0% encontró este documento útil (0 votos)
53 vistas13 páginas

Introduccion de Raanan Rein en La Cancha Peronista

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1/ 13

Accelerat ing t he world's research.

La cancha peronista Fútbol y política


(1946-1955)
Raanan Rein

Cite this paper Downloaded from Academia.edu 

Get the citation in MLA, APA, or Chicago styles

Related papers Download a PDF Pack of t he best relat ed papers 

Polít ica, deport e y diplomacia cult ural: la Nueva Argent ina de Perón y los Juegos Panamerican…
Raanan Rein

SOLO CONT RA T ODOS: EST UDIANT ES DE LA PLATA FRENT E AL PERONISMO


Jorge Troisi Melean

Int ro - El deport e en el primer peronismo


Raanan Rein
RAANAN REIN

CIENCIAS
SOCIALES

La cancha
peronista

Fútbol y política (1946-1955)


INTRODUCCIÓN 9
Raanan Rein

PARTE 1 19

CAPÍTULO 1 Uso y abuso del deporte en la década 21


Raanan Rein peronista

CAPÍTULO 2 Mundo Deportivo: la mirada peronista del 47


Claudio Panella deporte argentino

CAPÍTULO 3 La huelga de jugadores de 1948 65


Julio Frydenberg y
Daniel Sazbon

CAPÍTULO 4 Evolución de la masa societaria en los clubes 81


Mariano Gruschetsky del fútbol argentino (1940-1960)
y Julio Frydenberg

PARTE 2 97

CAPÍTULO 5 “¡Politiqueros, no! Sanlorencistas, sí!”. 99


Lucie Hémeury El Club Atlético San Lorenzo de Almagro
en la era peronista

CAPÍTULO 6 Don “Pepe” y Perón, ¿un solo corazón? 119


Mariano Gruschetsky El Club Atlético Vélez Sarsield durante
el primer peronismo

CAPÍTULO 7 Gimnasia y Esgrima La Plata: simpatías 137


Claudio Panella peronistas en una ciudad “contrera”

CAPÍTULO 8 Solo contra todos: Estudiantes de La 153


Jorge Troisi Melean Plata frente al peronismo

CAPÍTULO 9 Todos unidos triunfaremos: River Plate y 167


Rodrigo Daskal el peronismo

CAPÍTULO 10 El Cilindro de Avellaneda: el estadio más 183


Jorge Luis Bernetti peronista
CAPÍTULO 11 Boca Juniors, su dimensión social y el 193
Alex Galarza pueblo trabajador

CAPÍTULO 12 Bohemios y justicialistas: El Club Atlético 205


Raanan Rein Atlanta

CAPÍTULO 13 Fútbol y clubes en tierras socialistas: 221


Mariano Gruschetsky el Club Talleres de Remedios de Escalada
durante el primer peronismo

CAPÍTULO 14 Espectáculo deportivo, dinámica asociativa 241


Franco Damián e intervención estatal en el fútbol cordobés
Reyna durante los años peronistas

BIBLIOGRAFÍA 259

SOBRE LOS AUTORES 273


INTRODUCCIÓN

por Raanan Rein

El origen de este libro puede situarse en los encuentros que tuvimos en


Buenos Aires durante el 2012 con varios investigadores que se ocupan de la
historia de los principales clubes de fútbol del país. Julio Frydenberg había
publicado poco antes una historia social del fútbol y yo estaba dándole los
toques inales a un libro sobre la historia del porteño club Atlanta y quedé
sorprendido por los procesos por los que pasó esa institución durante la déca-
da peronista (1946-1955) y su peronización, y también por las sanciones que
se impusieron a sus líderes cuando el gobierno justicialista fue depuesto por
la llamada Revolución Libertadora. Al consultar a nuestros jóvenes colegas
sobre lo que había ocurrido en aquellos años en los clubes en los que ellos
investigaban, nos topamos con un embarazoso silencio. Ninguno tenía una
respuesta concreta. Todos sabían, en cambio, que Racing Club de Avellaneda
gozó del apoyo del gobierno, alentado por su entonces ministro de Hacienda,
Ramón Cereijo, pero ninguno podía aportar nada sobre la posibilidad de que
se hubieran ejercido presiones políticas sobre los diversos clubes, o sobre posi-
bles enfrentamientos internos entre peronistas y antiperonistas.
Para quienes nos ocupamos de la historia del peronismo, fue una gran sor-
presa; el peronismo es nada menos que el tema más investigado en la historia
de la República Argentina y uno de los más trabajados en la historiografía de
América Latina de los siglos XIX y XX. De hecho, exceptuando la revolución
mexicana y la revolución cubana, es poco probable que exista otro asunto que
haya sido objeto de tantos análisis. No obstante ello y a pesar del gran interés
en el fenómeno y de las pasiones que despierta el fútbol en la sociedad argen-
tina, no hay aún un trabajo exhaustivo y profundo sobre lo que ocurrió en los
clubes de fútbol durante aquellos años.
Menor fue la sorpresa para aquellos que investigamos sobre el fútbol en
la Argentina, un campo académico poco transitado hasta tiempos recientes.
9
La cancha peronista

