Libro
Libro
Libro
Al Dios soberano.
Al Rey de Reyes. Mi Salvador, mi Padre y eterno Dios, toda la gloria, honra, honor y
alabanza. A el que dispone de nuestras vidas, porque siervos inútiles somos y aun así nos
permite servirle. Inmerecedores somos del privilegio de amarle y sentirnos tan amados.
Mas a el damos gracias por tantas maravillosas maneras de retribuirle. Amando lo que
el ama.
A mi esposo.
Mi amigo, mi pastor, mi consejero, mi maestro. Porque cada idea orada la medita y me
dirige. Porque no son mis planes, son nuestros planes y desde que esta idea llego me
acompaño en el proceso de dejarla en las manos de Dios hasta verla realizada.
Lo único que ha mantenido a flote muchos hogares y vidas es el eterno amor de nuestro
Creador. Por ello, tomo como ejemplo al rey David y sus palabras del Salmo 42, que dice:
Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía.
Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo;… Pero de día mandará Jehová su misericordia,
y de noche su cántico estará conmigo, y mi oración al Dios de mi vida.
¡Brama! ¡Clama! ¡Ora! Hermana el tiempo ha llegado de levantarnos y esto solo será por medio
de la Palabra de Dios. Reconozcamos el grande amor y la infinita misericordia que se nos ha
derramado. Tal como David clamemos día con día por esa agua que nos sacie. Derramemos
nuestra alma al Dios vivo y, estoy segura, encontraremos ese amor inmensurable, esa
misericordia y ese cantico de paz cuando pasemos un tiempo de calidad con nuestro Amado
Señor.
El mes comienza, al igual que este proyecto. Por él se ha orado incansablemente porque
deseamos que por medio de él llegue a tu vida una restauración en cada área que sea necesaria
y que mejor, que amando todo aquello que ha amado nuestro Redentor.
A lo largo del mes podrás ver que, cada una de estas devocionales viene directo de la voz de
Dios y han sido preparadas por mi pastor, por esposas de pastores y por siervas del Señor que
han decidido gustosas compartir sus enseñanzas con el fin de serte de bendición.
Hermana, oramos que día a día encuentres en estas devocionales una enseñanza que te lleve a
meditar y tomar decisiones que sean de edificación para tu vida y para honrar y glorificar el
nombre de Dios.
Si el mundo celebra en febrero el “amor y la amistad”, nosotros celebremos “el amor eternal”
que hemos recibido, imperecedero, portentoso, sublime. Sintamos, amemos y apreciemos ese
amor que a costo de sangre nos ha sido dado.
“ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios…”.
Romanos 8:39
INDICE.
AMANDO A DIOS. 08
Pastor José Rangel.
AMANDO EL CRECIMIENTO. 15
Hna. Francis de Rangel.
AMANDO EL DAR. 17
Hna. Betsaida Ramírez.
AMANDO EL CONOCIMIENTO. 19
Hna. Karina Camarillo.
AMANDO LA PRUEBA. 22
Hna. Tania Pinal.
AMANDO LA JUSTICIA. 27
Hna. Hazar Islas.
AMANDO MÍ SER. 30
Hna. Mónica Martínez.
AMANDO LA ORACION. 37
Hna. Raquel Areli Rocha.
AMANDO LA IGLESIA. 38
Hna. Karla Ibarra.
AMANDO EL EVANGELIO. 40
Hna. Yanet Carrillo.
AMANDO LA SANTIDAD. 42
Hna. Saraí Almaguer.
INDICE.
AMANDO AL PASTOR. 45
Hna. Verenice Castillo.
AMANDO A MÍ ESPOSO. 48
Hna. Betsaida Moncada.
AMANDO EL COMPARTIR. 53
Hna. Tania Ramírez.
AMANDO LA COMUNION. 55
Hna. Gaby Espinoza.
AMANDO SU PALABRA. 58
Hna. Alejandra Juárez.
AMANDO LA DEVOCION. 60
Hna. Mary Arredondo
AMANDO LA EXCELENCIA. 62
Hna. Ana Escalante
AMANDO MI SALVACION. 67
Hna. Francis de Rangel
Lunes, 01 de febrero del 2021
DEVOCIONAL No. 1
AMANDO A DIOS
“Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma,
y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento”.
Marcos 12:30
Vivimos en una época donde la palabra “amor” ha venido a significar todo, menos lo que en
verdad es. Para muchos, “amar” o decir que “aman a alguien” es “me caes bien”; “me gustas”;
“eres simpático(a)”; “me interesas”; “siento algo por ti”. En verdad, todo esto es mero sentimiento.
Pero, al hablar y desarrollar este tema, ¿Qué será para el cristiano “amar a Dios”?
¿A cuál Dios debes amar? Dice este pasaje ¡al tuyo! Con esto queremos decir que ¡es mi
Dios!, y esto es lo que yo debo saber. Hermanos, “no es el Dios del prójimo”; es tu Dios.
Como seres humanos tenemos la tendencia a hacer lo que otros hacen, y esto; en la
mayoría de los casos incluye “como amar a otros”—y muchas veces es algo obligado. Hay
que reconocer que no todos los cristianos aman a Dios como debieran, y si lo aman; “lo
aman como otros lo aman”. Hoy en esta mañana, la Palabra del Señor nos dice: “Ama tú
a tú Dios”—no ames el Dios de otros. Es necesario entender que esto es algo individual;
muy particular. En este día debemos estar conscientes de “cómo estoy amando a mi
Dios”, y decirnos en nuestro interior: “Yo no sé cómo los demás están amando a Dios,
pero yo amo a Dios así”. Marca esa diferencia en tu vida hermano. Saber esto es lo que
nos hace agradar a Dios. Es cada día mejorar nuestra relación con el Dios Vivo y
Verdadero. Hermanos, “amar a tu Dios” no es algo ilusorio o ficticio; “amar a Dios es algo
real”.
Aquí queremos decir que “amar a Dios es un todo” de parte nuestra. Aquí el Señor dice:
“Ama a Dios con integridad”. El Señor le da significancia a la totalidad de lo que el ser
humano es. Aquí el Señor incluye valores: físicos, morales y espirituales. “Integridad” es el
estado de lo que es y está completo. Hermanos, ¿qué le falta para amar a Dios? Amar al
Señor es con todo lo que somos, no tan solamente como personas, sino también como
“cristianos que tienen integridad”. Hoy en día, cristianos viven sus vidas siendo un
rompecabezas espiritual, o como dicen: “sin pies ni cabeza”. ¿Por qué cristianos no aman
a Dios como lo deben hacer? Por falta de integridad. El hecho de que Jesús haya incluido
la letra “y” en Marcos 12:30, significa que “amar a Dios” tiene que ser con todos estos
aspectos a la vez. Por ejemplo, hermanos, usted puede amar a Dios con el corazón, pero
si no lo ama con el alma no lo está amando. El corazón, alma y mente trabajan juntos.
Es a través de esta integridad que debemos amar a Dios. La mente recibe y conoce la
verdad de Dios; el corazón cree esa verdad y lo da por cierto. “Ama creyendo en Dios;
no pienses que amas a Dios si no crees en Él”. El alma vive según la verdad que hemos
recibido y creído, y es lo que moldea nuestra personalidad, el carácter y todo nuestro
ser. Por eso el Señor Jesucristo incluyo todas estas capacidades y cualidades que como
seres humanos y cristianos debemos desarrollar al amar a Dios.
Conclusión:
Hermana; ¿Amas a Dios? ¿Cómo lo amas? Para amar a Dios tenemos que amarlo de la forma
que Él quiere ser amado, no como nosotros queremos amarlo. Que estas devocionales en la
Palabra de Dios nos ayuden y nos edifiquen espiritualmente. Y que nos decidamos a amar al
Señor por sobre todas las cosas.
La palabra amor tiene infinidad de definiciones para el mundo pero, viendo las pocas
definiciones que encontré en el ámbito espiritual… el amor, yo puedo resumir, que es la esencia
de Dios.
El amor, es el regalo que Dios ha depositado en nosotras aun antes de salvarnos. Esa es
la llave que abre corazones. Que nos lleva a reconocer que le necesitamos y que nadie más nos
ama así. Este, nos inunda y nos guía a Él. Después, cuando el Espíritu Santo habita en nosotros,
tenemos su amor en esplendor, lo sentimos y vivimos pero, lo hacemos en nuestras posibilidades
y limitaciones. Por ello, nos es necesario amar como Dios ama.
Esto nos lleva a una pregunta: ¿Cómo ama Dios? es una pregunta con una respuesta interminable
pues, cada pasaje de la Biblia, cada personaje y cada historia nos muestra un amor cada vez
mayor y diferente. Dios ama tanto que lo hace de tantas maneras y toda forma de amor nos
centra en Él. Por eso, sería mejor preguntaremos… ¿Cómo desea Dios que le ame?
En el libro de Deuteronomio cap. 6 vrs. 5 nos dice: “Y amarás a Jehová tu Dios de todo
tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas.” Aquí nos dice el -cómo amarle-.
Sí, nosotros necesitamos aprender a amar como Dios ama ¿Cómo sería esto? Bueno,
nosotros necesitamos amar a Dios con TODO nuestro corazón, con TODA nuestra alma y con
TODAS nuestras fuerzas. Ese es el amor que agrada a Dios.
Con todo mi corazón: Hacerlo de verdad, de corazón. Hemos aprendido acerca de este tema.
Si Cristo vive en mi corazón, amemos tal como él lo hizo.
Con toda mi alma: Que lo que abunde dentro de mí lo maneje el Espíritu Santo de tal manera
que todo lo que yo haga sea guiado por Dios.
Con todas mis fuerzas: No necesitamos hacer solamente lo que en nuestras posibilidades esta,
sino aún más allá. ¡Fortalécete en el Señor y en el poder de su fuerza! Esa es la manera.
Ahora, en Colosenses 3:14 leemos: “Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo
perfecto.” Ya entendimos el cómo debemos de amar. Pero ahora vamos a entender el ¿porque?
Bueno, entre todas las razones que pudiésemos dar, esta fue una de las que a mí me llego más
por el hecho de que esta nos habla de unión.
El vestirnos de amor diariamente nos une más a Dios. ¿Por qué? hablar de vínculo nos
habla de unión y de una relación; cuando hablamos de perfecto nos habla de reunir el más alto
nivel posible de excelencia. Entonces, esto nos lleva a entender que amar no solo nos hará más
felices, con mejores relaciones personales, Sino que nos llevara a perfeccionar nuestra relación
con Dios cada vez más.
¿Imaginas esto hermana? Amar como Dios ama no solo nos prepara para un día rendirle
cuentas. Sino para que esas cuentas que le vamos a rendir sean buenas, gratas. Todo esto nos va
a ayudar a nosotros a perfeccionarnos.
Ok. Ya vimos el cómo y el porqué, ahora veamos un ¿Para qué? Veamos el pasaje bíblico
principal de este tema. Este se encuentra en Efesios 5:1 y 2 “Sed, pues, imitadores de Dios como
hijos amados. Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por
nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.”
Concluimos. Amar es una tarea de todos aquellos que hemos experimentado el amor de
Dios por medio de su perdón y en 2ª Tesalonicenses 3:5 nos recalca: “Y el Señor encamine
vuestros corazones al amor de Dios, y a la paciencia de Cristo”. Esa será mi oración.
¿Cómo puedo manifestar el amor de Dios a mis hijos? En dos pasos muy importantes.
La mayoría de los cristianos conocemos a Dios ya siendo adultos. Por lo tanto, conocemos
muy poco de la Biblia. Pero esto no es pretexto, ya que todos tenemos una Biblia. Y sería bueno
comenzar con este buen hábito de estudiar la palabra de Dios, de empezar a memorizar
versículos, de leer más sobre esas grandes historias de cada personaje de la Biblia.
Sin duda, esto nos ayudara a ser mejores padres. Ya que nadie sabe o nace sabiendo ser
un padre o una madre, todos aprendemos en el camino, pero si tan solo leyéramos más la Biblia...
Aprenderíamos de esas anécdotas que otros ya vivieron. Sabríamos cómo reaccionar ante tales
circunstancias de la vida, aprenderíamos de los errores de otros, evitaríamos tantos problemas
en nuestras vidas.
Y ahora estarás pensando: bueno, ¿y esto que tiene que ver con el amor a mis hijos? Pues
la respuesta es que tú eres ejemplo a tus hijos. Ellos son una réplica tuya. Ellos hablan como tú
hablas, ellos se comportan como tú les enseñas. Ellos creen en Dios como tú crees en El. ¡Y es
ahí el punto crucial! ¿Sabes que la mayoría de las personas que son alcohólicas lo son porque sus
padres también lo fueron? ¿Sabes que los drogadictos están así muchas veces porque desean
escapar de los problemas de sus padres? ¿Que los que se suicidan son porque no tienen temor
a Dios? Esto entonces implica que sus padres no conocieron a Dios. Por lo tanto, ellos como hijos
tampoco lo conocen. Y es por eso que caen en esos vicios o malas maneras de vivir. Significa
que no hubo amor de Dios en los padres. Por lo tanto no hay amor de Dios en los hijos. Así que
hermana. Tú que oyes esta enseñanza, no esperes más tiempo, ama la palabra de Dios, guárdala
en tu corazón, medítala. Vive como nos enseña la palabra de Dios.
Para poder enseñar a otros algo. Ya sea un trabajo, un instrumento o un oficio, el que
enseña debe conocer, debe saber lo que enseña. Y esto me recuerda a Pablo, cuando le escribe
al joven Timoteo y le dice: “trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habito
primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también”. 2ª. Timoteo
1:5. Estas mujeres le enseñaron. Le transmitieron a Timoteo algo muy especial, ¿que fue? la fe.
Significa que ellas conocían a Dios, conocían su palabra. Habían experimentado a Dios en sus
vidas y se lo transmitieron a él. Le dieron esa palabra de Dios.
Y en otra parte de la Biblia dice que la fe viene por el oír, y el oír por la palabra de Dios.
Romanos 10:17. Luego entonces, nuestra labor de padres es hablarles a nuestros hijos de la
palabra de Dios, contarles lo que hemos experimentado al conocer a Dios. Platicarles como
éramos sin Cristo… ¡Y como Cristo ha cambiado nuestras vidas! Que puedan darse cuenta que
el Dios en quien hemos creído es poderoso. Porque si platicáramos sobre todo lo que Dios ha
hecho en nuestras vidas, ¡tiempo nos faltaría! Pero ¿saben? hoy en día es más fácil usar un celular
y entretener a nuestros hijos por horas, viendo cosas que no edifican; o incluso, cosas que no
tienen que ver. Pero este modernismo nos está ganando a nuestros hijos. Ya hasta hay
aplicaciones de la Biblia para nuestros teléfonos. Ya ni siquiera es necesario cargar nuestra Biblia,
ya no hojeamos ese libro; ya no lo subrayamos, ya no lo transcribimos; mucho menos lo
meditamos o memorizamos.
Así que, hermanos. Como dice Efesios 5:16: “Aprovechemos bien el tiempo, porque los
días son malos”. Hablemos con nuestros hijos de Dios, preguntémosles si en verdad son salvos.
Si no están seguros, dales el plan de salvación tú mismo. No te esperes a que sea el pastor, o la
hermana de la escuela dominical que lo hagan por ti. Esto es nuestra responsabilidad. Asegúrate
que un día ellos estarán en la gloria con el Señor, que tendrán la vida eterna. Enséñales a tus
hijos las promesas de Dios. Enséñales a confiar cada día en el.
Hoy, que de moda está el temor al Covid. Pero si tan solo tuviéramos presentes tantos
pasajes de la Biblia que nos hablan de confiar en Dios, de no tener temor a lo adverso, otra seria
nuestra historia. Así que, aprovechemos a nuestros hijos hoy que están en casa todo el tiempo.
No digas ¡Ya no sé qué hacer con estos niños, los tengo todo el día en casa! Al contrario, hoy
más que nunca debemos enseñarles la palabra de Dios. Recuerden ese versículo de Proverbios
22:6 “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartara de él”.
Concluyo con esto. En Deuteronomio 11:26, 27 y 28, dice: “He aquí yo pongo hoy delante
de vosotros la bendición y la maldición: La bendición, si oyereis los mandamientos de Jehová
vuestro Dios, que yo os prescribo hoy, y la maldición, si no oyereis los mandamientos de Jehová
vuestro Dios, y apartareis del camino que yo os ordeno hoy, para ir en pos de dioses ajenos que
no habéis conocido”.
Primero da ese gran ejemplo de que si se puede guardar la palabra de Dios en el corazón.
De que si se puede vivir como a Él le agrada. Empápate de la palabra de Dios.
Segundo. Enseña a tus hijos la palabra de Dios, no esperes más tiempo. No le des
oportunidad a que el maligno te gane a tus hijos. No olvides estos dos versículos. Búscalos en tu
Biblia. Escríbelos. Dice Deuteronomio 11:27 y 28 ”tendrás la bendición si oyes la palabra…” “tendrás
la maldición si la menosprecias” Así que escojamos la mejor parte. Oír y enseñar la palabra de
Dios a tus hijos. No importa la edad que ellos tengan, no importa la edad que tú tengas. Nunca
será tarde para aprender o enseñar a nuestros hijos.
