T.A.L.E. - Josep Toro Montserrat Cervera
T.A.L.E. - Josep Toro Montserrat Cervera
T.A.L.E. - Josep Toro Montserrat Cervera
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Segunda parte
(TA.L.E.)
Elaboración del test
Han sido varias, complejas y entrelazadas, las razones que nos han llevado a la
elaboración del Test de Análisis de Lectura y Escritura (T.A.L.E.). Recordando que
todo test no es más que un instrumento de medida, una situación estándar para la
recolección de datos, las razones o motivos de la elaboración del T'A.L.E' pueden
resumirse como sigue, atendiendo a los distintos campos de su posible aplicación:
a) Asistencia
57
averiguar el nivel general y las características esenciales de la lectura y escritura del
niño problema en cuestión.
Puede pensarse que para ello no se precisa de una prueba concreta, que basta la ob-
servación y an,ílisis directo de la lectoescritura del niño de que se trate. En parte_, es eso
algo muy.i.r,o. Sin embargo, dado que el diagnóstico implica ia delimitaciín de todas
l.icrr".t.rísticas del l.ng.táje escrito que diferencian al niño problema del normal, es
preciso conocer los nivelis y frecuencias de las características esenciales de la lectura y
escrit,rr" de la población normal, promedio, correspondiente a la edad y/o nivel esco-
lar del niño en estudio. No basta oírle leer o verle escribir, sin más. Es preciso, en éstas
como en muchas otras conductas, ComParar, constatar, no juzgar intuitiva"mente.
Obsérvese que hemos hecho hincapié en las ncaracterísticas, de la lectoescri-
tura. Queremos significar con ello que no basta con el estudio de variables como ve-
locidad de lectura, cantidad de errores, comprensión de un texto, etc. Aunque se
trara de unos elementos imprescindibles, paia un auténtico análisis de la conducta
escrita y Ieída resultan claramente insuficientes, demasiado gfoseros.
(pequeáas-)
La necesidad de llegar al diagnóstico de deficiencias aparentemente
o (sin importancia, .ái." .r qn. todo diagnóstico debe conllevar las bases de la
rehab¡l¡tac¡dn. La fijación del nivel de lectura y escritura de un niño deficitario su-
pone en realidadyen términos del análisis experimental.de la conducta, friar el
i¡uel basal de tod"s y cada una de las características esenciales. Sólo a paftir de esos
cimientos, de ese punto de partida, es posible elaborar adecuadamente el pertinente
programa de rehabilitación, es decir, de enseñanza'
^ "8r," afirmación lleva implícito algo que no por sabido deja de ser trascendente.
No existe un programa de enseñanzavalido para todos los nióos con retrasos en la
lectoescritur". E*itt".r, eso sí, unas leyes del aprendizaie, del condicionamiento, que
son universales y cuya identidad debe queda reflejada en la tecnología que se apli-
que. Pero sus concreciones a cada caso son, de algún modo, ú.nicas. La tan caca-
reada npersonalización de la enseáanza, nadatiene que rzer con 1o que a veces no es
más que una extraña mística de las relaciones entre niño y maestro. En términos ob-
jetivos, tal npersonalización, no puede ser otra cosa que la programación de los
'aprendizajes
del niño en cuestión, junto con la aplicación de una técnica de ense-
i^n cimentada por completo en un
"tr,ilitit
lo más detalládo posible de
^espácífica,
las conductas de lectura y escritura.
Este (anáIisis detailado, es lo que debiera suministrar un test de lectura y escri-
rura como el que se propone. Obsérvese que también el nreeducador, precisa de la
comparación con la población norma-I, en la medida en que su tarea tiene que cen-
tr"rri .r lo ciertamente deficitario o erróneo. Y esto siempre es una consideración
relativa, pero tal relatividad debe precisarse con referencia a la población promedio
de edad y/o nivel escolar.
Todo esto no significa que el diagnóstico y la nreeducacióno o enseñanza espe-
cial de las insuficiencias de la lectura o escritura deban limitarse a la administra-
5B
ción de una prueba como el T.A.L.E. Habitualmente se vienen utilizando diversas
baterías d. t.rt, que esrán destinadas aanalizat distintas <aptitucles> del
niÉo. Pese
merecen dudas aceÍca
a que rnuch", d. i", empleadas con cierta frecuencia grandes
de su relación con la lectoescritura, no cabe duda que algunas son francamente úti-
les -p. ej., ciertos tests de norganizaciín perceptiva visualr- tantopara.el
diagnós-
ii.o'.oÁo para la enseñania. Sin embargo, pa'a que tal, utilidad sea cierta
forzosamenü d.b. ocurrir que las conductai t*igidat y rnedidas por tyles.
tests sean
decir, formen
cond.uctas realmente imprescindibles para la lectura o la escritura,
es
b) Enseñanza
adecuado
Obviamente, los maestros también deben contar con un instrumento
de sus alumnos.
q,r. i", ,.r.r.Lr" algr-rnos problemas.que les plantea la lectoescritura
Este supuesto se cumpl. ,".rro en la enseñanza normal como en la
llamada (espe-
---
ci al n.
tiene
Ciertamente, el maestro de una clase concreta, de una edad determinada,
en su propio grupo de alumnos, en los niveles promedio
.le lecturay escritura, los
59
ciso que éste cuente con el medio que le suministre los criterios que precisa. Ha de
saber -y saber justificar- cuándo una tarea determinada queda yafuerude su com'-
petencia o cuándo, para proseguirla, necesita una asesoría especializada.
Por otro lado, la institución escolar como tal puede *quizá mejor, debe- pre-
tender la constitución de grupos homogéneos que faciliten la enseñanza de la lec-
tura y escritura, sea con fines de orecuperaciónD, sea con cualquier otro objetivo. Si
la raz6n de obrar así es una mayor eficacia en la enseñanza de la lectoescritura, los
criterios de homogeneización no pueden ser groseros, sino lo más detallados y mi-
nuciosos posible. Y debieran ser suministrados por una técnica de análisis suficien-
temente elaborada.
Por supuesto, esta necesidad es absoluta, ineludible, en las escuelas de enseñanza
especial, dedicadas a niños afectos de ret¡aso mental de distintos niveles y tipos. En
tales casos, interviniendo yala patología de manera clara, los grupos de enseñanza
de lectura y escritura -al nivel que sea- no pueden constituirse en función de la
edad cronológica,la edad mental o el cociente intelectual, prescindiendo de las con-
sideraciones críticas de todo tipo que nos merezcan esre ripo de medidas y concep-
tos. Los criterios sólo pueden estar referidos a la actividad específica a la que se
dedica el grupo en cuestión y lo justifica.
Por fin, aunque se trata de una entidad (menorD, la institución escolar puede pre-
cisar de un medio rápido y lo más completo posible para situar a-l niño en un nivel
pedagógico definidof p. ej., con ocasión del ingreso de un eri nuevo centro.
"hl-no
Dada la üascendencia de la lectoescritura y sus complejas implicaciones, la informa-
ción suministrada por una prueba como la pretendida aquí puede ser valiosa.
c) Investigación
60
rura desempeña un claro papel de aariable dependiente. Se acostumbra a estudiar sus
modificaciánes en función de un cierto número de circunstancias o fenómenos que
en general suelen ser sociales o patológicos. Así puede planearse una investigación
pará estudiar la lectoescritura propia del niño rural, el retrasado mental, el árabe, el
,ob..prot.gido, el enseñado mediante el nmétodo globaln, el niño de clase obrera,
el inmigrante, el lesionado cerebral, etc.
En lodos estos casos, insistimos, se trata de buscar qué niveles de lectoescritura
alcanza la población €n cuestión. El diseóo experimental que suele ser habitual
tiende rré^, Lrn grupo experimental, suficient€mente homogéneo, enlos asPectos
^
significativor, qrrJr. diferencia del grupo control precisamente en aquello que cons-
tiiuiría la supuesta variable independiente.
En este contexto, debe quedaf muy ciaro que ya no es posible trabajar anali-
zando los niveles de lectura á escritura grosso modo. Es preciso llegar a discrimina-
ciones más finas, a percibir diferencias que pudiéramos llamar umínimas' o
ncualificativasr. Para poder obrar así, es preciso contaf con un instrumento de me-
dida capazde suministrar información acerca de esas características finas; es decir,
,r.r" pr,r.b" que suministre criterios para analizar las variables en cuestión, lo que
impúca rro ,ólo su desglose, sino también la existencia de unos puntos de referen-
cia de suficiente g^r^rií^, es decir, la nnormalización> de la prueba en cuestión.
Cabe objeta, qrr. p"." el tipo de investigaciones señalado, no hace falta preci-
sar y detallar tanro la entidad de la variable dependiente. Ciertamente, es una Po-
sibiiidad, dado que las circunstancias sociológicas y patológicas tomadas como
ejemplo, y enunciadas así, resultan altamente burdas, groseras 9 Po:o opefativas. Se
tiata:de ún problema metodológico real que no es ésta ocasión de resolver. Pero,
cu"ndo -.rior, conviene señalar que precisamente la supuesta ineficacia de unos
datos realmente analíticos de la lectoescritura, en investigaciones de esta índole,
puede llevar a criticar el planteamiento inicial y, por consiguiente, si no la hipóte-
sis de traba;o, por lo merros el modo de hacer operativa la nvariable independienteu.
Este tipo áe investigaciones, a las que podríamos denominar nsociales, o nde
grupoD, ni purdrn, sin duda, decirnas cómo y por qué se aprende a leer o a escribir. Pero
íi prr.d.tt áecirnos en qué circunstancias no ocurre o no ocurre nnormalmente)) ml
aprendizaje. En realidad debiera considerarse la posibilidad de elaborar ciertos <per-
fileso del Íenguaje escriro, propios de circunstancias específicas. En cualquier caso,
creemos, es ésta una tarea que está por hacer.