Claro que hubo también excepciones notables, como la obra del antropólogo
Eduardo Archetti, pionero en el debate sobre género e identidad nacional
en el fútbol; el sociólogo Pablo Alabarces, que analizó las formas en que los
periodistas elaboraban mitos sobre la condición peculiar del fútbol criollo en
comparación con el de los países europeos; el historiador Julio Frydenberg,
que publicó la primera historia social del fútbol en Buenos Aires en su fase
amateur, o sea desde ines del siglo XIX hasta comienzos de la década de 1930,
y el volumen conjunto de Ariel Scher y Héctor Palomino sobre la AFA.1 A
este estante se añadió muy recientemente un trabajo de Joel Horowitz que
relata algunas partes de la historia hasta 1943,2 pero siguen brillando por su
ausencia estudios que cubran el período peronista.3 Este volumen apunta a
llenar, aunque sea de forma parcial, dicho vacío.
La primera parte del presente texto incluye cuatro ensayos panorámicos
que nos ofrecen el contexto necesario para entender mejor lo sucedido en los
clubes de fútbol. Entre las transformaciones de la sociedad producidas por el
peronismo se cuenta la redeinición de las relaciones entre el Estado y las ins-
tituciones de la sociedad civil, entre ellas las dedicadas a la práctica del depor-
te, en especial el fútbol, el más popular de todos. Por lo tanto, al analizar las
relaciones del gobierno peronista con los clubes de fútbol, esperamos arrojar
nueva luz también sobre la dinámica de sus lazos con otras entidades civiles.
La década peronista se caracterizó, entre otras cosas, por “la iesta deportiva”,
es decir por el nuevo papel del Estado en el deporte, reorganizando entidades,
otorgando subsidios a distintas asociaciones y clubes, organizando eventos e
introduciendo en el mercado un nuevo semanario, Mundo Deportivo.
Aun teniendo en cuenta la excepción de Agustín Justo, quien frecuenta-
ba los partidos de fútbol y facilitaba créditos para la construcción de los dos
estadios icónicos de Buenos Aires, la Bombonera y el Monumental, Perón
es el presidente argentino que quedó asociado más que cualquier otro con el
deporte, y se ganó los apodos de “primer deportista”, “presidente del fútbol
argentino” y “primer hincha”. El 18 de noviembre de 1951 se retransmitió por
primera vez un partido por televisión en directo en Argentina, una semana
después de que Perón ganara su segundo período presidencial. San Lorenzo y

1 Eduardo Archetti. Masculinities: Football, Polo and Tango in Argentina. Oxford, Berg, 1999; Pablo
Alabarces. Fútbol y patria: el fútbol y las narrativas de la nación en la Argentina. Buenos Aires, Pro-
meteo, 2002; Julio D. Frydenberg. Historia social del fútbol: del amateurismo a la profesionalización.
Buenos Aires, Siglo XXI, 2011; Ariel Scher y Héctor Palomino. Fútbol, pasión de multitudes y de elites:
un estudio institucional de la Asociación de Fútbol Argentino (1934-1986). Buenos Aires, Centro de
Investigaciones Sociales sobre el Estado y la Administración, 1988.
2 Joel Horowitz. “Football Clubs and Neighbourhoods in Buenos Aires before 1943: The Role of Poli-
tical Linkages and Personal Influence”, Journal of Latin American Studies, vol. 46, 2014, pp. 557-585.
3 Ver el libro Peronismo, populismo y política. Buenos Aires, Universidad de Belgrano, 1998, donde
ofrecí un estudio pionero sobre el uso y abuso del deporte en esos años.

