El Pueblo Mapuche

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El Pueblo Mapuche

Miguel Angel Salvatierra Tusco

Introducción

La historia de los pueblos que habitan hasta hoy las tierras de Chile, comienza con la
lucha feroz de los elementos desatados. El mar, el agua y la montaña, elementos
centrales de esa geografía, aprisionan al hombre como entre dos tenazas, el Mal y el
Bien, disputándose estas estrechas tierras. Los sobrevivientes fundan el pueblo, los
que han muerto se han transformado en rocas y objetos de la naturaleza. Hombre y
naturaleza, religión, cultura y sociedad, vida y muerte, objetos vivos e inertes, surgen
de este mismo momento fundador. Hasta ahí la creencia del pueblo Mapuche sobre su
inicio es muy parecida a la de varios pueblos de América, sin embargo algo que
diferencia a este pueblo es su naturaleza guerrera e indomable solamente igualada
por pocos como los Guaraníes de nuestro territorio.

El origen de los mapuches

Es relativamente incierto y acerca de el se han formulado numerosas hipótesis.


Ricardo Latcham postuló que los mapuches constituirían un grupo extraño a los
cazadores recolectores chilenos, provenientes de la vertiente oriental de la cordillera,
pampeana y guarani. Estos grupos se habrían trasladado del centro de América, por
migraciones sucesivas, dominando a los primitivos habitantes de Chile, e
imponiéndoles sus costumbres, lengua, religión, etc. Años más tarde otros autores
apoyaron esta hipótesis, contribuyendo con pruebas a su defensa. Durand sefiala:
“Los araucanos, como la totalidad de las familias nómades de Sud América, proceden
de las regiones de la selva amazónica y de las del gran Chaco platense. A
continuación daremos pruebas del camino que siguieron”, y detalla elementos del
tránsito desde el centro de América a la orilla del Pacifico austral. Sin duda, quien
formuló esta hip6tesis con mayor audacia fue el historiador Francisco Antonio Encina,
que en el primer tomo de su Historia de Chile sigue fielmente la tesis de Latcham.
Dice: “Uno o dos siglos antes de la invasión incaica, un pueblo guerrero se incrustó
como cuña en la cultura que acabamos de reseñar (chincha-diaguita) a la altura de
Cautin, cortándola en dos porciones. La forma como dividió a la población autóctona,
hace inverosímil la posibilidad de un arribo por el norte o por el sur.

Desde el mismo momento en que se formuló esta hipótesis, hubo investigadores que
estuvieron en desacuerdo. Don Tomis Guevara señalaba en 1928: ‘‘Con el Dr.
Latcham discrepamos en un punto fundamental: el ha sostenido desde tiempo atrás la
hipótesis de que los araucanos chilenos proceden de emigraciones de la Argentina, y
yo, al contrario, que los araucanos argentinos se derivaron de sus congéneres de este
lado de los Andes”. Guevara, sin embargo, remonta la presencia de rnapuches
chilenos en las pampas al siglo dieciséis, a pocos años de la fundaci6n de Buenos
Aires. Como se vería más adelante, los estudios modernos han dado mayor
complejidad a esta cuestión, situando la presencia araucana en las pampas sólo en el
siglo dieciocho.

Con posterioridad. Numerosos autores han criticado la tesis migratoria de Latcham,


tanto que hoy en día los círculos ilustrados la han desestimado totalmente. No existen
pruebas confiables para sostener el origen tupi guarani. Y en cambio se conocen
numerosos testimonios arqueológicos que avalan hipótesis alternativas.

La Población Mapuche

Existe acuerdo entre historiadores, antropólogos y araucanistas en considerar que la


población de Chile, a la llegada de los españoles, era aproximadamente de un millón
de habitantes; se trata de una estimaci6n que plantea un conjunto de problemas
teóricos e históricos. Un millón de habitantes significa que el territorio estaba
densamente poblado, con habitantes asentados establemente en sus lugares, o con
migraciones y nomadismo mínimo y ordenado, y que había un volumen de recursos
capaces de sostenerlos y mantenerlos. Al hablar de un millón de habitantes, ,estamos
señalando que a la llegada de los españoles, el territorio chileno no era habitado por
bandas de aborígenes desarrapados, ni por grupos aislados de cazadores nómades,
como normalmente se insinúa en los libros de historia y en la historiografía nacional,
Un millón de habitantes en un territorio tan delimitado como el chileno -desierto de
Atacama, cordillera y mar- plantea la existencia de una organizaci6n social, o varias
organizaciones, bien estructuradas.

