Informacion Trabajo Final Sociologia Juridica

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Manuel Núñez, intelectual, académico y una de las mentes más preclaras del

pensamiento dominicano contemporáneo, publicó en 1990 su obra crítica, El


Ocaso de la Nación dominicana. Advertía en ella, como tesis principal, la
amenaza que la pérdida de la identidad dominicana, constituía para el proceso
llamado la desnacionalización, ante la presencia creciente de la invasión
pacífica y sostenida desde la República de Haití. Así, dicho en términos
sencillos.

El escenario prospectivo dibujado en el opúsculo del Profesor Núñez, no dejó


de producir reacciones de asombro y la sospecha de que el mismo estaba
alarmando a la conciencia nacional no adormecida, y tratando de agredir
molinos de viento imaginarios. Trascurridos veinticinco años, cabe preguntarse
si el autor tenía razón o si por el contrario todo se redujo a aspavientos
intelectuales.

Por estas fechas y aunque suene chovinista o destemplado, asistimos al


cumplimiento de las tesis contenidas en ese libro. El proceso de absorción o
disolución de la nación dominicana, ya sea por ósmosis o por invasión fetal
sostenida, ya había comenzado en los noventa tempranos, con todo y los
nacionalismos de Balaguer. Ahora se están viendo los frutos de aquellas
calenturas geopolíticas.

Es ineludible e inevitable la cohabitación de la nación dominicana con la


haitiana en unas sola y misma expresión geográfica. Esa especial condición y
situación marca nuestra política exterior y la necesidad de enfrentar los retos
comunes y los propios, dentro de las necesarias estrategias de gestión
geopolítica de Haití.

Esa visión escapa y está por encima de los sahumerios neo nacionalistas y
también está por encima de la claque de ambos lados de la frontera virtual y
porosa que nos separa, a quienes les resulta rentable el desorden y el caos e
informalidad en las relaciones binacionales.

El proceso de balcanización ha comenzado hace tiempo por miedos no bélicos.


La desnacionalización ataca por necesidad a esa visión weberiana del estado,
de una población, un territorio y un gobierno. Ahora el enfrentamiento no es
contra los poderes nacionales tradicionales, sino con la creación e incremento
de una supuesta tercera nacionalidad a quienes los gestores internacionales
denominan apátridas. Es decir los que no tienen patria.

Sin embargo los hijos de nacionales de otros países nacidos en suelo


dominicano, hijos de personas en condición de ilegalidad o no, conservan su
condición de nacionales haitianos, conforme su propia constitución y conforme
a la no inclusión del jus soli en la Constitución dominicana. Tienen su patria,
Haití. Aunque esta les niega la expedición de algún documento de identidad,
para mantenerlos en una especie de limbo.

El blanco del proceso no es el estado nacional, sino la nación integralmente


concebida. Puede seguir el uso de los símbolos nacionales y el sentimiento de
pertenencia a la colectividad nacional, sin embargo en términos reales avanza y
se fortalece un proceso de desnacionalización interna.

La población, primer elemento de Weber, se entremezcla y difumina, el territorio


ocupado pacíficamente se posee igual que el que se toma por medios bélicos, y
el gobierno pierde su identidad y soberanía y tiende a confundirse uno en el
otro, con la subsecuente pérdida de respeto por los actos del ejecutivo.

Todos estamos de acuerdo de que con la llegada de la globalización y el mundo


unipolar, las nociones de Estado y soberanía, se han visto atacadas y
cuestionadas por el peso de la ley y los tratados internacionales, la soberanía
está seriamente constreñida por los compromisos y la formación de
coaliciones, y se ha pasado, de la geopolítica bilateral bajo el paraguas del
consenso de Washington, a la diplomacia de cumbres y portaviones.

Con tal escenario contemporáneo la libre determinación de los pueblos se hace


utópica por necesidad, mientras se busca agradar al llamado orden
internacional y se pretende evadir medidas de ecopolítica adversas como los
bloqueos comerciales. Además del descrédito construido porlas campañas
sucias emanadas de ongs que defienden Haití, pero nunca han pisado Haití y ni
han construido una letrina allí para prevenir la propagación del cólera.

En Haití pude contar, en trabajos conjuntos con la MINUSTAH, la presencia de


cerca de tres mil organismos no gubernamentales que intervienen allí, la
mayoría de ellas formadas por un solo hombre con una gorra y un enorme
carnet impreso colgado del pecho.

El mundo geopolítico actual se ha poblado de actores no formales. La teoría


clásica del conflicto se reducía a dos actores nacionales y a los sumo tres por
la injerencia o la atracción hacia un paraguas ideológico determinado. Ahora
cada conflicto se hace cada vez más complejo por la intervención de actores
formales e informales. Poderes y organizaciones nacionales e internacionales,
gubernamentales y no gubernamentales, todo expuesto a los escarceos de los
analistas internacionales y los constructores de la opinión pública, nacional e
internacional.

La interdependencia entre los dos estados se ha hecho cada vez más compleja.
Mientras que dos renglones fundamentales de la economía y el desarrollo de
cualquier nación, producción de alimentos y construcción de infraestructura,
siguen estando en manos haitianas.Mientras tanto avanza indetenible la
estrategia de desnacionalización presentada por el profesor Núñez, hace ya un
cuarto de siglo.

https://acento.com.do/2015/opinion/8261168-la-desnacionalizacion-dominicana/

La descomposición de la sociedad
dominicana”
Servicios de Acento.com.do   | 20 de agosto de 2017 | 12:00 pm

Foto: Acento.com.do/Archivo/Manuel Núñez.

SANTO DOMINGO, República Dominicana.-El jueves 24 se pondrá en circulación


la obra “La autodestrucción . La descomposición de la sociedad dominicana “ 
del historiador Manuel Núñez, en la sala Aída Cartagena de la Biblioteca
Nacional a las 7 y 30 de la noche.

La presentación de la obra se hará a cargo de un panel de presentación


compuesto por el Licdo. Pelegrín Castillo, ex Ministro de Energía y Minas; el
vicealmirante  ® Homero Lajara Solá, el Mayor General ® , Antonio Jáquez
López y el economista Osvaldo Montalvo.

En la contraportada del libro el autor  expone muy sucintamente la tesis del


libro. Se trata de saber si podremos sobrevivir como Estado independiente
después de haber  suplantado a la población dominicana en el campo, en las
infraestructuras  y en una buena proporción del trabajo informal por un
proletariado extranjero.  Circunstancia que llevará a la disolución  de la
identidad nacional y a la pérdida de la soberanía nacional. Porque  nuestros
derechos les serán traspasados al pueblo que se desplaza al territorio
dominicano.