10
Introducción

River empataron 1 a 1 en el Gasómetro, y en la pantalla se pudo ver también


la publicidad de YPF, que de algún modo relejaba la posición del régimen:
“Siempre presente en las manifestaciones del deporte argentino”.
Las actividades deportivas gozaron en la Argentina peronista de un apoyo
y fomento sin precedentes en la historia del país. Perón veía en la promoción
del deporte un instrumento para la promoción de la integración nacional, una
herramienta para enarbolar valores y conceptos identiicados con el justicialis-
mo, una vía para movilizar el apoyo de diversos sectores al partido gobernante,
y en particular, un polo de atracción para los niños y jóvenes, la futura gene-
ración del país y del movimiento. De este modo, la política gubernamental
contribuyó a expandir el círculo de participantes en las actividades deportivas,
aseguró logros en la arena internacional, y al mismo tiempo aumentó la popu-
laridad del líder y del régimen entre amplios sectores de la sociedad.
El fútbol llegó a la Argentina con los ingleses y se vinculaba con su peque-
ña colonia durante las últimas décadas del siglo XIX. Con el cambio de siglo
fue adoptado por los sectores populares porteños. Hacia ines de la segunda
década del siglo, el fútbol ya era una práctica casi universal para los varones.
En ese proceso, los jóvenes que se adueñaban del fútbol lo hacían fundando
clubes, en un tiempo en el que la sociedad civil emergente creaba una gran
variedad de escuelas, centros laborales, establecimientos religiosos, sindicatos,
sociedades recreativas y de fomento, y mutuales o cooperativas. Varias de esas
asociaciones deportivas creadas en la primera década del siglo son objeto de
estudio en este libro. Los clubes, como asociaciones civiles sin ines de lucro,
nacieron en buena medida en torno a la práctica del fútbol pero paulatina-
mente se fueron transformando en espacios de sociabilidad, ejes de constitu-
ción de identidades locales fuertes, y del espectáculo. Los clubes, que estaban
entre las asociaciones cívicas más grandes del país, fueron espacios de inte-
gración social y cultural para una gran variedad de grupos sociales y étnicos.
Además de incorporar otras actividades deportivas –como básquetbol, hockey,
natación y atletismo– también iniciaron funciones teatrales y de cine, bailes,
festivales para el entretenimiento y la instalación de bibliotecas en las sedes, lo
que atraía a mujeres, niños y familias enteras del barrio. En los años 30, varios
de los clubes más poderosos ya contaban con miles de socios.
A partir de los años 20 y en especial en los 30 se desplegó el espectáculo
futbolístico. Varios de sus elementos constitutivos preexistían al peronismo: los
cambios urbanos que permitieron por ejemplo el desplazamiento interbarrial
de miles de espectadores; la construcción de estadios para decenas de miles de
espectadores, con sus coletazos en el despliegue de la propia ciudad; el pleno
desarrollo de la prensa escrita masiva, a la cual se sumará la radio durante los
años 30; la alta estima y evaluación social de los jugadores de primera divi-
sión, su realidad y percepción –con fundamento en la realidad– por ser vía de
11
La cancha peronista