Los lugares de concentración de la población mapuche estaban en relación directa con


el tipo de recursos existentes en la naturaleza. Los mapuches tenían un conjunto de
conocimientos técnicos sobre agricultura, pesca y caza, recolecci6n de frutos, etc....
Tenían instrumentos y herramientas limitadas. Estaban en una etapa de desarrollo en
que habían superado la simple recolección, aunque esta actividad seguía teniendo
gran importancia en su economía. Eran, además de recolectores, cazadores y
pescadores, conocedores de muchos secretos y técnicas de estas artes. Y, lo que es
mis importante, comenzaban a criar ganados y a sembrar productos. La combinación
de estas tres formas de obtener el sustento -cazador-recolector-horticultor-, era la
base de su economía.
La pregunta que es necesario hacerse, es cómo un sistema económico tan poco
desarrollado permitía la reproducción y supervivencia de una poblaci6n tan grande.
Para responder a esta cuestión central es necesario pasar revista en detalle al tipo de
economía mapuche.

La economía mapuche: cazadores, recolectores, horticultores.

Los mapuches se encontraban en un estado de desarrollo proto-agrario, esto es,


conocían la reproducción de ciertas especies vegetales en pequeña escala, pero no
habían desarrollado aún una agricultura propiamente como tal. En América, los
diversos pueblos poseían diferentes niveles de tecnología agraria. El más simple y
primario es el conocido como “rozatumba- quema”, o simplemente de “roce”. Se trata
del limpiado de un terreno por -generalmente- el fuego. Quemada la maleza y Árboles,
se destronca (tumba) y limpia. Se hace un claro en el bosque, apto para echar las
semillas. La ceniza sirve de fertilizante. Se siembra varias temporadas, rozando cada
vez los rastrojos. Cuando ha mermado la fertilidad, se busca otro lugar donde se
realiza el mismo proceso. Este tipo de tecnología exige un territorio bastante amplio
para cada familia, grupo o unidad de producci6n. Los medios de trabajo y
herramientas son muy simples, no utilizándose el arado, ni instrumentos
especializados, solamente un palo labrador.

Quizá en esta estructura de relaciones hombre-naturaleza se halla una de las


principales explicaciones de la larga guerra de Arauco y el espíritu belicoso de los
mapuches. La llegada de los españoles encontró al mapuche en una situación muy
especial en comparación con la evoluci6n de otros pueblos aborígenes invadidos por
europeos. Era una sociedad que no había sufrido aún en plenitud la revoluci6n
agrícola y, por lo tanto, no se había asentado en comunidades productoras
sedentarias. Continuaba poseyendo la libertad del cazador-recolector, que no obedece
a horarios, tiempos y días de trabajo, que no estaba habituado al trabajo sistemático
propio de las culturas agrarias. El cazador era en la práctica un guerrero; exponía su
vida permanentemente en la búsqueda del sustento diario.

Pero el pueblo Mapuche tampoco estaba en el estadio evolutivo de las “bandas de


cazadores”, sin organización ni asentamiento alguno. Por lo general, esos pueblos
huyeron frente a los invasores. En este caso existía una población equivalente a la de
una sociedad agraria, un asentamiento estable (sentimiento de lugar propio, de
territorio) y, por tanto, recursos de guerra -guerreros- para hacer frente a los invasores.
Sin querer ser reduccionistas, pensamos que de esta contradicción social surgen las
vías de explicación del carácter libertario e independiente mapuche, junto a la defensa
de un territorio circunscrito y demarcado. Una naturaleza rica en recursos permitió que
esa sociedad continuara, mucho mis allá que otras, en una etapa cazadora
recolectora, y que no fuera pobre, ni discriminada, ni escasa en cuanto población.