El autor de la obra es profesor universitario.  Ha sido profesor  en el Instituto de


Altos Estudios para la Defensa  y la Seguridad del Ministerio de Defensa y de la
Maestría de Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Santo
Domingo. Ha publicado entre otras obras:   El ocaso de la nación
dominicana,    Peña Batlle en la Era de Trujillo,    Los días alcionios  y   La
dictadura del débil.
LA SOBERANÍA DOMINICANA Por Víctor Joaquín Castellanos Pizano Juez del Tribunal
Constitucional El tema de la soberanía dominicana reviste hoy para todos nosotros una
particular importancia, en vista de la estratégica ubicación de la provincia de Montecristi en la
geografía nacional, donde se encuentra la primera pirámide que marca la frontera entre la
República Dominicana y Haití. Y también resulta relevante por la atención que ha suscitado la
protección de nuestro país y su carácter soberano frente al actual auge de la migración ilegal
extranjera en nuestro territorio. Se entiende por soberanía a la autoridad política suprema que
corresponde a un Estado independiente. La importancia del ejercicio de la soberanía se
encuentra asociada al dominio o poder de mando y custodia que tiene un Estado sobre un
territorio determinado y la población que en él habita. En su dimensión exterior, la soberanía
de un país equivale a su independencia frente a los demás Estados, a su capacidad de
autodeterminación sin ninguna interferencia extranjera. Pero además la soberanía se distingue
porque es unitaria, indivisible e inalienable. Cabe destacar que el carácter unitario de la
soberanía proviene de la necesaria preservación de la integridad del Estado, evitando su
fragmentación, de donde resulta su indivisibilidad. Si bien resulta relevante el carácter unitario
e indivisible de la soberanía, no menos trascendental resulta su condición de inalienabilidad,
en vista de 2 que no puede ser objeto de cesión o enajenación bajo ningún título, so pena de
provocar la desaparición del Estado. De acuerdo con los últimos datos aportados por la
Organización de las Naciones Unidas, en el planeta solo existen 194 Estados soberanos, o sea,
194 países a los cuales se les reconoce un Gobierno propio y completa independencia. La
República Dominicana forma parte de la comunidad integrada por esos 194 Estados
soberanos. La soberanía se encuentra configurada en nuestra Constitución desde su artículo 1
cuando expresa que «el pueblo dominicano constituye una Nación organizada en Estado libre
e independiente, con el nombre de República Dominicana». Asimismo, el artículo 2 precisa que
la soberanía del Estado dominicano «reside exclusivamente en el pueblo, de quien emanan
todos los poderes, los cuales se ejercen por medio de sus representantes». De igual forma el
artículo 3 de nuestro Texto Fundamental consagra la inviolabilidad de la soberanía nacional al
disponer que «La soberanía de la Nación dominicana, Estado libre e independiente de todo
poder extranjero, es inviolable». Como todos sabemos, los pueblos no nacen soberanos, sino
que adquieren su soberanía al término de una evolución frecuentemente difícil y muchas veces
tormentosa. En este sentido, la isla de Santo Domingo fue originalmente una colonia española
a partir del año 1492. Cuatro siglos más tarde, el 1 de enero de 1804, surgió la República de
Haití en la parte oeste de la isla, mientras que Rafael NÚÑEZ DE 3 CÁCERES proclamó la
independencia de la provincia de Santo Domingo en la parte este, el 1 de diciembre de 1821,
con el nombre de Estado Independiente del Haití Español. Pero este nuevo país apenas tuvo
tiempo de promulgar dos leyes antes de que el ejército haitiano al mando de Jean Pierre
BOYER invadiera y ocupara nuestro territorio, sometiendo al dominio de la República de Haití
la totalidad de la isla de Santo Domingo. En consecuencia, la soberanía del Estado
Independiente del Haití Español apenas duró 70 días, razón por la cual a ese corto lapso se le
denominó «Independencia efímera». Es del conocimiento de todos nosotros que la ocupación
haitiana se mantuvo durante 22 largos años, período durante el cual el pueblo dominicano fue
cruelmente sojuzgado, despiadadamente humillado y despojado de su independencia. De
manera que Haití puso fin violentamente, mediante las armas, la soberanía del primer Estado
instaurado en la parte este de la isla. Esta situación se prolongó hasta que Ramón Matías
MELLA disparó el trabucazo en la Puerta del Conde, proclamando la República Dominicana
como país independiente y soberano el 27 de febrero de 1844. Por tanto, en esa fecha, el
pueblo dominicano recuperó su soberanía tras el intenso y fructífero trabajo proselitista
efectuado por el glorioso movimiento patriótico trinitario, fundado e inspirado por Juan Pablo
DUARTE e impulsado por Francisco del Rosario SÁNCHEZ, Ramón MATÍAS MELLA y otros
numerosos patriotas. 4 Pero la declaratoria de independencia propulsada por los padres de la
patria fue solo la primera fase de un largo y cruento proceso de guerras para la preservación
de la soberanía de la República Dominicana. Primero, contra Haití, puesto que dos semanas
después de proclamada la independencia nacional, los haitianos intentaron nuevamente
despojarnos de nuestra soberanía invadiendo numerosas veces con sus tropas el territorio
nacional. El pueblo dominicano debió combatir y derrotar a los ejércitos haitianos en dieciséis
batallas libradas durante un período de 12 años, de 1844 a 1856, para salvaguardar la
independencia y la soberanía de nuestro país: Batalla Fuente del Rodeo y Batalla Cabeza de las
Marías, libradas en Bahoruco, el 13 y el 18 de marzo de 1844. Batalla de Las Hicoteas y la
Batalla de Azua, libradas en Azua, el 18 y el 19 de marzo de 1844. Batalla de Santiago, librada
en Santiago, el 30 de marzo del mismo año. Batalla de El Memiso y Batalla naval de
Tortuguero, libradas en Azua, el 13 y el 15 de abril del mismo año. Batalla de Cachimán y
Batalla de la Estrelleta, libradas en Elías Piña, el 17 de junio y el 17 de octubre de 1845; y
Batalla de Beller, librada en Dajabón, el 27 de octubre del mismo año. Batalla de El Número,
librada en Azua, el 17 de abril de 1849, y Batalla de las Carreras, librada en Baní, Peravia, el 21
de abril del mismo año. Batalla de Santomé, librada en San Juan, el 22 de diciembre de 1855, y
Batalla de Cambronal, librada en Neiba, el 22 de diciembre del mismo año. 5 Batalla de Sabana
Larga, librada en Dajabón, el 24 de enero de 1856, y Batalla de Jácuba, librada en Puerto Plata,
el 24 de enero del mismo año. Después de esta primera etapa constituida por un largo e
intenso período de guerras contra Haití, nuestro pueblo se vio asimismo obligado a luchar
contra España, desde el año 1863 a 1865, para obtener la restauración de nuestra soberanía, la
cual había sido cedida por Pedro SANTANA. Posteriormente, de 1916 a 1924, la República
Dominicana perdió igualmente su soberanía con la ocupación del país por tropas de los
Estados Unidos. Por último, los dominicanos combatimos militarmente por la recuperación de
nuestra soberanía con motivo de una nueva invasión de los Estados Unidos, respaldado por la
Organización de los Estados Americanos, el 28 de abril de 1965. Mucha sangre ha sido vertida,
y miles de dominicanos han ofrendado sus vidas para preservar nuestra soberanía, luego de
casi dos siglos de la proclamación de la independencia el 27 de febrero de 1844. Felizmente,
podemos exclamar con gran regocijo que hoy, 2 de marzo de 2018, la República Dominicana
sigue formando parte de los países independientes y soberanos actualmente existentes en el
mundo. Sin embargo, lamentablemente, la satisfacción que nos embarga por esta feliz
circunstancia se encuentra empañada por una grave amenaza que actualmente se cierne sobre
nuestra soberanía: nuevamente Haití, en el presente pretende ocuparnos, no mediante las
