El Impacto Economico Del Covid en Bolivia

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UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA BOLIVIANA

TURISMO Y HOTELERIA

´´EL IMPACTO ECONÓMICO DEL COVID EN BOLIVIA´´

Integrantes:

Figueredo Surco Ana Cristina


Mamani Alarcon Teresa
Mamani Villalba Carlos Bryan
Maquera Alanoca Ximena
Mollo Ticona José
Montaño Uruña Judith Madelen

Materia: Economía Turística I

Docente: Lic. Iván Álvarez

Semestre: Tercero, turno mañana

El Alto - Bolivia
EL IMPACTO ECONOMICO DEL COVID EN BOLIVIA

El coronavirus generó un decrecimiento del 11,11% del PIB en Bolivia

A nivel regional, Perú fue la economía que presentó la mayor caída acumulada,
con una tasa negativa de 17,27%, seguido por Argentina (-12,55%), Bolivia (-
11,11%), Colombia (-7,43%), Chile (-7,08%), Uruguay (-5,99%) y Brasil (-5,90%).

El Instituto Nacional de Estadística (INE) señaló que la pandemia del coronavirus


(COVID-19) produjo un decrecimiento del 11,11% del Producto Interno Bruto (PIB)
boliviano en el segundo trimestre del 2020.

El INE apuntó que las medidas de confinamiento adoptadas para contener el brote
del virus paralizaron o mermaron las capacidades productivas del país.

"Actividades como la construcción y la minería se vieron particularmente


afectadas. Por el contrario, los servicios de comunicación registraron un
crecimiento debido al incremento en el uso de Internet doméstico con fines
laborales y educativos", indicó el INE.
Los países que decrecieron a una tasa menor también fueron los que tuvieron
medidas de aislamiento menos rígidas.

El producto interior
bruto de Bolivia en 2020
ha caído un 8,8%
respecto al año anterior.
Esta tasa es 110 décimas
inferior a la de dicho año,
en el que la variación fue
del 2,2%.

En 2020 la cifra del PIB


fue de 32.253 M€, con lo
que Bolivia es la
economía número 95 en
el ranking de los 196 países de los que publicamos el PIB. El valor absoluto del
PIB en Bolivia cayó 4.543 M€ respecto a 2019.

El PIB Per cápita de Bolivia en 2020 fue de 2.763 €, 433 € menor que en 2019,


cuando fue de 3.196 €. Para ver la evolución del PIB per cápita resulta interesante
mirar unos años atrás y comparar estos datos con los del año 2010 cuando el PIB
per cápita en Bolivia era de 1.488.

Si ordenamos los países que publicamos en función de su PIB per cápita, Bolivia
se encuentra en el puesto 132, por lo que sus habitantes tienen, según este
parámetro, un bajo nivel de riqueza en relación a los 196 países de los que
publicamos este dato.

En esta página puedes ver la evolución del PIB en Bolivia. Puedes ver el listado
completo de los países de los que publicamos el PIB clicando en PIB y ver toda la
información económica de Bolivia en Economía de Bolivia.
Concluido el boom de las materias primas en 2014, Bolivia recurrió a un elevado
gasto público y un creciente crédito interno para mantener un alto crecimiento
económico. Estas medidas resultaron en el aumento de la deuda pública y la
reducción de las reservas internacionales y los ahorros fiscales acumulados en la
bonanza.

La crisis sanitaria provocada por la COVID-19 sumió a la economía en una


recesión que indujo un repunte de la pobreza. El Gobierno desplegó diferentes
iniciativas para proteger a la población más vulnerable tales como transferencias
en efectivo y diferimiento de créditos. Sin embargo, la crisis sanitaria desnudó
algunas debilidades estructurales como la reducida capacidad del sistema de
salud, el limitado impacto de la poca focalización en los programas de protección
social, la alta informalidad laboral y los elevados desequilibrios macroeconómicos.

En los primeros meses de 2021, la economía ha mostrado signos importantes de


recuperación debido a la mejora del entorno internacional y la relajación de las
medidas de aislamiento adoptadas al inicio de la pandemia. Es importante que el
Gobierno y la sociedad unan esfuerzos para avanzar en la vacunación y posibilitar
así una recuperación plena de la actividad económica y el empleo. El alto
endeudamiento público y las modestas reservas internacionales podrían limitar los
esfuerzos para dinamizar la economía solo mediante políticas expansivas, en
especial si el sector privado no juega un rol más activo y sostenido.