No lo olvides, muestra tu amor amando primero a Dios.
Quisiera que oráramos. Amado Dios, gracias por tu palabra. Gracias por que en ella tenemos
vida. Ayúdame a poder guardarla en mi corazón, y dame sabiduría para enseñarla a mis hijos.
Amo tanto a mis hijos, y deseo la bendición en sus vidas, y que aunque algún día yo ya no este
con ellos, sé que tu palabra les ayudara a seguir adelante. Así que dame el valor de ser una
buena madre y aprovechar cada momento para enseñarles de ti. Te lo pido en el nombre de
Cristo Jesús, Amen.
Hermana, muchas veces hemos escuchado la frase… “Comete todo o te vas a quedar chaparrito”,
y de hecho la hemos utilizado con nuestros hijos ¿verdad?, bueno. Esto hermanas me llevo a
pensar en que hay una edad en la que nos preocupa mucho cuanto vamos a crecer y nos
mantiene hasta ejercitándonos. Bueno, ahora, pensando en mi crecimiento pero espiritual, creo
que debiésemos tener el mismo interés. En la vida cristiana también debemos de tener una
alimentación sana, balanceada, substanciosa y nutritiva. Y no debemos excluir ejercitarnos. Esto
nos mantendrá sanos y en forma.
Al apóstol Pedro nos habla de crecimiento en 2ª de Pedro capítulo 1 verso 5 en adelante. Él nos
habla de “añadir” ¿y cuál es el resultado? Vrs.10 “para que no caigamos”.
El mantener un régimen en nuestras vidas espirituales nos mantendrá sanos, nos dará
crecimiento y nos ayudara a no caer. Por ello es importantísimo no dejar de lado mi crecimiento
espiritual. Veamos tres beneficios del crecimiento para mi vida.
1. BENDICIONES DE DIOS.
¿Sabes que es una bendición? Según Wikipedia es la expresión de un deseo benigno.
Entonces ¿Cuándo Dios nos bendice? Bueno, Dios no lo deja solo en un buen deseo para
nosotros. Sino que él lo materializa si el desea bendecirnos. El comparte un acto (hecho)
que utiliza a nuestro favor y, aunque nosotros no siempre lo veamos como algo
beneficioso, ese acto de bendición, sea cual sea, será a nuestro favor y nos ayudara a
crecer.
En génesis 47 Jacob llega ante Faraón y es cuestionado sobre su edad. Jacob le responde
y lo más maravilloso es que aun sabiendo que no todo había sido bueno en su vida, él se
da el tiempo de bendecir a Faraón. Jacob tuvo crecimiento en su vida, de tal manera
que había sido bendecido por Dios y –compartía tales bendiciones-.
Es un hecho que al estar cerca de Dios lucharemos por mantenernos alejados del pecado
puesto que a mi Señor no le agrada. Pero –si cayese- dice el versículo que continua en 1ª
de Juan 2:1 no debo pecar, pero si caigo debo restaurar mi relación y hay un abogado
que intercederá por mi ¡porque me conoce!
Hermana, el tener una relación con Dios traerá crecimiento. Como te das cuenta,
necesitamos ejercitarnos diariamente, a cada momento. Dios ama bendecirnos,
protegernos y tener una relación con sus hijos. Aprendamos a amar tal como Él lo hace
y a disfrutar a plenitud de su amor.
Hoy en día el mundo tiene una idea falsa del amor, creen que amar es sinónimo de recibir. Pero
Dios da claro ejemplo de que amar es más bien sinónimo de dar, como el dio a su hijo por
nosotros aun sin merecerlo.
En la Biblia encontramos personajes que nos enseñan de un amor generoso, uno de ellos es Lidia.
Una mujer que sin duda creía lo que dice Hechos 20:35 “…más bienaventurado es dar que
recibir”. Aprendamos como Dios puede usar un corazón entregado a él.
Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de purpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba
a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que
Pablo decía. Y cuando fue bautizada, y si familia, nos rogo diciendo: Si habéis juzgado que yo
sea fiel al Señor, entrad en mi casa, y posad. Y nos obligó a quedarnos”. Hechos 16:14 y 15
El plan de Dios.
El Espíritu Santo le impidió a Pablo anunciar el evangelio en Asia. Por medio de un sueño se le
apareció un varón macedonio que le dijo: “pasa a Macedonia y ayúdanos” (Hechos 16:9) por lo
que Pablo cambio su destino a Europa.
Su vida.
Vivía en Filipos.
Era vendedora de purpura. Por lo que era una mujer de influencia y de buena posición
económica. Proveniente de Tiatira. Era gentil.
Seguidora del judaísmo. Pues adoraba a Dios junto con otras mujeres.
Su familia. Todos los miembros de su familia fueron salvos y bautizados. (Hechos 16:15) No
dudo, que incluso sus sirvientes se añadieron a la iglesia que comenzaba en Filipos.
Gracias a Dios por la disposición de personas que permiten que su hogar sea usado para
predicar el evangelio.
En conclusión.
Lidia fue una mujer que amaba lo que Dios ama… amaba a Dios, amaba su obra, amaba a sus
siervos y amaba a su Iglesia. Gracias a mujeres como ella, hoy sigue creciendo la obra de Dios.
Sigamos su ejemplo.
Reto.
Roguemos al Señor que nos permita ser como Lidia y muchas otras mujeres que aún en escases,
pero con humildad y sencillez de corazón, dan lo mejor que tienen para el servicio del Señor.
Tocar este tema acerca de cómo Dios ama el conocimiento (conocimiento que cada una
deberíamos tener acerca de nuestro Dios y de todo lo que respecta sobre él y su palabra) es
tan importante hermana y es tan enriquecedor. Porque estamos tocando algo que podemos
pensar que es tan difícil de llegar a él; pues decimos: “nunca voy a conocer totalmente lo que
Dios dice en su palabra” o “nunca voy a ser tan sabia como yo quisiera”. Hermana, realmente la
palabra conocimiento en la Biblia también se refiere a sabiduría, a discernimiento. Y no es que
Dios ame que nos envanezcamos al conocer la palabra y conocer las doctrinas. Ahorita vamos
a estar viendo a lo largo de unos versículos lo que significa o respecta en cuanto al conocimiento
del que Dios quiere que nos enfoquemos.
Hermana, el Apóstol Pedro en esta carta, tenía como uno de sus propósitos recordar a
sus lectores que tenían que crecer espiritualmente. Que tenían que llegar a una madurez
espiritual, y tocaba tanto este tema; el de conocerle más, conocer más de su palabra, conocer
más de su Salvador, conocer más de él. Aprender, y no solamente eso; sino conocerle más
íntimamente. Y realmente me imagino en el Apóstol Pedro más que una exhortación en estos
primeros versículos de su segunda carta. Lo imagino diciendo: “no se vayan a equivocar como
yo lo hice”.
Podemos recordar a Pedro en un pasado, siendo tan arrebatado, haciendo cosas de las
cuales después se arrepentiría. Y gracias a Dios aun ya de anciano él podía escribir estas cartas
y decir: “no, no lo hagan, crezcan ustedes, conozcan más a Dios y que puedan ser mejores que
yo”, esto, tratando de ayudarnos para nosotros ser mejores para el Señor.
Hermana, así como es Pedro, este versículo nos habla tan directamente en cuanto a cosas
que son indispensables para que nuestra vida agrade y pueda llevar fruto. También como lo dice
este pasaje: -y no me mantenga ociosa- para mi Señor, para nosotros poder ser útiles para él.
También habla tan directamente, que cada una de nosotras podemos leerlos, y al leerlos
podemos verlo a Él, ver a Dios, ver a Jesús y confiar en él; confiar que él tiene el control de todas
las cosas. Lo leemos y podemos entender su esencia y todas estas cosas que él nos dice y escribe
son cosas que el ama y que desea que podamos reflejarlas a otros.
Hermana. Cuando comenzamos, como dicen estos versículos: fue por la fe. Comenzamos a
generar conocimiento de nuestro Señor al comenzar con la vida cristiana por la fe que tuvimos
en nuestro Señor, en sus promesas, en todo lo que implicaba entregarnos a Él en nuestro
corazón.
Y hermana, también dice la virtud. Que se refiere a cualidades positivas que me hacen reflejarlo
a él en todo momento. No es otra cosa. Cada una de nosotras tiene virtudes diferentes pero
todas ellas nos deben de llevar a reflejarlo a él.
Dice también dominio propio. Mi testimonio para con los del mundo, eso es el dominio propio.
Es el poder decir: ”ya no puedo responder como yo respondía” “ya no puedo hacer lo que dicte
mi corazón” “ya no puedo responder ni agredir ni tal vez, ponerme al tú por tú” sino dice:
--dominio propio— eso es mi testimonio. Y debo cuidarlo siempre ¿Por qué? Porque estamos
representando al señor.
Paciencia. La verdad hermanas, en este tiempo cuanta paciencia hemos experimentado y sacado
y no sabemos ni de dónde pero, en todo este año pasado de verdad hemos sacado la paciencia
y pues la verdad, la paciencia nos hace entender que de Dios son todos los tiempos. Él sabe
cuándo va a terminar esta situación y la paciencia nos lleva a tener una paz en el.
Piedad. Qué importante es en nuestras vidas. Saber que ahorita no estamos en un templo como
iglesia, todos reunidos, por la situación que ya sabemos. Pero, en los tiempos que yo tengo culto,
en mi hogar, en los tiempos que yo pueda tener de servicio, tal vez de escuchar la transmisión,
por obediencia a mi Señor yo me comporto con una piedad, de que Dios está ahí, que es un
culto; que su presencia está ahí, y poder darle la seriedad… eso es la piedad. Podemos nosotros
tener ese respeto a las cosas de Dios. Tal vez si usted tiene un devocional en las mañanas o en
las noches su oración pues, seguirlo haciendo hermana. En estos tiempos con más ímpetu de
seguir buscándole a él cada día mas
Y por último habla del afecto fraternal y del amor. Y ahorita que falta hace a este mundo estas
dos cosas. Poder tener atenciones tal vez con un vecino, tal vez con una persona que ha tenido
dificultades en cuanto a la situación, a esta enfermedad que hay ahorita en el mundo. Que
nosotros podamos conocer a Dios, cómo él nos amó, aun como nosotros éramos antes, y
nosotros poder ofrecer lo mismo a aquellos que aún no le conocen. Tener un afecto fraternal.
Tal vez no les conocemos o no sabemos las vidas de las personas, pero podemos ofrecerles una
sonrisa, una atención y porque no, tal vez a aquellos que son más allegados, familiares o tal vez
un vecino muy cercano, usted pueda mostrarles amor por medio de actos de servicio, o algún
detalle que pueda ofrecer a las personas. Lo debemos hacer con la familia de Dios, como dice
su palabra primeramente, pero también con aquellos que no conocen a Dios. El poder mostrar
cuanto le conocemos a el que, hacemos estas cosas sin importarnos.
Tal vez nuestra situación este un poco difícil pero volteamos y vemos que aquella situación está
más difícil en aquella familia, en una persona. Poder compartir de lo que Dios nos ha dado: de
eso habla el afecto fraternal y el amor, que nosotros debemos demostrar a aquellos que no
conocen de Dios.
Y realmente todas estas cosas que acabamos de leer, de desglosar, es lo que realmente Dios
ama, es lo que realmente Dios quiere que tengamos en nuestra vida cada día. Que podamos no
solamente tenerlo y ya. ¡Ya lo conozco! ¡Ya lo experimento!… no. Que cada día podamos crecer
más, conocer más, acercarnos más a como él es. Que podamos reflejar al mundo lo que
conocemos de él. Lo que conocemos de su palabra y lo que él ha sido a nuestras vidas. Y aunque
podemos conocer tantas cosas en cuanto a la Biblia; tal vez lo que nos han enseñado en la
iglesia, lo que nosotros hemos leído tal vez en libros, tal vez escuchando predicaciones.
Ese conocimiento nos ayuda a crecer espiritualmente, a crecer en alguna prueba que
vayamos a pasar, un versículo nos sirve, todas esas cosas hermana. Pero, la medida del
conocimiento que usted tiene de Dios es única hna. ¿Porque es única? Porque eso depende
solamente de usted. Nadie nos puede forzar. Tal vez en la iglesia podemos leer lo que nos están
diciendo que leamos, o si tienen una actividad de lectura en el año. Pero lo que usted busque a
Dios íntimamente cada día, eso es solamente de usted. Eso es en lo que usted va a conocerle
cada día más y más. Todo esto depende solamente de cada una de nosotras.
Cuanto le busquemos. Cuanto le escuchemos. Cuanto dejemos que el moldee nuestra
vida. Tal vez usted conoce a Dios en medio de una enfermedad hermana. Lo conoce más a lo
mejor que otra persona que no ha pasado por esa enfermedad. Y en ella él fue su doctor. Usted
lo conoce como su sanador.
Otras tal vez lo conocen en una situación de soledad. Él fue su compañía. Y así hermana,
cada una de nosotras podemos conocerle a él de diferentes maneras. Pero, eso depende de
cada una de nosotras. Cuanto queramos conocerle a él. Cuanto queramos tener conocimiento
de él, de nuestro Salvador. Y esto trae recompensa…
Dice el verso 3: “Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han
sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria
y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que
por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina”.
Dice: “Preciosas y grandísimas promesas” Hermana, yo sé que usted conoce y tal vez ha
experimentado las promesas de Dios en su vida y todo esto lo tenemos porque le hemos
conocido, en tribulación o en aflicción y el con su gracia nos ha recompensado con momentos
de paz, de tranquilidad en nuestra vida con estas grandísimas y preciosas promesas.
Hermana el Señor ama y anhela que cada vez que pasemos por cualquier situación (de
cualquier tipo) corramos a él, le busquemos a él y conozcamos cada vez más ¿Quién es nuestro
señor? ¿Quién es él? ¿Qué puede hacer por nosotros? y ¿Cuánto nos ama?
Amando lo que Dios ama… Y sabemos que Dios ama muchas cosas pero, Dios nos ama a nosotras
hermanas, a cada una y de una manera muy especial y particular.
Hermana, Dios nos ama desde el principio. En génesis, cuando Dios creo a Eva la diseño con
tanto cuidado y amor. El no solo pensó en Eva, sino que él pensó en cada una de nosotras.
Él nos hizo coherederas de la gracia en el momento que nos permitió ser madres. Dios nos dio
un lugar especial. Tal como Dios le dijo al pueblo de Israel, Él les dijo que ellos serían su especial
tesoro en Éxodo 19:5. Así, hoy Dios nos dice a nosotras que podemos ser su especial tesoro. Si
ponemos toda nuestra vida en sus manos.
Tenemos un Dios que nos ama incondicionalmente pues dio su vida para salvarnos y está
interesado en nosotras, sus hijas, sus princesas amadas. Nuestro valor verdadero hermanas se
encuentra en Dios, el rey del universo. Él es nuestro Padre y nosotras somos sus hijas. Él nos creó
valiosas, lo describe en Proverbios 31 el elogio a la mujer virtuosa.
Hermana, ¿Sabemos que somos importantes? Para Dios, somos importantes en nuestras familias,
para nuestro esposo, para nuestros hijos, educarlos, atenderlos. Tenemos un papel muy
importante en la familia. Dios nos diseñó de tal manera que pudiéramos abarcar todas esas
áreas. Ahora sabemos que Dios nos ama y que somos su tesoro.
Pero, ahora surge una pregunta: ¿Deseamos nosotros ser ese tesoro de Dios? ¡Yo creo que sí!
Y para serlo tenemos que confiar en él, confiar en Dios. Entregar toda nuestra vida a él. Tenemos
que luchar contra todo aquello que se venga y tenemos que permanecer sin dudar. Y hermanas,
en este día abordaremos el tema amando la prueba. Un terreno muy delicado, difícil; porque
es un terreno que no está parejo, que fácilmente puede uno caer cuando está en él. Pero que
no es imposible de cruzar. Amando la prueba.
Yo sé que hemos escuchado muchas cosas acerca de las pruebas, de cuando las pruebas vienen
a nuestra vida. Tal vez hemos escuchado acerca de personajes bíblicos que han pasado por
pruebas. Entre ellos hemos escuchado hablar acerca de Job, el hombre que fue más probado,
pero el más recompensado al permanecer firme hasta el final.
Yo quisiera que fuéramos ahí en nuestras Biblias, en el libro de Job, en el cap. 1. Vamos a leer
todo el capítulo para que podamos ver cómo es que se presentó la prueba en la vida de Job.
Cuando vino la prueba a la vida de Job, vemos en el vrs. 1 que él era un hombre perfecto y recto.
No había un motivo que causara que viniera la prueba a su vida pero Dios permitió que esta
llegara Muchas veces hermanas Satanás estará ahí, rodeándonos, viendo que hacemos mal o
¿qué estamos haciendo? Si lo hacemos de corazón o no. Él siempre está ahí como león rugiente,
listo para ir a la presencia de Dios a acusarnos de aquellas cosas que hacemos o que no hacemos.
