El Diorama

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EL DIORAMA

Un diorama es un tipo de maqueta que muestra figuras humanas,


vehículos, animales o incluso seres imaginarios como punto focal
de su composición, presentados dentro de un entorno y con el
propósito de representar una escena.
En ocasiones se ubica delante de un fondo pintado de manera que
simule un entorno real, pudiendo completarse con efectos de
iluminación. Se pueden representar imágenes de
la naturaleza, ciudades, eventos históricos, batallas, etc. bien sea
con fines educativos o de entretenimiento.
El término fue acuñado por Louis Daguerre en 1822 para un tipo de
expositor rotativo.
Fue popularizado a fines del siglo XIX y principios del XX por Frank
Chapman, conservador asociado del Museo Americano de Historia
Natural.
En algunas ocasiones la tercera dimensión — la profundidad o
grosor — es muy pequeña comparada con las otras dos, al estar
destinada su composición a la observación desde un punto de vista
fijo. Es a este tipo de presentación al que algunos autores reservan
en exclusiva el término diorama.
Historia del diorama

El diorama fue un entretenimiento popular muy común en la


sociedad del siglo XVIII, amante del teatro. Fue inventado en 1781
por Philippe Jacques de Loutherbour en Londres, considerado como
una alternativa de los famosos "Panoramas". Jacques quería
convertir el arte del decorado a rango de un verdadero espectáculo,
en 1822 con su socio Bouton desarrolló unos montajes de gran
realismo que los denominarían dioramas.
Los dioramas eran grandes murales con telas transparentes
pintadas con pinturas opacas o traslúcidas, impresionaban a la
gente por los diferentes paisajes, dimensiones y el efecto de
tridimensionalidad que adquiría la sala. Los espectadores entraban
en una sala oscura donde se encontraba un escenario donde solo
se veía la mitad del mural o diorama.
El espectáculo duraba unos 15 minutos aproximadamente, más
tarde, el escenario giraba sobre sí mismo dejando ver a los sujetos
la otra parte de la pintura.
El diorama destacaba por su realismo y el efecto de dinamismo
constante que se creaba con el juego de las luces y sus
intensidades que imitaban la salida del Sol, la Luna o el movimiento
de las nubes. También producía grandes efectos de perspectiva.
Impacto y éxito del primer momento

El hecho de que las pinturas se movieran era toda una novedad, un efecto jamás
visto hasta ese entonces, que causó un gran impacto en la primera mitad del siglo
XIX; por esa razón el diorama triunfó rápidamente en París, y poco después en toda
Europa. El dinamismo y cambios sorprendentes eran lo que hacían interesantes los
dioramas, pero no todos los que surgieron imitando aquellos de Daguerre
obtuvieron el mismo efecto. Este es el caso de uno de los primeros dioramas de
Bouton —La Chapelle de la Trinité dans l’Église de Canterbury— del que se decía
que los efectos de la luz eran estáticos, mientras que en los de Daguerre eran
variables y daban esa sensación de movimiento.
Aunque muchas de las pinturas imitaban localizaciones y paisajes reales, la
similitud no era el objetivo principal. Lo verdaderamente buscado era que las
escenas cobrasen vida y dieran una sensación de realidad, en el sentido que el
espectador sintiera que realmente se encontraba en el sitio que veía.
En el año 1823, un año después del gran debut del diorama original de Daguerre en
París, se construyó un segundo edificio dedicado a la exhibición de dioramas: el
Regent’s Park de Londres, que adquirió los derechos para comprar los murales de
Daguerre. Una vez más el espectáculo causó gran impresión a Inglaterra y muchos
artistas, como Clarkson Stanfiels y David Roberts, aportaron su visión con la
innovación de dioramas en movimiento y la introducción progresiva de sonidos y
efectos especiales en los espectáculos.
Durante los primeros años Daguerre tuvo mucho éxito entre el público y se cree que
esto le fue una gran ayuda económicamente. Sin embargo, su popularidad se vio
disminuida en abril de 1830; se separó de Bouton, que se fue a Londres, mientras
que Daguerre decidió quedarse en París. En ese mismo año se vendieron 17 de los
21 dioramas que habían estado expuestos en París entre 1822 y 1830 al propietario
del London Diorama. En un inicio el acuerdo era vender 12 por 15 000 francos, pero
la crisis del sector le obligó a bajar el precio hasta la mitad.