Además de los desafíos inmediatos, asociados a la crisis de salud, una


recuperación sostenible del crecimiento inclusivo plantea algunos desafíos
estructurales para el país. Un proceso de consolidación contribuiría a fortalecer la
confianza en la gestión macroeconómica y la sostenibilidad del tipo de cambio, así
como a la generación de algún espacio de política para afrontar cambios en el
entorno internacional o eventos climáticos adversos en el futuro.

Las limitadas reservas de gas, un mercado regional cada vez más desafiante y
esfuerzos globales por descarbonizar el sector energético, hacen necesario buscar
alternativas a la exportación de gas. Todavía existen algunas oportunidades
remanentes en este ámbito que, sumadas al importante potencial minero de
Bolivia, podrían aprovecharse mejorando el ambiente de inversiones,
principalmente en los campos de la regulación laboral y tributaria, con miras a
dinamizar la inversión privada y la productividad, a tiempo de reducir la alta
informalidad. Para que este crecimiento sea sostenible a largo plazo es necesario
tomar recaudos para evitar la degradación del medio ambiente y mitigar los
efectos de cambio climático sobre la población y la actividad económica. Ello
requiere afrontar temas críticos como la alta deforestación, la contaminación y la
sobre explotación de algunas cuencas, asociada al crecimiento de las ciudades y
la actividad minera de pequeña escala, y los posibles efectos adversos de
actividades extractivas sobre ecosistemas delicados como las áreas protegidas y
los salares.

De igual manera, es posible mejorar la eficiencia y progresividad de las políticas


públicas de forma tal que se pueda proteger a la población más vulnerable y
mejorar el acceso y calidad de los servicios públicos sin aumentar el gasto de
manera insostenible. Para tal efecto, se puede hacer más eficiente la gestión de
servicios salud y educación y la redes protección social. En el mismo sentido, se
puede potenciar el impacto del gasto público sobre la población, mejorando la
coordinación entre niveles de gobierno y fortaleciendo las capacidades de los
gobiernos subnacionales.

EL IMPACTO ECONÓMICO EN EL TURISMO EN TIEMPOS DE COVID

Sin duda el turismo ha sido una de las industrias más golpeadas por el Covid-19 a
nivel mundial. Según datos de la OMT, el 2020 hubo un decrecimiento del turismo
en un -73% en comparación al 2019, y se estima volver a los niveles pre pandemia
recién en la gestión 2024.

Bolivia no fue la excepción, Bolivia decreció en un -65% el 2020, calculando una


pérdida económica cercana a mil millones de dólares americanos, una cesación
en los empleos de 140 mil personas que tuvieron que migrar a otros rubros para
subsistir. Las estimaciones de recuperación del turismo también son lejanas,
recién el 2023 se volverá a alcanzar los niveles del 2019. No queda duda alguna,
que la recuperación del turismo será lenta, y en ese periodo las consecuencias
sobre el aparato productivo de sector pueden ser aún más catastróficas con
consecuencias como el cierre de empresas y aumento del desempleo.

El Covid-19 golpeó fuertemente al turismo en Bolivia, pero lo hizo a mayor escala


a los Emprendimientos de Turismo Comunitario (ETC), ya que no solo se
constituye en una forma de subsistencia de estas comunidades, sino que pone en
riesgo la preservación del patrimonio natural y cultural que las comunidades
protegen, con el fin de que el mundo conozca.

Asimismo, el informe señala que la pérdida económica durante la gestión 2020


habría alcanzado los 3.7 millones de dólares, y más de 500 familias quedaron sin
su fuente de sustento. Este extremo obligó a que el 80% de los ETC migraran a
otros rubros de la economía para generar su subsistencia, muchos de los cuales
no volverán al rubro turístico en el corto plazo, y los que traten de volver en el
mediano plazo no estarán preparados para el nuevo turismo.

La reactivación del sector será lenta pero necesaria, no solo porque permitirá
generar ingresos adicionales a las familias socias de los ETC, si no porque
mediante ellos se puede preservar el patrimonio turístico que es aprovechado por
empresas turísticas en toda Bolivia.