Y ahí, en la lectura que acabamos de tener dice que Satanás vino y Dios le dijo “¿ya viste a mi
siervo Job?” Dios, orgulloso, le dijo a Satanás ¿ya consideraste a mi siervo Job? Y después el
permitió que Satanás probara a Job de alguna manera. Él lo permitió. Pero Job hermanas, en un
día perdió todo lo que tenía. Sus tierras, sus ganados, sus hijos, el perdió lo más preciado que el
tenia. Y dice que él se inclinó a tierra y adoro. El realmente era un hombre temeroso de Dios y
apartado del mal.
Yo quisiera que pudiéramos leer más a fondo sobre la vida de Job para saber que ahí no quedo.
Que el diablo no quedo satisfecho. El deseaba que Job le reclamara a Dios. Pero el solo consiguió
que le adorara.
Después, Dios permio que Satanás tocara a Job y el enfermo. ¡El paso tantas cosas! pero dice que
aun cuando él estaba enfermo aun estando sufriendo, el seguía confiando en Dios. Job 19:25 y
26 dice: “Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin se levantará sobre el polvo; y después de deshecha
esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios”. Aun después de que su piel estuviera desecha el veía
a Dios. Job pasó por lo que nadie desearía pasar, y él se mantuvo firme. El no peco contra Dios
en ninguna cosa. El recibió de Dios lo bueno y recibió de Dios también lo malo y bendijo a Dios.
En el versículo 21 del cap. 1 dice que en todo eso no peco Job.
Job era un hombre perfecto, temeroso de Dios ¿porque? Porque él amaba a Dios por sobre
todas las cosas. Quisiera hermana que viéramos algunos puntos para que cuando venga la
prueba a nuestras vidas podamos permanecer firmes como Job.
1.- DEBEMOS PONER A DIOS COMO CENTRO DE NUESTRAS VIDAS, PONIENDO NUESTRAS
VIDAS EN SUS MANOS.
En marcos 12:30 se nos dice: “Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu
alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento.”
Dios quiere ser el Señor de nuestras vidas. Él nos ama, somos preciadas para él y desea que
nuestra vida gire en torno a él. Cuando hacemos a Dios lo más importante en nuestras vidas, el
hace que todas las cosas que suceden nos ayuden a bien. En Romanos 8:28 Dios nos hace ver
que todas las cosas o situaciones que vienen a nuestra vida hermana, detrás de ellas… tiene que
venir algo bueno. Cada vez que venga la prueba a nuestra vida, nosotros debemos tomarla y
debemos recordar siempre… algo bueno tiene que salir de aquí.
En nuestra vida hermana vendrán cosas que no vamos a comprender, que tal vez no van a
gustarnos, que nos harán dudar de Dios; pero aun en esos momentos debemos de estar
tranquilas, confiando en que Dios sabe porque hace las cosas. En ese momento no lo vamos a
entender. En el momento de la prueba, de la enfermedad, de las dificultades, no vamos a
entender porque nos está pasando, no vamos a poder ver que es por nuestro bien. Pero después,
cuando todo pase, vamos a poder ver el propósito que Dios tenia a través de esa prueba.
Nosotros somos como un vaso hermanas que Dios está moldeando como el alfarero que es. Y
para darnos forma Dios tiene que moldearnos. Tal vez nos vamos a ir chuecos y nos tiene que
deshacer y volvernos a formar; y todas esas cosas que él va a hacer para moldearnos nos van a
doler, no van a gustarnos, vamos a sufrir en el proceso hermanas... Pero eso no quiere decir que
Dios nos ha olvidado. No quiere decir que Dios no nos ame. No quiere decir nada de eso.
Imagine, estar en medio de la prueba; y saber con certeza que “Dios está conmigo” y pensar:
“algo bueno tiene que salir de aquí; algo bueno tiene que suceder. Algo bueno se está
aproximando“. No olvidemos que Dios está a nuestro lado. Tal vez sentiremos que él nos
abandonó, pero no es así. Debemos aferrarnos a él y amarlo por trabajar en nuestra vida para
hacernos mejores. Y al final podamos decir como Job: “Yo sé que mi redentor vive”.
Yo se hermanas que somos esposas, madres, que tenemos amor para toda nuestra familia pero
si ponemos a Dios como centro de nuestra vida y dejamos de que ahí parta todo lo demás, Dios
nos va a dar aún más amor para nuestros esposos, más amor para nuestros hijos, más amor por
nuestra familia, más amor por la obra de Dios también. Así que, confiemos en Dios sin dudar.
La lucha es contra el maligno, que es quien busca hacernos caer y hacernos renegar de Dios.
Tenemos que luchar para poder estar firmes ¿y cómo vamos a luchar? Tomando la armadura
de Dios. En oración. Pues esta es la manera que tenemos para comunicarnos con Dios y estar en
comunión con él; y por qué la oración es el arma que nos da el poder y que nos hace sentir esa
paz aun en medio de la tormenta. A través de la oración podemos sentir la presencia de Dios
en nuestras vidas, aun en la enfermedad; a través de la oración podemos sentir que no estamos
solos. Tenemos que orar en todo tiempo para que Dios nos de la fuerza para poder vencer.
Dios permite que vengan pruebas a nuestra vida pero, juntamente con esa prueba él nos dará
la salida; él no nos va a mandar algo que no podamos resistir. Si nosotros sentimos que no
podemos, debemos recordar este versículo hermanas. El señor no nos deja aislados, el no cierra
una puerta sin antes abrir otra, siempre nos da la salida. Por eso debemos de estar listas en
oración en todo momento, luchando a través de la oración porque a través de ella es cómo
podremos salir victoriosos.
3.- DEBEMOS ESTAR PREPARADAS, CON UNA BUENA COMUNIÓN CON DIOS.
Sabemos que tenemos que orar y leer nuestra Biblia pero la lucha no es solo eso, tenemos que
llenarnos. Llenar nuestro espíritu para que en la prueba no desfallezcamos. Si nosotros queremos
permanecer firmes, en el momento de la prueba nosotros tenemos que estar llenos de Dios, del
fruto del espíritu plantado en nuestros corazones.
Esas semillas que nos harán producir un buen fruto que pueda madurar y no ser quemado en el
momento de la prueba. Un fruto digno. Si dejamos que Dios sea el centro de nuestra vida y
luchamos en oración y nos llenamos con el fruto del espíritu, será más difícil que Satanás pueda
tumbarnos en el momento de la prueba.
En Gálatas 5:22 y 23 nos muestran el fruto del espíritu y nos dice una serie de cosa que debemos
de tener como cristianos: Amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y
templanza. Nosotros debemos de llenarnos, de sembrar todas estas semillas en mi corazón. ¿Para
qué? Para poder dar estos frutos hermana.
Sabemos que -lo que alimentemos más en nosotros es lo que va a ganar-. Si alimentamos
más a nuestra carne, al momento de la prueba vamos a caer, porque no estamos listas
espiritualmente. Pero si alimentamos más nuestro espíritu, si alimentamos más nuestra vida con
la palabra de Dios, si tenemos esa comunión con Dios a través de la oración, ¡vamos a estar listas
cuando el diablo venga a tentarnos! Vamos a poder luchar en oración, espiritualmente, con
cada texto de memoria, con cada predicación, con cada canto que tal vez que pueda ser de
edificación a nuestra vida en el momento de la prueba; hermanas, todas estas cosas nos son
útiles para que podamos permanecer, para que nosotros podamos pasar esas pruebas.
Hermanas, tenemos que ver todas estas cosas. Tenemos que confiar en Dios, tenemos
que luchar para poder salir victoriosas a la hora de la prueba.
Debemos permanecer firmes. Así como esas palmeras que crecen tan alto y que son muy difíciles
de tumbar. Pueden venir vientos, tempestades impetuosas, pueden doblarse y parecer que van
a caer, que van a ser arrancadas. Más sin embargo, después de la tempestad, vuelven a
enderezarse. Nosotros debemos aprender de ellas y permanecer firmes. Que Satanás no pueda
tumbarnos; que podamos ser como esas palmeras, que vuelven a enderezarse. Que nosotros
podamos levantarnos después de cada cosa que venga a nuestra vida. Que podamos
permanecer de pie.
Cuando creemos que nuestra vida se cae a pedazos, que todo está mal en nuestro hogar, con
nuestro esposo o hijos, económicamente, ¡debemos de luchar y permanecer! que nada pueda
tumbarnos ni hacernos renegar de Dios.
Dios tiene un propósito con cada una de nosotros y el prometió que el cumpliría su propósito.
En Salmo 138:8 nos dice: “Jehová cumplirá su propósito en mí; Tu misericordia, oh Jehová, es para
siempre; No desampares la obra de tus manos.”
En Salmos 134:1 dice: “Bendito sea Jehová, mi roca, Quien adiestra mis manos para la batalla, y mis dedos
para la guerra”. Permanece firme y él te dará las armas para cada batalla para que te mantengas
firme. Permanezcamos en la Roca, él es quien va a estar peleando por nosotros como poderoso
gigante. Él nos librara del cazador.
Así como la reina Ester no temió presentarse delante del rey sin ser llamada; así como ella
decidió arriesgarse a nombre del pueblo diciendo: “Y si perezco, que perezca”.
Ella antes de decir esas palabras se puso en manos de Dios sabiendo que se haría la voluntad de
él. Ella tuvo ese valor de pararse y decir: si yo tengo que morir, pues que así sea. Ella no se quedó
sentada, sino que se levantó, permaneció, lucho.
Seamos valientes hermanas y amemos cada cosa que llegue a nuestra vida, sabiendo que el
trabajo en el Señor no es en vano. Aunque al principio la prueba nos cause tristeza, aunque al
principio no haya gozo, porque en Hebreos 12:11 dice: “Es verdad que ninguna disciplina al
presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia
a los que en ella han sido ejercitados.”
Es como cuando vamos a dar a luz. Nosotras amamos a ese ser que traemos dentro de nuestro
vientre. Pero a la hora del parto sufrimos mucho. En un momento sufrimos, tenemos dolores,
nos duele, pero cuando colocan a nuestros hijos a nuestro lado, y vemos ese pequeño rostro, el
dolor que acabábamos de sentir desaparece... Pasa, se olvida. ¿Porque lo olvidamos? Porque es
mayor el amor que sentimos por ellos que el dolor que sentimos para tenerlos.
Así es la prueba; nos hace sufrir, dudar, desfallecer. Pero al final el gran amor de Dios nos hace
levantarnos, luchar y es el que nos hará vencer la batalla; y tiempo después podremos voltear
atrás y ver con alegría y gozo que todo aquello que Dios permitió que pasara en nuestra vida,
fue para bien. Y veremos como Dios nos sacó de esa prueba que parecía imposible, que era
difícil, pero Dios nos sacó con bien de ella.
Retomando a Job, el reconoció que no sabía nada, que nada comprendía; así tú y yo hermana.
No comprenderemos muchas cosas, no sabremos el ¿Porque a mí? ¿Por qué sucedió? ¿Por qué
ahora? pero Dios si lo sabe hermana. El espera de nosotras unas guerreras que no se rinden, que
no se detienen ante la adversidad, unas guerreras que luchan, que aman a Dios y que
permanecen firmes hasta el fin.
Así que, yo te animo hermana a mantenernos firmes y a ir hacia adelante. Que podamos ver en
la prueba un proceso que tenemos que pasar para ser mejores, para poder crecer aún más.
Sabiendo que Dios está a cada paso cumpliendo su propósito en nuestras vidas.
A la luz de la Biblia hermanas la justicia es un atributo de Dios, pero vamos a ver la justicia de
Dios a través de la historia bíblica.
En el huerto del Edén vemos que Adán y Eva desobedecieron, y fueron juzgados por su pecado.
Ellos fueron expulsados del huerto. Después, en la época de Noé, Dios envió un diluvio; y ese fue
un juicio de Dios. Más adelante podemos ver también que Dios destruyo a Sodoma y a Gomorra,
la destruyo con azufre y fuego, y los juzgo por todas las abominaciones y los pecados que ellos
estaban haciendo.
En el Antiguo Testamento muchos se han atrevido a decir que Dios es un Dios justiciero, mientras
que en el nuevo testamento es misericordioso, lleno de amor y de bondad; Pero sabemos que
los juicios de Dios traen consigo esa manifestación. Manifestación de amor para todos aquellos
que lo desean. Los juicios de Dios nos ayudan a estar limpios de inmundicia. Nos purifican, nos
santifican ante él. Nuestro Dios es un Dios que ama la justicia.
Dios es un Dios santo hermanas, y nos está dando una nueva oportunidad, porque él
quiere que nos volvamos a él. Él quiere santificarnos, así como él es santo.
Tal vez en este tiempo es muy difícil para nosotros salir a ganar almas, pero si
tenemos un vecino al que le podemos ser de bendición. Si tenemos una familia que
aún no ha conocido de Dios. Dios espera por ti, que tienes este estudio; que no eres
salva, él te quiere librar de esa condenación, él te quiere limpiar. Él quiere restaurar
tu vida y quiere que tengas una comunión con él.
A las salvas… Él quiere santificarnos hermanas, a todas nos quiere santificar para que
vivamos una vida apartada. Apartada del pecado y de la maldad de este mundo.
II. DIOS AMA LA JUSTICIA PORQUE EL ES JUSTO.
Dios es santo pero también es justo. En el libro de Proverbios 21:2 y 3 dice: “Todo
camino del hombre es recto en su propia opinión; Pero Jehová pesa los corazones.
Hacer justicia y juicio es a Jehová más agradable que sacrificio”.
Dice en 2ª de Corintios 5:21 “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado,
para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él”.
Dios quiso darnos su justicia. Jesucristo era inocente y él estaba libre de pecado, pero
por nuestra causa Dios lo trato como un pecador. Y pago todos los pecados del
mundo pero nunca, nunca dejo de ser justo. Él fue y sigue siendo justo. Nosotras no
lo somos. No hacemos bien al que nos hace mal. Al contrario, ¿Qué es lo que nosotros
decimos? Si esa persona me ayuda, pues yo le ayudo. Si me da, le doy. Pero, ¿Qué
merito tiene eso hermanas? No tiene ninguno.
Dios es el único bueno y justo que, aun si nosotros le pagamos mal, el como quiera
nos da todas las cosas. Nosotros no tenemos esa justicia aunque Dios nos la haya
dado. Nosotros aquí, en este mundo, nunca vamos a ser justos. Pero Dios si lo es y
todas las cosas que hace las ha hecho por nuestro bien.
Esta pandemia que estamos pasando pienso que es un juicio de Dios hermanas. Tal
vez Dios está enojado con este mundo. Porque podemos ver que toda la expresión
de la justicia de Dios es su ira. Pero la ira de Dios no es contra el hombre mismo
hermanas, no es contra nosotras. Sino contra el sistema y el modo de pensar y de
actuar del ser humano. Nuestros pensamientos y lo que hacemos son pecaminosos,
y Dios aborrece el pecado.
Para él no hay acepción de personas, todos somos iguales ante Dios. Tenemos pecado
todas. Para Dios no existe hombre rico, o pobre, judío, griego; cualquier raza, color
o posición que tú tengas, nada te va a librar de esa ira de Dios. Si lo aceptamos o no
el juicio de Dios comoquiera va a venir. Porque Dios es un Dios justo.
Dice la Biblia que Dios nos ama, pero también nos disciplina. El amor va con rigor,
alguien decía. Porque Dios quiere que nosotras entendamos que por todas las cosas
que hacemos, aunque él nos ame, lo harán actuar para hacernos entender. Dios nos
ama pero también tiene que disciplinarnos. Dios quiere prolongar su misericordia
porque no quiere que nadie se pierda pero, ¿Qué hacemos nosotros? Tal vez lo
estamos ignorando en lo que él quiere que hagamos, tal vez no estamos haciendo
las cosas que a él le agrada que hagamos.
¿Qué hacemos nosotros con nuestros hijos cuando se portan mal? Los disciplinamos,
los regañamos, tratamos de instruirlos para que se vayan derechitos; ¿Y si no lo
hacen? ¿Y si desobedecen? ¡Les va mal! Pero todo lo que hacemos hermanas es
porque los amamos. No lo hacemos porque no los queremos, sino al contrario, por
amor.
Así también es Dios con sus hijos. Él quiere que le obedezcamos, que obremos
correctamente y que hagamos su voluntad. Pero a veces somos tan tercas; hacemos
cosas que a Dios no le agradan. Por eso Dios nos disciplina, y nos manda pruebas para
que aprendamos a amarle, a obedecerle. Pero Dios aborrece nuestro pecado
hermanas y cuando no hay arrepentimiento es cuando Dios desata su ira.
Amiga que no tienes a Cristo, creo que es tiempo de que decidas. Si tú quieres
aceptar el precioso regalo de la salvación puedes hacerlo. No esperes. Dios te ama y
quiere lo mejor para ti. Así como nosotros queremos lo mejor para nuestros hijos.
Hermanas, nosotros debemos decidir si queremos seguir viviendo así, como siempre.