armas, ni militarmente, como lo hizo de 1822 a 1844, así como en otras 6 16 memorables
batallas en las que fue derrotado. Ahora se trata de una invasión pacífica, gradual, ¡hasta la
fecha indetenible!, de centenares de miles de haitianos indocumentados, cuya totalidad
asciende, según los expertos, a más de millón y medio de personas. En todos los periódicos
nacionales y en los medios radiales y televisivos se denuncia, con mucha razón, casi todos los
días, la existencia de una frontera abierta entre la República Dominicana y Haití. En este
contexto, a finales del año pasado, un editorial del periódico Listín Diario 1 , manifiesta lo
siguiente: «La frontera dominicana, virtualmente, ha quedado disuelta. No hay líneas
demarcadoras ostensibles que permitan visualizarla. Y los limitados puestos de control militar
o migratorio son incapaces de contener la hemorragia de haitianos que entran ilegalmente al
país». En este mismo sentido, el escritor y filólogo Manuel NÚÑEZ describe esta penosa
situación en los siguientes términos: «La población haitiana que hay en el país, de más de un
millón y medio de personas, rebasa la densidad demográfica en nuestro suelo de todas las
naciones de América del Sur. Una población extranjera con una tasa de fecundidad muy
superior a la nuestra, con pirámides de edad inferior, se ha implantado en el territorio sin que
existiese 1 Editorial intitulado «Una frontera abierta», 29 agosto 2017. 7 ningún proceso de
integración, ni de asimilación de los valores de nuestra sociedad2 . La invasión pacífica de
migrantes haitianos ilegales se establece en todas las principales ciudades del país, en todos
nuestros campos, despojando de oportunidades de trabajo a los dominicanos. Los haitianos
son mayoría en empleos y hasta en algunas escuelas. Incluso en importantes municipios como
el de Restauración, la mayoría de la población es haitiana. En algunos pueblos fronterizos solo
se habla creole porque ya fueron abandonados por los dominicanos 3 . Con relación al aspecto
laboral, ha sido denunciado en los medios de comunicación que en la Zona Franca de Dajabón,
de sus 16,900 empleados, 11,900 son haitianos y solo 5,000, dominicanos4 . Respecto a esta
sorprendente situación, el comunicador Hugo YSÁLGUEZ, columnista del diario vespertino El
Nacional, en un artículo intitulado «Mano de obra haitiana», manifiesta: En nuestro país el
artículo 135 del Código de Trabajo, establece que la mano de obra extranjera no pasará de un
20 por ciento, correspondiendo a los dominicanos el 80 por ciento de los empleos. Sin
embargo, conforme 2 Núñez (Manuel), La autodestrucción. La descomposición de la sociedad
dominicana, p. 533, ab initio. 3 Véase: MARTÍNEZ (Víctor), «Haitianos son mayoría en empleos
y en algunas escuelas», periódico El Nacional, edición del 14 febrero 2018, pp. 8-9. 4 Ibidem. 8
con el estudio de la CEPAL, la participación laboral de los haitianos ilegales es un 64.1 por
ciento, mientras los nativos se sitúan en un 52.8 por ciento. Los datos están fundamentados en
estadísticas recogidas dentro del periodo 2010-2013, lo que significa que si las mismas se
actualizan, los inmigrantes indocumentados, ocuparían el 75 por ciento del empleo formal e
informal, dado el aumento del flujo de haitianos que se ha registrado en los últimos años5 .
Pero la invasión pacífica de ciudadanos y ciudadanas haitianas no solo se revela en el área
laboral, sino que también trasciende al sector de la salud, en el cual merece especial mención
la asistencia médica prestada a las parturientas haitianas en los hospitales dominicanos,
respecto a la cual el Gobierno dominicano gasta RD$5,200 millones al año. Esta impresionante
cantidad de dinero abarca tanto a las parturientas haitianas que viven el país de manera
irregular, como las que cruzan para ser atendidas en hospitales dominicanos en la frontera, y
también en Santiago y Santo Domingo. La situación ha alcanzado una gravedad tal que el
presidente de la Junta Central Electoral, Julio César CASTAÑOS GUZMÁN, instó a las
autoridades nacionales «decidirse a no seguir siendo un “paritorio” de Haití, porque son miles
las mujeres que 5 Periódico digital elnacional.com.do, 26 mayo 2017, disponible en línea
(consulta 23 diciembre 2017). 9 están cruzando la frontera para venir a dar a luz al país, y
luego buscar que esos niños sean nacionalizados» 6 . De su parte, Pastor VÁSQUEZ FRÍAS, en
su obra intitulada “Éxodo” Un siglo de migración haitiana hacia República Dominicana, resume
la situación como sigue: «La migración haitiana ha traído como consecuencia un aumento en la
tasa de desempleo, tras desplazar la mano de obra criolla, un aumento de los cinturones de
miseria en barrios y ciudades, el surgimiento de personas nacidas en nuestro país que no
tienen una identidad legal definida, y un aumento en los gastos hospitalarios, principalmente
en la región fronteriza» 7 . ¡Los haitianos indocumentados se despliegan por todas partes!
También ha trascendido por los medios de comunicación la existencia de barrios haitianos en
los más importantes centros turísticos del país. Con relación a esta insólita situación, un
reciente editorial del Listín Diario expresó: Si el turismo es la espina dorsal de la economía, la
“gallina de los huevos de oro” del país, es inadmisible que el Gobierno siga permitiendo la
arrabalización de las áreas circundantes a los principales destinos turísticos del Este,
convertidas en antros de delincuencia e insalubridad. 6 «República Dominicana, un paritorio
de Haití», periódico digital listindiario.com, 11 enero 208, disponible en línea (consulta 25
febrero 2018). 7 ¡Éxodo! Un siglo de migración haitiana hacia República Dominicana, Editorial
Santuario, Santo Domingo, República Dominicana, 2013, p. 291, ab initio. 10 Existen ya varios
focos de hacinamientos humanos, nutridos fundamentalmente por haitianos indocumentados,
al margen de todo control sanitario o ambiental, factores que pueden incidir negativamente en
el posicionamiento que hasta ahora tienen los hoteles y “resorts” de esa región. El lugar
conocido como Mata Mosquitos, en Bávaro, es ilustrativo de lo perjudicial que resulta
engendrar a las puertas de los centros turísticos unas comunidades en las que campean los
delitos, la prostitución, la insalubridad y la basura, fuentes de epidemias8 . Pero la invasión
pacífica de ciudadanos haitianos indocumentados resulta igualmente evidente aquí, en
Montecristi, para asombro e indignación de todos los montecristeños. Esta situación ha sido
denunciada con responsabilidad por dominicanos notables de esta misma provincia,
conscientes de las graves implicaciones de esta indetenible afluencia de migrantes ilegales
provenientes de Haití sobre la soberanía de la República Dominicana. En este sentido, el
diputado por Montecristi, Lic. Samuel TORIBIO (junto a su colega Darío ZAPATA, diputado por
Dajabón) imputaron a las autoridades nacionales del descontrol migratorio de ilegales
haitianos, expresando ante el Congreso Nacional: 8 Hay que parar esa arrabalización», editorial
del Listín Diario, edición 13 febrero 2018. 11 […] lo peor es que ese paso sin control de los
indocumentados ocurre ante la vista de las autoridades, lo que hace suponer que hay una
mafia. […] que cientos de haitianos desfilan por carreteras, con sus mochilas al hombro, y
transportándose en distintos vehículos. “Son cientos de ellos, en filas, por la carretera y
caminando como Pedro por su casa, y vehículos de todo tipo cargados de haitianos” […].
Agregó que “y cuantos puntos de guardia hay desde y hacia la frontera, muchísimos, por eso
creo que como va esto es una invasión pacífica, sin tirar un solo tiro”. Asimismo, el legislador
Zapata pidió a los dominicanos defender nuestra soberanía, porque con lo que está pasando
con este trasiego es como si no nos doliera nuestra identidad9 . También el obispo de