La OMT afirma que los destinos preferidos por los nuevos turistas serán atractivos
naturales, con actividades al aire libre y experiencias culturales auténticas,
características que sin duda reúnen los ETC en Bolivia. Sin embargo, para que
esta oportunidad sea bien aprovechada, estos emprendimientos requieren de la
inserción al mundo digital, incorporación de las nuevas tecnologías en la
prestación de servicios y, reinvención de los productos comunitarios.

EL IMPACTO ECONÓMICO EN LA HOTELERÍA EN TIEMPOS DE COVID

Nos encontramos ante una crisis sanitaria y el miedo se debe mayoritariamente al


contagio, por lo que la modificación de las tarifas no debería de ser la primera de
nuestras opciones.

La crisis del coronavirus ha provocado que los cimientos del sector hotelero se
tambaleen. Partiendo de la base de que el turismo es un gran soporte para la
economía boliviana, la economía se ha visto gravemente afectada.

Debido a las vacaciones de Semana Santa, en el mes de abril es un mes fuerte


para el turismo, llegando a registrar durante el año pasado la cifra de 13.100
millones.

Los clientes se encuentran en estado de espera, pero siguen manteniendo las


intenciones de viajar si la situación se equilibra. Por lo tanto, las expectativas para
el resto de meses se mantienen.

Los clientes que han cancelado una reserva lo han hecho por miedo, no por coste,
por ello debemos de tratar de devolver la confianza en nuestro establecimiento en
la mayor medida posible.

Ocupación hotelera covid-19

Por otro lado, la caída de ventas desde que comenzó en lo que se refiere al
coronavirus es del 50% que además ha ido acompañada de un notorio desempleo
que va en aumento.
¿Una vez terminada la crisis del COVID-19 debo bajar los precios de mi
hotel?

Tras haber analizado y debatido sobre la situación, expertos no recomiendan bajar


los precios de los hoteles una vez pasado la crisis. Por un lado, esto se debe a
que si analizamos la situación cabe destacar que la demanda no ha disminuido
por aspectos económicos, sino por una crisis social en la que el sector hotelero se
ha visto obligado al cierre de sus negocios y donde los huéspedes comenzaron
anulando sus reservas por miedo a contraer el virus.

Por otro lado, si la mayoría de los hoteles bajan sus precios el resto quedan fuera
de mercado, convirtiéndose en un efecto dominó y viéndose obligados a bajar
también sus precios sin quererlo.

Además, según otros expertos, ahora mismo nos encontramos en un momento en


el que todos los empresarios del sector hotelero deben trabajar sobre sus propios
planes de actuación, para que una vez termine esta crisis sus negocios se
encuentren al 100% y puedan recuperarse lo antes posible. Se pueden repasar
aspectos como los controles de stock y mercadería, analizar las funciones que
realiza cada puesto en su trabajo con el fin de optimizar sus cargos, escuchar al
personal para mejorar la comunicación y ofrecer unas directrices más completas, y
adaptar el marketing a la situación, ya que las ventas se han visto muy afectadas.

EL IMPACTO ECONOMICO EN EMPRESAS PÚBLICAS EN TIEMPOS DE


COVID

Las empresas públicas no solo sufrieron pérdidas récord durante 2020 debido a la
pandemia del coronavirus, sino que lo hicieron en mucha mayor medida que sus
homólogas del sector privado. Una de las causas de esta evolución dispar fue que,
a diferencia de las compañías privadas, las dependientes del Estado mantuvieron
prácticamente a todas sus plantillas, sin recurrir a medidas como los expedientes
de regulación de empleo temporal. La consecuencia es que los gastos de personal
apenas disminuyeron, aunque la actividad laboral fuera mínima e incluso nula y los
empleados de estas compañías no tuvieran que acudir en muchos casos a sus
puestos de trabajo.

Las compañías dependientes del Ministerio de Transportes y las de la Sociedad


Estatal de Participaciones Industriales donde se agrupan la mayoría de las que
están participadas por el Estado, registraron pérdidas netas de más de 1.600
millones de euros en 2020. Si a esa cantidad se le suman las subvenciones que
reciben muchas de esas sociedades por la prestación de servicios públicos a para
el Estado el año pasado se acercan a los 3.000 millones de euros.