Afanadas en nuestros quehaceres, atrapadas en las redes sociales, en la televisión,
cuando hay un mundo allá afuera que necesita de nosotros. Necesitan una guía, un
consejo. Pero no pasara nada… nada pasara, no pasara nada extraordinario si no
buscamos a Dios. Si no buscamos su santidad, su justicia y su amor.
Si lo estás haciendo ¡qué bueno por ti! pero si no es así déjame decirte que hoy es un
buen día para empezar, es un buen día para hacer algo por otros.
No te quedes con las bendiciones hermana, eso es ser egoísta, tenemos que
compartir con otros lo que Dios nos ha dado. Porque el juicio de Dios vendrá y esto
que estamos viviendo solo es principio de dolores. Vendrán cosas peores y nosotros
tenemos que hacer la voluntad de Dios.
Llegará el día en que la ira de Dios será desatada, y su juicio llegara, simplemente
porque Dios ama la justicia.
Este día hablaremos del amor hacia nosotras hermanas. Y qué difícil es a veces poder amarme
a mí misma. ¿Si? lo digo por mí. En lo personal, a veces eso me resulta difícil, el poder tener
amor hacia mi persona. Pero en este día vamos a aprender algo acerca de eso.
Este pasaje nos está hablando de dos mandamientos que son de suma importancia. Y el primero
y grande mandamiento que ya sabemos, es que debemos amar a Dios con todo nuestro corazón,
con toda nuestra alma y con toda nuestra mente. Pero el segundo hermanas dice que es
semejante; el segundo nos dice: amaras a tu prójimo como a ti misma.
Y dice que es semejante porque, es igual de importante. Y si, efectivamente. Dice que debemos
amarnos a nosotras mismas. Y como les decía, eso es difícil. Amarse uno mismo es difícil porque,
primero está todo lo demás y al último estamos nosotras, al último esta nuestra apariencia, esta
nuestra comunión con Dios –muchas veces lo dejamos por ultimo-. Y eso también está dentro
del amor hacia nosotras mismas.
Hay muchas veces que no te gusta cómo te vez, que no te gusta tu pelo, que no te gusta tu
nariz, muchas cosas. Pero hermana, si tú no te amas a ti misma, entonces, pues ¡no puedes amar
a los demás! Dice la Biblia: “Amaras a tu prójimo COMO A TI MISMO” y tu prójimo son todas
las personas que tienes a tu alrededor.
Todas somos muy valiosas para el Señor. Amarnos es esencial para cumplir con el plan que Dios
tiene para cada creyente. Nosotras debemos de aprender a amar la persona que él quiso que
fuéramos cuando nos creó.
Hermanas, tenemos que recordar que fuimos creadas por Dios, él nos hizo, y tal cual somos
nosotras, con defectos, habilidades, virtudes, cualidades, dones, con talentos, con todas esas
cosas, el Señor nos creó y tenemos que aprender a amarnos tal cual Dios nos hizo. En este día
vamos a aprender algo que debemos de saber para poder amarnos a nosotras mismas.
Hermana, Dios nos ha hecho únicas e irrepetibles, no habrá otra persona como tú. Con tus
talentos, con tus habilidades, con todo lo que Dios te ha dotado; eres su creación y él te
ama, Él te ama tal cual te creo.
Dice también en Eclesiastés 3:11 que TODO lo hizo hermoso. Entonces, entendamos que el
todo lo hizo hermoso. Él te hizo hermosa y tienes que aceptarte tal cual él te hizo. Él nos
creó en el tiempo perfecto y somos su creación; tenemos que amarnos, tenemos que
aprender a cuidarnos. Tenemos que aprender a valorarnos.
En Génesis 2:18 dice: “Y dijo Jehová Dios: “No es bueno que el hombre esté solo; le haré
ayuda idónea para él”
Hermana, Dios nos creó, no para ser igual que los hombres; ni para competir con ellos. Sino
para ser un complemento. Pero hermanas, si nosotros no tenemos en cuenta eso, siempre
vamos a estar denigrándonos. O no vamos a estar contentas con como Dios nos hizo.
Aprendamos a querernos tal cual y él nos creó.
A veces hermanas, tenemos que aprender a recibir elogios de otras personas. Cuando
alguien te dice algo positivo sobre tu persona, por ejemplo cuando alguien te dice: ¡Qué
bonita te vez! o ¡Qué bonito se ve tu cabello! ¡Tenemos que aceptarlo! ¡Tenemos que creerlo
que es así! pero por el contrario, decimos: ¡hay no, no creo! Hay pero, ¿tú crees que si se
me ve bien, o me lo dices solo porque tú me quieres? ¡Por eso me dices eso!
Lo que tenemos hermana, es porque Dios –al crearnos- nos ha dado muchas cosas buenas,
que también podemos aportar a otras personas. Cuando eres una mujer que se acepta tal
cual eres, serás agradecida y feliz con lo que tienes. Sabe hermana que has recibido algo
muy valioso, eso Dios te lo ha dado y tienes que ser agradecida porque Dios te lo dio. Te
ha dado la vida, te ha dado muchas cualidades, se agradecida y cuida todas esas cosa que
él te ha dado. Físicas, emocionales, espirituales. Cuida eso porque él te lo ha dado.
Necesitamos cuidarnos. No tiene nada de malo que cuidemos de nosotras. Por ejemplo:
-les platico- tengo como tres semanas haciendo ejercicio. Pero, no lo hago porque quiero
adelgazar y estar delgadita; no, lo hago por salud. También a veces es bueno salir un poco
de la rutina. Yo he cambiado mi rutina. Ahora yo me levanto y tengo mi oración, mi
devocional, hago ejercicio, me baño, me alisto, me maquillo un poco y después el
desayuno… y hermanas, eso me ha hecho sentirme bien, ayuda el salir de la rutina que
tenemos. Y eso no es malo hermanas, no es malo hacer ejercicio, (bueno si va a hacer zumba
estamos hablando de otro tema) porque hermana, eso va a hacer que te sientas bien
contigo misma. Eso tal vez va a hacer subir un poco la autoestima. Esto nos va a ayudar
–lo digo por experiencia propia- a arreglarnos de vez en cuando, un poco. Hacernos un
cariñito. A veces ir al salón de belleza y hacernos un manicure, una pedicura. Hermana, no
te estoy diciendo que cada fin de semana vas a estar ahí; no, pero ahí de vez en cuando.
Por ejemplo, este mes del amor y la amistad, regálate algo. Puedes decir: ¿sabes que esposo
mío? voy a ir y me voy a hacer un manicure (o me voy a cortar el cabello). Esas cosas
hermanas nos pueden ayudar un poco.
Hay días en que, así como amanecemos, nos hacemos una “cebolla” y continuamos con lo
que tenemos que hacer… el aseo, la comida, y ya todas sudadas, y corriendo, y se llega la
hora del culto y me meto a bañar y me voy con el pelo escurriendo, y sin maquillar, -y yo
se hermanas… yo sé que eso pasa porque yo también lo vivo-. Pero, también es importante
que te des un tiempo para ti. Y claro, no podemos dejar de lado la comunión con Dios, que
es lo más importante, dentro de todo esto que estamos hablando.
Tienes un tiempo para ti, se va el estrés, se va el mal genio y todo lo negativo que a veces
no solo nos afecta a nosotros, sino a todos los que están a nuestro alrededor. Y tenemos
que ser conscientes que ellos no tienen la culpa pero, es bonito. Tomate un tiempo.
Por ejemplo. A mí me relaja mucho ya por las tardes, ya cuando termino de hacer comida,
lavar la loza, y ya que recogí todo, barrí, lave, planche, y todo, ya por las tardes, ya como a
eso de las 6, 7, de la noche, me gusta mucho tomarme un café… eso me relaja. Y a veces,
no es malo.
Yo te invito hermana, que seas feliz, que disfrutes todos los momentos que tú vives; que
puedas compartir esa felicidad con los que están a tu alrededor. Andamos gritando, y
diciendo, y regañando a todo el mundo, y hasta al esposo también porque se me atravesó.
Pero no hermana, tienes que relajarte, tienes que disfrutar todo lo que Dios te permite vivir.
Si aprendes a amarte a ti misma, podrás amar a los demás sin esperar nada a cambio.
Recuerda hermana que para amar a tu prójimo tienes que amarte a ti misma. Es importante
que día a día vayamos a Dios en oración, que le pidamos que él nos llene de su amor para
que todo eso fluya mejor hacia tu persona y después a tu prójimo. Pídele a Dios que te de
ese amor que necesitas para quererte un poco más, para poder valorarte un poco más; para
que también puedas amar a los demás, para que también puedas amar a tu prójimo.
Dios nos ha dado el tiempo, la vida, la salud, por ello ahora ese tiempo que Dios me ha dado es
ahora “mi tiempo” y necesito aprovecharlo “bien”.
Primeramente, quiero darles una breve definición de lo que llamamos “Tiempo”: el tiempo es
una magnitud física con que se mide la duración o separación de acontecimientos. El tiempo
permite ordenar los sucesos o secuencias estableciendo un pasado, un presente y un futuro. Por
ejemplo, las estaciones del año o la vida de una persona. Hablamos de ganarlo, perderlo o
ahorrarlo, pero lo cierto es que ni siquiera puede atesorarse.
El tiempo avanza de manera inexorable y no hay nada que podamos hacer para modificar su
curso. Imposible lograr que se desarrolle más lento o rápido o pretender guardar un poco para
el futuro. Por eso es muy importante que en estos tiempos que estamos viviendo lo sepamos
“aprovechar bien” como dice la palabra de Dios en Efesios 5:16 “Aprovechando bien el tiempo,
porque los días son malos”.
Es cierto que muchos están “aprovechando el tiempo” pero lo triste es que no lo están
“aprovechando bien” ¿porque lo digo? Bueno, es que estamos pasando más tiempo en otras
cosas que no son útiles o no nos ayudan en nuestra vida. Por ejemplo: más tiempo en la
televisión, en el celular, en redes sociales, en los video juegos, viendo series nuevas, y esto no es
“aprovechar bien el tiempo”. Se está aprovechando, sí, pero de una manera incorrecta. Porque
ni para nuestra familia le dedicamos tiempo ahora que están en casa.
Se nos dice que ahora con la situación de la pandemia tenemos más “tiempo” y no es cierto.
Tenemos los mismos 365 días para este año 2021, tenemos los mismos 12 meses (y ya estamos
en febrero) tenemos 4 o 5 semanas por mes, tenemos los 7 días a la semana y cada día con sus
24 horas. Yo no veo que tengamos más tiempo, es el mismo tiempo que Dios ya ha establecido,
lo que pasa es que no lo sabemos “aprovechar bien”.
Ya que hemos visto ¿qué es el tiempo? y que no tenemos más tiempo que el que siempre ha
sido, el mismo que Dios nos ha dado; me gustaría compartir con ustedes algunos consejos muy
prácticos y que tal vez ya los sabemos o hemos escuchado, pero que de alguna manera los
hemos dejado para después. Esperando que los podamos llevar a la practica en nuestra vida
diaria para poder “aprovechar bien el tiempo” que Dios nos da.
¿Cuánto tiempo leemos la palabra de Dios? Y es que, si nosotros no leíamos antes la Biblia, ahora
que según tenemos más tiempo ¡tampoco hoy la vamos a leer! y es que no es cuestión de
tiempo, si tengo o no tengo, el problema no es el tiempo, tristemente es el corazón que
tenemos, no hemos decidido separar o apartar unos minutos para leer la palabra de Dios. No le
echemos la culpa al tiempo, somos nosotras las que no deseamos saber más de Dios. Vamos a
seguir teniendo el mismo tiempo, no más, no menos, así que a “aprovechar bien el tiempo”.
II. AMANDO MI TIEMPO CON DIOS ES AMAR HABLAR CON ÉL EN ORACIÓN. SALMO 88:13,
SALMO 5:13.
Si algo le agrada a Dios es que le busquemos, que le hablemos. Él nos habla a nosotros por la
Biblia, pero nosotros le hablamos a Él por medio de la oración, y para hacerlo necesitamos
tiempo. Si decimos: “es que no tengo tiempo”, usted y yo nunca vamos a tener, es mejor ir
eliminando esa frase de “no tengo tiempo” porque es mentira. Sí tenemos tiempo. Mejor decir:
voy a “aprovechar bien el tiempo”.
Cuando buscamos a Dios iniciando nuestro día Él nos ayudara a través de el a hacer las cosas
que necesitamos hacer, primeramente para Él y después para nuestra familia y para otros. Orar
es la forma en que podemos decirle como nos sentimos, lo que nos está pasando, lo que
necesitamos, claro que Él ya lo sabe, pero le agrada que lo busquemos en oración. Así que
“aprovechando bien el tiempo” no malgastándolo en otras cosas que no son de ayuda a nuestra
vida. No haga una lista como la que hace cuando va a un supermercado, a Dios le gusta que sea
específica, constante. Podemos orar en todo tiempo: lavando, haciendo de comer, limpiando,
oremos en el Espíritu, en nuestra mente, Dios vera nuestro corazón arrodillado e intercediendo.
III. AMANDO MÍ TIEMPO CON DIOS ES SER AGRADECIDOS. COLOSENSE3:15, FILIPENSES 4:6,1
TESALONICENSES 5:18.
Ahora más que antes es tiempo de dar gracias a Dios. Hay mucho por lo cual estar agradecidos.
Si nos enfocamos en todo lo negativo, así no funciona, porque al final del día solo recordaremos
lo malo y no daremos gracias por lo bueno que recibimos.
Lo mejor es enfocarnos en lo bueno que es Dios, lo maravilloso que es; Nos ha dado salud, ahora
que estamos pasando por este virus demos gracias a Dios si no nos hemos contagiado, y si ya
nos contagiamos y estamos vivos demos gracias a Dios porque nos ayudó a superarlo. Demos
gracias por el trabajo, que es otro factor que también está muy afectado en los hogares; demos
gracias por nuestra familia, esposo, hijos ya que tristemente hay familias que han perdido seres
queridos; tal vez al esposo, un hijo, abuelos, tíos, papás. Demos gracias si nuestra familia esta aun
completa, con salud.
En las pruebas debemos dar gracias a Dios; a Él no le gusta que nos quejemos cada vez que
estamos delante de Él (recodemos la historia del pueblo de Israel).No contemos todo lo malo
que paso el año pasado. Mejor mencionemos todo en lo que Dios nos ayudó; cómo Dios
contesto peticiones. Si escribiéramos 10 cosas en las cuales podemos ver las bendiciones de Dios,
les aseguro que serán más, más de 10 razones por las cuales estar agradecidas. Así que
“aprovechemos bien el tiempo”.
IV. AMANDO MI TIEMPO CON DIOS ES SERVIR A OTROS. 1 TESALONICENSES 5:15; COLOSENSES 4:5;
PROVERBIOS 17:17.
No hay mejor manera de expresar nuestro amor y afecto si no es con muestras de cariño hacia
los que nos rodean, y más en este tiempo por el cual pasamos que a veces ya no podemos ni
reunirnos con nuestra propia familia. Sin embargo, siempre hay que estar en contacto con ellos
y de alguna forma hacerles ver que les amamos. Y es aquí donde entra “la otra familia” (nuestros
hermanos en la fe) Esa familia a la que podemos ayudar no solo con nuestras oraciones, sino
compartiendo con ellos lo que tengamos a la mano. Tal vez no sea mucho, pero cuando se da
de corazón Dios lo multiplica. Seamos solidarios, empáticos con nuestros hnos. cada vez que se
pueda. También están nuestros vecinos, que tal vez están batallando por no tener trabajo o pan
en su mesa; comparta con ellos no solo el evangelio, sino una ayuda en la medida que podamos
hacerlo.
Nosotros somos luz para ellos, deben saber que pueden acudir a nosotros si necesitan ayuda de
cualquier clase. -Yo tengo una vecina que desde que llegue a vivir en la colonia donde vivo se
fijó en mí y me pregunto que si iba a una iglesia. Le dije que sí, y platicando me dijo que ella iba
a una iglesia pero que ya no, y desde entonces donde me ve me saluda y me dice “hermana” y
cuando necesita algo va a mi casa y me dice: hermana ¿tendrá esto...? hermana ¿puede darme…?
Hermana -me ayuda con…- a veces son cosas tan pequeñas o no tan importantes para mí, ¡pero
para ella sí lo son! y ella les dice a las otras vecinas: “vayan con la hermana, ella les ayuda”. Por
eso es importante “aprovechar bien el tiempo” porque allá afuera hay personas que nos
necesitan. Debemos estar listas para servir.
Con esta situación en que las iglesias están cerradas los domingos y que se nos dice “quédate en
casa”, hay que “aprovechar bien el tiempo”. Porque, tal vez cuando se podía ir a la iglesia sin
restricciones no íbamos. ¿Cuántos de esos domingos mejor preferimos irnos a otro lugar y
“quedarnos en casa” para hacer otras cosas -según nosotros- “más importantes” que ir a
congregarnos? y ahora, que las iglesias están cerradas, ahora si queremos asistir. Gracias a Dios
tenemos libertad para congregarnos y, aunque ahora por esta pandemia no se puede, este es
un buen momento para que “aproveche bien el tiempo” y haga su altar en casa con su familia.