Sabemos que el estudio del cómo y el por qué tequiere, ciertamente, técnicas
más finas. Esté tipo de investigaciones no puede resolverse mediante ugr 'fos,. En
ei momento pr.rá.rt", sólo las técnicas derivadas del análisis experimental de la con-
ducta permiten llegar a tales conclusiones. Y, debe quedar muy claro, un test como
el aqui presentado carece de toda utilidad al respecto.
bon hemos hecho algunos comentarios acerca de la utilidad de
"rrt.rioridad
ciertos rests en el ndiagnóstico, de las insuficiencias o anomalías de la lectoescri-
61
tura. Señalábamos que la administración de estas pruebas pudiera quedar justifi-
cadaen la medida que la conducta exigida constituyera un requisito o compo-
nente de la lectura o escritura. Atendiendo a los manuales de muchos tests, cabría
pensar que esto es cierto en todos los casos. Pero las verificaciones sólo se han lle-
,r"do , cabo -y no siempre con el rigor requerido- en algunos de ellos. En gene-
raI no suele ac'lararse la función concretn y precisa de la conducta medida por el test
en una etapd crnneta y precísa del aprendizaje de la lectura o ln escritura. Habi-
tualmente^no suele p"r-t. de afirmáciones tan burdas como: ulos niños que ob-
tienen bajas puntu".ion., en este test acostumbran a experimentar retrasos en la
lecturar. S. ir"t" de meras correlaciones, que pueden ser altamente interesantes,
por supuesto, pero de lo que precisamos es de relaciones de causa a efecto, pof un
i"do, y de situar unas conductas concretas en el seno de una lectoescritura con-
crela, Por otro.
Paia ello se precisa conrar con una descomposi ción 1 unos criterios de des-
composición- d" la lectura y la escritura que sólo una prueba analítica, completa y
norÁalizad" puede dar. No se olvide que las aplicaciones básicas de estos- trabajos
suelen implicar el intenro de alcanzar un mejor conocimiento de la upatología, de
la uclínica de la lectoescritura>.
Las mismas correlaciones que habitualmente suelen hacerse resultan demasiado
groseras por la molaridad, la excesiva amplitud de datos que se toman de la lecto-
áscritura-estudiada. No basta decir que nun mal rendimiento en organización per-
cepriva correlaciona con un nivel baJo de lecturar. Es preciso seáalar, si es posible,
q,ré ."r".,.rísticas de la upercepción visual, correlacionan con cada una de las ca-
á6erísticas significativas áe la l..t,rr". Conviene que las investigaciones nde grupoD
que nos han ense-
-como son ésias- tengan en cuenta la minuciosidad y la finura
T¡srs EsruDIADos
62
dos y acreditados a juicio de distintos autores y publicaciones (latinos, anglosajo-
nes y latinoamericanos).
Nuestro estudio se ha centrado en los siguientes tests:
Decidida la elaboración del T.A.L.E. quedó definido como und prueba desti-
nada'a detetminar los niaeles generales y las características específ.cas de la lecturay es-
63
critura de cualquier niño en an momento dado adquisición de tales con-
del proceso de
ductas. Ello supone Ia existencia de unos criterios de normalidadlo más precisos po-
sible tanto en lo que concierne a los niveles generales como en lo que afecta a las
características específi cas
a) Subtest de lectura
64
Pedagógico de uRosa Sensat, fue insustituible. Cada uno de los textos selecciona-
dos fue presentado a otros tantos grupos de 10 niños de cada nivel, que quedaron
consriruido s en grupos piloto. Se trataba de verificar su idoneidad y la detección de
posibles imprevistos. Los niños de cada grupo, considerados unormales, en lectura,
procedían de distintas escuelas y niveles socioeconómicos.
Esta labor inicial puso de manifiesto la necesidad de contat con dos textos de
diferente nivel de complejidad para ser leídos por niños del primer nivel de E.G.B.
Se observó que, según la escuela en cuestión, los niños promedio de dicho curso
y edad habían alcanzado unos niveles distintos de aprendizaje de la lectura. En
Lf..,o, mientras ciertos centros escolares inician la enseñanza de la lectu¡a al co-
mienzo del primer curso de E.G.B., otros la empiezan en el curso anterior (5 años)
y algunos incluso antes, a lo largo de toda la enseñanza misteriosamente llamada
npreescolarr.
Una vez seleccionados los textos en cuestión, se elaboraron las series de letras,
sílabas y palabras que permitieran nanaliza¡o la conducta de lectura o, lo que es lo
mismo, detallar los errores más frecuentes en cada nivel. En un principio se pensó
que la lectura de letras, sílabas y palabras sólo sería exigible a niños de 1." y 2." nivel
de E.G.B. Sin embargo, se decidió comprobar el acierto de tal decisión. La con-
clusión fue negativa, . incluso sorprendente desde un cierto Punto de vista. En los
grupos piloto intes citados se observó que ciertos niños de 3." y 4." nivel de E.G.B.
-uya
leclura de los textos correspondientes era prácticamente normal, incur¡ían en
algunos errores al lee¡ letras, sílabas o palabras sueltas. Por consiguiente, se decidió
administrar las series de letras, palabras y sílabas a todos los niños, prescindiendo
de edad o nivel escolar. Sólo los textos variarían en función de tales factores.
Estos textos, pues, deben variar en complejidad a medida que aumentan las
edades o niveles escolares de aplicación. Al seleccionar -o, mejo¡ preseleccionar-
los textos que debían ser experimentados en los gruPOS piloto, la complejidad pro-
gresiua de los cuatro niveles (cinco, incluyendo los dos de primer curso de E'G'B.)
se concretó en los siguientes Puntos:
65
üas el otro, paralelo o equivalente al primero, estaba destinado a iuzgat la com-
prensión de la lectura silenciosa.
La serie de letras definitiva incluye todas las que comPonen el alfabeto caste-
llano. Son presentadas, en forma de minúsculas y mayúsculas, según los tiposde im-
prenra mái habituales, Asimismo, se decidió añadir una serie de letras en cursiYa
p"rr, d.ntro del primer nivel de E.G.B., ser administrada a aquellos niños cuyo
iprendizaje
- se hubiera iniciado utilizando tales caracteres'
La serie de sílabas incluye veinte. Entre las múltiples sílabas posibles se eligieron
aquellas que, sin dar lugar a un número excesivo, permitiera. presentar al máximo
l^, ,,rri"ri., en funcióride las respectivas combinaciones de letras. Así se seleccio-
nafon algunas sílabas directas (consonante precediendo a una vocal), P: .j., oluo.;.sí-
labas inv"ersas (vocal precediendo a consonante), p. ej., (opD; sílabas líquidas (dos
consonantes juntas), p. ej., ubrar; sílabas con letras suscePdbles de dar lugar a uro-
taciones>, p. ej., <dinr; etc.
Algo p"r.áido ocurre con la serie de palabras, Se ha pretendido incluir en ellas
.1 -aii-o de combinaciones silábicas posibles sin hacer exhaustiva la lista, ni
mucho menos. Asimismo, se han introducido algunas palabras carentes de signifi-
cado. Con ellas se pretende evita¡ la nfluidez, de lectura que se produce al recono-
cer una palabra f"-itiar. La palabra no reconocida exige_una discriminación de
.o-porr.rrres gráficos -.r.ho^*á, minuciosa. Así pueden detectarse ciertos emores
q,r. á" otro rnádo quizá pasaran desap-ercibidos. En total, la serie consta de 50 pa-
libras, de las cuales 6 carecen de significado.
De esra cincuenrena de palabras, 2 constan de una sola sílaba, 21 son bisílabas,
20 son trisílabas, 6 están compuestas de 4 sílabas y 1 cuenta con 5 sílabas.
lectura radicó en
Quizá la frase más laboriosa de la elaboración del subtest de
la delimitación y def.nición de los errores que debían ser tenidos en cuenta. En prin-
cipio se parrió de una enumeración básica sugerida por la experiencia con niños
qo. p.arinaan insuficiencias en la lectura, sea en una situación escolar, sea en un
ünr."ro clínico. Algunos de tales errores -su mayoría- pueden ser cuandficados con
una relativa facilidad, lo que permite, a efectos de test, puntuarlos objetivamente
una vez definidos y det.ctádos. En cambio, otros, pof no poder ser objetivado-s cla-
ramente y presrarse a interpretaciones subjetivas, se decidió desestimarlos a efectos
de la tabulación final del subtest, aunque mantengamos la recomen{ación de que
sean tenidos muy en cuenta por el examinador.
b) Subtest de escritura
66
que sorprendentemente escasas, hay algunas. Pero, como ya dijim.os,.auténticos
tlsts deiscritura, no. Y mucho menos lo que hemos pretendido desde el principio:
una prueba que, en el caso de insuficiencias o anomalías, permitiera obtener resul-
tados conjuntos y relaciones mutuas entre lectura y escritura.
Desdé un principio estaba claro que en la conducta de escribir cabía distinguir
dos aspectos básicos, a saber, el grafismo y la ortografía. El curso de la gestación de
la pr,reba nos llevó a considerar otros asPectos, P. ej., la sintaxis, no previstos en la
primera fase.
Laescritura del niño se recoge en tres situaciones distintas: copia, dictado y es-
c¡itura espontánea.
Enla'copialos modelos a reproducir son sílabas (15), palabras (15) y frases (3).
Cada uno d..r,o, elementos, y tercios iguales, cuenta con tipos de let¡a mayúscula,
minúscula y cursiva. Las frases se presentan en orden de complejidad creciente.