Pese al frenazo de la actividad y el consiguiente desplome de los ingresos, los


gastos de personal apenas se redujeron respecto a 2019. Los casi 80.000
empleados de las distintas empresas de la SEPI y los más de 40.000 de las firmas
dependientes del Ministerio de Transportes siguieron cobrando casi íntegros sus
sueldos (salvo complementos de actividad). Y es que el Gobierno, a través de los
ministerios de Hacienda, del que depende la SEPI, y de Transportes, de los que
cuelgan orgánicamente empresas Que dio órdenes estrictas (aunque mediante
instrucciones internas) nada más decretarse el primer estado de alarma a
mediados de marzo de 2020 de que ninguna de las sociedades públicas aplicara
para no cargar más las cuentas del Estado, y que fueran las propias empresas las
que asumieran ese coste laboral en sus balances.

Así, la SEPI perdió 438,3 millones de euros en 2020, un 84% más que las
pérdidas registradas en el ejercicio anterior. Gran parte de esos números rojos se
debieron al desastroso ejercicio de Correos, que perdió 264 millones, frente a los
beneficios de 13 millones de un año antes. Medidas adoptadas justo cuando la
demanda de entregas a domicilio se disparó por las dificultades para hacerse con
mercancías de los ciudadanos encerrados en sus casas, especialmente para
colectivos como ancianos o enfermos.

Aunque a partir de mayo de 2020 se recuperó gran parte de la actividad,  el


operador postal público perdió en el conjunto del año un 24,1% de cifra de negocio
en envíos postales y solo creció un 4% en el negocio de paquetería, muy lejos de
las alzas a doble dígito de los años anteriores.

“En las cuentas de 2020 se evidencia el duro impacto que la crisis sanitaria y
económico-social provocada por la covid-19 tuvo el año pasado en la mayoría de
las actividades del grupo, afectando directamente a los dividendos recibidos de
empresas participadas. A pesar de las dificultades, el Grupo conserva importantes
fortalezas derivadas de una cifra de negocio que el año pasado rozó los 4.700
millones de euros, una cartera de pedidos que superó los 11.000 millones y un
volumen de empleo medio por encima de las 76.000 personas sin incluir el empleo
indirecto ni el inducido. Además, su expansión internacional consiguió elevar las
exportaciones por encima de los 900 millones en 2020, reduciéndose solo el 3%
respecto al ejercicio de 2019, a pesar de que la crisis provocada por la pandemia
en los países donde operan algunas de las principales empresas del Grupo, entre
ellas, afectó de manera significativa a sus expectativas comerciales”, señalaron
fuentes de SEPI.

El shock ocasionado por el Covid - 19 está generando efectos adversos


que no reconocen precedentes recientes en la actividad eco nómica mundial.
Con el fin de mitigar estos impactos en la economía y la salud de la población, los
gobiernos de la región andina han Dispuesto una batería de medidas tanto fiscales
como de otra naturaleza. La capacidad d respuesta ha dependido de la situ acción
fiscal inicial que tenían los países. Esta serie de medidas, junto con la disminución
en la recaudación tributaria por efecto de la ralentización de la actividad
económica, tendrá un impacto sobre las finanzas públicas. Con todo esto, se
proyecta que en 2020 los países andinos tendrán déficits fiscales cercanos a
los dos dígitos, necesidades brutas de financiamiento cercanas o superior es
al 10% del PIB, y razones de deuda que se elevarán entre 7 y 15 puntos
porcentuales con respecto al cierre de 2019. Una vez que los efectos nocivos
de la pandemia sobre la salud de la población se hayan controlado, a mediano
plazo se proponen una serie de medidas en los planos tributario y de gasto que
los gobiernos podrían implementar para apoyar la consolidación Fiscal
adaptándolas a las necesidades y condiciones de cada país. Tales
medidas deberán ser cuidadosamente diseñadas para no comprometer la r
recuperación de la economía y evitar que terminen presentando riesgos.