ascenso social y la profesionalización del fútbol en 1931; así como la cristali-


zación de varias costumbres por parte del público, entre ellas el hábito domin-
guero de concurrir a la cancha y el consumo de los medios de comunicación.
A pesar de las novedades, las innovaciones y las particularidades ocurridas
en el mundo del fútbol durante la década peronista, este conjunto de estudios
nos sirve como una prueba adicional de que el primer peronismo representó,
en muchos aspectos, una continuidad y no una ruptura en la historia políti-
ca y social argentina. Tomando el deporte como una lente, notamos que en
algunos aspectos el peronismo solo operó como dinamizador de ciertos pro-
cesos que estaban ya en marcha, acentuando sus mecanismos. Los lazos entre
los clubes y el mundo político, por ejemplo, son anteriores al surgimiento del
peronismo. Los clubes de fútbol se caracterizaban por una gran capacidad
para adaptarse a circunstancias políticas cambiantes y para intentar apro-
vechar al máximo la coyuntura política, lo que explica también, en parte, su
gran capacidad para sobrevivir durante más de un siglo. Los clubes que siem-
pre han tenido éxito necesitaron el apoyo político de autoridades municipales,
provinciales o nacionales para adquirir terrenos, construir estadios, saldar
deudas e hipotecas o disminuir el déicit presupuestario. Los políticos, por su
parte, sin distinción de color o ideología, siempre buscan la oportunidad de
crear clientelas, movilizar apoyos y votos. Algunos ejemplos pueden ilustrar
este tipo de relaciones.
En 1914, Defensores de Belgrano ascendió a la primera división, vencien-
do en una memorable inal a Burzaco por 4 a 1. El club celebró este logro con
la participación de José P. Tamborini, el político radical que años después fue
el candidato presidencial por la Unión Democrática que se enfrentó a Perón
en las elecciones de febrero de 1946.4 En 1930, El Gráico publicó un comen-
tario sarcástico sobre Juan Gil, un jugador de Chacarita Juniors, que solía ir a
trabajar regularmente, a diferencia de otros jugadores. Gil, y otros seis jugado-
res del mismo club, eran empleados en el Departamento Nacional de Higiene,
cuyo secretario y a partir de 1930 presidente, era el político radical Tiburcio
Padilla quien, treinta años más tarde, en 1962, llegó a ser ministro de Salud
Pública. En su currículum iguraba también el ejercicio de la presidencia de
Chacarita Juniors durante dos períodos (1927-1933, 1940-1941).5
Los Bidegain, políticos radicales, dominaron en el club San Lorenzo de
Almagro a partir de ines de los años 10. Su inluencia política ayudó a des-
alojar a Huracán de la vecindad y así lograr la hegemonía de “los cuervos” en

4 “Historia de Defensores de Belgrano”. Disponible en: http://www.taringa.net/posts/depor-


tes/10076959/Historia-de-Defensores-de-Belgrano.html.
5 El Gráfico, 4.1.1930, p. 19. Sobre Padilla, ver Juan Carlos Veronelli y Magalí Veronelli Correch. Los
orígenes institucionales de la Salud Pública en la Argentina. Buenos Aires, Organización Panamericana
de la Salud, 2004, tomo 2.

12
Introducción

el barrio. Racing, por su parte, mantenía un estrecho y beneicioso lazo con el


político conservador Alberto Barceló, una igura dominante en Avellaneda a
lo largo de las décadas de 1920 y 1930.6 Cuando Racing inauguró su nueva
sede en 1934, los invitados de honor fueron el presidente de la Nación, el
gobernador de la provincia de Buenos Aires y Barceló. Los presidentes de
Racing, Boca, River, San Lorenzo y Vélez Sarsield organizaron un banquete
para honrar al candidato presidencial, Roberto M. Ortiz, apoyado por Barceló.
La segunda parte de este libro está dedicada a estudiar las experiencias
de distintos clubes con el fútbol profesional. Cada autor analiza qué sucedió
durante esos años. La peronización a medias de la mayoría de estos clubes
refuerza el argumento, basado en la tesis de Pierre Bourdieu, acerca de la re-
lativa autonomía del campo del deporte respecto del resto de los fenómenos
sociales. Aquí el fútbol nos sirve como una lente adicional para repensar el
peronismo y su impacto en la vida cotidiana y la cultura popular argentina,
así como el funcionamiento de la sociedad civil y su relación con la esfera
estatal. Nuestra tesis es que lo que sucedió en los clubes y en el mundo del
fútbol no fue tan diferente del resto de los fenómenos sociales, culturales y
políticos contemporáneos.
El Club Atlético Vélez Sarsield constituye un ejemplo de una institución
que logró mantener una imagen apolítica, ya que bajo la dirección de José
Amalitani (1941-1969), mantuvo una buena relación con el gobierno pero-
nista, que le permitió obtener beneicios y préstamos de las autoridades, pero
conservó cierta autonomía y distancia pública que le permitió abstenerse de la
liturgia. Sin embargo, su presidente mantuvo relaciones personales con varias
iguras clave, sobre todo con el ministro de Hacienda, Ramón Cereijo y le
sacó provecho a la relación cercana de su cuñado, el teniente coronel Aníbal
Imbert, con Perón.
A pesar de que San Lorenzo se considerase un bastión del radicalismo
hasta 1945, un sector de sus miembros se adhirió al peronismo y, además,
Domingo Pelufo –presidente de la AFA a partir de 1953– fue elegido vice-
presidente del club en 1946. De esta forma, los debates y tensiones internos
relejaban la polarización de la sociedad argentina en estos momentos, con los
opositores que denunciaban el supuesto intento peronista de apropiarse del
club. En 1951, Luis Traverso ganó las elecciones, y el hecho de que siguiera al
frente de la institución hasta 1957 relejaba su capacidad para aprovechar las
oportunidades de establecer vínculos con las autoridades justicialistas, sin que
estos lazos fueran tan visibles y ostensibles como en otros clubes.