Guerra Y Barbarie

La mayoría de los que han escrito sobre los mapuches, han sido influidos por el
concepto decimonónico de barbarie; según él los barbaros -en oposici6n a los
civilizados- son pueblos, personas, tribus, que no tienen organizaci6n ni leyes, ni se
someten a autoridades, dominando en ellos el estado de guerra. La civilización
consistiría precisamente en la superación, por medio de la razón, de ese estado
bárbaro semi humano. Barros Arana, historiador liberal que funda en cierta medida la
historia de Chile, dice: “Hemos consagrado algunas páginas a la descripción de las
costumbres de los indios chilenos no por satisfacer un vano interés de curiosidad, sino
por la importancia que este estudio tiene ante la ciencia social ..., se trabaja en
nuestros días por construir ... la historia del camino que han seguido las agrupaciones
humanas para alcanzar al desarrollo intelectual y moral en que se encuentran las
sociedades más adelantadas. Este estudio, al cual sirve de ejemplo comprobatorio la
observación de las costumbres, de las ideas y las preocupaciones de los pueblos
barbaros, ha producido los resultados más sorprendentes para reconstruir la historia
de la civilización, de la industria y las ideas morales”

En consecuencia, se puede caracterizar la sociedad mapuche anterior a la llegada de


los españoles, como una estructura armónica tanto en sus relaciones con la naturaleza
como en sus relaciones internas. No anima a estas consideraciones ningún espíritu
romántico en el sentido de encontrar al “buen salvaje”, viviendo en felicidad en medio
de las selvas. Pero todas las evidencias nos obligan a concluir que no estamos ni
frente a una sociedad de la escasez, ni tampoco frente a una sociedad sometida a la
guerra permanente entre sus miembros. La economía recolectora y cazadora posee
una fragilidad obvia. Hay días en que no se obtiene caza o pesca alguna, y hay días
en que las condiciones climáticas no permiten recolectar. Esos días son de hambre.
Quien está sometido a esa economía no suele alimentarse con la regularidad de
quienes viven en sociedades agrarias o post-agrarias.

Organización Social

La familia era el centro de esta sociedad, y prácticamente la única institución social


permanente. Al parecer se trataba de una familia muy amplia, extensa y compleja, en
la cual que convivían todos los descendientes masculinos del padre o jefe de familia.
Abuelos, padres con sus esposas, hijos con sus esposas, nietos, etc. Las mujeres
pareciera que no llevaban a sus esposos a la casa paterna, sino que el intercambio
seguía las reglas patrilocales, esto es, la mujer se cambiaba de domicilio adoptando el
de su marido.

Los cronistas hablan de rucas (casas) gigantescas, algunas con más de cien personas
en su interior. En otros casos había una agrupaci6n de rucas alrededor de la del
cacique (lonco, ulmen), pero siempre se mantenía cada familia separada de las otras,
con una autonomía territorial.

El análisis de los testimonios de la época muestra que no había una estructura


económicamente significativa, superior a la familia. El centro económico estaba en la
familia. Allí se producía una división del trabajo, ya sea por diferencia sexual (mujeres
en labores hortícolas, textil, etc.) o por habilidades (los viejos en tareas más caseras,
los jóvenes en las más arriesgadas, pesca en el mar, por ejemplo). Los alimentos se
consumían en la familia, distribuyéndolos entre sus miembros, obviamente de acuerdo
al as necesidades biológicas de cada uno. No hay, por lo tanto, una “comunidad” local,
o primitiva, como se ha planteado más de alguna vez.

Conclusión

El pueblo Mapuche es uno muy interesante de estudiar ya que si bien comparte ciertas
características con otros pueblos de los andes como los Aymaras, tiene su propio
desarrollo que facilitó su resistencia ante la amenaza de pueblos invasores como los
Incas o los Españoles, este pueblo actualmente es solamente una sombra de lo que
en su tiempo era (hablando demográficamente) sin embargo el gobierno Chileno ha
estado realizando esfuerzos por rescatar las costumbres y la cosmovisión del que sin
duda es su cultura originaria más representativa.

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