Dadas las cáracterísticas propias de la conducta de ncopiao y la relativa simplicidad
de los objetivos de .rt. su administración a los grupos piloto no significó
"p"ri"do,
ninguna ¡ectificación de lo previsto.
Én la escritura al dictadi, se precisaba para cada nivel un texto fijo y adecuado.
Para determinarlo fue de gran utilidad la labor de selección de textos destinados a
la lecrura. De hecho, para cada nivel, se han adoptado unos textos paralelos a_ los
utilizados en las pruebas de lectura oral y lectura silenciosa. El nparalelis¡¡eo, claro
está, fue verificado mediante los grupos piloto.
La escritura espontánea planteó una serie de problemas de difícil solución. En
principio r.,r"r"i. que el niño escriba sin la transc¡ipción_inmediata o directa de
Lno, .rtí*.-rlos visualés (copia) o auditivos (dictado). En ello radica esencialmente
la uespontaneidadr. Pero la libertad de acción implicada en ello interfiere la nece-
saria istandarización de una situación de test. Tras estudiar distintas dis¡rntivas u
opciones, nos inclinamos por mantener la nlibertad de escritura, del niño, pero
dentto de la descripción de un tema obligado, que en principio significara una ex-
periencia relativamente frecuente en los niños de las edades abordadas. fuí podía
conseguirse, aunque sólo en muy escasa medida, un mínimo de uniformidad'
Ll del¡mítac¡ón y defnición de los errlres siguió un proceso semejante al expuesto
al tratar del subtesi de lectura. Sin embargo, este paralelismo afecta únicamente a
los aspectos ortográficos, tanto en lo que concierte a la ortografia natural como a la
conváncional o albitraria. En este caso, y a diferencia de la lectura, dada la existen-
cia del registro gráfr,co,la cuantificación es posible prácticamente en todos los dpos
de errores.
Lo realmente difícil ha sido alcanzar c¡iterios mínimamente significativos en
otras dos esferas ajenas a la ortograffa: el ncontenido, de la expresión espontánea y
el grafismo.
El análisis del texto desarrollado por el niño en la escritura esPontánea daba pie
a valoiár cierros ,rfactores sintácticos> propios del repertorio expresivo verbal de los
67
niños de estas edades. No obstante, la falta de uniformidad en esta prueba, que
anres hemos citado, dificulta la valoración objetiva mediante referencias estadísti-
cas. En este caso han tenido que adoptarse auténticos <conveniosn provisionales, eé
decir, se han establecido ciertos criterios que en parte pueden -y deben- se¡ consi-
derados válidos, pero que sin duda precisan de ulteriores verificaciones y matiza-
ciones. Son claros, por ejemplo, los errores sintácticos dada la existencia de un
criterio de normalidad obvio. En cambio, la calificación de los (aspectos positivosu
del texto resulta altamente aleatoria. Somos perfectamente conscientes de ello.
EI grafsmo, esrrechamente vinculado a la ntopograffao de la esc¡itura, ha plan-
teado problemas muy distintos. En este terreno no existen unos criterios objetivos,
claramente delimitados, que definan con toda precisión la conducta final de un su-
puesro programa de aprendizaje. En consecuencia, a diferencia de, p. ej., la orto-
déterminación de efrores resulta sumamente ambigua, convencional.
-grafía,lá
Al plantearnos este problema, tuvimos muy en cuenta los criterios de A¡uzua-
cUERRA y cols. (1964). Decidimos aceptar en principio su enumeración de errores
o anomalías del grafismo. En el trabajo citado se llegan a considerar 38 de ellos.
Ciertamente, esrá número nos pareció excesivo. Esta opinión quedó confirmada al
aplicar tales criterios a los grupos piloto iniciales. En la mayor parte de los casos no
eian posibles muchas de las minuciosas matizaciones de A¡Unr,ICUERRA y cols., ¡
lo que es más importante, a efectos prácticos bastantes de ellas nos parecieron gla-
tuiias, carentes de significado o üascendencia. Por fin oPtamos por limitar a 9 los
(erroresD de grafismo implicados.
(|unto con el tamaáo del grafismo, los aspectos considerados en total han sido 10.)
68
TABLA A
I 20 varones
40 nivel social alto
¡ t ,o n"'',.u,
lengua castellana i
f 20 varones
| ¿o niu"t social bajo
t ,o n"*,,.u,
,""01??":i?:, / 40 nivel social alto
¡' 20 varones
| t ,o n"'0,.".
lengua catalana (
[,, 20 varones
[ +o niu"l social bajo /
\ zo rremoras
Desglose cuantitativo y cualitativo de cada uno de los 4 grupos de 160 niños utili-
zados en la normalización delT.A.L.E.
TABLA B
Nivell Nivel Il Nivellll NivellV
Sub-grupo MCA 19 20 21 17
FCA 19 19 21 17
NVA 21 20 19 15
FVA 20 20 16 16
MCB 19 22 21 20
FCB 21 20 20 21
MVB 22 18 20 17
FVB 20 20 21 21
Composición de la muestra definitiva. Cada subgrupo está designado por siglas re-
presentativas de los criterios que lo definen:
M (masculino) = varones; F (femenino) = hembras; C = lengua materna castellana,
V = lengua materna catalana; A = nivel socioeconó¡nico alto, B = nivel socioeconómico
bajo.
69
y escrirura, y que comprendiera todo este problema hasta el punto de aceptar la
se
colaboración que se proponía.
Se determinó que la población total explorada sería de 640 niños en total, co-
rrespondiendo 160 niños a cada uno de los 4 niveles de E.G.B. Cada uno de estos
cuatro grupos cuantitativa y cualitativamente queda desglosado en la Tabla A.
Los nirios comprendidos en la muestra corresponden a 14 escuelas distintas.
Algunas de ellas suministraron los subgrupos básicos, mientras otras sólo colabo-
raron para completar aquéllos, ya que las distintas combinaciones de nivel/edad/ren-
dimiento/lengua/clase/sexo no siempre pudieron ser satisfechas con facilidad, para
poder obtener las cifras totales previstas en cada caso.
Prescindiendo de los criterios de sexo y clase social, que resultaron bastante cla-
ros desde un principio, las escuelas debian eliminar todos aquellos niños que:
70
M¡rnruar DEL TEST
dicado el nivel'
una de ellas,
- 4 cartulinas ramaño 20 x 16 cm. con un texto diferente en cada
correspondientes a los cuatro niveles,-que se emplean para
la lectura com-
pr.nril". En el reverso está indicado el nivel correspondiente'
1 cuadernillo de registro de los errores cometidos en
la lectura (sílabas, pala-
-
br", y texto), así coiro las respuestas dadas en comprensión lectora y que
ser-
mismo'
virá para,r"lor", el tesr, ,rn, ,r." finaJizada la administración del
r hoj" con las preguntas pertenecientes a los 4 niveles de lectura comprensiva'
-
Cuadernillo de resultados
71
Normas de administración
/)
error: un simple gesto, un movimiento de cabeza, puede resultar punitivo para de-
terminado tipo de niios, y reducir sus conductas posibles de lectura o escritura. ,
El nirio inconsranre, fácilmente fatigable, de atención dispersa, debe recibir re-
forzamiento siempre que su conducta sea adecuada. Obviamente, no se le debe
atender en esos momentos de uno-lectura) o (no-escrituraD. Si se hiciera, pudieran
resultar gratificados esos comportamientos disminuyendo la frecuencia de sus con-
ductas deseables, perturbándose la marcha de la prueba.
Sin embargo, no deben darse ayudas concretas consistentes en actos del exami-
nador suscepdbles de sustituir, en los resultados del test, las conductas inexistentes en
el sujeto. La objetividad debe ser máxima. No se trata de una situación facilitadora
de aprendizajes de conducras, sino verificadora de los repertorios ya existentes.
L"."ploi^.ión, en principio, puede iniciarse tanto por la lectura como por_la
escritura. No obstante, se recrlmienda comenzar por la primera, ya que si resulta
prácticamente inexistente, no se precisa, por razones obvias, la exploración de la es-
critura. Por el cont¡ario, puede áarse el caso de un niño con repertorio de lectura
suficiente para ser explorado que, por resultarle claramente aversiva tal actividad,
convenga iniciar la administración del T.A.L.E. por la escritura a fin de poder re-
forzarle sus rendimientos en la situación de test e intentar la consiguiente genera-
lización de estímulos.
/4
a) Lectura de letras
b) Lectura de sílabas
Se entrega al niño la carrulina donde está impresa la serie de sílabas. Se le dice:
c) Lectura de palabras
75
(Lee estas palabras siguiendo este orden.,
d) Lectura de textos
En este subtest no cuenta con una serie de estímulos única, como ocurría en
se
el caso de las letras, sílabas y palabras. Por consiguiente, debe elegirse el texto que
corresponde al nivel de E.G.B. que el niño ya'haya cursado o al que esté cursando
en el momento de ser administrada la prueba siempre y cuando ello ocurra en el ter-
cer rrimesrre del año escolar. Su edad cronológica y su edad mental o cociente in-
telectual no serán tenidos en cuenta.
Se le entrega al niño la cartulina que contiene el correspondiente texto impreso,
diciéndole:
76
e) Comprensión lectora
texto de lectura silenciosa correspondiente al nivel de E.G.B. que
Se elige el
el niño yáh^y^cursado o al que esté cursando en el momento de ser adminis-
vadalaprueba siempre y cuando ello ocurra en el tercer trimestre del año es-
colar.
Antes de entregar la cartulina correspondiente al sujeto, se le dirá:
oAhora uas a leer en aoz baja (sólo para ti). Fíjate bien en lo que lees, porque des-
pués te haré algunas preguntas snbre lo que has leído. Léelo una sola uez, y, ,cu-ando hayas
'turminado,
dlmelo.-(Jna sola uez, pero ¡ftándou bien! ¿Lo has comprendido?,
Hay que cerciorarse de que, cie¡tamente, han sido comprendidas las instruc-
ciones. En caso contrario, habrá que rePedrlas'
Hay que anorar el tiempo transcurrido desde que se le entrega la cartulina hasta
que da fin a su lectura.