6 Pablo Fernández Irusta. Alberto Barceló: Políticas públicas y caudillismo conservador en Avellaneda,
1909-1930. Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica / Universidad Nacional de Quil-
mes, 2009; Norberto Folino. Barceló, Ruggierito y el populismo oligárquico. Buenos Aires, Ediciones de
la Flor, 1983.

13
La cancha peronista

El club Talleres de Remedios de Escalada tenía una tradición socialista


y desde la etapa inicial del peronismo se caracterizó por un desencuentro
con el mismo. Durante la campaña electoral de inales de 1945, Perón pidió
hablar en el estadio de Talleres y el entonces presidente del club se lo negó
por razones políticas. Sin embargo, a inales de 1947 el club pidió y recibió
un importante préstamo del gobierno de la provincia de Buenos Aires. En
1952 se eligió como presidente a José Zenon Baldi, quien le otorgó al club
la dimensión simbólica peronista. Sus medidas revelaron las diferencias
políticas partidarias existentes en el seno del club. No obstante, esta etapa,
caracterizada por un esfuerzo por peronizar el club duró apenas dos años y
la institución volvió al camino de la unidad y a considerar al club como un
“bien superior”.
Estudiantes de La Plata ha sido tradicionalmente el club del fútbol más
asociado con el antiperonismo. Aun cuando entre los años 1945-1951 no
tuvo mayores problemas con el gobierno, en 1951 ganó las elecciones Cé-
sar Ferri, decano de la facultad de ingeniería en la Universidad, un ámbito
afín al radicalismo. Al año siguiente, se presentaron en la sede del club los
delegados de la CGT, y hallaron en el sótano dentro de sus envoltorios, los
ejemplares de La razón de mi vida de Eva Perón, que como muchas otras
instituciones civiles, el club debía distribuir. Este hecho provocó una serie de
protestas en contra de Estudiantes. Ferri se vio obligado a renunciar, al igual
que los otros miembros de la Comisión Directiva. El club fue intervenido y
su equipo fue usado políticamente en giras por la provincia de Buenos Aires.
Antes de los encuentros con equipos locales, los jugadores entregaban ejem-
plares de La razón de mi vida. En 1953, Estudiantes descendió a la segunda
categoría y, según el mito, este descenso fue el precio que tuvo que pagar por
no haber sacado del sótano el libro de Evita. Al año siguiente ascendió nue-
vamente a la primera división.
El caso de Gimnasia y Esgrima La Plata es representativo de los clubes
caracterizados por una lucha interna entre peronistas y antiperonistas. Este
enfrentamiento nació precisamente en octubre de 1945. El presidente, Pláci-
do Seara, ocupaba este cargo también en la Junta Central de la Unión Cívica
Radical de la ciudad, y atribuyó su destitución del mismo a las tensiones polí-
ticas del momento: “Estoy apenado por los episodios de esta tarde. Un grupo
de exaltados, al grito de ¡Viva Perón!, agravió a los miembros de la C.D. al
deinirse el partido. Poseo datos concretos de que fue una actitud organizada,
al punto que luego de los hechos dentro del estadio rompieron mi automóvil
y más tarde se dirigieron al local social”.7

