto cuando en ese punto se registian mas salidas que entradas en el viento pueden dar lugar a fen6menos de diverger+cia (pérdida de masa en un punto) o convergencia
de aire. Por su parte, la convergencia, que no es sino una divergencia negativa, se re- (acumulaciñn de masa) Si estos fenfimenos sc produces en 5 uperficie |a divergencia se resuelve mediante
descensos de aire y la convergencia mediante ascensos. Fuente: Pédélaborde, ‹'Yes données de la climato
Astra cuando en uii punto dado el flujo enoante de aiie es superior al flujo de salida. logic , en Erichclop!ñh ñc ly I/?' V•, Paris, Gallimard, 1966, pig. 33
Estos procesos de divergencia y convergencia, que se pueden producir en cualquier
ntvel atmosférico, se originan basicamente por dos tipos de mecanismos: la disfluen-
cia o confluencia de lineas de flujo hacia un punto dado, o los cambios de velocidad aas, mucho mas lento, no consigue a]canzar1o, generândose asi uria pérdida de aire
que se registren en estos mismos flujos (véase figura 6.42). en e1 punto afectado (este proceso es eI que recibe en meteorologia el término estnc-
Efectivamente, la divergencia de aire en un punto se puede products, bien porque to de diveigencia)
el flujo de viento tienda a escapar de ese punto (a), bien porque e1 viento se acelere La convergencia se genera en las situaciones contrarias, es decfi, cuando los flu-
en ese punto manteniéndose ralentizado el que circula detras (b); en ese caso el aire jos de viento confluyen en un punto, o cuando en ese punto se ralentiza la veloci-
que circula delante del punto se escapa de éste a gran velocidad y e1 que circula de- dad del aire, con lo cual en é1 se va agolpando todo e1 aire que circula detras a ma-