Durante la lectura silenciosa, es preciso observar y anotar conductas tales como
mover los labios, susurra! recorrer las líneas con el dedo, etc.
Si se observa que el sujeto repite la lectura, es preciso impedírselo sin brusque-
dad alguna.
Una ve, finalizada la lectura silenciosa, se formulan las preguntas corresPon-
dientes al texto leído. Las respuestas se anotarán en el uRegisuo de lecturao (apar-
tado u1-ectura silenciosa fcomprensión]r), para que la valoración posterior pueda
hacerse con mayor objetividad. Así pues, aunque al oír la respuesta del nióo se apre-
cie que ésta es cortecta, conviene transcribirla literalmente.
Si .1 ,rlno da un número de respuestas erróneas -o no respuestas- superior al
promedio correspondiente a su nivel, se le -entregará la cartulina de lectura silen-
.ior".orr.rpondiente al nivel inmediato inferior, obrando así sucesivamente hasta
que su ,"rrái*i.ttto se sitúe dentro de lo que es promedio en un nivel escolar
dado.
En el caso de que una respuesta sea dudosa, debe rePetirse la pregunta en cues-
tión, e incluso puede insistirse: udime algo másr. Pero no hay que uayudao al nirio
sugiriéndole pasajes del texto leído.
77
a) Copia
oCopia todo esto en las líneas de puntos-se le señalan- que hay a continuaciórt de
,ada pilabra. Escribe con tu letra nirmal. Escribe siernpre en minúsculas, aunque aquí
esté en letra mayúscula.,
b) Dictado
Para el dictado, se elegirá el texto correspondiente al nivel de E.G.B' _que el niño
yahayacursado o al que Áté cursando en el momento de ser administrada la prueba
ri.*pt. y cuando ello ocurra en el tercer trimestre del año escolar.
Se entrega al niño el nRegistro de escriturao abierto por la página correspon-
diente al apartado uDictado>. Se le dice:
Conviene que el niño comprenda, del modo que sea, que debe escribir a su ve-
locidad habitual. Algunos niños creen hallarse sometidos en este subtest a una
prueba de velocidad. En tales casos aumentan los errores, preferentemente las omi-
siones y las sustituciones.
TLas las insrrucciones, se iniciará el dictado del texto. No debe dictarse palabra
por palabra; si así se hiciera, no se daría ocasión para la producción de nuniones, ¡
.n p"tr., nfragmentaciones>. En consecuencia, siempre deben dictarse frases' Si el
sujito solicita que se le repita o vuelva a dictar una palabra, se procederá a leerle de
nuevo toda la Frase impltada. Una misma frase no debe ser repedda más de dos
Yeces.
78
Debe controlarse y anorarse la velocidad de escritura del nirio. El tiempo trans-
currido desde que se inicia el dictado hasta que finaJiza la prueba ya da suficiente
idea de ello.
Si la transcripción del texto dictado resulta muy dificultosa, con elevado número
de errores, se deüe dictar a continuación el texto correspondiente al nivel inmediato
inferior, y así sucesivamente hasta alcanzar un nivel adecuado. Sin embargo, si la de-
ficiencia es auténtica y sobre todo si el grafismo resulta excesivamente laborioso, los
ejercicios de dictado no se realizarán sin pausa. Fs p.reciso evita¡ la fatiga-al, igual que
á todrs las pruebas de escritura-, inroduciendo los descansos pertinentes'
c) Escritura espontánea
oAhora harcís una redacción. Escribe aquí todo lo que s€ te lcurra sobre lo que tú
quieras.>
nPueda escribir sobre una excursión que hayas hecho, sobre una salida al camPo o
a la playa, o sobre un uiaje.,
79
Normas de valoración
No lectura: el sujeto no emite resPuesta verbal alguna -no lee- ante una letra,
una sílaba o una palabra determinada.
Vacilación: el sujeto se detiene más tiempo del habitual, titubea o vacila antes
de leer una letra, sílaba o palabra, pero acaba haciéndolo.
Repetición: el sujeto vuelve a leer -repite-lo ya leído. Puede hacerlo una dva-
rias veces seguidas. A veces repite sólo una sílaba (P. .j., ume-mesar); otras, en cam-
bio, vuelve a leer toda una palabra (p. .j., (mesa-mesar). A veces incluso puede
llegar a repetir dos o más palabras (p. .j., upara los días - para los díasr). En todos
estos casos sólo se contabilizará un solo error, aunque se repita más de un fonema.
Deben excluirse los casos de tartamudez o disfemia.
Rectif.cación: el sujeto lee equivocadamente una letra, sílaba o palabra, percibe
su error y procede de inmediato a una lectura correcta (P. .j., ncapé-caféu).
Sustitución: el sujeto sustituye una letra por otra. Este fenómeno se da prefe-
renremente en la lectura de consonantes (p. ej., nrota-sotar). Se excluyen todas aque-
llas permutas de letras que se describen en el apartado nRotación>.
Rotación: el sujeto sustituye una letra Por otra, siempre y cuando tales letras
sean de las denominadas umóvilesr. Se llaman uletras móviles, a aquellos pares de
81.
letras en los que cada uno de sus miembros suelen ser, gráficamente, la <imagen en
espejo, del otro. Estos pares de letras suelen ser:
p.....'......'q
d.............b
p.............d
q.............b
T: :: X
82
tión posiblemenre no estén suficientemente consolidados o sean muy recientes, o
incluyan respuestas emocionales. Esto es de clara aplicación en las repeticiznes y en
I^s rectifcaciones. Eneste úldmo caso, el interesado pone de manifiesto que, pese al
error iÁicial, cuenta con el pertinente repertorio rectificativo ' Las aacilaciones srr'
ponen fundamentalmente latencias de respuesta muy largas que -quizá más que
io, otro, errores- pueden depender de factores emocionales' -
Estos errorer q,,t. r. acaban de definir no agotan en absoluto todos los errores
posibles. Sin duda son los más frecuentes. Por.otra parte, han sido tenidos en cuenla
á"d" r,, fácil discriminación por un examinador mínimamente adiestrado y Por ser
rotalmenre cuantificables. Durante todo el proceso de eJaboración del T.A.L.E' se
tuvieron en cuenta, además, algunos errores de otra índole, que posteriormente fue-
ron desestimados por prestarse a interpretaciones subjetivas. Por tal motiYo no se
halla en .rt. -"n,.*l una tabulación de los mismos. No obstante, es importante
que sean tenidos en cuenta de modo que, aun cuando su cuantificación no resulte
significativa a efectos del T.A.L.E. sea posible una más perfecta valoración cualita-
tiua de la lectura del niño.
Así pues, convendrá tomar buena nota de los siguientes e-rrores:
Silabeo: el sujeto descompone las palabras en sus sílabas. La lectura se hace in-
termitente.
Puntuación: el sujeto no lee respetando las pausas_ ni l¡s modificaciones en la
emisión de voz que áebieran quedar controladas por los distintos signos de pun-
tuación: comas, puntos, interrogantes, etc. También puede introducir Pausas o
aquellas modificaciones en ausencia de los signos de p.untuación pertinentes.
Acentuación: el s$eto no acentúa fonéticamente de modo adecuado la lectura
de ciertas palabras.
Fonética: el sujeto pronuncia incorrectamente algún fonema (letras, sílabas) (p.
ej., ull = yr). Lógióamenre en tales caso's suele tratarse de anomalías del habla del su-
jeto más que de su lectura.
' Señalido: el sujeto va indicando con el dedo cadapalabra, recorriendo con él las
líneas del texto que lee, etc.
Omisión de üneas: el sujeto omite la lectura de una o varias líneas completas. En
tal caso conviene anotar si rectifica o no.
Distancia: conviene precisar la distancia existente enffe los ojos del sujeto y la
cartulina que lee, especialmente cuando resulte excesivamente corta o larga.
Actitudt en esre apartado implicamos una serie de conductas que süelen resul-
tar altamente significativas. Es preciso observar -y registrar- la aceptación con que
el sujeto abordila prueba; la existencia o no de tensión emocional; la presencia de
algún tipo de rechazo, su reacción ante errores o fracasos percibidos por él-mismo;
loi .o-.ntarios que haga, especialmente los qu¡ se refieran a la lectura, al exami-
nador y ..r g.n.rál a la situación del test; el grado de firmeza, decisión o seguridad
, con que procede a la lectura; etc.
83
lJnavez administrado el test de lectura y registrados todos los errores cometi-
dos por el sujeto, es preciso proceder a la comparación de los resultados obtenidos
con los de la población general. Para ello i:lebe recurrirse a las tablas que se.,expo-
nen en las próximas páginas. Sin embargo, para una valoración más rápida del test,
en el cuadernillo de nresultados, constan las puntuaciones medias correspondien-
tes a los errores totales y parciales propios de cada nivel de E.G.B., así como los
promedios de tiempo invertido. En consecuencia, el examinador deberá surnar los
errlres de cada tipo cometidos en cada uno de los diferentes apartados (nlectura de
letraso, nlectura de sílabasr, nlectura de palabrasn y nlectura de textor). El resul-
tado de cada una de estas sumas debe escribirse en el apartado correspondiente del
cuadernillo de nResultadoso.
Por ejemplo, si en el <Registro de lecturar, apartado ulectura de sílabasr, se con-
tabilizan 3 sustituciones, se anotarála cifra n3, sobre la línea punteada (...) corres-
pondiente a (sustit.D, en el apartado nsílabasD que aparece en la página 2 del
cuadernillo de oResultadosr.
