Personalidad Carácter Temperamento

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 6

COACHING PROFESIONAL

Personalidad, carácter y temperamento: ¿en qué se diferencian?

Autora: Psicóloga Loreto Martín Moya

La personalidad, el carácter y el temperamento son conceptos diferentes, aunque en el


lenguaje coloquial se confundan. En este artículo se explican las diferencias entre estos
tres términos, y se desmontan mitos acerca de los mismos, como el de que el
temperamento es inamovible y determinante.

• ¿Por qué soy una persona fría y distante con los demás?
• La personalidad complaciente: tratar de agradar por miedo
• La personalidad obsesiva: rasgos y características
Personalidad, carácter y temperamento son tres conceptos que suelen utilizarse como
sinónimos, aunque la parte de su definición que los distingue sea importante. La
confusión es entendible. De hecho, ni siquiera los psicólogos de la personalidad
logran ponerse de acuerdo para definir el constructo de personalidad.
Los términos carácter y temperamento se refieren a conceptos afines o
relacionados con la personalidad, aunque, por ejemplo, el temperamento está
relacionado con la dimensión más biofísica del sujeto. Estas y otras cuestiones serán
expuestas a continuación, después de tratar de entender qué significa esa palabra que
tanto utilizamos, pero de complicada definición: la personalidad.

El estudio de la personalidad: en busca de una definición

No existe una definición compartida de personalidad. De hecho, ni siquiera los grandes


intelectuales de dicha rama científica se han conseguido poner de
acuerdo. Allport (1960) consideraba que la personalidad era un conjunto de
variables aditivas, integradoras, jerárquicas, adaptativas y distintivas. Cada una de
esas variables tiene una función de respuesta al ambiente concreto de cada sujeto.

Eysenck (1987), por otro lado, entendía la personalidad desde una definición aditiva:

“La personalidad es la suma total de los patrones de conducta, actuales o potenciales,


de un organismo en tanto que determinados por la herencia y el ambiente”.

La definición adaptativa que da W. Mischel (1987), profesor de la Universidad de


Stanford y Columbia, de la personalidad es:

“Los patrones típicos de conducta (incluidos emociones y pensamientos) que


caracterizan la adaptación del individuo a las situaciones de la vida”.

Pelechano (1973), por otro lado, entiende la personalidad como lo que da identidad al
sujeto a lo largo de su ciclo vital, mientras que Guilford (1975) creía que esta era un
patrón único de rasgos. Ambas definiciones parten de la variable de distinción que Allport
expuso en su teoría.

Características generales de la personalidad

A pesar de la falta de consenso, se han podido identificar en las distintas teorías tres
principios básicos que pueden aplicarse a la personalidad. Estos principios son:

• Totalidad: ningún sistema es igual que otro por la interacción de todos


sus elementos. Como reza la ley gestáltica, el todo es más que la suma
de sus partes. Por ello, la personalidad se entiende como una
organización. A través de la interacción del ser humano con su medio,
van apareciendo nuevas dinámicas y tendencias que son capaces de
responder a sus demandas. El principio de totalidad también refiere que
uno de los aspectos más importantes de la personalidad es la
singularidad, y que cuanto más complejo sea ese sistema, más
necesidad de singularidad necesitará ese sistema.
• Retroalimentación y autoorganización: para mantener la identidad
interna ante el cambio externo constante existen procesos de
autorregulación de la personalidad. No se refiere a un simple proceso de
homeostasis para mantener el equilibrio. La personalidad está en
constante contacto con el ambiente, conjugando cambio y equilibrio. No
obstante, a pesar de esos cambios, los procesos de autorregulación
garantizan una identidad y personalidad constantes.
• Indeterminación: la personalidad es indefinida y abierta en tanto que no se
puede determinar el estado real inicial de sus elementos. El sistema, o la
personalidad, puede actuar de forma indeterminada hacia ciertos estímulos y
viceversa. Por ello, existen respuestas muy diferentes ante una palabra, una
conducta o un gesto.
El temperamento: la biofísica de la persona