Montecristi, sacerdote Diómedes ESPINAL, ha expresado su preocupación respecto al
descontrolado flujo de ilegales haitianos que penetra por Montecristi, por lo cual pidió a las
fuerzas militares, el pasado 30 de enero: 9 Véase: CAMINERO (Alberto), «Gobierno calla ante
invasión haitianos», periódico digital elnacional.com.do, 9 julio 2017 (consulta 2 marzo 218).
12 […] aplicar y hacer cumplir las leyes y la Constitución a los militares que permiten el ingreso
al país de extranjeros indocumentados, así como a las personas que trafican con productos y
drogas desde Haití. Monseñor Diómedes Espinal enfatizó que es partidario de que todo el
extranjero que sea sorprendido indocumentado en el país sea retornado hacia Haití o al país
que pertenezca, aunque exhortó que se debe hacer sin maltratos y dentro del respeto a la
dignidad. Adujo que el país tiene una frontera abierta que se hace imposible cubrirla entera, “y
esos hermanos (haitianos) conocen todos los caminos para poder llegar a sus destinos”10 . De
su parte, el presidente Danilo MEDINA SÁNCHEZ, en su discurso de rendición de cuentas ante
la Asamblea Nacional, el pasado 27 de febrero, anunció la implementación de un plan
reforzado de vigilancia y control de las fronteras terrestres y marítimas del país. Especificó que
este programa contará con 900 soldados adicionales académicamente especializados, «sujetos
a medidas estandarizadas para evitar cualquier mala práctica». El primer mandatario de la
nación reveló además la incorporación de nuevos equipos destinados a la indicada labor de 10
Véase: «Piden impedir ingreso ilegales a RD», periódico El Nacional, 30 enero 2018, p. 6. 13
vigilancia fronteriza, entre los cuales se citó el aporte de vehículos militares, helicópteros y
drones11 . Tratando de resolver el grave problema que sobre la soberanía nacional plantea la
migración ilegal haitiana y sus descendientes, el Tribunal Constitucional, ejerciendo las
facultades que le corresponden, expidió la Sentencia 168-13, el 23 de septiembre de 2013.
Esta decisión se originó con motivo de un recurso de revisión de sentencia de amparo que
interpuso la señora Juliana DEGUIS PIERRE, nacida en la República Dominicana de padres
haitianos el 1 de abril de 1984. En esta sentencia, el Tribunal Constitucional decidió, entre
otros aspectos, que si bien dicha señora había nacido en el territorio nacional, no le
correspondía la nacionalidad de nuestro país por ser hija de ciudadanos extranjeros en tránsito
en la República Dominicana, de acuerdo con la preceptiva de la Constitución de 1966, vigente a
la indicada fecha de su nacimiento. Según los sondeos de opinión pública efectuados en 2014,
dos de cada tres dominicanos otorgaron su apoyo a la Sentencia 168-1312 . Esta decisión,
afirma el destacado periodista y diplomático César MEDINA, vino a desempeñar un rol de
suma importancia, cuyo mayor aporte estriba «en que ordena una salida definitiva a la
situación de miles de ciudadanos a quienes era necesario regular porque decenas de miles de
ellos han vivido por décadas en territorio 11 Al respecto, véase: RUBENS (Evaristo), «Medina
anuncia plan para redoblar vigilancia frontera», periódico Hoy, 28 febrero 2018, p. 3A. 12
Véase: «El 66% respalda la sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional», periódico digital
diariolibre.com, 16 mayo 2014, disponible en línea (consulta 23 febrero 2018). 14 dominicano
dentro de un limbo jurídico y sin tener las autoridades ningún control sobre ellos» 13. Al
respecto, el conocido y respetado comunicador Fabio HERRERA-MINIÑO observa que la
Sentencia 168-13 «[…] ha espabilado y aglutinado a los dominicanos, que han tenido que ver la
realidad que se nos ocultaba de un crecimiento explosivo e incontrolable de la inmigración
haitiana ilegal, que es la sólida base para cimentar una minoría étnica de peligrosas
consecuencias para el futuro de la república» 14 . Pero si bien la mayoría de la población
dominicana aplaudió la Sentencia 168-13, no ocurrió lo mismo con el Gobierno haitiano, el cual
inmediatamente alegó que la indicada decisión iba a provocar una pretendida catástrofe
humanitaria en Haití, supuestamente despojando de la nacionalidad dominicana cientos de
miles de ciudadanos de origen haitiano radicados o nacidos en República Dominicana. Con
base a este falso argumento, Haití inició una campaña internacional de descrédito contra la
Sentencia 168-13 y la República Dominicana, desestimando sus facultades soberanas en el
ámbito de la nacionalidad y el régimen migratorio. Esta campaña encontró el apoyo de
importantes organismos y entidades internacionales, que han ejercido una poderosa presión
contra el 13 MEDINA (César), «Fallo provoca alboroto», periódico digital listindiario.com, 29
septiembre 2013, disponible en línea (consulta 26 febrero 2018). 14«El aglutinante de la
nacionalidad», periódico digital hoy.com.do, 31 octubre 2014, disponible en línea (consulta 15
abril 2017) 15 Gobierno dominicano para que este provoque la nulidad de dicha sentencia.
Incluso, la Corte Interamericana de Derechos Humanos expidió una decisión, el 22 de octubre
de 2014, disponiendo que la República Dominicana modificara su ordenamiento constitucional
y legal para propiciar el otorgamiento de la nacionalidad dominicana a centenares de miles de
ciudadanos extranjeros, haitianos casi en su totalidad. Como era de esperarse, el Gobierno
dominicano, con estricto apego a la institucionalidad y en pleno ejercicio de su soberanía,
rechazó de plano los propósitos de la Corte Interamericana. De su parte, el Tribunal
Constitucional dictaminó, mediante el fallo TC/0256/14, rendido el 4 de noviembre de 2014,
que la aludida Corte Interamericana carecía de jurisdicción sobre la República Dominicana.
Podemos afirmar, en consecuencia que, desde la emisión de la Sentencia 168-13, el gobierno
dominicano ha venido enfrentado la embestida de los organismos y entidades internacionales
prohaitianos que pretenden anular la soberanía de la República Dominicana, alegando el
supuesto despojo masivo de la nacionalidad dominicana falsamente atribuido a la referida
sentencia. Es importante destacar que el presidente Danilo MEDINA SÁNCHEZ rebatió con
energía este argumento falaz, expresando que «No se le ha quitado la nacionalidad a nadie…
[porque] a nadie puede quitársele lo que no tiene» (II Cumbre de la Comunidad de Estados
Centroamericanos y Caribeños (CELAC), celebrada en Cuba el 29 de enero de 2014). 16 No
obstante, la presión internacional ha logrado cohesionar una estrategia multifacética contra la
soberanía de la República Dominicana, en detrimento de sus máximas autoridades. Esta
conspiración internacional ha sido expuesta por el economista Eduardo GARCÍA MICHEL en los
siguientes términos: De modo que se está en presencia de un movimiento sistemático que
posee varias pinzas: la penetración y ocupación sin pausa de nuestras tierras; la inmigración
ilegal masiva; la destrucción de los bosques dominicanos para suministrar carbón y leña a los
haitianos. Y ahora el intento maquiavélico de apropiarse del derecho soberano a definir y
conceder la nacionalidad dominicana. Estas vías conducen, en último extremo, a la disolución
de la nación dominicana. […] Es urgente restaurar a plenitud los atributos soberanos, poner
cada cosa en su sitio según los intereses de la dominicanidad, y enmendar la penosa falta de
reacción a través del tiempo que amenaza con hacer fundir nuestra nacionalidad con la del
país vecino. Basta ya15 . A todo esto, se agrega la peligrosa amenaza contra la soberanía de la
República Dominicana de la campaña de descrédito propulsada por Haití, 15 «Sentencia y
Frontera», periódico digital diariolibre.com, 28 octubre 2014, disponible en línea (consulta 28
febrero 2018). 17 con el apoyo de gran parte de la comunidad internacional, pretendiendo la