7 El Día, 12.11.1945, p. 12

14
Introducción

Después de un breve período transitorio fue electo presidente Gabriel


Rodríguez, identiicado con el justicialismo. La etapa peronista del club quedó
sellada con la elección de su sucesor, Carlos A. Insúa, quien se había desem-
peñado como delegado regional de la Secretaría de Trabajo y Previsión. No
sorprende, por lo tanto, que el club manifestase su pesar por el fallecimiento
de Evita más allá de la mera formalidad o que al lograr el campeonato de as-
censo dedicase este triunfo al presidente de la Nación. El golpe de Estado de
septiembre de 1955, como era de esperar, signiicó también el alejamiento de
Insúa de la institución después de una gestión de casi siete años.
Quizá sea River Plate el club que haya formado un vínculo más estrecho
con el gobierno nacional, a través de Ramón Cereijo, quien fue objeto de un
homenaje a su persona en el seno del club. Este lazo con el gobierno se rele-
jaba en la frecuente presencia de Perón en el club, en donde se celebraron los
campeonatos infantiles de fútbol, organizados por la Fundación Eva Perón.
Leopoldo Bard, el primer presidente del club, ex diputado nacional y hombre
de conianza de Hipólito Yrigoyen, elogiaba a menudo la obra del gobierno
peronista. Por su colaboración con las autoridades justicialistas, Antonio
Liberti, presidente de River Plate e hijo de inmigrantes genoveses, fue desig-
nado cónsul en la ciudad de Génova en 1952.
También en Boca Juniors el apoyo peronista tuvo un fuerte impacto.
Durante la década peronista Boca construyó la tercera tribuna de su estadio,
adquirió una nueva sede social y compró un terreno grande en Palermo. Todo
esto se logró con préstamos del gobierno y del Banco Central. A cambio, la
conducta del club y su discurso estaban impregnados de una cantidad sinfín
de referencias, elogios y honores a los dirigentes justicialistas.
El peronismo fomentó el deporte competitivo y el popular en distintos
ramos, con la participación de niños y adultos, hombres y mujeres, tanto en el
centro como en la periferia, es decir tanto en la Ciudad de Buenos Aires como
en las provincias y en los territorios nacionales. Por lo tanto, para no limitarnos
a la mirada porteña o metropolitana, hemos incluido también el texto de Fran-
co D. Reyna sobre los clubes de fútbol en Córdoba.8 Parece que el caso cordo-
bés no es tan distinto de las experiencias porteñas, ni durante el período pre-
peronista ni en la década peronista. También en la Docta, el primer peronismo
signiicó el crecimiento de los fondos que podía distribuir la Liga Cordobesa
de Football por tandas entre los clubes profesionales para que pudieran erigir
sus estadios, comprar terrenos o realizar mejoras en sus campos de juego.

8 Para un trabajo anterior de Reyna, ver Franco D. Reyna. Cuando éramos footballers: una historia so-
ciocultural del surgimiento y difusión del fútbol en Córdoba (1900-1920). Córdoba, Centro de Estudios
Históricos, 2011. Sobre el fútbol en las provincias, ver también Jeffrey William Richey. Playing at Nation:
Soccer Institutions, Racial Ideology, and National Integration in Argentina, 1912-1931. Tesis doctoral
inédita, University of North Carolina at Chapel Hill, 2013.

