Informacion Trabajo Final Sociologia Juridica
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Esa visión escapa y está por encima de los sahumerios neo nacionalistas y
también está por encima de la claque de ambos lados de la frontera virtual y
porosa que nos separa, a quienes les resulta rentable el desorden y el caos e
informalidad en las relaciones binacionales.
La interdependencia entre los dos estados se ha hecho cada vez más compleja.
Mientras que dos renglones fundamentales de la economía y el desarrollo de
cualquier nación, producción de alimentos y construcción de infraestructura,
siguen estando en manos haitianas.Mientras tanto avanza indetenible la
estrategia de desnacionalización presentada por el profesor Núñez, hace ya un
cuarto de siglo.
https://acento.com.do/2015/opinion/8261168-la-desnacionalizacion-dominicana/
La descomposición de la sociedad
dominicana”
Servicios de Acento.com.do | 20 de agosto de 2017 | 12:00 pm
Foto: Acento.com.do/Archivo/Manuel Núñez.
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A lo largo del siglo XX se han aprobado diferentes instrumentos jurídicos para intentar
enfrentar las violaciones de los derechos colectivos. El derecho de autodeterminación
de los pueblos fue recogido en los 14 puntos de Wilson para acabar con la I Guerra
Mundial y posteriormente la Carta de NACIONES UNIDAS de 1945 lo recogió
expresamente. El derecho al desarrollo adquiere importancia en la década de los años
setenta del siglo pasado y, en 1986, la asamblea general de la ONU aprueba la
declaración sobre el derecho al desarrollo. El reconocimiento internacional de los
derechos de los PUEBLOS INDÍGENAS es mucho más reciente, ya que no será hasta
el año 2007 cuando NACIONES UNIDAS apruebe una declaración de protección.
Si nos circunscribimos a los derechos de los PUEBLOS INDÍGENAS y al derecho al
desarrollo y a la soberanía, los principales violadores a nivel internacional han sido los
estados del Norte y sus empresas multinacionales, sin obviar la responsabilidad de los
propios gobiernos y corporaciones del Sur. Las transnacionales se han convertido en
un agente cada vez más relevante en materia de violación de derechos colectivos,
debido a su rol dominante en el marco del actual capitalismo corporativo. Las grandes
firmas industriales, comerciales, farmacéuticas y petroleras, entre otras, son
permanentemente acusadas de violar los derechos humanos en numerosos países
donde operan.
Transnacionales y derechos colectivos
Las violaciones a la soberanía nacional por parte de las empresas multinacionales han
sido una constante, fundamentalmente en los países del Sur, donde la debilidad de los
estados es más manifiesta. Empresas con cifras de negocio superiores, en algunos
casos, al PIB de los países de la periferia capitalista se han servido de su poder
económico para influir e incluso determinar la agenda política de gobiernos de países
empobrecidos. El apoyo recibido por parte de los poderes políticos de sus estados de
origen ha facilitado aún más la injerencia y el deterioro de los niveles de soberanía
nacional de los países del Sur.
Las violaciones al derecho al desarrollo de los pueblos y países del Sur por parte de
las grandes corporaciones se han convertido en una realidad estructural, como parte
de la estrategia de subordinación diseñada por los centros de poder económico de los
países centrales. La premisa de que el desarrollo del Norte se sustenta en el
“subdesarrollo” del Sur guía la actuación de las multinacionales y les permite obtener
notables ganancias.
La persistencia de la DIVISIÓN INTERNACIONAL DEL TRABAJO, como eje central de
la economía-mundo capitalista, es probablemente el indicador más relevante del
objetivo estratégico de los estados y corporaciones del Norte para impedir el desarrollo
de los países del Sur. La presencia de transnacionales que orientan las economías
periféricas a la extracción de materias primas, intentando bloquear su desarrollo
industrial, es uno de los datos más evidentes. El caso latinoamericano es un buen
ejemplo de ello, ya que las firmas foráneas continúan apostando por mantener el
modelo primario-exportador —minerales, hidrocarburos, etc.— para de esta manera
impedir el desarrollo de la región. Un ejemplo, en esta línea, lo constituyen las
transnacionales petroleras en Bolivia ya que, a pesar de existir una situación de
desabastecimiento crónico de gas y petróleo para la mayor parte de la población,
empresas como Repsol y Petrobras exportan prácticamente toda su producción de
hidrocarburos a Brasil y a Argentina.