fusión de los dos países. Estimada por muchos como una fantasía, esta tesis adquiere
actualmente ribetes de evidente credibilidad, como ya habían preconizado hace mucho tiempo
destacados intelectuales y políticos dominicanos. Entre estos, cabe destacar al ex presidente
Joaquín BALAGUER RICARDO que, en el año 1917, es decir, hace más de un siglo, manifestó:
Hasta ahora sólo nos ha preocupado el imperialismo angloamericano. Pero el imperialismo de
Haití, irritante y ridículo, tenaz y pretencioso, conspira con mayor terquedad contra la
subsistencia de nuestro edificio nacional, digno, sin duda, de más sólida y firme arquitectura.
Haití como manifiestamente lo demuestran sus vinculaciones históricas con la patria
dominicana, es una nación esencialmente imperialista. Todos los mandatarios de aquel país
vecino han tenido y tienen todavía la obsesión de abatir la República con el acero de sus
espadas imperiales. El sueño de la isla una e indivisible es una pesadilla que ha echado ya
hondísimas raíces en el África tenebrosa de la conciencia nacional haitiana. Somos pueblos
vecinos pero no pueblos hermanos. Cien codos por encima de la vecindad geográfica se
levantan la disparidad de origen y los caracteres resueltamente antinómicos que nos 18
separan en las relaciones de la cultura y en las vindicaciones de la historia. De ahí que no
creemos en la mentirosa confraternidad dominico-haitiana. En el Palacio Presidencial de Haití
han habitado y habitan los peores enemigos de la viabilidad de nuestro ideal republicano. La
estrategia de la fusión, extremadamente simple en su concepción, puede resultar letal en sus
efectos: la extinción de la soberanía dominicana mediante la integración de nuestro país en
una confederación binacional con Haití. La consecución de este objetivo antinacional solo
requiere que continuemos cediendo a la presión haitiana e internacional; que sigamos
adelante con la política de frontera abierta con nuestros vecinos; que les otorguemos,
graciosamente, la nacionalidad dominicana a cientos de miles de haitianos; y que sigamos de
espaldas a los mandamientos de la Sentencia 168-13, la cual constituye la más efectiva barrera
para el control de la migración ilegal haitiana y de otros extranjeros. En este último sentido, el
jurista Juan Manuel ROSARIO manifestó: Es muy claro que hay sectores nacionales e
internacionales que tienen la firme determinación de que la República Dominicana tenga una
política migratoria de frontera abierta. Esos sectores han hecho todo lo posible por manipular
la opinión pública nacional e internacional para proyectar la imagen de 19 que la sentencia
168-13 implica una catástrofe humana contra supuestos dominicanos descendientes de
haitianos16 . Coincidiendo con ese mismo criterio, un editorial del periódico Listín Diario
expresa lo siguiente: La frontera jurídica es el último eslabón que le queda al país para alcanzar
un apropiado nivel de control migratorio, ya que sus “fronteras tangibles”, como la territorial,
la espacial y la naval no son del todo seguras17 . Señoras y señores de la provincia de
Montecristi, la migración haitiana descontrolada ha colocado en peligro la integridad de la
soberanía dominicana y, por tanto, representa una seria amenaza respecto al control de los
dominicanos sobre el destino de su propio país. Se trata de un peligro superior al de las drogas,
superior al de la delincuencia, superior a las deficiencias en el ámbito de la salud y de la
educación, así como más grave que todos los demás problemas que nos afectan. Es así como el
descontrol de nuestras autoridades sobre la migración ilegal haitiana se ha convertido en el
principal problema que hoy enfrenta la República Dominicana, ya que pone en juego el
desarrollo social y 16 MÉNDEZ (Federico), «Hay sectores que quieren una política de frontera
abierta», periódico digital diariolibre.com, 28 octubre 2013, disponible en línea (consulta 28
febrero 2018). 17 FRANJUL (Miguel), Trama contra la soberanía, Santo Domingo, República
Dominicana, 2017, p. 68, ab initio. 20 económico de nuestro pueblo y de nuestro país, la
preservación de la nacionalidad y la identidad dominicanas, pero ante todo ¡nuestra existencia
como país soberano! Se trata de una situación que requiere la adopción de medidas realmente
efectivas para solucionar este complejo problema, en vista de que las adoptadas hasta el día
de hoy han demostrado su total ineficacia. Como referencia, debemos destacar que vecinos
antillanos de las Islas Bahamas ejercen sin obstáculos su derecho soberano a detener sin
excepción a todos los extranjeros indocumentados y proceden a su inmediata deportación.
Asimismo, dictan en este país penas de prisión contra los empresarios que emplean
trabajadores ilegales. Lo mismo ocurre en la mayor parte de los países americanos, desde
Canadá, en el norte, hasta Chile y Argentina, en el extremo sur del continente. También en
Europa se adoptan las medidas para endurecer el control de la inmigración ilegal. En Francia,
por ejemplo, de acuerdo con un proyecto de ley recientemente sometido al Parlamento por el
presidente de la República, Enmanuel Macron, los extranjeros que crucen sin autorización las
fronteras se exponen a ser condenados a un año de prisión y 3,750 euros de multa (es decir,
casi RD$200,000.00)18. En el Reino Unido se adoptan medidas para que los propietarios de
inmuebles comprueben el correcto estatus legal migratorio de los extranjeros antes de
alquilarles viviendas o apartamentos, so pena de ser condenados a multas en caso de arrendar
inmuebles a inmigrantes irregulares. A 18 Véase: BASSETS (Marc), «Macron lanza una ley para
endurecer el control de la inmigración ilegal», periódico El País, España, 22 febrero 2018, p. 12.
21 estos Estados ningún organismo internacional ni ningún otro país les censura puesto que se
limitan a ejercer sus derechos migratorios soberanos. Por el contrario, en la República
Dominicana, miles de ciudadanos haitianos indocumentados haitianos cruzan tranquila y
constantemente la frontera dominicana, se desplazan libremente por todo el país,
desempeñan trabajos desplazando a los nacionales, reciben atenciones médicas gratuitas en
nuestros hospitales y, cuando son repatriados, regresan sin problema alguno cuantas veces lo
estimen conveniente. Se trata de un círculo vicioso cada vez más recurrente porque en la
República Dominicana no se aplica con el rigor necesario el respeto a las leyes migratorias, lo
cual podría tener consecuencias devastadoras para las actuales y futuras generaciones
dominicanas. Señoras y señores de Montecristi, ante el sombrío panorama que amenaza la
soberanía dominicana, hago mías las siguientes palabras, pronunciadas en un discurso por el
hermano director del Colegio De la Salle en la ciudad de Santo Domingo, Avelino GUERRERO, a
principios del mes pasado: La República Dominicana requiere de una generación de
restauradores que como Luperón luchen por la nación, pero sin la espada. “Necesitamos
hombres y mujeres que, como Luperón, ya no con la bayoneta y el sable, defiendan y
restauren esta patria que nos legó 22 Duarte y los Trinitarios”. […] “La tarea que nos espera no
es fácil, pero si asumimos tal tarea, estaremos seguros que nos espera la gratificación de Dios y
la patria”»19 . Muchas gracias. San Fernando de Montecristi, 2 de marzo 2018
Afirma el país está
anexado a intereses
económicos foráneos
Colegio Dominicano De La Salle celebró esta mañana el XXXIV Acto de
Juramentación a la Bandera, con una serie de actividades que incluyó desfiles y cantos a
la patria.
Publicado el:
9 febrero, 2018
Por:
domingo berigüete domingoberiguete@mail.com
e-mail:
redaccion[@]elnacional.com.do
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República Dominicana se mantiene anexada a intereses económicos