Asimismo, deberán surnarse todos los elTores, cualquiera que sea su tipo, cometi-
dos en cada uno de los distintos apartados (letras, sílabas, palabras y texto). El re-
sultado de cada una de estas sumas debe escribirse en el apartado correspondiente
al cuadernillo de uResultadosr.
Por ejemplo, si en la nlectura de palabraso, según consta en el uRegistro de
lecturar, el nilio ha cometido 2 sustituciones, 1 omisión y 5 vacilaciones, se ano-
tará la cifra <8, (2 + | + 5) sobre la línea punteada (.........) correspondiente a
.TOTAL', en el apartado nPalabras> que aparece en la página 2 del cuadernillo de
nResultadosr.
(Dadas las especiales características del subtest nComprensión de la lecturau, las
normas de valoración se dan en las páginas 88-92, tras las tablas correspondientes
a los restantes subtests de lectura.) Por supuesto, el rendimiento de un sujeto de-
terminado debe ser comparado con el rendimiento promedio de la población nor-
mal correspondiente a su propio nivel de E.G.B.
Las primeras tablas corresponden a los errores de lectura. En ellas puede obser-
varse la adecuación de un sujeto dado tanto en el número total de errores cometi-
dos como en la cantidad de errores de un solo tipo en que se haya incuTrido.
El T.A.L.E. pretende ser una prueba fundamentalmente analítica, descrip-
tiva, ucualitatiya). Así pues, no se ha intentado que, tras la valoración de la lec-
tura-y/o escritura- de un sujeto concreto, se proceda a dar de él una calificación
o nota global. Precisamente se pretende que el;uicio general que merezca la lec-
toescritura de un niño determinado, con sus consiguientes implicaciones prác-
ticas, sea el resultado del estudio y consideración por parte del examinador de
todas las conductas implicadas en la lectura y escritura del sujeto en la situación
de test.
84
TABLA 1
ERRones EN LEcruRA LETRAS (enoueolos)
Repet. 0 0 0 0
Rect. 0,5 0,5 0,5 0
' Sust. 5,5 4,5 2,5 1,5
Rot. 0,5 0,5 0 0
TABLA 2
ERRones EN LEcruRA síLABAS (enourolos)
85
TABLA 3
Ennones EN LEcruRA nALABRAs (enourolos)
Vacil. 5 4 3 2,5
Repet. 1 0,5 0,5 0,5
Rect. 2 1 1 1
Rot. 0,5 0 0 0
Sust. pal. 0,5 0,5 0 0
Adic. 0,5 1 0,5 0
Omis. 1 1 0,5 0,5
lnvers. 0,5 0,5 0 0
TABLA 4
ERnonEs EN LEcruRA TEXTo (enoueolos) (*)
Sust. 0 0 1 0,5 1
Rotac. 0 0 0 0 0
Sust. pal. 0 0 0 1 1,5
Adic. 0 0 0,5 0,5 0,5
Adic. pal. 0 0 0 0,5 0,5
Omis. 0 0 0,5 2,05 1
(.) No son comparables entre sí los resultados de los distintos niveles de E.G.B., por
no utilizarse el mismo texto.
86
TABLA 5
Velocroap LEcruRA
TABLA 6
Velocrono LEcruRA TEXTo (*)
(") No son comparables entre sí los resultados de los distintos niveles de E.G.B., por
no utilizarse el mismo texto.
87
Cort¿pRgNstóN o¡ I-A. LEcruRA
Nrver I
Pregunta n.o I
I punto: nPablor.
Pregunta n.o 2
I punto: nseisr.
Pregunta n.o 3
I punto: (negroD.
Pregunta n.o 4
I punto: uDico.
Pregunta n.o5
I punto: nmuy largoo; nlargor.
1/2 punto: nmuy grander"
Pregunta n.o 6
I punto: ucuando está contento).
Pregunta n.o 7
I puntoi <en el jardín>.
1/2 punto: oen el patiou.
8B
Pregunta n.o 8
1 punto: (para no ensuciar la casar; (para no ensuciaro.
- Pregunta n.o 9
_ I puntoi (con una pelotao.
Pregunta n.o l0
1 punto: urojo; uencarnadar; ucoloradan.
Nv¡r II
- Pregunta n.o l
I punto: ues conductor de autobúso; nes conductor); (en el autobúsr; nes chóferr.
Pregunta n.o 2
I punto: nrubion.
Pregunta n.o 3
I apunto: (azules como el cielou, nazulesr.
1/2 punto: (como el cieloo.
Pregunta n.o 4
I punto: <siempre suciasr, <sucias>; nmanchadasr.
Pregunta n.o 5
I punto: nporqué se mancha con la grasa del autobúso; npor la grasa del autobúsr;
(porque se las ensucia en el autobúsr.
Pregunta n.o 6
I punto: ucon alcoholr.
Pregunta n.o 7
1 punto: (con gorra y uniformer; (con un uniformeo.
1/2 punto: (con una gorrD; (con un mono azulr; ncon un traje azul).
Pregunta n.o I
I pwnto: (para no ensuciarse el trajer; (para no ensuciarser.
Pregunta n.o 9
1 punto: (no); (nuncaD.
89
Pregunta n.o I0
I p"unto; (en un pueblo muy pequeño); (en un pueblo pequeño>; (en un pueblo de
20 casasr.
1/2 punto: (en un pueblor.
Nver III
Pregunta n.o I
1pántor nun muchacho alegrer; <un niño alegrer; nellijo del leáadorr; <un niño que
vive en un valleo; nun niño que vive con sus padres''
1/2 punto: nun muchachor; nun niño que vive en el bosqueo.
Pregunta n.o 2
1 nen medio de un valler; (cerca de un riachueloo; (cerca de un ríoo.
funto:
112 punto: (cerca del bosquer; (en el camPou nen la montaña)).
Pregunta n.o 3
I punto: nun riachuelo de aguas limpias>; nun riachueloo; uun ríoo'
1/2 punto: nel bosqueo.
Pregunta n.o 4
t pinto: uleÁadoro; (corta leñar; (corte árboleso.
1/2 punto: (corta maderau.
Pregunta n.o 5
1 punto: nal salir el sol,,.
l/2 punto: umuy de mañana>; (muy Pronto>; (muy temPrano>.
Pregunta n.o 6
I punto: nal bosqueu.
1/2 puruto: na la montañao.
Pregunta n.o 7
I puruto: nabetos, pinos y encinas>; también se da 1 Punto si nombra dos de estos
árboles.
l/2 punto: si nombra una sola clase de estos árboles: nabetosr; <pinos>; (encinas));
nárboles viejosu.
Pregunta n.o 8
I punto: (con una sierra eléctrican.
1/2 punto: (con una sierro.
90
Pregunta n.o 9
I punto: (en un camión>.
Pregunta n.o l0
I punto: ua la ciudado.
NIvn IV
Pregunta n.o I
I punto: olas paredes de madera y el techo de ramasr; nde maderar.
1/2 punto: nel techo de ramasu; nde troncosn.
Pregunta n.o 2
I punto: npalmerasr.
Pregunta n.o 3
1 punto: nla espuma blanca ylavelade algún barcor; ula espuma de las y alguna
velar.
1/2 punto (sólo da una de las dos ideas): ola espuma blancar; nla Ias olasr;
nla vela de un barcor.
Pregunta n.o 4
I Punto: oen la playan; nen la orillan.
1/2 punto: nen el puertoo.
Pregunta n.o 5
I punto: ouna bolsa y un cuchilloí.
1/2 punto (sólo uno de los dos objetos): (una bolsau; nun cuchillon.
Pregunta n.o 6
I punto:(para meter las esponjas); (para meter las perlaso.
I/2 panto: (para meter las ostrasr.
Pregunta n.o 7
I plnto: ual anocheceo; <al hacerse de nocher.
1/2 punto: upor la nocher.
Pregunta n.o B
I punto". npara vendedasr; npara ganar dineroo.
91
Pregunta n.o 9
I punto: nen la ciudadr.
Pregunta n.o l0
I puntl: (porque tenían que bajar a las profundidadesu; npor la profundidado.
TABLA 7
Corr¡pRe¡¡stÓN DE LA LEcruRA ('t)
Respuestas
correctas 6-7 7-B 7 5-6
X 6,8 7,5 7,1 5,7
(.) No son comparables entre sí los resultados de los distintos niveles, por no utili-
zarse el mismo texto.
a) Grafsmo
Tamaño de las letras: se han tenido en cuenta 5 posibles tamaños distintos de las
letras, adoptando como criterio 5 longitudes distintas en su dimensión vertical. Ha
sido elabora da una plantilla mediante la que puede catalogarse cada dpo de ietra en
92
un tamaño definido. Cuando este tamaño es 'muy variable en un mismo sujeto,
debe medirse el tipo de letra considerado promedio por el examinador. Las cinco
categorías son las siguientes:
A-superiora5mm.
B-entre3,5y5mm.
C - entre 2,5 y 3,5 mm.
D - aproximadamente 2,5 mm.
E - inferior a2,5 mm.
Irregularidad. en realidad se trata de un caso particular de la variable ntamaño,
de la escritura. nla nirregularidad, se produce cuando existen variaciones sensibles
en el tamaño de distintas letras (o, mejor, fragmentos de la escritura). En este caso
no se da una puntuación absoluta, como sería la suma de irregularidades del ta-
maño. Se otorga una puntuación siguiendo estos criterios relativos:
- Líneas fragmentadas.
- Líneas onduladas.
- Líneas ascendentes.
- Líneas descendentes.
