El Manatí

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MANATÍ: FAMILIA TRICHECHIDAE

INFORMACIÓN Y CARACTERÍSTICAS
Los triquéquidos (Trichechidae) pertenecen a la familia de mamíferos placentarios del orden Sirenia. También son conocidos
como manatíes o «vacas marinas». Actualmente sobrevive un solo género, llamado Trichechus, representado por cuatro
especies.

DESCRIPCIÓN DEL MANATÍ


Miden en longitud entre 2.8 - 3.6 metros, con un peso que oscila entre los 400 y 1,775
kilos. Su cola es aplanada, a diferencia de otros peces y animales marinos que la tienen
en forma de media luna. Las hembras suelen ser más grandes que los machos.
El color de los manatíes es gris con manchas blancas o rosadas en el pecho y abdomen.
Los que tiene movimientos muy lentos, poseen una capa de algas sobre su piel lo que
hace que luzcan verdosos.
Sus aletas son ideales para direccionarse, llevarse comida hacia el hocico e incluso para
abrazar a otros manatíes. Carecen de oído externo, pero poseen una abertura auditiva
detrás del ojo.
Cuando se sumergen, sus fosas nasales se cierran automáticamente para evitar el paso de agua.

DISTRIBUCIÓN DEL MANATÍ


Habitan en aguas tropicales y subtropicales de Florida (EUA), del Caribe mexicano y del Noreste de Sudamérica. Estos ejemplares
se extienden hacia América Central y Sur de Brasil, donde pueden vivir en agua dulce. En Perú, Ecuador y Colombia, debido a la
extinción, quedan relativamente pocos. Existen también manatíes en África occidental que va desde Senegal hasta Angola.
Estos mamíferos habitan en ríos de agua dulce y agua salada, bahías, canales, estuarios y zonas costeras donde abundan algas y
vegetación.

ALIMENTACIÓN DEL MANATÍ


Es el único mamífero completamente herbívoro. Se alimentan de 60 tipos de plantas marinas así como de algas, mangle y lecho
marino encontradas en aguas de poca profundidad. En algunas ocasiones comen peces que quedan atrapados en las redes de
pesca. Su labio superior dividido les ayuda a sostener fácilmente su alimento. Un adulto puede comer hasta 50 kilos al día,
representando tan sólo el 9% de su peso.

REPRODUCCIÓN DEL MANATÍ


Alcanzan su madurez sexual a los nueve o diez años en el caso de los machos. Las hembras a los tres años. Estos no tienen un
marcado dimorfismo sexual a simple vista.
El apareamiento se da en el agua con diversas posturas. Una hembra puede estar rodeada de varios machos durante semanas.
Estos compiten entre sí para determinar quién será el primero en aparearse. Por lo regular, la hembra intenta escapar de ellos
pero no lo logra.
Finalmente, un manatí hembra puede copular con varios machos y no suelen formar relaciones permanentes.
La hembra da a luz a una sola cría que llega a pesar 35 kg y mide de 90 a 120 cm de largo. Al nacer, depende por completo de su
madre y permanece junto a ella los siguientes dos años. Sólo ella es la encargada de cuidarlo, protegerlo y alimentarlo de leche
hasta que sus dientes sean lo suficientemente duros para alimentarse. Madre y cría son unidos por el vínculo de la vocalización.
A los cuatro años se consideran adultos y pueden tener una increíble longevidad de 80 años.

AMENAZAS PARA EL MANATÍ


Como enemigos naturales tiene a algunas especies de tiburones, cocodrilos, jaguares y caimanes, pero estos momentos han sido
poco documentados.
El hombre es el principal responsable del bajo número de manatís que existen hoy en día en el mundo. Son cazados
principalmente por su grasa y su carne, aparte de que sus aguas son contaminadas por sustancias tóxicas. Las lanchas de motor
representan un peligro constante para estos mamíferos, pues debido a que están en aguas poco profundas, las aspas alcanzan a
herirlos gravemente.
Otro gran problema es que, debido a la creación de fuentes artificiales de calor, los manatíes dejan de migrar y se instalan en
esos lugares volviéndose dependientes, pero cuando estas fuentes dejan de funcionar, las aguas se tornan heladas, por lo que
estos animales mueren inevitablemente.