que comprometen la patria y su futuro, afirmó esta mañana el director
del Colegio Dominicano De La Salle.
Avelino Guerrero precisó que el país requiere de una generación de
restauradores que como Luperón luchen por la nación, pero sin la
espada.
“Necesitamos hombres y mujeres que como Luperón, ya no con la
bayoneta y el sable, defiendan y restauren esta patria que nos legó
Duarte y los Trinitarios”, sostuvo Guerrero.
Al pronunciar un discurso con motivo de la celebración del XXXIV Acto
de Juramentación de La Bandera, Guerrero exhortó a los jóvenes a
ofrecer lo mejor de ellos por la patria, como lo hicieron los mártires de
la Independencia Nacional.
“Cuando vemos los arreglos, amarres, decisiones y opciones políticas,
el camino y el rumbo que toma nuestra sociedad, nos parece estar
repitiendo la historia de esa primera República, donde cada grupo solo
buscaba sus propios intereses y repetimos los mismos mecanismos
para alcanzar el poder, lo único que ahora es más sofisticado y
disfrazado”, refirió.
Entiende que en el país hace falta una generación que como a los
Restauradores le duela la patria y “pongamos manos a la obra”.
“Somos esa generación que puede devolverle a la patria su plena
libertad y soberanía de cualquier opresión, como la impunidad y la
corrupción”, enfatizó.
Aseguró que hay grupos económicos que no aportan nada bueno al
país que se apegan al poder y que creen que la patria es de ellos.
“La tarea que nos espera no es fácil, pero si asumimos tal tarea,
estaremos seguros que nos espera la gratificación de Dios y la patria”,
sostuvo Guerrero.
Actos en La Salle
La celebración del XXXIV Acto de Juramentación de la Bandera inició
alrededor de las 8:00 de la mañana con desfiles de estudiantes
abanderados del del sexto grado de la secundaria y prosiguió con el
izamiento de la Bandera Nacional y del colegio, en la avenida Bolívar
del Distrito Nacional.
Alumnos de todos los grados desfilaron en la explanada del centro
educativo como tributo a la Bandera Nacional y a los Padres de la
Patria.
Los estudiantes también recitaron poemas alusivos a los Padres de la
Patria y al prócer puertoplateño Gregorio Luperón, a quien muchos
historiadores definen como la espada de la Restauración, que luchó
contra los planes anexionistas de Pedro Santana.
El acto también incluyó toque de flautas a cargo de estudiantes del
cuarto de primaria, así como juramento de fidelidad a la Bandera,
desfiles de salutación a los símbolos patrios.
A la actividad asistieron diversas personalidades, entre ellas el
presidente de la Comisión de Efemérides Patrias, Juan Daniel
Balcácer, el viceministro de Deportes, Marcos Díaz, entre otras.
https://elnacional.com.do/afirma-el-pais-esta-anexado-a-intereses-economicos-foraneos/