Si su iglesia está trasmitiendo, ¡conéctese! -no deje de congregarse-. Su pastor está haciendo
todo lo posible para que usted no se quede sin escuchar la palabra de Dios. Recuerde que usted
es el templo del Espíritu Santo, usted es Iglesia por la cual Cristo dio su vida. Si su iglesia está
cerrada, que no sea una excusa para no congregarse. Por eso: “aprovechando bien el tiempo”.
No deje de congregarse porque los días son malos.
Tal vez digamos: ¿Cómo apoyar si la Iglesia está cerrada y no puedo congregarme? ¡Busquemos
maneras de apoyar! Se sigue pagando la renta, se sigue pagando la luz, el agua, y eso aunque
esté cerrada; y ahora se paga internet para poder trasmitir, para que usted no se quede sin el
alimento espiritual. Siga dando o enviando sus diezmos y ofrendas. El pastor y su familia también
tienen necesidades y tristemente muchos cristianos no dan sus diezmos y ofrendas diciendo: “es
que la iglesia está cerrada, no hay reunión”, pero ¿qué se puede esperar si cuando iban a la
iglesia tampoco los daban? Es el momento de “aprovechar bien el tiempo”.
Pregunte a su pastor o a la esposa del pastor ¿cómo puede ayudar? ¿Cómo puedo apoyar
aunque sea a distancia? Estoy segura que su pastor tiene muchas ideas y maneras para seguir
trabajando en la obra de Dios, pero, a veces faltan manos y corazones dispuestos para dar.
Usted puede hacer mucho por su iglesia y de muchas formas. Orando, dando, compartiendo.
Oremos para que el Señor nos prepare para ayudar más y, cuando se pueda volver a reunirnos,
estemos listas, dispuestas y animadas para seguir apoyando la obra de Dios.
VII. AMANDO MI TIEMPO CON DIOS ES ANUNCIAR A JESÚS. 1 PEDRO 2:9-10; ISAÍAS 61:1.
Siempre hay tiempo para anunciar a Jesús. En cualquier situación, en cualquier circunstancia, en
cualquier estado de ánimo. Y ahora es necesario “aprovechar bien el tiempo” para hablar de
Cristo.
Lo conocemos como nuestro Salvador. Como nuestro Protector, nuestro Consolador, nuestro
Proveedor ¡entonces lo debemos de anunciar! Debemos decir lo que El hizo en el calvario por
nosotros, como nos amó y dio su vida para salvarnos. Pero a veces parece que nosotros no lo
amamos tanto como El a nosotros porque simplemente nos callamos… no hablamos de Él, no lo
compartimos. Somos egoístas y nos lo quedamos para nosotras con todas sus bendiciones. Y,
aunque tal vez no podamos salir mucho estos días por la situación de la pandemia -podemos
anunciarlo- tenemos medios para poder compartirlo con otro.
Use bien las redes sociales, aprovéchelas bien. -En la misión tenemos una hermana, ella tiene
amistades y familiares que no conocen a Cristo y me dijo: “hermana, cada día les envió una
imagen con un texto de la Biblia, o por la noche les mando un mensaje dando gracias a Dios y
alguna predicación del pastor. Y a veces me buscan para que ore por ellos si tienen alguna
necesidad”. Y la hermana se siente contenta de poder así anunciar a Cristo. Siempre hay
maneras, métodos… solo hay que saber “aprovechar bien el tiempo”. Recuerde: el cubre bocas
es para protegernos al cubrir la boca, pero no es para dejar de anunciar el evangelio, no es
impedimento para dejar de hablar de Cristo, contagie a Cristo por doquier. 1 Corintios 15:58. Su
trabajo no será en vano.
VIII. AMANDO MI TIEMPO CON DIOS ES ACEPTAR A CRISTO. MATEO 16:25-26, SALMO 90:9- 10,
SANTIAGO 4:14.
Si aún no lo haces no puedes esperar más tiempo para tomar esta decisión tan importante de
aceptar a Cristo como tu Salvador. Hoy en día no hay mucho tiempo para decir: después,
mañana, el mes próximo. Porque nuestra vida pasa, nuestra vida no es para siempre. Por eso es
importante saber ¿dónde iremos al morir? la Biblia menciona dos lugares: cielo e infierno. Dios
en su amor a provisto un medio seguro para ir al cielo. Necesitamos reconocer nuestros pecados
y pedir que Cristo nos salve porque mientras tengamos vida hay esperanza para ser salvos. No
pensemos que tenemos mucho tiempo… “aprovechemos bien el tiempo”. Si usted desea saber
más acerca de ¿Cómo ser salvo? pregunte a su pastor o a la esposa de su pastor o a algún
hermano de su iglesia y le enseñara con la palabra de Dios como usted puede tener la seguridad
de ser salvo e ir al cielo. Lee por favor Hechos 4:12; 1 Timoteo 2:5 y Romanos 5:8.
Hermana, que el Señor nos enseñe a “aprovechar bien el tiempo”, esperando sea de bendición.
Dios les bendiga.
En Cristo Hna. Cristina R. de Sustaita.
Sábado, 13 de febrero del 2021
DEVOCIONAL No. 11
AMANDO LA ORACION
“Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu,
y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos”.”
Efesios 6:18
Una noche después de cuidar a mi mama me sentía tan cansada, tan agobiada, con un dolor en
mi corazón; y lo que hice fue arrodillarme en la sala de mi casa y empecé a abrir mi corazón a
Dios y dejarle mis cargas; y decir que el hiciera su voluntad con mi mama. Que el tomara el
control, después de orar me sentí que se había quitado un peso de encima.
Desde ese momento experimente paz en mi corazón. Una tranquilidad. Pasaron semanas y
tuvimos que internar a mi mama por dolor. Al paso de los días fue decayendo la salud de mi
mama, hasta que Dios la llamo a su presencia. Ese era el plan que Dios tenía. Aun con dolor en
mi corazón yo podía sentir esa paz, esa tranquilidad.
Para llegar a amar la oración nos dice que es mediante la perseverancia, la constancia. Una
devoción. Todos los días tenemos que tener la devoción hacia el Padre para que podamos tener
una relación con Dios. Hay que agradecerle por un nuevo día, por la familia, nuestra iglesia.
También adorarle, darle la honra y la gloria a él. Cuanto más practiquemos la oración llegara a
ser algo muy natural en nuestras vidas.
Podemos ver un ejemplo de la devoción que tenía una mujer llamada Ana. Muchas conocemos
esta historia. No fue una sola oración la que hizo, fue una devoción por años hacia Dios. Dios
escucho ese ruego y le concedió su hijo Samuel.
No necesariamente tenemos que tener una petición para hacer una oración. Sino, mediante la
oración, llegaremos a tener una relación con el Padre, y así amar la oración.
Espero que este devocional pueda ser de bendición para sus vidas.
Que Dios las bendiga.
Hna. Raquel Rocha.
Lunes, 15 de febrero del 2021
DEVOCIONAL No. 12
AMANDO LA IGLESIA - LA INTENSIDAD DEL AMOR
”...sus muchos pecados le son perdonados, porque amo mucho”.
Lucas 7:36-50
Hoy, vivimos en una sociedad carente de amor, muy intensa. Corriendo de acá para allá
y de allá para acá, ya sea por trabajo, diversión, escuela o muchos otros por salud.
En el verso que hoy estudiamos vemos a un hombre llamado Simón que rogó a Jesús que
comiese con el (vrs.36) y cuando Jesús entro en su casa se sentó en la mesa, pero este hombre
no le lavo los pies, no le dio beso, no ungió su cabeza.
No cabe duda que nadie puede percibir cuan precioso es Cristo y la gloria de su amor,
salvo el quebrantado de corazón. Si usted hermana no siente con intensidad el perdón que
nuestro Dios nos ha dado, no aborreceremos suficientemente el pecado ni admiraremos la
grande misericordia de Dios.
Este hombre, lejos de valorar y admirar quien era el que estaba en su casa y tener un
corazón agradecido, tenía un corazón lleno de juicios y prejuicios. ¡Qué triste es vivir así en lugar
de regocijarnos por las señales de arrepentimiento y de gratitud que otros dan en la vida
cristiana!
Hubo una mujer que al oír que Jesús estaba en casa de aquel hombre trajo un perfume
de mucho valor. Sin duda, esta mujer no se sentía digna de mirar a los ojos del Señor. Así que
llorando (vs. 38-39) lavo sus pies con sus lágrimas, los enjugaba con sus cabellos (vs. 44-46) besaba
sus pies y los ungió con el perfume. Sin duda, una mujer agradecida con Jesús que no le rechazo.
Por otro lado, Simón le juzgaba en su corazón. Solo veía el gran abismo que le separaba de la
mujer pecadora, pero no veía el gran abismo que sus prejuicios y su mala actitud le separaban
de Dios.
Lo que él no sabía era que Jesús conocía su corazón y sus pensamientos, como los nuestros
también. El conoce nuestros hierros y pecados, aun los más ocultos. Pero aun con todo no nos
rechazó cuando llegamos destruidos a él, a su iglesia. Por el contrario: nos amó intensamente,
nos recibió, nos perdonó, y no juzgo nuestra sucia vida pasada; restauro nuestra vida destruida,
nos amó, nos dio dirección y un propósito para vivir.
Jesús no solo no la rechazo, sino que la redimió (vs. 48). Él le dijo: “…tus pecados te son
perdonados”. Por esta razón: (vs. 47) “por lo cual te digo que sus muchos pecados le son
perdonados, porque amo mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama”.
A nosotros también Jesús nos perdonó mucho y estamos en deuda como aquella mujer.
Con Dios y con nuestra iglesia.
Así que, dispongamos un profundo e intenso amor lleno de agradecimiento para trabajar
en nuestra iglesia con prontitud, fuerza, vigor y entusiasmo. Dejemos de lado nuestros
pensamientos, sentimientos y prejuicios.
Mujer, honra y ama lo que tu Señor ama y él te honrara. Ese acto tan intenso será contado por
todas las generaciones. ¿Que se contara de nosotras?
Dios nos muestra su gran amor haciendo un cambio radical en nuestras vidas. De ser
destinados a la condenación, ahora por los méritos de su Hijo Jesucristo, nos da la vida eterna.
Es grande el amor de Dios para con nosotros.
También en el verso. No. 5 dice: “Que sois guardados por el poder de Dios mediante la
fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero”.
Nos muestra también su gran poder, que solo por medio de creer nosotros al evangelio nuestra
alma estará con él para toda la eternidad. Y así también mostro su amor para con nosotros. En
estos versículos nosotros podemos ver como Dios a amado a la humanidad desde siempre, y
hasta ahora el sigue manteniendo su promesa de amarnos.
Entonces, lo que Dios ama son las almas; lo que Dios ama son las personas perdidas que
no tienen asegurada la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo. Pero, ahora vamos a
ver el título de esta devocional. Es amando el Evangelio.
Amando el Evangelio no es otra cosa más que anunciar las buenas nuevas de salvación.
Anunciar un mensaje de felicidad hacia las personas que no le conocen.
También podemos ver que aparte de amar la obra redentora de Cristo debemos honrar
y obedecer su palabra como nos dice el mandato en la gran comisión en Marcos 16:15 “Y les
dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura”.
Aquí es cuando realmente yo muestro mi amor hacia las almas que no conocen a Cristo.
El que cada día de la visitación en mi iglesia yo sea fiel y proclame el amor de Dios a los perdidos.
La gran comisión fue una encomienda de Dios a la iglesia, es mi responsabilidad delante de Dios
el que más personas conozcan de su palabra, que conozcan la bendición de tener nuestro futuro
asegurado con él.
Y pues, también como dice en 1ª de Pedro 1:12 -estas cosas son preparadas para nosotros
y los ángeles anhelan mirar-. Entonces, ellos no ven la felicidad o el cambio hecho en la persona
cuando reciben a Cristo. El cambio que Dios hace. Es el privilegio para nosotros ver el cambio
de ellos. De estar destinados a la perdición, a la condenación, al fuego eterno, ahora es la
bendición para nosotros el ver que esa persona solamente con creer y aceptar a Cristo en su
corazón es salva de esta condenación. Ahora disfrutara de la misma bendición que nosotros de
poder estar en la eternidad con Cristo.
Amar el evangelio es la razón de nuestra vida y también dice que Dios tiene un propósito
para dejarnos en ella. En estos tiempos tan difíciles, en estos tiempos de angustia, Dios no retarda
su promesa de acabar con el mundo sino que Dios todavía es paciente, queriendo que un alma
más se salve por medio del Espíritu Santo que obra a través de nosotros en las personas que
escuchan de su palabra. En estos tiempos difíciles ha habido mucha gente salva, incluso en
nuestra iglesia ha habido gente salva en estos tiempos, y es un gozo para nosotros poder ver
que Dios sigue obrando y nosotros debemos de seguir haciendo la obra de Cristo.
Hermanas, nosotras debemos de amar el evangelio porque es una actitud que implica
mi voluntad y mi compromiso hacia Dios. Y no por los méritos propios sino porque Dios es amor.
Y este amor lo mostro por medio de su Hijo y ahora el Espíritu Santo nos enseña a Amar lo que
Dios ama, a amar esas almas perdidas, a amar esa gente que no sabe a dónde va a ir su alma
después de que ya no esté en esta vida. Amar el evangelio es un privilegio para nosotros en la
iglesia, para nosotros como cristianos, para nosotros que ya hemos sido salvos y que ya hemos
recibido esta bendición. Nosotros debemos amar el evangelio como Cristo nos amó un día a
nosotros.
Y bueno, para mí el haber recibido la vida eterna es un gozo muy grande. Es una felicidad
que no se puede explicar, el saber que tú vas a pasar la eternidad con Cristo. El ser obediente a
su palabra, el estar en la iglesia, asistir a la visitación, es algo que no se puede explicar. Es una
felicidad el ver como las personas te reciben un folleto, el que tú le hables del evangelio y de lo
bueno que es Dios para con nosotros.
Para mí el estar en la iglesia es algo que he disfrutado mucho, es algo que aprecio
bastante. El que Dios haya puesto los ojos en mí para que sea salva; y agradezco a Dios
infinitamente la salvación de mi alma, el privilegio de estar en la iglesia y de poder disfrutar
muchas de las promesas que Dios nos da en su Palabra. Y pues, hermanas ¿qué les puedo decir?
Sigamos adelante, amando el evangelio, proclamando las buenas nuevas de salvación, el mensaje
de felicidad.
Me da mucho gusto el haber compartido con ustedes un poco del sentir que tengo yo por las
cosas de Dios. Dios les bendiga hermanas. Sigan adelante y espero verlas muy pronto.
Hna. Yanet Carrillo
Miércoles, 17 de febrero del 2021
DEVOCIONAL No. 14
AMANDO LA SANTIDAD
“Sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir;
porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo”.
1ª de Pedro 1:15 y 16
También en 1ª de Juan 5:4 dice: “Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo;
y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe”. Nosotros nacimos de Dios. Nacimos
del Espíritu Santo. Tenemos fe. Creemos en que el un día murió y resucito; y está a la diestra de
su Padre. Así que es muy importante hermana que nosotros tengamos esa convicción presente
en nuestras vidas para que nos inspire a nosotros a poder vivir en esa santidad que a Dios le
agrada.
Ahora, si usted no ha experimentado este hermoso regalo, por favor acércate a quien
te compartió este bello mensaje, para que también puedas gozar de esta grande bendición.
Estoy segura este mensaje se te compartió con el fin de que puedas tener la bendición de
escuchar las buenas nuevas del Señor Jesucristo y el propósito por el que el vino a este mundo.
Hermanas, me dirijo a ustedes con tres instituciones que el Señor dejo establecidas en la
tierra que son: la Iglesia, la familia y el gobierno. El señor Jesucristo las instituyo con un propósito,
estar dentro del orden tiene un propósito. Sabemos que es muy importante que nosotros las
respetemos, y no solo eso, sino que sepamos dirigirnos dentro de ellas. Como primer punto
tenemos
I. LA IGLESIA.
En la iglesia debemos congregarnos. Tenemos que tener un lugar donde poder identificarnos.
Como nuestro señor Jesucristo es santo, El desea que nosotros también seamos santos. Y donde
nosotros podemos desarrollar la santidad es en la iglesia, en una iglesia local.
Dice en Ezequiel 37:28 “Y sabrán las naciones que yo Jehová santifico a Israel, estando mi
santuario en medio de ellos para siempre.”.
Aquí la palabra de Dios habla a los judíos, que es el pueblo de Dios. Él dice que el santifica
a Israel –en su santuario- porque era el pueblo del Señor Jesucristo.
Después, en el Nuevo Testamento, en Romanos 15:16 nos dice: “Para ser ministro de
Jesucristo a los gentiles, ministrando el evangelio de Dios, para que los gentiles le sean ofrenda
agradable, santificada por el Espíritu Santo”.
Ahora vemos que para vivir en santidad también los gentiles –que no pertenecían al
pueblo de Israel- eran personas en las que el Señor Jesucristo y Dios se deleitaban en que
estuvieran ministrando el evangelio.