Crisis del diorama


En marzo de 1832 Daguerre se declaró en fallida. Los motivos de este declive no son
claros, pero se cree que fue debido a los efectos de una epidemia de cólera en París,
que hizo muy difícil a los empresarios de mantener interés en este espectáculo; no
se recuperarían de esta hasta tres años más tarde, en 1835.
Ante la depresión económica era necesario encontrar nuevas atracciones. Daguerre
optó por ir incorporando innovaciones en sus dioramas, aunque no siempre con
éxito. Primero intento añadir efectos especiales, como puertas que simulaban
abrirse y cerrarse, pero no fueron suficientes para volverse a ganar el interés del
público. Los espectadores opinaban que ‘’esas representaciones eran una
decepción, ya no eran suficientes a la vista del espectador’’
Otro intento fallido fue la Vue du Mont Blanc, prise de la Vallée de Chamouny, donde
se representaba a un chalé suizo y todo de elementos asociados a este: árboles
reales, una cabra de verdad que comía, y todo esto acompañado por un coro de
música tradicional suiza. Aun así, estos elementos que pretendían hacer más real el
espectáculo no fueron apreciados por el público, ya que hacían que se perdiera la
frontera entre la realidad y la ficción; fue por ese motivo que Daguerre acabó
renunciando a la utilización de elementos reales y a partir de entonces surgió la idea
de un nuevo diorama: El diorama de doble efecto.
Dioramas de doble efecto
Este otro tipo de diorama era más complejo que los anteriores y se
dice que eran necesarios alrededor de diez y once meses de trabajo
continuado para poder acabarlos. Daguerre y el pintor Sèbron los
empezaron a producir a partir de 1834.
En este nuevo tipo de representación se pintaba una imagen
delante, y detrás se colocaba una variante de la misma pintura, pero
imitando una escena nocturna. El resultado era una presentación de
varias imágenes en una única superficie en la que se veía el alba,
un mediodía luminoso, un atardecer e incluso la medianoche,
lográndolo utilizando distintas variaciones de luz. El diorama de más
éxito en esa época fue la representación de una escena
nocturna, Una Messe de minuit a Saint Etienne-du-Mont, de 1834,
que fue exhibido durante tres años consecutivos. Al iniciarse la
proyección, en la iglesia se veía la luz del día, luego la luminosidad
iba bajando de intensidad hasta llegar a la noche, momento en que
todas las velas se encendían e iluminaban toda la escena: los
bancos y la gente que rezaba acompañados del sonido de un
órgano.

Final del diorama

Las proyecciones de sus dioramas acabaron cuando se vieron


destruidos por un incendio en 1839. Su restauración resultaba inútil
porque no aportaba ningún tipo de innovación en el sistema. Por
esta misma razón el Panorama experimentó un nuevo boom entre
el 1880 y el 1900. Este se centraba en la reminiscencia de tiempos
históricos gloriosos. En ese mismo incendio pudo salvar su otro
invento, el daguerrotipo, y a partir de entonces se centró más en
este, que desarrolló juntamente con Niépce.
TIPOS DE DIORAMAS

Los dioramas abiertos: Se preparan para ser observados


desde diversos puntos de vista.

Los dioramas de caja: Como su nombre lo indica se montan


dentro de una caja de dimensiones variables y que por lo general
tienen superficies laterales y por detrás donde se pinta un fondo que
sirve de ambiente a las figuras que se representan.

Los dioramas de libro: Se montan en forma plana como si


fueran las páginas de un libro, pero que cuando se abre, las figuras
montadas sobresalen del fondo. Algunas tarjetas de Navidad y de
otros motivos se montan con este sistema, de manera que al
abrirlas se proyectan hacia afuera del plano las figuras que se
preparan para ello.

Los dioramas pueden ser medios de enseñanza interesantes, sobre


todo para los primeros grados de la educación escolar y también
para la educación preescolar y secundaria.
Partes del diorama
Por la similitud que presentan con un escenario teatral, pero de dimensiones más
reducidas, sus partes tienen nombres iguales a las de un teatro.

El fondo: Es el dibujo que limita el campo de acción de la escena que se


representa. Puede estar formado por distintos planos que dan idea de profundidad,
con lo que se obtiene el mismo efecto. Los laterales. Son pequeños dibujos que
cubren distintos espacios de la escena, que pueden ser vegetación, rocas, edificios,
muebles, etc. Estos elementos ayudan a dar profundidad al diorama, que es uno de
sus principales atractivos.

La escena: Constituye la acción principal del diorama y puede estar constituida


por diferentes figuras Pueden ser una o varias. Las secundarias son las que
generalmente completan la escena; animales, personas, objetos, muebles y otros.
Los dioramas pueden ser estáticos o dinámicos. En los primeros las figuras son fijas,
mientras que en los segundos se puede lograr cierto movimiento de las mismas por
medio de hilos amarrados a ellas. También se pueden acompañar de efectos de luces,
humo, sonido y otros medios que hagan más real la representación de lo que se ha
mostrado en ellos.

Figuras: Las figuras pueden ser dibujadas expresamente para el diorama o


recortadas de láminas adecuadas. Siempre es importante mantener las relaciones de
tamaño, sobre todo cuando se trata de alumnos pequeños. Generalmente las figuras
se dibujan o pegan sobre cartón o cartulina que después se recorta y a las cuales se
les adiciona un “pie” por la parte posterior para poder sostenerlas.
Los dioramas son excelentes medios de enseñanza, sobre todo porque pueden ser
elaborados por los propios alumnos en los grados superiores de la educación primaria
y en la secundaria básica, con escenas de momentos históricos, procesos biológicos,
mapas geográficos y muchos temas más. Es una forma amena de construir el
conocimiento y son relativamente fáciles de elaborar.
Las modernas técnicas de tratamiento computarizado de la imagen digital, permiten
hoy en día a la televisión presentar las imágenes como si fueran dioramas. Es muy
común ver anuncios de programas, propaganda política, comercial, letreros, etc.
presentados de esta forma, ya que a los realizadores les gustan los efectos que se
logran con ellas. Esta pudiera ser la versión audiovisual del antiguo diorama, un medio
que no pierde vigencia a pesar de los años.

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