La violación de los derechos colectivos alude al quebrantamiento de todo el


conjunto de derechos que son catalogados como derechos de los pueblos a su
identidad como grupo, diferenciándolos de los derechos individuales propios de
la tradición liberal. El derecho de autodeterminación fue considerado el más
importante de ellos, desde su reivindicación expresa en el contexto del fin de la I
Guerra Mundial. Posteriormente, las denuncias sistemáticas desde la segunda
mitad del siglo XX, por parte de países del Sur contra las violaciones al derecho
al desarrollo, la soberanía y a los PUEBLOS INDÍGENAS, han situado a todos
ellos en un primer plano de la agenda internacional de derechos humanos.
La tradición liberal dominante en el ámbito del derecho restringió, durante gran parte
de la historia moderna, el ámbito de los derechos humanos a los derechos del
individuo, obviando en un primer momento los derechos colectivos y considerándolos,
posteriormente, como derechos de segundo orden. Sin embargo, la lucha de los
pueblos por la defensa de sus derechos colectivos frente a las múltiples violaciones
provocadas por diversos agentes –estados, multinacionales, etc.— les ha otorgado
una relevancia cada vez mayor.

A lo largo del siglo XX se han aprobado diferentes instrumentos jurídicos para intentar
enfrentar las violaciones de los derechos colectivos. El derecho de autodeterminación
de los pueblos fue recogido en los 14 puntos de Wilson para acabar con la I Guerra
Mundial y posteriormente la Carta de NACIONES UNIDAS de 1945 lo recogió
expresamente. El derecho al desarrollo adquiere importancia en la década de los años
setenta del siglo pasado y, en 1986, la asamblea general de la ONU aprueba la
declaración sobre el derecho al desarrollo. El reconocimiento internacional de los
derechos de los PUEBLOS INDÍGENAS es mucho más reciente, ya que no será hasta
el año 2007 cuando NACIONES UNIDAS apruebe una declaración de protección.
Si nos circunscribimos a los derechos de los PUEBLOS INDÍGENAS y al derecho al
desarrollo y a la soberanía, los principales violadores a nivel internacional han sido los
estados del Norte y sus empresas multinacionales, sin obviar la responsabilidad de los
propios gobiernos y corporaciones del Sur. Las transnacionales se han convertido en
un agente cada vez más relevante en materia de violación de derechos colectivos,
debido a su rol dominante en el marco del actual capitalismo corporativo. Las grandes
firmas industriales, comerciales, farmacéuticas y petroleras, entre otras, son
permanentemente acusadas de violar los derechos humanos en numerosos países
donde operan.
Transnacionales y derechos colectivos
Las violaciones a la soberanía nacional por parte de las empresas multinacionales han
sido una constante, fundamentalmente en los países del Sur, donde la debilidad de los
estados es más manifiesta. Empresas con cifras de negocio superiores, en algunos
casos, al PIB de los países de la periferia capitalista se han servido de su poder
económico para influir e incluso determinar la agenda política de gobiernos de países
empobrecidos. El apoyo recibido por parte de los poderes políticos de sus estados de
origen ha facilitado aún más la injerencia y el deterioro de los niveles de soberanía
nacional de los países del Sur.

Son innumerables los ejemplos de corporaciones transnacionales que tienen línea


directa con los poderes ejecutivos y les plantean exigencias y beneficios de orden
arancelario, tributario, etc. En algunos casos, logran tener representantes directos en
ministerios estratégicos como los de Economía, Hacienda, Comercio, Industria o
Defensa. Paralelamente, es significativo el papel de las embajadas a la hora de
presionar a los gobiernos de turno para que actúen en función de los intereses
empresariales. En algunos casos, la violación de la soberanía nacional llega al
extremo de apoyar golpes de Estado, como ocurrió en el año 2002 en Venezuela, para
defender los intereses de las multinacionales petroleras.

