Protocolo para Juzgar Con Perspectiva de Discapacidad

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Protocolo para Juzgar

con perspectiva de
Discapacidad
Primera edición: abril de 2022

Coordinadora de la colección: Regina Castro Traulsen


Redacción: Daniela del Carmen Suárez de los Santos y Alonso Lara Bravo
Asistentes de investigación: Yocelin Sánchez Rivera, Javier Meléndez López Velarde, Aranxa Bello Brindis,
Sergio Humberto Castillo Rodriguez y Gema Patricia Cortes Matus.

D.R. © Suprema Corte de Justicia de la Nación


Avenida José María Pino Suárez núm. 2
Colonia Centro, Alcaldía Cuauhtémoc
C.P. 06060, Ciudad de México, México.

Prohibida su reproducción total o parcial por cualquier medio, sin autorización escrita de los titulares de los derechos.

El contenido de los documentos que conforman esta obra es responsabilidad exclusiva de los autores y no representa en
forma alguna la opinión institucional de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Fotografía:
• Centro Nacional de Comunicación Social • Laboratorio de lo invisible
• Mexicanas con Discapacidad • Gonzalo Ortuño López
• Daniela del Carmen Suárez de los Santos • Aranxa Bello Brindis
• Mauricio Rubén Figueroa • El Colegio de la Frontera Norte
• En Primera Persona, A.C. • Angela Mourey López Negrete
• Libre Acceso, A.C. • CoPeSoR
• Buró Cultural • Ernu J. Ricardo Pérez
• Fucho para Ciegos Puebla, A.C. • Alejandro Téllez
• Yocelin Sánchez Rivera • SinColectivo
• Jenny Bautista Medina

Esta obra estuvo a cargo de la Dirección General de Derechos Humanos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

La edición y el diseño estuvieron al cuidado de la Dirección General de la Coordinación de Compilación y Sistemati-


zación de Tesis de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Protocolo para Juzgar
con perspectiva de
Discapacidad
Agradecimientos

La Dirección General de Derechos Humanos de la


Suprema Corte de Justicia de la Nación agradece especial­
mente la colaboración de Daniela del Carmen Suárez de
los Santos, Alonso Lara Bravo, Yocelin Sánchez Rivera,
Javier Meléndez López Velarde, Aranxa Bello Brindis, Sergio
Humberto Castillo Rodriguez y Gema Patricia Cortes Matus;
el trabajo realizado durante el proceso consultivo por
Documenta, Análisis y Acción para la Justicia Social, A.C,
así como su coordinación por parte de Gloria Patricia Uribe
Granados, María del Pilar Betrián Cerdán y Paula María
García Carranza, y el diseño de la narrativa gráfica de Álvaro
Rodríguez Luévano, Karla Rodríguez de la Vega, Juan
Manuel Outon Alvear, Dairee Alejandra Ramírez Atilano y
Corina Martínez Sánchez. Asimismo, agradecemos los co­
mentarios y la revisión de María Fernanda Pinkus Aguilar
y Mariana Díaz Figueroa.

V
Suprema Corte de Justicia de la Nación

Ministro Arturo Zaldívar


Presidente

Primera Sala
Ministra Ana Margarita Ríos Farjat
Presidenta

Ministro Juan Luis González Alcántara Carrancá


Ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena
Ministro Jorge Mario Pardo Rebolledo
Ministra Norma Lucía Piña Hernández

Segunda Sala
Ministra Yasmín Esquivel Mossa
Presidenta

Ministro Luis María Aguilar Morales


Ministro Javier Laynez Potisek
Ministra Loretta Ortiz Ahlf
Ministro Alberto Pérez Dayán

Dirección General de Derechos Humanos

Mtra. Regina Castro Traulsen


Directora General
C

IX

XI

XII
La revolución será “disca” o no será.
2019.
Eduardo Espinosa Jiménez.
CENCOS.

XIII
PresentAción

En 2001, el Estado mexicano propuso a la Asamblea General de


las Naciones Unidas la elaboración de un tratado internacional sobre los
derechos de las personas con discapacidad. Esa iniciativa rindió frutos y se
concretó mediante la aprobación de la Convención sobre los derechos de
las personas con discapacidad (en adelante, la Convención), ratificada
por México en 2008. Dicho tratado parte de reconocer que un factor
determinante para la existencia de la discapacidad es la falta de adecua­
ción del entorno. En ese sentido, la Convención pone énfasis en el goce de
los derechos con el fin de procurar el desarrollo social de las personas con
discapacidad.

Tal entendimiento de la discapacidad representó un cambio de para­


digma, pues obliga a abandonar el modelo médico, según el cual la discapaci­
dad es una enfermedad o padecimiento. El modelo social, en contrapartida,
asume que cualquier asunto que involucre a una persona con discapacidad
debe entenderse desde el principio de igualdad y no discriminación. Ello
supone, por un lado, evitar distinciones injustificadas que afecten sus de­
rechos y, por otro lado, realizar las acciones necesarias para eliminar los
obstáculos o barreras que impiden su plena integración a la sociedad.

De acuerdo con este panorama, la ratificación de la Convención por


parte de México dio lugar, de manera inmediata, a muy diversas obligaciones
que deben cumplir sus autoridades. Las autoridades judiciales, a través de
la interpretación y aplicación de la ley, quedaron desde entonces vinculadas a
hacer efectivos los principios básicos que rigen los derechos de las personas

XV
con discapacidad, entre ellos: la dignidad, la autonomía individual, la
libertad de tomar las propias decisiones, el respeto por la diferencia y la di­
versidad, y la accesibilidad universal.

Debido a la exigencia de hacer realidad los postulados de la Conven­


ción, en 2014, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) publicó el
Protocolo de actuación para quienes imparten justicia en casos que involucren a
personas con discapacidad. Dicho Protocolo tuvo como finalidad brindar un
conjunto de criterios orientadores para proteger en sede judicial los dere­
chos de las personas con discapacidad reconocidos en la Constitución Fede­
ral y en la Convención.

A ocho años de su emisión, el Protocolo de actuación para quienes


imparten justicia en casos que involucren a personas con discapacidad se ha
convertido en un referente para orientar la interpretación judicial y lograr
la vigencia de sus derechos. Se trata de un documento consultado por per­
sonas dedicadas a la función jurisdiccional, a la defensa de los derechos
humanos, a la actividad docente, a la producción académica y al estudio
del derecho, entre otros perfiles.

Con todo, aún resta mucho para hacer realidad la igualdad y la no


discriminación en favor de las personas con discapacidad. Mediante algu­
nas leyes y resoluciones judiciales, se puede apreciar que continúan vigentes
muchos estereotipos acerca de la discapacidad. Muestra de ello es que, sin
justificación, se priva de capacidad jurídica a las personas con discapacidad,
se desconoce su libertad para tomar decisiones que les permitan realizar su
proyecto de vida, o no se les garantiza su participación en la toma de deci­
siones públicas que les afectan de manera directa. Esas prácticas deben ser
erradicadas y, para ello, es fundamental que las personas juzgadoras tengan
a su alcance herramientas que contribuyan a entender el alcance de los
principios y derechos de las personas con discapacidad.

Por esa razón, la Presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la


Nación tomó la determinación de publicar una nueva versión del Protoco­
lo emitido en 2014, que ahora lleva el nombre de Protocolo para juzgar con
perspectiva de discapacidad. A partir de los últimos avances jurídicos a nivel
nacional e internacional, el nuevo Protocolo brinda a las personas juzgadoras
estándares sobre las cuestiones jurídicas que son relevantes en asuntos que
involucren a personas con discapacidad.

XVI
Este nuevo Protocolo es el producto de un intenso proceso partici­
pativo que incluyó voces experimentadas desde todos los frentes que pro­
mueven la vigencia de los derechos de las personas con discapacidad. Los
trabajos de actualización de este Protocolo iniciaron en 2020 con la reali­
zación de un proceso consultivo en el que participó personal jurisdiccional
de distintas materias, ámbitos de justicia y entidades federativas; litigantes
e integrantes de organismos internacionales y organizaciones de la socie­
dad civil dedicadas a la defensa y promoción de los derechos humanos; así
como personas de la academia expertas en la materia. A través de este ejer­
cicio participativo se identificaron los temas y obstácu­los más recurrentes
que son del conocimien­to jurisdiccional, los cuales guían el contenido de
este Protocolo.

Adicionalmente, con el propósito de


convertir al Protocolo en un ins­trumento
que se mantenga vigente, creamos una herra­
mienta digital complementaria para actuali­
zar su contenido, disponible en el micrositio
de la Dirección General de Derechos Huma­
nos de la SCJN. Se trata de una herramienta
interactiva en la que el público podrá consul­
tar las diferentes fuentes que se relacionan
con cada tema del Protocolo, incluyendo la
normativa relevante, los precedentes del Alto Tribunal, la jurisprudencia
de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y los criterios desarro­
llados por el Comité de Derechos de Personas con Discapacidad, la Relatoría
Espe­cial en la materia, entre varias otras.

Este Protocolo y su herramienta digital constituyen un esfuerzo por


impulsar la profesionalización de quienes integran el PJF, especialmente de
las personas que tienen a su cargo impartir justicia. Ambos instrumentos bus­
can contribuir a que, desde el poder judicial, se cumplan efectivamente las
obligaciones derivadas de los derechos de las personas con discapacidad.

Ministro Arturo Zaldívar


Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
y del Consejo de la Judicatura Federal

XVII
I

XIX
previa a estudiar los temas relacionados con los procedimientos judiciales,
se expongan definiciones basadas en pronunciamientos que, por ser con­
gruentes con el modelo social, tienen aceptación en la doctrina nacional e
internacional sobre los derechos de las personas con discapacidad.

El capítulo C, “Igualdad y no discriminación, y acceso a la justicia


de las personas con discapacidad”, explica en qué consisten ambos dere­
chos, los cuales son los pilares de la impartición de justicia en asuntos que
involucren a personas con discapacidad. Cada uno de ellos ha tenido un
desarrollo particular en el nivel constitucional y convencional. De este modo,
este capítulo ofrece una visión que permite apreciar la evolución que ha
existido en la interpretación del derecho a la igualdad y al acceso a la jus­
ticia en relación con las personas con discapacidad.

El capítulo D es la guía para juzgar con perspectiva de discapacidad.


Se trata del apartado central del Protocolo, pues desarrolla las obligaciones que
deben cumplir las personas juzgadoras al conocer de cualquier asunto
que involucre o impacte a quien viva con una discapacidad. Dichas obliga­
ciones están ordenadas tomando como referencia diversos momentos de un
procedimiento judicial. Así, la guía práctica presenta obligaciones iniciales,
transversales, al momento de resolver el fondo y al dictar sentencia.

Las obligaciones iniciales se refieren a las consideraciones básicas que


las personas juzgadoras deben tener en cuenta desde el primer momento
en que conocen del asunto. Este tipo de obligaciones son relevantes en
cualquier momento del procedimiento, es decir, también son transversales.
Sin embargo, se conceptualizan como iniciales ya que se trata de presu­
puestos que se deben observar desde el inicio de la controversia para estar
en posibilidad de juzgar con perspectiva de discapacidad. Su observancia
permite, en principio, identificar si una de las partes es una persona con
discapacidad, apreciar su situación particular con miras a la controversia, dic­
tar medidas que protejan sus derechos sustantivos y procesales, y evitar
incurrir en un trato discriminatorio hacia las personas con discapacidad.

Por su parte, las obligaciones transversales son mandatos que, en


sede judicial, garantizan la igualdad sustantiva de las personas con disca­
pacidad. Al tener como objetivo nivelar la posición de desventaja en que
originalmente se encuentra una persona con discapacidad, deben tenerse
siempre presentes, es decir, en cualquier tipo de procedimiento judicial y

XX
en todas sus etapas. Implementar ajustes al procedimiento, proporcionar
información accesible, evitar lenguaje discriminatorio, velar por la celeri­
dad procesal, garantizar la participación de las personas con discapacidad,
desahogar pruebas de manera oficiosa y pronunciarse sobre los apoyos que
sean necesarios para el ejercicio de los derechos de la persona con discapa­
cidad son parte de estas obligaciones.

Luego se exponen las obligaciones aplicables al resolver el fondo de la


controversia. Este momento supone que la persona juzgadora tomará una
decisión sobre el objeto del proceso y, por lo tanto, los derechos de la per­
sona con discapacidad podrían ser afectados. De este modo, se indica cuál
es la perspectiva jurídica idónea para resolver estos asuntos, lo cual se
traduce en apegarse al modelo social de la discapacidad y verificar las cau­
sas de vulnerabilidad que se presentan en el caso concreto. Además, al tomar
en cuenta que las personas con discapacidad han sido afectadas históri­
camente por los estereotipos, se analiza cómo ello puede afectar la aplica­
ción del derecho y se dan ejemplos que ayudan a las personas juzgadoras
a desechar esas prácticas discriminatorias.

Como apartado final de la guía práctica está el relativo a las obliga­


ciones al momento de dictar sentencia. Éstas se centran específicamente en
la emisión de la resolución, como acto que pone fin al dictar reparaciones
con perspectiva de discapacidad. En el aspecto comunicacional, se explica
el fundamento de los formatos de lectura fácil, así como la importancia de
informar a la persona con discapacidad qué fue lo resuelto, pues ese cono­
cimiento es indispensable para impugnar la resolución.

Después de los capítulos que integran el Protocolo, la persona lectora


encontrará un apéndice en el que hay una lista de las resoluciones y
pronun­­ciamientos más relevantes sobre los derechos de las personas con
discapaci­dad. Esto es un buen complemento a la guía para juzgar con pers­
pectiva de discapacidad, puesto que el apéndice ordena los estándares a
partir de los principales derechos sustantivos, mientras que la guía sigue
una lógica procesal.

En su conjunto, el Protocolo para juzgar con perspectiva de discapacidad


ofrece los elementos teóricos y normativos necesarios para que cualquier
persona juzgadora cumpla con las obligaciones que, en dichos asuntos,
derivan del orden constitucional. Al respecto, es necesario destacar que

XXI
los estándares jurídicos relativos a los derechos de las personas con disca­
pacidad han tenido una notoria evolución en los últimos años y, de hecho,
se siguen desarrollando en el ámbito nacional e internacional. Por lo que
hace a los precedentes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, puede
verse una evolución significativa y continua que transita del modelo médi­
co al modelo social. Así, el presente Protocolo incorpora los criterios más
relevantes hasta ahora emitidos y los articula para dar sustento a la obliga­
ción de juzgar con perspectiva de discapacidad.

Sin duda, en el futuro continuará el avance de la jurisprudencia en


materia de derechos de personas con discapacidad. Por tal motivo, este
Protocolo puede ser leído como la propuesta de una metodología coheren­
te para hacer efectivos en sede judicial los derechos humanos de dicho
grupo. A esta propuesta, no obstante, podrán sumarse progresivamente los
estándares nacionales e internacionales que tengan relevancia normativa
en el sistema jurídico de México.

XXII
Mujeres Mexicanas con Discapacidad en Marcha.
2020.
Maryangel García-Ramos.
Mexicanas con Discapacidad.

1
A. discAPAcidAd
desde
un enfoque de derechos humAnos

Las personas con discapacidad constituyen un grupo históricamente


perseguido, excluido y menospreciado.1 Tradicionalmente han sido some­
tidas a prácticas de marginalización que las colocan en una posición de
invisibilidad, lo que les impide participar en igualdad de condiciones en la
sociedad, de acuerdo con la premisa de que no deben ser tenidas en cuenta.2

La exclusión de las personas con discapacidad se presenta como


el panorama cotidiano en gran parte del mundo y se encuentra basada en la
filosofía de “iguales pero separados”.3 En este contexto, las personas con
discapacidad se ven imposibilitadas de participar en una gran cantidad de
actividades sociales. Ello se debe a que las estructuras de la vida diaria, como
el trabajo, la educación, las familias, la interacción social, entre otras, están
conformadas a partir de lo que es importante para el grupo dominante, es
decir, para quienes viven sin discapacidad.4

En esa línea, el preámbulo de la Convención sobre los Derechos de


Personas con Discapacidad (en adelante, CDPD) reconoce que las personas
con discapacidad siguen encontrando barreras para participar en igualdad

1
Cf. Palacios, A., El modelo social de discapacidad: orígenes, caracterización y plasmación en la
Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, p. 25.
2
Cf. Bariffi, F. y Palacios, A., La discapacidad como una cuestión de derechos humanos. Una
aproximación a la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, p. 118.
3
Palacios, A., op. cit., p. 167.
4
Cf. ibid., pp. 169-170.

3
de condiciones en la vida social y que se siguen vulnerando sus derechos
humanos en todas las partes del mundo.5

Las situaciones antes descritas afectan a las personas con discapaci­


dad en todo el mundo. No obstante, para efectos de este Protocolo, es nece­
sario presentar un panorama nacional sobre dichas personas. Ello permitirá
transmitir a quienes lean este documento por qué en México las personas
con discapacidad son consideradas un grupo en situación de vulnerabili­
dad y cómo ello trasciende al goce de sus derechos humanos.

Luego, con base en ese contexto fáctico, se explicarán las característi­


cas generales de los modelos de tratamiento de la discapacidad. Esto último
permitirá entender, desde un inicio, cómo ha evolucionado el entendimien­to
de la discapacidad en el transcurso del tiempo y las razones por las cuales
este Protocolo adopta las premisas del modelo social, lo cual resulta funda­
mental para hacer realidad, entre otros, el derecho de las personas con dis­
capacidad al acceso a la justicia en igualdad de condiciones.

1. Situación de las personas con discapacidad en México

De acuerdo con el censo de población y vivienda más reciente (Censo


2020),6 se reportó que en México vivían 6 179 890 personas con discapa­
cidad.7 De manera adicional, se estimó que 13 934 448 personas presen­
taban una limitación al hacer actividades cotidianas con alguna dificultad.
De lo anterior resulta que, en 2020, en México había aproximadamente
20 838 108 personas con discapacidad o alguna limitación para realizar
actividades cotidianas,8 lo que representa 16.5 % de la población total del

5
Cf. Organización de las Naciones Unidas (ONU), “Preámbulo”, en Convención sobre los
Derechos de las Personas con Discapacidad, p. 10.
6
El Censo de Población y Vivienda 2020 (Censo 2020) se realizó del 2 al 27 de marzo de
2020; en éste participaron poco más de ciento cuarenta y siete mil personas entrevistadoras, que
recorrieron los cerca de dos mil millones de kilómetros cuadrados del territorio nacional, visitando
cada una de las viviendas para contar a la población que vive en México, obtener información sobre
éstas e indagar sobre sus principales características demográficas, socioeconómicas y culturales.
7
En dicha encuesta se consideró como personas con discapacidad a aquellas que “tienen
mucha dificultad” o “no pueden hacer” alguna de las siguientes actividades cotidianas: ver, aun usando
lentes; oír, aun usando aparato auditivo; caminar, subir o bajar; recordar o concentrarse; bañarse,
vestirse o comer, y hablar o comunicarse.
8
En la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID), realizada en 2018, se
utilizó una metodología diferente a la del Censo 2020, y se reportó que 7 877 805 personas en el país

4
país, que en dicho año estaba integrada por más de ciento veintiséis mi­
llones de personas. 9

Teniendo en cuenta los datos anteriores, a continuación se expone


de forma general la forma en que las personas con discapacidad son perci­
bidas por la sociedad. Lo anterior exige hablar de las actitudes negativas,
los estigmas y estereotipos que hay sobre las personas con discapacidad y
que son visibles, entre otros espacios, en el uso del lenguaje, en el ámbito
familiar y en la actividad legislativa. Posteriormente, se abordará la manera
en que la discapacidad afecta el ejercicio de los derechos humanos de las
personas con discapacidad.

a. Percepción social de las personas con discapacidad

La Relatoría Especial de Derechos de las Personas con Discapacidad


de la ONU (en adelante, Relatoría DPD) ha señalado que, pese a los impor­
tantes adelantos en el reconocimiento de los derechos de las personas con
discapacidad en el ámbito nacional e internacional, las percepciones nega­
tivas profundamente arraigadas sobre el valor de la vida de las personas con
discapacidad siguen siendo un obstáculo permanente en todas las socie­
dades. Asimismo, sostuvo que esas percepciones negativas son reflejo del
“capacitismo”, un sistema de valores que considera que determinadas ca­
racterísticas típicas del cuerpo y la mente son fundamentales para vivir una
vida que merezca la pena ser vivida.10

Al respecto, el Comité sobre los Derechos de las Personas con Dis­


capacidad (en adelante, Comité DPD) ha hecho notar que dicho grupo de
población es objeto de estereotipos humillantes y duraderos, estigmas y
prejuicios, pues es percibido como “una carga para la sociedad”.11 Lo ante­
rior da lugar a prácticas sociales como la esterilización forzada; la segrega­
ción, la institucionalización y la privación de libertad en centros destinados

tenían una discapacidad y que 19 360 321 tenían una limitación para realizar actividades cotidianas,
por lo que su encuesta dio un número mayor al del Censo 2020.
9
V. Instituto Nacional de Estadística y Geografía, Censo de Población y Vivienda 2020.
Disponible en «https://www.inegi.org.mx/programas/ccpv/2020/default.html#Tabulados».
10
Cf. Consejo de Derechos Humanos, Derechos de las personas con discapacidad, “Informe de
la Relatora Especial sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad”, párr. 9.
11
Comité DPD, Observación General Núm. 6, sobre la igualdad y la no discriminación,
párr. 2.

5
para esos fines; el empleo de la coacción basándose en la “necesidad de
tratamiento” o el “riesgo para sí mismo o para terceros” y la denegación de la
capacidad jurídica.12

Lo anterior resulta preocupante, entre otras cosas, porque los mensa­


jes degradantes y deshumanizadores sobre la apariencia, comportamiento y
valía de las personas con discapacidad pueden distorsionar la percepción
que ellas tienen de sí mismas y de lo que valen. Esas ideas pueden dar lugar
a emociones dañinas, como la vergüenza y el desprecio propio, lo que podría
incrementar el riesgo de aislamiento y autolesión.13

La percepción social antes descrita se refleja de diversas maneras en


México. Por ejemplo, en la Encuesta Nacional de Derechos Humanos reali­
zada en 2015, se obtuvo que, aunque en un porcentaje mínimo (1.3 %), había
personas que estaban en desacuerdo con que a las personas con discapaci­
dad se les ofrecieran oportunidades de trabajo según sus condiciones.14 Por
otro lado, una amplia mayoría (7 de cada 10 personas) consideraba que
una persona con discapacidad mental debía ser recluida en un centro
psiquiátrico.15

Por su parte, un estudio realizado por el Consejo Nacional para Pre­


venir la Discriminación (CONAPRED) mostró como resultado que 90.2 %
de las personas con discapacidad intelectual reportó la experiencia de al
menos un acto estigmatizante.16 Los dos actos mayormente denunciados
por dichas personas son que la gente las mira “raro” o de manera fija y que les
hablan como a una persona “tonta” o les dirigen risas o burlas.17 A su vez,
la Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS) informa que 58 % de la

12
Consejo de Derechos Humanos, op. cit., párr. 10.
13
Cf. ibid., párr. 14.
14
Cf. De la Barreda Solórzano, L., La sociedad mexicana y los derechos humanos. Encuesta
Nacional de Derechos Humanos, Discriminación y Grupos Vulnerables, 2015, p. 248.
15
Cf. ibid., p. 250.
16
Se consideró como estigma un elemento que implica violencia y propicia la discrimina­
ción. El estigma no depende de una característica tangible, sino que implica utilizar (simbólica y
prácticamente) la valoración basada en dicha característica para insertar a la persona estigmatizada
en “una relación de subordinación y dominio”. V. Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación,
Estudio sobre discriminación y discapacidad mental e intelectual, pp. 38-44.
17
Ibid., p. 45.

6
población mayor de 18 años tiene la percepción de que los derechos de las
personas con discapacidad se respetan poco o nada.18

De lo anterior se desprende que en la sociedad mexicana existen


creencias compartidas respecto de los derechos que deberían tener las per­
sonas con discapacidad o en qué medida éstos son respetados. Esas percep­
ciones se trasladan a diversos ámbitos de su vida.

Como muestra de ello, en seguida se exponen algunas reflexiones sobre


cómo los estereotipos sobre las personas con discapacidad inciden en el uso
del lenguaje, en el espacio familiar y en el ámbito normativo.

i. Lenguaje

Las palabras o términos llevan asociados conceptos e ideas, y esta


correspondencia no es azarosa, sino que representa valores culturalmente
aceptados del objeto que es nombrado. En este sentido, el lenguaje juega
un papel fundamental en la forma en que entendemos determinados con­
ceptos y aceptamos ciertos modelos o ideologías.19

A través del lenguaje, las personas con discapacidad han sido recep­
toras de respuestas ofensivas por parte de la sociedad. Entre éstas destaca
el uso de determinadas palabras negativas para definir la discapacidad, a
través del cual se impone una presunción de inferioridad biológica o fisio­
lógica de quienes se encuentran en esta situación. Así, se han colocado
etiquetas como “inválido”, “tarado”, “tullido”, “impedido”, “minusválido” o
“retrasado”. Dichos vocablos suponen que existe en la persona una pérdida
funcional o, incluso, de valor. De ahí que se haya abandonado su utiliza­
ción en el ámbito público.20

18
V. INEGI, Encuesta Nacional sobre Discriminación 2017. Principales resultados. Dispo­
nible en «https://www.inegi.org.mx/contenidos/programas/enadis/2017/doc/enadis2017_resulta­
dos.pdf».
19
Cf. Palacios, A. y Romañach, J., El modelo de la diversidad. La Bioética y los Derechos Huma­
nos como herramientas para alcanzar la plena dignidad en la diversidad funcional, pp. 102­103.
20
Cf. Dirección General de Derechos y Democracia, El gobierno federal acoge el término “per­
sonas con discapacidad”, Derechos Humanos: Agenda Internacional de México, Boletín Informativo,
Secretaría de Relaciones Exteriores, p. 2.

7
Por ende, es necesario desde ahora dejar en claro que la diversidad
funcional de una persona no tiene nada que ver con la enfermedad, la defi­
ciencia, la parálisis, el retraso o algún concepto que refleje un déficit. Toda
esa terminología errada presenta a la persona diferente como biológica­
mente imperfecta, a quien hay que rehabilitar para restaurar unos teóricos
patrones de “normalidad”. Esos patrones, sin embargo, son creados por la
sociedad, por lo que su existencia es artificial y, usualmente, superada por
los avances médicos.21

En cambio, el concepto de persona con discapacidad se ajusta a la ter­


minología utilizada en la normativa internacional. Asimismo, esta forma de
nombrar implica el reconocimiento de que la discapacidad surge de una
diversidad funcional en la persona, aunada a una barrera u obstáculo del
entorno social. De ahí la importancia de la utilización de dicho término.

ii. Espacio familiar

Los estereotipos suelen impactar en las relaciones que sostienen las


personas con discapacidad con su núcleo familiar. Se ha observado que, en
dicho núcleo de convivencia, es común que no se les permita elegir perso­
nalmente debido a la falta de información en formatos accesibles sobre la
gama de opciones disponibles o por las restricciones a su capacidad jurídica.
Por tal motivo, suelen ser sus familiares quienes a veces ejercen el control
y limitan las opciones personales actuando como sustitutos de la voluntad
de las personas con discapacidad.22

Por lo tanto, las personas con discapacidad usualmente se enfrentan


a situaciones de discriminación en el ejercicio de sus derechos a contraer
matrimonio o en sus derechos familiares, por ejemplo, a ejercer la patria
potestad. En la mayoría de los casos se piensa que los progenitores con dis­
capacidad no pueden o no son aptos para la crianza de sus hijas e hijos y,
por lo tanto, son separados.23

21
Cf. Palacios, A., op. cit., p. 106.
22
Cf. Comité DPD, Observación General Núm. 5, sobre el derecho a vivir de forma indepen­
diente y ser incluido en la comunidad, párr. 26.
23
Comité DPD, Observación General Núm. 6… cit., párr. 61.

8
Un ejemplo de dichas creencias se puede apreciar en los hechos que
dieron lugar al Amparo Directo en Revisión 3859/2014, en el que la Supre­
ma Corte de Justicia de la Nación (SCJN) dejó claro que vivir con una
discapacidad no era una circunstancia que impidiera a un adulto tener
convivencias con su hijo menor de edad. En este asunto, un hombre que
estaba casado y tenía un hijo sufrió un accidente automovilístico que le
generó un daño cerebral severo irreversible. Posteriormente, la madre del
niño tramitó un juicio de interdicción, en el que se suspendió temporal­
mente la patria potestad del padre sobre su hijo y, luego, la nueva pareja de
la madre pidió la adopción del niño.24

Al analizar el vínculo filial entre el adulto con discapacidad y su hijo,


la SCJN sostuvo que la afectación cerebral severa e irreversible causada al
padre del niño no era un hecho que, por sí solo, generara algún daño a su hijo
menor de edad. Se indicó que, para terminar la relación parental, era nece­
sario que se probara con un estándar de prueba claro y convincente que
esa circunstancia generaría una afectación al interés superior del niño.25

Al respecto, la SCJN tomó en cuenta que los exámenes médicos in­


dicaban que el padre del niño fue recobrando la capacidad motriz, y que
podía manifestar sus deseos. Muestra de ello fue que en una ocasión dicho
progenitor ingresó a las instalaciones del juzgado, entabló un diálogo con
el juez y pudo referir su nombre correctamente e indicar el nombre de su
hijo, que lo quería y deseaba verlo.26

Además, la SCJN hizo notar que, si bien el padre del niño no había
podido hacerse cargo de sus obligaciones, se debía a circunstancias ajenas
a él. Asimismo, se advirtió que ni los tutores del padre ni el Estado habían
buscado alternativas para que éste pudiera estar cerca de su hijo. Incluso,
nunca se verificó que tal progenitor no tuviera bienes con los cuales pudiera
hacerse cargo de los alimentos del niño.

En relación con tales hechos, la SCJN indicó que, tratándose de


padres con discapacidad, debe analizarse si el incumplimiento de los debe­

24
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 3859/2014, pp. 2-3.
25
Cf. ibid., p. 44
26
Cf. ibid., p. 45.

9
res correspondientes a la paternidad deriva de la falta de ajustes razonables.
Además, dijo la SCJN, debe buscarse apoyo en la familia extensa a fin de
que la persona con discapacidad pueda ejercer sus derechos y obligaciones
de padre.27

Por lo tanto, la SCJN concedió el amparo para ordenar a la autoridad


responsable que fijara un régimen de convivencias entre el niño y su pro­
genitor y determinara si dicho progenitor tenía bienes con los cuales pu­
diera dar cumplimiento a sus obligaciones alimenticias.

De lo antes expuesto se aprecia que la discapacidad no debe ser vista


como una circunstancia que, en sí misma, le impida a una persona cumplir con
sus obligaciones y ejercer sus derechos parentales. Para ello, se debe analizar
si se han prestado los apoyos conducentes a la persona con discapacidad.
Así, no es correcto asumir que la convivencia de un niño con su padre que
vive con una discapacidad es necesariamente riesgosa o supone un riesgo
para el niño. Más bien, el Estado debe analizar si han existido barreras para
que esa convivencia se lleve a cabo adecuadamente y, de ser así, tomar las
medidas pertinentes para que dichos obstáculos sean superados. Esa forma
de apreciar el asunto permitirá que las personas del núcleo familiar puedan
ejercer sus derechos sin que sean limitados por estereotipos nocivos acerca
de la discapacidad.

iii. Ámbito normativo

En su doctrina judicial, la SCJN ha señalado que las leyes no sólo


regulan conductas, sino que transmiten mensajes capaces de dar coheren­
cia a los contenidos normativos establecidos en ellas. Ello se debe a que las
normas no regulan el comportamiento humano de manera neutral, pues
lo hacen para transmitir una evaluación oficial sobre un estado de cosas.28
En vista de lo anterior, la SCJN ha considerado que es especialmente rele­

27
En línea con lo anterior, la CDPD, en su artículo 23.2, dispone que “[l]os Estados Partes
prestarán la asistencia apropiada a las personas con discapacidad para el desempeño de sus respon­
sabilidades en la crianza de los hijos”. Por su parte, el artículo 18.2 de la Convención sobre los
Derechos del Niño (CDN) dispone que “los Estados Partes prestarán la asistencia apropiada a
los padres y a los representantes legales para el desempeño de sus funciones en lo que respecta a la
crianza del niño y velarán por la creación de instituciones, instalaciones y servicios para el cuidado
de los niños”.
28
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 152/2013, párr. 82.

10
vante advertir la existencia de estereotipos en las leyes, puesto que las nor­
mas jurídicas son capaces de promocionar el rechazo hacia ciertos grupos
sociales.29

De acuerdo con esa visión, la SCJN ha declarado la inconstituciona­


lidad de disposiciones que reflejan mensajes basados en estereotipos y, por
ende, discriminatorios. Por ejemplo, al resolver la Acción de Inconstitu­
cionalidad 90/2018, la SCJN decidió sobre la constitucionalidad de dis­
posiciones establecidas en un Código Civil local que impedían contraer
matrimonio a personas con discapacidad intelectual.

En su resolución, la SCJN precisó que tales normas restaban cualquier


valor a la opinión, voluntad y preferencias de las personas con discapacidad.
Al disponer éstas que la decisión de casarse estaba vedada, se estimaba
intrascendente si la persona deseaba hacerlo. Por lo tanto, la SCJN advirtió
que la restricción a las personas con discapacidad para decidir sobre la
propia vida era desproporcionada e injustificada, y que se encontraba
basada estereotipos y prejuicios. Debido a ello determinó invalidar dichas
normas y expulsarlas del ordenamiento legal.30

b. Impacto de la discapacidad en los derechos humanos

La acumulación de obstáculos estructurales para el ejercicio de derechos


fundamentales se refleja claramente en brechas concretas de desigualdad y
afecta a las personas con discapacidad a lo largo de sus vidas. Lo anterior
da lugar a que, en el espacio público, las personas con discapacidad vean
limitadas sus oportunidades de desarrollo, así como el acceso a ciertos bie­
nes y servicios.31

Así ocurre, por ejemplo, en el ámbito de la educación, donde la tasa


de analfabetismo es mayor entre las personas con discapacidad que entre
la población total.32 En el mismo sentido, se advierte que sólo 79 % de per­

29
Cf. ibid., párr. 89.
30
Cf. SCJN, Acción de Inconstitucionalidad 90/2018, pp. 35­37.
31
Leite, P. (coord.), Encuesta Nacional sobre Discriminación 2017. Resultados sobre personas
con discapacidad, p. 28.
32
Se estima que 2.7 % de la población total de hombres y 3.5 % de las mujeres no saben leer
ni escribir. Tal carencia es significativamente mayor entre las personas con discapacidad: 20.7 % de
los hombres y 21.0 % de las mujeres. V. ibid., p. 29.

11
sonas con discapacidad asiste a la escuela para acceder a educación básica,
mientras que, en el mismo rango de edad, el porcentaje de asistencia de la
población total es de más de 90 %.33

En cuanto al acceso al trabajo y condiciones laborales, se ha observado


que hay una menor participación proporcional de personas con discapaci­
dad en el trabajo remunerado, así como menor acceso a ciertas posiciones
ocupacionales, incluso con una escolaridad similar a la de otros grupos.
Muestra de ello es que la participación de quienes viven con discapacidad
en la población económicamente activa ocupada es significativamente me­
nor al promedio nacional (65.8 % frente a 35.6 %).34

En el sector de la salud, las personas con discapacidad acuden más


frecuentemente a los servicios públicos, y menos a los servicios privados y
consultorios de farmacias.35 Esto es consistente con el hecho de que la afi­
liación a los servicios médicos la obtienen principalmente por medio de un
familiar en el hogar (30.0 %) o por un programa social (28.9 %).36 Además,
las personas con discapacidad tienen una probabilidad 50 % mayor de
enfrentarse a gastos sanitarios ruinosos, ya que requieren gastos adiciona­
les de asistencia personal, atención médica o dispositivos auxiliares, por lo
que es probable que estas personas y sus familias sean más pobres que
aquéllas sin discapacidad con ingresos similares.37

En línea con lo anterior, un diagnóstico emitido por la Secretaría de


Desarrollo Social (SEDESOL, hoy Secretaría del Bienestar) sostiene que en
México las personas con discapacidad no tienen garantizado el pleno ejer­

33
Cf. ibid., pp. 30-31.
34
Cf. ibid., p. 36.
35
“Estas brechas deben ser contextualizadas en el marco de un sistema de salud fragmenta­
do institucional y regionalmente, en cuanto a financiamiento, organización, atención y eficiencia, en
el cual los servicios médicos, la infraestructura de mejor calidad y oferta más amplia del catálogo de
servicios están asociados al empleo formal y la institución para la que se trabaja, además de estar
estratificados de acuerdo con los ingresos” (ibid., p. 40).
36
Cf. ibid., p. 41.
37
Sen, A., “Discapacidad y Justicia. Ponencia presentada en la Segunda Conferencia Inter­
nacional sobre Discapacidad y Desarrollo Inclusivo”, citado como aparece en Alejandra Prieto de la
Rosa, “Discriminación múltiple: mujeres con discapacidad en México”, en Revista oficial del Centro
Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva, p. 25.

12
cicio de sus derechos económicos, sociales y culturales. Ello se debe, entre
otros, a los siguientes problemas estructurales:38

➠ Una baja participación en el mercado laboral generada por falta


de acceso a la educación, la insuficiencia de acciones afirmativas
que promovieran la inclusión laboral, y la persistencia de per­
cepciones negativas en contra de estas personas.

➠ Una limitada atención de los servicios de salud (asociada a la


falta de personal capacitado).

➠ La casi nula accesibilidad a los sistemas públicos y privados, de­


bido a la presencia de medios de transporte no incluyentes, ma­
teriales pedagógicos o de trabajo no acondicionados y la existencia
de pocas vialidades accesibles en el país.

Asimismo, algunos de los efectos de no garantizar los derechos eco­


nómicos, sociales y culturales son: i) un insuficiente desarrollo económico;
ii) un bajo desarrollo humano para vivir de manera independiente que
promueve la dependencia hacia el núcleo familiar, y iii) un contexto de dis­
criminación que limita el empoderamiento de las personas con discapacidad.
Ello da lugar a la exclusión de dichas personas, pues les impide participar
en igualdad de condiciones en la sociedad mexicana.39

Al respecto, el Comité DPD ha señalado que el costo de la exclusión


social es elevado, ya que perpetúa la dependencia y, por lo tanto, la injerencia
en las libertades individuales. Asimismo, ha destacado que la marginación
propicia estigmatización, segregación y discriminación, factores que pue­
den conducir a la violencia, la explotación y el abuso, así como a la crea­
ción de estereotipos negativos que alimentan el ciclo de marginación de las
personas con discapacidad.40

38
SEDESOL, Diagnóstico sobre la situación de las personas con discapacidad en México, p. 19.
Disponible en «https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/126572/Diagn_stico_sobre_la_
Situaci_n_de_las_Personas_Con_Discapacidad._Mayo_2016.pdf».
39
Cf. id.
40
Comité DPD, Observación General Núm. 5… cit., párr. 5.

13
2. Modelos de tratamiento de la discapacidad

La concepción y respuestas sociales hacia las personas con discapa­


cidad han variado a lo largo de la historia, incluso dentro de una misma
época y cultura.41 De manera general, se pueden distinguir tres modelos de
tratamiento de la discapacidad: i) el de prescindencia, ii) el rehabilitador o
médico y iii) el social.

Por sus características, los dos primeros son actualmente considera­


dos contrarios a los derechos de las personas con discapacidad. Por su parte,
el modelo social ha sido la base del reconocimiento de derechos a dichas
personas en el ámbito nacional e internacional. A continuación se presen­
tan los rasgos característicos de cada uno.

a. Modelo de prescindencia

Las características que definen el modelo de prescindencia son dos.


En primer lugar, se considera que la discapacidad tiene una justificación
religiosa, es decir, que constituye un castigo impuesto por alguna deidad
en virtud de haberse cometido un pecado. En segundo término, se da por
sentado que la persona con discapacidad no tiene nada que aportar a la
sociedad, que es improductiva y que representa una carga para otras perso­
nas o para la sociedad.42

Debido a que en este modelo la discapacidad se considera un proble­


ma, históricamente se han adoptado dos enfoques distintos para su “solu­
ción”: el eugenésico y el de marginación.

i. Perspectiva eugenésica

Tiene su origen en la antigüedad clásica y se basaba en la idea de que


el Estado tenía la facultad de evitar que sus ciudadanos fuesen “deformes”
o “contrahechos”, ya que no serían provechosos a las necesidades de la

41
V. Ingstand, B. y Reynolds White, S. (eds.), Disability and Culture, Estados Unidos, Uni­
versity of California Press, citado por Palacios, A., et al., Situaciones de discapacidad y Derechos
Humanos, p. 12.
42
Palacios, A., op. cit., p. 37.

14
comunidad.43 La diversidad funcional era vista como una situación desgracia­
da y como parte de una vida que no merecía la pena ser vivida. Por ende,
cuando la persona nacía con una diversidad funcional, la solución era el
infanticidio.44 Si la discapacidad aparecía después del nacimiento (por
ejemplo, a raíz del combate armado o de una enfermedad), se ayudaba a la
persona para su subsistencia.45 Sin embargo, en cualquier caso, la persona
con discapacidad tenía un espacio muy reducido en la sociedad.46 Dicha exclu­
sión se reforzaba con la creencia de que los males que asediaban a la co­
munidad eran culpa de las personas con discapacidad, pues se les concebía
como peligrosas e improductivas.47

Las creencias en que se basa el modelo de prescindencia persisten en


la actualidad. Un ejemplo de ello es que las mujeres con discapacidad
afrontan estereotipos nocivos en el sentido de que van a dar a luz a niños
con discapacidad y, por lo tanto, se les desalienta o impide que realicen su
maternidad.48

ii. Enfoque de marginación

En este enfoque, la exclusión es por excelencia la forma de tratar a


las personas con discapacidad. Ello parte de subestimarlas y considerarlas
objeto de compasión, símbolo de maleficios o la advertencia de un peligro
inminente. Estas ideas tienen su origen en la Edad Media, época en que las
niñas y los niños con discapacidad fallecían por falta de un adecuado cui­
dado y, cuando subsistían, eran personas relegadas a ejercer la mendicidad
o a ser objeto de diversión.49

43
Cf. ibid., pp. 39-40.
44
A través de los años, el grado y la naturaleza de esta práctica fueron variando considera­
blemente. A medida que aumentó la población, el infanticidio comenzó a ser más frecuente. Inme­
diatamente después del nacimiento, era preciso tomar una decisión. Si la persona recién nacida no
había sido aniquilada antes de cumplir 10 días de edad, recibía el nombre de su padre, garantía de
supervivencia y de cierta protección. Cf. ibid., p. 43.
45
Cf. ibid., p. 38
46
Usualmente, las personas con discapacidad obtenían ingresos al ser tratadas como objetos
de entretenimiento y burla. En algunos casos, llegaban a ser profetas, poetas o músicos. V. ibid.,
pp. 44 y 50.
47
Cf. ibid., pp. 38 y 53.
48
Comité DPD, Observación General Núm. 3, sobre las mujeres y las niñas con discapaci­
dad, párr. 39.
49
La mendicidad llegaría a convertirse en una especie de práctica profesional, y las niñas y
niños con discapacidad serían utilizados como objeto motivador de caridad. Por otro lado, muchas

15
El hecho de que las personas con discapacidad no tuvieran cabida en
el campo laboral productivo generaba una actitud de menosprecio y margi­
nación social hacia ellas. De este modo, recibían un doble tratamiento: mise­
ricordia y caridad en observancia a las enseñanzas de origen cristiano, y
crueldad y marginación inspiradas por el miedo y el rechazo. Ambos cami­
nos llegaban al mismo destino: la exclusión.50

Una muestra del modelo de marginación se puede observar actual­


mente en la exclusión de la infancia con discapacidad ocurrida en el sector
de la educación. En estos espacios existen estereotipos y hostilidad por
parte de docentes, autoridades escolares e, incluso, de familias, todo lo cual
obstaculiza la inclusión de la infancia con discapacidad. Como resultado
de tal paradigma, se ha separado o segregado a las infancias con discapaci­
dad en sistemas especiales de educación, lo que entraña su marginación
social y afianza la discriminación.51

b. Modelo rehabilitador o médico

En el modelo médico, las causas para explicar la discapacidad no son


religiosas, sino científicas. Se alude a la diversidad funcional en términos
de salud o enfermedad. Las personas con discapacidad dejan de ser con­
sideradas inútiles en relación con las exigencias de la comunidad y se en­
tiende que tienen algo que aportar en la medida que sean “rehabilitadas” o
“normalizadas”. Así, la persona con discapacidad debe lograr asimilarse
a los demás en la mayor medida posible.52

La diversidad funcional es considerada un hecho natural y biológico.


Al ser una cuestión científica, es modificable: se busca la recuperación de
las personas afectadas con miras a lograr su integración social. De esta ma­
nera, en el tratamiento de la discapacidad, el factor central es el déficit de
la persona, es decir, las actividades que no puede realizar. Ello genera una

personas ejercían el oficio de bufones, divirtiendo con sus muecas a los habitantes de los castillos.
V. Palacios, A., op. cit., p. 54.
50
Cf. ibid., p. 62.
51
ONU, Informe del Relator Especial sobre el derecho a la educación. El derecho a la edu­
cación de las personas con discapacidades, A/HRC/4/29, párr. 11.
52
Cf. Palacios, A., op. cit., pp. 66 y 67.

16
subestimación de quien tiene una diversidad funcional, así como una acti­
tud paternalista para protegerla.53

A partir de lo anterior, el Comité DPD ha señalado que el modelo


médico de la discapacidad es incompatible con la CDPD, pues impide reco­
nocer a las personas como titulares de derechos, ya que quedan “reducidas
a sus deficiencias”.54 Según tal modelo, apunta el Comité DPD, es común
que el ordenamiento jurídico otorgue un trato diferencial o discriminatorio
a las personas con discapacidad, lo cual impide que se les aplique el prin­
cipio de igualdad en el ejercicio de sus derechos.55

Este modelo de tratamiento ha dado lugar a prácticas nocivas que siguen


vigentes hoy día.56 Al respecto, el Comité DPD ha denunciado que es común
desconocer la capacidad jurídica de las personas al considerar que tienen una
aptitud deficiente para adoptar decisiones a causa de una discapacidad cogni­
tiva o psicosocial. Ello se basa en el diagnóstico de una deficiencia, por con­
siderar que la decisión tiene consecuencias negativas o cuando hay una aptitud
insuficiente para la toma de decisiones. Lo anterior parte de confundir la
capacidad mental con la capacidad jurídica y es una decisión que se basa en
la condición o déficit de la persona, lo cual es propio del modelo médico.57

c. Modelo social58

Este modelo surgió en los años sesenta del siglo XX como conse­
cuencia de las protestas, encabezadas por las personas con discapacidad
y organizaciones de la sociedad civil en la materia, en las que manifesta­
ron su inconformidad a ser considerados ciudadanos de “segunda clase”.

53
Cf. id.
54
Comité DPD, Observación General Núm. 6… cit., párr. 1.
55
Cf. ibid., párr. 8.
56
Cf. ibid., párr. 30.
57
Comité DPD, Observación General Núm. 1. Artículo 12: igual reconocimiento como per­
sona ante la ley, párr. 15.
58
Agustina Palacios ha señalado que en los últimos años se viene defendiendo el surgimiento
de un modelo de derechos humanos de la discapacidad. Ello surge en el ámbito doctrinario a partir de
la propuesta de Theresia Degener, quien lo ha presentado como una superación del modelo social
que consagra la CDPD. En este Protocolo se adopta el término modelo social, debido a que así es refe­
rido en la jurisprudencia nacional y en los criterios emitidos por organismos internacionales. Ello
no desconoce la controversia académica que puede haber respecto de tal denominación o la discu­
sión acerca de si el modelo social y el modelo de derechos humanos representan modelos distintos.
Al respecto, V. Palacios, A., “Discapacidad y Derechos Humanos”, en Manual sobre Justicia y Personas
con Discapacidad, p. 17.

17
Dicho movimiento dejó de enfocarse en la diversidad funcional de las
personas y reorientó el entendimiento de la discapacidad hacia el impacto
de las barreras sociales como los elementos del entorno que discapa­citan a
las personas.59

Esquema 1.
Elementos del modelo social de la discapacidad

Una persona que vive con una


diversidad funcional

Las barreras del entorno


De acuerdo con el
modelo social, la
discapacidad
involucra
los siguientes 2
elementos:
La interacción entre las primeras
dos, lo cual limita o impide la plena
participación e inclusión de la
persona en la sociedad

El modelo social sostiene que las causas que originan la discapacidad


no son religiosas ni científicas, sino preponderantemente sociales. Esto im­
plica que la discapacidad no parte de las limitaciones individuales, sino que
la sociedad es la que presenta barreras para prestar servicios y asegurar que las
necesidades de las personas sean tenidas en cuenta en la escala social.60

59
Cf. Palacios, A., op. cit., p. 107.
60
Cf. ibid., pp. 103-104.

18
De acuerdo con este modelo, hay una clara distinción entre la diver­
sidad funcional (a veces denominada deficiencia o limitación) y lo que se
entiende por discapacidad. La diversidad funcional supone que un órgano,
función o mecanismo del cuerpo o mente de una persona funciona de dis­
tinta manera que en la mayoría de las personas. En cambio, la discapacidad
se compone por los factores sociales que restringen, limitan o impiden a las
personas con diversidad funcional vivir una vida en sociedad.61

Para entender las premisas del modelo social se ponen los siguientes
ejemplos. La incapacidad para caminar es una diversidad funcional, mien­
tras que la discapacidad se genera cuando la persona con esa diversidad
funcional pretende ingresar a un edificio cuya entrada tiene una serie de
escalones. En este caso, la falta de accesibilidad en el edificio constituye la
barrera que origina la discapacidad. Otro ejemplo: la incapacidad de hablar
es una diversidad funcional, pero la imposibilidad para comunicarse por­
que las ayudas técnicas no están disponibles se vuelve una discapacidad.62

La SCJN ha adoptado el modelo social de la discapacidad al señalar


que una diversidad funcional no genera, por sí sola, una discapacidad. Para
ilustrarlo, sostuvo que, si una persona tiene miopía, se trata de una diver­
sidad funcional de tipo sensorial, pues afecta su visión. No obstante, si esa
persona usa lentes, se eliminan las barreras impuestas por el entorno y, por
lo tanto, su participación en la sociedad no se ve limitada, lo cual caracte­
riza a la discapacidad.63

En línea con lo anterior, la SCJN ha reconocido que, en el modelo


social, la discapacidad se genera por el contexto en que se desenvuelve la
persona, de modo que las limitaciones que enfrentan se producen al no
existir servicios apropiados para ellas. De esta manera, ha sostenido que la
discapacidad se produce cuando la diversidad funcional de una persona se
pone en contacto con una barrera social.64 Asimismo, ha precisado que la
discapacidad no es una enfermedad, sino que las causas de la discapacidad

61
Cf. ibid., p. 123.
62
Cf. Morris, J., Pride against prejudice. A Personal Politics of Disability, p. 17, como aparece
citado en ibid., p. 124.
63
Cf. SCJN, Recurso de Queja 57/2016, párr. 60.
64
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 410/2012, pp. 12­13.

19
son sociales y, por lo tanto, las personas pueden tener una plena participa­
ción social a través de la valoración y el respeto de sus diferencias.65

El entendimiento de la discapacidad en los términos antes referidos se


ha incorporado en las normas internacionales y nacionales relativas a los
derechos de las personas con discapacidad. En ese sentido, el artículo 1 de
la CDPD dispone que “las personas con discapacidad incluyen a aquellas
que tengan deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales a largo
plazo que, al interactuar con diversas barreras, puedan impedir su partici­
pación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con las
demás”. Como se puede apreciar, tal definición parte de que la discapaci­
dad surge de la interacción entre la diversidad funcional de una persona y
las barreras del entorno.

En similar sentido, la Ley General para la Inclusión de las Personas


con Discapacidad (en adelante, LGIPD), en su artículo 2, dispone que los
distintos tipos de discapacidades parten de una limitación o condición de
la persona (física,66 mental,67 intelectual68 y sensorial69) que interactúa con
“barreras sociales”, lo que impide su plena inclusión social.

De este modo, la CDPD y la LGIPD coinciden en que la discapacidad


involucra los siguientes elementos:

a) diversidad funcional de la persona en el ámbito físico, mental,


intelectual o sensorial,
b) barreras del entorno y,
c) como resultado de lo anterior, se limita o impide la plena parti­
cipación e inclusión de estas personas en la sociedad.

65
Cf. ibid., p. 12.
66
Es la malformación que deriva de una afectación en el sistema neuromuscular dando
como resultado alteraciones en el control y movimiento y la postura. Cf. Cámara de Diputados, Ley
General para la Inclusión de las Personas con Discapacidad, art. 2, fracción X.
67
Se refiere a la alteración en el sistema neuronal de la persona, que aunado a una sucesión
de hechos que no puede manejar, detona cambios de comportamiento que dificultan el pleno desa­
rrollo y convivencia sociales. Cf. ibid, art. 2, fracción XI.
68
Se caracteriza por limitaciones significativas tanto en la estructura del pensamiento razo­
nado como en la conducta adaptativa de la persona. Cf. ibid., art. 2, fracción XII.
69
Se define como la deficiencia estructural o funcional de los órganos de la visión y
audición, así como de las estructuras y funciones asociadas a cada uno de ellos. Cf. ibid., art. 2,
fracción XIII.

20
Las barreras y la sociedad.
2021.
Daniela del Carmen Suárez de los Santos.

Las referidas características del modelo social de la discapacidad


impactan en el plano jurídico, lo que ha dado lugar al enfoque de derechos
humanos. De acuerdo con esta visión, la discapacidad se debe abordar como
una cuestión de derechos humanos, en virtud de dos motivos: primero,
porque es la perspectiva reflejada en las actuales regulaciones jurídicas en
la materia y, en segundo lugar, porque los derechos humanos manifiestan
una determinada concepción de la moralidad pública y, por lo tanto, consti­
tuyen un criterio de legitimación y justificación.70

El enfoque y la concepción de la discapacidad como cuestión de


derechos humanos supone dejar de ver a las personas como problemas para
pasar a considerarlas titulares de derechos. Asimismo, significa situar muchos
de los problemas fuera de la persona con discapacidad y centrar la atención

70
De Asis Roig, R., “La incursión de la discapacidad en la teoría de los derechos: posibilidad,
educación, Derecho y poder”, en Los derechos de las personas con discapacidad: perspectivas sociales,
políticas, jurídicas y filosóficas.

21
en el modo en que los diferentes procesos económicos, sociales y culturales
tienen presente o no la diferencia implícita en la discapacidad.71 Dicho de
otro modo, un enfoque de derechos humanos se resume en considerar que
los problemas que enfrentan las personas con discapacidad son problemas
de derechos humanos.

Como parte de este paradigma, la SCJN ha hecho notar que el modelo


social ha sido plasmado en la CDPD,72 tratado internacional ratificado por
el Estado mexicano. Por lo tanto, el modelo social y sus postulados poseen
plena fuerza vinculante al formar parte de la normativa aplicable en nues­
tro país sobre los temas relacionados con los derechos de las personas con
discapacidad. De ahí que los principios y derechos contenidos en la CDPD
son vinculantes en cualquier asunto que involucre a una persona con dis­
capacidad, con independencia de la materia de que se trate.73

Asimismo, la SCJN ha sostenido que la efectiva observancia de la


CDPD exige un nuevo entendimiento de la interpretación normativa: por
un lado, se debe buscar cierta flexibilidad con el fin de hacer efectivo el
principio de igualdad y no discriminación, y, por otro, se deben abandonar
interpretaciones normativas que puedan mermar los derechos de las per­
sonas con discapacidad.74

Como se puede apreciar, la adopción del modelo social es indispen­


sable para reconocer de manera plena la igualdad de las personas con dis­
capacidad. Este modelo asume que la discapacidad es resultante de las
limitaciones sociales y, por lo tanto, la adecuación del entorno es indispen­
sable para el ejercicio de los derechos de las personas con discapacidad.

A lo largo de este Protocolo se explicará cómo el modelo social impacta


en el plano jurídico y, de manera concreta, se estudiarán las obligaciones
que de ello surgen para las personas juzgadoras, a quienes les corresponde
hacer realidad el mandato de igualdad previsto en nuestra Constitución.

71
V. Quinn, G. y Degener, T., Derechos Humanos y Discapacidad. Uso actual y posibilidades futuras
de los instrumentos de derechos humanos de las Naciones Unidas en el contexto de la discapacidad, p. 1.
72
En el preámbulo de la CDPD se reconoce que “la discapacidad es un concepto que evolu­
ciona y que resulta de la interacción entre las personas con deficiencias y las barreras debidas a la
actitud y al entorno que evitan su participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de
condiciones con las demás”. V. ONU, “Preámbulo”, en CDPD, cit. inciso e, p. 7.
73
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 410/2012, pp. 19-20.
74
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 8389/2018, párr. 116.

22
Pintas contra la construcción de un muro en el camellón
de la avenida México Tacuba que impide el paso peatonal.
2021.
Mauricio Rubén Figueroa.

23
B. concePtos
esenciAles PArA
juzgAr con PersPectivA de discAPAcidAd

La obligación de juzgar con perspectiva de discapacidad requiere


conocer, como mínimo, el significado de algunos conceptos básicos rela­
cionados con los derechos de las personas con discapacidad. Al interpretar
disposiciones normativas y emitir resoluciones, las personas juzgadoras
reflejan el entendimiento que tienen de ciertos términos fundamentales en
el ámbito de los derechos de las personas con discapacidad. De ahí que el
conocimiento de esa terminología tenga repercusiones notables en la impar­
tición de justicia.

Esquema 2.
Conceptos esenciales para juzgar con perspectiva de discapacidad

La obligación de juzgar con perspectiva de


discapacidad requiere conocer el significado
de ciertos conceptos básicos relacionados con
los derechos de las personas con discapacidad

Autorreconocimiento
Barreras
Accesibilidad
Conceptos esenciales Ajustes razonables
para juzgar con Ajustes al procedimiento
perspectiva de Sistemas de apoyos
discapacidad
Ayudas técnicas
Salvaguardias
Medidas afirmativas

25
Los conceptos que se presentan a continuación son utilizados en la
normativa nacional e internacional que reconoce los derechos de las perso­
nas con discapacidad. Su significado y alcance han sido desarrollados por
tribunales nacionales e internacionales, así como organismos no jurisdiccio­
nales especializados en la materia. Como se verá, la base de tal desarrollo
interpretativo ha sido el modelo social de la discapacidad, expuesto en el
capítulo previo.

De este modo, el presente apartado tiene la finalidad de presentar el


contenido y alcance de ocho conceptos básicos que las personas juzgadoras
necesitan conocer para estar en posibilidad de juzgar con perspectiva de
discapacidad. Ello dará lugar a que en sede judicial se logre una aplicación
de derecho ajustada a los estándares más favorables sobre los derechos de
las personas con discapacidad.

1. Autorreconocimiento

La identificación de una situación de discapacidad es fundamental


para garantizar el acceso a la justicia en condiciones de igualdad. En ese
sentido, la SCJN ha previsto la posibilidad de que una o varias personas se
autoidentifiquen en un juicio como personas con discapacidad y que, con
base en ello, las personas juzgadoras apliquen el marco jurídico de protec­
ción de las personas con discapacidad y tomen las medidas pertinentes
para superar las barreras que, en su caso, impidan el ejercicio de sus dere­
chos en igualdad de condiciones.

Lo anterior puede ocurrir de diferentes maneras. Una de ellas consiste


en que alguien se autorreconozca como persona con discapacidad bajo
protesta de decir verdad y no solicite ajustes al procedimiento.75 Dicha
manifestación podría ser trascendente aunque no se ofrezcan pruebas
encaminadas a acreditar la condición de discapacidad con la que se vive.76
Lo anterior, ha precisado la SCJN, siempre y cuando no exista una tercera parte
interesada “a quien pudiere resultar alguna desventaja procesal o algún
perjuicio de tenerse como ciertas las manifestaciones de hechos realizadas”.77

75
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 702/2018, párrs. 87 y 88.
76
Cf. ibid., párr. 91.
77
Ibid., párr. 89.

26
Este supuesto de autorreconocimiento —bajo protesta de decir ver­
dad— resulta de gran relevancia para entender el modelo social y la pers­
pectiva de discapacidad que debe imperar en la resolución de los asuntos,
pues, aunque es cierto que las personas con discapacidad tienen derecho a
una protección especial, su potencial situación de vulnerabilidad no acarrea
siempre una desventaja procesal. Así, este reconocimiento únicamente cobra
relevancia para resolver el fondo de la controversia con apego al marco jurí­
dico aplicable, sin que éste conlleve per se la adopción de ajustes en sede
jurisdiccional.

En ese sentido, la autoidentificación como persona con discapacidad


puede dar lugar, por ejemplo, a que se tenga por satisfecha la legitimación
para impugnar actos de autoridad que podrían incidir en los derechos de
dicho grupo. Tal solución privilegia el acceso a la justicia, en tanto permite
que un órgano jurisdiccional conozca de un asunto y decida si existe una
vulneración a los derechos reconocidos en la Constitución.78

Otro supuesto en el que resulta relevante el autorreconocimiento que


alguien hace de sí como persona con discapacidad es cuando, dentro de
una controversia judicial, una de las partes informe tener una discapacidad
que genere una desventaja procesal y, por ende, solicite un ajuste al proce­
dimiento. De ser así, la persona juzgadora deberá analizar si tal persona, en
efecto, tiene una diversidad funcional y, además, si esa circunstancia afecta
su participación en el proceso. Para ello, es importante tomar en conside­
ración que una vulnerabilidad social no siempre se traduce en una desven­
taja procesal ni puede siempre solucionarse a través de ajustes y medidas
que dicte la persona juzgadora.79 Sin embargo, si se cumplen los dos requi­
sitos antes señalados, la autoridad judicial debe ordenar los ajustes necesa­
rios para eliminar las barreras que causan esa desventaja procesal y, de esa
forma, garantizar el acceso a la justicia en igualdad de condiciones.80

En cualquiera de los supuestos antes referidos es relevante el recono­


cimiento que la persona realiza de sí misma como persona con discapacidad,

78
La SCJN precisó que posteriormente podría surgir alguna controversia sobre la acredita­
ción de la discapacidad de dichas personas en relación con el ejercicio de sus derechos, sobre lo cual
no se prejuzgó en el fallo. V. ibid., párr. 91.
79
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 3788/2017, párr. 65.
80
Cf. ibid., párrs. 68 y 69.

27
ya que dentro de esa categoría hay una enorme variedad de diversidades
funcionales. Esas diversidades funcionales, al interactuar con una barrera
del entorno, dan lugar a una discapacidad que, en cada caso, afecta de forma
particular el ejercicio de derechos de la persona, dentro o fuera de un pro­
cedimiento judicial. Por lo tanto, la manifestación que hace alguien en el
sentido de vivir con una discapacidad resulta elemental para determinar,
en un caso concreto, cuáles son las barreras específicas que se presentan para
el ejercicio de los derechos de esa persona y, por ende, qué medidas son las
idóneas para removerlas.

Lo anterior parte de que el modelo social no pone el acento en las


características específicas de las personas, sino en la falta de ajustes del
entorno que les permitan lograr el mayor grado de autonomía posible.81
Además, la participación de la persona con el fin de poner en conocimien­
to su discapacidad es congruente con la obligación de las personas juzga­
doras de conocer la voluntad y preferencias de las personas con discapacidad,
así como posibilitar su participación en el proceso judicial, cualquiera que
éste sea.82

Por otro lado, es importante señalar que los supuestos referidos en


relación con la autoadscripción o autorreconocimiento que ha resuelto la
SCJN jurisprudencialmente no son los únicos a los que puede enfrentarse
la persona juzgadora en su labor cotidiana, pues las discapacidades son
diversas y las controversias y los derechos en juego en cada una de éstas
también lo son.

Así, existen supuestos sobre el tema que aún no han sido resueltos
por la doctrina del Tribunal Constitucional, por ejemplo, aquellos asun­
tos en los que se alegue un autorreconocimiento de discapacidad, en el que
no se soliciten ajustes al procedimiento ni se alegue una desventaja pro­
cesal, pero que, de tenerse por acreditada la condición de discapacidad, se
afecten derechos a terceros.

81
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 8389/2018, párr. 178.
82
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 1043/2015, párr. 84.

28
En estos escenarios, la persona juzgadora deberá valorar si procede
el autorreconocimiento de buena fe, bajo protesta de decir verdad, o si, en
su caso, requeriría de elementos probatorios para acreditar algún aspecto
que estime relevante. En todo momento, quienes imparten justicia deberán
resolver con base en los estándares de protección a las personas con disca­
pacidad que se expondrán a lo largo del presente Protocolo.

En la guía práctica se desarrollan lineamientos que ayudan a realizar


tal análisis, lo cual permitirá que las personas juzgadoras cuenten con
herramientas para identificar situaciones de discapacidad, incluso de
oficio, y que, cuando exista una desventaja procesal, ordenen las medidas
conducentes para hacer efectivos los derechos de las personas afectadas por
alguna barrera del entorno o, en su caso, valorar si dicho reconocimiento
únicamente tiene un impacto para resolver el fondo de la controversia y
aplicar el marco jurídico de protección a los derechos de las personas con
discapacidad.

2. Barreras

De acuerdo con el modelo social, la discapacidad involucra los


siguientes elementos: i) una persona que vive con una diversidad funcio­
nal, ii) las barreras que el entorno le representa a esa persona y iii) que el
resultado de la interacción entre los primeros dos limite o impida la plena
participación e inclusión de dicha persona en la sociedad.83

El segundo elemento (las barreras) se traduce en aquellos obstáculos


o carencias del entorno que afectan a las personas con discapacidad.84 Este
entendimiento de la discapacidad supone que una persona se puede ver
afectada por factores ambientales, los cuales son externos a ellas y pueden
tener una influencia negativa en su desempeño o realización como inte­
grantes de la sociedad.85

83
Cf. Palacios, A., op. cit., p. 123.
84
V. Consejo de Derechos Humanos, op. cit., párr. 7.
85
Comité DPD, Observación General Núm. 6… cit., párr. 60.

29
La accesibilidad es un derecho político.
2016.
Cecilia Guillen Lugo.
En Primera Persona A.C.

En ese sentido, el Comité DPD ha sostenido que las barreras pueden


afectar diversos ámbitos de la vida de una persona con discapacidad, por
ejemplo, el entorno físico, el transporte, la información y las comunicacio­
nes, los sistemas y las tecnologías de la información, así como otros servi­
cios e instalaciones abiertos al público o de uso público.86

86
Comité DPD, Observación General Núm. 2, sobre el artículo 9: accesibilidad, párr. 1.

30
En función del entorno en el que se presentan, algunos ejemplos de
barreras son los siguientes:

➠ Barreras en la movilidad. Son los obstáculos que las personas


con discapacidad encuentran cuando deben movilizarse a través
de su fuerza motriz (es decir, caminando por la calle o queriendo
acceder a un edificio, por ejemplo), mediante cualquier clase
de transporte (cobra especial relevancia el transporte público).87
Al respecto, el Comité DPD ha señalado que las personas con
discapacidad se enfrentan a barreras como escaleras a la en­
trada de los edificios y a la falta de ascensores en las construc­
ciones de varios niveles. Dichas barreras a menudo se deben a la
falta de información y de conocimientos técnicos sobre accesibi­
lidad más que a una voluntad consciente de impedir a las perso­
nas con discapacidad acceder a lugares o servicios destinados al
uso público.88

➠ Barreras en la comunicación. Las personas con discapacidad


pueden verse limitadas o impedidas para transmitir lo que desean
comunicar, o bien, para recibir lo que se les comunica. Así pasa,
por ejemplo, cuando una persona tiene una discapacidad visual
y no puede tener acceso a la información que se le brinda por­
que se encuentra disponible sólo en formato escrito tradicional.
Esto genera una barrera comunicacional que puede ser fácilmente
resuelta mediante la utilización de formatos alternativos como el
sistema braille.89

Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha hecho


notar que en muchos países se dispone de poca información en

87
Instituto de Derechos Humanos Bartolomé de las Casas, El significado de la accesibilidad
universal y su justificación en el marco normativo español, p. 54.
88
Comité DPD, Observación General Núm. 2… cit., párr. 3. En el ámbito de la infancia, el
Comité de los Derechos del Niño ha destacado que la inaccesibilidad física del transporte público y
de otras instalaciones —en particular los edificios gubernamentales, las zonas comerciales y las
instalaciones de recreo— es un factor importante de marginación y exclusión de las niñas y niños con
discapacidad y compromete claramente su acceso a los servicios, en particular la salud y la educa­
ción. V. Comité de los Derechos del Niño, Observación General Núm. 9. Los derechos de los niños
con discapacidad, párr. 39.
89
Instituto de Derechos Humanos “Bartolomé de las Casas”, El significado de la accesibilidad
universal y su justificación en el marco normativo español, p. 55.

31
formatos accesibles.90 Muestra de ello es que, incluso en países
en los que se dispone de servicios de interpretación en la lengua
de señas para personas con discapacidad auditiva, el número de
intérpretes calificados con frecuencia es demasiado escaso como
para satisfacer la demanda de esos servicios.91

Ante tal realidad, el artículo 2 de la CDPD dispone que el con­


cepto de comunicación debe ser entendido en términos amplios,
por lo que debe incluir los lenguajes, la visualización de textos, el
braille, la comunicación táctil, los macrotipos, los dispositivos
multimedia de fácil acceso, así como el lenguaje escrito, los siste­
mas auditivos, el lenguaje sencillo, los medios de voz digitalizada
y otros modos, medios y formatos aumentativos o alternativos
de comunicación, incluida la tecnología de la información y las
comunicaciones de fácil acceso.

➠ Barreras de actitud. Las actitudes discriminatorias y las percep­


ciones negativas pueden arraigarse y disminuir la participación
de las personas con discapacidad. Así ocurre en las escuelas, en
las que se normaliza el bullying, o en los lugares de trabajo, donde
a las personas con discapacidad no se les asciende, se les excluye
de puestos gerenciales o incluso no se les contrata. Esto trae como
efecto una desigual participación laboral y la deserción escolar.
Además, las actitudes discriminatorias pueden llevar a que las
personas eviten los espacios públicos para evadir la violencia
emocional y física; con el tiempo, se puede normalizar la idea de
que las personas con discapacidad no pueden trabajar, asistir a
la escuela o navegar la ciudad en las mismas condiciones que las
personas sin discapacidad.92

➠ Barreras normativas. Existen normas jurídicas que niegan a las


personas con discapacidad la posibilidad de tomar opciones y

90
Organización Mundial de la Salud y Banco Mundial, Informe mundial sobre la discapacidad.
Resumen, p. 10.
91
Comité DPD, Observación General Núm. 2… cit., párr. 6.
92
García Mora, M. E., et al., Inclusión de las personas con discapacidad en América Latina y el
Caribe: Un camino hacia el desarrollo sostenible, p. 135.

32
ejercer el control de manera personal e individual en todas las
esferas de su vida, pues se les considera incapaces de vivir de
forma independiente en comunidades de su propia elección.93
Ejemplo de ello son las leyes de tutela y otras normas que vul­
neran el derecho a la capacidad jurídica,94 leyes de salud mental
que legitiman la institucionalización forzada y la administración
forzada de tratamientos,95 leyes y políticas de educación segre­
gada,96 así como leyes electorales que privan de derechos a las
personas con discapacidad.97

En este contexto, la SCJN ha conocido de diversos asuntos en los


que ha advertido la vigencia de leyes que impiden a las personas
con discapacidad ejercer sus derechos en igualdad de condicio­
nes. Ejemplo de ello son las disposiciones que prohíben a dichas
personas tomar decisiones respecto de su vida privada o fami­
liar,98 o las que les niegan su capacidad jurídica para el ejercicio
de cualquier derecho.99

➠ Barreras en el acceso a servicios. En el ámbito mundial, se ha de­


tectado que la formulación de políticas públicas no siempre tiene
en cuenta las necesidades de las personas con discapacidad.
Ade­más, cuando dichas políticas y normas existen, no siempre se
hacen cumplir. Como resultado de ello, son escasos los servicios
de apoyo y protección social para las personas con discapacidad
y sus familias.100 Por otro lado, los recursos financieros asig­
nados a políticas y planes en materia de discapacidad son preca­
rios. De este modo, la falta de financiación efectiva pasa a ser un
obstáculo importante para la sostenibilidad de los servicios, sea
cual sea el nivel de ingresos del país.101

93
Comité DPD, Observación General Núm. 5... cit., párr. 1.
94
V. Comité DPD, Observación General Núm. 1… cit.
95
V. Comité DPD, Directrices relativas al artículo 14, párrs. 6 y 14.
96
V. Comité DPD, Observación General Núm. 4. Artículo 24: derecho a la educación inclu­
siva, párr. 24.
97
V. Comité DPD, Comunicación Núm. 4/2011.
98
V. SCJN, Acción de Inconstitucionalidad 90/2018.
99
V., entre otros, SCJN, Amparo Directo en Revisión 1368/2015.
100
Cf. OMS y BM, op. cit., p. 9.
101
Cf. ibid., pp. 10­11.