93
2
- Distancias entre líneas muy irregulares: Puntos'
Distancias entre líneas algo irregulares:
1 punto'
-
- Equidistancia entre líneas: 0 puntos'
las que se distribuyen las letras ma-
zonas:las tres zonas o áreas espaciales sobre
Al igual que ocurría'con el ((tamaÁo))' se
nuscritas no son ,.rp.i"d"' "gt'1"'-t"te'
poder iur{y..,. de la escritura con la
utiliza la plantilla "rp..,o conviene aprovechar
"";;;-"?a ..r,-rdio"de las u'ót""'
máxima objetividad;;il;.'¡"r"'"1
del tamaño de las letras' La puntuación
las mismas líneas utiliz^á", .n el estudio
;;;". i"t criterios relativos que a continuación se citan:
2 puntos'
- Zonasmuy desiguales' con frecuencia:
2 ó 3 ocasiones: 1 punto'
- Zonasd.rig.r"lti sólo en
- Zonas uniformes: 0 Puntos'
Superposiciónivn^letraesÚazada'totaloparcialmente'encimadeotra(nco-
ée ha establecido la siguiente puntuación:
tl"g"rri.
las 30 primeras palabras: 2 puntos'
- Más de 10 superposiciones en
- De 4al0 suPerPosiciones: 10 Punto'
- 3 omenos superposiciones: puntos'
en principio había escrito separadas' La
soldadura:el sujeto une dos letras que
uniónsehacemedianteuntrazoqueno.,p.lo,,g"ciónnaturaldeltrazadofinal
el sujeto se da cuenta
d;ij.l;"g"".ti". (Srr.l. .ealizañe cuandocriterios
de la letra ni inicio
relativos:
de que la separació,t t' La puntuación sigue estos
""ó"J"')
las 30 primeras palabras: 2 puntos'
- Más de 10 soldaduras en
1
- De 3 a 10 soldaduras: 0 Punto'
- 3 omenos soldaduras: Puntos'
excesivamente arqueadas' angulosas' etc'
curuas:las curvas del grafismo resultan
Este criterio ., l""to las leras curyas abiertas (m' t' v' b' c' etc') como
"pti.rüü " La puntuación seguirá los siguientes cri-
a rasletras curvas .";;;;G, d, o, f, etc.).
terios relativos:
2 puntos'
- Arcos o ángulos muy acusados y frecuentes:
A¡cos o án[ulos acusados y de escasa frecuencia: 1 punto'
- "lgá trazos curvos: 0 puntos'
- sin distorsi,ones en los
(t, d, l, p, etc.) resultan inco-
las letras
Tiazos uerticales:Las rayas verticales de
otra anomalía' La puntuación
rrecras por cambios de dirección, o por cualquier
sigue los siguientes criterios relativos:
2 puntos'
- Cambios de d.irección muy acusados y frecuentes:
94
Cambios de dirección escasos y leves: 1 punto.
Sin cambios de dirección en los trazos verticales: 0 puntos'
b) Ortografla natural
95
aurénrica fragmentación con el hecho frecuente de que dos letras de una misma pa-
labra sean escritas con discontinuidad en el üazo.
) Ortografla arbitraria
Por las mismas razones que en el caso anterio¡ las cuantificaciones se hacen a
partir de los errores producidos enla copia y en el dictado (aunque en la copia son
prácticamente desestimables). Sin embargo, también es de suma importancia de-
tectar y analizar los errores de este tipo cometidos en la escritura espontánea.
Acentuación: el sujeto omite un acento o traza un acento indebidamente. Tam-
bién puede üatarse de la acentuación inadecuada de una palabra (transposición si-
lábica del acento), lo que no es sino un caso especial de lo primeramente apuntado
(p. .j., ncafe, por ncafeo; (Patatá)) Por (patataD).
-
Puntuación: el sujeto omite o añade indebidamente un signo de puntuación.
Cambios consontínticos: en este apartado se tienen en cuenta una serie de erro-
res que, de hecho, son sustituciones. Sin embargo, las aquí reseñadas se diferencian
de lis sustituciones propiamente dichas, en que el error no implica una falta de
equivalencia entre fonem a y grafema, sino la mera inobservancia de las reglas orto-
gráfi.rs convencionales. Los errores posibles de este género son los siguientes:
nbo por nv, (nbozo por nvozu).
(p) por nbu (uvueno, por nbuenor).
nj, pot <p (ndajo por ndagar).
(g) por nj, (ubago, por nbajor).
(r) por nrrn (nbarao por nbarran).
(rr)r por nr, (<rrío, por nríoo).
nllo por ny, (nmallo, por umayoo).
(f) por nllo (ncayar" por ncallarr).
(x> por nch, (influencia idioma catalán: uxocolate, por nchocolater).
d) Wlocidad
96
e) Sintaxis
Por razones obvias, los erro¡es sintácticos sólo pueden ser tenidos en cuenta en
la escritura espontánea. Es preciso considerar la relación existente entre el número
total de errores y la mayor o menor extensión del texto escrito. Se trata de un dato
mucho más significatiyo que el mero número total de errores. Sin embargo, en la
tabulación realizada sólo se han tenido en cuenta los promedios de errores propios
de cada nivel, dada la enorme dificultad de poner en ielación los errores .o-"tido,
con la longitud y otras características cualitativas de lo escrito. SeÁalaremos, no obs-
tante, que en las tabulaciones efectuadas este problema queda amortiguado al ha-
berse situado cada nivel a partir de una muestra de 160 sujetos.
Los errores sintácticos tomados en consideración han sido los siguientes:
Número: uso incorrecto del singular o del plural (p. .j., ulos niños iba...r; ulos
hombre...u).
Género: uso incorrecto del masculino o del femenino (p. ej., nel niño estaba
contenta))).
Omisión de palabras: supresión indebida de artículos, preposiciones, conjun-
ciones y demás partículas (p. .j., uPaco cogió tren...>; utodos van campo...o).
Adición de palabras: se añaden indebidamente artículos, preposiciones, conjun-
ciones, adverbios, etc. (p. ej., nfuimos a el jugarr).
Sustitución de palabras: permuta incorrecta de artículos, adverbios, preposicio-
nes, conjunciones, etc. El bilingüismo debe tene¡se en cuenta (p. .j., (estoy a casa
de Maríar; ullévame la pelota, por (tráeme la pelotao).
Tiempo: cambio del tiempo adecuado de un verbo (p. e1., uayer cantemos una
canciónr).
Orden; estructuración inadecuada de la frase desde el punto de vista sintáctico,
con situación incorrecta de sujeto, predicado, verbo y complemento. Ciertamente,
el ndesorden, puede ser literario, pero no es propio de estas edades (p. .j., (vamos
Luisyyoajugaro).
Estilo <telegráfcar: simple enumeración de frases que quedan redactadas sin hi-
lación por ausencia de preposiciones, conjunciones, etc. (p. .j., <niña fue casa
abuelor). Obsérvese que en este caso no hablamos de omisiones de palabras, dado
que este tipo de error lo reservalnos cuando la omisión se da esporádicamente en
una frase, p. ej., ola niña fue a la casa abuelor. Además el niío que escribe en estilo
telegráfico lo hace sistemáticamente. Se contabilizará un error por cada frase re-
dactada ntelegráfi camente).
Son muchos los errores sintácticos que pueden cometerse en la escritura es-
pontánea y que no es posible cuantificar. En el apartado e) sólo se han citado los
que en este test se han tenido en cuenta por sus posibilidades de tabulacién. Sin
embargo, es preciso tomar buena nota de todos los errores o fallos Que aparez:
97
can en el texto en cuestión. Entre los más interesantes a retener, destacamos los
siguienres:
f) Contenldo exPresiuo
98
parciales, propios de cada nivel de E.G.B., así como los promedios de tiempo in-
vertido. En consecuencia, ei examinador deberá sumar los errores de cada tipo co-
meddos en cada uno de los diferentes apartados (uGrafismo,,, uOrtograffa copia>,
uOrtografia dictado, y uSintaxiso, así como las palabras y locuciones de cada uno de
los tipos que se incluyen en el apartado uContenido expresivor. El resultado de cada
una de estas sumas debe escribirse en el apartado correspondiente del cuadernillo
de uResultadosr.
Por ejemplo, si en el nRegistro de escritura)), apartado uDictador, se contabili-
zan dos fragmentaciones de palabras en un niño de cuarto curso de E.G.B., se ano-
taráIa cifra n2, sobre la línea punteada (.............) correspondiente a nFragm., en
el nnivel III' del apartado uOrtografía dictado, que aparece en la página 6 del cua-.
dernillo de nResultadosr.
Asimismo, deben sumarse todos los errores, cualquiera que sea su tipo, cometidos
en cada uno de los distintos apartados (uGrafismo,,, nOrtografía naturalr, uOrto-
graffa dictadon y uSintaxisr). Igualmente, deben sumarte todas las palabras y locuciones
del apartado nContenido expresivo>. El resultado de cada una de estas sumas puede
contrastarse con las Thblas que se exponen a continuación y deben escribirse en el
lugar correspondiente (ntotalr) del cuadernillo de nResultadosr.
Por ejemplo, un niño de cuarto curso de E.G.B. produce en su escritura es-
pontánea 2 califrcativos, 2 adverbios y 3 conjunciones o locuciones de causa-con-
secuencia. Además de anotarlas por separado en las columnas correspondientes del
apartado nContenido expresivo> de la página 7 del cuadernillo de nResultadosr, se
deberá anotar el número o7, en la línea de puntos ( ........) que en el mismo apar-
tado se sitúe bajo el rótulo nTotalr.
Recordemos que los errores sintácticos se suman en su totalidad desde un prin-
cipio. No ha¡ pues, cuandficaciones parciales, por tipos, de los mismos.