Las violaciones a los derechos de los PUEBLOS INDÍGENAS han sido permanentes
desde hace más de cinco siglos, con la ocupación, genocidio y sometimiento de los
pueblos originarios por parte de las potencias europeas y sus grupos empresariales.
Sin embargo, no ha sido hasta hace unos pocos años —a finales del siglo XX—
cuando las denuncias han comenzado a adquirir dimensión internacional. Las diversas
violaciones se pueden agrupar en tres campos: a sus formas de organización política
(autogobierno, justicia indígena), a su territorialidad (recursos naturales, propiedad,
consulta) y a su identidad cultural (sistema educativo, idioma, medicina ancestral, etc.).
Existen numerosos ejemplos de violaciones sufridas por los pueblos originarios que
habitan Abya Yala: apropiación de sus tierras y desplazamientos debido a la
construcción de proyectos energéticos —campos de extracción petrolífera, centrales
hidroeléctricas...—, amenazas por parte de grupos armados financiados por
transnacionales en países como Colombia y México, etc. En ellas han estado
involucradas transnacionales españolas, como es el caso de Repsol, Endesa y Gas
Natural Fenosa, entre otras.
A pesar de la amplitud y gravedad de las violaciones a los derechos colectivos citados,
la respuesta por parte de las instancias judiciales tanto a nivel nacional como
internacional es muy débil, por eso en los últimos años han surgido iniciativas de
carácter popular para juzgar simbólicamente a las multinacionales, como es el caso
del TRIBUNAL PERMANENTE DE LOS PUEBLOS.
http://omal.info/spip.php?article4831
La autodeterminación de los
pueblos
Por
José Toro Hardy
-
julio 12, 2018
Antiguamente los príncipes alegaban tener derechos de origen divino y por tanto se
consideraba que podían ejercer plenamente la soberanía en los territorios que gobernaban.
Su voluntad era la ley.
Eso cambió con la Revolución francesa. Hoy en día la soberanía proviene del pueblo, tal
como lo establece nuestra Constitución en su artículo 5, el cual reza textualmente:
“La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce directamente en la
forma prevista en esta Constitución y en la ley, e indirectamente, mediante el sufragio, por
los órganos que ejercen el Poder Público. Los órganos del Estado emanan de la soberanía
popular y a ella están sometidos”.
Por eso tanto la OEA como la Unión Europea y muchas otras naciones desconocieron las
elecciones del 20-M.
Cuando esas cosas ocurren deja de existir la democracia y surgen gobiernos autoritarios que
se transforman en dictaduras que, para mantenerse en el poder, se valen cada vez más de la
fuerza.
John Locke –siglo XVII– señalaba que la soberanía emana del pueblo y que el Estado tiene
como misión principal proteger las libertades individuales de los ciudadanos. Abordaba
también Locke el principio de la separación de los poderes. La autoridad del Estado se
sostiene en los principios de soberanía popular y legalidad. El poder no es absoluto, sino
que ha de respetar los derechos humanos.
En Venezuela no se respetan ni los derechos humanos ni la separación de los poderes. El
régimen no tolera poderes que no le sean leales y subordinados, así hayan sido el resultado
de la voluntad popular.
El aislamiento del régimen es progresivo. Cada vez se aleja más de la democracia y reprime
más a sus ciudadanos. Pretende tener el derecho de hacerlo –como suelen hacer los
regímenes totalitarios– invocando para ello razones de soberanía y apelando al principio de
autodeterminación de los pueblos, a la vez que acusan de injerencia en sus asuntos internos
a los Estados que les exigen respetar los derechos humanos.
https://www.elnacional.com/opinion/columnista/autodeterminacion-los-pueblos_243321/