Carta D. Claudio Español

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Saludo inicial Card.

Cláudio Hummes Asamblea


Ordinaria de la CEAMA - 26 de março de 2022

Queridos hermanos y hermanas, quiero darles la


bienvenida a todos lo que se reúnen aquí en São
Paulo y extender un abrazo fraterno a quienes se
conectan a través de internet.
Cardenal Cláudio Hummes

Esta Asamblea Ordinaria de la Ceama es un


encuentro singular, necesario y en el que, como presidente de esta obra del
Espíritu, y fruto del discernimiento de nuestra Iglesia en la Amazonía, quiero
invitarlos e invitarnos, a que sea un espacio donde el Espíritu Santo nos
permita tener la parresia y la apertura para seguir encontrando los nuevos
caminos necesarios para que nuestra Ceama pueda responder con fuerza a la
realidad que hoy nos interpela. Hace unos días el Papa Francisco concluía
con un largo proceso de reforma de la Curia, y con ello nos interpela para
seguir ese camino de nuestra propia reforma en la Iglesia, y como Ceama al
servicio de este territorio y de la Iglesia que aquí peregrina, para ser más
sinodales y responder con mayor claridad a los signos de los tiempos en
nuestra querida Amazonía.

Deseo que al cabo de nuestro encuentro, y de la experiencia de oración,


discernimiento y definición, podamos disponer de mejores herramientas para
que la Ceama sea un instrumento coherente con aquello que es nuestro
llamado para encontrar los modos más propicios para construir Reino en este
territorio, es decir, acompañar a los pueblos y comunidades que aquí habitan,
y a la Iglesia a su servicio, siendo un medio elocuente con lo que el Sínodo
nos dejó como indicaciones, y para ello estamos ante la necesidad de crecer
y adaptarnos como organización..

Los últimos dos años atravesados por la Pandemia del Covid 19 han sido
profundamente dolorosos, no cabe duda. Las víctimas de la pandemia se
cuentan por millones, y en la Amazonía el impacto ha sido mucho mayor,
desnudando las otras pandemias de la exclusión, desigualdad y racismo
presentes en este territorio. Padres, madres, hermanos y hermanas, hijos,
hijas, amigos y compañeros que no están. A ellos nuestro más profundo
homenaje. Sobre ellos y por ellos nuestra oración.

Cuando comenzábamos a volver al territorio, en la firme estrategia de


devolución para la concreción de los nuevos caminos, y cuando Su Santidad
el Papa Francisco publicó la exhortación Pos Sinodal “Querida Amazonía”,
extendiendo su mirada poliédrica en forma de los cuatro sueños para la
Amazonía, tanto para sus pueblos, como para la Iglesia, y hermanando su
texto al resultado de nuestro Documento final, comenzamos a discernir y
diseñar amorosamente ese párrafo que dice:

“c. Organismo Eclesial Regional Postsinodal para la región amazónica. 115.


Proponemos crear un organismo episcopal que promueva la sinodalidad
entre las iglesias de la región, que ayude a delinear el rostro amazónico
de esta Iglesia y que continúe la tarea de encontrar nuevos caminos para
la misión evangelizadora, en especial incorporando la propuesta de la
ecología integral, afianzando así la fisonomía de la Iglesia amazónica. Se
trataría de un organismo episcopal permanente y representativo que
promueva la sinodalidad en la región amazónica, articulado con el
CELAM, con su estructura propia, en una organización simple y
también articulado con la REPAM. De esta manera puede ser el cauce
eficaz para asumir, desde el territorio de la Iglesia latinoamericana y
caribeña, muchas de las propuestas surgidas en este Sínodo. Sería el
nexo que articule redes e iniciativas eclesiales y socio-ambientales a nivel
continental e internacional”.

Frente a nuestros ojos, con nuestros planes bien delineados, llegó la


pandemia, y con ella en cuestión de días, nuestros sistemas colapsaron.
Vimos la caída de la economía planetaria, de los sistemas de salud, el cierre
de las escuelas, la imposibilidad de celebrar el encuentro con el Señor en la
Eucaristía, de acompañar a las comunidades, incluso de dar un adecuado
adiós a los que partieron arrancados por esta pandemia. Y vimos, al mismo
tiempo, lo mejor y peor del hombre. Desde le negacionismo anti-vacunas a
las expresiones de mayor solidaridad posible.

Sin embargo, no nos detuvimos, inspirados y cercanamente acompañados


por el Santo Padre, que el 27 de marzo de 2020 nos señaló que nadie se salva
solo, que todos estamos en la misma barca y que por lo tanto todos somos
necesarios. Nos interpeló, como Jesús a los apóstoles “¿Por qué tienen
miedo, es que no tienen fe?

La Iglesia en la Amazonía estuvo allí, asistiendo, incluso dando la vida.


Nuestra REPAM Panamazónica se volcó con ayuda humanitaria por más de
100 mil dólares a más de 5000 familias de todo el territorio con asistencia
para alimentación, protección médica, aseo y bioprotección, y las REPAM
Nacionales hicieron lo propio en cada sitio. Escuchamos y acompañamos a
los pueblos amazónicos en esta experiencia donde los impactos se
incrementaron: la desforestación, los derrames de petróleo en cuencas
hídricas, el desplazamiento de poblaciones, el hambre, la persecución a los
líderes y lideresas que expresan su rechazo un orden sin dudas injusto,
excluyente y antihumano.

La Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe fue otro fruto del


proceso sinodal Amazónico, y una expresión elocuente del paso de la
periferia al centro en la reforma sinodal de la Iglesia, donde el CELAM
inspirado en nuestro caminar Amazónico siguió la dinámica de escucha
sinodal con decenas de miles de participantes que luego, a fin de 2021 nos
reunimos en toda América Latina de modo virtual, y algunos representantes
en México, a debatir, discernir y profundizar el sentido sinodal y los caminos
de la Iglesia en un contexto de reforma y transformación-. Muchos de los
desafíos surgidos de esa experiencia, son fiel reflejo de los cuatro sueños de
Querida Amazonía, y los llamados explícitos al cuidado de la Amazonía,
acompañamiento de los pueblos indígenas y otros, son claros frutos de
nuestro caminar.

En junio de 2020, realizamos nuestra Asamblea Fundacional donde


confirmamos nuestra identidad y el anhelo de existir para responder a los
llamados del Sínodo Amazónico, en asocio con el CELAM, y en comunión
con la REPAM, la CLAR, las Cáritas, y ahí nacimos como entidad,
definimos un primer estatuto y criterios iniciales de funcionamiento, pues
era imprescindible, a pesar de la pandemia, dar el paso al nacimiento de la
CEAMA.

El tiempo, y los desafíos del trabajo fueron moldeando la fisonomía de esta


experiencia inédita en la Iglesia Universal.

La confirmación canónica firmada por el Santo Padre en diciembre de 2021


es un hecho que nos impulsa a mejorar, a crecer y a compartir esta
peregrinación que nuestra amada Amazonía requiere, anhela y necesita.

Hoy nos encontramos ante el desafío mayor de discernir el momento actual,


y aquí les agradezco también considerar la propia realidad personal de este
su presidente, así como el de analizar el recorrido, y perfeccionar nuestros
instrumentos.
En este sentido considero muy necesario que, con la sabiduría del
discernimiento, y agradeciendo su acogida a lo que como responsable de
nuestra Conferencia les quiero presentar, nos dispongamos a reflexionar
sobre la necesidad de ajustar nuestros estatutos, para tornarlos más eficaces
y específicos. Esto lo habíamos previsto desde el inicio de nuestro camino,
esperando el momento de tener la confirmación canónica del Santo Padre, y
ahora, también, por mi propia situación.
El estatuto es el instrumento rector de nuestro funcionamiento. En todo este
tiempo fuimos evaluando la eficiencia y legalidad de nuestro instrumento
para responder al llamado del Señor para nuestra CEAMA, y sobre las
necesidades de nuestra Iglesia que peregrina en este territorio, para poder
implementar planes, programas y proyectos que respondan a nuestra
vocación.

Luego de este tiempo de una primera etapa de recorrido, estimo necesario,


proceder a pequeñas readecuaciones que contribuyan a elevar la
participación de todas las voces que están llamadas a colaborar de modo más
explícito en nuestra CEAMA. En este sentido, y luego de escuchar diversas
sugerencias y hacer algunas consultas, considero que la creación de una
Vicepresidencia Laica sería un instrumento propicio, como así también el
fortalecer la estructura orgánica de la CEAMA, pasando de un modelo
transitorio, a uno que permita una mayor eficacia apostólica en cuanto a
sistematizar nuestros procedimientos, mecanismos de trabajo y estructuras
de gestión, tales como coordinaciones, comisiones y núcleos en el ámbito
del Comité Ejecutivo, entre otras cuestiones.
Es necesario un estatuto que sea favorable a la buena gestión de la Ceama,
que asegure un permanente y adecuado diálogo con el CELAM, en una
relación de complementariedad y autonomía, así como de comunión con la
REPAM, la CLAR y la Cáritas ALyC, entre otras instancias, y que sea
acogido por la Santa Sede para toda gestión con los estados nacionales que
componen nuestra región amazónica.

Como vemos, crecer implica cambios y desafíos nuevos.

Quisiera abordar finalmente un tema que inscribo en el orden de lo personal


y fraterno.

Los gritos de la realidad actual, los de la sociedad y de la Iglesia, y todo lo


dicho anteriormente que les presento como presidente de nuestra CEAMA,
nos llama a tejer una estrategia de mayor encarnación territorial que
fortalezca los caminos de la Ceama. Esto implica un tiempo y un esfuerzo
que dadas mis actuales condiciones de salud no estoy en condiciones de
afrontar, de modo que se asegure que esto que vemos con claridad en el
horizonte, pueda ser realizado con todas las fuerzas necesarias.

Por tal motivo, presento ante esta Asamblea y ante el comité ejecutivo mi
renuncia al cargo de Presidente de Ceama, al que fuera honrado por Uds. el
29 de junio de 2020, cargo previsto por un periodo de 4 años.
He orado y discernido, y conversado con muchos compañeros sobre este
tema y a su vez he escrito al Santo Padre para comunicar mi decisión, pues
creo que es lo que el Señor pide por el bien del proceso de la CEAMA.
Agradezco profundamente la comprensión de nuestro amado Francisco
como así también la de todos ustedes, y sepan que seguiré en entera
disposición, según mis fuerzas lo permitan, a servir y acompañar en lo que
haga falta en este proyecto que tanta esperanza nos da.

Quiero concluir estas palabras de apertura de la Asamblea Ordinaria de la


CEAMA señalando la importancia de la fecha, a dos años de la Statio Orbis
de nuestro Papa Francisco, con la confianza de que, en medio de las aguas
movidas, seguimos construyendo nuestros sueños amazónicos con la
confianza de que es el Señor de la vida el que nos conduce, nos llama a tener
calma, y nos invita a confiar en un futuro donde nos encontremos en una
verdadera fraternidad universal, como lo soñaba el Santo de Asís.

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