SALVEMOS AL MANATÍ
La Amazonía peruana representa el 60.32% del territorio nacional, en ella se encuentra una gran riqueza biológica que es
utilizada para la generación de ingresos económicos para los pobladores de la Amazonía, así como fuente de alimentos. La selva
amazónica del Perú es una de las zonas con mayor biodiversidad biológica del planeta. Es tan grande la variedad de especies que
se estima que la mayor parte de ello sigue sin ser descubiertas y menos estudiadas adecuadamente.
El futuro del manatí
No sabemos cuántos manatíes hay en el Amazonas, pero los pescadores dicen que son muchos menos de los que había cuando
ellos eran jóvenes. Por la reducción en la población, por la lenta
reproducción y porque los siguen cazando en algunas partes, los
manatíes son considerados vulnerables a la extinción. Esto quiere
decir que pueden desaparecer para siempre.
Los manatíes están protegidos por las leyes de Colombia
(Dec.1608-78, Ley 599-2000), Brasil (Ley 5.197-67, 9.605-98) y Perú
(Res.Min. 147-2001-PE). En estos tres países y también en los
demás países de la cuenca amazónica, es prohibido cazarlos,
comercializar la carne o las crías.
También está prohibido colocar cerco o parí con trampa en los
caños y lagos. En los años 90 se estaban matando más de diez
animales por año en la zona; esta cifra ha bajado a menos de la
mitad.
La caza es la principal amenaza para los manatíes, pero no es el
único problema. Ellos necesitan espacio, comida y sitios protegidos donde no sean molestados. Cuando los pescadores ocupan
las orillas, la vaca marina no se acerca: “Donde hay bulla ella deja de comer.

De la caza a la conservación
En el río, la canoa y el arpón son las dos herramientas del vacamarinero.
El arpón está conformado por una punta metálica amarrada firmemente
a un palo de cumaceba y una soga larga atada a un pedazo de madera
flotante. Esta herramienta se utiliza para picar la vaca marina, paiche y
charapa.
El arpón puede ser utilizado a pulso desde la canoa o con la ayuda de un
andamio. En un canal se atraviesa con cañas, se deja sólo una entrada,
por allí entra el animal y al impulsarse acciona un mecanismo y el arpón
cae directo al centro del lomo.
Desde 1970, con el objetivo de proteger la especie, en los tres países
amazónicos (Perú, Colombia y Brasil) se decretaron las leyes que
prohíben la caza y comercialización de los manatíes. Las leyes
terminaron con el comercio de exportación; sin embargo, se continuó
manteniendo un comercio local y una cacería por subsistencia. Ya no
existen los vacamarineros, pero los pescadores de paiche armados con su arpón, por suerte o por miedo, son todavía una
amenaza para los manatíes.
En lugares tan apartados como son los pueblos amazónicos, sólo el compromiso de la gente puede garantizar la supervivencia de
la especie. Aclarar que la vaca marina o manatí no es un pez sino un mamífero y únicamente puede tener una cría cada tres
años, es un dato muy importante para generar conciencia sobre la urgencia de parar la caza. Después de muchas conversaciones
y reuniones en los países amazónicos, se ha podido llegar a un compromiso de los cazadores para no perseguir más a este
animal. Cuando este compromiso es violado por algún poblador, existe una presión fuerte por parte del resto de la comunidad
para sancionar este acto.
Cada vez hay una mayor conciencia sobre la importancia de respetar esta veda, para que algún día los manatíes inunden
nuevamente el río.