15
La cancha peronista

La década peronista con su “democratización del bienestar” y del tiempo


libre y del consumo fue el período de mayor expansión del fútbol profesional.
Esta se expresó en el número más alto de ventas de entradas a las canchas en
la historia del fútbol argentino, cifra que sobresale también en comparación
con estadísticas posteriores. Sin embargo, la creciente popularidad de este
deporte se notó en forma clara en el cine, otra pasión de los argentinos. Entre
los éxitos de taquilla en los años de gobierno justicialista se puede mencionar
Pelota de trapo (Leopoldo Torres Ríos, 1948) que gloriicaba a los pibes y los
potreros como representantes de lo mejor que tenía para ofrecer el país. En la
película, un grupo de jóvenes funda en uno de los barrios de la Capital el club
Sacachispas. En el ilm se destaca el sueño de estos chicos de tener una pelota
de cuero y de convertirse en los próximos “cracks”. La imagen de un niño que
sostiene una pelota en un aiche publicitario de los Campeonatos Infantiles
Evita fue tomada de una escena de Pelota de trapo.
Esta fue una de varias películas de la era peronista que reforzaron, según
Pablo Alabarces, el mito de la creación de una Nueva Argentina, con una
argentinidad basada en la gente humilde y criolla.9 En su tesis doctoral,
Rwany Sibaja analiza distintas películas de fútbol de aquellos años.10 Con los
mismos colores (Carlos Torres Ríos, 1949) también relejaba este lazo entre
la identidad nacional y los barrios pobres de la ciudad. En ambos casos, el
fútbol era la salvación para los pibes, un canal para asegurarse un futuro
mejor para ellos y sus familias. El mensaje acerca de la posibilidad de movi-
lidad social a través del deporte se acentuaba con la participación de varios
jugadores célebres en la película, como Mario Boyé, Alfredo Di Stéfano y
Norberto Méndez.
Escuela de campeones (Ralph Pappier, 1950) no ignoraba las raíces britá-
nicas del fútbol argentino; en cambio, intentaba apropiarse de la historia del
escocés Alexander Watson Hutton y lo incluía en el nacimiento del fútbol
criollo. El hincha (Manuel Romero, 1951) fue un homenaje a la hinchada de
la clase trabajadora y a la vida cotidiana en Buenos Aires. Con guión escrito
por Enrique Santos Discépolo, quien se identiicaba abiertamente con el pe-
ronismo, la película igualaba las pasiones por el fútbol con las del tango. El
deporte era descrito como un medio para expresar tanto amor como rabia an-
te la injusticia social. La lealtad a un club era el mejor ejemplo de la devoción
y el sacriicio de una persona. En El cura Lorenzo (Augusto César Vatteone,
1954) el protagonista utilizaba el fútbol para enseñar a los niños los valores
que serían provechosos para ellos individualmente y para la Nación.

9 Alabarces. Fútbol y patria, op. cit., pp. 73-74.


10 Rwany Sibaja. Animales! Civility, Modernity, and Constructions of Identity in Argentine Soccer, 1955-
1970. Tesis doctoral inédita, George Mason University, 2013.

16
Introducción

Finalmente, El hijo del crack (Leopoldo Torre Nilsson y Leopoldo Torres


Ríos, 1953). Aquí el protagonista, un jugador profesional de fútbol llamado
Héctor “Balazo” López, había sido abandonado por su mujer y se encontraba
en una situación económica deplorable. La cinta plasmaba una visión
conservadora de los roles de género, con énfasis en los valores tradicionales
de la familia y el honor, junto a cierto desdén hacia las elites egoístas de clase
alta, a las que pertenecía justamente la esposa de “Balazo”. Los López volvían
a convivir, sin que la esposa supiese nada sobre la enfermedad que aquejaba
a su marido. Con sus seres queridos presentes en la cancha, “Balazo” jugaba
poniendo cuerpo y alma para las dos cosas más importantes que tenía en su
vida: su familia y su equipo de fútbol. Logró convertir un tanto en la inal y
poco después murió.
La historiadora del cine Clara Kriger sostiene:
Para comprender el proceso de intervención del estado en la actividad cinematográ-
fica y sus consecuencias, es importante dejar de pensarlo como un fenómeno de
dominación o unidireccional. Resulta más productivo entenderlo como un proceso
que fue construyéndose entre las partes interesadas, siempre teniendo en cuenta que
las relaciones de poder entre ellas, aunque dinámicas, eran básicamente asimétricas.
Si se piensa de esa manera, se podrán entender las consecuencias de la intervención
del estado en el ámbito cinematográfico como el resultado de negociaciones que im-
plican acuerdos, resistencias y sometimientos.11

Aquí parece que el fútbol y las películas vuelven a encontrarse. Las ex-
periencias de los clubes apuntan precisamente en esta dirección y pintan un
cuadro más complejo y matizado de lo que se suele pensar.

11 Clara Kriger. Cine y peronismo: el estado en escena. Buenos Aires, Siglo XXI, 2009, pp. 18–19.

17

También podría gustarte