La personalidad, carácter y temperamento no son lo mismo. Aunque no parece existir un


acuerdo para definir a la personalidad, sí se sabe que el temperamento hace
referencia a la dimensión biofísica del sujeto. La parte más condicionada por la
biología, por la genética.
En los tiempos de Hipócrates, se entendía el temperamento como el humor predominante
en la personalidad de un individuo. Para conocer dicho humor, se buscaba en la saliva
la presencia de sangre, bilis, agua y flemas; cada elemento alude a uno de los cuatro
temperamentos fundamentales: sanguíneo, colérico, melancólico o
flemático. Estos humores vienen definidos así:
• Humor sanguíneo: personas con un humor variables y muchos altibajos.
• Melancólico: individuos tristes pero risueños y soñadores.
• Colérico: sentimientos impulsivos y voluntad de hierro.
• Flemático: lentas, apáticas, pero con sangre fría.
Rothbart, Posner y Hershey (1995) definen el temperamento como una respuesta a
los cambios del entorno, respuesta que puede ser somática y autónoma. El
temperamento también incluye el temor y la inhibición ante lo novedoso, la impulsividad,
el ánimo positivo o negativo, el nivel general de actividad o la atención constante.
Algunos, como Izquierdo (2002), entiende el temperamento como un concepto amplio
relacionado con las distintas dimensiones de la conducta, que surge en la infancia
y que da fundamento a la personalidad futura.
Considera además que el temperamento es bastante estable en el tiempo, en
comparación con otros componentes de la conducta. No obstante, no entiende el
temperamento como un concepto cerrado e inamovible. El temperamento puede
modificarse a través de prácticas educacionales y por el entorno.

¿Cómo influye el temperamento en la personalidad?

El temperamento puede considerarse las bases del desarrollo de la personalidad en


tanto que es el que inclina las elecciones de la persona en pos de una cosa u otra. En
función de esa elección, la persona se desarrollará de una manera diferente o de
otra, permitiendo a la personalidad construirse en un ambiente o en otro.
Así, por ejemplo, una persona con un temperamento sociable, inclinará su elección (no
tiene por qué ser de manera consciente) hacia ciertas actividades que conlleven la
compañía de otros. Además, las características iniciales de un niño conllevan una
reacción en su entorno, reacción que podría haber sido diferente si esas características
también lo fueran. El niño se relaciona en un entorno, un microcosmos, muy
particular.
Los mismos autores que hablan del temperamento como un factor con cierto peso en la
consecución de una personalidad estable huyen a su vez de posturas deterministas.
Aunque antes se entendía el temperamento como invariable, ahora se define como
relativamente estable.
El carácter: donde lo social es expresado

El término carácter proviene del mundo griego, y por ello está muy relacionad con la
ética. Así, autores como Hogan (1973), empapados de esta perspectiva, definieron el
carácter como los motivos, objetivos y disposiciones que dan cierta estabilidad a
la conducta social del individuo. El carácter de la persona está relacionado con cinco
dimensiones sociales:

• El conocimiento de las reglas sociales.

• El grado de respeto hacia las normas, valores y prohibiciones como mandato


personal.

• La empatía.
• La autonomía, donde la responsabilidad de las acciones es de uno mismo.
• El juicio moral, el grado en el que la persona se involucra en con su conciencia
personal.
La diferencia entre carácter y personalidad es que muchas veces la personalidad viene
definida por adjetivos como: fuerte, malo, simpático. El carácter está relacionado con
aquella información proveniente de la observación continuada del comportamiento
de la persona. G. Berger (1971) entendía que el carácter era una parte de la
personalidad, más unida a la conducta moral y social que a lo fisiológico de la persona.
La personalidad: la suma de todo

Aunque no existe demasiado consenso para definir la personalidad, carácter y


temperamento, sí parece claro que la personalidad se compone por la
interacción de todo lo expuesto anteriormente. Así, personalidad, carácter y
temperamento no pueden entenderse por sí solas.
Los diferentes tipos de personalidad quedan definidos por coaliciones particulares de
unos u otros sistemas, donde desde luego se encuentran incluidos los constructos
de carácter y de temperamento. Separarlos no tiene sentido en tanto que el desarrollo
de uno precede y sigue al otro, y muchas veces es muy difícil saber cuál fue primero.

También podría gustarte