99
TABLA 8
Tornl cnansuos (*)
ERRoRES
(-) No son comparables entre sí los resultados obtenidos en los distintos niveles de
E.G.B.
TABLA 9
PoRce¡¡rn¡ES DE PoBLActÓN coRRESPoNDIENTES A cADA PUNTUAcIÓN
lrregularidad 2 10 2 10 2 16 2 6
1 79 1 70 1 70,5 1 61,5
o 17,5 0 20 0 13,5 0 32,5
No
escribe 2,5
Oscilación20202020
1214,5 12,5 10
0 97,5 0 95,5 0 97,5 0 100
No
escribe 2,5
100
Error Nivell Nivel ll Nivel Ill NivellV
Médiante las Tablas 8 y 9 puede situarse a cualquier sujeto en relación con la po-
blación general de su nivel E.G.B. en cuanto a errores totales y parciales del grafismo.
101
TABLA 10
Ennones oRrocRAFíI ¡¡Rrunn¡- (rnorueolos) (*)
Nivell Nivel ll Nivellll Nivel IV
Rotación 0 0 0 0
Omisión 1 1 0-0,5 0-1
Adición 0 0 0-0,5 0-1
lnvers. sil. 0 0 0 0
Unión 1 0-1 o-0,5 0
Fragment. 0 0-1 0-0,5 0
TABLA
11
ERnoRes oRTocRAFíA ARBITRARIA (enorueolos) (*)
Acentuac. 0 2 4 3
Puntuac. 0 0 0 0
C. consonant. 0-1 5-6 2-3 2-3
Se ha elaborado otra Tabla que reúne todos los errores oñográficos más significa-
tivos de la copia.
t02
TABLA 12
EnRones onrocntríA EN coPlA
TABLA 13
Vruocloto EScRtruRA coPlA
Nivel I Nivelll Nivel lll Nivel lV
TABLA 14
Velooorp EScRtruRA DtcrADo (*)
103
TABLA 15
Tornl ERRoRES sr¡¡rÁcr¡cos (enorvreolos) (*)
(.) No son comparables entre sí los resultados de los distintos niveles de E.G.B
TABLA 16
Corurenlpo EXPRESIvo
r04
Tercera parte
Conclusiones
A) Lncrune
107
que lee con (normalidad, a juicio de sus maestros. Además, es preciso recordar_que
en el T.A.L.E. se acepta como respuesta correcta tanto la denominación de la letra
(aPoyo, sobre una
en cuesrión (nefen), có*o la emisión del fonema (nf...f...f...r), o su
vocal (nfer). Esta impresión peyorativa se agudizaalanalizar las características de los
errores comeddos.
Al igual que en la lectura de letras, también aquí nos encontramos con la per-
tinente disminución de errores al incrementarse la edad y los niueles de enseñnnza.
Según se indicó, la gradaciín es la siguiente (promedio de errores por aiumno):
108
1." nivel 3,56
2.o nivel ') '))
.t
J.'', nrvel 1,32
4." nivel 1,02
Los errores se hacen mínimos en los dos últimos cursos. Obse¡vemos el inte¡e-
sante hecho de que en la lectura de sílabas se producen significativamente muchos
menos errores que en la lectura de letras. Ciertamente, en el T.A.L.E. el número de
estímulos es mucho menor en el caso de las sílabas, lo cual prácticamente resuelve
el problema, pero rambién es cierto que se incrementa la complejidad del estímulo
y, por consiguiente, la dificultad de la discriminación.
109
3.1. Lectura de palabras: errores totales
Recordemos los promedios de cantidad de errores por individuo según los di-
ferentes niveles de E.G.B.:
a) Los errores leues son aquí signifcatiuamente superiores a los errores graz¿s. Se in-
vierte la relación que exisdá en la lectura de letras y de sílabas. Concretamente en
los niveles 3." y 4} las diferencias entre errores leves y graves.(en favor de aquéllos)
es de1 24 po, iOO. Parece como si el reconocimiento de las palabras facilitara su lec-
tura, disminuyendo los errores graves.
b) Asirnism o, las uacilacionás ocupan elprirner lugar de los errores parciales (al-
,.d.áo, deI40 por 100 del total). Lai sustituciones, que ocupaban el primer lugar
en la lectura de letras y de sílabas, se sitúan aquí en el segundo, a considerable.dis-
tancia de las vacilaciones. Estas vacilaciones, que ostentan la primacía, pudieran
consistir parcialmente en el tiempo preciso para el reconocimiento -¿lectura silen-
ciosa?- anres citado.
c) Sin embargo, las sustituciones siguen ocupando un signilicatiuo lugar' Dismi-
nuyendo a medidá que aumentan los niveles de enseñanza (del25 por 100 en 1.o
,1 i6 pot 100 en 4.f , se sitúan en un 20 por 100, aproximadamente'
df Zat rotaciones,lcupd.n el úbirno lugar de la lista (1 por 100); son práctica-
menre inexistentes. lJna vez más, su posible presencia puede considerarse como au-
téntica useñal de alarmau.
e) De todos los errores de baja presentación (menos de un 10 por 100), las
omisiones ocupan siempre el primer lugar.
l) Adiciones, inverJiones y sustitución de palabras son errores de bajísima fre-
cuencia en todos los niveles.
g) Rectificaciones y repeticiones ocupan los consabidos lugares intermedios.
i10
TABLA 16
Pno¡¡eoto DE ERRoRES PoR PALABRA Y DE ERRoRES pon síLaen
EN LA LECTURA DE TEXTO
Errores Errores
palabra sílaba
111
a) Al igual que en la lectura de palabras, los errores leues superan siempre a los eno-
res grdaes, aun cuando la diferencia tiende a disminuir al aumentar los cursos. Vuelve
a pl"nt""rc. que, probablemente, la familiaridad, el reconocimiento e incluso el sig-
nificado puede facilitar la lectura.
b) Thmbién aquí las aacilaciones ncupdn en todos los niueles un signifcatiuo pri-
mer lugar, cenüado alrededor del34 por 100.
c) A medida que aumentan los niveles de enseñanza, las sustituciones de pala-
bras, prácticamente desestimables en los dos primeros cursos, llegan a ocupar un sig-
nificativo segundo lugar en los dos niveles superiores, reemplazando a las
sustituciones de letras. Se trataría de uertores de reconocimiento>>. Una palabra es
un estímulo complejo y algunos de sus componentes, si no se analizan los restan-
tes, pueden inducir a errores.
d) Las re?eticiones, aun disminuyendo progresivamente, resultan significativas
en rodos los niveles.
e) Las omisiones tienden a hacerse notar a partir del segundo nivel.
fl Rotaciones e inuersion€s son pruícticamente inexistentel Es lógico que así sea,
puesto que en la ulectura del texto, del niño promedio existe otro factor que
desempeña un papel primordial: la comprensión de lo leído. lJna rotación o una in-
versión puede deipojar de significado a una palabra. Así pues, en muchos casos la
inversión o rotación inicial se convierte en una rectificación. Será más lógica la ro-
tación en sílabas, puesro que, por lo que al significado y sus consecuencias se refiere,
da igual leer nbla, que uplao. En cambio, no es lo mismo leer ubalcóno que udalcóno.
En lonsecuencia, cuando aparezcan rotaciones e inversiones en la lectura de un
texto, además hat:,rá que plantearse el tema de la comprensión.
Thmbién resulran casi inexistentes las omisiones de palabras, excepción hecha
del4." nivel, aunque tampoco en él resultan significativas.
g) Las adiciones, adiciones de palabras y rectifrcaciones ocupan posiciones in-
termedias de muy escasa participación.
La Tabla 7 muesrra todos los resultados que es preciso tener presente en cuanto
a la comprensión de lo leído. Pocos comentarios pueden hace¡se, habida cuenta
que se trata de textos diferentes y, por consiguiente, no es posible cornparar los re-
sultados. En este apartado es necesario hacer una precisión. La no respuesta inco-
rrecta de un niño concreto a las preguntas de <comprensióno pueden no ser índice
de uno comprensiónr. En efecto la comprensión significa captar los significados del
texto, lo cual es un fenómeno de comprensión del lenguaje en general. Sin em-
bargo, los errores pueden producirse por falta de retención, de memorización, de
lo leído. Y ello puede ocurrir por múltiples factores, a pesar de las precauciones to-
madas al elaborar textos y preguntas.
712
B) Escruruna
1.1. Grafismo: errores totales
r13
Sin embargo, en el 4." nivel, hacia los I0 años de edad se obserua un incremento
signif.catiuo (12,5 po, 100) de los niños con letra homogénea mientras los que pro-
d".én irregularidades importantes se reducen al 6 por 100.
Como era lógico esperar, las anomalías importantes de la lineación van dismi-
nuyendo con la.drd. Cottcretamente tales errores del grafismo pasan del 23,5 por
10b en el 1... nivel de enseñanzaal7,5 por 100 en e|4." Aho¡a bien, esta mejora
progresiva no redunda en un incremento paralelo de ausencia de anomalías. Por el
.orrirario, queda claro que en cualquier edad,y más específicamente a los 10 años,
todavía, la-inrnensa maToría de los niños esriben con lineación leuemente anómala,
concretamente el 91 pór 100. A los 10 años sólo el 9 por 100 mantienen una ho-
rizontalidad perfecta.
r14
obtenidos en los 4 grupos son muy escasas, dando idea de que se mantiene a cual-
quier edad una cieria irregularidad. De hecho, a los 10 aíos de edad, sólo el75 Por
iOO d. la población infantil resPeta las 3 zonas, Es más, Parece qlue a medida que
dumenta la edad y pasan los cursos las zonas quedan Tnenos respetadas.
Concreramenre, a los 6 años el 19 por 100 de la población incurre en desigual-
dades importanres, mientras a los 10 aóos comete tales (errores>) el29,5 por 100 de
la población.