La cacería en el pasado Hubo un tiempo en que las vacas marinas o manatíes abundaban tanto en el río que era difícil andar sin
toparse con ellas. En ese tiempo la vaca
marina o manatí era considerada como un
pescado importante en la dieta de los
moradores de la ribera de los ríos Amazonas,
Putumayo, Napo, Marañón, etc.
La vaca marina o manatí es el mejor pescado
para los antiguos, así como la taricaya y
charapa. El antiguo poblador no le comía ni al
sábalo, ni al paiche, sólo comía manatí.
El manatí amazónico ha sido muy perseguido
por el ser humano, por ser un animal que tiene
mucha carne y grasa. De un adulto se pueden
obtener más de 80 kilogramos de carne y
hasta dos latas de aceite. A los habitantes antiguos les gustaba mucho, no sólo por la cantidad de carne que tenía sino por su
calidad y sabor. Es conocido como el animal de las tres carnes; según la parte que se coma sabe a res, a cerdo o a pescado. Otros
aseguran que incluso hay partes que saben a charapa y a gallina.
La comida del manatí
Los manatíes dedican mucho tiempo para
alimentarse: un adulto puede comer entre 5% y
10% de su peso en el día. Son completamente
herbívoros y tienen un sistema digestivo parecido
al de los caballos y los elefantes. Sus intestinos
miden cerca de 40 metros de largo y la comida
demora hasta 10 días para pasar por el cuerpo.
La vaca marina o manatí defeca muy seguido,
devolviéndole al agua un abono rico que ayuda a
fertilizar el ecosistema acuático. Con ayuda de los
pescadores se han identificado más de 35 plantas que sirven de alimento a los manatíes.
Lo que más comen es gramalote espinoso, que abunda en las orillas del río Amazonas y en algunos lagos y cochas.

La ruta del Manatí


Los manatíes nadan por el río Amazonas en tiempo de verano. Se mantienen en la orilla de las playas y los remansos, cerca de
los comederos de gramalote. Durante todo el verano están en el remanso esperando el invierno.
En el invierno el manatí nada por los lagos inundados. Primero, llega al lago y como el agua va subiendo, el manatí también van
entrando más adentro en los lagos grandes. Llegando a los lagos grandes, el grupo de los manatíes se dividen, según donde
quieren ir; comienzan a buscar los lagos lejanos. Ellos entran en estos lagos buscando la
comida que les gusta en tiempo de invierno, la huama, puto puto y gramalote.
En invierno pueden nadar en muchos lugares por el monte inundado, pueden entrar a los
bajéales, los pozos y las cabeceras. Cuando empieza a bajar el agua los manatíes tienen que
dejar sus comederos y salir de los lagos. Vienen para quedarse cerca de la salida al río
Amazonas y comen lo último que encuentran en estos sitios.
Nuevamente, llegan a los remansos para esperar otro invierno, y así se mantienen todo el
tiempo.

ACTIVIDAD.
1. ¿Por qué los manatíes no constituyen una amenaza para otros animales?
2. El manatí pasa la mayor parte del tiempo alimentándose bajo el agua. ¿Se podría afirmar que su respiración es
branquial? ¿Por qué?
3. ¿Qué cuidados deben recibir las crías de los manatíes que quedan en total abandono?
4. ¿De qué valdría rescatar manatíes, si los van a volver a cazar?
5. ¿Por qué el manatí está en peligro de extinción?

A partir de lo aprendido, responde.


El centro de Rescate Amazónico (CREA) en Iquitos (región Loreto) es una organización dedicada a salvar especies
silvestres y a potenciar la educación ambiental en los niños y las niñas de la región.
a) En el 2009, 15 manatíes bebes fueron masacrados por pescadores que, como muchos, no conocían las
características del animal. Ellos tenían temor que fueran agresivos o se comieran los peces. No sabían que
los manatíes son dóciles y herbívoros.
1. ¿Qué factores ocasionaban temor entre los pescadores?
2. ¿Cómo beneficia a los manatíes el cambio de idea que tiene la población sobre ellos?
b) En el 2013, cuatro manatíes amazónicos jóvenes fueron liberados en la laguna Quistococha, tras haber sido
rehabilitados por cuatro años en el CREA. A estos mamíferos se les puso un radio transmisor en las colas.
Esos implementos no los dañan y, generalmente, permanecen con los manatíes un año y de ahí se
desprenden.
1. ¿Qué es un radio transmisor?
2. ¿Cómo beneficia el uso de estos aparatos en la conservación del manatí?
c) El CREA difunde el conocimiento entre los niños y las niñas a través del juego y las experiencias positivas.
Ellos consideran que de nada valdría rescatar a los manatíes si los van a volver a cazar.
1. ¿Por qué es importante la educación ambiental?
2. ¿Por qué el CREA enfoca sus actividades en los niños y las niñas?

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