El impacto económico del COVID-19 será considerable debido a la caída en las


exportaciones, la fuga de capitales, el desplome del turismo, el colapso de las
remesas y la contracción económica y el desempleo causados por las
restricciones impuestas para controlar la pandemia

La mayor parte de la gente trata con empresas públicas todos los días. Es
probable que sean la fuente de suministro del agua y la electricidad que
consumen, así como el autobús o el subterráneo que usan para ir a trabajar o
estudiar. Las empresas públicas vienen en todos los tamaños y formas. Algunas
son propiedad exclusiva del gobierno; otras, propiedad conjunta con inversionistas
privados.

IMPACTO DEL COVID 19 EN LAS EMPRESAS PRIVADAS

Bolivia enfrenta el 2020 como su peor año económico en décadas, con una ola de
despidos de trabajadores y el cierre o la reducción de empresas como resultado
de la pandemia de Covid-19.

Debido a la pandemia de COVID-19 varios países implementaron medidas de


bioseguridad y cuarentenas para evitar su propagación; sin embargo, esta
situación ha provocado que varios sectores de la economía mundial estén en
crisis, incluida las empresas privadas de construcción

Esta pandemia esta frenando la economía global y local, los efectos ocasionados
por la cuarentena, el aislamiento, la restricción de viajes y cierre de fronteras están
impactando significadamente a la economía; a las múltiples industrias y sobre todo
los mercados financieros están castigando a los inversores.

De enero a abril del año 2021 , 1.113 empresas cancelaron sus matrículas de
comercio, señala un informe de Fundempresa. En comparación con los mismos
meses del año pasado, cuando 668 empresas cerraron, representa un incremento
del 66,6%. 
Los datos de Fundaempresa señalan que de las 1.113 empresas que cancelaron
sus matrículas , 376 fueron en Santa Cruz, 333 en La Paz, 224 en Cochabamba,
49 en Tarija, 44 en Chuquisaca, 39 en Oruro, 24 en Potosí, 21 en Beni y 3 en
Pando.

En cuanto al tipo societario de las 1.113 empresas que cancelaron sus matrículas,
938 fueron unipersonales, 161 sociedades de responsabilidad limitada y 8
sociedades anónimas.

Respecto a la actividad, 437 se dedicaban a la venta por mayor y menor,


reparación de vehículos, automóviles y motocicletas, 441 se dedicaban a la venta
al por mayor y menor, 100 al rubro de servicios profesionales y técnicos, 16 a la
reparación de vehículos, 10 a la venta y reparación de motocicletas, 98 a la
industria manufacturera, 86 actividades de alojamiento y servicio de comidas, 73
transporte y almacenamiento, 62 construcción, 56 actividades de servicios
administrativos y apoyo, 51 información y comunicaciones.

Además, de 29 que se dedicaban a servicios de salud y asistencia social, 25 de


otras actividades de servicios, 20 de explotación de minas y canteras, 20 de
actividades inmobiliarias.

La encuesta se realizó entre el 19 y 20 de mayo de 2020 a nivel nacional para

evaluar 60 días del impacto de la Cuarentena del Covid – 19 en el sector

industrial manufacturero.

Se realizaron 424 encuestas que representan alrededor del 80% del aparato

productivo industrial nacional considerando el nivel de ventas.

En la gestión 2020, el 93% de las industrias a nivel nacional considera que

disminuirán sus ventas por impacto del Covid – 19 y sólo el 2% aumentará sus
ventas.

En 2020 respecto de 2019, el 51 % de las industrias señala que disminuirá


El 55% es decir que el 9% de la industria a nivel nacional paralizó al 100% su
capacidad

instalada utilizada en los primeros 60 días de la cuarentena del Covid -19 y el


2022 . 9% de la industria paralizó entre 61% a 80% su capacidad instalada
utilizada con el consiguiente impacto sobre las ventas y la reducción de la liquidez
en las empresas.

En 2020 producto de la emergencia sanitaria del Covid – 19, el 75% de las

industrias enfrentará problemas para pagar los créditos bancarios contraídos


anteriormente a la cuarentena.

El 74% de las industrias no accedieron o no tramitan el Plan de Créditos del


Estado para salarios y/o funcionamiento de las empresas en el marco de la
Pandemia del Covid -19 por las dificultades para acceder al mismo.