También veamos ahora un versículo que ya nos sabemos de memoria, está en Hebreos, y no
solo nos lo sabemos de memoria porque lo leamos sino porque muchas veces lo aplicamos en
la iglesia sabiendo que hay malas costumbres y malos hábitos porque lamentablemente hay
hermanos en Cristo que han menospreciado la iglesia, restándole valor a aquello por lo que
Jesucristo se entregó. Hebreos 10:24 y 25 “Y considerémonos unos a otros para estimularnos al
amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre,
sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca”.
Aquí vemos que el Señor Jesucristo santifica el que se reúnan, el que alaben su Nombre, el que
le glorifiquen y le den la honra y gloria a él. Entonces, en estos tiempos –la iglesia-, no debemos
de dejar de congregarnos. Debemos de buscar cada momento, cada oportunidad para estar
cerca, para convivir, para no perdernos de esta bendición porque al Señor Jesucristo le agrada
esto hermanas. A nosotros nos ayuda a poder santificarnos más el estar cerca de Dios. El
adorarle, el estar en un lugar aprendiendo; el que se nos exhorte, el que se nos instruya. En
todas esas cosas a nosotros como sus hijos nos ayuda a vivir en esa santidad que a él le agrada.
II. LA FAMILIA.
Leamos en Juan 14:23-26 “Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi
Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. El que no me ama, no guarda mis
palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió. Os he dicho estas
cosas estando con vosotros. Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi
nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”.
El Señor Jesucristo y el Espíritu Santo nos animan a que nos consagremos para nuestra
familia. ¿Porque? Porque aquí el Espíritu Santo trabaja la santidad en el hogar. Nosotros, hacemos
un importante trabajo como maestras, dando una clase. En sus iglesias hay maestras de escuela
dominical, hay hermanas encargadas de algún servicio dentro de la iglesia pero, en realidad
hermana, el trabajo viene de casa, en el hogar, en la familia. Lo que los niños, los jóvenes ven.
Porque las mayores luchas están en el hogar.
Nosotros nos damos cuenta que un 80% de las veces que los jóvenes no siguen en el
camino de Dios, lamentablemente es por los padres y por las luchas, las dificultades y las malas
decisiones que se toman en el hogar. Y es doloroso, pero lamentablemente es porque no se ha
dado esa consagración en el hogar.
Si ahí en el hogar no hay consagración, es muy difícil que se esté honrando y santificando
y vivan en santidad. Porque si nosotros no damos como familia un lugar especial a Dios, es muy
difícil que nuestros hijos lo hagan. Tanto dentro como fuera del hogar.
III. EL GOBIERNO.
Hoy en día vemos y escuchamos tantas cosas que dicen que el gobernó está, haciendo, que está
inventando y, en realidad hermana, son cosas que no edifican, que nos hacen sentir más mal,
que no nos ayudan. Vamos a Romanos 8:26 y 27 "Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en
nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu
mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe
cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos”.
¿Y quiénes son esos santos hermanas? ¡Nosotros! Porque somos hijos del Rey. Si Dios es
santo, nosotros somos santos. El intercede por nosotros hermana, porque nos ama, porque él
sabe que pasamos por situaciones muy difíciles y a veces quisiéramos hacer más allá de nuestras
fuerzas pero, ¿qué debemos de hacer nosotros? No llenar nuestros corazones y mentes de cosas
que no nos edifiquen, mejor clamar a Dios pidiendo: ayúdame a alejarme de las cosas que no
me ayudan, que lejos de que me ayuden a consagrarme o a vivir en santidad hacia Dios, me
mantienen más lejos. ¿Por qué? Porque pensamos, decimos o creemos cosas que no son. Como
el que el gobierno está involucrado en todo lo que pasa pero, nuestro trabajo como dice en
Romanos, es orar; debemos orar por nuestras autoridades. Que ellos puedan tener la guía de
Dios, porque el intercede por los santos.
Quiero terminar con esto hermanas. En 1ª de Pedro 1:15 y 16 “sino, como aquel que os llamó es
santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed
santos, porque yo soy santo”.
El señor Jesucristo nos anima a que seamos santos, a que vivamos en esa santidad; en que
nos apartemos para él, porque será lo mejor. Te dejo esta pregunta: ¿En realidad vivimos en
santidad? ¿En realidad vivimos como santos? Si hay algo en lo que estamos fallando entonces no
hay santidad, y es muy fácil perderla. Cuán difícil es vivir en ella, ¡Pero no es imposible! Si nosotros
luchamos para consagrarnos, congregarnos y clamar al Espíritu Santo, él nos va ayudar a vivir
en esa santidad que nos va a traer como familias a ofrecerle algo mejor a nuestros hijos; a ser
ese apoyo, esas solución para este gobierno; también como iglesia ser esa bendición para las
almas perdidas que buscan un refugio, que buscan un lugar donde se les alimente y se les pueda
orientar con la palabra de Dios.
Y parece tan simple; pero no, no lo es. La salvación que Él nos ha dado costó la sangre
preciosa de Jesús. Es ahí donde comienza lo hermoso de la vida porque, entiendo que Cristo me
amó, me perdonó y desea cambiar mi vida para ser bendición y edificación a quien esté a mí
alrededor. Y después de ser salvos debemos buscar un lugar; una iglesia con sana doctrina para
asistir, ser fieles y servir en ella.
Ahora quiero decirte hermana que, el Dios de amor (Amor es su nombre mismo como
nos dice 1 Juan 4:8) escogió a una persona para instruirte y velar por tu alma a fin de que puedas
crecer espiritualmente: tu pastor.
En la Biblia también se menciona como obispo y/o anciano. Lee conmigo 1 Timoteo 1:12.
“Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel,
poniéndome en el ministerio”.
Este pasaje nos aclara que El escoge a su siervo y es puesto como autoridad en una iglesia o
misión para servir en ella con su familia.
En las cartas de Timoteo y Tito vemos muchas instrucciones y ordenanzas que Dios da a su
siervo; esto, porque es una tarea sumamente importante que requiere preparación y reunir
ciertos requisitos. Quiero explicar un poco sobre lo que Dios nos muestra sobre el amor que
tiene hacia los pastores.
Desde el principio y a través de los años Dios ha escogido hombres para darles la enorme tarea
de guiar a un pueblo o bien darles una tarea en particular y veremos algunos ejemplos:
Y se fue Abraham...ciertamente salir a tierras lejanas no era una tarea fácil. Abraham debía
tener fe en Dios y creer que estaría con él y su familia sin importar a donde Dios los llevaría;
y debía creer la promesa que Dios le había dado, sin importar cuáles fueran los problemas
que vendrían más delante. Abraham debía seguir creyendo. Y si leemos estos capítulos sobre
la vida de Abraham te darás cuenta que enfrentó grandes problemas y dificultades y, a veces,
dudaba de la promesa de Dios… pero Él siempre estuvo con Abraham guiándolo, dándole
aliento y mostrándole que sus promesas se cumplirían... Sin importar el tiempo, los propósitos
de Dios se cumplirían!
La fe de Abraham (llamado el padre de la Fe) nos deja saber que Dios lo escogió porque
vio algo especial en él, y el amor de Dios se manifestaba cada día por medio de esa Fe. Es
difícil en estos tiempos para un siervo de Dios permanecer en la obra que Dios le ha enviado
hacer porque representa retos a lo desconocido, representa luchas y dificultades pero, si el
permanece es por el AMOR que Dios le muestra cada día; y es hermoso saber que no importa
el tamaño del problema que el siervo este enfrentando… Dios está ahí.
Soy esposa de pastor y podría contarte muchas veces en las cuales Dios nos ha mostrado su
amor tan precioso y no terminaría... Y lo sigue haciendo aún.
Elías, siervo de Dios, comunicó las ordenanzas de Jehová contra los dioses paganos.
Aunque el pueblo no reconocía su labor y su trabajo Dios siempre estuvo con él. En tiempo
de sequía, de hambre y escasez Dios proveyó el alimento de la forma más sorprendente. ¡Uso
las aves del cielo como sólo él sabe hacerlo para llevar alimento al profeta! Sabemos que Dios
tiene el poder para ordenar y será hecho porque no hay nada imposible para El. Elías fue un
profeta servidor de Dios y vemos repetidas ocasiones como Dios le provee alimento, techo,
y un lugar de descanso.
El apóstol Pablo sufrió por AMOR a Cristo; y todo lo que está en el versículo anterior fue
real en su vida… lo dio todo para predicar de Cristo. Conocemos su vida por las escrituras y
vemos la forma en que Dios lo uso para llevar el evangelio; evangelio que hasta el día de hoy
ha llegado a nosotros. Pero había una lucha en él. No sabemos ¿qué? la Biblia no lo menciona,
pero lo que si nos dice es que Dios le dijo “Bástate en mi gracia...”
Dios ha dado de su gracia a cada siervo para poder realizar este trabajo que no es fácil,
y la gracia de Dios llega a la vida de cada siervo cuando vienen dudas, cuando Satanás ataca
sus vidas, cuando hay luchas y dificultades en la familia, cuando hay enfermedad y vienen
momentos de dolor, cuando el ministerio parece no avanzar, cuando parece que no hay
cambios y cuando parece que todo está perdido... Dios da de su gracia... y su gracia es mayor.
La gracia de Dios permite soportar tal o cual situación de dolor. Tomados de su mano
fortalecedora, la gracia de Dios es la que permite vivir las dificultades confiados en El: la
gracia de Dios es la que se muestra en las debilidades...
Cada siervo escogido por Dios es una lámpara que alumbra en un lugar oscuro y Dios siempre
estará mostrando su AMOR y sus cuidados porque él lo ha prometido.
Como dice 1 Corintios 15: 10 “pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha
sido en vano para conmigo.”
Hermana el siervo de Dios es escogido como un soldado para estar frente a la batalla y
pelear por Cristo sin importar con que se enfrente. Ciertamente Dios le dará de su amor y
protección. Por ello tú y yo debemos orar siempre por El. Te animo que ores por tu Pastor y
por los siervos de Dios en todo el mundo. Hay una gran necesidad. Ora por tu Pastor, ama
a tu Pastor.
Este día, quisiera tomar un tema muy importante para nosotras como mujeres y en general
como hijas de Dios. Cada una de nosotras que tenemos una familia, que tenemos un esposo,
sabemos la responsabilidad que es poder amar a la persona con la cual Dios ha querido que
estemos para toda la vida. Sabemos que el matrimonio no es cosa de días o años, sino para toda
la vida
Dios, en Génesis 2:24 instituyo el matrimonio con estas palabras “Por tanto, dejará el hombre a
su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.”
Hoy hablaremos acerca del tema de amar a nuestros esposos.
Hermanas, es muy importante que como mujeres pensemos ¿Estamos mostrando un amor
verdadero hacia esa persona con la que estamos 24 horas al día y los siete días de la semana? Y
¿Qué estamos haciendo para demostrarle a esa persona que verdaderamente le amamos?
Es muy bonito celebrar el día del amor y la amistad, es mejor si podemos dar un detallito, un
chocolate, a lo mejor una tarjeta pero, qué importancia le daríamos al amor si no solo lo
celebremos uno, sino todos los días. No me dejaran mentir que como mujeres nos gusta
sentirnos apapachadas, queridas, amadas. Pero también nuestros esposos necesitan que nosotros
le mostremos el amor que sentimos por ellos.
Hermana, tal vez muchas de nosotras no hemos tomado el tiempo para poder mostrarle a
nuestro esposo que seguimos sintiendo el mismo amor de cuando nos casamos con él, el hombre
que Dios puso en nuestras vidas.
En Génesis 2:24 encontramos que Dios establece o instituye el matrimonio; creo que el más
interesado en que nosotros nos sintamos felices, en que nuestro matrimonio sea un lugar de
paz, de amor, es el Señor Jesús y nuestro Dios. Ellos son los más interesados en que nosotros
seamos felices con nuestros esposos y él está preocupado de que nosotros podamos formar
familias, hijos y lo más importante: matrimonios que puedan amarse y que puedan servir a Dios
en el lugar donde les ha pesto.
Una de las cosas hermana que quisiera tomar esta mañana de como tú puedes demostrarle
amor a tu esposo es:
Yo creo que no hay una manera más bonita de demostrarle a alguien amor que orando
y pidiéndole a Dios por él, por su vida. Se podría decir que es una forma anónima de
demostrarle a alguien el inmenso amor que le tenemos. Cada vez que puedas arrodíllate;
se, muchas veces oramos por todo, por las peticiones que hay en nuestra iglesia… y no es
malo. Oramos también por nuestros misioneros, tal vez oramos por nuestros enfermos
pero a veces nos olvidamos de pedir a Dios por nuestro compañero, por esa persona que
está con nosotros en las buenas y en las malas.
Yo te diga hermana, Dios me ha enseñado que he descuidado ese punto de orar por mi
esposo. De decir Señor, yo te pido por él, fortalécelo, ayúdalo a tomar buenas decisiones
aquí en nuestro hogar. Que cuando el salga a trabajar que tú lo ayudes y lo fortalezcas
para que pueda regresar a casa y que tú lo ayudes a que ninguna tentación lo orille a
tomar decisiones equivocadas sino que tú seas con él.
Hermana creo que no hay un versículo que nos hable de una mujer que orara por su
esposo pero, no quiero dejar de lado a una mujer que imagino que estaba ahí, en el altar,
orando y pidiendo a Dios por su esposo, Sara.
Sara fue una mujer entregada hermana y podemos verlo porque no fue una mujer que le
dijo a su esposo “pues ahí has las cosas que Dios te ha mandado a ti y a mi déjame seguir
haciendo lo que yo quiero” sino al contrario. “si dijo Dios que nos fuéramos de nuestra
tierra y nuestra parentela yo me iré contigo, yo te voy a ayudar, yo voy a estar contigo.
Simplemente en el momento que se enteró que Dios le había pedido a su esposo que
sacrificara a su hijo Isaac, quizá ella pudo haber dicho: ya no voy a confiar en Dios” “yo
porque le voy a dar a mi hijo” sino que ella estuvo ahí como un claro ejemplo de una
mujer de oración y de fe. Apoyó en todas las decisiones a su esposo, pero para apoyarlo
en esas decisiones debió haber oración primero en su vida.
Entonces yo le invito hermana a que usted tome el tiempo necesario para orar por su
esposo. También por todo lo demás que rodea nuestra vida pero, nunca se te olvide orar
por el hombre que está contigo. Hermana, es muy importante la oración porque de ella
depende que nuestro esposo pueda seguir de pie espiritualmente. Si, le cocinamos, le
ayudamos, lo cuidamos, pero en cuanto a lo espiritual estamos atadas de manos, no
podemos meternos a su mente o corazón para saber que luchas se viven dentro de él. Y
que importante sería decir: “Señor, yo no puedo estar en sus pensamientos, ¡pero tú sí!
ayúdalo, fortalécelo, que él pueda ser un varón de Dios en todos los aspectos y que nada
lo desvié de tu voluntad.
Hermana, en nada o a nadie perjudica que tú ores por una persona, y mucho menos por
tu esposo. A ti te va a beneficiar porque vas a ver que tu esposo a lo mejor tenía luchas y
como hay una mujer orando por él, a lo mejor tu esposo recapacita, se levanta y dice:
sabes que ¿estaba desanimado, no traía ganas de seguir en las cosas de Dios pero, algo me
dice que me tengo que levantar. Ora por él, ruega por él, demuéstrale así tu amor.
La segunda cosa que quiero compartir con ustedes de cómo podemos mostrar un amor
verdadero es:
II. DARLE EL LUGAR QUE DIOS LE HA ENCOMENDADO.
Es una de las cosas que más se nos complica y es el reconocer que él es la cabeza del
hogar. En efesios 5:21 vemos “Someteos unos a otros en el temor de Dios”.
Pero en el versículo 22 dice: “Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al
Señor”. Es algo que talvez no nos gusta reconocer y a veces hasta queremos hacerlo a un
ladito ese versículo, pero aquí está un consejo de Dios para que nuestro matrimonio siga
hermanas, nosotros como mujeres tenemos que darles el lugar que Dios les ha dado y
sujetarnos porque ellos son la cabeza del hogar.
En Colosenses 3:18 nos dice “Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en
el Señor”. Y mas ahora que estamos en una sociedad donde te dice que “no hay diferencia
entre el hombre y la mujer” “que es 50 y 50” pero el consejo de Dios es SUJETATE a tu
esposo. Quiere decir que ellos son los encargados de tomar las decisiones familiares pues
Dios le ha dado este trabajo.
Hermana, tenemos que entender que nosotros solo somos la ayuda idónea y que ellos
deben de tomar las decisiones en nuestro hogar. Sobre ellos cae esa responsabilidad de
parte de Dios de ser la cabeza, de guiar, administrar, solventar, proveer. A veces no nos
gusta tomar estos temas; si, porque pensamos que a lo mejor el decir “sujetas” quiere decir
que nos vamos a dejar humillar y no hermanas. Eso quiere decir que Dios se preocupa y
pone a un hombre para que tome decisiones, nosotros la hemos “regado” muchas veces.
