Otra Psicología Es Posible
Otra Psicología Es Posible
Otra Psicología Es Posible
¿Cómo abarcar un tema con tantos abordajes posibles, sin devaluar lo que
han dicho otros que se han ocupado tan bien del tema?
Sin embargo, he aprendido que siempre es posible recrear lo que ya fue dicho,
cuando uno asume la propia perspectiva, que por ser propia, no quiere decir
que la haya construido en soledad, tiene que ver con el intercambio, el diálogo
con quienes se interesan en estas problemáticas y con la reflexión orientada a
responder varios interrogantes acerca de lo que decimos y hacemos los
psicólogos.
Digo esto para que no se piense que voy a presentar, hoy, una nueva
psicología, mas bien me propongo interpelar algunos supuestos sobre los que
se configuran enfoques o modelos de psicología y simultáneamente definir
lineamientos de una psicología, que creo, puede ser más consistente con
principios y prácticas de una inserción comunitaria.
Digo esto para situar mi exposición, pues me atrevo a suponer que nadie aquí
objetaría la idea, que todo enunciado, teoría, todo lo que se habla, lo que se
escribe, se dice desde un lugar, histórico, político, social, personal, disciplinar
(todo ello imbricado) que marca, signa lo que se dice o no se dice.
Cuando yo inicié la carrera de psicología casi al finalizar la década del 60, los
primeros años me situaron frente a una psicología unida entrañablemente a la
filosofía. Los contenidos psicológicos se enmarcaban fuertemente en un
contexto filosófico debido a la impronta de la formación de quien fue el principal
gestor de la carrera y promotor del desarrollo de la psicología en Argentina el
Dr. Plácido Alberto Horas.
Sin embargo, paradójicamente, también fue él quien brindó los elementos
inspiradores para romper este lazo, cuando al desarrollar lo que en ese
momento se llamó “psicologías objetivistas”, nos decía “la psicología se
constituye como ciencia cuando consigue expulsar de su campo a la filosofía”.
Por otra parte, en los años 80, luego de siete años de sujeción a un régimen de
terror que significó la dictadura militar en Argentina, emergió con total crudeza
una realidad social, cultural, educativa, política que requería una psicología
social capaz de interpretar el devenir de una sociedad fragmentada,
desconfiada, temerosa y neutralizada políticamente. Una psicología social que
definiera ideológicamente sus lealtades, al servicio de qué intereses producía
conocimientos y prácticas, posición que ya se había gestado antes del proceso
y que para algunos que se ubicaron allí, les significó la expulsión y hasta el
exilio.
Además, habíamos comprendido también, que la historia de Argentina, no era
ni es una historia aislada. La opresión, el sometimiento, la indignidad de la
pobreza, de la marginalidad y la desafiliación de sectores cada vez más
numerosos de la población, la violación de todos los derechos, es común a los
pueblos latinoamericanos y de otras partes del mundo.
¿Qué papel juega la psicología frente a los problemas que genera, sobre
todo en países dependientes, la globalización económico financiera, en
cuya lógica no entra el hombre común?.
¿Desde qué lugar los psicólogos nos planteamos estos interrogantes?. ¿Desde
la lectura crítica de la realidad?. Es posible, pero crítica con relación a qué?
¿Reconocemos en esa lectura de la realidad nuestra inserción sociocultural,
posición política, formación académico-profesional, por mencionar sólo algunos
aspectos de nuestra configuración como sujetos históricos?.
¿Qué idea de sujeto hemos construido cuando suponemos, por ejemplo, que
puede ser moldeado como una piedra? ¿Qué factores y dimensiones
convergen en esa construcción?.-
¿Qué sentido tiene plantear estas cuestiones que son complejas de responder?
O por el contrario ¿son simples?. Se podrían dar respuestas simples, ¿pero
sirven?, ¿a quién?
Las respuestas a estos interrogantes, no sólo tendrán que ver con la posición
ideológica política, que de manera conciente o no, ponemos en juego al
configurar nuestra práctica profesional, sino que estoy convencida que esas
respuestas también se vinculan a ciertos supuestos que actúan como aprioris
conceptuales en la manera de pensar o hacer psicología.
Veamos ahora: Otro obstáculo que atentaría con los propósitos de una
psicología comunitaria, se refiere a la creencia de que puede haber una
teoría que no refiera a una práctica o que puede haber una práctica sin
apoyatura teórica.
Con relación a lo primero, yo diría que lo que hace útil a una teoría es su
capacidad para organizar relaciones entre hechos observables o inferir otros,
sobre la base de ciertos observables y darle un significado y un sentido a esas
relaciones. Por supuesto que como decíamos, una teoría nos puede
conducir a observar con anteojeras y ver lo que queremos ver, como cuando se
acomodan los datos estadísticos para presentar indicadores que favorecen
una versión de la realidad.
Es por esto que prefiero resaltar los aspectos epistemológicos, ellos son
orientadores de la mirada y dan consistencia a las teorías, aún cuando no
siempre somos concientes de ello.
Pero también, práctica sin teoría, no tiene rumbo, ni destino. Solo tiene
metas a corto plazo, que serán difíciles de evaluar en el marco de objetivos
más amplios.
Creo la conveniencia de pensar los problemas desde la realidad local pero sin
perder de vista la complejidad del mundo actual, con relación al que, en todo
caso, deberíamos definir cómo queremos tomar posición.
Una reflexión que no puedo obviar aunque reconozco que sólo haré una
aproximación a lo que creo merece más atención y tratamiento, se refiere a la
práctica profesional del psicólogo y el trabajo del voluntariado.
No sé si esto es bueno o no. Por ahora queda claro que podríamos ser
funcionales al estado neoliberal, pero también podríamos ser facilitadores del
desarrollo de conciencia crítica frente a ese estado, como veíamos desde la
psicología comunitaria.
[1]
Conferencia Presentada en el Encuentro Internacional de Psicólogos Sin Fronteras "Otra psicología es
posible", realizado en la Universidad Nacional de San Luis, en agosto de 2005.
[2]
Profesora Titular de Psicología Social. Departamento de Psicología. Facultad de Ciencias Humanas.
Universidad Nacional de San Luis. Investigadora Cat. II. SECYT. Argentina