El 91% de las industrias considera que enfrentará problemas para pagara


impuestos en la gestión 2020 producto del impacto del Covid -19 Industrias de La
Paz (CADINPAZ) realizaron un sondeo de opinión: “Impacto del Covid – 19 en la
industria boliviana”

después de más de 60 días de cuarentena y entre sus hallazgos, figuran la alta


paralización de actividades industriales a nivel nacional que genera problemas de
iliquidez en las empresas para atender. obligaciones salariales, crediticias,
impositivas entre otras obligaciones. Las características y resultados del sondeo
de opinión son los siguientes:sus ventas entre 21% al 50% y el 29% de las
industrias disminuirá sus ventas entre 51 % al 90%.

EL IMPACTO ECONOMICO EN LAS MICROEMPRESAS EN TIEMPOS DE


COVID

La pandemia provocada por la COVID-19 se ha llevado por delante a buena parte


de las pequeñas y medianas empresas españolas. Sin embargo, estas pymes
dedicadas a la comunicación han visto cómo la crisis económica no solo no ha
afectado de la misma manera que al resto de empresas y autónomos, sino que
están saliendo adelante, en una amplia mayoría, con la gran esperanza de que la
crisis les respetará en este 2021, a pesar de los duros ajustes que han tenido que
hacer ante la reducción mayoritaria de ingresos.

La crisis económica generada por la enfermedad del coronavirus (COVID-19) tiene


un impacto importante en los países de América Latina y el Caribe y golpea una
estructura productiva y empresarial con debilidades que se han originado a lo
largo de décadas.

La estructura productiva de la región presenta una gran heterogeneidad entre los


sectores y entre las empresas. Pocas actividades de producción y procesamiento
de recursos naturales, algunos servicios de alta intensidad de capital (electricidad,
telecomunicaciones y bancos) y pocas grandes empresas tienen altos niveles de
valor agregado por trabajador, mientras que los demás alcanzan niveles muy
bajos de productividad.

Esta estructura productiva es la base de las brechas externa e interna de


productividad de la región (CEPAL, 2010). La primera mide la diferencia entre la
productividad laboral de América Latina y la de los Estados Unidos, que se adopta
como referencia de la frontera tecnológica internacional. La segunda registra la
diferencia que existe, dentro de cada país, entre la productividad laboral de las
microempresas y pequeñas y medianas empresas (MiPymes) y la de las grandes
empresas.

La interrupción de muchas actividades productivas ha generado problemas


también en la provisión de insumos, nacionales e importados, para las empresas
que han seguido operando.

Por el lado de la demanda, la reducción de los ingresos de los consumidores y la


incertidumbre han redundado en una caída del consumo y un cambio en los
patrones de consumo. Esto se ha dado en segmentos de bienes de consumo
duradero (automóviles, muebles, electrodomésticos, 4 viviendas, prendas y
calzado, por ejemplo), al mismo tiempo que el impacto ha sido menor o incluso
positivo para las ventas de otros tipos de bienes y servicios (productos de limpieza
y desinfectantes, alimentos duraderos, televisión vía Internet y
telecomunicaciones).

La caída de la actividad económica y otros aspectos de la coyuntura internacional


(como la abrupta disminución del precio del petróleo en los últimos meses) han
ocasionado una reducción generalizada de la demanda externa y de los retornos
de las exportaciones.

Aunque la crisis afecta a todas las empresas, el impacto será mucho mayor en el
caso de las microempresas y las pymes, por su peso en la estructura empresarial
de la región (véase el gráfico 5), en que se traducirá en grandes cierres de
empresas y pérdidas de puestos de trabajo.

Sobre la base de los diagnósticos de las cámaras empresariales en relación con la


situación de las MiPymes y de las características de la crisis, la CEPAL estima que
cerrarían más de 2,7 millones de empresas formales en la región, con una pérdida
de 8,5 millones de puestos de trabajo, sin incluir las reducciones de empleos que
realicen las empresas que seguirán operando

El impacto será muy diferente según el sector y el tipo de empresa. Varios de los
sectores fuertemente afectados, como el comercio y los hoteles y restaurantes,
cuentan con gran cantidad de microempresas y pequeñas empresas, que serán
las más afectadas

También las microempresas son las mas afectadas ya que la mayoría en tiempo
de covid llego a ser cerrado o en todo caso tenían la potestad para ser cerradas ya
que para ellos no existía un gran movimiento como las empresas medianas o las
grandes empresas.