Parece, pues, que la mayor fluidez de la escritura propia del progreso práctico
conlleva un^increÁento de irregularidades de este orden. Es decir, la mayor veloci-
dad puede implicar menor preocupación formal.
Como cabía esperar, dado que las soldaduras suelen ser auténticas recdficacio-
nes o autocorrecciones, este err;r üende a disminuir con el incremento de edad, aun-
que de forma leve porque la corrección es bastante notable desde el principio.
En ningún gr,rpo hay sujetos que realicen más de 10 soldaduras en las 30 pala-
bras implicádas. Los que incurren en 3-10 soldaduras pasan a constituir un 10 por
100-14 pcr 100 en los dos primeros niveles a sef un. 5,5 por 100 de la población
.r, .l .rr"rto nivel. En .rt. mo*.nto e194,5 por 100 de los niños no hace soldadura
alguna.
Estadísticamente hablando es muy diffcil decidir cuáles son los criterios de nor-
malidad, especialmente en el caso de los niños mayores, de 10 alios. En efecto, el
trazado dt )nat curuds regulares, supuestas inicialmente czmo correctas, ua disminu-
rt5
lendo enfecuenci.a a medida que aurn€nta la edad de los niños. A los 6 años de edad
(primer nivel de E.G.B.) las curvas trazadas son operfectas)) en el7l,5 por 100 de
la población. En cambio, a los 9 y l0 años de edad esa realización teóricamente
perfecta sólo es alcanzadapor el 30 por 100 de la población, aproximadamenté. Es
más, a los 9 y 10 años son clara mayoría -alrededor del 70 por 100- los que tÍazan
curvas irregulares. Concretamente, a esas edades, entre un 14 por 100 y un 22 por
100 exhiben las puntuaciones (2 puntos) que implican mayores diferencias respecto
del modelo teórico.
Del análisis de las diez características del grafismo que hemos tenido en cuenta,
cabe delimitar una serie de fenómenos que permiten seguir el curso evolutivo de esta
conducta.
a) A medida que aumenta la edad se reduce el tamaño del tipo de letra. Se uata
de una habilidad mocora que, como todas, evoluciona de los movimientos más am-
plios a los más reducidos. Será fruto de una discriminación (reforzamiento dife-
rencial) progresiva. Por otro lado, existen factores imitativos dado el mayor tamaño
de los tipos de letra modelo que se utilizan en el inicio del aprendizqe de la escri-
tura.
b) Hasta los 10 aÁos no empieza a conseguirse una cierta homogeneidad en el
volumen de las let¡as.
c) El no mantenimiento de las tres zonas, eI trazado irregular de los üazos ver-
ticales, las superposiciones de letras yla irregularidad de las curvas son otros tantos
(errores) que tienden a aumentar con el incremento de edad y curso. Las cosas ocu-
rren como si en un principio, en lo que a estos aspectos se refiere, la escritura estu-
vie¡a intensarnente controlada por los modelos explícitos, formaies del grafismo.
En ausencia progresiva de tales modelos, algunas de sus características tienden a
perderse (extinción) habida cuenta que otros factores -p. ej., aumento de velocidad-
116
pueden conseguir que resulte reforzado el vazado de ciertas líneas que resultan in-
compatibles con el modelo inicial. Posiblemente estas variantes de la unormalidad,
son las que dan especificidad indivldual a la escritura.
d) Lo anteriormente expuesto lleva a no poder habla¡ de nerrores, en sentido
estricto, es decir, como desviación mayoritaria respecto de un modelo inicial, puesto
que en los niveles ulteriores lo mayoritario es lo considerado nerróneo> en los nive-
les iniciales.
e) El no mantenimiento de la horizontalidad de las líneas y de las distancias
entre las líneas es mayoritario y prácticamente constante en todas las edades y cur-
sos estudiados.
f) La letra oscilante no se da prácticamente nunca, por lo que puede ser alta-
mente significativa su aparición.
Dado que la ortografia natural se cuantifica a pantir de los datos que suminis-
tra la escritura al dictado, los distintos niveles no son comparables, por lo que es di-
ficil obtener una directriz evolutiva precisa.
Los resultados correspondientes a errores totales y parciales han sido reprodu-
cidos en laThbla 10.
Las razones n.o de errores/n.o de sílabas son las siguientes:
Se produce una discrirninación de errores a medida que aamentan los niueles de en-
señanza, con una cierta modificación del fenómeno en el 4.o curso.
Un aspecto de especial relevancia es que, en cualquier curso o edad, los errores or-
tográfcos d¿ este tipo son escasísirnos. Obsérvese que inversiones de letras e inversio-
nes de sílabas prácticamente no se dan en las poblaciones estudiadas y los restantes
errores sólo alcanzan promedios de una sola incidencia.
Nos pone este hecho frente a la característica básica de la denominada ortograffa
natural. Siendo un ingrediente de la escritura, constituye un requisito básico, funda-
mental, ya que implica el aprendizaje de las equivalencias enffe los sonidos del len-
Wajey los signos escritos, entre los fonemas y los signos gráficos (grafemas). De otro
modo, en la ortografía natural es imprescindible el adecuado funcionamiento de la dis-
criminación auditiva, la cual, según se ve, se constituye en un requisito básico, y de
adquisición universal en el niño promedio. Es lógico que así sea cuando la discrimi-
nación auditiva es también el fundamento de la adquisición del propio lenguaje oral.
tt7
Y este lenguaje ya está suficientemente adquirido por el niio promedio que em-
piezaa aprender a escribir.
Por consiguient e, cuando un niño incurre en errores de ortografla natural, a cual-
quier edad qu.e sed., nos halkrnos ante und insufciencia de absoluta importancia' Se tra-
tará de algo altamente significativo que puede ponernos en contacto con una serie
de anomalías básicas, en distintas habilidades intelectivas. El tipo de errores debe
poner sobre la pista de la entidad de tales anomalías'
Thmpoco son comparables los resultados obtenidos por los niños de los distin-
tos nivelis por ser distinta la complejidad y longitud de los textos dictados resPec-
tivos.
Los resultados de los errores totales y parciales obtenidos por los distintos gru-
pos se han presentado en la Tabla 1 1.
Como int.rrto de lograr unos criterios comparativos, veamos lo que ocurre al
contabilizar la proporción n.o de errores/n.o de sílabas:
1.* nivel 0,02
2." nivel 0,07
3."'nivel 0,06
4." nivel 0,04
i18
2.3. Ortografía: e¡rores en la copia
En este caso los resultados obtenidos en los distintos niveles sí son comparables
puesro que la tarea exigida es siempre la misma. En la Thbla 12 se observa clara-
-.nr. li progresiua disminución de errores que pasan de una media delT ,5 en el 1."
nivel al 1 en e\4." nivei.
Obsérvese que en la copia el modelo es gráfico, visual, y está permanentemente
presenre .l sujero, poi lo que sus posibilidades de control de la escritura son
"nt.
infinitamente supáriores a las q.,e se dan en el dictado. En este último caso el mo-
delo es ro,l.quiere nraducción, (morfema-grafema), y no está presente en el
",rditi
acto de la escritura. Pese a tales facilidades, existen errores en todas las edada.
Esto significa que el modelo gráfico, pese a sus características funcionales
conductua[es, no siempre controla adecuadamente la escritura. En un principio,
en fase de aprendizaje, tal modelo puede no controlar Pof no haberse consti-
tuido el .rp.áífi.o implicado -una sílaba, una let¡a, etc'- en estímulo dis-
"rp..,o
criminativo. Ahoi, bien, también puede bcurrir que el control de la escritura
sea ejercido por la imagen de la palibra en cuestión, im_agen evocada por la pa-
labri modeló escrita que puede ser errónea en función de un aprendizaie previo
escaso o equivocad"-.nti discriminativo. Con seguridad esto_es lo que ocutre
en los últimos cursos o edades: el control ejercido por la palabra escrita es in-
terferido por el control llevado a cabo por la respuesta sensorial condicionada que
aquélla proYoca.
119
Este fenómeno dene que estar influido por distintos factores. Por un lado, un
mayor desarrollo del lenguaje expresivo que de modo concrero supone que las imá-
genes eYocadas por el rema de redacción suscitan más conducta verbal a .medida
gue pasa el tiempo. Asimismo, las asociaciones verbales son más complejas. Thm-
bién influye una mayor canddad de imágenes fruto de la experiencia acumulada
por el sujeto. Por fin, cabrá considerar la importancia de un progresivo incremenro
de las frecuencias y longitudes de la conducta de escribir.
Nivel I: 0,22
Nivel II: 0,35
Nivel IIi: 0,33
Nivel IV: 0,35
120
Además, como dato de observación, aunque no cuandficado, cabe aóadir que
los adverbios utilizados se limitan básicamente a (muy)) y udespuésr.
De nuevo nos hallamos ante una notable ausencia de umaticesu al incrementarse
la longitud de una descripción verbal, ¡ por ende, ante un problema de la enseáanza.
Nivel I: 0,15
Nivel II: 0,07
Nivel III: 0,10
Nivel IV: 0,09
r21
-y deben- ser aprendidas Por niños de 6 años
adverbios y expresiones car.xales pueden
;; JJ^"á. Ei q.r. no ocurra un importante problema en el que se implica
"rfr.rporr.
utilizición con fines pedagogicos o en una situación pe-
i".rrr.ñ*"" deilenguaje'r,riqurr
y su
J*¿ni.". Est" f"lta?e expresiva, entraña toda una serie de insuficiencias en
.iioío.i-i"nro d.e la realidad, es áecir, en los procesos discriminativos' Y la discrimi-
del individuo.
nación constituye el fenómeno central del proceso cognitivo y general
r22
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