Muchos hogares que conocemos se han “fracturado” en su relación porque la mujer quiere
tomar las mismas decisiones que el hombre y argumenta “somos iguales” “la sociedad dice
no te dejes” “no te sujetes” “porque le obedeces” pero nosotros aquí –bíblicamente-
estamos viendo que Dios nos dice: “casadas, sujétense a vuestros maridos como conviene
en el Señor”. Quisiera resaltar algo importante, hermana el amar a tu esposo no significa
respetar decisiones tomadas por el, si estas no agradan a Dios. Déjame explicar.
Muchas veces vemos que nuestros esposos toman malas decisiones; que van en contra de
los principios de Dios. Yo no puedo decir que en ese momento levante la voz y le diga
que así no pueden ser las cosas, hermana, por eso le digo: ¡hay que orar primeramente
por ellos! Y después tenemos que ayudarles haciéndoles ver que la decisión que está
tomando no es la correcta. Sin faltarle al respeto, sin quitarle la autoridad y sin ofender.
El amar no significa que debes dejarlo tomar malas decisiones porque lo amas mucho: sino
ayudarlo a que tome las decisiones correctas sin quitar su posición que Dios le dio como
cabeza.
En el capítulo 25, verso 33 de nuestra cita dice: “Y bendito sea tu razonamiento, y bendita
tú, que me has estorbado hoy de ir a derramar sangre, y a vengarme por mi propia mano.”
Ella sabía que su esposo estaba tomando la decisión incorrecta y sin buscar problemas
actuó y al otro día le dijo lo que había hecho. Y él se enojó y Dios se encargó de ese
hombre. Y Abigail quedo bien con el siervo de Dios –y con Dios- porque su razonamiento
y sabiduría fueron prudentes. Hermana, sé que nuestro esposo ha tomado o tomara malas
decisiones, el amarle será ayudarle a reconsiderar y hacer lo mejor.
Conocemos también la historia de Ananías y Safira, una mujer que por el contrario de
Abigail, solapo a su esposo sabiendo que lo que estaba diciendo era mentira. Solapo el
pecado y a los dos Dios le dio muerte. Dios los disciplino. Por ello es importante darle el
lugar a nuestro esposo pero, primeramente a Dios. Recuerde, no se levante en armas, no
juzgue. Oren, ore, y demuéstrale tu amor ayudándole, apoyándole y dándole su lugar.
¿Alguna de ustedes batalla con sus esposos porque se han alejado de Dios? yo te invito, sin
quitarle ese lugar que Dios le ha dado ora, se su ayuda, sujétate, respétalo, siempre
poniendo a Dios en primer lugar.
Decíamos al inicio que como mujeres nos gustan los detalles, no importando el tamaño
pues la intención con que se hizo es lo importante. Y el que nosotros seamos mujeres no
quiere decir que nosotros no podamos hacer lo mismo con ellos. Tomate un tiempo para
ti y para tu esposo. Deja tus quehaceres, consiéntelo, tú sabes, tú conoces a tu esposo y
sabes cómo puedes demostrarle lo importante que es para ti.
esposo es el que se queda contigo… él es el que te cuida cuando estas enferma, el que te
soba, el que está ahí contigo, y no le damos la importancia o el tiempo… es importante,
de esto dependen nuestros matrimonios.
Y te pregunto ¿Qué has hecho para demostrarle a tu esposo que le amas? O has tomado
la postura de “yo soy la mujer” “a mí me tiene que cuidar” si, pero, ¿qué estamos dando a
cambio? Que él también pueda sentir que es importante para ti. ¡Motívalo! ¡Chuléalo!
¡Díselo sin pena! Hay que mostrarle a nuestro esposo que es importantes. Dios al igual que
nosotros los ama. Trabajemos en nuestro matrimonio para sentirnos y hacerles sentir
amados.
Terminamos con esto. Dios es el más interesado en que nosotros vivamos felices en nuestro
matrimonio. Demostremos ese amor a nuestro esposo. Orando siempre por él, dándole su
lugar, ayudándole, y haciéndole sentir amado e importante.
¿En que nos beneficiara esto? Recordemos que él será nuestro compañero para toda la
vida. Entre más leña pongamos, ese fuego estará prendido y será el nuestro, un hogar que
tendrá amor y que va a tener una relación fuerte. Nos va ayudar a que tengamos
matrimonios fuertes, funcionales, con hijos fuertes, seguros de sí mismos y, por qué no,
unos grandes esposos y unas grandes esposas. Es importante que nuestros hijos vean que
abrazas a tu esposo, que no te de vergüenza; que ellos vean que amas a tu esposo. Ellos
un día harán su hogar, se casaran y que bonito será que ellos digan que deseen un
matrimonio como el de sus padres, que quieren un trato como el que sus padres tenían,
hasta nos beneficiara que sean grandes esposos y esposas. Nos dará paz.
Hermana, el amor nunca deja de ser. Si tú escogiste a esa persona, no dejes que el amor
se enfríe. Trabaja cada día en crear un matrimonio sólido, fuerte, para que juntos puedan
servir a Dios. Separados será difícil, sin la misma visión. Lucha, vimos las características del
amor, búscalas. Si pasas por una situación difícil con tu pareja, busca el consejo para que
ese matrimonio no se rompa y el enemigo no gane ventaja y que Dios vuelva a unirlos y
los fortalezca para la honra y gloria de nuestro Dios.
El día de hoy veremos como ejemplo a esta gran mujer que fue Dorcas.
Hace un tiempo escuche una definición de amor. Y amor, es suplir las necesidades de
otros. En otras palabras, amor es igual a compartir. Compartir algo que supla la necesidad de
alguien más, eso es amor.
Y Dorcas sabía perfectamente mostrar amor, Dios le había dado un gran corazón para
ayudar a los demás. Y con ese talento de la costura hacia vestidos y los regalaba a las viudas que
estaban en necesidad. De modo que cuando ella enfermo y murió, las viudas la recordaban con
mucho amor. Y llevaban esas túnicas y vestidos que ella les había regalado.
Hoy en día, necesitamos hermanas que sean tan amorosas como Dorcas. Muchas veces
hermanas, nos hacemos de la vista gorda ante las necesidades de las personas que están a
nuestro alrededor. Siempre pensamos… ¡que lo ayude alguien más! ¡Que lo ayude o que lo haga
el que tiene!... o, ¡que los ayude el gobierno! Pero, al ver la necesidad, Dios te está dando la
oportunidad de mostrar amor. Y nosotras podemos mostrar amor compartiendo nuestros
bienes.
Sabe, hay veces que pensamos “es que yo no tengo”, “me encantaría ayudar pero mi
economía no me ayuda”, “usted no sabe hermana pero… yo tengo muchos gastos” Yo le aseguro
hermana que si usted comparte Dios también será generoso con usted. Dice la Biblia en
Romanos 8:32 “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros,
¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
Tenemos un Dios grande que se ocupa de nosotros. Pero no solamente debemos de
compartir nuestros bienes. Hay algo que también podemos compartir que no tiene ningún
precio y esos son nuestros talentos o habilidades.
Dios le dio a Dorcas la habilidad de la costura -yo conozco un poco de ese tema y le
puedo decir que es pesado-. Hacer una prenda requiere de tiempo, paciencia y de mucho
esfuerzo. Y sin duda lo que Dorcas tenía en mente era ayudar a esas personas en necesidad. Yo
no sé qué talentos le haya dado el Señor a usted; tal vez sabe de costura como Dorcas, o tal vez
eres una excelente repostera. No sé, tal vez te gusta la cocina, o sabes de enfermería, yo no sé.
Lo que si se es que tú tienes un talento que puedes usar para bendecir a otros.
Déjame decirte que en este mundo hay tanta gente que está ayudando a otros ¡y ni
siquiera son hijos de Dios! pero nosotros como hijas de Dios debemos con mayor razón mostrar
ese amor, mostrando nuestros talentos para ayudar a otros.
Me gustaría que te hagas una pregunta: ¿Qué huella estamos dejando en esta vida? ¿Me
recordaran el día que yo muera? Hermana yo te aseguro que si tu compartes ese amor,
compartes tus talentos, compartes a Cristo, nunca, nunca, nunca te arrepentirás de suplir la
necesidad de otros. Estoy segura que el día que tú estés en necesidad siempre habrá alguien
que estará para ayudarte. Dios siempre recompensa el amor. Si no, pregúntele a Dorcas.
El día que ella estuvo en su lecho de muerte hubo gente que se acordó de todo el amor
que ella había compartido y Dios decidió dale otra oportunidad. ¡Qué bonito es nuestro Dios!
porque él nunca se olvida de sus hijos y Dios siempre recompensa el amor.
Mi comunión con Dios es unión. Mi devoción hacia el significa respeto y admiración. Hermanas,
todas hemos escuchado alguna vez la historia de Ana y su gran comunión con Dios. Ella no había
podido tener hijos pero, derramo su alma delante de Dios; y la devoción y comunión entre Ana
y Dios es algo tan bonito que nos anima a nosotros a seguir su ejemplo.
Nosotras debemos estar en comunión todos los días para estar fortalecidas contra todo lo difícil
que pueda venir a nuestras vidas. Ahora mismo, nosotras podemos acercarnos con confianza a
nuestro padre celestial. Él está siempre dispuesto a que tengamos una comunión con él.
La comunión con él es conocerle más cada día; conocer su amor, su gracia y misericordia para
nosotras. Él amaba a Ana y tuvo misericordia de ella en aquel tiempo cuando Ana oro. Cuando
ella lloro.
Dios está preparado para ayudarnos. Tiene todo el tiempo que nosotras queramos con el fin de
que nos acerquemos a él. A veces nos puede faltar valentía, o nos da miedo, o podemos pensar
que es muy difícil hacer compromisos con nuestro Dios. Pero no, no es así. Él no nos va a criticar,
él no nos va a meter a un juicio. Él nos ama tal y como somos.
Tal vez podemos ver en Ana amargura porque no podía tener hijos y Penina sí, pero aun así con
todo y su amargura ella tenía comunión con Dios. Así nosotros, con nuestros defectos y todo lo
que tengamos acerquémonos a Dios siempre y estemos en constante comunión con él. Bien
unidas. Siempre cerca de él. Porque dice su palabra (Juan 15:5) “separados de mí, nada podéis
hacer”. Debemos desahogarnos sin reservas, sin vergüenza, con toda la confianza que nosotros
tengamos. Hacerlo en oración. Leyendo su palabra, meditando en ella. Cantando en nuestros
hogares. Que nuestro gozo siempre este intacto, que no lo perdamos nunca. Que nuestra
devoción hacia él sea leal como lo fue con Ana.
La importancia de pasar tiempo con Dios. El tiempo que nosotras podamos apartar para pasar
tiempo con Dios es algo especial, tiene que ser algo que podamos planearlo, no hacerlo a la
carrera, no debemos andar apuradas, o haciéndolo por un compromiso o una rutina. No se trata
de marcar tarjeta o hacerlo como una tarea. Si no se trata de desarrollar una comunión con
nuestro amoroso padre celestial.
Ana oraba largamente por un hijo. Ella no andaba apurada. Ella no andaba a la carrera, ella
siempre oraba con un corazón dispuesto y con un fervor para nuestro Dios. Ella le dedicaba
tiempo a Dios. Dios no puede forzar una comunión con nosotras hermanas, él quiere que por
voluntad propia decidamos pasar el tiempo con él. Dios anhela profundizar su relación con
nosotras. Nosotras ganamos mucho, teniendo una relación con él.
El estar en comunión con Dios nos ayuda a vencer nuestros temores. Todas tenemos temores
pero, nuestra comunión con él nos alienta, nos da esa valentía que necesitamos para salir
adelante en la vida espiritual.
Nosotros somos un instrumento importante que Dios creo para su gloria. Dios no está
mirándonos con un dedo acusador nuestros defectos, nuestras debilidades o nuestros miedos.
Él nos ama y quiere usarnos en su obra.
Dios no miro los defectos de Ana. El miro su corazón derramado. El miro sus lágrimas sinceras.
Así con nosotros. No nos vera nuestros defectos. Él quiere ver nuestro corazón. Nuestra
humildad hacia él. Él quiere que nos acerquemos confiadamente a él y que le digamos todas las
luchas que nosotros estamos viviendo.
¿Porque nosotros debemos estar en comunión con Dios? Porque estamos viviendo tiempos muy
difíciles hermanas. Ana en su tiempo estaba triste, atribulada. Lloraba mucho y no comía. Elcana
su marido le preguntaba ¿Por qué estas triste? Pero ella callaba y doblaba su rodilla y oraba a
Dios en comunión porque sabía que él era el único que entendía su tristeza.
Hermanas hoy estamos en medio de una pandemia. Muchas de nosotras no hemos visto a
nuestros hermanos en la fe. Los extrañamos. Extrañamos esa comunión con ellos. Esas platicas,
esos saludos, esos abrazos. Extrañamos tantas cosas de nuestra iglesia. No está habiendo cultos
presenciales. Han cambiado muchas cosas este año que paso y, este año que está comenzando
es igual. Algunos de nuestros esposos han perdido su trabajo y la economía ha menguado en el
hogar. El no poder salir a la calle con libertad. Algunos de nuestros familiares han fallecido. En
lo personal, falleció mi abuela, falleció un tío; Hermanos en Cristo han partido con el Señor.
Nuestros matrimonios se pueden ver afectados en la convivencia diaria porque el diablo atacara
a los hogares más vulnerables donde no hay comunión con Dios.
El propósito del diablo es destruir las familias y más si son los hijos de Dios. Todas estas situaciones
nos pueden desanimar hermanas y alejarnos de Dios en lugar de acercarnos más a él. Los miedos,
el pánico se puede apoderar de nosotras, de nuestros hijos, de nuestros esposos. Pero sin duda
hermanas, Dios quiere llevarnos a una vida llena de propósitos que tiene para con nosotros de
paz y contentamiento.
Ana hermanas, después de abrirle su corazón y adorarle se fue por su camino y comió y no
estuvo más triste o con preocupación.
Como vemos, la comunión con Dios nos da paz, nos da contentamiento, aun en medio de esta
situación, aun en medio de este virus, de esta situación triste que estamos viviendo al no poder
asistir a la iglesia, aun en eso Dios nos da la paz. Cuando estamos en comunión con él.
¿Mi comunión con Dios da resultado? Sí, mi comunión con Dios da muchas bendiciones a mi
vida y un hogar siempre bajo la dirección del espíritu santo. Eso es lo principal.
La comunión de Ana con Dios dio como resultado que ella estaba embarazada, dio a luz un hijo
llamado Samuel que dedico a Dios todos los días de su vida y Dios le dio más hijos.
En 1º de Samuel 2:21 podemos ver que Dios le dio más hijos. Así la comunión con nuestro Dios
da hermosos resultados en nuestras vidas hermanas.
Les animo a seguir adelante. A seguir en comunión con Dios pues agarradas de la mano de Dios
podremos salir vencedoras. Dios les bendiga.
Un abrazo a distancia.
Hna. Gabriela Espinoza.
Miércoles, 24 de febrero del 2021
DEVOCIONAL No. 19
AMANDO SU PALABRA
“Bienaventurados los perfectos de camino, los que andan en la ley de Jehová.
Bienaventurados los que guardan sus testimonios, y con todo el corazón le buscan”.
Salmos 119:1 y 2
Amadas hermanas somos muy bendecidas y privilegiadas, pues cada día tenemos la
oportunidad de sentarnos a los pies de nuestro Señor y oír de su boca las maravillosas enseñanzas
que tiene para nosotras. Por su infinita misericordia un día llegó a nuestra vida su bendita
Palabra. De entre tanta gente Él nos dio la oportunidad a nosotras de escuchar esas bellas
palabras de vida, que ahora dan paz y seguridad eterna a nuestra alma.
Ahora por la gracia de Dios, y gracias a hombres y mujeres fieles que en el pasado amaron
tanto su Palabra que estuvieron dispuestos a sufrir dolor y persecución para preservarla, somos
grandemente bendecidas porque hoy podemos tenerla en nuestras manos, y aún más
importante, podemos atesorarla en nuestros corazones.
Amar la Palabra de Dios, leerla, vivirla, compartirla, nos ayudará a disfrutar más nuestra
vida, no digo que no tendremos problemas o luchas, pero podremos tomar mejores decisiones
y cometer menos errores.
La Biblia es un manual para la vida, es el instructivo para tener una vida de éxito. (“Lámpara es
a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” Salmo 119:105). La Biblia nos enseña con grandes
ejemplos de mujeres que amaron la Palabra de Dios y la obedecieron con todo su corazón; hoy
tomaremos el ejemplo de María, la madre de Jesús.
María no esperaba ser la madre del Mesías. Cuando el Ángel le apareció y le dio la noticia ella
se turbó, pero escucho el mensaje de Dios y sin dudar lo acepto. En ese momento no pensó en
las consecuencias, ¿Qué pensaría su familia, José o el pueblo? ¿Le creerían o no?
Ella solo abrazo la Palabra de Dios y respondió sabiamente. Era una mujer sujeta y obediente
que estuvo dispuesta a arriesgar su testimonio, su futuro y hasta su propia vida. Pero Dios tenía
todo en control, bajo su bendito plan. José era también un hombre temeroso de Dios, que
acepto la voluntad del Señor y apoyó a María.