También fue un golpe significativo por parte de las microempresas ya que varios
sectores de microempresas no pudieron funcionar con normalidad, aunque en
otros casos igualmente salían con covid todo porque en algunas de ellas solo
viven del pan de cada día

IMPACTO ECONOMICO EN LOS ASALARIADOS


La pandemia del coronavirus amenaza con dar un tremendo golpe al empleo en
Bolivia. Un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) calcula que 5,2
millones de empleos están en riesgo. Otra investigación del Centro de Estudios
para el Desarrollo Laboral y Agrario (Sedla) establece que el 78 por ciento de la
población trabajadora es la más vulnerable (55 por ciento, los independientes, y 33
por ciento empleados de microempresas), mientras que, también según el Sedla,
los efectos de esta cuarentena tanto en la cantidad como en la calidad del empleo
se multiplicarán de forma exponencial.

Esta situación ocurre mientras tres organismos internacionales proyectan una


fuerte contracción de la economía boliviana: el Banco Mundial (BM) en 3,4 por
ciento, el Fondo Monetario Internacional (FMI) en 2,9 por ciento y la Comisión
Económica para América Latina (CEPAL) en 3 por ciento. Los tres anticipan que
esto traerá grandes costos al empleo en Bolivia.

Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) muestran una tasa de
desempleo de 4 por ciento hasta diciembre del año pasado, pero el Sedla el BID y
economistas consultados por este medio observan que es un dato engañoso, pues
al menos el 80 por ciento de la población trabajadora se desenvuelve en un
empleo informal, por cuenta propia o eventual (4,2 millones) y sólo un millón
trabaja bajo contrato formal.

El BID plantea tres posibles escenarios para la pérdida de empleo, según la


gravedad de la cuarentena y cuánto se extienda. En los tres casos, comercio,
gastronomía, hotelería, transporte y manufacturas son los sectores más afectados.

En el primer escenario, se observa que Bolivia ingresa a la cuarentena con un 48


por ciento de trabajadores asalariados en el área urbana, mientras que en la rural,
el porcentaje llega apenas al 11.

Sin embargo, de todos los asalariados, más de la mitad sólo tienen trabajos
temporales. Y el 84 por ciento de los trabajadores se concentra en cinco áreas:
servicios de la administración pública y sociales, construcción y manufacturas (los
asalariados) y agropecuaria y comercio (los no asalariados). De aquí se
desprende la vulnerabilidad del empleo en Bolivia.

“La economía boliviana ya estaba en desaceleración. El crecimiento del PIB se


había reducido a 2,2% en 2019, el más bajo desde 2002. Por donde se mire, nada
asegura la sostenibilidad del desempeño de los sectores productivos que estarían
llamados a impulsar la economía”, explica la autora.

Justamente, con la llegada de la pandemia y ante la necesidad de evitar grandes


aglomeraciones es que se dicta la cuarentena, en los que los sectores más
afectados son los trabajadores independientes (que conforman el 55 por ciento de
la población trabajadora) y los empleados en micro y pequeñas empresas, pymes
(que representan el 23 por ciento). Además, el 80 por ciento de este último sector
no cuenta con protección de seguridad laboral ni social (sólo son trabajos
eventuales).

Sólo el 20 o 25 por ciento tiene un empleo “formal” en Bolivia, y aunque son estos
últimos quienes continúan ganando sueldo en este tiempo de cuarentena, no
tienen su puesto garantizado a largo plazo debido a la crisis que se avecina y el
efecto multiplicador que la situación traerá consigo.

El desplome

Por ello, en el tercer escenario (después del coronavirus), según el estudio


expuesto por Escolar, se experimentarán las grandes caídas de la economía (3
por ciento, según la CEPAL), y la caída del empleo registrará “cifras
exponenciales” (aún no se precisa en números). Sin embargo, por la naturaleza
laboral, se puede anticipar que los sectores más afectados serán, en ese orden,
los trabajadores independientes (comercio, restaurantes, transporte y otros), los
asalariados de pequeñas y microempresas (por el cierre temporal o permanente
de operaciones en el sector y porque el 80 por ciento no tiene protección laboral y
social), los obreros de la industria manufacturera (especialmente los de rubros que
no son de primera necesidad), los obreros de la construcción y los trabajadores
campesinos e indígenas.

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