33

102
Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, Estudio diagnóstico del
derecho a la educación 2018, p. 31.
103
García Cedillo, I., “La educación inclusiva en la Reforma Educativa de México”, en Revista
Nacional e Internacional de Educación Inclusiva, p. 50.
104
V. ONU, “Introducción”, en Principios y directrices internacionales sobre el acceso a la justicia
para las personas con discapacidad.
105
SCJN, Amparo en Revisión 1368/2015.

34
Esquema 3.
Tipos de barreras a las que se enfrentan
las personas con discapacidad

Concepto
Aquellos obstáculos o carencias del entorno que afectan a las
personas con discapacidad

Tipos de barreras
En función del entorno en el que se
presentan, algunos ejemplos de barreras
son los siguientes:

2 Barreras en la movilidad. Son los


obstáculos que las personas con
discapacidad encuentran cuando deben
movilizarse a través de su fuerza motriz.

Barreras en la comunicación. Las


Barreras personas con discapacidad pueden verse
limitadas o impedidas para transmitir lo
que desean comunicar, o bien, para
recibir lo que se les comunica.

Barreras de actitud. Las actitudes


discriminatorias y las percepciones
negativas pueden arraigarse y disminuir la
participación de las personas con
discapacidad.

Barreras normativas. Existen normas


jurídicas que niegan a las personas con
discapacidad la posibilidad de tomar
opciones y ejercer el control de manera
personal e individual en todas las esferas
de su vida.

Barreras en el acceso a servicios. La


formulación de políticas públicas no
siempre tiene en cuenta las necesidades
de las personas con discapacidad.

35
3. Accesibilidad

La accesibilidad es un derecho de las personas con discapacidad que


exige al Estado adoptar medidas pertinentes para asegurar su acceso, en
igualdad de condiciones con las demás, al entorno físico, el transporte, la
información y las comunicaciones, incluidos los sistemas y las tecnologías de
la información y las comunicaciones, y a otros servicios e instalaciones abier­
tos al público o de uso público, tanto en zonas urbanas como rurales.106

En este sentido, la accesibilidad es una condición previa y necesaria


para que las personas con discapacidad puedan vivir en forma indepen­
diente y participar plenamente en la sociedad.107 En virtud de este derecho,
los bienes, productos y servicios abiertos al público o de uso público deben
ser accesibles a todas las personas, independientemente de que la entidad
que los posea u ofrezca sea una autoridad pública o una empresa privada.108
Esto último obedece a que la denegación de acceso debe considerarse un
acto discriminatorio, independientemente de que quien lo cometa sea una
entidad pública o privada.109

La accesibilidad supone que las personas con discapacidad deben,


por ejemplo, poder desplazarse por las calles sin barreras, entrar en vehícu­
los accesibles de piso bajo, acceder a la información y la comunicación, y
entrar en edificios de diseño universal y desplazarse dentro de ellos.110 Este
tipo de facilidades requiere la aplicación de medidas como la señalización
en braille y en formatos de fácil lectura y comprensión, la asistencia humana
o animal e intermediarios, incluidos guías, lectores e intérpretes profesio­
nales de la lengua de señas.111

De acuerdo con este entendimiento de la accesibilidad y cómo ga­


rantizarla, la SCJN ha sostenido que el derecho humano a la accesibilidad
se centra en el entorno, esto es, en los aspectos externos a la persona con
discapacidad.112

106
V. ONU, CDPD, art. 9. La SCJN ha reconocido tal contenido normativo, entre otros asun­
tos, en la Acción de Inconstitucionalidad 96/2014 y su Acumulada 97/2014, párr. 158.
107
Comité DPD, Observación General Núm. 2., cit., párr. 1.
108
Cf. ibid., párr. 13.
109
Cf. ibid., párr. 1.
110
Cf. ibid., párr. 15.
111
Cf. ibid., párr. 20.
112
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 989/2014, párr. 96.

36
Juegos infantiles para
lograr parques
incluyentes. 2020.
Libre Acceso, A.C.

Las obligaciones derivadas de la accesibilidad son una condición


indispensable para garantizar el disfrute del contenido esencial de todos
los derechos de las personas con discapacidad. De lo contrario, éstos no
podrían ser ejercidos por las personas con discapacidad en un ámbito de
igualdad de oportunidades.113

Por ejemplo, el derecho al trabajo o a la salud de una persona con


discapacidad se vería afectado si para acudir al centro laboral o al centro
médico no existiera transporte público accesible o si en las instalaciones res­
pectivas el entorno físico no estuviera adaptado para permitir la movilidad.

Por otra parte, la accesibilidad es una garantía en contra de la discri­


minación. Esto parte de que el Estado debe adoptar medidas en favor de la
igualdad orientadas a eliminar las barreras del entorno que tradicionalmente
excluyen a las personas con discapacidad. Sólo de esa manera las personas

113
Cf. CONAPRED, Accesibilidad, p. 81.

37
con discapacidad se colocan en posición de igualdad respecto de quienes
no están en esa misma situación.114

Es importante señalar que la accesibilidad es una obligación ex ante.


Dicho término significa que los Estados tienen la obligación de garantizar
la accesibilidad antes de recibir una petición individual por parte de una
persona con el fin de que le sea posible realizar cierta actividad. Por ende,
la obligación de accesibilidad debe integrarse en los sistemas y procesos
de manera inicial, es decir, sin necesidad de que medie la petición con­
creta de una persona con discapacidad, por ejemplo, de acceder a un edi­
ficio o de recibir algún servicio o producto en igualdad de condiciones que
las demás.115

Debido a su carácter de condición previa para el ejercicio de dere­


chos, la accesibilidad se puede garantizar mediante el diseño universal.
El diseño universal consiste en que todos los nuevos bienes, productos,
instalaciones, tecnologías y servicios garanticen un acceso pleno, en pie de
igualdad y sin restricciones a todos los consumidores potenciales, inclui­
das las personas con discapacidad, de una manera que tenga plenamente
en cuenta su dignidad y diversidad intrínsecas. Así, a través del diseño
universal, se eliminan gradual y sistemáticamente las barreras que impiden
el acceso a los objetos, instalaciones, bienes y servicios existentes que están
destinados o abiertos al público.116

En otro aspecto, es necesario señalar que los Estados no pueden adu­


cir medidas de austeridad como excusa para evitar satisfacer gradualmente
la accesibilidad para las personas con discapacidad. En este sentido, la acce­
sibilidad no puede excusarse aduciendo que supone una carga, lo que signi­
fica que es incondicional.117

En el ámbito del acceso a la justicia, la accesibilidad se ve usualmente


frustrada cuando los edificios en que están ubicadas las autoridades no son
físicamente accesibles. Lo mismo ocurre si no son accesibles los servicios,
la información y la comunicación que proporcionan, pues hay que tomar

114
Cf. ibid., p. 83.
115
Cf. Comité DPD, Observación General Núm. 6… cit., párr. 24.
116
Cf. Comité DPD, Observación General Núm. 2… cit., párrs. 9, 14 y 15.
117
Cf. ibid., párr. 25.

38
en consideración que el acceso efectivo a la información y la comunicación
permite a las personas con discapacidad conocer y defender sus derechos.

Por ende, el Estado debe propiciar el empleo de tecnologías de la infor­


mación y las comunicaciones accesibles con el fin de mejorar el acceso a la
justicia y a la información.118 Ello es congruente con lo dispuesto en el ar­
tículo 9 de la CDPD, el cual requiere a los Estados fomentar la información
jurídica accesible para las personas con discapacidad mediante la utiliza­
ción de una amplia y completa gama de formatos y modos de comunicación.

4. Ajustes razonables

La CDPD, en su artículo 2, define los ajustes razonables como “las


modificaciones y adaptaciones necesarias y adecuadas que no impongan
una carga desproporcionada o indebida, cuando se requieran en un caso
particular, para garantizar a las personas con discapacidad el goce o ejercicio,
en igualdad de condiciones con las demás, de todos los derechos humanos
y libertades fundamentales”.119

La obligación de realizar ajustes razonables se distingue de aquéllas


orientadas a garantizar la accesibilidad. La principal diferencia es que la
obligación de proporcionar accesibilidad, como antes se dijo, es una con­
dición previa para el ejercicio de derechos que requiere poner en práctica
un diseño universal o tecnologías de apoyo, con el fin de beneficiar a cual­
quier persona que pretenda acceder a lugares, productos o servicios en
igualdad de circunstancias. En cambio, los ajustes razonables deben reali­
zarse desde el momento en que una persona con discapacidad requiera
tener acceso a situaciones o entornos no accesibles, o quiera ejercer sus de­
rechos. Dicho de otro modo, la obligación de realizar ajustes razonables es
una obligación reactiva individualizada.120

La relación entre ambos conceptos se basa en que la realización gra­


dual de la accesibilidad en el entorno construido, el transporte público y

118
Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos
(ACNUDH), Derecho de acceso a la justicia en virtud del artículo 13 de la Convención sobre
los Derechos de las Personas con Discapacidad. Informe temático A/HRC/37/25, párr. 21.
119
La misma definición es retomada en el artículo 2 de la Ley General para la Inclusión de
las Personas con Discapacidad.
120
Cf. Comité DPD, Observación General Núm. 6… cit., párr. 24.

39
los servicios de información y comunicación puede llevar tiempo, por lo
que cabe utilizar ajustes razonables entre tanto como medio para facilitar
el acceso a una persona, por ser una obligación inmediata.121

Para su implementación, es necesario que el ente o persona garante de


los derechos entable un diálogo con la persona con discapacidad, con el fin
de conocer las necesidades de esta última. Aunque a menudo los ajustes son
solicitados por la persona con discapacidad, la obligación de proporcio­narlos
se extiende a los casos en que el garante de los derechos tiene conocimiento
de que la persona tiene una discapacidad, o bien, cuando debió darse cuen­
ta de que la diversidad funcional de la persona tal vez hiciera necesario adop­
tar ajustes para superar los obstáculos en el ejercicio de sus derechos.122

El Comité DPD ha sostenido que la obligación de realizar ajustes


atiende a dos factores: i) que la modificación o adaptación sea necesaria y
adecuada para garantizar el ejercicio de los derechos de una persona con
discapacidad, y ii) que los ajustes no impongan una carga desproporcionada
o indebida a quien debe implementarlos.123

Se ha precisado que la razonabilidad de los ajustes depende de su


pertinencia, idoneidad y eficacia, según la finalidad que persiguen. Por lo
tanto, un ajuste se considera razonable cuando: (i) logra el objetivo (o los
objetivos) para el que se realiza y (ii) está diseñado para satisfacer los reque­
rimientos de la persona con discapacidad.

Por su parte, el concepto de carga desproporcionada o indebida hace


referencia a los límites de la obligación de proporcionar ajustes. Esto signi­
fica que los ajustes no pueden representar una carga excesiva o injustifica­
ble para la parte que debe atenderla.124

Como ejemplos de ajustes razonables se pueden mencionar los siguien­


tes: hacer que la información y las instalaciones existentes sean acce­sibles para
una persona con discapacidad, adaptar el material didáctico y las estrategias
de enseñanza de los planes de estudio, adaptar los proce­dimientos médicos,
permitir el acceso a personal de apoyo para cierta actividad, entre otros.125

121
Cf. ibid., párr. 42.
122
Cf. id.
123
Cf. ibid., párr. 25.
124
Cf. ibid., párrafo 25, incisos a) y b).
125
Cf. ibid., párr. 23.

40
Por otro lado, es necesario destacar que hay una diferencia entre los
ajustes razonables y los ajustes de procedimiento. Estos últimos, que serán
explicados más adelante, se presentan en el contexto del acceso a la justicia
y, a diferencia de los primeros, no están sujetos a un análisis de propor­
cionalidad.126 De hecho, recientemente la SCJN, al resolver el Amparo en
Revisión 162/2021, estableció la siguiente metodología que deben obser­
var las personas juzgadoras para dictar ajustes razonables:127

(i) Detectar y eliminar los obstáculos que afectan el goce de los de­
rechos humanos de las personas con discapacidad, para lo cual
será necesario dialogar con ellas.

(ii) Evaluar si es posible realizar el ajuste desde el punto de vista


jurídico o material.

(iii) Examinar si el ajuste es pertinente o eficaz para garantizar el


ejercicio del derecho de que se trate.

(iv) Analizar si la modificación impone una carga desproporcionada


o indebida al obligado. Ello implica estudiar la proporcionalidad
que existe entre los medios empleados y la finalidad, que, en todo
caso, será el disfrute del derecho en cuestión.

(v) Vigilar que el ajuste razonable sea adecuado para lograr el obje­
tivo de promover la igualdad y eliminar la discriminación en
contra de las personas con discapacidad. Sobre este punto se
requiere revisar, caso por caso, los costos financieros, los recur­
sos disponibles, los efectos de la modificación, las ventajas para
terceros, los efectos negativos para otras personas y los requisi­
tos razonables de salud y seguridad.

(vi) Asegurarse de que los costos no sean sufragados por las perso­
nas con discapacidad.

(vii) Cuidar que la carga de la prueba sobre la procedencia o no del


ajuste recaiga sobre el obligado a adoptarlo, cuando aduzca que
es desproporcionado o indebido.

126
Cf. ibid., párr. 25, inciso c).
127
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 162/2021, párr. 87.

41
Esquema 4.
Metodología para otorgar ajustes razonables

Detectar y eliminar los obstáculos que


afectan el goce de los derechos humanos
de las personas con discapacidad
1

Evaluar si es posible realizar el ajuste


desde el punto de vista jurídico o material

Examinar si el ajuste es pertinente


o eficaz para garantizar el ejercicio
del derecho de que se trate
3

Analizar si la modificación impone una


Metodología carga desproporcionada o indebida a
de los ajustes la parte obligada a proporcionarlos
razonables 4

Vigilar que el ajuste razonable sea


adecuado para promover la igualdad
y eliminar la discriminación en contra
de las personas con discapacidad
5

Asegurarse de que los costos no sean


sufragados por las personas
con discapacidad
6

Cuidar que la carga de la prueba sobre


la procedencia o no del ajuste recaiga
sobre el obligado a adoptarlo, cuando
aduzca que es desproporcionado
7 o indebido

42
5. Ajustes al procedimiento

Las personas con discapacidad tienen derecho a gozar del acceso a la


justicia en condiciones de igualdad. Para lograrlo, el artículo 13 de la CDPD
dispone que los Estados deben garantizar ajustes al procedimiento con el
fin de que dichas personas participen de forma directa o indirecta en el pro­
ceso, lo cual, entre otras cosas, incluye su declaración como testigos, incluso
en etapas preliminares o de investigación.

Mediante la realización de ajustes al procedimiento se pretende que


las personas con discapacidad estén en las mismas condiciones que el resto
de las personas, durante la tramitación de un juicio, para hacer valer sus de­
rechos sin que su discapacidad sea una limitante. Esto significa que las
personas juzgadoras deben tener cierta flexibilidad en la respuesta jurídica
para atender las especificidades de los casos en los que estén involucra­
das personas con discapacidad, a fin de salvaguardar el principio de igualdad
y no discriminación.128

La SCJN ha sostenido que, para implementar ajustes al procedimien­


to, la persona juzgadora debe conocer las barreras que pueden afectar a las
personas con discapacidad en cuanto al acceso a la justicia. De este modo,
se podrán ordenar los ajustes que sean adecuados para la situación concreta.
Al analizar lo anterior, la persona juzgadora evitará cualquier estereotipo o
percepción negativa de las personas con discapacidad, por ejemplo, negar­
les su carácter de titulares de derechos humanos.129

El Comité DPD ha señalado diversos ejemplos de ajustes al proce­


dimiento que permiten la participación de las personas con discapacidad
en el ámbito judicial:130

a) Transmisión de información de manera comprensible y accesible.


b) Reconocimiento de distintas formas de comunicación y adapta­
ción a su uso.
c) Accesibilidad física en todas las etapas del proceso.

128
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 1043/2015, párr. 78.
129
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 1368/2015, párr. 68.
130
Cf. Comité DPD, Observación General Núm. 6… cit., párr. 52.

43
d) Apoyo financiero en el caso de la asistencia letrada, si procede,
y con sujeción a los requisitos reglamentarios en cuanto a los
medios de vida y la justificación de esa ayuda.

En línea con lo anterior, la SCJN ha sostenido que la persona juzga­


dora debe realizar los ajustes necesarios para facilitar la información y las
consecuencias jurídicas de los procedimientos judiciales en los que partici­
pen personas con discapacidad. Lo anterior, mediante un lenguaje sencillo,
formatos accesibles y con los apoyos necesarios, para que así puedan expresar
lo que a su derecho convenga de modo que se vea plenamente colmado su
derecho de audiencia.131

De manera específica, la SCJN ha sostenido que un ajuste para garan­


tizar la debida comunicación entre el órgano jurisdiccional y la persona con
discapacidad son las resoluciones en formato accesible. Esta medida supone
el suministro de información fácil de comprender y, en su caso, la acepta­
ción de una persona de apoyo que comunique la voluntad del interesado.
Lo anterior sirve para garantizar la accesibilidad de las resoluciones judi­
ciales y, en general, de todos los actos procesales.132

Un elemento importante de los ajustes de procedimiento es que, a


diferencia de los ajustes razonables, no están sujetos a un análisis de pro­
porcionalidad. Por ende, no es viable analizar si un ajuste al procedimiento
impone una carga desproporcionada o indebida a la autoridad.133 Enton­
ces, siempre que sean necesarios para acceder a la justicia en condiciones
de igualdad, los ajustes de procedimiento deben ser garantizados.

Asimismo, es necesario tomar en cuenta que los ajustes al proce­


dimiento derivan de la obligación general de accesibilidad, y se justifican
por el hecho de que la realización de la plena accesibilidad es gradual.134 Por
lo tanto, en la transición hacia una igualdad material en el goce de los dere­
chos basada en un diseño universal, las autoridades deben adoptar dichos

131
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 1043/2015, párr. 90.
132
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 1368/2015, párr. 66.
133
Cf. Comité DPD, Observación General Núm. 6… cit., párr. 25, inciso c).
134
Cf. Comité DPD, Observación General Núm. 2… cit., párrs. 9, 14 y 15.

44
ajustes para evitar discriminar a las personas con discapacidad en cual­
quier ámbito, entre ellos, el de acceso a la justicia.135

6. Sistemas de apoyos

El acceso a distintos tipos de apoyo resulta de especial importancia


para las personas con discapacidad, pues se trata de medidas que juegan
un papel importante en potenciar su proyecto de vida y el ejercicio de su
capacidad jurídica y voluntad de forma plena. Ello atiende a que los apoyos
están orientados a hacer efectivo cualquier derecho de las personas con
discapacidad, garantizar su autonomía en las actividades de la vida cotidiana
y fortalecer el ejercicio de la capacidad jurídica.136 De este modo, su finali­
dad principal es facilitar que la persona con discapacidad pueda hacer
efectivos todos sus derechos en condiciones de igualdad con las demás
personas y sin discriminación.137

El concepto de apoyo debe entenderse en un significado amplio y


común, esto es, como el acto de prestar ayuda o asistencia a una persona
que la requiere para realizar las actividades cotidianas y participar en la
sociedad.138 Además, el apoyo atiende a la persona en su individualidad,
conforme a su tipo de discapacidad, es decir, considerando su diversidad
funcional con sus particularidades y las concretas barreras que enfrenta en
su entorno. Dicho de otro modo, responde a la condición específica de la
persona y al contexto en que desarrolla su vida.139

Por lo tanto, para el ejercicio pleno de sus diversos derechos, la


persona con discapacidad puede requerir diferentes tipos de apoyos, en
función de los siguientes elementos: i) el derecho que se pretende materia­
lizar, ii) la discapacidad con que vive y iii) las específicas barreras por vencer.
Los apoyos deben ser adecuados para el caso, lo cual significa que deben
responder a los requerimientos y necesidades de la persona.140

135
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 1043/2015, párr. 78.
136
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 44/2018, p. 82.
137
Cf. SCJN, Amparo Directo 4/2021, párr. 172.
138
Cf. Consejo de Derechos Humanos, op. cit., párr. 13.
139
Cf. SCJN, Amparo Directo 4/2021, párr. 173.
140
Cf. ibid., párr. 174.

45
La propia CDPD hace constar la obligación del Estado de garantizar
apoyos de diversa índole según los derechos cuyo ejercicio pudiere verse
obstaculizado, mermado o materialmente anulado debido a la discapacidad
con la que se vive. A manera de ejemplo, existen los siguientes tipos de
apoyo derivados de lo dispuesto en la CDPD:141

➠ Para acceder a la información (artículos 4, 9 y 21).

➠ Para el ejercicio de la capacidad jurídica (artículo 12).

➠ Para prevenir, reconocer y denunciar los casos de explotación,


violencia y abuso (artículo 16).

➠ Servicios de apoyo a la comunidad, incluida la asistencia personal


que sea necesaria para facilitar su existencia y su inclusión en la
comunidad, es decir, para la vida independiente (artículo 19).

➠ Tecnologías de apoyo para la movilidad personal y formas de


asistencia humana o animal e intermediarios (artículo 20).

➠ Apoyo para las niñas, niños y adolescentes con discapacidad y


sus familias para hacer efectivo el derecho a la familia (artículo 23).

➠ Apoyo a la educación (artículo 24).

➠ Tecnologías de apoyo y asistencia personal para la participación


en la vida política y pública (artículo 29).

Debido a que los apoyos para una persona con discapacidad pueden
ser varios y de distinta naturaleza, se podrán materializar a través de perso­
nas (familiares, amigos, pares, personas de confianza, profesionales en deter­
minadas materias, grupos especializados), objetos, instrumentos, productos,
así como arreglos de distinta índole.142

141
Cf. ibid., párr. 175.
142
Cf. ibid., párr. 176.

46
David Juárez,
corredor con baja
visión, y su guía en
prueba de 5 km.
(s/f) Alejandro Téllez.

Al respecto, la Relatoría DPD ha indicado que los apoyos pueden


requerir intervenciones como la asistencia humana o animal; los intermedia­
rios; las ayudas para la movilidad; los dispositivos técnicos y las tecnologías
de apoyo; la asistencia personal; el apoyo para la adopción de decisiones;
el apoyo para la comunicación, como los intérpretes de lengua de señas y
los medios alternativos y aumentativos de comunicación; el apoyo para la
movilidad, como las tecnologías de apoyo o los animales de asistencia; los
servicios para vivir con arreglo a un sistema de vida específico que garan­
ticen la vivienda y la ayuda doméstica; y los servicios comunitarios, entre
otros.143

Debido a la amplitud de situaciones en las que pueden ser prestados,


los apoyos parten de reconocer la interdependencia y la indivisibilidad
de los derechos, la presencia de barreras que dan lugar a la discapacidad de
la persona (puede ser una o varias), así como otras condiciones de vulne­

143
Cf. Consejo de Derechos Humanos, op. cit., párr. 14.

47
rabilidad que afecten a la persona. La valoración de todas esas circunstan­
cias es necesaria para brindar a la persona con discapacidad el auxilio o
asistencia que efectivamente necesita.144

Dentro de los diversos tipos de apoyo, son especialmente importan­


tes aquellos orientados al ejercicio de la capacidad jurídica. Este tipo de
apoyo debe garantizar la elección y control sobre la propia vida y sobre las
opiniones de la persona con discapacidad.145 Su importancia radica en que
tomar elecciones es una condición fundamental para la mayoría de las per­
sonas con discapacidad, pues hace posible vivir y participar plenamente en
comunidad.146

Los apoyos relativos a la capacidad jurídica se prevén directamente


en el artículo 12 de la CDPD y tienen como propósito fundamental facilitar
a la persona con discapacidad la expresión libre y genuina de su voluntad
en torno a todos los actos de su vida. Así, estos apoyos son importantes,
por ejemplo, en el ejercicio de derechos y obligaciones, en la constitución
de situaciones o estados jurídicos y en la asunción de deberes jurídicos.147

Los apoyos para el ejercicio de la capacidad jurídica, según el artícu­


lo 12.4 de la CDPD, deben cumplir las siguientes características:148

➠ Respetar los derechos, la voluntad y las preferencias de la perso­


na con discapacidad. Esto implica el pleno consentimiento de la
persona, sin que se sustituya su voluntad.149

➠ Evitar el conflicto de interés y la influencia indebida de otras


personas.

➠ Ser proporcionales y adaptados a la circunstancia de la persona.

➠ Aplicarse en el plazo más corto posible.

144
Cf. SCJN, Amparo Directo 4/2021, párr. 176.
145
Cf. ibid., párrs. 85-86, y SCJN, Amparo Directo en Revisión 44/2018, pp. 83-84.
146
Cf. Consejo de Derechos Humanos, op. cit., p. 15, en Amparo Directo 4/2021, párr. 84, y
sentencia recaída en el Amparo Directo en Revisión 44/2018, p. 83.
147
Cf. SCJN, Amparo Directo 4/2021, párr. 179.
148
Cf. SCJN, Acción de Inconstitucionalidad 90/2018, pp. 26 y 27.
149
Cf. Consejo de Derechos Humanos, op. cit., párr. 26 y ss.

48
➠ Sujetarse a examen periódico por una autoridad u órgano judi­
cial competente, independiente e imparcial.

➠ La persona debe tener derecho a rechazar el apoyo, a ponerle fin


o a cambiarlo en cualquier momento.

➠ El apoyo no debe depender de una evaluación de la capacidad


mental.

En el ámbito internacional existen los siguientes ejemplos de formas


en que se pueden materializar los apoyos para el ejercicio de la capacidad
jurídica:150

➠ Redes de apoyo facilitadas por una persona cualificada pero inte­


gradas por personas de confianza.

➠ Acuerdos de apoyo. Pueden tener carácter estrictamente privado


y voluntario, que no requieren para su determinación la inter­
vención judicial, o en los que la legislación únicamente exige su
formalización ante un fedatario público o su registro ante alguna
instancia oficial, que permita controlarlos y reconocerles efectos
jurídicos.

➠ Grupos de apoyo entre pares. Comúnmente, grupos de perso­


nas con discapacidad que compartan la misma o similar condi­
ción de discapacidad, aunque no necesariamente.

➠ Grupos de autoayuda.

➠ Apoyo para la defensa de los intereses propios.

➠ Defensa independiente, por ejemplo, personas defensoras que


entablan una relación personal de comunicación y confianza con
la persona con discapacidad para prestarle apoyo en la toma de
decisiones.

150
Cf. SCJN, Amparo Directo 4/2021, párr. 182, y Consejo de Derechos Humanos, op. cit.,
párrs. 53-62.

49
➠ Directivas anticipadas. Permiten a la persona con discapacidad
expresar de antemano su voluntad y sus preferencias con res­
pecto a decisiones sobre su persona o su patrimonio, para que
sean respetadas y ejecutadas ante eventuales complicaciones fu­
turas que no le permitan comunicarlas a su sistema de apoyo.

Los modelos antes referidos proporcionan un apoyo muy diverso a


las personas, entre otras cosas, respecto del acceso a la información, la faci­
litación de la comunicación, el empoderamiento, el desarrollo de la confian­
za, el establecimiento de relaciones, la planificación personal, la asistencia
para vivir de forma independiente y la asistencia administrativa. Además,
aunque en muchas jurisdicciones el apoyo para la adopción de decisiones
implica designar a una o más personas, en la práctica el apoyo también se
presta en entornos de grupo o con una estructura mixta que incluye tanto
el apoyo individual como en grupo.151

La Relatoría DPD ha hecho notar que, en algunos países, los pro­


gramas de apoyo para la toma decisiones se basan en la participación de
“personas de confianza”, generalmente familiares, amistades o compañe­
ros, quienes mantienen una relación personal y de confianza con quien
recibe el apoyo. No obstante, también ha hecho notar que, en muchos casos,
en tales apoyos no existe ninguna relación previa entre las personas que lo
reciben y quienes lo prestan. Ello supone, sin embargo, que quienes propor­
cionan el apoyo han recibido formación al respecto.152

En un caso concreto, la determinación del modelo de apoyo que se


debe implementar debe considerar las características específicas de la per­
sona y de las barreras del entorno. Por ende, proporcionar acceso a una
amplia gama de apoyos parece más adecuado que desarrollar un modelo
único de apoyo para la adopción de decisiones. Por ende, adoptar un “en­
foque único” respecto del apoyo para la adopción de decisiones podría
resultar ineficaz y discriminatorio.153

151
Consejo de Derechos Humanos, op. cit., párr. 54.
152
Para profundizar en las virtudes y posibles inconvenientes de diversos sistemas de apoyo,
V. ibid., párrs. 56­62.
153
Cf. ibid., párr. 55.

50
7. Ayudas técnicas

Dentro de los diferentes tipos de apoyos para lograr el ejercicio de


derechos, se encuentran las ayudas técnicas. Según la ley, estas ayudas son
los dispositivos tecnológicos y materiales que permiten habilitar, rehabili­
tar o compensar una o más limitaciones funcionales, motrices, sensoriales
o intelectuales de las personas con discapacidad.154

La obligación de proporcionar ayudas técnicas tiene fundamento en


el artículo 4 de la CDPD, el cual señala que los Estados están obligados a
emprender o promover la investigación y el desarrollo, la disponibilidad
y el uso de nuevas tecnologías —incluidas las tecnologías de la informa­
ción y las comunicaciones—, ayudas para la movilidad, dispositivos técni­
cos y tecnologías de apoyo adecuadas para las personas con discapacidad,
dando prioridad a las de precio asequible. Lo anterior, señala el propio
artículo, con la finalidad de asegurar y promover el pleno ejercicio de todos
los derechos y libertades de las personas con discapacidad sin discrimina­
ción alguna.

De este modo, dichas ayudas deben ser garantizadas por el Estado


cuando sean necesarias para superar alguna limitación técnica del entorno
que afecte la realización de alguna actividad por la persona con discapaci­
dad. Por ejemplo, en el ámbito de la movilidad personal, los Estados deben
garantizar la mayor independencia posible, lo que implica facilitar el acceso
de las personas con discapacidad a formas de asistencia humana o animal
e intermediarios, tecnologías de apoyo, dispositivos técnicos y ayudas para
la movilidad de calidad, lo que debería tener costo asequible.155

Además, para asegurar la accesibilidad en la infraestructura básica, el


entorno urbano y los espacios públicos, se debe recurrir a ayudas basadas en
tecnologías, información, sistema braille, lengua de señas mexicana, perros
guía o animal de servicio y otros apoyos.156

154
Cf. Cámara de Diputados, Ley General para la Inclusión de las Personas con Discapaci­
dad, art. 2, fracción IV.
155
Cf. CDPD, artículo 20, inciso b). V. también Comité DPD, Observación General Núm. 5…
cit., párr. 84.
156
Cf. Cámara de Diputados, op. cit., art. 17.

51
Por otro lado, en el ámbito de la educación, se debe proporcionar a
los estudiantes con discapacidad materiales y ayudas técnicas que apoyen
su rendimiento académico. Ello supone equipar los planteles y centros
educativos con libros en braille, materiales didácticos, apoyo de intérpre­
tes de lengua de señas mexicana o especialistas en sistema braille, equipos
computarizados con tecnología para personas ciegas y todos aquellos apo­
yos que se identifiquen como necesarios para brindar una educación con
calidad.157

Por lo que hace a la impartición de justicia, las instancias de admi­


nistración e impartición de justicia deben contar con los recursos para la
comunicación, ayudas técnicas y humanas necesarias para la atención de
las personas con discapacidad en sus respectivas jurisdicciones.158 Estas
medidas propician una adecuada comunicación y acceso a la información
de las personas con discapacidad, lo que resulta necesario para que conoz­
can sus derechos.

En este sentido, los Principios y directrices internacionales sobre el acceso


a la justicia para las personas con discapacidad sugieren que para lograr una
comunicación efectiva de las personas abogadas que presten asesoría jurí­
dica a personas con discapacidad, se recomienda acudir a intérpretes, tec­
nología de asistencia, intermediarios y facilitadores, y otros recursos que
sean necesarios.159

8. Salvaguardias

Un mecanismo estrechamente relacionado con los apoyos para el ejer­


cicio de la capacidad jurídica son las salvaguardias. El artículo 12 de la
CDPD establece que las salvaguardias tienen el propósito de asegurar que
los sistemas de apoyos para el ejercicio de la capacidad jurídica respeten los
derechos, la voluntad y preferencias de la persona con discapacidad, con el
fin de evitar que existan abusos, conflictos de interés e influencia indebida
en el auxilio que se presta a la persona para la toma de decisiones en ejerci­
cio de su capacidad jurídica.

157
Cf. ibid., art. 12, fracción VI.
158
Cf. ibid., art. 31. V., en el mismo sentido, ONU, Principios y directrices… cit., principio 3,
inciso e).
159
Cf. ibid., principio 6, inciso h).

52
Asimismo, las salvaguardias deben garantizar que las medidas de
apoyo sean proporcionales y adaptadas a las circunstancias de la persona
con discapacidad, que se apliquen en el plazo más corto posible y que se
sujeten a exámenes periódicos por una autoridad u órgano judicial compe­
tente, independiente e imparcial. Además, las salvaguardias deben estar
sujetas a un examen periódico por parte de una autoridad u órgano judicial
competente e imparcial.160

De acuerdo con esta lógica, las características que deben cumplir las
salvaguardias son las siguientes:

➠ Deben ser proporcionales al grado en que los apoyos afecten a


los derechos e intereses de la persona con discapacidad. Esto
supone una correspondencia lógica y objetiva con el tipo de
apoyo respecto del cual se establecen.161

➠ Deben estar sujetas a exámenes periódicos por parte de una auto­


ridad o un órgano judicial, competente e imparcial; esto es, deben
ser revisables para que cumplan efectivamente su función.162

Por ejemplo, cualquier persona que tenga conocimiento de una in­


fluencia indebida o de un conflicto de intereses puede dar parte a la auto­
ridad y ello constituiría una salvaguardia.163 Asimismo, las salvaguardias
deberían incluir mecanismos de rendición de cuentas o para impugnar
una decisión de la persona que, en su caso, sirve de apoyo, en aquellos
casos en los que se tenga la sospecha de que no actúe de acuerdo con la
voluntad y preferencias de la persona con discapacidad.164

Se debe precisar que las salvaguardias sólo están previstas en la CDPD


en relación con los apoyos para el ejercicio de la capacidad jurídica. No obs­
tante, la SCJN ha considerado que pueden fijarse también respecto de otro
tipo de apoyos, vinculados con el auxilio o con facilitar el ejercicio de otros
derechos. Lo anterior cobra relevancia, por ejemplo, cuando se trata de

160
Cf. id.
161
Cf. ibid., párr. 195.
162
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 1368/2015, párrs. 113 y 117.
163
Cf. SCJN, Amparo Directo 4/2021, párr. 96; Amparo Directo en Revisión 44/2018, p. 87;
y sentencia Amparo en Revisión 1368/2015, párr. 114.
164
Cf. Consejo de Derechos Humanos, op. cit., en Amparo Directo 4/2021, párr. 198.

53
apoyos que involucran la asistencia de otras personas, como aquellos que
pueden brindarse para el ejercicio del derecho a una vida independiente
y de la inclusión en la comunidad. Ésta es sólo una posibilidad que depen­
derá de la voluntad de la persona con discapacidad y de las circunstan­
cias del caso cuando se estime necesario, mas no es un imperativo que
derive de la CDPD. 165

9. Medidas afirmativas

De acuerdo con el Comité DPD, las medidas afirmativas consisten en


introducir o mantener ciertas ventajas en favor de un grupo insuficiente­
mente representado o incluso marginado. En el caso de las personas con
discapacidad, estas medidas tienen su fundamento convencional en el
artículo 5 de la CDPD y tienen por finalidad acelerar o lograr la igualdad
de hecho de dicho grupo.166

Aunque este tipo de medidas beneficia de forma directa únicamente


a las personas con discapacidad, no se consideran discriminatorias, puesto
que pueden contribuir significativamente al logro de la igualdad sustantiva
y a la lucha contra la discriminación estructural.167

Estas medidas pueden estar dirigidas a combatir situaciones que van


desde la discriminación sistémica, como una baja tasa de empleo,168 hasta
inquietudes concretas respecto de los derechos de las personas con disca­
pacidad, como la falta de vehículos adaptados o su elevado costo.169 Las
medidas afirmativas se han implementado, por ejemplo, para contrarres­
tar el escaso número de mujeres con discapacidad empleadas en el sector
privado, o bien, para aumentar el número de estudiantes con discapacidad
en la educación superior.170

165
SCJN, Amparo Directo 4/2021, párr. 193.
166
Cf. Comité DPD, Observación General Núm. 6… cit., párr. 28.
167
Cf. ACNUDH, op. cit., párr. 18.
168
Las acciones afirmativas han contribuido a aumentar la conciencia y el ejercicio de los
derechos en varios Estados, con resultados diversos. Estados como la República de Corea, China,
Croacia, Francia, Ecuador y Ucrania, entre otros, han adoptado cuotas obligatorias, cuya aplicación
es habitual en la esfera del empleo. Una vez que las cuotas figuran en la legislación, los Estados
deben velar por que se apliquen, con objetivos claros basados en datos desglosados comparables. V.
ibid., párr. 67.
169
Cf. ibid., párr. 18.
170
Comité DPD, Observación General Núm. 6… cit., párr. 25, inciso c).

54
Las medidas afirmativas suelen ser de carácter temporal. No obstan­
te, en ciertos casos se requiere que sean permanentes, lo cual depende del
contexto y las circunstancias. Ello ocurre, dentro de otros supuestos, cuan­
do existen obstáculos estructurales en la sociedad.171 Por ejemplo, los sis­
temas de cuotas para mejorar el acceso de las personas con discapacidad al
empleo pueden durar hasta que ya no sean necesarios. En contrapartida,
la exoneración de impuestos para las importaciones de vehículos o dispo­
sitivos de apoyo suele ser permanente.172

Debido a que su finalidad es hacer realidad la igualdad de las personas


con discapacidad, dichas medidas no deben perpetuar el aislamiento, la
segregación, los estereotipos, la estigmatización ni otros tipos de discrimi­
nación en su contra. Por lo anterior, su implementación requiere consultar
de forma estrecha y colaborar activamente con las personas a quienes están
dirigidas.173

Por último, es necesario precisar que las medidas afirmativas previs­


tas en el artículo 5 de la CDPD son distintas de los ajustes razonables. Las
medidas de acción afirmativa implican un trato preferencial de las perso­
nas con discapacidad, mientras que los ajustes razonables tienen por objeto
ofrecer a este grupo poblacional las adaptaciones o modificaciones necesa­
rias y adecuadas para el disfrute de un derecho en particular a fin de evitar
la discriminación.174

171
Cf. ibid., párr. 28.
172
Cf. ACNUDH, op. cit., párr. 31.
173
Comité DPD, Observación General Núm. 6… cit., párr. 29.
174
ACNUDH, op. cit., párr. 32.

55
Autorretraro de Ricarda Vega.
2019.
Isabel Zuleta.
Buró Cultural.

57
C

175
SCJN, Acción de Inconstitucionalidad 8/2014, párr. 55

59
del acceso a la justicia. Desde este punto de vista, el acceso a la jus­ticia com­
prende el derecho a exigir, por medio de los mecanismos institucionales
existentes en una comunidad, la protección de un derecho. Esto implica el
acceso a las instituciones administrativas y judiciales competentes para resol­
ver las cuestiones que se presentan en la vida cotidiana de las personas.176

Consecuentemente, el derecho a la igualdad y el acceso a la justicia


guardan una franca relación, por lo que es importante conocer su contenido
y alcance, así como sus características específicas, cuando estamos frente a
casos que involucran derechos de las personas con discapacidad.

Esquema 5.
Contenido del derecho a la igualdad y no discriminación,
y acceso a la justicia de las personas con discapacidad

Derecho a la igualdad y no discriminación


Igualdad formal
Igualdad material o sustantiva
Igualdad inclusiva
Discriminación directa e
1 indirecta Escrutinio estricto
Test de igualdad y test de
proporcionalidad Escrutinio ordinario

Interseccionalidad

Igualdad y no
discriminación, y
acceso a la justicia de
las personas con
discapacidad

Acceso a la justicia
Perspectiva acorde al modelo social
Reconocimiento de la capacidad jurídica
Accesibilidad universal
Ajustes de procedimiento

2 Asistencia jurídica gratuita


Deber de protección reforzada
Participación de asociaciones y organizaciones

176
Birgin, H. y Gherardi, N., La garantía de acceso a la justicia: aportes empíricos y conceptua­
les, p. XIV.

60
1. Derecho a la igualdad y no discriminación

El derecho a la igualdad es uno de los pilares de las sociedades de­


mocráticas, por lo que cuenta con un amplio desarrollo normativo, juris­
prudencial y doctrinal. Actualmente, este derecho se encuentra reconocido
en el primer párrafo del artículo 1o de la Constitución federal, el cual pres­
cribe que todas las personas gozarán de los derechos humanos y las garan­
tías para su protección.177 Lo anterior implica, entre otras cosas, que el
Estado tiene la obligación de tratar a todas las personas de tal modo que las
cargas y ventajas sociales se distribuyan equitativamente.178

El papel de la SCJN es clave para dotar de contenido a este derecho,


ya que a través de sus interpretaciones lo ha fijado como un principio trans­
versal en el sistema jurídico mexicano. Así, la SCJN precisa que la igualdad
es un derecho humano consistente en que “toda persona debe recibir el
mismo trato y gozar de los mismos derechos en igualdad de condiciones
que otra u otras personas, siempre y cuando se encuentren en una situa­
ción similar que sea jurídicamente relevante”.179

Por ello, el derecho a la igualdad implica que cualquier tratamiento


que resulte discriminatorio respecto del ejercicio de los derechos garanti­
zados en la Constitución federal es inconstitucional. De acuerdo con esa
lógica, será incompatible toda situación que, por estimar superior a un
determinado grupo, conduzca a tratarlo con algún privilegio; o que, a la
inversa, por considerarlo inferior, lo trate con hostilidad o de cualquier
forma lo discrimine del goce de derechos que se reconocen a quienes no se
considera que se encuentren en tal situación de inferioridad.180

No obstante, vale precisar que no toda diferenciación hacia una o


varias personas es per se discriminatoria. En efecto, es necesario distinguir

177
“Artículo 1o. En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos
humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado
Mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringir­
se ni suspenderse, salvo en los casos y bajo las condiciones que esta Constitución establece.”
178
Bernal Pulido, C., El Derecho de los derechos, p. 257.
179
SCJN, Amparo Directo en Revisión 1464/2013, p. 41.
180
Cf. SCJN, Protocolo para Juzgar con Perspectiva de Género, p. 219, citando: Opinión Con­
sultiva OC-18/03, párr. 87, citada en Amparo Directo en Revisión 597/2014, párr. 45. Igual consi­
deración fue adoptada en la Acción de Inconstitucionalidad 8/2014, p. 27, y en la Acción de
Inconstitucionalidad 61/2016, p. 23. y la Acción de Inconstitucionalidad 8/2014.

61
entre la diferencia, una distinción que puede ser razonable y objetiva, y la
discriminación, que conlleva una distinción arbitraria en detrimento de los
derechos humanos de las personas. En ese tenor, será discriminatoria la
asignación de derechos si ello se hace distinguiendo situaciones de manera
injustificada.181

En ese sentido, la Corte Interamericana de Derechos Humanos


(Corte IDH) sostiene que, conforme a los artículos 1.1 y 25 de la Conven­
ción Americana sobre Derechos Humanos (CADH), la noción de igualdad
“se desprende directamente de la unidad de naturaleza del género humano
y es inseparable de la dignidad esencial de la persona; sin embargo no todo
tratamiento jurídico diferente es discriminatorio, porque no toda distinción
de trato puede considerarse, por sí misma, ofensiva de la dignidad humana,
salvo cuando carezca de una justificación objetiva y razonable”.182

Ahora bien, retomando la jurisprudencia de la SCJN, el derecho hu­


mano a la igualdad puede clasificarse en dos facetas interdependientes y
complementarias: (i) la igualdad formal o de derecho y (ii) la igualdad sustan­
tiva o de hecho. En seguida haremos referencia a tales conceptos, así como
al concepto de igualdad inclusiva desarrollado por el Comité DPD, el cual
representa una concreción del principio de igualdad en el caso específico
de personas con discapacidad.

a. Igualdad formal

La igualdad formal o de derecho se integra por dos principios: (i) el prin­


cipio de igualdad ante la ley y (ii) el principio de igualdad en la ley. El primero
consiste en la aplicación uniforme de las normas a todas las personas que
se ubiquen en la misma situación. El segundo conlleva el deber de evitar
diferenciaciones legislativas sin justificación. Así, la igualdad formal debe
ser entendida como una protección contra distinciones o tratos arbitrarios,

181
Cf. SCJN, Protocolo… cit., p. 219, citando: Acción de Inconstitucionalidad 8/2014, párr. 56,
donde se cita Corte IDH, caso Artavia Murillo y otros (Fecundación in vitro) vs. Costa Rica, serie C,
núm. 257. V., también, la Acción de Inconstitucionalidad 61/2016, pp. 24­25, y la Acción de Incons­
titucionalidad 40/2018, p. 132.
182
Corte IDH, Propuesta de modificación a la Constitución Política de Costa Rica relacionada
con la naturalización, Opinión Consultiva OC­4/84, serie A, núm. 4, párr. 55.

62
ya sea en la aplicación de la norma por parte de todas las autoridades o
desde la norma por la autoridad materialmente legislativa.183

En relación con estas distinciones, el último párrafo del artículo 1°


constitucional reconoce el principio de no discriminación a la luz de diver­
sos motivos: las llamadas categorías sospechosas.184 La SCJN ha entendido
que el objetivo primordial de este principio es “proteger a grupos social­
mente vulnerables, para lo cual es necesario advertir desigualdades de hecho
y no meramente de derecho”.185 Lo anterior, con el objeto de alcanzar un
grado equitativo en el goce de derechos.

Como precisa la SCJN, la Constitución no prohíbe el uso de ese tipo


de categorías, lo que prohíbe es su utilización de manera injustificada,186
es decir, que la distinción se funde “en un prejuicio negativo en virtud del
cual los miembros de un grupo son tratados no ya diferentes sino inferiores”,
de tal manera que el “motivo de la distinción es algo más que irrazonable,
es odioso, y de ningún modo puede aceptarse porque resulta humillante
para quienes sufren de esa marginación”.187

La forma de analizar las distinciones será abordada más adelante,


pero no debemos dejar de mencionar que la igualdad formal resulta insufi­
ciente para asegurar un marco de equidad entre las personas, pues, a pesar
de la existencia de normas explícitas en ese tenor, persiste la desigualdad

183
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 1464/2013, p. 41.
184
Se entiende por categorías sospechosas aquellos criterios específicamente mencionados en
el último párrafo del artículo 1° de la Constitución federal como motivos prohibidos de discrimina­
ción: origen étnico o nacional, género, edad, discapacidades, condición social, condiciones de salud,
religión, opiniones, preferencias sexuales, estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad
humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y las libertades de las personas. Se con­
sidera que no hay una delimitación exhaustiva de grupos sociales relevantes para la aplicación del
principio de igualdad, puesto que el listado del artículo 1° es un punto de partida para la identifica­
ción de tales grupos (cf. ibid., p. 35). De acuerdo con lo que ha sostenido la Primera Sala, son catego­
rías sospechosas aquellas que: (i) se fundan en rasgos permanentes de las personas, de los cuales no
pueden prescindir por voluntad propia, a riesgo de perder su identidad; (ii) han estado sometidas
históricamente a patrones de valoración cultural que tienden a menospreciarlas; y (iii) no constitu­
yen por sí mismos criterios con base en los cuales sea posible efectuar una distribución o reparto
racional y equitativo de bienes, derechos o cargas sociales (Cf. SCJN, Amparo en Revisión 852/2017,
p. 57-58). V. también la Acción de Inconstitucionalidad 8/2014, p. 26.
185
SCJN, Amparo Directo en Revisión 1464/2013, p. 32.
186
Cf. SCJN, Protocolo… cit., pp. 219-220, donde se cita: Amparo en Revisión 581/2012, p. 32;
Acción de Inconstitucionalidad 8/2014, p. 27; y Acción de Inconstitucionalidad 61/2016, p. 28.
187
SCJN, Protocolo… cit., p. 220, citando: Amparo en Revisión 163/2018, p. 63, refiriendo:
Bilbao Ubillos, J. M. y Rey Martínez, F., “El principio constitucional de igualdad en la jurisprudencia
española”, en El principio constitucional de igualdad, México, p. 111.

63
entre grupos sociales desde un punto de vista estructural.188 Por ejem­
plo, en el caso de las personas con discapacidad nos encontramos frente
a un contexto en el que no se ven satisfechos plenamente sus derechos a
pesar de que, a nivel normativo, se cuente con instrumentos que recono­
cen y buscan garantizarlos.

b. Igualdad material o sustantiva

El derecho a la igualdad sustantiva, también llamada material o de


hecho, es la dimensión que tiene como objetivo “remover y/o disminuir los
obstáculos sociales, políticos, culturales, económicos o de cualquier otra
índole que impiden a ciertas personas o grupos sociales gozar o ejercer de
manera real y efectiva sus derechos humanos en condiciones de paridad
con otro conjunto de personas o grupo social”.189

El fundamento de esta faceta de la igualdad yace en la prohibición de


discriminación contenida —como mencionamos— en el artículo 1° consti­
tucional, que además prevé protecciones específicas para grupos en par­
ticular. La SCJN considera que estas normas demuestran que la Constitución
federal no es ajena a las inequidades sociales190 y que es necesario apreciar
las desigualdades de hecho y no meramente de derecho. De ahí que la nor­
ma fundamental mandata, por ejemplo, una protección jurídica particular
de educación inclusiva para las personas con discapacidad.191

A través de la igualdad material, las autoridades deben realizar ciertas


acciones con el objetivo de equiparar las oportunidades entre determina­
dos grupos de personas y la población. Esta obligación se logra por medio
de “medidas de carácter administrativo, legislativo o de cualquier otra índole

188
Cf. SCJN, Protocolo… cit., p. 29.
189
SCJN, Amparo Directo en Revisión 1464/2013, p. 33. También se retoma en SCJN,
Protocolo para juzgar casos que involucren personas migrantes y sujetas de protección internacional, p. 34,
donde además se indica que ello ha sido reiterado en el Amparo Directo 19/2014, así como en los
Amparos Directos en Revisión 3327/2013 y 1125/2014.
190
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 1464/2013, pp. 32-33.
191
Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, artículo 3°, párrafo decimosegundo, frac­
ción II, inciso f: “Será inclusivo, al tomar en cuenta las diversas capacidades, circunstancias y nece­
sidades de los educandos. Con base en el principio de accesibilidad se realizarán ajustes razonables
y se implementarán medidas específicas con el objetivo de eliminar las barreras para el aprendizaje y
la participación”.

64
que tengan como finalidad última evitar que se siga dando la diferenciación
injustificada o la discriminación sistemática o revertir los efectos de la mar­
ginación histórica y/o estructural”.192

Estas medidas, con sustento constitucional y convencional,193 se deno­


minan acciones positivas o de igualación positiva y pueden implicar un trato
desigual respecto de otros grupos, el cual se justifica, precisamente, median­
te criterios que permitan concluir que resultan razonables para alcanzar su
finalidad: la igualdad en los hechos.

192
SCJN, Amparo Directo en Revisión 1464/2013, p. 34.
193
Cf. ONU,
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, art. 2:
1. Cada uno de los Estados Partes en el presente Pacto se compromete a respetar y a garanti­
zar a todos los individuos que se encuentren en su territorio y estén sujetos a su jurisdicción
los derechos reconocidos en el presente Pacto, sin distinción alguna de raza, color, sexo,
idioma, religión, opinión política o de otra índole, origen nacional o social, posición econó­
mica, nacimiento o cualquier otra condición social.
2. Cada Estado Parte se compromete a adoptar, con arreglo a sus procedimientos consti­
tucionales y a las disposiciones del presente Pacto, las medidas oportunas para dictar las
disposiciones legislativas o de otro carácter que fueren necesarias para hacer efectivos los de­
rechos reconocidos en el presente Pacto y que no estuviesen ya garantizados por disposicio­
nes legislativas o de otro carácter.
Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, art. 2.
1. Cada uno de los Estados Partes en el presente Pacto se compromete a adoptar medidas,
tanto por separado como mediante la asistencia y la cooperación internacionales, especial­
mente económicas y técnicas, hasta el máximo de los recursos de que disponga, para lograr
progresivamente, por todos los medios apropiados, inclusive en particular la adopción de
medidas legislativas, la plena efectividad de los derechos aquí reconocidos.
2. Los Estados Partes en el presente Pacto se comprometen a garantizar el ejercicio de los
derechos que en él se enuncian, sin discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo,
idioma, religión, opinión política o de otra índole, origen nacional o social, posición econó­
mica, nacimiento o cualquier otra condición social.
3. Los países en desarrollo, teniendo debidamente en cuenta los derechos humanos y su
economía nacional, podrán determinar en qué medida garantizarán los derechos económi­
cos reconocidos en el presente Pacto a personas que no sean nacionales suyos.
Convención Americana sobre Derechos Humanos
Artículo 1. Obligación de Respetar los Derechos
1. Los Estados Partes en esta Convención se comprometen a respetar los derechos y liber­
tades reconocidos en ella y a garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona que esté
sujeta a su jurisdicción, sin discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma,
religión, opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición
económica, nacimiento o cualquier otra condición social.
[…]
Artículo 2. Deber de Adoptar Disposiciones de Derecho Interno
Si el ejercicio de los derechos y libertades mencionados en el artículo 1 no estuviere ya ga­
rantizado por disposiciones legislativas o de otro carácter, los Estados Partes se comprome­
ten a adoptar, con arreglo a sus procedimientos constitucionales y a las disposiciones de esta
Convención, las medidas legislativas o de otro carácter que fueren necesarias para hacer
efectivos tales derechos y libertades.

65
El artículo 1o constitucional, como se mencionó anteriormente, mar­
ca una pauta para considerar a ciertos grupos sociales relevantes, los cuales
se definen por su existencia objetiva e identidad colectiva, así como por su
situación de subordinación y poder político disminuido frente a otros co­
lectivos.194 Un ejemplo de este tipo de medidas es la puesta en marcha de
“políticas públicas [para] las personas con discapacidad (…) que bus[can]
otorgarles bienes o servicios adicionales para que alcancen un mismo grado
de oportunidades para el ejercicio de sus derechos”.195

Como ocurre con la igualdad formal, la igualdad sustantiva vincula


a todas las autoridades, incluidas las encargadas de impartir justicia.196
Al respecto, la SCJN estableció que, en franco cumplimiento de la Consti­
tución federal y los tratados internacionales, las personas juzgadoras pue­
den adoptar ciertas medidas para alcanzar la igualdad de facto de un grupo
social o de sus integrantes que vivan o hayan vivido discriminación estruc­
tural y sistemática. Esto, con la intención de salvaguardar otros derechos
humanos, como determinados derechos sociales o culturales, la seguridad
jurídica, el debido proceso, entre otros.197

Además, la SCJN estableció que una manera concreta de implemen­


tar esas acciones es, por ejemplo, a través de un método de análisis jurídico
que permita a la persona juzgadora identificar y fallar el caso con miras a
corregir la discriminación que generan las prácticas institucionales o las
normas sobre cierto grupo en situación de vulnerabilidad, para así salvaguar­
dar tanto el debido proceso como el principio de igualdad sustantiva.198
Para ello, deben aportarse elementos que permitan advertir a las personas
que juzgan la discriminación en específico, o la actuación u omisión siste­
mática y estructural de la autoridad que afecte a dicho grupo.199 Es decir,

194
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 1464/2013, p. 35.
195
Ibid., p. 34.
196
Cf. ibid., p. 43.
197
Cf. ibid., pp. 43­44.
198
Cf. SCJN, Protocolo para juzgar casos que involucren personas migrantes… cit., pp. 35­36,
citando: Amparo Directo en Revisión 1464/2013, p. 45, para ilustrar este punto por medio del razo­
namiento que la Primera Sala formuló sobre la perspectiva de género en la función jurisdiccional,
como método para “desahogar ciertas pruebas buscando la protección de una mujer o podrá preferir
la interpretación de cierta norma que evite los estereotipos de género y beneficie en última instancia
a las integrantes de este grupo social”. Para una perspectiva integral, V. SCJN, Protocolo para Juzgar
con Perspectiva de Género, cit.
199
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 1464/2013, p. 46.

66
para que puedan realizarse este tipo de medidas, se requiere que quien
juzgue cuente con elementos que pongan en evidencia la discriminación.

De tal suerte, las personas juzgadoras que conozcan de un caso en


donde estén involucradas personas con discapacidad deben tomar en con­
sideración que, como miembros de una categoría protegida, pueden ser
beneficiarias de ajustes razonables, ajustes al procedimiento o medidas afir­
mativas para eliminar obstáculos en el goce de sus derechos en igualdad.

El primer partido de fútbol para mujeres ciegas y débiles


visuales en México.
2017.
Fucho para Ciegos Puebla, A.C.

Esas acciones pueden, entre otros, tener como objetivo concreto:


(i) modular la aplicación de requisitos y condiciones procesales previas al
dictado de la resolución de fondo, (ii) maximizar el ejercicio de las garan­
tías de debido proceso o (iii) apreciar los hechos, valorar las pruebas y
aplicar el derecho tomando en cuenta las condiciones concretas de vulne­

67
rabilidad.200 No obstante, ello depende de la constatación de alguna cir­
cunstancia de hecho que perjudique a la persona en relación con los hechos
de la controversia.

Además, en el Amparo Directo en Revisión 4441/2018, la SCJN des­


tacó que el objetivo de garantizar la autonomía de las personas con disca­
pacidad se encuentra relacionado con su derecho a la igualdad,201 y reafirmó
que en casos donde grupos vulnerables o históricamente discriminados no
están en condiciones de igualdad, el solo respeto de la igualdad formal por
parte de las autoridades haría de éstas cómplices del statu quo de una situación
en donde quienes integran estos grupos no pueden ejercer efectivamente
sus derechos y cumplir sus planes de vida, lo cual lesiona su autonomía
y su dignidad.202

De esta forma, la SCJN enfatizó que el modelo social tiene como fina­
lidad la igualdad sustantiva que puede sustentar un trato diferenciado y
protección especial. La posibilidad de dar un trato diferenciado a las per­
sonas con discapacidad es reconocida a través de obligaciones específicas,
al referirse a la necesidad de realizar ajustes razonables al entorno y a la
sociedad, y al prever que no pueden ser consideradas discriminatorias las
medidas que sean necesarias para lograr su igualdad de hecho.203

Así, del análisis del alcance de la igualdad formal y de la igualdad


sustantiva, a la luz del derecho de acceso a la justicia, la SCJN sostuvo que
“nula utilidad tiene que el Estado reconozca formalmente un derecho si su
titular no puede acceder de forma efectiva al sistema de justicia para obte­
ner su tutela”.204

200
Cf. SCJN, Protocolo para juzgar casos que involucren personas migrantes… cit., pp. 36-37,
donde se refiere: “Ello, además, es congruente con la observancia del principio propersona previsto
en el artículo 1o constitucional, el cual obliga a adoptar la interpretación normativa más favorable a
los derechos de la persona”. Sobre los alcances del principio propersona, V. la solicitud de ejercicio
de la facultad de atracción 135/2011. Este criterio fue reiterado en los Amparos Directos 28/2010 y
8/2012, los Amparos Directos en Revisión 2357/2010 y 772/2012 y en el Amparo en Revisión
159/2013.
201
El derecho a la igualdad de las personas con discapacidad se encuentra reconocido en los
artículos 1o de la Constitución federal, 1, 3 y 5 de la CDPD y 2 de la Convención Interamericana
para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra las Personas con Discapacidad
(CIADDIS), tal y como se precisa en el Amparo Directo en Revisión 4441/2018, pp. 34-35.
202
Cf. ibid., p. 25.
203
Cf. ibid., p. 36
204
Cf. ibid., p. 39.

68
No obstante, para el caso específico del acceso a la justicia, más ade­
lante se analizará cómo el derecho a la igualdad material impone el deber
de remediar la inequidad de las partes, por medio del actuar oficioso de quie­
nes tienen a su cargo impartir justicia,205 específicamente, en asuntos que
involucren a personas con discapacidad.

c. Igualdad inclusiva

Al constituir un cambio de paradigma con respecto al entendimiento


de la discapacidad, la CDPD también introduce una nueva visión sobre el
concepto de igualdad: la igualdad inclusiva. Al respecto, en la Observación
General Núm. 6, el Comité DPD señala que la igualdad de oportunidades
es un paso importante a la concreción de la igualdad sustantiva que busca
terminar con la discriminación estructural e indirecta que enfrentan las
personas con discapacidad. Además, se alude al dilema de la diferencia, es
decir, la necesidad de ignorar las diferencias entre los seres humanos, así
como de reconocerlas, a fin de lograr la igualdad.206

En la referida observación también se destaca el modelo de igualdad


inclusiva que se desarrolla a lo largo de la CDPD, el cual amplía la igual­
dad sustantiva en diversas dimensiones:207

(i) Dimensión redistributiva justa: para afrontar las desventajas socio­


económicas;

(ii) Dimensión de reconocimiento: para combatir el estigma, los este­


reotipos, los prejuicios y la violencia, y para reconocer la digni­
dad de los seres humanos y su interseccionalidad;

(iii) Dimensión participativa: para reafirmar el carácter social de las per­


sonas como miembros de grupos sociales y el reconocimiento
pleno de la humanidad mediante la inclusión en la sociedad; y

205
SCJN, Protocolo para Juzgar con Perspectiva de Género, cit., p. 29. Citando: Amparo Directo
en Revisión 4398/2013, p. 29.
206
Cf. Comité DPD, Observación General Núm. 6… cit., párr. 10.
207
Cf. ibid., párr. 11.

69
(iv) Dimensión de ajustes: para dar cabida a la diferencia como aspecto
de la dignidad humana.

Lo anterior da pauta para hablar de una igualdad en virtud de la ley,


concepto exclusivo de la CDPD que implica que “no deben existir leyes
que permitan denegar, restringir o limitar específicamente los derechos de
las personas con discapacidad, y que deben incorporarse las consideracio­
nes relativas a la discapacidad en todas las leyes y políticas”.208

Desde esa perspectiva, la discriminación puede adoptar diversas


formas,209 de las cuales se resalta la posibilidad de que la discriminación
motivada en la discapacidad tenga afectaciones en personas que tienen una
discapacidad, que la han tenido, que tienen predisposición en el futuro o
que tienen una discapacidad presunta, así como en personas que cuentan
con algún vínculo con una persona con discapacidad, es decir, la discrimi­
nación por asociación.210

En la referida observación se estableció que la obligación de prohibir


la discriminación por motivos de discapacidad también comprende aquella
dirigida a “las personas de su entorno”, por ejemplo, a las y los progenitores
de niñas o niños con discapacidad.211 Esto es de especial relevancia, pues
el Comité DPC advierte que es posible la actualización de actos de discri­
minación en contra de los familiares de personas que viven con alguna
discapacidad, la cual debe ser erradicada por los Estados.

En adición —y como se verá en los siguientes apartados—, para buscar


mitigar las situaciones de discriminación que viven las personas con disca­
pacidad y garantizar su participación en los procedimientos, se pueden
implementar ajustes razonables, ajustes al procedimiento, medidas de acce­
sibilidad, así como diversos deberes específicos relacionados con el acceso
a la justicia.

208
Ibid., párr. 14.
209
Cf. ibid., párr. 18.
210
Cf. ibid., párr. 20
211
Cf. ibid., párr. 17.

70
Tras abordar las distintas categorías y concepciones de la igualdad, a
continuación se analiza el concepto de discriminación, así como las cate­
gorías que de él emanan.

d. Discriminación directa e indirecta

Cuando la discriminación emana de una infracción al derecho a la


igualdad, en su vertiente formal, podrá ser directa o indirecta. En términos
generales, la discriminación directa surge cuando una distinción en la apli­
cación o en la norma obedece explícitamente a un factor prohibido o no
justificado constitucionalmente.212 Mientras tanto, los actos discriminato­
rios indirectos ocurren cuando la aplicación de la norma o su contenido es
aparentemente neutra, pero el efecto o su resultado conlleva una diferen­
ciación o exclusión desproporcionada de cierto grupo social, sin que exista
una justificación objetiva para ello.213 En seguida se explican con más de­
talle ambos conceptos.

212
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 1464/2013, pp. 41-42.
213
Cf. ibid., pp. 41-42.

71
Esquema 6.
Tipos de discriminación

Cuando dos supuestos


de hecho equivalentes son
regulados de forma desigual
sin que exista una justificación
razonable para otorgar ese trato
diferenciado

Cuando una práctica invoca


explícitamente una categoría
sospechosa y la misma implica
una distinción, exclusión,
restricción o preferencia
arbitraria e injusta

Discriminación
directa

Discriminación
indirecta

Cuando una norma es


aparentemente neutra, pero
sus resultados o su contenido
tienen un impacto
desproporcionado en ciertos
grupos de personas en situación
de desventaja histórica, sin que
exista una justificación objetiva
y razonable

72
i. Discriminación directa

La discriminación directa puede presentarse: (i) “cuando dos su­


puestos de hecho equivalentes son regulados de forma desigual sin que
exista una justificación razonable para otorgar ese trato diferenciado”;214 o
(ii) cuando una práctica invoca explícitamente una categoría sospechosa
y ésta implica una distinción, exclusión, restricción o preferencia arbitra­
ria e injusta.215 En ese sentido, de acuerdo con el Pleno de la SCJN, existen
diversas formas que este tipo de discriminación puede adoptar, entre las
cuales se destacan la exclusión tácita y la diferenciación expresa.

La discriminación por exclusión tácita de un beneficio tiene lugar cuan­


do un régimen jurídico, implícitamente, excluye del ámbito de aplicación
a un supuesto de hecho equivalente al regulado en la disposición normati­
va, es decir, cuando se establece a un grupo específico como destinatario
de un régimen jurídico, sin hacer mención alguna a otro colectivo que se
encuentre en una situación equivalente. Caso distinto de la diferenciación
expresa, que tiene lugar al establecerse dos regímenes jurídicos diferencia­
dos para supuestos de hecho o circunstancias equivalentes; en este caso, la
exclusión es explícita.216

Como se vio con antelación, el contenido del último párrafo del ar­
tículo 1o constitucional resalta que una de las distinciones expresamente
prohibidas es aquella motivada por las condiciones de discapacidad. Ade­
más, la Corte IDH ha establecido que la discapacidad es una categoría
protegida por la CADH; por tanto, “ninguna norma, decisión o práctica de
derecho interno, sea por parte de autoridades estatales o por particulares,
pueden disminuir o restringir de manera discriminatoria los derechos de
una persona a partir de su discapacidad”.217

En virtud de que esta prohibición conlleva una obligación para todas


las autoridades, las disposiciones que emite el poder legislativo no pueden

214
SCJN, Protocolo para Juzgar con Perspectiva de Género, cit., p. 225, en el que se alude a la
Acción de Inconstitucionalidad 61/2016, p. 25.
215
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 4897/2018, párr. 39.
216
Para diferenciar dichas concepciones, V. el Protocolo para Juzgar con Perspectiva de Género,
cit., donde se refiere la Acción de Inconstitucionalidad 61/2016, pp. 25­26.
217
Corte IDH, caso Guachalá Chimbo y otros vs. Ecuador, serie C, núm. 423, párr. 79.

73
contener distinciones normativas con base en la discapacidad, cuando es­
tas diferenciaciones no encuentren una justificación razonable. Conforme
a este mandato constitucional, por ejemplo, el Pleno de la SCJN invalidó
normas que hacían distinciones expresas respecto de personas con disca­
pacidad para el caso de leyes electorales que establecían como impedimen­
to para votar el estar sujeto a interdicción judicial y una restricción a
“enfermos mentales”.218

En ese caso, el Pleno determinó la inconstitucionalidad de la norma


toda vez que establecía un criterio discriminatorio apoyado en una catego­
ría sospechosa, abiertamente contraria a la dignidad de las personas. Ade­
más, no se encontraron elementos razonables en el proceso legislativo que
justificaran la medida.219

Por lo anterior, se consideró que la porción normativa impugnada


se limitaba a vedar la posibilidad de voto a personas sujetas al estado de
interdicción,220 haciendo nugatorio el contenido de sus derechos políticos,221
por lo cual no existían elementos de razonabilidad o motivación reforzada
de los que se desprendiera la persecución de un fin constitucionalmente
válido. En consecuencia, se declaró la invalidez de esas porciones nor­
mativas, y se les expulsó del orden jurídico.222 De acuerdo con estas consi­
deraciones, las autoridades judiciales deben evitar aplicar normas que
introduzcan distinciones sin justificación en perjuicio de personas con dis­
capacidad y de sus derechos.

Por otro lado, la SCJN, retomando lo establecido por el Comité DPD,


considera que la discriminación directa también ocurre cuando, en una
situación análoga, las personas con discapacidad reciben un trato menos
favorable que otras personas debido a su condición personal o diversidad
funcional.223

218
V. SCJN, Acción de Inconstitucionalidad 38/2014 y sus Acumuladas 91/2014, 92/2014 y
93/2014.
219
La defensa presentada por la legislatura, la cual aducía que “[era] incuestionable que una
persona sujeta a interdicción judicial […] se [encontraba] impedida para ejercer el derecho al voto”.
V. ibid., párr. 85.
220
Cf. ibid., párr. 79.
221
Cf. ibid., párr. 82.
222
Cf. ibid., párrs. 85 y 87.
223
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 162/2021, párr. 53.

74
En ese sentido, la discriminación directa, además de la normativa,
también se puede actualizar cuando actos u omisiones causen perjuicio y
se basen en alguna categoría sospechosa. Así, la intención o el motivo de
quien haya incurrido en discriminación es irrelevante para definir si se
produjo o no. De manera ejemplificativa esto ocurre cuando una escuela
pública se niega a admitir a un estudiante con discapacidad para no tener
que modificar los programas escolares.224

En relación con lo anterior, el Comité DPD considera como ejemplo


de discriminación directa “cuando los testimonios de las mujeres con dis­
capacidad intelectual o psicosocial se desestiman en procedimientos judi­
ciales a causa de la capacidad jurídica, denegando así a esas mujeres el
acceso a la justicia y a recursos eficaces como víctimas de la violencia”.225
A parecer del Comité DPD, la discriminación directa se produce cuando las
mujeres con discapacidad reciben un trato menos favorable que otra per­
sona en una situación similar por alguna causa relacionada con “uno de los
motivos prohibidos”, es decir, la condición de discapacidad.226

Así, como veremos a lo largo de este Protocolo, la falta del reconocimien­


to a la capacidad jurídica es una de las principales causas de discriminación
a la que se enfrentan las personas con discapacidad, lo cual se ha converti­
do en un obstáculo para que sean reconocidas como titulares y sujetos de
derechos con la facultad y capacidad para tomar sus decisiones.

ii. Discriminación indirecta

La discriminación indirecta es consecuencia de una infracción al de­


recho a la igualdad en su vertiente formal y se presenta en aquellos casos
en los que una norma es aparentemente neutra, pero sus resultados o su
contenido tienen un impacto desproporcionado en ciertos grupos de per­
sonas en situación de desventaja histórica, sin que para ello exista una
justificación objetiva y razonable.227 Este impacto desproporcionado se tra­
duce en distinciones, restricciones o exclusiones, en virtud de características

224
Cf. ibid., párr. 53.
225
Comité DPD, Observación General Núm. 3… cit., párr. 17, inciso a).
226
Id.
227
Cf. SCJN, Protocolo para Juzgar con Perspectiva de Género, cit., pp. 230­231, citando: Acción
de Inconstitucionalidad 8/2014, párr. 72.

75
o circunstancias de las personas, lo que resulta en un detrimento en el
ejercicio de sus derechos y alimenta las desventajas a las que se enfrentan,
histórica y sistemáticamente.228

Así, para determinar si una norma que es aparentemente neutra —al


no prever distinciones, restricciones o exclusiones explícitas— tiene un
efecto discriminatorio en una o ciertas personas por su pertenencia a deter­
minado grupo, es necesario introducir diversos factores que ayuden a con­
textualizar el estudio de dicho efecto. Por ejemplo, las prácticas sociales y
culturales que asignan distinto valor a algunas actividades en tanto son
realizadas por grupos históricamente discriminados, factores que condicio­
nan que una ley o política provoque una diferencia de trato irrazonable,
injusto o injustificable.229

Para ilustrar lo anterior y observar cómo confluye en el diseño nor­


mativo, ejecución y control de esas normas, basta revisar un caso relativo
al plazo de continuidad de los servicios de guarderías, en el que el órgano
legislativo estableció en la Ley del Seguro Social que los servicios de guar­
dería se proporcionarían hasta los cuatro años de edad, lo que parecía ser
aparentemente neutro. Esto motivó a que la madre de un niño, que llegó a
esa edad, promoviera un amparo en contra de la orden de suspensión del
servicio de guardería a su hijo, pues no se consideró que era un niño con
discapacidad y que su desarrollo era menor al de su edad cronológica, en
virtud de vivir con síndrome de Prader-Wili.

La SCJN resolvió que el desarrollo del niño era el factor determinan­


te para concluir el servicio e ingresar a la educación preescolar,230 y que los
límites de edad son flexibles en tanto que haya excepciones para que cada
persona pueda acceder y avanzar de acuerdo con sus capacidades y circuns­
t­ancias particulares. En ese sentido, la SCJN estableció que este servicio,
subrogado al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), debe ser adap­
tado a las necesidades específicas de las niñas y niños con discapacidad, es

228
Sobre el concepto, V. SCJN, Protocolo para Juzgar con Perspectiva de Género, cit.,
pp. 230-231.
229
SCJN, Acción de Inconstitucionalidad 8/2014, párr. 74.
230
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 166/2019, p. 17.

76
decir, que se deben realizar los ajustes razonables para lograr su inclusión
en el ejercicio de su derecho a la educación.231

En ese sentido, la SCJN señaló que la norma impugnada establecía


límites de edades para unificar los niveles de educación, con el objetivo de
generar grupos homogéneos, sin considerar que existen excepciones para el
ingreso anticipado o posterior a éstos (como las y los infantes con discapa­
cidad), por lo que, aunque confirmó la inconstitucionalidad de la norma
impugnada decretada por el juez de distrito, modificó los efectos del am­
paro para que, en congruencia con el modelo social, la verificación de la
discapacidad no se valorara desde un enfoque exclusivamente médico, sino
con un análisis multidisciplinario.232

En esa medida, la SCJN aclaró que la edad cronológica no era una


condicionante absoluta para adoptar niveles educativos.233 Por tanto, ordenó
que se le continuara brindando el servicio en la guardería al infante por el
término necesario para que estuviera en aptitud de recibir educación prees­
colar, tomando en cuenta su efectivo grado de desarrollo, a partir de un
estudio íntegro de su situación que no se limitara a una edad determinada
medicamente.234

e. Test de igualdad y test de proporcionalidad

Las situaciones posiblemente discriminatorias requieren de un ejer­


cicio argumentativo que, de forma esquematizada y a través de distintos
niveles de razonamiento, permita dilucidar si las distinciones persiguen
una finalidad válida en el nivel constitucional, si pueden obtener los resul­
tados que buscan, y si son las medidas que menos lesionan los derechos de
las personas con discapacidad.

Así, para definir la justificación o no de una medida, es preciso rea­


lizar el test de proporcionalidad o su modulación —test de igualdad— en
casos donde se requiera evaluar la justificación de medidas aparentemente
neutras con efectos desproporcionados sobre ciertos grupos, y de aquellas

231
Cf. ibid., p. 19.
232
Cf. id.
233
Cf. ibid., p. 18.
234
Cf. ibid., p. 19.

77
medidas encaminadas a subsanar la discriminación histórica que sufren
grupos vulnerables.235

Sobre el test de proporcionalidad, nos limitaremos a mencionar que


su uso obedece a la necesidad de establecer los alcances de derechos fun­
damentales y verificar la licitud de su restricción; es decir, como criterio
para valorar la “intervención” en el ámbito que protege un derecho funda­
mental y determinar si es lícita porque en efecto lo restringe en una medida
necesaria para lograr un fin legítimo.236

Así, la SCJN sostiene que, para el examen de violaciones al principio


de igualdad, debe realizarse un análisis conocido como test de igualdad, el
cual supone:237

(i) Determinar si existe una distinción.

(ii) Elegir el nivel de escrutinio que debe aplicarse, ya sea un test


estricto u ordinario, para analizar si la distinción tiene una justi­
ficación válida.

(iii) Desarrollar cada una de las etapas que supone el test que se ha
elegido.

El primero de los pasos implica corroborar que, en efecto, el legisla­


dor estableció una distinción en la ley, ya sea por exclusión tácita o por
exclusión expresa. Una vez comprobada la existencia de dicha diferencia­
ción, el segundo paso se centra en establecer si ésta encuentra justificación,
lo cual puede ser analizado a través de un escrutinio estricto o uno ordinario.
Para ello, será necesario analizar si la medida es razonable.

235
Cf. Latapie Aldana, R., “¿De qué hablamos cuando hablamos del test de igualdad?”, en
Discriminación. Piezas para armar, p. 203. Sobre el tema, si bien pareciera que existe una falta de
consenso importante en relación con las implicaciones del test de igualdad, la metodología de la
SCJN parte del test de proporcionalidad y ha sido modulada dependiendo de los casos concretos.
Para ahondar en las concepciones y variaciones particulares de esta metodología de adjudicación
constitucional se sugiere revisar la obra citada.
236
Sánchez Gil, R., “Proporcionalidad y juicio constitucional en México”, en El test de propor­
cionalidad. Convergencias y divergencias, pp. 26­28. Para profundizar en el estudio de esta herramienta
y su metodología, se recomienda la consulta a profundidad de dicha obra.
237
Cf. SCJN, Protocolo para juzgar casos que involucren personas migrantes… cit., p. 29, citan­
do: Acción de Inconstitucionalidad 128/2015, pp. 21 y ss.; así como el Amparo Directo en Revisión
7638/2017, pp. 21 y ss.

78
Como se adelantó, la intensidad de tal estudio de razonabilidad depen­
derá del tipo de criterio que haya sido empleado para realizar la distinción
que se estudie. Para ello, existen dos niveles de escrutinio que se desarro­
llan a continuación:

i. Escrutinio estricto238

Debe realizarse en aquellos casos en los que la distinción: (i) se base


en las mencionadas categorías sospechosas;239 o (ii) conlleve una afectación
central a derechos fundamentales reconocidos en la Constitución o en tra­
tados internacionales ratificados por el Estado mexicano, con el objeto de
garantizar que sólo aquellas distinciones que tengan una justificación muy
robusta puedan considerarse constitucionales.240

238
Cf. SCJN, Protocolo para Juzgar con Perspectiva de Género, cit., p. 221, citando las siguientes
tesis: 1) “IGUALDAD. CRITERIOS QUE DEBEN OBSERVARSE EN EL CONTROL DE LA CONS­
TITUCIONALIDAD DE NORMAS QUE SE ESTIMAN VIOLATORIAS DE DICHA GARANTÍA”.
Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Tesis: 2a./J. 42/2010, en Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Libro XXXI, Tomo I, abril de 2010, p. 427.
Registro digital 164779; 2) “IGUALDAD. CASOS EN LOS QUE EL JUZGADOR CONSTITUCIO­
NAL DEBE ANALIZAR EL RESPETO A DICHA GARANTÍA CON MAYOR INTENSIDAD”. Segunda
Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Tesis: 2a. LXXXV/2008, en Semanario Judicial de
la Federación y su Gaceta, Novena Época, Libro XXXI, Tomo XXVII, junio de 2008, p. 439. Registro
digital 169490; 3) “MOTIVACIÓN LEGISLATIVA. CLASES, CONCEPTO Y CARACTERÍSTICAS”.
Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Tesis: P./J. 120/2009, en Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Novena Época, Libro XXX, Tomo XXX, diciembre de 2009, p. 1255. Registro
digital 165745; 4) “PRINCIPIO DE IGUALDAD. INTERPRETACIÓN DE LA CONSTITUCIÓN A
EFECTOS DE DETERMINAR LA INTENSIDAD DEL ESCRUTINIO”. Primera Sala de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, Tesis: 1a. CII/2010, en Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Novena Época, Tomo XXXII, junio de 2008, p. 185. Registro digital 163766; 5) “PRINCIPIO DE
IGUALDAD. INTERPRETACIÓN CONSTITUCIONAL PARA DETERMINAR SI EN UN CASO
PROCEDE APLICAR ESCRUTINIO INTENSO POR ESTAR INVOLUCRADAS CATEGORÍAS SOS­
PECHOSAS”. Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Tesis: 1a. CIV/2010, en
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XXXII, septiembre de 2010,
p. 183. Registro digital 163768; 6) “IGUALDAD. CRITERIOS QUE DEBEN OBSERVARSE EN EL
CONTROL DE LA CONSTITUCIONALIDAD DE NORMAS QUE SE ESTIMAN VIOLATORIAS DE
DICHA GARANTÍA”. Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, 2a. LXXXIV/2008,
en Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XXVII, junio de 2008, p. 440.
Registro digital 169489; y 7) “ESCRUTINIO DE IGUALDAD Y ANÁLISIS CONSTITUCIONAL
ORIENTADO A DETERMINAR LA LEGITIMIDAD DE LAS LIMITACIONES A LOS DERECHOS
FUNDAMENTALES. SU RELACIÓN”. Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, P./J. 28/2011,
en Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XXXIV, agosto de 2011, p. 5.
Registro digital 161310.
239
SCJN, Protocolo para Juzgar con Perspectiva de Género, cit., p. 221, citando: Acción de Incons­
titucionalidad 61/2016, p. 26. La razón por la que la utilización de estas categorías debe examinarse con
mayor rigor es porque pesa sobre ellas la sospecha de ser inconstitucionales; es decir, existe una
presunción de inconstitucionalidad.
240
Cf. ibid., p. 221, citando: Acción de Inconstitucionalidad 61/2016, p. 27.

79
Una vez que se determina lo anterior, es necesario examinar si la distin­
ción basada en la categoría sospechosa cumple con una finalidad imperiosa
desde el punto de vista constitucional; esto es, si persigue un objetivo
constitucionalmente importante o, en otros términos, protege un mandato
de rango constitucional.241 De este modo, no basta con que el fin buscado sea
constitucionalmente aceptable, sino que es necesario que sea imperativo.242

Luego, es preciso verificar si dicha distinción legislativa está estrecha­


mente vinculada con la finalidad constitucionalmente imperiosa; es decir,
la medida legislativa debe estar directamente conectada o dirigida a la con­
secución de los objetivos constitucionales,243 por lo cual, debe ser la menos
restrictiva posible para lograr, de forma eficaz, la finalidad imperiosa desde
el punto de vista constitucional.244

Así, tratándose de las prohibiciones concretas de discriminación será


necesario analizar con mayor intensidad la adecuación, siendo exigible que
la medida esté directamente conectada con el fin perseguido.245 Si, después
de haber llevado a cabo estos pasos, se obtiene que la distinción cuenta con
una justificación suficientemente robusta, entonces podrá concluirse que
es adecuada con el bloque de constitucionalidad. Si, por el contrario, no
supera alguna de las gradas citadas, entonces habrá de declararse inconsti­
tucional y ordenarse su inaplicación.

Como pudimos advertir, cuando las personas juzgadoras se encuen­


tran frente a normas que otorguen un trato diferenciado a las personas con
base en alguna de las situaciones enumeradas por la cláusula de no discri­
minación del artículo 1o constitucional —como ocurre con el caso de la
discapacidad—, existe la obligación de usar un parámetro mucho más estricto
que implique un mayor rigor respecto de las exigencias materiales de la propor­
cionalidad. Ya que en tales casos la propia Constitución impone una regla

241
Cf. SCJN, Protocolo para Juzgar con Perspectiva de Género, cit., p. 224, citando: Amparo
Directo en Revisión 988/2004, Acción de Inconstitucionalidad 8/2014, Acción de Inconstituciona­
lidad 61/2016, Amparo en Revisión 581/2012, Amparo en Revisión 152/2013 y Amparo en Revisión
704/2014.
242
Cf. SCJN, Acción de Inconstitucionalidad 33/2015, p. 33.
243
Cf. SCJN, Protocolo para Juzgar con Perspectiva de Género, cit., p. 224, citando: Acción de
Inconstitucionalidad 8/2014, Amparo en Revisión 581/2012, Amparo en Revisión 152/2013 y Am­
paro en Revisión 704/2014.
244
Cf. ibid., p. 225.
245
Cf. SCJN, Acción de Inconstitucionalidad 33/2015, p. 33.

80
de tratamiento igual que sólo admite excepciones cuando se busque satisfa­
cer una finalidad constitucionalmente imperativa y exige medios estrechamente
ajustados a esa finalidad.246 Es decir, en esos supuestos el escrutinio siempre
será estricto.

Esquema 7.
Metodología del escrutinio estricto

Paso
Examinar si la distinción basada en
la categoría sospechosa cumple con
una finalidad imperiosa desde el
punto de vista constitucional.
1

Paso
Analizar si la distinción legislativa
está estrechamente vinculada con la
finalidad constitucionalmente
imperiosa.
2

Paso
Verificar que la distinción legislativa
sea la medida menos restrictiva
posible para conseguir

3
efectivamente la finalidad imperiosa
desde el punto de vista
constitucional.

Un ejemplo de la aplicación del escrutinio estricto por la SCJN es la


Acción de Inconstitucionalidad 33/2015. En ese asunto, se impugnó la Ley
General para la Atención y Protección a Personas con la Condición de Espec­
tro Autista, que contemplaba la expedición de “certificados de habilitación”,

246
Cf. ibid., p. 35.

81
cuyo objetivo era hacer constar que las personas con la condición del es­
pectro autista podían desempeñar actividades laborales.

En ese caso, la SCJN consideró que, aunque la existencia de certifi­


cados de habilitación había sido considerada por el legislador como una
acción positiva para integrar a las personas con la condición de espectro
autista al sector laboral247 —lo que podría considerarse como una finalidad
constitucionalmente válida al buscar proteger los derechos de las perso­
nas con discapacidad—,248 ésta no se encontraba directamente conectada
con el fin perseguido.249

En ese sentido, la SCJN consideró que esa medida (expedición de


certificados de habilitación) resultaba discriminatoria,250 pues la protec­
ción que pretendía proporcionar sólo aplicaba a quienes obtuvieran dicho
documento, con lo que se condiciona la protección del derecho a la no
discriminación a la circunstancia de obtener el certificado de habilitación,251
lo cual permitiría negar la contratación laboral a quienes no lo obtuvieran,252
o bien, que discrecionalmente se les negara dicho documento.253

Así, la SCJN consideró que el simple hecho de requerir a sólo un


grupo de la población un documento médico que avalara sus aptitudes
para poder ingresar al sector laboral y productivo, se traducía en una me­
dida que, lejos de coadyuvar y concientizar sobre tal discapacidad, tiene
un efecto estigmatizante.254 Por lo anterior, la SCJN concluyó que la norma
en comento no superaba el escrutinio estricto al que fue sometido.

Otro ejemplo sobre la aplicación del test de escrutinio estricto es el


Amparo en Revisión 1368/2015, en el cual la SCJN analizó la constitucio­
nalidad de la figura de interdicción y la supresión a la capacidad jurídica
previstas en el Código Civil de la Ciudad de México. Como un primer paso

247
Cf. ibid., p. 40.
248
Cf. ibid., p. 42.
249
Cf. ibid., p. 41
250
Cf. ibid., p. 42.
251
Cf. ibid., p. 42.
252
Cf. ibid., p. 43.
253
Cf. ibid., p. 45.
254
Cf. ibid., p. 43.

82
del test, la SCJN observó que el régimen de interdicción hace una distinción
en razón de discapacidad, por lo que procedió a cuestionarse si tal distin­
ción tenía un objetivo constitucionalmente válido.255

En este caso, la SCJN advirtió que la figura de interdicción histórica­


mente ha tenido la finalidad de proteger a las personas con discapacidad,
y si bien podría considerarse que esta protección constituye una finalidad
constitucionalmente válida, no lo era, pues partía de una premisa de susti­
tución de voluntad de carácter paternalista y asistencialista, que carecía de
una perspectiva de derechos humanos.256

De esa forma, la SCJN concluyó que la interdicción representaba


una injerencia indebida que no era armonizable con la CDPD,257 además
de que afectaba otros derechos como el acceso a la justicia, igualdad y
no discriminación, el debido proceso, a una vida independiente, a la priva­
cidad, a la libertad de expresión, a la participación e inclusión en la socie­
dad, entre otros.

Así, la SCJN resolvió que la figura de la interdicción no superaba el


primer paso del escrutinio estricto, toda vez que “no existía correspon­
dencia entre la importancia de la finalidad perseguida y los efectos per­
judiciales que produce la interdicción en otros derechos”, por lo que era
inconstitucional.258

ii. Escrutinio ordinario

A diferencia del escrutinio estricto, el ordinario debe realizarse en


aquellos casos en los que la diferencia de trato alegada como arbitraria259
no tenga como base alguno de los criterios ya mencionados, es decir, cuando

255
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 1368/2015, párr. 87.
256
Cf. ibid., párr. 88.
257
Cf. ibid., párr. 90.
258
Ibid., párr. 90.
259
Cf. SCJN, Protocolo para juzgar casos que involucren personas migrantes… cit., p. 30, refi­
riendo: el concepto de “arbitrariedad” no debe equipararse solamente con el de “contrario a ley” en
un sentido únicamente formal, “sino que debe interpretarse de manera más amplia a fin de incluir
elementos de incorrección, injusticia e imprevisibilidad”; Corte IDH, caso Chaparro Álvarez y Lapo
Íñiguez vs. Ecuador, serie C, núm. 170, párr. 92.

83
la diferencia no esté motivada en categorías sospechosas o que no exista
una afectación central a derechos humanos.

Para este tipo de casos será suficiente la existencia de una finalidad


constitucionalmente admisible y que la distinción normativa esté vincu­
lada a la consecución de dicha finalidad. Lo anterior tiene como pre­
supuesto una relación de instrumentalidad entre la ley y el objetivo que
persigue, sin que se exija a quienes legislan que se realice por los “mejores
medios imaginables”.260

Incluso, la SCJN determinó que, cuando las autoridades legislati­


vas adopten una medida positiva para combatir la discriminación de la
que puede ser víctima un grupo específico de la población, el papel de quien
imparte justicia al analizar la regularidad constitucional de tales instru­
mentos no debe circunscribirse a validar tal medida por el mero hecho de
que su adopción atienda a combatir actos discriminatorios. Lo anterior
ya que, de acuerdo con los deberes constitucionales que rigen la fun­
ción jurisdiccional, se debe verificar en todo momento que en la perse­
cución del fin benéfico que busca la legislación respectiva no se adopten
medios que resulten desapegados a los derechos humanos que ha reconocido el
Estado mexicano.261

Así, resulta relevante identificar las diferencias entre ambos escruti­


nios, pues, para efectos del tema abordado en el presente Protocolo, cuando
las personas juzgadoras se encuentran frente a normas que otorguen un
trato diferenciado a las personas con base en la discapacidad, prohibida
por el artículo 1o de la Constitución, deberá correrse un escrutinio estricto.
Ya que en tales supuestos la propia Constitución impone una regla de tra­
tamiento igual que sólo admite excepciones cuando se busque satisfacer
una finalidad constitucionalmente imperativa y exige medios estrechamen­
te ajustados a esa finalidad.262

260
En cuanto a la aplicación del escrutinio ordinario, V. SCJN, Amparos en Revisión 7/2009
y 1268/2017, y los Amparos Directos en Revisión 83/2015, 2363/2017, 2750/2017, 1358/2017 y
4408/2017.
261
Cf. SCJN, Acción de Inconstitucionalidad 33/2015, p. 40.
262
Cf. ibid., p. 35.

84
f. Interseccionalidad

Esquema 8.
Discriminación interseccional

Discriminación motivada
por varias categorías Interacción específica entre Discriminación
sospechosas, entre las que las distintas causas de interseccional.
puede encontrarse la discriminación y el contexto Es un tipo de opresión o
discapacidad de la persona discriminación única

Al referirnos al concepto de interseccionalidad se hace alusión a la


“interacción de condiciones de identidad como raza, clase y género en las
experiencias de vida, especialmente en las experiencias de privilegio y opre­
sión”.263 Su conceptualización se atribuye a la abogada Kimberlé Crenshaw,
quien buscaba explicar la multidimensionalidad de la discriminación que
sufrían las mujeres negras por motivos de raza y sexo en Estados Unidos.264

Es importante recordar que los conceptos de discriminación múltiple


e interseccionalidad algunas veces se utilizan de modo indistinto, sin embar­
go, debemos señalar que cada término tiene implicaciones diferentes.265

Así, la interseccionalidad requiere la existencia de dos o más factores


de discriminación; dichos factores pueden analizarse de manera separada,
caso en el que se estaría abordando una discriminación múltiple o com­
puesta, mientras que si se analiza la particular interacción que surge de las

263
SCJN, Protocolo para Juzgar con Perspectiva de Género, cit., p. 82, citando: Gopaldas,
“Intersectionality 101”, en Journal of Public Policy & Marketing, pp. 90­94.
264
Cf. ibid, p. 82, citando: Crenshaw, K., “Mapping the Margins: Intersectionality, Identity
Politics, and Violence against Women of Color”, en Stanford Law Review, p. 1244.
265
Cf. SCJN, Protocolo para Juzgar con Perspectiva de Infancia y Adolescencia, p. 59, citando:
Corte IDH, caso Gonzales Lluy y otros vs. Ecuador, serie C, núm. 298, párr. 290; Voto concurrente del
juez Eduardo Ferrer MacGregor Poisot, párrs. 8 y ss.; y Corte IDH, caso Ramírez Escobar y otros vs.
Guatemala (Fondo, Reparaciones y Costas), serie C, núm. 351, párrafo 277.

85
distintas causas de discriminación, es decir, los resultados únicos y distintos
que se producen a partir de la actualización de dichos factores de discrimi­
nación de manera simultánea, se estará abordando un estudio interseccional
de la discriminación.266

Esto significa que puede existir más de una característica que puede
ser motivo de discriminación y obstaculizar el ejercicio de derechos huma­
nos, incluido el derecho de acceso a la justicia; características que, a partir
de su interacción, generan un tipo de discriminación única y distinta: la
discriminación interseccional.267 La discriminación interseccional también
pude observarse a partir de ciertos estereotipos que el imaginario social
asigna a las personas y que pueden estar conformados por varias categorías
protegidas.268

En el terreno de lo práctico, los análisis interseccionales son útiles


para entender que “las condiciones particulares de una persona pueden
fomentar un tipo de opresión o discriminación única y diferente de la que
otro ser humano o grupo social puede experimentar con base en alguna de
esas categorías presentes en aquella persona”.269

Por ejemplo, se profundizará en el caso Gonzales Lluy y otros vs.


Ecuador,270 en el cual la Corte IDH observó que la discriminación interseccio­
nal puede actualizarse por factores como la situación económica, el género,
la edad y vivir con VIH.

Cabe señalar que el Comité DPD ha señalado que la discriminación


interseccional también se actualiza en aquellos casos donde una persona

266
Cf. SCJN, Protocolo para Juzgar con Perspectiva de Infancia y Adolescencia, cit., p. 59. Citan­
do Voto concurrente del juez Eduardo Ferrer Mac­Gregor Poisot, párrs. 8 y ss.; y Corte IDH, caso
Gonzales Lluy y otros vs. Ecuador… cit., párr. 290;
267
Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, Convención sobre la
Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, Recomendación General Núm. 33,
sobre el acceso de las mujeres a la justicia, párrs. 8­10.
268
SCJN, Protocolo para juzgar con perspectiva de infancia y adolescencia, cit., p. 60, citando:
Corte IDH, caso Gonzales Lluy y otros vs. Ecuador, cit.
269
SCJN, Protocolo para Juzgar con Perspectiva de Género, cit., p. 86.
270
Es importante puntualizar que la Corte IDH, al equiparar la situación de las personas que
viven con VIH con la discapacidad, fue en atención a las barreras que ambos grupos de la población
pueden enfrentar para el ejercicio de sus derechos no porque se considere que vivir con VIH genera
una discapacidad.

86
con discapacidad —inclusive a quien se le asocia con una discapacidad—
experimenta algún tipo de discriminación “a causa de esa discapacidad, en
combinación con otras condiciones como color, sexo, idioma, religión,
origen étnico, entre otros”.271

Además, la Relatora Especial sobre los derechos de las personas con


discapacidad ha destacado la importancia de que los Estados reconozcan
la diversidad de identidades existentes dentro de la comunidad de perso­
nas con discapacidad. Ello con la finalidad de afrontar adecuadamente las
desigualdades y la discriminación de la que son objeto las niñas y las jóvenes
con discapacidad. Asimismo, destaca que las autoridades estatales deben
estudiar la posibilidad de elaborar y aplicar políticas y prácticas enfocadas
a los grupos más marginados.272

Para entender a profundidad las diferentes causas de vulnerabilidad


en las que se puede encontrar una persona, así como las medidas que deben
tomar las personas juzgadoras al mirar un asunto desde un enfoque inter­
seccional, resulta muy ilustrativo el resto de los protocolos actualizados
para impartir justicia emitidos por la SCJN.

Lo anterior, a reserva de que en la guía práctica de este Protocolo se


ahonda en los lineamientos específicos sobre la obligación inicial de las
personas juzgadoras de analizar la existencia de una situación de intersec­
cionalidad, a fin de estar en posibilidad de tomar las medidas pertinentes
durante la tramitación del juicio, así como sobre la obligación de las perso­
nas juzgadoras de analizar los hechos desde una perspectiva interseccional
y de dictar las medidas de reparación idóneas y diferenciadas al momento
de resolver el fondo de una controversia.

271
Comité DPD, Observación General Núm. 6... cit., párr. 19.
272
Asamblea General, “Promoción y protección de los derechos humanos: cuestiones de
derechos humanos, incluidos otros medios de mejorar el goce efectivo de los derechos humanos y
las libertades fundamentales”, La salud y los derechos en materia sexual y reproductiva de las niñas y las
jóvenes con discapacidad, párr. 53.

87
Igualdad formal
AI 8/2014
AI 61/2016
AR 581/2012
AR 852/2017
1 AR 163/2018
ADR 1464/2013

Igualdad material o sustantiva


AD 19/2014; 28/2010; 8/2012
ADR 2357/2010
ADR 772/2012
ADR 4398/2013
2 AR 159/2013
ADR 1464/2013
Esquema 9. ADR 3327/2013
ADR 1125/2014
Precedentes sobre igualdad ADR 4441/2018
y no discriminación Solicitud de Ejercicio de la Facultad
de Atracción 135/2011

Igualdad inclusiva
Comité DPC OG6

3
Discriminación directa AI 38/2014 y sus
e indirecta acumuladas 91/2014,
92/2014 y 93/2014
Discriminación directa AI 61/2016
Derecho a la ADR 4897/2018
igualdad y no AR 162/2021
Comité DPC OG 3
discriminación 4 Caso Guachalá Chimbo
y otros Vs. Ecuador

Discriminación indirecta AR 166/2019


AI 8/2014

Art. 1o CPEUM
Arts. 1.1 y 25 CADH
AI 8/2014 Test de igualdad y AI 8/2014
AI 61/2016 test de proporcionalidad AI 61/2016
ADR 1464/2013 AI 33/2015
ADR 597/2014 AR 581/2012
AI 40/2018 Escrutinio estricto AR 152/2013
Opinión Consultiva OC-4/84 AR 1368/2015
AR 704/2014
5
Opinión Consultiva OC-18/03
Caso Artavia Murillo y otros ADR 988/2004
(Fecundación in vitro) vs.
Costa Rica AI 33/2015
AR 7/2009
AR 1268/2017
ADR 83/2015
Escrutinio ordinario ADR 2363/2017
ADR 2750/2017
ADR 1358/2017
ADR 4408/2017
Caso Chaparro Álvarez y
Lapo Íñiguez vs. Ecuador

Interseccionalidad
Caso Gonzales Lluy y otros vs. Ecuador
Caso Ramírez Escobar y otros vs Guatemala
CEDAW Recomendación General 33
Comité DPCD OG 6
6
2. Acceso a la justicia

Tras desarrollar el derecho a la igualdad y la prohibición de discrimi­


nación de las personas con discapacidad, continuaremos con el análisis del
derecho de acceso a la justicia. En primer término, se fijará el alcance y con­
tenido del acceso a la justicia para, posteriormente, analizar los elementos
esenciales específicos de este derecho cuando los titulares son personas
con discapacidad.

Independencia e inclusión.
2021.
Yocelin Sánchez Rivera.

89
El derecho de acceso a la justicia guarda una estrecha relación con las
garantías y el derecho al debido proceso. Como derecho, desde la perspec­
tiva doctrinal, protege la potestad que tienen las personas de participar en
los procedimientos dentro de un Estado constitucional democrático, así
como su actuar dentro de los procedimientos, incluidos la posibilidad de
manifestar y rebatir argumentos, aportar pruebas, entre otros, mientras
que, como garantía, se trata de un mecanismo de protección de otros dere­
chos, tales como la libertad, la igualdad o los derechos políticos.273

Lo anterior implica que, en la labor jurisdiccional, con independencia


de la materia o del grupo de población al cual pertenezcan las partes, im­
pera la obligación general de respeto a las siguientes formalidades esencia­
les del procedimiento: (i) la notificación del inicio del procedimiento y sus
consecuencias, (ii) la oportunidad de ofrecer y desahogar las pruebas en
que se finque la defensa, (iii) la oportunidad de alegar y (iv) el dictado de
una resolución que dirima las cuestiones debatidas.274

Sin embargo, la SCJN ha entendido que el reconocimiento formal de


las formalidades esenciales del procedimiento es insuficiente, y que es im­
perativo proporcionar las condiciones materiales necesarias para hacer
posible el ejercicio de estos derechos.275 Al respecto sostuvo, por ejemplo,
la importancia de que las personas que participen en un procedimiento co­
nozcan todos los elementos de convicción que hayan sido allegados durante
el trámite, lo cual les permitirá preparar la defensa, rendir pruebas y los
alegatos que consideren pertinentes.276

También cabe recordar que se han desarrollado dos perspectivas juris­


prudenciales sobre el derecho al debido proceso:277 (i) la relacionada con
aquellos casos en donde una persona es sometida a un proceso jurisdic­
cional como sujeto pasivo de la relación procesal, y es destinatario de una
acción que, de resultar procedente y fundada, generaría que la autoridad
emitiera un acto privativo en su contra; y (ii) la vinculada a los asuntos en
los que es la propia persona quien insta la actividad jurisdiccional en la

273
Cf. Bernal Pulido, C., “El derecho fundamental al debido proceso”, en El Derecho de los
derechos, p. 337.
274
Cf. SCJN, Protocolo para juzgar casos que involucren personas migrantes… cit., p. 46, citando:
Amparo en Revisión 352/2012, p. 16.
275
Cf. ibid., pp. 46-47, citando: Amparo Directo en Revisión 1928/2012, p. 44.
276
Cf. id.
277
Cf. ibid., p. 47, citando: Amparo Directo en Revisión 3758/2012, p. 28-29.

90
búsqueda de la reivindicación de un derecho, es decir, no lo hace para defen­
derse. En el segundo supuesto, el debido proceso brinda un acceso a los
órganos jurisdiccionales en condiciones de igualdad procesal.

Además, el principio de igualdad, desarrollado en el apartado ante­


rior, informa el contenido del derecho al debido proceso. Esto es de acuerdo
con lo sostenido por la SCJN respecto del cumplimiento del principio de
igualdad, pues las personas encargadas de juzgar tienen el deber de evaluar
las circunstancias de cada persona, su impacto en el goce efectivo de la
garantía de audiencia y, en su caso, ordenar las medidas que les permitan
ejercer los derechos que les correspondan en el proceso.278

Este deber se concatena con la materia que nos ocupa, pues la SCJN
ha precisado estándares sobre la aplicación e interpretación de las normas
del debido proceso, en el marco de acceso a la justicia, en los casos que
involucran personas con discapacidad.

De los artículos 1o, 14, 17 y 20, apartados A y B, de la Constitución


federal, así como los diversos 8 y 25 de la CADH, se pueden derivar el
derecho de acceso a la justicia y el derecho de acceso a una tutela judicial
efectiva.279 Así, cuando se afecten los derechos de una persona, ésta puede
acudir ante los tribunales a fin de que se le administre justicia conforme a los
términos y plazos que establezcan las leyes. Esta justicia deberá ser pronta,
completa, imparcial y gratuita.280

De acuerdo con esas premisas, la SCJN ha establecido que el dere­


cho de acceso a la justicia se integra de tres etapas, a las que corresponden
tres derechos:281

(i) una previa al juicio, a la que le corresponde el derecho de acceso a


la jurisdicción, que parte del derecho de acción como una especie

278
Cf. ibid., p. 49, citando: Amparo Directo en Revisión 1464/2013, p. 44. Este criterio fue
reiterado en los Amparos Directos en Revisión 3327/2013, 4034/2013, 1125/2014 y 1340/2015;
dichos precedentes dieron origen a la jurisprudencia 1a./J. 125/2017 (10a.), de rubro “DERECHO
HUMANO A LA IGUALDAD JURÍDICA. RECONOCIMIENTO DE SU DIMENSIÓN SUSTANTIVA
O DE HECHO EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO MEXICANO”, en Semanario Judicial de la Fede­
ración y su Gaceta, Novena Época, diciembre de 2017. Registro digital 2015679.
279
Cf. SCJN, Amparos Directos en Revisión 1131/2012, 4066/2013, 1168/2014, 1769/2014 y
2278/2014; Amparos en Revisión 352/2012, 121/2013 y 42/2013; Recurso de Reclamación 131/2013
y Amparo Directo en Revisión 3646/2013.
280
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 7197/2018, p. 19, párr. 59.
281
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 352/2012.

91
del de petición dirigido a las autoridades jurisdiccionales y que
motiva un pronunciamiento por su parte;

(ii) una judicial, que va desde el inicio del procedimiento hasta la


última actuación y a la que corresponden las garantías del debi­
do proceso; y

(iii) una posterior al juicio, identificada con la eficacia de las resolu­


ciones emitidas.

Los derechos antes mencionados alcanzan no solamente a los proce­


dimientos ventilados ante jueces y tribunales del Poder Judicial, tanto
federal como local, sino también a todos aquellos seguidos ante autorida­
des que, al pronunciarse sobre la determinación de derechos y obligaciones,
realicen funciones materialmente jurisdiccionales.282

Esquema 10. Etapas del acceso a la justicia

Previa al juicio
Derecho de acceso a la jurisdicción

Judicial
Desde el inicio del procedimiento
Etapas del acceso hasta la última actuación
a la justicia Incluye las garantías del debido
proceso
2

Posterior al juicio
Capacidad de exigencia en la eficacia
de las resoluciones emitidas

3
282
Cf. ibid., p. 14.

92
Consecuentemente, el derecho al debido proceso se encuentra con­
tenido en la segunda etapa del acceso a la justicia, por lo que la SCJN ha
sido precisa en establecer que, en todos aquellos casos en los cuales se ven
involucradas personas con discapacidad, el debido proceso y el derecho de
audiencia tienen efectos de especial trascendencia, puesto que la condición
de discapacidad históricamente ha representado un factor de desequilibrio
para el ejercicio de sus derechos en igualdad de condiciones.283

Sin embargo, esta prerrogativa no se satisface por el mero hecho de


que algún recurso jurisdiccional esté previsto en la legislación del Estado,
sino que ese recurso debe ser efectivo en la medida en que el justiciable, de
cumplir con los requisitos justificados constitucionalmente, pueda obtener
una resolución en la que, mediante la aplicación de la ley al caso concreto,
se resuelva si le asiste o no la razón sobre los derechos cuya tutela jurisdic­
cional ha solicitado.284

Con base en este marco normativo, resulta pertinente abordar están­


dares desarrollados específicamente relacionados con el derecho de acceso
a la justicia de las personas con discapacidad.

Para mayor claridad conceptual, las temáticas que a continuación


se abordan parten de los Principios y directrices internacionales sobre el
acceso a la justicia de las personas con discapacidad,285 que tiene como pilares:

283
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 1043/2015, p. 31, párr. 76.
284
Cf. SCJN, Amparo directo en Revisión 7197/2018, p. 19, párr. 61.
285
Este documento se elaboró con la colaboración de la Relatora Especial sobre los derechos
de las personas con discapacidad, la ACNUDH, el Comité DPD, la Enviada Especial del Secretario
General de Naciones Unidas sobre Discapacidad y un grupo de expertos en la materia; además,
contó con la participación de organizaciones de personas con discapacidad.
Los principios que se establecen en dicho documento son:
Principio 1. Todas las personas con discapacidad tienen capacidad jurídica y, por lo tanto, a
nadie se le negará el acceso a la justicia por motivos de discapacidad.
Principio 2. Las instalaciones y servicios deben tener accesibilidad universal para garantizar
la igualdad de acceso a la justicia sin discriminación de las personas con discapacidad.
Principio 3. Las personas con discapacidad, incluidos los niños y las niñas con discapaci­
dad, tienen derecho a ajustes de procedimiento adecuados.
Principio 4. Las personas con discapacidad tienen derecho a acceder a la información y las
notificaciones legales en el momento oportuno y de manera accesible en igualdad de condiciones
con las demás.
Principio 5. Las personas con discapacidad tienen derecho a todas las salvaguardias sustan­
tivas y de procedimiento reconocidas en el derecho internacional en igualdad de condiciones con
las demás, y los Estados deben realizar los ajustes necesarios para garantizar el debido proceso.
Principio 6. Las personas con discapacidad tienen derecho a asistencia jurídica gratuita o a
un precio asequible.

93
(i) la pers­pectiva conforme al modelo social, (ii) el reconocimiento de la
capacidad jurídica, (iii) la accesibilidad universal, (iv) los ajustes de proce­
dimiento, (v) la asistencia jurídica gratuita, (vi) el deber de protección re­
forzada y (vii) la participación de asociaciones y organizaciones.

Cabe aclarar que, aunque los principios y directrices señalados se


toman como guía para explicar estas categorías con mayor claridad, los es­
tándares que se abordan fueron desarrollados por la SCJN, así como los
órganos facultados para interpretar y aplicar la CDPD y la normativa en
materia de discapacidad. Asimismo, resulta importante advertir que, a pesar
de dividir los estándares por temáticas, cada uno de ellos guarda una estre­
cha relación e interdependencia.

a. Perspectiva acorde al modelo social

Como se ha abordado a lo largo de este Protocolo, la incorporación


del contenido de la CDPD a nuestro sistema jurídico no se trata solamente de
trasladar sus disposiciones a una norma o decisión judicial, sino de adop­
tar y comprender el modelo social de discapacidad.

Dicho instrumento aborda la discapacidad desde una perspectiva


centrada en (i) la condición de ser humano en igualdad de derechos y dig­
nidad que los demás y (ii) una condición —la discapacidad— que la
acompaña y requiere, en determinadas circunstancias, de medidas especí­
ficas para garantizar el goce y ejercicio de los derechos, en igualdad de
condiciones y con respeto a su autonomía.286

La jurisprudencia de la SCJN en torno a los derechos de las personas


con discapacidad data apenas de 10 años atrás; sin embargo, la trascen­

Principio 7. Las personas con discapacidad tienen derecho a participar en la administración


de justicia en igualdad de condiciones con las demás.
Principio 8. Las personas con discapacidad tienen derecho a presentar denuncias e iniciar
procedimientos legales en relación con delitos contra los derechos humanos y violaciones de los
mismos, a que se investiguen sus denuncias y a que se les proporcionen recursos efectivos.
Principio 9. Los mecanismos de vigilancia sólidos y eficaces tienen un papel fundamental de
apoyo al acceso a la justicia de las personas con discapacidad.
Principio 10. Deben proporcionarse programas de sensibilización y formación sobre los
derechos de las personas con discapacidad, particularmente en relación con su acceso a la justicia,
a todos los trabajadores del sistema de justicia.
286
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 1043/2015, p. 31, párr. 76.

94
dencia y evolución de sus criterios denota un desarrollo constante y pro­
gresivo con respecto a la adopción del modelo social y los estándares
internacionales sobre la materia. A través de sus resoluciones, la SCJN ha
fijado importantes criterios que permiten a las personas juzgadoras contar
con puntos de referencia sólidos para la integración de los procedimientos
y la toma decisiones en los procesos en los que se encuentren involucradas
personas con discapacidad.

La primera vez que la SCJN se pronunció sobre la discapacidad fue


al resolver la Acción de Inconstitucionalidad 3/2010, pero en esa ocasión el
pronunciamiento se encaminó a distinguir los conceptos de discapacidad
e incapacidad, en relación con los cargos públicos regulados por la Ley de
Gobierno y Administración Pública Municipal del Estado de Jalisco, por lo
que la determinación no analizó a cabalidad la temática de la discapaci­
dad, al no fijarse sus alcances jurídicos, y sólo se abordó su estudio en
la misma medida en que su definición permitió explicar en qué consistía la
incapacidad.287

Fue hasta el Amparo en Revisión 410/2012288 que la SCJN se pronun­


ció por primera ocasión sobre los derechos de las personas con discapacidad.
En esa oportunidad realizó un análisis de derecho comparado observando
que existe una tendencia en el mundo por abandonar la concepción de la
discapacidad como un tema individual, y acercarla a un aspecto social,
como una consecuencia de las barreras que existen en un contexto y de las
medidas que la comunidad emplea para abatirlas o aminorarlas.289

En este criterio, la SCJN precisó que las normas relativas a personas


con discapacidad no pueden deslindarse de su propósito jurídico, esto es,
buscar la eliminación de cualquier tipo de discriminación por tal circunstan­
cia, en aras de la consecución de la igualdad entre las personas.290 También

287
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 410/2012, p. 21, citando a la Acción de Inconstituciona­
lidad 3/2010.
288
Este primer precedente surgió del análisis de diversas disposiciones de la Ley General
para la Inclusión de Personas con Discapacidad, donde el quejoso estimó que se limitaba su libertad
de contratación en materia de seguros al no permitirle una adecuada selección de riesgos de las per­
sonas con discapacidad.
289
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 410/2012, p. 22.
290
Cf. ibid., p. 11.

95
se fijaron los principios y directrices a través de los cuales se deben analizar
las disposiciones en materia de discapacidad:291

(i) Presupuestos: son los principios en los cuales se sustenta la temá­


tica de la discapacidad y, en consecuencia, son las bases teóricas,
pero de naturaleza jurídica, en las que se apoyan las medidas
implementadas.

(ii) Valores instrumentales: se trata de mecanismos implementados


en materia de discapacidad, cuya teleología se encuentra orien­
tada a la búsqueda de determinados objetivos.

(iii) Valores finales: son las metas de los mecanismos referidos a la


consecución de una situación óptima contextual para las perso­
nas con discapacidad.

Desde ese momento la SCJN, refrendando su compromiso con las


personas con discapacidad, dejó claro que la forma de interpretar sus dere­
chos es a partir del modelo social, lo cual ha sido reiterado en todas las
oportunidades cuando se pronuncia sobre el tema, sentando así las bases de
precedentes de suma importancia para lograr una plena inclusión y respeto
a sus derechos humanos, tal y como se han abordado en los diferentes
bloques de este Protocolo.

Actualmente, la SCJN tiene una línea jurisprudencial clara que seña­


la que la CDPD debe ser considerada “como el paradigma normativo del
modelo social y como una respuesta de carácter integral, universal, jurí­
dicamente vinculante y aplicable”.292 Esto significa que su aplicación es
obligatoria para todas las autoridades del Estado mexicano, por lo que en
aquellos casos que involucren a personas con discapacidad, las personas
juzgadoras deben tomar en consideración la finalidad de la CDPD y optar
siempre por aquella solución jurídica que la haga efectiva,293 con la finali­
dad de fomentar una interpretación en clave de derechos humanos que

291
Cf. ibid., p. 23.
292
SCJN, Amparo en Revisión 1043/2015, párr. 59.
293
Cf. ibid., párr. 64.

96
asuma el respeto a la diversidad como condición inherente a la dignidad
humana.294

De acuerdo con esas premisas, la SCJN asumió que la CDPD contiene


y desarrolla los principios del modelo social de la discapacidad, los cuales
gozan de fuerza normativa en nuestro ordenamiento jurídico.295 Es por ello
que las personas juzgadoras se encuentran obligadas a no considerar a la
discapacidad como una enfermedad, lo que conlleva grandes implicaciones
en el modelo de concebir y regular temas relativos a la discapacidad, y a su
vez tiene enormes consecuencias en el ámbito jurídico,296 como se verá a lo
largo de este Protocolo.

b. Reconocimiento de la capacidad jurídica

El principio 1 de los Principios y directrices internacionales sobre el acceso


a la justicia de las personas con discapacidad establece que “Todas las personas
con discapacidad tienen capacidad jurídica y, por lo tanto, a nadie se le
negará el acceso a la justicia por motivos de discapacidad”. Para cumplir
con esta finalidad, establece trece directrices generales para su garantía.297

294
Cf. ibid., párr. 64.
295
Cf. ibid., párr. 59.
296
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 159/2013, p. 24.
297
(a) Garantizar que se considere a todas las personas con discapacidad como sujetos con
capacidad jurídica, con derecho a actuar de acuerdo con esta capacidad jurídica y de ejercerla;
(b) Reconocer y asumir la capacidad y el derecho plenos de las personas con discapacidad
de participar en los procedimientos de todos los tribunales, cortes y foros;
(c) Velar por que no se utilicen constructos como “incapacidad cognitiva” e “incapacidad
mental”, determinados, por ejemplo, mediante evaluaciones del estado funcional o mental de una
persona, para restringir su derecho a ejercer su capacidad jurídica;
(d) Derogar o enmendar todas las leyes, normativas, políticas, directrices y prácticas que, de
forma directa o indirecta, restrinjan la capacidad jurídica de las personas con discapacidad, inclui­
das las que permiten la sustitución en la adopción de decisiones y las que exigen que una persona
esté “en su sano juicio” para ejercer cualquier acción y, de esa manera, excluyen a algunas personas
con discapacidad de la igualdad de acceso a la justicia;
(e) Derogar o enmendar todas las leyes, normativas, políticas, directrices y prácticas que
establezcan o apliquen doctrinas de “no apto para ser juzgado” e “incapaz de defenderse”, que im­
piden a las personas con discapacidad participar en procedimientos legales basándose en preguntas
sobre su capacidad o determinaciones de la misma;
(f) Derogar o enmendar todas las leyes, normativas, políticas, directrices y prácticas que
restrinjan el derecho de los testigos con discapacidad de presentar testimonio, o los excluyan de
hacerlo, sobre la base de evaluaciones de su capacidad para testificar;
(g) Derogar o enmendar todas las leyes, normativas, políticas, directrices y prácticas que
autoricen o faculten de otro modo a los profesionales médicos para ser los “expertos” preferidos, o
los únicos que se tienen en cuenta, a la hora de determinar u opinar sobre la capacidad de una per­
sona para tomar decisiones, testificar o cualquier otro propósito;

97
En ese sentido, debemos destacar que el reconocimiento de la capa­
cidad jurídica se ubica en el artículo 12 de la CDPD, en el cual se establece
que “las personas con discapacidad tienen derecho en todas partes al reco­
nocimiento de su personalidad jurídica”.298 Además, aclara que “las personas
con discapacidad tienen capacidad jurídica en igualdad de condiciones con
las demás en todos los aspectos de la vida”.299

Así, el reconocimiento de la capacidad jurídica se postula como un


principio universal, el cual no se contrapone con diversos modos o mane­
ras de ejercer esa capacidad. Por ejemplo, algunas personas requieren de
cierto tipo de apoyos, sin menoscabo de la capacidad misma, lo cual se
corresponde con la diversidad que existe entre personas.300 En otras pala­
bras, este reconocimiento conlleva el derecho a recibir el apoyo que las
personas requieran para ejercer su capacidad jurídica.301 Además, el reco­
nocimiento de dicha capacidad jurídica es indispensable para que las per­
sonas con discapacidad tengan posibilidad de exigir el cumplimiento de
sus derechos y obligaciones en igualdad de condiciones.302

(h) Derogar o enmendar todas las leyes, normativas, políticas, directrices y prácticas que
impidan a las personas con discapacidad iniciar y proseguir acciones legales;
(i) Crear un derecho practicable y exigible de recibir los ajustes de procedimiento necesarios,
incluido el apoyo, determinados individualmente, para que las personas con discapacidad puedan
participar de manera efectiva en todos los procedimientos en cualquier corte, tribunal o foro;
(j) Proporcionar intermediarios o facilitadores, donde y cuando sea necesario, para permitir
una comunicación clara entre las personas con discapacidad y los tribunales, las cortes y los orga­
nismos encargados de hacer cumplir la ley, a fin de garantizar una participación segura, justa y
efectiva, y la oportunidad de participar plenamente en los procesos jurídicos;
(k) Garantizar que las personas que hayan sido declaradas incapaces para cualquier propó­
sito tengan derecho de apelación o de solicitar de otro modo el restablecimiento de su capacidad
jurídica, y tengan acceso a asistencia jurídica para presentar sus reclamaciones;
(l) Establecer o apoyar mecanismos de justicia alternativos, como la justicia restaurativa, los
mecanismos alternativos de solución de controversias, y los foros y formas culturales y sociales de
justicia, que estén a disposición de las personas con discapacidad en igualdad de condiciones con
las demás, sin la consideración de ningún constructo sobre la capacidad para participar en ellos;
(m) Derogar o enmendar las leyes, normativas, políticas, directrices y prácticas, incluidas las
órdenes judiciales, que sometan, sin las debidas garantías procesales, a los acusados con discapacidad
a internamiento en una prisión, un centro de salud mental u otra institución por un periodo de tiem­
po definido o indefinido (a veces denominado “hospitalización por cuidados”, “medidas de seguri­
dad” o “detención a discreción del gobernador”) sobre la base de una peligrosidad o una necesidad
de cuidados percibidas.
298
ONU, CDPD, art. 12, párr. 1. Disponible en «https://www.un.org/esa/socdev/enable/do­
cuments/tccconvs.pdf».
299
Ibid., art. 12, párr. 2.
300
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 1368/2015, p. 63, párr. 99.
301
Cf. ONU, op. cit., art. 12, párr. 3.
302
Cf. Comité DPD, Observación General Núm. 1… cit., párr. 38.

98
De manera congruente con lo anterior, el Comité DPD señala que el
reconocimiento de la personalidad y capacidad jurídica de las personas
con discapacidad está vinculado de manera indisoluble con el disfrute de
otros derechos humanos contenidos en la CDPD, entre ellos el derecho al
acceso a la justicia,303 por lo que tal reconocimiento en igualdad de condi­
ciones al resto de las personas es imperativo para hacer exigibles sus de­
rechos y obligaciones.304 Por ello, las personas juzgadoras deben respetar la
capacidad jurídica de las personas con discapacidad y, en consecuencia,
dar el mismo crédito a sus denuncias y declaraciones que el que darían a las
de personas sin discapacidad.305

Además, el Comité DPD reconoce que el artículo 12 de la CDPD


señala la obligación de garantizar el apoyo en el ejercicio de la capacidad
jurídica durante el procedimiento. Ello incluye la capacidad de testificar en
las actuaciones judiciales y administrativas, lo cual puede ocurrir, por ejem­
plo, a través de (i) el reconocimiento de distintos métodos de comunica­
ción, (ii) la autorización de los testimonios por video en determinadas
situaciones, (iii) la implementación de ajustes procesales, (iv) la prestación
de servicios de interpretación profesional en lengua de señas y (v) otros
métodos de asistencia.306

Debido a lo anterior, es posible advertir que, en términos de la CDPD,


los Estados deben garantizar a las personas con discapacidad el goce de la
capacidad jurídica en iguales condiciones que las demás personas. Así, cuan­
do sea necesario, deberán brindar los apoyos y ajustes que permitan el
ejercicio de este derecho, a través de medidas como las siguientes: (i) reco­
nocer la capacidad jurídica de las personas con discapacidad, así como su
derecho a actuar de acuerdo con ella y ejercerla; (ii) velar por que se eliminen
términos que reflejen su negación, como “incapacidad mental”; (iii) ga­
rantizar la participación en cualquier procedimiento judicial; y (iv) derogar
o reformar leyes que contengan figuras que la restrinjan, de forma directa o
indirecta.307

303
Cf. ibid., párr. 31.
304
Cf. ibid., párr. 38.
305
Cf. ibid., párr. 39.
306
Cf. id.
307
Consejo de Derechos Humanos, op. cit., principio 1.

99
Así, la capacidad se entiende como la aptitud legal de una persona
para ser sujeto de derechos y obligaciones, y como la facultad o posibilidad
de que esta persona pueda ejercer sus derechos y cumplir sus obligaciones
por sí misma.308 La capacidad jurídica y la toma de decisiones (autonomía
de la voluntad) son conceptos que se encuentran estrechamente vinculados
y constituyen herramientas fundamentales para que una persona participe
en la vida jurídica, pero también tiene su impacto en la vida cotidiana.
Si bien ambos conceptos parten de una tradición civilista, se han proyec­
tado como derechos humanos.309

No obstante, a pesar de que la CDPD establece de forma expresa que


“[l]os Estados Partes reconocerán que las personas con discapacidad tienen
capacidad jurídica en igualdad de condiciones con las demás en todos los
aspectos de la vida”,310 ello no se ha traducido en un reconocimiento inme­
diato de este derecho por parte de la legislación nacional. Un ejemplo de
ello es la permanencia del juicio de interdicción311 en los códigos civiles
de todos los estados de nuestro país,312 ya que en muchas de estas legisla­
ciones se equipara la capacidad jurídica con la capacidad mental; esta
problemática ha sido abordada por la SCJN y por la Corte IDH.313 El ca­
mino por el reconocimiento de la capacidad jurídica de las personas con
discapacidad en nuestro país no ha sido sencillo, pero a través de la doc­
trina de la SCJN se ha logrado establecer diversos criterios para su
reconocimiento.

La primera ocasión en que la SCJN tuvo la oportunidad de pronun­


ciarse sobre la capacidad jurídica de una persona con discapacidad a la
luz de lo establecido por la CDPD fue al resolver el Amparo en Revisión
159/2013, donde analizó la interdicción y estableció que esta figura tenía
un valor instrumental consistente en un ajuste razonable que buscaba una
nivelación contextual, al considerar que ciertas personas con diversidades

308
Cf. SCJN, Acción de Inconstitucionalidad 107/2015 y su Acumulada 114/2015, p. 41.
309
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 1368/2015, pp. 61-62, párr. 94.
310
ONU, CDPC, artículo 12.2.
311
Mecanismo procesal mediante el cual un órgano jurisdiccional constata la existencia de
una causal que, de acuerdo con la legislación, conlleva una limitación a la capacidad de ejercicio.
312
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 159/2013, p. 41.
313
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 1368/2015; Acción de Inconstitucionalidad 90/2018;
Amparo en Revisión 702/2018; Amparo en Revisión 1098/2019; Amparo Directo en Revisión
8389/2018; y Amparo Directo en Revisión 44/2018; y Corte IDH, caso Ximenes Lopes vs. Brasil, serie C,
núm. 149.

100
funcionales requerían asistencia para ejercer sus derechos, ante lo cual se
limitaba su capacidad de ejercicio.314

Con base en esa lógica, la SCJN sometió la figura a un estudio de razo­


nabilidad, a efecto de dilucidar si los mismos son idóneos para la consecu­
ción de las metas planteadas, por lo que realizó una interpretación conforme
a la Constitución y la CPDP de la institución del estado de interdicción, a
efecto de concebirla desde el modelo social y, en específico, a partir del
modelo de “asistencia en la toma de decisiones”. De este modo, estimó que
la normativa civil puede ser interpretada de acuerdo con las directrices y
principios contenidos en la Convención,315 y determinó que las disposicio­
nes impugnadas no eran inconstitucionales, siempre y cuando se interpre­
tasen a la luz del modelo social de la discapacidad.

Sin embargo, en casos posteriores la SCJN tuvo nuevamente la opor­


tunidad de pronunciarse al respecto del estado de interdicción, por lo que, a
la luz del desarrollo progresivo en la materia, su criterio fue modificándose
para garantizar la mayor protección posible a los derechos de las personas
con discapacidad.

Un ejemplo de ello fue el Amparo en Revisión 1368/2015, donde la


SCJN nuevamente analizó la constitucionalidad de la figura de la interdic­
ción y precisó que, si bien en el diverso 159/2013 se consideró que el estado
de interdicción admitía una interpretación conforme, de una nueva re­
flexión en clave evolutiva de los derechos humanos y buscando una inter­
pretación que haga operativa la CDPD —particularmente su artículo 12—,
la figura del estado de interdicción no se correspondía con dicho tratado
internacional ni admitía interpretación conforme, al ser violatoria del dere­
cho a la igualdad y no discriminación, entre otros derechos.316

Así, la SCJN determinó que la supresión de la capacidad jurídica


supone una sustitución completa de la voluntad de la persona con discapa­
cidad al disponer, sin ambigüedad o vaguedad alguna, que sólo podrán
ejercer sus derechos mediante sus representantes. Asimismo, estimó que
la medida no contextualiza el derecho a los apoyos y salvaguardias que la

314
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 159/2013, p. 42.
315
Cf. ibid., pp. 53-54.
316
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 1368/2015, p. 56, párr. 84.

101
persona requiera para ejercer su capacidad jurídica, al poner el acento en
la deficiencia y no en las barreras del entorno para el ejercicio pleno de
todos los derechos. Es decir, la figura de interdicción representa el más
claro ejemplo del modelo de sustitución de la voluntad y, al tomar en cuen­
ta las características y condiciones individuales de la persona, niega como
premisa general que todas las personas tienen derecho a la capacidad
jurídica.317

Por lo anterior, la SCJN resolvió, en concordancia con lo establecido


por el Comité DPD, que el derecho al igual reconocimiento como persona
ante la ley entraña que la capacidad jurídica es un atributo universal inhe­
rente a todas las personas, en razón de su condición humana. Asimismo,
señaló que este derecho debe mantenerse para las personas con discapaci­
dad en igualdad de condiciones, ya que no hay ninguna circunstancia que
permita privar a alguien del derecho al reconocimiento como tal ante la ley
o que permita limitarlo.318

En el mismo precedente, la SCJN destacó que la capacidad jurídica


y la capacidad mental no son lo mismo, ya que esta última se refiere a la
aptitud de una persona para adoptar decisiones que varían de una persona
a otra y puede variar para una persona determinada en función de muchos
factores, como los ambientales y sociales. Por ello, el hecho de que una
persona tenga una discapacidad o una diversidad funcional no debe ser
nunca motivo para negarle la capacidad jurídica, pues en virtud del artícu­
lo 12 de la CDPD los déficits en la capacidad mental no deben ser utilizados
como justificación para negar la capacidad jurídica.319

Lo anterior es de especial relevancia porque los estereotipos asocia­


dos a las personas con discapacidad han conducido regularmente a con­
fundir la capacidad mental y la capacidad jurídica, lo que ha impactado
principalmente en las personas con una discapacidad cognitiva o psicoso­
cial. Sin embargo, la CDPD reconoce de manera expresa e indudable el
derecho a la capacidad jurídica de todas las personas con discapacidad, sin
excepción alguna y sin hacer distinción entre discapacidades.320

317
Cf. ibid., p. 60, párr. 91.
318
Cf. ibid., p. 61, párr. 93.
319
Cf. ibid., p. 62, párr. 95.
320
Cf. ibid., p. 62, párr. 96.

102
Cabe resaltar que la SCJN, al estudiar la interdicción, realizó un escru­
tinio estricto de la distinción normativa basada en la discapacidad de una
persona. Así, concluyó que esta figura es una restricción desproporcionada
al derecho a la capacidad jurídica, y no podía ser armonizada con la CDPD.
Por ello, decidió que no existía una correspondencia entre la importancia
de la finalidad que persigue dicha figura jurídica y los efectos perjudiciales
que produce en otros derechos.321

Por otro lado, es importante tener en consideración que la falta de


reconocimiento de la capacidad jurídica de las personas con discapacidad
no es exclusiva de la figura de interdicción, tal y como lo analizó la SCJN
al resolver la Acción de Inconstitucionalidad 45/2018 y su Acumulada
46/2018. En este asunto se impugnó el artículo 71 de la Ley para Regular
la Convivencia Civil en el Estado de Colima,322 el cual establecía que cuando
un médico considerase que el probable infractor “padece una enfermedad
o discapacidad”, la autoridad jurisdiccional debía suspender el proce­
dimiento, citar a quien contara con su custodia y ante la falta de ésta debía
remitir al probable infractor a las autoridades de salud o instituciones de
asistencia social competentes para que le proporcionasen ayuda o asistencia.

La SCJN determinó la inconstitucionalidad de dicho artículo por


negar la capacidad jurídica de las personas con discapacidad mental,323 ya
que el legislador local partió de la premisa de que una persona con disca­
pacidad se encuentra en una situación equivalente a la de un enfermo, lo
cual es contrario al modelo social.324

De esta forma, esa disposición fortalecía el estereotipo de que todas


las persona con discapacidad mental enfrentarán obstáculos o dificultades

321
Cf. ibid., p. 90. V. también Amparo Directo en Revisión 44/2018, p. 78, y Amparo Directo
4/2021. Este último precedente constituye jurisprudencia en términos del Acuerdo General 1/2021,
de 8 de abril 2021, del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por el que se determina
el inicio de la Undécima Época del Semanario Judicial de la Federación, y se establecen sus bases.
Disponible en «https://www.scjn.gob.mx/sites/default/files/acuerdos_generales/documento/2021-
04/1-2021%20(INICIO%20DE%20LA%20UND%C3%89CIMA%20%C3%89POCA%20DEL%20
SJF,%20Y%20BASES)%20FIRMA.pdf».
322
“Artículo 71. Cuando el probable infractor padezca alguna enfermedad o discapacidad
mental, a consideración del médico, el Juez suspenderá el procedimiento y citará a las personas
obligadas a la custodia del enfermo o persona con discapacidad mental y, a falta de éstos, lo remitirá
a las autoridades de salud o instituciones de asistencia social competentes del Estado, para que inter­
vengan, a fin de que se le proporcione la ayuda o asistencia que requiera.”
323
Cf. SCJN, Acción de Inconstitucionalidad 45/2018 y su Acumulada 46/2018, párr. 199.
324
Cf. ibid., párr. 200.

103
para participar en un procedimiento judicial325 y que son incapaces de
ejercer sus derechos por sí mismas,326 aunado a que se utilizó el déficit en
la capacidad mental de una persona con discapacidad como una justifica­
ción para negar su capacidad jurídica, lo cual es contrario al artículo 12 de
la CDPD.327

Por su parte, cabe recordar que en la Observación General Núm.1 el


Comité DPD estableció que “la igualdad ante la ley es un principio básico
general de la protección de los derechos humanos y es indispensable para
el ejercicio de otros derechos humanos”.328

Además, destacó que en el artículo 12 de la CDPD se describen ele­


mentos específicos que los Estados deben tener en cuenta para garantizar
el derecho a la igualdad ante la ley en igualdad de condiciones con las
demás.329 En particular, este pronunciamiento aborda el derecho al recono­
cimiento de la capacidad jurídica en igualdad de condiciones, esto es, la
capacidad de ser titular de derechos y de actuar en derecho,330 la cual guar­
da un vínculo indisoluble con el disfrute de otros derechos humanos331.

La importancia del reconocimiento de la capacidad jurídica como un


derecho relacionado con el acceso a la justicia de las personas con discapaci­
dad también se observa en las recomendaciones dirigidas a nuestro país por
parte del Comité DPD, derivado del caso Arturo Medina Vela vs. México.332

Los hechos que motivaron las recomendaciones de referencia consis­


tieron en que la víctima, quien vive con discapacidad intelectual y psico­
social, fue condenada por, supuestamente, haber robado un vehículo.333

325
Cf. ibid., párr. 201.
326
Cf. ibid., párr. 202.
327
Cf. ibid., párr. 204.
328
Comité DPD, Observación General Núm. 1… cit., párr. 1.
329
Cf. id.
330
Cf. ibid., párr. 12.
331
Cf. ibid., párr. 31.
332
El Comité tiene facultades para conocer de denuncias individuales o colectivas de presun­
tas violaciones a la CDPD y emitir comunicaciones en relación con los informes recibidos y tramitados,
por lo que una persona, al considerar que se han afectado sus derechos reconocidos en la Conven­
ción, puede acudir ante este órgano colegiado, el cual puede emitir recomendaciones al Estado.
333
Ello a pesar de que la víctima no sabía manejar, por lo que las autoridades sostuvieron
que el ilícito no había sido realizado manejando el vehículo, sino empujándolo. V. Comité DPD,
Dictamen aprobado por el Comité en virtud del artículo 5 del Protocolo Facultativo, respecto de la
comunicación núm. 32/2015, párrs. 2.1 y 2.2.

104
En el proceso, la persona con discapacidad no fue convocada ni compare­
ció a ninguna de las audiencias del proceso penal que se llevó en su contra;
además, no fue notificada personalmente de la sentencia condenatoria.334

El asunto es importante por su estrecha vinculación con las garantías


del debido proceso al mostrar cómo los estereotipos que existen respecto de
las personas con discapacidad pueden influenciar la legislación y tratamien­
to en el proceso y, con ello, lesionar gravemente los derechos de las perso­
nas con discapacidad.335

Así, el Comité DPD reiteró que las personas con discapacidad tienen
derecho a ejercer su capacidad jurídica en igualdad de condiciones a
las demás. Por ello, consideró que al establecer que una persona con disca­
pacidad no es apta para declarar, se le priva de la posibilidad de ejercer
dicho derecho, así como de declararse inocente, impugnar las pruebas pre­
sentadas en su contra, designar a un abogado defensor de su elección e
impugnar las resoluciones que le perjudiquen. Por el contrario, para ase­
gurar el ejercicio de la capacidad jurídica, se deben proporcionar apoyos y
ajustes adecuados a las personas con discapacidad.336

Lo anterior resulta correspondiente con lo señalado por la Relatora


Especial de Naciones Unidas sobre los derechos de las personas con disca­
pacidad, quien en sus informes estableció que una de las principales barre­
ras que impiden el acceso a la justicia de las personas con discapacidad es
la negación de la capacidad jurídica y la falta de accesibilidad.337

También destacó que el reconocimiento del derecho a la capacidad


jurídica resulta indispensable para garantizar el acceso a la justicia, así
como para proteger y restablecer, en caso necesario, la capacidad jurídica.
Por ello, se deben adoptar todas las medidas adecuadas para asegurar el
acceso de las personas con discapacidad a ajustes de procedimiento y ade­
cuados a la edad, lo que incluye apoyo para la adopción de decisiones en
todos los procedimientos judiciales antes, durante y después del juicio.338

334
Cf. ibid., párrs. 2.8 y 2.9.
335
Cf. id.
336
Cf. ibid., párr. 10.6.
337
Consejo de Derechos Humanos, op. cit., párr. 58.
338
Cf. ibid., párr. 71.

105
Aunado a lo anterior, la Relatora hizo hincapié en el derecho de
acceso efectivo a la justicia de las niñas y las jóvenes con discapacidad que
sean víctimas de violencia sexual y otras formas de violencia. Para ello, es
necesario eliminar todas las restricciones que les impidan el acceso a la
justicia, particularmente las normas restrictivas sobre la capacidad jurídica
por motivos de edad y discapacidad.339

De lo antes expuesto se advierte que las personas juzgadoras deben


tener siempre presente que el reconocimiento de la capacidad jurídica de
las personas con discapacidad tiene un impacto trascendental en el ejerci­
cio de los derechos de estas personas, pues al restringirse se puede afectar
a otros derechos, como vivir de forma independiente y ser incluidas en la
comunidad, razón por la cual las autoridades deben vigilar que todas las
personas con discapacidad cuenten con capacidad jurídica,340 y otorgar, en
su caso, los apoyos y salvaguardias adecuados al caso concreto para que las
personas con discapacidad puedan ejercer su capacidad jurídica en igual­
dad de condiciones.

c. Accesibilidad universal

Este rubro toma como base el principio 2 de los Principios y directri­


ces internacionales sobre el acceso a la justicia de las personas con discapacidad,
el cual señala que “Las instalaciones y servicios deben tener accesibilidad
universal para garantizar la igualdad de acceso a la justicia sin discrimina­
ción de las personas con discapacidad”.341

De esa forma, encontramos que otro derecho estrechamente vincula­


do con el acceso a la justicia es la accesibilidad universal, que se encuentra
prevista en el artículo 9 de la CDPD, en el cual se establece la obligación de
adoptar medidas pertinentes para asegurar el acceso de las personas con
discapacidad, en igualdad de condiciones, al entorno físico, el transporte,
la información y las comunicaciones, incluidos los sistemas y las tecno­
logías de la información y las comunicaciones, y a otros servicios e instala­

339
Ibid., párr. 57.
340
Cf. Comité DPD, Observación General Núm. 5… cit., párr. 81.
341
Principios y directrices internacionales sobre el acceso a la justicia de las personas con discapa­
cidad, principio 2.

106
ciones abiertos al público o de uso público, tanto en zonas urbanas como
rurales.342

De igual forma, “no puede haber un acceso efectivo a la justicia si los


edificios en que están ubicados los organismos encargados de hacer cumplir
la ley y de administrar la justicia no son físicamente accesibles para las per­
sonas con discapacidad, o si no son accesibles los servicios, la información
y la comunicación que proporcionan”,343 por lo que, para garantizar su de­
recho de acceso a la justicia, los procedimientos deben ser accesibles.344

Al respecto, cabe recordar que la SCJN ha reconocido que el debido


proceso implica la posibilidad efectiva de hacer valer una serie de derechos
en el procedimiento, lo que guarda una intrínseca relación con suprimir las
barreras para ejercerlos. De ahí que exista un vínculo directo entre este de­
recho e identificar y eliminar barreras que enfrentan las personas con disca­
pacidad en el acceso a la justicia.345

Por lo anterior, la existencia de barreras condiciona el debido proce­


so y con ello se vulnera el acceso a la justicia en condiciones de igualdad.346
En el capítulo B se explicaron diversos conceptos esenciales y necesarios
para juzgar con perspectiva de discapacidad y se hizo alusión al concepto
y tipos de barreras que las personas con discapacidad pueden enfrentar en
su vida diaria: normativas, acceso a servicios, comunicación, movilidad y
actitudinales. Estos obstáculos se presentan también cuando las personas
con discapacidad acuden ante quienes imparten justicia.

Por ello, la SCJN aclaró que las personas juzgadoras se encuentran


frente a una nueva realidad constitucional en la cual se requiere dejar atrás
pautas de interpretación formales que suponen una merma en los derechos
de las personas con discapacidad. Ello implica que deberán tener cierta
flexibilidad en la respuesta jurídica para atender las especificidades del

342
ONU, CDPD, art. 9, párr. 1.
343
Comité DPD, Observación General Núm. 2… cit., párr. 37.
344
Cf. id.
345
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 1043/2015, párr. 80
346
Cf. ibid., párr. 87

107
caso concreto y salvaguardar el principio de igualdad y no discriminación,347
lo cual también es sostenido por la Corte IDH.348

Por lo que, para que las personas juzgadoras puedan garantizar el


acceso a la justicia de las personas con discapacidad involucradas en los
casos de los que conocen, deben atender el marco constitucional y conven­
cional en materia de igualdad y no discriminación. Así, al resolver el Am­
paro Directo en Revisión 3788/2017, la SCJN analizó el contenido del
artículo 13 de la CDPD349y estableció que el acceso a la justicia se trata de
un concepto amplio y comprehensivo que, al menos, tiene tres dimen­
siones,350 a saber:

(i) Dimensión jurídica. El acceso a la justicia exige que todas las


personas con discapacidad tengan un acceso efectivo a los pro­
ce­dimientos judiciales por sí mismos, ya sea como partícipes
directos o indirectos. Esta dimensión se encuentra relacionada
con el reconocimiento de la capacidad de las personas con dis­
capacidad que justifica el reemplazo del modelo de sustitución
de la voluntad por el modelo de asistencia de toma de decisiones.
Asimismo, exige la tutela de la igualdad procesal de la persona
con discapacidad, ya que en su ausencia existirían obstáculos
para que su acceso a la justicia sea efectivo.351

(ii) Dimensión física. Requiere que las personas con discapacidad


puedan tener acceso a los edificios en donde se llevan a cabo los
procedimientos jurisdiccionales y a las oficinas judiciales. Esta
dimensión se relaciona con el artículo 9 de la CDPD, que prevé
la obligación de los Estados de asegurar la accesibilidad de las

347
Cf. ibid. p. 32, párr. 78.
348
Cf. id. y Corte IDH, caso Guachalá Chimbo y otros vs. Ecuador, cit., párr. 113.
349
Artículo 13. Acceso a la justicia:
1. Los Estados Partes asegurarán que las personas con discapacidad tengan acceso a la jus­
ticia en igualdad de condiciones con las demás, incluso mediante ajustes de procedimiento y ade­
cuados a la edad, para facilitar el desempeño de las funciones efectivas de esas personas como
participantes directos e indirectos, incluida la declaración como testigos, en todos los procedimien­
tos judiciales, con inclusión de la etapa de investigación y otras etapas preliminares.
2. A fin de asegurar que las personas con discapacidad tengan acceso efectivo a la justicia,
los Estados Partes promoverán la capacitación adecuada de los que trabajan en la administración de
justicia, incluido el personal policial y penitenciario.
350
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 3788/2017, pp. 27-28, párr. 52.
351
Cf. ibid., pp. 27-28, párr. 53.

108
personas con discapacidad, en igualdad de condiciones con las
demás, a las instalaciones y servicios abiertos al público o de uso
público.352

(iii) Dimensión comunicacional. Exige garantizar que toda la informa­


ción relevante que se le proporciona a una persona con discapaci­
dad esté disponible en formatos de comunicación que pueda
fácilmente comprender.353

Para la dimensión jurídica, la SCJN consideró que si la persona juz­


gadora advierte que una de las partes en el procedimiento jurisdiccional es
una persona con discapacidad, puede, en ejercicio de sus facultades, orde­
nar y desahogar pruebas oficiosamente a fin de garantizar la igualdad pro­
cesal, lo cual puede ocurrir principalmente cuando estamos frente a casos
que involucren a personas con discapacidad intelectual. Asimismo, preci­
só que el solo hecho de que una de las partes sea una persona con discapa­
cidad no implica que la persona juzgadora tenga la obligación de ejercer de
oficio sus facultades en materia probatoria, pues deberá primero verificar
que dicha situación le genere una desventaja procesal.354

En lo que se refiere a la dimensión física, las personas juzgadoras


deben vigilar que no se actualicen barreras físicas que impidan a las perso­
nas con discapacidad acceder a los edificios jurisdiccionales. Además, en el
caso de que materialmente no sea posible que la persona se traslade, ello
no debe implicar un obstáculo para el ejercicio de sus derechos, lo cual
impone la obligación de las autoridades jurisdiccionales de emplear los
medios con los que cuenten para eliminar aquellas barreras físicas que
pueden afectar el acceso a la justicia de las personas con discapacidad en
igualdad de condiciones.

Por último, la dimensión comunicacional requiere que las personas


juzgadoras comuniquen efectivamente a las personas con discapacidad todo
aquello relacionado con el procedimiento en el cual sean parte, es decir, la
obligación de hacer accesible el acceso a la justicia es aplicable a cualquier
acto realizado dentro del proceso judicial, entre ellos, la notificación de

352
Cf. ibid., pp. 27-28, párr. 54.
353
Cf. ibid., pp. 27-28, párr. 55
354
Sobre este punto, V. “Obligaciones iniciales y transversales”, en Guía Práctica.

109
una determinación de trámite, o bien, la emisión de la sentencia que resuel­
ve el fondo del asunto.355

Este derecho implica que toda la información relevante que se le


proporciona a una persona con discapacidad esté disponible en formatos
de comunicación que pueda fácilmente comprender, como lengua de señas,
sistema de escritura braille, herramientas digitales o en un texto de lectu­
ra fácil.356

Por esta razón, la SCJN ha implementado formatos en lectura fácil


cuando resuelve casos en los que se involucren personas con discapacidad,
que en esencia se tratan de un formato, dirigido mayormente a personas
con discapacidad, adecuado a su capacidad de leer o comprender un texto,
por lo que el documento se elabora con un lenguaje simple y directo, y se
evitan tecnicismos o conceptos abstractos; además, es recomendable utili­
zar una tipografía clara y de tamaño accesible.357

Las sentencias en formato de lectura fácil son sólo un ejemplo de


ga­rantizar la dimensión comunicacional, sin embargo, no es el único meca­
nis­mo que se puede emplear para tales fines ni el único momento en el
que deberá aplicarse este tipo de medidas, pues, como se verá en la guía
práctica del presente Protocolo, esta obligación es transversal a todo el pro­
ce­dimiento. Así, las personas juzgadoras deberán, atendiendo al caso espe­
cífico, establecer a través de qué mecanismo informarán y transmitirán
las comunicaciones a las personas con discapacidad, tomando en cuenta las
necesidades particulares de la persona en el caso concreto, a efecto de evi­
tar barreras que puedan mermar su derecho de acceso a la justicia.

En resumen, el derecho de acceso a la justicia tiene tres dimensiones,


de las cuales las dimensiones física y comunicacional se relacionan especial­
mente con el principio de accesibilidad. Para ello, conviene recordar que
en el capítulo B sobre conceptos básicos se definió la accesibilidad como
el principal eje a partir del cual se puede garantizar la plena inclusión de
las personas con discapacidad, ya que, en el modelo social, la nota distin­
tiva para la existencia de una discapacidad no son las deficiencias que

355
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 3788/2017, párr. 55.
356
Cf. id.
357
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 159/2013, p. 4.

110
poseen los individuos, sino las barreras que existen en una sociedad y
que limitan sus posibilidades de interactuar en el medio en igualdad de
oportunidades.358

Sobre el tema, en la Observación General Núm. 2 el Comité DPD


hace alusión a la accesibilidad, como “una condición previa para que las
personas con discapacidad puedan vivir en forma independiente y partici­
par plenamente en la sociedad en igualdad de condiciones”359 y consecuen­
temente no puede haber un acceso efectivo a la justicia si los edificios en
que están ubicados los organismos encargados de hacer cumplir la ley y de
administrar la justicia no son físicamente accesibles para las personas con
discapacidad, o si no son accesibles los servicios, la información y la co­
municación que proporcionan.360

En esa misma observación se recalca que para ofrecer una protección


efectiva y significativa frente a la violencia, el abuso y la explotación que
pueden sufrir las personas con discapacidad, en especial las mujeres y los
niños, los centros de acogida, los servicios de apoyo y los procedimien­
tos deben ser accesibles, toda vez que la accesibilidad del entorno (el trans­
porte, la información, la comunicación y los servicios) es una condición
previa para la inclusión de las personas con discapacidad en sus respectivas
comunidades locales y para que puedan vivir en forma independiente.361

Por su parte, la Relatora sobre los Derechos de las Personas con Dis­
capacidad ha establecido que las barreras físicas y de comunicación difi­
cultan el acceso a la justicia de las niñas y las jóvenes con discapacidad
y, en consecuencia, limitan sus posibilidades de pedir y obtener repara­
ción. Por ello, recomendó a los Estados prestar especial atención a los si­
guientes obstáculos: la falta de accesibilidad y de ajustes razonables y
procesales, tales como servicios de interpretación en lengua de señas, for­
mas alternativas de comunicación y servicios de apoyo adaptados a la edad
y el género.362

358
Cf. ibid., p. 41, párr. 31.
359
Comité DPD, Observación General Núm. 2… cit., párr. 1.
360
Cf. ibid., párr. 37.
361
Cf. id.
362
Consejo de Derechos Humanos, op. cit., párr. 37.

111
Paralelamente, el caso Chinchilla Sandoval y otros vs. Guatemala363 trata
sobre la accesibilidad en el ámbito de privación de la libertad de una mujer
con discapacidad.364 En este caso, la Corte IDH estableció que, si las auto­
ridades deciden colocar y mantener en detención a una persona con
discapa­cidad, deben demostrar especial cuidado para garantizar que las
condiciones de detención correspondan a las necesidades individuales que
surgen o derivan de su discapacidad.365

Consecuentemente, sostuvo que los Estados deben facilitar la accesi­


bilidad, conforme al principio de equivalencia, a medios a los cuales razo­
nablemente una persona con discapacidad privada de la libertad pudiera
acceder para lograr su rehabilitación si no estuviera bajo custodia estatal.366

En caso de no realizar las medidas mencionadas, la Corte IDH es


muy clara en señalar que los Estados colocarían a la persona víctima en
situación de discriminación y en condiciones de detención incompatibles
con el derecho de toda persona con discapacidad a que se respete su dere­
cho a la integridad física y mental en igualdad de condiciones con las demás
personas.367

Adicionalmente, es importante destacar que la accesibilidad se rela­


ciona y es presupuesto lógico del derecho de acceso a la información de
las personas con discapacidad en sede judicial. En este sentido, las perso­
nas con discapacidad tienen derecho al acceso a la información en igualdad
de condiciones, lo cual no se cumple informando únicamente al defensor de
oficio, máxime si la persona con discapacidad solicita otras formas de asis­
tencia y apoyo.368

363
Corte IDH, caso Chinchilla Sandoval y otros vs. Guatemala, serie C, núm. 312.
364
Los hechos del caso se refieren a una mujer privada de la libertad que padecía diabetes y
cuyo estado de salud se deterioró progresivamente, por lo que sufrió la amputación de una de sus
piernas y una disminución en su vista, lo cual le generó una discapacidad física y sensorial. A pesar
de lo anterior, nunca se realizaron ajustes razonables dentro del centro penitenciario. Cabe desta­
car que esta persona promovió cuatro incidentes de libertad anticipada en los cuales se mostró
evidencia sobre la falta de capacidad del centro para brindarle un tratamiento adecuado ante un
franco deterioro progresivo de salud; sin embargo, todos ellos le fueron negados. Derivado de esta
situación, y a raíz de una caída, la mujer murió nueve años después de haber ingresado al centro
penitenciario.
365
Cf. ibid., párr. 211.
366
Cf. ibid., párr. 216.
367
Ibid., párr. 219.
368
Comité DPD, Dictamen aprobado por el Comité… cit., párr. 10

112
En ese sentido, es importante recordar que, conforme al artículo 13
de la CDPD, las personas con discapacidad tienen derecho de acceder a la
justicia en igualdad de condiciones a las demás, por lo que deben tener
la posibilidad de que se les proporcionen ajustes de procedimiento para faci­
litar su desempeño, como participantes directos e indirectos, en todos los
procedimientos judiciales.369 El contenido de esta obligación, así como
los estándares desarrollados respecto de los ajustes de procedimiento, se
abordan a continuación.

d. Ajustes de procedimiento

El principio 3 de los Principios y directrices internacionales sobre el


acceso a la justicia de las personas con discapacidad señala que “Las personas
con discapacidad, incluidos los niños y las niñas con discapacidad, tienen
derecho a ajustes de procedimiento adecuados”.

El referido principio tiene como finalidad evitar la discriminación y


garantizar la participación efectiva de las personas con discapacidad en todos
los procedimientos legales; para ello, se deben adoptar ajustes de proce­
dimiento, los cuales deben ser personalizados de conformidad con el géne­
ro y la edad de la persona.

Los ajustes de procedimiento guardan una estrecha relación con la


accesibilidad universal en el ámbito de acceso a la justicia. Además, con­
siderando la importancia del reconocimiento de la personalidad jurídica, el
derecho de igualdad y no discriminación y la accesibilidad para hacer efec­
tivo el acceso a la justicia de las personas con discapacidad, la CDPD esta­
blece la obligación de proporcionar ajustes al procedimiento, adecuados a
la edad de las personas con discapacidad,370 con el objetivo de facilitar su
desempeño, directo e indirecto, en todos los procedimientos judiciales, in­
cluyendo la declaración como testigos, la etapa de investigación y otras
etapas preliminares.371

369
Cf. id.
370
ONU, CDPD, art. 13, párr. 1.
371
Cf. id.

113
En este sentido, la accesibilidad es un derecho que tiene como obje­
tivo que otras prerrogativas puedan ejercerse en igualdad de condiciones,
por lo cual las personas juzgadoras pueden emplear diferentes mecanismos
que permitan llegar a dicho fin, como es el caso de la implementación de ajus­
tes razonables, ajustes al procedimiento u otras medidas de accesibilidad.

La accesibilidad es un derecho llave que abre la


oportunidad de acceder o no de forma segura a
todos los espacios.
2021.
Jenny Bautista Medina.

Es importante recordar que la implementación de cualquiera de es­


tas medidas tiene como objetivo principal eliminar las barreras que pueden
enfrentar las personas con discapacidad, por lo que las acciones por realizar
dependerán del caso concreto.372

Por su parte, la Corte IDH ha sostenido que los ajustes de proce­


dimiento previstos en el artículo 13 de la CDPD constituyen una obligación
cuyo objetivo es facilitar el acceso a la justicia de las personas en condición de

372
Cf. id.

114
vulnerabilidad, por lo que es relevante la participación de otras instancias
y organismos estatales que puedan coadyuvar en los procesos judiciales con
el fin de garantizar la protección y defensa de sus derechos.373

Uno de los principales objetivos de los ajustes de procedimiento es


propiciar la participación de las personas con discapacidad en los procesos
con la finalidad de garantizar el acceso efectivo a la justicia.374 Algunas me­
didas para lograrlo son la transmisión de información de manera compren­
sible y accesible, el reconocimiento de distintas formas de comunicación y
adaptación a su uso, la accesibilidad física en todas las etapas del proceso
y el apoyo financiero en el caso de la asistencia letrada.375

Es importante recordar que estos ajustes de procedimiento permiten


asegurar los derechos y las obligaciones en materia de igualdad y no discri­
minación en relación con el derecho de acceso a la justicia.376 No obstante,
cabe recordar que los ajustes de procedimiento, al contrario de los ajustes
razonables, no están limitados por la desproporcionalidad. Un ejemplo de
ajustes procesales es el reconocimiento de los distintos métodos de comuni­
cación de las personas con discapacidad en los juzgados y tribunales.377

De hecho, en el Amparo Directo en Revisión 1533/2020, la SCJN


explicó que, en el ámbito del derecho de acceso a la justicia, los ajustes de
procedimiento son las modificaciones o adecuaciones procesales que, sin
atentar contra la naturaleza del juicio de que se trate, permiten el ejercicio
del derecho de acceso a la justicia a las personas con discapacidad.378 Al res­
pecto, mencionó que deben tener las siguientes características:379

(i) Respetar la voluntad y preferencias de la persona con discapacidad.

373
Corte IDH, caso Furlán y familiares vs. Argentina, serie C, núm. 246, párr. 241.
374
V. Amparo en Revisión 1368/2015, Amparo en Revisión 1043/2015 y Amparo Directo
12/2021.
375
Comité DPD, Observación General Núm. 6… cit., párr. 52. Cabe resaltar para el Comité,
que los ajustes razonables y de procedimiento deben proporcionar asistencia letrada y asesoramiento,
recursos y apoyo jurídicos apropiados, entre otros, los cuales deben ser adecuados a la edad de la per­
sona. Pueden consistir, por ejemplo, en divulgar información sobre los mecanismos disponibles para
presentar denuncias y tener acceso a la justicia utilizando un lenguaje sencillo y adecuado a la edad.
376
Cf. ibid., párr. 51.
377
Cf. id.
378
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 1533/2020, párr. 82.
379
Cf. ibid., párrs. 82-83.

115
(ii) Ser correspondientes con la condición de discapacidad de la
persona que se encuentre involucrada en el proceso judicial.

(iii) Proporcionarse sobre la base de la libre elección y las preferen­


cias de la persona con discapacidad interesada.

(iv) La actuación de las personas juzgadoras no debe sustituir la volun­


tad de la persona con discapacidad y debe eliminar las “asime­
trías” que puedan poner a ésta en una desventaja procesal.

e. Asistencia jurídica gratuita

Por otro lado, tenemos el derecho de las personas con discapacidad


a contar con asistencia jurídica gratuita. Al respecto, el principio 6 de los
Principios y directrices internacionales sobre el acceso a la justicia para las per­
sonas con discapacidad señala que “Las personas con discapacidad tienen
derecho a asistencia jurídica gratuita o a un precio asequible.”380

Este principio busca salvaguardar el derecho a un juicio justo. Para


garantizarlo se debe tener como directriz proporcionar asistencia jurídica gra­
tuita a las niñas y los niños con discapacidad en todos los casos, y a las demás
personas con discapacidad en todos los procesos relacionados con viola­
ciones de los derechos humanos. Para lograr lo anterior, es indispensable
que la asistencia jurídica sea competente y se encuentre disponible de for­
ma oportuna.381

Así, otro aspecto relacionado con el derecho de acceso a la justicia de


las personas con discapacidad es el derecho a contar con asesoramiento o
asistencia jurídica gratuita de calidad, disponible en el nivel local, con pocos
requisitos, que respete la voluntad y las preferencias de las personas y que
proteja sus derechos procesales (entre ellos el derecho a la capacidad jurí­
dica), en el mismo nivel que en otros tipos de representación jurídica.
Esto implica, además, garantizar que los instrumentos de protección no se

380
ONU, Principios y directrices internacionales… cit., principio 6.
381
Cf. id.

116
basen en la supresión de la capacidad jurídica de las personas con discapa­
cidad ni en otro tipo de obstáculos a su acceso a la justicia.382

Este estándar considera el derecho de las personas con discapacidad


de acceder a representación jurídica en igualdad de condiciones. Como
parte de este derecho, las personas con discapacidad que vean obstaculizado
su derecho a la capacidad jurídica deben tener la oportunidad de impug­
nar esos obstáculos —en su propio nombre o por medio de su represen­
tante legal— y de defender sus derechos ante los tribunales.383

Sobre este tema, resulta relevante destacar que el Instituto Federal de


Defensoría Pública, que forma parte del Consejo de la Judicatura Federal,
cuenta con un área que agrupa a personas asesoras especializadas en aten­
ción a personas con discapacidad en todas las entidades federativas, quie­
nes procuran que los órganos jurisdiccionales resuelvan los asuntos con
enfoque de discapacidad.384

f. Deber de protección reforzada

Por otro lado, en relación con el derecho de acceso a la justicia de las


personas con discapacidad, se han desarrollado estándares sobre el deber
de protección reforzada de las personas juzgadoras.

Por ejemplo, en el caso Furlán y familiares vs. Argentina,385 la Corte


IDH reconoce que las autoridades jurisdiccionales tienen una obligación
reforzada de respeto y garantía de sus derechos cuando conocen de casos
en los que se involucre un niño, niña o adolescente, y más aún si es una
persona con discapacidad y con pocos recursos económicos. Por ello, en
estos asuntos las autoridades deben tener en cuenta las particularidades
relacionadas con la condición de vulnerabilidad en la que se encuentre la
presunta víctima.386

382
Comité DPD, Observación General Núm. 6… cit., párr. 49, inciso c.
383
Comité DPD, Observación General Núm. 1… cit., párr. 38.
384
V. el sitio del Instituto Federal de Defensoría Pública. Disponible en «https://www.ifdp.
cjf.gob.mx/index.htm#AsesoriaJuridica».
385
Corte IDH, caso Furlán y familiares vs. Argentina, cit. Los hechos se refieren a una persona
que, tras tener un accidente a los 14 años en un predio del ejército, desarrolló diversas limitaciones
funcionales por las que reclamó indemnización del Estado.
386
Cf. ibid., párr. 201.

117
Es decir, la Corte IDH establece que las personas juzgadoras deben
reconocer y resolver los factores de desigualdad real que viven las personas
llevadas ante la justicia, adoptando medidas de compensación que contri­
buyan a reducir o eliminar los obstáculos y deficiencias que impidan o re­
duzcan la defensa eficaz de sus propios intereses.387 Así, se hace patente el
deber de celeridad en los procesos en los cuales depende una mayor oportu­
nidad de rehabilitación y atención del derecho a la salud, para poder reme­
diar las situaciones de desventaja en las que se encontraba la víctima.388

Por otro lado, la Corte IDH estableció el deber de los Estados de


adoptar medidas de carácter legislativo, social, educativo, laboral o de cual­
quier otra índole con la finalidad de eliminar toda discriminación asociada
con una condición de discapacidad y precisó que el debido acceso a la
justicia desempeña un papel fundamental para enfrentar dichas formas de
discriminación.389

Consecuentemente, explicó la Corte IDH, subyace la obligación de


tomar las medidas pertinentes para garantizar el acceso a la justicia de las
personas con discapacidad, donde se destaca la priorización en la atención
y resolución del procedimiento por parte de las autoridades, con el fin de
evitar retrasos en la tramitación de los procesos, de manera que se garantice
la pronta resolución y ejecución de éstos.390

g. Participación de asociaciones y organizaciones

Finalmente, se han empezado a desarrollar estándares relacionados


con la participación de asociaciones y organizaciones para asegurar el de­
recho de acceso a la justicia de las personas con discapacidad.

Al respecto, el Comité DPD ha destacado la importancia de recono­


cer el derecho a iniciar procesos ante los tribunales y presentar las reclama­
ciones correspondientes a las asociaciones, organizaciones u otras entidades
jurídicas que tengan interés en hacer valer estos derechos.391

387
Cf. ibid., párr. 268.
388
Cf. ibid., párr. 269.
389
Cf. ibid., párr. 135.
390
Cf. ibid., párr. 196.
391
Comité DPD, Observación General Núm. 6... cit., párr. 31.

118
Lo anterior debido a que el reconocimiento de recursos judiciales de
índole colectiva o de demandas colectivas puede contribuir a garantizar el
acceso a la justicia en situaciones que afecten a grupos de personas con
discapacidad.392 Por su parte, la SCJN ha destacado la importancia de la
participación de las personas con discapacidad en la vida pública a través
de organizaciones393 y asociaciones.394

Esas consideraciones han tomado como referencia la participación


de las personas con discapacidad en la vida pública en términos amplios,
esto es, en cualquier proceso de toma de decisiones, y son relevantes en
tanto comprenden la intervención que dichas personas pueden tener con
miras a la defensa de sus derechos a través de los tribunales.

Hecha tal precisión, se debe decir que la SCJN ha sostenido que la


intervención organizada de las personas con discapacidad en cualquier
proceso gubernamental que involucre la toma de decisiones, sobre cuestio­
nes que directa o indirectamente las afecten, es sin duda una participación
cualificada e indispensable para la adopción de las medidas idóneas y ne­
cesarias que atañen a sus derechos. Ello se debe a que esa intervención
emana de su experiencia de vida, de su conocimiento de la discapacidad
y de su percepción sobre las barreras del entorno, a vencer, para lograr el
ejercicio pleno de todos sus derechos.395

En línea con la Relatoría DPD, la SCJN ha indicado que la participa­


ción auténtica y efectiva de las personas con discapacidad puede generar
repercusiones enormes en las medidas gubernamentales y propiciar me­
jores decisiones, pues son dichas personas quienes están en la mejor posi­
ción de determinar sus propias necesidades y las políticas más adecuadas
para atenderlas.396

Asimismo, es importante destacar que esta participación auténtica y


efectiva se puede observar de una forma directa en la obligación del Estado
de celebrar consultas estrechas y colaborar activamente con personas con

392
Cf. ibid., párr. 73.
393
Cf. SCJN, Acción de Inconstitucionalidad 41/2018 y su Acumulada 42/2018, p. 46.
394
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 702/2018, párr. 224.
395
Cf. ibid., párr. 223.
396
Cf. ibid., párr. 230.

119
discapacidad, incluidos los niños y las niñas con discapacidad, través de
las organizaciones que las representan.397 Es por lo que el lema “nada sobre
nosotros sin nosotros” hace eco en la historia del movimiento de defensa
de los derechos de las personas con discapacidad, con base en el principio de
participación genuina.398

Dos mujeres,
una con discapacidad
motriz en silla de
ruedas eléctrica,
sosteniendo letreros
en la marcha del 8m.
2022.
Maryangel
García Ramos.
Mexicanas con
Discapacidad.

De esa forma, el Comité DPD destacó que, para una aplicación ade­
cuada del mandato de la Convención es importante definir el alcance de las
“organizaciones que las representan”,399 por lo que es imperativo distinguir
entre las organizaciones de y para personas con discapacidad que prestan
servicios y/o defienden los intereses de este grupo de la población.400 Es por

397
Cf. ONU, CDPD, art. 4.4.
398
Comité DPD, Observación General Núm. 6… cit., párr. 4.
399
Ibid., párr. 10.
400
Cf. ibid., párr. 13.

120
lo anterior que el Comité DPD estableció que las organizaciones de perso­
nas con discapacidad suelen caracterizarse por:401

(i) Establecerse con el objetivo de actuar, expresar, promover, rei­


vindicar y/o defender colectivamente los derechos de las perso­
nas con discapacidad y, en general, deben ser reconocidas como
tales;

(ii) Emplean o nombran/designan a personas con discapacidad;

(iii) Generalmente no están afiliadas a ningún partido político y son


independientes de las autoridades u otras organizaciones no
gubernamentales;

(iv) Pueden representar a uno o más grupos de personas sobre la base


de “deficiencias reales o percibidas”, o pueden admitir como
miem­bros a todas las personas con discapacidad;

(v) Representan a grupos de personas con discapacidad que reflejan


toda la diversidad de situaciones402 y pueden incluir a grupos
basados en identidades transversales403 e incluir a miembros con
diversas deficiencias;

(vi) Pueden tener alcance local, nacional, regional o internacional; y

(vii) Pueden funcionar como organizaciones individuales, coali­


ciones u organizaciones coordinadoras o que engloban a per­
sonas con distintos tipos de discapacidad, para hacerles oír de
forma colabo­rativa y coordinada en sus relaciones con las auto­
ridades, las organizaciones internacionales y las entidades pri­
vadas, entre otros.

De esa forma, el Comité DPD señaló que debe concederse una impor­
tancia particular a las opiniones de las personas con discapacidad, a través
de las organizaciones que las representan, respaldar la capacidad y el

401
Cf. ibid., párr. 11.
402
Por ejemplo, de sexo, género, raza, edad o situación de migrante o refugiado.
403
Por ejemplo, niños, mujeres o personas indígenas con discapacidad.

121
empoderamiento de esas organizaciones y cerciorarse de que se dé priori­
dad a conocer su opinión en los procesos de adopción de decisiones.404

Otro concepto al que las personas juzgadoras pueden tener un acer­


camiento en aquellos casos que involucran a personas con discapacidad
es el de organizaciones de la sociedad civil, entre las cuales se encuentran
las organizaciones de personas con discapacidad, por lo que se debe dar
prioridad a sus opiniones al abordar temas relativas a este grupo de la
población.405

De manera congruente con lo anterior, la SCJN ha constatado la im­


portancia que reviste la creación de organizaciones de personas con discapa­
cidad para la aplicación de la CDPD, a efecto de hacer realidad su derecho
de participación en la vida pública. Una participación real, ha sostenido la
SCJN, contribuirá a hacer efectivo el ejercicio de los demás derechos reco­
nocidos en la CDPD, de donde se obtiene que el Estado tiene el deber de
facilitar la creación de esta clase de organizaciones, eliminando las barreras
que pudieren encontrar para su constitución y registro.406

404
Cf. Comité DPD, Observación General Núm. 6… cit., párr. 13.
405
Cf. ibid., párr. 14.
406
Cf. sentencia recaída al Amparo en Revisión 702/2018, párr. 234.

122
Esquema 11.
Precedentes sobre acceso a la justicia de
las personas con discapacidad

Perspectiva acorde al modelo social


La discapacidad no es una AI 3/2010
enfermedad. AR 410/2012
Obligación de analizar el caso AR 159/2013
(hechos, contexto, derechos, etc.) a AR 1043/2015
1 partir del modelo social.

Artículo 12 CDPD
Reconocimiento de capacidad jurídica Comité DPD OG 1
Comité DPD OG 5
Obligación de ordenar medidas de AI 45/2018 y su acumulada 46/2018
apoyo y salvaguarda. AI 107/2015 y su acumulada 114/2015
Su reconocimiento es esencial para AI 90/2018
hacer justiciables los derechos. AR 159/2013
2 Se postula como un principio AR 1368/2015
universal que no se contrapone con AR 702/2018
diversos modos o maneras de ejercer ADR 44/2018
esa capacidad. ADR 8389/2018
AR 1098/2019
AD 4/2021
Caso Ximenes Lopes vs Brasil
Caso Arturo Medina Vela vs México

Accesibilidad universal Artículo 9 CDPD


Comité DPD OG 2
Es un derecho de las personas con AR 159/2013
discapacidad. ADR 3788/2017
Obligación de eliminar todo tipo de AR 1043/2015
barreras (físicas, comunicacionales, Caso Chinchilla Sandoval y otros vs Guatemala
3 actitudinales, sensoriales, entre otras). Caso Guachalá Chimbo y otros vs. Ecuador
Acceso a la Caso Arturo Medina Vela vs México

justicia de Ajustes de procedimiento


personas con Su objetivo es facilitar la participación Artículo 13 CDPD
discapacidad de personas con discapacidad en un Comité DPD OG 6
proceso judicial. AR 1368/2015
Proceden cuando existe un AR 1043/2015
4 desequilibrio procesal entre las partes ADR 1533/2020
que debe ser subsanado. AD 12/2021
ADR 3758/2012 Caso Furlán y Familiares vs Argentina
ADR 1131/2012
ADR 4066/2013 Asistencia jurídica gratuita
ADR 1168/2014
ADR 1769/2014 Es una obligación estatal el proporcionar asistencia
ADR 2278/2014 jurídica gratuita a las personas con discapacidad.
AR 352/2012; 121/2013, La asistencia jurídica y la representación legal de las Comité DPD OG 1
personas con discapacidad se deben garantizar Comité DPD OG 6
5
42/2013; 1043/2015
ADR 1928/2012 respetando su opinión y voluntad.
ADR 3327/2013
ADR 1125/2014
ADR 1464/2014 Deber de protección reforzada
ADR 4034/2013
ADR 1340/2015 Obligación de tomar medidas para
ADR 3646/2013 garantizar el acceso a la justicia de
ADR 7197/2018 personas con discapacidad. Caso Furlán y familiares vs Argentina
Adquiere mayor relevancia ante
RR 131/2013
6 contextos de discriminación
interseccional.

Participación de asociaciones y organizaciones


Se debe reconocer el derecho de las
personas con discapacidad a reclamar Comité DPD OG 6
sus derechos de manera colectiva, sin AI 41/2018 y su acumulada 42/2018
limitarles a hacerlo de forma AR 702/2018
7 individual.

123
Jocabeth es una mujer con discapacidad visual
que vive en Miahuatlán de Porfirio Díaz en Oaxaca.
2019.
Laboratorio de lo invisible.

125
D

407
SCJN, Amparo en Revisión 1043/2015, párr. 64 y Amparo en Revisión 1368/2015,
párr. 84.

127
integral, universal, jurídicamente vinculante y aplicable”; por lo que su
aplicación es obligatoria para todas las autoridades del Estado mexicano,
incluyendo a las personas juzgadoras.408

Con base en esta lógica, la SCJN señaló que quienes imparten jus­
ticia tienen la obligación de adoptar una perspectiva de impartición de
justicia a partir de las directrices y principios de los derechos de las per­
sonas con discapacidad;409 conforme al contenido de la CDPD.410 En ese
sentido, las personas juzgadoras deben analizar los retos que afrontan las
personas con discapacidad al interactuar con barreras y, en consecuencia,
aplicar un “régimen normativo de protección especial que garantice me­
diante mecanismos y ajustes razonables la plena y efectiva participación
social, así como el ejercicio y goce de derechos en igualdad de condiciones
de las demás personas”.411

Así, la perspectiva de discapacidad es una herramienta jurídica que


guía a las autoridades para actuar conforme a los postulados del modelo
social y de derechos humanos de la discapacidad, y su implementación
constituye una obligación constitucional y convencional para las personas
juzgadoras, como se ha expuesto previamente.

Ahora bien, una vez analizados los conceptos básicos y los están­
dares de protección sobre los derechos de acceso a la justicia e igualdad y
no discriminación de las personas con discapacidad, el presente capítulo
brinda a quienes imparten justicia una guía práctica a través de la cual
podrán advertir cómo se aplican durante un proceso judicial los estánda­
res, principios y directrices expuestos en los apartados previos sobre las
personas con discapacidad.

De esa forma, las personas juzgadoras contarán con una herramienta


que recopila el marco normativo nacional e internacional aplicable a las per­
sonas con discapacidad, el cual se desarrolla a partir de los diferentes mo­
mentos que se presentan en un proceso judicial.

408
SCJN, Amparo Directo en Revisión 2805/2014, párr. 35.
409
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 2387/2018, párrs. 44 y 45.
410
Cf. ibid., párr. 38.
411
Cf. ibid., párr. 39.

128
De manera previa, resulta conveniente recordar brevemente en qué
consiste el derecho al debido proceso, con la finalidad de observar cómo
aplican sus pautas cuando se juzga con perspectiva de discapacidad.

En términos de la doctrina jurisprudencial de la SCJN, el derecho al


debido proceso implica el respeto a diversas formalidades esenciales del
procedimiento, las cuales se dividen en: (i) la notificación del inicio del pro­
cedimiento y sus consecuencias, (ii) la oportunidad de ofrecer y desahogar
las pruebas en que se finque la defensa, (iii) la oportunidad de alegar y
(iv) el dictado de una resolución que dirima las cuestiones debatidas.412

Para que éstas se satisfagan, la SCJN ha considerado que es insuficien­


te que se reconozcan estas garantías de manera formal, ya que es necesario
que se brinden las condiciones materiales necesarias para hacer posible el
ejercicio de este derecho.413

Asimismo, la observancia del debido proceso es un elemento funda­


mental para la salvaguarda del derecho de acceso a la justicia, entre otras
y de manera destacada, de las personas con discapacidad, pues este grupo
poblacional constantemente encuentra barreras que impiden su participa­
ción en los procesos judiciales en igualdad de condiciones.

Ante esa realidad, es importante tener en cuenta que la SCJN, me­


diante jurisprudencia por reiteración, ha sostenido que las personas encar­
gadas de impartir justicia tienen el deber de evaluar las circunstancias de
cada persona, su impacto en el goce efectivo de la garantía de audiencia y,
en su caso, ordenar las medidas que les permitan ejercer los derechos que
les correspondan en el proceso.414

En ese sentido, quienes imparten justicia deberán velar en todo mo­


mento por el respeto al derecho de participación igualitaria en los proce­
dimientos cuando involucren a las personas con discapacidad, lo cual
implica, entre otras cuestiones, un deber reforzado de garantizarles una
serie de derechos en el procedimiento, así como la adopción de medidas

Cf. SCJN, Amparo en Revisión 352/2012, p. 16.


412

Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 1928/2012, p. 44.


413

414
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 1464/2013, p. 44. Este criterio fue reiterado en los
Amparos Directos en Revisión 3327/2013, 4034/2013, 1125/2014 y 1340/2015.

129
específicas que tengan por objeto derribar las barreras que, en cada caso
particular, dificulten su adecuado acceso a la justicia.415

Una vez precisado lo anterior, a continuación se presenta la guía


práctica que contiene una serie de obligaciones que pretenden contribuir
a garantizar el derecho de acceso a la justicia en igualdad de condiciones
para las personas con discapacidad. Dichas obligaciones no son limitati­
vas, sino que buscan lograr un piso mínimo que se debe cumplir en sede
judicial cuando en el proceso se encuentra involucrada una persona con
discapacidad.

Para efectos didácticos, estas obligaciones se esquematizan a partir de


los distintos momentos procesales: primero, se abordan las obligaciones que
se presentan al inicio de los casos en los que está involucrada una persona
con discapacidad; después, aquellas que se presentan de manera transver­
sal durante el procedimiento; posteriormente, se desarrollan las obligacio­
nes de las personas juzgadoras al momento de resolver el fondo de una
controversia; y, por último, las que se actualizan cuando se dicta la senten­
cia. Todas estas obligaciones están sustentadas en el parámetro de regulari­
dad constitucional de los derechos de las personas con discapacidad.

A continuación se presenta un esquema que presenta las obligacio­


nes para juzgar con perspectiva de discapacidad:

415
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 3788/2017, párr. 58

130
Esquema 12.
Obligaciones para juzgar con perspectiva de discapacidad

Obligaciones iniciales para estar en posibilidad


de juzgar con perspectiva de discapacidad
Identificar si una de las partes es una persona con
discapacidad
Analizar la existencia de interseccionalidad
Analizar el contexto de las partes
1 Garantizar la asistencia jurídica y representación legal de las
personas con discapacidad de acuerdo con su opinión y
voluntad
Dictar las medidas de protección necesarias para salvaguardar
los derechos humanos de las personas con discapacidad

Obligaciones transversales
al procedimiento
Identificar las barreras del procedimiento
e implementar ajustes para superarlas
Proporcionar información accesible
durante el procedimiento
2 Utilizar lenguaje que no reproduzca
estereotipos o prejuicios
Aplicar criterio reforzado de celeridad en
el proceso
Obligaciones para Escuchar a las personas con discapacidad
en cualquier momento del procedimiento
juzgar con Ejercer facultades probatorias de oficio
perspectiva de Analizar la necesidad de pronunciarse
sobre los sistemas de apoyo para el
discapacidad ejercicio de los derechos de las personas
con discapacidad

Obligaciones al momento de resolver


el fondo de una controversia
Aplicar del marco jurídico de los derechos
de las personas con discapacidad
Analizar los hechos desde una perspectiva
interseccional

3 Análisis de los hechos desde una


perspectiva del modelo social de la
discapacidad
Analizar los hechos y pruebas sin
estereotipos

Obligaciones al momento de dictar sentencias


Establecer reparaciones con perspectiva de discapacidad
Emitir la sentencia en formato de lectura fácil
Garantizar el derecho a recurrir el fallo
131
4
I. Obligaciones iniciales para estar en posibilidad
de juzgar con perspectiva de discapacidad

Corredores de Garra Azteca,


grupo de atletas con discapacidad visual y Rin,
perra guía.
(s/f) Gonzalo Ortuño López.

A continuación se exponen algunas obligaciones que constituyen un


presupuesto para juzgar con perspectiva de discapacidad. Esto significa
que son estándares aplicables desde que se insta la acción judicial y, por
ende, deben ser tomados en cuenta de manera inicial en cualquier contro­
versia. Estas obligaciones se señalan como iniciales debido a la relevancia
que implica su identificación al inicio del proceso por parte de la persona
juzgadora. No obstante, también revisten el carácter de transversales, pues
deben ser observadas a lo largo del procedimiento. De ahí la importancia de
que quienes imparten justicia pongan especial atención en su posible actua­
lización en cualquier momento del procedimiento.

132
1. Identificar si una de las partes es una
persona con discapacidad

Un elemento indispensable para que las personas juzgadoras se en­


cuentren en aptitud de proteger el derecho de acceso a la justicia de las
personas con discapacidad es tener conocimiento de que en el caso concre­
to una de las partes tiene alguna diversidad funcional que le genera una
desventaja en el procedimiento al entrar en contacto con diversas barreras,
es decir, una discapacidad.416

Esto resulta relevante, ya que, como se desprende del contenido de


los capítulos previos de este Protocolo, las personas con discapacidad gozan
de un marco jurídico de protección particular en razón de su condición de
especial vulnerabilidad y desigualdad de facto frente a la sociedad y el
ordenamiento jurídico.417

Además, cabe recordar que la CDPD produjo un cambio paradigmá­


tico en la forma de entender la discapacidad, pues, a través del modelo
social, se puso de manifiesto el deber de respetar la dignidad de quienes
forman parte de este grupo en situación de vulnerabilidad.418 A su vez, esta
premisa fundamental desencadenó el desarrollo de una serie de conside­
raciones en torno a la protección de sus derechos fundamentales, entre
las que destaca otorgarles un trato en condiciones de igualdad con las de­
más personas.419

Al respecto, la SCJN ha reconocido que el espíritu de dicho tratado


es precisamente la eliminación de la discriminación generada por estereo­
tipos, transgresora de la dignidad de las personas con discapacidad.420 Por
esa razón, consideró que el análisis de la normativa que aborde este tema debe
hacerse siempre desde la perspectiva de igualdad y no discriminación.421

En este sentido, resulta imprescindible que los órganos encargados


de impartir justicia mantengan una postura acorde con estas reflexiones,

416
Cf. ibid., párr. 67 y Amparo Directo en Revisión 4441/2018, párr. 107
417
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 251/2016, párr. 89.
418
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 44/2018, p. 70.
419
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 8389/2018, párr. 102.
420
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 44/2018, p. 45.
421
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 1368/2015, párr. 81.

133
debido al impacto que tienen sobre los demás derechos de las personas con
discapacidad, entre ellos el reconocimiento de la capacidad jurídica, y a
contar con los apoyos necesarios para ejercerla; a participar en la toma de
decisiones que incidan de manera directa o indirecta en su vida; a la auto­
nomía, y a vivir de manera independiente.422

En consecuencia, resulta indispensable que, en primer lugar, las per­


sonas juzgadoras identifiquen, en cada caso que les corresponda juzgar, si
alguna de las partes se encuentra en una situación de discapacidad, pues
es a partir de dicha identificación que podrán estar en aptitud de cumplir con
sus obligaciones de garantizar sus derechos dentro del procedimiento.423

Una vez identificado el involucramiento de una persona con disca­


pacidad en el proceso, las autoridades jurisdiccionales deben actuar con­
forme al modelo social. Como se ha señalado anteriormente, este modelo
establece que la protección de los derechos fundamentales de las personas
con discapacidad gira en torno a la idea primigenia de que la discapacidad
es una construcción social y, por lo tanto, las diversidades funcionales no
pueden ser motivo para restringirlos.424

Esto significa que la discapacidad proviene de las barreras impuestas


por la sociedad, las cuales impiden a quienes viven con alguna diversidad
funcional desenvolverse en igualdad de condiciones que los demás,425 es
decir, no se pone el acento en las características específicas de las personas,
sino en la falta de ajustes del entorno que les permitan lograr el mayor grado
de autonomía posible.426

Si bien dichas consideraciones han sido expuestas en capítulos pre­


cedentes, su reiteración en este apartado es importante en tanto constitu­
yen el punto de arranque para que las personas juzgadoras se encuentren

422
La SCJN se ha pronunciado sobre el efecto que producen los principios de igualdad y no
discriminación sobre todos los demás derechos “dándoles un matiz propio en el caso en que se vean
involucradas personas con discapacidad”, lo cual atiende a que no se vean afectados por las barreras
del entorno y puedan ejercerlos en igualdad de condiciones que las demás. V. Amparo en Revisión
1043/2015, párr. 75.
423
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 251/2016, párr. 90.
424
Cf. Comité DPD, Observación General Núm. 6… cit., párr. 9.
425
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 8389/2018, párr. 178.
426
Cf. id.

134
en posibilidad de determinar si en un caso concreto existe algún tipo de
barrera que, aunada a la diversidad funcional de una de las partes, pueda
traducirse en una discapacidad, lo que es indispensable para cumplir con
su papel en la protección especial de esa parte.427

Por este motivo, es necesario que la atención de los órganos encargados


de impartir justicia se centre en advertir los obstáculos que pudieran afectar
el ejercicio del derecho de acceso a la justicia. Ello, en el entendido de que la
diferencia entre quienes vivan o no con discapacidad no se apreciará en
función de las diversidades funcionales, sino en la intensidad de los apoyos
para sortear las barreras que les impiden ejercer sus derechos y participar en
la vida cotidiana en igualdad de condiciones que las demás personas.428

La SCJN ha establecido criterios para que las autoridades jurisdiccio­


nales identifiquen si en un procedimiento se encuentra involucrada una
persona con discapacidad. Del estudio de los precedentes sobre el tema, es
posible advertir dos principales vías para identificarlas:

1) la autoadscripción o el autorreconocimiento de la persona con


discapacidad involucrada en el procedimiento;429 y

2) la identificación de una persona en condición de discapacidad


por parte de la autoridad jurisdiccional.430

Con base en estas dos posibilidades se presentan criterios que orien­


tan a las personas juzgadoras para identificar si se encuentran ante un caso
en el que participa una persona con discapacidad.

a. Autoadscripción o autorreconocimiento por parte de la


persona con discapacidad involucrada en el procedimiento

En este supuesto, una o varias de las partes dentro del procedimien­


to pueden autoadscribirse o autorreconocerse como personas con disca­

427
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 4441/2018, párr. 107.
428
Verdugo Alonso, M. Á., et al., “La escala de intensidad de apoyos para niños y adolescen­
tes (SIS-C) en el contexto español”, en Revista Española sobre Discapacidad Intelectual, p. 25.
429
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 702/2018 y Amparo Directo en Revisión 3788/2017.
430
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 3788/2017 y Amparo Directo en Revisión 4441/2018.

135
pacidad. De acuerdo con los estándares de la SCJN, pueden darse dos
escenarios:

1) Que la autoidentificación o autoadscripción de la condición de


discapacidad no afecte derechos de terceros ni se requieran ajus­
tes al procedimiento. En ese supuesto el reconocimiento se acre­
dita “bajo protesta de decir verdad”.431

2) Que la autoidentificación o autoadscripción pudiera afectar de­


rechos de terceros y se soliciten ajustes al procedimiento. En este
supuesto se emplea un estándar más alto que en el pasado, pues
la persona juzgadora deberá allegarse de elementos probatorios
para acreditar que existe la condición de discapacidad alegada y
que ésta genera una desventaja procesal relacionada con la posi­
bilidad de probar hechos en juicio.432

Con base en estos supuestos, a continuación se desarrollan los están­


dares que ha desarrollado la SCJN con respecto al autorreconocimiento
o autoadscripción por parte de las personas con discapacidad en sede
judicial.

i. Autorreconocimiento o autoadscripción por parte de


la persona con discapacidad cuando no se encuentran
involucrados derechos de terceros ni se solicitan ajustes
al procedimiento

El primer escenario se relaciona con la posibilidad de que una per­


sona o un grupo de personas se autorreconozcan o autoadscriban como
personas con discapacidad bajo protesta de decir verdad, pero que no soli­
citen ajustes al procedimiento, al no existir una desventaja procesal que
debe ser probada; simplemente el reconocimiento de la condición de dis­
capacidad cobra relevancia para resolver el fondo del asunto con perspec­
tiva de discapacidad.433 En este supuesto, la SCJN estableció que se puede
tener por cierto tal autorreconocimiento o autoadscripción de buena fe, sin

431
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 702/2018.
432
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 3788/2017 y Amparo Directo en Revisión 4441/2018.
433
Cf. SCJN, sentencia recaída en el Amparo en Revisión 702/2018, párrs. 87 y 88.

136
la necesidad de elementos probatorios encaminados a acreditar la condi­
ción de discapacidad, con la intención de “privilegiar su tutela judicial”,
siempre y cuando (i) no exista una tercera parte interesada “a quien pudiere
resultar alguna desventaja procesal o algún perjuicio de tenerse como ciertas
las manifestaciones de hechos realizadas”, y (ii) no se advierta de autos
prueba en contrario que desvirtúen esa manifestación.434

Para comprender lo anterior, cabe destacar que este estándar deriva


de un asunto en el que la SCJN analizó ciertas normas impugnadas tras un
acto de aplicación a través de la función notarial. En el caso, un grupo de
personas acudió ante un notario público para constituir una asociación
civil y solicitaron que se plasmara en la escritura su declaración de autorre­
conocimiento, bajo protesta de decir verdad, de vivir en condiciones de
discapacidad.

En este sentido, la SCJN destacó que resultaba válido examinar la


litis de ese asunto conforme a ese autorreconocimiento o autoadscripción
de discapacidad, ya que en el acto jurídico de origen no se apreció alguna
oposición a esa declaración por alguna otra parte interesada, ni prueba en
contrario en autos que desvirtuara dicha autoadscripción.435 Ello aunado a
que esa autoadscripción fue reiterada por las personas con discapacidad en
sede judicial cuando presentaron la demanda de amparo.436

En este caso, la SCJN aclaró que el estándar relacionado con la auto­


adscripción de las personas con discapacidad, en el sentido de que se tendrá
por cierta de buena fe y sin la recolección de pruebas, resulta inaplicable
en cualquier otra clase de controversia que pudiera lesionar derechos de
terceros.437 Este segundo escenario, así como las correlativas obligaciones
que derivan de él para las personas juzgadoras, se analizan en el siguiente
apartado.

Este supuesto de autorreconocimiento —bajo protesta de decir


verdad— resulta de gran relevancia para entender el modelo social y la
perspectiva de discapacidad que debe imperar en la resolución de los

434
Cf. ibid., párr. 89.
435
Cf. ibid., párr. 90.
436
Cf. ibid., párrs. 87 y 88.
437
Cf. ibid., párr. 91.

137
asuntos, pues, aunque es cierto que las personas con discapacidad tienen
derecho a una protección especial, su potencial situación de vulnerabilidad
no acarrea siempre una desventaja procesal que deba ser probada, ni puede
solucionarse mediante ajustes y medidas a cargo de la persona juzgadora.438
No obstante, muchas veces este reconocimiento únicamente cobra relevan­
cia para resolver el fondo de la controversia con apego al marco jurídico de
protección de las personas con discapacidad, sin que éste conlleve per se la
adopción de ajustes en sede jurisdiccional.

A continuación, se estudia el segundo supuesto de la autoadscrip­


ción, hipótesis en la que el reconocimiento de la condición de discapacidad
pudiera afectar derechos de terceros y, además, se soliciten ajustes al pro­
cedimiento para eliminar las desventajas procesales relacionadas con la
posibilidad de probar hechos en juicio, supuesto en el cual, a diferencia de
la autoadscripción de buena fe, sí se requiere probar tanto la discapacidad
como las desventajas actualizadas en los términos referidos.

ii. Autorreconocimiento o autoadscripción por parte de la


persona con discapacidad cuando se encuentran involucrados
derechos de terceros y se requieran ajustes al procedimiento

El segundo escenario de autorreconocimiento o autoadscripción


puede actualizarse en cualquier momento del proceso en el cual alguna
parte que aduzca vivir con discapacidad y, además, señale que dicha con­
dición la coloca en una situación de desventaja dentro del procedimiento,
solicita a la persona juzgadora el ejercicio de sus facultades con el objetivo
de dar solución a dicha cuestión.439

Es decir, este supuesto implica que una de las partes sostiene que su
condición de discapacidad conlleva una vulnerabilidad procesal y solicita
que la autoridad jurisdiccional implemente ajustes razonables o de proce­
dimiento; por lo cual la persona juzgadora deberá dar respuesta de forma
fundada y motivada a esta solicitud.440

438
Cf. sentencia recaída en el Amparo Directo en Revisión 1533/2020, párr. 93.
439
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 3788/2017, párr. 68; y Amparo Directo en Revisión
4441/2018, párr. 108.
440
Cf. id.

138
Este estándar deriva, principalmente, de dos asuntos de los que
conoció la SCJN. El primero se relaciona con un juicio de amparo directo
que la quejosa promovió contra la resolución dictada en segunda instancia
en un juicio ordinario civil, en el cual una de las partes reclamaba indem­
nización por daño psíquico y moral tras una riña. En lo que nos concierne,
la SCJN analizó si en el caso el Tribunal Colegiado debió ordenar el ejercicio
de facultades oficiosas en materia probatoria para garantizar el derecho a la
igualdad y el acceso a la justicia de la quejosa, quien era una persona con
discapacidad.441

El segundo asunto deriva de un juicio de controversia de arrendamien­


to inmobiliario.442 De forma similar al caso anterior, la quejosa presentó un
amparo directo en contra de la resolución de segunda instancia y la SCJN
conoció del recurso de revisión derivado de ésye; en él analizó de nueva
cuenta el derecho a la igualdad y el acceso a la justicia de la recurrente,
quien también era una persona con discapacidad.

Como puede advertirse, derivado de la naturaleza de los juicios de


origen, en estos asuntos se encontraban involucrados derechos de terceros.
Por esta razón, la SCJN desarrolló un estándar diferenciado al supuesto abor­
dado en el apartado anterior.

En estos escenarios, la SCJN elaboró un estándar reforzado confor­


me al cual las personas juzgadoras deberán analizar si la persona, en efec­
to, tiene una discapacidad y si dicha condición le genera una desventaja
procesal que, en su caso, requiera la implementación de ajustes de proce­
dimiento.443

Así, la SCJN señaló que cuando alguna parte que se autorreconozca


o autoadscriba como persona con discapacidad aduzca ésta le provoca una
desventaja procesal y solicite a la autoridad jurisdiccional la implementa­
ción de ajustes razonables o de procedimiento, la persona juzgadora debe­
rá dar respuesta fundada y motivada, a partir del estudio de una metodología
consistente en cuatro pasos.

441
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 3788/2017, p. 1.
442
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 4441/2018, párr. 1.
443
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 3788/2017, párrs. 68 y 69; y Amparo Directo en
Revisión 4441/2018, párr. 109.

139
El primer paso consiste en analizar dos cuestiones: 1) si el solicitante
es una persona con discapacidad y 2) si la condición de discapacidad se
traduce en una desventaja procesal que impide el acceso a una justicia
efectiva en igualdad de condiciones.444 Para acreditar la primera cuestión,
se recomienda a la persona juzgadora allegarse de elementos probatorios
conforme a los estándares descritos en el apartado denominado “Perspec­
tiva adecuada para analizar una condición de discapacidad y sus implica­
ciones probatorias”.445

Posteriormente, conforme al acervo probatorio y durante el proce­


dimiento, la jueza o juez deberá determinar si la condición de discapacidad
se traduce en una mengua o perjuicio que lesione el acceso a la justicia en
igualdad de condiciones de la persona. Sobre este primer paso, la SCJN
aclaró que, de existir la condición de discapacidad, pero no traducirse en
una desventaja procesal, la autoridad jurisdiccional no estará obligada a
realizar un ajuste al procedimiento a fin de garantizar la igualdad procesal
en el juicio.446

El segundo paso obliga a la persona juzgadora a verificar que la


desventaja procesal identificada no haya sido corregida a través de otros
ajustes razonables o algún procedimiento previsto en la ley.447 El tercer paso
impone a la autoridad jurisdiccional la obligación de corroborar que la
solicitud que ha realizado la persona forme parte de su ámbito competen­
cial.448 Finalmente, el cuarto paso establece el deber de la persona juzgado­
ra de confirmar que la facultad cuyo ejercicio se solicita sea idónea para
reducir la desventaja procesal sin lesionar desproporcionadamente dere­
chos de terceros.449

Aunque los últimos tres pasos no se relacionan directamente con el


autorreconocimiento o autoadscripción de las personas con discapaci­
dad, permiten vislumbrar las obligaciones de protección reforzada que se

444
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 3788/2017, párr. 69; y Amparo Directo en Revi­
sión 4441/2018, párrs. 108 y 109.
445
Revisar la guía práctica del presente Protocolo, el apartado “Obligaciones iniciales para
estar en posibilidad de juzgar con perspectiva de discapacidad”, pág. 132.
446
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 3788/2017, párr. 70.
447
Cf. id.
448
Cf. id.
449
Cf. id.

140
actualizan para la persona juzgadora cuando una persona se reconoce
como tal dentro de un procedimiento en el que pudieran afectarse dere­
chos de terceros. Además, muestran el deber de recabar pruebas de forma
oficiosa de la autoridad jurisdiccional para acreditar los elementos que
constituyen cada uno de estos pasos.

Sin embargo, lo relacionado con el deber de establecer ajustes razo­


nables o de procedimiento, así como de recabar pruebas de manera oficiosa,
se abordará en los apartados correspondientes de la presente guía práctica.
Lo anterior, sin menoscabo de que las personas juzgadoras interpreten y
cumplan estas obligaciones de forma interdependiente, al estar todas ellas
estrechamente relacionadas para lograr su efectivo cumplimiento.

Finalmente, se aclara que las hipótesis relacionadas con la autoads­


cripción o autorreconocimiento que ha resuelto la SCJN no son las únicas a
las que puede enfrentarse la persona juzgadora en su labor cotidiana, pues las
discapacidades son diversas y las controversias y los derechos en juego en
cada una de éstas también lo son. Así, existen supuestos sobre el tema que
aún no han sido resueltos por la doctrina del Tribunal Constitucional, por
ejemplo, aquellos asuntos en los que se alegue un autorreconocimiento de
discapacidad, en el que no se soliciten ajustes al procedimiento ni se alegue
una desventaja procesal, pero que, de tenerse por acreditada la condición
de discapacidad, se afecten derechos a terceros.

En este escenario o en algún otro no resuelto aún por la SCJN, la


persona juzgadora deberá valorar si procede el autorreconocimiento de
buena fe, bajo protesta de decir verdad, o si, en su caso, requeriría de elemen­
tos probatorios para acreditar algún aspecto que estime relevante. Lo im­
portante en estos supuestos es que quienes imparten justicia resuelvan a las
personas con discapacidad con base en los estándares de protección expues­
tos a lo largo del presente Protocolo.

b. Identificación por parte de la persona juzgadora

Como se señaló anteriormente, la segunda vía para identificar si una


persona con discapacidad se encuentra involucrada en el procedimiento
es que la propia autoridad jurisdiccional advierta que alguna de las partes

141
presenta una diversidad funcional que, al entrar en contacto con las barre­
ras del entorno, genera una desventaja o vulnerabilidad procesal.450

En este caso, la autoridad jurisdiccional deberá, sin que medie solici­


tud, recabar pruebas de forma oficiosa.451 Si, derivado del análisis del acervo
probatorio, la persona juzgadora considera que se actualiza una condición
de discapacidad y una vulnerabilidad procesal derivada de aquélla, deberá
tomar las medidas necesarias para hacer efectivo el derecho de acceso a la
justicia de la persona con discapacidad.452 Un ejemplo, señala la SCJN,
sería un ajuste comunicacional consistente en la lectura en voz alta a la
quejosa de las actuaciones en las instalaciones de los órganos jurisdiccio­
nales, levantando un acta en la que quede asentada tal circunstancia.453

Por otro lado, la SCJN ha reconocido que los estigmas respecto de la


discapacidad permean, incluso, en las propias personas con discapacidad.
Por ello, en algunas ocasiones estas personas no se autoadscriben como
personas con discapacidad. En estos supuestos, la identificación de una con­
dición de discapacidad por parte de la persona juzgadora resulta especial­
mente importante.

En este sentido, la SCJN establece que “la no auto-adscripción de


una persona al grupo de personas con discapacidad, no debe ser un obs­
táculo para el goce de los derechos contenidos en los tratados y legislación
en torno a las personas con discapacidad”.454 Lo anterior, ya que cuando la
autoridad jurisdiccional se encuentre ante cualquier persona que viva con
una discapacidad y se enfrente con barreras sociales que le impidan parti­
cipar de manera plena y efectiva, en igualdad de condiciones, deberá con­
siderarla como persona con discapacidad.455

Sobre ese supuesto, debe recalcarse que la SCJN destacó que no es


suficiente con que la autoridad jurisdiccional acredite que una persona
presenta una diversidad funcional para que se le considere una persona con

450
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 3788/2017, párr. 68; y Amparo Directo en Revisión
4441/2018, párr. 108.
451
Cf. id.
452
ONU, CDPD, art. 4.1, incisos a) y b).
453
Cf. Amparo Directo en Revisión 4441/2018, párr. 108.
454
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 251/2016, párr. 94.
455
Cf. ibid., párr. 87.

142
discapacidad, pues deberán observarse las barreras sociales que actuali­
zan dicha condición. Así, las medidas que se adopten, en su caso, deberán
ir en­caminadas a eliminar las desventajas procesales, barreras que le impi­
dan acceder a una justicia efectiva en igualdad de condiciones.456 En este
supuesto, las y los juzgadores deben tener presente que el solo hecho de que
una de las partes sea una persona con discapacidad no actualiza, necesaria­
mente, la obligación de adoptar medidas o ajustes. Éstas sólo son aplicables
cuando la vulnerabilidad social de la persona con discapacidad se traduzca
en una desventaja procesal.457 Para realizar esta labor de identificación a
través de elementos probatorios, la persona juzgadora deberá guiarse por
los estándares que se desarrollan en el siguiente apartado.

En este supuesto también pueden existir escenarios en los cuales la


parte juzgadora advierta de oficio personas con discapacidad involucradas
en los casos que resolverá, sin que existan desventajas procesales que re­
parar, supuestos en los cuales el reconocimiento de personas con discapa­
cidad en la litis sólo tendrá un impacto en la resolución del fondo de la
controversia, es decir, en la aplicación del marco jurídico a personas con
discapacidad.

c. Perspectiva adecuada para analizar una condición


de discapacidad y sus implicaciones probatorias

Tal y como se ha destacado en diversas ocasiones en este Protocolo, la


definición de la discapacidad conforme al modelo social se integra por tres
elementos: (i) una diversidad funcional, (ii) el entorno o contexto que rodea
a la persona con diversidad funcional y (iii) la interacción de ambos elemen­
tos, que trae como resultado que la persona con discapacidad participe
plenamente en la sociedad.458

En este sentido, para acreditar una condición de discapacidad en un


procedimiento, no resulta suficiente considerar la diversidad funcional, pues
ello conllevaría recaer en un modelo médico, contrario a los derechos de
este grupo. Más bien, resulta de especial importancia que la parte juzgadora
se allegue de las pruebas necesarias para evaluar todos los elementos que

456
Cf. ibid., párr. 85.
457
Cf. Amparo Directo en Revisión 4441/2018, párr. 103.
458
Cf. SCJN, Recurso de Queja 57/2016, párr. 58.

143
actualizan una situación de discapacidad, haciendo especial énfasis en visua­
lizar las barreras que se actualizan en cada caso concreto.459

Ello, pues de la normativa nacional e internacional se desprende que


no es suficiente que una persona presente una diversidad funcional para
ser considerada una persona con discapacidad, sino que esa condición de­
riva de barreras en el entorno con las que se enfrenta para el ejercicio
de sus derechos.460

Conforme a este marco de referencia, la valoración de la discapaci­


dad no debe limitarse a una valoración desde un enfoque exclusivamente
de carácter médico, sino que se deberá atender a un análisis multidiscipli­
nario que considere la situación de la persona y su entorno en cada caso
concreto.461

Como vimos previamente, la SCJN ha señalado que cuando una de


las partes se autoadscribe como persona con discapacidad y alega una des­
ventaja procesal o cuando la condición de discapacidad es advertida de
oficio por la parte juzgadora y conlleva desventajas procesales que reparar,
quien juzga deberá allegarse de elementos probatorios para acreditar si, en
efecto, existe la discapacidad y si ésta se traduce en una desventaja procesal
que implique la adopción de ajustes y medidas para garantizar, en igualdad
de condiciones, el derecho de acceso a la justicia de la persona con disca­
pacidad involucrada.462

En ese sentido, como se analizó en el apartado que antecede, tam­


bién existen supuestos en los que bastará una autoadscripción o autorre­
conocimiento de buena fe o bajo protesta de decir verdad para tener por
acreditada la condición de discapacidad,463 en los cuales no será necesario
que la persona juzgadora se allegue de elementos probatorios, ya que no se

459
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 3788/2017, párr. 68 y Amparo Directo en Revisión
4441/2018, párr. 108.
460
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 251/2016, párr. 85.
461
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 166/2019, p. 17. Para acreditar la discapacidad, de esti­
marlo procedente, la persona juzgadora podrá crear un equipo multidisciplinario que realice las
pruebas necesarias para tal efecto, procurando que en todo momento se respete el principio de cele­
ridad que debe imperar en los juicios en los que se encuentran involucradas personas con disca­
pacidad, tal como se expone en el apartado de obligaciones transversales del presente Protocolo.
462
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 3788/2017, párr. 68; y Amparo Directo en Revisión
4441/2018, párrs. 108 y 109.
463
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 702/2018.

144
lesionan derechos de terceros ni se requiere la adopción de ajustes para
reparar una desventaja procesal.

Ahora bien, la forma en la que debe acreditarse la discapacidad, a la


luz del modelo social, implica advertir no sólo las diversidades funcionales,
sino las barreras y la interacción entre éstas a partir de un enfoque multi­
disciplinario. Un ejemplo de ello puede observarse en el Amparo en Revisión
166/2019, relativo a un caso en el que se negó el servicio de guardería a un
niño con discapacidad por superar la edad prevista en la regulación para
acceder a dicho derecho. Al respecto, la SCJN observó que los argumentos
para negar el servicio se sustentaron únicamente en un examen médico,
referente a la edad ósea del niño, por lo que la limitación del derecho se
basó en el modelo médico, el cual es contrario a la protección de las per­
sonas con discapacidad.464 En este sentido, la SCJN consideró que la edad
ósea no determina la necesidad de recibir este servicio, sino que las autori­
dades debieron analizar de forma integral el desarrollo del niño.465

Como se desprende de dicho asunto, una mirada integral al analizar


la condición de discapacidad puede exigir que la persona juzgadora recabe
pruebas periciales conformadas por un equipo multidisciplinario, evitando
que sean únicamente de carácter médico.466 Con la finalidad de orientar a
las personas juzgadoras, la SCJN ha señalado que algunas de las periciales
cuya intervención puede solicitarse son trabajo social, derecho, psicología
y sociología.467

Otro ejemplo de análisis con miras a determinar si el caso involucra


a una persona con discapacidad es lo resuelto en el Amparo en Revisión
251/2016. Este asunto involucró a una persona con discapacidad psicoso­
cial y, al respecto, la SCJN observó que esta persona, con una diversidad
funcional, se enfrentaba con barreras económicas,468 por lo que se le podía
considerar como una persona con discapacidad y, en consecuencia, gozar
del marco jurídico de protección que favorece a dicho grupo.469

464
Cf. id.
465
Cf. id.
466
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 2204/2016, p. 70.
467
Cf. id.
468
Específicamente, el quejoso se refiere a barreras para obtener un empleo, las cuales con­
llevaron la imposibilidad de cubrir el costo de servicios básicos como electricidad y gas.
469
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 251/2016, párr. 88.

145
Al respecto, la SCJN precisó que no todas las personas que presentan
una diversidad funcional se encuentran con barreras sociales, por lo que
habrá que acreditar la condición de discapacidad caso por caso.470 Sin em­
bargo, la SCJN observó que de la evidencia científica se desprende que la
gran mayoría de las personas que viven con una diversidad funcional en
el ámbito mental se enfrenta con obstáculos derivados de la propia diver­
sidad, así como con estereotipos y prejuicios en torno a las mal llamadas
“enfermedades mentales”. Por lo tanto, suelen encontrarse con obstáculos
para gozar de sus derechos en igualdad de condiciones.471

De lo anterior se advierte que la conclusión de la SCJN relativa a que,


en el caso concreto, dicha persona tenía una condición de discapacidad no
tomó en cuenta únicamente su diversidad funcional, sino las barreras im­
puestas por el entorno. A esto es lo que hemos llamado un análisis integral
de la situación con base en el modelo social.

Asimismo, del referido Amparo en Revisión 251/2016 se advierte que


la apreciación sobre la existencia de una discapacidad no requiere en todos
los casos el desahogo de cierto tipo de pruebas, pues, tal como ocurrió en ese
supuesto, la SCJN concluyó que existía una barrera para integrarse plena­
mente al ámbito laboral y obtener ingresos, para lo cual se basó en lo alegado
por la persona. Ello es congruente con los criterios hasta ahora referidos
que denotan la importancia de tomar en cuenta las manifestaciones de las
personas en relación con sus diversidades funcionales y las barreras que
las afectan.472

Además, cabe señalar que, en la práctica de periciales y en la recaba­


ción de pruebas para la determinación de una condición de discapacidad,
una fuente de valoración importante serán las personas cercanas a la persona
cuya situación busca acreditarse. Esto, ya que las personas que integran el
círculo social de la persona conocen su entorno y, en consecuencia, pueden
formular criterios más apegados a la realidad. Sin embargo, en este caso

470
Cf. ibid., párr. 85.
471
Cf. ibid., párr. 86.
472
V. Amparo en Revisión 702/2018 y Amparo en Revisión 3788/2017.

146
en específico, será de especial importancia que la persona juzgadora observe
que no existen conflictos de interés.473

Por último, en cuanto a la acreditación de discriminación por moti­


vos de discapacidad, la SCJN ha analizado el supuesto de que una persona
sea objeto de actos discriminatorios, con independencia de que su condi­
ción de discapacidad sea real o aparente. Al respecto, en el Amparo Directo
31/2018, la SCJN analizó el contenido del derecho a la educación y no
discriminación de un niño con trastorno por déficit de atención con hiper­
actividad (TDAH), a quien su escuela le negó la reinscripción con el argu­
mento de que presentaba problemas de indisciplina.

En este asunto, la escuela, autoridad señalada como responsable, ar­


gumentó que no se había acreditado que el quejoso fuera una persona con
discapacidad. Al respecto, la SCJN señaló que, aun en el supuesto de que
el niño no fuera una persona con TDAH, sufrió discriminación debido a su
discapacidad, real o “aparente”.474 Por esta razón, la SCJN concluyó que es
posible que se lleven a cabo actos discriminatorios contra personas cuyas
diversidades funcionales no se encuentren fehacientemente acreditadas.475

Así, se resolvió que “la discapacidad puede ser ‘supuesta o aparente’,


pero las diferencias de trato basadas en esa ‘aparente discapacidad’, provocan
que la discriminación sí sea real”.476 De acuerdo con esta lógica, en los casos
en los que la diferencia de trato esté basada en una aparente discapacidad,
se pruebe o no tal condición, ello puede dar lugar a un acto discriminatorio
contrario al artículo 1, párrafo segundo, de la CDPD.477

Lo hasta aquí expuesto permite sostener que quienes imparten justi­


cia deben tomar en cuenta las siguientes ideas para efectos de adoptar una

473
Cf. SCJN, Protocolo de actuación para quienes imparten justicia en casos que involucren dere­
chos de personas con discapacidad, p. 53.
474
Cf. SCJN, Amparo Directo 31/2018, p. 31.
475
Cf. ibid., p. 31.
476
Cf. ibid., p. 32.
477
“Artículo 1. El propósito de la presente Convención es promover, proteger y asegurar el
goce pleno y en condiciones de igualdad de todos los derechos humanos y libertades fundamentales
por todas las personas con discapacidad, y promover el respeto de su dignidad inherente.
Las personas con discapacidad incluyen a aquellas que tengan deficiencias físicas, mentales,
intelectuales o sensoriales a largo plazo que, al interactuar con diversas barreras, puedan impedir su
participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con las demás.”

147
perspectiva adecuada para analizar una condición de discapacidad y valo­
rar sus implicaciones probatorias:

➠ Debe reconocerse el autorreconocimiento o autoadscripción


como persona con discapacidad de buena fe y sin elementos
probatorios, siempre y cuando (i) no exista una tercera parte
interesada “a quien pudiere resultar alguna desventaja procesal
o algún perjuicio de tenerse como ciertas las manifestaciones de
hechos realizadas”, (ii) no se advierta de autos prueba en contra­
rio que desvirtúen esa manifestación y (iii) no se soliciten ajustes
al procedimiento. Cuando una de las partes se autoadscriba
como persona con discapacidad y solicite la adopción de ajustes
al procedimiento, quienes juzgan deberán emitir una respuesta
fundada y motivada en la que se analice (i) si el solicitante es una
persona con discapacidad y (ii) si la condición de discapacidad
se traduce en una desventaja procesal relacionada con la posibi­
lidad de probar hechos en juicio que impide el acceso a una
justicia efectiva en igualdad de condiciones.

➠ Si la persona juzgadora advierte de oficio que alguna de las par­


tes presenta una diversidad funcional que, al entrar en contacto
con las barreras del entorno, genera una desventaja procesal,
deberá tomar las medidas necesarias para hacer efectivo su dere­
cho de acceso a la justicia, con independencia de que aquélla se
autoadscriba o no como persona con discapacidad.

➠ Existen supuestos en los que el reconocimiento de la condi­


ción de discapacidad en la litis sólo tendrá un impacto en la re­
solución del fondo de la controversia, es decir, en la aplicación
del marco jurídico de personas con discapacidad, por lo que no
todos los asuntos en los que se encuentre presente una persona
con discapacidad implican per se la adopción de ajustes ni la
actualización de desventajas procesales.

➠ El análisis para identificar una discapacidad debe alejarse del


modelo médico y, por el contrario, ser multidisciplinario, es decir,
considerar la situación de la persona y su entorno. Por ende, las
personas juzgadoras, cuando resulte inaplicable la autoadscrip­
ción de buena fe o bajo protesta de decir verdad, tienen la potestad

148
de recabar pruebas periciales de diversas disciplinas para apreciar
si en el caso la persona justiciable se ve afectada por una discapa­
cidad que genere una desventaja procesal que deba ser reparada.

➠ En algunos casos, la existencia de las barreras se puede despren­


der del análisis contextual que haga la persona juzgadora con
base en los hechos del caso, sin que sea necesario el desahogo
de pruebas.

➠ En los casos en los que la diferencia de trato esté basada en una


aparente discapacidad, se pruebe o no tal condición, puede dar
lugar a un acto discriminatorio.

2. Analizar la existencia de interseccionalidad

En todos los casos, las personas juzgadoras deben analizar las condi­
ciones de identidad y particularidades de las personas involucradas en los
asuntos para garantizar sus derechos. En este sentido, además de identifi­
car si alguna de las partes es una persona con discapacidad, deben analizar
el asunto con una mirada interseccional.478 Esto resulta de vital importan­
cia, pues la interseccionalidad permite identificar casos en los que se actua­
lizan dos o más condiciones o características de una persona479 que generan
un tipo único de discriminación y opresión.480 Recordemos que el estudio
interseccional de la discriminación parte de la particular interacción que
surge de las distintas causas de discriminación, es decir, los resultados úni­
cos y distintos que se producen a partir de que dichos factores se presentan
de manera simultánea.

Por ello, resulta indispensable que las personas juzgadoras realicen


un estudio integral de todos los factores o condiciones que presentan las
personas que forman parte de un asunto. Dicho análisis no debe realizarse
de forma aislada, sino valorando de forma conjunta estas categorías, la

478
Como se señaló anteriormente, el concepto de interseccionalidad hace alusión a la “inte­
racción de condiciones de identidad como raza, clase y género en las experiencias de vida, especial­
mente en las experiencias de privilegio y opresión”. V. SCJN, Protocolo para Juzgar con Perspectiva de
Género, cit., p. 82, citando: “Intersectionality 101”, en Journal of Public Policy & Marketing, pp. 90-94.
479
Tales como el género, la orientación sexual, la nacionalidad, la discapacidad, entre otras.
480
Cf. SCJN, op. cit., p. 86.

149
influencia de unas sobre otras y su interacción con las dinámicas y relacio­
nes de poder.481

Grupo de
estudiantina en ensayo.
(s/f) Aranxa Bello
Brindis.

En este sentido, un análisis interseccional permitirá que la autoridad


jurisdiccional vislumbre cuando se encuentra ante un caso en el que “las
condiciones particulares de una persona pueden fomentar un tipo de opre­
sión o discriminación única y diferente de la que otro ser humano o grupo
social puede experimentar con base en alguna de esas categorías presentes
en aquella persona”.482

Además, cabe destacar que la discriminación interseccional también


puede observarse a partir de ciertos estereotipos que el imaginario social
asigna a las personas y que pueden estar conformados por varias categorías
protegidas. Por ejemplo, debido a los estereotipos basados en la intersección

481
Cf. SCJN, Protocolo para juzgar casos que involucren personas migrantes… cit., p. 22. A la
par, se ha desarrollado el término “interseccionalidad estructural” para hacer referencia a las formas
de dominación multicapa (varios niveles) y que se han vuelto parte de la rutina. Es decir, ayuda
a estudiar las estructuras de subordinación que se sobreponen. Este tipo de análisis es relevante
para estudiar, por ejemplo, casos de violencia contra mujeres. V. Cho, Sumi et al., “Toward a Field of
Intersectionality Studies: Theory, Applications, and Praxis”, en Signs, pp. 795-800. Disponible en
«https://www.jstor.org/stable/10.1086/669608?seq=1».
482
SCJN, Protocolo para Juzgar con Perspectiva de Género, cit., p. 86.

150
del género y la discapacidad, las mujeres con discapacidad pueden enfren­
tarse a obstáculos cuando denuncian la violencia, como la incredulidad y la
desestimación de alegaciones por la policía, los fiscales y los tribunales.483

La Relatoría DPD ha observado que aquellas niñas y jóvenes con dis­


capacidad que pertenecen a grupos históricamente desfavorecidos o discri­
minados (como los pueblos indígenas, las minorías religiosas y étnicas, las
poblaciones pobres o rurales, las personas migrantes y refugiadas, y las per­
sonas lesbianas, gay, bisexuales, trans e intersexuales) experimentan formas
de discriminación interseccional en la esfera de la salud y los derechos sexua­
les y reproductivos.484

De acuerdo con esta lógica, como primer paso para estudiar si en un


caso concreto se podría actualizar una discriminación interseccional, las
personas juzgadoras deben analizar si alguna de las partes pertenece a algu­na
de las denominadas categorías sospechosas,485 además de aquella relacio­
nada con una condición de discapacidad.

Además, la propia Relatoría menciona que las niñas con discapacidad,


en particular las que presentan discapacidades intelectuales, deben afron­
tar importantes obstáculos para afirmar su orientación sexual, porque sus
progenitores y tutores suelen rechazar y reprimir sus opiniones.486 En este
sentido, resulta de vital importancia que las personas juzgadoras analicen si
en alguna de las personas con discapacidad involucradas en el procedimien­
to se actualiza esta confluencia de situaciones o categorías.

483
Comité DPD, Observación General Núm. 3… cit., párr.17, inciso e).
484
Asamblea General, op. cit., párr. 21.
485
Se entiende por categorías sospechosas aquellos criterios específicamente mencionados en
el artículo 1o de la Constitución como motivos prohibidos de discriminación: origen étnico o nacio­
nal, género, edad, discapacidades, condición social, condiciones de salud, religión, opiniones, pre­
ferencias sexuales, estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por
objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas. Asimismo, de acuerdo con lo
que ha sostenido la Primera Sala de la SCJN, son categorías sospechosas aquellas que (i) se fundan
en rasgos permanentes de las personas, de los cuales no pueden prescindir por voluntad propia, a
riesgo de perder su identidad; (ii) han estado sometidas históricamente a patrones de valoración
cultural que tienden a menospreciarlas; y (iii) no constituyen por sí mismos criterios con base en
los cuales sea posible efectuar una distribución o reparto racional y equitativo de bienes, derechos
o cargas sociales. V. sentencia recaída en el Amparo en Revisión 852/2017, p. 58.
486
Asamblea General, op. cit., párr. 21.

151
Para entender la discriminación desde un enfoque interseccional, es
pertinente distinguir entre varios supuestos, todos los cuales constitu­
yen una violación al principio de igualdad, pero sólo uno de ellos genera
discriminación interseccional, la cual surge de la interacción entre las dis­
tintas causas de discriminación, es decir, los resultados únicos y distintos
que se producen a partir de que dichos factores se presentan de manera
simultánea.487

Así, puede haber situaciones en las que la discriminación que sufre


una mujer con discapacidad sea similar a la que enfrentan otras mujeres
sin discapacidad. De igual manera, puede suceder que la discriminación
que sufre una mujer sin discapacidad sea parecida a alguna situación a la que
generalmente están expuestas las personas con discapacidad en general.
En estos supuestos estaremos frente a actos discriminatorios, pero no de
tipo interseccional.

Por su parte, si se discrimina a una persona con discapacidad y ésta,


además de vivir con una discapacidad, es una mujer o niña, se encuentra en
situación de pobreza, forma parte de una comunidad indígena, pertenece
a la comunidad LGBTI+ y/o se encuentra embarazada, estamos ante un caso
de discriminación de tipo interseccional derivado de la interacción única
entre dichos factores (discapacidad, género, edad, preferencia y/u orienta­
ción sexual).488

Específicamente, la Relatoría ha indicado que las niñas y jóvenes con


diversidades funcionales múltiples, así como aquéllas sordas, sordociegas,
con autismo, con lepra o con una discapacidad intelectual o psicosocial,
son víctimas de formas más graves de estigmatización y discriminación.

Muestra de ello es el sometimiento a supervisión y control excesivos,


motivado por la opinión generalizada de que las niñas y jóvenes con disca­
pacidad intelectual carecen de la capacidad necesaria para comprender la
sexualidad y entender su propio cuerpo, o bien, por el temor de sus fami­
liares relacionado con que pueda hacérseles responsables por permitirles
tener actividad sexual. Incluso, en algunos países, las niñas y las jóvenes con

487
Cf. SCJN, Protocolo para juzgar con perspectiva de infancia y adolescencia… cit., p. 59.
488
Cf. SCJN, Protocolo para Juzgar con Perspectiva de Género, cit., p. 86.

152
discapacidad, especialmente las que tienen albinismo, corren mayor riesgo
de sufrir violencia sexual en virtud del mito de que mantener relaciones
sexuales con ellas puede curar el VIH/sida.489

Por lo anterior, las personas juzgadoras deben observar la diversidad


de identidades existentes dentro de la comunidad de personas con disca­
pacidad, pues, a pesar de pertenecer al mismo colectivo, la discriminación
de la que son objeto puede diferenciarse, no sólo al actualizarse diferentes
diversidades funcionales, barreras o estigmas frente a su condición de dis­
capacidad, sino también en virtud de su pertenencia a otros grupos en
situa­ción de vulnerabilidad.

El caso Gonzales Lluy y otros vs. Ecuador constituye un ejemplo sobre


la importancia de realizar este ejercicio de identificación y posterior análi­
sis interseccional. En este caso, la Corte IDH analizó la afectación a la vida
digna e integridad personal de una niña, como consecuencia del contagio
con VIH tras una transfusión de sangre que se le realizó cuando tenía tres
años. En este asunto, la Corte IDH observó que confluyeron, en forma
interseccional, diversos factores de vulnerabilidad y riesgo de discrimina­
ción: ser niña, mujer, persona en situación de pobreza y persona con VIH.

De acuerdo con estas consideraciones, la Corte IDH destacó las si­


guientes categorías, que, en su conjunto, la llevaron a concluir que estaba
ante un caso de discriminación interseccional:

➠ La situación económica: la pobreza tuvo efecto en el acceso inicial


a la atención de su salud, que no fue de calidad y, consecuente­
mente, produjo el contagio con VIH; las dificultades para encon­
trar un mejor acceso al sistema educativo, así como de contar
con vivienda digna.

➠ El género: los obstáculos a los que se enfrentó en el acceso a la


educación tuvieron un impacto negativo para su desarrollo inte­
gral, esto es, un impacto diferenciado tomando en cuenta la
importancia de la educación en el combate a los estereotipos de
género.

489
Asamblea General, op. cit., párr. 22.

153
➠ La edad y vivir con una discapacidad: en virtud de ser una niña
con VIH, requería mayor apoyo del Estado para impulsar su
proyecto de vida. Al respecto, se abordan los dilemas que la víc­
tima señaló respecto de la maternidad futura, su interacción en
relaciones de pareja y la falta de consejería, lo que también nos
da un ejemplo patente de las barreras actitudinales.

Por otro lado, la SCJN proporciona otro ejemplo que pone en eviden­
cia la necesidad de identificar una situación de interseccionalidad. El Am­
paro en Revisión 272/2019 deriva de un amparo promovido por el padre
de una niña indígena mazahua con discapacidad, perteneciente a una co­
munidad del Estado de México. En este asunto, se estimó verdaderamente
preocupante la paradoja de que el derecho a la educación tiende a ser menos
accesible para quienes más lo necesitan.490 Luego, al referirse a la educa­
ción inclusiva, la SCJN recordó que es obligación de las autoridades asegu­
rar que las circunstancias personales o sociales, como el género, el origen
étnico o la situación económica, tal como sucedía en el caso concreto, no
fuesen obstáculos que impidieran el acceso a este derecho.491

Así, en este caso, la SCJN tomó en consideración cómo la intersec­


ción de diversas causas de vulnerabilidad generó una especial vulnerabilidad
en el acceso a la educación de la niña. Con base en ello, determinó el alcance
de las obligaciones de las autoridades y concluyó que éstas no fueron satis­
fechas con miras a garantizar el derecho a una educación inclusiva. Por
ende, ordenó medidas a diversas autoridades con el fin de que la niña se
integrara a un sistema de educación regular, se le brindaran los apoyos
necesarios y se implementaran los ajustes razonables para adoptar el plan
académico a las necesidades y aptitudes de la niña con discapacidad.492

En ese sentido, es de especial relevancia que quienes imparten jus­


ticia tengan presente la interseccionalidad desde el momento en que reci­
ben un asunto para su conocimiento, pues la lectura y el análisis que
realicen desde la primera interacción con el caso será esencial para detectar
la presencia de diversas características protegidas de discriminación. Este

490
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 272/2019, p. 70.
491
Cf. ibid., p. 72.
492
Cf. ibid., p. 82.

154
enfoque debe permanecer durante todo el procedimiento, incluso en el
estudio de fondo del caso concreto, en el cual puede actualizarse una dis­
criminación de tipo interseccional, así como en la determinación de las
reparaciones que, en su caso, se decida dictar, con el fin de que éstas resul­
ten realmente efectivas.493

Al retomar lo hasta ahora expuesto, se concluye que las personas juz­


gadoras deben realizar un análisis interseccional de los asuntos que conozcan,
para lo que deben tomar en consideración, como mínimo, los siguientes
lineamientos:

➠ Verificar si la persona o personas con discapacidad involucradas


pertenecen a alguna de las denominadas categorías sospechosas,
además de aquella relacionada con su condición de discapacidad.

➠ Analizar si a partir de la actualización de dichas categorías, la per­


sona cuenta con características que la exponen a una situación
agravada de discriminación por tratarse de un caso de intersec­
cionalidad.

➠ De forma paralela, la autoridad jurisdiccional debe observar si la


persona con discapacidad experimenta una discriminación dife­
renciada por la confluencia de diversidades funcionales, barreras
o estigmas relacionados con su condición y, en su caso, el im­
pacto de éstas por pertenecer a otra categoría sospechosa.

Para complementar el entendimiento del enfoque interseccional, re­


sultan muy ilustrativos los diversos protocolos actualizados para impartir
justicia emitidos por la SCJN. En éstos se pueden encontrar ejemplos de
casos relacionados con otros grupos en situación de vulnerabilidad y cómo
fueron apreciados en sede judicial.

3. Analizar el contexto de las partes

Tras revisar si alguna de las partes es una persona con discapacidad,


así como si confluyen otras características o particularidades que exijan un

493
Cf. SCJN, Protocolo para juzgar con perspectiva de infancia y adolescencia…, p. 64.

155
análisis diferenciado e interseccional, la autoridad jurisdiccional debe revi­
sar el contexto en el cual se desarrollan las partes.494 Esto resulta de vital
importancia para que la impartición de justicia responda a contextos espe­
cíficos y se eliminen todas aquellas barreras que impidan el ejercicio de los
derechos de las personas con discapacidad.

Al respecto, la SCJN estableció la obligación de las personas juzgado­


ras de analizar el contexto en el cual se desarrolla la controversia sometida
a su conocimiento desde una perspectiva de discapacidad, esto es, desde
un enfoque de derechos humanos, a fin de evitar que en el desarrollo del
proceso se reproduzcan estereotipos y de eliminar las barreras que repro­
duce el sistema de justicia y hacer operativa la CDPD.495

Asimismo, la SCJN aclaró que un estudio sobre el contexto permite


contar con una mayor comprensión del caso, pues, en apego al principio
de igualdad y no discriminación, quienes imparten justicia deben tener
presente la discriminación contextual y estructural que obstaculiza el ejer­
cicio de los derechos de las personas con discapacidad.496

Ahora bien, por contexto nos referimos a “una herramienta que per­
mite identificar una serie de hechos, conductas, o discursos (en general,
elemen­tos humanos o no humanos) que constituyen el marco en el cual
de­termi­nado fenómeno estudiado tiene lugar en un tiempo y espacio de­
terminados”.497

Además, cabe destacar que el análisis del contexto está relacionado


con los deberes constitucionales de prevenir, investigar y reparar viola­
ciones a derechos humanos, por lo que estudiar el contexto permite a las
autoridades tener mayor capacidad para prevenir la ocurrencia futura de
hechos victimizantes que deriven de un entorno sistemático de violencia o
desigualdad.498

494
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 1533/2020, párr. 54; y Amparo en Revisión
1043/2015, párr. 58.
495
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 1533/2020, párr. 54.
496
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 2387/2018, párr. 56.
497
Ansolabehere, K., et al., Violaciones, derechos humanos y contexto: herramientas propuestas
para documentar e investigar. Manual de Análisis de Contexto para Casos de Violaciones a los Derechos
Humanos, p. 33.
498
Cf. ibid., p. 27.

156
En congruencia con lo anterior, la SCJN se ha pronunciado explíci­
tamente sobre la necesidad de estudiar el contexto en el que ocurren los
hechos, ya que de esa manera se pueden identificar situaciones de discri­
minación, violencia o desigualdad.499 Al respecto, estableció que el contexto
se manifiesta en dos niveles: objetivo y subjetivo.

El contexto objetivo se refiere al escenario generalizado que enfrentan


ciertos grupos sociales.500 En el caso concreto de las personas con discapaci­
dad, se encuentra relacionado con los barreras físicas, actitudinales, institu­
cionales y normativas en torno a la discapacidad.

Por su parte, el contexto subjetivo se expresa mediante el ámbito par­


ticular de una relación o en una situación concreta que coloca a la persona
en posición de vulnerabilidad y con la posibilidad de ser agredida y victi­
mizada, es decir, atiende a la situación específica que enfrenta la persona o
personas que se encuentran involucradas en la controversia.501

Cabe destacar que, si bien esta metodología de análisis del contexto


fue utilizada por la SCJN al resolver un asunto sobre violencia de género,
puede ser una herramienta de utilidad para el análisis de otros casos donde
se involucren otros grupos en situación de vulnerabilidad, como es el caso
de las personas con discapacidad. Con base en esta lógica, se retomarán los
pasos propuestos en el Protocolo para juzgar con perspectiva de género, pero con
una aplicación específica a los derechos de las personas con discapacidad.

En primer lugar, debe analizarse el aspecto objetivo y, posteriormen­


te, el contexto subjetivo relativo al escenario particular al que se enfrentan
las partes en el litigio. Como se mencionó, hasta el momento no se cuenta
con una metodología definida para llevar a cabo este tipo de exámenes. Sin
embargo, existen cuestiones puntuales que las personas juzgadoras pueden
atender para dar cuenta del entorno general y particular de quienes parti­
cipan en la controversia, así como de la realidad que existe en torno a una
problemática concreta.502

499
Cf. SCJN, Amparo Directo 29/2017, párrs. 138 y 146.
500
Cf. ibid., retomado en el Protocolo para juzgar con perspectiva de género, cit., p. 146.
501
Cf. SCJN, Amparo Directo 29/2017, párr. 147.
502
Cf. SCJN, Protocolo para juzgar con perspectiva de género, cit., p. 147.

157
a. Contexto objetivo

Un ejemplo de un análisis realizado sobre el contexto objetivo de las


personas con discapacidad se observa en el Amparo Directo en Revisión
989/2014, resuelto por la SCJN. En este asunto se dirimió una controversia
relativa a una mujer con discapacidad física y sensorial a la cual se le prohi­
bió usar el elevador del condominio donde vivía, pues tenía adeudos en el
pago de cuotas de mantenimiento. Así, al identificar que la actora era una
persona con discapacidad, la SCJN realizó un análisis del contexto social
que presentan en nuestro país las personas con discapacidad motriz y vi­
sual, dada la incidencia que tendría la resolución para las personas en la
misma condición.503

En ese tenor, la SCJN analizó el contexto objetivo del caso de la siguien­


te forma: (i) utilizó cifras oficiales sobre la incidencia de la discapacidad en
el mundo y en nuestro país; (ii) identificó, en términos cuantitativos, la
prevalencia de la dificultad a la que se enfrentaba la quejosa; (iii) identificó
la percepción de la discriminación que enfrentan las personas con discapa­
cidad en nuestro país; (iv) identificó el marco jurídico vigente sobre los
derechos de las personas con discapacidad, y (v) analizó los hechos concre­
tos a la luz de los datos previamente mencionados.504

Como resultado de lo anterior, la SCJN determinó que la suspensión


de los servicios de elevador y energía eléctrica acordada por la asamblea de
condóminos restringió el goce de los derechos humanos de la quejosa,
toda vez que no fue proporcional con su discapacidad motriz y visual.505
Al respecto, sostuvo que la suspensión de los servicios de energía eléctrica
y elevador le impidió a la persona con discapacidad gozar de movilidad
personal e interactuar en el condominio con la mayor independencia posi­
ble, pues esa restricción no tiene el mismo impacto en la vida de cualquier
otra usuaria del condominio, frente a quienes tienen una discapacidad mo­
triz y visual.506

503
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 989/2014, párr. 32.
504
Cf. ibid., párrs. 34-43.
505
Cf. ibid., párr. 124.
506
Cf. ibid., párr. 129.

158
Además, sostuvo la SCJN, la medida tomada por la asamblea desco­
noció lo previsto en el artículo 19 de la CDPD, el cual exige que las personas
con discapacidad tengan acceso a una variedad de servicios de asistencia
domiciliaria y residencial, que sea necesaria para “facilitar su existencia y
su inclusión en la comunidad y para evitar su aislamiento o separación de
ésta”. Así, al estar relacionado el derecho humano de movilidad personal
de la quejosa al diverso de integración a la comunidad, dicha suspensión de
servicios incidió en la dignidad intrínseca de la persona, ya que no se res­
petó su derecho a alcanzar su propio acomodo y tranquilidad, en el entor­
no físico en el que interactúa.507

Otro ejemplo de análisis del contexto objetivo se observa en el Am­


paro Directo en Revisión 8314/2019, en el cual la SCJN analizó la consti­
tucionalidad de las reglas vigentes en 2014 para acceder a los Programas
de Desarrollo Humano Oportunidades y de Apoyo Alimentario. En ellas se
establecía que las familias elegibles para ingresar a esos programas sociales
eran aquellas cuyo ingreso mensual por persona fuera menor a la Línea de
Bienestar Mínimo.

En primer lugar, la SCJN desarrolló diversas consideraciones respec­


to del acceso y goce, en condiciones de igualdad, de los derechos econó­
micos, sociales y culturales de las personas con discapacidad, con especial
énfasis en los derechos humanos a un nivel de vida y a una alimentación
adecuados.508

A partir de ese análisis, concluyó que los ingresos no son un indicador


“real” del nivel de vida en el que se encuentran los hogares conformados
por, al menos, una persona con discapacidad, ya que en estos hogares se
gasta más en alimentos, vivienda y cuidados de la salud que en el resto de
las familias. De hecho, se consideró que ese gasto adicional puede ser hasta
tres veces más alto que en hogares sin personas con discapacidad.509

Así, los costos adicionales que genera la discapacidad provocan que


el mismo nivel de ingresos represente distintos niveles de vida para diferen­
tes hogares. De ahí que las personas con discapacidad pueden experimentar

507
Cf. ibid., párr. 132.
508
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 8314/2019, p. 13.
509
Cf. ibid., p. 35.

159
un nivel de vida más bajo que las personas sin discapacidades que tengan
el mismo nivel de ingresos, como resultado de tener que destinar parte
de sus ingresos para adquirir bienes o servicios que necesitan debido a su
discapacidad.510

Estos dos casos son útiles para demostrar cómo los hechos, situacio­
nes y dinámicas que rodean un caso concreto son relevantes para determinar
si se han violado los derechos de una persona con discapacidad. Ello parte
de reconocer que ciertos actos en la esfera pública y privada tienen un im­
pacto diferenciado en dichas personas, debido a la posición de la vulnera­
bilidad en la que se encuentran.

b. Contexto subjetivo

Una vez que existe mayor claridad sobre el escenario general que pre­
valece en el tipo de problemática sobre la que versa el litigio, hay que eva­
luar la situación particular que enfrentan las partes.511

Para ello, las personas que imparten justicia deben recordar que el
análisis del contexto subjetivo es esencial para el abordaje de aquellos casos
en los cuales se encuentren involucradas personas con discapacidad. Esto,
pues el modelo social señala que el elemento que genera la discapacidad es
el contexto en que se desenvuelve la persona, por lo que las medidas que
se propongan deben dirigirse a aminorar o eliminar tales barreras, las cuales
deben analizarse caso por caso.

Este análisis adquiere especial importancia en el entendido de que


las condiciones de discapacidad se actualizan por las deficiencias de la socie­
dad de prestar servicios apropiados que aseguren que las necesidades de las
personas con diversidades funcionales sean tomadas en consideración.512

De acuerdo con esta lógica, cabe destacar que, en el caso González


Lluy vs. Ecuador, la Corte IDH analizó cómo las circunstancias particula­
res de la víctima influyeron negativamente en su acceso a la educación.

510
Cf. ibid., p. 38.
511
Cf. SCJN, Protocolo para juzgar con perspectiva de género, cit., p. 152.
512
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 410/2012, p. 12.

160
Se indicó que, dada la precaria situación económica de la familia de la niña
y el estigma asociado a su enfermedad, su educación no fue estable en una
sola institución educativa, toda vez que ella y su familia fueron objeto de un
entorno hostil hacia su condición. Lo anterior derivó de las barreras actitu­
dinales que sufrió la víctima, quien, por el estigma de vivir con VIH, en
forma prejuiciosa era considerada un riesgo para sus compañeros de clase.513

Muestra de ello es que fue necesario que la familia Lluy y las profe­
soras de una de las instituciones educativas que recibió a la niña negaran
su situación de persona con VIH para no ser objeto de un trato arbitrario.
Eso dio lugar a que su madre la llevara a muchas escuelas que estaban muy
lejos de su casa, por lo que tenían que madrugar y realizar largos recorridos
en autobuses llenos e incómodos. Además, la Corte IDH advirtió que los es­
tigmas se extendieron a toda la familia, pues al hermano de la víctima le
preguntaban “si su hermana era la del problema con la Cruz Roja”.514

En relación con tales circunstancias, la Corte IDH sostuvo que la


discapacidad es una manifestación de la inagotable diversidad humana y,
por lo tanto, era obligación de las instituciones educativas proporcionar un
entorno educativo que aceptara y celebrara esa diversidad. Por ende, el
sistema educativo estaba llamado a contribuir a que la víctima y su familia
pudieran hablar del VIH sin necesidad de ocultarlo, procurando que ella
mantuviera la mayor autoestima posible gracias a su entorno.515

Por su parte, la SCJN, al resolver el Amparo Directo en Revisión


3859/2014, tomó en cuenta el contexto subjetivo de una persona con dis­
capacidad en relación con sus obligaciones y derechos parentales. En este
asunto, un hombre que estaba casado y tenía un hijo sufrió un accidente
automovilístico que le generó un daño cerebral severo e irreversible. Al res­
pecto, el cuerpo médico determinó que sus capacidades motoras podrían
mejorar gradualmente. No obstante, la madre del niño tramitó un juicio de
interdicción, en el que se suspendió temporalmente la patria potestad del
padre sobre su hijo y, posteriormente, la nueva pareja de la madre pidió la
adopción del niño.516

513
Cf. Corte IDH, caso Gonzales Lluy y otros vs. Ecuador, cit., párrs. 284 y 289.
514
Ibid., párrs. 282 y 283.
515
Cf. ibid., párr. 284.
516
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 3859/2014, pp. 2-3.

161
En principio, la SCJN sostuvo que la afectación cerebral severa e
irreversible causada al padre del niño no era un hecho que, por sí solo,
generara algún daño a su hijo menor de edad. Se indicó que, para terminar
la relación parental, era necesario que se probara con un estándar de prue­
ba claro y convincente que esa circunstancia generaría una afectación al
interés superior del niño.517

Al respecto, la SCJN tomó en cuenta que los exámenes médicos indi­


caban que el padre del niño fue recobrando la capacidad motriz, y que podía
manifestar sus deseos. Muestra de ello fue que, en una ocasión, dicho proge­
nitor ingresó a las instalaciones del juzgado, entabló un dialogo con el juez
y pudo referir su nombre correctamente e indicar el nombre de su hijo, que
lo quería y deseaba verlo.518

Además, la SCJN hizo notar que, si bien el padre del niño no había
podido hacerse cargo de sus obligaciones, se debía a circunstancias ajenas
a él. Asimismo, se advirtió que ni los tutores del padre ni el Estado habían
buscado alternativas para que éste pudiera estar cerca de su hijo. Incluso,
nunca se verificó que tal progenitor no tuviera bienes con los cuales pudiera
hacerse cargo de los alimentos del niño.

En relación con tales hechos, la SCJN indicó que, tratándose de


padres con discapacidad, debe analizarse si el incumplimiento de los debe­
res correspondientes a la paternidad deriva de la falta de ajustes razona­
bles. Además, dijo la SCJN, debe buscarse apoyo en la familia extensa a fin
de que la persona con discapacidad pueda ejercer sus derechos y obliga­
ciones de padre.

Por lo tanto, la SCJN concedió el amparo para ordenar a la autoridad


responsable que fijara un régimen de convivencias entre el niño y su proge­
nitor y determinara si dicho progenitor tenía bienes con los cuales pudiera
dar cumplimiento a sus obligaciones alimenticias.

De los casos antes referidos se desprende que el contexto subjetivo,


esto es, la situación particular en la que se encuentran las personas con

517
Cf. ibid., p. 44.
518
Cf. ibid., p. 45.

162
discapacidad, es relevante al decidir si sus derechos han sido garantizados.
Ello atiende a que las barreras del entorno pueden ser determinantes para
apreciar las medidas que debieron ser tomadas por la autoridad, así como
el concreto estado de vulnerabilidad en que se encuentra quien tiene una
discapacidad.

Por otro lado, la SCJN también ha hecho constar cómo en un caso


concreto no se tomaron las medidas para conocer el contexto subjetivo, lo
cual impidió analizar debidamente la controversia. Así sucedió en el Am­
paro en Revisión 1368/2015, asunto en el que la SCJN analizó la constitu­
cionalidad de diversas normas que regulan el estado de interdicción. En el
análisis de los antecedentes del procedimiento de jurisdicción voluntaria
al que estuvo sujeto el quejoso, una persona con discapacidad, la SCJN
observó que únicamente se realizaron “reconocimientos médicos” para
declararlo en estado de interdicción.519 Además, señaló que de la lectura de
los antecedentes del caso no se desprendía que se hubiera realizado una
entrevista personal con la persona a la que se sujetó a tutela.

En ese asunto, la SCJN reconoció que las autoridades responsables


emitieron una resolución que afectó la esfera jurídica del quejoso sin aten­
der la opinión de la persona que sería sujeta al estado de interdicción. Así,
se concluyó que, al vulnerar el derecho de audiencia del quejoso, se omitió
ahondar en información que pudiera haber fortalecido el análisis del con­
texto subjetivo de una persona con discapacidad, la cual no sólo estaba
involucrada en el caso, sino cuya esfera jurídica se vería afectada con la
resolución de éste.

En línea con lo anterior, en el Amparo Directo en Revisión 2204/2016


y el Amparo en Revisión 166/2019, la SCJN destacó la importancia de ana­
lizar una condición de discapacidad desde un acercamiento conforme al
modelo social de la discapacidad, lo que implicaba conocer la “situación
concreta de cada persona y su entorno”,520 es decir, el contexto subjetivo de
las personas con discapacidad involucradas en el procedimiento.

519
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 1368/2015, pp. 72-74.
520
SCJN, Amparo en Revisión 166/2019, p. 17, y Amparo Directo en Revisión 2204/2016, p. 52.

163
Para ello, se podrá recurrir a un equipo multidisciplinario y se deberá
evitar que éste se enfoque únicamente en información de carácter médico.
Por ejemplo, se podrá solicitar la intervención de especialistas en trabajo
social, derecho, psicología, sociología, entre otros. De este modo, la SCJN
reconoció que el contexto subjetivo de una persona con discapacidad no
puede limitarse a analizar dictámenes médicos.521

Lo anterior resulta de vital importancia, pues para conocer la realidad


de la persona es necesario allegarse de información integral que permita
vislumbrar las barreras que enfrenta la persona en el caso concreto y estable­
cer las medidas más efectivas para subsanar dicha situación. En resumen,
este análisis permitirá identificar los obstáculos ante los que se encuentra
la persona y evaluar el impacto que podría tener la resolución en el proce­
dimiento de que se trate.522

Conforme a lo desarrollado en este apartado, queda patente que quie­


nes imparten justicia, al identificar que se encuentran frente a un caso que
involucra personas con discapacidad y sus derechos, deben analizar a la
persona, tanto en su aspecto individual como en el contexto en el que se
desenvuelve, lo cual le permitirá identificar las barreras a las que puede
enfrentarse. Para realizar este análisis se recomienda seguir los lineamien­
tos que se detallan a continuación.

Para conocer el contexto objetivo:

➠ Analizar si alguna de las partes pertenece a alguna categoría sos­


pechosa o grupo en situación de vulnerabilidad.

➠ Si es así, analizar el escenario generalizado que enfrenta dicho


grupo. Cabe destacar que la persona puede pertenecer a más de
un grupo en condición de vulnerabilidad, por lo que este análisis
deberá realizarse con respecto a cada una de esas categorías, así
como respecto de la situación de grupos en los que confluyen
diversas identidades; por ejemplo, personas con discapacidad
pertenecientes a una comunidad indígena.

521
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 2204/2016, p. 70.
522
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 166/2019, p. 17.

164
➠ Considerar las circunstancias de tiempo y lugar en las que suce­
dieron los hechos del caso. Esto servirá para determinar si se
trata de una situación aislada o sistemática en el espacio y tiem­
po determinados.

➠ Tomar en cuenta datos y estadísticas de instituciones guberna­


mentales, organismos internacionales o fuentes similares en re­
lación con los planteamientos del caso y el tipo de violencia o
discriminación alegado, pues este tipo de datos da cuenta de la
situación general que persiste en ciertos sectores o grupos de
población.

➠ Identificar las barreras a las que se pueden enfrentar las personas


con discapacidad en la sociedad; esto implica la adopción del
modelo social.

Para conocer el contexto subjetivo:

➠ Analizar si alguna de las partes es una persona con discapacidad


y, además, pertenece a alguna otra categoría sospechosa o grupo
en situación de vulnerabilidad.523

➠ Si es así, identificar las barreras u obstáculos sociales, norma­


tivos, institucionales o actitudinales que actualizan la condición
de discapacidad en el caso concreto. Para ello, se recomienda
allegarse de información integral a través de expertas y expertos en
múltiples disciplinas y entrevistarse directamente con la persona.

➠ A través de la información descrita en el punto anterior, identi­


ficar si la persona es objeto de discriminación múltiple o de
otras vulnerabilidades debido a alguna otra de sus particularida­
des; por ejemplo, si es una mujer con discapacidad.

➠ Tomar en consideración la información obtenida con respecto al


contexto subjetivo de la persona para vislumbrar las medidas

523
Para ello remitimos al apartado de este Protocolo sobre “Analizar la existencia de inter­
seccionalidad”.

165
idóneas para asegurar el ejercicio de sus derechos y evaluar el
impacto que podría tener la resolución en el procedimiento.

Así, resulta relevante que las personas juzgadoras adviertan la estre­


cha relación entre la identificación de situaciones de discriminación inter­
seccional y el análisis de contexto, ya que, en ocasiones, dicho análisis del
contexto permitirá reconocer ciertas situaciones en las que se actualiza una
confluencia de particularidades o condiciones que pueden desencadenar
una vulnerabilidad de tipo interseccional.

4. Garantizar la asistencia jurídica y representación legal


de las personas con discapacidad de acuerdo con su
opinión y voluntad

La LGIPD prevé que las personas con discapacidad tienen derecho


a contar con asesoría jurídica gratuita,524 lo cual guarda una franca relación
con el principio 6o de los Principios y directrices internacionales sobre el acceso
a la justicia para las personas con discapacidad, el cual dispone que “Las per­
sonas con discapacidad tienen derecho a asistencia jurídica gratuita o a un
precio asequible”.525

En ese sentido, es posible sostener que existe una obligación estatal de


proporcionar asistencia jurídica gratuita a las personas con discapacidad,
la cual debe ser adecuada y estar disponible de manera oportuna, a fin de
permitirles participar en igualdad de condiciones con las demás personas
en cualquier procedimiento, reconociendo en todo momento la plena capa­
cidad y autonomía de las personas con discapacidad.526

Para cumplir con este componente del derecho de acceso a la justicia


de las personas con discapacidad, el Instituto Federal de Defensoría Públi­
ca, que forma parte del Consejo de la Judicatura Federal, cuenta con un
área que agrupa a personas asesoras especializadas en atención a personas

524
“Artículo 28. Las personas con discapacidad tendrán derecho a recibir un trato digno y
apropiado en los procedimientos administrativos y judiciales en que sean parte, así como asesoría
y representación jurídica en forma gratuita en dichos procedimientos, bajo los términos que esta­
blezcan las leyes respectivas.”
525
ONU, Principios y directrices internaciones… cit., principio 6.
526
Cf. ibid., directriz 6.1.

166
con discapacidad en todas las entidades federativas, quienes procuran
que los órganos jurisdiccionales resuelvan los asuntos con enfoque de
discapacidad.527

A igual que sucede con la asistencia jurídica, la representación jurí­


dica de las personas con discapacidad debe entenderse conforme al mode­
lo social, esto es, reconociendo que tienen plena capacidad jurídica, y que
su voluntad y preferencias son fundamentales para decidir sobre dicha re­
presentación en juicio.

Así, la asistencia jurídica y la representación legal de las personas


con discapacidad se deben garantizar de acuerdo con la opinión y voluntad
de la persona con discapacidad. Ello significa que el solo hecho de vivir con
una discapacidad no puede servir de justificación para que las personas
juzgadoras designen asistencia o representación de manera forzosa, pues
ello implicaría desconocer la capacidad jurídica de la persona que vive con
una discapacidad.528

5. Dictar las medidas de protección necesarias para


salvaguardar los derechos humanos de las personas con
discapacidad

La adopción de medidas de protección resulta fundamental en los


casos de personas con discapacidad por las barreras que se les presentan

527
V. Instituto Federal de Defensoría Pública. Disponible en «https://www.ifdp.cjf.gob.mx/
index.htm#AsesoriaJuridica».
528
Es importante mencionar que actualmente no existe un consenso sobre la convenciona­
lidad de la figura de representante especial para personas con discapacidad regulada en el artículo 8
de la Ley de Amparo, pues en el Recurso de Queja 57/2016, resuelto el 31 de agosto de 2016, la
Segunda Sala de la SCJN realizó una interpretación conforme de la misma, por lo que aclaró que las
y los jueces, para realizar su designación, debían considerar lo siguiente: (i) las personas con disca­
pacidad pueden acudir al juicio de amparo por propio derecho, inclusive cuando tengan legítimo
representante; (ii) cuando una persona con discapacidad promueva un juicio de amparo, puede
existir un apoyo en su tramitación, por lo que, al constituir un apoyo la figura del representante
especial, entonces la persona con discapacidad tiene el derecho de elegirlo y, en su caso, de rechazar
la designación de alguno. Por su parte, la Primera Sala de la SCJN, en el Amparo Directo en Revisión
1533/2020, resuelto el 27 de octubre de 2021, de nueva cuenta analizó la validez de la figura del
representante especial para personas con discapacidad y concluyó que “no es armonizable con la
CDPD ya que representa un modelo que se basa en la sustitución de la voluntad de la persona con
discapacidad”, por lo que consideró que, en caso de así requerirse, era “más acorde con la Conven­
ción optar por un sistema de apoyos no sustitutivo de la voluntad en donde siempre se respete la
voluntad y preferencias de la persona con discapacidad, pues la figura de representante especial per
se tiene la connotación de sustituir la voluntad de la persona”.

167
cuando entran en contacto con el aparato de justicia, aunado al contexto
de discriminación y violencia que enfrentan. Tales medidas implican
el des­pliegue de una serie de conductas estatales, a través de las cuales se
garantice la seguridad de las víctimas, una debida investigación de
los hechos constitutivos de violencia, y la consecuente reparación de los
daños.529

Sobre el tema, es relevante lo dispuesto en los artículos 16530 y 17531


de la CDPD, los cuales establecen la obligación estatal de tomar todas las
medidas de carácter legislativo, administrativo, social, educativo y de otra
índole que sean pertinentes para proteger a las personas con discapacidad,
tanto en su hogar como fuera de él, contra todas las formas de explotación,
violencia y abuso, incluidos los aspectos relacionados con el género.

De tales preceptos de la CDPD se desprende la obligación de las per­


sonas juzgadoras, en el ámbito de su competencia, de dictar medidas de
protección, en caso de que se lo soliciten, o bien, de oficio si advierte alguna
situación de riesgo, durante la sustanciación del procedimiento.

529
SCJN, Amparo Directo en Revisión 6141/2014, p. 24.
530
Artículo 16. Protección contra la explotación, la violencia y el abuso:
1. Los Estados Partes adoptarán todas las medidas de carácter legislativo, administrativo,
social, educativo y de otra índole que sean pertinentes para proteger a las personas con discapacidad,
tanto en el seno del hogar como fuera de él, contra todas las formas de explotación, violencia y
abuso, incluidos los aspectos relacionados con el género.
2. Los Estados Partes también adoptarán todas las medidas pertinentes para impedir cual­
quier forma de explotación, violencia y abuso asegurando, entre otras cosas, que existan formas
adecuadas de asistencia y apoyo que tengan en cuenta el género y la edad para las personas con
discapacidad y sus familiares y cuidadores, incluso proporcionando información y educación sobre
la manera de prevenir, reconocer y denunciar los casos de explotación, violencia y abuso. Los Estados
Partes asegurarán que los servicios de protección tengan en cuenta la edad, el género y la discapacidad.
3. A fin de impedir que se produzcan casos de explotación, violencia y abuso, los Estados Partes
asegurarán que todos los servicios y programas diseñados para servir a las personas con discapaci­
dad sean supervisados efectivamente por autoridades independientes.
4. Los Estados Partes tomarán todas las medidas pertinentes para promover la recuperación
física, cognitiva y psicológica, la rehabilitación y la reintegración social de las personas con discapa­
cidad que sean víctimas de cualquier forma de explotación, violencia o abuso, incluso mediante la
prestación de servicios de protección. Dicha recuperación e integración tendrán lugar en un entorno
que sea favorable para la salud, el bienestar, la autoestima, la dignidad y la autonomía de la persona
y que tenga en cuenta las necesidades específicas del género y la edad.
5. Los Estados Partes adoptarán legislación y políticas efectivas, incluidas legislación y polí­
ticas centradas en la mujer y en la infancia, para asegurar que los casos de explotación, violencia y
abuso contra personas con discapacidad sean detectados, investigados y, en su caso, juzgados.
531
Artículo 17. Protección de la integridad personal
Toda persona con discapacidad tiene derecho a que se respete su integridad física y mental
en igualdad de condiciones con las demás.

168
En relación con tales medidas, la SCJN ha sostenido que, dentro de
un procedimiento, el órgano jurisdiccional puede dictar medidas de protec­
ción desde el inicio del procedimiento o en cualquier momento del juicio.
Ello se debe a que están orientadas a otorgar garantías a las víctimas de que
no serán objeto de nuevas agresiones, y hace efectivo su derecho a denun­
ciar los actos de violencia que han sido cometidos en su contra.532

La SCJN ha resaltado la importancia de las medidas de protección


hacia las personas con discapacidad en las controversias de tipo familiar.
En ese tenor, ha señalado que es en la familia donde inicialmente se ejercen
los derechos inherentes a la persona con discapacidad, tales como la inclu­
sión plena, el respeto a su condición y diversidad, así como el ejercicio de
sus capacidades de autodeterminación e independencia, y la implementa­
ción de las medidas y ajustes necesarios para su desarrollo y vida diaria.533

Por ende, la SCJN señaló que, al comprobarse que en una controversia


familiar existe violencia, el Estado debe adoptar medidas para restablecer el
“orden y paz familiar”, que deberán respetar los derechos de las personas
con discapacidad.534 Al respecto, la SCJN recalcó que la discapacidad puede
ser un factor que problematice más el fenómeno de la violencia familiar,
por lo que es importante que las persona juzgadoras dicten medidas que
garanticen tanto los principios de protección familiar como los principios
de los derechos de las personas con discapacidad.535

Además, la SCJN enfatizó que estas medidas de protección pueden


dictarse desde el inicio de la controversia o en cualquier momento del juicio,
incluso desde la admisión de la demanda, a efecto de “otorgar garantías a
las víctimas de que no serán objeto de nuevas agresiones, y hacer efectivo
su derecho a denunciar los actos de violencia que han sido cometidos en su
contra”.536

Esta actuación por parte de las autoridades jurisdiccionales, explica


la SCJN, se justifica para prevenir o establecer mecanismos de protección

532
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 6141/2014, p. 26.
533
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 2387/2018, párr. 70.
534
Cf. ibid., párr. 71.
535
Cf. ibid., párr. 73.
536
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 6141/2014, p. 26.

169
a la integridad de las víctimas que han denunciado algún tipo de violen­
cia, por lo que se considera como un deber para garantizar el respeto a la
salud, integridad física y mental de las personas que son objeto de vio­
lencia, máxime cuando las víctimas se encuentran en una situación de vul­
nerabilidad manifiesta frente a sus agresores, como niños o personas con
discapacidad.537

Un ejemplo de la relevancia de la aplicación de las medidas de pro­


tección es el Amparo Directo en Revisión 2387/2018, resuelto por la SCJN.
El asunto deriva de una controversia familiar en la que la quejosa, quien
era una persona con discapacidad, acudió a un órgano jurisdiccional de lo
familiar para solicitar medidas de protección ante los actos de violencia y
maltratos que vivía por parte de su hermana.

Al analizar lo decidido en instancias previas respecto de tales medi­


das, la SCJN estableció que las medidas de protección deben ser eficaces
para salvaguardar los derechos de las personas con discapacidad, por lo
que deben reunir las siguientes características: (i) considerar los principios
de protección y garantía de los derechos de las personas con discapacidad,538
(ii) visualizar las necesidades concretas de la persona solicitante,539 (iii) ser
accesibles540 y (iv) servir como un instrumento efectivo para la garantía de
otros derechos.541

Asimismo, la SCJN dispuso que las medidas de protección debían


considerar los principios de igualdad y no discriminación, accesibilidad,
respeto a la dignidad y autonomía de la persona con discapacidad, la par­
ticipación plena e inclusiva, así como el respeto y aceptación de la disca­
pacidad como parte de la diversidad de condiciones humanas.542

Es importante destacar que las medidas de protección cobran espe­


cial relevancia cuando se encuentran involucrados infantes o adolescentes

537
Cf. id.
538
Cf. SCJN, sentencia recaída en el Amparo Directo en Revisión 2387/2018, párr. 73.
539
Cf. id.
540
Cf. ibid., párr. 74.
541
Cf. ibid., párr. 75.
542
Cf. id.

170
con discapacidad. Al respecto, en el Amparo en Revisión 420/2021 la SCJN
advirtió el deber de protección reforzada que debe garantizarse a niñas,
niños y adolescentes con discapacidad, por lo que se enfatizó que las y los
juzgadores deben implementar medidas para eliminar los obstáculos y
barre­ras para ejercer sus derechos.543

De acuerdo con lo antes expuesto, las personas juzgadoras deben


tomar en cuenta los siguientes elementos al analizar la procedencia de medi­
das de protección dentro de un procedimiento judicial:

➠ Tienen fundamento en la obligación estatal de evitar los abu­


sos y respetar la integridad personal de las personas con disca­
pacidad.

➠ Se pueden dictar desde el inicio de un procedimiento o en cual­


quier momento de éste.

➠ Son de especial relevancia en conflictos del orden familiar, pues


tal ámbito es fundamental para el ejercicio de derechos de las
personas con discapacidad.

➠ El dictado de la medida debe ser acorde con los derechos de las


personas con discapacidad, lo cual supone que se tomen en cuen­
ta sus características particulares y que sean idóneas para hacer
frente a los riesgos o afectaciones contra dichas personas.

➠ Estas medidas de protección cobran especial relevancia cuando


se encuentran involucradas niñas, niños o adolescentes con disca­
pacidad, supuesto en el cual existe una obligación de protección
reforzada.

543
Cf. sentencia del Amparo en Revisión 420/2021, resuelta el 19 de enero de 2022, párr. 52.

171
Esquema 13.
Obligaciones iniciales para
juzgar con perspectiva de discapacidad

Son estándares aplicables desde


que se insta la acción judicial y,
por ende, deben ser tomados en cuenta
de manera inicial en cualquier controversia
Identificar si una de las partes es
una persona con discapacidad
Analizar la existencia de
interseccionalidad
Las cuales consisten en: Analizar el contexto de las partes
Garantizar la asistencia jurídica y
representación legal de las
personas con discapacidad de
acuerdo con su opinión y voluntad
Obligaciones Dictar las medidas de protección
necesarias para salvaguardar los
iniciales para derechos humanos de las personas
estar en con discapacidad
posibilidad de
juzgar con
perspectiva de
discapacidad

También revisten el carácter de transversales,


pues deben ser observadas a lo largo del procedimiento

172
II. Obligaciones transversales al procedimiento

Campamento el Chaparral de Tijuana.


2021.
Alfonso Caraveo.
Archivo de El Colegio de la Frontera Norte.

El derecho de acceso a la justicia de las personas con discapacidad


debe ser respetado en condiciones de igualdad y no discriminación.
Lo an­terior tiene fundamento en el artículo 1o, en relación con el 17,
ambos constitucionales, así como en el artículo 13 de la CDPD. Este último
precepto dispone que el acceso a la justicia comprende la participación de
las personas con discapacidad en cualquier carácter, esto es, como partes o
testigos, y, además, durante cualquier etapa del procedimiento.

173
De los artículos antes mencionados surge el mandato de las autori­
dades judiciales relativo a eliminar las barreras y obstáculos que impiden
la adecuada participación de las personas con discapacidad en los procesos
jurisdiccionales.

No existe una lista exhaustiva de todas las medidas o ajustes que


deben realizarse para lograr tal objetivo. En realidad, las autoridades judicia­
les deben analizar en cada caso concreto si, dentro del ámbito de sus com­
petencias, existen facultades cuyo ejercicio pudiera garantizar el derecho
de acceso a la justicia de las personas con discapacidad sin lesionar despro­
porcionadamente otros derechos.544

En virtud de tal obligación, hay que hacer notar que en los procedimien­
tos judiciales existen barreras relacionadas con varios aspectos, entre ellos, la
posibilidad de entablar una defensa en contra de las pretensiones contra­
rias, la adecuada comunicación, la duración de los procedimientos y la
afectación que ello causa a la persona con discapacidad y, en general, res­
pecto del ejercicio de los derechos que componen las formalidades esen­
ciales del procedimiento.

En cualquiera de esos supuestos, las personas juzgadoras tienen la


obligación de implementar las medidas que superen dichos obstáculos y
que permitan la plena participación de las personas con discapacidad en el
proceso judicial en el que estén involucradas.

De este modo, es posible hablar de obligaciones que tienen aplica­


ción transversal, pues deben ser observadas por las personas juzgadoras en
cualquier tipo de procedimiento judicial, así como en cualquier momento
o etapa de éste.

A continuación se expone en qué consisten dichas obligaciones tras­


versales y, con base en estándares jurídicos de fuente nacional e internacio­
nal, se ofrecen lineamientos de actuación que auxilian para su cumplimiento
a quienes imparten justicia.

544
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 3788/2017, párr. 58.

174
1. Identificar las barreras del procedimiento e
implementar ajustes para superarlas

Como se vio en los bloques anteriores, garantizar el derecho a la jus­


ticia de las personas con discapacidad exige reconocer y resolver aquellos
factores que, en el marco de un proceso judicial, generan desigualdad. Lo an­
terior supone implementar los ajustes necesarios para superar obstácu­los
que puedan impedir o hacer ineficaz la defensa de sus intereses.545

En el presente apartado se plantean pautas para ayudar a las perso­


nas que imparten justicia en la identificación de estas barreras en los casos
que involucran a personas con discapacidad. Asimismo, se formulan direc­
trices que orientan su implementación.

La discapacidad tiene implicaciones y expresiones distintas. Por ende,


dos personas con una misma discapacidad pueden enfrentar barreras dife­
rentes.546 Esto impide elaborar un listado exhaustivo para verificar cuándo
la persona con discapacidad se enfrenta a un obstáculo y cuándo no. Tam­
poco es posible enumerar todas las medidas o ajustes aplicables para la
eliminación de dichas barreras. Inclusive, las personas juzgadoras pueden
afrontar casos en los que, de manera superficial, no se advierta que una
persona vive con discapacidad, o bien, cuáles son las barreras que enfrenta
en el procedimiento.547

Así, las autoridades judiciales deben asumir un papel activo que per­
mita identificar las barreras y adoptar, en caso necesario, las medidas perti­
nentes para superarlas.548 Esta labor requiere un amplio conocimiento sobre
la discapacidad y tomar conciencia acerca de distintos tipos de obstáculos
que inhiben su participación en el acceso a la justicia en sus dimensiones
jurídica, física o comunicacional.549

545
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 4441/2018, p. 42, citando: Corte IDH, caso Vélez
Loor vs. Panamá, serie C, núm. 218, párr. 152.
546
SENADIS, Guía de principios de actuaciones para garantizar el acceso a la justicia de las per­
sonas con discapacidad, p. 32.
547
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 3788/2017, pp. 29­30; y Amparo Directo en Re­
visión 4441/2018, p. 42.
548
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 3788/2017, p. 32; y Amparo Directo en Revisión
4441/2018, pp. 42­43.
549
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 1368/2015, pp. 47­48

175
Es necesario puntualizar que la discapacidad no se traduce, en sí
misma, en desventajas dentro de un procedimiento judicial.550 En ese sen­
tido, asumir la existencia de una barrera en el procedimiento sólo por la
diversidad funcional —física, mental, intelectual o sensorial— de una per­
sona y, a partir de ello, realizar un ajuste al procedimiento puede ser discri­
minatorio y vulnerar la autonomía de la persona.551

La SCJN ha desarrollado una metodología para la identificación de


barreras e implementación de ajustes al procedimiento.552 Al respecto, es
necesario realizar un par de precisiones sobre la doctrina constitucional en
relación con dicho tema:

1) Los ajustes al procedimiento no se deben confundir con los


ajustes razonables.553 Si bien los ajustes razonables y los ajustes
de procedimiento comparten la característica de ser medidas
que se implementan cuando son solicitados o cuando se advier­
te su necesidad en un caso concreto, difieren en que los segun­
dos no están sujetos a un criterio de proporcionalidad. De este
modo, los ajustes de procedimiento son un derecho instru­
mental para acceder a otros derechos que tienen que ver con el
debido proceso y, por eso, no pueden denegarse: ésta es una de
las razones por las que no pueden estar sometidos a un examen
de proporcionalidad.554

2) Al establecer en sus precedentes los supuestos en que proceden


los ajustes al procedimiento, la SCJN ha partido del supuesto

550
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 3788/2017, p. 33; y Amparo Directo en Revisión
4441/2018, p. 44.
551
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 3788/2017, pp. 32­33; y Amparo Directo en Revi­
sión 4441/2018, pp. 43­44.
552
En algunas sentencias, la SCJN se ha referido a la posibilidad de realizar “ajustes razo­
nables” en el contexto de un proceso. Debido a que tales medidas, precisamente, se enmarcan en
una controversia judicial, en el presente documento nos referiremos a ellas como “ajustes al proce­
dimiento”. Lo anterior es congruente con el concepto utilizado en el artículo 13 de la CDPD, con los
Principios y directrices internacionales… y con los pronunciamientos del Comité DPD. Específicamente,
en la Observación General Núm. 6, el Comité DPD hace notar la diferencia entre ajustes razonables
y ajustes de procedimiento. V. párr. 25, inciso d).
553
La aclaración se estima necesaria en virtud de que, en algunas sentencias, la SCJN se ha
referido a la posibilidad de realizar “ajustes razonables” en el contexto de un procedimiento judicial.
V. Amparo Directo en Revisión 3788/2017.
554
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 1533/2020, párr. 76; y Amparo Directo 12/2021.
Asimismo, tal distinción encuentra sustento en lo señalado en el artículo 13 de la CDPD, en los Prin­
cipios y directrices internacionales… y en los pronunciamientos del Comité CDPD.

176
que la persona con discapacidad tiene carácter de parte dentro
de la controversia judicial.555 No obstante, se estima que los li­
neamientos jurisprudenciales sobre el tema son también útiles
para determinar, en términos generales, si la intervención de
una persona con discapacidad dentro de un procedimiento hace
necesaria la implementación de ajustes, aunque ésta no tenga
el carácter de parte formal en la controversia, como podría ocu­
rrir con quienes comparecen con fines probatorios (por ejemplo,
personas que sean testigos o peritos).

Ello atiende a que, como ha sido expuesto previamente556 y que­


dará evidenciado más adelante, el objetivo de realizar ajustes al
procedimiento es remover las barreras que afecten la interven­
ción de quienes tienen una discapacidad, con independencia de
que una persona sea o no parte en el procedimiento. Además, la
pertinencia de dichos precedentes como pautas para implemen­
tar ajustes al procedimiento respecto de personas con discapa­ci­
dad que no sean parte en el procedimiento es congruente con las
premisas que sustentan el modelo social de la discapacidad.
Dicho modelo implica alejarse de las pautas rígidas de interpre­
tación y, a la par, exige flexibilidad en la respuesta jurídica para
atender las especificidades del caso concreto, ya que sólo de esa
forma se salvaguarda el principio de igualdad y no discriminación.557

Establecido lo anterior, a continuación se exponen los pasos que se


deben observar al realizar dicho análisis.558

a. Tener conocimiento del involucramiento de una persona


con discapacidad en el caso

Para que la autoridad jurisdiccional cumpla la obligación de solven­


tar obstáculos, el primer paso es conocer que una persona que interviene

555
V., entre otras, SCJN, Amparo Directo en Revisión 3788/2017, así como el Amparo Directo
en Revisión 4441/2018.
556
V. “Ajustes al procedimiento”, capítulo B de este Protocolo.
557
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 1043/2015, p. 32, párr. 78.
558
V. SCJN, Amparo Directo en Revisión 3788/2017, párrs. 58­69. Esas consideraciones
fueron posteriormente retomadas en el Amparo Directo en Revisión 4441/2018 y en el Amparo
Directo 4/2021.

177
en el procedimiento posee alguna condición o diversidad funcional que le
produzca una desventaja en el plano judicial, generada por el contexto y
la organización social.559 Esto puede realizarse de dos formas:

i) Cuando las personas juzgadoras adviertan por sí mismas alguna


condición o diversidad funcional que, al interactuar con el proce­
dimiento, genere una desventaja procesal.560

ii) Cuando una de las partes solicite una medida o un ajuste y se­
ñale las barreras que enfrenta.561

b. Analizar si la persona con discapacidad enfrenta una


desventaja en el contexto judicial

Una vez que la persona juzgadora tiene conocimiento de la interven­


ción de una persona con discapacidad en el proceso, debe analizar si dicha
persona enfrenta una desventaja que impida su acceso a la justicia efectiva
en igualdad de condiciones, en virtud de la interacción entre su diversidad
funcional y las barreras en el proceso.

Para que la persona juzgadora pueda determinar si alguna circuns­


tancia se traduce en una desventaja dentro del proceso para la persona con
discapacidad, se recomienda:

i) Allegarse de información que le permita conocer de manera más


profunda la diversidad funcional con la que vive la persona. Ello
puede ser a través del material probatorio que obre en el expediente,
o bien, puede ordenar el desahogo oficioso de pruebas (periciales

559
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 3788/2017, p. 34.
560
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 3788/2017, p. 34­35; y Amparo Directo en Revi­
sión 4441/2018, p. 46.
561
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 3788/2017, p. 35; y Amparo Directo en Revisión
4441/2018, p. 46. Al respecto, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Hu­
manos recuerda que el Comité DPD ha indicado en diversas ocasiones que los ajustes de proce­
dimiento deberían brindarse sobre la base de “la libre elección y las preferencias del interesado. Por
lo tanto, el juez o la autoridad competente debería tener sobre todo en cuenta lo que solicite la
persona con discapacidad, que es quien mejor conoce el tipo de ajuste que precisa.” (ACNUDH,
op. cit., párr. 26, citando: Comité DPD, Observaciones Finales sobre el Informe Inicial de Serbia,
CRPD/C/SRB/CO/1, párr. 24; id., Observaciones Finales sobre el Informe Inicial de Bosnia y
Herzegovina, CRPD/C/BIH/CO/1, párr. 25; e id., Observaciones Finales sobre el Informe Inicial de
Armenia, CRPD/C/ARM/CO/1, párr. 22).

178
o de otro tipo), con el fin de tener certeza sobre el impacto de la
condición o diversidad funcional en el procedimiento.562

ii) A partir de la información obtenida en el paso anterior, la perso­


na juzgadora deberá decidir si la diversidad funcional con la que
vive la persona con discapacidad se traduce en una desventaja
en el acceso a la justicia e igualdad de condiciones, desde la di­
mensión jurídica.563 Es posible que dicho análisis muestre que la
discapacidad de la persona no se traduce en una desventaja en
el proceso, por lo que, en dicho caso, no habrá necesidad de
llevar a cabo un ajuste al procedimiento o tomar alguna otra
medida.564

Por otro lado, para facilitar la labor de la judicatura en la identifica­


ción de barreras, a continuación se señalan aquellas que enfrentan con
mayor frecuencia las personas con discapacidad dentro de un proceso
judicial:

i) Barreras normativas y jurídicas: consistentes, entre otras, en restric­


ciones al ejercicio de la capacidad jurídica, ausencia de norma­
tiva que aborde de forma integral la discapacidad y la exigibilidad
de ajustes al procedimiento, tratamiento de inimputables y falta de
acceso a representación jurídica.565 Un ejemplo de lo anterior es
el marco que regula el estado de interdicción de una persona con
discapacidad, pues restringe su participación en el proceso.566

ii) Barreras en la información y comunicación: falta de asistencia o


apoyo en las instituciones, tanto de intermediarias (para facilitar
la comunicación) como de intérpretes, aunado a su descono­
cimiento del sistema de justicia; uso de lenguaje técnico como

562
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 3788/2017, p. 35, n. 38; y Amparo Directo en
Revisión 4441/2018, p. 46, n. 32.
563
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 3788/2017, pp. 35­36; y Amparo Directo en Revi­
sión 4441/2018, p. 46.
564
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 3788/2017, pp. 35­36; y Amparo Directo en Re­
visión 4441/2018, p. 46.
565
Cf. ONU, Principios y directrices internacionales…, cit., p. 6; Observaciones Finales sobre
el Informe Inicial de México, párr. 27; y Observación General Núm. 5… cit., párr. 1.
566
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 1368/2015, párr. 90.

179
barrera de comunicación; ausencia de información en formatos
accesibles; o páginas web sin accesibilidad. Dichas barreras se
pueden constatar en los casos en los que las operadoras de jus­
ticia no saben lengua de señas y tampoco cuentan con personal
intérprete.567

iii) Barreras actitudinales: consistentes en visiones estereotipadas de


las operadoras judiciales sobre las personas con discapacidad,
o descrédito a sus dichos por medio de actitudes paternalistas o
negativas que cuestionan su capacidad para participar en el pro­
ceso. Éstas, por ejemplo, se verifican en los casos en que se con­
sidera que una persona con discapacidad no tiene capacidad
de entender o que su diagnóstico psiquiátrico apunta a que puede
ser “peligrosa”.568

iv) Barreras organizacionales: consistentes, por ejemplo, en la existen­


cia de un ambiente rígido y formal en las audiencias, sin meto­
dologías alternas para preguntar o interrogar; a la par, el propio
diseño de una sala de audiencias puede resultarles perturbador,
por lo que requeriría adaptarse. Muestra de ello son las audien­
cias que se prolongan indefinidamente y sin descanso. También
la atmósfera protocolaria, el uso de togas y el código de conducta
pueden generar mayor tensión y exponer a la persona a una difi­
cultad adicional que limite su posibilidad de participar.569

c. Verificar que la desventaja en el contexto judicial


pueda ser corregida a través de medidas previstas en ley

Identificados la barrera y el desbalance que produce en el acceso a la


justicia, es preciso que las personas juzgadoras verifiquen si en el marco
normativo aplicable al caso se establece algún tipo de medida de accesibi­
lidad prevista en ley que sea suficiente para corregir la desventaja. De ser
así, deberá aplicar la norma que prevé la medida para corregir la desventaja,

567
Cf. ONU, Principios y directrices internacionales…, cit., p. 6; Comité DPD, Observación
General Núm. 2… cit., párr. 3; y SENADIS, op. cit., p. 12.
568
Cf. ONU, Principios y directrices internacionales… cit., p. 7; y SENADIS, op. cit., p. 13.
569
Cf. ibid., p. 38.

180
pues ha sido establecida para garantizar el acceso a la justicia en condicio­
nes de igualdad.570 Lo anterior, en tanto sea idónea para tal finalidad.

Tales medidas de accesibilidad pueden derivarse de una ley que, por


su carácter general, tenga aplicación en cualquier materia o tipo de contro­
versia, como la LGIPD. Dicho ordenamiento, en su artículo 29, prevé el
apoyo de intérpretes de lengua de señas mexicana. Por lo tanto, en los casos
en que exista una barrera comunicacional debido a una diversidad funcio­
nal de tipo auditivo, lo procedente es que las personas juzgadoras apliquen
dicha previsión de forma directa.

En adición a lo anterior, también debe atenderse a la legislación apli­


cable a la materia o tipo de procedimiento en que se actúa. Ejemplo de ello
es la regla prevista en el artículo 271 del Código Federal de Procedimientos
Civiles, la cual dispone que, en los juicios en los que una o ambas partes
tengan alguna discapacidad visual, auditiva o de locución, el tribunal de­
berá otorgar la asistencia necesaria en materia de estenografía proyectada
o de ayuda técnica respectiva. En congruencia con lo anterior, el propio
código señala que, durante el desahogo de prueba, cuando la persona absol­
vente o testigo tenga alguna discapacidad, se debe ordenar la asistencia
necesaria mediante estenografía proyectada, un traductor o intérprete.571

En similares términos, el Código Nacional de Procedimientos Pena­


les, al regular los actos procesales, prevé que las personas con discapacidad
tienen derecho a que se les facilite un intérprete o los medios tecnológicos
que les permitan obtener de forma comprensible la información solicitada
y, a falta de éstos, el apoyo de quien sepa comunicarse con ellas. Asimismo,
dicho código enfatiza que quienes imparten justicia deben tener certeza de
que la persona con discapacidad ha sido informada de las decisiones judi­
ciales que debe conocer y de que comprende su alcance, para lo cual debe
utilizarse el medio que garantice tal comprensión.572

Tales ejemplos muestran que el marco normativo aplicable en una


controversia judicial puede hacer referencia a diversas medidas de accesi­

570
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 3788/2017, p. 36; y Amparo Directo en Revisión
4441/2018, p. 47.
571
V. Cámara de Diputados, Código Federal de Procedimientos Civiles, arts. 107 y 180.
572
V. Cámara de Diputados, Código Nacional de Procedimientos Penales, art. 45.

181
bilidad que, previamente a decretar un ajuste, podrían ser implementadas
con el fin de superar barreras.

d. Corroborar que el dictado de la medida esté dentro


del ámbito competencial de la persona juzgadora

La autoridad jurisdiccional debe corroborar que la facultad cuyo


ejercicio es solicitado o que pretende implementar se encuentra dentro de
su ámbito de competencia. Lo anterior siempre con una actitud orientada
a favorecer la eficacia de los derechos de la persona con discapacidad. 573

Al respecto, las personas juzgadoras deben tomar en cuenta que la


obligación de implementar ajustes en el procedimiento se desprende direc­
tamente de las siguientes disposiciones: i) artículo 1o de la Constitución, en
lo relativo a garantizar la igualdad y no discriminación; y ii) la aplicación
directa del artículo 13 de la CDPD, al disponer que el acceso a la justicia
en condiciones de igualdad se debe garantizar, incluso, mediante ajustes al
procedimiento.

Aunado a lo anterior, como ya se dijo, no existe una lista exhaustiva


de todos los ajustes posibles que se pueden decretar en una controversia
judicial.574 Por ende, la competencia para dictar determinado ajuste al pro­
cedimiento no depende de que éste se encuentre previsto expresamente en
alguna ley. Más bien, lo determinante es la presencia de una barrera en el
entorno y que ésta, en el caso concreto, afecte el acceso a la justicia en con­
diciones de igualdad. De cumplirse ambas condiciones, se activa la obliga­
ción constitucional de implementar las medidas conducentes.

Como muestra de la competencia de una autoridad judicial para


realizar un ajuste al procedimiento, podría darse el caso de que, dentro de
un procedimiento penal, se solicite realizar una audiencia en un lugar dis­
tinto a la sala o alguna adaptación a ésta porque el espacio resulta intimi­
dante para la persona con discapacidad involucrada.

573
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 3788/2017, p. 36; y Amparo Directo en Revisión
4441/2018, p. 47.
574
Por ejemplo, el artículo 39 de la LGIPD establece sólo algunas medidas relacionadas con
la participación de las personas en los procedimientos judiciales, tendientes a garantizar su acceso
a la justicia

182
En función de las características del caso, la autoridad jurisdiccional
podría ordenar la celebración de la audiencia en un lugar distinto a la sala
con la finalidad de no comprometer su realización o, inclusive, que la par­
ticipación de la persona con discapacidad se realizara mediante videocon­
ferencia. Lo anterior tendría como sustento la obligación constitucional de
implementar ajustes al procedimiento, en conjunto con las atribuciones
que la ley de la materia reconoce a las autoridades judiciales.575

e. Confirmar la idoneidad de la medida para reducir la


desventaja en el procedimiento enfrentado por la persona
con discapacidad

Para ello, la autoridad judicial deberá corroborar que el ejercicio de la


facultad solicitada puede corregir, eliminar o aminorar la desventaja en
el contexto judicial que enfrenta la persona con discapacidad y, por tanto,
que le traerá algún beneficio. De lo contrario, la medida sería inútil, al no
contribuir a que se garantice el acceso a la justicia en igualdad de condicio­
nes, por lo que tendría que negarse. 576

Una vez explicados los lineamientos que orientan la identificación


de barreras y la implementación de ajustes al procedimiento, a continua­
ción se enlistan de manera ilustrativa (no exhaustiva) algunas sugerencias
derivadas de precedentes nacionales577 y de documentos del Sistema de
Naciones Unidas que las personas juzgadoras pueden ordenar para reducir
determinadas desventajas que enfrentan las personas con discapacidad en
los procesos judiciales. Lo anterior, con la finalidad de facilitar a la judica­
tura la selección de medidas apropiadas para derribar barreras en un con­
texto judicial:578

➠ Adaptar el lugar en que se deberá desarrollar la diligencia a fin


de que resulte adecuado y conveniente para la persona.

575
Cf. Cámara de Diputados, Código Nacional de Procedimientos Penales, cit., art. 10, párr. 2;
y arts. 47 y 109, fracción XII, y 450.
576
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 3788/2017, pp. 36­37; y Amparo Directo en Revi­
sión 4441/2018, pp. 47­48.
577
Cf. SCJN, Amparo Directo 4/2021, pp.156­158; y Amparo Directo en Revisión 44/2018,
pp. 100­102.
578
Cf. ONU, Principios y directrices internacionales… cit., pp. 6­7, así como el principio 3,
directriz 3.2.

183
➠ Acordar con la persona la fecha de una diligencia para que se
asegure su presencia y la de sus personas de apoyo.

➠ Acordar el tiempo de duración de una diligencia; si es necesario,


fraccionarla en dos o más sesiones.

➠ Contar con espacios de espera adecuados, permitir descansos y


el acompañamiento de otra persona.

➠ Proporcionar apoyo técnico, como sistemas y dispositivos de


audición asistida, subtitulado, transcripciones en tiempo real
asistidas por computadora, programas de lectura de pantalla y
descripción de video, así como proporcionar el apoyo comuni­
cacional de intérpretes.

➠ Procurar que la comunicación por parte de las personas juzga­


doras se realice con lenguaje sencillo y directo.

➠ Permitir que las personas de apoyo intervengan para facilitar la


comunicación.

➠ Emplear formatos de fácil lectura y comprensión.

Usuarios de la
Calzada Colón,
Torreón Coahuila.
2020.
Angela Mourey
López Negrete.

184
Para ilustrar lo hasta ahora expuesto sobre la detección de obstácu­
los en el procedimiento y la necesidad de implementar ajustes, se citan
algunos casos en los que la SCJN ha analizado la existencia de una barrera
y la posible necesidad de un ajuste al procedimiento.

En el Amparo Directo en Revisión 3788/2017, la parte actora solicitó


a la autoridad judicial que de manera oficiosa se recabaran pruebas para acre­
ditar el elemento de daño moral, consistente en el nexo causal entre el
acto ilícito realizado por los demandados en el juicio de origen y la recaída
y empeoramiento de los problemas de salud mental demandados.579

Respecto de tal pretensión de la parte actora, la SCJN sostuvo que en


ese caso concreto no se podía concluir que la discapacidad de la recurrente
se tradujo en una desventaja procesal en materia probatoria que debiera ser
corregida por la autoridad jurisdiccional. Al respecto, la SCJN indicó que
las dificultades de una persona para trasladarse y recordar hechos, y la dis­
minución de la capacidad ejecutiva podrían, en algún caso, constituir una
desventaja procesal al interactuar con el entorno, al ser probable que existie­
ra un obstáculo para presentar escritos y recursos, realizar alegatos, recordar
los hechos relacionados con la litis, ofrecer y desahogar pruebas, contro­
vertir la fiabilidad y el alcance de las pruebas de la contraparte, entre otras
cuestiones.580

Sin embargo, en el supuesto bajo análisis, la SCJN no advirtió que


efectivamente la discapacidad de la recurrente diera lugar a una desventaja
procesal. Al respecto, destacó que la recurrente no realizó durante el pro­
cedimiento alguna manifestación en la que sostuviera que su discapacidad
le provocó dificultades para probar hechos en juicio. Por el contrario, la
SCJN indicó que existían elementos581 en el expediente para sostener que

579
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 3788/2017, párr. 76.
580
Cf. ibid., párr. 77.
581
La propia recurrente hizo una detallada descripción de la riña que tuvo lugar entre los
demandados y su hijo, ofreció pruebas para demostrar los hechos que narró y realizó en varias oca­
siones argumentos complejos sobre cómo debían valorarse las pruebas, así como para mostrar por
qué a su parecer la valoración realizada por la autoridad responsable fue incorrecta y discriminato­
ria. Además, la recurrente estuvo frente al juez durante una audiencia en primera instancia, realizó
alegatos, interpuso recurso de apelación, promovió amparo e interpuso recurso de revisión, lo que
indica que estuvo en posibilidad de acceder a un juicio en el que se cumplieron las formalidades
esenciales del procedimiento. V. ibid., párr. 78.

185
la recurrente estuvo en posibilidad de probar hechos en condiciones de
igualdad con su contraparte.582

Por otro lado, en el Amparo en Revisión 1368/2015, la SCJN analizó


la omisión del juzgador de amparo de emitir una sentencia en formato acce­
sible, aun cuando el quejoso solicitó tal ajuste expresamente en su demanda
de amparo por las barreras que enfrentaba. Sobre el tema, la SCJN sostuvo
que el lenguaje técnico impide la accesibilidad cognitiva en el proceso, esto
es, el derecho a comprender la información proporcionada, tanto en resolu­
ciones como en actos procesales.

Por lo tanto, determinó que, en los casos en que se vean involucradas


personas con discapacidad y conforme a la discapacidad de que se trate, se
deben dictar resoluciones en formato accesible como ajuste al procedimien­
to. En consecuencia, la SCJN, además de dictar su sentencia en el formato
tradicional, la presentó en formato de lectura fácil y ordenó a la autoridad
responsable la emisión de una nueva resolución de fondo, también en dicho
formato.583

En conclusión, de lo hasta aquí expuesto, las personas juzgadoras


deben tomar en cuenta las siguientes consideraciones en lo relativo a la
identificación de barreras en el procedimiento que afectan a personas con
discapacidad y la implementación de medidas para superarlas:

➠ Las barreras dependen del contexto y las circunstancias par­


ticulares de la persona con discapacidad. Su identificación pue­
de darse por la apreciación directa y oficiosa de quien juzga o
por la manifestación de alguna de las personas que intervienen
en el proceso.

➠ Tener una deficiencia o diversidad funcional no implica necesa­


riamente enfrentar una barrera en el procedimiento, por lo que
la persona juzgadora deber verificar si, en el caso concreto, la dis­
capacidad produce una desventaja para la persona en el acceso
a la justicia.

582
Cf. id.
583
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 1368/2015, pp. 44-48

186
➠ Ante la solicitud de la implementación de una medida para derri­
bar la desventaja procesal, la persona juzgadora deberá corroborar
que el dictado de ésta se encuentre en su ámbito competencial.

➠ Es necesario asumir un papel activo en la identificación de barre­


ras. Reconocido algún obstáculo, con base en la voluntad y pre­
ferencias de la persona con discapacidad, la persona juzgadora
deberá determinar los ajustes que sean pertinentes, los cuales,
además, deberán ser idóneos para reducir la desventaja procesal
de la persona con discapacidad, sin lesionar desproporcionada­
mente derechos de terceros.

2. Proporcionar información accesible durante


el procedimiento

La SCJN ha reconocido que el sistema de justicia, por su diseño ge­


neral, no es accesible a las personas con discapacidad.584 En este sentido, la
falta de accesibilidad en los juicios y la no disponibilidad de información
en formatos accesibles son una barrera en el sistema de justicia al que se en­
frentan las personas con discapacidad.585

Al respecto, es importante recordar que, para la plena participación


de las personas con discapacidad en la sociedad, debe existir accesibilidad
cognitiva. La accesibilidad cognitiva consiste en el derecho a comprender
la información proporcionada por el entorno, a dominar la comunicación
que mantenemos con él y a poder hacer con facilidad las actividades que
en él se llevan a cabo, sin discriminación por razones de edad, idioma,
estado emocional o capacidades cognitivas. En suma, implica que las per­
sonas entiendan el significado de los entornos, es decir, que los conocen y
comprenden.586

Por ende, en el ámbito de acceso a la justicia, las autoridades tienen


la obligación de realizar los ajustes necesarios para que el sistema sea
accesible a las personas con discapacidad. Esto implica evitar un lenguaje

584
Ibid., párr. 64.
585
V. ONU, Principios y directrices internacionales… cit. En el mismo sentido, V. García Mora,
M. E., et al., op. cit., p. 188.
586
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 1368/2015, párr. 63.

187
especializado que resulte inaccesible para las personas, pues, de lo contra­
rio, el propio sistema de justica puede convertirse en una barrera para el
ejercicio de los derechos.587

Al respecto, las Reglas de Brasilia sobre Acceso a la Justicia de las Per­


sonas en Condición de Vulnerabilidad disponen que las notificaciones y
requerimientos usarán términos y estructuras gramaticales simples y com­
prensibles, que respondan a las necesidades particulares de las personas en
condición de vulnerabilidad. Asimismo, se evitarán expresiones o elemen­
tos intimidatorios, sin perjuicio de las ocasiones en que resulte necesario el
uso de expresiones conminatorias.588

Una de las medidas que se pueden adoptar para hacer realidad la


accesibilidad cognitiva es el dictado de resoluciones en formato accesible.
Un formato accesible supone dar información fácil de comprender y, en su
caso, poner a disposición una persona de apoyo que comunique la volun­
tad de la persona con discapacidad. Por ende, este tipo de ajuste requiere
tomar en cuenta la discapacidad que se presenta en el caso concreto.589

Los formatos accesibles son un medio para garantizar la accesibilidad


en el proceso judicial, de modo que pueden ser utilizados al dictar resolucio­
nes judiciales y, en general, en todos los actos procesales.590

De conformidad con lo anterior, la SCJN ha sostenido que existe una


obligación de la autoridad judicial de realizar los ajustes necesarios para
facilitar la información y las consecuencias jurídicas de los procedimientos
judiciales en los que participen personas con discapacidad. Para ello, se uti­
lizará un lenguaje sencillo, los referidos formatos accesibles y los apoyos
necesarios, para que así puedan expresar lo que a su derecho convenga de
modo que se vea plenamente colmado su derecho de audiencia.591

Cuando una persona juzgadora cumple dicha obligación, satisface el


acceso a la justicia en su dimensión comunicacional. Este derecho exige a

587
Cf. ibid., párrs. 64 y 65.
588
Cf. XIV Cumbre Judicial Iberoamericana, Reglas de Brasilia sobre Acceso a la Justicia de
las Personas en Condición de Vulnerabilidad, párr. 59.
589
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 1368/2015, párr. 66.
590
Cf. id.
591
Cf. ibid., párr. 69.

188
los Estados garantizar que toda la información relevante que se le pro­
porciona a una persona con discapacidad esté disponible en formatos de
comunicación que pueda fácilmente comprender, como lengua de señas,
sistema de escritura braille, herramientas digitales, o en un texto de lec­
tura fácil.592

Como se puede apreciar, la obligación de facilitar el acceso a la justi­


cia es aplicable a cualquier acto realizado dentro del proceso judicial, entre
ellos, la notificación de una determinación de trámite, o bien, la emisión de
la sentencia que resuelve el fondo del asunto.

Por ende, las personas juzgadoras deben tener presente que la inter­
vención en el procedimiento de una persona con discapacidad da lugar a
una obligación consistente en que, en cualquier diligencia que sea necesa­
rio, se adopten los ajustes que permitan una adecuada comunicación y
comprensión de lo actuado.

En relación con los ajustes requeridos al comunicar una resolución


judicial emitida dentro de un procedimiento, es ilustrativo lo resuelto por
la SCJN en el Amparo Directo en Revisión 4441/2018. En dicho asunto, la
parte demandada en un juicio civil de arrendamiento tenía una discapa­
cidad visual. Dicha persona alegó que el emplazamiento se entendió con
alguien que suplantó su identidad, a lo cual contribuyó que en tal diligen­
cia el notificador no hizo constar que la persona emplazada tenía una dis­
capacidad visual. Lo anterior, en concepto de la demandada, le impidió
ejercer sus derechos procesales y defensas de manera adecuada y oportuna,
al desconocer la existencia del juicio instaurado en su contra.593

Ante tal escenario, la SCJN ordenó al tribunal que conoció del caso
que verificara si, con motivo de la discapacidad aludida, se debió imple­
mentar alguna medida o ajuste, especialmente durante el emplazamiento.
La SCJN indicó que la persona juzgadora puede tomar un papel activo y
ordenar, por ejemplo, la lectura en voz alta de las actuaciones, lo que se
debe hacer constar en un acta circunstanciada, en caso de que así resultara

592
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 3788/2017, párr. 55.
593
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 4441/2018.

189
necesario para nivelar alguna desventaja procesal y conocer la verdad de
los hechos.594

Así, se observa que, en dicho asunto, la SCJN estimó que en el caso


pudo haber existido una barrera comunicacional que impidió el debido
ejercicio de la garantía de audiencia, puesto que la condición de discapa­
cidad de la persona que tenía carácter de parte demandada no fue tomada
en cuenta por la autoridad en un acto procesal importante, como es el
emplazamiento.

En estos términos, las autoridades judiciales deben valorar si, con


motivo de la realización de cierto acto procesal, se deben implementar
ajustes que garanticen una adecuada comunicación y comprensión de la
información por la persona con discapacidad. Como se vio, así puede
ocurrir con motivo de alguna notificación, pero igual podría requerir un
ajuste comunicacional en alguna otra diligencia. De ser así, la persona juz­
gadora debe tomar en cuenta las características del caso con el fin de remo­
ver cualquier barrera que impida el adecuado acceso a la justicia.

Ahora bien, por lo que hace a los ajustes al dictar la resolución que
dirime la controversia, la SCJN ha sostenido que la comprensión del
alcance del juicio, su resolución y su significado requieren resoluciones
judiciales que sean un medio de comunicación entre el órgano jurisdiccio­
nal, la persona interesada y la población en general.595 De conformidad con
tal idea, se han generado diversas iniciativas que desarrollan pautas o reco­
mendaciones para la elaboración de resoluciones judiciales en un lenguaje
claro y sencillo.596

Tratándose de personas con discapacidad, además de un lenguaje


claro y sencillo, es esencial dictar resoluciones accesibles para garantizar el
disfrute de todos los derechos en igualdad de condiciones que las demás

594
Cf. ibid., párr. 113.
595
Cf. SCJN, Acuerdo General 1/2019 que regula el procedimiento a seguir en los asuntos
de su conocimiento que involucren personas o grupos de personas en situación de vulnerabilidad,
considerando noveno.
596
V. Asociación Nacional de Magistrados de Circuito y Jueces de Distrito del Poder Judicial
de la Federación et al., Pautas para la elaboración de resoluciones. Documento de trabajo; Tribunal Su­
perior de Justicia del Distrito Federal, Lenguaje ciudadano y derechos de las víctimas: hacia una justicia
comprensible para todos; y García Ortiz, Y. et al. (coords.), Manual para la elaboración de sentencias.
Justicia electoral cercana a la ciudadanía.

190
personas.597 En ese sentido, la SCJN ha sostenido que el acceso pleno de
las personas con discapacidad a las sentencias judiciales no se agota con
permitir que las conozcan, sino que es un deber de los órganos jurisdiccio­
nales implementar formatos de lectura fácil, a través de los cuales dichas
personas puedan comprender lo resuelto en un caso que afecte su esfera
jurídica.598

La lectura fácil es un formato dirigido mayormente a personas con


una discapacidad que influye en su capacidad de leer o de comprender un
texto.599 Debido a ello, tal formato se realiza con un lenguaje simple y direc­
to, en el que se evitan los tecnicismos y los conceptos abstractos, lo que se
logra mediante el uso de ejemplos. Por tanto, se deberá emplear un len­
guaje cotidiano, personificando el texto lo más posible.600

La propia SCJN ha precisado que dicho formato de resolución no


sustituye la estructura “tradicional” de las sentencias, ya que se trata de
un complemento de ésta. Además, la redacción del formato de lectura
fácil no será idéntico en todos los casos, sino que estará determinado por
la discapacidad concreta.601

La SCJN ha emitido resoluciones en formato de lectura fácil en varios


casos en los que la discapacidad de una persona hace necesario ese ajuste
al procedimiento.602 Un ejemplo de ello es la sentencia de lectura fácil emi­
tida en el Amparo en Revisión 159/2013, cuyo contenido es el siguiente:

1. Al analizar tu caso la Corte decidió que tú, Ricardo Adair, tienes


razón.

597
Cf. Comité DPD, Observación General Núm. 2... cit.
598
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 159/2013, p. 5.
599
Para conocer las diferencias entre la lectura fácil y el lenguaje accesible o claro, se pueden
consultar los lineamientos establecidos por Plena Inclusión, que es un movimiento asociativo que
lucha en España por los derechos de las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo de
sus familias. Disponible en «https://www.plenainclusion.org/noticias/cual-es-la-diferencia-entre-
lectura-facil-y-lenguaje-claro/».
600
Al introducir el concepto de lectura fácil, la SCJN tomó en consideración las directrices
de la asociación europea Formely International League of Societies for Persons with Mental Handicap
(ILSMH). V. Amparo en Revisión 159/2013, p. 4.
601
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 159/2013, p. 5.
602
V. SCJN, Amparo en Revisión 702/2018, Amparo Directo en Revisión 44/2018, Amparo
en Revisión 1368/2015, Amparo Directo 4/2021, Amparo en Revisión 41/2020, Revisión de Inci­
dente de Suspensión 3/2020 y Amparo Directo 31/2018.

191
2. En poco tiempo un juez te llamará para pedirte tu opinión sobre
tu discapacidad.

3. El juez platicará varias veces contigo sobre qué actividades te


gusta hacer, qué es lo que no te gusta hacer, cuáles son tus pasa­
tiempos y cosas así.

4. Cuando platiques con el juez, te va a explicar por qué te llamó y


hablará contigo de forma amigable.

5. Si tú así lo quieres, un familiar tuyo o algún amigo te puede acom­


pañar cuando vayas con el juez.

6. Además, el juez platicará de tu caso con tus papás, con médicos


y con otras personas como maestros y abogados.

7. Después de que el juez platique con todos ustedes, decidirá qué


cosas puedes hacer solo y en qué cosas vas a necesitar que alguien
te ayude.

8. En todas las decisiones que se tomen sobre ti, tendrán que pre­
guntarte qué es lo que opinas. Tu opinión será lo más importan­
te cuando decidan cosas sobre ti mismo.

9. El juez decidirá qué personas, como alguno de tus familiares, te


ayudarán cuando vayas a tomar una decisión sobre ti mismo o
tus pertenencias.

10. Cuando tú consideres que algunas de las cosas que dijo el juez
que tenías que hacer con ayuda, ahora las puedes hacer tú sólo,
puedes ir con el juez y decírselo.

Como se puede apreciar, tal resolución se dirige de manera directa a


la persona con discapacidad y tiene el objetivo de comunicarle de una forma
sencilla en qué consistió el asunto, de qué forma se resolvió y cómo ello
trasciende a sus derechos.

En el apartado relativo a las obligaciones al momento de dictar sen­


tencia, titulado “Emitir la sentencia en formato de lectura fácil”, dentro de

192
este Protocolo, se desarrollarán con mayor detalle pautas que serán útiles
para que juezas y jueces dicten sentencias en un formato de lectura fácil y,
de ese modo, acerquen la justicia a las personas con discapacidad.

Ahora bien, según lo hasta aquí expuesto, las personas juzgadoras


deben garantizar la accesibilidad cognitiva durante todo el procedimiento.
Para ello, se deben tomar en cuenta las siguientes consideraciones:

➠ Los procedimientos judiciales presentan barreras que impiden la


adecuada comunicación hacia algunas personas con discapacidad.

➠ Las autoridades judiciales deben adoptar ajustes al procedimien­


to que garanticen que la información del caso sea plenamente
conocida y comprendida por las personas con discapacidad in­
volucradas en éste.

➠ Dichos ajustes se pueden implementar durante todo el proce­


dimiento, por ejemplo, al realizar notificaciones o al dictar la
sentencia.

➠ Los formatos accesibles —como las sentencias de lectura fácil—


son una medida idónea para lograr la accesibilidad en el proceso
judicial.

➠ El tipo de ajuste adoptado en cada asunto atiende a las caracte­


rísticas del caso concreto, pues debe tomar en cuenta las barreras
que generan la discapacidad dentro del procedimiento.

3. Utilizar lenguaje que no reproduzca estereotipos o


prejuicios

En la CDPD se establece como una obligación del Estado mexicano


promover acciones positivas y con conciencia social de respeto a las perso­
nas con discapacidad. Esto incluye erradicar estereotipos, prejuicios y es­
tigmas hacia otras personas. Se pretende cambiar la cultura y la mentalidad
de una sociedad que a lo largo de la historia ha transitado de la exclusión

193
al proteccionismo y, en cambio, reconocer la dignidad, autonomía y dere­
chos humanos de las personas con discapacidad.603

Por su parte, la Relatoría DPD ha señalado que el capacitismo genera


prejuicios sociales, discriminación y opresión contra las personas con dis­
ca­pacidad.604 Una manera en la que esos estigmas se manifiestan es median­
te el lenguaje discriminatorio. Por ende, en el ámbito internacional se ha
enfa­tizado que se debe evitar el empleo de un lenguaje y de imágenes que
puedan dar a entender que no merece la pena vivir con una discapacidad.605

Es importante tomar en cuenta que el lenguaje reproduce las con­


cepciones culturales y sociales en un momento y territorio determinados.
Se emplea para expresar ideas y comunicar información. De este modo, la
forma de comunicarnos y usar el lenguaje representa la realidad y cambia
conforme se modifica la sociedad. Asimismo, el lenguaje puede transfor­
mar el presente al modificar cómo percibimos los fenómenos sociales y
culturales.606

Debido a la importancia del lenguaje, diversos países han impulsado


iniciativas orientadas a erradicar su uso incorrecto respecto de las personas
con discapacidad. Éstas son parte de un movimiento más general cono­
cido como disability etiquette, el cual pretende establecer pautas básicas para
la interacción con las personas con discapacidad.

En el ámbito nacional se han formulado recomendaciones sobre el


uso del lenguaje relacionado con la discapacidad.607 El eje rector de dichas
pautas es no sólo conocer los términos adecuados, sino buenas prácticas para
entender que la discapacidad debe ser considerada y contada como parte
de la diversidad humana.

A continuación se recogen algunas de esas recomendaciones:608

603
Cf. SCJN, Acción de Inconstitucionalidad 40/2018, p. 18.
604
V. Consejo de Derechos Humanos, op. cit.
605
OMS y BM, op. cit., p. 6.
606
Cf. SCJN, Protocolo para juzgar con perspectiva de género, cit., p. 237.
607
Un ejemplo es el sitio de «yotambien.mx», el cual contiene un diccionario para reportear,
escribir y contar historias sobre discapacidad. Disponible en «https://www.yotambien.mx/
diccionario-como-se-dice-escribir-reportar-y-contar-historias-sobre-discapacidad/».
608
Cf. ibid., p. 27.

194
➠ Al hablar de discapacidad, es importante referirse a la persona
y a su condición. Nunca usar la discapacidad como sustantivo:
“el autista”, “la ciega” o “el discapacitado”. La manera correcta
es “persona con autismo”, “persona ciega” o “persona con disca­
pacidad”.

➠ Evitar el uso del término “normal" para referirse a personas sin


discapacidad.

➠ Evitar descripciones negativas alrededor de la discapacidad, por


ejemplo: “Sufre de...”, “Es una víctima de...” o “Padece...”. Las
personas viven con una discapacidad, viven con una condición.
Es importante sólo utilizar la palabra paciente si la persona con
discapacidad que está en un tratamiento médico, como todos, es
un paciente con una enfermedad que no es su discapacidad.

➠ Respecto de los dispositivos y equipos que utilizan las personas


con discapacidad, es importante identificarlos como herramien­
tas para mayor independencia y movilidad, y no visualizarlos
como una condena. Evitar las frases como “Condenado a una
silla de ruedas” o “Atado a un bastón blanco”.

➠ Evitar los eufemismos. No utilizar términos rebuscados con la


finalidad de suavizar una discapacidad, como personas “Con
problemas físicos”, “Físicamente limitadas” o “Con capacidades
especiales”.

Con base en este marco general sobre el uso del lenguaje relacionado
con las personas con discapacidad, es importante hacer notar que la obli­
gación estatal de eliminar los estereotipos y prejuicios vincula a las perso­
nas juzgadoras. Ello implica, en principio, evitar el uso de lenguaje ofensivo
o discriminatorio durante el desarrollo de los procedimientos en los que
estén involucradas personas con discapacidad.

Asimismo, es necesario que quienes imparten justicia tengan en cuen­


ta que el lenguaje utilizado en las normas jurídicas puede ser estigmatizante
o estar basado en estereotipos que reflejan un incorrecto entendimiento de
la discapacidad, por ejemplo, al equipararla con una enfermedad o defecto
físico o mental.

195
Como ejemplo de ello, se recomienda consultar la Acción de Incons­
titucionalidad 40/2018, asunto en el que se analizó si el lenguaje utilizado
en una norma legal era contrario al modelo social de discapacidad recono­
cido en la CDPD. En el caso, la Comisión Nacional de los Derechos Huma­
nos impugnó la invalidez de diversos artículos de la Ley de Seguridad y
Servicios Sociales para los Servidores Públicos del Estado de Aguascalien­
tes. En específico, uno de los preceptos reclamados condicionaba la protec­
ción del seguro de atención a la salud a los hijos mayores de 16 años de la
persona servidora pública o pensionada “a que no puedan mantenerse por
sí mismos debido a una enfermedad crónica, defecto físico o psíquico”.

En su sentencia, la SCJN destacó que la evolución lingüística y cul­


tural de la discapacidad se ha reflejado en los diversos modelos que se han
empleado para estudiar el ámbito de la discapacidad. Asimismo, indicó
que su concepción ha ido modificándose en el devenir de los años: desde un
modelo de prescindencia en el que las causas de la discapacidad tenían
un motivo religioso, a un esquema denominado rehabilitador, individual o
médico, en el cual el fin es “normalizar” a la persona a partir de la desapa­
rición u ocultamiento de la deficiencia.609

En el caso concreto, la SCJN consideró que la norma que hacía alu­


sión a la enfermedad o “defecto” de las personas se construyó con un enfo­
que médico asistencial, puesto que el texto condicionaba la protección de
seguridad social a que el hijo o hija de la persona servidora pública demos­
trara, a juicio de especialistas en salud, una enfermedad crónica o un “de­
fecto”, físico o psíquico, lo que remite a una condición de “normalidad”
física o psíquica construida culturalmente. Asimismo, la SCJN determinó
que desde ese enfoque la persona con discapacidad era considerada objeto
y no sujeto de derechos.610

Lo anterior, sostuvo la SCJN, era contrario al modelo social de disca­


pacidad, el cual parte de que las causas de la discapacidad son sociales, es
decir, que las limitaciones son producidas por las deficiencias de la socie­
dad de prestar servicios apropiados que aseguren que las necesidades de
las personas con discapacidad sean tomadas en consideración.611

609
Cf. SCJN, Acción de Inconstitucionalidad 40/2018, p. 143.
610
Cf. ibid., p. 156.
611
Cf. ibid., p. 144.

196
Por lo tanto, la SCJN concluyó que la norma, al referirse a la “enferme­
dad crónica, defecto físico o psíquico” vulneraba los derechos a la igualdad
y no discriminación en perjuicio de las personas con discapacidad. En su
lugar, debía interpretarse que ese supuesto normativo era aplicable a las
personas con discapacidad, en los términos referidos por el artículo 1o de
la CDPD. Lo anterior tendría el efecto de que las personas con discapacidad
continuaran recibiendo los servicios de atención de salud a que se refería
la norma, con independencia de su edad.612

De acuerdo con lo hasta ahora expuesto, las personas juzgadoras


deben tener en cuenta las siguientes consideraciones en relación con el
uso del lenguaje relativo a las personas con discapacidad:

➠ El lenguaje transmite mensajes y refleja cómo percibimos los


fenómenos sociales y culturales.

➠ El mandato de igualdad y no discriminación obliga a todas las


autoridades, entre ellas las judiciales, a evitar lenguaje que repro­
duzca estereotipos acerca de las personas con discapacidad.

➠ En los procedimientos judiciales se debe evitar el uso del len­


guaje discriminatorio.

➠ El lenguaje de las normas jurídicas podría ser contrario al modelo


social de la discapacidad. De ser así, se deben interpretar en el
sentido de hacerlas compatibles con el modelo social de la disca­
pacidad, lo que supone alejarse del modelo médico y no equiparar
la discapacidad con una enfermedad.

4. Aplicar criterio reforzado de celeridad en el proceso

Las controversias judiciales, según el artículo 17 constitucional, se


deben resolver de manera pronta y expedita, en los plazos y términos que
fijen las leyes.613 De lo anterior deriva el derecho de las partes a la celeridad

612
Cf. ibid., p. 163.
613
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 1670/2003, pp. 8-9. V., también, Amparo Directo
en Revisión 806/2004, p. 17 y Amparo Directo en Revisión 631/2006, p. 46.

197
procesal,614 que se ve afectado cuando existen retrasos en la emisión de
resoluciones.615

En el caso de las personas con discapacidad, se debe tener en cuenta


que el derecho de acceso a la justicia tiene una especial importancia para
obtener el reconocimiento de sus otros derechos. Además, la tutela judicial
desempeña un papel fundamental para enfrentar las diversas formas de
discriminación que encuentran las personas con discapacidad.616 Por ende,
el retraso en la impartición de justicia afecta de manera diferenciada a dicho
grupo, al ver frustradas sus expectativas de encontrar una respuesta pronta
y efectiva en relación con los reclamos que plantean.

En este sentido, es fundamental conocer los criterios que permitan a


las personas juzgadoras identificar situaciones de retraso injustificado en el
trámite o resolución de procesos. Además, es necesario analizar cómo debe
ser apreciada tal circunstancia en los casos que involucran a personas con
discapacidad, lo cual supone tomar en cuenta las características particula­
res del caso y los derechos en juego. De acuerdo con esta lógica, en seguida
se presentan pautas que orientan dicha valoración en sede judicial.

De inicio, es necesario precisar que el simple hecho de que el proce­


dimiento se paralice, por ejemplo, por la interposición de algún medio de
defensa, no implica una afectación exclusiva para la persona con disca­
pacidad, sino para todas las partes involucradas. Esto atiende al principio
general consistente en que el derecho a la celeridad procesal de las partes
puede verse limitado por acciones tendientes a la salvaguarda de otros de­
rechos en el procedimiento.617

No obstante, el derecho a la tutela judicial no puede verse obstaculi­


zado por trabas innecesarias, excesivas o que carezcan de razonabilidad o

614
Cf. SCJN, Contradicción de Tesis 349/2016, p. 59. Sobre el principio de celeridad, la
SCJN ha sostenido también que deriva de la garantía de administración de justicia pronta y expedi­
ta, y que es una finalidad constitucionalmente válida y expresamente ordenada en la Constitución
federal para asegurar el cumplimiento de tal garantía (V. Amparo Directo en Revisión 259/2009,
pp. 30 y 36).
615
La SCJN se ha referido a la celeridad procesal al estudiar el trámite y naturaleza del inci­
dente de suspensión en el juicio de amparo, consideraciones que se retoman para hacer referencia a
dicho concepto. V. Contradicción de Tesis 364/2018, párrs. 54-56.
616
Cf. Corte IDH, caso Furlán y familiares vs. Argentina, cit., párr. 135.
617
Cf. SCJN, sentencia recaída a la Contradicción de Tesis 349/2016, pp. 64-65.

198
proporcionalidad respecto de los fines que la propia Constitución protege.618
Como antes se dijo, uno de los fines dentro de un procedimiento judicial es
que éste se sustancie de manera pronta y sin dilaciones injustificadas; exi­
gencia que, como se verá, se vuelve más intensa en los casos que involucran
a personas con discapacidad.

Por ende, para las personas juzgadoras el problema principal consis­


te en distinguir cuándo un retraso se encuentra justificado y cuándo no.
Para ello, se recomienda tener en consideración el desarrollo que la Corte
IDH ha construido respecto de la valoración del plazo razonable del proce­
so, en el marco de las garantías judiciales. Con base en ese análisis, quienes
imparten justicia pueden tomar en cuenta cómo influye en el caso concreto
la discapacidad de la persona justiciable en relación con el tiempo de la
tramitación o resolución de dicho proceso.

La Corte IDH ha estimado que el plazo razonable previsto en el ar­


tículo 8.1 de la CADH se debe valorar a partir de la duración total del pro­
cedimiento, que se desarrolla hasta que se dicta la sentencia definitiva619 e
incluye también su ejecución cuando adquiere firmeza.620 En ese sentido,
dicho tribunal ha determinado que una solución que se produzca en un
tiempo que no sea razonable puede llegar a constituir una violación de las
garantías judiciales.621

Para evaluar la aludida razonabilidad de la duración de un proce­


dimiento, la Corte IDH ha utilizado cuatro criterios:622 i) la complejidad del
asunto, ii) la actividad procesal del interesado, iii) la conducta de las auto­
ridades y iv) la afectación generada en la situación jurídica de la persona
involucrada en el proceso.623

618
V. Amparo Directo en Revisión 1670/2003, p. 10. V., también, Amparo Directo en Revi­
sión 806/2004, p. 18; Amparo Directo en Revisión 631/2006, p. 47; y la Contradicción de Tesis
16/2020, pp. 19­20.
619
Cf. Corte IDH, caso Favela Nova Brasília vs. Brasil, serie C, núm. 333, párr. 217.
620
Cf. Corte IDH, caso Muelle Flores vs. Perú, serie C, núm. 375., párr. 154.
621
Cf. Corte IDH, caso Favela Nova Brasília vs. Brasil, cit., párr. 217.
622
Cf. Corte IDH, caso Gonzales Lluy y otros vs. Ecuador, cit., párr. 298; caso Furlán y familia­
res vs. Argentina, cit., párr. 152; y caso Muelle Flores vs. Perú, cit., párr. 155.
623
Éstos han sido retomados por la SCJN al evaluar el plazo razonable para dictar senten­
cia estando la persona inculpada en prisión preventiva (V. Amparo en Revisión 205/2014, párrs.
84­88).

199
A continuación se explica brevemente en qué consiste cada uno:

a. Complejidad en el proceso. Existen varios criterios que ha consi­


derado la Corte IDH para la determinación de la complejidad de
un asunto. Entre éstos figuran la complejidad de la prueba, la plu­
ralidad de sujetos procesales o la cantidad de víctimas, el tiempo
transcurrido desde la violación, las características del recurso
consagradas en la legislación interna y el contexto en el que
ocurrió la violación.624 De manera que las personas encargadas
de juzgar deberán sopesar si el retraso de un asunto se vincula
con la dificultad que presente su trámite y resolución.

b. Actividad procesal. Se refiere al impulso procesal que den las par­


tes al asunto.625 El análisis que hagan las personas juzgadoras
debe enfocarse en saber si la actuación de aquéllas ha sido dila­
toria o puede, de manera significativa, demorar el proceso y su
resolución,626 sin que ello implique que la conducta de las auto­
ridades judiciales dependa exclusivamente de la iniciativa pro­
cesal de las partes, pues para las personas juzgadoras la función
judicial conlleva un deber jurídico propio.627

c. Conducta de las autoridades judiciales. Las personas juzgadoras


deben procurar, de forma diligente, que el plazo razonable se
respete, sin obstáculos o demoras indebidas, con la finalidad de
que el procedimiento alcance su objetivo de manera rápida, sen­
cilla e integral. Este deber puede implicar que quien juzga brin­
de impulso a los procedimientos y tome las medidas necesarias
para lograr el cumplimento de sus determinaciones, incluso por
medio de mecanismos coercitivos.628 Dicha obligación está orien­
tada por el principio de economía procesal y tiene el objetivo de
evitar la paralización de los procedimientos.

624
Cf. Corte IDH, caso Gonzales Lluy y otros vs. Ecuador, cit., párr. 300; caso Furlán y familia­
res vs. Argentina, cit., párr. 156; y caso Muelle Flores vs. Perú, cit., párr.159.
625
Cf. Corte IDH, caso Gonzales Lluy y otros vs. Ecuador, cit., párr. 302; y caso Muelle Flores
vs. Perú, cit., párr. 160.
626
Cf. Corte IDH, caso Furlán y familiares vs. Argentina, cit., párrafo 175.
627
Cf. ibid., párr. 169.
628
Cf. Corte IDH, caso Gonzales Lluy y otros vs. Ecuador, cit., párrs. 304 y 307; y caso Muelle
Flores vs. Perú, cit., párr. 161.

200
Lo anterior supone evitar una actitud pasiva, vigilar el cum­
plimien­to de los plazos procesales y procurar una especial dili­
gencia en asuntos que involucren personas en situación de
vulnerabilidad,629 como las personas con discapacidad.

Un aspecto relevante que debe ser observado por las personas


juzgadoras es la actuación oportuna y diligente de las autori­
dades que no pertenecen al poder judicial. Nos referimos a
aquellas que fungen como contrapartes en los casos que involu­
cran a personas con discapacidad o desempeñan alguna función
que coadyuve a las finalidades del procedimiento —como la
emisión de un dictamen—. Éstas también se encuentran vincu­
ladas al deber de garantizar mayor celeridad en el proceso me­
diante su participación, lo cual implica evitar la pasividad y la
inactividad y actuar de forma expedita.630

d. Afectación en la situación jurídica de la persona involucrada en el


proceso. Finalmente, con el objeto de ponderar la razonabilidad
del plazo, es necesario que las autoridades judiciales verifiquen
el impacto que genera la duración del procedimiento en la situa­
ción jurídica de la persona, tomando en cuenta, entre otras cosas,
el objeto de la controversia. Si la prolongación de un procedimien­
to afecta de forma relevante a la persona, será necesario avanzar
con mayor diligencia y buscar la resolución en un tiempo cor­
to.631 Cuando lo que está en juego o se ventila en el procedimiento
es el ejercicio de derechos de personas en una especial situación
de vulnerabilidad —como las personas con discapacidad—, de­
ben existir una diligencia excepcional632 y un criterio reforzado
de celeridad.633

629
Cf. Corte IDH, caso Furlán y familiares vs. Argentina, cit., párrs. 180, 182 y 186.
630
Cf. ibid., párrs. 189­190.
631
Cf. Corte IDH, caso Gonzales Lluy y otros vs. Ecuador, cit., párr. 309; caso Furlán y familia­
res vs. Argentina, cit., párr. 194; e “Identidad de género, e igualdad y no discriminación a parejas del
mismo sexo. Obligaciones estatales en relación con el cambio de nombre, la identidad de género, y
los derechos derivados de un vínculo entre parejas del mismo sexo (interpretación y alcance de los
artículos 1.1, 3, 7, 11.2, 13, 17, 18 y 24, en relación con el artículo 1 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos)”, Opinión Consultiva OC­24/17, serie A, núm. 24, párr. 142.
632
Cf. Corte IDH, caso Gonzales Lluy y otros vs. Ecuador, cit., párrs. 311­315; y caso Furlán y
familiares vs. Argentina, cit., párr. 195.
633
Cf. Corte IDH, caso Muelle Flores vs. Perúcit., párrs. 162­163.

201
En línea con lo anterior, la Corte IDH ha sostenido que existe una
obligación reforzada de respeto y garantía de los derechos de las personas
con discapacidad, la cual deriva del derecho de acceso a la justicia previsto
en la CDPD. Esto obliga a tomar en cuenta las particularidades relacionadas
con su situación e implementar las medidas pertinentes, como la priorización
en la atención y resolución del procedimiento y vigilar la actuación de otras
autoridades involucradas. Con ello se evitan retrasos en la tramitación de
los procesos, de manera que se garantice la pronta ejecución de las resolu­
ciones.634 Así sucedería, por ejemplo, en los casos en los que el debido acceso
al servicio de rehabilitación de la persona con discapacidad pueda depen­
der de una sentencia o de la indemnización que en ésta se decrete.635

Para ilustrar la relevancia de tales estándares en los casos que invo­


lucren a personas con discapacidad, a continuación se exponen algunos
casos en los que se han tomado en consideración los elementos del plazo
razonable para apreciar la manera en que los derechos de la persona pudie­
ron haber sido afectados con motivo de la dilación de un proceso.

El caso Gonzales Lluy y otros vs. Ecuador, para los fines de este apar­
tado, interesa por relacionarse con la violación a las garantías judiciales de
debida diligencia y plazo razonable en perjuicio de una niña. Los hechos
se centran en la tramitación de un proceso penal con motivo del contagio
con VIH de la niña tras una transfusión de sangre que le fue realizada a sus
tres años.

Es pertinente mencionar que en este caso la Corte IDH consideró a


la víctima como persona con discapacidad, en virtud de que el VIH es un
motivo por el cual está prohibida la discriminación y un aspecto potencial­
mente generador de discapacidad para las personas, en aquellos casos en
los que, además de las afectaciones orgánicas emanadas del virus, existan
barreras económicas, sociales o de otra índole derivadas de éste que afec­
ten el desarrollo y la participación en la sociedad.636

634
Cf. Corte IDH, caso Furlán y familiares vs. Argentina, cit., párrs. 196 y 201.
635
Cf. ibid., párr. 202.
636
Asumir que una persona posee una discapacidad por el hecho de contar con un diagnós­
tico de VIH implicaría un abordaje desde el modelo médico y un trato contrario al derecho a la
igualdad. Es importante mencionar que la Corte IDH hace la precisión específica de que vivir con el
VIH no es, por sí misma, una situación de discapacidad. Derivado de la discriminación histórica que
sufren las personas con VIH —inclusive quienes son percibidas como tales—, sostiene que pueden

202
Para verificar la importancia de la discapacidad de una de las partes
en el análisis sobre la razonabilidad del plazo, interesa específicamente la
consideración realizada por la Corte IDH sobre la actualización de una afec­
tación a la situación jurídica de la persona. Al respecto, consideró que no existía
una afectación en la situación jurídica de la víctima, pero sí en su situación
personal, relativa a su salud, su condición de niña y a la atención médica
que requería, tomando en cuenta sus dificultades económicas.

Lo anterior, toda vez que, sin la sentencia del proceso no era posible
establecer responsables para el pago de daños y perjuicios, lo que impac­
taba en su vida en la medida en que mantenía su compleja situación eco­
nómica. Por lo tanto, se estimó que en el caso se requería debida diligencia
excepcional, lo cual se traducía en la aplicación de medidas para evitar re­
trasos en la tramitación de los procesos, de modo que se garantizara una
resolución pronta, máxime al estar en juego su integridad. Por consiguiente,
la Corte IDH tuvo por probada una violación a la garantía judicial de plazo
razonable.637

De lo anterior se desprende que la omisión de dictar una resolución


de manera pronta impidió que la víctima fuera reparada materialmente por
los daños sufridos. Eso trascendió de manera particular a su situación de
vida, ya que, además de ser una persona con discapacidad, la víctima se
encontraba en situación de pobreza, lo cual profundizaba su desprotección
social y le impedía tener certeza sobre su salud e integridad personal.

Por otro lado, el caso Furlán y familiares vs. Argentina también es útil
para mostrar el análisis sobre la razonabilidad del plazo que realizó la
Corte IDH en un asunto que involucra una discapacidad. Entre otros temas,
el asunto se vincula con la falta de respuesta oportuna por parte de las

crearse barreras sociales y actitudinales para acceder en igualdad a sus derechos. Para el tribunal
interamericano, la relación entre estas barreras y la condición de salud de la persona justifica el uso
del modelo social de discapacidad como enfoque relevante para valorar el alcance de algunos derechos;
este modelo entiende la discapacidad no sólo como resultado de la diversidad funcional o deficien­
cia que posea una persona, sino a partir de la interacción entre las características y funciones de la
persona y las barreras del entono. Así, vivir con VIH puede, potencialmente, generar una discapacidad,
de acuerdo con la CDPD. La Corte IDH además destacó que diversos organismos internacionales se
han manifestado sobre la estrecha relación que existe entre el VIH/sida y la discapacidad; por ejemplo,
ONUSIDA, el TEDH, así como algunos Estados y tribunales constitucionales (Cf. Corte IDH, caso
Gonzales Lluy y otros vs. Ecuador, cit., párrs. 236­239 y 255).
637
Cf. ibid., párrs. 310­316.

203
autoridades judiciales y la demora excesiva de una acción civil iniciada
contra el Estado, de cuya resolución dependía el tratamiento médico de la
víctima, un niño con discapacidad.638 En el caso, la víctima sufrió un acci­
dente en un predio abandonado del ejército donde había restos de un cir­
cuito de entrenamiento militar, el cual no contaba con cerca perimetral que
impidiera la entrada en él, por lo que era utilizado por la niñez para diversos
juegos, esparcimiento y práctica de deportes. La víctima intentó colgarse de
un travesaño de alrededor de 50 kilogramos, pero este objeto cayó sobre su
cabeza, lo cual desembocó en un importante deterioro psíquico y motor.

Al realizar el estudio de la conducta de las autoridades judiciales, la


Corte IDH consideró importante la discapacidad de la víctima. En especí­
fico, se hizo constar que el proceso judicial duro más de 12 años, de modo
que el juez tenía el deber de intentar evitar la paralización del proceso
mediante el uso de sus facultades. En cambio, la Corte IDH constató una
actitud pasiva de la autoridad judicial, pues dio cuenta de que los peritajes
fueron rendidos más de un año después del límite legal y la etapa probatoria
sólo se cerró debido a la petición de la víctima. Así, el tribunal interameri­
cano sostuvo que no se desprendían razones concretas para justificar por
qué un proceso civil, que no debía durar más de dos años, perduró por más
de 12, sin que el Estado desvirtuara la falta de diligencia de las autoridades
judiciales a cargo del proceso en relación con los términos o plazos.639

A la luz de lo anterior, la Corte IDH concluyó que la autoridad judicial


no procuró en forma diligente que los plazos procesales se cumplieran, ni
que se tomaran medidas tendientes a evitar la paralización del proceso.
Sobre ello, se tomó en consideración que se trataba de un asunto relacio­
nado con una indemnización por incapacidad física de un niño, lo cual
habilitaba el uso de sus facultades para brindar un despacho preferente y
exigía un deber de diligencia especial.640

638
Vale la pena apuntar que en este caso la Corte IDH da cuenta de diversas dificultades que
enfrentó la victima a lo largo de su vida; posteriormente, formula un desarrollo sobre el modelo
social para abordar la discapacidad, el derecho a la inclusión y a la especial protección del Estado a
la que están sujetas las personas con discapacidad. Si bien no existe una consideración particular
sobre la interacción con las barreras, el tribunal interamericano estimó que Sebastián Furlán era una
persona con discapacidad (Cf. Corte IDH, caso Furlán y familiares vs. Argentina, cit., párrs. 71-120 y
128-139).
639
Cf. ibid., párr. 186.
640
Cf. ibid., párrs. 182-186.

204
Además, en la evaluación del plazo razonable, la Corte IDH observó
la conducta de las autoridades no judiciales, dado que la contraparte era el Es­
tado. Al respecto, dicho tribunal verificó que se había contestado la demanda
con más de cuatro meses de retraso y que las autoridades estatales no habían
acudido a la audiencia de conciliación. Aunado a ello, diversas autoridades
llevaron a cabo trámites ineficientes que impactaban en el proceso, los cua­
les tomaron un lapso considerable de tiempo. En el mismo sentido, se señaló
que un examen médico a la víctima demoró casi dos años, lo cual se agravó
considerando que era un niño con discapacidad, lo que exigía mayor celeri­
dad, tanto en el proceso como en la obtención de la prueba a cargo de una
entidad estatal. De este modo, la Corte IDH advirtió pasividad, inactividad
y falta de debida diligencia considerables que generaron una dilación en el
procedimiento, y no se demostró que la demora no fuera atribuible a las
autoridades, tanto judiciales como de otros ámbitos.641

En relación con la afectación a la situación jurídica de la persona, tras


recordar las obligaciones emanadas de la CDPD, el tribunal interamericano
apreció que, al tratarse de una persona con discapacidad, era necesario que
se hubiesen tomado medidas para garantizar su derecho a la justicia, como
priorizar la atención y solución del caso con el objeto de evitar retraso en
el trámite de los procesos, garantizar la pronta resolución y la ejecución de
éstos. Se dijo que, ante la grave afectación a la salud física y psíquica y frente
a la falta de medios económicos de la familia para brindar tratamientos,
hubiera sido posible que la calidad de vida de la víctima mejorara mediante
la aplicación inmediata de una serie de tratamientos que habían sido reco­
mendados a lo largo del proceso, lo que no sucedió con la frecuencia y con­
tinuidad requeridas.642

Por otro lado, la Corte IDH tuvo también en cuenta dos intentos de
suicidio de la víctima que se pusieron en conocimiento de las autoridades
judiciales, lo cual evidenciaba problemas de rehabilitación temprana y la
necesidad de asistencia médica especializada, además de mayor celeridad
para culminar el proceso. De tal suerte, al involucrar a una persona con dis­
capacidad, existía una obligación reforzada de respeto y garantía de sus
derechos; específicamente, era imperante tener en cuenta las particularidades
relacionadas con la situación de vulnerabilidad de la víctima, quien era una

641
Cf. ibid., párrs. 187-190.
642
Cf. ibid., párrs. 196-197.

205
persona menor de edad y, posteriormente, adulto con discapacidad, con
pocos recursos económicos para llevar a cabo la rehabilitación apropiada.643

La Corte IDH estimó que, si las autoridades judiciales hubiesen ac­


tuado de forma distinta, se hubiera hecho evidente que el caso exigía mayor
diligencia, pues de la brevedad del proceso dependía el objetivo primordial
del proceso judicial: una indemnización, que podría haberse destinado a
cubrir las deudas que la familia acumuló por la rehabilitación y para llevar
a cabo las terapias necesarias.644

En tal escenario, el tribunal interamericano determinó que la prolon­


gación del proceso en sede nacional afectó de manera relevante y concreta
la situación jurídica de la víctima al retrasarse la indemnización que nece­
sitaba y no poder recibir los tratamientos que hubieran podido brindarle
una mejor calidad de vida. En consecuencia, decidió que las autoridades
judiciales no actuaron con la debida diligencia y el deber de celeridad que
exigía la situación de vulnerabilidad en la que se encontraba la víctima, razón
por la cual se excedió el plazo razonable y con ello se vulneró el derecho a
las garantías judiciales.645

Finalmente, es útil recurrir al caso Muelle Flores vs. Perú, relacionado


con la violación del derecho a la tutela judicial efectiva. En el caso, se incum­
plieron por más de 25 años dos sentencias que ordenaban la reincorpora­
ción a un régimen pensionario a favor de la víctima. La víctima presentaba
discapacidad debido a las barreras generadas por una afectación auditiva
severa, demencia senil tipo Alzheimer y secuelas derivadas de una fractura de
cadera.646

El caso es útil puesto que también muestra la afectación que puede


tener una persona con discapacidad por el paso del tiempo. Al considerar
la afectación a la situación jurídica de la persona, la Corte IDH estimó que el
derecho a la seguridad social, materializado en una prestación de carácter
alimentario y sustitutivo del salario de una persona mayor con discapacidad
auditiva, exigía un criterio reforzado de celeridad. Los recursos accionados

643
Cf. ibid., párrs. 199-200.
644
Cf. ibid., párrs. 199-202.
645
Cf. ibid., párrs. 203-204.
646
Cf. Corte IDH, caso Muelle Flores vs. Perú, cit., párr. 52.

206
por la víctima conllevaban aspectos de su derecho a la seguridad social y,
con ello, su acceso al sistema de salud, lo cual resultaba especialmente im­
portante en sus condiciones de mayor vulnerabilidad y hacía surgir una
obligación reforzada de respeto y garantía de sus derechos.647

La Corte IDH señaló que, de haber ejercido su derecho a la pensión,


se habrían brindado los medios suficientes para subsistir con dignidad y
cubrir gastos de salud; no obstante, tuvo que recurrir a la ayuda económica
de sus familiares para sobrevivir, así como a ciertos trabajos esporádicos
hasta que su salud lo permitió.

La Corte IDH valoró asimismo diferentes dolencias que se habían


agravado con el tiempo, frente a la imposibilidad de acceder al sistema de
salud. Así, era evidente que la prolongación de alrededor de 25 años trans­
curridos desde el dictado de dos sentencias había ocasionado un impacto
relevante y concreto en la situación jurídica de una persona de avanzada
edad y carente de recursos económicos, en la medida en que el retraso en
el cumplimiento de las resoluciones judiciales del caso afectó el desarrollo
de su vida luego de su jubilación. Así, la Corte IDH concluyó que las auto­
ridades judiciales excedieron el plazo razonable del proceso, vulnerando
con ello el derecho a las garantías judiciales.648

De los estándares y casos antes expuestos, se advierten lineamientos


relevantes que deben ser tomados en cuenta por las personas juzgadoras
al analizar la razonabilidad de la duración de un procedimiento judicial.
Dichas pautas se pueden esquematizar de la siguiente manera:

➠ Las partes que participan en una controversia judicial tienen de­


recho a que ésta se resuelva de forma rápida. Cuando participa
una persona con discapacidad, tal derecho supone la prioriza­
ción en la atención y resolución del procedimiento. Ello se debe
a que, a menudo, los procedimientos judiciales son la vía para
combatir distintos tipos de discriminación que sufren las perso­
nas con discapacidad.

647
Cf. ibid., párrs. 162-163.
648
Cf. ibid., párrs. 163-166.

207
➠ La paralización del procedimiento por el ejercicio de los derechos
de las partes no implica, por sí misma, un retraso injustificado,
pues debe ponderarse frente a todos los derechos involucrados.

➠ La valoración sobre la duración de un procedimiento se puede


hacer con base en el estándar de plazo razonable desarrollado
por la Corte IDH. Para ello, se debe analizar la complejidad del
asunto, el impulso procesal de las partes y la afectación que la
dilación puede tener en la persona con discapacidad.

➠ En los asuntos que involucran a personas con discapacidad, es de


especial importancia corroborar cómo la duración del proceso
afecta su situación particular. Ello atiende a que la resolución de
las instancias judiciales puede ser un presupuesto para que las
personas con discapacidad tengan acceso a bienes o servicios
indispensables para mejorar sus condiciones de vida.

➠ La participación de una persona con discapacidad en un proceso


exige de las personas juzgadoras la aplicación de un criterio re­
forzado de celeridad. Esto implica tramitar el proceso con dili­
gencia excepcional y buscar la solución en el menor tiempo
posible. Dicha obligación supone, por un lado, evitar actitudes
pasivas que paralicen el procedimiento y, por otro, tomar las me­
didas pertinentes, como el despacho preferente del asunto y vigi­
lar la actuación de otras autoridades involucradas.

5. Escuchar a las personas con discapacidad en


cualquier momento del procedimiento

Las garantías de debido proceso permiten garantizar una adecuada y


oportuna defensa antes de la afectación a la esfera jurídica de los particula­
res. Esto significa que el derecho al debido proceso otorga a las partes una
posibilidad efectiva e igual de defender sus puntos de vista y ofrecer prue­
bas en apoyo de sus pretensiones. De no respetarse esas formalidades, se
ocasionaría una vulneración a otros derechos fundamentales, como el dere­
cho de acceso a la justicia.649

649
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 1043/2015, párr. 70.

208
En los casos en que se ven involucradas personas con discapacidad,
el debido proceso y el derecho de audiencia tienen efectos de especial tras­
cendencia. Ello se debe a que la condición de discapacidad históricamente
ha representado un factor de desequilibrio para el ejercicio de sus derechos
en igualdad de condiciones. En otras palabras, la condición de discapacidad
ha sido el pretexto para que, con base en una supuesta protección, sea vulnera­
do su derecho al debido proceso y, específicamente, el derecho de audiencia.650

En ese sentido, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los


Derechos Humanos ha identificado que una de las problemáticas en el ac­
ceso a la justicia es que en algunas legislaciones a las personas con discapa­
cidad se les priva de un trato equitativo ante los tribunales y otros órganos
jurisdiccionales.651

Lo anterior es contrario a la CDPD, puesto que ésta tiene el objetivo


de devolverles la voz a las personas con discapacidad, la capacidad de deci­
sión y el control sobre sus vidas.652 Como ya se ha explicado en el presente
Protocolo, el reconocimiento de la capacidad jurídica es una de las notas
fundamentales del modelo social y de derechos humanos de las personas con
discapacidad. Por ende, la condición de discapacidad no puede utilizarse
como pretexto para impedir su debida intervención en los procedimientos
judiciales de los que formen parte.653

Con base en tal premisa, la SCJN ha establecido que, en un proceso


judicial, una obligación esencial de las personas juzgadoras es conocer la
voluntad y preferencias de las personas con discapacidad, así como posibi­
litar su participación en el proceso judicial, cualquiera que éste sea.654 Por lo
tanto, dentro de un procedimiento, quienes imparten justicia tienen la obli­
gación de dar audiencia a la persona con discapacidad cuyos derechos están
en juego, especialmente cuando el caso involucra la libertad, la autono­
mía en las decisiones, el libre desarrollo de la personalidad o derechos de
proyección patrimonial.655

650
Cf. ibid., párr. 73.
651
ACNUDH, op. cit., párr. 4.
652
Cf. Asamblea General, “Consejo de Derechos Humanos”, Informe del Relator Especial sobre
los derechos de las personas con discapacidad, párr. 11.
653
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 1368/2015, párr. 90.
654
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 1043/2015, párr. 84; y Amparo Directo 12/2021.
655
Cf. ibid., párr. 86.

209
Debido a la importancia de los derechos que pueden ser afectados en
un juicio, las personas juzgadoras deben ser muy cuidadosas para que se
cumplan las formalidades esenciales del procedimiento, entre las que des­
taca el derecho de audiencia. De lo contrario, se violaría la propia garantía
de audiencia de la persona involucrada y, además, se afectaría el goce y ejer­
cicio de todos sus demás derechos, especialmente de aquellos que están en
controversia dentro del proceso.656

En ese sentido, la SCJN ha sostenido que es inaceptable que, al estar


involucrada una persona con discapacidad en un proceso, no se prevea la
posibilidad de escucharla. Ello parte de que la condición de discapacidad
de ninguna manera releva a las autoridades de la obligación de cumplir con
las formalidades del procedimiento y, en particular, de soslayar el derecho
de audiencia. Admitir lo contrario supone una transgresión al principio de
igualdad y no discriminación en relación con el debido proceso y el dere­
cho de audiencia.657

Grupo de mujeres sordas participantes en la marcha 8M.


2020. Susana Gómez. CoPeSoR.

656
Cf. ibid., párr. 85.
657
Cf. ibid., párrs. 80 y 87.

210
En este sentido, la SCJN ha establecido que, en cualquier caso que
involucre a una persona con discapacidad, una parte esencial del proceso
es que la persona juzgadora, de manera personal y directa, dé intervención
a quien viva con una discapacidad y posibilite su participación. Lo anterior
tiene fundamento en los derechos al igual reconocimiento como persona
ante la ley y de acceso a la justicia de las personas con discapacidad, a que
se refieren los artículos 12 y 13 de la CDPD.658

Para garantizar tal participación dentro del proceso, la persona juz­


gadora debe realizar los ajustes al procedimiento con el fin de facilitar la
información y las consecuencias jurídicas del procedimiento judicial respec­
tivo. Para lograrlo, se deberá utilizar un lenguaje sencillo, formatos accesibles
o los apoyos necesarios, para que, de ese modo, la persona con discapacidad
pueda expresar lo que a su derecho convenga, de modo que se vea plena­
mente colmado su derecho de audiencia.659

Específicamente, en casos de niñas, niños y adolescentes, el Comité


de los Derechos del Niño ha manifestado que es fundamental que la infan­
cia con discapacidad sea escuchada en todos los procedimien­tos que la
afecten. Asimismo, ha señalado que las opiniones de los infantes con dis­
capacidad se deben respetar de acuerdo con su capacidad en evolución.660
En similares términos se ha pronunciado el Comité DPD.661

Al respecto, se debe precisar que la obligación de escuchar a las perso­


nas con discapacidad en el marco de un procedimien­to conlleva la posibi­
lidad de que participen en el ofrecimien­to, desahogo y objeción de pruebas.
Esto garantiza la igualdad de medios procesales, lo que forma parte del
derecho a un juicio imparcial.662 En caso contrario, se infringiría su acceso
a la justicia en igualdad de condiciones, con efectos en el respeto a las

658
Cf. ibid., párr. 89.
659
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 1043/2015, párr. 90. Un desarrollo detallado sobre el
análisis jurídico para implementar ajustes al procedimiento se puede encontrar dentro de esta misma
guía práctica.
660
Cf. Comité de los Derechos del Niño, Observación General Núm. 9… cit. párr. 32.
661
Dicho Comité ha sostenido que el interés superior de la niñez debe utilizarse para asegu­
rar que las niñas y los niños con discapacidad sean informados, consultados y escuchados en todos
los procesos de adopción de decisiones relacionadas con su situación. Además, el referido Comité
consideró que se deben adoptar medidas de apoyo a fin de que las niñas y los niños con discapacidad
puedan ejercer su derecho a ser escuchados en todos los procedimien­tos que los afectan. V. Comité
DPD, Observación General Núm. 6… cit., párr. 38.
662
Cf. ACNUDH, op. cit. párr. 24.

211
garantías procesales. De ahí que no sea válido privar a una persona con
discapacidad, por ejemplo, del derecho a ser escuchado, entablar un pro­
cedimien­to contradictorio, presentar una prueba, rebatir a quienes rinden
testimonio663 o impugnar una prueba.664

En congruencia con lo antes dicho, el artícu­lo 13.1 de la CDPD prevé


la participación de las personas con discapacidad en un procedimien­to tanto
de manera directa —es decir, como demandadas o demandantes— como de
forma indirecta —por ejemplo, cuando rinden testimonio—.665

Ahora bien, para garantizar tal participación dentro del proceso, la


persona juzgadora debe realizar los ajustes al procedimien­to con el fin de
facilitar la información y las consecuencias jurídicas de éste. Para lograrlo,
se deberá utilizar un lenguaje sencillo, formatos accesibles o los apoyos
necesarios, para que, de ese modo, la persona con discapacidad pueda expre­
sar lo que a su derecho convenga, de modo que se vea plenamente colmado
su derecho de audiencia.666 Ejemplos de dichos ajustes son la interpreta­
ción en lenguaje de señas, información en formatos accesibles, la posibili­
dad de declarar por video, entre otros.667

Los estándares antes referidos relativos a la participación de las per­


sonas con discapacidad dentro de un proceso han sido fundamentales en
los asuntos en los que la SCJN ha analizado la constitucionalidad del régi­
men de interdicción previsto en la legislación civil de algunas entidades
federativas.668

663
Cf. ibid., párr. 34. V. también Consejo de Derechos Humanos, op. cit., principio 1, direc­
triz 1.2, incisos b y f.
664
Sobre la imposibilidad de impugnar pruebas, por no considerar “apta para declarar” a
una persona tras declararla inimputable y privarle de ejercer su capacidad jurídica, el Comité DPD
consideró que, para que las personas con discapacidad puedan exigir el cumplimiento de sus dere­
chos y obligaciones en igualdad de condiciones con las demás, debe reconocérseles la personalidad
jurídica con la misma capacidad ante las cortes de justicia y los tribunales, por lo que estimó que
México violó los artículos 4 y 12 de la CDPD. Al respecto, V. Comité DPD, Dictamen aprobado por el
Comité… cit., párrs. 10.6 y 11, inciso b, fracción iii.
665
ACNUDH, op. cit., párr. 54.
666
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 1043/2015, párr. 90. Un desarrollo detallado sobre el aná­
lisis jurídico para implementar ajustes al procedimiento se puede encontrar dentro de esta misma
guía práctica.
667
Cf. Comité DPD, Observación General Núm. 1… cit., párr. 39; ACNUDH, op. cit., párrs.
30 y 24. V. también Consejo de Derechos Humanos, op. cit., principio 3, directriz 3.2, inciso c.
668
V. SCJN, Amparo en Revisión 1368/2015, Amparo en Revisión 702/2018, Amparo Direc­
to en Revisión 8389/2018, Amparo Directo en Revisión 44/2018, Amparo en Revisión 1043/2015 y
Amparo en Revisión 1368/2015.

212
Así se desprende, entre otros asuntos, del Amparo en Revisión 1043/2015.
En este caso, la parte quejosa, una persona con discapacidad, reclamó la
inconstitucionalidad de diversos artícu­los que regulaban el procedimien­to
de declaración de interdicción y nombramien­to de tutor previsto en el es­
tado de Nuevo León, debido a que en el trámite de dicho procedimien­to
no se preveía la comparecencia de la persona con discapacidad para que se
le escuchara y expusiera a lo que su derecho conviniera. Tal barrera norma­
tiva, en concepto de la parte quejosa, vulneraba la garantía de audiencia
prevista en el artícu­lo 14 constitucional.

Al respecto, la SCJN hizo notar que el estado de interdicción parte de


una premisa de sustitución de voluntad paternalista y asistencialista que no
reconoce derechos humanos: en lugar de buscar que la propia persona con
discapacidad adopte sus decisiones, se designa a un tutor para que adopte
las decisiones legales de las personas con discapacidad. Además, la figura de
interdicción se centra en la emisión de un dictamen por un médico alienis­
ta que declara sobre las deficiencias de la persona, las cuales justifican la
privación de su capacidad jurídica.669

Por otro lado, la SCJN hizo notar que en el procedimien­to de inter­


dicción regulado en la legislación civil impugnada no se reconocía expre­
samente el derecho para que las personas sobre quienes recae la eventual
declaración de incapacidad comparezcan ante el juez para expresar su deci­
sión u opinión durante el trámite de las diligencias de jurisdicción voluntaria.

Por lo tanto, la SCJN estimó que, aun cuando el marco normativo no


reconocía dicha oportunidad de intervención, la condición de discapacidad
obliga a las personas juzgadoras a realizar los ajustes para que las personas
con discapacidad puedan ejercer sus derechos en igualdad de condiciones
que las demás personas, y dotar así de eficacia a la CDPD para eliminar las
barreras que obstaculizan el goce y ejercicio de sus derechos.670

Lo hasta ahora señalado permite sostener que una de las principa­


les consecuencias de reconocer la capacidad jurídica de las personas con
discapacidad radica en garantizar su intervención plena dentro de un
procedimien­to judicial. De acuerdo con lo anterior, en seguida se retoman

669
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 1368/2015, párr. 88.
670
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 1043/2015, párr. 92.

213
de forma breve las consideraciones que permitirán a las personas juzgado­
ras garantizar el debido proceso de las personas con discapacidad, por lo que
hace a su participación en un proceso judicial:

➠ La garantía de audiencia es fundamental para que las personas


defiendan sus intereses y derechos dentro de un proceso.

➠ Históricamente, las personas con discapacidad han sido priva­


das de su derecho a ser escuchadas en los procedimien­tos que
involucran una afectación a sus derechos.

➠ Las disposiciones legales que privan a las personas con discapaci­


dad de su derecho a intervenir en los procedimien­tos judiciales
son inconstitucionales, ya que desconocen su capacidad jurídica
y se basan en un modelo de sustitución de voluntad. Por ende,
las personas juzgadoras no deben aplicar ese tipo de normas.

➠ Las autoridades judiciales, en cualquier tipo de procedimien­to


judicial, deben garantizar la participación directa y personal de
las personas con discapacidad con el fin de conocer su voluntad
y preferencias. Esta participación incluye el derecho a ofrecer
pruebas y participar en su desahogo.

➠ Para dar intervención a las personas con discapacidad, quienes


imparten justicia deben implementar los ajustes de procedimien­
to idóneos con el fin de hacer accesible la información, comuni­
car las consecuencias jurídicas del procedimien­to y conocer la
voluntad y preferencias de la persona con discapacidad.

➠ Los referidos ajustes, como se vio previamente, se deben imple­


mentar cuando así sea requerido por la persona con discapacidad,
aun cuando no tenga carácter de parte dentro del procedimien­to.

6. Ejercer facultades probatorias de oficio

La igualdad es un principio y un derecho rector de la CDPD, así está


reconocido en sus artícu­los 3 (principios generales), 5 (igualdad y no dis­
criminación) y 12 (igual reconocimien­to ante la ley). En su faceta material

214
o sustantiva, la igualdad exige que las autoridades lleven a cabo acciones
positivas que remuevan los obstácu­los que impidan a las personas ejercer
sus derechos en igualdad de condiciones. Lo anterior parte de reconocer que
existen desigualdades de hecho y no sólo jurídicas, las cuales deben ser
revertidas a través de muy distintas medidas.671

En ese sentido, la SCJN ha establecido que el modelo social de disca­


pacidad tiene como finalidad la igualdad sustantiva, la cual puede justificar
un trato diferenciado hacia dicho grupo. Ese trato diferenciado implica la
necesidad de realizar ajustes al entorno para lograr un real y verdadero acce­
so a los derechos que son reconocidos en los instrumentos jurídicos.672

El referido mandato de igualdad sustantiva tiene especial trascen­


dencia en el ámbito de acceso a la justicia. Muestra de ello es que la CDPD
establece la obligación que tienen los Estados de asegurar el derecho a la
justicia de las personas con discapacidad en condiciones de igualdad con
las demás.673 En esa línea, el Comité DPD ha reconocido la trascendencia
del reconocimien­to formal de derechos y, por ende, ha sostenido que las
personas con discapacidad tienen derecho a recibir protección de manera
efectiva y a intervenir de manera positiva en las relaciones jurídicas que las
involucren.674

Lo anterior tiene efectos directos en los procedimien­tos judiciales en


los que participen personas con discapacidad. Al respecto, la SCJN ha sos­
tenido que el acceso a la justicia, en su dimensión jurídica, exige la tutela
de la igualdad procesal de la persona con discapacidad.675 Como efecto de
ello, ha considerado que, para garantizar el acceso a la justicia, es necesaria
la implementación de ajustes —mientras sean necesarios y razonables—
que tomen en cuenta la funcionalidad específica de la persona con disca­
pacidad y la posible afectación a derechos de terceros.676

671
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 1464/2013, p. 34.
672
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 3788/2017, párr. 45.
673
“Artícu­lo 13.1. Los Estados Partes asegurarán que las personas con discapacidad tengan
acceso a la justicia en igualdad de condiciones con las demás, incluso mediante ajustes de proce­
dimien­to y adecuados a la edad, para facilitar el desempeño de las funciones efectivas de esas per­
sonas como participantes directos e indirectos, incluida la declaración como testigos, en todos los
procedimien­tos judiciales, con inclusión de la etapa de investigación y otras etapas preliminares.”
674
Comité DPD, Observación General Núm. 6… cit., párrs. 10 y 12.
675
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 3788/2017, párr. 53.
676
Cf. ibid., párr. 56.

215
De conformidad con tales premisas, la SCJN y la Corte IDH en diver­
sas ocasiones se han pronunciado sobre la obligación de las personas juz­
gadoras de ejercer facultades probatorias en el caso de que una de las partes
pertenezca a un grupo en situación de vulnerabilidad. Ello aplica, por ejem­­
plo, en casos de niñas, niños y adolescentes,677 violencia por razones de
género o estereotipos,678 violencia intrafamiliar,679 así como desapariciones
de personas.680

La SCJN ha sostenido que, en los casos de personas con discapacidad,


por su especial situación de vulnerabilidad, quienes imparten justicia deben
adoptar un papel activo para recabar y desahogar pruebas de oficio, siempre
y cuando esto sea necesario para garantizar el acceso a la justicia en su di­
mensión jurídica. De esa manera se nivela la desventaja procesal que pueda
existir entre alguna de las partes y conocer la verdad de los hechos.681

De acuerdo con lo establecido por la SCJN en sus precedentes, se


advierte que la referida obligación de ordenar el desahogo de pruebas de
oficio se puede actualizar en dos momentos distintos:

a) Para determinar si una persona presenta una diversidad funcio­


nal que le genera una desventaja procesal, con el fin de conocer
el impacto de dicha condición en el procedimien­to.

b) Cuando estima que sí existe una desventaja procesal, y que ésta


afecta la capacidad de la persona con discapacidad para probar
hechos en el juicio.

El primero de los supuestos fue abordado previamente en este Proto­


colo en la primera de las obligaciones transversales desarrolladas en este
apa­ratado. Como fue explicado, en los casos que involucran personas con
discapacidad, las personas juzgadoras deben tener en cuenta que un presu­
puesto para implementar ajustes al procedimien­to es identificar las barre­
ras que se presentan para la persona con discapacidad.

677
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 2539/2010, p. 22. Este criterio fue reiterado en los
Amparos Directos en Revisión 1136/2012, 1243/2013, 1843/2012 y 3394/2012.
678
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 2655/2013, párr. 72.
679
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 4398/2013, p. 27.
680
Cf. Corte IDH, caso Guachalá Chimbo y otros vs. Ecuador, cit., párrs. 188 y 189.
681
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 3788/2017, párr. 63.

216
Lo anterior implica analizar si, en efecto, la persona involucrada en el
caso enfrenta una desventaja procesal resultante de su diversidad funcional
y de las barreras del entorno. Para tales situaciones, la SCJN ha establecido
que la persona juzgadora puede ordenar el desahogo de pruebas, periciales
o de otro tipo, para tener certeza del impacto de la condición o diversidad
funcional en el procedimien­to.682

Ahora bien, el segundo supuesto en el que podría ordenarse recabar


pruebas de forma oficiosa es cuando la persona juzgadora efectivamente
considera que la persona con discapacidad se ve afectada por una desven­
taja procesal y que esa circunstancia limita o impide su posibilidad de
probar hechos en juicio.683

Al respecto, la SCJN también ha precisado que la sola circunstancia


de estar frente a una persona con discapacidad no implica, por sí misma,
la obligación de ejercer facultades en materia probatoria. Esta obligación
asignada a quienes imparten justicia únicamente se ejercerá cuando “la
vulnerabilidad social de la persona con discapacidad se traduzca en una
desventaja procesal relacionada con la posibilidad de probar hechos en
juicio”.684 De lo contario, no estaría justificado el orden y desahogo oficioso
de pruebas, debido a que no serían idóneas para eliminar la situación de
vulnerabilidad y el equilibrio entre las partes.685

De no verificar que efectivamente exista dicha desventaja en materia


probatoria, recabar pruebas oficiosamente podría dar lugar a un acto discri­
minatorio contra las personas con discapacidad en perjuicio de su auto­
nomía. Ello se debe a que se estaría asumiendo que una persona en situación
de discapacidad no está en posición de defender sus derechos e intereses
en igualdad de condiciones que las demás.686

Además, es relevante considerar que entre las personas con disca­


pacidad existe una enorme variedad de diversidades funcionales que se

682
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 3788/2017, p. 35, n. 38; y Amparo Directo en
Revisión 4441/2018, p. 46, n. 32.
683
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 3788/2017, párr. 64.
684
Id.
685
Cf. id.
686
Cf. id.

217
traducen en una amplia gama de condiciones, por lo que su vulnerabilidad
social no se traduce siempre en desventaja procesal, ni puede solucionarse
siempre mediante ajustes y medidas a cargo de quien imparte justicia. 687

Para ilustrar la aplicación de los estándares antes referidos se pueden


tomar como referencia casos conocidos por la SCJN. El primero de los su­
puestos, como se dijo, versa sobre la obligación de desahogar pruebas con
miras a establecer si una persona presenta una desventaja en el ámbito pro­
cesal y, con base en ello, ordenar ajustes al procedimien­to. Al respecto, es
de interés lo sucedido en el juicio que dio lugar al Amparo Directo en Re­
visión 4441/2018.

En tal asunto, una persona fue demandada por la rescisión de un con­


trato de arrendamien­to. Seguido el juicio, se condenó a la demandada a
desocupar y entregar al actor el inmueble objeto de dicho contrato. Al pro­
mover juicio de amparo, la persona condenada alegó que el emplazamien­
to se entendió con alguien que suplantó su identidad, y que ello no fue
advertido por el órgano jurisdiccional diligencia el notificador no hizo
constar que la persona emplazada tenía una discapacidad visual. Lo ante­
rior, en concepto de la quejosa, le impidió ejercer sus derechos procesales
y defensas de manera adecuada y oportuna, al desconocer la existencia del
juicio instaurado en su contra.688

Asimismo, la quejosa manifestó que la autoridad judicial no imple­


mentó las medidas correspondientes para conocer y verificar su discapacidad
visual ni eliminó las barreras legales, hechos, acciones, omisiones y prácti­
cas para evitar que su discapacidad le afectara dentro del procedimien­to.
Tales omisiones, en su concepto, le afectaron procesalmente e impidieron
el goce de sus derechos.689

Sobre tales cuestiones, el tribunal de amparo consideró que la deman­­


dada sí quedó enterada del juicio en su contra y que, incluso, contestó la de­
manda a través de un abogado. Por ende, estimó que ella tuvo oportunidad
de ofrecer pruebas, lo que no fue obstaculizado por su discapacidad visual

687
Cf. ibid., párr. 65.
688
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 4441/2018, párr. 26.
689
Cf. ibid., párr. 28.

218
y que, si no las ofreció, era impu­table a ella, pues estuvo representada por
un abogado, de manera que no estuvo en estado de indefensión.690

En tal contexto, al conocer del asunto, la SCJN determinó que fue


incorrecto el análisis realizado por el tribunal de amparo, ya que no se
pronunció sobre la necesidad de implementar ajustes al procedimien­to.
Por lo tanto, la SCJN ordenó al tribunal de amparo verificar si era necesario
reponer el procedimien­to con el fin de implementar ajustes [al procedimien­
to]691 en favor de la demandada, por ejemplo, durante el emplazamien­to,
especialmente en lo relativo a que no se tomó en cuenta la discapacidad
visual, la lectura en voz alta de las actuaciones y la constancia en el acta.

Las características de dicho caso ponen de manifiesto la relevancia de


recabar pruebas oficiosamente para determinar si una persona con disca­
pacidad se encuentra en desventaja procesal. Como se puede ver, la quejosa
precisamente alegó que, en el juicio de origen, la autoridad judicial omitió
tomar medidas para verificar si ella tenía una discapacidad, lo que le terminó
afectando en su defensa dentro del juicio. Tal análisis, como dijo la SCJN,
es una obligación que deben cumplir los órganos jurisdiccionales puesto
que, en las controversias en que participan personas con discapacidad, es
indispensable apreciar si éstas se ven afectadas por una desventaja procesal,
pues sólo de esa manera se puede garantizar el acceso a la justicia en igual­
dad de condiciones.

Otro ejemplo servirá para ilustrar el segundo supuesto, relativo a


recabar pruebas oficiosamente cuando exista una barrera que impida a una
persona con discapacidad hacer valer su defensa mediante el ofrecimien­to
de probanzas. En el Amparo Directo en Revisión 3788/2017, la parte que­
josa instó juicio en el que reclamó indemnización por daño moral que, en
su concepto, le habían causado los demandados al lesionar a su hijo en una
riña. En primera instancia, se determinó que la actora no había acredi­
tado los elementos necesarios para la procedencia de la indemnización por
daño moral y se absolvió a los demandados de las prestaciones exigidas.

690
Cf. ibid., párrs. 67 y 68.
691
En la sentencia recaída en el Amparo Directo en Revisión 4441/2018 se concedió el am­
paro para efecto de verificar si se debieron implementar “ajustes razonables”. Al respecto, es necesario
recordar que, en el Amparo Directo en Revisión 1533/2020, la SCJN estableció que los ajustes al pro­
cedimien­to no se deben confundir con los ajustes razonables, y que los primeros no están sujetos a un
análisis de proporcionalidad, ya que son un “derecho instrumental para lograr el debido proceso”.

219
Inconforme, la actora interpuso recurso de apelación, donde el tribunal de
alzada confirmó la sentencia de primera instancia, por considerar que no
se había acreditado el nexo causal entre el hecho ilícito y el daño, y conde­
nó a la apelante al pago de gastos y costas.692

La sentencia fue impugnada y, posteriormente, llegó al conocimien­to


de la SCJN. Al resolver el caso, la SCJN analizó si i) existían elementos en el
acervo probatorio del juicio que indicaran que la persona recurrente era una
persona con discapacidad y693 ii) si esta discapacidad se traducía en una des­
ventaja relacionada con la prueba de hechos en el proceso.694

En el caso concreto, la SCJN estableció que, en efecto, se trataba de


un caso relacionado con una persona con discapacidad. No obstante, con­
sideró que en el expediente existían elementos que indicaban que la recu­
rrente había estado en posibilidad de probar hechos en condiciones de
igualdad con su contraparte.695

En específico, la SCJN hizo notar que la recurrente presentó pruebas


para demostrar lo ocurrido, realizó argumentos complejos sobre cómo valo­
rar la prueba, así como para mostrar que era incorrecta la valoración reali­
zada por la autoridad responsable. Aunado a lo anterior, la SCJN señaló
que, desde la primera instancia del juicio, se habían incumplido las forma­
lidades esenciales del procedimien­to de dicha persona.696 Con base en ello,
la SCJN determinó que, en el caso, no estaba justificado recabar pruebas
de oficio, por lo que confirmó la sentencia recurrida y negó el amparo
solicitado.697

De dicho caso se desprende que la SCJN, en primer término, tuvo


por demostrado que el caso involucraba a una persona con discapacidad.
No obstante, estimó que tal persona no se veía afectada para probar hechos en
juicio. Al respecto, la SCJN tomó en cuenta la conducta procesal de dicha
persona, de donde observó que el caso no entrañaba una desigualdad

692
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 3788/2017, p. 1.
693
Cf. ibid., párr. 72.
694
Cf. ibid., párr. 77.
695
Cf. id.
696
Cf. ibid., párr. 78.
697
Cf. ibid., p. 42.

220
procesal que debiera ser remediada mediante poderes probatorios del ór­
gano jurisdiccional.

Con base en los estándares antes expuestos, las personas juzgado­


ras deben tomar en cuenta las siguientes consideraciones en lo relativo al
desahogo oficioso de pruebas en los casos que involucren a personas con
discapacidad:

➠ Ejercer facultades probatorias de oficio es una obligación de


protección reforzada para cumplir con el acceso a la justicia en
condiciones de igualdad.

➠ Para analizar si una persona con discapacidad se ve afectada por


una desventaja procesal, se pueden recabar pruebas de manera
oficiosa orientadas a apreciar la forma en que una diversidad
funcional interactúa con las barreras del entorno.

➠ Si en un procedimien­to se advierte que efectivamente una per­


sona con discapacidad se encuentra en una situación de desven­
taja o vulnerabilidad procesal para probar hechos en juicio, las
personas juzgadoras pueden ordenar y desahogar pruebas de
oficio con el fin de remediar dicha situación de desventaja en la
controversia.

➠ Es importante tener presente que no en todos los casos en los que


una persona con discapacidad sea parte en el juicio será necesa­
rio ejercer facultades probatorias de oficio, sino sólo en los casos
en que la discapacidad se traduzca en una desventaja procesal
relacionada con la posibilidad de probar hechos en juicio.

7. Analizar la necesidad de pronunciarse sobre los


sistemas de apoyo para el ejercicio de los derechos
de las personas con discapacidad

El acceso a distintos tipos de apoyo resulta de especial importancia


para las personas con discapacidad, pues se trata de medidas que desempe­
ñan un papel importante en potenciar su proyecto de vida y el ejercicio
de su capacidad jurídica y voluntad de forma plena. Ello atiende a que los

221
apoyos están orientados a hacer efectivo cualquier derecho de las perso­
nas con discapacidad, garantizar su autonomía en las actividades de la vida
cotidiana y fortalecer el ejercicio de la capacidad jurídica.698

Los apoyos presentan varias particularidades que inciden en la posi­


bilidad de acción y decisión de las personas con discapacidad. Por ejem­
plo, cuando las familias son el único proveedor de apoyo, la autonomía de
las personas con discapacidad y sus familiares se ve reducida. En estos ca­
sos, quienes reciben el apoyo no tienen ningún tipo de elección o control
en cuanto a la asistencia que necesitan para realizar su proyecto de vida y
suelen surgir problemas relacionados con la sobreprotección y los conflic­
tos de intereses. Además, la falta de sistemas de apoyo adecuados incre­
menta el riesgo de segregación e institucionalización, ya que la internación
se puede llegar a ver como el mejor medio para brindar apoyo a las personas
con discapacidad.699

La falta de control en las propias decisiones puede constituir un im­


pedimento para que una persona con discapacidad lleve a cabo su proyec­
to de vida de manera libre. Según lo ha sostenido la Corte IDH, el concepto
de “proyecto de vida” atiende a la realización integral de la persona, de
conformidad con su vocación, aptitudes, circunstancias, potencialidades y
aspiraciones, que le permiten fijarse razonablemente determinadas expec­
tativas y tener acceso a ellas. Al respecto, el tribunal interamericano ha
precisado que la realización personal depende de las opciones que la per­
sona tiene para conducir su vida y alcanzar el destino que se propone. Por
lo tanto, si una persona carece de opciones para encaminar su existencia y
llevarla a su natural culminación, difícilmente se podría decir que es verda­
deramente libre.700

En el presente apartado se brindan ejemplos de casos en los que la


SCJN ha estudiado la necesidad y pertinencia de tales mecanismos en un
caso concreto. De este modo, las personas juzgadoras pueden evaluar si,
en el asunto del que conocen, es necesario pronunciarse sobre algún apoyo en
concreto que pudiera ser necesario para hacer efectivos los derechos de las

698
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 44/2018, p. 82.
699
Cf. Consejo de Derechos Humanos, op. cit., párrs. 20 y 21.
700
Cf. Corte IDH, caso Loayza Tamayo vs. Perú, serie C, núm. 42, párr. 147; caso Tibi vs.
Ecuador, serie C, núm. 114, párr. 245; y caso Furlán y familiares vs. Argentina, cit., párr. 285.

222
personas con discapacidad tanto dentro como fuera de un procedimien­to
judicial.

En primer lugar, podemos hacer referencia al Amparo Directo 4/2021.


En este asunto la persona quejosa sostuvo que el estado de interdicción al
que estaba sujeta era su única barrera para el ejercicio de su capacidad
jurídica, pues, aunque vivía con su madre, él se hacía cargo de su propio
cuidado médico. Por ende, solicitó el cese del estado de interdicción y la
instauración de un sistema de apoyos y salvaguardias para el ejercicio de su
capacidad jurídica, y propuso que su madre formara parte de ello.

En lo particular, la SCJN analizó la inconformidad del quejoso con el


sistema de apoyo y salvaguardias que estableció la autoridad judicial,
consistente en asignar a su madre como persona de apoyo con el fin de que
estuviera pendiente de supervisar su tratamien­to médico, aun cuando él no
solicitó ese tipo de apoyo.701 La SCJN consideró fundado el reclamo del
quejoso, ya que observó que las funciones asignadas a su madre no apoya­
ban al quejoso en la toma de decisiones para el ejercicio de su capacidad
jurídica.702 Además, si bien dicha supervisión podía ser un apoyo para actos
relativos al cuidado de su salud (lo que podría encuadrarse como un apoyo
para la vida independiente), el quejoso únicamente había propuesto a su
madre como parte de un sistema que lo auxiliara en el ejercicio de su capa­
cidad jurídica.703 En ese tenor, la SCJN decidió que era incorrecto imponer
ese tipo de medida sin que lo solicitara la persona con discapacidad, pues es
la persona con discapacidad quien debe tener protagonismo en el diseño de
sus sistemas de apoyo y decidir la forma en que requiere ser apoyada.704

Por otro lado, en el mismo asunto se analizó la inconformidad del


quejoso respecto de una medida establecida a modo de salvaguardia, con­
sistente en la rendición de informes mensuales sobre el control de su salud
mental, por parte de una institución pública de salud. La SCJN observó
que dicha medida no servía como salvaguardia respecto de los apoyos para
el ejercicio de la capacidad jurídica, ya que no se advertía una relación ló­
gica y objetiva entre la función del apoyo (orientado a tomar decisiones) y

701
Cf. SCJN, Amparo Directo 4/2021, párr. 200.
702
Cf. ibid., párr. 204.
703
Cf. ibid., párrs. 205-206.
704
Cf. ibid., párr. 207.

223
la supuesta salvaguardia (monitorear la salud mental del quejoso). Más
aún, la SCJN estimó que tampoco se constataba una clara finalidad de evi­
tar el abuso de las personas de apoyo respecto de los derechos del quejoso,
eliminar conflictos de interés o influencias indebidas, ya que esos informes
médicos sólo podían dar cuenta del estado de salud mental, no así del desem­
peño de los apoyos.705

Además, la SCJN consideró que la salvaguardia no podía ser impuesta


de forma unilateral y sin consentimien­to de la persona con discapacidad.
De hacerlo, se vulnerarían múltiples derechos, empezando por el de autode­­­
terminación en materia del cuidado de la propia salud, al obligarla a so­
meterse a controles sin su voluntad.706

En otro aspecto, la SCJN también declaró fundada la inconformidad


del quejoso relativa a que no se había establecido una salvaguardia respec­
to de la función de la madre como apoyo.707 Así, la SCJN determinó que
todo sistema de apoyo —en este caso para el ejercicio de la capacidad jurí­
dica—, aun cuando sea desempeñado por familiares, amigos, personas de
confianza de la persona con discapacidad o redes de apoyo comunitario, debe
ser sujeto a vigilancia y evaluación a través de salvaguardias que se estimen
adecuadas y eficaces para verificar que la función del apoyo se cumpla.708

De acuerdo con lo anterior, la SCJN ordenó a la autoridad judicial la


aplicación directa de la CDPD, específicamente, del artícu­lo 12 de dicho
instrumento.709 Como efecto de ello, instruyó a la autoridad judicial para
cumplir las siguientes acciones:

➠ Escuchar a la persona quejosa en una audiencia y hacer constar


por escrito su voluntad y preferencias sobre el apoyo para la toma
de decisiones en ejercicio de su capacidad jurídica y las salva­
guardias respectivas. También, que se constatara si requería otro
tipo de apoyo para ejercer su derecho a la vida independiente e
inclusión en la comunidad.710

705
Cf. ibid., párr. 216.
706
Cf. ibid., párr. 217-218.
707
Cf. ibid., párr. 234.
708
Cf. ibid., párr. 236.
709
Cf. ibid., párr. 241, inciso b.
710
Cf. ibid., párr. 241, inciso d.

224
➠ Asegurarse de que las funciones de los apoyos y de las salva­
guardias que se establecieran quedaran definidas de manera
explícita y estuvieran sujetas a una revisión periódica y posible
modificación.711

➠ Informar a la persona con discapacidad de su derecho a recibir


asesoría y representación por parte de la defensoría pública lo­
cal.712 A la par, que se diera aviso al organismo local encargado
de facilitar el ejercicio pleno de la capacidad jurídica e informa­
ción para tener acceso a programas de la asistencia, inclusión y
bienestar de las personas con discapacidad, incluso, para deter­
minar nuevos apoyos relacionados con múltiples derechos.713

Otra muestra sobre la aplicación de los estándares relativos a apoyos


y salvaguardias es el Amparo Directo en Revisión 44/2018. Este asunto
derivó de la solicitud de declaración del estado de interdicción de una per­
sona con discapacidad. La SCJN, tras declarar inconstitucional las normas
relativas al estado de interdicción, determinó que en su lugar era proceden­
te proporcionar los apoyos y salvaguardias necesarias, con el fin de que, en
ejercicio de su capacidad jurídica, se respetaran sus derechos, voluntad y
preferencias, particularmente con el propósito de que se respetara el dere­
cho de elegir su lugar de residencia, así como dónde y con quién vivir.714

Para tal fin, la SCJN instruyó a la autoridad judicial para que realiza­
ra una entrevista antes de dictar la sentencia, en un ambiente y con una
persona de confianza.715 Además, la autoridad judicial debería brindar las
medidas de apoyo considerando las decisiones de la quejosa. En esa línea,
la SCJN estimó que el órgano jurisdiccional debía preguntar sobre las acti­
vidades diarias y el plan de vida, identificar barreras sociales que pudieran
presentarse y establecer una revisión periódica de las medidas para efecto de
modificarlas si fuera necesario. Asimismo, la SCJN precisó que las medidas
de apoyo no causan estado y pueden modificarse en cualquier momento de
acuerdo con las circunstancias de la persona. Por otro lado, estableció la

711
Cf. ibid., párr. 241, inciso j.
712
Cf. ibid., párr. 241, inciso l.
713
Cf. ibid., párr. 241, inciso m.
714
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 44/2018, pp. 92-93.
715
Cf. ibid., p. 100.

225
obligación de explicar con claridad y lenguaje apropiado el significado y las
consecuencias de nombrar a una persona para que asista a modo de apoyo
personal.716

Por otro lado, en tal asunto, la SCJN ordenó establecer en la resolución,


de forma precisa, las salvaguardias aplicables a los apoyos y dejar clara la
posibilidad de que cualquier persona podría dar parte a la autoridad juris­
diccional de la vulneración de los derechos de la persona con discapaci­
dad, con el objeto de que se tomaran las medidas conducentes para evitar
o subsanar violaciones o, en su caso, modificar los apoyos.717

De acuerdo con las características de los sistemas de apoyos y salva­


guardias que se han presentado hasta ahora, a continuación se describen
pautas que se recomienda considerar a las personas juzgadoras en rela­
ción con la necesidad de pronunciarse sobre algún tipo de apoyos en los
casos concretos.

➠ Suplencia en la deficiencia de la queja

Los casos que involucran a personas con discapacidad actualizan


la suplencia en la deficiencia de la queja718 en toda su amplitud.
Por lo tanto, la posibilidad de que la autoridad judicial estudie
la necesidad de un apoyo no depende exclusivamente de que la
persona lo solicite, sino que es una cuestión que debe ser anali­
zada por las autoridades jurisdiccionales, sin mayor obstácu­lo,719
aun ante la falta de conceptos de violación, agravios o argumen­
tación en ese respecto. Esto es así debido a la discriminación y
vulneraciones a las que han estado sometidas las personas con
discapacidad de manera histórica, y en virtud de tratarse de una
medida tendiente a mejorar su situación y reducir las desventa­
jas estructurales a las que se enfrentan.720

716
Cf. ibid., pp. 101-102.
717
Cf. ibid., p. 102.
718
Cámara de Dipu­tados, Ley de Amparo, Reglamentaria de los artícu­los 103 y 107 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, artícu­lo 79, fracciones I, II, VII, y últi­
mo párr.
719
Cf. SCJN, Amparo Directo 4/2021, párr. 35; y Amparo Directo en Revisión 44/2018, p. 36.
720
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 8314/2019, p. 22.

226
➠ Aplicación directa de la CDPD

La implementación de apoyos que posibiliten el ejercicio de los


derechos de las personas con discapacidad es una obligación de­
rivada directamente de la CDPD. Por ende, las autoridades judi­
ciales deben pronunciarse sobre la necesidad de apoyos cuando
la controversia judicial implique el ejercicio de derechos que
requieran ese tipo de medidas.

➠ Entrevista con la persona con discapacidad721

Las personas con discapacidad deben tener participación directa


para manifestar su voluntad y preferencias respecto de la imple­
mentación de apoyos y salvaguardias. Para escucharlas, la auto­
ridad judicial puede ordenar una entrevista, con la finalidad de
que puedan manifestarse. En ésta, se podría preguntar a la persona
con discapacidad sobre su vida y sus necesidades específicas, con
la finalidad de poder detectar los apoyos que requiere, siempre
respetando sus decisiones y sin sustituir su voluntad.

Asimismo, se recomienda explicar a la persona con discapacidad


en forma clara lo que requiera saber sobre el funcionamien­to que
podrá tener un sistema de apoyo y los distintos tipos de apoyos
que se podrían establecer.

También se le debe informar claramente la finalidad de las salva­


guardias y cuáles se estiman adecuadas en torno a las funciones
que se asignen a sus apoyos.

De ser necesario, se deberán hacer los ajustes al procedimien­to o


adoptar medidas de accesibilidad, con la finalidad de que pueda
ejercerse el derecho de audiencia y manifestarse plenamente su
voluntad, así como plasmar por escrito los términos en los que
desea que opere el sistema de apoyo.

721
Las pautas descritas a continuación tienen sustento en lo resuelto por la SCJN en el
Amparo Directo 4/2021, párrs. 239 y 241, inciso d y e; y Amparo Directo en Revisión 44/2018,
pp. 99-101.

227
➠ Pronunciamien­to sobre las medidas

Si la autoridad judicial estima necesario pronunciarse sobre las


medidas de apoyo, éstas deben quedar estipuladas de forma explí­
cita y definida. Las personas juzgadoras deben tener en cuenta
que el diseño de apoyos y, en su caso, de salvaguardias debe
partir de las necesidades particulares de la persona con discapa­
cidad, en virtud de la amplia diversidad funcional que existe.722

Los apoyos podrían ser modificados en cualquier momento de


acuerdo con las necesidades de la persona, en tanto el ejercicio
de múltiples derechos depende de éstas.723 De igual modo, debe
existir la posibilidad de que terceras personas pongan en co­
nocimien­to la posible vulneración de los derechos de las per­
sonas con discapacidad ocasionada por injerencias indebidas
en la prestación de los apoyos, caso en el que éstos podrían ser
modificados.724

➠ Asesoría e información

La persona con discapacidad puede acudir a la Defensoría Pú­


blica para que, de acuerdo con las atribuciones de la institu­
ción, reciba orientación, asesoría y patrocinio, con la finalidad
de que puedan auxiliarla en futuros procedimien­tos y, espe­
cialmente, respecto del sistema de apoyos y salvaguardias.725
Asimismo, podría acudir ante entidades públicas dedicadas a
procurar el efectivo ejercicio de los derechos de las personas
con discapacidad, las cuales podrían brindar información sobre
programas de asistencia, bienestar e inclusión, así como para
el establecimien­to de nuevos apoyos, vinculados con servicios
de salud, terapéuticos, inclusión laboral, capacitación, asesoría
gratuita, entre otros.726

722
Cf. ibid., párr. 173.
723
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 44/2018, p. 102.
724
Cf. id.
725
Cf. SCJN, Amparo Directo 4/2021, párr. 241, inciso l; y Amparo Directo en Revisión
44/2018, p. 103.
726
Cf. SCJN, Amparo Directo 4/2021, párr. 241, inciso m; y Amparo Directo en Revisión
44/2018, pp. 103­104.

228
Esquema 14.
Obligaciones transversales para
juzgar con perspectiva de discapacidad

Obligaciones
transversales al
procedimiento

Son obligaciones que tienen aplicación


transversal, es decir, deben observarse por
las personas juzgadoras en cualquier tipo
de procedimiento judicial y durante
cualquier momento o etapa de éste
Identificar las barreras del
procedimiento e implementar
ajustes para superarlas
Proporcionar información accesible
Las cuales consisten en: durante el procedimiento
Utilizar lenguaje que no reproduzca
estereotipos o prejuicios
Aplicar criterio reforzado de celeridad
en el proceso
Escuchar a las personas con
discapacidad en cualquier
momento del procedimiento
Ejercer facultades probatorias de oficio
Analizar la necesidad de pronunciarse
sobre los sistemas de apoyo para el
ejercicio de los derechos de las
personas con discapacidad

229
III. Obligaciones al momento de resolver
el fondo de una controversia

Luisiana hojea
la Convención de
los Derechos de las
Personas con
Discapacidad. (s/f)
Ernu J. Ricardo Pérez.

Tras abordar las obligaciones iniciales y transversales de las personas


juzgadoras en los procedimientos donde se encuentra involucrada una per­
sona con discapacidad, ahora se desarrollarán aquellas obligaciones que
surgen al momento de resolver el fondo de una controversia. Éstas se rela­
cionan con la aplicación del marco jurídico de las personas con discapaci­
dad y con el análisis de pruebas y hechos desde una perspectiva acorde al
modelo social y de derechos humanos de la discapacidad.

230
1. Aplicar el marco jurídico de los derechos
de las personas con discapacidad

En primer lugar, se abordará la obligación de aplicar el marco jurí­


dico de las personas con discapacidad. Al respecto, resulta relevante que las
personas juzgadoras, al momento de resolver el fondo de un caso en el que
se encuentre involucrada una persona con discapacidad, acudan a los es­
tándares desarrollados en el sistema universal, el sistema interamericano y
la doctrina de la SCJN sobre el tema.

La reseña a profundidad de estos criterios se realizó en el bloque C


de este protocolo, “Igualdad y no discriminación, y acceso a la justicia de
las personas con discapacidad”, no obstante, resulta relevante que quienes
imparten justicia, al aplicar este marco jurídico en los casos en los que estén
involucradas personas con discapacidad, tengan presente que:

➠ La CDPD constituye la referencia normativa clave con respecto al


marco normativo aplicable en casos donde se encuentren involu­
cradas personas con discapacidad. El Estado mexicano firmó este
tratado el 30 de marzo de 2007, y el 17 de diciembre de 2008 fue
ratificado por el Senado de la República.727 En ese sentido, este tra­
tado internacional es vinculante para el Estado mexicano.

➠ Las personas juzgadoras deben promover, respetar, proteger y


ga­rantizar los derechos humanos reconocidos en la CDPD, así
como los derechos de las personas con discapacidad contenidos
en la jurisprudencia de la Corte IDH.728

➠ La SCJN estableció que las personas juzgadoras deben optar siem­­


pre por aquella solución jurídica que haga operativa la CDPD y
sus principios,729 con la finalidad de fomentar una interpretación

727
V. SEGOB, “DECRETO. Promulgación de la Convención sobre los Derechos de las Perso­
nas con Discapacidad y Protocolo Facultativo, adoptados por la Asamblea General de las Naciones
Unidas el trece de diciembre de dos mil seis”, en Diario Oficial de la Federación.
728
Ello conforme a lo resuelto por la SCJN en la Contradicción de Tesis 293/2011, párr. 57,
en la que se sostuvo que, conforme al artícu­lo 1o constitucional, todos los derechos humanos reco­
nocidos en la Constitución y en los tratados internacionales de los cuales el Estado mexicano es
parte conforman el parámetro de control de regularidad del ordenamien­to jurídico mexicano.
729
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 1043/2015, párr. 64.

231
en clave de derechos humanos que asuma el respeto a la diver­
sidad como condición inherente a la dignidad humana.730

➠ La SCJN reconoció que las observaciones del Comité DPD son


guías interpretativas que, si bien no tienen un carácter vinculante,
son orientadoras toda vez que son emitidas por el único órgano
creado específicamente para interpretar y monitorear la adecua­
da implementación de la CDPD.731

2. Analizar los hechos y las pruebas desde


una perspectiva interseccional

Como se mencionó con anterioridad en el apartado de obligaciones


iniciales, resulta indispensable que las personas juzgadoras reconozcan si
en el caso se actualizan dos o más condiciones o características de una per­
sona que generan un tipo único de discriminación y opresión. Dicho paso
inicial es necesario para que, posteriormente, las personas juzgadoras cum­
plan con su obligación de analizar los hechos y las pruebas del caso desde
una perspectiva interseccional.

Un análisis de los hechos del caso desde una perspectiva interseccio­


nal permite identificar la forma en que la combinación de dos o más con­
diciones o características de una persona —como el género, la orientación
sexual, la nacionalidad, la discapacidad, entre otras— genera un tipo único
de discriminación y opresión. Estas categorías se encuentran entrelazadas de
manera indisoluble, de modo que, ante la ausencia de una, la discrimina­
ción que se experimenta varía.732

En este sentido, un acercamiento con perspectiva interseccional a


los hechos implica una valoración conjunta de categorías sospechosas. Ello
implica, como se señaló anteriormente, considerar la influencia de cada

730
Cf. id.
Cf. SCJN, Acción de Inconstitucionalidad 80/2017 y su Acumulada 81/2017, párr. 35.
731

Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, Proyecto de Recomen­


732

dación General Núm. 28, relativa al artículo 2 de la Convención sobre la Eliminación de Todas las
Formas de Discriminación contra la Mujer, párr. 18.

232
una de estas categorías sobre otras y su interacción con las dinámicas y
relaciones de poder.733

En lo sucesivo, se alude a distintos casos o pronunciamien­tos en los


que es posible verificar la existencia de un análisis interseccional por parte
de las personas juzgadoras. Los casos que se reseñan a continuación invo­
lucran perspectivas que atañen a la discapacidad, género, niñez, personas
indígenas, salud, entre otros factores que confluyen.

En primer lugar, cabe destacar el Amparo en Revisión 272/2019, en


el cual la SCJN pone en evidencia la utilidad de una visión interseccional.
Este asunto se relaciona con un amparo promovido por el padre de una niña
indígena mazahua con discapacidad, perteneciente a una comunidad del
Estado de México. Específicamente, la SCJN recordó que las autoridades
tienen la obligación de asegurar el derecho a la educación inclusiva, inde­
pendientemente de las circunstancias personales o sociales, como el género,
el origen étnico o la situación económica.734

Además, la SCJN enfatizó que cuando se trata del derecho a la edu­


cación inclusiva, no se hace referencia únicamente a niñas y niños con
dis­capacidad, sino que deben abarcarse otras condiciones por las cuales se
pudiera ser objeto de exclusión en un centro escolar. En este sentido, con­
sidera que los hechos deben analizarse desde una perspectiva diferenciada
cuando alguna de las partes pertenece a comunidades indígenas, minorías
lingüísticas o religiosas; vive en condición de pobreza o en situación de
calle; es niña o niño que trabaja; es portadora de VIH; es víctima de la vio­
lencia; es migrante; entre otros.735

De esta forma, la SCJN reconoció en este caso la existencia de una


problemática de exclusión, segregación geográfica, deserción, rezago, anal­

733
Cf. SCJN, Protocolo para juzgar casos que involucren personas migrantes… cit., p. 22, citan­
do: A la par, se ha desarrollado el término “interseccionalidad estructural” para hacer referencia a las
formas de dominación multicapa (varios niveles) y que se han vuelto parte de la rutina. Es decir,
ayuda a estudiar las estructuras de subordinación que se sobreponen. Este tipo de análisis es rele­
vante para estudiar, por ejemplo, casos de violencia contra mujeres. V. Cho, S., et al., “Toward a Field
of Intersectionality Studies: Theory, Applications, and Praxis”, en Signs, p. 795-800. Disponible en
«https://www.jstor.org/stable/10.1086/669608?seq=1».
734
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 272/2019, p. 72.
735
Cf. id.

233
fabetismo, falta de atención y accesibilidad hacia estudiantes con disca­
pacidad en general, “pero de manera especial aquellas personas que habitan
en zonas de alta marginación, en áreas rurales o quienes son hablantes de
lenguas indígenas”.736 Con base en este análisis determinó que la situación
posibilitaba una acumulación de desventajas, dando paso a la segregación y
discriminación, de modo que el hecho de ser mujer indígena con discapa­
cidad podía “ser un indicativo de una triple discriminación a la que po­
dría­mos sumar la edad o las preferencias de género”.737

Por otro lado, cabe señalar el caso Gonzales Lluy y otros vs. Ecuador.
En el análisis de los hechos de este asunto, la Corte IDH observó que con­
fluyeron en forma interseccional múltiples factores de vulnerabilidad y
riesgo de discriminación: ser niña, mujer, persona en situación de pobreza
y persona con VIH. El análisis de estas categorías y la forma en la que im­
pactaron en los hechos permitió que el tribunal interamericano reconocie­
ra que la discriminación que vivió la niña no sólo fue causada por múltiples
factores, sino que la intersección de categorías produjo una forma especí­
fica de discriminación.

Con base en dicho estudio, la Corte IDH concluyó que, si uno de


esos factores no hubiese estado presente, la discriminación hubiese tenido
naturaleza distinta. Así, en el caso concreto destacó el impacto en los
hechos de las siguientes categorías: la situación económica, el género, la
edad (ser una niña) y vivir con una discapacidad. Aunado a este análisis
de circunstancias específicas, la Corte IDH estimó que la estigmatización
relacionada con el VIH se agravó derivado de la confluencia de estas
categorías.738

736
Cf. ibid., pp. 73-74.
737
Cf. ibid., p. 74.
738
Corte IDH, caso Gonzales Lluy y otros vs. Ecuador, cit., párr. 290. Es pertinente apuntar que
la Corte IDH, en el párrafo 236, precisó que “las personas con VIH han sido históricamente discri­
minadas debido a las diferentes creencias sociales y culturales que han creado un estigma alrededor
de la enfermedad. De este modo, que una persona viva con VIH/sida, o incluso la sola suposición de
que lo tiene, puede crear barreras sociales y actitudinales para que ésta acceda en igualdad de con­
diciones a todos sus derechos. La relación entre este tipo de barreras y la condición de salud de las
personas justifica el uso del modelo social de la discapacidad como enfoque relevante para valorar
el alcance de algunos derechos involucrados en el presente caso”.

234
Campamento el Chaparral. 2021.
Alfonso Caraveo. Archivo de
El Colegio de la Frontera Norte.

Los ejemplos anteriores ilustran la convergencia de situaciones que


exponen a las personas con discapacidad a una mayor vulneración de sus
derechos, lo cual justifica la necesidad de que las personas juzgadoras rea­
licen un análisis interseccional.

Esta obligación resulta relevante para reconocer el cúmulo de cir­


cunstancias de vulnerabilidad que confluyen en una persona, con el fin de
estar en posibilidad de incorporar al análisis del caso los estándares inter­
nacionales de derechos humanos y las normas aplicables. Con base en esta
lógica, se garantiza una adecuada comprensión del tipo de discriminación

235
sufrida, lo cual permite determinar la entidad de las violaciones a los dere­
chos, así como las medidas de reparación correspondientes.739

Así, nacional e internacionalmente se ha reconocido la importancia


de que las personas juzgadoras realicen un análisis interseccional de los
asuntos que conozcan, en los que algunas de las partes pertenezcan a al­
guna categoría sospechosa, además de aquella relacionada con una condi­
ción de discapacidad. Esta obligación conlleva, como mínimo, los siguientes
lineamientos:
­

➠ Analizar los hechos y las pruebas de acuerdo con el contexto


objetivo y subjetivo de las partes, tomando en consideración que
dicho estudio deberá responder a las diversas particularidades y
categorías identificadas conforme a las obligaciones iniciales de­
sarrolladas en este Protocolo.

➠ Conforme a este análisis, reconocer los marcos normativos —na­


cionales e internacionales— aplicables.

➠ Identificar las medidas de reparación necesarias en el caso para


revertir las diversas violencias, formas de discriminación y vul­
nerabilidades que se actualizan en el caso como consecuencia de
las particularidades de alguna de las partes.

3. Analizar los hechos desde una perspectiva del


modelo social de la discapacidad

Como hemos visto a lo largo de este Protocolo, el modelo social repre­


sentó el cambio de paradigma para un nuevo acercamiento y entendimien­
to de la discapacidad, el cual se sustenta en la dignidad inherente de las
personas y el respeto a la diversidad humana. Por ello, resulta de vital im­
portancia que las autoridades, entre ellas las personas juzgadoras, cumplan
su obligación de actuar con apego a los principios que establece la CDPD.

739
Cf. SCJN, Protocolo para juzgar con perspectiva de género, cit., p. 87; y Protocolo para juzgar
casos que involucren personas migrantes… cit., p. 24.

236
Sin embargo, a pesar de la vigencia del modelo social de la discapa­
cidad, la actuación de diversas autoridades, incluso las jurisdiccionales,
podría basarse en las premisas obsoletas del modelo médico-asistencialista,
lo que acarrea importantes implicaciones en el reconocimien­to y ejercicio
de derechos de las personas con discapacidad.

Por esta razón, es necesario identificar los posibles escenarios en los


que, en la impartición de justicia, la omisión de analizar los hechos confor­
me al modelo social ha impactado en los derechos de personas con disca­
pacidad. Así, se busca ejemplificar malas prácticas que las autoridades
jurisdiccionales deben evitar para cumplir con su obligación de hacer efec­
tiva la CDPD y garantizar los derechos de las personas con discapacidad.

Una de las consecuencias lógicas de analizar un caso sin perspectiva


de discapacidad es que las personas juzgadoras actúen conforme a los pos­
tulados del modelo médico-asistencialista de la discapacidad. Este modelo
se sustenta en “criterios de tipo médico caritativo [sic] en el que se ve a las
personas con discapacidad como objetos pasivos de atención”.740 Actuar
conforme a dicha perspectiva de la discapacidad al analizar los hechos de
un caso puede conllevar la violación de derechos de esta población.

Un ejemplo de lo anterior se observa en los casos en los que las per­


sonas juzgadoras declaran en estado de interdicción a una persona con
discapacidad, pues dicho actuar suele sustentarse en dos argumentos acor­
des al modelo médico: 1) que la restricción a la capacidad jurídica de la
persona se encuentra justificada por la necesidad de salvaguardar sus dere­
chos mediante el auxilio de otra persona741 y 2) que para declarar a una
persona en estado de interdicción basta con sustentarlo en los reconocimien­
tos de peritos alienistas.742 De esta forma, se concibe a la persona como un
objeto de protección debido a sus diversidades funcionales, lo que se aleja
del modelo social y viola los derechos humanos.

Otro ejemplo de lo anterior se observa en los antecedentes del Am­


paro en Revisión 1368/2015, en el cual la SCJN analizó la constitucionali­
dad de la legislación que prevé el estado de interdicción. En este asunto, la

740
Cf. SCJN, Acción de Inconstitucionalidad 90/2018, p. 23.
741
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 159/2013, p. 42.
742
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 1368/2015, párr. 2.

237
persona juzgadora requirió que se le presentara a la persona con discapa­
cidad involucrada, “con la finalidad de entregarlo y ponerlo en custodia de
su tutora y vivir donde ella dispusiera”.743 Ello implicó desconocer la per­
sonalidad y capacidad jurídica de la persona con discapacidad, derechos
previstos y tutelados por la CDPD.

Asimismo, en dicho asunto, la SCJN destacó que otra consecuencia


de no analizar los hechos conforme al modelo social es la posibilidad de
recaer en estereotipos y estigmas que refuerzan el modelo médico-rehabi­
litador. Al respecto, la SCJN explicó que la figura de interdicción promueve
estereotipos y, con ello, la discriminación de las personas con discapaci­
dad. Sobre este tema, se explicó que las normas pueden funcionar como
“medios textuales a través de los cuales se configuran mensajes que conlle­
van un juicio de valor que puede ser negativo”.744

En ese sentido, la SCJN señaló que la figura de interdicción genera


que se trate a las personas con discapacidad como meros objetos de cui­
dado y no como sujetos de derechos, pues se parte de la premisa de que la
discapacidad inhabilita por completo a la persona, además de que se pone
el acento en la deficiencia. En ese sentido, esta concepción refuerza la idea
de que sólo mediante la sustitución de la voluntad de la persona con dis­
capacidad se “mitigan” los efectos de la discapacidad y, por ende, las barre­
ras y actitudes sociales permanecen inalteradas745.

En lugar de conseguir la plena inclusión de las personas con disca­


pacidad, enfatizó la SCJN, el estado de interdicción, al prever la restricción
absoluta de la capacidad de ejercicio, invisibiliza y excluye a las personas
con discapacidad, pues no les permite conducirse con autonomía ni interac­
tuar con los demás grupos, personas e intereses que componen la socie­
dad, por lo que refuerza los estigmas y estereotipos.746

743
Ibid., p. 19.
744
Ibid., p. 69.
745
Cf. ibid., pp. 69-70. En términos similares se resolvió (el 16 de junio de 2021) el Amparo
Directo 4/2021, el cual constituye jurisprudencia en términos del Acuerdo General 1/2021, de ocho
de abril de dos mil veintiuno, del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por el que se
determina el inicio de la Undécima Época del Semanario Judicial de la Federación, y se establecen
sus bases.
746
Cf. ibid., p. 70.

238
Como consecuencia de estas preconcepciones, tradicionalmente se ha
negado a las personas con discapacidad la posibilidad de tomar el control
en todas las esferas de su vida, lo que reproduce un modelo de discapacidad
individual (o médico) y de sustitución de la voluntad en la toma de decisio­
nes, pues se da por supuesto que quienes forman parte de este grupo en
situación de vulnerabilidad no pueden vivir de manera independiente.

Por ello, al analizar la situación fáctica y valorar las pruebas en los


asuntos que involucren a personas con discapacidad, las autoridades juris­
diccionales deben abandonar cualquier estereotipo o estigma, con la fina­
lidad de salvaguardar sus derechos fundamentales, incluyendo el acceso a
la justicia.747 En este sentido, uno de los pilares para abatir estos prejuicios
es abandonar el enfoque de la discapacidad basado en criterios de tipo
médico y caritativo o asistencialista, en el que se ve a las personas con dis­
capacidad como objetos pasivos de atención.

Para cumplir con esta obligación, resulta necesario que se priorice la


promoción de la toma de conciencia respecto de las capacidades y aporta­
ciones a la sociedad de las personas con discapacidad.748 Ello implica que
las personas juzgadoras, al conocer de un asunto en el que se encuentra
involucrada alguna persona con discapacidad, tengan en cuenta que ésta es
un sujeto de derechos con plena capacidad jurídica y no un objeto de polí­
ticas públicas o programas de beneficencia.749

Además, el rechazo al modelo médico supone reconocer los efectos


perjudiciales de centrar la conformación y el análisis del acervo probatorio
del asunto en las diversidades funcionales de las personas con discapacidad.
Asimismo, implica alejarse de los estigmas que sustentan el desconocimien­
to del carácter de las personas con discapacidad de titulares de derechos,
así como de aquellos que las “reducen” a sus características fisiológicas, lo
que permite un trato diferencial y discriminatorio.750

747
Cf. SCJN, Protocolo de actuación para quienes imparten justicia en casos que involucren dere­
chos de las personas con discapacidad, p. 49.
748
Cf. SCJN, Acción de Inconstitucionalidad 90/2018, p. 23.
749
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 1368/2015, párrs. 77­78; Amparo Directo en Revisión
44/2018, p. 71; y Amparo en Revisión 702/2018, párrs. 123­124.
750
Comité DPD, Observación General Núm. 6… cit., párr. 8.

239
Según esta lógica, resulta necesario que las personas juzgadoras ana­
licen los hechos conforme al modelo social para resolver con una perspec­
tiva de discapacidad y, de esta forma, se sujeten a los estándares desarrollados
en este Protocolo, los cuales se basan en la Constitución y los tratados inter­
nacionales en la materia. Así, en los casos en los que estén involucradas per­
sonas con discapacidad, las autoridades jurisdiccionales deben partir de la
premisa de que la discapacidad es una cuestión de derechos humanos,
ajena a cuestiones paternalistas, y es un reflejo de la universalización y
generalización del modelo de derechos.751

Con la finalidad de brindar pautas específicas para cumplir con esta


obligación, en el apartado relativo a la obligación de “Ejercer facultades
probatorias de oficio” se brindan lineamien­tos relativos a los supuestos en
que se surte la obligación de las personas juzgadoras de desahogar pruebas
de manera oficiosa. Asimismo, en el siguiente apartado se desarrolla su
obligación de analizar el impacto de los estereotipos en la evaluación de
hechos y pruebas.

4. Analizar los hechos y las pruebas sin estereotipos

En diversos apartados de este Protocolo se ha abordado la importan­


cia de juzgar a las personas con discapacidad con base en la perspectiva del
modelo social y de derechos humanos. La SCJN ha destacado que el re­
planteamien­to de la discapacidad y sus consecuencias jurídicas —desde el
modelo social y de derechos humanos— no puede dar lugar a respuestas
jurídicas ancladas en un concepto de normalidad que excluye a quienes
tienen una diversidad funcional.752

Por lo tanto, quienes imparten justicia deben desechar estereotipos


que puedan incidir en la valoración probatoria y en la aplicación del derecho.
Lo anterior deriva del mandato constitucional de prohibición de discrimi­
nación que, como fue explicado anteriormente, deriva a su vez de la faceta
formal del derecho a la igualdad.

De acuerdo con esta lógica, en el presente apartado se presentan


criterios jurídicos que deben observar las personas juzgadoras al analizar

751
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 2805/2014, párr. 35.
752
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 1043/2015, párr. 45.

240
las pruebas y los hechos de un caso concreto. De este modo, se expone el
impacto que en tal escenario pueden tener los estereotipos sobre las perso­
nas con discapacidad y de qué manera evitar incurrir en una aplicación del
derecho posiblemente discriminatoria.

Los estereotipos generan obstácu­los en múltiples facetas de la vida.


Ello se debe a que afectan la apreciación de la realidad, puesto que son una
forma de categorización social que prescribe cómo son o cómo se compor­
tarán las personas.753 En virtud de su profundo arraigo, los estereotipos
suelen pasar desapercibidos o, inclusive, se intenta justificarlos a pesar de
tener conciencia de ellos. 754

En cuanto a los derechos de las personas con discapacidad, los estereo­


tipos pueden operar de manera nociva. Ejemplo de ello es el estereotipo
relativo a que dichas personas no gozan de inteligencia suficiente, lo cual
impacta en su capacidad jurídica y en el ejercicio de otros derechos.755

En el marco de un procedimien­to, los estereotipos suelen afectar la


objetividad de las personas operadoras jurídicas e influir en su percepción
para determinar si ocurrió o no un hecho, así como en la evaluación de la
credibilidad de personas que rinden testimonio o de una de las partes.756

Por ende, es particularmente importante que las personas juzgado­


ras tengan la capacidad de identificar la existencia de estereotipos en el
marco del proceso judicial. Así se evita que las ideas comúnmente asociadas
a las personas con discapacidad tengan un impacto negativo en el proce­
dimien­to, lo cual afecta su acceso a la justicia en condiciones de igualdad y
sin discriminación. Para lograr tal objetivo, a continuación se establecen al­
gunas pautas que ayudarán a las personas encargadas de impartir justicia
al momento de evaluar hechos y pruebas, sin el influjo de estas concepciones.

753
V. Arena, F., “Los estereotipos normativos en la decisión judicial. Una exploración con­
ceptual”, en Revista de Derecho (Valdivia), p. 57; y Cook, R. y Cusack, S., Estereotipos de género.
Perspectivas legales transnacionales, p. 17, citados en SCJN, Protocolo para juzgar con perspectiva de
género, cit., pp. 43­44.
754
Cook, R. y Cusack, S., Estereotipos de género. Perspectivas legales transnacionales, pp. 16­
22, citado en SCJN, op. cit., pp. 52­53.
755
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 1043/2015, párr. 90.
756
Esta consideración ha sido formulada por la Corte IDH para referirse a estereotipos de
género al momento de realizar una investigación de hechos delictivos. V. Corte IDH, caso Gutiérrez
Hernández y otros vs. Guatemala, serie C, núm. 339, párr. 173.

241
Hay que empezar por decir que los estereotipos se presentan en mu­
chos escenarios en los que las personas con discapacidad ejercen sus derechos.
Por citar ejemplos, las personas con discapacidad intelectual, psicosocial,
visual o auditiva pueden enfrentar problemas al tratar de acceder a distintas
clases de servicios, debido a prejuicios y la falta de capacitación del perso­
nal encargado de prestarlos.757 Otra muestra es la exclusión de personas
con discapacidad en la participación en ciertas funciones estatales, como
ser juezas o fiscales, a partir de estereotipos que restan su credibilidad y
subestiman su capacidad.758

Por otro lado, el derecho de las mujeres con discapacidad a la pro­


tección contra la explotación, la violencia y el abuso puede verse obstacu­
lizado por los estereotipos que aumentan el riesgo de sufrir violencia, como
aquellos que las infantilizan, cuestionan su capacidad de tomar decisiones
o generan una percepción de asexualidad o hiperactividad sexual.759

Asimismo, los estereotipos pueden influir en el disfrute de la salud,


los derechos sexuales y reproductivos, y en el derecho a fundar una familia.
Muestra de ello son los casos que impactan en el ejercicio de la maternidad
con motivo de ideas eugenésicas nocivas, que suponen que mujeres con
discapacidad darán a luz niñas o niños con discapacidad y, por tanto, condu­
cen a que se desaliente o se impida que las mujeres con discapacidad
procreen; igualmente, casos en que se niega el acceso a la información y la
comunicación relacionada con una educación sexual integral, sobre la base
de estereotipos nocivos que presumen que son asexuales y, por tanto, no
necesitan esa información. 760

757
Comité DPD, Observación General Núm. 2… cit., párr. 7.
758
Consejo de Derechos Humanos, op. cit., párr. 56.
759
Comité DPD, Observación General Núm. 3… cit., párr. 30.
760
Cf. ibid., párrs. 38-40. En sintonía con lo anterior, el Comité DPD estima que las mujeres
con discapacidad están expuestas a “estereotipos complejos que pueden ser particularmente nocivos”.
Entre los estereotipos de género y discapacidad que afectan a las mujeres con discapacidad cabe
citar los siguientes: son una carga para otros (es decir, deben ser atendidas, causan dificultades, son
un infortunio y una responsabilidad o requieren protección), son vulnerables (es decir, se conside­
ran indefensas, dependientes, confiadas o inseguras), son víctimas (es decir, se considera que
sufren, son pasivas o están desamparadas) o son inferiores (es decir, se considera que son deficien­
tes, ineptas, débiles o inútiles), tienen una anomalía sexual (por ejemplo, son estereotipadas como
asexuales, inactivas, hiperactivas, incapaces o sexualmente perversas) o son misteriosas o siniestras
(son estereotipadas como malditas, poseídas por los espíritus, practicantes de brujería, dañinas o
que traen buena o mala suerte) (Cf. ibid., párr. 47).

242
En el ámbito de la educación, los estereotipos sobre las personas con
discapacidad generan obstáculos para acceder a la educación inclusiva, la
cual les es negada debido a la idea errónea de que la inclusión de niñas y
niñas con discapacidad provocará un deterioro en la calidad educativa
y tendrá repercusiones en el alumnado.761 Incluso, los estereotipos pueden
dar lugar a que los padres o madres se nieguen a enviar a la infancia con
discapacidad a la escuela o que decidan dejar de llevar a sus hijas o hijos
con discapacidad ante la falta de concienciación y comprensión acerca de
la naturaleza de ésta.762

Los referidos ejemplos en diferentes espacios de la vida cotidiana


muestran cómo los estereotipos afectan el ejercicio de los derechos de las
personas con discapacidad.

De manera especial interesan al presente Protocolo los estereotipos que


se presentan en el marco de un procedimiento judicial. En tal escenario, se
pueden identificar, principalmente, en dos vertientes: en aquellos casos
en los que dan contenido a una norma y en aquellos casos en los que son
utilizados en el razonamiento probatorio.

a. Cuando los estereotipos informan el contenido


de una norma

Por lo que hace a este primer supuesto, las personas juzgadoras po­
drán enfrentarse a esta situación ya sea porque les corresponda la aplica­
ción de dicha norma en el caso concreto del que conocen o bien porque
sea precisamente la regularidad constitucional de esa norma la que se esté
cuestionando por las partes. En ambos casos el deber de las personas juz­
gadoras consiste en analizar si, efectivamente, la descripción del supuesto
de hecho o las consecuencias normativas de la disposición legal están basa­
das en un estereotipo que redunde en la afectación de algún derecho de las
personas con discapacidad.

De ser así, las personas juzgadoras deben tener en cuenta que el


principio de supremacía constitucional exige, entre otras cuestiones, que

761
Comité DPD, Observación General Núm. 4… cit., párr. 4, inciso c.
762
Cf. ibid., párr. 48.

243
todas las autoridades respeten los derechos humanos reconocidos con ran­
go constitucional. Tal principio no sólo opera al momento de crear las
normas, sino que se prolonga como parámetro interpretativo a la fase de
aplicación de éstas.763

Lo anterior se traduce en la obligación de realizar una interpretación


de la ley que sea conforme con la Constitución y, si ello no es posible, la
autoridad judicial debe inaplicar la norma respectiva o declarar su incons­
titucionalidad, según el tipo de control constitucional que se ejerza.764

Para ilustrar aquellos casos en los que uno o varios estereotipos in­
forman el contenido de una norma, es pertinente recordar aquellos asuntos
de la SCJN donde ha declarado inconstitucional el régimen normativo re­
lacionado con el estado de interdicción.765

Al respecto, la SCJN ha considerado que estas normas funcionan como


medio para trasmitir el mensaje de que la discapacidad es un padecimien­to
que sólo puede ser “tratado” o “mitigado” a través de medidas extremas
como la restricción total de la capacidad de ejercicio, lo cual implica tratar
a las personas con discapacidad como meros objetos de cuidado, a partir
de la premisa de que la discapacidad las inhabilita completamente. Así,
esta concepción refuerza la idea de que únicamente sustituyendo su volun­
tad se mitigan los “efectos de la discapacidad” y, con ello, las barreras y
actitudes sociales permanecen inalteradas y se perpetúan.

De lo anterior se desprende que las normas relativas al régimen de


interdicción desconocen la capacidad jurídica de las personas con disca­
pacidad debido al estereotipo de que son incapaces de tomar decisiones
sobre cualquier aspecto de su vida. Asimismo, tales disposiciones parten
de la concepción errónea relativa a que las personas con discapacidad sólo
pueden ejercer sus derechos a través de otras personas, entre ellos, el de
acceso a la justicia, de modo que no pueden participar directamente en un
procedimien­to judicial.

763
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 159/2013, p. 47.
764
Cf. SCJN, Expediente Varios 912/2010, párrs. 33-35.
765
V., entre otros, SCJN, Amparo en Revisión 1043/2015 y Amparo en Revisión 1368/2015.

244
Otro ejemplo de la presencia de estereotipos en las normas lo encon­
tramos en aquellas que prohíben a una persona con discapacidad contraer
matrimonio y decidir sobre su propia vida. Sobre el tema, la SCJN ha deter­
minado que dicha restricción normativa está basada en la suposición de
que las personas con discapacidad no pueden adoptar decisiones por sí
mismas y que, por tanto, requieren “protección”. Esta visión de apreciar a
la persona como “débil”, con necesidad de “protección” contra la toma de
decisiones relevantes por sí mismas —como contraer matrimonio—, fue
calificada por la SCJN como una concepción desarraigada y anacrónica de la
discapacidad.766

En asuntos como los antes expuestos, las personas juzgadoras de


todo el país deben dar primacía a los derechos humanos que la Constitu­
ción y los tratados internacionales reconocen a las personas con discapaci­
dad. Ello implica que, cuando las personas juzgadoras encuentren que un
estereotipo informó el contenido de una norma deberán, cuando sea posible,
hacer una interpretación conforme de la misma, o bien, declararla incom­
patible con el orden constitucional, en el ámbito de sus competencias.

b. Cuando los estereotipos impactan el razonamien­to


probatorio de la persona juzgadora

Por otro lado, existe la posibilidad de que los estereotipos formen


parte del razonamien­to que presentan quienes juzgan al momento de apre­
ciar hechos o pruebas. Sobre ello, vale la pena mencionar que la dificultad
principal para las personas juzgadoras en estos casos será identificar si la
apreciación del caso se está viendo afectada por un estereotipo, lo cual su­
pone un reto, pues éste podría pasar desapercibido o tender a justificarse.767

Sobre esta base, en aquellos casos que involucren a personas con


discapacidad resulta útil considerar que, previsiblemente, algún estereotipo
relativo a este grupo de personas estará involucrado. Por ende, es deseable
verificarlo y descartarlo, en lugar de asumir que no está presente.768

766
Cf. SCJN, Acción de Inconstitucionalidad 90/2018, pp. 36-37.
767
V. Arena, F., op. cit., y Atienza, M., Las razones del derecho. Teorías de la argumentación
jurídica.
768
Cf. SCJN, Protocolo para juzgar con perspectiva de género, pp. 63-64, citando Arena, F.,
op. cit.

245
Para ello, se advierten al menos tres formas en las que dichas ideas
preconcebidas sobre las personas con discapacidad podrían tener un efecto
en el razonamiento probatorio,769 las cuales pueden ser útiles al momento de
juzgar para la identificación de estas concepciones: 1) Cuando la perso­
na juzgadora, basada en un estereotipo, considera relevante algo que no lo
es; 2) cuando, debido a una visión estereotipada sobre la discapacidad,
inadvierte el impacto diferenciado que puede ocasionarse a la persona; y
3) cuando un estereotipo se utiliza como máxima de la experiencia para
tener por probado un hecho.

i. Cuando la persona juzgadora, basada en un estereotipo,


considera relevante algo que no lo es

Las personas juzgadoras tienen bajo su cargo la valoración de prue­


bas en el proceso, con el fin de decidir respecto de la acreditación de un
hecho. Este ejercicio valorativo puede ser influenciado por estereotipos, al
menos, en tres supuestos diferentes: i) otorgar o restar relevancia a ciertas
pruebas, sobre la base de un estereotipo; ii) tomar en consideración úni­
camente las pruebas que confirman un estereotipo; o iii) tener por pro­
bado y dotar de relevancia a un hecho intrascendente para efectos de la
controversia.

• Casos en los que se da o se resta relevancia a ciertas


pruebas, a partir de una idea preconcebida sobre la
discapacidad

En estos casos, se reconoce un valor determinado a una prueba o a


varias a partir de un estereotipo vinculado a las personas con discapacidad,
en lugar de hacerlo por su relevancia.770 Un ejemplo que sirve para mos­
trarlo se refleja en aquellas visiones estereotipadas que restan valor a los
testimonios de personas con discapacidad, especialmente a las mujeres,771
como puede ocurrir en casos de violencia sexual cuando las personas

769
El desarrollo que se propone parte del esquema previsto en el Protocolo para juzgar con
perspectiva de género respecto del impacto de los estereotipos de género en el razonamiento probato­
rio. Al respecto, dicho protocolo parte de que la presencia de este tipo de figuras suele darse, tanto
en la justificación externa de la premisa normativa como en la justificación externa de la premisa
fáctica. V. SCJN, op. cit., pp. 178­201, citando Arena, F., op. cit., y Atienza, M., op. cit.
770
Cf. SCJN, op. cit., p. 179.
771
Comité DPD, Observación General Núm. 3… cit., párr. 17, inciso e.

246
operadoras del sistema de justicia consideran que el contenido de su decla­
ración no es creíble o que no saben lo que dicen, o cuando se demerita su
testimonio debido a una idea de hipersexualización. 772

Asimismo, en el ámbito laboral, las pruebas o constancias que se


exigen para tener acceso a un trabajo pueden derivar de una visión estereo­
tipada de la discapacidad. Así sucedió en los hechos que dieron lugar a la
Acción de Inconstitucionalidad 33/2015, resuelta por la SCJN. En ese
asunto, se impugnó la Ley General para la Atención y Protección a Perso­
nas con la Condición de Espectro Autista, que contemplaba la expedición
de “certificados de habilitación”, cuyo objetivo era hacer constar que las
personas con la condición del espectro autista podían desempeñar activida­
des laborales.

Al conocer de la impugnación a la ley, la SCJN consideró que la exis­


tencia de certificados de habilitación había sido considerada por el legisla­
dor como una acción positiva para integrar a las personas con la condición
de espectro autista al sector laboral.773 Sin embargo, se estimó que requerir
dicho certificado genera una situación de desventaja para dichas personas
frente al resto de la población, ya que propicia la percepción de que cuen­
tan con atributos que, además de hacerlas distintas, hacen necesario que
cuenten con un documento que avale sus aptitudes para la vida laboral.
Así, se concluyó que esa medida, lejos de coadyuvar y concientizar sobre
la condición del espectro autista, genera un efecto estigmatizante sobre el
grupo de personas que pretende proteger y, por tanto, resulta discrimi­
natoria.774

Como se puede ver, este asunto resulta útil para entender cómo los
estereotipos (en este caso los asociados al espectro autista) pueden influir
en la percepción sobre lo que se supone que puede o no puede hacer una
persona con discapacidad. A partir de esa idea preconcebida, la ley impug­
nada daba un valor injustificado a una constancia (certificado de habilita­
ción) como requisito para obtener un trabajo. Tal circunstancia tenía como
efecto estigmatizar a las personas con discapacidad, ya que ponía en duda
las capacidades de la persona para desempeñarse laboralmente.

772
Cf. ibid., párr. 47.
773
Cf. ibid., p. 40.
774
Cf. ibid., p. 47.

247
De este modo se aprecia cómo una norma pensada originalmente para
“proteger” a las personas con discapacidad podría estar basada en percepcio­
nes erróneas sobre sus aptitudes para integrarse a la vida laboral. De acuer­
do con ese prejuicio, la norma hacía necesario obtener un tipo de constancia
o prueba que acreditara su idoneidad para ser contratada. Lo anterior dio
lugar a que la SCJN concluyera que la norma era discriminatoria y la expul­
sara del orden jurídico, al hacer una distinción basada en la discapacidad
que no estaba relacionada con el fin que pretendía perseguir.

• Casos en los que se toman en cuenta únicamente


las pruebas que confirman la idea estereotipada,
pasando por alto aquellas que la contradicen

Otra manera en que los estereotipos que pesan sobre las personas
con discapacidad pueden generar una consideración errónea por parte de
quienes juzgan se manifiesta mediante un análisis parcial de las pruebas. Esto
implica considerar aquellas que solventan de mejor manera la idea estereo­
tipada y, a su vez, descartar las que no son acordes con ella.775

El caso Gonzalez Lluy vs. Ecuador es útil para ejemplificar lo anterior.


El asunto se relaciona, entre otras situaciones, con la restricción del derecho
a la educación de una niña con VIH, a partir de consideraciones basadas en
estereotipos derivados de su situación de salud.776 La niña fue expulsada de
su centro escolar, lo cual convalidó un tribunal de ese país mediante una
determinación en la que aludía a un supuesto conflicto entre bienes jurídi­
cos: la vida del alumnado y el derecho a la educación de la niña. Sin em­
bargo, para determinar el supuesto riesgo del alumnado el tribunal no tuvo
en cuenta información del ámbito médico que fue aportada al caso. En su
lugar, a partir de preconcepciones sobre la enfermedad, privilegió testi­
monios genéricos relacionados con supuestas hemorragias acontecidas en
la escuela.777

775
Cf. SCJN, op. cit., p. 188.
776
En este caso, la Corte consideró a la víctima como persona con discapacidad, en virtud
de que el VIH es un motivo por el cual está prohibida la discriminación y un aspecto potencialmente
generador de discapacidad para las personas, en casos donde, además de las afectaciones orgánicas
emanadas del virus, existan barreras económicas, sociales o de otra índole derivadas del VIH que
afecten el desarrollo y la participación en la sociedad. Sin embargo, hace la precisión específica
de que convivir con el VIH no es, por sí mismo, una situación de discapacidad. Al respecto, V. Corte
IDH, caso Gonzales Lluy y otros vs. Ecuador, cit., párrs. 236­239 y párr. 255.
777
Cf. ibid., párr. 269.

248
Por otro lado, la Corte IDH constató que en el acervo probatorio
obraba un informe médico que aseguraba que la niña se encontraba en
buenas condiciones hematológicas, así como pruebas del ínfimo riesgo de
contagio que representaba. De este modo, el tribunal interamericano con­
sideró que la decisión del tribunal interno fue guiada por preconcepciones
e ideas sobre lo que puede implicar el VIH. Sin embargo, ese peligro no
constataba claramente en ninguna prueba incorporada al procedimien­to
judicial; aun así, el tribunal tomó como ciertos los testimonios relativos al
supuesto riesgo generado por la enfermedad de la niña al estimar que esas
declaraciones no fueron impugnadas.778

Al respecto, la Corte IDH sostuvo que una determinación a partir de


presunciones infundadas y estereotipadas sobre los riesgos que puede ge­
nerar el VIH no era adecuada para garantizar el fin legítimo de proteger el
interés superior de la infancia.779 En ese sentido, el tribunal interamericano
dispuso que, si se estipula una diferencia de trato en razón de la condición
médica o enfermedad, ello debe basarse en criterios médicos y la condi­
ción real de salud tomando en cuenta cada caso concreto, evaluando los
daños o riesgos reales y probados, y no especulativos o imaginarios. Por
tanto, no son admisibles las especulaciones, presunciones, estereotipos o
consideraciones generalizadas sobre las personas con VIH/sida o cual­
quier otro tipo de enfermedad, aun si estos prejuicios se escudan en razo­
nes aparentemente legítimas como la protección del derecho a la vida o la
salud pública.780

Esta decisión permite vislumbrar un ejemplo de análisis parcial de


una autoridad jurisdiccional, puesto que se dio valor a pruebas poco fia­
bles que, sin embargo, confirmaban un estereotipo. Así, en la decisión
judicial prevaleció la idea de que una persona con VIH/sida representa, en
sí misma y contra toda evidencia, un riesgo para los demás y para la salud
pública. Con base en esa idea estereotipada, el tribunal descartó otras
pruebas, como las médicas, que en realidad sí eran pertinentes para eva­
luar los supuestos riesgos en la salud de quienes estaban en el entorno
de la niña.

778
Cf. ibid., párrs. 269-271.
779
Cf. ibid., párr. 266.
780
Cf. ibid., párr. 258.

249
• Casos en los que, a partir de un estereotipo o prejuicio,
se da relevancia a un hecho que resulta intrascendente
para la resolución de la controversia

Los estereotipos que recaen sobre las personas con discapacidad


pueden dar la apariencia de que ciertos hechos son relevantes para la reso­
lución de una controversia. Esto es así por su trascendencia al momento de
moldear ideas sobre cómo son o se comportan las personas con discapaci­
dad, lo que genera expectativas y reproches.

Desde sede jurisdiccional, los estereotipos pueden hacer parecer que


un hecho resulta relevante, porque en apariencia explican la forma de com­
portarse de las personas con discapacidad, por lo que se le da importancia
y se le considera para resolver el fondo de una controversia.781

En el ámbito de la discapacidad, es común suponer que las personas,


por el solo hecho de vivir con una discapacidad, carecen de habilidades o
capacidades para llevar a cabo ciertas actividades. Para ejemplificar lo an­
terior, es útil lo resuelto por la SCJN en el Amparo Directo en Revisión
5904/2015. Tal asunto surgió de un incidente de guarda y custodia, régi­
men de visitas y convivencias y pensión alimenticia derivado de la disolu­
ción de un matrimonio que tenía dos hijos y una hija. El padre argumentaba
que la madre tenía una discapacidad psicosocial que le “impedía” ejercer
sus deberes relacionados con la guarda y custodia de sus descendientes y,
además, argüía que era generadora de violencia familiar.

La SCJN enfatizó que, en la sentencia recurrida, se concluyó que no


resultaba apta para la custodia debido a su padecimien­to. Para tomar esa
decisión, el tribunal responsable se basó únicamente en un expediente clíni­
co de más de diez años de antigüedad.782 Lo anterior se estimó discrimina­
torio por la SCJN, pues tal decisión judicial afectó los derechos e intereses
de la persona con discapacidad, así como la esfera jurídica de sus hijos.

De este modo, la SCJN sostuvo que la autoridad responsable tuvo


por probada la imposibilidad de la madre para hacerse cargo de sus hijos

781
Cf. SCJN, op. cit., pp. 190-191.
782
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 5904/2015, párr. 109.

250
con base en criterios médicos que ya no estaban vigentes y, además, sin
verificar con mayores elementos científicos si en realidad el padecimien­to
diagnosticado a la madre generaba de forma actual e inminente un riesgo
probable y fundado para sus hijos que le impidiera tener su custodia o es­
tablecer un régimen de convivencia supervisado.783

De lo anterior se puede apreciar que la autoridad judicial que dictó


la sentencia reclamada estimó que la discapacidad de la madre era un hecho
relevante, por sí solo, para concluir la inaptitud de la madre para cuidar de
los hijos. Lo anterior es incorrecto, sostuvo la SCJN, puesto que el riesgo
probable y fundado para el interés superior debe ser acreditado con base
en un estándar de prueba claro y convincente. Dicha valoración no puede
derivar de prejuicios o generalizaciones injustificadas respecto de la si­
tuación de las personas con discapacidad, o bien, de barreras ambienta­
les, estructurales o sociales que puedan ser mitigadas mediante medidas
alternativas.784

Por ende, la SCJN determinó que se debía conceder el amparo para


que se volvieran a valorar los hechos y las pruebas sin estereotipos relacio­
nados con la discapacidad.785

ii. Supuestos en los que, debido a una visión estereotipada


sobre la discapacidad, pasa desapercibido el impacto
diferenciado que puede ocasionar esa categoría

Las concepciones estereotipadas sobre las personas con discapaci­


dad dictan, erróneamente, sus roles en la sociedad, qué pueden y qué no
pueden hacer. Esto perpetúa la desigualdad a la que están sujetas, pues
hace parecer que todas se comportan de la misma manera y sus diversida­
des funcionales son indistinguibles. Eso da lugar a que pase desapercibido
el impacto diferenciado que enfrentan en distintas situaciones,786 lo que
desde sede judicial tiene resultados indeseados, porque impide identificar
la posible inequidad en la que se encuentran.787

783
Cf. ibid., párr. 112.
784
Cf. ibid., párr. 127.
785
Cf. ibid., párr. 169.
786
Cf. SCJN, Protocolo para juzgar con perspectiva de género, cit., p. 194.
787
Cf. ibid., p. 195.

251
Así, en estos casos, se ignora la diversidad funcional propia de cada
persona y las barreras que enfrenta, en tanto se parte de una idea precon­
cebida sobre lo que implica ser una persona con discapacidad.788 Muestra
de ello es el estereotipo relativo a que la educación de niñas y niños con
discapacidad debe ser especial, esto es, en centros educativos distintos y
separados de la infancia que no vive con una discapacidad.

Dicho tema fue estudiado por la SCJN en el Amparo en Revisión


714/2017, en el que se impugnaron diversos preceptos de la Ley General
para la Atención y Protección a Personas con la Condición de Espectro
Autista y de la Ley General de Educación. El reclamo de las quejosas en
este caso se centró en que, al considerar un sistema de educación especial,
las normas impugnadas eran contrarias al principio de igualdad, generaban
un efecto estigmatizante y violaban el derecho a la educación inclusiva.
Al conocer del asunto, el juzgado de distrito expuso diversos motivos por
los cuales, a su juicio, no podía pronunciarse sobre dichos argumentos.
De este, modo, su falta de análisis sobre el fondo del asunto convalidó la
vigencia y efectos de tales normas.

Posteriormente, la SCJN conoció del caso y, al dar respuesta a los re­


clamos de las quejosas, determinó que es inconstitucional ordenar a las
autoridades fortalecer la educación especial. La SCJN indicó que concebir
la educación especial como lugar “común” para educar a las personas con
discapacidad resulta errado y contrario al derecho a la educación inclusiva.
Más bien, el Estado debe tomar las medidas y esfuerzos necesarios para
reforzar la idea de que todos los niños, niñas y adolescentes pertenecen, sin
excepciones, al sistema educativo “general u ordinario”.789

La SCJN hizo notar que no es la escuela especial, sino la escuela ordi­


naria con orientación inclusiva la medida más eficaz para combatir las
actitudes discriminatorias, crear comunidades de acogida, construir una
sociedad integradora y lograr la educación para todas las personas. Asimis­
mo, señaló que las niñas y niños que se educan con sus pares tienen más
probabilidades de convertirse en miembros productivos de la sociedad y
de estar incluidos en su comunidad. En ese sentido, la SCJN estableció que

788
Cf. ibid., p. 196.
789
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 714/2017, p. 39.

252
en el sistema educativo “regular” debe admitirse a la infancia con discapa­
cidad, y que cualquier exclusión, con base en esa condición, resulta dis­
criminatoria.790

Como se puede apreciar, la decisión de la SCJN demuestra que las


normas que establecen un sistema de educación “especial” para las infan­
cias con discapacidad están basadas en estereotipos. Por ende, cuando son
aplicadas, las autoridades judiciales ignoran que dicho modelo educativo
es un obstácu­lo para el adecuado desarrollo e integración de las infancias
con discapacidad y que, además, ese tipo de sistema propicia la exclusión
y la discriminación. Por lo tanto, en sede judicial, las autoridades deben
prestar atención a casos como el señalado, en los que la aplicación de cier­
tas normas tiene un impacto diferenciado en los derechos de las personas
con discapacidad.

Víctor parte del


laboratorio de lo
invisible en Oaxaca.
2019. Laboratorio
de lo invisible.

790
Cf. ibid., p. 40.

253
iii. Cuando un estereotipo o prejuicio se utiliza como
máxima de experiencia para tener por probado un hecho

Existen casos en los que se llevan a cabo inferencias probatorias para


concluir si un hecho está o no probado; esto es, se utiliza un elemento adi­
cional que haga explícita la razón por la cual ciertos indicios hacen probable
que haya sucedido el hecho que se pretende probar. El elemento que gene­
ra ese víncu­lo está constituido por las máximas de la experiencia, que son
generalizaciones basadas en conocimien­to ampliamente compartido que
establecen la existencia de cierta regularidad entre un tipo de hechos y otros.
Como resultado, se obtiene conocimien­to probable sobre cierto hecho,
aunque no necesariamente verdadero.791

La probabilidad de los hechos que se infieren depende de su racio­


nalidad, de suerte que deben excluirse generalizaciones que resulten apre­
suradas, prejuiciosas o sin sustento científico. Por ello, los estereotipos no
deben utilizarse como máximas de la experiencia, pues aun cuando sean
ampliamente compartidos, suelen basarse en ideas y preconcepciones ses­
gadas, lo que resta su credibilidad racional. Así, los estereotipos no son úti­
les para construir regularidades válidas, sino para perpetuar concepciones
que vulneran derechos.792

En relación con este supuesto, es ilustrativo lo resuelto en el Amparo


en Revisión 1082/2019 por la SCJN. En dicho asunto, la parte quejosa alegó
la inconstitucionalidad de las normas relativas al procedimien­to de decla­
ración de interdicción. En específico, una de las normas controvertidas dis­
ponía que la autoridad jurisdiccional tenía la facultad de decretar la tutela
precautoria o provisional, inclusive ante la duda de quien juzga sobre la exis­
tencia del referido estado de interdicción.793

Al margen de que ha sido reiterado en numerosas ocasiones que la


normativa relativa al estado de interdicción es contraria a la Constitución y
a la CDPD, el Amparo en Revisión 1082/2019 resulta ilustrativo en la medida
que, en el caso concreto, la autoridad judicial decretó la tutela precautoria

791
Cf. SCJN, Protocolo para juzgar con perspectiva de género, cit., pp. 196 y 198.
792
Cf. ibid., p. 198.
793
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 1082/2019, párr. 103.

254
en virtud de la alegada “incapacidad” de una persona de la tercera edad y
con diagnóstico de Alzheimer, aunque se atestiguó mediante una entrevista
que dicha persona daba muestras del pleno uso de sus facultades y, en todo
caso, necesitaría de medidas de apoyo.794

Ello demuestra que, en principio, la disposición normativa disponía


que, en caso de duda, se debía favorecer la presunción de que la persona
posiblemente “incapaz” debía ser sometida a una medida provisional. Lo an­
terior refleja cómo las propias disposiciones legales entrañan estereotipos
que, aun ante la incertidumbre, pueden actuar en perjuicio de las personas
con discapacidad y ser utilizados como máximas de la experiencia.

Por otro lado, en el caso concreto, el estereotipo que sustenta el es­


tado de interdicción fue decisivo para adoptar la decisión. Ese estereotipo
consiste en que la persona con discapacidad intelectual no puede expresar
su voluntad o entender y querer sus actos.795 Así, se privó de la capacidad
jurídica a la persona adulta mayor a partir de la idea estereotipada sobre su
condición de salud deficiente,796 apreciación contraria al reconocimien­to
de la capacidad jurídica.797

De ahí que este asunto sirve para ejemplificar cómo las inferencias y
la utilización de estereotipos como máximas de la experiencia pueden utili­
zarse para tener por probado un hecho y estar presentes al tramitar o resol­
ver procedimien­tos que involucran a personas con discapacidad.

De acuerdo con lo hasta ahora expuesto, las personas juzgadoras


deben considerar que los estereotipos pueden estar presentes en la impar­
tición de justicia. Para identificarlos y desecharlos, se debe tomar en cuenta
que se pueden manifestar de las siguientes maneras:

➠ Los estereotipos pueden informar el contenido de una norma. Las


personas juzgadoras podrán enfrentarse a esta situación ya sea
porque les corresponda la aplicación de dicha norma en un caso

794
Cf. ibid., párr. 20, pp. 15-16
795
Cf. ibid., párr. 111.
796
Cf. ibid., párr. 106
797
Cf. ibid., párr. 109.

255
concreto o bien porque sea precisamente la regularidad constitu­
cional de esa norma la que se esté cuestionando en sede judicial.

➠ En ambos casos el deber de las personas juzgadoras es analizar


si, efectivamente, la descripción del supuesto de hecho o las con­
secuencias normativas de la disposición legal están basadas en
un estereotipo que redunde en la afectación de algún derecho de
las personas con discapacidad.

➠ Algunas normas jurídicas que regulan los derechos de las perso­


nas con discapacidad están basadas en estereotipos, por ejemplo,
aquéllas asociadas al estado de interdicción y al procedimiento
para decretarlo.

➠ Los estereotipos también pueden impactar el razonamiento pro­


batorio de las personas juzgadoras. En este supuesto, la dificultad
principal será identificar si la apreciación del caso se está viendo
afectada por un estereotipo, lo cual supone un reto, pues éste
podría pasar desapercibido o tender a justificarse.

➠ Sobre esta base, en aquellos casos que involucren a personas con


discapacidad, resulta útil considerar que, previsiblemente, algún
estereotipo relativo a este grupo de personas estará involucrado.
Por ende, es deseable verificarlo y descartarlo, en lugar de asu­
mir que no está presente.

➠ Los estereotipos pueden generar que, al evaluar la situación de


personas con discapacidad, se otorgue relevancia exclusiva a las
pruebas médicas, lo cual parte de la idea incorrecta de que la
discapacidad es una enfermedad o padecimiento médico.

➠ Una persona juzgadora puede otorgar relevancia a las pruebas


que confirman sus ideas estereotipadas de las personas con dis­
capacidad y descartar otras que, al ser más objetivas y fiables,
cuestionan tal visión errada. Así sucede, por ejemplo, cuando se
piensa que una persona, por el solo hecho de vivir con una dis­
capacidad, genera un riesgo para las demás y para el entorno.

256
➠ Los prejuicios sobre lo que se supone que las personas con dis­
capacidad son “aptas” para hacer o no hacer pueden dar lugar a
que las personas juzgadoras tomen decisiones carentes de evi­
dencia que limiten injustificadamente sus derechos. Ello podría
presentarse, como muestra, en los casos que decida sobre la
custodia que ejerce una persona con discapacidad sobre sus
hijas o hijos.

➠ Los impactos desproporcionados de una norma pasan desaper­


cibidos cuando la persona juzgadora considera “normales” ciertas
situaciones que en realidad son discriminatorias, como la edu­
cación segregada de las personas con discapacidad.

➠ Los estereotipos pueden dar lugar a que las personas juzgadoras


consideren que quienes viven con una discapacidad son inca­
paces de expresar su voluntad o de entender y querer sus actos
y, con base en ello, considerar que carecen de capacidad jurídi­
ca. Tales suposiciones afectan el ejercicio de derechos dentro y
fuera de un procedimien­to judicial.

257
Esquema 15.
Obligaciones al momento
de resolver con perspectiva de discapacidad

Obligaciones al
momento de
resolver el
fondo de la
controversia

Se relacionan con la aplicación del marco


jurídico de las personas con discapacidad
y con el análisis de pruebas y hechos
desde una perspectiva acorde al modelo
social y de derechos humanos de la
discapacidad
Aplicar el marco jurídico de los
derechos de las personas con
discapacidad
Analizar los hechos desde una
perspectiva interseccional
Analizar los hechos desde una
perspectiva del modelo social de la
discapacidad
Analizar los hechos y pruebas sin
estereotipos

258
IV. Obligaciones al momento de dictar sentencia

Aprende como son los


cuentos en Braille. 2020.
Libre Acceso, A.C.

El dictado de la sentencia que dirime la controversia es una formali­


dad esencial del procedimiento. La trascendencia de tal acto parte de que
la resolución del caso genera certeza respecto de los motivos y los funda­
mentos que justifican un acto privativo contra las personas.798

En los casos que involucran a personas con discapacidad, el dictado


de la sentencia tiene una relevancia específica, pues, como se ha expuesto
a lo largo del Protocolo, dicho grupo se encuentra en una situación de vul­
nerabilidad, lo que, en muchas ocasiones, hace necesario acudir ante una
instancia judicial para obtener el reconocimiento de sus derechos.

Es sumamente importante que en un procedimiento judicial la sen­


tencia se dicte con perspectiva de discapacidad, pues el acceso efectivo a la
justicia supone que las resoluciones deben ser aptas para materializar los

798
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 352/2012, p. 16.

259
derechos en dispu­ta. Para lograr lo anterior, podría ser necesario que en
sentencia se ordenen medidas para remover los obstácu­los del entorno que
afectan a las personas con discapacidad. El alcance y tipo de esas acciones
dependerán de las circunstancias del caso y de los derechos en juego. Sin
embargo, siempre deben estar orientadas a nivelar la desigualdad en la que
están situadas las personas con discapacidad, de conformidad con el mandato
de igualdad y no discriminación, derivado del artícu­lo 1o constitucional.

Aunado a ello, la perspectiva de discapacidad exige tomar las medidas


para comunicar eficientemente lo decidido en la sentencia, lo cual asegura
que la persona con discapacidad sea plena conocedora de lo resuelto. Esto
último, además, constituye un presupuesto indispensable para recurrir la
sentencia, que es otro derecho de gran relevancia en el marco de un proce­
dimien­to judicial.

En este marco de ideas, en el presente apartado se exponen estánda­


res que servirán de guía a las personas juzgadoras para dictar sentencias
que sean comunicadas de forma accesible y que logren un efectivo ejercicio
de los derechos involucrados.

1. Establecer reparaciones con


perspectiva de discapacidad

El derecho a la reparación integral del daño se trata de un derecho


sustantivo cuya extensión debe tutelarse en favor de las personas y que
busca anular todas las consecuencias del acto ilícito para así restablecer la
situación que debió haber existido con toda probabilidad si el acto no se
hubiera cometido.799

De esa forma, es oportuno mencionar que la reforma constitucional


de 2011 en materia de derechos humanos introdujo en el párrafo tercero del
artícu­lo 1o constitucional, entre otras cosas, que “el Estado deberá prevenir,
investigar, sancionar y reparar las violaciones a los derechos humanos, en
los términos que establezca la ley”. Así, la reparación del daño se configuró
dentro de nuestro sistema normativo como un elemento esencial que da
cuenta de un efectivo acceso a la justicia.

799
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 312/2020, pp. 27 y 28.

260
Por su parte, los Principios y directrices internacionales sobre el acceso a
la justicia para las personas con discapacidad, específicamente el principio 8,800
en su directriz 8.1, señala que los órganos jurisdiccionales que tramitan
casos donde se encuentren involucradas personas con discapacidad tienen
la obligación de proporcionar recursos adaptados individualmente, los
cuales pueden incluir medidas de reparación e indemnización.801

A fin de lograr una reparación del daño con perspectiva de discapa­


cidad, el documento mencionado en el párrafo anterior propone directri­
ces específicas para brindar reparaciones efectivas en aquellos casos que
involucren a personas con discapacidad. Para ello, las personas juzgadoras
deben tener como eje de su actuación el principio de igualdad y no discri­
minación, además de incluir medidas como la restitución, indemnización,
rehabilitación, satisfacción y garantías de no repetición.802

Así, desde una perspectiva de discapacidad, las medidas de repara­


ción que dicten los órganos jurisdiccionales deberán:803

(i) Ser exigibles, individualizadas y adaptarse a las necesidades de


las personas con discapacidad;

(ii) Asegurar que las víctimas estén protegidas contra la violación


reiterada de sus derechos humanos;

(iii) Ser proporcionales a la gravedad y las circunstancias de cada


caso;

(iv) Otorgarse sobre el principio de que se requiere el consentimien­


to libre e informado de la persona para cualquier medida de
rehabilitación;

800
“Principio 8. Las personas con discapacidad tienen derecho a presentar denuncias e ini­
ciar procedimientos legales en relación con delitos contra los derechos humanos y violaciones de los
mismos, a que se investiguen sus denuncias y a que se les proporcionen recursos efectivos.”
801
“8.1. Los Estados deben disponer de mecanismos accesibles, fáciles de utilizar, transpa­
rentes y eficaces para que las personas puedan presentar denuncias sobre delitos contra los derechos
humanos y violaciones de los mismos. Los tribunales y jueces que se ocupen de las denuncias deben
proporcionar recursos adaptados individualmente que pueden incluir medidas de reparación e
indemnización.”
802
Cf. Principio 8.2. Reparación.
803
Cf. id.

261
(v) Abordar la naturaleza sistémica de las violaciones de los dere­
chos humanos.

Ahora bien, en nuestra región, la Corte IDH, al resolver el caso Furlán


y familiares vs. Argentina,804 estableció que en los procedimientos donde se
encuentren involucradas personas con discapacidad las reparaciones deben
(i) dictarse desde el modelo social, es decir, desde una perspectiva de dis­
capacidad; (ii) las medidas de reparación no deben centrarse exclusiva­
mente en la rehabilitación de tipo médico; y (iii) deben incluir medidas que
sirvan para afrontar las barreras o limitaciones impuestas para que la per­
sona con discapacidad pueda lograr y mantener la máxima independencia,
capacidad física, mental, social y vocacional, y la inclusión y participación
plena en todos los aspectos de la vida.805

Con base en ese estándar y respecto de la rehabilitación física y psico­


lógica a personas con discapacidad, el tribunal interamericano señaló que los
alcances de estas medidas se encuentran en el artículo 25 de la CDPD, el cual
establece el derecho a gozar del más alto nivel posible de salud, sin discri­
minación por motivos de discapacidad, y la obligación de adoptar medidas
para asegurar su acceso a servicios de salud, incluida la rehabilitación.806
Sobre las medidas de rehabilitación en relación con el proyecto de vida, la
Corte IDH advirtió que el modelo social de la discapacidad permite abor­
darlas desde un enfoque más amplio.

Por ello, en el caso concreto de Furlán, la Corte IDH advirtió que el


proyecto de vida de la víctima se vio gravemente afectado, ya que, como
niño con discapacidad, debía enfrentar una serie de dificultades de integra­
ción, principalmente en el ámbito social y escolar. Por ende, determinó
que el Estado debía conformar un grupo interdisciplinario que, tomando
en consideración la opinión de la víctima, dictara las medidas de protec­
ción y asistencia que fueran más apropiadas para su inclusión social, edu­
cativa, vocacional y laboral.807

804
Los hechos del caso Furlán y familiares vs. Argentina consistieron en que una persona,
tras tener un accidente a los 14 años en un predio perteneciente al ejército argentino, desarrolló
diversas limitaciones funcionales que derivaron en una discapacidad, por lo que las víctimas del
caso reclamaron una indemnización del Estado.
805
Corte IDH, caso Furlán y familiares vs. Argentina, cit., párr. 278.
806
Cf. ibid., párr. 282.
807
Cf. ibid., párr. 288.

262
Es importante destacar que la Corte IDH, al momento de dictar las
medidas de rehabilitación relacionadas con el proyecto de vida de la perso­
na con discapacidad, lo hizo a partir del modelo social al ordenar el esta­
blecimien­to de un equipo multidisciplinario que tomara en cuenta la
opinión de la víctima. De esto podemos desprender que en esta etapa del
procedimien­to se debe garantizar el derecho de las personas con discapa­
cidad a participar en aquellas decisiones que las afecten, como ocurre con
las medidas de reparación.

Por otro lado, al dictar sentencia en los casos de personas con discapa­
cidad, las personas juzgadoras deben considerar la discriminación estruc­
tural y contextual que históricamente ha obstaculizado el ejercicio de los
derechos de las personas con discapacidad, por lo que todos los esfuer­
zos deben destinarse a erradicar esos límites estructurales de origen social
o material a fin de nivelar la oportunidad de goce y acceso de derechos.808

Por lo tanto, la resolución de un proceso en el que participe una per­


sona con discapacidad hace necesario, en primer lugar, que se tomen en
cuenta los derechos que podrían ser afectados. Además, las personas juzga­
doras están obligadas, con base en el principio de igualdad, a tomar las me­
didas necesarias para proteger y garantizar tales derechos.

Lo anterior tiene fundamento en el derecho a la igualdad sustantiva,


también llamada material o de hecho. Ésta supone remover o disminuir los
obstácu­los sociales, políticos, culturales, económicos o de cualquier otra
índole que impiden a ciertas personas o grupos sociales gozar o ejercer de
manera real y efectiva sus derechos humanos en condiciones de paridad
con otro conjunto de personas o grupo social.809

La igualdad sustantiva vincula a todas las autoridades, incluidas las


encargadas de impartir justicia.810 Por lo tanto, las personas juzgadoras deben
implementar un método de análisis jurídico que permita fallar el caso con
miras a corregir la discriminación que generan las prácticas institucionales

808
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 2387/2018, párr. 56.
809
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 1464/2013, p. 33. También se retoma en el Protocolo
para juzgar casos que involucren personas migrantes… cit., p. 34, donde además se indica que ello ha sido
reiterado en el Amparo Directo 19/2014, así como en los Amparos Directos en Revisión 3327/2013
y 1125/2014.
810
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 1464/2013, p. 43.

263
o las normas sobre cierto grupo en situación de vulnerabilidad.811 Para ello,
se deben apreciar los hechos, valorar las pruebas y aplicar el derecho tomando
en cuenta las condiciones concretas de vulnerabilidad de las personas con
discapacidad.812

Con base en estas ideas, a continuación se presentan casos concretos


en los que se advierten diversos tipos de medidas ordenadas en sede judi­
cial con la finalidad de hacer efectivos los derechos de las personas con
discapacidad. Esto tiene el objetivo de ilustrar la forma en que, al dictar sen­
tencia, se ha hecho efectiva la igualdad material con miras al ejercicio de
ciertos derechos.

En el Amparo en Revisión 272/2019 se estudió el caso de una niña


indígena mazahua con síndrome de Down cuyos padres solicitaron a una
escuela indígena primaria ajustes para que la niña pudiera acudir sin vul­
nerar su vida y salud. Las autoridades escolares adujeron falta de recursos,
por lo que los padres dejaron de llevarla. Por esta razón, se promovió un
am­paro contra múltiples omisiones, al estimar violados los derechos a la
educación inclusiva y a la igualdad y no discriminación de la niña.

En este asunto, la SCJN destacó una problemática de exclusión, se­


gregación geográfica, deserción, rezago, analfabetismo, falta de atención y
accesibilidad hacia los estudiantes con discapacidad en general. De manera
especial, hacia aquellos que habitan en zonas de alta marginación, en áreas
rurales, o quienes son hablantes de lenguas indígenas.813

811
Cf. SCJN, Protocolo para juzgar casos que involucren personas migrantes… cit., pp. 35­36,
citando: Amparo Directo en Revisión 1464/2013, p.45, para ilustrar este punto, por medio del
razonamiento que la Primera Sala formuló sobre la perspectiva de género en la función jurisdiccio­
nal, como método para “desahogar ciertas pruebas buscando la protección de una mujer o podrá
preferir la interpretación de cierta norma que evite los estereotipos de género y beneficie en última
instancia a las integrantes de este grupo social”. Para una perspectiva integral, V. SCJN, Protocolo
para juzgar con perspectiva de género, cit.
812
SCJN, Protocolo para juzgar casos que involucren personas migrantes… cit., pp. 36­37, donde
se refiere: “Ello, además, es congruente con la observancia del principio propersona previsto en el
artículo
­ 1o constitucional, el cual obliga a adoptar la interpretación normativa más favorable a los
derechos de la persona”. Sobre los alcances del principio propersona, V. la solicitud de ejercicio de
la facultad de atracción 135/2011. Este criterio fue reiterado en los Amparos Directos 28/2010 y
8/2012; los Amparos Directos en Revisión 2357/2010 y 772/2012; y en el Amparo en Revisión
159/2013.
813
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 272/2019, pp. 72­73.

264
Así, la SCJN estimó que existía un incumplimien­to de las obliga­
ciones del Estado en materia de educación inclusiva, por lo cual ordenó
a las autoridades involucradas en el caso adoptar diversas medidas,
entre ellas:

➠ No obligar a la niña a recibir educación básica en una institución


que sólo alberga a infancia con discapacidad. Por el contrario,
inscribir a la niña en una primaria indígena federalizada.

➠ Otorgarle el acceso a todos los beneficios de los diversos progra­


mas que brindan apoyo a los demás alumnos de dicha escuela,
como los libros de texto gratuitos.

➠ Realizar un análisis para determinar las prioridades en la educa­


ción, las necesidades específicas, así como las barreras tanto del
aprendizaje como del entorno, a efecto de establecer propósitos
específicos para ella y formular un plan individual de ajustes razo­
nables. Dicho plan, que debería ser revisado cada seis meses,
debería permitir contrastar el currícu­lo del grado escolar con las
características de la niña para definir metas y objetivos con respec­
to al año escolar y establecer los ajustes razonables y apoyos
pedagógicos.

➠ Otorgar a los padres de la niña y a los maestros de la escuela pri­


maria federalizada información y orientación en materia de edu­
cación inclusiva. Para ello, se vinculó al Consejo Nacional para
el Desarrollo y la Inclusión de las personas con Discapacidad y al
Consejo Consultivo Estatal para la Protección, Integración y De­
sarrollo de las Personas con Discapacidad.

Como se puede apreciar, la SCJN analizó cuáles eran las causas que
impedían que la niña disfrutara de su derecho a una educación inclusiva.
A partir de ello, ordenó acciones concretas a las autoridades educativas, las
cuales estuvieron orientadas a revertir la situación de exclusión y margina­
ción que propició la violación a tal derecho.

265
Marcha del Orgullo Loco México.
2019. Ilse Rebeca Gutiérrez Ramírez.
SinColectivo.

Otro ejemplo es el Amparo en Revisión 1368/2015, resuelto también


por la SCJN. En dicho asunto, el quejoso, una persona con discapacidad, alegó
que el régimen de estado de interdicción previsto en la legislación local
asumía el modelo médico o rehabilitador, en el que se limita la capacidad
de ejercicio de la persona imponiéndole un tutor que suple su voluntad y
mediante el cual ejerce de manera indirecta sus derechos. Argumentó que,
en cambio, la CDPD adopta el modelo social, según el cual se reconoce la
capacidad de las personas con discapacidad. Por ende, alegó que las deci­
siones de las personas con discapacidad intelectual deben estar basadas en
su voluntad, libre de vicios del consentimien­to.814

Al respecto, la SCJN determinó que la figura del estado de interdic­


ción es una restricción desproporcionada al derecho a la capacidad jurídica
y representa una injerencia indebida que no es armonizable con la CDPD.
Esa desproporción, sostuvo la SCJN, tiene efectos muy amplios, pues el

814
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 1368/2015, párrs. 31 y 32.

266
reconocimien­to de la capacidad jurídica está vinculado de manera indiso­
luble con el disfrute de muchos otros derechos humanos.815 Así, la SCJN
resolvió conceder el amparo y ordenó las siguientes medidas:

➠ Dejar insubsistente la sentencia reclamada y reencauzar la acción


del juicio original de interdicción por una sentencia para deter­
minar las medidas de apoyo y salvaguardias para el ejercicio de
sus derechos.

➠ En el procedimien­to, implementar los ajustes necesarios para


garantizar el acceso a la justicia del quejoso, entre ellos: realizar
una entrevista en la que se le escuchara de forma directa y efecti­
va, que tuviera una corta duración, en un horario adecuado, con
lenguaje claro y sencillo y haciendo uso, incluso, de formatos
de lectura fácil o medios tecnológicos o de otro tipo para mejo­
rar la comunicación.

➠ En relación con los sistemas de apoyo, considerar las opiniones


y requerimien­tos del quejoso, lo que podría incluir la designación
de una o varias personas de su confianza para que, con pleno
respeto de su voluntad y preferencias personales, lo asistan en
diferentes tareas

➠ Notificar a la Defensoría Pública de la Ciudad de México (antes


Distrito Federal) para efectos de brindar asesoría jurídica gratui­
ta, al Instituto de las Personas con Discapacidad de la Ciudad de
México, así como al Sistema para el Desarrollo Integral de la
Familia de la Ciudad de México (DIF CDMX), para que, de ser
su interés, el quejoso pueda tener acceso a los programas vigen­
tes para la asistencia, inclusión y bienestar de las personas con
discapacidad.

➠ Dar aviso al Registro Civil de la cesación del estado de interdic­


ción para que se cancele la inscripción hecha en su acta de
nacimien­to.

815
Cf. ibid., párr. 90.

267
De lo anterior se desprende que, al dictar sentencia, la SCJN ordenó
la realización de medidas pertinentes para que, dentro y fuera del proce­
dimien­to judicial, la persona con discapacidad involucrada hiciera efectivo
su derecho a la capacidad jurídica, así como los otros derechos vinculados
a ésta. Lo anterior supuso lineamien­tos concretos respecto del trámite del
proceso judicial y la intervención de entidades públicas que podrían auxi­
liar al quejoso a obtener apoyos para materializar las decisiones respecto de
su propia vida.

Al respecto, hay que resaltar que la forma de reparar el daño no con­


sistió únicamente en desaplicar las normas declaradas inconstitucionales,
pues ello hubiera sido insuficiente para garantizar los derechos de las per­
sonas quejosas, por lo cual, desde una perspectiva de discapacidad y en
apego al marco jurídico en la materia, se ordenó establecer en cada caso
un sistema de apoyos y salvaguardias para garantizar el ejercicio de su capa­
cidad jurídica.

Tal perspectiva toma en cuenta que las resoluciones, además de aten­


der una problemática jurídica concreta, son una forma de reconocimien­to
a todas las personas con discapacidad, de respeto y garantía a sus derechos y
de sensibilización a la sociedad para la aceptación de toda condición hu­
mana. De ahí que las medidas y ajustes razonables tienen una dimensión
reparadora.

Por otro lado, es necesario considerar que la perspectiva de discapa­


cidad es aplicable también en la etapa de cumplimien­to de sentencias. Ello
se debe a que las obligaciones derivadas del derecho de acceso a la justicia
son aplicables en las diversas etapas que integran un procedimien­to judi­
cial: (i) en la etapa previa al juicio, que parte del derecho de acción como
una especie del derecho de petición, el cual se dirige a las autoridades ju­
risdiccionales y motiva un pronunciamien­to sobre lo solicitado; (ii) en la
etapa judicial, que va desde el inicio del procedimien­to y hasta la última
actuación dentro de éste (a la que corresponden las garantías del debido
proceso); y (iii) en la etapa posterior al juicio, que se identifica con la efi­
cacia de las resoluciones emitidas.816

816
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 352/2012, p. 14.

268
Un ejemplo de ello es el Amparo Directo en Revisión 2387/2018, en
el cual la SCJN estableció que las medidas dictadas en un asunto donde
se encuentre involucrada una persona con discapacidad deben priorizar
“los estándares de los principios que optimizan los derechos de las perso­
nas con discapacidad”, tales como la accesibilidad y la igualdad de condi­
ciones y oportunidades,817 lo que implica verificar su cumplimien­to en la
fase de ejecución.

Por su parte, la jurisprudencia interamericana muestra que, para in­


corporar dicha perspectiva en el cumplimien­to de la resolución, las medidas
encaminadas a cumplir la reparación del daño deben ser cuidadosamente
orientadas a la situación y necesidades de la persona con discapacidad. Así
se desprende del caso Furlán y Familiares vs. Argentina. En dicho asunto, la
Corte IDH determinó la responsabilidad internacional de Argentina por
la demora excesiva en la resolución de un proceso civil por daños, de cuya
respuesta dependía el tratamien­to de una persona con discapacidad.

La Corte IDH consideró que los cambios en la vida de Furlán por


la falta de rehabilitación oportuna y asistencia integral dieron lugar a que
pasara de “ser un buen alumno a ser el último […], de ser un jugador del
equipo juvenil de básquet del Club Ciudadela Norte a ser una persona que
apenas podía caminar […], de hablar rápido a apenas balbucear […], de
tener unas tremendas ganas de vivir a intentar matarse en dos oportuni­
dades”. Por tales consideraciones, la Corte IDH señaló que el proyecto de
vida de Furlán quedó gravemente afectado.

En vista de tales afectaciones, el tribunal interamericano ordenó al


Estado argentino, con base en el modelo social de discapacidad, conformar
un grupo interdisciplinario de personas, el cual, tomando como base la opi­
nión del señor Furlán, determinara las medidas de protección y asistencia
apropiadas para su inclusión social, educativa, vocacional y laboral. Asi­
mismo, la Corte IDH señaló que para implementar tales medidas se debería
tener en cuenta la asistencia necesaria.

De dicho caso se desprende que la consideración de las circunstan­


cias particulares de la persona con discapacidad son un medio adecuado

817
Cf. sentencia recaída en el Amparo Directo en Revisión 2387/2018, párr. 78.

269
para que se reparen de forma integral los derechos violados. Ello, a su vez,
evita en lo posible que las propias circunstancias de la persona y su entorno
se puedan invocar por las autoridades como obstácu­lo para el cumplimien­
to de la resolución, puesto que esos elementos se vuelven en realidad un
presupuesto para que la resolución cumpla con su finalidad resarcitoria.

De lo hasta ahora expuesto se puede concluir que las reparaciones


deben ser dictadas con perspectiva de discapacidad, puesto que el dictado de
una sentencia es un medio para hacer efectivos los derechos de las perso­
nas con discapacidad. Por ende, para emitir sentencia, las personas juzga­
doras deben tomar en cuenta las siguientes consideraciones:

➠ La igualdad sustantiva es un mandato constitucional que vincula


a las autoridades judiciales.

➠ Al resolver casos concretos se debe analizar la controversia de


forma integral con el fin de identificar todos los derechos huma­
nos involucrados.

➠ Las personas juzgadoras deben ordenar las medidas que revier­


tan situaciones de discriminación y que sean idóneas para lograr
el goce de los derechos involucrados. Lo anterior puede impli­
car ajustes razonables y las ayudas técnicas que se requieran.

➠ Es necesario garantizar la participación de las personas con dis­


capacidad en la construcción de aquellas medidas que se imple­
mentarán como reparación.

➠ La plena efectividad de los derechos de las personas con disca­


pacidad puede dar lugar a que autoridades de diversos ámbitos
realicen acciones concretas desde el ámbito de su competencia.

➠ Debido a que la sentencia es en sí misma una forma de repara­


ción, debe emitirse en formatos accesibles.

➠ La perspectiva de discapacidad se debe aplicar durante la ejecu­


ción de las resoluciones, pues ello permite, por un lado, hacer
efectivos los derechos de la persona con discapacidad en vista de

270
su situación particular y, por otro lado, evitar obstácu­los en el
cumplimien­to de las medidas ordenadas.

2. Emitir la sentencia en formato de lectura fácil

Como se vio con antelación, la accesibilidad de las personas con dis­


capacidad en los procedimien­tos judiciales conlleva la posibilidad de que
comprendan la información que se genera durante el proceso. Ello es indis­
pensable para cumplir con el derecho de acceso a la justicia en su dimen­
sión comunicacional. Por lo tanto, la información deberá estar disponible
en formatos que la persona pueda fácilmente comprender, como lenguaje
de señas, sistema de escritura braille, herramientas digitales o en un texto de
lectura fácil.818 Estos formatos permiten alcanzar accesibilidad cognitiva,
para lo cual también puede requerirse contar con una persona de apoyo,
de acuerdo con la consideración de la discapacidad que exista en cada caso
y las medidas que requiera cada persona. 819

La accesibilidad a la información se vuelve sumamente importante


cuando se trata de la sentencia que pone fin a un asunto en el que está invo­
lucrada una persona con discapacidad, así como su notificación. En casos
en los que la diversidad funcional impacta en la capacidad de leer o com­
prender un texto, el formato de lectura fácil es una herramienta fundamen­
tal.820 De ahí que la SCJN haya determinado que el acceso a las sentencias
por parte de personas con discapacidad conlleva necesariamente formatos
de lectura fácil.821

818
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 3788/2017, párr. 55.
819
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 1368/2015, párr. 66.
820
Cf. SCJN, sentencia recaída en el Amparo en Revisión 159/2013, p. 4. Al respecto, la
SCJN precisó que el formato de lectura fácil empleado en la sentencia se basa, mayormente, en las
directrices de la ILSMH; además, entre los esfuerzos más relevantes, sugiere la Declaración de Cáceres
sobre lectura en el siglo XXI, emitida en abril de 2006; las directrices de servicios para personas con
discapacidad en bibliotecas, emitidas por la International Federation of Library Associations and
Institutions; las directrices de la Confederación Española de Organizaciones en Favor de las Personas
con Discapacidad Intelectual; las publicaciones de fácil lectura de la Easy to Read Foundation, de
Suecia; y las publicaciones de la organización Inclusion Europe, en conjunto con la Asociación
Europea de Asociaciones de Personas con Discapacidad Intelectual y de sus Familias. Asimismo,
remite a Ramos Sánchez, J. L., “Enseñar a leer a los alumnos con discapacidad intelectual: una re­
flexión sobre la práctica”, en Revista Iberoamericana de Educación, pp. 201-216 (Cf. Amparo en Revi­
sión 159/2013, pp. 4-5, n. 1 y 3).
821
Cf. SCJN, op. cit., p. 5.

271
Lo anterior representa un reto para las personas juzgadoras, debido
a la necesidad de traducir terminología especializada y compleja a un len­
guaje sencillo y adecuado para la persona con discapacidad. Además, se debe
valorar, caso por caso, la manera de presentar la información en la senten­
cia, es decir, cómo es conveniente brindar información, cuál debe ser su
extensión, en qué medida debe simplificarse, entre otras cuestiones.

A continuación se formulan algunas recomendaciones para las per­


sonas juzgadoras con el fin de facilitar la elaboración de sentencias en for­
mato de lectura fácil:822

i) Es un documento complementario. Es preciso destacar que la


sentencia en formato de lectura simple es un documento adicio­
nal a la sentencia que se emite y no la sustituye. 823

ii) Cada caso será diferente. Las sentencias en formato fácil no se


ela­borarán de forma igual en todos los asuntos en los que se re­
quieran, sino que es preciso que existan adaptaciones e indivi­
dualizaciones de acuerdo con la diversidad funcional de la per­
sona y de sus necesidades concretas.824 No resulta conveniente
asumir la existencia de una sola forma de elaborarlas, redactarlas
o estructurarlas, pues no existe un formato universal que se adap­
te a las capacidades de todas las personas.825 Por ello, el texto
debe personificarse de acuerdo con la edad, el desarrollo evolu­
tivo y cognoscitivo y el grado de madurez.826

822
Existen múltiples textos que pueden ser de utilidad para abundar en recomendaciones
para la elaboración de este tipo de documentos. La mayoría están enfocados en simplificar la redac­
ción, más allá de tener una perspectiva orientada a la redacción de sentencias en formato de lectura
fácil para personas con discapacidad. No obstante, dado que se busca alcanzar claridad y sencillez
en el lenguaje, pueden utilizarse como guías. En ese sentido, V. ILSMH, El Camino Más Fácil: Direc­
trices Europeas para Generar Información de Fácil Lectura; García Muñoz, Óscar, Lectura fácil: métodos
de redacción y evaluación; Cumbre Judicial Iberoamericana, Protocolo para la estructura y redacción de
sentencias y otras recomendaciones sobre lenguaje y comprensión de las actuaciones judiciales; Tribunal
Superior de Justicia del Distrito Federal, Lenguaje ciudadano y derechos de las víctimas: hacia una jus­
ticia comprensible para todos; y García Ortiz, Y. et al. (coords.), op. cit.
823
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 159/2013, p. 5.
824
Cf. ibid., p. 5.
825
Cf. ILSMH, op. cit., p. 8.
826
Cf. ibid., p. 13; también, Consejo de la Judicatura Federal, Guía para emitir una sentencia
en forma de lectura fácil.

272
iii) Evitar estereotipos. El desconocimien­to sobre cómo construir una
sentencia en formato de lectura fácil puede llevar a las personas
juzgadoras a reflejar ciertos estereotipos. Por ejemplo, podría darse
el caso en que el lenguaje o las imágenes utilizadas lleven a infan­
tilizar a la persona con discapacidad.827

iv) Contacto previo con la persona. Para juzgar con perspectiva de


discapacidad, una garantía indispensable es escuchar y dar inter­
vención directa a la persona con discapacidad.828 De este modo,
quien juzgue deberá propiciar un espacio —o aprovechar aquellos
en los que tenga contacto con la persona— para conocer la si­
tuación específica de la persona con discapacidad y, con ello, los
requerimien­tos que deben atenderse al redactar la sentencia en
formato de lectura fácil.829

v) Requerimien­tos del texto y del lenguaje. El texto debe ser redac­


tado de manera coherente, en párrafos cortos y sin justificar para
facilitar el seguimien­to de la lectura. Asimismo, debe privilegiarse
la expresión de una sola idea por frase, pues con ello se propicia la
comprensión del texto.830 A su vez, el texto debe ser de un tamaño
accesible y estar escrito en tipografía clara. Además, debe hacer­
se uso de lenguaje simple, que atienda de forma directa las cues­
tiones que se aborden y que resulte cotidiano para la persona
con discapacidad, personificando el texto en la mayor medida
posible.831

vi) Evitar tecnicismos. Con frecuencia, transformar terminología


jurídica en lenguaje cotidiano es un desafío. Las personas juzga­
doras deberán evitar conceptos abstractos propios del lenguaje
jurídico y utilizar ejemplos en su lugar, al tiempo que deben
prescindir de abreviaturas e iniciales. 832

827
Comité DPD, Observación General Núm. 3… cit., párr. 30.
828
Así ocurre, por ejemplo, para la determinación del sistema de apoyos y salvaguardias de
una persona: es necesario que la persona juzgadora conozca de primera mano las necesidades de la
persona con discapacidad involucrada, así como su voluntad. V. Amparo Directo 4/2021, párrs. 239
y 241, incisos d y e; y Amparo Directo en Revisión 44/2018, p. 100.
829
Cf. ILSMH, op. cit., pp. 10 y 12.
830
Cf. ibid., p. 8.
831
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 159/2013, p. 4.
832
Cf. id y ILSMH, op. cit., p. 8.

273
vii) Representación gráfica. Las personas encargadas de juzgar pue­
den hacer uso de fotografías, gráficos o símbolos para facilitar la
comprensión de la sentencia.833 Como muestra, en caso de ser
necesario introducir en el texto un concepto, puede ilustrarse
mediante imágenes que muestren ejemplos.

viii) Ajustes al procedimien­to en la notificación. Al momento de


llevar a cabo la notificación de la sentencia, se debe corroborar
que se cuenta con la información necesaria sobre los requerimien­
tos de la persona con discapacidad. En sintonía con lo anterior,
debe utilizar lenguaje sencillo y claro, sin tecnicismos. Además, el
personal jurisdiccional puede tomar medidas o ajustes que re­
sulten necesarios para que la persona pueda tener acceso a la
información que se le brindará. Esto puede incluir, por ejemplo,
la lectura en voz alta, lo cual deberá hacerse constar en los regis­
tros del asunto.834 Así, por ejemplo, puede explicarse a la persona
con discapacidad que se le está haciendo saber de la sentencia y
dar lectura a la versión de formato de lectura fácil.

Las personas juzgadoras pueden consultar, entre otros, los formatos de


lectura fácil que la SCJN ha emitido sobre las sentencias dictadas en los
Amparos Directos 31/2018 y 4/2021; los Amparos en Revisión 702/2018,
1368/2015 y 41/2020; y el Amparo Directo en Revisión 44/2018.

3. Garantizar el derecho a recurrir el fallo

El derecho al debido proceso tiene como finalidad asegurar el respeto


y la protección de una variedad de derechos humanos; por lo tanto, busca
que éstos no se vean afectados arbitrariamente ante la ausencia o insufi­
ciencia de un proceso justo.

Así, una de las formalidades esenciales del procedimien­to es el dic­


tado de una resolución que dirima las cuestiones litigiosas y la existencia
de un medio de impugnación. En consecuencia, poder recurrir el fallo es

833
Cf. id.
834
Cf. SCJN, Amparo Directo en Revisión 4441/2018, párr. 113.

274
una de las garantías mínimas que todas las personas deben tener cuando su
esfera jurídica sea susceptible de modificarse.835

En los casos en los que se encuentren involucradas personas con


discapacidad, la SCJN enfatizó que el debido proceso tiene una especial
trascendencia, ya que históricamente la discapacidad ha representado un
factor de desequilibrio para el ejercicio de sus derechos en igualdad de
condiciones.836

De ahí que la posibilidad de recurrir el fallo adquiera una gran rele­


vancia en los asuntos en los que el objeto de la controversia se relaciona
con la capacidad jurídica de las personas con discapacidad, pues, como se
verá, este tipo de procedimien­tos tiende a desplazar a la persona con dis­
capacidad, al no escucharlas o no permitirles por sí mismas impugnar
las decisiones que se toman durante el procedimien­to y que afectan a su
esfera de derechos.

Así, la SCJN ha establecido que las personas juzgadoras deben reali­


zar los ajustes necesarios para que las personas con discapacidad cuenten
con toda la información sobre las consecuencias jurídicas de los proce­
dimien­tos en los que participen.837 Lograr que las personas con discapacidad
conozcan los efectos de una sentencia implica dictarla en formato accesi­
ble, obligación analizada en el apartado previo.

En conclusión, el derecho a recurrir el fallo es fundamental para


garantizar debidamente el acceso a la justicia, por lo que las personas
juzgadoras deben cerciorarse en todo momento de que las personas con
discapacidad involucradas conozcan plenamente ese derecho, lo cual debe
ser explicado de manera accesible y fácil.

Por ejemplo: recordemos el asunto Arturo Medina Vela ante el Comité


DPD, en el cual se determinó que México había incumplido las obligacio­
nes en materia de acceso a la justicia contenidas en la CDPD.

835
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 1043/2015, párr. 71.
836
Cf. ibid., párr. 73.
837
Cf. ibid., párr. 90.

275
En los hechos de este asunto, Arturo Medina, quien es una persona
con discapacidad intelectual y psicosocial, fue detenido y privado de su
libertad en un Centro Varonil de Rehabilitación Psicosocial por haber come­
tido el delito de robo. Así, el juez de la causa determinó que su asunto se
tramitaría a través del Procedimien­to Especial para Inimpu­tables. Esta deci­
sión no se le informó ni notificó de forma directa a Arturo.

Por esa situación, Arturo Medina presentó, por su propio derecho, dos
escritos ante el juez de la causa, en los que designó un nuevo defensor, soli­
citó revocar el nombramien­to del defensor de oficio e interpuso recurso de
apelación en contra de la resolución que establecía que su caso se tramita­
ría de acuerdo con el Procedimien­to Especial para Inimpu­tables. Sin em­
bargo, el juez de la causa no admitió la designación del abogado particular
y tampoco dio trámite a la apelación, pues argumentó que era el defen­
sor de oficio quien debió presentar los escritos por tratarse de una persona
inimpu­table.838

Se continuó con el trámite del procedimien­to y el juez de la causa


condenó a Arturo imponiéndole una medida de seguridad por cuatro años,
la cual consistió en el internamien­to en una institución de rehabilitación
psicosocial perteneciente al sistema penal; una vez finalizada su condena,
debía ser puesto bajo custodia de su familia (o bien de las autoridades de
salud o de una institución asistencial). La sentencia le fue notificada única­
mente al abogado de oficio y se soslayó informarle a Arturo el impacto de
la resolución en su esfera jurídica y de los recursos de los que disponía para
modificarla.839

En consecuencia, al no haberse tenido por presentado el recurso de


apelación, la sentencia de primera instancia quedó firme, lo cual tampoco
se le notificó, informó ni explicó a Arturo. Posteriormente, su mamá tuvo
conocimien­to del estado procesal del caso y acudió con el defensor de ofi­
cio, quien promovió un incidente para solicitar el externamien­to de su
hijo, pero el juez de la causa negó su petición.

En 2014, la defensa de Arturo promovió una demanda de amparo


directo en contra de la resolución condenatoria, en la cual argumentó que

838
Cf. Comité DPD, Dictamen aprobado por el Comité en virtud del artícu­lo 5… cit., párr. 2.6.
839
Cf. ibid., párr. 2.9.

276
durante el trámite de su caso no se respetaron las garantías del debido pro­
ceso y solicitó una excepción al principio de definitividad, ya que la falta
de reconocimien­to de su capacidad jurídica y la falta de conocimien­to de
la sentencia de primera instancia ocasionaron que no tuviera la posibilidad
de apelarla. El tribunal colegiado se declaró incompetente al estimar que la
sentencia de primera instancia no era definitiva y remitió el asunto al juez
de distrito para que se tramitara por medio de amparo indirecto.

Ante esta decisión, se presentó un recurso de reclamación. Sin embar­


go, el tribunal colegiado ya había remitido su expediente al juzgado de dis­
trito, el cual aceptó la competencia, pero declaró improcedente la demanda
por no haberse agotado el principio de “definitividad”.840

Por lo anterior, presentó un recurso de queja en el que señaló que se


encontraba en un estado de indefensión, ya que no se le permitía el acceso
a recurso alguno. El tribunal colegiado ordenó al juez de distrito conocer
del asunto estimando que, si bien no podía conocer de la totalidad de los
conceptos de violación, sí debía resolver sobre la falta de notificación de la
sentencia de primera instancia y determinar si se obstruyó su derecho a
impugnar el fallo.

Finalmente, el juez de distrito resolvió que el juez de la causa vulneró


el contenido del artícu­lo 20 constitucional al no notificar al representante
legal de Arturo acerca de la sentencia recaída en su contra, por lo que or­
denó dejar insubsistente la declaración de ejecutoria de la sentencia.

Sin embargo, de nueva cuenta la notificación no se hizo del cono­


cimien­to del quejoso, pues se buscó al representante legal; incluso se destaca
que en la defensa que el Estado mexicano presentó ante el Comité DPD se
argumentó que el juzgado “notificó la sentencia definitiva de 5 de diciem­
bre de 2011 al representante legal del autor en la dirección señalada en el
expediente. Ante la falta de respuesta, se dejó cédula pegada en el domicilio
en cuatro ocasiones (...). Esta notificación permitió al autor y a sus repre­
sentantes legales apelar la sentencia. Sin embargo, no lo hicieron, impi­
diendo que agotaran los recursos internos”.841

840
Cf. ibid., párr. 2.16.
841
Cf. ibid., párr. 6.2.

277
Por lo anterior, el Comité DPD advirtió que Arturo no pudo partici­
par directamente en el procedimiento y, como consecuencia de ello, no
tuvo acceso a los recursos disponibles. El Comité destacó que todas las
notificaciones procesales fueron realizadas al defensor de oficio, incluyen­
do la sentencia que lo declaró responsable, por lo que, al no ser informado
oportunamente, no pudo impugnarla.842

Así, al considerar a la persona como inimputable y al estar privada


de su libertad, la autoridad jurisdiccional no le informó directamente la
forma en la cual se tramitaría el caso ni la sentencia recaída en éste. Incluso
cuando Arturo buscó recurrir por sí mismo las determinaciones judiciales,
éstas fueron desechadas, al no ser promovidas por conducto de su repre­
sentante o defensor.

Como se puede desprender del caso de referencia, es indispensable


que, en aquellos casos que involucren a personas con discapacidad, las
personas juzgadoras tomen las medidas idóneas para asegurarse de que se
les informe personalmente, aunque tengan un representante, sobre el trá­
mite del procedimiento, ya que figuras jurídicas como la interdicción tien­
den a dejar a las personas con discapacidad al margen de los procedimientos
donde se afectan sus derechos.

En esa misma línea, debemos recordar el estándar desarrollado por


la SCJN relativo a que todos los órganos jurisdiccionales tienen la obliga­
ción de realizar todas las medidas necesarias para que la persona con dis­
capacidad pueda ejercer su derecho de acceso a la justicia en igualdad de
condiciones con el resto de la población, debiendo para ello realizar inclu­
so ajustes de procedimiento.843

Tanto el dictado y la notificación de la sentencia como la posibilidad


de recurrir el fallo ante una instancia superior forman parte de las etapas
del debido proceso que procuran garantizar el acceso a la justicia. Por ello,
el actuar de las personas juzgadoras se debe dirigir a reconocer y resolver
factores de desigualdad, por lo que la ausencia de un ajuste razonable ex­

842
Cf. ibid., párr. 9.5.
843
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 4441/2018, párr. 98.

278
presamente previsto en la norma no justificaría por sí solo el no garantizar
el derecho de acceso a la justicia de las personas con discapacidad.844

La SCJN ha establecido claramente que tomar decisiones que inci­


den directamente en la capacidad de ejercicio de la persona con discapaci­
dad —como puede ser el nombramien­to de un tutor interino— implica un
acotamien­to o limitación de sus derechos inherentes a la capacidad jurídi­
ca. Sin embargo, no puede aceptarse que, so pretexto de la discapacidad,
ni siquiera se contemple la posibilidad de escucharlas, lo cual vulnera las
formalidades esenciales del procedimien­to, el derecho de acceso a la justi­
cia y el principio de igualdad y no discriminación.845

En consecuencia, las personas con discapacidad tienen derecho a


recurrir el fallo en aquellos procedimien­tos en los que se encuentren invo­
lucradas. Por su parte, las personas juzgadoras deben garantizar:

➠ Que la sentencia se emita en un formato accesible.

➠ Que la persona con discapacidad sea oportunamente notificada


del contenido de la sentencia (para ello se deben implementar
ajustes de procedimien­to).

➠ Que se deje constancia de que se le informó directamente a la


persona con discapacidad su derecho a recurrir el fallo y, en caso
de ser necesario, los ajustes que se requirieron para ello.

➠ Que, atendiendo a las particularidades del caso en concreto, la


sentencia sea leída y explicada a la persona con discapacidad.

➠ Que cuando un recurso sea presentado por una persona con dis­
capacidad, los órganos jurisdiccionales no pueden imponer ba­
rreras, como exigir que éste sea interpuesto a través de su tutor
o representante. Sobre todo, se debe prestar especial atención a
los asuntos relacionados con su capacidad jurídica, pues, como
ha quedado demostrado, en este tipo de asuntos se impide o

844
Cf. ibid., párrs. 99-101.
845
Cf. SCJN, Amparo en Revisión 1043/2015, párrs. 86 y 87.

279
restringe la participación directa de las personas con discapaci­
dad, al considerar que no pueden ejercer su garantía de audien­
cia de manera directa.

Esquema 16.
Obligaciones al momento dictar sentencias

Obligaciones al
momento de
dictar
sentencias

Tienen como objetivo que en el


procedimiento judicial la sentencia se dicte
con perspectiva de discapacidad, ya que el
acceso efectivo a la justicia supone que las
resoluciones deben ser aptas para
garantizar los derechos en disputa
Establecer reparaciones con
perspectiva de discapacidad
Emitir la sentencia en formato de
lectura fácil
Garantizar el derecho a recurrir el fallo

280
Integrantes de Dadance en el Festival Oximoron.
2019.
Ernesto Lass. Buró Cultural.

281
APéndice
de estándAres de
Protección de los derechos de lAs
PersonAs con discAPAcidAd

En este índice se enlistan fuentes normativas, nacionales e interna­


cionales, que abordan estándares relacionados con algunos derechos de las
personas con discapacidad. Cuando hablamos de estándares de derechos
humanos, en términos generales, nos referimos a pronunciamientos de
organismos nacionales e internacionales (Sistema Interamericano, Nacio­
nes Unidas y la SCJN) que, a través de sus resoluciones, determinan el al­
cance y contenido de los derechos. Podemos decir que se trata de pautas
orientadas al cumplimiento de las obligaciones en materia de derechos hu­
manos en situaciones o contextos específicos.

Así, al incorporar esta información en este Protocolo se busca brindar


una guía a la que las personas juzgadoras puedan acudir para conocer el
desarrollo que se ha dado de ciertos derechos en sede nacional, regional
e internacional. Para ello, se invita las personas operadoras jurídicas a con­
sultar las fuentes directas para apreciar su contenido íntegro, así como sus
razones y argumentos.

1. Educación

SCJN

• Amparo Directo 35/2014, resuelto el 15 de mayo de 2015, Primera Sala


de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Ponente: ministro Arturo
Zaldívar Lelo de Larrea.

283
• Amparo en Revisión 714/2017, resuelto el 3 de octubre de 2018, Segun­
da Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Ponente: ministro
Alberto Pérez Dayán.

• Amparo Directo 31/2018, resuelto el 14 de noviembre de 2018, Segun­


da Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Ponente: ministro
Alberto Pérez Dayán.

• Amparo en Revisión 166/2019, resuelto el 12 de junio de 2019, Segun­


da Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Ponente: ministro
José Fernando Franco González Salas.

• Amparo en Revisión 272/2019, resuelto el 23 de octubre de 2019, Segun­


da Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Ponente: ministro
José Fernando Franco González Salas.

• Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, Observación


General Núm. 5, las personas con discapacidad, 9 de diciembre de 1994.

• Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, Observación


General Núm. 11, planes de acción para la enseñanza primaria (artícu­lo
14 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Cultu­
rales), 10 de mayo de 1999.

• Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, Observación


General Núm. 13, el derecho a la educación (artícu­lo 13 del Pacto), 8 de
diciembre de 1999.

• ONU, Derecho a la educación de las personas con discapacidades, In­


forme del Relator Especial sobre el derecho a la educación, Vernor Muñoz,
Informe A/HRC/4/29, 19 de febrero de 2007.

• Comité de los Derechos del Niño, Observación General Núm. 9, los


derechos de los niños con discapacidad, 27 de febrero de 2007.

• Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, Observa­


ción General Núm. 1, artícu­lo 12: igual reconocimien­to como persona
ante la ley, 19 de mayo de 2014.

• ONU, Resolución 71/8, educación para la democracia, Asamblea Gene­


ral, 17 de noviembre de 2016.

• Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, Observa­


ción General Núm. 3, sobre las mujeres y las niñas con discapacidad,
25 de noviembre de 2016.

284
• Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, Observa­
ción General Núm. 4, sobre el derecho a la educación inclusiva, 25 de
noviembre de 2016.

• ONU, El derecho a la educación, Informe de la Relatora Especial sobre el


derecho a la educación, Sra. Koumbou Boly Barry, Informe A/72/496,
29 de septiembre de 2017.

• Corte IDH, caso Gonzales Lluy y otros vs. Ecuador (Excepciones Prelimi­
nares, Fondo, Reparaciones y Costas). Sentencia de 1o de septiembre de
2015, serie C, núm. 298.

• CIDH, Medida Cautelar Núm. 376-15 de 7 de julio de 2016, Irene res­


pecto de Argentina. Resolución 38/2016.

2. Derecho al trabajo de las personas con discapacidad

• Amparo Directo en Revisión 1387/2012, resuelto el 22 de enero de


2014, Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Ponen­
te: ministra Olga María del Carmen Sánchez Cordero.

• Amparo en Revisión 588/2014, resuelto el 4 de febrero de 2015, Segun­


da Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Ponente: ministro
José Fernando Franco González Salas.

• Acción de Inconstitucionalidad 33/2015, resuelta el 18 de febrero de


2016, Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Ponente:
ministro Alberto Pérez Dayán.

• Acción de Inconstitucionalidad 89/2015, resuelta el 15 de mayo de


2017, Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Ponente:
ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea.

• Amparo en Revisión 146/2018, resuelto el 20 de junio de 2018, Segun­


da Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Ponente: ministro
José Fernando Franco González Salas.

• Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, Observación


General Núm. 5, personas con discapacidad, 9 de diciembre de 1994.

• Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, Observa­


ción General Núm. 1, artícu­lo 12: igual reconocimien­to como persona
ante la ley, 19 de mayo de 2014.

285
• Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, Observa­
ción General Núm. 2, artícu­lo 9: accesibilidad, 22 de mayo de 2014.

• Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, Observación


General Núm. 23, sobre el derecho a condiciones de trabajo equitativas
y satisfactorias (artícu­lo 7 del Pacto Internacional de Derechos Econó­
micos, Sociales y Culturales), 27 de abril de 2016.

• ONU, Las políticas inclusivas de las personas con discapacidad, Informe de


la Relatora Especial del Consejo de Derechos Humanos sobre los dere­
chos de las personas con discapacidad, Catalina Devandas-Aguilar,
Informe A/71/314, 9 de agosto de 2016.

• Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, Observa­


ción General Núm. 3, sobre las mujeres y las niñas con discapacidad,
25 de noviembre de 2016.

• Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, Observa­


ción General Núm. 4, sobre el derecho a la educación inclusiva, 25 de
noviembre de 2016.

• Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, Observa­


ción General Núm. 5, sobre el derecho a vivir de forma independiente
y a ser incluido en la comunidad, 27 de octubre de 2017.

• Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, Observaciones


Finales sobre los Informes Periódicos Quinto y Sexto Combinados de
México, 17 de abril de 2018.

• Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, Observa­


ción General Núm. 6, sobre la igualdad y la no discriminación, 26 de
abril de 2018.

• Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, Obser­


vación General Núm. 7, sobre la participación de las personas con dis­
capacidad, incluidos los niños y las niñas con discapacidad, a través de
las organizaciones que las representan, en la aplicación y el seguimien­to
de la Convención, 9 de noviembre de 2018.

• Corte IDH, caso Furlán y familiares vs. Argentina (Excepciones Prelimi­


nares, Fondo, Reparaciones y Costas). Sentencia de 31 de agosto de 2012,
serie C, núm. 246.

• Corte IDH, caso Guachalá Chimbo y otros vs. Ecuador (Fondo, Reparacio­
nes y Costas). Sentencia de 26 de marzo de 2021, serie C, núm. 423.

286
• Corte IDH, Opinión Consultiva OC­27/21 de 5 de mayo de 2021. Dere­
chos a la libertad sindical, negociación colectiva y huelga, y su relación con
otros derechos, con perspectiva de género (interpretación y alcance de
los artículos 13, 15, 16, 24, 25 y 26, en relación con los artículos 1.1 y
2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, de los artícu­
los 3, 6, 7 y 8 del Protocolo de San Salvador, de los artículos 2, 3, 4, 5
y 6 de la Convención de Belem do Pará, de los artículos 34, 44 y 45 de
la Carta de la Organización de los Estados Americanos, y de los artícu­
los II, IV, XIV, XXI y XXII de la Declaración Americana de los Derechos
y Deberes del Hombre), serie A, núm. 27.

3. Derecho a la salud

• Amparo en Revisión 410/2012, resuelto el 21 de noviembre de 2012,


Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Ponente:
ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea.

• Acción de Inconstitucionalidad 86/2009, resuelta el 10 de febrero de


2015, Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Ponente:
ministra Olga María del Carmen Sánchez Cordero.

• Acción de Inconstitucionalidad 40/2018, resuelta el 2 de abril de 2019,


Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Ponente: ministro
José Fernando Franco González Salas.

• Amparo en Revisión 57/2019, resuelto el 14 de agosto de 2019, Segun­


da Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Ponente: ministro
Eduardo Medina Mora Icaza.

• Amparo en Revisión 251/2016, resuelto el 15 de noviembre de 2019,


Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Ponente:
ministro Javier Laynez Potisek.

• Recurso de Queja 40/2020, resuelto el 10 de marzo de 2021, Primera


Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Ponente: ministra
Ana Margarita Ríos Farjat.

• Amparo Directo 4/2021, resuelto el 16 de junio de 2021, Primera Sala


de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Ponente: ministra Norma
Lucía Piña Hernández.

• Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, Observación


General Núm. 14, el derecho al disfrute del más alto nivel posible de
salud, 11 de agosto de 2000.

287
• Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, “Directri­
ces sobre el derecho a la libertad y la seguridad de las personas con
discapacidad”, Informe A/72/55.

• ONU, El acceso de las personas con discapacidad a apoyo, Informe de la


Relatora Especial de Naciones Unidas sobre los derechos de las perso­
nas con discapacidad, Informe A/HRC/34/58, 20 de diciembre de 2016.

• ONU, La salud y derechos en materia sexual y reproductiva de las niñas y


las jóvenes con discapacidad, Informe de la Relatora Especial sobre los
derechos de las personas con discapacidad, Informe A/72/133, 14 de
julio de 2017.

• ONU, El derecho al igual reconocimien­to como persona ante la ley, Informe


de la Relatora Especial de Naciones Unidas sobre los derechos de las
personas con discapacidad, Informe A/HRC/37/56, 12 de diciembre de
2017.

• ONU, El derecho a la salud, Informe de la Relatora Especial sobre los


derechos de las personas con discapacidad, Informe A/73/161, 16 de
julio 2018.

• Corte IDH, caso Ximenes Lopes vs. Brasil (Fondo, Reparaciones y Costas).
Sentencia de 4 de julio de 2006, serie C, núm. 149.

• Corte IDH, caso Guachalá Chimbo y otros vs. Ecuador (Fondo, Reparacio­
nes y Costas). Sentencia de 26 de marzo de 2021, serie C, núm. 423.

4. Vida cultural

• Amparo en Revisión 1216/2015, resuelto el 17 de agosto de 2016, Prime­


ra Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Ponente: ministro
Arturo Zaldívar Lelo de Larrea.

• Amparo en Revisión 172/2016, resuelto el 7 de septiembre de 2016,


Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Ponente:
ministra Norma Lucía Piña Hernández.

• Amparo en Revisión 256/2016, resuelto el 7 de septiembre de 2016,


Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Ponente:
ministra Norma Lucía Piña Hernández.

• Amparo en Revisión 739/2016, resuelto el 5 de octubre de 2016, Prime­


ra Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Ponente: ministra
Norma Lucía Piña Hernández.

288
• Amparo en Revisión 566/2015, del 15 de febrero de 2017, Primera Sala
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Ponente: ministro Arturo
Zaldívar Lelo de Larrea.

• Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, Observación


General Núm. 3, la índole de las obligaciones de los Estados Partes, 14 de
diciembre de 1990.

• Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, Observa­


ción General Núm. 4, sobre el derecho a la educación inclusiva, 25 de
noviembre de 2016.

• Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, Observa­


ción General Núm. 5, sobre el derecho a vivir de forma independiente
y a ser incluido en la comunidad, 27 de octubre de 2017.

5. Movilidad

• Amparo Directo en Revisión 989/2014, resuelto el 8 de octubre de 2014,


Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Ponente:
ministra Olga María del Carmen Sánchez Cordero.

• Amparo en Revisión 388/2018, resuelto el 17 de octubre de 2018, Segun­


da Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Ponente: ministro
Javier Laynez Potisek.

• Amparo Directo en Revisión 5207/2018, resuelto el 21 de noviembre de


2018, Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Ponen­
te: ministro Eduardo Medina Mora Icaza.

• Amparo en Revisión 434/2018, resuelto el 6 de marzo de 2019, Prime­


ra Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Ponente: ministra
Norma Lucía Piña Hernández.

• Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, Observa­


ción General Núm. 2, artícu­lo 9: accesibilidad, 22 de mayo de 2014.

• Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, Observa­


ción General Núm. 5, sobre el derecho a vivir de forma independiente
y a ser incluido en la comunidad, 27 de octubre de 2017.

• ONU, Situación de las personas de edad con discapacidad relativo al acceso


a apoyo basado en derechos de las personas con discapacidad, Informe de la
Relatora Especial sobre los derechos de las personas con discapacidad,
Informe A/HRC/34/58, 20 de diciembre de 2016.

289
• Corte IDH, caso Chinchilla Sandoval y otros vs. Guatemala (Excepción
Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas). Sentencia de 29 de febrero
de 2016, serie C, núm. 312.

6. Participación en la vida política y pública

• Acción de Inconstitucionalidad 38/2014 y sus Acumuladas 91/2014,


92/2014 y 93/2014, resuelta el 2 de octubre de 2014, Pleno de la Su­
prema Corte de Justicia de la Nación. Ponente: ministra Olga María del
Carmen Sánchez Cordero.

• Amparo en Revisión 702/2018, resuelto el 11 de septiembre de 2019,


Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Ponente:
ministra Norma Lucía Piña Hernández.

• ONU, Estudio temático preparado por la Oficina del Alto Comisionado de


las Naciones Unidas para los Derechos Humanos sobre la participación
de las personas con discapacidad en la vida política y pública, Consejo de
Derechos Humanos, A/HRC/19/36, 21 de diciembre de 2011.

• ONU, El derecho de las personas con discapacidad de participar en la toma de


decisiones, Informe de la Relatora Especial sobre los derechos de las per­
sonas con discapacidad, Catalina Devandas Aguilar, Informe A/HRC/
31/62, 12 de enero de 2016

• Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, Obser­


vación General Núm. 7, sobre la participación de las personas con dis­
capacidad, incluidos los niños y las niñas con discapacidad, a través de
las organizaciones que las representan, en la aplicación y el seguimien­to
de la Convención, 9 de noviembre de 2018.

7. Consulta previa

• Acción de Inconstitucionalidad 33/2015, resuelta el 18 de febrero de


2016, Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Ponente:
ministro Alberto Pérez Dayán.

• Acción de Inconstitucionalidad 101/2016, resuelta el 27 de agosto de


2019, Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Ponente:
ministro Eduardo Medina Mora Icaza.

• Acción de Inconstitucionalidad 68/2018, resuelta el 27 de agosto de


2019, Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Ponente:
Ministro Javier Laynez Potisek.

290
• Acción de Inconstitucionalidad 01/2017, resuelta el 1o de octubre de
2019, Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Ponente:
ministro Javier Laynez Potisek.

• Acción de Inconstitucionalidad 80/2017 y su Acumulada 81/2017, re­


sulta el 20 de abril de 2020, Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación. Ponente: ministro Javier Laynez Potisek.

• Acción de Inconstitucionalidad 41/2018 y su Acumulada 42/2018, re­


suelta el 21 de abril de 2020, Pleno de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación. Ponente: ministro Luis María Aguilar Morales.

• Acción de Inconstitucionalidad 201/2020, resuelta el 10 de noviembre


de 2020, Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Ponente:
ministro Javier Laynez Potisek.

• Acción de Inconstitucionalidad 212/2020, resuelta el 1o de marzo de


2021, Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Ponente:
ministro José Fernando Franco González Salas.

• Acción de Inconstitucionalidad 176/2020, resuelta el 17 de mayo de 2021,


Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Ponente: ministro
José Fernando Franco González Salas.

• Amparo en Revisión 579/2020, resuelto el 19 de mayo de 2021, Segun­


da Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Ponente: ministra
Yasmín Esquivel Mossa.

• Acción de Inconstitucionalidad 214/2020, resuelta el 24 de mayo de


2021, Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Ponente:
ministro Jorge Mario Pardo Rebolledo.

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nente: ministra Margarita Luna Ramos, México, 11 de agosto de 2015.

, Pleno, Acción de Inconstitucionalidad 38/2014 y sus Acumu­


ladas 91/2014, 92/2014 y 93/2014, ministra ponente: ministra Olga
María Sánchez Cordero, México, 2 de octubre de 2014.

, Pleno, Acción de Inconstitucionalidad 33/2015, ministro


ponente: ministro Alberto Pérez Dayán, México, 18 de febrero de 2016.

, Pleno, Acción de Inconstitucionalidad 107/2015 y su Acumu­


lada 114/2015, ministra ponente: ministra Margarita Beatriz Luna
Ramos, México, 18 de junio de 2018.

, Pleno, Acción de Inconstitucionalidad 128/2015, ministro


ponente: ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, México, 10 de julio
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, Pleno, Acción de Inconstitucionalidad 61/2016, ministro


ponente: ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, México, 4 de abril de
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, Pleno, Acción de Inconstitucionalidad 80/2017 y su Acumu­


lada 81/2017, ministro ponente: ministro Javier Laynez Potisek, México,
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300
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ponente: ministro José Fernando Franco González Salas, México, 2 de
abril de 2019.

, Pleno, Acción de Inconstitucionalidad 45/2018 y su Acumu­


lada 46/2018, ministro ponente: ministro Juan Luis González Alcántara
Carrancá, México, 18 de junio de 2020.

, Pleno, Acción de Inconstitucionalidad 41/2018 y su Acumu­


lada 42/2018, ministro ponente: ministro Luis María Aguilar Morales,
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ponente: ministro Alberto Pérez Dayán, México, 30 de enero de 2020.

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ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, México, 3 de septiembre de
2013.

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ta Beatriz Luna Ramos, México, 14 de julio de 2011.

, Primera Sala, Amparo Directo 28/2010, ministro ponente:


ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, México, 23 de noviembre de
2011.

, Primera Sala, Amparo Directo 8/2012, ministro ponente:


ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, México, 4 de julio de 2012.

, Primera Sala, Amparo Directo 19/2014, ministro ponente:


José Ramón Cossío Díaz, México, 3 de septiembre de 2014.

, Primera Sala, Amparo Directo 4/2021, ministra ponente:


ministra Norma Lucía Piña Hernández, México, 16 de junio 2021.

, Primera Sala, Amparo Directo en Revisión 988/2004, minis­


tro ponente: ministro José Ramón Cossío Díaz, México, 29 de septiem­
bre de 2004.

, Primera Sala, Amparo directo en Revisión 631/2006, minis­


tra ponente: ministra Olga María Sánchez Cordero, México, 4 de agosto
de 2006.

301
, Primera Sala, Amparo Directo en Revisión 2357/2010, mi­
nistro ponente: ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, México, 7 de
diciembre de 2011.

, Primera Sala, Amparo Directo en Revisión 772/2012, minis­


tro ponente: ministro José Ramón Cossío Díaz, México, 4 de julio de
2012.

, Primera Sala, Amparo Directo en Revisión 1136/2012, mi­


nistro ponente: ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, México, 30 de
mayo de 2012.

, Primera Sala, Amparo Directo en revisión 1843/2012, minis­


tro ponente: ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, México, 17 de
octubre de 2012.

, Primera Sala, Amparo Directo en Revisión 3394/2012, mi­


nistro ponente: ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, México, 20 de
febrero de 2013.

, Primera Sala, Amparo Directo en Revisión 1243/2012, mi­


nistro ponente: ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, México, 13 de
junio de 2012.

, Primera Sala, Amparo Directo en Revisión 3327/2013, mi­


nistro ponente: ministro José Ramón Cossío Díaz, México, 22 de enero
de 2014.

, Primera Sala, Amparo Directo en Revisión 3646/2013, mi­


nistro ponente: ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, México, 26 de
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, Primera Sala, Amparo Directo en Revisión 4034/2013, mi­


nistro ponente: ministro José Ramón Cossío Díaz, México, 13 de agosto
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, Primera Sala, Amparo Directo en Revisión 597/2014, minis­


tro ponente: ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, México, 19 de no­
viembre de 2014.

, Primera Sala, Amparo Directo en Revisión 1125/2014, mi­


nistro ponente: ministro José Ramón Cossío Díaz, México, 8 de abril de
2015.

302
, Primera Sala, Amparo Directo en Revisión 3859/2014, mi­
nistro ponente: ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, 23 de septiem­
bre de 2015.

, Primera Sala, Amparo Directo en Revisión 83/2015, ministro


ponente: ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, 6 de octubre de 2015.

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nistro ponente: ministro José Ramón Cossío Díaz, México, 7 de octubre
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nistro ponente: ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, México, 14 de
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, Primera Sala, Amparo Directo en Revisión 5904/2015, mi­


nistro ponente: ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, México, 28 de
septiembre de 2016.

, Primera Sala, Amparo Directo en Revisión 1358/2017, mi­


nistro ponente: ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, México, 18 de
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, Primera Sala, Amparo Directo en Revisión 312/2020, minis­


tro ponente: ministro Jorge Mario Pardo Rebolledo, México, 3 de febrero
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, Primera Sala, Amparo Directo en Revisión 1533/2020, mi­


nistro ponente: ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, México, 27 de
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, Primera Sala, Amparo Directo en Revisión 2539/2010, mi­


nistro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, México, 26 de enero de 2011.

, Primera Sala, Amparo Directo en Revisión 806/2004, minis­


tra ponente: ministra Olga María Sánchez Cordero, México, 11 de agosto
de 2004.

, Primera Sala, Amparo Directo en Revisión 259/2009, minis­


tro ponente: ministro Juan N. Silva Meza, México, 1o de abril de 2009.

, Primera Sala, Amparo Directo en Revisión 1464/2013, mi­


nistro ponente: ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, México, 13 de
noviembre de 2013.

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nistro ponente: ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, México, 6 de
noviembre de 2013.

, Primera Sala, Amparo Directo en Revisión 1928/2012, mi­


nistro ponente: ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, México, 29 de
agosto de 2012.

, Primera Sala, Amparo Directo en Revisión 4398/2013, mi­


nistro ponente: ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, México, 2 de
abril de 2014.

, Primera Sala, Amparo Directo en Revisión 989/2014, minis­


tra ponente: ministra Olga María Sánchez Cordero, México, 8 de octu­
bre de 2014.

, Primera Sala, Amparo Directo en Revisión 2805/2014, mi­


nistro ponente: ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, México, 14 de
enero de 2015.

, Primera Sala, Amparo Directo en Revisión 6141/2014, mi­


nistro ponente: ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, 26 de agosto de
2015.

, Primera Sala, Amparo Directo en Revisión 3788/2017, mi­


nistro ponente: ministro José Ramón Cossío Díaz, México, 9 de mayo
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, Primera Sala, Amparo Directo en Revisión 2387/2018, mi­


nistro ponente: ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, México, 13 de
marzo de 2019.

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nistro ponente: ministro José Ramón Cossío Díaz, México, 28 de noviem­
bre de 2018.

, Primera Sala, Amparo Directo en Revisión 7197/2018, mi­


nistro ponente: ministro Luis María Aguilar Morales, México, 14 de
agosto de 2019.

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ministro José Ramón Cossío Díaz, México, 15 de marzo de 2011.

, Primera Sala, Amparo en Revisión 410/2012, ministro po­


nente: ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, México, 21 de noviem­
bre 2012.

305
, Primera Sala, Amparo en Revisión 581/2012, ministro po­
nente: ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, México, 5 de diciembre
de 2012.

, Primera Sala, Amparo en Revisión 42/2013, ministro ponen­


te: ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, México, 25 de septiembre de
2013.

, Primera Sala, Amparo en Revisión 121/2013, ministro po­


nente: ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, México, 12 de junio de
2013.

, Primera Sala, Amparo en Revisión 152/2013, ministro po­


nente: ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, México, 23 de abril de
2014.

, Primera Sala, Amparo en Revisión 159/2013, ministro po­


nente: ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, México, 16 de octubre
de 2013.

, Primera Sala, Amparo en Revisión 704/2014, ministro po­


nente: ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, México, 18 de marzo de
2015.

, Primera Sala, Amparo en Revisión 1043/2015, ministro po­


nente: ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, México, 29 de marzo de
2017.

, Primera Sala, Amparo en Revisión 1368/2015, ministro po­


nente: ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, México, 2015.

, Primera Sala, Amparo en Revisión 852/2017, ministra po­


nente: ministra Norma Lucía Piña Hernández, México, 8 de mayo de
2019.

, Primera Sala, Amparo en Revisión 1268/2017, ministro po­


nente: ministro José Ramón Cossío Díaz, México, 23 de mayo de 2018.

, Primera Sala, Amparo en Revisión 163/2018, ministro po­


nente: ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, México, 31 de octubre
de 2018.

, Primera Sala, Amparo en Revisión 702/2018, ministra po­


nente: ministra Norma Lucía Piña Hernández, México, 11 de septiem­
bre de 2019.

306
, Primera Sala, Amparo Directo en Revisión 8389/2018, mi­
nistro ponente: ministro Juan Luis González Alcántara Carrancá, México,
8 de mayo de 2019.

, Primera Sala, Amparo en Revisión 1082/2019, ministra po­


nente: ministra Norma Lucía Piña Hernández, México, 20 de mayo de
2020.

, Primera Sala, Amparo en Revisión 162/2021, ministra po­


nente: ministra Ana María Ríos Farjat, México, 17 de noviembre de
2021.

, Primera Sala, Contradicción de Tesis 349/2016, ministro po­


nente: ministro Jorge Mario Pardo Rebolledo, México, 10 de mayo de
2017.

, Primera Sala, Recurso de Reclamación 131/2013, ministra


ponente: ministra Olga María Sánchez Cordero, México, 19 de febrero
de 2014.

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135/2011, ministro ponente: ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea,
México, 19 de octubre de 2011.

, Segunda Sala, Amparo Directo en Revisión 1131/2012, mi­


nistro ponente: ministro Sergio Salvador Aguirre Anguiano, México,
5 de septiembre de 2012.

, Segunda Sala, Amparo Directo en Revisión 4066/2013, mi­


nistro ponente: ministro Alberto Pérez Dayán, México, 22 de enero de
2014.

, Segunda Sala, Amparo Directo en Revisión 1168/2014, mi­


nistro ponente: ministro Alberto Pérez Dayán, México, 14 de mayo de
2014.

, Segunda Sala, Amparo Directo en Revisión 1769/2014, mi­


nistro ponente: ministro Luis María Aguilar Morales, México, 13 de
agosto de 2014.

, Segunda Sala, Amparo Directo en Revisión 2278/2014, mi­


nistro ponente: ministro Alberto Pérez Dayán, México, 27 de agosto de
2014.

307
, Segunda Sala, Amparo Directo en Revisión 2204/2016, mi­
nistro ponente: ministro José Fernando Franco González Salas, México,
28 de septiembre de 2016.

, Segunda Sala, Amparo Directo 31/2018, ministro ponente:


ministro Alberto Pérez Dayán, México: 14 de noviembre de 2018.

, Segunda Sala, Amparo Directo en Revisión 8314/2019, mi­


nistro ponente: ministro Alberto Pérez Dayán, México, 23 de septiem­
bre de 2020.

, Segunda Sala, Amparo en Revisión 251/2016, ministro po­


nente: ministro Javier Laynez Potisek, México, 15 de noviembre de
2019.

, Segunda Sala, Amparo en Revisión 714/2017, ministro po­


nente: ministro Alberto Pérez Dayán, México, 3 de octubre de 2018.

, Segunda Sala, Amparo en Revisión 166/2019, ministro po­


nente: ministro José Fernando Franco González Salas, México, 12 de
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311
La formación editorial de esta obra fue elaborada por la
Dirección General de la Coordinación de Compilación y Sis­­
tematización de Tesis. Se utilizaron tipos ITC Berkeley de
10 y 11 puntos, Futura 12, 13 y 19 puntos. Abril de 2022.

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