Sigamos el ejemplo de nuestra hermana María. Seamos mujeres que amemos la Palabra de Dios.
Nuestras vidas, familias e Iglesias -y todo lo que nos rodea- serán bendecidos. Amemos la Palabra
de Dios y formaremos parte de su hermoso plan. Seremos fortalecidas y victoriosas, y tendremos
la fuerza para permanecer fieles en el Camino del Señor. Así como María, estemos listas a
responder: “He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra.” Hagamos su
voluntad en nuestras vidas.
Amadas hermanas espero este devocional les pueda ser de bendición, y reciban un afectuoso
saludo de mi esposo Hno. Eliseo, mis hijos Elisa y Ángel, y su servidora Hna. Alejandra. Deseamos
sigan creciendo y fortaleciéndose en el camino de Dios.
Jueves, 25 de febrero del 2021
DEVOCIONAL No. 20
AMANDO MI DEVOCION A DIOS.
“Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente
y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento.”
Marcos 12:30
Quiero hacer unas preguntas que quisiera respondiéramos sinceramente en nuestro corazón,
las cuales nos dirán que tanto amamos nuestra devoción a Dios.
¿Te sientes alejada de Dios? ¿Sientes que Dios está lejos de ti y que tus oraciones no son
contestadas? ¿Sientes que el camino que llevas te aleja cada vez más del propósito de Dios para
tu vida, que no logras lo que tu corazón desea? ¿No sientes la presencia de Dios en tu vida?
La verdad, no es que Dios te haya abandonado, tal vez eres tu hermana, la que ha preferido
otra compañía que la compañía de Dios día tras día antes de engrandecer tu devoción a Dios
cada mañana.
Eres tu quien ha preferido ocuparse más de los afanes de este mundo que amar tu devoción a
Dios cuando, este tiempo espiritual debe ser lo más importante si queremos hogares
bendecidos.
Leamos una cita en Marcos 12:30 “Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda
tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento.” Hoy
quiero hablarles que el amor a nuestra devoción a Dios nos trae la fortaleza espiritual en muchas
áreas, pero solo mencionare algunas que a mí me parecen importantes.
Así sea enfermedad, tristeza; un problema familiar, un problema moral, un hijo rebelde. Un
problema matrimonial y, hasta una necesidad económica o hasta la misma muerte. Mi devoción
hacia Dios me dará la seguridad de poder encontrar gozo aun dentro de la prueba.
Vamos a leer un texto en Romanos 8:29 “Porque a los que antes conoció, también los predestinó
para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre
muchos hermanos.”
Marcos 12:30 –lo leemos nuevamente- “Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con
toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento.”
Dios ama muchas cosas. La palabra de Dios viene llena de enseñanzas que nos dicen que el ama,
porque él es la fuente del amor y una de las cosas que Dios ama es la excelencia.
Para comenzar quisiera examinar junto a usted lo que quiere decir amar. A veces nosotros
decimos que amamos las cosas pero no sabemos ni lo que significa, menos vamos a saber lo que
estamos creyendo, o lo que vamos a practicar o lo que vamos a transmitir.
Consultando la palabra amar, según el diccionario secular dice que amar es: un afecto o un
sentimiento intenso con pasión y con compromiso. Como les digo, a veces decimos que amamos
pero no está ese sentimiento con pasión, mucho menos con compromiso. Cuando uno ama
verdaderamente demostramos este tipo de amor. Dios es la fuente del amor y él lo demostró.
En Juan 3:16 nos dice su palabra “de tal manera amo Dios al mundo”… él dice que nos ama y con
ese sentimiento, con esa pasión él nos ama. Y no solo lo dijo, sino que también lo demostró.
¿Cómo nos lo demostró? mandando a su hijo. El no escatimo, lo envió y murió por nosotros.
Ahora vemos que ese sentimiento con pasión, intenso, lo demostró con ese compromiso de
darnos la vida eterna y la salvación.
En 1ª de Corintios 13 nos muestra como es el verdadero amor. Y nos lo dice la fuente del amor.
Dios ama muchas cosas pero el día de hoy nos muestra que nosotros sus hijas, debemos amar la
excelencia.
Consulte también la palabra excelencia y significa: perfección. Si para usted es muy elevada la
palabra perfección, otro sinónimo es: alta calidad. Entonces estudiaremos como amar la
excelencia, la perfección o la alta calidad.
Quiere decir que Dios ama las cosas perfectas o de alta calidad. Así como cuando nosotros
vamos y queremos comprar alguna cosa, vamos al supermercado, a la tienda… queremos cosas
de alta calidad, no queremos cualquier cosa. Vamos al mercadito o a donde usted compre la
fruta o la verdura y escogemos lo mejor, porque no nos gusta lo que está podrido.
Así Dios. Como es un Dios perfecto, que ama la excelencia, él también quiere alta calidad en lo
que a el respecta.
En 2ª de Timoteo 3:16 y 17 nos dice: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar,
para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea
perfecto…” Dios quiere perfección en nosotras y desea que amemos la perfección, él no quiere
que hagamos las cosas al ahí se va… por eso el busca perfección en nosotras. Tal vez, piensas que
es una palabra muy elevada y dices: “la perfección solo la tendremos cuando muramos” pero
no. En estos versículos vemos que Dios tiene instrucciones en su palabra para que seamos mujeres
perfectas.
Y podríamos pensar ¿Cómo vamos a ser perfectas nosotras? Pero vemos en la palabra de Dios
el ejemplo de un hombre llamado Job.
En ese libro precisamente, en el capítulo 1, verso 1 nos lo presenta. Sé que no es mujer pero,
habiendo un hombre que lucho por ser perfecto, nosotros también podemos. En este pasaje nos
dice que era un “varón recto y perfecto” delante de Dios. Si Job pudo ser perfecto y pudo tener
excelencia delante de Dios ¿Por qué nosotros no podemos? ¿Qué tiene Job que no tengamos
nosotros? Él tenía el mismo Dios, el mismo Espíritu Santo, Job era un hombre como nosotras,
pero el llego a ser recto y perfecto delante de Dios. Así nosotras también podemos llegar a
serlo.
Busquemos Salmo 18:32 que dice: “quien hace perfecto mi camino”. Seguimos viendo que a Dios
le gusta la perfección, y si nos dice que Él puede hacer perfecto mi camino, buscando en
nosotras esa perfección.
Otro versículo, Mateo 5:48 hablando Jesús nos dice: “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro
Padre que está en los cielos es perfecto.” Palabras de Cristo.
Pablo, en 2 Corintios 13:11 exhorta: “Por lo demás, hermanos, tened gozo, perfeccionaos,
consolaos, sed de un mismo sentir, y vivid en paz; y el Dios de paz y de amor estará con vosotros.”
Como podemos ver ¡Dios ama la excelencia!
Busquemos Efesios 4:12 “a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la
edificación del cuerpo de Cristo,” aquí nos dice hermana que nosotros como parte de la iglesia
tenemos que ser perfeccionadas porque nosotros también somos santas.
1 Pedro 5:10 “Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después
que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y
establezca.” Pedro de igual manera insta a buscar la perfección en Cristo en nuestras vidas.
Ya aprendimos hermanas lo que quiere decir amar y lo que quiere decir excelencia.
Ahora veamos ¿Que debemos amar con excelencia?
Hermana, nosotros hemos buscado “calidad” pero, Dios quiere “alta calidad”. Ama la
excelencia en la santificación, el Señor así lo pide. Dice su palabra: “…Sed santos, porque
yo soy santo.” (1ª Pedro 1:16)
Hermana tenemos que entender esto. Necesitamos llenarnos del Espíritu Santo porque
si no lo hacemos no podrá haber fruto en nosotros. Y ¿Cuál es el primer fruto del Espíritu?
EL AMOR!!!
Para poder demostrar, saber lo que es o retribuidamente amar yo debo estar llena del
Espíritu Santo, si no, no podre amar como Dios ama.
En varios pasajes de la biblia se nos manda orar, como en 1ª de Tesalonicenses 5:17 “orad
sin cesar” y el Señor Jesucristo y Pablo nos lo recalcan ¡no dejen de orar!
En mis manos, ustedes no la pueden ver pero, tengo una cajita metálica y es muy
importante para mí. Un día escuchando a una persona orar me di cuenta de lo
importante que es para Dios escuchar mi oración. A veces no sabemos qué importancia
tiene amar la oración; a veces oramos y a veces no oramos, a veces se nos “olvida” orar
pero espero que a partir de ahora aprendamos ¿Por qué debemos de orar?
Como les decía hace un momento la cajita de metal que tengo en mis manos es valiosa
para mí porque ella contiene pétalos disecados de flores que me han regalado. Para mí,
cuando yo veo esta cajita que llamo “la cajita de los pétalos” veo recuerdos de alguien
que me ama, me aprecia, o me ha demostrado su amor.
En esta cajita tengo pétalos de flores que me han regalado mi esposo, mis hijos, o algunos
miembros de la iglesia. ¿A que voy con esto?
Miremos, que tan importa es la oración que dice el libro de Apocalipsis capítulo 8 vrs. 3
y 4: “Otro ángel vino entonces y se paró ante el altar, con un incensario de oro; y se le
dio mucho incienso para añadirlo a las oraciones de todos los santos, sobre el altar de
oro que estaba delante del trono. Y de la mano del ángel subió a la presencia de Dios el
humo del incienso con las oraciones de los santos.”
Como les digo hermanas, esta cajita es importante para mí. Dios en el cielo tiene un
incensario (lámpara que se usaba en el tabernáculo) que es como una lamparita de oro
en donde ponen el incienso, que es como una resina. Ahí se quema y sube el olor –como
un perfume-; el olor es una ofrenda a Dios y a él le agrada. Esto -se menciona- se hace
en la mañana y en la tarde. Con esto se adora a Dios y es agradable delante de él.
Dice en el libro de Apocalipsis que Dios tiene un incensario en donde coloca todas las
oraciones. Hoy te hago esta pregunta ¿Cuántas oraciones habrá de parte tuya en ese
incensario? ¿Cuántas de tus oraciones han llegado a la presencia de Dios de todo
corazón? ¿Sabía usted hermana que cuando estamos en las tribulaciones, cuando
estamos tristes, es cuando nuestras oraciones tienen más agrado delante de Dios? porque
es cuando más necesitamos de Dios, cuando más nos ponemos de rodillas y le pedimos
a Dios por esas tribulaciones.
Hay muchas peticiones mías delante de Dios pidiendo por mis hijos, por un familiar, por
enfermos, pidiendo por algún familiar inconverso… estas oraciones tienen que llegar a
Dios con alta calidad.
Tomemos la importancia debida a la oración. Y cada vez que nos dé flojera, que no
queramos orar recordemos que Dios tiene sus oraciones. Que no son en vano. Son
oraciones guardadas en un incensario. Ocupémonos en orar y que Dios tenga memoria
de nosotros en su incensario.
No debemos escondernos como Elias, cuando estaba triste; necesitamos dar pelea a
satanás, no podemos acobardarnos. Si nosotros estamos santificadas y llenas del Espíritu
Santo vamos a poder pasar estos tiempos. A veces los cristianos estamos todos
desanimados y más asustados que los inconversos. Recordemos lo que dice la palabra de
Dios “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de
dominio propio.” (2ª Timoteo 1:7). Si tenemos al Espíritu Santo y el poder de Dios no
debemos temer. ¿Porque estamos así? Porque no nos santificamos, no oramos. El poder
de la oración es grande.
“La oración eficaz del justo puede mucho.” Santiago 5:16
¿Cómo es que respetamos a toda la gente, a nuestros jefes en el trabajo, al pastor, pero
se nos olvida respetar a Dios?
No oramos, no le pedimos permiso, no pedimos su bendición para salir…
Como padres nos enojamos cuando nuestros hijos no nos toman en cuenta, cuando
crecen y se casan ellos se van, se les olvida tomarnos en cuenta, con una llamada decir:
“mama, voy a acá…, voy allá…” y nosotros nos quedamos tristes y hasta nos enojamos. Así
lo mismo siente Dios cuando no lo tomamos en cuenta y no lo reverenciamos.
En todo hermanas debemos amar la excelencia incluida la obra de Dios para que un día
el Señor pueda decir: “Este (a) es mi Hijo (a) amado (a), en quien tengo complacencia.”
Marcos 3:17.
Ahora que hemos visto estos conceptos quisiera que contestáramos con toda sinceridad:
¿Hemos amado verdaderamente la salvación que nos ha sido entregada? Amar nos habla de
sentir, de conexión, de compañía, de unión espiritual, comprensión, respeto, compromiso.
Por favor responde: ¿Por qué pediste a Cristo Jesús ser salva? La mayoría de las personas llegamos
ante Cristo Jesús rogando salvación porque hemos entendido que no somos nada, que sin su
amor y perdón nuestra alma no tiene más que condenación eterna. Hemos visto la realidad de
nuestra condición pecaminosa y alzamos la voz clamando que tenga misericordia; que nos
perdone, interceda y salve ¿no es así? Bueno, si tú clamaste en oración pidiendo salvación, y la
recibiste, eres una hija de Dios. Después de haber vivido alejada de él, pasaste a ser una criatura
unida a el por medio del sacrificio de sangre (amor) de su Hijo, tu ahora Salvador y Redentor.
El Señor Jesús ahora es tu luz y salvación, tu Roca, tu escondedero, tu pastor y Padre. ¿Eso es
como para amarle incondicionalmente no?
Entonces, ¿Por qué no amamos la salvación que Dios nos ha dado? Podríamos decir infinidad de
razones o excusas pero ninguna es válida. ¿Lo amo o lo quiero? Veamos algunos puntos a
analizar.
Día a día agradece a Dios por tu salvación. Dile lo mucho que lo amas por ello.
Recuerda pedir que te permita estar siempre en tu primer amor. Con el mismo
agradecimiento, con la misma entrega, con la misma hambre de aprender de él y de
compartir esa paz que él te ha dado. Ten memoria de ese bello día que cambio tu
vida terrenal, prometiéndote una vida eternal.
II. HARE RENACER ESE AMOR DIA CON DIA (Hebreos 2:1-4)
“Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea
que nos deslicemos. Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda
transgresión y desobediencia recibió justa retribución, ¿cómo escaparemos nosotros, si
descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por
el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron, testificando Dios juntamente con ellos, con
señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad.”
“Lo que Dios junto…” ¿has escuchado esa frase o deseas escucharla un día? Bueno,
ahora imagina que al comenzar con la vida cristiana –que ya tienes- se te diga:
“condúcete con temor todo el tiempo”. Como temor de Dios se denomina, en la
Biblia, el miedo reverencial y el respeto principalmente, que debe guardarse a Dios.
Además, el temor de Dios es uno de los dones del Espíritu Santo que mueve a
practicar el bien y aparta del camino del mal.
Tú dices amar a tu esposo, o a aquella persona con la que piensas pasar el resto de
tu vida; y día con día luchas por nutrir tu amor ¿no es así? Para nutrir tu relación,
para que sepa que le amas. ¿Y qué de Aquel que ha dado su vida por ti?
Podemos amar nuestra iglesia, al pastor, tal vez la oración, aun la santidad pero, no
podemos amar nada ni a nadie si no amamos lo que nos ha dado todo esto: nuestra
salvación.
Para de verdad demostrar que amamos esta hermosa salvación miremos cada punto,
seamos francas, sinceras con lo que hemos dejado de hacer, o con lo que nunca
hemos hecho. Y comencemos, hoy es el día.
Entonces nuestro amado Salvador podrá manifestar sus más dulces muestras de amor
y gozaremos a plenitud de nuestra salvación, aguardando con ansias que El Esposo
venga por su iglesia prometida para las Bodas del Cordero.
Hermana, tú sabes que te amo, y deseo que Dios nos permita aprender a amar
verdaderamente nuestra salvación.
Un mes, se ha ido un mes lleno de bendiciones y agradecimientos hacia nuestro Señor. Este mes
fue de mucha enseñanza y bondad, pero sobre todo gracia de parte de nuestro Dios al
permitirnos vivirlo y alimentarnos diariamente con temas que, espero, hayan puesto tu vida en
una disyuntiva al aprender lo que verdaderamente debemos estar amando.
Si profundizaste en cada una de estas devocionales podrás haber notado que, cada una, contenía
parte del corazón de quien la escribió. Por medio de versículos, pasajes, historias y aun
anécdotas, cada mujer detrás de la pluma pensaba en ti porque, cada escritora, ha deseado
hacer nacer en ti ese deseo ferviente de amar.
¿Amar qué? ¡Amar lo que Dios ama! Y como vimos, Dios ama tantas cosas.
La lista fue pequeña, pero se incluyeron alguna que deben ser básicas en nosotros. Dios es amor,
y lo derrama sobre su vasta creación. Especialmente con aquellos llamados sus hijos; no podemos
ser tan egoístas como para no demostrar nuestro amor hacia él. Hazle saber que le amas…
¿Cómo? Amando lo que Dios ama.
Hoy se cierra este libro de devocionales -por ahora-. Pero podrás abrirlo cada vez que desees
aprender acerca de ese amor manifestado, de ese amor sacrificial y eterno.
Mi oración será: