Resolviendo Los Problemas A La Manera de Dios

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Resolviendo los problemas a la manera de Dios

(Juan 6:1-13) (Marcos 8:14-21)

Intr.- Todo cristiano debe saber enfrentar los problemas que se le


vayan presentando en su vida espiritual. Sea fácil o difícil el
problema, debemos aprender a confiar en Dios.
Leyendo este pasaje, pienso que no era un problema pequeño
alimentar a cinco mil personas. Era un asunto capaz de probar la fe
de cualquiera.

Los discípulos no se sintieron capaces de enfrentar ese gran


problema. No sabían cómo dar una solución adecuada a esa
situación, por lo que sugirieron que mejor fuera despedida la
multitud.

A la luz de este pasaje bíblico veremos hoy cinco pasos que se


deben dar cuando encaramos problemas serios.

1.- CREER QUE EL SEÑOR TIENE LA SOLUCIÓN.

Dios siempre tiene soluciones previstas. Sin embargo, quiere saber


la impresión de sus discípulos (Juan 6:5)
“¿Dónde vamos a comprar comida para toda esta gente?

Y, como siempre que existe una dificultad, los discípulos empezaron


a buscar soluciones humanas.

(Juan 6:7)
Felipe.- “Ni 200 denarios alcanzarían...” (¡Qué problema).

* Denario.- Moneda romana de plata que llevaba una inscripción o


imagen del Emperador. Era el sueldo diario (Salario).

Andrés dice: “Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes y dos
peces, pero ¿Eso de qué sirve?”

Así nosotros. Nos desbaratamos buscando una solución, pero


ponga atención a esto: “Jesús mismo sabía lo que había de hacer”
(Juan 6:6)

Jesús sabe lo que tiene que hacer. Pero nosotros siempre


cometemos el error de querer resolver los problemas por él.
2.- TODOS NUESTROS RECURSOS (POCOS O MUCHOS) HAY
QUE ENTREGARLOS A DIOS PARA QUE ÉL RESUELVA EL
PROBLEMA.

Necesitamos creer que lo poco que tenemos puede ser más que
suficiente en las manos de Dios.

En este pasaje, el milagro se realizó en las manos de Jesús. “Tomó,


dio gracias, lo partió y lo distribuyó.” ¡Y alcanzó para todos!

Si estos pocos recursos los hubieran partido y distribuido los


discípulos, sólo hubiera alcanzado cuando mucho para veinte
personas. Pero fue Dios quien lo hizo y todos comieron.

3.- DEBEMOS PENSAR EN OTROS PRIMERO.

Los discípulos pudieron observar que el problema de la


alimentación se estaba resolviendo.
Sin duda que ellos también tenían hambre, tal vez también
pensaron que se podía terminar el alimento. Sin embargo,
pensaron primero en otros.

Puede darse el caso de que no nos alcance lo poco que tenemos


porque sólo estamos pensando en nosotros. Yo he aprendido que
aún en la pobreza, dando es como recibimos.

En los tiempos de Elías hubo una gran hambre y sequía por tres
años y medio. Había muchas viudas en Israel que sufrirían esta
situación.
La Biblia dice que Elías fue enviado a una de ellas para que lo
alimentara. Como que no era muy congruente que, en ese periodo
crítico, tiempo de hambre, se tuviera que mantener a un profeta, lo
que quería decir una boca más.

Pero Dios ya había dicho a Elías que se fuera a Sarepta y que


allí sería alimentado por una viuda. De manera que él obedeció.

Cuando Elías llega se encuentra con una viuda que mete la mano a
la tinaja de la harina y ya casi no queda nada. el aceite también se
le está terminando. Si Dios no interviene, ella y su hijo morirán.
Esas eran las circunstancias por la que atravesaba esta viuda,
cuando llega Elías pidiendo un vaso de agua. ¡Pero después pidió
comida! “Te ruego que me traigas también un bocado de pan en tu
mano”.

La respuesta de la viuda no se hace esperar: “Vive Jehová tu


Dios, que no tengo pan cocido; solamente un puñado de harina
tengo en la tinaja y un poco de aceite en una vasija; y ahora
recogía dos leños, para entrar y prepararlo para mí y para mi
hijo, para que lo comamos y nos dejemos morir.”

Elías parecía no entender la situación, pues dice: “No tengas temor;


ve, haz como has dicho; pero hazme a mi primero de ello una
pequeña torta cocida debajo de la ceniza, y tráemela; y después
harás para ti y para tu hijo, porque Jehová, Dios de Israel ha dicho
así: la harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija
disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la
tierra”

La viuda obedeció y se fue a preparar la torta cocida. Yo creo que si


su hijo la vio, debió decirle “¿Le vas a dar la torta a ese hombre? Yo
también tengo hambre, dámela a mí y no a ese que a lo mejor ni
profeta es.”

Yo me imagino que sirvieron la mesa, pusieron la torta y el


muchachito estaba con la boca abierta viendo cómo Elías se iba a
comer la torta. Paréceme escuchar el grito de angustia del niño
cuando el profeta le dio el primer mordisco a la torta.

Alguien ha dicho que si hubiera habido periodistas de los que


hay ahora, le hubieran tomado una foto a Elías y habría
aparecido en los diarios de todo el mundo el siguiente
encabezado: “Profeta desalmado se come la torta de un pobre
huérfano y una viuda”.

La Biblia parece indicar que Elías se comió muy tranquilamente lo


que se le ofreció, porque sabía que esta pequeña torta en su
estomago, era la mejor inversión de ese pobre hogar. Esa torta
comida por Elías representaba la provisión de Dios por dos años y
medio. Así es como Dios actúa.

Nunca faltó harina y aceite a esta viuda. Dios es fiel.


Los discípulos que se preocuparon por dar primero a los demás, al
final con alegría vieron que “Al que parte y comparte, le toca la
mayor parte”, porque se saciaron ellos y ¡sobraron doce canastas
llenas de comida!

4.- DEBEMOS TENER CUIDADO DE NO DESPERDICIAR LA


BENDICIÓN.

Esto quiere decir: Tener cuidado de aprender la lección.

¿Qué hacemos después que el problema está resuelto?

-El pueblo se dispuso a proclamar rey a Jesús. (Juan 6:15)


-algunos se quedan comiendo o disfrutando de la bendición sin
siquiera dar gracias a Dios. Les parece muy natural, que ya no se
les hace milagro.

En este sentido se desperdicia la bendición, porque no tenemos


presente las veces que Dios nos ha respondido, por lo que cuando
viene un problema similar no sabemos que hacer.

Eso les pasó a los discípulos. (Marcos 8:14-21) Leer.

En esta escritura dice que Jesús hizo dos milagros parecidos. Una
vez alimentó a cinco mil y sobraron doce canastas llenas. La otra
ocasión fue cuando alimentó a cuatro mil y sobraron siete canastas.
Pero los discípulos no aprendieron nada acerca de la provisión de
Dios.

En estos versículos de Marcos, vemos que los discípulos que


viajaban con Jesús en una barca, se olvidaron de llevar pan.

El Señor les hablaba sobre la contaminación de los fariseos


(Levadura) y ellos pensaron que los estaba regañando por no
haber llevado pan. Jesús les dijo: ¿Se acuerdan de los
milagros...? ¿Cuántas canastas sobraron? ¿Ni así entienden?.

Nosotros hemos tenido experiencias, hemos visto las maravillas de


Dios, pero cuando topamos con un problema, lo primero que
hacemos es olvidarnos de lo que hace Dios y buscamos soluciones
humanas.
Las bendiciones de Dios no se deben olvidar o desperdiciar.
Debemos tenerlas presentes en nuestra vida. Son las que nos
hacen crecer.

Conclusión.- La vida cristiana involucra el enfrentar y resolver


conflictos, pero cuando la tempestad arrecie, y nuestros recursos
sean pocos o nulos, lo primero que tenemos que hacer es recordar
que su poder permanece.

(Jeremías. 32:27) “¿...habrá algo que sea difícil para mí?

No hay nada difícil para el Señor. Él tiene todo el poder. En Él


confiemos y resolvamos los problemas a la manera de Dios.

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