2 2
yor velocidad (este pioceso es el que recibe en meteorologia ct término estncto de Asi pues, los procesos de divergencia en e1 suelo se compensan con convergencia
en altura y, a la inverse, ]a convergencia superficial es contrarrestada por una divergen-
convergencia) cia en altura En el primer caso se registiard descenso o subsidencia del aiie y en el se-
Los casos mâximos de diver genera y convergencia producen, generarespecdvamente,
(e y f) Por gundo caso ascenso de éste
se
cuando coincides disfluencia y diveigencia o confluencia y conver Estos procesos de compensacion permiten que en e1 conjunto del volumes del
su parte, ]a mezcla de disfluencia y conveigencia (g) o confluencia y divergeficia (h) aire no se gane ni se pierda masa, manteniéndose Psi la ecuacifin de la continuidad
resultan u prion indetermlnadas, dependiendo e1 resultado final de la magnitud que Ademas, y como consecuencia logica de lo anterior, en las capas intermedias de la at-
alcancen cada uno de 10s dos términos. mfisfera en ambos casos se registi ara un nivel de no diveigencia (entendiendo aqui la
Los procesos de divergencfa en supeificie conducen a un vacio de aire en ese ni divergencia en e1 sentido genérico de variacifin de masa por pérdida o ganancia)
vel que tiende a rellenarse con aire piocedente de las capas altas de la atmfisfera; se Los casos mas notorios de convergencia y diveigencia superficial con sus opues-
genera asi una columna de aiie descendente que compensa la péidida de masa en su- tos en altura son las depresiones y los anticiclones, en los cuales la convergencia y di-
perficie. Por su parte, la convergencia en el suelo produce un agolpamiento de aire
vergencia respectiva se origin an por confluencia y disfluencia de flujos En un antici-
que se resuelve mediante una columna de aire ascendente que escapa hacia los nive-
clon los flujos de viento cortan a las isobaras oblicuamente escapando del nucleo del
les mas altos de la atmfisfera mismo. Se produce en consecuencia un movimiento descendente del aire o subsiden-
Ahora bien, en el primer caso esto condnciria a su vez a un vaclo de aire en al- cia que tiende a compensar esta divergencia superficial. En altura una convergencia
tuia, éste se resolvera mediante la génesis de un proceso de convergencia
superficial agolpaengran
ese compensa esta divergencia superficial y alimenta eI movimiento subsidente. En la de-
nivel. ror ,su parte, e1 aire ascendente desde la convergencia presion sucede todo lo contrario; en superficie e1 ajre converge hacia e1 nucleo gene-
cantidad de aide en las capas altas, el cual genera divergencia en ese nivel (véase fi- rando tin movimiento ascendente del aire que culmina con la divergencia en las ca-
gura 6.43). pas altas de la atmñrfera.
Asi pues, los anticiclones van asociados a divergencia de aire superficial y subsi-
dencia, en tanto que las depresiones se asocian a convergencia superficial y ascenso
del aire A su vez, la relacion entre estos procesos y la presifin es evidente. Los proce-
sos de convergencia y divergencia en el suelo se desarrollan con mas lentitud que en
altura por la ralentizaciñn del viento que impone la fuerza de rozamiento. En conse-
cuencia, en e1 anticiclfin tendremos una convergencia en altura que se desarrolla Ii-
bremente y una divergencia en ed suelo ialentizada por el rozamiento; la emisifin de
aiie desde las capas altas de la atmfisfeia supera a su salida en las capas inferiores,
con lo cual el aire se acumula en e1 suelo y sube la presifin En las depresiones e1
proceso es similar aunque inverso. La convergencia en el suelo se ve dificultada, en
tanto que en la cumbre el aire escapa libremente desde el nucleo de la divergencia;
she mas aire desde la cumbre del que entra por la base de la columna y la presion
baja
Asi pues, el anticicl6n se constituye como una columna de aire descendente en
Divergencia 10 espiral anticiclfinica (senddo de las agujas del reloj en e1 hemisferio Norte),
divergen- te en el suelo y dotada de alta presifin. La depresiñn, por el contrario, se
constituye como una columna de aire ascendente en espiral ciclfinica (sentido
contraiio a las agujas del ieloj en e1 hemisferio Norte), convergente en el suelo y
dotada de baja presion.
Hay que veseñar, ademas, que en uno y otro caso estos procesos estan estiecha-
mente asociados y son interdependientes. Asi, e1 andciclon puede generarse en el
AS sum lo (por divergencia de flujos, por aumento de la presidn asociada a un
enhiamiento, etcétera) y ello inmediatamente provocara el sentido de giro
anticiclonico en ct vien-
ANTICICLON to, la columna de aire descendente y la convergencia en altura. Pero también puede
DEPRESION
't generarse a partir de una convergencia de aire en las capas altas de la atmñsfera, la
cual inmediatamente propiciari la columna descendente de aire, la acumulacifin de éste
Convergencia
2
2
en superficie y su divergencia en sentido anticiclonico. Y algo similar puede estable
French 6 43 tionvergencja y divcrgencia en superficle y altura Los procesos de convergencia y divergen- cerse para ]as depresiones.
cia en superficie se compensan siempre mediante sus contrarios en altura En medio existe un nivel de no
divergencia en el cual no se pierde ni • s• • masa Fuente: fipez Bermudez, Rubio Recio y Cuadrat,
Por ello se suele establecer una distincifin ence los anficiclones y las depresiones
Ucogrnfi'‹iAfrica, Madrid, Catedia, 1992, pig 309 generados por mec:w1smos térmicos (se les suele denominar centros térmicos) y aque-

2
2
llos que responden al moviiniento del aire (se les denomina centros dinâmicos). lo que inhibe cualquier movi- miento ascensional Ademas, la estratificacifin de la
Los centros térmicos serian anticiclones trios y depresiones calidas pofque, en efecto, atmñsfera, con aire câlido en las capas altas y trio en las bajas, favorece la
un enfiaamiento del aire en superficie da lugar a un aumento en su densidad que estabilidad El resultado es un predominio absoluto de la subsidencia y, por ende,
puede traducirse a su vez en un aumento de la presifin, del mismo modo que un del buen tiempo. En la depresifin los ascen-
recalenta- miento del aire superficial disminuye su densidad y puede dai lugar a
una bajada de presion Los centros dinamicos serian, por el contrario, aquellos
generados por el mo- vimiento del aiie (convergencia en altura y descenso en los
anticiclones, y divergen- era en altura y ascenso en las depiesiones) e
independientes, pot tanto, de la tempe- ratura, pudiendo ser câlidos o trios
indistintamente
La propia estructura de los anticiclones y las depresiones nos permite explicar las
dtferencias tan notorias de tiempo que se registran entie uno y otro. En el
anticiclfin cl aire H descended se calienta adiabaocamente, con lo cut se Seiz
progresivamente del punto de saturacifin y ello determina la aparicion de un
tiempo seco, despejado y soleado. La depresion, pot el contralto, determina un
ascenso de aire que da lugar a un enfriamiento adiabatico del mismo. Este
enfriamiento puede conducii a la satu- racion y condensaciñn del aire, provocando
abundante nubosidad e inc[uso precipi- taciones; de ahi que la depresifin se
asocie a tiempo nublado y lluvioso
Sin embargo, estos efectos dependen del espesor alcanzado en la atinosfera por el
respectivo anticiclñn o depresion, siendo fundamental en este sentido la
difeiencia existente entre los cenoos trios y calidos. Como vimos en el epigrafe
anterior, los an- ticiclones y depresiones peliculares (anticiclones trios y depiesiones
calidas) se invier- ten f apidamerite en altura Err ellos la Inversion ya se la
product do normalmenfe en el nivel de 500 hPa, encontrandose el nivel de no
divergencia en tomo a Nos 600 700 hPa. Los anticiclones cdidos y las depresiones
frias, por el contrario, se mantienen como tales hasta e1 nivel de la tiopopausa En
ellos la inversion y el nivel de no di- vergencia se situan en la esoatosfera, com lo
cual inantienen una potencia y un espe- sor mucho mas acusados (véase figura
6.44).
Asi pues, un anticiclon calido es una columna descendente de aire en todo el
ni- ve1 troposférico, con lo cual en él esta garantizado el tiempo estable, seco y
soleado. En la depresifin fria ocuire algo similar; su caracter de columna
ascendente de aiie hasta los niveles mas altos de la troposfeia determine que en
ella las condensaciones sean un hecho grandzado por poca humedad que contenga
el aire. En los anticiclw nes trios la columna descendente de aire sñlo abarca los
primeros kilfimetios de la at- mosfera, registrândose convergencia y ascenso del
aire por encima de este nivel. En consecuencia, es posible encontrar en ellos la
aparicion de nubes altas e iricluso de precipitaciones provocadas por el movimiento
del aire superior Las depresiones cali- das, pot su parte, al determinar ascensos
muy limitados de1 aire, con frecuencia (so bie todo cuando e1 aiie contiene poco
vapor de agua) no dan lugar a los fenfimenos de saturacifin y condensacifin, con
lo cual pueden regis’Oarse cielos despejados en presencia de depresiones de este
tipo.
Existe, por ultimo, tin tercer tipo de situacion que se caracteriza por su
mâxima potencia y es aquella en la cual el anticiclfin câlido se acompaña de un
enfriamiento superficial o la depresion fria se asocia a un calentamiento
superficial. En un antici- clon de este tipo, e1 gran espesor de la columna de aire
descendente se ve reforzado por la presencia de aire frio y muy denso en superficie,

2 2
Depresion
Depresion colida
= Anticicloo Cé]idO

¥•icumx 6 44, Estnictura vertical de los anticiclones y las depresiones trios y calidos Nos anticiclones calidos
y las depresiones friars se tefuerzan en altura, con lo cual la columna de aire descendente o ascendente, res
pectivamente, se maritime hasta el nivel de la tropopausa Por el contralto, los anticiclones trios y las de
presiones calidas se invienen en altura, con lo cual solo afectan a una pequeiia pelicula atmosférica I:•uen-
te: Medina, M -t omlofy“‹i 1'Mic i siiiéptic‹i, Madrid, Paraninfo, 1976, yig. 126

$os del aire se ven intensificados poi la existencia en la base de un aire recalentado
y muy ligero, que presenta tendencia a subir y por un gradients térmico vertical
muy iriestable como resultado de la superposition de aire trio en las capas altas y
câlido en la superficie. En este caso las lluvias y e1 mal tiempo son un hecho
seguro.

2 2

También podría gustarte