Las violaciones al derecho al desarrollo de los pueblos y países del Sur por parte de
las grandes corporaciones se han convertido en una realidad estructural, como parte
de la estrategia de subordinación diseñada por los centros de poder económico de los
países centrales. La premisa de que el desarrollo del Norte se sustenta en el
“subdesarrollo” del Sur guía la actuación de las multinacionales y les permite obtener
notables ganancias.
La persistencia de la DIVISIÓN INTERNACIONAL DEL TRABAJO, como eje central de
la economía-mundo capitalista, es probablemente el indicador más relevante del
objetivo estratégico de los estados y corporaciones del Norte para impedir el desarrollo
de los países del Sur. La presencia de transnacionales que orientan las economías
periféricas a la extracción de materias primas, intentando bloquear su desarrollo
industrial, es uno de los datos más evidentes. El caso latinoamericano es un buen
ejemplo de ello, ya que las firmas foráneas continúan apostando por mantener el
modelo primario-exportador —minerales, hidrocarburos, etc.— para de esta manera
impedir el desarrollo de la región. Un ejemplo, en esta línea, lo constituyen las
transnacionales petroleras en Bolivia ya que, a pesar de existir una situación de
desabastecimiento crónico de gas y petróleo para la mayor parte de la población,
empresas como Repsol y Petrobras exportan prácticamente toda su producción de
hidrocarburos a Brasil y a Argentina.
Las violaciones a los derechos de los PUEBLOS INDÍGENAS han sido permanentes
desde hace más de cinco siglos, con la ocupación, genocidio y sometimiento de los
pueblos originarios por parte de las potencias europeas y sus grupos empresariales.
Sin embargo, no ha sido hasta hace unos pocos años —a finales del siglo XX—
cuando las denuncias han comenzado a adquirir dimensión internacional. Las diversas
violaciones se pueden agrupar en tres campos: a sus formas de organización política
(autogobierno, justicia indígena), a su territorialidad (recursos naturales, propiedad,
consulta) y a su identidad cultural (sistema educativo, idioma, medicina ancestral, etc.).
Existen numerosos ejemplos de violaciones sufridas por los pueblos originarios que
habitan Abya Yala: apropiación de sus tierras y desplazamientos debido a la
construcción de proyectos energéticos —campos de extracción petrolífera, centrales
hidroeléctricas...—, amenazas por parte de grupos armados financiados por
transnacionales en países como Colombia y México, etc. En ellas han estado
involucradas transnacionales españolas, como es el caso de Repsol, Endesa y Gas
Natural Fenosa, entre otras.
A pesar de la amplitud y gravedad de las violaciones a los derechos colectivos citados,
la respuesta por parte de las instancias judiciales tanto a nivel nacional como
internacional es muy débil, por eso en los últimos años han surgido iniciativas de
carácter popular para juzgar simbólicamente a las multinacionales, como es el caso
del TRIBUNAL PERMANENTE DE LOS PUEBLOS.
 

http://omal.info/spip.php?article4831
La autodeterminación de los
pueblos
Por
 José Toro Hardy
 -
julio 12, 2018

El principio de libre determinación de los pueblos se basa en el derecho internacional


público y se encuentra en la Declaración de las Naciones Unidas. 

El derecho a la autodeterminación permite a los pueblos decidir libremente su condición


política, sus propias formas de gobierno, desarrollo económico, social y cultural, al igual
que estructurar libremente sus instituciones, sin intervención externa, siempre y cuando los
derechos esenciales de las personas sean respetados y los gobiernos emanen de la voluntad
popular.

Antiguamente los príncipes alegaban tener derechos de origen divino y por tanto se
consideraba que podían ejercer plenamente la soberanía en los territorios que gobernaban.
Su voluntad era la ley. 

Eso cambió con la Revolución francesa. Hoy en día la soberanía proviene del pueblo, tal
como lo establece nuestra Constitución en su artículo 5, el cual reza textualmente:
“La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce directamente en la
forma prevista en esta Constitución y en la ley, e indirectamente, mediante el sufragio, por
los órganos que ejercen el Poder Público. Los órganos del Estado emanan de la soberanía
popular y a ella están sometidos”.

Mal puede un gobierno alegar el principio de autodeterminación frente a otros Estados


cuando le niega a su pueblo el ejercicio de esa soberanía conforme a lo establecido en su
Constitución. 

Cuando el derecho al sufragio –claramente previsto en el artículo 63 de la Constitución–


queda restringido al encarcelar, inhabilitar o exiliar a los líderes opositores, al ilegalizar a
los partidos de oposición, al permitir concurrir solo a los candidatos opositores que le
convienen, cuando un gobierno usa indebidamente y de manera ventajista los recursos
públicos para favorecer a su candidato o a sus propuestas o cuando no existe transparencia
ni credibilidad en los mecanismos para contar los votos y por el contrario hay la percepción
generalizada de fraude, ya no es factible decir que tal gobierno emana del pueblo.

Por eso tanto la OEA como la Unión Europea y muchas otras naciones desconocieron las
elecciones del 20-M.

Cuando esas cosas ocurren deja de existir la democracia y surgen gobiernos autoritarios que
se transforman en dictaduras que, para mantenerse en el poder, se valen cada vez más de la
fuerza. 

En su Contrato social, Rousseau afirmaba: “La fuerza no constituye derecho, y únicamente


se está obligado a obedecer a los poderes legítimos”. 

John Locke –siglo XVII– señalaba que la soberanía emana del pueblo y que el Estado tiene
como misión principal proteger las libertades individuales de los ciudadanos. Abordaba
también Locke el principio de la separación de los poderes. La autoridad del Estado se
sostiene en los principios de soberanía popular y legalidad. El poder no es absoluto, sino
que ha de respetar los derechos humanos.
En Venezuela no se respetan ni los derechos humanos ni la separación de los poderes. El
régimen no tolera poderes que no le sean leales y subordinados, así hayan sido el resultado
de la voluntad popular.

De hecho, ante la continua violación de los derechos humanos, el presidente electo de


Colombia, Iván Duque, ha afirmado que al asumir el poder presentará una denuncia ante la
Corte Penal Internacional. Posiblemente lo hará también el presidente Macri de Argentina.
El Parlamento Europeo ha anunciado que apoyará tales acciones.

El aislamiento del régimen es progresivo. Cada vez se aleja más de la democracia y reprime
más a sus ciudadanos. Pretende tener el derecho de hacerlo –como suelen hacer los
regímenes totalitarios– invocando para ello razones de soberanía y apelando al principio de
autodeterminación de los pueblos, a la vez que acusan de injerencia en sus asuntos internos
a los Estados que les exigen respetar los derechos humanos. 

En el mundo de hoy, la soberanía no es absoluta. Está condicionada por tratados


internacionales, como es el caso de la Carta Democrática Interamericana, que los gobiernos
que los suscriben están obligados a respetar.

Una cosa es evidente. Como su nombre lo indica, el principio de la autodeterminación se


aplica a los pueblos y no a los gobiernos que pretenden robarles la libertad. 

https://www.elnacional.com/opinion/columnista/autodeterminacion-los-pueblos_243321/

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